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LA FILOXERA DE LA VID (P^cviCymbri^ vatpi f o^lii Fitch. = Phylloxe^m zast^ Mix P:anchon^) Algo de hietoria. N^o se conocen ^en el proceso de la Agricuaura a través de las edades crisis seméjan;^es a^la ocasionada por este pequ^eñísimo "pulgón", ag+ente de daños tan^ .el^evados qué rebasa^n los límites de las plagas más inteaisas para adquirir caracteres catastróficos. Bien ajen^o ^e^staría Aea Fitch cuarido, en i854, descubre un^as agallas sobre p!antas espon'áneas de vid, que e^` pequeñísimo ins^ec'.o Pewr^ph^ig^us.vi^.folá, según le denominó, íba en p'azo brev^ a cruzar el Atlántic^o para causar la ruina de 'os viwedos de Europa y revolúcíonar la Viticultura, planteándo un problema que aún no éstá • satisfactoriamente resuelto. Inglaterre,-escala obligada en^ el salto-recibió ^a' primera a: t^emible huésped, e igual qwe pará el "oidio", enviad^o d^el Nuevo Mundo, fué en un in-
vernadero de uva de mesa donde ^la encon'ró Westwood en t863, sin ref^erirlo a la especie ya r:gistrada en América. Casi simu'táneamente acusa Francia su presencia en el Gard y Burdeos, coincidiendo con ]a importación en gran escala de p'antas americanas; rápidamenbe se extiende por los viñedos franceses, y En un perioda de veinticinco años reducé a menos de la mi:ad ^a superficie dedicada a este ctrtivo, que acaba por d^estruir casi to'almcnte ea los años sucesivos. Alemania, cn i875, y cuatro años más tarde Italia, sufren los pr:meros daños de la invasión, que hoy se ^tiende a todas las zonas vitícolas de Europa, donde es preciso contar de antemano con es`.e insecto al int^entar plantar una cepa. España no podía ser una ^.xcepción Cm^ ^l Continente; según datos oficia'.es, fué eomprobada la existencia áG ]a filoxera el aña i876 en la finica "Lagar de ^:a Indiana", provincia de Málaga, y progresivamente invadíó nuestros viñ^das, quedando ^en ^'a actualidad libres de infección tan só!o muy limitadas zo^nas. No ^todas las regiones vitícalas fueron atacadas can igual rapidez, pues en tanto la Rioja vió bieru pronto desaparecer sus exténsas plantaciones, o±ra típica comarca-la Mancha-^sintió bastante tiempo después sus da"nos, que han seguido una marcha lenta ^e irregular. Los datos estadísticos del año i9o9 arrvjaban un total de z.o36.807 hectáreas de viñedo destruído sabre una superficie dé a.o3o.85o hectáreas, que correspondía al cultivo de la vid en España antes d^e la invasión fi:oxérira. Tan eruorrnes perjuicios
fueron la avanzada de otros pro^iÍ^^` ^l qu^°i^^^° p^anrraron a^.bs v^ticuitores ai ei^tuar nstitución d^e sus predios, y a la dé^nl resi de unos partainjertos, a deficiente adapta :^^ fi- " nidad mal ^es' udiada, hay que itr^utar `^ ' rma de producción y gran número de'"^#s$^asos qu^s-,, ,^ ` aun hoy, af^cctan al viñ^^do e^=paño^l." a.-r-' c . ,^, Vj
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_. tq .-.. tarvitas que se ins:alan; sobre las hojas de 'a base de brotes y sarmientos, tódavía pequeñas y replegadas; se fijarr, por ^lo común, en la cara superior y comi^zan a chupar de una pequeña superficie del limbo, mediante una serie circu'ar d^e finísimas y repetidas picaduras. Como consecuencia d^e ellas, los t^ejidos reaccionan, desarrollando pelos en torno a la parte dañada y tan abundante prolif^mción celular que originan el engrosamiento y depresión d^e la superficie a:^^erada, en forma de verruga prominente sobre la cara inferior, dé distinr tos tamaños pero nunca superior a un guisante, y cuya colar varía del verde al amarillo rojizo; ^es la típica aga^lla filaxéri^, ^en cuyo interiar se encuentra la larva que _a produjo. Muy rara v^z aquéllas sobresalen por la cara superior, y tambiéñ se abservan en peciolos y zarcillos o cualquier otra part^e tie^na y jugosa de Ios bro^tés.
A su salida del hiaevo ^de i^vic!^tsw, ]a larvita mide i/3 de rrLilíme^tra; su cuerpo es de forma elíp:'ica u oval alargada, teñido en v^erde amarillento o amarillo a^naranjand^a. Dentro de Ia agaIla la ^'.arva chupa la savia de la planta; se desarrolla y realiza cuatro mudas, con irnterva'.o de das o tres días, ha.sta a:cánzar la forma adulta; es la filox^ra fuvgd+ad^oe'a. Su cuerpo, de co'.or verdoso y abombado dorsalmente, se ensancha por la parte anterior y adelgaza en el extrcmo; mide de i a ^ 1'/4 mm., y e^t la cam s^uperior se ^o^bservaa^ pélos en n^ro determinado; él tercer ar'.ejo de las antene^s es casi de doble longiiud que ^los dos prixneros reunidas.
La fu+mdaclo^ra adulta comiénz,^ ^lca^tpuesta i
interior de la agalla a 1os veinplcinco de su nacimiento. Durante u^mes, " rty^í^nad^- ^' men'.e, deposita unos 50o hu^decillo ' ^- cultl^s^`"` í. concéntricos sobre la paned i^}`'1^ bolsa;^' ^^ éstos son ova:es, coloreados ^en ^^ ^Irilé^s verdoso, y d^e longitud inferior a1^;^;^r3/^e,^. A ?os ocho-diez días de la deposición avivan ^os huevos y aparec;en unas larvitas pequeñísimas, dotadas de gmn movi^lidad, ° que abandonan el saco donde nacieron a través del orificio formado en el haz de la hoja por la iñvaginación cle la agalla, en tanto la fumd^a^dora o madre-ponedora a^o pod^ría evadirse, porque ^stá aprisionada por ba pelos duros y apretados que tapizan el interior de aquéllas. ^ Con estas larvitas, pragtnie de ^la f umdddoen, se ínician las formas gallí^oh^s; ellas se extienden por las hojas terminales, en vías de crecimiemto, d,e lasvides americanas, y muy excepciona menté so^bre variedades europeas, para origirar nuevas agallas ; pero algunas descienden al sue^lo y alcanzan las raicillas de las cepas ; las primeras son denomi^radas necgall^colas galllcolas, y neogalliro:as radicícolas, las segundas. En esta primera gen^eración, tan sólo una v^einterva de individuos, los postrer^os nacidos, presentan caracteres de ^^di^cúcal^as, cuyo níun^ro va aumentando cn las siguientes a expensas.de la forma yallic^da, que se reduce en las tíaimas, gen^eraciorves a unas cua^ntas larvas. Balbiani pensaba que ^ la diferenciación erutre ambos tipos aparecía progresivament^e en las sucesivas generaciones
y eran comunes a todos los componentes d^e la misma; pero ^los estudios de Grassi han probado que en cada una de ellas se encuentran mezcladas ]as dos formas, variando solam:nte su relación. Los caracteres distin2ivos más fáciles de apreciar corresponden a?as antenas y píco ; en las gallícplcas, el tercer artejo de ]ay antenas es más ^d^ gado que en 'as mdicí.c^alas, y el chupadcr ap. nas alcanza ^1 arranque de las patas posteriores, cn tanto sobnepasa eri é_tas a 1$ irn^erción del último par de patas. Sigamos ahora la evolución de las larvas neogatf^c•o;`,c^t gallíc^olas; elóas prosiguen su crecim:ento dentro de las nuevas agallas que han formadfl, y sufren euatro mudas, al caba de las cuales alcanza•n su completo desarrollo y comí^enza da cbe-' posición del huevo, arranque de una segun^a g^-' neración. Llegadas a aduitas, eI tipo gczllí^qia se asemt^ja mucho a la fsriadadora; su cucrpo, glcbuloso, mide i r/4 mm. de longitud, con la ^región céfalo-tarácica ensanchada y redondeada dorsa men'e; el abdometi, retraído progresivament^e. y adelgazado en su •extremidad posteríor; ^el tegumento dé ta cara superior es rugoso, pero desprovisto de tubérctilos. El huevo de la filoxera qalZ^c,o,^ es de color amarilio, más o m:nos pronun^ciado, que algumas veoes torna un tinte verdoso; tiene forma oval y mide i/4 de mm., y én^ su brillánte superficie se aprecia un dibujo de malla exagonal Si la pla.nta atacada p^rtenece a especie o variedad adap' ada a la producción de agallas y su
Figs. 4 Y S•-Huevos macho y hembra ^le sexúQaru; 6, huevo de filoxera rndicícola; y, hue2^o de inveiriio. ,Aumentaclos. (i)e Balbiaui y Grassi.)
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vege^ación presénta nuevas hojas tiernas, los adultos gallíc,o^lns siguen reproduciéndose partenogen^éticamente-sin intervención de macho-, y dan ^lugar a sucesivas generaciones, cuyo númei^o oscila entre cuatro y ocho, según regiones, en las que va aumentado el poreentaje de larvas radicí,c^olas; és,tas, dejándcse caer dcsde las hojas, o descc^ndi,e^ndo a la largo de', tronco, penetran en el suelo y se fijan sobne las ra,icillas de las cegas. A medida que s^e suceden las generacion^s, disminuye su fecundidad, y' las úi^timas no ponen más que un centenar de huevecill^as ; p.:ra si los hu^e^vos ^Ce invf+ev} mo fueron^ numerosos y la clase dé la vid susceptible de formar agallas, pueden encontrarse éstas con tal profusión que cubran por completo los limbos d^e las hojas. A final del verano o comienzos de ^oto"na, las larvas recién nacidas desciendén a las raíces de las plantas, y entonces ha terminado e^l ciclo epíg^eo de la filoxera, para contin^uar debajo dal suelo, pues las pocas larvas ne,o^all^olas ^allíc^od^a,s qu•e aun puedan existir, ^están de^stinadas a marir en las regiones de clima fría o templado. Antes de ^la emigración en masa, muchas larvas nacidas en las hojas han bajada ya al terreno e iniciado ^el período d^e invasión de ^las raicillas; sé fijan sobre ellas y, alimen+tándose de su jug^a, van desarrollándose has' a alcanzar el estado adult.o al cabo de veinte-treinta días, o m^enos si ]a estación• es calurosa. La ra^rl'ici^c^la adulta dépone unos a5o hu^vecillos, que avivan a]os quince. días, y su fecundidad va disminuyendo en las siguientes generacio-
nes, hasta r: ducirse a un^os cuantos éuarndo llega el: otoño. El frío alarga el período evolutivo de la filoxera, eferto que también se aprecia durante el verano en les climas cálidos y secos, pues si ^la planta sufr^ la falta de hum^edad, el insec'o detien^e su actividad y cae en una especie de ]ebargo (forma estival). I,a ^x^cQdcíc,o^a adulta es más pequeña que da gc^llícol^-i mm. a^xoximadamtnte-, y presenta en la cara dorsai: 7o tubérculas dispuestos en filas simétricas. El hnevo es de la. misma f^orma, con la extremidad algo apuntada, y mide a'.rededor del I f4 de mm. ; su c^olor es verde o amarillo verdoso, con la superficie mate y sirv reticulación. Las arv! tas nacidas en las raíees (nearradi^cicwI^as) están dotaclas de gran^ movilidad para buscar la parte más adecuada de las raicillas de.la misma u otras pla.ntas, d^esp^.azándose con este objeto a través dc grietas o huécos del terren^o; tampoco e5 raro obsa`varlas e!n^ pleno verano, después de u^na lluvia o riego, isali^r a la superficié y camin.ar sobre el vuela hasta las cepas próximas, cuyas ráices alca^n+zan. La larva, u-a vez fijada, apanas se mueve. Se sucedéru varias generaciones desde mayo a octubre, cuyo númer^o d^:pe^n^de de la época k,n que comienza la ^emigración a las raíces de ^:as ^cod^a,r ^d^i,cícolas; e^n la.s regiones formas nl^ó^alllík méridiona^'es ^e eleva a diez dicha cifra, que está ligada a la clase de víd, pues en tanto la Ripr^rub americana pnesenta gran abundancia de g^all;^o{aqs, en otra especie--Labrusca-principía muy pranto el descer.so de formas +xad^cíc'a,lr^s y aumentan rá-
pidamente las generaciones subterráneas, con grave daño para ka planta. Las dos grimeras generaciones de radicícalas carecen de alas, lo mismo que todas las formas hasta ahora.descritas; pero en la tercera-rrres de julio-empi•ezan a observarse dos clases de individuos: unos conservan los caracteres primitivos y dan adultos ápteros, y otros, que constituyé:^ ^.a _ serie nánfal, comienzan a dife^enciarse a partir de la, terce•ra muda, y apareeen a los ladcrs del tó•rax los muñones, esbozo de das futuras alas; éstos réalizan a los ocha dí,as su cuarta muda y surgen ^las filoxeras alada^s sexyíparas; aún se distingue otra forma, correspondienbe a las poquísimas ninfas no transformadas en aladas, que pueden madurar sexualmente para deponer huevos y cor.^tin^ar el ciclo radicíeo^ a: son las nmfales. Tenemos, por ta.nto, tres clases de i^ndividuos: ra^;cícolas, mantenedorés del tipo inicial; ala^lps, que sa:en• al exterior, y tcb^fades, capaces de engendrar larvas como las primeras. El ntimero de .^e+xúp^zro^r va aumenctando en ^las generacioncs siguienbes según la espeoie o cla^e de vid, constitución del terren^o y factore^ climáticos, pero es casi siempre grande en cas plantas americanas y eseaso sobre las cepas europ`as. En consecuencia, vemos qué disminuyen en 'as últimas generaciones las formas oadicícoZas puras quedando pocos o ningún representante de ellas a( final del otoño; si existcn, las larvas recién nacidas paralizan su crecimiento durante el reposo vegetativo y atraviesan cl invi^rno
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en estado d^ larvas, para reanudar su actividad en la siguiente printavera; son las farmas invorna^ntes, negruzcas y cortraidas, qu° sostienen la infección de las raíces uno y otro año, reproduciéndose siempre sin concurso del macha. Las larvitas que n^acen de las xnvernKantes al comienzo de la primav.era, tienen ^:1 pico más ear'o que las otras nadicícolas, y se alimentan de da cabellera d^e las naíces; en las vídes am^,ricanas carece esta forma de ^impcr tancia, pero en las variedades europeas constituyé .a elave del ciclo b^ológico d^e la filoxera. Los alados sexúpamo{s aparecen en peq^reño númeró a pxincipio de verano, y van; aumentando a medida qt^e avanza 'a estación hasta agosto y septiembné, cn cuya época forma^n algu.nas v,eces en= jambres, que se concentran sobre las cepas proximas para efectuar la aovación. Ellos s^ désplazan con vue:^a pesado en un radio de Zoo rryetros d^e la planta donde nacieron,, pero e' vien`o puede diseminarlos a distancias consid^rabla,. Estas formas ef^ectúar^ la pu^esta i.ntr^oduciéndose debajo de las cortez,as, resquebrajadas, del tranco y ramas de las vides americanas y, por excepción, en las europeas. Cada a'ada depone das-cuatro huevos de hembra o cuatra-seis de macha, péro parece ser qué algunas veces^ el mismo i^ndi'viduo pane d^e una y otra clase. Los sexúp^tqs presentaru ^'.os siguientes caracteres: cuerpo amarillo anaranjado i^ntenso, ala.rgado, de longitud algo superior al milíme^ro; cabez,a y tórax más ^o meoos unidos, y^negruzco en ^la re-
gión donde se insertan ^;as primeras alas. Estas son largas, redoiideadas .n la éxtremidad, membranosas y tr^ansparer.hes ; una vez plegadas a lo largo del cu°rpo, durante ei reposo, sobrepasan^ en mucho al abdcmen; las del segundo par son de igual forma y contextura, per^o bastante más pequeñas. Las a^ntenas es'án más desarrolladas que en ^'as filoxeras ápteras, y miden, aproximadamente, la tercera parte de la longitud del cu^^rpo; él terc°r artejo es notablemenbe mayor que ^Ios dos primeros reun,idos. En la calaeza sé destacan dos ojas laterales, globu:^asos y de color roj^a oscuro; también tienen otros, de t^ipo distinto, distribuídos en la región cefá'.ica. Lo mismo que todas ]as formas hasta alrora descritas, s^ reproducen por part:nogénesis. Según hemos dicho, depomen dos c'.ases de huevo^ : unos más grandes (0,4o X o,2o mm.), y^atros pequeños (0,2^ X o,i2}; ambos son de color amarillo r°.cién puestos, que vira al rojizo, más o m:nos cscuro, a^' cabo de a-]gunas haras, y se distingu,eru por su cutícula gru:sa, constituída exteriormente por células exaganales quitinizadas. Los priméros dan hembras, y machos los segundos ; de aquí las denaminaeiones a ellos aplicadas, según el sexo de dos i.ndividuos que nacen. Ya be^nen^^o^s por vez prim^era, en el ciclo de la filoxera, los dos elémentos de ^la reproducción normal ; son los sea^uolda^, que han avivado de los huevos pue^s',os por la.s formas aladas. Tanto los machos eomo :?as hembras son de color amarillo más o menos pálido, pequzños, muy deg^eruerados
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y^1Fsprovis'os de pico; el macho mide poco más del i/4 de mm. de ^longitud por la mitad de ar chura, y la hembra casi duplica estas dimension^.=; sufren cuatro mudas antes de llegar a adu'tas, y entonces se acop':an. tina vez fecundada, la hembra dcposita, ^tn las grietas o resqu•ebrajaduras de la inadera de des años, c^l tínioo huevo, que casi ocupaba la to'.a!idad de su cuerpo, y muere poco tiempo d^spués ; algunas veces realiza la pu: s:a en madera d^e tr:s y más años, pero siempre de modo esporádico. Los sexu.aqáos ^e encuen^ran pr^eferentemente sobré ^la parte aérea de las vida a^rrer.icanas, y es pooa frecuente hallarlbs en cepas viníferas. El huevo de 1a hembra sexuada es alargado, de cti or amarillo, recién puesto, qúe se transfórma en oliváceo algunos días más tarde ; mide enáre i/3 y i/4 de mm., y, por 1^o m_nos, la mitad de anchura; én un pa'o se aprecia ligera reticu'ación, formada po.r células exagonales, y el ópuesto presenta un brevísímo pedícelo curvado, mediante el cual s: fija a la corteza. Así ^es e^ 12uevn dwri ianvi¢+tr^a, que permanece latente duran'e toda la estación hasta primerqs de marzo; próximo el avívamiento, cuyo período dura a'rededor de un mes, su color s^e aclara y cambia el amarillo ámbar, salien^do poco después 1a larvi^ta de ^?a funtdcnd^ov^a, que se fija en las hojas para formar ]as agallas, cerrándose de este modo el círcula bidógico normal d•e ^la fi^loxera, cuando ésóa vive sobre víd^es americanas.
En las variedades de ]a tínica especie de vid
-25curopea (Vitis virtifera), 'a ^valt^ci^^^de la ^itt^^ ^ xera sigue otro proc^o, que tar^i muc po en di'ucidars^e, pues hasta el p^mer ^tt de es'c sig'o subsisti^eron grandes lagunas n el iclo biológico del .insecto. Hoy ya se ^^ene t^`i`ti"'c^ónocimienta exacto, fundamentada en lo`^ s^^i^n>'es. h^,r chos ; i° La darva d: f^^.ndado,ra no pue^é inf :star direc'amente •'.as raicillas de especies am:ricanas ni plantas europ:as, así como tampoco forma agallas, salvo casos ^excepciona'es, sobre las hojas de variedades vinífenas. 2.° Aun^ en los caso^s de que se desarrollén generaciones yallícolas •en las cepas europeas, ellas se extinguen, genera^mente, anies que aparezcan larvas dé tipa ra.d^cíc^o9a, oapaces de ^emigrar a las raíces, si bien algunas veces puede darse este caso, g^ En la vid europea, 'as gc^neraciones .r^cadn'^cúcvlccs producen escaso número de alados slexúpcz^tas, y éstos son poco atraídos por ^ella una, vez que etnergen a la superficie; por tanto, sus puestas c,erán muy ^limitadas, y, como consecuencia, agenas vivirán sexu.adas sobre e^-tas v^ariedades. q. ° El hucvo de imvierno- casi nu^nca se encuentra en ]a madera de nues' ras cepas: En résumen : normalmente, na se desarrollan sobre las hojas de las vaniedades europeas formas c,rallt^^^as, ni tampoco se encuentran J^u¢v^os d^e mnv^efrnia, sexúpcanas y ^sexuados. ^ Cómo, pues, se mantiene la infécción de las raíees año tras año, y no se .corta en ^at•año, a] fa^'-tar ^la reproducción sexuada y las formas aéreas, que engerudran anualm:nte las gener^^ipnps ra^d'icdealas? Esta pregun-
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-zbta, que preocupó cérca de medio siglo a ^los hombres de ciencia, ha sido satisfactoriamente contestada al descubrir las forma^^ ^nvernn^utes. El ciclo nonnal sobre la vid euroPea se realiza por medio de individuos que ^e r:producen de modo continuo partcroogenéticarnente; son las formas neora+dicícolos ápteras, que ^çe desarrollan conc.tantementc c.ru las raíces, donde las generaciones se suceden ^sin que su Eerundidad disminuya, en oporición con ]as gfine:raciones análagas evolucionadas sobre cepa s americanas ; el enlace de un^a a otro año tier:^; lugar mediante ' as larvas nacidas a últimos de otoño^nveynanFig. 9.-1_arva radic í c o 1 a invernante. t `^J^ qrre detienen su crcciA u m e n t a d a. (De mirnto durante el perí^odo de Grassi.) paralización vegetativa para reanudarlo en^ primavera, al iniciarse el movimi^e^nto de ^savia. En las generacio^^es d^e otoño, algunas larvas puede.n transformarse en ninfas y originar individuos sexúfiarar, que salen al ^cxterior, de modo semejante al caso norma^'.+ observado eru las vides oriundas de América. Vemos, por tanto, cómo puede mantenerse la infección en nuestras cepas mediante ^el ciclo hipog^co salamente, sin completarlo con las generacionas que viven sobre las hojas, indispensablés,
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_. 2g según hemos expues o, cuando el ^ ir.secto invade p:antas americanas. Propagación de la filoxera. Conforrne dijimos anteriormente, este insecto vive sobre las hejas y raíces de las vides americanas, y casi exc'usivamente sobre éstas en ^las cepas européas; luego, la difusión del insecto pu:de rea'izarse mediante 'a^s formas aéreas y subterráneas, influyendo cn ello las condicion^es de medio (clima, terremo, varielad cultivada, _^tc.); vamos a ocuparnos de unas y otras, relacianándolas can los diversos factores extern^os que pueden coadyuvar a 4a extensión de la pl^ga. ^ Las fitoxfras radreícolvs pueden ^rasladarne de unas a otras cepas a través del terreno, apr4vechando para ello das gr.ietas del mismo, o bieru salen a la sup^rficie por las fisuras^ e intersticios que dejan :^as raíces y se desp'azan sobre el suéla has^ta las plantas próximas ; esto explica la típica modalidad de contaminación den^omi^nada "mancha de aceite", que, irradiando de los pias atacados, invade a '.os que ]é rodean. I,a naturad^eza del .terreno ejerce marcada influencia ery la propagación de 1a frloxera. En los suelos arenosos, los movimientos de los insectos son más difíciles, pu^es las partículas 5uéltas se adhi^eren^ a sus patas y antenas, entorpeciendo su desplaza.miento; ejemplo de est^a lo tenemos en la ínmunidad comprobada de ^los viñedos de la co'.onia "La Algaida", én Sarrlúcar de Barrameda.
Muy distir.Ra es el comportamiento de dos terrenos arcillosos, que se agrietan con facitidad, a través de cuyas fisuras las filoxeras caminan cómodamente y pasan a atras cepas o salen al ex'erior. Los terrenos compactos de subsuelo impermeab^e, que a'macenen la humedad en las capas superficial^^s, serán, en general, adecuados para la ráp:da difusión del insecto. La profundidad de la plan^tación también parece aumentar ^la resistencia filaxérica de ^las cepas. E^ un hecho oamprobado que si las raíces de ]as plar^tas alctvnzan las cepas ltondas del suelo, se défienden mucho mejor de Cas ataques; no ^atros lo hemos observado en las parralés de Almeria enclavados en la zona alta dei río Andárax, y seqnetidos a colmateos anuales que van elevando el n^vel del suelo; en, ellos ^s frecuente ^encontrar muchas plan'as de lyd variedad "Ohanes", sin í^njertar, con magr.^ífic,o desarrollo. Diversos autores atnibuyen la mayor resistencia de las cepas dé raíces profundas a que éstas se desarrollan en terreno no remavidu por las ^abores y, en consecuencia, dé difícil acceso para el insecto, qu^^ no llega a penetrar en^ las capas profwndas ; como a: propio tiempo se trata siempre de plantas muy vigorosas, bien puede tener decidida i^nfluencia este fRCtor, pues sabido es que las cepas fuertes aguantan mucho mejor los emba^tes de la fi^axera. La humedad de las ca.pas superficiales del terreno fayorece la salida de larvas, y por eso es frecuénte ver después de una lluvia a rnuchas de ellas andando por eI su^^lo; incluso se ha compro-
bado este extremo regando con abundancia una cepa &.bxerada, y al cabo de algunas horas se han enconrtrado rvidicíc,alas sobre :a superficie. Experiencias concluyent^s han demostrado que los huevos pueden avivar sumergidos en agua, y las darvas resist:n más de cuatro días dentro dé ella; las formas iv^rnrcmt^s, colocadas eru iguales condicíonc^, grecisan unos dos meses para morir en su totalidad. Estos raultados nos pruebarv la casi inuti^lidad de las sumersiones en la forma an'.iguamente realizada para c^ mbatir al insecto, y hoy se 4onsidera al agua como un vector más de la Hbxera, que se propaga en la dirección que marque ^la naiv^lación del terreno. ^ Um$ vez las la^rvas mecradícícoias en la super-
t^ del terreno, pueden s^r transportadas por el ! vr t^a a mayvres distancias de ]as que alcánzarí por sus medios naturales ; las modernas inv':igaciones van concedíenda mayor importancia sta forma de difusión, que se ve cond'irmada en a práctica al comprobar la propagación de los focos fiioxéricos en :a direceión de ^bs vientos dominantes. Las fi'.oxeras qué se desplazan sobre e' suelo sufren la acciól ^ de la ternperatura, de influ,e^cia deofavorable, Tcpi ha comprobado la ráp^da muerte de fa-mas ncoradicícalas^ expuéstas aI s^o1 a 35p ' y según se déduce de otras ^xperiencias, parere que a 34° ya na avivan los huevas. Las temperaturas alcanzadas frecuentemen^te en la Mancha y la escasez de lluvías en verano, qué no favorece ]a formación de grietas par donde puedan sa-
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dir ^'.as ^l^rvas, han de^bido contribui ia `'^á ^p; invasión del insecto, cuyos avances^e pr^ ,bruscamente en períodos de caracte sticas cl at^; lógicas opuestas a las señaladas, co^^r^ stanc^ . la marcha rápida y continua observá$^t, ,^ otras ,. rcgiones. Conforme hemos expuesto s^ verifica ^tíór4'nalmente la pro^pagación de la filoxera en las, cepas Evrapeas; pero en las vides americanas o sus híbridos infiervienem muy principalmente los insectos que viven al exterl or; es, decir, ,Dos s^txú^irrros alados y farmas^ gallícolas; los primeros puedEn volar por sí mismos, y ayudados por el viento, que también puede arrastrar a las larvitas me^ag^allíciokAS recién salidas de la agalla, lkgan a distancias considerables. Según observamos, la difusión del inesecto en ^nuestros viñed^os sé hace por medio de las formas subterráneas, y en consecuencia es znás l^enta i:a progresión de :a filoxera, que va atacando paulatisiamen^te a las cepas próximas al foco inicial, en tanta la diseminación^ a distancia de las fa`mas aéreas^, típica ^en las plantas america;nas, amplía rápidamen:e la extensión de la zona invadida. Como frecuentemente ocurce desde que se inició la re^constitución, en las plantaciones de vi"nas están intercalado:s pies americanos para patrcnes, o lindan con otros prédios aúru no i.rojertados, viveros, ^etc., y es mucho más fácil la difusión del' insecto merced a ias soxúpatras y nallí.cak^s, que, danzados por el viento, si.embran de nnievos focas el viñedo, cemtros a su vez de propagacián por las formas neoradieícolas.
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No basta, sin embargo, la existencia de formas aéreas para que -ia fi.oxera se exticnda rápidamente; es n^ecesario también que ellas encuen:r^m variedad^s de vid adecuadas dondé formar agallas fértiles, porque no tedos l^os híbridos am.ricanos son igualmente susceptibles ; además, los fact^ares climáticos actúan de freno en su expansián, pués en^ Ios países de verano corto se_ encuentran poquísímas agallas, y bajo la influencia de climas cálidos y secos pueden rnorir los sexújraras sin producir se^as, quienes por medio del huevo de invier.no son el punto de partída de las formas dnvasoras de las hqjas. Corroborando la ú^Kin^a observación, se cita ei! caso de ^la Mancha, donde son poco frecuentes las agallas filoxérícas sobre vides americanas, en contrasté con^ la abun,dancia que nosotros hemos encontrado en vivErr^s de regadío de la provincia de Almeria. Los instrum°ntos de la.branza, que llevan tierra adherida, el transporte de ésta oon raicillas de ^las cepas arrancadas y de hojas con agallas, son otras tantas formas d^e difusióm pasiva del irvsecto ; pero, sobre todo, Ia propagación a distancia ha sido ocasíonada por la introducción en zonas limpias cle barbados y estacas de^ vivcro procedentes de pre' dios infestad^os. Garacteres de la enfermedad y eus daños, Las formas aéreas (f a>^adora y gallícola) de la filoxera atacan '^s hojas, produciendo en e11as las típicas agallas ya descritas, fácilmente recono-
33 cibles por el agricultor; estas se f^orma^n también sobrE^ brate', peciolos y z^arcillos. Cuando la invasión es muy grande, llegan a cubrir los limbos de ^ verrugas, y^las hojas detien•cn su desarrollo, se arrullan y caen, cem grave perjuicio para la, vegetación de la planta. Así ocurre algu^n•as vecés en los viv^ros de híbridcs americar.^os destinados a patrones; p:ra en ]as cepas europeas eu`.os daños son prácticamente r.^ubs. Cosa muy distin^ta sucede con las formas rc^dfcíc^olars. Su tamaño y media d^e vida, debajo del suelo, hace que escapen a la vu•:'gar observación, y así como otros inóectos de ^la vid se v^.n, en a'.•guno de sus estados, ^pbr^e los órganos ataca.dos y los agricultores perciben los efectes directos d^e sus dañas, ^la filoxera acusa su presencia tan sóLo por signos de decaim^^ento en la vegeta^ ión de las cepas invadidas, que •r.o rnanifies'an ext,;riormente lésioni^s características. En un viñedo que comienza a filoxerarse se notan pequeños nocía'es d•^ forma más a menos circular, como partienda de un punto central, cuyas plantas manifiestan una vegétacíón empobrecida, de sarmientos cortos, hojas más pequeñas y de ^color apagado. Estas superficies-denominadas depresiones filoxéricas-varv extendiéndese• en años sucesivos por expansión concéntrica, como 'a rnancha de acei^:^e e^ el papel, y de aquí el nombre vulgar que tan gráficamente expresa la propagación del ins^cto; aparecer^ nuevos focos de radiación, se fusionan les primitivos y comier.^zan a m©rir cepas situadas ^en el centro de las manchas. y^paoo
b
Fig. ^i.-Cepa 5loxerada con entrenudos cortes.
-- 3S Como estos caracteres no son exclusivos de 1os ataques de la fi_oxera, y én líneas generales se observarl también en otras enfermedades de raíces, especialmerLte ai ^gunas criptogámicas, el único diagnóstico seguro es el exam^erU dei^ aparato radicular de las plantas enfermas; d^:.sen:erradas éstas cuidadosam^ente a final de la primavera, se sueler^ abservar, can^ el auxilio de wna lupa, agrupaciones de péqueños insectos, que^ deetacan por su color amarillenta a verdaso d^el fq :da oscura de las raicillas, y sobre éstas unas defarmacione^s y abultamientos que se de:rmominran ^adosid+dd^ y t^wó^rosidad^s. I,as primer^as se forman cerca' del extremo de 1as raicillas herbáceas, do^nde tiene lugar el creeimiento, ibngitudimal, y ol átro 4^igo •de lcsiones se presenta en das sonas de engrosamiento, situadas lejos del ápice, o sobre raíces más vie jas. Las nodosidades comienzan a formarse en abril bajo la acción de las pioaduras de los in9sectos, que se fija•rv a 3-q. mm. del éxtremo; las raicíllas deGienen su crecimiento y se deforman, presem.tando una cara cóncava, donde chupa ^la filoxera, que se correspondé cón la convexidad del ladó opu^sta; ^a punta. d^e^ ^la raíz se hipertorfia y adqui^ere el aspecta de "pico d^ pájaro", cuya longitu.d es de 4-zo mm, por i-3 de anchura. Después de algunas semanas, ella se deseca. y d•e^scom- ' porne rápidamen^te; ervtonces das raicillas mueren --caso general en nuestras cepas-o se desarro11an precariamente; pero algunas veces ocurre, en . vifiedos bien cultivados, que apare^cen nuen+as rai-
-36cillas secundarias de reemplazo, capaces de mantener el vigor de la planta. Caso mucho más grave rc presentan las tub^rro-
Fig. t2.-Filoxeras sobre una raíz de vid. Muy aumentadas,
siai^nd^s, produoidas por la filoxera radicíco^a sobre raicillas y raíces que no han al^nzado aún su espesor n^ormal. En los puntos donde se acumulan las picaduras, las células corticales se hiperbrofian^ y se fortna^u^ unos tumores hemis-
-37férico^^ o globosas, cuyas depresion^e^s ce .traks albergan los huevos que pone el insecto; estA preceso degenerativo faeilita la entrada de hongos y bacterias, y paco tiempo d^ESpués los tejidos nccrosad^os se pudr©n, perdiéndose toda la parte de raíz comprendrida entre el ^lugar d.e la ]esián y el ápice. De ^stas elesion^es, !:^s más graves son :as t^uberosi,d,cade^s, y por ello se compr^nde ?a importancia que revisten los ataques a^las variedades de vides europeas, pues en éstas^ sa ^^ penetre:n^ter, mi^ntras quedan más o menos, superficiales y taponadas para la entia,da de germemes cuando se forman s^obre plantas americanas. Todas las especies de vid, tanto la europea, como las d^ Asia y Amériça, excep`o la Ytibis Rofiunldifol^a, san susceptibles. de ser atacadas por 1a fi'oxera rad'i^cí^c,oiia; pero la irnportancia de sus daños es muy re^ ^tivrd, porque en las ú'timas invade el insécto, principalment,e, las raicillas anuales, en tanta extiend^ sus lesiones a las más viejas cuando v.ive sobre nuestras cepas, ocasionarr do ^entonces ]as peligro^.s tub^enos6aiades que inutilizan a las raíces para las funciones de absorción y mataru a da plan'a en plazo más o merros br^ve. La mayor resistencia de las espe^cies americanas se explica hoy par un doble razonamienito : d^e una parte, se ha observado que 'as raíces de estas planta ^ presentan una capa de corcho protectona de P,^a zona subcortical, más gruesa que ^n ^las cepas vi^níféras, cuy^a espesor n^^^ llega a per-
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forar el p:co de la fi?ox^ra; además, el período de vida rar^>:cíonda es pert^anente, ^por así decir, en
Fig. t3.-Raíz filoxerada: T, distintos tipos Ce tnóerosidades; N, nodosidades. (De Cornú.)
las variedades européas, y sólo de dos a t res m^eses sobre las vides americanas, dism nuy^ndo, por tanto, el número de generaciones quc han de a1.imentarse del jugo de ;as raíces. Est.o ú'timo n^o se confirma en tl caso de ?a especi^e Vitis La-
b^ruscrs, que tiene muy reducido el ciclo aéreo, dejando paso rápidamen^te a ía forma subtérránea, y pr^senta en sus raíces 1os mismos daños qu^e las variedades europeas. En cambio, las h. Riparici y Ru,pestir%^s, de grueso felodermo y oorto ciclo radifícola-dos a tres méses-gozan de cas^ inmurvidad. Vemos, pues, que cs muy variable la resisten^cia antifiloxérica de las plantas américanas y sus hídridos. Millard:et establee^^ó una esca'a, de la que entresacamos los datos referen:es a las especies más des:acadas, tomando él número 2o como modulo d.e resistcncia absoluta: I^%t^r R^ojtundtifnlt%a, zo/ao; I^. Ru;pestrli^s, Ig,^r/2o (muy resistemte) ; Il. 1^%fiar^a, 18/20 (muy resístente) ; V. Be^r^%e^ti, z7/ao (resistenté); l^. Comddf^a (resistente); V. Cvr^udica+rns (débil resistencia), y V. LcabwnAslcla, 0/20 (^n^o resistente). ^ A Ravaz, emi;ne^nte^ ampelógrafo frar.cés, se de-
be otra ^escala de resisten^cia filoxérica, en ^la que incluy.^ algunos de los porta-injertos `más empleados hoy; ^es la siguiente: T^. Rofiun^folia, 20; V. C^obldif^ol^;ca, Ig,5; Ru^Q^el.ctr^s,d'el Lot, Ig,5; R%j^ria Glori^ rle M-rnnápelli^r, Ig; Rm,¢cnria X Ru-
pestt^!ls 3.3og, Ig; B^er'.laqrnd%er% X R%p^n^ ^o", Ig; BenT^aprdieh-i Mill^arde0, 18; Berlandzie^ri x Ri{^ 1'ta IS,^-II,
17; C^4QS1SCIld51 X BCYZdtÁdiief'i ^}I$ 16;
A^onp X Rnapeisip^ijs Ganzin núméros I y g, i6; Mn^ri^drd X R^estn+ár I.2o2, 16; V^Or,s VdrQifena, o, Aur.que los cuatro híbridos vinífero-americanos ofreren igua^i resistencia-16--, es muy diferente
-qosu comportamiento en España, pues en tanto las plantaciones de 4tH se mantienen con vigor en los terr:earos mtry calizcs, propios de este patrón, los t.aoa y Ar^nuones han sido obje'v de las depresio^r.^es filoxéricas registradas en ]a Rioja y Navarra algunos años después dc la reconstitución de sus viñedos.
Si bien la especie curopea I^i^^,r Vñnifer^a no
Fig. t.l.-Raicillas de vid con nodosidades filoxéricas. (De Renlloch.)
ofrece res:^stencia a los ataques fi oxér:cus, clentro de sus muchísimas variedades existen alguñas que•se defienden mejor; ^ejemplo de ello lo tenemos en ia Mancha con la denominada "Crujidera" o"í3ruji.dera", y típico^ es el caso que prcserlitan las viñedos de "Bobal", •en Levante. La causa cíe esta mayor resistencia no está b:en definida, y pucde obedecer al vigor de su sistema radicular o a la preferencia del insec`o por los jugos de otras variedades.
ar
.° De la tierra ^despremdida con la pa'a s^e tamara tres kilogramos y se llevan a ua^ sitio limpio. 6.° Se repiCen das cinc,a operacion^es anteriorres en todos los puntos désignados para hacer hoyos, r^uniemdo ^.bs tres kilogramcs de tierra que se saquen de cada hoyo corL los tres que fueron extraíclos del^ primero. q° Sé mezclan bi^en las tierras que de todos los hoyos se han rE+unido, y se toman dos kilogramos, procuran^do que con la ^tierra vayan tambíén ^las piedras que existatv y en ^la misma proporaión que eparecen e^n el campo. ' To^na ide l^n ^racae^rbra ^e tierra Id,cí subsu^e^^o.Esta muestra se tomará aprovechando l^ós hayos hechos para la del suelo y ejecutando para cada hoyo las siguientes operacione^ :
I a S_ ahonda hasta llegar a]os o,^o m. de profundidad. 2 a Se saca ; a tierra cavacía y se arr^gla 'a pared que ha servido para desprender les ^res kilos dr tierra clel suelo, de tnancra que yu.cíe cortada a plcmo hasta los o,^o de profundidad, dejando el hoyo bi^cn limpio. 3.a S^• abr^: .uego el hoyo p^r ese lado de ':a pared cortacía a plomo para forn^ar escalvi^ a o,30 (o hasta la lí-nea que marque e: fondo dtl sue, o, que algur.as veces estará a menos profundiciad, cte o,30), y con una pala se de.:prende tierra cle.:;de o,3o a o,70, .dando los cortes de arribá abajo. q..a De la ti^rra despr^mdida con ^la pala s_ toman tres kilogramos, que se Ilevan a un sit:o íimpio del campo. 5 a Se repiten tas cuatro operaciomes anteriores en te^dos los d^más hoyos qu^ se hayan abi:rto para ton^ar :a muestra del ^suelo, reuniend^o los tres kilogramos de tierra que se saquer.i d^ cada uno d^e :os hoyos corli los tres kilogramos .xtraídos d^l prímero que sé ahondó. 6a ^5e mezclan bien las tíerras que de tcd_^; ]cs hoyos se han reunido en ase ptmto limpío d_^í campo, y se toman dos kilogramos, t.•níendo cuidadu de yue vayan también las picdras que ^xi;tan, y en la misma proporción que se vean al cavar. Seyu^^bd^o caso, Cua:ndo la superficie que se va a plantar se manifi^^sta al exterior con caracteres diferentes, se
-53tomará una mues ra para cada ut^a de t:^ae3 ^ar-
ics que presenl^en variación. Habrsi, pues, que „^eco^er tantas muestras cuanffis s^art las ^:aSe^S` de tierra ^tr: s^ reconozcan a la vist.^ en e^a=^^p^erfic^ie, haciencio para esto i os hoyos 'ñe^esarios ^14 menos ur^r por cada diez áreas); ht°go se t^mar^í 'd mucstra de cada parte, del misuto tu^do que h^_^nos d'^^taliado para el primer caso. Las nntestras de ^tierra, de^pués de bi^^^n secas, se er.wiarán iue:idas en un saco, den•'.r^o del eua^l irá también un ejemplor de ]a hoja cuyo mod^elo ins,^rtamos a continuación.
HOJA DE DATOS Término municipal donde radica la 6nca.--Pertenece al Ayuntamicnto de .................. y está situada en jurisdición del pueblo de ....:.............-Nombre que Ileva la finca : ..................-Situacir,n (t): ..................-Ctiltívo anterior a que estaba destinada :..................-Profuudidad que piensa darse a]a labor de desfonde: .................. cm.-Nombre de la parte de superficie a que pertenece ]a inuestra (2) : ..........
(t) Tndíquese si es en valle, ladera o montaña y su exposición.
(z) En ]a superficie ^destinada a la plantación habrá a veces distintas clases de tierra, y en este caso hay que tomar varias muestras ; aquí se anotará con su nombre, una letra o número, el trozo de terreno a que pertenece Ia muestra.
w
Culoración del suelo (3) : .................. ^ Grado de cohesión (q) : ....................... T í e r r a ^;rado de f rescura (5) : ........................ del sue]o (7)...
Aspecto exterior (6) : ....:................... I'rotundidad que a,canza el suelo: ...... ............ cm.
ColoraciGn del subsucao : ..................... Gracío de cohesil>n : ........................... (^rado dc f rescura : ........................... T i e r r a ^tipecto exterior :......... . delsub- ^ p,.ofundidad dc este subsuelo.-llesde suelo I Ios .................. cm., donde acaba el ',` (8) ....... suelo, hasta los .................. cm., se ve una clase de trerra igual a esta que sc manda.
(3) Indíquese si es blanco, rojo, ceniciento, etc. (q) Indíquese ^i es muy fuerte, fuerte o suelto. (^} Indíquese si es muy seco, scco o fresco. (6) Indíquese ^i es cascajoso o no. (7) Por s^celo se entenderá la tierra que hay Isasta los o,3o m., cuanlo hasta esa profundídad no se note cambia de aspecto en las capas del terreno ; pero si ese cambío se presenta antes, será la cifra de esta pro£undidad lo que nrarque ei límite del suelo, y ése es el dato que se ha de anotar aquí, poniendo su espesor en centímetfos. (8) Por subsuelo se entenderá la tierra que hay descie ei límite c^el suelp ^o,qo m, de profundidad.