AÑO XXXII

NÚH. 15.

Madrid, 10 de Agosto de 1921.

La Farmacia Moderna REVISTA QUINCENAL, PROFESIONAL Y CIENTIFICA ÓRGANO

OFICIAL

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SE PUBLICA LOS DÍAS 10 Y 25 DE CADA MES

Director: D. L U I S SIBONi Redactor Jefe: D. MODESTO MAESTRE

Páginas. S e c c i ó n p r o f e s i o n a l . — ¿ a Decena Notas complementarias a la Decena S e c c i ó n oficial.—/teo/ orden de Gobernación sobre clasificación de partidos farmacéuticos Real decreto de Instrucción Pública, reformando el de 30 de Abril de 1915 sobre oposición entre Auxiliares. S e c c i ó n c i e n t í f i c a . — A p a r a t o de emanación de radio . . . Medicamentos nuevos Química a g r í c o l a Sueltos y noticias

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C O N C E P C I Ó N J E R Ó N I M A , 35 Y 37, 3.° D E R E C H A M

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I . L A FARMACIA MODERNA, que se publica en pliego de 16 páginas de texto, reparte periódicamente Tratados y Estudios especiales. I I . El precio de la suscripción, 18 pesetas en toda España y 20 pesetas en Ultramar y en el Extranjero. Anuncios y comunicados, a precios convencionales. I I I . Toda la correspondencia de Administración y Dirección, a D. Luis Siboni, Concepción Jerónima, 35 y 37,3.° derecha, Madrid. Corresponsales: En Barcelona, D. José Vallés y Ribó, calle de Mallorca, número 253, entresuelo, 1.a En Zaragoza, D. Jt sús M.a Zuloaga, Don Alfonso I , núm. 8. En Valladolid, D. Eugenio Martin Bellogin, Einconada, núm. 32.

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DEPÓSITO G E N E R A L . — Farmacia Central y Laboratorio químico-farmacéutico del doctor D. Pedro A. Fizá y Sena, Plazas del Pino, 6, y Beato Oriol, 1.—BARCELONA IMPORTANTISIMO.—Circula en el comercio, y con profusión, un aceite de almendras dulces en latas cuadrangnlares, marca 3, C , o sin marca, y otras redondas litografiadas imitan lo las nuestras, que no tiene nada del de almendras. Afirma lo que decimos que en tod s los centros donde se expende aceite de almendras dulces se cotizan a menos precio que la cantidad de almendras que se necesita para su obtención. Bastará para convencerse de nuestra aserción tomar cuatro partes de aceite, siete de ácido nítrico y una de agua, en un tubo de ensayo o frasquito de cristal, y agitar la mezcla; no pierde el color si es puro; toman color rojo más o menos intenso casi todos los aceites que se acostumbran a emplear para la sofisticación.

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LA FARMACIA MODERNA

NÜM. 16.

SECCIÓN PROFESIONAL LA

D E C E N A

Las dos obsesiones de u n a c a d é m i c o . Antes de entrar en materia, cúmplenos fijar actitudes y hacer breves aclaraciones respecto de la periódica impugnación que venimos efectuando de los actos profesionales realizados por nuestro antiguo amigo Sr. Cortezo, en cuanto se relacionan con los derechos e intereses del profesorado farmacéutico, Y tenemos verdadero y justificado empeao en ello, porque importa a nuestro decoro periodístico destruir el equívoco en que pudieran incurrir algunos comprofesores al querer explicarse la causa que motiva este especialísimo estado de correspondencia a medias con el citado periodista médico. No nos desazona, n i mucho menos, su silencio ante nuestras legítimas y bien intencionadas impugnaciones, n i tampoco nos h a r á desistir do ellas, porque tiene derecho nuestra colectividad a impedir que, por inconsciencia unas veces y premeditadamente otras, se la vaya excluyendo de su privativo campo de operaciones. Continuaremos, pues, por él mismo camino de la defensa colectiva, claro es que sin repasar las lindes de la cortesía; pero como alguien pudiera atribuir estas abstenciones del Sr. Cortezo a los prejuicios que sa forman sobra determinadas c a m p a ñ a s de Prensa, hemos de salir al paso de esos prejuicios mismos diciendo: que si es cierto no faltan informadores que fían su notoriedad personal a incontinencias de pluma, lanzadas contra personalidades que sa aposentan en las cumbres sociales, nosotros, aunque de modestísima estirpe periodística, estamos en posesión de un pergamino—el único que poseemos—repleto de firmas de la opinión pública, en el que se acredita una honorabilidad a toda prueba que nos preserva de cualquier suspicacia. Sobre este punto no pedimos n i queremos explicaciones, porque nos basta el concepto que tenemos de nuestra actuación, y terminamos estas disquisiciones haciendo constar: primero, que nunca incurrimos en la puerilidad de querer hombrearnos con el César de la Prensa profesional; segundo, que en estas c a m p a ñ a s nada pedimos para nosotros, pues lo único que busca nuestra constante apela ción a la equidad es que no se mermen m á s de lo que lo están y a por quienes pudieran tener interés en ello los prestigios y el pan de los farmacéuticos españoles. Y como lo cortés no quita lo de valiente, entraremos en materia dirigiendo un espontáneo piropo, o cosa parecida, a la personalidad de que venimos ocupándonos. Imparciales y justicieros en todo momento, siempre rendimos pleitesía a las finas agudezas de su ingenio y a su abundosa cultura, pero siempre t a m b i é n d i sentimos de sus procederes en determinadas empresas, por encontrarlos contagiados de pasión o influidos por conveniencias personales. Y de a q u í nuestras constantes discrepancias. Como las tenemos con su discípulo y biógrafo Sr, F r a n cos Rodríguez en no considerarle un romántico, cual así lo afirmara este impeniMadrid, 10 de Agosto de l ü i l

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tente orador de brindis en reciente homenaje, porque n i n g ú n romántico, que nosotros sepamos, alcanzó tan prodigiosos éxitos en su vida política y profesional. Como que nadie los alcanzó hilvanando églogas y madrigales. Podríamos demostrarlo así con datos y con hechos que todos conocemos; pero, ¿a qué perder el tiempo en estas minucias cuando lo que realmente nos importa es impugnar eso» procederes mismos? Vamos, pues, con ello. Hace tiempo que sufre dos obsesiones el Sr. Cortozo: es una de éstas la de exterminar los Patronatos de Titulares, para ensanchar, con los elementos de que disponen éstos, la y a amplia base sobre que se yergue su ilustre personalidad. De esta obsesión nos ocuparemos en otra Decena: Es la otra la de hacer i n jertos de ciencias médicas extranjeras en el personal de las españolas. Seguramente entiende, a ratos, muy de buena fe, y en otros, con sus puntas de interés, que tanto los médicos como los farmacéuticos españoles poseen una cultura deflcientísima y que es necesario complementarla por ministerio de esos mismos profesores extranjeros. Y de a q u í su tenaz empeño de traer unas nuevas vides americanas para sustituir las nuestras, atacadas seguramente de inconsciencia o de negligencia. Y, consecuente con esta aspiración suya, que a primera vista resulta beneficiosa para los intereses de la salud pública, viene haciendo esfuerzos de fortaleza incompatible con sus abriles para que los médicos extranjeros se naturalicen en nuestro' país, con g r a v í s i m a lesión, por supuesto, de los intereses de cuantos cursaron sus estudios en las Universidades españolas, y también para que los especialistas extranjeros, farmacéuticos o simplemente industriales, puedan ejercer su tráfico en E s p a ñ a , pero sin moverse de su país y en las mismas condiciones en que efectúan el suyo los especialistas españoles. No es ciertamente de hombre muy avisado este proceder suyo, porque, ¿no se percata de-que lo que gana por delante con la gratitud de los extranjeros lo pierde por detrás con las protestas, muy acerbas, de los profesores españoles? Y, ¿no ve tampoco que esta obra de disociación de elementos de su país echa por tierra su otro empeño de allegarse, para dirigirlas, todas las fuerzas profesionales que hablan el idioma español? Cierto que, personalmente, nada va ganando con que se naturalicen a q u í los médicos franceses; pero también lo es que su protección a los especialistas extranjeros está bien remunerada, según lo demuestra el Florilegio de anuncios que contemplan las clases médicas en la revista que tan brillantemente dirige. ¡Y con qué oportunidad vienen estos empeños suyos de trasegar a nuestro país médicos y farmacéuticos franceses! Cuando l a opinión pública sufre la dolorosa pesadilla de infortunios, no sospechados porque no se fraguaron en esta querida patria nuestra. Siempre hicimos justicia a los nobles sentimientos de nuesfro distinguido amigo, y, por ser así, esperamos que, a l percatarse de t a l coincidencia de sus actuaciones con los infortunios de que queda hecha mención, h a r á un alto en su empresa y utilizará la notoria influencia de que goza para que el Real Consejo de Sanidad, en el que a c t ú a de Mentor, no acceda a modificar el art, 7.° dól Real decreto de 6 de Marzo de 1919, n i , por consiguiente, a abrir de par en piar nuestras puertas a la exportación de los especialistas extranjeros. Y esperamos m á s todavía de él: que intervenga ante los Poderes públicos para que no prospere el simulacro de examen de varios médicos extranjeros, realizado por dos Tribunales de Catedráticos de nuestra Universidad, tan acerbamente juzgados por los periódicos rotativos. P o r q u e — c r é a n o s — e n t o n a m á s el espíritu una paz inter-

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ma, o sea la de la fraternidad, que la paz externa, cuyo único coeficiente es el •sórdido interés ajeno. Podríamos abordar la exposición de los numerosos datos que poseemos sobre t a n deplorable asunto; pero nos hemos de limitar a decir al Sr. Cortezo que fíe más del leal consejo de los que no esperan mercedes suyas que del lagoteo de personalidades que no persiguen otro fin que el de buscar en tierra e x t r a ñ a lo •que tal vez no lograron obtener en la propia. L . S.

Notas complementarias a la «Decena» de este número Para que nuestros lectores formen juicio sobre la campaña de extranjerismo sostenida por un grupo do médicos que, por circunstancias especiales o por caricias de la Fortuna, nada tienen que temer de las competencias profesionales, pues apenas cuentan con media docena de clientes, les invitamos a que se fijen en los extremos siguientes: El recaudador de arbitrios por registro de especialidades que funciona en el Ministerio de la Gobernación nos ofrece en la Revista de que es propietario el siguiente índice -de los Farmacéuticos o industriales extranjeros que, sin dejar de residir en Francia, tienen instalados en Barcelona laboratorios en los que se envasan y venden al por mayor : «A la oposición entre Auxiliares podrán acudir, siempre que reúnan los demás requisitos exigidos en relación con la Cátedra a que aspiren: 1. ° Los Profesores auxiliares, sin distinción alguna, bien del Centro donde se haya producido la vacante, bien de otro similar, cualesquiera que sean su antigüedad y las enseñanzas que den, lo mismo que se encuentren en activo servicio que en situación de excedente. 2. ° Los Catedráticos numerarios de la misma Facultad univer.-itaria, si se trata de estudios superiores, o de la Sección de Institutos, o Escuelas especiales a que la vacante pertenezca. 3. ° Los que hayan sido pensionados por la Junta para ampliación de estudios e irivés tigaciones científicas, con objeto de perfeccionar su instrucción en el extranjero, así como los que lograran de ella algún auxilio para realizar en España dichos estudios o investigaciones 4. ° J.os Profesores agregados a las Facultades de Medicina. 5. ° Los que hayan obtenido en su carrera la mitad, al menos, de matrículas de honor en el número total de asignaturas, o bien el premio extraordinario en la Licenciatúra o