UCIi ESPi REVISTA CIENTIFICA Y PROFESIONAL

Año X V I M a d r i d 2 5 de S e t i e m b r e de 1 8 8 4 Núm. 39 UCIi ESPi REVISTA CIENTIFICA Y PROFESIONAL 1 1 H I 11EG1I CONSAGRADO Á L A CLASE

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Año X V I

M a d r i d 2 5 de S e t i e m b r e de 1 8 8 4

Núm. 39

UCIi ESPi REVISTA CIENTIFICA Y PROFESIONAL

1 1 H I 11EG1I CONSAGRADO Á L A CLASE FARMACÉUTICA ESPAÑOLA üiarector: r>. irranoisoo Marín y Sandio EL PRECIO DB SUSCBICIÓN en Madrid y provincias es: l O pesetas un año ; 5 pesetas semestre. Ultramar y Extranjero: S O pesetas al año. Los anuncios y comunicados á precios convencionales. Toda la correspondencia al director de L A FARMACIA ESPAÑOLA, calle de la Luna, núm. 32, segundo, Madrid.

S E

PUBLICA

TODOS

MADRID, JUEVES 25 SETIEMBRE DE 1884 L A NUEVA FARMACOPEA FRANCESA Farmacia química

III Cantaridim. " - ^ l nuevo Oódex recomienda el procedimiento de Mortreux, qne consigna en los términos siguientes: Cantáridas pulverizadas. . . . Q. V. Cloroformo rectificado del comercio». (

Las suscriciones pueden hacerse en la REDACCIÓN, CALLE DE LA LUNA, 32, SEGÜNDO; Caballero de Gracia, 23, botica del Dr. Font; Pontejos, 6, botica; Santa Isabel, 5, farmacia del Dr. Gómez Pamo; en la del Sr.vGómez Manso, Santiago, 9; en las principales librerías, y también por medio de los corresponsales de provincias.

o g

Sulfuro de carbono puro. Agótese el polvo de cantáridas por el cloroformo, que disolverá la cantaridina y las materias colorantes. Destílese cubano de maría para separar el cloroformo; trátese el extracto clorofórmico por el sulfuro de carbono, que separará los cuerpos grasos, dejando intacta la cantaridina. Disuélvase ésta en caliente en el cloroformo y déjese cristalizar por enfriamiento. CA.BA.CT. — L a cantaridina cristaliza en prismas romboidales ó en láminas incoloras y brillantes; no tiene olor, es insolable en el agua, poco soluble en frío en el alcohol y en el cloroformo, y muy soluble en el éter y en el cloroformo hirviendo. Es neutra á los papeles reactivos, se evapora rá-

L O S

J U E V E S

pidamente al aire y á la temperatura ordinaria, por lo cual débé conservarse en frascos bien tapados. Se disuelve en los álcalis, para formar los cantaridatos que los^ ácidos descomponen. — Tóxico. Clorhidrato depilocarpim. — Se prepara de la manera siguiente: . Pilocarpina .£ Ácido clorhídrico Jíicinai.*..,.

Q. V. O, S.'

Satúrese exact^finte lá pilocar.p^k por el ácido clorhídrico diluido en tres veces su volúmen de agua, y evapórese el líquido en el vacío ó debajo de una campana al „ lado de una vasija con ácido sulfúrico. CARACT. — El clorhidrato de pilocarpina cristaliza en largas agujas agrupadas al rededor de un centro común. Es muy soluble en el agua y delicuescente. Cien ^rtSe^Le esta sal contienen 85,07 de pilocarpina. — Tóxico. Glorhidrato de quinina básico JhRe aquí como se prepara esta sal: Sulfato de quinina oficinal.... 100 gramos. Cloruro bárico cristalizado 28 —Agua destilada 1000

Deslíase el sulfato de quinina en 800 gramos de agua destilada y hiérvase. Añádase poco á poco, cuidando de que la ebu-

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Ilición no se interrumpa, el cloruro bárico disuelto en 200 gramos de ag-ua. Déjense en reposo los dos líquidos previamente mez ciados; ensáyese si el líquido clarificado por el reposo no precipita por una solución tibia de sulfato de quinina, y a ñ á d a s e , caso necesario, cantidad suficiente de esta solución basta que no se produzca m á s precipitado. Fíltrese, lávese el sulfato de barita con agua hirviendo, evapórense al b a ñ o de m a r í a los líquidos filtrados y déjense cristralizar por enfriamento. E s c ú r r a n s e los cristales y séquense al aire. CABACT. — E l clorhidrato básico de q u i nina está formado por ag'ujas finas,,larg'as, sedosas, no eflorescentes á la temperatura ordinaria, pero pierden u n equivalente de agua á una temperatura u n poco m á s elevada. Se disuelve en 25 partes de agua á -f-15°, en 5 partes de agua hirviendo, en 3 de alcohol á 90° y en 10 de cloroformo. Su solución acuosa no debe precipitar por los sulfates solubles. Cien partes de esta sal cristalizada contienen 81,71 de quinina y 9,08 de ag-ua. Cloroformo oficinal. — Obtiénese este medicamento de la manera siguiente: Cloroformo rectificado del c o m e r c i o . . Q . V. Agítese el cloroformo con' la mitad de su volumen de agua destilada; decántese. Añádase al cloroformo lavado V^o de su peso de ácido sulfúrico oficinal, y déjese en contacto durante cuarenta y ocho horas, cuidando de agitar la mezcla de vez en cuando; repítase este tratamiento en tanto que el ácido se colore: d e c á n t e s e . Mézclese el cloroformo con 3 por 100 de su peso de lejía de jaboneros; déjense en contacto d u rante veinticuatro horas agitando de vez en cuando. Añádase entonces 5 por 100 de aceite de claveles, agítese fuertemente la mezcla y destílese al b a ñ o de m a r í a . P ó n g a s e el producto destilado en contacto durante veinticuatro horas con 5 por 100 de cloruro cálcico fundido y quebrantado, cuidando de agitar de vez en cuando. Decántese, destílese al b a ñ o de m a r í a y recójanse ú n i c a m e n t e los 710 del producto.

La primera y la ú l t i m a d é c i m a parte se res e r v a r á n para operaciones ulteriores. ChRAOT, — E l cloroformo puro, ó cloroformo oficinal, tiene u n olor suave, e t é r e o característico. Vertido sobre una hoja de papel blanco y abandonado á la e v a p o r a c i ó n espontánea, exhala hasta el fin el mismo olor, y deja el papel absolutamente seco é inodoro. Su densidad á -f-15° es de 1,500; se volatiliza á 60°,8 á la presión n o r m a l . Es neutro al papel tornasol; su transparencia no debe desaparecer por una baja temperatura n i por la a g i t a c i ó n con ó sin contacto del agua; no debe precipitar en frío una solución de nitrato de plata n i reducir el metal en caliente; agitado con su v o l u m e n de ácido sulfúrico oficinal, no debe colorearse; tampoco debe colorearse con l a d i solución de potasa c á u s t i c a ; no debe enverdecer el ácido crómico cristalizado; debe, en fií), quedar absolutamente transparente é incoloro al contacto de u n cristal de fuchsina ó de bi-nitro-sulfuro de hierro. OBSERV. — E r c l o r o f o r m o se altera esp o n t á n e a m e n t e bajo la influencia del aire h ú m e d o y de la luz directa. Se debe conservar en frascos que cierren á esmeril, completamente llenos y resguardados de la luz. Digüalina cristalizada. — E l nuevo Codex consigna el procedimiento para preparar dos digitalinas, la amorfa y la cristalizada. La primera se halla mencionada en la edición anterior de la Farmacopea f r a n cesa; la cristalizada se prepara por el procedimiento siguiente (Nativelle)-. Hojas de digital de los Vosgos, recolect"das el segundo año en el momento d í la floración y reducidas á polvo muy fino 1000 gramos. Acetato de plomo neutro cristalizado 250 _ Agua destilada. 1000 Disuélvase el acetato de plomo en el agua fría, a ñ á d a s e el polvo de d i g i t a l , mézclense í n t i m a m e n t e , pásese todo á t r a v é s de u n tamiz de c r i n n ú m . 3 y déjense en contacto durante veinticuatro horas, c u i dando de agitar de vez en cuando. Colóquese esta mezcla en u n aparato de reemplazo, c o m p r í m a s e bien y agótese por el

LA FARMACIA ESPAÑOLA. alcohol de 60Oc hasta que no dé sabor amargo. Neutralícese esta solución alcohólica por una solución saturada en frío de bicarbonato sódico; cuando cese la efervescencia, destílese para separar el alcohol, y evapórese el líquido restante al baño de maría hasta dejarle reducido á dos kilogramos; después de frío dilúyase en su peso de agua y déjese en reposo. Al cabo de dos ó tres días decántese el líquido por medio de un sifón y hágase escurrir el precipitado vertiéndole sobre un lienzo. Este precipitado, desembarazado asi del líquido extractivo, pesará 100 gramos próximamente: interpóngase en 1000 gramos de alcohol á 80°, pásese todo á través de un tamiz de crin núm. 1, caliéntese a l a ebullición el líquido turbio que resulta, añádase una solución de 10 gramos de acetato neutro de plomo, caliéntese durante algunos instantes y fíltrese. Lávese el depósito con alcohol para extraer el líquido que retiene y exprímase: añádanse á los líquidos 50 - ramos de carbón animal purificado, y después desálese; sepárese por el calor del baño de maría todo el alcohol que contenga el residuo, y añádase la cantidad necesaria de agua para reemplazar la evaporada. Hágase enfriar, y después póngase á escarrir sobre el tamiz que ha servido para la división del precipitado y lávese el carbón con una pequeña cantidad de agua para extraer las últimas porciones de líquido coloreado. Deséquese completamente este carbón en la estufa á una temperatura que no pase de 100°, y agótese por reemplazo con el cloroformo puro hasta que este disolvente pase completamente incoloro. Destílese esta solución á sequedad, y para desalojar todo el cloroformo introdúzcanse en el matraz algunos gramos de alcohol á 95°, que se harán evaporar. E l residuo es la digitalina bruta con la materia espesa (mezcla de materia colorante, grasa, digitalina incristalizable, etc.) y el aceite; disuélvase en caliente en 100 gramos de alcohol á 90c-; añádase un gramo de acetato de plomo neutro disuelto en un poco de agua y 10 gramos de carbón animal purificado; hágase hervir durante diez minutos, y enfríese dejándole luego en re-

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poso. Decántese sobre algodón en rama; añádase al fin el depósito, que se lavará con alcohol hasta agotar toda la sustancia amarga que contiene: destílense los líquidos límpidos así obtenidos. E l residuo está formado por la digitalina cristalizada en masa grumosa, impregnada de aceite coloreado y de líquido acuoso; sepárese de este último y se pesa en el mismo balón que ha servido para la destilación. Disuélvase en caliente esta digitalina impura en suficiente cantidad de alcohol á 90o- (6 á 12 gramos según la riqueza en digitalina), reemplazando el alcohol que se evapora. Al líquido frío añádase éter oil mal en la proporción de la mitad del peso de] alcohol empleado; mézclense y añádase agua destilada en la cantidad de los pesos de alcoholy éter empleados, obtúrese la vasija y agítese. Al poco tiempo la mezcla se separará en dos capas: la superior coloreada, formada de una solución etérea de aceite graso; la inferior incolora, formada de la solución de la digitalina que cristaliza enseguida. Póngase el frasco en un sitio fresco durante dos días, después viértase todo en un pequeño cilindro obturado con un tapón de algodón apretado; cuando hayan pasado las aguas madres y la capa coloreada, se tratan las últimas porciones con un poco de éter. La digitalina obtenida por esta primera cristalización está coloreada; para obtenerla perfectamente blanca, es necesario purificarla dos veces, después de separar, por medio del cloroformo, una pequeña cantidad de digitina que altera la pureza de aquel alcaloide. Disuélvase en 20 partes de cloroformo puro la digitalina bien seca reducida á polvo fino; fíltrese la solución, clarifíquese por reposo y pásese por algodón; evapórese á sequedad y añádase una pequeña cantidad de alcohol para favorecer la expulsión del cloroformo. Disuélvase el residuo en 30 gramos de alcohol á 90°, añádanse 5 gramos de carbón animal purificado, y hágase hervir durante diez minutos; pasado este tiempo fíltrese el líquido, agótese el carbón como se ha dicho y destílese; el residuo

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es la digitalina aún un poco coloreada; pé«ese en el balón previamente tarado. Para conseguir la digitalina completamente blanca, disuélvase en caliente en la cantidad necesaria de alcohol á 90° , añádase á la solución un peso de éter igual á la mitad del peso del alcohol empleado y un peso doble de agua destilada; obtúrese y agítese. La digitalina se separa en cristales cuya formación se facilita exponiendo el líquido alfresco de la noche. Al día siguiente se encontrará completamente depositada en pequeños grupos de agujas blancas, quedando las materias colorantes en las aguas madres; sepárense los cristales colocándoles en un cilindro obturado con algodón, y lávense con éter. Un kilogramo de digital de buena calidad rinde próximamente 1 gramo de digitalina cristalizada. CARACT. — La digitalina cristalizada se presenta en cristales muy ligeros, muy blancos, bajo la forma de agujas cortas agrupadas al rededor de un mismo eje; es muy amarga, fácilmente soluble en el alcohol de QÍK , menos soluble en el alcohol anhidro y casi insoluble en el éter; su mejor disolvente es el cloroformo. Calentada en presencia de una pequeña cantidad de ácido clorhídrico ó de ácido fosfórico, se disuelve, y el líquido toma una hermosa coloración verde esmeralda.—Ib'%ico. Merina.—'El procedimiento recomen dado para la preparación de este alcaloide dice así: Haba del Calabar pulverizada.. Acido tartárico Bicarbonato de sosa puro... Alcohol á 90 c Eter oficinal •

1000 gramos. 9 —

C. S.

Póngase en digestión el polvo de haba del Calabar con tres litros de alcohol, adicionado de tres gramos de ácido tartárico. Decántese y repítase dos veces el mismo tratamiento sobre el residuo. Reúnanse los líquidos alcohólicos filtrados, y extráigase el alcohol por destilación; caliéntese durante algún tiempo el residuo al baño de maríapara desalojar las últimas porciones de alcohol; después del enfriamiento

ESPAÑOLA. trátese por una pequeña cantidad de agua destilada y fíltrese la solución para separar las materias resinosas insolubles. Agítese el líquido filtrado con éter puro y déjese la mezcla en reposo; decántese el éter y repítanse estos tratamientos hasta que el disolvente empleado cese de colorearse sensiblemente. Añádase al líquido acuoso bicarbonato sódico hasta reacción alcalina, agítese después la mezcla con éter puro que disolverá la eserina aislada de su sal por el bicarbonato alcalino. E l líquido etéreo, filtrado y abandonado á la evaporación espontánea, dará cristales de eserina, que se purificarán por nuevas cristalizaciones en el éter. Se obtiene así próximamente un gramo de eserina por kilogramo de haba del Calabar. CARAOT. — La eserina se presenta en lá minas delgadas, romboidales, incoloras, pero se coloran fácilmente en rosa y amarillo bajo diversas influencias, principalmente por la acción del aire. Poco soluble en agua, lo es en el alcohol, éter, cloroformo y benzina. Por la acción de las soluciones alcalinas diluidas se colora en rojo. Calentado el alcaloide al baño de maría en un balón con un exceso de amoniaco, da un líquido que por los ácidos se vuelve rojo y violeta, y que al aire libre deja un residuo azul muy soluble en el agua. La eserina contrae enérgicamente la pupila. — Tóxico. Qlicirrhicina amoniacal (GrlicinaJ.—Recomienda el nuevo Codex para la preparación de este producto el procedimiento siguiente: Baíz de regaliz de Smyrna Agua destilada... Acido sulfúrico oficinal, próximamente Amoniaco líquido oficinal, próximamente ,

1000 gramos. 4000 — 20



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Contúndase la raíz de regaliz de manera que se obtenga una especie de éstopa; macérese durante cuatro -horas con. el doble de su peso de agua destilada fría; cuélese, exprímase y trátese de la misma manera el residuo. Déjense en reposo los dos maceratos y decántense; pónganse los líquidos á la temperatura de la ebullición y fíltrense

LA FABMACIA ESPAÑOLA. para separar la albúmina coagulada. Reúnanse los líquidos, y cuando estén completamente fríos, viértase poco á poco el ácido sulfúrico, previamente diluido en cuatro veces su peso de agua, hasta que deje de formarse precipitado. (Se continuará.)

LA OPINIÓN DE LOS FARMACÉUTICOS L a farmacia en esqueleto Inmensos enemigos á la manera de seres microscópicos invaden nuestra profesión, y no ocultan la manera de atacar á la clase farmacéutica quer cual inmundos parásitos, aspiran á deJar en esqueleto el ejercicio de la farmacia en España. Graves inconvenientes se presentan para corregir el mal, y esos focos viciosos que podríamos llamar contagiosos, tienen que ir tomando dilatada extensión; las ruinas y miserias se apoderarán de la clase, y nuestro derecho será pisoteado donde quiera pretendamos hacernos escuchar. Placer grande tendría y una satisfacción completa, si pudiera indicar un camino para atajar aquel germen; pero como había de ser larguísimo y no siempre llano para predecir los obstáculos que, sin descanso, habían de presentarse para conservar la farmacia su gloriosa historia, ante el temor de equivocarme y no conseguir mi objeto, renuncio á todo género de consideraciones, expresando nada más que causa lástima el deplorable estado en que se halla el ejercicio de nuestra profesión. No conviene recordar la situación enfermiza de nuestro ejercicio, porque sería ridicula tarea en trastornar las inmutables leyes que nos amparan. Mas como si fuera aún poco para completar la obra y contribuir al desarrollo del vicio, nos encontramos con un eslabón más que anude la cadena que ya hacía tiempo se comentaba, y que vió la luz pública en 22 de Julio último, concediendo el suministro de medicamentos á los jefes y oficiales del ejército y sus familias por las farmacias militares, cuya disposición empezó á regir en 1.° de Setiembre , y que, según un diario noticiero, ha sido aquella medida objeto de grandes elogios, porque proporciona grandes ventajas á las clases militares, sin decir una palabra de si para tomar una resolución tan impor-

t ante y trascendental se han tenido presentes

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las Ordenanzas de farmacia vigentes y la ley de Sanidad de 1855. Perjuicios irroga al farmacéutico, y á muchos abusos se presta la concesión reciente. Nada nos sorprende ya después de la indiferencia con que miramos todas las cuestiones que tienden á hacer algo provechoso para una clase ilustrada. Difícil sería hablar de la gravedad del caso, porque la transmisión se va haciendo tan importante y ha adquirido tanto arraigo, que lo que en un principio pudo evitarse, hoy es un peligro intentarlo. Continuemos abriendo la puertas á oscuros de la ciencia; reconozcamos que no somos aún bastantes para elevarnos á la altura que nuestros deseos aspiran; seamos indulgentes con insignes varones, eminencias de la inteligencia y del saber (1); dejemos destrozar nuestros puestos sin acudir al deber que nuestro derecho nos impone; y ya que auxilios poderosos no nos facilitan datos para la aclaración de ciertos fenómenos, recojamos con dignidad el pequeño vínculo que deje la farmacia. Unámonos, pues; prestémonos común apoyo, y participando todos de los frutos que aquélla pueda darnos, contribuyamos sin descanso al cultivo de la honra y civilización española.

ALFREDO G. ELGUETA. Setiembre 14 de 1884.

E L LÁUDANO EN E L CÓLERA E l Dr. Cárlos Tunisi habla con grande entusiasmo, y al parecer extraordinaria convicción, del empleo del láudano contra el cólera, el cual, bien administrado, considera con todo el valor de un tratamiento verdaderamente específico: he aquí la síntesis de una obra publicada con este objeto, que tomamos de nuestro estimado colega catalán La Enciclopedia médico-farmacéutica. L )S conclusiones de esta obra original son las siguientes: 1. a E l cólera confirmado va siempre precedido de la diarrea llnmnda,premonitoria. 2. a La diarrea premonitoria, á pesar de su aparente benignidad, es el verdadero cólera confirmado en sus primeras manifestaciones. 3. a Vencida la diarrea premonitoria, no es posible el cólera confirmado. 4. a ha. diarrea premonitoria se vence y se cura con la mayor facilidad propinando los opia-

(1) Apóstoles.

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dos, entre los cuales merece la primacía el láudano, que todas las familias deberán tener siempre consigo. 5. a E l cólera, tratado en su primer estadio, es siempre curable y se mantiene en los límites de una simple indisposición. 6. a E l cólera fulminante no existe, ó, al menos, no ha sido bien comprobado. 7. a E l primer estadio del cólera (diarrea premonitoria) llámese en adelante cólera ligero, y denomínense con el calificativo de grave y gravísimo los estadios que á aquél subsiguen. 8. a Destiérrese la palabra premonitoria, fuente gravísima de errores terapéuticos. 9. a Administrado á tiempo y á dosis especiales, el láudano es el específico del cólera. Reproduzcamos el siguiente párrafo, para que nuestros lectores puedan formarse cargo de qué manera y cuándo debe administrarse el láu daño, según el criterio del autor, para que evite siempre el cólera mortal. «Apenas se compruebe en un país algún caso de cólera, las familias, los individuos, obrarán prudentemente si se proveen de 10 á 15 gramos de buen láudano, encerrado en pequeños fraseos esmerilados, de cuyo medicamsnto harán uso en el momento de manifestarse la diarrea. No es precisamente necesario, comenzar el trata miento á la primera deposición; puede empezarse también á la tercera ó á la quinta, pero no más tarde, porque sucede alguna rara vez que el período diarréico que precede al cólera gravísimo de uno, dos. ó tres días no se le adelanta sino de pocas horas. Por lo tanto, apenas se ha manifestado en un individuo la diarrea colérica, no se entretenga en averiguar si la diarrea puede haber sido causada por una indigestión ó por una influencia reumática... Estas son cuestiones que hacen perder un tiempo preciosísimo, el cual puede decidir de la vida ó de la muerte de un hombre. Adminístrese en seguida el láudano. He aquí la manera sencillísima de hacerlo: se llena de agua una cuchara común y se vierten en ella quince ó veinte gotas de láudano. Esta dosis se repite de media en media hora, hasta que se vea que los borborigmos son más raros y que la diarrea ha disminuido en frecuencia y en cantidad. — Esto sucede casi siempre después de la tercera dosis. Se disminuye entonces un tercio á la mitad de la dosis del láudano y se toma á distancias mucho mayores. Corno vehículo del láudano se puede emplear también el azúcar en terrones ó en polvo. Se entiende que, para los niños de pecho, la dosis deberá ser de 3 á 5 gotas. Para los mayores, de 5 á 10. Para la

edad de catorce á diez y ocho años, de 10 á 15 gotas. A lo más, 4 á 6 gramos de láudano completan la cura. — Una buena taza de cafó con algún agente espirituoso basta para que desaparezca aquel poco de soñolencia que podría manifestarse en algún individuo. «Curada la llamada diarrea premonitoria, so ha conjurado todo peligro, y el individuo está curado de un ataque de cólera que, á haberse prolongado, podría serle fatab. Dice el Dr. Tunisi que, entre el cólera simplemente diarréico (que debe llamarse siempre cólera leve) y el cólera álgido, asfíxico (gravísimo) existe casi siempre un subperíodo (cólera grave), que deja algunas esperanzas de curación usando los remedios oportunos. E l autor preconiza en dicho subperíodo la siguiente fórmula: Láudano 40 gramos. Esencia de menta..... 2 — Eter sulfúrico 10 — Jarabe de naranja..... 100 — Agua simple...... . . . 1000 — De esta mixtura se dará una cucharada ó una fracción de cucharada cada cuarto de hora, alternando con los fragmentos de hielo á voluntad del paciente. Fijándonos principalmente en el fondo de la obra del Dr. Tunisi, diremos que estamos conformes con los axiomas de patología sentados en la misma. E l autor prescinde completamente de los microbios que tanta celebridad han alcanzado en los actuales tiempos; opina que el cólera no tiene otro medio de transporte que el hombre y sus vestiduras, y comprende la necesidad de detener el vómito y la diarrea y de estimular las fuentes de la vida, impidiendo las sucesivas perturbaciones. Es indiscutible la importancia del opio, y, especialmente, del láudano en la enfermedad de que se trata. ¿Qué diremos de las dosis propuestas por el autor? Dice el Dr. Tunisi: «En las invasiones de cólera se ha observado que cinco, seis, ocho gramos de láudano, tomados en menos de cinco horas, no han producido ningún indicio de envenenamiento». Añade que «ese método ha obtenido ya la más autorizada de las sanciones, la de centenares de hechos». Es tal la convicción del autor, que en su epílogo se expresa de esta manera: «He comenzado este pequeño libro con un título que huele á charlatanería. Pues bien: quiero también terminarlo con una sentencia que el más atrevido Dulcamara no osaría arrojar á sus turbas. Hela aquí: Mis parientes, mis amigos y

LA

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^odos aquellos que, leyendo mi opúsculo, le concedan su confianza, no pagarán nunca tributo al odioso y terrible indiano». SECCIÓN

CIENTÍFICA

PROBLEMA DE DIFUSIÓN

W \

-

No se trata de observaciones experimentales convenientemente dirigidas con objeto de deducir consecuencias ciertas. Los únicos datos que motivan esta comunicación son los siguientes: 1. ° ü n fenómeno observado por dos estudiantes de farmacia, una sola vez. 2. ° Un simple carácter organoléptico; y 3. ° Consideraciones sobre algunos fenómenos de disolución. I.0 Encargado el que esto escribe, con otro compañero, de la obtención del alcohol concentrado por destilaciones sucesivas con el intermedio del carbonato potásico seco, en un alambique ordinario, después de haber concluido la operación con regularidad, abandonamos la destilación á causa de hacérsenos tarde. Volviendo al laboratorio á la mañana siguiente, tomamos una campana de cristal, y en ella vertimos parte del alcohol destilado con objeto de qbservar su concentración en el alcohómetro centesimal de Gay-Lussac. Introducido éste en la campana con la precaución necesaria para que dicho instrumento no se adhiriera á las paredes, observamos que señalaba Q.l^c. después de hacer las correcciones consiguientes, por la diferencia entre 150c, y la temperatura de 170c. que reinaba en el laboratorio; nuevamente vertimos el alcohol de la campana en el frasco-recipiente, y le trasladamos á la mesa de preparaciones para dar cuenta de la operación á la hora de ciase. Eepe• tida la experiencia á la vista del profesor, el alcohómetro señaló 89°,9c. Innecesario es advertir que la temperatura y el alcohómetro erau los mismos en ambas observaciones. 2.° Ouando tomamos alcohol concentrado y se adiciona el agua suficiente para que el líquido no mortifique ai paladar, si la adición del agua es reciente, notamos las dos impresiones rápidas del alcohol y del agua sücesivamenté y en dos tiempos bastante próximos, para ser diferenciadas las dos sensaciones distintas: parece como que existe una mezcla de los dos líquidos, y no una disolución de alcohol, en tanto [l)

Gaceta de Sanidad Militar.

ESPAÑOLA.

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que después de transcurrido algún tiempo de la adición del agua, ya no percibimos el fenómeno. 3.° Experiencias termoquímicas han conducido á la demostración de que'el hidrato de doral recientemente obtenido, disuelto en cierta cantidad de agua, cambia de estado lentamente, no adquiriendo estabilidad permanente, sino después de muchos días; que las disoluciones de ácido fosfórico y amoniaco, puestas en contacto en la proporción de un equivalente del primero y tres del segundo, después de formar el fosfato tribásico, al cabo de unos días abandona la combinación, espontáneamente un equivalente de amoniaco, resultando una disolución de sal bibásica y amoniaco libre; que las disoluciones de algunas sales férricas cambian lenta y espontáneamente, dejando depositar óxido férrico, etc., etc. Ahora, con estos antecedentes, nos es dado preguntar: ¿Las porciones de alcohol destilado en los diferentes periodos de una misma operación, conservarán su concentración por algún tiempo, permaneciendo simplemente en contacto con otras de distinta densidad, ó se establecerá la difusión instantáneamente, formando un líquido homogéneo? Cierto que entre los ejemplos citados y el que nos ocupa no hay semejanza, puesto que en los primeros se trata de cuerpos sólidos de muy distinta densidad del agua que los mantiene disueltos, en tanto que el agua y el alcohol son líquidos que se disuelven en todas proporciones y de densidad poco diferente; pero aducimos d i , chos fenómenos á título de analogía y como demostración de que en las disoluciones existen ciertas particularidades que escapan á nuestros procedimientos directos de observación, necesitándose, bien una casualidad, ó bien consideraciones teóricas que las descubran por derivación. Estamos acostumbrados á no ver en las reacciones de los cuerpos más que los fenómenos explicados tan imperfectamente por nuestras fórmulas, y los resultados expuestos en los libros ó en cátedra; y así, cuando notamos algún hecho nuevo ó no previsto, en lugar de buscar explicación plausible, lo atriouímos á eiror de observación. Verdaderamente se.ajusta más á la lógica este procedimiento del espíritu, pero no debemos desdeñar las disquísiones de la razón. Interrogados por la diferencia existente entre las dos gradu telones, y poseídos del convencimiento que habíamos observado bien, dimos la siguiente explicación del fenómeno: al principio d é l a destilación aplicamos el calor ¿asta que

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comenzó el líquido á destilar; retiramos las primeras porciones que habían de arrastrar el agua que contuviera el serpentín de operaciones anteriones, y mantuvimos el calor moderadamente para que no llegara á hervir el agua del baño, hasta que determinamos elevar la temperatura y dejar abandonada la operación. Esta, por consiguiente, se ha efectuado en dos períodos: uno en que el calor se aplicó cor* mucha regularidad y en condiciones de obtener vapores alcohólicos de bastante concentración; y otro en que la destilación fué más rápida y más pobre en alcohol, puesto que aumentó la temperatura y debió adquirir más tensión el vapor de agua. Ha podido suceder, decíamos, que el alcohol destilado en el segundo período haya llegado al fondo del frasco recipiente por su mayor densidad, atravesando el líquido del primer periodo sin verificarse el fenómeno de difusión. Ensayamos la concentración sin más que levantar el frasco y verter una porción del líquido en la campana;, pero vuelto el frasco después del primer ensayo y llevado á la mesa de preparaciones, se le dotó de agitación suficiente para ser establecida la difusión del alcohol de distintas densidades. De aquí resultó la menor graduación que observamos en el segundo ensayo. Nuestras aficiones á otra clase de estudios nos han impedido hasta ahora repetir la experiencia, y no sabemos tampoco si á la explicación dada pudiera asignársele la frase de si non e vero e ben tromto, permitiéndonos por lo tanto recomendar su comprobación á aquellos de nuestros compañeros que dispongan de alambique, alcohol, tiempo y voluntad.

GASTÓN A. CUADRADO. Habana y Junio de 1884.

BREVES NOTICIAS acerca de algunos productos oleosos vegetales que, procedentes de las islas de Cuba y Puerto Rico, han figurado en la Exposición farmacéutica nacional de 1882 (Oontmmcióvi)

ACEITES PROCEDENTES DE COMBRETÁCEA8 Aceite de almendro de la India Procede de la TERMINALIA CATAPPA L . Familia Gomhretáceas. Arbol de 10 á 11 metros, de forma piramidal con las ramas horizontales, extendidas, comparables por su disposición á las del cedro del Líbano. Hojas agrupadas á la extremidad de las ramillas, formando una especie de rosetón ó verticilo; son aovado-oblongas, cuneiformes,

ESPAÑOLA dentaditas en los bordes, redondeadas y terminadas en una punta corta en el ápice, casi acorazonadas en la base y con dos glandulillas junto al nervio medio; lampiñas y lustrosa! en el haz, verde amarillentas y algo pubescentes por el envés y sostenidas por peciolos cortos rojizos. Flores pequeñas en espigas simples, pedunculadas y cilindricas, hallándose situadas las flore s masculinas en la porción superior, y siendo hermafroditas las de la inferior. Cada flor, que son casi sentadas, lleva en la axila una bráctea oval, cóncava y caduca. Periantio 5-fldo y limbo caduco. Estambres 10, exertos. Ovario simple l-locular; estilo simple, con el estigma entero. Fruto drupa l-locular, 1-sperma. Semillas pendientes, sin endospermo. Cotiledones foliáceos. Originario de la India este bello árbol, se cultiva en nuestras Antillas por su aspecto elegante, merced á la disposición de su copa piramidal, constituyendo el más vistoso adorno de las alamedas y jardines. Su corteza, que es lisa, de color gris por fuera, roja por dentro, se usa como astringente. Las semillas, cuyo sabor es muy parecido al de las avellanas frescas, son comestibles y se usan como tales en sustitución de las almendras de Europa, así como para la extracción del aceite, que, según el Sr. Monclova, le contiene en la proporción del 25 por 100 de su peso, y además goma, múcar incrüíalüable, albúmina, agua, etc. E l zumo de las hojas se emplea en algunas Antillas, según Descourtilz, asociando al arroz para mitigar la acrimonia de la bilis y hacer desaparecer la cefalalgia y los cólicos que acompañan á las indigestiones. Asimismo, añade el citado botánico, con el zumo de las hojas jóvenes y la emulsión de las almendras de su semilla, preparan un ungüento que usan en la lepra, prurigo y otras afecciones cutáneas. Los curanderos aplican el infuso de las hojas, asociado al aceite de palma, para la curación de los abscesos de las amígdalas, y recomiendan los baños con el cocimiento de las mismas hojas para evitar los accesos de los maniáticos. En Cuba no hemos oido que tengan tales aplicaciones, pero sí hemos visdo usar, con resultado, la emulsión hecha con las almendras de la semilla, para combatir las afecciones inflamatorias de los órganos respiratorios. CARACTERES.—El aceite de almendro de la India es fluido, de color amarillo, de olor muy débil, que recuerda el de las camuesas, y sabor dulce y grato. E l ejemplar remitido por el señor Monclova presenta un pequeño sedimento coposo, como gelatinoso, con algunos puntos

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L A FÁRMAGÍA ESPAÑOLA. blancos y granosos, parecidos á los que se forman en el aceite de olivas cuando se congela, al descender la temperatura del ambiente. Densidad.—0,91ól á 12° centígrado. Solubilidad. — Tres volúmenes de aceite apenas prestaron materia soluble á 60 de alcohol anhidro á la temperatura ordinaria; pero operando en las mismas condiciones, se disolvieron en 12 de éter y en 3 de cloroformo, de sulfuro de carbono y de bencina, respectivamente. Congelación. — A -4- 9o se espesa/ á -í- 2o se concreta en masa de consistencia de glicerolado y color blanco; á 0o adquiere consistencia butirácea. PROPIEDADES QUÍMICAS.—iteamo» de Massie. — E l ácido nítrico, actuando sobre el aceite, da lugar á la formación de dos capas: la inferior acida, incolora, y la superior, oleosa, blanco sucia, con ligero tinte pardo. Adicionado el mercurio, agitada la mezcla y dejándola reposar, presentaba á los veinticinco minutos una capa inferior transparente é incolora, y otra superior oleosa, de consistencia siruposa y color amarillo verdoso, con tinte pardo. A la hora, la capa superior estaba solidificada; y á las veinticuatro la capa acida era incolora y transparente, y la oleosa, perfectamente sólida, tenía color amarillo, ligeramente rojizo. Reacción de Fauré. — E l amoniaco di ó al aceite coloración blanco agrisada, sin que perdiera su fluidez. Reacción de Heydenrich. — E l contacto del ácido sulfúrico con el aceite produjo en éste coloración rojo amarillenta, que cambió en pardo rojiza cuando se agitó la mezcla. Reacción de Beherens. — Actuando sobre el aceite la mezcla de los ácidos sulfúrico y nítrico, se coloró en rojo pardo, que pasó á rojo leo nado, Acción del ácido nítrico. — Bajo la influencia de este reactivo, el aceite tomó una coloración gris, ligeramente cárnea, que calentando la mezcla á 60° cambió en rojiza. Acción de la lejía de sosa. — Se obtuvo un jabón seco, duro, de aspecto granoso y color blanco amarillento. Acción del nitrato mercúrico. — A las dos y media horas de contacto con el reactivo, se concretó en masa dura y compacta de color amarillo, no muy intenso. PROPIEDADES y usos. — E l aceite de almendro de la India corresponde á la categoría de los aceites no secantes. Este aceite es comestible, y posee propiedades emolientes, por lo que puede sustituir al de almendras dulces. Se enran-

cia con dificultad, lo cual le hace doblemente apreciable para el uso médico. Las excelentes condiciones de este aceite, las aplicaciones económicas, industriales y médicas de que es susceptible, recomienda la propagación del cultivo del hermoso vegetal que le produce, y la instalación de fábricas para su obtención, en la seguridad de que sería altamente beneficioso para nuestras Antillas la creaeión de esta nueva industria de la que surgirían otras varias que contribuirían al acrecentamiento de la riqueza de nuestras provincias ultramarinas. (Se continuará.)

CRÓNICAS Oposiciones comenzadas. — Los ejercicios de oposición á las ocho plazas de farmacéuticos segundos del cuarpo de Sanidad Militar comenzaron el jueves último. Los aspirantes que han firmado la oposición son 24, de los cuales se han presentado 22 al primer ejercicio. Entre los candidatos figuran jóvenes que han merecido en su carrera universitaria calificaciones muy honrosas, y premios ordinarios y extraordinarios. Puede asegurarse, pues, que ingresarán en la sección de farmacia del cuerpo de Sanidad Militar profesores muy ilustrados y laboriosos que han de honrar esta distinguida corporación, con tanta justicia elogiada por los que conocen de cerca los importantísimos servicios que presta al ejército. E l tribunal censor le forman los Sres. D. Ignacio Vives, presidente; D. Juan de Aizpuru, D. Ensebio Pelegrí y Camps, D. Juan Martínez Cortina, I). Ricardo Pavón, D. Felipe Alonso Paredes, y D. Francisco Angulo y Suero, secretario, y suplentes los Sres. Iglesias yBayod. En paños menores. — Ya son muy pocos los que se acuerdan de las cartillas sanitarias que han sacado á luz diputaciones y ayuntamientos • Ahora los médicos y aun — ¿quién lo diría? — los mismos ingenieros, personas de bien sentada reputación en la ciencia, discuten acerca de los terribles microbios y de los desinfectantes, lazaretos, cordones sanitarios y demás asuntos en el día muy controvertidos; y es de ver la frescura con que unos y otros ocupan con sus escritoá 11 prensa diaria política y noticiera, para dar al público menudo conocimiento de sus experiencias de laboratorio é informarle muy por menor de trabajos prácticos y de estudios teóricos que acreditan la laboriosidad de los aludidos. No es necesario dec ir que esos escritos aparecen primorosamente bordados con términos técnicos

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LA FARMACIA ESPAÑOL \ ,

Rebaja de precios. —Los farmacéuticos de tantos y tales que tiran de espaldas al aficionado Zaragoza han acordado, según dice un periódiá estas cosas más duro y resistente; y sobre eso co, reducir á la mitad el precio de los medicaque pone a de manifiesto divergencias tan extrementos en el caso de que aquella ciudad fuese mas, que semejante labor sirve á l a postre únicamente para llevar al ánimo de las gentes la más invadida por el cólera. espantosa confusión en la materia. Exposición. — La Academia Médico-farma¿ No obrarían más cuerdamente esos señores * céutica dé Barcelona ha dirigido una razonada guardando sus eruditas lucubraciones para exexposición al excelentísimo señor gobernador de hibirlas en las academias científicas, en los cueresta provincia, cuyo documento no publicamos pos consultivos y eu la prensa profesional ? hoy por falta de espacio, suplicándole se sirva ¡ Bien sientan en los periódicos diarios!: así la disponer sean retirados de la venta pública los resonancia es mayor, luce mucho más la tarea, y remedios secretos y específicos que se expenden al cabo y al fin se logra vulgarizar la ciencia contraviniendo la ley de Sanidad y las Ordenanpresentándola en paños menores... zas de farmacia. Veremos si el Sr. de Herce se Sobre lo mismo. — Nuestro apreciable coledignará atender tan justa petición. ga El Siglo Médico censura con energía el afán Fonssagrives. — Hemos recibido el cuaderque se ba despertado en estos meses de publicar no 3.° del Tratado de materia médica, por el doctor en los periódicos políticos artículos científicos J. B. Fonssagrives, traducido, anotado y precesobre el cólera. dido de una introducción terapéutica por el doc«La prensa callejera — dice — viene desintor D. Francisco Javier de Castro. factable; aparece en ella una epidemia de pretenEsta obra, que formará dos tomos de más de siones sin límites: ya es el oscuro profesor que, 600 páginas cada uno, se publica por cuadernos obligado al trabajo por el común grito de alienmensuales de 208 páginas, ai precio de 3 pesetas to con qae generosamente se le estimula, anuny 50 céntimos. cia pomposamente que, acompañado de un ayuSe suscribe en E l Cosmo i editorial, Montera, dante, va á celebrar una conferencia con los docnúmero 31. tores Pasteur y Koch, quienes, sin duda, para ¡ Y a escampa!. — «Desde el día 1.° de Octuesta solemne ocasión deben haber reservado bre próximo S8 hará extensiva á las farmacias grandes secretos acerca de descubrimientos tomilitares de todos los distritos la disposición davía no divulgados entre sus numerosos y arque hoy sólo rige para diez de aquellos de deschiconocidos juicios y trabajos; ya es éste otro pachar medicamentos á los jefes y oficiales del D. Juan Particular, que, creyéndose el poseedor ejército». de la verdad, lejos de propagar sus opiniones i n El general Salamanca es así. Hace las cosas dividuales en artículos de la prensa científica, mal, >ejo es consecuente. Pretende alimentar, las desploma sobre un ministro para que este alovestir y medicinar á jefes, oficiales, clases de cadamente trate de imponer por medio del telétropa y sus familias, y ya verán ustedes como grafo á los dignísimos médicos que de frofrio para conseguirlo raja y troncha por donde sea msu pueden juzgar y tratar los casos, un diagnecesario... He ahí un carácter. nóstico y un tratamiento oficial, que ni es eficaz ni es nuevo,, ni ha dejado de ser comprendido Recomendación. — Recortamos el siguiente hace ya tiempo en ese anatema común que han párrafo de un artículo sobre desinfectantes, puvenido sufriendo todas las medicaciones que se blicado en un periódico político: han pretendido curativas del cólera; ya es aquél «Es sensible que el agua oxigenada no se enque, sin embargo de que por su respetalidad cuentre en ninguna farmacia en esta corte, ni tampoco se encuentre el bióxido de bario que se científica parecía á salvo de tamañas debilidades, necesita para su preparación. He indicado á alconsiente en ser anunciado por un perfumista gunos drogueros la utilidad de pedir el bióxido como aderezadory director de perfumes antisépde bario que ha de consumirse en gran cantidad, ticos... ¡ y por el estilo otros muchos !» porque si desgraciadamente el cólera se desarrolla en España, ha de prestar numerosos servicios Diputado provincial. —Nuestro estimado el agua oxigenada como preservativo y aun como medio curativo». amigo y compañero D. Adolfo Duperier, farmacéutico en Mombeltran, ha sido reelegido dipu—Tío Carángano ¿por qué se mete usted en tado provincial de Avila, habiendo obtenido los charcos? 3,490 votos. —Hombre... ¡por meterme en todo! Felicitamos á nuestro querido amigo por este Sensible pérdida. — Nuestro estimado amitriunfo. go y com pañero D. Eugenio Piñerúa Alvarez,

LA FARMACIA ESPAÑOLA. farmacéutico del Hospital provincial de Oviedo, ha tenido la desgracia de perder á su única hermana. Acompañamos al Sr. Piñerúa en el profundo sentimiento que le ha producido esta pérdida. Contra las intermitentes. — Dice un periódico que el Dr. Schiolowsky K. T., á consecuencia de una Memoria publicada por el Dr. Broyenda Nath Baneryec en el Indian Mediccal Qaceít, ha ensayado á su vez la acción del alumbre calcinado en algunos casos de fiebres intermitentes cotidianas y ha deducido las siguientes conclusiones: 1. a En las fiebres intermitentes de tipo cotidiano el alumbre es el mejor succedáneo de la quina. 2. a El alumbre calcinado, administrado en la debida dosis, trunca el acceso febril, especialmente cuando el período del frío, del calor y del sudor están bien marcados. 3. a En un caso bastaron dos dosis del alumbre de 5 gramos cada una, administradas la una tres horas y la otra una antes del acceso. Será conveniente repetir el tratamiento al día siguiente; en algunos casos no desaparece después de administrada la de 6,50 gramos ' 4. a" Debe administrarse sólo y en polvo é inmediatamente; después deberá el paciente beber mucha agua para evitar el trastorno gástrico. Este medicamento fué ya recomendado contra las intermitentes por Oullen, Boerhaave, Lind, Monro, A. Muller, Fürstenan Nenhol, y en tal concepto lo usan ios aldeanos rusos. Ocasión para proveerse de aceite de almendras dulces. Este producto ha experimentado una gran baja, debida á la paralización del comercio de la almendra con Francia. Véanse los precios que anuncia el Dr. Pizá. Se ha encontreido el Preservativo de epidemias. Ver en los anuncios: «Anti-microbios Bravais». CORRESPONDENCIA PARTICULAR DE «LA FARMACIA ESPAÑOLA»

Madrid.—A. G. E.—Pagado fin Diciembre 84. Cervera de la Cañada.—E. V.—Id. fin Diciembre del 84. Muniesa.—P. R.—Id. fin Junio 85. Villahóz.—U. Q.—Id. fin Junio 84. Aldeavieja.—G. P.—Servido. Bilbao.—J. B.—Pagado fin Diciembre 84. Peñafiel.—J. O.—Servido. Llegó tarde para el número anterior. Villalengua.—B. S.—Id. i d . Velez Málaga.—M. M.—Contestado particularmente. Lerma.—F. P.—Id. id. Toro.—A. A.—Id. i d . Estercuel.—J. Z.—Recibida y está bien.

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Candasnos.—J. E.—Servido y contestado. Linares.—D. S.—Recibido y muchas gracias. Posadas.—A. S. M.—Suscrito al Diccionario. Santa María del Campo,—L. L . B.—Pagado fin Junio 84. Pedresa de Duero.—P. G.—Id. fin Junio 84. San Martín de Rubiales.—C. M.—Id. fin Marzo del 85. Cantalejo.—M. M.—Id. fin Marzo 85. Arroyo del Piíerco.—V. E, F.—Id. fin Diciembre del 84. Cáceres.—A. G. H.—Id. fin Diciembre 84. Torremocha.—D. C.—Id. fin Diciembre 84. Garrovillas de Aloonetar.—T. R.—Id. fin D i ciembre 84. Arroyo del Puerco.—J. J. A.—Id. fin Setiembre del 84. Quintanar de la Orden.—A. E.—Id. fin Agosto del 85.

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