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LA GENERACIÓN DEL 27

Los autores, principalmente poetas, que forman parte de la GENERACIÓN DEL 27, aunque no reúnen todos los requisitos establecidos para hablar de generación literaria, es innegable que tenían una clara conciencia de grupo nacida de la amistad y de experiencias comunes.

GENERACIÓN… ¿DEL 27? La denominación “del 27” surgió de un acto cultural que se celebró en el Ateneo de Sevilla en 1927 para homenajear al poeta LUIS DE GÓNGORA en el TERCER CENTENARIO DE SU MUERTE. Admiraban al poeta cordobés porque veían en él un maestro del vanguardismo y una poesía ingeniosa, culta y con una lengua poética distinta a la usual.

Este homenaje será la primera vez que aparezcan públicamente como un grupo unido.

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LA RESIDENCIA DE ESTUDIANTES A este grupo de poetas se le ha llamado la “GENERACIÓN DE LA AMISTAD”. La Residencia de Estudiantes de Madrid fue su privilegiado lugar de encuentro. Allí vivieron algunos y otros acudían a participar de las actividades culturales (exposiciones, representaciones teatrales, tertulias…) que se realizaban.

Fue el primer centro cultural de España. La Residencia se proponía complementar la enseñanza universitaria mediante la creación de un ambiente intelectual y de convivencia adecuado para los estudiantes. Características distintivas de la Residencia fueron propiciar un diálogo permanente entre ciencias y artes, y actuar como centro de recepción de las vanguardias internacionales. Ello hizo de la Residencia un foco de difusión de la modernidad en España. De entre los residentes surgieron muchas de las figuras más destacadas de la cultura española del siglo XX, como el poeta Federico García Lorca, el pintor Salvador Dalí, el cineasta Luis Buñuel y el científico Severo Ochoa. A ella acudían, como visitantes asiduos o como residentes durante sus estancias en Madrid, Miguel de Unamuno, Manuel de Falla, Juan Ramón Jiménez, José Ortega y Gasset, Pedro Salinas, o Rafael Alberti, entre muchos otros.

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Manuel de Falla

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Luis Buñuel

Salvador Dalí

La Residencia fue además foro de debate y difusión de la vida intelectual de la Europa de entreguerras presentada directamente por sus protagonistas. Entre las personalidades que acudieron a sus salones figuran, por ejemplo, Albert Einstein, Marie Curie o Igor Stravinsky.

La literatura española adquiere con la generación del 27 un nivel altísimo, equiparándose a cualquier grupo europeo.

CARACTERÍSTICAS LITERARIAS INNOVACIÓN Y TRADICIÓN Intentan la renovación estética de nuestra poesía. Para ello, toman las innovaciones que aportan las VANGUARDIAS, aunque sin olvidar la importancia de la TRADICIÓN literaria española. Por ello, junto a la influencia de los movimientos vanguardistas, especialmente el surrealismo, son claras también las huellas de nuestra tradición literaria: Góngora, Bécquer, Juan Ramón Jiménez…, así como la lírica popular. Supieron, pues, integrar y combinar de forma magistral lo NUEVO, lo CULTO y lo POPULAR.

LÉXICO Cuidan y renuevan la forma a través de la utilización de léxico culto, pero también utilizando palabras coloquiales y términos alejados hasta entonces de la poesía. La metáfora se convierte en el recuso literario más importante.

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MÉTRICA Fue muy marcado el uso del soneto (como expresión de la poesía culta), así como de romances y villancicos (como expresión de las formas poéticas populares). Pero también innovaron mediante el uso del verso blanco (el que no está sujeto a rimas, pero sí a una medida), el verso libre (el que no está sujeto a rima ni a medida) o el versículo. En cualquier caso, la LIBERTAD MÉTRICA es uno de los rasgos característicos de este grupo.

ETAPAS Primera etapa: hasta 1927 Durante la etapa previa a su constitución, predomina una concepción poética más interesada en la forma (el arte por el arte) que en la expresión de lo humano, buscan un ideal de perfección formal. Juan Ramón Jiménez los orienta hacia la “poesía pura”, es decir, sin retórica, sin elementos narrativos y sentimentales. También ejerció influencia sobre ellos la lírica popular y los clásicos como Góngora.

Segunda etapa: de 1927 hasta la guerra civil (1936). Se inicia un proceso de rehumanización, que coincide con la irrupción del Surrealismo. Aparece la protesta social. Los poetas se politizan y toman partido, y no todos a favor de la causa republicana. Pasan a primer término junto al amor y el deseo de plenitud, las frustraciones existenciales.

Tercera etapa: Después de la guerra civil (1939). La Guerra Civil fue la causa de la dispersión del grupo. F. G. Lorca fue asesinado; Pedro Salinas, Jorge Guillén, Luis Cernuda y Rafael Alberti se exiliaron; Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre y Gerardo Diego permanecieron en España. Esta dispersión del grupo provocó que cada uno siguiese una evolución poética más personal, reflejando una poética solidaria o de humanismo angustiado caracterizada por la denuncia y la nostalgia.

AUTORES Son muchos los autores que forman parte de la generación del 27: Federico García Lorca, Gerardo Diego, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. Veamos un poco más a fondo a algunos de ellos… La generación del 27

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FEDERICO GARCÍA LORCA

Nació en 1898 en Fuentevaqueros (Granada). La casa donde nació sirve hoy de museo dedicado a su memoria. Quienes lo visitan pueden contemplar el ambiente en el que vivió Federico hasta los ocho años. Durante ese tiempo fue su madre, que era maestra, quien le enseñó a leer, a escribir, y quien fomentó y cuidó el espíritu de artista que en él empezaba ya a manifestarse (desde muy joven sintió gran afición por la música y la pintura). De la boca de su madre aprendió las primeras letras y la música de canciones populares, que tanto influyeron después en su poesía. Próximo a cumplir 22 años se marchó a Madrid, a continuar los estudios universitarios y se instaló en la Residencia de Estudiantes. Allí conoció a algunos de los que pocos años después serían famosos poetas de la Generación del 27. También conoció a Juan Ramón Jiménez y al pintor Salvador Dalí, con quien entabló una estrecha relación de amistad. Permaneció nueve años en la Residencia, tiempo que aprovechó para vivir intensamente los ambientes artísticos y culturales de Madrid. Su alegre genio, su gracia y espontaneidad, unidos a los agradables momentos en los que tocaba el piano e interpretaba canciones le hicieron ser admirado y querido por todos. A su afición por la poesía hay que unir la que sintió desde pequeño por el teatro. De esta manera, lo mismo que iba publicando sus libros de poemas como Poema del cante jondo o el Romancero gitano, se iban representando en los escenarios sus obras de teatro. El estreno de El maleficio de la mariposa fue un gran fracaso. Pero Federico no se desanimó. Creía en lo que hacía y continuó escribiendo. Así, muy pronto, apareció en los escenarios otra de sus obras de teatro Mariana Pineda, que esta vez fue un gran éxito, y a la que siguieron otras a lo largo de su corta vida como, por ejemplo, La zapatera prodigiosa, Bodas de Sangre, Yerma o La casa de Bernarda Alba. Tenía 31 años cuando viajó a Estados Unidos. Su destino era Nueva York. Fue ésta su primera visita al extranjero; su primer encuentro con la diversidad religiosa y racial (el barrio de Harlem, habitado por ciudadanos negros, causó en él un gran impacto); su primer contacto con las grandes masas urbanas y con un mundo mecanizado (sus calles interminables, el tráfico de vehículos, sus descomunales rascacielos…). El tiempo que pasó en esta ciudad cambió su visión de sí mismo y de su arte. Allí se dedicó a escribir uno de sus libros más importantes, Poeta en Nueva York. Al año siguiente dejó Nueva York para mudarse a La Habana, donde experimentó una sensación de libertad y de alivio dejando atrás la ciudad de los rascacielos. De Cuba volvió Lorca a España sintiéndose renovado. La generación del 27

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Lorca creó y dirigió el teatro universitario ambulante “LA BARRACA”, llevando a los pueblos españoles las más importantes obras del teatro clásico español, especialmente los dramas de Lope de Vega y de Calderón de la Barca. Su drama Bodas de sangre se estrenó con tal éxito en Bueno Aires que fue invitado allí para dirigir una nueva producción. Federico pasó seis meses en Argentina, donde hizo buenos amigos, entre ellos, el poeta Pablo Neruda. En 1934 volvió de Buenos Aires y hasta 1936 dirigió sus esfuerzos, en gran medida, a la renovación del teatro español, con su propia obra y a través de La Barraca. El ambiente de Madrid en estos dos años se había vuelto cada vez más intolerante y violento: España parecía irremediablemente abocada a una guerra civil. Aunque Lorca nunca se afilió a ningún partido político, era conocido como liberal. Su popularidad y sus numerosas declaraciones a la prensa sobre la injusticia social, lo convirtieron en un personaje antipático e incómodo para la derecha. Intuyendo que el país estaba al borde de la guerra, decidió marcharse a Granada para reunirse con su familia, como hacía cada verano. Algunos de sus amigos de Madrid, a la vista de la situación tan grave que había en ese momento, le aconsejaron que se quedara en la capital; pero él no les hizo caso. El día 14 de julio llegó a la Huerta de San Vicente. Dándose cuenta de que sería peligroso quedarse allí, Federico sopesó con su familia varias alternativas: intentar llegar a la zona republicana; instalarse en casa de su amigo Manuel de Falla, cuyo renombre internacional parecía ofrecerle protección; o alojarse en casa de la familia Rosales, en el centro de la ciudad. Esta última opción fue la que escogió Lorca, pues tenía una relación de confianza con dos de los hermanos del poeta Luis Rosales, que eran destacados falangistas. La tarde del 16 de agosto de 1936, Lorca fue detenido en casa de los Rosales y trasladado al Gobierno Civil de Granada. Entre los cargos contra él -según una supuesta denuncia, hoy perdida- figuraban "ser espía de los rusos” y “ser homosexual”. Fueron infructuosos los varios intentos de salvarlo por parte de los Rosales y, más tarde, por Manuel de Falla. El poeta fue llevado al pueblo de Víznar junto con otros detenidos. Después de pasar la noche en una cárcel improvisada, lo trasladaron en un camión hasta un lugar en la carretera entre Víznar y Alfacar, donde lo fusilaron antes del amanecer. Ian Gibson supone que ocurrió en la madrugada del 18 de agosto de 1936. En documentos oficiales expedidos en Granada puede leerse que Federico García Lorca "falleció en el mes de agosto de 1936 a consecuencia de heridas producidas por hecho de guerra". OBRAS MÁS DESTACADAS POESÍA

Poema del cante jondo – Romancero gitano – Poeta en Nueva York – Llanto por Ignacio Sánchez Mejías

TEATRO

Mariana Pineda – La zapatera prodigiosa – El público – Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores – Bodas de sangre – Yerma – La casa de Bernarda Alba.

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GERARDO DIEGO Nace en Santander en 1896. Cursó estudios de piano, instrumento del que llegó a ser un consumado artista. Con sólo 24 años, ya era catedrático de Lengua y Literatura e imparte clases como profesor, de instituto primero en Soria y posteriormente en otras ciudades. Pero de todas ellas, como le ocurrió a Machado, quizá fuese Soria la que de forma más intensa y duradera ocupó sus recuerdos. Fue uno de los principales promotores del homenaje a Góngora que, celebrado en 1927, dio nombre a su generación. Cuando estalla la Guerra civil, a diferencia de gran parte de sus compañeros, Gerardo Diego tomó partido por el bando sublevado y permaneció, por tanto, en España al finalizar la contienda. Durante la guerra y la posguerra, son frecuentes en su obra los poemas políticos en defensa de los sublevados y de los voluntarios falangistas. Obtiene el Premio Nacional de Literatura en dos ocasiones, en 1925 y en 1956. Fue elegido, por unanimidad, miembro de la Real Academia Española en 1947. Y en 1979, se le concedió el Premio Cervantes, junto al argentino Jorge Luis Borges. Fallece en Madrid en 1987. OBRAS MÁS DESTACADAS POESÍA

El romancero de la novia – Manual de espumas – Versos humanos (que contiene el famoso soneto al Ciprés de Silos) – Alondra de verdad Soneto al ciprés de Silos Enhiesto surtidor de sombra y sueño que acongojas el cielo con tu lanza. Chorro que a las estrellas casi alcanza devanado a sí mismo en loco empeño. Mástil de soledad, prodigio isleño, flecha de fe, saeta de esperanza. Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza, peregrina al azar, mi alma sin dueño. Cuando te vi señero, dulce, firme, qué ansiedades sentí de diluirme y ascender como tú, vuelto en cristales, como tú, negra torre de arduos filos, ejemplo de delirios verticales, mudo ciprés en el fervor de Silos.

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PEDRO SALINAS Nació en Madrid en 1981. Doctorado en Filosofía y Letras, fue profesor en diversas universidades españolas y extranjeras. Cuando estalló la Guerra Civil española tuvo que exiliarse y trabajó como profesor en diversas universidades americanas. En el verano de 1932 conoció a una estudiante estadounidense, Katherine R. Whitmore, de la que se enamoró y que fue la destinataria de su trilogía poética La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento. La mujer de Salinas descubrió la infidelidad e intentó suicidarse, por lo que Katherine decidió poner fin a la relación. Es considerado uno de los poetas más importantes de la poesía amorosa española… “el poeta del amor”. Las circunstancias de la guerra, con sus tragedias, cambiaron los temas de su poesía. El amor, sin desaparecer del todo, cede espacio a otros temores y preocupaciones derivados de su vida en el exilio de América y de las terribles consecuencias de la II Guerra Mundial. Quizá los tonos más dramáticos de esta etapa estén reflejados en el poema titulado Cero, sobre la bomba atómica: (Fragmento) Invitación al llanto. Esto es un llanto, ojos, sin fin, llorando, escombrera adelante, por las ruinas de innumerables días. Ruinas que esparce un cero —autor de nadas, obra del hombre—, un cero, cuando estalla. Cayó ciega. La soltó, la soltaron, a seis mil metros de altura, a las cuatro. ¿Hay ojos que le distingan a la Tierra sus primores desde tan alto? Murió en Boston a los 60 años de edad y está enterrado en San Juan de Puerto Rico. OBRAS MÁS DESTACADAS POESÍA

La voz a ti debida – Razón de amor – Largo lamento.

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LUIS CERNDA Nace en Sevilla en 1902. Su educación fue rígida e intransigente debido al carácter y a la condición militar de su padre. A los nueve años descubre casualmente la poesía de Bécquer, con motivo del traslado de los restos del creador de las “Rimas” de Madrid a Sevilla, y queda impresionado; pero no es hasta los catorce años cuando comienza a escribir. Cernuda fue un chico callado, solitario, introvertido y descontento con el mundo. Estudió Derecho en su ciudad natal y allí conoció a Pedro Salinas con quien traba amistad. Más tarde conocería a otros poetas como Juan Ramón Jiménez, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, Lorca, Vicente Aleixandre… En 1927 asiste a los actos celebrados en el Ateneo de Sevilla con motivo del tercer centenario de la muerte de Góngora, aunque ya había conocido a varios miembros de la que sería denominada después Generación de 1927. Dos años más tarde, en Madrid, conoce a un hombre del que se enamora, un amor no correspondido que inspirará sus libros Donde habite el olvido y Los placeres prohibidos. Cernuda nunca negó su condición homosexual, factor que le hizo ser considerado en su patria un «raro» y rebelde, dada la mentalidad poco abierta de la España de entonces. A comienzos de 1938, ya en plena guerra, se trasladó a Inglaterra donde permaneció diez años dedicado a la enseñanza. De Inglaterra pasó a Estados Unidos, en donde trabajó como profesor en algunas universidades. Posteriormente se trasladó a Méjico donde conoce a un culturista del que se enamora y al que están dedicados los Poemas para un cuerpo. Aquel niño de Sevilla, tímido e introvertido, se fue convirtiendo con los en un hombre serio, melancólico y hasta irascible en ocasiones. Tenía pocos amigos y vivía prácticamente aislado. En Méjico permaneció hasta su muerte, a los 61 años de edad, de un ataque al corazón. Murió tal como había vivido: solo. A su entierro no asistió prácticamente nadie. OBRAS MÁS DESTACADAS POESÍA

Donde habite el olvido – La realidad y el deseo – Desolación de la quimera

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RAFAEL ALBERTI

Nace en el Puerto de Santa María (Cádiz) en 1902. En el colegio donde estudió se asfixiaba por la estricta disciplina, siendo incluso expulsado por mala conducta. Se interesaba por la historia y el dibujo, pero parecía totalmente negado para las demás materias. A los quince años, debido a problemas económicos de su familia, se traslada a Madrid y allí ve acentuarse la fuerte vocación que sentía por la pintura. El descubrimiento del Museo del Prado fue para él decisivo. En 1920, ante el cadáver de su padre, Alberti escribió sus primeros versos. El poeta había despertado. Debido quizá al tiempo de reposo que tuvo que guardar para recuperarse de una grave enfermedad, comprendió que tenía alma de poeta y, poco a poco, la poesía fue imponiéndose en su espíritu creativo, aunque nunca abandonó los pinceles. No tardaron en verse los frutos de este cambio, pues en 1925, con 22 años, publicó su primer libro, Marinero en tierra (siempre el recuerdo del mar de Cádiz en su memoria) y obtuvo con él el Premio Nacional de Literatura. Al descubrimiento de la poesía sigue el encuentro con los poetas. Se rodeará de sus nuevos amigos de la Residencia de Estudiantes. Conoce a Federico García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego y otros jóvenes autores que van a constituir el más brillante grupo poético del siglo, la Generación del 27. Ante la proximidad de la guerra civil, llega para Alberti el momento del compromiso político, que el poeta asume sin reservas: participa activamente en las revueltas estudiantiles, apoya el advenimiento de la República y se afilia al Partido Comunista, lo que le acarreará graves enemistades. Para Alberti, la poesía se ha convertido en una forma de cambiar el mundo, en un arma necesaria para el combate. Sus actividades políticas hicieron que tuviera que huir de nuestro país al terminar la contienda y vivir en el exilio junto a su mujer, la también poetisa Mª Teresa León. El exilio de Rafael Alberti fue largo. No regresó a España hasta 1977, después de haber vivido en Buenos Aires y Roma. La generación del 27

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Fue elegido diputado por el Partido Comunista, pero no tardó en renunciar a su escaño para proseguir su tarea literaria. Fue distinguido con todos los premios que un escritor vivo puede recibir en España, como el Premio Cervantes en 1983, pero renunció al Príncipe de Asturias por sus convicciones republicanas. En 1999 murió en su casa de El Puerto de Santa María, junto a las playas de su infancia. En aquel mar que le pertenecía fueron esparcidas sus cenizas de marinero que hubo de vivir anclado en la tierra.

Si mi voz muriera en tierra llevadla al nivel del mar y dejadla en la ribera. Llevadla al nivel del mar y nombradla capitana de un blanco bajel de guerra. ¡Oh mi voz condecorada con la insignia marinera: sobre el corazón un ancla y sobre el ancla una estrella y sobre la estrella el viento y sobre el viento la vela!

OBRAS MÁS DESTACADAS POESÍA

Marinero en tierra – Cal y canto – Sobre los ángeles

PROSA

La arboleda perdida (Memorias)

TEATRO

Noche de guerra en el Museo del Prado

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