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ISSN 1696-7208 Revista número 7, Volumen 3, de Marzo de 2004
La filosofía en la enseñanza de la literatura Antonio Jesús Portero Moreno. o
Síntesis: Partiendo algunos de los supuestos de la hermenéutica gadameriana,
se plantea unas pocas alternativas educativas respecto a la enseñanza de la literatura en la Educación Secundaria en Andalucía.
La
irrupción
en
el
panorama
intelectual de los últimos años de obras como las de M. Foucault, H-G. Gadamer y
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J. Derrida, entre otras, ha supuesto una convulsión y un trastrueque (…), hasta el punto
de
afirmar
que
que lo
no
post-estructuralista en
entredicho
sería
propio ha
de
las
del sido
descabellado pensamiento una
puesta
fronteras
que
separaban con nitidez la filosofía de la literatura y viceversa. Literatura y filosofía; Manuel Asensi.
Actualmente, el Área de Lengua y Literatura en la Educación Secundaria, dentro del
Diseño
Curricular
Base
propuesto
por
cualquiera de las Administraciones
educativas, aparece como una de las materias instrumentales, es decir, se la considera como instrumento imprescindible para el desarrollo del resto de áreas que componen el currículo en la etapa de la Educación Secundaria. En parte, esto es gracias a que el lenguaje es el vehículo fundamental –no único- que posee el ser humano para adquisición de conocimientos. Esto se traducirá en un mayor número de horas, dentro del horario semanal, para impartir la materia de Lengua y Literatura, una mayor atención en la consecución de los objetivos y contenidos del área para cada una de las etapas –en nuestro caso será la Educación Secundaria Obligatoria y el Bachillerato-, etc. Ahora bien, qué papel juega la educació n literaria dentro de los procesos enseñanza-aprendizaje, qué se entiende por literatura y, por ende, en qué términos se educa a los alumnos respecto a la literatura. Desde un perspectiva interdisciplinar, no sólo desde la literatura sino también desde la filosofía, intentaremos arrojar algo de luz sobre dichas cuestiones; pero fundamentalmente mostraremos las posibles aportaciones que puede hacer una reflexión filosófica sobre la enseñanza de la materia de Lengua y Literatura en la Educación Secundaria. Con tal propósito, contaremos con el inmejorable apoyo de la pluma de Hans-Georg Gadamer y su hermenéutica-.
Antes de comenzar con las posibles aportaciones de una mirada filosófica sobre la educación, se plantearán aquellos objetivos y contenidos que deben ser enseñados y aprehendidos en la etapa de la Educación Secundaria, tanto la obligatoria como el bachillerato, referentes al área en la que nos centramos. Más concretamente, nos
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ceñiremos a los objetivos/contenidos que remitan al bloque temático de la Literatura, pues, es respecto a él de quién la filosofía puede decir más cosas. En el Decreto 148/2002, de 14 de mayo (Boja núm. 75 de 27 de junio de 2002), por el que se establecen las enseñanzas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria en Andalucía, se encuentran recogidos los elementos curriculares del Área de Lengua y Literatura, entre dichos elementos, aparecen tanto los objetivos como los contenidos. No obstante, respecto al bloque temático en el que nos movemos, sólo aparece un único objetivo explícito, a saber: «5.- Conocer, comprender e interpretar textos literarios, explorando y considerando sus principales procedimientos y las convenciones con que se han estructurado (géneros, escuelas o estilos, recursos retóricos, innovaciones, et c.), en el contexto de las tradiciones culturales en las que se han producido a lo largo de la historia, de forma que desarrollen el gusto por la lectura y por la escritura personal, así como el juicio crítico y estético. Se propone el acercamiento activo y reflexivo a los textos literarios, como fuentes de construcción del sentido y de la propia personalidad, en el seno de la tradición en la que se insertan. Los textos literarios despiertan la sensibilidad y la imaginación, propician la capacidad de fabular y con ella el análisis y la reflexión sobre el mundo en que vivimos, el placer del aprendizaje y de la propia creatividad, al tiempo que favorecen extraordinariamente la competencia lingüística y comunicativa.» (las negritas son nuestras)
Al respecto, se puede observar que la síntesis, por no decir mejor, la aglutinación, de metas o fines parecen responder bien a la dificultad que puede entrañar la literatura a estas edades, ya que nos movemos entre los 12 y los 16 años (etapa de la ESO); bien a no creer en su contribución en el verdadero desarrollo de los niños/adolescentes. Cada cual se posicione como estime. En cambio, los contenidos que se trabajarán a lo largo de esta etapa son algo más numerosos, véanse pues, estos: «PRIMER CURSO LITERATURA §
Los textos literarios - Manifestaciones primarias y básicas. - Introducción a los géneros literarios a través de la lectura de fragmentos representativos. - Los temas esenciales de la literatura española y europea. Las fuentes clásicas. Mitos,
héroes, personajes. Lectura de fragmentos representativos. - El cuento popular. Las fuentes orientales. - Narraciones de la tradición oral en Andalucía
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§
El lenguaje literario: - El verso, sus elementos rítmicos. El metro y la rima. - Romances y canciones tradicionales. - Las canciones actuales. Canciones populares andaluzas. - Recursos expresivos en el habla y en los textos literarios.
§
Lectura de obras completas (cuentos y novelas).
SEGUNDO CURSO LITERATURA §
Los textos literarios - Los géneros literarios a través de los textos: clasificación y características principales. - La narrativa. Elementos estructurales y técnicas narrativas. El cuento y la novela. La
descripción literaria en textos narrativos. - El teatro. La representación teatral. La tragedia y la comedia: textos representativos. §
El lenguaje literario. - El verso. Estrofas principales. Textos poéticos representativos. - Métrica y ritmo en las canciones actuales. - Recursos expresivos de la poesía lírica.
§
Lectura de novelas completas.
TECER CURSO LITERATURA §
Los text os literarios en su contexto histórico y cultural. - El contexto literario hispánico. Lectura de textos representativos. Las tradiciones
clásicas y orientales. El contexto europeo. - Los primeros textos literarios hispánicos: La narración épica (los cantares de gesta, El Poema de Mío Cid), los cuentos (El Conde Lucanor), la poesía tradicional y la lírica hispánica medieval. - Los siglos de Oro: El umbral del Renacimiento. La Celestina. - Textos literarios de la lírica renacentista (Garcilaso) y barroca (Góngora y Quevedo). El nacimiento de la novela. El Lazarillo. El Quijote de Miguel de Cervantes. - Las nuevas fórmulas teatrales. Lope de Vega y Calderón de la Barca. Temas y mitos españoles en el teatro europeo. Shakespeare, Molière. - El siglo XVIII: Los pioneros del diálogo teatral contemporáneo: Leandro Fernández de Moratín. La prosa ensayística. §
El lenguaje literario - Estructuras narrativas. La descripción y el diálogo en la narrativa.
§
Lectura de obras completas, clásicas y actuales.
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CUARTO CURSO LITERATURA §
Los textos literarios en su contexto histórico y cultural. - Textos literarios del siglo XIX: Romanticismo y realismo. Lectura de textos de las
literaturas hispánicas y de la literatura española. El héroe y la heroína en la poesía y el teatro románticos. - Cuentos y leyendas. El resurgir de la novela (Realismo y Naturalismo). Benito Pérez Galdós, Emilia Pardo Bazán, Leopoldo Alas “Clarín”. - Los libros de viajes. España y Andalucía, temas literarios de la literatura europea. - Romanticismo y poesía contemporánea: Gustavo Adolfo Bécquer. - Textos literarios del Siglo XX: El estilo del Modernismo (a través de poemas de Rubén Darío, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez) y las preocupaciones temáticas del 98, a través de los textos. - Textos de La Generación del 27 (poesía y teatro). - Textos de la segunda mitad del siglo XX. §
El lenguaje literario - Recursos expresivos, figuras retóricas. - Innovaciones métricas en la poesía contemporánea.
§
Lectura de obras completas.»
Si centramos nuestra atención, no excesivamente, sobre los contenidos aquí recogidos, llama poderosamente la atención que entre todos ellos, ningún haga la más mínima referencia a la experiencia estética que de suyo conlleva la literatura. Mas, en los objetivos ésta experiencia aparecía ¿por qué deja de aparecer en este momento? Ciertamente, en el currículo correspondiente al Bachillerato viene a suceder algo similar. Dicho currículo se recoge en el Decreto 208/2002, de 23 de julio (BOJA núm. 97 de 20 de agosto de 2002), por el que se establecen las enseñanzas correspondientes al Bachillerato en Andalucía; y en él, aparecen los siguientes objetivos relacionados con el bloque de la Literatura: «7. Comprender e interpretar textos literarios de autores y obras más representativos de la literatura española (con atención a las contribuciones andaluzas), considerando sus principales procedimientos y las convenciones con que se han estructurado (géneros, periodos, escuelas o estilos, recursos retóricos, innovaciones, etc.), en el contexto de las tradic iones culturales españolas y europeas en las que se han producido a lo largo de la historia, de forma que propicien el gusto por la lectura y por la escritura personal, el juicio crítico y la valoración estética.
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8. Comprender e interpretar textos literarios de la literatura universal, y conocer sus relaciones con las tradiciones histórico-culturales y estéticas españolas.» (Las negritas son nuestras)
Una vez más, dentro de los objetivos generales de etapa se hace mención de la dimensión estética de la literatura, sin embargo, como apreciaremos a continuación, dentro de los contenidos específicos del Bachillerato, ninguno desarrolla, potencia, promueve, etc., de un modo abierto la virtualidad estética presente en la literatura. Si bien es verdad, ésta virtualidad puede ser tratada a través de la visión histórica con la que es abordada la literatura, en los contenidos del Bachillerato, esto es: «PRIMERO DE BACHILLERATO 3) La literatura a través de los textos 1. El lenguaje literario (I): § La literatura: Aspectos comunicativos, estéticos, históricos, culturales, etc. § El lenguaje literario (I). Géneros, técnicas y recursos estilísticos (en los textos estudiados). § Técnicas para el análisis, la interpretación, y la valoración de textos literarios. § Producción de textos de intención literaria a partir de los textos estudiados. 2. Los textos literarios en su marco histórico y cultural: La Edad Media: § Lírica tradicional hispánica. Textos representativos. § La épica medieval. Los cantares de gesta. Fragmentos de El Poema de Mio Cid. § La poesía culta y la prosa narrativa medieval. Textos representativos. § El Romancero. § Las Coplas de Jorge Manrique y La Celestina. Fragmentos representativos. El Renacimiento y el Barroco: § La lírica en el Renacimiento. Estudio especial de Garcilaso de la Vega. § Las novelas renacentistas. Miguel de Cervantes y la novela moderna. Estudio especial de una selección de textos de El Quijote y de alguna de las Novelas ejemplares . § La lírica en el Barroco. Estudio especial de textos de Góngora y Quevedo. § El teatro en el siglo XVII. Lope de Vega y Calderón de La Barca. Estudio especial de alguna de sus obras dramáticas (a partir de teatro leído, grabaciones en vídeo o representaciones teatrales). § Textos de los grandes autores de la literatura europea de las épocas estudiadas.
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SEGUNDO DE BACHILLERATO 3) La literatura a través de los textos 1. El lenguaje literario (II): § Las formas literarias. El verso y la prosa. Los Géneros. Estructuras y técnicas. § Los recursos expresivos de la lengua literaria. Su utilización en otros tipos de discurso. § Técnicas para el análisis, la interpretación, la valoración de textos literarios. El comentario crítico de textos literarios. § Elaboración de textos de intención literaria. 2. Los textos literarios en su marco histórico y cultural: El siglo XVIII. § El inicio de la modernidad. Textos de la literatura ilustrada europea. Innovaciones más significativas en los géneros ensayístico y dramático. Textos representativos de Cadalso y Jovellanos. Estudio especial de El sí de las niñas, de Nicolás Fernández de Moratín. El siglo XIX. § El Romanticismo. Textos representativos de poesía lírica y de narrativa. Estudio especial de Rimas y Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer. § Importancia y florecimiento del género periodístico. La prosa de Mariano José de Larra. Fragmentos representativos. § El teatro romántico. Fragmentos representativos (a partir de teatro leído, grabaciones o representaciones teatrales) § La narrativa realista. Lectura de alguna obra completa de Benito Pérez Galdós, Leopoldo Alas, “Clarín”, Juan Valera, Emilia Pardo Bazán, etc. § Textos de los grandes autores europeos del siglo XIX. El siglo XX: § La poesía lírica en la primera mitad del siglo XX. Textos representativos de autores de la generación del 98 a la del 27. Estudio especial de textos de Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y algunos poetas andaluces del 27. § Tendencias de la lírica en la segunda mitad del siglo XX. § La narrativa en el siglo XX. Nuevos modelos narrativos. Lectura y estudio especial de tres novelas representativas de los distintos periodos, autores y estilos. § La novela y el cuento de autores hispanoamericanos. § Manifestaciones más significativas del teatro del siglo XX. Estudio especial de una obra dramática de Valle-Inclán, F. García Lorca, etc. § El ensayo. Textos representativos. § Textos representativos de la cultura del mundo moderno.»
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Frente a este panorama, en el que prima el análisis histórico de la literatura, el estudio de la estilística, el reconocimiento de autores y sus obras, el correcto uso de figuras literarias, etc.; puede suponerse que en los centros actuales, los profesores de Lengua y Literatura se encuentran con los mejores instrumentos (objetivos, contenidos, criterios de evaluación, recursos didácticos…) para educar a sus alumnos en una correcta interpretación y verdadera vivencia de la Literatura. Llegados
a esta
problemática, no abandonemos el empeño de plantear una posible alternativa.
Esta alternativa pasa de la mano de la filosofía, más concretamente, de uno de sus fieles pupilos –estuvo hasta los 102 años ejerciendo la reflexión filosófica-, a saber, Hans -Georg Gadamer; en tanto que de entre los fenómenos lingüísticos, la obra de arte literaria posee una relación privilegiada hacia la interpretación, colocándose con ello muy cerca de la filosofía; esto es algo que, me parece, puede demostrarse con medios fenomenológicos (Gadamer, 2001: p. 183). No hará falta recurrir a métodos tan distantes de los no familiarizados con la filosofía académica, para llegar a la conclusión gadameriana. Baste, por ejemplo, realizar una búsqueda bibliográfica a través del título de obra que contenga los términos “literatura y filosofía” o viceversa. La gran cantidad de obras que aparecerán al respecto, nos muestran una imagen de la estrecha relación existente –desde la Grecia clásica- entre filosofía y literatura. En definitiva, las ideas subyacentes al artículo de Gadamer Filosofía y literatura (1981), posibilitan el abrir un nuevo horizonte educativo respecto a la enseñanza de la Literatura. En mostrar esto último, consistirá todo el empeño desde estas líneas hasta el último punto y final del presente escrito. La apertura del nuevo horizonte es posible, en tanto que sostengamos –junto a Gadamer- una visión de la literatura como arte del lenguaje, sin constreñirnos exclusivamente a la estilística de un poema o novela, las peculiaridades del escribir de ciertos autores, los rasgos definitorios de la literatura en un periodo concreto, etc. Pero, desde esta perspectiva, qué significa la literatura para la filosofía. Sólo podremos comprender verdaderamente su sentido, si lo comprendemos como respuesta a una pregunta, por lo tanto, debemos primero comprender –que junto al interpretar, son los dos pilares de la hermenéutica del siglo XX, es decir, la hermenéutica gadameriana- la
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pregunta en toda su dimensión. Gadamer, frente a esta situación, prepara la pregunta en tres pasos (o fases). Estos vienen a ser los siguientes: 1. El «estar escrito» forma el trasfondo de la palabra literatura (Gadamer, 2001: p. 187), es decir, lo que configura a toda literatura como tal es el encontrarse escrita. Evidentemente, nos estamos refiriendo al origen etimológico del término “literatura”. Esto supone que el autor queda a merced del lector (Gadamer, 2001: p. 188), puesto que se pierde la capacidad de réplica existente en el habla. Esta peculiaridad de la escritura (posibilitar la tergiversación) también es observable en el diálogo platónico Fedro, en el cual se condena a la escritura como instrumento pernicioso. 2. Por lo tanto, la escritura significa la pérdida de la inmediatez del habla (Gadamer, 2001: p. 188), sólo recuperable a través de la lectura, cuando discurre ésta como el proceso vivo del hablar. 3. Y, por último, la escritura no deja de tener una autenticidad sorprendente (Gadamer, 2001: p. 188), ya que vuelven a traer a nuestra presencia lo dicho en el mensaje originario, gracias a la capacidad de ‘congelación’ o ‘fosilización’ de las palabras de dicho mensaje. En otras palabras, la escritura posee la capacidad de fijar la palabra hablada. Desde esta perspectiva, si definimos leer afirmando que es lo que vuelve a hacer hablar la lengua fijada por escrito, se gana un concepto amplísimo de literatura y de texto (Gadamer, 2001: p. 189), y como señala la primera de las acepciones del término “literatura” en el Diccionario de la Academia de la Lengua: «literatura. (Del lat. litteratûra). 1. f. Arte que emplea como medio de expresión una lengua. 2. f. Conjunto de las producciones literarias de una nación, de una época o de un género. La literatura griega. La literatura del siglo XVI. 3. f. Conjunto de obras que versan sobre un arte o una ciencia. Literatura médica. Literatura jurídica. 4. f. Conjunto de conocimientos sobre literatura. Sabe mucha literatura.
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5. f. Tratado en que se exponen estos conocimientos. 6. f. desus. Teoría de las composiciones literarias. ~ de cordel. 1. f. pliegos de cordel.»;
este volver hacer hablar (o expresar) una lengua posee el rango de Arte. En definitiva, el rasgo común a toda literatura consiste en que, en cualquier caso, quién escribe desaparece, en tanto que ha determinado la manifestación lingüística según la idea de un modo tan pleno que ya no se le puede añadir nada (Gadamer, 2001: p. 191). A esto lo llama Gadamer el arte de escribir. Otro aspecto, a tener en cuenta de la literatura se encuentra en la lírica, en el poema –lenguaje que no sólo significa, sino que es aquello que significa (Gadamer, 2001: p. 192)-, ya que en éste, la unidad de sentido y sonido es tan íntima, que la traducibilidad de la lírica resulta, si no imposibles, sí, una tarea harto difícil para el traductor. Por ello, la literatura no consta sólo de litterae, sino su sentido y significación reside tanto en estas como en el propio sonido que conlleva el acto de leer. Finalmente, y retomando todo lo dicho hasta aquí por Gadamer, se puede afirmar junto a él, que lo que distingue a la literatura, por lo tanto, es la emergencia de la palabra, de tal modo que, en ésta, la insustituible univocidad del sonido hace sonar, a la vez, una multivocidad indeterminable del sentido (Gadamer, 2001: p. 197).
Hasta aquí llega la profundidad de miras gadameriana sobre la literatura, pero ¿y esa alternativa a la actual enseñanza de la literatura en nuestro sistema educativo? En realidad, no creemos que se encuentren en la base del currículo del área de Lengua y Literatura, principios e ideas como las vistas anteriormente. Y, por lo tanto, no creemos que se reflejen en la práctica educativa cotidiana, en el día a día de un profesor de Lengua y Literatura de cualquiera de los centros educativos del país. Preguntamos ¿alguien se a tomado la molestia de preguntarles como entienden ellos aquello que deben enseñar, tanto contenidos de su materia como los instrumentos y principios básicos para la convivencia cívica? La alternativa pasará por reelaborar muchos de los principios metodológicos vigentes en la actualidad, permitiendo al profesor poner en alza el aspecto de fuente
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inagotable de riqueza personal que supone la experiencia estética literaria. Por otro lado, uno de los mejores objetivos –a nuestro entender- y, por ello, contando con una fuerte presencia en los contenidos del currículo; es el interés por promover la lectura comprensiva. Ahora bien, una lectura comprensiva ¿sólo consiste en entender e interpretar el pensamiento del autor a través del acto lector? Verdaderamente, un texto bien leído, entonces, lo es con comprensión y, por lo tanto, comprensible. Un texto mal leído no puede entenderlo nadie (Gadamer, 2001: p. 190); siendo esta la mayor preocupación del sistema educativo actual, pues la tarea de educar en la lectura debe estar presente en la totalidad de las áreas de conocimiento que conforman el currículo de la Educación Secundaria, incluso, de la Primaria y aún antes, en la Educación Infantil. Sin embargo, el acto de leer va más allá que un mero comprender lo escrito en el texto, «leer»… no es una ejecución teatral interior, sino que se corresponde primerísimamente con el activo acompañar del espectador o del oyente de una ejecución. La imaginación de ambos actúa para rellenar espacios libres que deje el texto o el juego de la representación (Gadamer, 2001: p. 195).
Concluyendo, son muchos los cambios que se han de producir (de actitud, por parte de la Administración, de los profesores y de los propios alumnos; metodológicos; de perspectiva; etc.) en la educación actual. Medidas que no sólo necesitan de apoyos económicos, sino, más bien, medidas personales de cada uno de los profesionales que integran el sistema educativo; y muy especialmente, el profesorado, debido a su proximidad con los futuros ciudadanos del país a construir. En estos cambios, que duda cabe, que tanto la filosofía como la propia literatura pueden realizar grandes aportaciones, pero sí se las escucha activamente.
• Bibliografía.-
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• Asensi, Manuel: Literatura y filosofía. Síntesis, Madrid, 1996. • Decreto 148/2002, de 14 de mayo (Boja núm. 75 de 27 de junio de 2002). • Decreto 208/2002, de 23 de julio (BOJA núm. 97 de 20 de agosto de 2002). • Gadamer, Hans-Georg: “Filosofía y literatura” en Estética y hermenéutica. Tecnos, Madrid, 2001. (2ª edición, 2ª reimpresión) • Real Academia Española: Diccionario de la lengua española. Espasa-Calpe, Madrid, 2003. (vigésima segunda edición) Edición electrónica.