La Escuela de Tiempo Completo y las familias de los alumnos

Programa Escuelas de Tiempo Completo en el Distrito Federal La Escuela de Tiempo Completo y las familias de los alumnos Orientaciones para Fortalecer

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Programa Escuelas de Tiempo Completo en el Distrito Federal

La Escuela de Tiempo Completo y las familias de los alumnos Orientaciones para Fortalecer la Gestión Escolar

Esta edición corresponde a la colección Orientaciones para fortalecer la gestión escolar y fue elaborada para el Programa Escuelas de Tiempo Completo en el Distrito Federal y estuvo a cargo de la Administración Federal de Servicios Educativos en el Distrito Federal, a través de la Dirección General de Innovación y Fortalecimiento Académico. Administración Federal de Servicios Educativos en el Distrito Federal Luis Ignacio Sánchez Gómez Dirección General de Innovación y Fortalecimiento Académico Mónica Hernández Riquelme Coordinación General René Mario Franco Rodríguez Pedro Gabriel Jiménez Torres Coordinación de la colección Lilia Antonio Pérez Autores Judith Medina García María Graciela Estrada Estrada Diseño Emmanuel Atenco Cortés

Primera Edición AFSEDF Administración Federal de Servicios Educativos en el Distrito Federal Parroquia 1130, Santa Cruz Atoyac, Benito Juárez, 03310, México, D. F. Impreso en México Distribución Gratuita - Prohibida su venta Prohibida su reproducción por cualquier medio mecánico o electrónico sin autorización escrita.

Índice Introducción...............................................................................................5 ¿Quiénes son las familias de los alumnos de las ETC?.................................................................................9 La relación familias-ETC........................................................................17 a) Diferentes ideas sobre la educación, ¡construyamos referentes comunes!..................................................17 Diversas expectativas, aclaremos lo que ofrece la ETC..............................................................23 a) Ambigüedad de funciones, definamos niveles de responsabilidad................................................29 b) Ausencia de tutores, busquemos soluciones.........................................................................31 Bibliografía..............................................................................................39

La Escuela de Tiempo Completo y las familias de los alumnos

Introducción En la actualidad, la tarea de educar a niños y jóvenes1 es tan compleja que no puede ser asumida sólo por una institución. ¿Cuáles son las principales referencias en la formación de niños y adolescentes? En principio, la vida en familia es determinante para todo ser humano, ya que es en ella donde se construyen los primeros lazos de afectividad, las primeras formas de convivir con los otros y crecer; por otra parte, es en la escuela donde aprenden conocimientos, desarrollan habilidades y construyen actitudes que les han de servir para seguir aprendiendo, contar con un trabajo digno y desarrollar una vida personal plena. En este contexto, resulta imprescindible que ambos espacios de formación para la vida (familia y escuela) vayan de la mano en la educación de niños y jóvenes. Sin embargo, dicha relación ha pasado por un trayecto que ha ido desde la idealización del docente, hasta un serio cuestionamiento de la función de la escuela en la educación de los hijos; del aislamiento promovido por algunas escuelas con respecto a las familias, hasta el reconocimiento de su necesaria intervención para apoyar la labor educativa. Aún hay mucho camino por andar en la construcción de una relación más abierta y colaborativa, que vaya en beneficio de la educación de niños y jóvenes. Es en este punto que la Escuela de Tiempo Completo (ETC) plantea una oferta educativa que cuenta con mayores posibilidades para con1.- A lo largo del documento se hará referencia general a niños y jóvenes, sin referir niñas explícitamente, sólo con la intención de hacer más ágil la lectura del texto y no con implicaciones de discriminación por condición de género.

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tribuir al desarrollo de competencias para la vida, al ofrecer un horario ampliado que permita situaciones de aprendizaje más enriquecedoras para niños y jóvenes. Expuesto este reto, la colaboración de madres/padres2 con la ETC se hace más necesaria: ¿cómo promover el interés de las familias para que colaboren en los aspectos educativos planteados para las ETC y la organización del comedor?, ¿cómo construir ambientes familiares y escolares más propicios para el aprendizaje de los hijos-alumnos? El presente documento busca responder a estas preguntas con algunas recomendaciones prácticas a los directivos y docentes de la ETC, con el fin de fortalecer su relación con madres y padres de familia, y de este modo coadyuvar en la mejora educativa de los alumnos que asisten a estos planteles. Con esta encomienda, en el primer apartado se reflexiona sobre quiénes son los interlocutores de la ETC en la tarea educativa; y para ello se caracterizan los diferentes tipos de familias de donde provienen los alumnos, como un referente valioso para entender las actitudes de los tutores hacia sus hijos y la escuela. En el segundo apartado se plantean algunas de las problemáticas más frecuentes en la relación ETC-familias (divergencia de concepciones y de expectativas con respecto a la educación de los hijos-alumnos, ambigüedad en los ámbitos de responsabilidad de cada una de las partes, entre otras), así como alternativas para solventarlas. Todo ello, en un marco de relación colaborativa donde lo deseable es que se involucren otros actores, más allá de la escuela y las familias (USAER, la delegación política donde se inserta la escuela, organizaciones de la sociedad civil, entre otras), con la fina2.- En ocasiones se referirá sólo padres de familia o tutores, sin referir explícitamente madres de familia, sólo con la intención de hacer más ágil la lectura del texto y no con implicaciones de discriminación por condición de género.

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lidad de estar en condiciones de ofrecer una educación de mayor calidad a niños y jóvenes. Vale esta intención para que a partir del documento surjan reflexiones, confrontaciones, cuestionamientos propios y a los otros, que muevan hacia la mejora de la colaboración entre la escuela y las familias.

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¿Quiénes son las familias de los alumnos de las ETC? La economía es uno de los factores que condicionan la transformación de la sociedad; y la familia, como una de sus unidades fundamentales, no escapa a esta situación. El ingreso de las mujeres al ámbito laboral,3 junto con aspectos como la transformación paulatina de los roles entre los géneros, ha derivado en una gama de expresiones de “ser familia”: desde aquellos niños que viven esta experiencia con la presencia del padre y la madre en el mismo hogar, hasta quienes la viven con la presencia más frecuente o única con uno de los padres, ya sea por divorcio,4 muerte, abandono o razones de elección, al decidir la paternidad o maternidad desde la soltería.5 Existen otros casos donde las familias son reconstituidas, es decir, son conformadas por un segundo matrimonio en donde el padre o la madre que se hace cargo de los hijos de una relación anterior tiene una nueva pareja y ésta pasa a formar parte de la experiencia familiar de dichos niños. Éstas son algunas de las características y condiciones de las familias que han de considerarse en las escuelas de educación básica, y particularmente en las Escuelas de Tiempo Completo, con el propósito de establecer un mejor diálogo entre ambas instancias, en beneficio de la educación de niños y jóvenes. 3.- Expresión de este fenómeno se puede identificar en el Distrito Federal, donde 46 de cada cien mujeres participan en actividades económicas (INEGI, 2007). 4.- En el Distrito Federal, de cada cien matrimonios, hubo 17 divorcios (INEGI, 2007). 5.- En el Distrito Federal, del total de nacimientos, 9.9% son de madres solteras (INEGI, 2007).

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Ante la actual transformación de la familia como institución social, la escuela de educación básica se enfrenta cotidianamente a nuevos retos, entre ellos, la necesidad de que los hijos permanezcan más tiempo en la escuela, para que los padres y madres puedan atender sus deberes laborales. En este contexto, la ampliación de la jornada escolar de un plantel de Tiempo Completo busca responder, entre otros aspectos, a este tipo de necesidades sociales; así como atender la encomienda de fortalecer la calidad de los aprendizajes de los estudiantes de educación básica. La ampliación de la jornada escolar considera dar apoyo a las familias, a la vez que fortalece su participación y responsabilidad en la tarea educativa de las escuelas. Esto implica, para las escuelas y las familias, una participación corresponsable en la realización de las actividades a favor de la calidad educativa, desde sus ámbitos de competencia, responsabilidad y funciones. (SEP, 2009b:30). Por lo anterior, uno de los principales protagonistas en la organización de las actividades de la Escuela de Tiempo Completo es la familia. En la concepción de este programa educativo, se enfatiza el papel que juegan madres y padres en el logro de los propósitos planteados para la educación básica, a través de su apoyo para la realización de actividades que permitan enriquecer la experiencia educativa de sus hijos. Sin embargo, pese a la importancia de la participación de las familias, frecuentemente la Escuela de Tiempo Completo enfrenta una paradoja: por un lado, reconoce que madres y padres requieren de mayor tiempo escolar para sus hijos, debido a sus jornadas laborales; y por otro, demanda una mayor participación de los tutores que el promedio de las escuelas que no tienen horario completo. Es decir, se reconoce que madres y padres cuentan con menos tiempo para la atención general de sus hijos, pero se necesita un mayor ni-

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vel de organización entre las familias y las ETC para llevar a cabo aquellas actividades que las distinguen del resto de las escuelas de educación básica con horario regular, como la alimentación de los alumnos y el tiempo dedicado a los aspectos educativos planteados para este tipo de escuelas;6 todo ello, con la finalidad de profundizar y diversificar los aprendizajes de los estudiantes. Ante tal circunstancia, la ETC requiere generar acciones encaminadas a construir mayores puntos de encuentro entre las necesidades de la escuela y de la familia, para que madres y padres tengan la posibilidad de involucrarse más en las actividades del plantel, en beneficio de la educación de sus hijos. En el mismo sentido, la escuela necesita del apoyo familiar para lograr una educación integral, a partir de las actividades derivadas de los aspectos educativos planteados para estos planteles y del currículum de educación básica. Para encaminarse a este escenario, conocer a las familias en donde se desenvuelven los alumnos constituye un punto de partida necesario; con este conocimiento, docentes y directivos tendrán más herramientas para construir una mejor relación con madres y padres, así como para conocer y comprender mejor las conductas y motivaciones de niños y jóvenes en la escuela. Con la finalidad de contribuir a ello, se ofrece el siguiente panorama con respecto a la diversidad de familias que las escuelas de educación básica, y particularmente las Escuelas de Tiempo Completo, atienden cotidianamente.

6.- Estos aspectos del Programa Escuelas de Tiempo Completo son seis: Fortalecimiento del aprendizaje de los contenidos curriculares, Uso didáctico de las tecnologías de la información y la comunicación, Aprendizaje de una lengua adicional, Arte y cultura, Alimentación Saludable, Recreación y Desarrollo Físico.

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Desde el criterio de sus integrantes, encontramos los siguientes tipos de familia: • Nuclear o elemental: es la unidad familiar básica que se compone de padre, madre e hijos (casados o en unión libre);7 éstos pueden ser la descendencia biológica de la pareja o miembros adoptados por la familia. • Monoparental: existe la madre y los hijos, sin un padre referente; o existe el padre con hijos, sin una madre referente. Este tipo de familia puede tener diversos orígenes: a) De madre soltera: la madre asume sola la crianza de sus hijos, pues el hombre se distancia y no reconoce su paternidad, o bien, por ser una elección de vida de la mujer. Se debe tener presente que no es lo mismo ser madre soltera adolescente, joven o adulta. b) De padres separados: los padres no viven juntos, ya que dejaron de ser pareja; se puede dar el caso de que el tutor que no vive con ellos (padre o madre) cumpla o no su rol de paternidad o maternidad, o que lo cumpla parcialmente, por ejemplo, colaborando con su manutención y conviviendo con los hijos algunos fines de semana. • Extensa: aquí sucede que el paso a la edad adulta no genera separación de los padres o parientes, sino que se pasa a ser parte de la comunidad familiar. Está formada por madres, padres, abuelos, bisabuelos, hijos, tíos con hijos propios, hermanos, inclusive hijos adoptivos o medios hijos, y por otros miembros, parientes o no parientes (en la modalidad de familia extensa amplia).

7.- En el Distrito Federal, de cada 10 parejas, ocho son casadas y dos viven en unión libre (INEGI, 2006).

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Ahora bien, desde el criterio de cómo se ejerce la autoridad y la toma de decisiones entre padres e hijos, pueden presentarse los siguientes tipos de familia: • Autoritaria: las relaciones son verticales de padres a hijos, es decir, todas las decisiones son tomadas por los padres y los hijos sólo las acatan, sin considerar sus puntos de vista, sea el “jefe” el padre o la madre. Esto puede generar hijas e hijos rígidos y con poca apertura al cambio o a lo diferente, lo cual les impide flexibilizar su conducta para lograr una buena convivencia con otras personas, manifestando frecuentemente conductas de excesiva sumisión o rebeldía. La escuela puede ayudar a estos niños a conocer otras formas de convivencia, promoviendo el diálogo entre compañeros para la toma de acuerdos y la resolución de conflictos sin violencia en el salón de clase.8 Otra posibilidad es que los alumnos de estas familias sean muy tímidos. En este caso, el papel del maestro y la escuela será construir un clima de confianza en el aula, para que no tengan temor de expresarse; por ejemplo, evitando reprobar abiertamente la participación de los alumnos y sí rescatando lo que aportan a la clase. También conviene ofrecer a estos padres espacios de reflexión sobre su papel como tutores al promover estas formas de convivencia con los hijos, como talleres para padres impartidos por especialistas, o bien recomendarles programas de televisión que les permitan revisarse críticamente en su rol familiar, sin necesidad de hacer señalamientos directos por parte de los docentes.9 8.- Esto se puede promover mediante estrategias como el role-playing y la técnica de asamblea (Buxarrais, 2004) en el aula. De esta forma, sin reprobar o cuestionar directamente la conducta del niño, se le proporcionan referentes valiosos para que conozca otras formas de convivencia. 9.- Se sugiere hacer estas recomendaciones a los padres en general, para evitar herir susceptibilidades dentro del grupo de padres de familia.

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• Permisiva: la madre o el padre presentan dificultades para establecer límites y reglas consensuadas con los hijos (por ejemplo: jugar sólo después de realizar las tareas escolares o respetar a sus hermanos), por lo que los niños y jóvenes no cuentan con referentes para regular su conducta. Establecer límites claros en la escuela, por parte del conjunto de docentes y hacerlos cumplir, así como trabajar en la necesidad de las reglas para la convivencia sana, puede dar mayor estabilidad a estos alumnos. Se sugiere dialogar con los padres para hacerles ver la necesidad de establecer reglas en casa, para que los alumnos cuenten con una educación más consistente en ambos espacios; también se recomienda que, en caso de que los padres así lo requieran, los canalicen con otras instituciones para que cuenten con más herramientas para establecer límites sanos en el hogar, en beneficio de la educación de sus hijos. • Sobre-protectora: existe una excesiva preocupación de los padres hacia el bienestar de los hijos, lo que deriva en una dependencia padres-hijos. Esto puede generar problemas de personalidad al no permitir el desarrollo pleno de los hijos, propiciando una baja autoestima en ellos e inseguridad en sí mismos, lo que puede afectar el trabajo escolar y la convivencia con sus compañeros.10 En estas circunstancias, los docentes deben fortalecer la confianza de las niñas y niños durante las actividades del grupo escolar, de tal manera que adquieran paulatinamente seguridad en lo que llevan a cabo; tal vez sea necesario reafirmar constantemente lo que hacen bien, además de reconocer sus potencialidades. Para el caso de estos tutores, conviene sugerirles que permitan a sus hijos asumir mayores responsabilidades con relación a su cuidado personal (por ejemplo: vestirse y peinarse solos)11 y deberes escolares (realizar su tarea solos y 10.- http//[email protected]/. 11.- Estas responsabilidades dependerán de la edad y del grado de sobreprotección en que se encuentre el niño.

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ayudarlos únicamente cuando lo requieran), así como tomarlos en cuenta en algunas decisiones familiares (por ejemplo: en la elección del lugar de paseo para el fin de semana). De esta manera, pueden contribuir a que el niño vaya ganando confianza en sí mismo. • Democrática: en este caso, existe mutuo acuerdo entre padres e hijos; éstos colaboran y participan en la dinámica familiar. Hay respeto a virtudes y defectos de los miembros de la familia y se les involucra –cuando los padres consideran pertinente– en la toma de decisiones, pues los lazos familiares son estrechos, hay buena comunicación y apoyo entre los integrantes. En este caso, se sugiere que la escuela se apoye en estas familias y sus hijos, a través del planteamiento de situaciones de aprendizaje que les permitan compartir sus puntos de vista con otros niños; por ejemplo, a través del planteamiento de dilemas morales sobre situaciones familiares que propicien el intercambio de experiencias entre los estudiantes, en donde se promueva su participación para que los compañeros identifiquen otras formas de convivencia.12 Por todas y cada una de las familias descritas, está formado el caleidoscopio con el cual se relacionan y buscan colaboración los maestros de las ETC. Observarlas e identificarlas nos permitirá, como docentes, involucrar más a los padres de familia en una dinámica de mayor colaboración con la escuela. Saber por qué los niños se comportan como lo hacen (por ejemplo, por qué algunos alumnos acostumbran agredir a sus compañeros ante la probable falta de límites en casa y la necesidad de sensibilizarlos sobre la importancia del respeto para una convivencia armónica); así como comprender las razones por las cuales madres y padres colaboran 12.- Para profundizar sobre el tema, se recomienda: Sam Redding (2006). Familias y escuelas, Serie Prácticas Educativas, núm. 2, Academia Internacional de Educación, Oficina Internacional de Educación.

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o no, proporcionan elementos para ejercer la empatía. Esto significa entenderlos desde su marco de vida real, para tener claridad sobre lo que pueden hacer o en qué aspectos necesitan mayores apoyos para que desarrollen actitudes de colaboración con sus hijos, con la escuela y con la comunidad.

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La relación familias-ETC Como se ha mencionado, la complejidad de la tarea educativa para las escuelas de educación básica, y particularmente para las Escuelas de Tiempo Completo, requiere del fortalecimiento de la relación escuela-familia, para estar en condiciones de ofrecer mayores oportunidades de aprendizaje a los niños y jóvenes que acuden a estos planteles, a través del desarrollo del propio currículum de educación básica y de los aspectos educativos para las ETC. En este apartado se describen algunas de las problemáticas más frecuentes que se viven en esta relación y se ofrecen algunas orientaciones prácticas para contribuir a solventarlas, en beneficio de la educación de niños y jóvenes. a) Diferentes ideas sobre la educación, ¡construyamos referentes comunes! Un primer punto de desencuentro entre las familias y las escuelas de educación básica, sean o no ETC, son las diferentes concepciones13 que tienen ambas partes sobre la educación escolar. Los avances disciplinarios en materia educativa que se han tenido en las dos últimas décadas y las nuevas necesidades sociales,14 han implicado cambios notables con respecto a lo que se concibe actualmente como una “buena educación” en el ámbito escolar. 13.- Las concepciones que se tienen sobre determinados aspectos de la realidad, en este caso con respecto a lo que se considera una educación adecuada de niños y jóvenes, son de vital importancia, pues de éstas se derivan prácticas y actitudes por parte de quienes las desarrollan. 14.- En la actualidad se requiere de una educación básica que prepare a niños y jóvenes para aprender permanentemente y desempeñarse de manera eficiente en diferentes espacios laborales y personales, a convivir en la diversidad, así como a ejercer una ciudadanía activa y propositiva a lo largo de su vida, entre otros aspectos.

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Un currículum de educación básica encaminado al desarrollo de competencias,15 como expresión de estos avances disciplinarios y como respuesta a las nuevas demandas sociales que se hacen a la escuela, requiere de la concreción de experiencias educativas que muy probablemente se encuentren alejadas de las vividas por muchos padres de familia cuando fueron a la escuela, e incluso de las experiencias vividas por algunos maestros en su periodo estudiantil. Esta diferencia entre la experiencia escolar de los padres y madres de familia y los planteamientos educativos actuales, puede llevar a malentendidos con respecto a lo que para ellos representa una “buena práctica docente” y por, consecuencia, a la aparición de desencuentros con la escuela. Por ejemplo, valorar la calidad de la educación recibida por el niño o joven, en términos de la cantidad de hojas llenadas de su cuaderno en una jornada escolar, no implica necesariamente calidad, ya que puede tratarse de la realización de repetidos ejercicios de maduración psicomotriz fina en preescolar, o de copias de textos en primaria que poco contribuyen al desarrollo de competencias de comunicación oral y escrita;16 o bien, el hecho de que en un salón de clases de secundaria prevalezca el silencio a lo largo de la jornada, no supone que el alumno se encuentre en un ambiente de aprendizaje enriquecedor y significativo. Es importante que la escuela aproveche algunos de los espacios de reunión con los padres de familia para explicar y explicarse los cambios que se han dado en materia educativa durante los últimos años. La intención es que, junto con 15.- En la primera década del siglo XXI, en nuestro sistema educativo han tenido lugar reformas en el currículum de los niveles de educación preescolar (en 2004), secundaria (en 2006) y, más recientemente, en primaria (2009 en su etapa de prueba), encaminadas al desarrollo de competencias en niños y jóvenes para que se encuentren en condiciones de desarrollarse plenamente y afrontar las demandas de un mundo cada vez más complejo y cambiante. 16.- Plan y programas de estudio, 2009, Educación Básica, Primaria.

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ellos, se construyan referentes comunes con respecto a lo que se espera que el alumno-hijo aprenda en el medio escolar. Por ejemplo, comprender que lo esencial en el área de Español es que el alumno aprenda a expresarse con fluidez y claridad por escrito –y que por eso es importante que elabore composiciones propias, más que lograr el copiado impecable de instrucciones o lecturas–, permitirá a los tutores entender la importancia de la participación del niño o joven en actividades como la edición de un periódico infantil, la realización de un proyecto de investigación con sus compañeros, o bien su participación en ferias científicas o muestras artísticas en la escuela o en la zona escolar. Sin embargo, más allá de la realización de estas actividades, lo importante es dialogar con los padres respecto a los principios de enseñanza que se ponen en juego con su realización (por ejemplo: no siempre dar las respuestas por parte del adulto, sino ayudarlo a que las encuentre; promover el trabajo en equipo) para posibilitar el desarrollo de competencias en los estudiantes. Explicarse y establecer acuerdos sobre los aprendizajes que son esenciales y cómo promoverlos, contribuirá a formar una sólida base de comunicación con los padres de familia en cuanto a lo que se espera de una buena educación escolar, y particularmente lo que se espera de la labor educativa de una Escuela de Tiempo Completo, y que a la letra dice: Generar ambientes educativos propicios para ampliar las oportunidades de aprendizaje y el desarrollo de competencias de los alumnos conforme a los propósitos de la educación pública básica y desde la posibilidad que ofrece la incorporación de Líneas de Trabajo en la ampliación de la jornada escolar. (Objetivo General, citado en “Organización del trabajo en las Escuelas de Tiempo Completo”: 25).

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Las líneas de trabajo planteadas para las Escuelas de Tiempo Completo a nivel federal (y que en esta colección denominamos aspectos educativos), constituyen uno de los rasgos que dan identidad a la propuesta educativa que se ofrece para estos planteles, y que consiste básicamente en enriquecer, enfatizar y profundizar las experiencias de aprendizaje de niños y jóvenes en la escuela, más que en ofrecer propósitos diferentes a los planteados en el currículum de educación básica. En este sentido, se recomienda que docentes y directivos reflexionen sobre la tarea educativa de la ETC: ¿Qué implica enseñar bajo un currículum encaminado al desarrollo de competencias?, ¿qué ofrecen las líneas de trabajo o aspectos educativos para contribuir al desarrollo de estas competencias?, ¿cómo aprovechar cada una de estas líneas o aspectos para enriquecer y ampliar las oportunidades de aprendizajes de niños y jóvenes? Responder a estas preguntas de manera conjunta y llegar a consensos sobre las mismas, además de brindar mayor claridad al propio colectivo docente, permitirá ofrecer un mensaje más preciso a los padres de familia sobre qué esperar y qué no de la oferta educativa de la ETC. Para comunicar la misión educativa del plantel a los padres de familia y promover su colaboración en esta tarea compartida (tanto a nivel de las acciones planteadas en el PETE donde se considera su participación, como a nivel del aula, con los docentes en donde se ubican su hijo o hijos), se recomienda preparar presentaciones breves y sencillas sobre lo que se espera de la ETC. Es importante considerar los referentes y experiencia de vida de los padres, ya que este conocimiento brindará indicadores para preparar dicha presentación con un lenguaje accesible para sus interlocutores, así como para identificar a aquellos tutores que, por su preparación profesional o experiencia laboral, puedan apoyar en actividades que permitan construir referentes comunes sobre la educación de los niños y jóvenes (a través de su participación en talleres, charlas o la gestión de recursos para acercar a especialistas en diversos temas).

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Esta presentación a los padres de familia ha de contener información básica, como los propósitos educativos del nivel17 y su relación con el perfil de egreso de la educación básica. De esta manera los tutores contarán con una visión de conjunto y de largo plazo de la tarea educativa, no sólo de la ETC, sino del trayecto de formación de sus hijos, desde preescolar hasta la educación secundaria. Asimismo, conviene explicar la forma en que los propósitos educativos de cada grado van graduando el nivel de complejidad de los aprendizajes que se espera de los alumnos, con ejemplos sencillos que den cuenta del desarrollo de alguna competencia (por ejemplo: la competencia comunicativa a lo largo de todos los grados del nivel correspondiente). En este sentido, es útil comentar con los padres de familia las formas de enseñanza que se desarrollan en la escuela para lograr estos propósitos educativos, así como los aspectos que se consideran para evaluar los aprendizajes de los estudiantes. Por ejemplo, saber que es importante que los niños aprendan a trabajar en equipo, permitirá a los tutores comprender por qué los niños no necesariamente deben estar siempre en silencio en el salón de clases, o bien, entender por qué el docente no sólo considera la calificación obtenida en el examen, sino también otros aspectos significativos para la formación del alumno, como las actitudes de colaboración o constancia y responsabilidad en la presentación puntual y adecuada de los trabajos individuales desarrollados en clase. Esta información básica sobre la tarea educativa del plantel a los padres de familia, permitirá sentar las bases para una comunicación más cercana con ellos y construir paulatinamente referentes comunes sobre lo que se espera que los alumnos aprendan en educación básica, y particularmente lo que se espera que aprendan en el nivel correspondiente, dentro de una jornada escolar ampliada.

17.- Preescolar, primaria o secundaria.

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Diversas expectativas, aclaremos lo que ofrece la ETC Otro punto de desencuentro ya característico de las ETC y las familias, consiste en la divergencia de expectativas con respecto a lo que ofrece un plantel con esta propuesta educativa. ¿Qué esperar y qué no esperar de una Escuela de Tiempo Completo? ¿Qué servicios caracterizan su oferta educativa? Y en contraparte, ¿qué se requiere de los padres de familia para que el plantel pueda ofrecerlo? Un aspecto básico para fortalecer la relación ETC-familias es identificar las expectativas que ambas partes tienen con respecto a la tarea educativa de este tipo de plantel, es decir, ¿qué esperan los padres de familia de la ETC con relación a la educación de sus hijos?, ¿qué espera la escuela de los padres de familia para apoyarlos en la tarea educativa de los alumnos? Para iniciar una reflexión, tenemos las siguientes opiniones de padres de familia que acuden a este tipo de planteles: En mi familia no hay una disposición de apoyo en cuanto al cuidado de los niños y yo necesitaba trabajar. Esperaba que en esta escuela de tiempo completo mis niñas estuvieran atendidas y seguras, y no en la casa viendo TV, sino que estuvieran haciendo algo que fuera en su beneficio (E1P2).18 Porque es buena (la Escuela de Tiempo Completo) para los niños, ya que hay otro tipo de actividades: les dan música, computación, inglés (E2P3). 18.- Los testimonios citados corresponden a madres y padres, así como a figuras de la comunidad escolar de Escuelas de Tiempo Completo del Distrito Federal, obtenidos en entrevistas realizadas en enero y febrero de 2010.

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Queremos que la ETC llene nuestras expectativas, que sea de calidad, no cantidad; lo que nosotros no podemos darles: ¡Más tiempo!, que les den una alimentación saludable, hábitos… (E1P1). Como se puede advertir en estas opiniones, los padres de familia expresan diversas expectativas con respecto a las Escuelas de Tiempo Completo: desde contar con una alternativa para el cuidado y seguridad de sus hijos en horas laborales, hasta tener la posibilidad de que sus hijos tengan acceso a una diversidad de experiencias de aprendizaje que no necesariamente se brindan con la misma amplitud en otros planteles de educación pública (uso didáctico de las TIC’s, inglés, entre otras). También se pueden identificar a aquellos padres de familia que esperan que la ETC cubra necesidades de la educación de los hijos que, por diversas circunstancias, ellos consideran que no han podido cubrir desde el seno familiar (hábitos de higiene y cuidado personal, valores y actitudes para la convivencia, alimentación saludable, entre otras), siendo manifestación de un fenómeno que a nivel de sociedad parece ir en incremento, dados los cambios actuales en la dinámica de la vida familiar (Trilla, 2009). Ahora veamos lo que esperan los docentes y directivos de la ETC con respecto a la colaboración de los padres de familia para la educación de los niños: Yo incluso tengo que enseñarles a limpiarse la nariz y lavarse las manos, o sea, hábitos que no traen de su casa (E2D3). Conforme pasa el tiempo, algunos padres se van desentendiendo de los niños. Los niños también necesitan afecto, apapacho, la mayoría de ellos se siente o están abandonados (E1D1).

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Les enfatizo (a los padres) la responsabilidad de revisar los trabajos de los niños; que necesitamos su apoyo para poder avanzar y lograr el desarrollo del niño, no sólo en lo económico y con la firma de boletas, sino que estén al pendiente de ellos en su desempeño escolar (E1D4). En estas opiniones se puede identificar una gama de expectativas del personal docente y directivo con relación a la colaboración de los padres de familia, las cuales abarcan desde la colaboración económica y la presencia de las familias en las reuniones respectivas, hasta la inquietud porque los tutores se encuentren efectivamente apoyando el desempeño escolar de los alumnos. Llama la atención que, desde la opinión de los docentes, se confirma el hecho de que algunos padres de familia, por diversos motivos, parecen desatender parte de las atribuciones que muchos otros tutores asumen con respecto a la educación de los hijos, como ya se ha mencionado. En este escenario, se advierte la necesidad de que ambas instituciones educativas (escuela y familia) reflexionen y definan ámbitos y niveles de responsabilidad con respecto a la educación de niños y jóvenes. Con la finalidad de ofrecer elementos para este diálogo, se plantean algunas ideas al respecto: La familia es el contexto inicialmente responsable del proceso educativo, es en la familia donde se dan las primeras pautas socializadoras para aprender a reconocerse como persona y convivir con los otros (Comellas, 2009). Es en el seno familiar donde se construyen los cimientos (hábitos, formación inicial de valores y actitudes para la convivencia, primeros vínculos afectivos, conocimiento del mundo, entre otros) de lo que ha de ser el desarrollo de competencias cada vez más complejas en los niños y jóvenes, y que habrán de ser potencializadas y enriquecidas en un entorno intencionalmente estructurado para ello: la escuela (Vila, 1995).

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Sin embargo, lo anterior no quiere decir que la escuela se desatienda de aspectos tan importantes,19 pues si bien no le ha correspondido crearlos, sí es su responsabilidad consolidarlos o, en su caso, establecer mecanismos de diálogo con los padres de familia para reorientarlos o fortalecerlos, con base en el respeto y la persuasión. Por su parte, la escuela tiene la misión de favorecer en los niños el aprendizaje de contenidos culturales cada vez más complejos y amplios, para los que las familias no necesariamente han de estar formadas. El desarrollo de competencias tales como el manejo de la información, implica una tarea tan compleja que difícilmente ha de ser potencializada sólo desde el entorno familiar. Corresponde a la escuela ofrecer a niños y jóvenes, en un ambiente más formal y estructurado para el aprendizaje (Vila, 1995), herramientas que les permitan desempeñarse eficientemente en su vida presente y futura; así como posibilitar su realización personal y el ejercicio de una ciudadanía activa y propositiva, como se establece en los planes y programas de estudio de educación básica.20 A las familias no les corresponde asumir esta tarea, pero sí contribuir al reforzamiento de estos aprendizajes, promoviendo su aplicación en contextos diferentes al escolar (Comellas, 2009), cuando esto sea posible y con la orientación de los docentes.21 Por ejemplo, si en la escuela el niño está aprendiendo a analizar y comprender diferentes tipos de texto, en la casa se le puede apoyar con materiales de lectura de uso cotidiano (como instructivos, recetas, recados y cartas); 19.- De hecho, en el currículum de educación básica se contempla el desarrollo de competencias cívicas y éticas necesarias para la convivencia, como el respeto y aprecio por la diversidad y el manejo y resolución de conflictos. 20.- SEP (2006). Plan de estudios. Educación básica, secundaria. 21.- En el caso de las Escuelas de Tiempo Completo, el reforzamiento de los aprendizajes adquiridos en la escuela habrá de desarrollarse bajo matices diferentes, considerando las características particulares de estos planteles.

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que ayude a los padres en tareas que impliquen su necesaria lectura, o bien orientarlo con la realización de alguna tarea escolar o apoyarlo con la visita a algún lugar cultural o artístico. De esta manera identificamos la necesidad de una labor educativa caracterizada por la complementación y colaboración entre ambas instituciones formadoras: la familia y la escuela (Trilla, 2002). Expuesto lo anterior, es imprescindible que escuela y familias establezcan o fortalezcan sus mecanismos de comunicación para expresar y aclarar las expectativas mutuas,22 ya sea a través de los espacios formales de participación de los tutores –como las reuniones con la Asociación de Padres de Familia y los Consejos Escolares de participación social–23 o en encuentros más particulares, generados por los docentes y los propios padres de familia. La ETC ha de comunicar a madres y padres, clara y asertivamente, lo que esperan de ellos para apoyar la labor educativa de niños y jóvenes: asistir a las reuniones para estar al tanto del desempeño escolar y el bienestar personal de sus hijos; colaborar en actividades que permitan fortalecer y enriquecer los aprendizajes de sus hijos en la escuela (vida saludable, activación física, uso de las TIC´s, entre otras); apoyar en la gestión de recursos para que el plantel cuente con la infraestructura necesaria para el desarrollo de las mismas, si así se acuerda con la Asociación de Padres de Familia, entre otras.24 Es recomendable que estas expectativas se expresen 22.- En el documento Organización del Trabajo en las Escuelas de Tiempo Completo (2009) se menciona que los contenidos que se enseñen en clase deben ser comprendidos por los alumnos desde el aula; y se espera un reforzamiento en casa, en el entendido de que lo aprendido en la escuela tiene su repercusión en el mundo real de los alumnos. 23.- Para profundizar con respecto al funcionamiento de la Asociación de Padres de familia y los Consejos Escolares de Participación Social, se sugiere consultar: La escuela de Tiempo Completo como unidad educativa, de esta misma colección. 24.- En las Reglas de Operación PETC 2010 se contempla asignar recursos para las escuelas en los rubros de Acondicionamiento y equipamiento de espacios

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y discutan al inicio del ciclo escolar y en los momentos que se considere necesario a lo largo del año lectivo, en función de las muestras de corresponsabilidad de los tutores. Para casos particulares, los docentes han de sensibilizar y orientar a los padres de familia que así lo requieran, sobre la importancia de su labor educativa para con los niños: la relevancia de fortalecer sus hábitos de higiene; de demostrar amor a los hijos e interesarse en su vida: amigos, gustos y pasatiempos; y también en lo relacionado con la escuela: tareas, útiles y otros materiales necesarios, así como escucharlos respecto a cómo se sienten o cuáles son sus preocupaciones, con lo que se favorece la comunicación hijos-padres. En contraparte, también se requiere que los docentes escuchen lo que esperan madres y padres de la escuela: alimentación nutritiva, actividades que fortalezcan la Educación Artística y Física, cuidado y seguridad de los niños, entre otras, para establecer los acuerdos necesarios y que se concreten estas expectativas. Para conocer aquello que desean las familias de los alumnos respecto a la escuela, se pueden implementar algunas estrategias de comunicación, como el cuestionamiento directo en las reuniones o, si se considera más conveniente, recuperar sus opiniones a través de cuestionarios, entrevistas con algunos padres o colocar un buzón en la entrada de la escuela. Posteriormente se analizarán estas opiniones, para estar en mejores condiciones de orientar sobre qué expectativas han de ser cubiertas por la ETC y aclarar a los padres de familia cuáles corresponden a otros ámbitos de competencia.

escolares, material didáctico y equipo informático, servicios e insumos para la alimentación, personal de apoyo para horario ampliado, entre otros. Por ello se espera que los padres colaboren en la gestión de servicios con autoridades federales o de carácter local; y también, si así se acuerda con la Asociación de Padres de Familia, con la aportación económica voluntaria o a través de actividades para complementar estos recursos.

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En cuanto a la familia, es necesario informarse sobre qué puede ofrecer realmente el plantel para la atención de sus hijos e hijas (qué esperar y qué no esperar), y qué aportan los aspectos educativos planteados para las ETC; por ejemplo, el uso didáctico de las tecnologías de la información y la comunicación, puede apoyar a los niños en el desarrollo de las competencias del manejo de la información, a través de actividades que propicien la búsqueda y selección de fuentes para realizar algún proyecto de trabajo, con apoyo de los docentes. Otro aspecto importante es expresar claramente las responsabilidades que los padres han de asumir al inscribir a sus hijos en una escuela de este tipo (por ejemplo, colaborar de alguna forma con las actividades del comedor). Con el conocimiento mutuo de las expectativas, se puede disminuir en gran medida la frustración de ambas partes, ya que conocerlas brinda la oportunidad de trabajar conjuntamente para satisfacerlas. Finalmente, ambas partes, ETC y familia, desean lo mismo para los alumnos-hijos: que cuenten con una educación de calidad. Madres y padres piden que se les escuche y valore; y lo mismo sucede del lado de la escuela: docentes, directivo y el resto del personal también tienen expectativas, necesidades y propuestas que requieren de atención y satisfacción por parte de la familia. Conocer estas expectativas, discutirlas, definir cuáles son ámbito de responsabilidad de la escuela o la familia, o de otras instancias, garantizará mejores condiciones de comunicación familia-escuela, como soporte organizativo para ofrecer ambientes de aprendizaje significativo para niños y jóvenes. a) Ambigüedad de funciones, definamos niveles de responsabilidad Una vez que se tienen claras las expectativas sobre la labor educativa de la ETC, con base en la construcción de referentes comunes entre docentes y padres de familia, las partes involucradas se encontrarán en mejores condiciones de sa-

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ber hasta dónde pueden pedir y hasta dónde proponer o actuar, para no rebasar las fronteras de las posibilidades reales, tanto de quienes laboran en la escuela como de la familia. Para establecer los alcances y límites de estas actuaciones, es necesario que docentes, directivo, personal de apoyo de la ETC, así como los tutores, conozcan y comenten las Reglas de Operación del PETC, los lineamientos del documento Organización del trabajo en las Escuelas de Tiempo Completo, así como los documentos normativos que para la operación de escuelas de educación básica existen en el Distrito Federal.25 De esta manera, “no se exigirá de más” o “se apoyará menos”. Por ejemplo, cuando madres y padres solicitan servicio médico y psicológico para los alumnos, cuando no conocen que la escuela no cuenta con el servicio y no ofrecen apoyo para canalizar al estudiante a las instancias correspondientes; o bien, cuando demandan que se ofrezca alimento a sus hijos y no colaboran, en la medida de sus posibilidades, para que esta actividad se concrete cotidianamente y con calidad, en el plantel donde asiste su hijo. Es fundamental que los tutores comprendan que para lograr y tener lo que ellos esperan de la escuela (aprendizaje, realización de actividades como inglés, uso didáctico de las TIC’s, educación física y artística, alimentación nutritiva, entre otras), se necesita su presencia y participación. Conocer y discutir asertivamente los lineamientos oficiales, contribuirá a que ambas partes se comprometan a cumplir, en un ambiente de transparencia, las tareas que les corresponden; por ello es importante no obviar ni considerar innecesaria esta información.

25.- Se recomienda consultar, entre otros: Lineamientos generales para la organización y funcionamiento de los servicios de educación inicial, básica, especial y para adultos en el Distrito Federal 2009-2010.

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De esta manera, la necesidad de colaborar con la escuela no será percibida únicamente como la voluntad personal de algunos docentes y padres de familia, sino como una disposición normativa que ha de cubrirse para garantizar el derecho a una educación de calidad de niños y jóvenes. Conocer los lineamientos, puede contribuir a disminuir la “resistencia” de algunos madres y padres a colaborar, si este conocimiento va acompañado de un diálogo persuasivo sobre la necesidad de un mayor involucramiento en las diversas actividades de la Escuela de Tiempo Completo. Es recomendable que además de comunicar lo que la escuela espera de madres y padres respecto de sus hijos, se dé a conocer, o incluso se consense con la Asociación de Padres de Familia, el reglamento de la escuela; y que cada maestro presente los acuerdos de trabajo consensuados con los alumnos para el trabajo y la convivencia en el salón de clases (reglamento de grupo). Otro aspecto a cuidar, consiste en llevar un seguimiento de los compromisos establecidos con los padres de familia, a través de diversos medios (minuta de acuerdos de cada reunión con tutores, lectura del cumplimiento de las mismas en las siguientes reuniones, asignación de responsables de las acciones, entre otras). Lo anterior no sólo garantizará el cumplimiento de los acuerdos, sino que fortalecerá la credibilidad de estas reuniones entre los tutores. No hay que olvidar que una de las condiciones de fondo para mejorar esta relación con los padres de familia, es procurar que el mayor número de tutores acudan a las reuniones que convoque la escuela. b) Ausencia de tutores, busquemos soluciones Si bien las recomendaciones anteriores son necesarias para fortalecer la relación ETC-familias, éstas no se podrán concretar si no se cuenta con una condición básica: la presencia

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de la mayoría o de todos los padres de familia para establecer consensos y acuerdos básicos. A continuación se ofrecen algunos de los factores que propician la escasa asistencia de padres de familia a las reuniones que convoca la escuela y las posibles alternativas para solventarlo. El horario laboral de las madres y padres de familia Una de las principales problemáticas a las que se enfrentan las ETC es la identificación de horarios adecuados para posibilitar el mayor número de encuentros con los padres de familia, ya que muchos de ellos trabajan: La falta de tiempo de madres y padres, que tienen que cumplir un horario (en su trabajo), es un impedimento para la colaboración de ellos (E2D3). Para posibilitar la mayor asistencia de madres y padres en las reuniones de información, es necesario tomar en cuenta los horarios de trabajo de la mayoría de los padres de familia, así como los días en que hay más posibilidad de asistencia, con la finalidad de definir fechas y horarios factibles para la mayoría: Nosotros teníamos muchos problemas con la asistencia de los padres de familia. Por más que insistíamos en que vinieran a las reuniones, muchos no lo hacían; hasta que pusimos atención a sus horarios laborales y entonces programamos la reunión a las 3 o 4 de la tarde. De esta manera, no les implicaba tomar un día laboral, sino sólo salir un poco más temprano. Nosotros luego veíamos la manera de compensar el tiempo extra que usábamos de nuestro tiempo personal (E1D3). Otra recomendación es proponer a aquellos que no puedan ir en los horarios establecidos, otros momentos para atenderlos, tal vez el mismo día u otro de la misma semana, para que la información no pierda vigencia, en el entendido de que esta atención será breve, dadas las actividades de la escuela.

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Finalmente, para aquellos que por diversas razones no pudieron asistir, es conveniente enviar breves comunicados donde se informe lo revisado o acordado en la reunión, para que estén informados de manera constante y haya un lazo a partir del cual ellos comiencen a sentirse tomados en cuenta y realicen esfuerzos para estar en las siguientes reuniones. Es importante llevar un seguimiento de estos avisos, para que los regresen firmados y tal vez con opiniones o propuestas. ¡La importancia del aviso oportuno! Además de contemplar horarios más factibles, conviene evitar situaciones como las descritas por algunos padres de familia: En la escuela se realizan varias actividades y la escuela nos avisa un día antes y a veces el mismo día, y así no podemos tomar las medidas necesarias para poder asistir (E1P5). Es necesario garantizar las condiciones para que todas las familias se enteren de manera oportuna de estas reuniones, como notificar con la suficiente antelación la realización de las mismas y a través de distintos medios (aviso a la entrada de la escuela, aviso en los cuadernos de los alumnos o incluso el correo electrónico para aquellos padres que lo usan como parte de su trabajo en oficina). Es posible crear “redes de mensajes” entre los madres y padres, donde quienes se enteran de las fechas de las actividades escolares comunican a los otros, por diversos medios. Una propuesta de más largo alcance para organizar las actividades con madres y padres de familia consiste en diseñar una agenda anual, donde se les informe con anticipación:

• Fechas de las juntas generales para establecer la Asociación de Padres de Familia.



• Fechas de las juntas por grado para informar sobre las evaluaciones.

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• Fechas de juntas generales para informar sobre necesidades específicas de la escuela u otros asuntos relacionados con el servicio de alimentación y actividades vespertinas. • Posibles fechas de pláticas (2 hrs. de duración) sobre temas que madres y padres propongan a partir de sus necesidades emergentes: prevención de adicciones, educación de la sexualidad, prevención de la violencia, manejo y solución de conflictos, autoestima, entre otros. Vale la pena sondear un poco entre madres y padres para conocer cuáles fechas a lo largo del año son más pertinentes (aplica lo mismo para cursos o talleres). • Posibles fechas de cursos o talleres cuya duración es mayor a la de las pláticas.

• Fechas de aplicación de exámenes en cada uno de los grados.

• Fecha de aplicación de ENLACE y de análisis de resultados.

• Fechas de la Junta de Consejo Técnico.

Esta agenda debe incluir aquellas actividades que no están consideradas por ser específicas de cada una de las escuelas, así como: • Horarios y días de atención por grupo (para atender casos específicos).

• Valorar la flexibilidad, que debe estar presente en todas las actividades, y de lo cual deben estar conscientes las familias de los alumnos. Esto no quiere decir que la agenda será invalidada a cada momento, o que hacerla no sirvió, sino que es una base sobre la cual la

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comunidad escolar y las familias pueden organizar sus tiempos para cumplir con las actividades de la ETC.

• Cuándo y cómo se darán a conocer los lineamientos y el reglamento de la escuela, así como los reglamentos de cada grupo.

Elaborar la agenda implica visualizar actividades, organizarlas y asignarles un tiempo a lo largo del ciclo escolar. Sí requiere de un esfuerzo significativo por parte del personal de la escuela, pero las ganancias son muchas: los padres de familia, al enterarse de antemano de las actividades que van a requerir de su presencia, tienen mayores posibilidades de asistir y apoyar en la realización de las mismas. La propuesta de agenda que aquí se presenta, debe ser enriquecida en cada escuela; puede sumársele responsables de las actividades, propósito de cada una de ellas, materiales y observaciones, entre otros aspectos. ¡Aprovechemos al máximo el tiempo! Además de cuidar la oportunidad con que se notifica la realización de estas reuniones, conviene revisar críticamente la forma en que la escuela aprovecha el tiempo destinado para llevarlas a cabo: Hay juntas en las que se requiere leer textos y en lo que leemos y discutimos, se nos pasa el tiempo (E1P5). Se nos cita a una junta y a veces esa junta tarda hasta mediodía, y luego necesitamos la constancia que implica esperar otro rato, mientras se elabora. Esto nos afecta y es la razón por la que muchas veces no asistimos (E2P1). Es recomendable que la ETC organice las reuniones con la familia de manera que se optimice el uso del tiempo. Acciones como definir con antelación la agenda de trabajo, sólo

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tratando puntos sustantivos, puede generar mayor grado de confianza para que padres y madres asistan, pues sabrán que el tiempo que estarán en la escuela no será excesivo y será aprovechado en la mayor medida posible. En el mismo sentido, será importante preparar previamente las constancias de asistencia a las juntas escolares de aquellos padres y madres que las necesitan para justificar los tiempos de ausencia en sus respectivos trabajos. También es necesario que el personal de la escuela establezca una relación de corresponsabilidad con madres y padres, al pedirles que sean puntuales, que procuren asistir a todas las reuniones o al mayor número de ellas, y que se comprometan a mantenerse informados respecto a lo relacionado con sus hijos y la escuela. Escuchar, base para establecer acuerdos Descritas las situaciones con sus respectivas recomendaciones, es posible reflexionar sobre otras razones por las cuales no colaboran los padres y madres, más allá del hecho de que no tienen tiempo: Queremos más integración con la escuela, que se nos tome en cuenta porque sentimos que no es así (E1P3). La maestra nos escucha, pero siempre dice le voy a decir a la directora. Me parece que escucha, pero no atiende (E2P1). Se toman decisiones sin tomar en cuenta a los demás padres, y a veces el gasto es en cosas que no son tan necesarias (E1P6). La necesidad de actividades interdisciplinarias es algo que se comenta en la escuela, pero no es tomada ni como opinión ni como necesidad (E2P2).

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Estos testimonios reflejan que algunas madres y padres de los niños que asisten a las ETC, perciben que sus necesidades no se toman en cuenta y que sus propuestas no se consideran. Estas percepciones no favorecen su participación y fortalecen la visión de una escuela que puede resolver los problemas sin ellos. Para hacer una revisión autocrítica como escuela respecto a este asunto, es necesario investigar cuál es la percepción generalizada de la comunicación que establece la escuela con los tutores, lo cual es posible al sondear entre aquellos que “son de confianza”, entre alumnos y alumnas; preguntarles directamente en las juntas para firmar boletas; diseñar una breve encuesta y aplicarla aleatoriamente a la hora de la salida. También se requiere considerar las opiniones de los docentes y del resto del personal, ya que ellos cuentan con la experiencia de la convivencia y pueden aportar información confiable.26 Para saber cómo es percibida la escuela entre madres y padres, no se requiere desplegar sofisticados instrumentos para recolectar datos. Lo importante es tomar en cuenta los resultados, que se traducen en conocer propuestas, necesidades, peticiones de las familias, para valorar su pertinencia en la función de la escuela. En suma, es necesario conocer estas demandas y atenderlas en lo posible, y hacérselos saber de manera masiva (comunicándolo en las reuniones generales o en la juntas de grupo) y en lo personal (puede ser a partir de un reconocimiento – oral o por escrito– del director o directora), para que sientan 26.- Al elaborar el diagnóstico para la entrega del proyecto escolar o Plan Estratégico de Transformación Escolar que se requiere cada ciclo escolar a los planteles, se supone ya una experiencia de las escuelas en el diseño y elaboración de estos instrumentos; sin embargo, por diversas circunstancias esto no necesariamente es así, por lo que se recomienda consultar los documentos: ¿Cómo elaborar el diagnóstico escolar? (2000) de la colección La Gestión en la Escuela Primaria, de la Subsecretaría de Educación Básica; y Plan Estratégico de Transformación Escolar (2006), de la colección Documentos para Fortalecer la Gestión Escolar, de la misma instancia.

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la importancia de su participación, reconozcan la labor de la escuela, sus percepciones cambien y su actitud hacia la escuela también. Otra forma de promover que los padres de familia mejoren su percepción sobre la escuela es a través de actividades tradicionales como los festivales, ceremonias o muestras pedagógicas, o incluso más novedosas, como la organización de un ciclo de conferencias o de una feria científica por parte de los alumnos, entre otras. Con estas actividades, los tutores pueden apreciar los avances que, en términos de la formación de sus hijos, la escuela les está brindando. La ETC ha de preocuparse por hacer converger las necesidades de madres y padres con las propias; hay que tener presente lo que se necesita de la familia para pedirlo y obtenerlo. Si ambas partes cumplen sus expectativas al satisfacer las necesidades mutuas, todos ganan, principalmente los alumnos-hijos.

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