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LA EPERANZA EN APOCALIPSIS Por Junior Brenes Usado con permiso Introducción En el paso de la historia de la interpretación, el Apocalipsis ha dado ocupación a los expertos.1 Muchas han sido las formas en las que los intérpretes se han acercado a este libro. José M. Martínez hace un recuento y resumen de las diferentes escuelas de interpretación del mismo. Según éste autor, la escuela preterista mira todo el contenido del libro como ya cumplido en términos de nuestro presente, excepto el acontecimiento de la venida del Señor. La escuela historicista mira las visiones del libro como un programa correlativo con la historia de la iglesia desde el Pentecostés hasta nuestros días. La escuela futurista ubica el cumplimiento del total, o la mayor parte, del libro en los eventos que preceden inmediatamente la venida de Cristo. La escuela idealista excluye todo significado histórico y ve en el contenido del libro sólo principios del modo de actuar de Dios.2 El propósito de este trabajo no es apoyar o desacreditar cualquiera de estas formas de acercarse al libro, sino más bien, poner de manifiesto el mensaje de esperanza que contiene el Apocalipsis, de acuerdo con las circunstancias que motivaron su redacción y el género literario que se escogió como vehículo de éste mensaje esperanzador. Una presentación del contexto del libro, de su propósito y de su género literario, es el marco apropiado para expresar luego algunos postulados sobre su mensaje de ánimo al pueblo perseguido.
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Elisabeth Shüssler Fiorenza, Apocalipsis: Visión de un mundo justo (1997): 19. José M. Martínez, Hermenéutica bíblica (1984): 527-531.
2 El contexto Según la información que nos heredó Eusebio (el historiador), San Jerónimo y San Ireneo (padres de la iglesia)3, el Apocalipsis fue escrito hacia finales del reinado de Domiciano. Y fue en ese tiempo cuando los cristianos fueron perseguidos por primera vez en todo el imperio.4 La provincia romana de Asia, geografía donde se ubicaban las iglesias a las que fue dirigido este libro, era un lugar muy próspero. Había hermosas edificaciones y se realizaban fiestas públicas y privadas en las que la lujuria y el sensualismo se destacaban.5 Los cristianos de aquellas regiones tenían que mantenerse al margen de aquellas actividades licenciosas, lo que les acarreaba persecución. Pero sobre todas las cosas, en aquellos días se daba el denominado “culto al emperador”. Domiciano era llamado, en la misma Roma: “Señor nuestro y Dios nuestro”.6 Años atrás, “Vespasiano había emitido un edicto que condenaba a muerte a todo aquel que no adorase la imagen de la Bestia”7 (Cf. 13:15). Y “Domiciano torturaba a los cristianos para forzarlos a abandonar su fe”.8 El cristiano que se oponía a este tipo de lealtad exigida por el emperador era sancionado con la muerte o el destierro.9 El Dr. Domínguez dice que aquellos cristianos “vivían en las catacumbas, perseguidos por los romanos que los mataban echándolos a los leones entre burlas y festejos de diversión, y pareciera que el Señor Jesús no movía ni un dedo para defenderlos...”.10 Es necesario conocer este escenario a la hora de leer el libro, o de lo contrario, el lector puede perderse tratando de interpretar una serie de detalles, pero perdiendo de vista el Microsof Corporation, DVD, Microsof Encarta 2006 (2005). William G. Heidt. O.S.B., Conoce La Biblia: Nuevo Testamento, El Libro del Apocalipsis (1965): 5. 5 Francisco Bertram Clogg, Apocalipsis, tomo 3 de Comentario Bíblico de Abingdon (1951): 562. 6 Ibid. 7 Ibid. 8 Carlos Mesters, Esperanza De Un Pueblo Oprimido (1992): 10. 9 José Salguero, Biblia Comentada: Epístolas Católicas, 7 (1965): 306. 10 Dr. Domínguez, “Apocalipsis”, 03 de octubre de 1996, . 3 4
3 punto principal. En palabras de W. Hendriksen, “una interpretación correcta del Apocalipsis tiene que tomar como su punto de partida la posición de que el libro fue destinado para los creyentes que vivían en el día y en la época de Juan”.11 Y, más tarde añade: “tenemos que permitir que las circunstancias contemporáneas derramen luz sobre los símbolos y las predicciones que se encuentran en él”.12 En medio de esas circunstancias, el libro “nos descubre el triunfo total y completo de Cristo en su Iglesia, con su Iglesia, por su Iglesia y para su Iglesia... A su vez nos revela la derrota total y completa de Satanás y sus secuaces...”13 según el Dr. Domínguez. Y, luego añade: Quien está con Cristo, nos dice el Apocalipsis, triunfará, tendrá gozo y amor y paz en esta vida y eternamente, en la Jerusalén Celestial... quien está en pecado, con Satanás, fracasará, no tendrá amor ni gozo ni paz en la tierra, ni en el Infierno eterno... 14 (Véase “Anexo 1” para la información que el mismo libro arroja sobre los sufrimientos de los lectores de primera mano).
Propósito del libro Vistas las circunstancias en las que se dio la obra, resulta sencillo identificar el propósito de las múltiples expresiones que usa Juan para alentar a sus hermanos. En efecto, el libro tiene un propósito alentador. Según William G. Heidt el libro desarrolla dos temas: “1) de estímulo para perseverar, de consuelo para el sufrimiento con la seguridad de una vindicación inevitable y de una debida recompensa; 2) la intervención de Dios en el juicio castigando a los que afligen a los miembros de su Iglesia.”15
11
W. Hendriksen, Th. D., Más que Vencedores (1977): 4.
12
Ibid., 46.
13
Dr. Domínguez, “Apocalipsis”, 03 de octubre de 1996, .
14
Ibid.
15
Heidt, Conoce La Biblia: Nuevo Testamento, El Libro del Apocalipsis (1965): 6.
4 En palabras de Francisco Bertram Clogg, el Apocalipsis fue escrito para “estimular a los hombres a resistir hasta la sangre las blasfemas pretensiones del emperador romano”.16 El emperador se creía “señor y dios”, lo que implicaba que era el soberano. El libro de Apocalipsis pone de relieve que el “Señor y Dios” es Dios el Padre y el Cordero que venció en la cruz. La vida para los cristianos no era nada fácil en aquellos días. Su fe podía costarles la vida. Todos experimentaban el suspenso de que llegase el día cuando tuvieran que enfrentarse con la confrontación de la guardia romana, y decidir si adorar al César o adorar a Jesús, “y había razones para creer que no todos serían capaces de soportar”.17 El libro revela que “muchos ya habían sufrido el martirio (2:13; 6:9-11; 7:13-14; 16:6; 17:6; 18:24; 20:4)”.18 Bajo estas circunstancias, al parecer, los cristianos se sentían desconcertados y no comprendían cómo el Señor del cielo permitía tanto sufrimiento e injusticia sobre los que le eran fieles. Quizás preguntarían a Dios “¿Hasta cuándo, Señor?”19 (Cf. 6:10). El libro fue escrito para”’mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder muy pronto’ (1,1). Va a dar luz al pueblo y a desenmascarar las falsas propagandas del imperio”.20 Por eso es Apocalipsis, revelación, “quitar el velo”.21 Revela el plan de Dios para los tiempos. Él va a cambiar la situación y va a liberar a su pueblo. Dios revindicará a sus fieles…22 ”’He aquí que viene con las nubes…’ (v. 7). Este es el centro, el auténtico mensaje del Apocalipsis”.23 Y cuando él venga, los justos serán recompensados y los malos ajusticiados.
16
Francisco Bertram Clogg, Apocalipsis, tomo 3 de Comentario Bíblico de Abingdon. (1951):
17
Ibid.: 563.
18
Carlos Mesters, Esperanza de un pueblo oprimido (1992): 11.
562.
Ibid., 13. 20 Ibid. 19
21
Everett F. Harrison, Introducción al Nuevo Testamento (1987): 451.
22
Ibid., 14.
23
Wim Malgo, El Apocalipsis de Jesucristo, 1 (S.F.): 14.
5 Carácter del libro Es de gran importancia rescatar lo que menciona Heidt, que la literatura apocalíptica era la que estaba en boga cuando Juan escribe el Apocalipsis.24 Esta literatura fue muy utilizada en obras judías y cristianas, en su mayoría redactadas entre el 200 a.C. y el 100 d.C.25 Quizás esta sería la razón por la que Juan escogería este género literario para expresar lo revelado. Heidt enumera cinco características de este tipo de literatura: a) El uso de una lengua figurativa (símbolos, fraseología formal, números simbólicos) en una extensión y en una manera inusitada en escritos ordinarios o en la conversación; b) El uso de visiones, con un interlocutor angélico para dar explicaciones; c) La proyección del mensaje hacia el futuro; d) Desde un aparente punto de apoyo en el pasado; e) Con un autor anónimo o seudónimo.26 La mayor parte de estos rasgos se cumplen en el Apocalipsis, con excepción del último. Sin embargo el tema de la autoría no cumple con los fines de este ensayo. Los otros cuatro puntos sí se aplican al libro. Así, la forma en la que está redactado el libro se justifica por su género, lo que nos ayuda a comprender el mensaje principal al tras luz del telón de los símbolos y de las visiones y predicciones que se relatan en él. Estos, son herramientas de las que se sirve el autor (y Dios) para transmitir un mensaje de esperanza a su pueblo sufriente. Francisco Bertram lo expresa de la forma siguiente: “la naturaleza de las visiones del Apocalipsis muestra que Juan había visto cosas que sólo entendía en parte, y que no podía expresar sino por símbolos”.27 Everett Harrison dice que “es un escrito de carácter apocalíptico en lo que tiene que ver con su contenido, una profecía en su espíritu y mensaje, y una epístola en su forma”.28
24
Ibid.
Microsof Corporation, DVD, Microsof Encarta 2006 (2005). Heidt, Conoce La Biblia: Nuevo Testamento, El Libro del Apocalipsis (1965): 6. 27 Francisco Bertram Clogg, Apocalipsis, tomo 3 de Comentario Bíblico de Abingdon. (1951): 25
26
564. 28
Everett F. Harrison, Introducción al Nuevo Testamento (1987): 455.
6 Es importante tomar en cuenta que las visiones grotescas y espantosas del Apocalipsis, características de la literatura apocalíptica, tratan de transmitir un mensaje más que un cronograma de eventos. Aunque no se puede negar que el contenido del libro guía hacia un clímax escatológico sorprendente,29 el propósito de este ensayo es resaltar el aporte del libro para un pueblo cristiano oprimido por la tiranía del imperio romano, es decir, ver el contexto histórico de la obra y el género literario funcionando para transmitir un mensaje de esperanza con visiones y cuadros abrumadores, que no son más que herramientas para el fin mencionado.
Conclusión El lector del siglo XXI que se acerca al libro de Apocalipsis sin tomar en cuenta el marco histórico, el propósito del libro y su género literario, se pierde de la enorme riqueza que este libro puede ofrecer para la actualidad. Si bien es cierto, en nuestra América Latina el cristianismo no sufre persecución al modo del siglo I d.C., no obstante la ola de vandalismo depravado, la cual genera inseguridad en la ciudadanía de nuestros países, representa un tipo de aflicción para los cristianos, al igual que la sociedad en general. No hay persecución, pero hay sufrimiento. Igualmente, la corrupción de las instancias políticas, de servicios públicos y no públicos ante los cuales el ciudadano común debe acudir en solicitud de asistencia para diversos trámites constituye un elemento detonante de desesperación, aún para los cristianos. En distintos sucesos macabros, algunas veces hasta los cristianos sufren los embates de una sociedad distorsionada. Además, es bien sabido por muchos que en algunos países del mundo los cristianos sí son perseguidos al punto de muerte. Para algunos, incluso la opresión de su jefe o patrono es una medida de persecución. Ante estas y otras circunstancias, podríamos preguntar como en el libro de Apocalipsis: “¿Hasta
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José M. Martínez, Hermenéutica bíblica (1984): 530.
7 cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?” (Cf. 6:10). La respuesta de Juan es “He aquí que viene con las nubes” (Cf. 1:7) y el Señor también dice: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra” (Cf. 22:12). Y, por lo tanto: Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira. Apoc. 22:14-15. (la cursiva es mía) El cristiano de la actualidad que sufre opresión encontrará en el Apocalipsis un mensaje de esperanza sobre su destino y el de los opresores.
Anexo 1 – Sufrimientos del pueblo del Señor30 A continuación se presenta un esquema en el que se plasman los pasajes que nos dejan ver evidencias de las circunstancias que rodeaban a los lectores de esta carta, basado en la información que arroja el mismo libro. Textos
Enunciado
1:9; 7:14; 6:10; 16:6; 17:6; 19:2
Persecución severa y sangre derramada.
2:10.
Encarcelamiento o peligro de encarcelamiento.
6:8; 7:16.
Carencia de las cosas necesarias para el mantenimiento de la vida.
6:8.
Algunos habían sido echados a las fieras.
20:4.
Otros habían sido degollados.
30
Adaptado del libro Más que Vencedores de W. Hendriksen, Th. D.: 47.
8
2:13.
En Pérgamo, Antipas había sido muerto.
1:9.
Se había desterrado a Juan a la isla de Patmos.
13:7, 15; 17:18.
Persecución por parte de un gobierno hostil, concupiscente y de falsa religión.
2:2, 14, 20, 24.
Los falsos maestros atacaban.
Anexo 2 – Textos esperanzadores en el libro31 El siguiente esquema es una recopilación de los versos más notorios en cuanto al trasfondo histórico de la carta y su mensaje de esperanza para el pueblo oprimido. Textos
Mensaje de esperanza
1:1.
Para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto…
1:3.
Bienaventurado el que lee… porque el tiempo está cerca.
1:5.
No es el emperador Domiciano el soberano de los reyes de la tierra, sino Jesucristo. Él los amó y los lavó con su sangre.
1:6; Cf. 5:10.
Él los hizo reyes y sacerdotes. Los dominados serán los que dominarán.
1:9.
Juan es copartícipe en la tribulación, pero también en el reino y la paciencia.
31 Corresponde a una lectura inductiva del libro tomando en cuenta las circunstancias de persecución. No se pretende interpretar los pasajes en un sentido profético, sino expresar el principio que estos reflejan a la luz de su contexto.
9 1:17.
En Jesús inician y convergen todas las cosas. Por eso no hay que temer.
1:18; Cf. 6:11.
Jesús es el único que tiene el poder de quitar la vida, no el emperador.
2:1.
Jesús tiene a los ángeles en su mano y anda en medio de las iglesias.
2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21; 21:7.
Serie de promesas a los que venzan.
2:10.
Un reto a la fidelidad con una recompensa prometida.
2:11.
Podrán sufrir muerte física, pero no la muerte segunda.
2:27.
Los vencedores reinarán y dominarán sobre los dominadores.
3:8.
“No has negado mi nombre…”
3:10.
Por su fidelidad, los guardará de la prueba.
3:12.
Se promete una nueva ciudad.
3:19.
Él reprende a los que ama.
4:11.
Dios es el creador y quien sostiene todas las cosas.
5:5.
Jesús ha vencido.
6:10-11.
Muchos han muerto, pero es necesario que otros mueran. Dios tiene el control, no el emperador.
6:15-17.
La figura del Padre y de Jesucristo es majestuosa. No hay quien se resista a su venida.
7:1-3.
La ira de Dios queda reservada para los que no reconocen al Señor. Sus siervos son guardados.
7:10.
La salvación pertenece a Dios y al Cordero.
4:11; 5:13; 7:12; 19:1.
La salvación, la honra, la gloria y el poder pertenecen a Dios y al Cordero, no al emperador.
7:14-17.
Dios y el Cordero saciarán las necesidades causadas por la tribulación.
10
8:3-5. Cf. 5:8.
Las oraciones de los santos serán tarde o temprano contestadas.
8:6-9:21.
Los juicios de las trompetas muestran la vindicación de los santos.
10:6-7.
El tiempo no será más. El misterio del día del Señor y su reino se consumará. Cf. 14:7.
11:15, 17.
Los reinos del mundo son de Cristo y él reinará por los siglos de los siglos. El emperador es finito…
11:18.
Los santos serán galardonados.
12:11.
Los santos fieles vencerán por la sangre del Cordero.
13:10. Cf. 18:6; 19:2.
Los malos recibirán justa retribución.
14:3-5.
Entonarán un canto que solo los redimidos pueden entonar.
14:9-12.
Son exhortados a perseverar con paciencia en fidelidad al Señor.
14:13.
Bienaventurados los que mueren en el Señor (o por él).
15:2-4.
Los que alcanzan la victoria sobre la bestia entonarán un cántico.
16:6.
El señor vindica a sus santos y profetas.
16:15.
Bienaventurado el que vela y guarda sus ropas.
17:14.
El Cordero vence porque es el Señor de señores y Rey de reyes. Los que están con él son bendecidos…
19:1-6.
Los santos cantarán al ver la victoria sobre la gran ramera. El reino será de nuestro Dios.
19:11-16.
Visión gloriosa del Rey con sus valientes.
20:4, 6.
Los que murieron reinarán con Cristo.
21:3.
El postrer estado promete presencia de Dios, consolación y ya no más muerte.
21:27.
La nueva ciudad será para los que están inscritos en el libro de la vida.
11
22:5.
Reinarán en la nueva ciudad.
22:14.
Bienaventurados los que lavan sus ropas…
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