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La Epidemia del Siglo XXI En Chile un proyecto de ley sobre comida chatarra acapara las miradas pero existen algunos puntos que no están del todo claros… Fuente: Chile.Com Por: Natalie Huerta, 26 de Marzo 2008 Los tiempos en que las damas gorditas eran símbolo de belleza o en que los niños “rollizos” eran sinónimo de saludables quedaron atrás. Y bien atrás. Para los expertos, la obesidad es la epidemia del siglo XXI y uno de los problemas de salud pública más graves de nuestro tiempo. Se estima que en el año 2010 existirán sólo en Chile 7,5 millones de adultos obesos y 1,5 millones de niños en igual condición. Lejos de mejorar las cifras, los últimos años ha aumentado la cantidad de personas obesas en todos los grupos etáreos de nuestro país llegando a un 8% en los menores de seis años, 17% en escolares de Primer Año Básico, 33% en embarazadas, 28% en mujeres y 23% en hombres adultos. Es, además, la principal causa de graves dolencias como los altos niveles de colesterol o hipercolesterolemias que presenta el 35% de los adultos, la hipertensión arterial del 33,7% de la población y el alza de la diabetes mellitus tipo II que aumentó de 4 a 12% en los últimos años.
Más allá de la estética y de los cánones de belleza que se buscan imponer (especialmente en Occidente), la lucha contra la obesidad y el sedentarismo se enmarca en las graves consecuencias que tiene en la salud de todas las personas, independientemente de su edad. Como en todo, los excesos son malos y así como un peso muy por debajo de lo normal puede llevar a diversos órganos a fallar y causar la muerte, los kilos demás pueden generar graves enfermedades que también tienen riesgo vital. Es por ello que la tendencia mundial es a hacer conciencia en las personas, principalmente en los niños. Tan sólo en Chile, cerca de un 30% de los pequeños con obesidad tienen alteraciones en la concentración de lípidos en la sangre, lo cual significa un importante factor de riesgo que puede causar complicaciones coronarias y cardiovasculares. A eso se suma que el 50% de los menores tienen altos niveles de insulina en su sangre, un 10% sufre de hipertensión arterial y un 2% sufre de diabetes tipo II. Es en este escenario donde los expertos plantean la importancia de atacar la obesidad infantil y en educar a la población en hábitos alimenticios saludables. Lamentablemente, la alimentación actual contempla un alto consumo de grasas, azúcares y sal, donde el principal culpable es la llamada “comida chatarra”. Es precisamente contra este “enemigo” que se lucha con fuerzas.
Principales Objetivos En pie de guerra está el Gobierno, principalmente, porque el tratamiento de estas enfermedades significa varios millones de dólares al año. Varias iniciativas se han implementado, como los llamados “Kioscos Saludables” o la campaña “5 al Día”. Pero, no todo funciona. El Jefe del Departamento de Alimentos y Nutrición del Ministerio de Salud, Tito Pizarro, reconoce que no en todas las escuelas los niños prefirieron comprar frutas a la comida chatarra y que los altos precios de las frutas y verduras tampoco juegan a favor para que la gente consuma 5 porciones diarias. Sin embargo, la importancia de educar a las personas en cuanto a los peligros que conlleva una mala alimentación hace necesario seguir insistiendo. El proyecto de Ley “Sobre composición nutricional de los alimentos y su publicidad”, presentado por la Comisión de Salud del Senado tiene como principal objetivo informar exactamente a los consumidores sobre los alimentos que están comprando, especialmente en los aspectos nutricionales. Para ello la propuesta contempla que los alimentos contengan un “semáforo” el cual indicará con color rojo los productos nutricionalmente peligrosos (altos en grasas, azúcar, sodio, etc.), con amarillo los que deben consumirse con precaución y con verde los saludables. Además, la “comida chatarra” que represente daños o riesgos para la salud no podrá comercializarse en colegios ni a 100 metros de establecimientos educacionales. Tampoco se podrá vender a menores de 14 años en ningún lugar. Paralelamente, las empresas no podrán utilizar ningún tipo de regalos para atraer a los menores a su consumo ni entregar muestras gratuitas a menores de 18 años. En cuanto a los avisos publicitarios, estos sólo podrán ser difundidos en horario nocturno y no podrán participar menores de edad en la
publicidad. No obstante, existen algunos puntos que no están del todo claros. La Polémica Luego de participar en la creación del proyecto como miembro de la Comisión de Salud, la senadora Evelyn Matthei, en la sesión de la Cámara Alta del 12 de marzo pasado aseguró que, pesé a firmar la propuesta cada día tenía “mayores dudas en cuanto a que lo propuesto sea la solución”. ¿La razón? En aquella oportunidad aclaró que estaba “de acuerdo con establecer la prohibición, por ejemplo, de incluir en los alimentos ingredientes que son claramente perjudiciales para la salud”, pero que la iniciativa sólo “da la falsa sensación de que estamos combatiendo el problema de la obesidad, cuando, en realidad, sólo hacemos como que lo enfrentamos”. En aquella oportunidad criticó la creación del “semáforo nutricional” por ser una opción poco universal que en otros países, a la hora de exportar productos, no entenderían, mientras citaba textualmente que el Comité Asesor del Minsal recomendaba poner más énfasis en aspectos educativos, relativos a la alimentación, actividad física y hábitos de vida saludable, los cuales –a juicio de la parlamentaria‐ “la iniciativa en debate no los incorpora”.
El senador y presidente de la Comisión de Salud, Guido Girardi, enfatizó que el proyecto de ley si contempla en su Artículo 5 que las escuelas “deberán incluir en los programas de estudio de todos sus niveles de enseñanza, hábitos de una alimentación saludable y efectos nocivos de una dieta excesiva en grasas, grasas saturadas, azúcares, sodio y otros alimentos cuyo consumo en determinadas cantidades y volúmenes puedan representar un riesgo para la salud”, además de destacar el aumento de las horas curriculares de Educación Física en los establecimientos. Lamentablemente, tampoco está claro el aporte de las empresas considerando que los alimentos más saludables –como leches descremadas‐ tienen un precio mucho mayor que los menos recomendados. Al ser consultado sobre algún tipo de subvención para las familias y escuelas de escasos recursos una vez que el proyecto fuera aprobado, Girardi explicó que “existen países donde la fruta es regalada por el Estado a los colegios, así como en restaurantes”. Sin embargo, en Chile no existe claridad como operaría el sistema, más aún con los altos precios de estas y de las verduras. El Minsal pretende organizar dentro de dos meses un comité panamericano para discutir, entre otras cosas, el acceso a frutas y verduras para toda la población y lograr bajar sus precios. Sin embargo, la propuesta no contempla soluciones. Por ahora el proyecto regresó a la Comisión donde el debate seguirá, al menos, por otras tres semanas. http://www.chile.com/tpl/articulo/detalle/ver.tpl?cod_articulo=98308