LA NATURALEZA DE LA IGLESIA LOCAL

LA NATURALEZA DE LA IGLESIA LOCAL marzo 4, 2011 in 1.0.1. PRACTICA CRISTIANA, 1.0.1.10. IGLESIA Etiquetas: CUERPO DE CRISTO, ECCLESIA, IGLESIA LOCAL,

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LA NATURALEZA DE LA IGLESIA LOCAL marzo 4, 2011 in 1.0.1. PRACTICA CRISTIANA, 1.0.1.10. IGLESIA Etiquetas: CUERPO DE CRISTO, ECCLESIA, IGLESIA LOCAL, MIEMBROS DEL CUERPO DE CRISTO

LA NATURALEZA DE LA IGLESIA LOCAL La escritura es indudablemente clara al decir que todo aquel que es poseedor de la la vida del Cristo Resucitado habitando en él, forma parte de la iglesia. La implicación natural de esta gloriosa verdad es que la iglesia es una familia cuyos miembros están unidos, conectados orgánicamente e inseparablemente relacionados por medio de la vida divina. Siendo este el caso, una persona no puede unirse a la iglesia. Si tu estás en Cristo, tu ya perteneces a la iglesia por nacimiento. De la misma manera que nuestros miembros están unidos a nuestro cuerpo físico de por vida, y no por organización, invitación, examen o catecismo, nosotros también estamos unidos a Cristo y su Cuerpo, simplemente de por vida. De esta manera, si eres un creyente en Cristo, compartes una nueva vida con otros creyentes que al igual que tú, volvieron a nacer. Al convertirse en cristiano, te has convertido en parte de una nueva familia y esta familia es llamada la iglesia. Es por esta razón por la que los escritores en el Nuevo Testamento con frecuencia se refieren a la iglesia como el “hogar” o la “familia”, de Dios. Gálatas 6 10. Así que, entre tanto que tenemos tiempo, hagamos bien á todos, y mayormente á los domésticos de la fe. Efesios 2 19. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino juntamente ciudadanos con los santos, y domésticos de Dios; I Timoteo 3

15. Y si no fuere tan presto, para que sepas cómo te conviene conversar en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y apoyo de la verdad. Hebreos 3 6. Mas Cristo como hijo, sobre su casa; la cual casa somos nosotros, si hasta el cabo retuviéremos firme la confianza y la gloria de la esperanza. Hebreos 10 21. Y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, I Pedro 2 5. Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados una casa espiritual, y un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables á Dios por Jesucristo. De hecho, cuando los escritores del Nuevo Testamento describen a la iglesia con una variedad de imágenes diferentes, tales como el cuerpo, la novia, una nación, un reino, un templo, un sacerdocio, su metáfora favorita es la familia. Términos familiares tales como “nacer de nuevo”, “hijos de Dios”, “hermanos”, “padres”, “madres”, “hermanas”, “hogar”, etc. están claramente repartidos por todos los escritos del Nuevo Testamento. De hecho, el Nuevo Testamento, está saturado con lenguaje e imágenes acerca de la familia. (Romanos 8:14-15, 28-29; I Corintios 4:15; Gálatas 4:19; I Timoteo 5:1-2; I Pedro 1:22, 2:1-2; I Juan 2:12-14). Y tal como ocurre con todas las verdades divinas, existe una gran diferencia entre el simplemente pensar o dar un simple consentimiento acerca de la naturaleza familiar de la iglesia y el sentir en carne propia sus profundas implicaciones. Y es precisamente a esto último a lo que me voy a referir por el resto del capítulo. Las reglas familiares Entendiendo que la iglesia es la familia de Dios, enfrentémonos en primer lugar a la pregunta de ¿cómo una familia debe vivir? Una familia vive bajo un mismo techo ¿no es así? Los miembros de una familia saludable se cuidan los unos de los otros, se juntan frecuentemente, se dan consejos, se dan aliento, se sirven y protegen. Las familias, generalmente comen juntos y se saludan con afecto. Es interesante notar que la primera iglesia encarnaba todas esas regla familiares. (Hechos 2:46, Romanos 12:10, 13, 16; I Corintios 16:20; II Corintios 13:12; Gálatas 5:13; I Tesalonicenses 5:26; I Pedro 5:14). ¿No es éste el cuadro que encontramos frente a nosotros en el libro de los Hechos? Lucas nos dice que los primeros creyentesHechos 2 44. Y todos los que creían estaban juntos; y tenían todas las cosas comunes;

y nos continúa diciendo en el versículo 46 que “perseveraban unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y con sencillez de corazón” y en 4:32- “la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma: y ninguno decía ser suyo algo de lo que poseía; mas todas las cosas les eran comunes”. El sentido de familia y comunidad estaba tan alto entre los primeros creyentes que se ha dicho que la red de Cristianos de verdad durante el siglo primero, era la tercera influencia más fuerte en todo el imperio romano. Es decir que si tu eras un cristiano en el siglo primero, no necesitarías un seguro. La iglesia local era tu seguro, puesto que los hermanos eran llamados por Dios para sobrellevar los problemas de la comunidad creyente. Gálatas 6 2. Sobrellevad los unos las cargas de los otros; y cumplid así la ley de Cristo. 9. No nos cansemos, pues, de hacer bien; que á su tiempo segaremos, si no hubiéremos desmayado. 10. Así que, entre tanto que tenemos tiempo, hagamos bien á todos, y mayormente á los domésticos de la fe. Y así lo hicieronHechos 6 1. En aquellos días, creciendo el número de los discípulos, hubo murmuración de los Griegos contra los Hebreos, de que sus viudas eran menospreciadas en el ministerio cotidiano. 2. Así que, los doce convocaron la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, y sirvamos á las mesas. 3. Buscad pues, hermanos, siete varones de vosotros de buen testimonio, llenos de Espíritu Santo y de sabiduría, los cuales pongamos en esta obra. 4. Y nosotros persistiremos en la oración, y en el ministerio de la palabra. 5. Y plugo el parecer á toda la multitud; y eligieron á Esteban, varón lleno de fe y de Espíritu Santo, y á Felipe, y á Prócoro, y á Nicanor, y á Timón, y á Parmenas, y á Nicolás, prosélito de Antioquía: 6. A estos presentaron delante de los apóstoles, los cuales orando les pusieron las manos encima. 7. Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba mucho en Jerusalem: también una gran multitud de los sacerdotes obedecía á la fe. I Timoteo 5

2. A las ancianas, como á madres; á las jovencitas, como á hermanas, con toda pureza. 3. Honra á las viudas que en verdad son viudas. 4. Pero si alguna viuda tuviere hijos, ó nietos, aprendan primero á gobernar su casa piadosamente, y á recompensar á sus padres: porque esto es lo honesto y agradable delante de Dios. 5. Ahora, la que en verdad es viuda y solitaria, espera en Dios, y es diligente en suplicaciones y oraciones noche y día. 6. Pero la que vive en delicias, viviendo está muerta. 7. Denuncia pues estas cosas, para que sean sin reprensión. 8. Y si alguno no tiene cuidado de los suyos, y mayormente de los de su casa, la fe negó, y es peor que un infiel. 9. La viuda sea puesta en clase especial, no menos que de sesenta años, que haya sido esposa de un solo marido. 10. Que tenga testimonio en buenas obras; si crió hijos; si ha ejercitado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido á los afligidos; si ha seguido toda buena obra. 11. Pero viudas más jóvenes no admitas: porque después de hacerse licenciosas contra Cristo, quieren casarse. 12. Condenadas ya, por haber falseado la primera fe. 13. Y aun también se acostrumbran á ser ociosas, á andar de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también parleras y curiosas, hablando lo que no conviene. 14. Quiero pues, que las que son jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen la casa; que ninguna ocasión den al adversario para maldecir. 15. Porque ya algunas han vuelto atrás en pos de Satanás. 16. Si algún fiel ó alguna fiel tiene viudas, manténgalas, y no sea gravada la iglesia; á fin de que haya lo suficiente para las que de verdad son viudas. En la primera iglesia, los nuevos conversos eran recibidos con los brazos abiertos. No se les ignoraba ni se les trataba con sospecha irracional. En la asamblea, los niños se los veía como niños de la iglesia y los intereses de cada uno de los creyentes eran considerados como los intereses de la iglesia. Filipenses 2 4. No mirando cada uno á lo suyo propio, sino cada cual también á lo de los otros.

De esta manera, los primeros cristianos se protegían los unos a los otros y se responsabilizaban de la misma manera puesto que se consideraban parte de una comunidad compartida; una extensión del hogar de hermanos y hermanas, padres y madres. Marcos 10 29. Y respondiendo Jesús, dijo: De cierto os digo, que no hay ninguno que haya dejado casa, ó hermanos, ó hermanas, ó padre, ó madre, ó mujer, ó hijos, ó heredades, por causa de mí y del evangelio, 30. Que no reciba cien tantos ahora en este tiempo, casas, y hermanos, y hermanas, y madres, é hijos, y heredades, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna. ¿Y por qué? Por que la iglesia es una familia. La mayor parte de los americanos no dudan en ayudar a los miembros de sus propias familias cuando estos se encuentran en problemas financieros. Pero ¿cuántos cristianos reaccionan de la misma manera cuando un hermano o hermana en el Señor se encuentra en las mismas dificultades? ¿Acaso sentimos un cierto sentido de obligación familiar de ayudarlos? O nos sentimos alejados de su situación. Esta pregunta solamente prueba nuestra verdadera creencia de que la iglesia es en verdad una familia. Es de notar que los cristianos de la primera época no estaban obligados a mirar hacia el gobierno del pueblo para obtener ayuda financiera. En su lugar la comunidad creyente tomó la responsabilidad por los desposeídos II Corintios 8 12. Porque si primero hay la voluntad pronta, será acepta por lo que tiene, no por lo que no tiene. 13. Porque no digo esto para que haya para otros desahogo, y para vosotros apretura; 14. Sino para que en este tiempo, con igualdad, vuestra abundancia supla la falta de ellos, para que también la abundancia de ellos supla vuestra falta, porque haya igualdad; 15. Como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más; y el que poco, no tuvo menos. - llamándolos como “uno de los nuestros”. En palabras del apóstol Pablo, los primeros creyentes se veían como “miembros uno del otro”. Efesios 5 25. Maridos, amad á vuestras mujeres, así como Cristo amó á la iglesia, y se entregó á sí mismo por ella,

De esta manera, los primeros cristianos operaban bajo el principio del cuidado mutuo: “El que recogió mucho, no tuvo más; y el que poco, no tuvo menos.” Y ¿por qué era así? Simplemente por que la Iglesia era una familia. En la iglesia del Nuevo Testamento, los hermanos apreciaban unos a los otros y tales eran las relaciones. Poniéndolo en el contexto de los tiempos modernos, si tienes hermandad con un grupo de creyentes en un lugar y más tarde te mudas a otra comunidad en otro lugar, el primer grupo no cortará su relación contigo. ¿Por qué? Porque la Iglesia es una familia, es más, toda la iglesia es una familia y no solamente una porción o grupo de ella. Cuando nuestros parientes de sangre se mudan a otro lado, no por eso dejamos de estar relacionados con ellos. ¿Acaso no han de ser más fuerte los lazos que unen a la Divina familia de los que unen a la familia natural? Familia y Corporación Es significativo que los escritores del Nuevo Testamento nunca utilizaron la imagen de una corporación o empresa para explicar la Iglesia. Al contrario que la iglesia institucional, los primeros cristianos desconocían la forma de gastar cantidades astronómicas en la construcción de edificios o proyectos de esta magnitud que habrían de ser costeados a expensas de los hermanos. Tristemente, muchas iglesias contemporáneas no se han convertido en otra cosa más que en poderosas organizaciones corporativas que tienen más parecido a la General Motors que a la comunidad apostólica. Con maestra elocuencia Hal Miller nos dice: Desgraciadamente, la metáfora que domina la mayoría del cristianismo americano, no nos es de mucha ayuda; normalmente tenemos la visión de la iglesia como si fuera una corporación. El pastor es el Consejero Delegado, existen comités y consejos. El evangelismo es el proceso de fabricación por medio del que fabricamos nuestros productos terminados, las ventas pueden ser programadas, comparadas y predichas. Por supuesto, este proceso de fabricación se ejecuta dentro de una economía de crecimiento, de tal manera que cualquier iglesia – corporación cuyas ventas anuales no estén a la par con las del pasado año, va a tener problemas. Los americanos tienen sus mentes cautivas en la metáfora corporativa. Esto ni siquiera es bíblico. (“La Iglesia como Cuerpo, La Iglesia como Familia” Voces en el desierto, Mayo/Junio 1989). Desgraciadamente muchos cristianos modernos han sucumbido a la intoxicante seducción de una sociedad individualista, materialista, corporativa, consumista y egoístamente autosuficiente. En contraste, la iglesia del Nuevo Testamento no se comprometió a una mentalidad de “lo más grande mejor”. No se nada de un grupo pagado de profesionales que mantienen sus brazos a distancia de sus otros hermanos. Como tampoco conozco acerca de un sistema de castas separadas donde aquellos que son elevados a la situación de autoridad oficial miran hacia abajo al resto de sus hermanos a través de los cristales artificiales de sus anteojos clericales. En su lugar, los dirigentes de la iglesia del Nuevo Testamento se veían a ellos mismos como hermanos de la misma familia, no existiendo designaciones que tendieran a separar. Cada miembro, incluyendo los de posición de liderazgo, eran fácilmente accesibles por todos los hermanos. Prevalecía el espíritu de comunidad, relación personal y la unión era principalmente visible entre todos los cristianos. Eran íntimos, interdependientes y siempre en constante crecimiento hacia la Cabeza. De esta manera

los primeros creyentes, no solamente profesaban la familia, sino que vivían como una familia. Concluyendo, la iglesia que es descrita para nosotros en las Escrituras, es una casa de amantes miembros, no es un negocio. Es un organismo viviente; no es una organización. Es la expresión corporativa de nuestro Señor Jesús; no es una corporación religiosa. Es la comunidad del Rey, no es una bien aceitada maquinaria jerárquica. Sus enseñanzas no solamente se encuentran con todos sus ejemplos prácticos en el libro de los Hechos, sino que se prepara a través de las epístolas paulinas, alcanzado su debida altura en las de Juan. En el lenguaje de los apóstoles, la iglesia está comprendida de bebés, niños, hermanos y hermanas, jóvenes y padres – todo el cuadro de imágenes que podemos encontrar en cualquier ejemplo que nos quiera dibujar a la familia. La simplicidad de Cristo Trágicamente, la Cristiandad ha sido alejada de lo que fue en el siglo primero. La iglesia se ha convertido en algo muy complicado y en muchos casos ha caído de su espiritual y celestial posición. Más específicamente, la iglesia ha hecho una regresión hacia algo que más se parece un negocio o corporación en lugar de lo que Dios quiso que fuera: un ceñido entretejido de una comunidad seguidores de Cristo, portadores de su cuidado y compasión cuyo centro y meta no es otra que Jesús en persona. La voz de alarma del apóstol proclama la misma verdad tanto hoy como en el siglo primero: II Corintios 11 2. Pues que os celo con celo de Dios; porque os he desposado á un marido, para presentaros como una virgen pura á Cristo. 3. Mas temo que como la serpiente engaño á Eva con su astucia, sean corrompidos así vuestros sentidos en alguna manera, DE LA SIMPLICIDAD QUE ES EN CRISTO. ¡Oh, la simplicidad que es en Cristo! A.W. Tozer puso el dedo en la llaga al hablar de la obsesión del cristianismo moderno con el poder y su tendencia hacia complicar las cosas, haciendo perder ambas el foco de la visión bíblica acerca de la iglesia como una familia. Las iglesias corren hacia la complejidad al igual que los patos tras el agua. ¿Qué hay detrás de esto? Yo creo que se alza de un deseo natural, pero carnal, por parte de una minoría más brillante, a traer a sumisión a otra peor dotada para colocarlas en un lugar que ellos no pueden ocupar en medio de sus incesantemente crecientes ambiciones. Es verdad esa frase tan comúnmente citada, aunque muchas veces mal citada, de que tanto en política como en la iglesia: “El poder corrompe y el poder absoluto, corrompe absolutamente”. Ese hormiguillo de tener preeminencia en un mal para el que no existe cura natural y se encuentra en todas partes- En nuestra vida de pecado existe una fuerza gravitacional para complicarlo todo y alejarnos de lo simple y real. Parece existir una cierta y triste inevitabilidad detrás de nuestra mórbida urgencia de cometer suicidio espiritual. Solamente visualizando proféticamente, cuidadosa oración y trabajo duro, podemos dar la espalda a esa tendencia y recobrar la gloria por la que por tanto tiempo nos hemos estado alejando. (Dios le dice al hombre que cuida).

¡Oh, de que manera el Señor añora y desea para que su pueblo retorne a la simplicidad y pureza que fue marcada por la iglesia del siglo primero! Una simplicidad y pureza que es la característica principal de una vibrante y amante familia. ¿No es acaso ese deseo que constantemente se echa de menos en lo profundo de todos los corazones? Ese deseo de ser una parte funcional de una cariñosa familia. ¿No es esto acaso lo que nuestros jóvenes están buscando sin encontrar y lo reemplazan con las pandillas, los clubes nocturnos, cultos, desaforadas hermandades, despreocupadas asociaciones, relaciones sexualmente superficiales y cosas parecidas? Se lo digo lisa y llanamente, una iglesia podrá tener los mejores coros con la más excelente música de adoración, su oradores más brillantes, los mejores programas evangelísticos, pero si no está funcionando como una genuina, entretejida y sirviente familia, no podrá ser llamada iglesia bíblica. Puesto que el amor es la marca que como un estandarte resalta y se destaca por encima de la iglesia cristiana. Que el Señor nos ayude a sentir y experimentar la iglesia como familia en la misma realidad y no en pura retórica, y que él nos libre de la mentalidad de la corporación americana que ha convertido nuestras iglesias en máquinas jerárquicas, estructuras de poder y sacerdocio pasivo, siempre apoyando la noción no bíblica de un sistema dividido en clases: el clero y los seglares. Que podamos regresar a la realidad del Nuevo Testamento de que si somos de Cristo, entonces nos pertenecemos los unos a los otros. Que el Señor nos ayude a vivir en el hogar de Dios para que se cumplan las palabras de nuestro Salvador: “Por esto sabrán que sois mis discípulos, porque os amáis los unos a los otros” ¡Que este sea nuestro caso! CAPITULO 5 LOS LIDERES DE LA IGLESIA LOCAL: ¿QUIENES ERAN? El tema del liderazgo es uno de los asuntos más difíciles de tocar en una discusión de prácticas de la iglesia. Todas las iglesias tienen líderes. Tanto si las iglesias tienen estructuras de liderazgo implícito o explícito, el liderazgo está siempre presente. En palabras de Hal Miller, “El liderazgo existe. Podrá ser bueno o malo. Será reconocido o aceptado, pero siempre existirá.” (“Las herramientas del liderazgo y autoridad,” Voices Newsletter, No. 4″) Así dependiendo de quién es el líder, el liderazgo puede ser para la iglesia: o la mayor pesadilla, o su mayor potencial. Debido a que el liderazgo tiene el potencial de convertirse en un cruel carcelero o en un útil sirviente, existe la enorme necesidad de que los cristianos echen una mirada, bajo un nuevo y refrescante punto de vista, a este tan importante asunto. En nuestra discusión, consideremos los textos que nos proveen con un dibujo claro de quienes formaban el liderazgo de la primera iglesia. Hechos 20

17. Y enviando desde Mileto á Efeso, hizo llamar á los ancianos de la iglesia. 28. Por tanto mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual ganó por su sangre. 29. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al ganado; I Pedro 5 1. RUEGO á los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de las afliciciones de Cristo, que soy también participante de la gloria que ha de ser revelada: 2. Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, teniendo cuidado de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino de un ánimo pronto; 3. Y no como teniendo señorío sobre las heredades del Señor, sino siendo dechados de la grey. 4. Y cuando apareciere el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. Tito 1 5 Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo que falta, y pusieses ancianos por las villas, así como yo te mandé: 6. El que fuere sin crimen, marido de una mujer, que tenga hijos fieles que no estén acusados de disolución, ó contumaces. 7. Porque es menester que el obispo sea sin crimen, como dispensador de Dios; no soberbio, no iracundo, no amador del vino, no heridor, no codicioso de torpes ganancias; 8. Sino hospedador, amador de lo bueno, templado, justo, santo, continente; 9. Retenedor de la fiel palabra que es conforme á la doctrina: para que también pueda exhortar con sana doctrina, y convencer á los que contradijeren. Ancianos, Pastores y Supervisores Los textos anteriores explican, con gran simplicidad, que el liderazgo de la iglesia local estaba puesto en las manos de un grupo de personas llamadas los “ancianos”. Los ancianos eran hombres locales que estaban espiritualmente más avanzados que el resto de los creyentes en la asamblea local. Así, la palabra griega traducida por “anciano” simplemente significa “hombre maduro”. Un anciano, por tanto, no debe ser pensado como una posición que se puede llenar o vaciar. Por el contrario, los ancianos, eran simplemente hermanos, generalmente de mayor edad. También eran llamados

supervisores, un término que describe su función como la de supervisar los asuntos de la iglesia. Además de esto, los ancianos eran llamados “pastores”, puesto que eran responsables de enseñar y corregir, instruir y guardar el rebaño de los predadores espirituales. De acuerdo al Nuevo Testamento entonces, los ancianos eran supervisores y pastores. El término de “anciano” se refería al carácter del líder, el término “supervisor” se refería a su función y el término “pastor” se refería a su don. Su responsabilidad principal era el representar la autoridad de Dios en la asamblea local. En tanto que la participación de la mujer en el liderazgo está fuera de la intención de este libro, el Nuevo Testamento parece claramente distinguir entre los dones y el gobierno en los asuntos de la iglesia. Así, en la manera en que las mujeres están libres de participar en cualquier don del Espíritu, no han de usurpar la autoridad de los hombres. Poniéndolo en otras palabras, aunque las hermanas puedan profetizar, instruir, exhortar, pastorear, testificar, cantar, alentar, etc. en la iglesia, la orden divina no les permite supervisar los asuntos de la asamblea. (Comparen Hechos 2:16-18, 18:26, 21:89, I Corintios 11:1-3, 14:34-35, I Timoteo 2:11-15). La pluralidad de los ancianos El Nuevo Testamento presenta una visión de liderazgo compartida. A través de ellos podemos descubrir que los apóstoles siempre establecen un liderazgo plural dentro de las asambleas locales que fundaron. En el libro de los Hechos, Lucas nos dice que nombraron ancianos, en plural, en cada iglesia. (Hechos 14:23). Desde Mileto, Pablo fue enviado a Efeso y llamó a los ancianos (plural) de la iglesia (Hechos 20:17). Cuando Pablo escribió a la iglesia de Filipo, él saludó a los santos con los supervisores (plural de nuevo) presentes (Filipenses 1:1). Finalmente Santiago pide a los enfermos que llamen a los ancianos (plural) de la iglesia (Santiago 5:14). Además, les ofrezco otros pasajes para que los pongan en consideración: Hechos 9:30, 11:1, 29-30, 15:2-6,22-40, 16:2, 17:10, 18:27, 20:17, 21:17-18, Efesios 4:11, I Timoteo 4:14, 5:17-19, Tito 1:5, Hebreos 13:7,17,24, 1 Pedro 5:1-2. En ellos encontraremos cómo la Biblia demuestra firmemente que las primeras iglesias eran supervisadas por un grupo de líderes (ancianos) en contraposición de un solo líder, (pastor, ministro, sacerdote u obispo). Consecuentemente, todos aquellos que apuntan hacia el líder único del Antiguo Testamento para justificar la práctica popular de “sola pastora” (un solo ministro) en la iglesia, cometen una doble equivocación: En primer lugar, ignoran el hecho de que todos los líderes únicos en el Antiguo Testamento incluyendo a José, Moisés, Josué, David y Salomón, sirvieron como un tipo de Nuestro Señor Jesucristo, más que un oficial de la iglesia. Segundo, deliberadamente ignoran el tipo de liderazgo que es claramente explicado a través de todo el Nuevo Testamento. En relación a esto, los ancianos del Nuevo Testamento todos se encontraban a la misma altura. Aunque algunos, sin lugar a dudas, eran espiritualmente más maduros que otros, no existía una estructura jerárquica entre ellos. Una cuidadosa lectura del libro de los hechos mostrará que cuando Dios, a menudo utilizaba a los líderes de diferentes iglesias como parlamentarios temporales, para ocasiones específicas, ninguno ocupaba una posición fija o tenía supremacía sobre los demás. En otras palabras, la primera iglesia no

distinguía a un solo hombre dentro del consejo de ancianos y lo elevaba a una posición superior de autoridad. Por tanto, todos esos títulos tales como “pastor principal”, “jefe de ancianos”, etc. simplemente no existieron en la primera iglesia y por tanto no son bíblicos. En este aspecto, el concepto moderno del sistema de un solo pastor, era totalmente extraño en la iglesia del Nuevo Testamento. Esto no es más que una invención del ser humano y no de Dios. En ningún lugar del Nuevo Testamento encontramos que uno de los ancianos se transforme en un super apóstol y se le gratifique con una autoridad suprema tanto de gobierno como administrativa, sobre el rebaño y sobre los otros ancianos. Este grado de autoridad solamente es reservado para una persona y ese es Jesucristo en persona. Él y él solamente, era la cabeza de la iglesia (y aún lo sigue siendo por mucho que tantos quieran usurpársela). Puesto de otra manera, solamente Cristo tiene la posición suprema de Sumo Sacerdote en cada asamblea local – no en mera retórica, ¡sino en pura realidad! La pluralidad en el liderazgo, por tanto, protege el liderazgo único de Cristo. A la vez sirve de protección contra el despotismo y corrupción dentro del liderazgo. Además, produce una responsabilidad inmediata entre los líderes – algo que en gran manera falta entre la moderna iglesia institucional. La orientación del liderazgo: Funcionalidad vs. Posicionalidad El liderazgo de la iglesia local era indígena. Esto quiere decir que los ancianos eran hermanos locales cuya espiritualidad había sido formada y desarrollada dentro del contexto de la asamblea local. Así pues, la aceptada práctica del líder importado (típicamente el pastor) de otra localidad, para gobernar la iglesia, no tiene base alguna en el Nuevo Testamento. Por el contrario, los ancianos eran hombres que residían en el área a quienes Dios les había sacado de la existente asamblea, con objeto de cargar con esa responsabilidad. Además, su autoridad estaba de acuerdo a su función y madurez espiritual, mas que a una posición en particular que le hubiera sido confiada externamente por medio de una ordenación. El Espíritu Santo escogía a los ancianos interiormente, después los apóstoles los confirmaban exteriormente, de esta manera la función precedía a la forma. Hechos 20 28. Por tanto mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual ganó por su sangre. Hechos 14 23. Y habiéndoles constituído ancianos en cada una de las iglesias, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en el cual habían creído. Tito 1 5. Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo que falta, y pusieses ancianos por las villas, así como yo te mandé:

Es por tanto, una trágica equivocación, el igualar la confirmación apostólica con el establecimiento de un sistema de clases tal como el sistema clerical que existe en nuestros días. La confirmación apostólica no era más que un reconocimiento público de aquellos que ya “envejecían” la asamblea. El concepto de cómo el Espíritu Santo elegía a los ancianos lo leemos enNúmeros 11 16. Entonces Jehová dijo á Moisés: Júntame setenta varones de los ancianos de Israel, que tu sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos á la puerta del tabernáculo del testimonio, y esperen allí contigo. 17. Y yo descenderé y hablaré allí contigo; y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo. De acuerdo a esto, la palabra ordenar que encontramos en algunas traducciones, simplemente significa reconocer en público a alguien que otros ya han reconocido en privado. Desafortunadamente, el deseo por el título o la posición, ha causado a muchos creyentes traer esas ideas al texto bíblico y ver a los ancianos en esos términos. Esa manera de pensar no solamente confunde la forma de liderazgo de la primera iglesia con convenciones encontradas en la sociología moderna, sino que a la vez despojan la terminología utilizada para describir el liderazgo de la primera iglesia de su verdadero significado primitivo. En la lengua griega, anciano, significa hombre maduro, pastor se le llama a aquel que pastorea y supervisor a aquel que supervisa. Lisa y llanamente, la noción de liderazgo dentro del Nuevo Testamento es solamente funcional más que oficial. Es por esto por lo que el Nuevo `Testamento nunca ve a los líderes de la iglesia como “oficiales”, ni tampoco habla de las “oficinas” o “puestos” dentro de la iglesia. En algunas traducciones encontramos la palabra puestos o posiciones en Hechos 1:20, Romanos 11:13 y 12:4 y en Timoteo 3:1, 10, sin embargo esta palabra no existe en el griego original. Es más en I Timoteo 3:1, Pablo describe al supervisor como una función al decir: “Si alguno apetece obispado, buena obra desea”. La autoridad espiritual, entonces, está basada en una función mas que una posición; está enraizada en la vida espiritual, no en el título de una posición. Puesto en forma diferente, el liderazgo del Nuevo Testamento puede mejor ser entendido en forma de verbos en lugar de nombres. Es por esta razón por lo que Jesús rechazó a las autoritarias teocráticas órdenes de su tiempo, puesto que para los ojos del Señor, la autoridad espiritual se encontraba en la toalla y la vasija y no en un puesto de trabajo. Las características morales de los ancianos Los ancianos del Nuevo Testamento eran hombres de un carácter moral probado, no necesariamente llenos de dones. I Timoteo 3

1. PALABRA fiel: Si alguno apetece obispado, buena obra desea. 2. Conviene, pues, que el obispo sea irreprensible, marido de una mujer, solícito, templado, compuesto, hospedador, apto para enseñar; 3. No amador del vino, no heridor, no codicioso de torpes ganancias, sino moderado, no litigioso, ajeno de avaricia; 4. Que gobierne bien su casa, que tenga sus hijos en sujeción con toda honestidad; 5. (Porque el que no sabe gobernar su casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?) 6. No un neófito, porque inflándose no caiga en juicio del diablo. 7. También conviene que tenga buen testimonio de los extraños, porque no caiga en afrenta y en lazo del diablo. Tito 1 5. Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo que falta, y pusieses ancianos por las villas, así como yo te mandé: 6. El que fuere sin crimen, marido de una mujer, que tenga hijos fieles que no estén acusados de disolución, ó contumaces. 7. Porque es menester que el obispo sea sin crimen, como dispensador de Dios; no soberbio, no iracundo, no amador del vino, no heridor, no codicioso de torpes ganancias; 8. Sino hospedador, amador de lo bueno, templado, justo, santo, continente; 9. Retenedor de la fiel palabra que es conforme á la doctrina: para que también pueda exhortar con sana doctrina, y convencer á los que contradijeren. Ellos eran sirvientes líderes, o como a Robert Banks le gusta decir líderes sirvientes, no conductores de esclavos. Mateo 20 25. Entonces Jesús llamándolos, dijo: Sabéis que los príncipes de los Gentiles se enseñorean sobre ellos, y los que son grandes ejercen sobre ellos potestad. 26. Mas entre vosotros no será así; sino el que quisiere entre vosotros hacerse grande, será vuestro servidor; 27. Y el que quisiere entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo: Eran hombres de probada espiritualidad y fidelidad, no poderosos administradores y expertos gerentes. Eran un ejemplo para el rebaño, no señores sobre ella.

I Pedro 5 3. Y no como teniendo señorío sobre las heredades del Señor, sino siendo dechados de la grey. Funcionaban como esclavos por amor, no como césares espirituales. Lucas 22 24. Y hubo entre ellos una contienda, quién de ellos parecía ser el mayor. 25. Entonces él les dijo: Los reyes de las gentes se enseñorean de ellas; y los que sobre ellas tienen potestad, son llamados bienhechores: 26. Mas vosotros, no así: antes el que es mayor entre vosotros, sea como el más mozo; y el que es príncipe, como el que sirve. 27. Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta á la mesa, ó el que sirve? ¿No es el que se sienta á la mesa? Y yo soy entre vosotros como el que sirve. Eran facilitadores no tiranos. Eran como humildes padres, no déspotas. I Timoteo 3 3. Que gobierne bien su casa, que tenga sus hijos en sujeción con toda honestidad; I Timoteo 5 1. NO reprendas al anciano, sino exhórtale como á padre: á los más jóvenes, como á hermanos; Ellos persuadían con la verdad, no autócratas eclesiásticos con sus pechos henchidos con deseos de poder. Tito 1 9. Retenedor de la fiel palabra que es conforme á la doctrina: para que también pueda exhortar con sana doctrina, y convencer á los que contradijeren. Alimentaban con la verdad, no eran personas que intimidaban. I Tesalonicenses 2 7. Antes fuimos blandos entre vosotros como la que cría, que regala á sus hijos: 8. Tan amadores de vosotros, que quisiéramos entregaros no sólo el evangelio de Dios, mas aun nuestras propias almas; porque nos erais carísimos. Eran superintendentes espirituales, no pulpiteros profesionales.

Hechos 20 28. Por tanto mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual ganó por su sangre. 29. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al ganado; 20. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas, para llevar discípulos tras sí. 31. Por tanto, velad, acordándoos que por tres años de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas á cada uno. 32. Y ahora, hermanos, os encomiendo á Dios, y á la palabra de su gracia: el cual es poderoso para sobreedificar, y daros heredad con todos los santificados. 33. La plata, ó el oro, ó el vestido de nadie he codiciado. 34. Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario, y á los que están conmigo, estas manos me han servido. 35. En todo os he enseñado que, trabajando así, es necesario sobrellevar á los enfermos, y tener presente las palabras del Señor Jesús, el cual dijo: Más bienaventurada cosa es dar que recibir. Es más, los ancianos del Nuevo Testamento eran buscadores del reino y no constructores de imperios. Eran cristianos ordinarios, no super talentosos, versátiles, superhombres artistas del espectáculo. Sus calificaciones no provenían de escuelas profesionales con sus correspondientes títulos, sino del Espíritu de Dios en persona. Hechos 20 28. Por tanto mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual ganó por su sangre. Su entrenamiento no era académico, formal o teológico, sino práctico y funcional, siendo cultivado dentro del contexto de la vida de la iglesia en sí y por medio de relaciones de consulta con otros hombres de Dios. Hechos 14 21. Y como hubieron anunciado el evangelio á aquella ciudad, y enseñado á muchos, volvieron á Listra, y á Iconio, y á Antioquía, 22. Confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles á que permaneciesen en la fe, y que es menester que por muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. 23. Y habiéndoles constituído ancianos en cada una de las iglesias, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en el cual habían creído.

II Timoteo 2 2. Y lo que has oído de mí entre muchos testigos, esto encarga á los hombres fieles que serán idóneos para enseñar también á otros. De esta manera, no se sintieron calificados a liderar adquiriendo conocimientos de contabilidad, oratoria y conocimientos de sicología a nivel amateur, sino por medio de un genuino crecimiento en la vida de Cristo realmente lidiando con la cruz. Los ancianos bíblicos no eran considerados especialistas religiosos, sino fieles hermanos. No eran unos clérigos profesionales, sino que eran hombres de familia con trabajos regulares. (Mateo 10:8; Hechos 20:33-35; II Corintios 2:17; I Tesalonicenses 2:9; II Tesalonicenses 3:7-10; I Timoteo 6:5; I Pedro 5:2-3) Por su incansable labor, algunos ancianos recibían ofrendas que salían naturalmente del corazón de los hermanos, como un premio por sus bendiciones. (Gálatas 6:6; I Timoteo 5:17-18). Sin embargo, estos regalos, que periódicamente los ancianos recibían, no han de confundirse con las posiciones de salarios fijos que hoy gozan los ministros profesionales. Como tampoco ha de ser confundido con el pleno soporte dado a los trabajadores apostólicos que van de pueblo en pueblo para establecer asambleas locales (I Corintios 9:1-18). La pura realidad es que el Nuevo Testamento no sabía nada de un clero pagado. Además, los lideres del Nuevo Testamento no se situaban ni por encima ni aparte del rebaño. Sino que funcionaban a la par que aquellos que se encontraban dentro de él. I Pedro 5 1. RUEGO á los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de las afliciciones de Cristo, que soy también participante de la gloria que ha de ser revelada: 2. Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, teniendo cuidado de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino de un ánimo pronto; 3. Y no como teniendo señorío sobre las heredades del Señor, sino siendo dechados de la grey. George Mallone hace el siguiente comentario: Contrariamente a lo que nos gustaría creer, los ancianos, pastores y diáconos no eran una cadena de autoridad, una pirámide jerárquica que les situaba bajo Cristo y sobre la iglesia los líderes de la iglesia bíblica eran simplemente miembros del Cuerpo de Cristo, no una oligarquía de clase. Eran miembros a quienes Dios había elegido y provisto con ciertos dones. (El crisol de Renovación) Guardando los mandamientos de Dios, los ancianos del Nuevo Testamento no permitían ser llamados por sus títulos de “pastor”, “anciano”, “obispo”Mateo 23

7. Y las salutaciones en las plazas, y ser llamados de los hombres Rabbí, Rabbí. 8. Mas vosotros, no queráis ser llamados Rabbí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo; y todos vosotros sois hermanos. 9. Y vuestro padre no llaméis á nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el cual está en los cielos. 10. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. 11. El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. 12. Porque el que se ensalzare, será humillado; y el que se humillare, será ensalzado. Esos títulos naturalmente elevan a los líderes eclesiásticos a un plano por encima de los demás hermanos de la asamblea. Así pues, tanto las congregaciones como los clérigos son responsables de la creación del “gurú cristiano” que con desfachatez recorre nuestros días en la que los líderes religiosos son redibujados como celebridades espirituales y coronados por su propio club de admiradores. En contraste, los líderes del Nuevo Testamento eran vistos como hermanos ordinarios y eran tan fáciles de contactar como cualquier otro hermano de la congregación. Por esta razón I Tesalonicenses 5:12-13 exhorta a los santos a conocer íntimamente a sus líderes.(Un mandato que es casi imposible de cumplir hoy día en la mayor parte de las iglesias, donde el pastor está entrenado a mantener al rebaño a distancia por miedo a perder su autoridad). En este aspecto, la común imagen de los líderes eclesiásticos actuales, como “hombres del hábito santo” es totalmente extraña al concepto bíblico. El Sistema del Clero Moderno Es una tragedia que la percepción dominante de liderazgo entre los cristianos haya sido formada dentro de un marco institucional. De esta manera, el punto de vista del creyente medio acerca del liderazgo en la iglesia, ha tomado forma por las nociones modernas del clericalismo. Resumiendo, la dicotomía moderna del clero – laicos es un concepto post bíblico carente de cualquier garantía bíblica. La separación no es solamente inválida bajo el punto de vista bíblico, sino que se convierte en una sombría amenaza contra lo que Dios ha llamado a ser a la iglesia: un Cuerpo totalmente funcional. En otras palabras, la noción del “clero ordenado” no solamente refleja los valores patriarcales sino que es carente de todo mérito bíblico. Como nos dice Robert C. Girard: Dentro de nuestra vida en la iglesia está profundamente atrincherado un concepto de sistema de dos castas totalmente carente de justificación bíblica. En este sistema se encuentra una casta clerical que está entrenada, designada, pagada y de ella se espera el administrar. Y luego se encuentra la casta de laicos que normalmente funciona como audiencia que de manera asertiva paga por las actuaciones de los clérigos o amargamente critica las fallas encontradas en su actuación (y siempre van a encontrar

fallas). Nadie espera gran cosa de la casta baja (exceptuando su asistencia, diezmos y testimonio). Y todos esperan gran cosa de la casta superior. El mayor problema que existe en todo este negocio, es que el punto de vista bíblico acerca del ministerio totalmente contradice este sistema. (Hermanos, Permanezcan Juntos). Los ancianos del Nuevo Testamento, entonces, no eran líderes clericales, sino hermanos espiritualmente maduros dotados por el Espíritu Santo principalmente para asegurar la madurez de los santos. En efecto, ellos daban poder a los santos para hacer el trabajo del ministerio Efesios 4 11. Y él mismo dió unos, ciertamente apóstoles; y otros, profetas; y otros, evangelistas; y otros, pastores y doctores; 12. Para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo; 13. Hasta que todos lleguemos á la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, á un varón perfecto, á la medida de la edad de la plenitud de Cristo: 14. Que ya no seamos niños fluctuantes, y llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que, para engañar, emplean con astucia los artificios del error: 15. Antes siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todas cosas en aquel que es la cabeza, a saber, Cristo; 16. Del cual, todo el cuerpo compuesto y bien ligado entre sí por todas las junturas de su alimento, que recibe según la operación, cada miembro conforme á su medida toma aumento de cuerpo edificándose en amor. Su supremo llamado era enseñar a los creyentes cómo funcionar dentro y fuera de las reuniones de la iglesia a la vez de proteger al rebaño de los lobos espirituales. Hechos 20 28. Por tanto mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual ganó por su sangre. 29. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al ganado; 30. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas, para llevar discípulos tras sí. 31. Por tanto, velad, acordándoos que por tres años de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas á cada uno. Tito 1

7. Porque es menester que el obispo sea sin crimen, como dispensador de Dios; no soberbio, no iracundo, no amador del vino, no heridor, no codicioso de torpes ganancias; 8. Sino hospedador, amador de lo bueno, templado, justo, santo, continente; 9. Retenedor de la fiel palabra que es conforme á la doctrina: para que también pueda exhortar con sana doctrina, y convencer á los que contradijeren. 10. Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades, y engañadores de las almas, mayormente los que son de la circuncisión, 11. A los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras; enseñando lo que no conviene, por torpe ganancia. 12. Dijo uno de ellos, propio profeta de ellos: Los Cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, vientres perezosos. 13. Este testimonio es verdadero: por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe, 14. No atendiendo á fábulas judaicas, y á mandamientos de hombres que se apartan de la verdad. Hebreos 13 17. Obedeced á vuestros pastores, y sujetaos á ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como aquellos que han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no gimiendo; porque esto no os es útil. De esta manera los ancianos aplacaban a los impulsivos, alentaban a los pasivos, amonestaban a los desordenados, entrenaban a los callados, reprobaban a los rebeldes y daban fuerza a los débiles. I Tesalonicenses 5 12. Y os rogamos, hermanos, que reconozcáis á los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan: 13. Y que los tengáis en mucha estima por amor de su obra. Tened paz los unos con los otros. Y lo que es más, ellos equipaban a los santos para proveer este mismo ministerio dentro de la iglesia. I Tesalonicenses 5 14. También os rogamos, hermanos, que amonestéis á los que andan desordenadamente, que consoléis á los de poco ánimo, que soportéis á los flacos, que seáis sufridos para con todos.

15. Mirad que ninguno dé á otro mal por mal; antes seguid lo bueno siempre los unos para con los otros, y para con todos. Los ancianos no monopolizaban el ministerio en la iglesia ni alentaban la pasividad entre sus miembros. Por el contrario, ellos se sentaban en la asamblea y supervisaban las reuniones mientras que los miembros libremente funcionaban en ella. I Corintios 14 26. ¿Qué hay pues, hermanos? Cuando os juntáis, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación: hagáse todo para edificación. Su supervisión no hacía más rígida la vida de la asamblea ni interfería con el ministerio de los creyentes. Mientras que los ancianos con los debidos dones en gran parte los compartían enseñando, profetizando y exhortando, lo hacían al mismo nivel de sus hermanos, permitiéndoles funcionar ampliamente de acuerdo a sus dones también. En este aspecto, actuaban como si fueran jugadores y entrenadores a la vez, no como acaparadores. En todas esas formas, el liderazgo de la iglesia local del Nuevo Testamento era constantemente refrescada sin usurpar los derechos de la corona de Cristo y sin imponer control ninguno sobre el pueblo del Señor. En contraste a la noción actual del “pastor”, los ancianos del Nuevo Testamento no operaban como gerentes administrativos de la corporación espiritual y les abrumaban con sus ayudantes haciéndoles llevar a cabo programas estratégicos que les permitieran extender sus negocios hacia otras mayores y más opulentas congregaciones. Los ancianos de la iglesia del Nuevo Testamento eran conocedores de que la iglesia no les pertenecía, sino que era de su amado Maestro, quien solamente él tenía el derecho de “caminar en el medio como un candelabro de luz”. De esta manera un anciano del Nuevo Testamento no dudaría en saltar si utilizáramos frases como “mi iglesia” y “mis feligreses”. El liderazgo de la iglesia y la dirección de Cristo Recogiendo el sentido de todo lo que hemos dicho, los líderes de la iglesia del Nuevo Testamento, eran simplemente hermanos – hombres de familia locales – maduros y valiosos sirvientes de Cristo – normales y ordinarios cristianos que cargaban con la responsabilidad del rebaño, pastoreándola a través de sus problemas diarios y sus bendiciones. En esencia, los líderes de la iglesia local representaban la dirección de Cristo en la asamblea. Con esto en mente, es mi oración que el Señor haga saltar en pedazos la noción, totalmente contraria a las enseñanzas bíblicas, del sistema de clérigos profesionales que han sido responsables en convertir las cosas del Señor en asociaciones de rango y jerarquías, sistemas dirigidos por programas y autoorientadas instituciones. De nuevo, la Biblia no conoce de clases separadas de líderes ordenados (clero) quienes gobiernan sobre una clase inferior de creyentes (laicos). Acerca de esto, Jon Zens escribe-

La distinción “clero/laicos” existente en la iglesia Católica fue llevada a diferentes formas del Protestantismo. Esta distinción no está en las escrituras y ha hecho y sigue haciendo un gran daño- si somos sensibles ante lo que nos dicen las Escrituras, debemos por siempre abolir de nuestro vocabulario la común distinción existente entre el “clero” (pastor) y los “laicos” (el resto de la iglesia). Esta distinción perpetúa una terrible falsedad que desafortunadamente refleja, en gran manera, nuestra forma actual de pensar y obrar (“¿Qué es un ministro?” – Principios sobre la recuperación del ministerio de la iglesia del Nuevo Testamento – Vol. 11:3) En efecto, el sistema moderno del pastor dentro del Protestantismo es un artefacto religioso que ha permitido a los miembros de la iglesia el saltar en medio de una audiencia que tienen una gran dependencia de un solo líder. Esta estructura, carente de fundamento bíblico, dominada por el clero, ha convertido a la iglesia en un lugar donde los cristianos observan la actuación de profesionales y ejecutar sus programas religiosos. Ha transformado la asamblea en un centro de “pulpitistas” profesionales que es financiado pos los espectadores laicos. En otras palabras, el concepto de liderazgo conducido por el clero, choca estrepitosamente con la vida del Cuerpo de Cristo. Chistian Smith lo describe maravillosamente: La profesión de clérigo carece de fundamento y se destruye a sí misma. Su publicado propósito es el de alimentar la madurez espiritual de la iglesia – un loable propósito. La realidad es, sin embargo, que logra lo opuesto al alimentar una dependencia permanente de los legos por el clero. El clero se convierte en su congregación como los padres de esos niños que nunca acaban de crecer, como los doctores cuyos enfermos nunca sanan, como maestros cuyos alumnos jamás llegan a graduarse. La existencia de un ministro profesional a tiempo completo hace muy fácil a los miembros de la iglesia el no tomar responsabilidad por la vida actual de la iglesia. ¿Y qué debemos decir a esto? Que es el trabajo del pastor (Y esa es la forma de pensar general). Pero la realidad es que los laicos permanecen en un estado de dependencia pasiva. Sin embargo imaginemos una iglesia cuyo pastor renunció y no pueden encontrar otro en su lugar. Eventualmente los miembros de esa iglesia deberán salir de sus bancos, reunirse y definir quién de ellos enseñará, quién aconsejará, quién solucionará los problemas, quién visitará a los enfermos, quien conducirá las reuniones, etc. Con un poco de visión, vendrán a darse cuenta que la Biblia llama al Cuerpo de Cristo a hacer todas esas cosas en unión, lo que traerá como consecuencia el que cada uno se dé cuenta de los dones que posee para llevar a cabo algo en beneficio de los demás- Cuando vayan a leer la Palabra de Dios y la lean con una mente fresca, abierta y en busca de respuesta, se darán cuenta que la profesión de clérigo es un resultado de la cultura humana e historia y no la voluntad de Dios para con su iglesia. Es simplemente imposible el construir una justificación bíblica que defienda la institución clerical tal como hoy la conocemos. (La iglesia sin clérigos, — Voces en el desierto Nov/Dic ’88) En el análisis final, el problema de liderazgo de la iglesia local realmente se resume en un claro punto – La dirección de Cristo. Descansa en la espinosa pregunta de ¿quién esta al frente, Cristo o nosotros? Y este asunto tan importante queda resumido en si ¿continuaremos reafirmando el sistema de clases, clero – laicos y una oficina, un solo pastor, total mente ajeno al

Nuevo Testamento, o humildemente dejaremos aparte nuestras humanas ideas en favor del modelo bíblico? Sin duda alguna, lo que se ha dicho en este capítulo, levantará las cejas de más de uno de aquellos que leen la Biblia con los anteojos obscurecidos del clericalismo moderno. Espero haber hablado con claridad, pero la limitación impuesta sobre la comunidad de creyentes por el sistema moderno clerical es un asunto solemne que produce un escándalo de grandes proporciones en el reino de Dios. Es por esto por lo que me agradará que tengan no una simple reacción de irritación, ni una rápida y descuidada aceptación a lo dicho, sino que desafío a mis lectores a dejarse arrastrar en la cuidadosa consideración con la debida oración, de este asunto para hacer una estudiosa evaluación y decisión propia. Que Dios nos permita recuperar y resguardar Su lugar soberano como Cabeza de su Iglesia y nos permita liberar a su amado ministerio, el ministerio de todos los creyentes, de las cadenas que hasta ahora lo han reprimido.

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