LA ERMITA DEL CRISTO DE LA LUZ O LA MEZQUITA DE BIB-ALMARDUM (Toledo)

LA ERMITA DEL CRISTO DE LA LUZ O LA MEZQUITA DE BIB-ALMARDUM (Toledo) Ermita Cristo de la Luz La antigua Mezquita de Bib-al-Mardum, o de Valmardón,

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ISSN 1988-6047 DEP. LEGAL: GR 2922/2007 Nº 17 – ABRIL DE 2009 “VISITAMOS LA MEZQUITA DE CÓRDOBA” AUTORÍA FRANCISCO TÉLLEZ AGUILAR TEMÁTICA HISTORIA

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LA ERMITA DEL CRISTO DE LA LUZ O LA MEZQUITA DE BIB-ALMARDUM (Toledo)

Ermita Cristo de la Luz

La antigua Mezquita de Bib-al-Mardum, o de Valmardón, también conocida como Mezquita , Iglesia o Ermita del Cristo de la Luz, está situada a la entrada de la ciudad por la Puerta de Bib-Al-Mardon. Es una de las joyas del arte islámico en la Península Ibérica. Se trata de la mezquita mejor conservada de las diez que

existieron en Toledo en la época musulmana. Estaba situada al lado de la puerta de acceso a la ciudad y servía de oratorio tanto para los recién llegados a Toledo como para los que preparaban su salida. El edificio sería en origen exento. Por la inscripción que se conserva en la fachada occidental sabemos que la construcción data del año trescientos noventa (13 diciembre de 999/ 11 de enero de 1000), siendo el promotor de la obra – Ahmad Ibn Hadidi -, y el arquitecto, – Musa Ibn Alí ,aunque esta traducción ha sido ampliamente cuestionada. La Mezquita del Cristo de la Luz es, junto con la Mezquita de Córdoba, la más antigua que se conserva en España. En el mismo Toledo hay otra mezquita de la segunda mitad del siglo XI, y que tiene una estructura similar: es la Mezquita de las Tornerías. Fue consagrada al culto cristiano en el siglo XII. Un Cristo que fue tapiado con un muro para que no lo profanaran fue descubierto por Alfonso VI y el Cid. El nombre propio de Cristo de la Luzproviene de una leyenda asociada a la conquista de la ciudad por Alfonso VI en el año 1085. Se cuenta que el caballo del monarca, que accedió a la ciudad por la cercana puerta de la Bisagra, se arrodilló al pasar junto a esta mezquita. El hecho se consideró milagroso y se halló un crucifijo y una lamparita ardiendo. De ahí el citado nombre.

Detalle de una de las pinturas. Arteguía

Foto

Tiene planta cuadrada y tres cuerpos, la fachada es de ladrillo decorada con arquerías que recuerdan a la mezquita de Córdoba. En el interior los arcos de herradura sostienen nueve bóvedas, siendo su traza diferente en los distintos tramos de la nave. Cuando se consagró al culto cristiano, se añadió el crucero y un ábside de estilo mudéjar decorado con arcos ciegos. Conserva frescos del siglo XIII, como un pantocrátor, santos, tetramorfos y un clérigo con maza.

En el primero de los pisos-la planta bajalos arcos son de herradura, de separación de los tramos, que caen sobre las citadas columnas. Por encima, hay un segundo cuerpo de vanos lobulados y más arriba el de las cúpulas, de crucería cordobesa, todas ellas diferentes. Hay que indicar que la cúpula del tramo central es más alta y emerge sobre el conjunto. Tal disposición, para muchos investigadores, se basa en la disposición de algunas mezquitas orientales que, a su vez, se basaron en las iglesias bizantinas de planta centralizada y cúpula central.

La simbiosis del arte musulmán precedente y la corriente románica y protogótica cristiana se funden para convertirla en templo cristiano ,la actual ermita del Cristo de la Luz. Precisamente uno de los grandes atractivos de la Ermita del Cristo de la Luz son los frescos románicos del interior del ábside que representan al habitual “Maiestas Domini” rodeado del Tetramorfos. Lo mejor conservado es la propia imagen de Cristo en la mandorla que porta el habitual libro y bendice con su mano derecha. Parece que en su rostro insinúa una ligera sonrisa. El fondo de la almendra mística es de color azul con estrellas, representación de la bóveda celeste. La otra figura bien conservada y restaurada es el

águila que representa al evangelista San Juan en la esquina superior derecha. En la parte inferior derecha aparece el cuerpo, excelentemente perfilado, del león de San Marcos, aunque la cabeza está perdida. Esta mezquita cuenta también con una decoración típicamente califal cordobesa del siglo X -muy relacionada con la ampliación de la Mezquita de Córdoba de al-Hakam II- sin embargo, la piedra cordobesa es sustituida aquí por el ladrillo

Exterior ermita

Su exterior es de ladrillo rojo, decorado con arquerías ciegas ultracirculares y entrelazadas sobre las cuales corre un friso de celosías. Se remata con canecillos mensulares. La fachada principal es de ladrillo sin enlucir con tres puertas. Una lleva arco de medio punto, otro de herradura y otro pentalobulado. Encima

corre un friso de arcos de herradura entrecruzados, una red de rombos y la inscripción fundacional. La fachada contigua es, si cabe, más elaborada y hermosa. Tres altos arcos ciegos de medio punto cobijan sendos vanos de entrada que, en este caso, son de herradura. El registro superior lleva una serie de arcos ciegos trilobulados (relacionables con la ampliación de la Mezquita de Córdoba de alHakam II) y en su interior otros de menor tamaño de herradura, con dovelas rojas y blancas.

.El empleo de la mampostería con filas de ladrillo habría que relacionarlo con la tradición romana (pongamos el ejemplo de la basílica paleocristiana de Carranque) y a ello hay que añadir que el zócalo granítico sobre el que se asienta Toledo aconsejaría su uso más que la sillería pétrea. En el siglo XII se le añadió un ábside románicomudéjar para transformarla en la Iglesia del Cristo de la Luz y así adaptarla al culto cristiano. Su nombre proviene de un cristo crucificado, ya desaparecido, que fue colocado

cuando la mezquita fue transformada en iglesia. Recientemente, durante unos trabajos de restauración para evitar que el agua dañara los cimientos de laMezquita, se descubrieron restos de una necrópolis de la época musulmana así como una calzada romana en perfecto estado de conservación.

Calzada romana

EL PATIO DE LOS LEONES DE LA ALAMBRA DE GRANADA, por Alfredo Pastor Ugena

La fuente de los leones está compuesta por una base octogonal que está sostenida por doce leones por cuya boca mana el agua. El agua es el elemento principal, y presta su reflejo en la fuente. Podría decirse que “este patio representa la principal recreación del paraíso islámico, el mundo de los sentidos”.El modelo de jardín es el persa, que es la tipología de jardín que predominará en las construcciones palaciegas. Y tiene un alto valor simbólico. . Su nombre procede de los doce leones surtidores de la fuente que ocupa el centro del patio, leones sobre los que descansa

la gran taza de forma dodecagonal y que la rodean. Esta fuente, de mármol blanco, es una de las más importantes muestras de la escultura musulmana. La taza lleva escrita en su perímetro versos del ministro y poeta Ibn Zamrak en los que bellamente se describe la propia fuente: “(…)A tan diáfano tazón, tallada perla, por orlas el aljófar remansado, y va entre margaritas el argento, fluido y también hecho blanco y puro. Tan afín es lo duro y lo fluyente que es difícil saber cuál de ellos fluye(…)”

Construido en 1377 por Mohamed V, su planta es rectangular, y está rodeado por una esbelta galería a modo de claustro cristiano sostenido por 124 columnas de mármol blanco y fino fuste, los cuales presentan en su parte superior multitud de anillos, y sostienen capiteles cúbicos y grandes ábacos, decorados con inscripciones y ataurique. Bajo el friso de madera tallada corren arcos de yeso peraltado, menos los de los pabellones y extremos de los lados más largos de la galería, que son de mocárabes, con enjutas de decorado calado en forma de rombo. Los dos centros de los lados más largos del patio tienen arcos de medio punto mayores que el resto y poseen una arquivoltas de mocárabes, mientras que las enjutas presentan una decoración de ataurique. Estos arcos comunican el patio con la Sala de los Abencerrajes y con la Sala de Dos Hermanas. Sobre estos arcos podemos distinguir los aposentos de las mujeres del sultán. De cada sala fluyen 4 arroyos que van al centro: los 4 ríos del paraíso. En el centro de cada una de las galerías cortas se encuentran los pabellones, que avanzan sobre el patio, de planta cuadrada, y

recubiertos de cúpulas semiesféricas de madera en su interior.

La Alambra de Granada es un complejo de palacios construído entre los siglos XIV y XV, y representa la máxima expresión del arte nazarí y aúna aspectos políticos y religiosos entre sus magníficos muros. Aquí se desarrollaba la vida cotidiana de aquellas cortes árabes, se tomaban las decisiones administrativas, políticas y jurídicas. En el espacio privado juegan un papel importante los patios que ordenan las estancias y estas mediante vanos que se abren comunican el espacio interior con espacios abiertos (patios, jardines), se constituyen en miradores que en la parte superior permiten el acceso de luz cubiertos de celosía El centro del patio era de jardín bajo y el piso de las galerías de mármol blanco. Este jardín ha sufrido muchas modificaciones a lo largo de los años, y actualmente se ha optado por eliminarlo prácticamente con el fin de evitar humedades que aparecieron en otras épocas. Presenta unos canales de mármol blanco que parten del interior de los

pabellones y bajo los cenadores, que confluyen en la fuente central en forma de cruz. En los extremos de los canales existen unos surtidores que proveen de agua a la fuente central. La fuente de los leones tiene diversas significaciones o simbologías. Por una parte los doce leones tienen una simbolización astrológica, cada león alude a un signo zodiacal. Por otra, tiene una significación política o mayestática que está relacionada con el rey Salomón (el rey arquitecto) puesto que hay una inscripción en la fuente referida a este. Por última y la más importante, alude a un símbolo paradisíaco refiriéndose así a la fuente, originaria de la vida y los 4 ríos del Paraíso. “Jardán yo soy que la belleza adorna. Sabrás mi ser si mi hermosura miras”. Inscripción en la Sala de las Dos hermanas.

DETALLE SALA ALBENCERRAJES

LA PLAZA DE SAN PEDRO EN EL VATICANO, por Alfredo Pastor Ugena

Para resolver el problema de la unión de la basílica vaticana con la ciudad y el agrupamiento de los peregrinos que llegaban a visitar la tumba de San Pedro, Bernini construyó, entre 1656 y 1667, una grandiosa columnata, la plaza de San Pedro, cuyo diseño elíptico produce la impresión de un espacio muy profundo, y cuya finalidad simbólica no es otra que resaltar el deseo

universalista de la Iglesia, capaz de acoger a todos los hombres en sus seno. Diseña una gran plaza elíptica con un claro sentido simbólico de abrazo a la cristiandad. También manifiesta la expresión de otro gran descubrimiento: cuando Kepler demuestra, en el siglo XVII, que la trayectoria de nuestro planeta es en realidad una elipse A lo largo del siglo XVII se produjo tanto en Europa una reacción a la serenidad clásica del Renacimiento, a raíz de la cual se desarrollaron nuevas premisas estilísticas, las del Barroco, estilo que propugnaba la preferencia por la tensión y el dinamismo de las formas y la complejidad de las composiciones en todas las manifestaciones artísticas. El arte barroco se inició en Roma, la capital del mundo católico, la capital artística de Italia desde principios del siglo XVI. A ella acudían artistas desde todas las regiones de Italia buscando la protección y el mecenazgo papal. Allí recibió su influencia religiosa, su estilo dramático y alcanzó su madurez. Dentro de este estilo,la arquitectura sobresale entre las artes del siglo. Durante cincuenta años Roma- como centro relevante del arte barroco- contempló la rivalidad creadora de dos artistas excepcionales: Lorenzo Bernini (1598-1680) y Franceso Borromini (1599-1677).

El estilo barroco es un arte integrador de espacios, donde se busca la integración de la arquitectura y de los monumentos en el marco urbano con una función simbólica y práctica como es el caso de la plaza del Vaticano. El estilo barroco jugó un papel importante en los conflictos religiosos de este período. Frente a la tendencia protestante a construir los edificios para el culto de una manera sobria y sin decoración, la iglesia católica usó para sus fines litúrgicos la grandiosidad y la complejidad barrocas, siguiendo las orientaciones del Concilio de Trento de convencer y conmover. El papado reaccionó contra la división que provocó, en general, la Reforma protestante iniciada por Martín Lutero ,generando el movimiento que se conoció como la Contrarreforma. La arquitectura, la escultura y la pintura fueron utilizadas para el prestigio de la autoridad papal e ilustrar las verdades de la fe. En este sentido se puede afirmar que el barroco es la expresión estética de la Contrarreforma y de la monarquía absoluta. Ésta utilizó la

magnificencia de este estilo artístico para poder hacer propagandas que la beneficiasen. En la arquitectura barroca se multiplican las superficies onduladas, las plantas elípticas y las trabazones interrumpidas, acompañadas de una exageración de la monumentalidad., como es el caso de la plaza de San Pedro en el Vaticano, muestra emblemático de la suntuosidad y magnificiencia del Barroco

La Plaza de San Pedro o del Vaticano Es una gran plaza barroca que se antepone a la basílica. a modo de gran sala períptera. Es el centro milenario de la cristiandad y está formada por un espacio armoniosamente desproporcionado a cielo abierto.

En 1586 el Papa Sixto V decidió colocar este obelisco frente a la Basílica de San Pedro en memoria del martirio de San Pedro en el Circo de Nerón. Se le conoce como el “testigo mudo”.Está coronado por una cruz.

Fue enteramente proyectada por Gian Lorenzo Bernini entre 1656 y 1657 .Éste escribió:” La iglesia de San Pedro, cual matriz de todas las demás debe tener un pórtico que muestre que recibe con los brazos abiertos, maternalmente, a los católicos para confirmarlos en la fe, a los herejes para reunirlos en la Iglesia y a los infieles para iluminarlos hacia la verdadera fe”. Bernini fue el artista preferido por los Papas. En sus obras se resalta el triunfo de la Iglesia Católica. Tiende a espacios centrífugos (volcados hacia fuera). Aquí pretende crear un simbolismo espacial en el que lo escénico define claramente su estructura general. La forma de la plaza es la de una elipse perfecta de 240 metros de longitud, circundada por la majestuosa Columnata exenta de Bernini, compuesta de 244 columnas dóricas distribuidas en dos brazos curvos (concebidos como símbolos de la Iglesia que acoge a los peregrinos y de la capitalidad universal de la Roma papal) y con un entablamento recto, alineadas en cuatro filas, y coronadas por 140 estatuas de Santos y Mártires. A los lados se encuentran dos fuentes grandiosas realizadas por Maderno y Bernini. En el centro de la Plaza se eleva el Gran Obelisco Egipcio, colocado en 1586, en cuyo punto más elevado se encuentra una reliquia de la Santa Cruz. La larga serie de las estatuas representan a la Iglesia triunfante en relación con la Iglesia militante, es decir, a la multitud de fieles que rezan en la plaza.

Columnas exentas de estilo dórico franqueando la Plaza de San Pedro. La columnata pretende mostrar un aspecto severo y austero que dé más fuerza a la fachada de la basílica. Concluimos señalando que esta plaza de San Pedro, en el Vaticano, no sólo es una manifestación artística de primera magnitud que culmina las concepciones del Barroco plasmadas por Bernini, quien siguiendo el mandato e intencionalidad del papa Alejandro VII -el cual trata de hacer de la arquitectura el modo más evidente de exhaltación del poder estatal del pontífice- diseñó de la Plaza de San Pedro, con el fin de crear un sitio capaz de acoger grandes congregaciones de fieles.

SAN PEDRO Y EL RELOJ

LA DECORACIÓN ISLÁMICO por Borrás

EN EL ARTE Gonzalo M.

Mezquita de Córdoba, Foto: www.artencordoba.com La decoración juega un papel central en el arte islámico, ya que se trata de su elemento primordial, siempre presente en todos los lugares y en todas las épocas del arte musulmán. En suma, es el factor artístico que confiere al arte islámico su evidente unidad a través del espacio y del tiempo. Un monumento islámico se caracteriza más por su decoración que por su estructura. El espacio se encuentra definido por las superficies —el suelo, las cuatro paredes y el techo—, y toda la superficie se halla articulada por la decoración, de modo que se establece una estrecha e íntima relación entre ésta y el espacio. La decoración lo invade todo; aparece revistiendo no solamente los planos arquitectónicos, sino también los objetos, y ello con independencia de los materiales (ladrillo, azulejo, estuco, madera, textiles, metales, etc.), de las técnicas y de la escala monumental. Es un continuo espacial que lo llena todo: ornamenta suelos, muros y techos y se prolonga en los objetos de uso cotidiano, en tapices, alfombras, cortinas, cojines y hasta en la propia vestimenta.

Oyendo a Mahoma Los principios compositivos que rigen el sistema ornamental islámico pueden reducirse, básicamente, al ritmo repetitivo y a la estilización. El ritmo es un elemento compositivo básico en las artes del Islám, incluidas la poesía y la música. En el arte, los motivos o diseños ornamentales se suceden en ritmos reiterativos hasta el infinito, como una metáfora de la eternidad que llena todo el espacio; se trata de fórmulas elaboradas por multiplicación y por subdivisión, por rotación y distribución simétrica. Domina una fascinación por la repetición, por la simetría y por la continua generación de motivos. El resultado es un efecto dinámico y a la vez inmutable, en el que cada motivo que forma parte de la ornamentación global conserva su identidad, aunque sin preeminencia sobre los demás. El detalle nunca predomina sobre el conjunto. Es la unidad en la multiplicidad y la multiplicidad en la unidad. Se consigue una completa armonía y tranquilidad, un arte de reposo donde las tensiones se disuelven.

El otro principio compositivo es el de la tendencia a la estilización o a la abstracción, es decir a la desnaturalización de las formas naturales. El arte islámico, a diferencia del occidental, no tiene como fórmula la imitación de la naturaleza. Todo lo contrario. El musulmán piensa que

toda imitación fiel de la naturaleza, toda tentativa por crear una obra “con vida” es un acto de impiedad que enfrenta al hombre como rival de Dios, el único Creador. Por ello el arte musulmán prefiere lo no figurativo, lo geométrico o lo epigráfico; tiende a la estilización haciendo “descender un grado” toda la vida y tratando al hombre como una caricatura, al animal como una planta, a la planta como una geometría

Reales Alcázares de Sevilla El otro principio compositivo es el de la tendencia a la estilización o a la abstracción, es decir a la desnaturalización de las formas naturales. El arte islámico, a diferencia del occidental, no tiene como fórmula la imitación de la naturaleza. Todo lo contrario. El musulmán piensa que toda imitación fiel de la naturaleza, toda tentativa por crear una obra “con vida” es un acto de impiedad que enfrenta al hombre como rival de Dios, el único Creador. Por ello el arte musulmán prefiere lo no figurativo, lo geométrico o lo epigráfico; tiende a la estilización haciendo “descender un grado” toda la vida y tratando al hombre como una caricatura, al animal como una planta, a la planta como una geometría

LA IGLESIA DE SAN SEBASTIÁN.

(TOLEDO) por Fernando Aranda Alonso

En el camino antiguo de ronda, sobre las murallas que entre puente y puente defendían la ciudad de Toledo, discurriendo paralelo sobre el foso natural que el Tajo forma alrededor de la ciudad, casi hacia su mitad, se halla enclavada la iglesia de San Sebastián, en un paraje que hoy se conoce con el nombre de la Cornisa; y que antes se llamó Carreras de San Sebastián.

Esta iglesia es uno de los recintos sagrados más antiguos de Toledo ya que su fundación se remonta al periodo visigodo entre los años 601 al 602. Es además una de las parroquias denominadas Mozarábes cuya existencia como tal aparece atestiguada en documentos fechados en 1168 y 1169. Exteriormente se nos presenta como un templo pequeño, de planta rectangular, construido en ladrillo y mampostería encintada, que alza su fachada mirando hacia los cerros del Valle. En ella se abre su puerta principal que está flanqueada por dos recios contrafuertes y coronada por el frontón de un hastial. En la fachada opuesta que es la mas antigua del edificio y en la que antes estaba la entrada, tiene incrustada una torre de pequeñas dimensiones.

El espacio de su interior está articulado mediante dos arquerías paralelas que determinan tres pequeñas naves. Están compuestas cada una de ellas por cinco arcos de herradura construidos en ladrillo que se apoyan cuatro de ellos en capiteles soportados por otros tantos recios fustes; capiteles y fustes no tienen el mismo diámetro y son todos ellos diferentes lo que da a este templo un singular aspecto. Las techumbres de sus tres naves son de armadura de madera, dos de ellas la central y la epístola formadas por artesonados de par y nudillo y la del Evangelio de alfarje plano.

Esta iglesia a lo largo de sus 1400 años de existencia ha tenido tres etapas completamente diferenciadas: La visigótica que se inicia con su fundación, la islámica que comprende el periodo durante el que Toledo estuvo bajo el dominio musulmán y en él fue transformada en mezquita, y la tercera y última la cristiana que comienza en el momento en que se hace iglesia mozárabe. La erección de este templo tuvo lugar entre los años 601 a 602 durante el breve reinado del rey godo Liuva II quien es posible levantara esta iglesia como pequeña basílica sobre otro templo romano ya existente quizás dedicado a alguna divinidad pagana. La primera referencia histórica que de él tenemos, hace mención a que fue una de las seis parroquias mozárabes erigida en la época de los Concilios Toledanos, concretamente la tercera en orden cronológico según sabemos por unos versos atribuidos a San Ildefonso que fueron hallados en la biblioteca Capitular.

Con la invasión de los musulmanes la iglesia visigoda se transformó en mezquita cuyo nombre fue el de AL-DABBAGUIN o mezquita de los curtidores. No tenemos noticias de la fecha en que se produjo esta transformación que debió de acontecer en los siglos X u XI. Si conocemos que en lo que hoy es la fachada principal, estuvo el muro de la kibla sobre el que se abrió el Miharab, y que se construyó también un alminar coronado por un minarete. No hay noticias precisas de cuando esta mezquita retornó al culto cristiano, si bien fue durante los últimos tiempos del dominio musulmán o una vez que la ciudad fue reconquistada por Alfonso VI el año 1085.

Posiblemente en los primeros momentos los cristianos debieron readaptarla simplemente instalando altares, y dejando el alminar. Cuando ya se afianzaron en sus conquistas, y vieron alejarse el peligro árabe, tras la batalla de las Navas de Tolosa es cuando deciden cambiar el minarete musulmán por un campanario trasformando así el alminar en torre cristiana. Durante el reinado de los Reyes Católicos y bajo el patrocinio del Cardenal Mendoza se levanto una gran capilla ojival que estuvo adosada a la nave de la epístola y que debió de tener grandes dimensiones. Esta construcción transformó considerablemente el aspecto de esta iglesia tanto en su interior como en el exterior. En tiempos de Carlos V, concretamente el año 1520, se vio afectada por las guerras de los Comuneros de Castilla, quienes al igual que hicieron en otras iglesias de Toledo desmontaron sus campanas para con su metal hacer cañones con los que enfrentarse a las

tropas del emperador. A finales del siglo XVI, y sin que se conozcan las causas, se produjo, un despoblamiento de la zona donde está ubicada, circunstancia que la dejó casi sin feligreses, pasando entonces a ser por designación del arzobispado sede canónica de varias cofradías. En el siglo XVII al vetusto edificio, en ruinoso estado va a cambiar la orientación de su fachada principal, y en él se hacen diversas reformas, pero va a ser en el siglo XVIII cuando sus transformaciones van a ser mas profundas, se derriba la capilla adosada hecha en tiempos de los Reyes Católicos. Se cubren de yeso la totalidad de los paramentos de la iglesia incluidos sus artesonados que quedan tapados por cielos rasos y se hace un retablo de estilo corintio y madera dorada que fue realizado por Andrés Huerta y costo 37.740 reales.

Pero la falta de feligreses hace que ya en el siglo XIX pierda su parroquialidad y como consecuencia sus objetos de culto se dispersan por otros templos de la ciudad,.A esta circunstancia se une la desamortización, por la que pierde unas pequeñas rentas y propiedades, quedando sumida en la mas

absoluta pobreza y en un ruinoso estado. El culto que en ella se da, queda reducido a la celebración el día 20 de enero de la festividad de San Sebastián. En 1916 por suscripción popular se afronta una primera restauración que será secundada por una decisiva intervención que se hace en 1970 que le devuelve su original aspecto, al quitar el yeso de sus paramentos y los cielos rasos e sus artesonados. Recientemente este templo ha sido de nuevo restaurado por el Consorcio de la Ciudad de Toledo. Hoy, esta Iglesia cuyos muros han sido testigos de catorce siglos de la historia de Toledo, es la sede canónica de la Cofradía Internacional de Investigadores.

MOLINOS DE LA MANCHA, ORACIÓN DE PIEDRA EN EL PAISAJE, por Natividad Cepeda

L La Mancha es tierra de soledad. Soledad sin excusas ni pretextos. Es la tercera comunidad mayor de España y también una tierra despoblada. No deshabitada; pues la plenitud de la que se nutre la hace sencillamente única. Los castellanos de esta tierra manchega, solemos conocer el horizonte como la palma de nuestra mano. Somos todos, sin excepción, huéspedes del crepúsculo. El crepúsculo es el camino de la muerte del día, y ante su vacío mágico y osado nos rendimos, cuando desde las montañas lejanas y azules el color escarlata del cielo nos envuelve en su luz. Los manchegos amamos esta tierra con terquedad, creo que hasta con aspereza, pues a todos nosotros nos cuesta acariciar con ternura su costra y su raíz. Nosotros, todos, recontamos las lindes de los pueblos, a ciencia cierta y certera, pregonamos, que nuestro lugar es el mejor, el único, el impoluto, el más antiguo, donde la sangre es más veraz, más vieja,

más manchega… Si se nos brinda la ocasión discutimos por los orígenes mitológicos del lugar, olvidando que desde siglos atrás, esta tierra de Dios, es de todos. De todo el que ha llegado aquí y se ha quedado amarrado a su luz, a su sed y a su piel.

Esa piel de tierra en la que nos fundimos, llamándonos con nombres diferentes de pueblos y parajes, pero al cabo y al fin, tierra manchega, hermosa y dura, alta y distante con memoria de milenios en sus entrañas por donde todos vamos y venimos desde antaño. La Mancha es hermética, la han desmantelado

tantas veces que no confía ni en sus propios hijos. Hemos renacido demasiadas veces debajo de nuestros escombros sin ayuda de nadie. Somos legítimos habitantes de la soledad, del desamparo y del reducto último del horizonte, quizás por esa causa somos desconfiados. Pero todos conformamos este paisaje y a él pertenecemos. Pertenecemos desde lo más elemental, desde lo más diverso…molinos, ríos, valles, motas, grutas, caminos, heredad, castillos, monte, laguna, municipios, semántica, folclore, tradición… Son tantas cosas las que habría que puntualizar para empezar a andar unidos sin resquemores. Tantas las ocasiones que por tener espíritu de tribu hemos tirado todo por la borda de la estupidez. Siempre nos peleamos inútilmente. Miguel de Cervantes que recorrió esta tierra y se enamoró de ella, nos privó de muchos nombres de pueblos y lugares. Cervantes y La Mancha, La Mancha y sus molinos, sus pueblos molineros

carcomiéndose la testarudez de demostrar que uno, y no todos, son pueblos y molinos cervantinos. He visto la luz primera en Tomelloso, y en él, no he conocido molinos de viento. Domingo Alberca, criptanense con alma de aspas de molino, soñador y artesano que construye molinos de piedra y de madera desde los despojos del abandono de la historia; una noche de invierno llegó hasta mi casa y me contó que aquí, en Tomelloso, hubo en tiempos cuatro molinos de viento. Él tenía los documentos que lo atestiguaban. Me dijo los nombres de las calles donde en las pequeñas alturas de mi pueblo se construyeron aquellos molinos. Me emocionó escucharlo y saber que también aquí, las aspas del molino habían batido al viento. El azar ha querido dejar constancia en las sierras manchegas de esos vigías blancos que se elevan por encima de los pueblos, de las carreteras y autovías, desnudos en su entorno ascético: molinos de La Mancha, refugio de los sueños de los pueblos

molineros tan cerca de su historia y de su vida. El legado de Miguel de Cervantes es un legado de universalidad. La universalidad hoy se llama globalización; y en nuestro mundo desigual y convulso los molinos manchegos junto con sus pueblos, tienen la ineludible obligación de ser una referencia de paz y de cultura universal. No entiendo, ni comparto, ni apruebo la continua pelea de un pueblo sobre otro. Los pueblos molineros deberían ser modelos de ciudadanía equilibrada, donde la cultura y la economía, crearan un itinerario atrayente para esos millones de personas que viajan hasta la Mancha en busca de un ideal.

Don Quijote de la Mancha es un antihéroe que cabalga en el tiempo sin tiempo definido. Es el mito que nos comunica con todos los habitantes de nuestro planeta a través de la tecnología de internet, que

impulsan las agencias de viajes porque les reporta beneficios. Un mito carente de fronteras porque su magia ha roto cualquier barrera política y geográfica. Es el mito que hace a los pueblos molineros depositarios de la fuerza telúrica del gigante de piedra, la torre encantada que queremos conquistar, el barco de vela anclado en el mar de la llanura manchega que se alía con los vientos para girar con ellos en busca de un mundo mejor. Los molinos de nuestros pueblos son los semáforos de un ayer que nos unen al presente, y por esa razón hay que regular sus visitas, trazar una ruta compartida para recorrerlos y conocer los balcones manchegos a los que se asoman. Para eso hay que desechar viejas rencillas, dejar de ser estrechos de miras en los planteamientos turísticos, y abrir el tránsito a cuantos viajeros llegan desde puntos lejanos en busca del milagro del ingenioso hidalgo manchego. Todos nosotros deberíamos ser impulsores y

defensores de nuestro patrimonio. Un patrimonio rico y variado tan desconocido y despreciado. Deberíamos tomar conciencia de nuestra ecología, de nuestros monumentos, de nuestra historia y de ese devenir que nos aguarda. Deberíamos conocer nuestros derechos por ser habitantes de una región natural tan bellísima que aún hoy, no se ha empezado a cuestionar su defensa ni en lo más primordial. Los pueblos, nuestros pueblos, tienen un sello inconfundible de singularidad. Llegar a Campo de Criptana es penetrar en los indicios del misterio desde la matriz de la sierra y sus molinos, añil y cal envolviendo a la tarde. Viajar hasta Mota del Cuervo y recorrerla es convocar la madre tierra, y al pájaro sagrado remoto y ancestral planeando sobre vientos… Sobre la torre del molino y el legado de su nombre. ¿Qué tierra tan inconsciente es la nuestra que se transfigura en Consuegra? Desde la autovía N. IV de pronto se ven los molinos,

con el telón de fondo del castillo, sus contornos se enredan en la mirada, nos asaltan delirios de grandeza, muchedumbres de otros siglos nos miran, o acaso somos nosotros los que buscamos en sus calles nuestros adentros. ¿Quien lo sabe? Y hay molinos en Alcázar de San Juan semejantes a un recuerdo con la complicidad de lo que fue y ya no son. Y también hay un molino de amor y de poesía en Munera, con su rito de sol en pleno julio. El molino quemado de Belmonte le pregunta a Fray Luis de León por esos modernos inquisidores, y el santo, pobrecito, argumenta que lo mejor será pedir a Don Quijote que los busque y desfaza ese agravio… Molinos desgajados en lo alto de pequeños montículos, rotos, a los que se les cae piedra a piedra el esqueleto de su historia. Molinos, vuelo de luz a la intemperie de La Mancha, con las costras de la muerte en sus paredes. Molinos que, apenas son una ráfaga de ternura, que de inmediato nos acelera la

sangre por lo que significaron y lo que son. ¿Si Don Quijote y Sancho Panza no recorrieran los caminos manchegos y discreparan sobre si son gigantes o molinos, a los molinos que quedan en píe los defenderían los pueblos molineros? Si Miguel de Cervantes aventurero, soñador, manco y pobre escritor no los hubiera incluido en su universal obra, es muy posible que a estas alturas de nuestra historia, nadie, se pelearía por su epopeya. Pero escribió de ellos, los miró, y amó cada palmo de su altura. Abrió camino para los que de él, hicieron su vivir, no nombró a ningún pueblo, no fijó fronteras. Mancha tierra de molinos, cuna del mejor Caballero y la más bella Emperatriz, donde el vulgo es sabio y sentencia con refranes y no quiere problemas porque siempre habrá malandrines cruzando las veredas.

PANORÁMICA DE MOLINOS

Molinos de La Mancha, oración de piedra alzada en nuestra geografía, contemplaros es apoyar nuestra esperanza en el futuro incierto, a pesar del nuevo orden mundial. A pesar de esos extraños paraísos financieros. A pesar del terror manipulado y la mercancía humana de la emigración… A pesar, de no entenderse entre sí, los pueblos molineros, y olvidar que para cobrar peaje hay que ofrecer itinerario, posada y desarrollo, dentro de esta soledad privilegiada por donde todavía, Don Quijote, cabalga a lomos de Rocinante seguido de Sancho Panza en su jumento, sin otro almanaque, que el refugio de un libro y la luz seductora del horizonte de un atardecer cualquiera por los costados peregrinos de La Mancha.

Molinos de Consuegra en el Cerro del “Tío Calderico”. Bajo las murallas del castillo del fondo, murió el hijo del Cid, Rodrigo

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