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LA ESeiíELn MODERNA REVISTA PfiDAGÓGlCA Y ADMINISTRATIFA DE PRIMERA ENSEÑANZA Año XVII.
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DiciüMBRR DE 1907.
[j N." 196 de la ool."
ÜN VIAJE POR EL MAPA DE ESPAÑA
Ya que la edad de los niños que asisten á la escuela Frnebel no permita realizarlos viajes como éstos deben realizarse, esto es, en vivo y con las condiciones adecuadas para la formación del claro y verdadero concepto del mismo, se hace lo posible por aproximarnos á esa realidad, sirviéndonos del mapa porque no disponemos de otra cosa, y advirtiendo á los niños que cuantas ideas adquieran mediante este procedimiento, no constituyen sino una mera anticipación provisional, cuya validez depende de su contraste en la práctica de la vida por ellos mismos realizada. Pero si no se hacen los viajes de una manera efectiva por las razones antes apuntadas, al menos procuramos aproximarnos á ellas poniendo al niño al corriente de los preparativos indispensables que todo viaje necesita, por medio de excursiones frecuentes á las estaciones de Madrid, y haciéndole observar el conjunto de operaciones que trae consigo todo viaje, hasta en sus menores detalles, sirviendo esto de material de enseñanza para conversaciones familiares y, sobre todo, para que el niño discurra, escriba y hable á su modo, que es en lo que consiste su educación intelectual. En el caso que nos ocupa, dejemos hablar al niño con el mapa de ferrocarriles á la vista, después de haberse orientado en la clase y relacionado los puntos cardinales con la situación de los mismos en el mencionado mapa. Su estilo es suelto, libre, corto, de pensamientos aislados; pero comprende y se dacuenToMo XXIX —NíiM. 12.°
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ta clara de gu situación, y como dispone de confianza en quienes le escuchan, habla con toda libertad, sabiendo de antemano que cuanto diga por sn propia cuenta le es más provechoso y útil que cuanto pudiera decirle su maestro, el cual aspira siempre á reducirse á la menor cantidad posible de tal maestro, limitando su acción á meras rectificaciones de lenguaje. «Lo primero que se necesita para emprender un viaje, es tener dinero disponible; y suponiendo que lo tenemos, es preciso, desde luego, preparar el equipaje, que consiste en proveerse de ropa interior, ropa exterior y merienda.» — Claro está — añade el maestro — que el que tenga dinero en abundancia no necesitará molestarse en estos preparativos. — Es verdad—contesta el niño - , el dinero puede salvarlo todo; pero es lo cierto que, aunque se tenga mucho dinero, lo mejor es salir de casa provistos de lo principal, y así se hace el viaje con más economía. Ya vendrán ocasiones en que gastaremos más de lo que pensamos, y bueno es tenerlo á nuestra disposición. Preparado el equipaje en el baúl, la caja ó la maleta, es preciso trasladarlo á la estación por los medios más fáciles, cómodos y convenientes, ocurriéndo.sele que puede utilizarse un coche, un automóvil, un tranvía, un mozo de cuerda, ó llevándolo uno mismo si pesa poco. Y como nos dirigimos, por ejemplo, á Santander, provincia del Norte de España, salimos de la escuela á la calle Daoiz, tomamos la dirección izquierda, entramos en la de Kan Bernardo, seguimos la misma dirección para tomar luego la de los Reyes sin dejarla, atravesamos la de Leganitos, caminando en línea recta frente á los derribos del cuartel de San (íil, encontrándonos en la cuesta de San Vicente, en cuya terminación á la derecha se hallará la estación. — ¿Qué hacemos ahora? —pregunta el maestro. - ¿Qué hemos de hacer? Facturar el equipaje — contesta el niño —; pero como los mozos encargados de este servicio no pueden hacerlo sin el billete correspondiente, es preciso comprarlo ante todo, y lo tomaremos de primera clase, para mayor comodidad, si tenemos dinero en abundancia, y como esto no es lo más general, nos contentaremos con segunda ó con tercera, porque, después de todo, á la misma hora se llega en unft que en otra.—Facturar el equipaje—continúa el niño—, es pe'
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garle con engrudo una facturita ó talón en el que consta el peso, el punto de donde salimos y el punto adonde nos dirigimos, entregando al viajero, además, otro talón igual al anterior, que deberá conservar en su poder para reclamar en la estación de. llegada el equipaje referido, que no se lo entregarán sino á cambio del mencionado talón. — Enhorabuena — añade el maestro—que se tomen estas precauciones en lo tocante al punto de salida y término del viaje; pero lo del peso no me lo explico fácilmente. ¿Qué puede importar á la empresa del ferrocarril el mayor ó menorpeso de un bulto? — ¡Vaya si le importa, y mucho! Porque á todo viajero se le concede el derecho de llevar un determinado peso, y si excede del que concede la empresa, es indispensable pagarlo ó renunciar á que lo conduzcan. — Y si pesara menos de lo concedido, ¿nos abonarán alguna cantidad? — En manera alguna, y hacen perfectamente, porque la renuncia de un derecho no importa más que al que deja de usarlo, acreditándose de candido si no aprovecha lo que le pertenece mediante el cumplimiento del deber impuesto; á saber : el pago de su billete en este caso particular. Terminada esta operación, el silbato de la locomotora anuncia á los viajeros la subida al departamento que les corresponde; despidense de sus familias y amigos y empieza el tren su marcha acelerada, como nosotros marchamos por el mapa, indicando algunas estaciones, como la de Villalbayla de Segovia, y no haciéndolo con las demás por no ser cansados. Hacemos alto en esta población, que merece la pena de visitarse por su hermosa catedral, su esbelto alcázar, bastante mutilado en su obra de arte y hoy escuela para los artilleros, • su bonita ermita de la Fuencisla, sus fábricas de porcelana y ladrillo fino, y, sobre todo, el soberbio acueducto, obra de los romanos cuando á ellos estuvimos sometidos, y cuya arquitectura de piedra berroqueña, con arcos verdaderamente caprichosos y sin argamasa alguna, es de lo más atrevido que ha podido construirse en el mundo, causando la admiración de todo viajero que lo contempla y siendo milagroso que no se haya hundido á pesar de la acción del tiempo y de la falta de cuidado en su conservación. ¡Cosas de España!
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• Hecha esta visita y tomados los apuntes necesarios, que serviríin de material para lecciones sucesivas, continuamos nuestra marcha, pasando ppr Medina del Campo y llegamos á VaUadolid, deteniéndonos un día ó dos para visitar sus fábricas de harinas, de algodonería, lanería, curtidos, tejidos de lino y cáñamo, destilería de aguardiente, jabonería, fundición de metales y su bonita catedral. Desde Valladolid, pasando por Venta de Baños, llegamos á Falencia, y en un solo día visitamos la catedral y sus fábricas de sombreros, de estameñas y de mantas, empleadas en toda Europa, señaladamente para cama y viaje, y sin más interrupción nos encontramos en Santander, término de nuestro viaje. Recogido el equipaje mediante la entrega del consabido talón, buscamos fonda ó una casa de huéspedes donde instalarnos; descansamos algunos ratos, comemos si tenemos apetito y nos entregamos luego á visitar la población, que tiene, entre otras cosas importantes, el Sanatorio Madrazo, destinado á la curación de determinadas enfermedades; la Estación de Biología Marítima, en la que se recogen, estudian y clasifican una porción de seres acuáticos que hemos visto conservados en alcohol en unos frascos de la escuela; la nueva casa del Ayuntamiento y la catedral, edificios bellísimos; la iglesia llamada Magdalena, la península que tiene el mismo nombre que la iglesia, los mercados y venta de la pesca, cuya descarga la hacen las mujeres; visitamos la dársena, el puerto chico, la ' estatua de Velarde, el Sardinero, las playas, el paseo del Alta, sus hermosas alamedas, y, en el mar, los numerosos y variados barcos cuya grandeza, construcción y mecanismo nos encantarán seguramente. Y ya realizado nuestro objeto, y después de bañarnos si nos conviene hacerlo, y bien saturados de ambiente y de atmósfera marítima sana, que ensanchará nuestros pulmones, emprenderemos nuestro regreso, partiendo de Santander; volveremos á pasar por Falencia y los demás puntos recorridos y antes mencionados, y en lugar de hacerlo por Segovia lo haremos por Ávila, cuya población nos servirá para adquirir noticias curiosas acerca de la vida de Santa Teresa de Jesús, célebre escritora de la Edad Media, y de muchos hombres ilustres gloria de España, los cuales con dicha santa formaron en la historia el llamado Siglo de Oro de nuestra literatura.
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Desde esta ciudad nos iremos á El Escorial, para admirar su portentoso monasterio de San Lorenzo, cuyas g-randezas admira el mundo culto, y que tan pronto como lleg'ue la primavera será para nosotros objeto de algunas excursiones, con motivo de las cuales nos ocuparemos de la vida del rey Felipe II, de sus hechos principales, de la construcción de su monumento, maravilla del arte, de lo que representa en la historia, de los arquitectos que intervinieron en la obra, y de otra porción de cosas que por ahora serían inoportunas. Y despidiéndonos de El Escorial, último punto de nuestra excursión instructiva, saldremos para Madrid, de donde habíamos partido, llegando á nuestra casa sin haber tenido ningún percance en el viaje, sin haber gastado dinero y sólo con el sentimiento de que esta caminata, hecha en el mapa, no pueda realizarse de verdad, porque así únicamente es como aprovechan las lecciones. La adquisición, ó mejor dicho, la elaboración de las ideas, precisa ante todo el conocimiento de las cosas, por haberlas visto y observado en la misma realidad, viniendo á ser estas ideas una especie de suma total de elementos percibidos por los sentidos, y después ordenados, discernidos y diferenciados en el intelecto, dándoles luego forma interna la facultad imaginativa, cuya exteriorización ó forma externa se hace mediante la palabra escrita ó hablada. Como terminación de este modestísimo trabajo, séanos permitido manifestar que el efecto de estos ejercicios, así explicados y escritos, carece de la gracia que sabe darle el niño en presencia de sus compañeros, con entera libertad en el decir, con los encantos de su lenguaje sencillo y algunas veces pintoresco, cuando sabe que los demás niños le escuchan, esperando que él termine para emprender otro viaje á distintos puntos de la Península, con lo cual se acostumbran á utilizar el mapa, uniendo el mestro las noticias históricas con las geográficas, y • haciendo la clase atractiva y agradable, que es lo principal en toda escuela regularmente organizada. E. BARTOLOMÉ Y MINGO.
LA COLONIA EN LAS SALINAS
Declinaba ya el día, y el dueño de las salinas, D. Valentín Rodríg-uez, nos hizo esta proposición: «¿Por qué no vienen ustedes mañana? Ahora no queda tiempo para nada. Mañana extraemos sal de algunas balsas, operación que no se repite con frecuencia; iremos á, la Gola, pasearemos por la albufera, verán ustedes la encañizada, y luego les convidaré k un arroz. ¿Hace?» Tuve que repetir la proposición al rebaño infantil. No acababan de comprenderla. Era ua día de campo lo que se nos brindaba: lo pasaríamos en plena naturaleza, en un sitio delicioso; veríamos cosas nuevas y... seríamos ademéis muy atentados y obsequiados. Pero de todo cuanto dije, lo que más clara y distintamente llegó á sus cerebros fué lo del arroz. A mis razones, una niña se encogió de hombros y me contestó: 'K L A . I L N T A
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El estado de la instrucción pública en un país es el Índice que marca la cultura de sus habitantes, el pro
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1 E n 1840 se hizo en B a v i e r a u n a estadística, repetida en 1858, p a r a saber k qué edad se presentó l a sordomudez en los individuos del reino afectados de esta enfermedad, y el resultado fué el que se expresa en la t a b l a n ú m e r o 2 :
NUMERO DE SQIÍUOMUDOS
EDAD EN LA CUAL SE PRESENTO LA SORDERA
Sordomudos de nacimiento De sordomudez adquirida Adquirida h a s t a los cinco años . í d e m de los cinco á los d i e z . . . . í d e m de los diez á los veinte , , . í d e m de los veinte á los t r e i n t a . S d a d incierta
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EL NlSo SOBDOMUDO
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Dichos niños no pueden oír lo que ellos dicen, y bien pronto, como consecuencia, pierden la correcta pronunciación, haciéndose con el tiempo su lenguaje incomprensible. Cuando ven que las personas que los rodean no comprenden lo que ellos hablan, dejan de usar las palabras que conocen, y en vez de éstas usan la mimica. Hay que añadir que esos niños no pueden entender lo que se les dice, y, por tanto, no hay nada que les mueva á hablar. Si las circunstancias les son favorables, esto es, si los padres son activos é inteligentes, y procuran por cuantos procedimientos les sea posible que sus hijos expresen sus pensamientos únicamente por medio de la palabra, corrigiéndoles las voces ó sonidos defectuosos, enseñándoles las precisas posiciones de la boca, haciéndoles aprender á leer las palabras en los labios y á comprenderlas, teniendo, entre otras cosas, como auxiliar la escritura, y obligándoles á repetir muchas veceálos sonidos que precisen corrección, podrán siempre hacer que conserven la facultad de hablar, y hasta que perfeccionen el lenguaje. Si los padres no pueden llevar á cabo esta tarea ó no quieren. el maestro ha de suplir la falta, y en todo caso debe trabajar en obra tan humanitaria y redentora. Demostrada la conveniencia de empezar la educación de los niños sordomudos desde su primera edad, y no en los colegios especíales, sino en casa y en la escuela común (ó de sordomudos si la hay en la localidad), conviene hallar el medio de que los padres, y los maestros especialmente, se pongan en condiciones de darla. Del Colegio Nacional de Sordomudos debe salir el profesorado que en la especialidad de ilustrar á los no oyentes enseñe á los alumnos de las Normales (menos á los de las Centrales, que deben recibir la enseñanza en dicho Colegio), para que éstos transmitan luego sus conocimientos á los padres de los niños anormales, y padres y maestros colaboren 'alternativamente en tan necesitada obra educativa. Y mejor sería que todos los aspirantes al magisterio vinieran á estudiar, á ser posible, al citado Centro. En el preámbulo del reglamento vigente del Colegio Nacional, el ministro de Instrucción pública, señor conde de Romanones, insinuaba la idea de hacer obligatoria la enseñanza de la Metodología especial en la carrera del magisterio, y no es de
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creer que el referido ministro tuviera la intención de que esa enseñanza la recibieran todos los futuros maestros en Madrid. Para que de la Clase Normal creada por Real orden en marzo de 1857 en el Colegio Nacional de Sordomudos salg-a un profesorado competente que enseñe en las Normales á los alumnos de ellas, y en los distintos Colegios de sordomudos á los escolares, es de absoluta necesidad reformar y organizar la enseñanza especial en España. Porque desde 1857 hasta la fecha han salido haiiliiados del Colegio Nacional unos 800 maestros, y, sin embargo, escasean los profesores de esas especialidades. Y es que la mayor parte de los alumnos, alumnos-maestros que se han matriculado en la clase de Metodología, lo han hecho con el objeto de pasar uu año en Madrid, no teniendo la menor intención de dedicarse á la enseñanza de sordomudos; porque, realmente, tal como está hoy organizada no ofrece ningún porvenir : de modo que estudiaban lo puramente preciso para aprobar el curso. De un modo análogo pasaban las cosas en Italia con su «Escuela de Metodología», creada en el Instituto de Sordomudos de Milán en 1830, y para remediar esto, los profesores estudiaron la organización que tenían las escuelas semejantas extranjeras, especialmente la de Berlín, y en 1892 reformaron la suya, disponiendo que en vez de un solo año, durante el cual se daban pocas lecciones, como aquí sucede, el curso se extendiese á dos, y á la asignatura de Pedagogía y Didáctica añadieron las de Anatomía, Fisiología é Higiene, cuyos programas son extensos y excelentemente hechos. Dieron al Instituto dos direcciones : una técnica y otra administrativa y disciplinaria. La Pedagogía la explica el director técnico del Instituto (que lo es á la vez de la Real Escuela Normal de Pedagogía y Metodología), dirigiendo siempre las prácticas, con lo cual consigue armonía entre éstas y las explicaciones teóricas, y unidad en el método y procedimientos, que tanto se necesitan. La Anatomía, Fisiología é Higiene están á cargo de un médico competente. Además, un sacerdote explica el método de enseñar la Religión á los sordomudos. Tienen derecho á matricularse en la Real Escuela los maestros de primera enseñanza y los licenciados solamente; siendo los alumnos externos é internos, costeados estos últimos por el
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Gobierno, los cuales tienen la obligación, además de hacer sus estudios, de cuidar del orden y disciplina del Instituto. A fin del primer año del curso bienal sufren todos los alumnos un examen ante un Tribunal, y el que sea suspendido, ó no se presenta á examen, si es externo, pierde el derecho de seguir la carrera especial, y si es interno, pierde éste y el puesto gratuito en el Instituto. Al terminar el segundo año del curso, nuevamente son examinados por un Tribunal formado por siete jueces : el presidente del Consejo directivo, tres miembros de la Escuela Normal, dos del Consejo de Instrucción pública y uno del Consejo provincial escolástico de Milán. A los que aprueban los ejercicios, que son orales y escritos, se les da un título que los habilita para desempeñar la enseñanza, ingresando por concurso en los Colegios de sordomudos. Con la referida reforma han obtenido resultados excelentes en Italia, poseyendo hoy un profesorado que honra á su nación. En el curso de 1905 á 1906 hubo matriculados en la Real Escuela Normal 120 alumnos. En busca de esos resultados debemos caminar nosotros formando una verdadera escuela, como la de Milán, principio de una buena organización de la enseñanza de sordomudos. En esta Escuela Normal, asi modificada, se formaría un buen profesorado que, además de irá ocupar las plazas de Pedagogía especial en las Normales, cubriría las vacantes en todas las escuelas y colegios especiales. Veamos ahora la marcha que siguió Alemania para procurar instrucción á todos los sordomudos, ínterin se creaban las instituciones necesarias al efecto. A mediados del siglo xix se estudió y se vio en Prusia que la asistencia de los sordomudos á las escuelas ordinarias antes de ingresar en las escuelas especiales, y la de aquellos que por alguna circunstancia no pudieran ingresar nunca, daba resultados provechosos, y el Gobierno dictó un decreto el 14 de mayo de 1828 disponiendo establecer en Berlín, Konigsberg y Múnster instituciones para preparar á los maestros ordinarios en la enseñanza de sordomudos. En Augerburg y Marienburg fueron, con el mismo fin, instruidos los alumnos de las Normales en las instituciones de sordomudos que había en estas poblaciones, y con tal objeto establecieron escuelas de sordomudos en las Normales de Saxony, Westphalia, Posen, Prusia y Pomerania,
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mientras las provincias de Silesia y Branderburg, considerando este nuevo arreglo de poca importancia, lo rechazaron. En la líltima provincia, sin embargo, á los maestros ordinarios, residentes en lugares donde había niños sordomudos, se les ordenó el ir á Berlín, por cuenta del Estado, á estudiar durante seis semanas un cursillo de instrucción de sordomudos. Así empezaron en Alemania á resolver el problema que hoy nos ocupa, y los resultados allí obtenidos en la instrucción del sordomudo son envidiables, lo mismo que en Italia, siendo estas dos naciones las que van á la cabeza en este ramo de la enseñanza. Creo que bien merecen ser imitadas. Otro medio de propagar la enseñanza de sordomudos y que fuese conocida en todos los pueblos de España, además de las Normales, sería una revista de esta Pedagogía especial (con sección práctica), escrita gratuitamente por todos los profesores de sordomudos que quisieran, la cual llevaría nuevos conocimientos á los maestros que ya en las Normales hubieran estudiado la Metodología, y algunas nociones á los ajenos á ella, las cuales, unidas á sus buenos deseos, podrían ser provechosas. El ministro de Instrucción pública debería dar las órdenes convenientes para que en todas las escuelas la recibieran, á fin de que los maestros la leyesen y prestasen á los padres de los sordomudos que hubiese en la población. Esta revista, además de difundir la enseñanza de sordomudos, proporcionaría á muchos de estos desgraciados elementos de vida, porque imponiendo á cada una de las 22.600 escuelas públicas que próximamente hay en España una pequeña cuota al mes, con cargo al material (20 céntimos de peseta, por ejemplo), se obtendría, aparte de las subscripciones de muchas personas que por curiosidad ó caridad se subscribieran, una suma de 54.240 pesetas anuales, con las que, después de atender á los gastos de material de la revista y pagar los jornales k los sordomudos, únicos que deberían ocuparse de los trabajos mecánicos de ella, se formaría, con esta cantidad únicamente, ó en unión de otros elementos, un monte benéfico con que socorrer á aquellos obreros imposibilitados para el trabajo. [ConcluirA.J
EL TRABAJO MANUAL ESCOLAR "*
II. — LINEAS EFECTIVAS.
La segunda serio de los ejercifios que liemos denominado líneas de p ipel representa un trabajo mus sencillo que el de la primera serie. Es decir, qu(! las lineas efectivas no en<
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