LA IMPORTANCIA DE LAS ENFERMEDADES EMERGENTES PARA LA SANIDAD ANIMAL, LA SALUD PÚBLICA Y EL COMERCIO

Conf. OIE 2001, 13-17 LA IMPORTANCIA DE LAS ENFERMEDADES EMERGENTES PARA LA SANIDAD ANIMAL, LA SALUD PÚBLICA Y EL COMERCIO Corrie Brown Departamento

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LA IMPORTANCIA DE LAS ENFERMEDADES EMERGENTES PARA LA SANIDAD ANIMAL, LA SALUD PÚBLICA Y EL COMERCIO

Corrie Brown Departamento de Patología Veterinaria, Colegio de Medicina Veterinaria Universidad de Georgia, Athens, Georgia 30602-7388, Estados Unidos de América

Original: inglés

Resumen: Las enfermedades emergentes de los animales están causando problemas de producción, comercio y salud pública en todo el mundo. A medida que aumenta el número de enfermedades emergentes, en todos los países se hacen esfuerzos para desarrollar medios eficaces de controlarlas. Los Países Miembros de la OIE recibieron un cuestionario para realizar una encuesta con el propósito de valorar las experiencias en materia de enfermedades animales emergentes y su impacto. Sesenta y cinco de los ochenta y cinco países que respondieron declaran haber registrado focos debidos a una o más enfermedades emergentes en los cinco últimos años. La mayoría de estos casos están asociados con un impacto significativo en el comercio o la producción; muchos han tenido implicaciones para la sanidad. Una abrumadora mayoría de los países son partidarios de crear un sistema centralizado para coordinar informaciones y material didáctico que ayudarían a luchar contra estas enfermedades y a controlarlas a nivel internacional.

1. INTRODUCCIÓN Una enfermedad emergente se define como una enfermedad nueva, una nueva presentación de un problema antiguo con una enfermedad, o una enfermedad existente que aparece en una nueva área geográfica. El término se utilizó por primera vez al describir varias entidades nuevas en los humanos que salieron a la luz a principios de los años ochenta. El ejemplo más notable es el del síndrome de la inmunodeficiencia adquirida. Desde entonces, el número de enfermedades emergentes en el ser humano ha seguido aumentando, y se atribuyen a varios factores subyacentes inherentes a la civilización del siglo XX. Ahora bien, el número de enfermedades que han surgido en la población humana es bajo comparado con el número de enfermedades emergentes en los animales. Estos nuevos problemas están teniendo efectos pleiotrópicos: en las poblaciones animales, el medio ambiente y la salud de los humanos, tanto directa, por transferencia de agentes zoonósicos, como indirectamente, por los compromisos comerciales y la disminución de la disponibilidad de proteínas de origen animal. El propósito de este trabajo es dar una información general sobre enfermedades emergentes y valorar, gracias a las contribuciones de los Países Miembros, el impacto de dichas enfermedades animales emergentes en la sanidad y los animales, así como en el comercio. Se preparó un cuestionario que fue enviado a los 155 Países Miembros. 85 respondieron: Argelia, Argentina, Armenia, Australia, Austria, Barbados, Benin, Botswana, Brasil, Canadá, Chad, Chile, Colombia, Côte-d’Ivoire, Croacia, Cuba, Chipre, República Checa, Dinamarca, Egipto, El Salvador, Estonia, Finlandia, Ex-República Yugoslava de Macedonia, Alemania, Ghana, Grecia, Guatemala, Hungría, Islandia, India, Indonesia, Irán, Irlanda, Italia, Jordania, Kazajistán, Kenya, Kuwait, Kirguizistán, Lituania, Luxemburgo, Malawi, Malí, Malta, Isla Mauricio, Moldavia, Marruecos, Mozambique, Myanmar, Namibia, Países Bajos, Nueva Caledonia, Nueva Zelanda, Nigeria, Noruega, Omán, Pakistán, Panamá, Paraguay, Polonia, Portugal, Qatar, Rumania, Rusia, Suráfrica, Senegal, Eslovaquia, Eslovenia, España, Sri Lanka, Sudán, Suazilandia, Suecia, Suiza, Siria, Taipei China, Trinidad y Tobago, Turquía, Uganda, Reino Unido, Estados Unidos de Norteamérica, Vanuatu, Venezuela, y Vietnam.

2. CAUSAS DE LA EMERGENCIA DE ENFERMEDADES ANIMALES Varios factores inherentes subyacen en la sociedad moderna y son responsables del incremento de enfermedades animales emergentes: el notable aumento de movimientos de personas y animales, las modificaciones del medio ambiente, las enfermedades que franquean la barrera entre las especies y la transformación de la ganadería. A continuación comentamos cada uno de estos factores. El primer y más importante factor de aparición de enfermedades animales nuevas es la expansión de la población humana, con la mayor circulación de personas y animales que ello implica y que lleva a ecosistemas enteros, con su 13

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microflora y agentes patógenos potenciales a áreas y animales nuevos. Esta circulación de animales cargados con agentes patógenos es un problema bien conocido a lo largo de la historia, ya que se sabe que los ejércitos invasores de Genghis Khan, Atila y Napoleón Bonaparte llevaron la pleuroneumonía contagiosa bovina y la peste bovina a los territorios que conquistaron. La OIE se fundó en 1924 precisamente como respuesta a una propagación de la peste bovina por toda Europa después de la guerra. Por aquel entonces, se creía que si se informaba bien sobre la presencia de las enfermedades, los países vecinos podrían mantenerse libres de ellas, siempre y cuando se garantizara la seguridad de las fronteras. Y durante décadas se siguió pensando que los controles fronterizos propios del siglo XX eran una excelente línea de defensa contra las “enfermedades transfronterizas”. Pero ahora el comercio mundial ha alcanzado un nivel tal que el concepto de fronteras infranqueables ya no es tan fiable. El número de animales y productos de origen animal que cruzan las fronteras, ha alcanzado máximos históricos y la instauración del libre comercio por casi todo el planeta hace cada vez más difícil impedir la entrada de una enfermedad transfronteriza. No hay más que ver la cantidad de enfermedades de la Lista A que han “emergido” de manera y en sitios impredecibles en los cinco últimos años para darse cuenta de que el sistema dista de ser perfecto. Un segundo motivo de la emergencia de nuevas enfermedades animales tiene que ver con la modificación del medio ambiente. La destrucción del hábitat, que ha obligado a poblaciones animales a hacinarse en zonas incompatibles con su evolución o donde abundan las posibilidades de enfermedades nuevas, ha provocado problemas. La emergencia del virus Hendra, que afecta a los caballos, y de los virus Menangle y Nipah, que afectan a los suídos, se deben probablemente a los cambios de hábitat que han hecho que los zorros voladores vivan más cerca de los humanos y los animales domésticos (5). La modificación del medio ambiente puede dar lugar a la emergencia de un microbio tóxico, como Pfiesteria piscicida, un dinoflagelado causante de una elevada mortalidad piscícola y morbilidad humana, que se cree es debida a vertidos antrópicos en las aguas (1). También el clima puede hacer cambiar a poblaciones vectoras que así provocan la emergencia de una enfermedad. La reciente fiebre epizoótica del Valle del Rift en Africa oriental fue determinada parcialmente por el fenómeno de El Niño-Oscilación Sur que provocó abundantes precipitaciones y una multiplicación de las poblaciones de mosquitos vectores (6). El tercer factor subyacente en la emergencia de enfermedades animales es la mayor incidencia de enfermedades que franquean la barrera entre especies. A medida que se incrementan los contactos entre especies por diversas razones trastornos ecológicos, espectáculos, comercio, o eficiencia de la producción - los agentes de una especie pueden pasar a otra, con la enfermedad subsiguiente y diseminación en el nuevo hospedador. Dada la naturaleza de las poblaciones animales y el gran número de especies, abundan las oportunidades de que se realice esta transferencia en el mundo animal, y habrá más, ya que las especies son desplazadas y se hacinan en espacios naturales cada vez más reducidos. El moquillo en los leones del Serengeti es un ejemplo destacado de este fenómeno (3). Los virus de la influenza que pasan de poblaciones de aves silvestres o quizás de reservorios mamíferos a las aves de granja, constituyen un constante problema de emergencia de enfermedades (8). Mycobacterium bovis y su transferencia del ganado a los ciervos, para volver después desde los ciervos cautivos o alimentados en invierno, es un problema de sobra conocido para la regulación de las zonas donde pueden cohabitar unos y otros (9). El cuarto factor subyacente en la emergencia de enfermedades animales es la transformación tecnológica de la ganadería. La encefalopatía espongiforme bovina es un doloroso e impresionante ejemplo de cómo cambios aparentemente simples en las tecnologías agrarias pueden tener repercusiones profundas en la ganadería, la salud y la economía en general. La emergencia de cepas de bacterias resistentes a los antibióticos se está atribuyendo, apoyándose en hechos o no, a la administración de antibióticos para estimular el crecimiento de los animales. La acuacultura y la repoblación fluvial para la pesca recreativa tampoco están exentos de emergencias patógenas. Streptococcus iniae, un organismo bacteriano descrito recientemente, ha estado asociado con la epizootia de meningitis en ejemplares de piscifactorías en la pasada década (7). La enfermedad del tambaleo, causada por Myxobolus cerebralis, se ha convertido en una des las principales amenazas para la trucha arco iris salvaje en muchos ríos del oeste de EEUU, ya que ha habido transmisión de un área a otra al desplazar a peces infectados de los viveros (4).

3. LAS ENFERMEDADES EMERGENTES Y LA SALUD PÚBLICA La relación entre las enfermedades animales emergentes y la salud pública son tan obvias como confusas, sobre todo en el caso de las que provocan enfermedades tanto en los animales como en el hombre. Por ejemplo, Mycobacterium bovis, la rabia y la fiebre del Valle del Rift son claramente problemas tanto para la salud humana como para la sanidad animal. Sin embargo, las enfermedades suelen emerger en una población antes de ser identificadas como zoonosis. La encefalopatía espongiforme bovina (EEB) y el virus Nipah son dos ejemplos señalados de esta posibilidad y de lo importante que no cesar ni el diálogo ni las investigaciones. En estos casos, los métodos de detección y control requieren un esfuerzo integrado y a ser posible conjunto entre veterinarios y médicos. Otra consecuencia, que se suele pasar por alto, de las enfermedades animales emergentes que afectan a la salud pública es su impacto en la economía o en la disponibilidad de proteínas de origen animal para el consumo.

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4. IMPACTO DE LAS ENFERMEDADES EMERGENTES EN LA PRODUCCIÓN Y EL COMERCIO Todos los Países Miembros conocen bien el impacto en el comercio de las enfermedades tradicionalmente consideradas como “transfronterizas”. Cualquier país que exporte grandes cantidades de productos animales entiende lo devastadora que sería una emergencia inesperada de una enfermedad de la Lista A de la OIE. Hay numerosos estudios económicos sobre este tema que se basan tanto en casos hipotéticos como reales. Se estima que en una campaña de erradicación, los perjuicios económicos generados por la pérdida de ventas son aproximadamente diez veces el coste de despoblar y desinfectar (2). Pero se tiene menos experiencia y menos orientación para las enfermedades animales “nuevas” en el mundo y que todavía no figuran en las Listas A y B. Y además, estas enfermedades “nuevas” a menudo emergen con implicaciones zoonósicas para la salud pública, lo que hace que, al tomarse medidas para proteger a los humanos y a las poblaciones naturales de animales, se restringen aún más las importaciones.

5. RESPUESTAS AL CUESTIONARIO Este estudio tenía como objetivo valorar los protocolos, opiniones y sugerencias de los Países Miembros relativos a las enfermedades animales emergentes y su impacto en y relaciones con el comercio y la sanidad. Se preparó un cuestionario con cinco partes: reconocimiento de enfermedades emergentes, notificación de enfermedades emergentes, impacto sobre la producción, el comercio y la sanidad, relaciones de las enfermedades animales emergentes con la sanidad y sugerencias de los Países Miembros sobre qué función debería tener la OIE respecto a dichas enfermedades animales. El cuestionario fue enviado a los 155 Países Miembros de la OIE. Se recibieron ochenta y cinco respuestas que a continuación resumimos. Parte 1 - Reconocimiento de las enfermedades animales emergentes Se preguntaba primero si el país dispone de una unidad especial para problemas sanitarios emergentes en los animales. La mayoría de los países respondió que el órgano regulador ordinario está siempre alerta por si surgen nuevas enfermedades. Prácticamente cada país depende de informaciones anecdóticas y ad hoc para la detección; aproximadamente la mitad organizan la vigilancia epidemiológica. La mayoría citaron actividades de investigación y/o extensión que implican enfermedades emergentes. También se preguntaba si se pensaba que la formación de los veterinarios recién diplomados en materia de enfermedades animales emergentes es suficiente. De los países con escuelas veterinarias, las respuestas quedaron aproximadamente igualadas: la mitad cree que la formación es suficiente y la mitad cree que la formación no es suficiente. Cabe señalar que estas respuestas también están equitativamente repartidas entre los países desarrollados y subdesarrollados, es decir, de los países desarrollados que tienen escuelas de veterinarios, más o menos la mitad creen que la formación no es suficiente. Lo mismo pasa en los países menos desarrollados que disponen de escuelas de veterinarios: la mitad más o menos opinan que la formación no es suficiente. Parte 2 - Notificación de las enfermedades animales emergentes Ochenta y uno de los 85 (95%) países declararon que preparan informes sobre situaciones de emergencia de enfermedades animales, generalmente de modo puntual, cuando se presenta la enfermedad. Es sorprendente que sólo un poco más de la mitad de los países que respondieron (47/85) usen medios electrónicos (e-mail o internet) para transmitir este tipo de información. De los que preparan informes, todos los difunden dentro del país y la mayoría informan a los países vecinos y también a la OIE. Algunos indicaron que hay otros medios de difusión global de la información, mediante organizaciones regionales como RADISCON1 y CARAPHIN2. Otros citaron también el uso de las publicaciones científicas y del sistema ProMED3, como medio de difusión amplia de la información sobre enfermedades emergentes. Parte 3 - Impacto de las enfermedades animales emergentes en la producción, el comercio y la sanidad Sesenta y cinco de los 85 (76%) indicaron haber tenido al menos un problema con una enfermedad emergente en los cinco años anteriores; 20 declararon un problema de este tipo; 21 dijeron haber tenido dos; y 24 declararon tres. Por lo tanto, en los cinco últimos años, hubo un total de 134 situaciones de enfermedades emergentes en los países en cuestión. De estas 134, 101 estuvieron asociadas con un impacto económico significativo debido a las pérdidas de producción o a las perturbaciones comerciales. Respecto a las categorías de la OIE, estas 134 situaciones patógenas se reparten así: 65 fueron enfermedades de la Lista A; 41 de la Lista B; y 28 no figuran en las listas de la OIE. De los brotes de enfermedades de la Lista A, todos

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RADISCON: Red Regional de Vigilancia y Control de las Enfermedades Animales CARAPHIN: Red del Caribe de Información Fitosanitaria y Veterinaria ProMED: Programa de Vigilancia de Enfermedades Emergentes (Infecciosas)

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declararon un impacto significativo en el comercio y la producción animales. Sólo dos países declararon una asociación entre una enfermedad de la Lista A y la salud pública. Un país con un foco de fiebre del Valle del Rift dijo que había tenido un impacto negativo en la salud pública. Un país con un foco de fiebre aftosa contestó que la percepción por parte del público de la seguridad de la carne de vacuno dio lugar a una marcada disminución del consumo de proteínas. De los brotes de enfermedades de la Lista B, 30 sobre 41 se dijo que habían tenido un impacto significativamente negativo en el comercio o la producción. Varios brotes de enfermedades de la Lista B se asociaron con un impacto en la sanidad. Específicamente, brucelosis, tuberculosis bovina, encefalopatía espongiforme bovina, tularemia, rabia, encefalitis equina venezolana, encefalitis equina y muermo requirieron medidas sanitarias para ayudar a atajar el problema. Las enfermedades emergentes que no figuran en ninguna de las Listas OIE y el número de países que las mencionan son: salmonelosis (4), Escherichia coli (3), virus del oeste del Nilo (3), síndrome de desmedro postdestete (3), rinotraqueítis aviar (2), virus de la enfermedad de la frontera (1), botulismo (1), enfermedad debilitante crónica (1), lyssavirus de murciélagos australianos (1), virus Menangle (1), parvovirus del pato “muscovy” (1), fasciolosis (1), fascioloidiosis (1), enfermedad vírica equina no identificada (1), fiebre hemorrágica Crimea-Congo (1), infección vibriónica del camarón (1), trompa (1), y pasteurelosis bovina (1). En este último grupo de enfermedades no incluidas ni en la Lista A ni en la Lista B, casi todas estuvieron asociadas con impactos en el comercio y/o la sanidad. Siete de las 28 son problemas zoonóticos conocidos – salmonelosis, E. coli, virus del Nilo Occidental, botulismo, lyssavirus de murciélagos australianos, virus Menangle, y fiebre hemorrágica Crimea-Congo. Una octava enfermedad, la enfermedad crónica de desmedro, no está reconocida actualmente como transmisible al ser humano, pero su estrecha relación con la EEB hace que las medidas de salud pública sean ineludibles. Se pedían también comentarios sobre qué se considera ser el factor más importante para reducir al mínimo los daños causados por una enfermedad emergente. Setenta y ocho de los 85 países respondieron. De las 78 respuestas, 71 destacaron la importancia de la detección precoz y de una respuesta apropiada y rápida al problema, específicamente, formación y capacitación de los reguladores, eficiencia y exactitud del sistema de diagnóstico en laboratorio, y la capacidad de la Administración para ejecutar planes de emergencia. Las siete respuestas restantes decían que el principal factor para reducir los daños al mínimo es mejorar los controles en las fronteras. Parte 4 - Relación de las enfermedades animales emergentes con la sanidad Ochenta y uno de los 85 (95%) países disponen de algún tipo de mecanismo para notificar las enfermedades animales emergentes a grupos de salud pública. Dichos mecanismos son muy variados, pero la mayoría de los países dijeron que los métodos más corrientemente utilizados son las comunicaciones regulares, impresas o electrónicas. Setenta y nueve de los 85 (92%) declararon recibir comunicaciones de las autoridades sanitarias sobre enfermedades emergentes en los humanos. Solamente dos países no cuenta con comunicaciones en ninguna dirección. Cuarenta y uno de los 85 (48%) países realizan ejercicios sobre las enfermedades emergentes (21 sólo ejercicios teóricos; 8 sólo ejercicios prácticos; 12 teóricos y prácticos). De estos 41 países, 23 hacen participar a funcionarios de sanidad en alguna fase del ejercicio. De los 85 países que contestaron, 18 (21%) sabían que se hacen ejercicios similares con enfermedades humanas emergentes. Sobre estos 18, 16 dijeron que los Servicios Veterinarios participan en los ejercicios, en general de modo activo. Cuarenta y cuatro de los 85 (52%) países contestaron que, en caso de que aparezca enfermedad animal emergente simultáneamente con un problema de salud pública debido al mismo agente etiológico, existe un plan definido de control. De estos 44, la mayoría declaran que son planes específicos por patógeno y relacionados con las enfermedades o los animales que son agentes zoonóticos conocidos, como brucelosis, tuberculosis, rabia, y más recientemente, EEB. Varios países dijeron que hay excelentes relaciones entre los servicios veterinarios y sanitarios para desarrollar nuevos planes al aparecer zoonosis emergentes. Dos países dicen que los servicios sanitarios y los veterinarios están completamente integrados en la misma estructura organizativa. Cuarenta de los 85 (47%) indicaron que los Servicios Veterinarios y las autoridades sanitarias comparten planes generales de emergencia. Parte 5 - Función de la OIE en las enfermedades animales emergentes Se pedía contestar con sí/no a la pregunta de si la OIE debería establecer un mecanismo específico para notificar enfermedades animales emergentes. Setenta y nueve de los 85 (93%) países contestaron ‘sí’. De los que contestaron ‘no’, las razones apuntadas fueron que ya hay mecanismos actualmente y que si se animara a los Países Miembros a notificar con mayor presteza, no se necesitaría un sistema nuevo. (Nota: El Artículo1.1.3.3.1.d del Código Zoosanitario Internacional– 2000 reza: ‘Notificación por telex, telegrama, fax o correo electrónico, dentro del plazo de 24 horas, de todos los sucesos siguientes: para las enfermedades de la Lista A, si hay alguna novedad que sea de importancia epidemiológica excepcional para otros países’)

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Sesenta y nueve países facilitaron sugerencias por escrito sobre la función de la OIE. Sesenta y cuatro de ellos alentaron a la OIE a participar en la coordinación de la asistencia técnica y la formación relativas a nuevas enfermedades emergentes. En concreto, se propuso que la OIE actúe como conducto o centro distribuidor de informaciones y que la evaluación de las pruebas de diagnóstico y las metodologías de control corra a cargo de sus Comisiones de Expertos y que se difundan normas provisionales. Una identificación rápida de los expertos técnicos contribuirá a paliar los daños causados por las enfermedades emergentes. Varios países indicaron que la OIE podría auspiciar y facilitar debates sobre las enfermedades nuevas y las respuestas apropiadas y que se debería establecer un servicio similar a ProMED. Otros añadieron que debe alentarse más activamente la notificación franca de enfermedades para que tal sistema funcione en condiciones. Otra sugerencia frecuente fue que la OIE podría asumir un papel más activo en la investigación en curso sobre enfermedades nuevas/emergentes elaborando listas de lo que se investiga sobre cada enfermedad en los Países Miembros. Las Comisiones de Expertos de la OIE podrían así revisar esas listas, identificar las carencias y hacer recomendaciones para colmar las lagunas en la investigación. Algunos apuntaron una nota de cautela. Antes de que la OIE se implique en las cuestiones de enfermedades animales emergentes, deben sentarse las bases de un lenguaje común. Las interacciones en torno a estas cuestiones deben centrarse en compartir informaciones de manera útil y didáctica. Lo que no ocurrirá si los países temen que se les impongan restricciones comerciales. DISCUSIÓN El comercio mundial y las presiones que ejerce la exuberante población humana nos garantizan que seguirá habiendo enfermedades animales emergentes. Se ha demostrado que muchas de ellas tienen un impacto significativo sobre la producción, el comercio y la salud pública. Una detección precoz y respuestas prontas por parte de las autoridades son los medios más eficaces de reducir al mínimo sus devastadores efectos. Un mecanismo de notificación para que los países puedan ponerse al corriente y compartir información de modo oportuno y conjunto contribuiría mucho al control global de la propagación de estas enfermedades. Este mecanismo debe ser rápido, transparente y sin implicaciones punitivas.

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