La Edad Media y los Siglos de Oro (Renacimiento y Barroco)

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LA EDAD MEDIA 1. La sociedad y la cultura medievales Históricamente, la Edad Media es un extenso periodo que abarca desde el siglo V hasta el siglo XV, pero la literatura medieval comprende desde las primeras manifestaciones literarias peninsulares, aparecidas en los siglos X-XI, hasta la publicación de La Celestina (1499). La sociedad de la Edad Media se distribuía en una rígida jerarquía feudal compuesta por el clero, la nobleza y el pueblo llano. Hasta el siglo XIV no surgió en los burgos o ciudades la burguesía, un nuevo estamento social formado por artesanos y mercaderes que aportaría una mentalidad de mayor valoración de la vida y de lo material. Una característica de la realidad histórica peninsular fue el gran intercambio cultural que durante ocho siglos mantuvieron tres culturas diferenciadas: la cristiana, la musulmana y la judía, cuya convivencia quedaría truncada a partir de la conquista de Granada y la expulsión de los judíos (ambas en 1492). La Edad Media fue una época teocéntrica: Dios era el centro de referencia y predominaban los principios de la filosofía cristiana. Por ello se unificaron los conceptos de ciencia y religión, y el espíritu religioso llenó todas las artes, incluida la literatura. El latín era la lengua de prestigio, y la cultura se recluía en los monasterios, donde los monjes copiaban manuscritos. Las primeras manifestaciones literarias en lengua castellana, tanto la expresión de emociones como la narración de historias, nacieron asociadas al canto y a la música. Los juglares divulgaban por las plazas esas obras anónimas y populares.

2. La lírica tradicional castellana La lírica tradicional es poesía oral (cantada o recitada con música), anónima y popular (ligada a la vida cotidiana del pueblo) transmitida colectivamente (de ahí el nombre de tradicional). En Castilla, esta lírica tradicional no fue recogida por escrito en cancioneros hasta los siglos XIV y XV. En general recoge la expresión de sentimientos mediante composiciones como el villancico de amigo (lamento de una mujer enamorada), la canción de amor (de voz masculina), las albadas y las alboradas (separación o encuentro de los amantes al amanecer), las serranillas (diálogo entre un caballero y una pastora), etc.

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3. La poesía épica: el Cantar de Mío Cid 3.1. El «mester de juglaría» Las narraciones más antiguas que han llegado hasta nosotros estaban compuestas en verso y contaban las hazañas de los héroes guerreros de la época. Constituyen la poesía épica y pertenecen al llamado mester de juglaría (arte u oficio de los juglares). Los juglares eran artistas ambulantes que recorrían los pueblos y se ganaban la vida con sus espectáculos callejeros (que incluían acrobacias, juegos malabares, animales amaestrados, etc.). Solían recitar o cantar al son de algún instrumento estos poemas narrativos en verso de carácter oral y anónimo, llamados por esta razón cantares de gesta.

3.2. El Cantar de Mío Cid El cantar de gesta que se ha conservado más completo es el Cantar de Mío Cid, que consta de unos 3.700 versos y fecha del año 1207. El Cantar de Mío Cid se basa en la vida de un personaje histórico castellano, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid (nombre procedente de la palabra árabe sidi, cuyo significado es ‘señor’), que murió en 1099. Aunque la figura del héroe y sus hazañas se ofrecen idealizadas, muchos de los hechos, personajes y lugares que aparecen en el poema son reales. El texto está dividido en tres partes o cantares: • • •

Cantar del destierro Cantar de las bodas. Cantar de la afrenta de Corpes.

El tema del Cantar de Mío Cid es la recuperación del honor del héroe, tanto en el ámbito público (por su destierro) como en su vida personal (por la afrenta a sus hijas). En cuanto a su estilo, el Cantar de Mío Cid se vale de sencillos recursos con los que logra un destacado detallismo descriptivo y un especial dinamismo en las escenas y en la caracterización de los personajes. Aparecen elementos juglarescos propios de la poesía oral, como las alusiones al público del narrador («bien oiréis lo que dirá», etc.) y los apelativos épicos.

4. La narración en prosa: Don Juan Manuel y El conde Lucanor 4.1. La prosa en castellano Hasta el siglo XIII, el latín era considerado la lengua adecuada para las obras en prosa. En este siglo, el rey Alfonso X el Sabio se propuso trasladar a la

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lengua castellana todo el saber de su época. Para ello reunió en la Escuela de Traductores de Toledo a sabios cristianos, musulmanes y judíos. Bajo su dirección se escribieron diversas obras históricas (Crónica de España), científicas (Libro del saber de astronomía), de entretenimiento (Libro del ajedrez), etc. De este modo inició la prosa castellana y convirtió el castellano en lengua de cultura.

4.2. Don Juan Manuel y El conde Lucanor Don Juan Manuel fue un noble del siglo XIV. Su obra tiene una intención didáctica y moralizadora, para aconsejar a los nobles en su comportamiento social y moral, siempre de acuerdo con los principios cristianos. Es el primer autor con conciencia de escritor y voluntad de estilo personal. Se le reconoce la creación de la prosa literaria en castellano. Su obra principal, El conde Lucanor, es una colección de 51 cuentos escritos para ofrecer en ellos una enseñanza práctica o una lección moral (son «enxiemplos » o apólogos).

5. El Romancero A finales de la Edad Media (siglos XIV y XV), aunque la literatura escrita y con autor parece ser la más habitual, pervive el Romancero (o conjunto de romances), un tipo de poesía popular, anónima, oral y tradicional que fue recopilada por escrito en romanceros por los poetas cultos del siglo XV. Los romances son composiciones épico-líricas, es decir, poemas narrativos que cuentan sucesos o historias y a la vez expresan emociones con gran intensidad. Según sus temas se clasifican en diversos tipos: –

Épicos y legendarios: aparecen personajes y episodios de la épica castellana o francesa (El Cid, Roldán…) y leyendas europeas (Lanzarote…).



Noticieros y moriscos: recogen hechos de las guerras contra los musulmanes, sucesos fronterizos e historias de moros y cristianos en general.



Novelescos y líricos: narran historias de aventuras, amores, sucesos dramáticos, etc. y episodios imaginativos o fantásticos

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En cuanto a su estilo, los romances se valen de recursos sencillos para conseguir un lenguaje muy emotivo mediante el cual se narran diversas acciones en poco tiempo y se destacan las aventuras, la intriga y los sentimientos. Algunas características particulares de los romances son las siguientes: –

Fragmentarismo: muchos romances presentan una escena o una historia que empieza y acaba de repente, hecho que les confiere cierta magia y misterio.



Rasgos de literatura oral: hay alusiones al público («bien oiréis lo que dirá») y expresiones que actualizan los hechos («ya llegan…»).



Lenguaje arcaico: aparece la f inicial (fermosa), palabras como non (‘no’), agora (‘ahora’), aquesto (‘esto’), etc. Hay una combinación muy peculiar de los tiempos verbales (mezcla de presentes y pasados).

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EL PRERRENACIMIENTO 1. La lírica culta: Jorge Manrique y las Coplas a la muerte de su padre 1.1.

Coplas a la muerte de su padre Las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique constituyen una elegía (un canto de dolor) en homenaje a su padre, don Rodrigo Manrique, que personifica el modelo de caballero cristiano. En este sentido, esta obra representa la mentalidad medieval, pues ofrece una reflexión sobre el sentido de la vida y la muerte según la religión cristiana. Manrique muestra a la vez una sensibilidad prerrenacentista en la valoración del individuo que supone el reconocimiento de su fama (el recuerdo de los hechos ejemplares de la vida de su padre). Manrique desarrolla este contenido progresivamente a lo largo de las cuarenta coplas incluidas en el libro en tres partes, que se corresponden con los conceptos de la vida eterna, la vida terrenal y la vida de la fama. Para expresar estas ideas, Manrique se vale de diversos tópicos literarios que aparecen en las Coplas a la muerte de su padre.

El lenguaje de las coplas es sobrio, de tono profundo y sincero, y la estrofa utilizada es la copla de pie quebrado o sextilla manriqueña, de rima consonante: 8a, 8b, 4c, 8a, 8b, 4c.

2. La Celestina A finales del siglo XV aparece La Celestina, una obra que se aleja de los ideales teocéntricos medievales y ofrece una visión vitalista de la existencia más acorde con el nuevo espíritu urbano de la época. Con esta obra, Fernando de Rojas, un converso de formación humanística, muestra un espíritu muy crítico con los valores sociales y morales de su época y una concepción muy desengañada de la condición humana. En La Celestina se combinan los temas del amor, la fortuna y la muerte medievales con un enfoque más moderno: se exalta el individualismo de unos personajes que persiguen el disfrute inmediato de la vida (carpe diem), se muestra el erotismo en muchas escenas con gran crudeza y se destaca el poder del dinero en las relaciones humanas.

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La Celestina tiene una forma dialogada, propia de una obra de teatro, pero con parlamentos a veces muy largos de los personajes (esto se debe a que en realidad estaba destinada a ser leída en voz alta, no a ser representada). El principal rasgo de su estilo es el realismo en la composición de las escenas y en la caracterización de personajes, que muestran una gran profundidad psicológica y evolucionan a lo largo de la obra.

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EL RENACIMIENTO 1. El Renacimiento El Renacimiento fue una corriente cultural que hizo renacer la cultura clásica grecolatina a partir de las ideas del Humanismo y aportó un profundo cambio en la visión del mundo. Surgió en Italia en los siglos XIV y XV y tuvo su esplendor en Europa durante el siglo XVI. Frente al teocentrismo medieval, el Humanismo sitúa al ser humano en el centro del universo (antropocentrismo) y supone la recuperación de valores de la cultura clásica como el individualismo y el disfrute de la vida (carpe diem), así como el conocimiento racional del mundo al margen de los dogmas de la fe. En el siglo XVI se inicia en España un gran imperio que tendrá hegemonía política y militar sobre Europa y América. Sin embargo, sus beneficios sólo alcanzan a los estamentos más privilegiados, el clero y la nobleza; mientras, el pueblo llano vive en la miseria. Tanto la expulsión de musulmanes y judíos (1492) como la defensa a ultranza de la fe católica frente a la amenaza de la Reforma protestante en el Concilio de Trento o Contrarreforma (1545-1564) generaron un clima de gran intolerancia social y religiosa de graves consecuencias (persecución de sospechosos de herejía o de ser falsos conversos, censura o prohibición de libros, etc.). A finales del siglo XVI, el imperio inicia una decadencia política, social y económica que se hará más patente a lo largo del siglo siguiente. Durante la primera mitad del siglo (época de Carlos I), se asimilan las nuevas ideas y la estética renacentistas. En la segunda mitad (época de Felipe II), con la influencia contrarreformista, se desarrolla la literatura religiosa.

2. La lírica renacentista: Garcilaso de la Vega El Renacimiento supone en la literatura española una profunda renovación de la poesía lírica: esta se manifiesta sobre todo en las formas métricas y en los temas. El artífice de la renovación será el poeta Garcilaso de la Vega.

2.1.

Garcilaso de la Vega También es plenamente renacentista en los temas de su poesía: el amor imposible hacia una mujer idealizada; la naturaleza, descrita como un lugar bello y armonioso; la mitología, además de otros temas de la literatura clásica (el carpe diem, por ejemplo). Su estilo sigue las características del petrarquismo: la introspección en sus propios sentimientos mediante un lenguaje sereno y armonioso, a la vez natural y elegante.

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3. La narrativa renacentista: el Lazarillo de Tormes 3.1.

La narración realista: la novela picaresca La mayoría de las narraciones de la época son idealistas, es decir, presentan un mundo de ficción que idealiza la realidad (elementos fantasiosos, situaciones inverosímiles, etc.) con personajes generalmente planos y la finalidad de entretener al lector. Frente al estilo de las anteriores, surge en pleno siglo XVI una narración de tipo realista que describe la realidad de forma verosímil y crítica: el Lazarillo de Tormes; con ella, se inicia el género de la novela picaresca.

El Lazarillo de Tormes En 1554 se publica la Vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades sin el nombre del autor; la identidad de este se desconoce. La novela muestra de forma crítica la realidad social de pobreza, hambre y marginación en que vivía el pueblo llano, además de los valores religiosos y morales vigentes en la época. La novela nos muestra la estructura formal de una carta (dirigida a alguien con el tratamiento de «Vuestra Merced») que contiene la narración autobiográfica en primera persona de Lázaro, el pícaro protagonista, desde su infancia hasta que es un hombre adulto. Lázaro es un claro personaje antihéroe que sufre además una evolución psicológica, es decir, que va transformándose progresivamente a medida que va aprendiendo de su vida. El relato consta de un prólogo, en el que se justifica el propósito del narrador, y siete tratados o capítulos. En los tres primeros el protagonista relata su infancia al servicio de tres amos distintos: un viejo y astuto ciego; un cura avariento, y un orgulloso escudero. En los cuatro últimos cuenta su estancia al servicio de varios amos y cómo, ya adulto, entra al servicio del arcipreste de San Salvador, quien lo casa con su criada para encubrir sus relaciones con ella. El Lazarillo de Tormes se considera hoy en día la primera novela moderna porque es un relato verosímil, con un enfoque realista (ya que se toman elementos de la propia realidad) y un personaje que evoluciona psicológicamente. Tras el Lazarillo, la otra gran novela que sigue estas mismas características será el Quijote de Cervantes.

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4. Cervantes y el Quijote Miguel de Cervantes es el autor más universal de nuestra literatura. Su obra fundamental, Don Quijote de la Mancha, es mundialmente famosa: ha sido traducida a todas las lenguas y es la más editada después de la Biblia.

4.1.

El Quijote, novela moderna Cervantes cultivó los tres géneros (poesía, narrativa y teatro), pero su mayor éxito se debe a su capacidad para crear una gran novela moderna, el Quijote, que presentaba la realidad con toda su complejidad y seguía el camino iniciado en este sentido por el Lazarillo de Tormes en 1554. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha se publicó en dos partes: la primera parte, de 52 capítulos, en 1605; y la segunda, de 74 capítulos, en 1615, un año antes de su muerte. Cervantes dejó claro que su propósito era hacer una crítica de los libros de caballerías; sin embargo, la suya fue una crítica a partir del sentido del humor: escribió una parodia que ponía en ridículo todos los temas, personajes y situaciones habituales en estas novelas caballerescas. Tuvo enseguida un éxito rotundo porque el público de la época leyó la novela como un gran libro de humor. Su estilo de lenguaje es natural y directo; logra el equilibrio entre el ideal de naturalidad renacentista y su gran agudeza de ingenio (juegos de palabras, contrastes, ironías, etc.). Su correlativo afán de realismo y verosimilitud se ve en la gran variedad lingüística que presenta, adaptando el lenguaje a todos los personajes y a las distintas situaciones que surgen en el relato. Cervantes construye la novela a partir del sentido del humor y de la ironía. Consigue un relevante dominio en la caracterización de los personajes, a los cuales confiere vida propia mediante su gran técnica con el retrato y el diálogo. Cervantes nos pretende mostrar el tema del choque entre el idealismo y la realidad, entre las ilusiones y el desengaño que se produce cuando éstas no se cumplen. Sin embargo, su actitud irónica de fondo deja el camino abierto a la libre interpretación del lector, a la posibilidad de diferentes

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lecturas y mensajes, y a la vez nos ofrece su visión personal de las circunstancias contradictorias que vivió. Argumento del Quijote

Los personajes Cervantes crea dos personajes universales de una gran complejidad humana: tienen una personalidad propia y siguen una evolución psicológica a lo largo de las dos partes de la novela. Don Quijote representa al idealista que está aquejado de una particular locura por el exceso de lectura de libros de caballerías, pero a la vez es un hombre generoso, tolerante e instruido, a quien sus vecinos llaman «el Bueno». Sancho Panza, que representa al realista, es un hombre sencillo, rústico y pacífico, que demostrará tener un gran sentido común y ser más leal que ambicioso.

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EL BARROCO 1. El Barroco El Barroco es un movimiento cultural que se desarrolló en España durante el siglo XVII, época en que se produjo la crisis y decadencia del Imperio español, que había alcanzado su auge en el siglo anterior. La situación política, social y económica se agravó por causas diversas, como las costosas guerras libradas en Europa. La nobleza de la corte derrochaba en lujosos festejos, pero no producía riqueza, y junto con el clero mantenía su condición privilegiada de exención de impuestos. Mientras, los burgueses y las clases populares se empobrecían, vivían la crisis agraria por la despoblación del campo y sufrían el hambre y la delincuencia en las ciudades. En esta época, con la pervivencia del espíritu contrarreformista, se acentuó la intolerancia religiosa y el prejuicio social y religioso de la limpieza de sangre, asociado a la honra personal. En el Barroco, la conciencia de crisis generó una actitud de pesimismo y desengaño muy alejada del optimismo y la visión vitalista del Renacimiento. Surgió la angustia existencial ante la fugacidad de la vida y apareció el tema del enfrentamiento entre apariencia o ilusión y realidad («la vida es sueño»). Como contrapartida a esta situación de crisis y decadencia que se vive en el país, en el Barroco se produce claramente uno de los momentos históricos de mayor esplendor en la literatura y las artes. La estética barroca tiende a exagerar los principios heredados del Renacimiento, de manera que los conceptos clásicos de armonía, naturalidad y equilibrio se transforman en sus opuestos: dinamismo, artificiosidad y, sobre todo, grandes contrastes. La literatura barroca pretende sorprender a la inteligencia, impresionar los sentidos y conmover los sentimientos de los lectores. Por ello, el ideal de los autores barrocos es la agudeza de ingenio, que busca desarrollar al máximo las posibilidades creativas del lenguaje y da lugar a un gran florecimiento literario.

2. La lírica barroca 2.1. Conceptismo y culteranismo El conceptismo procura que el contenido sea denso y complicado; se trata de decir muchas ideas con pocas palabras. El poeta juega con los diversos significados de los términos, las paradojas, las antítesis, las hipérboles, las ironías… Aspira a sorprender al lector por su genialidad con el juego de conceptos para lograr una gran condensación de significado, sin descuidar la elaboración formal.

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El culteranismo intenta que la expresión sea brillante; pretende crear un mundo de imágenes plásticas y sensoriales con el lenguaje poético. El poeta imita la sintaxis latina mediante la profusión de hipérbatos y se vale de perífrasis, hipérboles, aliteraciones, alusiones mitológicas, etc. Busca llamar la atención por su talento para alcanzar, además de la dificultad del sentido, una gran belleza formal.

2.2. Luis de Góngora Luis de Góngora es el poeta más representativo del estilo denominado culteranismo (también llamado gongorismo). Fue admirado por los alardes de imaginación y perfección que derrochan sus poemas, pero también criticado por su oscuridad y dificultad.

2.3. Francisco de Quevedo Francisco de Quevedo es el poeta en el que mejor se manifiesta el espíritu desengañado y pesimista del hombre barroco, y así se refleja en el conjunto de su obra. La obra poética de Quevedo encarna el contraste propio del Barroco al presentar dos vertientes principales: por un lado, las composiciones de tono grave y reflexivo que abordan con hondura temas metafísicos, políticos o amorosos; por otro, los poemas de carácter burlesco que ridiculizan los más variados aspectos de la vida y la sociedad (por los cuales fue muy conocido – y temido– en su tiempo). Entre sus abundantes obras en prosa, la que le ha dado más fama ha sido una novela picaresca: El Buscón (Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos). Quevedo es el autor más representativo del conceptismo. Su estilo proviene de unir su gran imaginación con su extraordinario dominio del idioma, lo cual le permite experimentar con el lenguaje para multiplicar los significados, crear originales metáforas y jugar con las posibilidades expresivas que le aportan los recursos retóricos.

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3. El teatro barroco: Lope de Vega En el siglo XVII el teatro popular tuvo un gran éxito de público. Constituía todo un acontecimiento social que las autoridades de la época protegían porque era un entretenimiento que fomentaba los valores políticos, sociales y religiosos establecidos.

3.1. Los corrales de comedias

3.2. La Nueva Comedia de Lope de Vega Frente al teatro de tipo clásico renacentista, que seguía la regla de «las tres unidades» de Aristóteles, surge en el siglo XVII una nueva fórmula de hacer teatro creada por Lope de Vega: la «Nueva Comedia». En su Arte nuevo de hacer comedias (1609), Lope de Vega explica en qué consiste esta nueva fórmula teatral, cuyo objetivo fundamental era gustar al público. En general, rechaza la preceptiva clásica (separación de géneros, etc.) y añade innovaciones como las siguientes: • • • •

Ruptura con la regla de «las tres unidades». División de la comedia en tres actos o «jornadas». Mezcla de géneros y de personajes. Variedad métrica y elementos líricos.

Los temas que más interesan al público son los del honor y la honra, dos conceptos que se fusionan. El honor –la estimación que merece una persona frente a las demás– y la honra –la condición de ser «cristiano viejo»– deben

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restaurarse mediante la venganza cuando se han perdido por causas propias o ajenas (por ejemplo, la infidelidad de la esposa); la única persona que puede estar libre de ella es el rey. Mediante estos temas, el teatro de la Nueva Comedia de Lope de Vega sustenta y defiende los valores tradicionales establecidos en la época: presenta al rey como símbolo de la patria, la justicia y el orden social, que apoya al pueblo, siempre fiel y obediente, frente al poder rival de la nobleza. Todo ello, además, dentro de la moral católica, que justifica los prejuicios de casta.

3.3. Lope de Vega Lope de Vega fue un autor muy prolífico, un auténtico «monstruo de la naturaleza» que escribió unas mil quinientas comedias. Entre las más conocidas se encuentran las siguientes: –

Las comedias de tema histórico-legendario. El caballero de Olmedo; Fuenteovejuna; Peribáñez y el comendador de Ocaña; El mejor alcalde, el rey.



Amorosas y de enredo. La dama boba; El castigo sin venganza; El perro del hortelano.



De asunto religioso. La buena guarda.

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