La dinámica demográfica de América Latina

CEPAL • América Latina y el Caribe. Observatorio demográfico Nº 3 Proyección de población La dinámica demográfica de América Latina 1. Introducción

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CEPAL • América Latina y el Caribe. Observatorio demográfico Nº 3

Proyección de población

La dinámica demográfica de América Latina

1. Introducción Como parte del proceso de cambio social, económico y cultural que ha registrado la región a lo largo de las últimas décadas, se han producido importantes transformaciones demográficas; estas dieron lugar, a su vez, a cambios igualmente significativos en las estructuras de la población que prevalecían hasta mediados del siglo pasado. Los cambios correspondieron al proceso de transición demográfica, con características y ritmos propios. El ritmo más acelerado de la transición latinoamericana con respecto a la que tuvieron los países hoy industrializados se debe principalmente a los adelantos médicos y sanitarios posteriores a la segunda guerra mundial, que permitieron una mejora sin precedentes del control de la mortalidad y de la fecundidad. En las características de la transición en América Latina influyeron —y continúan influyendo— los rasgos particulares de la región inherentes a su historia y diversidad sociocultural y étnica. Lo que en las sociedades de América Latina ya se empiezan a considerar pautas normales (familias pequeñas, longevidad creciente, cambios en las relaciones entre las generaciones, entre otros) son rasgos que estaban solo presentes en los sectores más favorecidos de algunos países. No obstante las diferencias que aún pueden encontrarse, estos rasgos se fueron incorporando progresivamente a las sociedades de la región. La evolución obedeció a una variación del comportamiento reproductivo de los sectores urbanos más educados y en mejores condiciones socioeconómicas, que luego se extendió, en mayor o

menor medida, a los demás sectores de la población. Sin embargo, en América Latina siguen existiendo rezagos históricos desde el punto de vista demográfico —sobre todo importantes brechas en los niveles de morbilidad y mortalidad— que revelan inequidades socioeconómicas, entre las que se cuentan las condiciones económicas desventajosas en las que vive una parte de la población y la falta de un acceso igualitario a la atención de la salud. Las transformaciones demográficas suponen cambios cuantitativos y cualitativos en la organización de las sociedades de la región y plantean nuevos y grandes desafíos a las políticas públicas. A pesar de que estos desafíos son, al menos en sus grandes tendencias, altamente predecibles, no siempre se identifican oportunamente. Dada la magnitud y el efecto creciente que tendrán en la sociedad (tanto desde el punto de vista de la oferta como de la demanda), la información que da cuenta de los cambios de la población constituye un aporte fundamental al diseño de las políticas, tanto las orientadas a enfrentar los rezagos históricos como las destinadas a responder a los retos emergentes de la dinámica demográfica. En el presente capítulo se examinan los principales cambios en las tendencias demográficas de los países de América Latina, en particular, el fenómeno de mayor impacto en la actualidad: el envejecimiento de la población. La información empleada corresponde a la revisión 2007 de las estimaciones y proyecciones de población realizadas por el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía 9

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(CELADE) - División de Población de la CEPAL. Estas se elaboran con el método de los componentes y según los criterios establecidos por la División de Población

Population projection

de las Naciones Unidas. En la mayoría de los casos, las estimaciones y proyecciones se calcularon en forma conjunta con los países de la región.1

2. La transición demográfica y las tendencias del envejecimiento Los países de América Latina han registrado profundas transformaciones demográficas, cuyas expresiones distintivas son la disminución del crecimiento de la población (1,3% en el quinquenio 2005-2010) y el envejecimiento de las estructuras de edad. Esta evolución responde a la acelerada baja de la fecundidad, precedida por una reducción sostenida de la mortalidad. Esta última se inició a finales de la primera mitad del siglo XX y hoy se refleja en una esperanza de vida al nacer de 73,4 años (período 20052010). La transición demográfica ha sido acelerada. Aunque se mantienen rasgos de heterogeneidad entre los países y dentro de estos, a nivel regional se han producido dos grandes cambios: la disminución de

la dependencia demográfica y el envejecimiento de la población. Mientras que la disminución de la relación de dependencia contribuye a una holgura demográfica a mediano plazo, el envejecimiento es, definitivamente, una fuente de enormes desafíos para las sociedades, pues la proporción y el número absoluto de personas de 65 años y más se incrementará sostenidamente en los próximos decenios y a un ritmo que triplicará al de la población total en el período 2000-2025 y lo sextuplicará en 2025-2050. La proporción de personas mayores de 65 años se triplicará entre 2000 y 2050, año en el que uno de cada cinco latinoamericanos pertenecerá a este grupo de edad.

2.1. Descenso sostenido de la fecundidad y de la mortalidad Entre los factores más decisivos de la dinámica demográfica de la región en los últimos 55 años se encuentran la disminución de la mortalidad y de la fecundidad. En los últimos 55 años el promedio de vida de la población de América Latina se elevó 21,6 años, lo que significa una esperanza de vida al nacer (e(0)) de 73,4 años para ambos sexos en el quinquenio 2005-2010 (véase el gráfico 1). Esta esperanza de vida es 8 años mayor que la del total de las regiones en desarrollo, y solo 1,2 años inferior a la esperanza de vida media de Europa. Cabe notar que la mortalidad en la región es similar a la que ya tenían los países más desarrollados hace 25 años, lo que indica que aún se puede y debe avanzar significativamente en este plano, y que hay experiencia acumulada sobre la manera de hacerlo. En el caso de la fecundidad, se ha observado un acelerado descenso, sin precedentes en la historia demográfica latinoamericana reciente: en solo 55 años la región ha pasado de tener índices reproductivos que figuraban entre los más altos del mundo a niveles inferiores a la media mundial (véase el gráfico 2). La baja de la fecundidad se vio precedida por la reducción sostenida de la mortalidad, que ya era manifiesta hacia finales de la primera mitad del siglo XX. El desfase

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Gráfico 1 AMÉRICA LATINA Y OTRAS REGIONES: EVOLUCIÓN DE LA ESPERANZA DE VIDA AL NACER, AMBOS SEXOS, 1950-2050

Fuente: Naciones Unidas, “World Population Prospects: The 2006 Revision Population Database” [base de datos en línea] http://esa.un.org/unpp/ y Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) División de Población de la CEPAL, Estimaciones y proyecciones de población, 2007.

inicial entre los descensos de la mortalidad y la fecundidad fue la causa del acelerado crecimiento que anotó la población regional entre 1950 y 1970. Sin embargo, en virtud de la posterior declinación de la fecundidad, el crecimiento de la población asumió una persistente tendencia a la baja (véanse el recuadro 1 y el cuadro I).

En las notas metodológicas de la presente publicación figura una lista de las fuentes de información utilizadas por países, así como una breve descripción de la metodología empleada.

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Proyección de población

Gráfico 2 AMÉRICA LATINA Y OTRAS REGIONES: EVOLUCIÓN DE LA TASA GLOBAL DE FECUNDIDAD, 1950-2050

Fuente: Naciones Unidas, “World Population Prospects: The 2006 Revision Population Database” [base de datos en línea] http://esa.un.org/unpp/ y Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) - División de Población de la CEPAL, Estimaciones y proyecciones de población, 2007.

Recuadro 1 EL MODELO DE LA TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA

El proceso de transición demográfica se caracteriza, por el descenso sostenido de la mortalidad, seguido por una disminución de la fecundidad; ambas variables permanecen luego en niveles bajos. En el diagrama que se presenta a continuación se ilustra claramente este proceso. Antes de la transición Diagrama 1 demográfica, las tasas de crecimiento de la población ETAPAS DE LA TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA son relativamente bajas, debido a la combinación de altas tasas de mortalidad y fecundidad. En una segunda etapa, la disminución de la mortalidad y la permanencia de una alta fecundidad ocasionan una aceleración del crecimiento de la población. Más tarde, se produce un retroceso más pronunciado de la fecundidad y, como consecuencia, una reducción de la tasa de crecimiento. Por último, se tiende a un equilibrio, en el que la baja mortalidad y fecundidad dan origen a un moderado crecimiento de la población. En consecuencia, las etapas que se identifican en Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) División de Población de la CEPAL, Estimaciones y proyecciones la transición demográfica son cuatro: i) incipiente: la de población, 2007. natalidad y mortalidad son elevadas y relativamente estables, el crecimiento de la población es bajo; ii) moderada: la mortalidad disminuye en tanto que la natalidad se mantiene estable o aumenta como consecuencia de la mejora de las condiciones de vida, el crecimiento de la población es elevado iii) plena: la natalidad baja en tanto que la mortalidad se estabiliza, el crecimiento de la población es más limitado, y iv) avanzada y muy avanzada: ambas variables presentan valores reducidos y el crecimiento de la población es bajo o nulo. Aunque se pueden encontrar excepciones en la continuidad del proceso descrito, se trata de un modelo útil para el análisis de las tendencias demográficas recientes de los países de América Latina.

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Population projection

Cuadro I AMÉRICA LATINA: SITUACIÓN DE LOS PAÍSES SEGÚN ETAPA DE LA TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA, 1950-1955, 1985-1990 Y 2005-2010A

2005-2010

Bolivia (2,3) Brasil (2,9) Chile (2,3) Colombia (3,1) Costa Rica (3,1) Ecuador (2,6) El Salvador (2,8) Guatemala (2,8) Haití (1,9) Honduras (2,8) México (3,1) Nicaragua (3,2) Panamá (2,7) Perú (2,6) República Dominicana (3,3) Venezuela (Rep. Bol. de) (3,4)

Bolivia (2,6) Haití (2,5)

Cuba (2,1) Paraguay (3,6)

Ecuador (2,4) El Salvador (2,3) Guatemala (3,0) Honduras (3,2) Nicaragua (3,0) Paraguay (2,8) Perú (2,4) República Dominicana (2,3)

Guatemala (2,8) Haití (1,9)

Argentina (1,6)

Brasil (1,9) Colombia (2,1) Costa Rica (2,5) México (2,3) Panamá (2,2) Venezuela (Rep. Bol de) (2,5)

Colombia (1,3) Ecuador (1,6) El Salvador (1,7) Honduras (2,3) México (1,4) Nicaragua (2,0) Panamá (1,6) Paraguay (1,9) Perú (1,5) República Dominicana (1,7) Venezuela (Rep. Bol de) (1,6)

Uruguay (1,1)

Argentina (1,5) Chile (1,7) Cuba (1,0) Uruguay (0,6)

Argentina (1,0) Brasil (1,3) Chile (1,0) Costa Rica (1,4) Muy avanzada: Cuba (0,3) Uruguay (0,6)

Plena Avanzada

Período 1985-1990

1950-1955

Moderada

Incipiente

Etapa

Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) - División de Población de la CEPAL, Estimaciones y proyecciones de población, 2007. a Los valores entre paréntesis representan las tasas de crecimiento natural de la población expresadas por 100.

2.2. Reducción del crecimiento y remodelación etaria de la población A mediados de siglo XX, la tasa de crecimiento anual de la población de América Latina era del 2,8%, mientras que en la actualidad es solo del 1,3% (véase el gráfico 3). Gracias a la elevada expansión relativa de las primeras décadas, la población regional se triplicó con creces entre 1950 y 2007: de 161 millones en 1950 a 561 millones en 2007. De acuerdo con las proyecciones, la población de la región ascendería a 677 millones en 2025 y a 763 millones en 2050 (véanse los cuadros 1a y 1b de esta publicación). Como resultado, mientras que en 1950 la población de la región representaba menos del 6,4% de 12

la población mundial, dicha proporción se eleva en la actualidad a cerca del 8,4%. Dada la heterogeneidad de la transición, hay países que se distancian del promedio de crecimiento actual. Los valores extremos de las tasas anuales de crecimiento total de América Latina son del 0% en Cuba y del 2,5% en Guatemala (véase el gráfico 3). El crecimiento varía marcadamente entre grupos de edad (véanse los gráficos 4 y 5). El de los niños menores de 15 años, que acusaba el mayor aumento a mediados del siglo XX, tenderá a decrecer hacia finales de la primera mitad del siglo XXI. Más aún, en la década de 2040 todos

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los grupos quinquenales menores de 40 años presentarán una merma de sus efectivos en términos absolutos. En la actualidad, el mayor crecimiento absoluto corresponde a la población en edades centrales pero, a medida que se acerque el año 2050, se irá desplazando progresivamente hacia las personas de 65 años y más.

Proyección de población

Gráfico 4 AMÉRICA LATINA: CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO ESTIMADO Y PROYECTADO, POR GRUPO DE EDAD, 1950-1960, 1995-2005 Y 2040-2050 (En miles de personas)

Gráfico 3 AMÉRICA LATINA Y PAÍSES SELECCIONADOS: TASA DE CRECIMIENTO MEDIO ANUAL DE LA POBLACIÓN, 1950-2050 (por cien)

Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) - División de Población de la CEPAL, Estimaciones y proyecciones de población, 2007.

Gráfico 5 AMÉRICA LATINA: CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO PORCENTUAL, POR GRUPO DE EDAD Y SEXO, 2000-2010

Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) - División de Población de la CEPAL, Estimaciones y proyecciones de población, 2007.

Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) - División de Población de la CEPAL, Estimaciones y proyecciones de población, 2007.

2. 3. La disminución de la tasa de dependencia demográfica Los cambios que se advierten en la composición por edad de las poblaciones representan considerables desafíos desde el punto de vista social y económico. La relación de dependencia demográfica —el cociente entre la población de 0 a 14 años de edad y de 65 años y más con respecto a la población potencialmente activa (de 15 a 64 años)— y los indicadores del envejecimiento demográfico resumen estas mutaciones. La disminución de la relación de dependencia ha dado pie a la elaboración del concepto de bono demográfico, una situación favorable al desarrollo, en la que la carga potencial que soportan las personas en edades activas es relativamente más baja que en períodos anteriores. Cabe observar que es también menor de lo que lo será en el futuro, debido al incremento de los adultos mayores. En los inicios de la transición demográfica, la relación de dependencia era elevada debido al alto porcentaje de niños, lo que planteaba enormes exigencias a los sistemas

de salud, especialmente salud materna e infantil, y de educación. En una segunda etapa, debido al descenso de la fecundidad, se produjo una disminución de la relación de dependencia a valores inferiores a 60 personas en edades extremas (menores de 15 años y mayores de 65 años) por cada 100 personas entre 15 y 64 años. Este hecho fue más notorio en países cuya transición demográfica estaba más avanzada. La reducción de la presión de la población infantil y la falta, en una primera etapa, de un aumento notable del grupo de personas mayores sustenta el bono demográfico, y da pie a la posibilidad de hacer inversiones productivas o acrecentar la inversión social en la lucha contra la pobreza, el mejoramiento de la educación y la reforma de la salud. Asimismo, permitiría realizar inversiones para prepararse para el incremento previsto de la población adulta mayor, cuyas necesidades darán lugar a gastos mucho más elevados (véase el gráfico 6). 13

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Este bono está acotado temporalmente, tal como se revela en el gráfico 6, ya que la baja de la fecundidad y el aumento de la longevidad entrañan un ascenso de la proporción de personas mayores. En consecuencia, la relación de dependencia volverá a aumentar, y esta vez se vinculará a nuevas necesidades en materia de atención de la salud de los adultos mayores, seguridad económica, protección social, y otras. Hay que tener en cuenta que los dividendos del bono demográfico no están garantizados, pues dependen de la capacidad de las economías de la región para generar empleo productivo en su período de vigencia. Es preciso absorber la oferta laboral de una población activa creciente, así como de una población adulta mayor que aspirará a permanecer en el mercado laboral por mayores períodos de tiempo. Asimismo, se deben tomar los recaudos para ampliar la cobertura de la seguridad social atendiendo a los rezagos históricos, la diversidad sociocultural, la informalidad del mercado de trabajo y la equidad de género.

Population projection

Gráfico 6 AMÉRICA LATINA Y PAÍSES SELECCIONADOS: RELACIÓN DE DEPENDENCIA, 1950-2050

Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) - División de Población de la CEPAL, Estimaciones y proyecciones de población, 2007.

3. El envejecimiento de la población y sus desafíos2 América Latina está envejeciendo paulatina pero inexorablemente. En todos los países de la región, la proporción y el número absoluto de personas de 65 años y más ascenderá sostenidamente en los próximos decenios (véase el cuadro II). En términos absolutos, entre 1950 y 2000, 23 millones de personas mayores se sumaron a las más de 5,5 millones que componían este grupo, y entre 2000 y 2050 el incremento será de casi 108 millones de personas.3 Se trata de una población que crece rápidamente (3,3%) y con un ímpetu mayor que el que muestra la población de edades más jóvenes. Fruto de esta dinámica, la proporción de personas mayores de 65 años será casi cinco veces mayor en 2050 que la población estimada para 2000. Para 2050 se proyecta que uno de cada cinco latinoamericanos será una persona mayor de 65 años. Debido al aumento de la longevidad, la proporción de las personas de edad más avanzada también se incrementará; la población mayor de 75 años pasó de un 1% a un 2% entre 1950 y 2000 y alcanzará un 8% en 2050. La región muestra una marcada heterogeneidad. Para captarla se puede clasificar a los países en cuatro categorías, según la etapa del proceso de envejecimiento en la que se encuentran:

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Envejecimiento incipiente: incluye países como Bolivia, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y Paraguay. Este proceso podría acelerarse si en estos países se consolida e incrementa la baja de la fecundidad. • Envejecimiento moderado: a este grupo pertenecen Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, México, Panamá, Perú, la República Dominicana y la República Bolivariana de Venezuela. • Envejecimiento moderado avanzado: entre estos países están Argentina y Chile. • Envejecimiento avanzado: países pioneros en el envejecimiento en América Latina, como Cuba y Uruguay. El envejecimiento demográfico plantea importantes retos para los gobiernos, las familias y las mismas personas mayores. Se coincide ampliamente en que para garantizar la seguridad económica es necesario aumentar la cobertura de la seguridad social de la fuerza de trabajo actual —frenando la tendencia a su estancamiento o franco descenso de los últimos años en varios países— y ampliar la cobertura de las personas que hoy son adultas mayores, incluso mediante pensiones no contributivas o asistenciales. Se trata en cada caso de decisiones políticas que deberían ser tomadas con la participación no solo del gobierno y el

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Panorama social de América Latina 2004 (LC/G.2220–P), Santiago de Chile, noviembre de 2005. Publicación de las Naciones Unidas, Nº de venta: S.04.II.G.148. Los datos presentados se basan en proyecciones que, por su propio carácter, tienen un cierto nivel de incertidumbre. De todas formas, sugieren grandes tendencias demográficas que difícilmente se modificarán, porque las personas mayores de los próximos 60 años ya nacieron.

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Proyección de población

Cuadro II AMÉRICA LATINA: INDICADORES DEL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACIÓN,1950-2050

Indicadores

1950

1970

1990

2000

2010

2030

2050

Población de 65 años y más (En miles) Porcentaje de personas de 65 años y más

5 572 3,5

11 203 4,0

20 735 4,8

28 688 5,6

38 829 6,7

81 506 11,6

13 6425 17,9

Porcentaje de personas de 75 años y más Edad mediana de la población Relación entre las personas de edad avanzada y los jóvenesa

1,0

1,2

1,6

2,0

2,6

4,5

8,2

19,9

18,6

21,8

24,3

27,4

33,9

39,6

67,0

70,2

49,8

17,6

35,0

28,4

26,1

Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) - División de Población de la CEPAL, Estimaciones y proyecciones de población, 2007. a Relación entre la población de 65 años y más y la población de menores de 15 años.

sector privado, sino también de la sociedad en su conjunto. En suma, es preciso perseverar en el mantenimiento y el aumento de la capacidad de los sistemas de pensiones para cumplir sus objetivos sociales; garantizar la viabilidad financiera de estos sistemas y mejorar su capacidad de respuesta ante los cambios de la sociedad asegurar la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres en materia de empleo y protección social y la cobertura de la población rural, entre otros. Es preciso redefinir el papel y las características de la atención de la salud en la vejez. En primer lugar, hay que cambiar la concepción fatalista de la vejez —que lleva a la discriminación en la atención— y adoptar un nuevo paradigma de salud en la vejez centrado en la necesidad de mantener al máximo la funcionalidad y postergar la discapacidad. En segundo lugar, es necesario proceder a una reingeniería de los sistemas de salud, lo que exige, entre otros, un plan de formación de recursos humanos que cree personal calificado para una atención integral de las personas mayores. En tercer lugar, se deben proyectar y hacer cambios en el enfoque de la atención, relazando la importancia de la prevención y de la promoción de la salud, no solo en la vejez sino en todas las etapas de la vida. Por último, hay que normar y fiscalizar las instituciones a cargo del cuidado a largo plazo, y capacitar a su personal, sin dejar de impulsar medidas que impidan la institucionalización excesiva de estos cuidados. Los sistemas sanitarios deben abordar el

proceso de transformación de sus prestaciones mediante la incorporación de la atención de las personas mayores —con el principal fin de reducir las brechas en materia de salud en la vejez—; los servicios de personal especializado; la adaptación de la infraestructura existente y de la cultura biomédica, y el realce de los mecanismos preventivos, que contribuirían a disminuir los costos de la salud ante el envejecimiento progresivo de la población. Por último, la atención y cuidado de las personas mayores ejercerá una notable presión en las familias, tradicionalmente encargadas de brindar asistencia y cuidado en la vejez; para que puedan seguir cumpliendo con esta función será preciso crear mecanismos de apoyo. Asimismo, se requerirá respaldar a las redes comunitarias con miras a que sean capaces de brindar, a nivel local, el apoyo que requerirán las personas mayores para poder vivir en un ambiente propicio y favorable al ejercicio de sus derechos y el desarrollo de su potencial. Lo que antecede no supone necesariamente un panorama negativo. El envejecimiento de la población es un logro de la humanidad y las personas mayores son actualmente —y deben seguir siendo— un factor importante en el desarrollo de las sociedades de la región. Las personas de edad deben ser ciudadanos activos en pleno ejercicio de sus derechos y deberes y, al igual que cualquier otro grupo de la población, requieren medidas específicas que garanticen, especialmente a los más vulnerables, una vida con dignidad y seguridad.

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