Story Transcript
La pasión en Quinquela Martín
* Germán Schneller
"El juego de experimentación con la lengua (la poética) ;tiene un puesto en /11 Universidad? Sí, si la Universidad abre sus talleres de creación" . .Jean-Francois Lyotard: La condición postmoderna
Introducción
Los cuentos tradicionales utilizan príncipes, mendigos, brujas, sortilegios y encantamientos, para mostrar el triunfo del Bien sobre las peripecias terrenales del Mal. Los cuentos como los mitos, trasladan en la palabra hablada y escrita, fantasías producidas en las vivencias del devenir humano en su condición de Ser en la cultura. Benito Quinquela Martín, el carbonero pintor, reúne las condiciones de arquetipo para lo que podría ser un cuento de nuestra ciudad de Buenos Aires. Huérfano, nacido en el tumultuoso año de la revolución de 1890 y abandonado en el polifacético Sur. Un Sur desolado por la fiebre amarilla de 1870, con casonas transformadas en conventillos, como habitáculos para albergar a los numerosos inmigrantes que venían escapando de la miseria en Europa, provocada por la revolución tecno-industrial. La música tanguera se da cita en las zonas marginales, entre quilombos, marinería y gauchaje desplazado ¡:l. En 1890 hace pico la creciente desocupación y corrupción, provocando crisis sociales y familiares. En el barrio de la Boca se amontonan familias italianas que van produciendo una particular estética en la fisonomía urbana. "La Boca es Quinquela mucho antes de que Quinquela fuera la Boca" 11 ¿Quién creó a quién? Quinquela Martín fue adoptado a los 6 años de edad por un matrimonio mayor del barrio de la Boca. Quedaban atrás, con un tiempo de lactancia y de identificaciones, un ejército de guardapolvos grises aunados en la herman. Dirección: Avda. Santa Fe 2843, 4° "F", (1425) Capital Federal, R. Argentina
Germán Schneller
862
dad del abandono y un desarrollo edípico en el marco de hábitos negros y tocas blancas de las Hermanas de la Caridad. Diría más adelante Quinquela: "Esa imagen remota se define en un tímido deseo de fuga y en un ansia contenida de libertad". R Este escrito es una reflexión sobre los misterios de la pasión. Esa fuerza que genera acto y perturba al espectador. Se encarna en la persona del señor Quinquela Martín, que con su vida y su obra, promovida en la Universidad de la Calle, supo entregarse y provocar la admiración popular, tanto por sus pinturas como por su calidad de Ser. Al igual que el tango y el fútbol, la obra de Quinquela Martín fue y sigue siendo rechazada por cierto sector, como es rechazada la pasión que no expresa "el Salón". (Modalidad académica).
1. La infancia de una pasión
Explica Quinquela Martín H, en relación a su manera de pintar: "Esa facilidad yo creo que era un efecto del subconciente. Por entonces aún no había yo leído a Freud, pero es indudable que ya tenía subconciente. Sentía dentro de mí una fuerza, una inspiración, una orientación artística que me movía los brazos, las manos, y me mezclaba los colores. A veces me parecía como si el cuadro se pintara solo". Qué dificil saberlo hombre y pensarlo niño. Qué mayor violencia que la separación temprana del olor de piel. ¿Cuáles manos lo alzaron? ¿qué besos lo calmaron? ¿qué miradas encontró? ¿y cuáles las palabras que escuchó? En esos 6 largos años, meses, días, hasta que fué adoptado. ¿qué pasó?, sí hubo investigación en esa búsqueda sin fin. "Lo único que pude saber y comprobar -diría Benito Quinquela Martín- fue que el 21 de marzo de 1890, un niño de pocas semanas fue depositado en el torno de la Casa de Expósitos". Junto a un pañuelo bordado y una pequeña esquela. 8 ¿Cómo imaginar la situación si no es dentro de la Poesía? Aquel día abiertas las puertas entraron al niño, desposeído de los brazos maternos, envuelto en túnicas y suspiros de fino encaje y grueso martirio. Un pañuelo cortado en diagonal, con una flor allí bordada acompañaba al crío,
La pasión en Quinquela Martín
863
en esa fría madrugada de 1890, con pocas semanas de vida, de lágrimas, besos y despedida. Un pañuelo cortado como contraseña. Amuleto, marca de un hasta nunca. Falta en la tela, y un papel con palabras de madre y angustia de mujer: "Este niño ha sido bautizado, y se llama Benito Juan Martín". Hay dos preguntas que concitan el interés infantil en su curiosidad básica: ¿de dónde vienen los niños? y ¿cuál es la relación que tiene el padre con la génesis? En un ambiente monástico, es de suponer tanto la represión de las actividades onanistas como de los temas inherentes a la sexualidad, vinculados con el pecado y la culpa. Apunta Freud en su artículo sobre Leonardo 41> que si la investigación sexual infantil (hacia el 3er. año) es clausurada por una oleada de enérgica represión sexual, al ulterior destino de la pulsión de investigación se le abren tres diversas posibilidades, derivadas de su temprano enlace con intereses sexuales. "El tercer tipo, más raro y perfecto, en virtud de una especial disposición, escapa tanto a la inhibición (neurótica) del pensar, como la compulsión del pensamiento. La libido escapa al destino de la represión, sublimando desde el comienzo mismo en un apetito de saber y sumándose como refuerzo a la vigorosa pulsión de investigar". ¿Habrá sabido esto quién estimuló la curiosidad y la búsqueda, con el bordado en la mitad del pañuelo, con el anclaje del nombre y el apretar de los senos en la mamada inicial? A los seis años de edad, signado por el oráculo, se abrieron las puertas de Casa Cuna y salieron los tres. A Benito Juan Martín lo llevan de la mano Justina Malina, entrerriana, descendiente de indios, con todo lo que puede guardar una historia de genocidio, prejuicios y sometimiento. De la otra mano, lo lleva el fornido y tosco genovés Manuel Chinchella, que después de largos años como estibador, se casó con quien fuera sirvienta de un fondín. La historia del cuento se va entretejiendo. Pareja mayor, migrantes de la vida, juntaron sus ahorros e instalaron una pequeña carbonería en la calle Irala, en plena Boca. Carbón, fuego, dibujo. El fuego y el agua van juntos, como el dibujo y el carbón. En el hogar sobraba amor y había lugar en la mesa. Fueron a buscar al niño para que diera calor y color al espacio. Benito siempre tuvo el tenaz apoyo de su madre, Justina Molina, en su deseo de pintar; ante la indiferencia y cierto escepticismo del padre, Manuel, que de todos mo-
864
Germán Schneller
dos respetaba su voluntad. Así se fue bordando la pasión, puntada tras puntada, en un barrio que aún hoy mantiene las multicolores casitas de chapa, y las callecitas diseñadas para la búsqueda del tesoro. La vuelta de Rocha, Caminito, La Ribera, con su estruendo de fútbol y las serenatas nocheras.
2. Pubertad y pasión
Refiriéndose a Leonardo Da Vinci, y tal vez extensivo a todos los artistas, escribe Freud 4h: " ... no se enfermó constreñido a costosas y dañinas formaciones sustitutivas, es que la mayor parte de las necesidades de la pulsión sexual podrán sublimarse (en la pleamar de la excitación de la pubertad), merced al temprano privilegio del apetito del saber sexual, mudado en un esfuerzo de saber universal, escapando así de la represión". ¿Cuánto habrán contribuído en el sostén de la curiosidad de saber e investigar, aquella breve lactancia materna, la esquela y el pañuelo? En la cosmología de Hesíodo 4e.61a edad de plata estaba integrada por una raza de seres débiles e ineptos, que cuando llegaban a la pubertad morían casi al instante. En la edad de plata aparece Prometeo, cuya única arma frente a los olímpicos era la astucia, y cuya promesa era vengarse de los dioses y ayudar a los hombres. Prometeo roba una pizca del fuego divino que guardaba Hefesto. Lo oculta en una caña-pene y lo entrega a los hombres: así aparecen la ciencia y el arte. 4"-10 Prometeo fue castigado por Zeus y sometido al conocido suplicio. Pareciera que no hay creatividad sin transgresión ni padecimiento. El castigo a los hombres, fue enviarles a Pandora, la primera mujer, fabricada con todos los dones por los dioses para seducir a los hombres. Pandora llevaba entre sus manos una jarra, la Caja de Pandora. Cuando la curiosidad abrió la tapa, se desparramaron por el mundo los males que encerraba y que Zeus había dispuesto como castigo. Sólo la esperanza quedó sin salir de la caja, suspendida en el borde. En el borde de la caja, en la encrucijada de la castración y de la envidia, con la resonancia edípica en la alternativa puberal de lo femenino-masculino, queda la esperanza. Con el fuego de la pasión, en el camino del Poder, en competencia con los dioses. Como corolario del robo y del engaño, en la sujeción a la represión, la locura pasión queda expuesta a la incomprensión, al castigo y la fascinación, al horror del goce, la tentación de la violencia y al milagro del amor. La esperanza invita a reconsiderar el estigma de los orígenes y la utilización de la información. También Adán y Eva fueron expul-
La pasión en Quinquela Martín
865
sados del Paraíso, por el advenimiento de la curiosidad y el desafío al Poder. Con sus 14 años, Benito está politizado, pega afiches y reparte manifiestos en un barrio que incita a la movilización obrera, a la solidaridad y al estudio. Un barrio que le dá los votos a Alfredo Palacios. el primer diputado socialista. La Boca, puerto de insumas, con barcazas en la febril actividad de principios de siglo. En una Argentina altamente contradictoria, con productividad, riqueza, corrupción, hambre y marginalidad. La Boca, un barrio con música, colores, sudor y fatiga. Éste es el ambiente en el que creció y trabajó como estibador Quinquela Martín, ayudando a sus padres y estudiando de noche. Comenta Prilutzky Farny ~I, en lo que puede haber sido un relato orgulloso de Benito, que cuando éste cumplió 15 años, el forzudo papá Chinchella, con quien había estado trabajando a la par en la tarea de bajar bolsas de carbón, "le sirvió en la cena un vaso de vino y le dió un cigarrillo". ¿Qué más en el sencillo ritual que marca el fin de la infancia? Sin estruendo, también sin palabras, con todo el sentimiento que definen determinados gestos. Ya Benito Chinchella estaba en condiciones de hacerse cargo de lo autorizado y lo prohibido. En esa latencia de germinación de las fantasías, el dibujo se apropió naturalmente del carbón que le estaba esperando, como una cita prefijada entre Pandora y Prometeo.
3. El carbonero pintor
"¿No podrán descubrirse vínculos instructivos entre las formaciones del yo, del superyo y el ello que supusimos, por un lado y las dos clases de pulsiones por otro?" 4c Un singular acercamiento entre el yo y el ideal del yo, tendría como efecto un modo de afecto: la exaltación. Tal parece ser la premisa en la manifestación de la pasión. La exaltación será provocada por su objeto, en sí contingente, conectado con un determinado complejo representacional, con la variabilidad del determinismo inconsciente, en cuanto figurabilidad simbólica y transformación en lo contrario. La investidura del objeto es plena, en correspondencia a una vinculación narcisista, y atribuible tanto a una manifestación de Eros como a la destrucción. En rigor "sólo la acción eficaz, conjugada y contraria de las dos pulsiones primordiales, nunca una sola de ellas, explica la variedad de los fenómenos vitales" 41. El objeto de la pasión puede ser el propio cuerpo "todo el cuerpo es afectado por estas pasiones" ,en los temas de la melancolía y la hipocondría '. El objeto de la pasión puede ser externo, hacia una persona, como lo celebran las grandes historias
866
Germán Schneller
románticas, donde el padecimiento y el goce encuentran su punto de inflexión en el desequilibrio de la razón, para dar cuenta de que la pasión es ciega. El objeto de la pasión también puede ser una actividad, y éste es el recorrido que se entrama con las identificaciones, los duelos y la sublimación. ¿Qué es entonces la pasión? Foucault" la correlaciona con la locura; las ubica a ambas en ese deslinde entre cuerpo y alma, siguiendo a autores clásicos. Pasaje crucial de la ensambladura evolutiva que hace a las culturas. Los estoicos 2 tratarán de apartar la pasión, fuente de efectos indeseables, utilizando la razón para liberarse de ese obstáculo. Green s propone rescatar la locura como entidad nosológica diferenciada de las psicosis. Se trata de una forma de actualizar la dicotomía de cuerpo y alma más allá del deseo. Una forma de estimular la ubicuidad de la pasión como referente y sostén de la pulsión. Por último, la antigua definición de Aristóteles 7, para quien la pasión integra una de las diez categorías en la sistematización de la clasificación de las entidades sensibles, contrapuesta a la acción, y de alguna manera "afección o modificación del alma, o en general, de un sujeto psíquico". En el lenguaje popular la pasión suele considerarse como una fuerza que es capaz de arrasar con la razón, y que no responde a la voluntad. Es la entrega emocional a una acción, orientada por una idea sobrevalorada del objeto de la pasión, y por eso, tan cerca de un sistema delirante. De esta manera circulan frases como: pasión de multitudes, locura pasional, desenfreno pasional, víctima de su pasión y muchas otras. Hay un consenso en adosar la pasión a un contenido exaltado de amor o de odio, con la peculiaridad de una irrupción brusca, al modo de una descarga incontrolable; es cuando la pasión ronda la violencia. También se habla de pasión permanente, como ideación obsesiva, como referente reactivo al empuje pulsional, que se traduce en una dedicación plena a una actividad, y que el lenguaje popular también transcribe: pasión por la enseñanza, pasión por el trabajo, pasión religiosa, pasión científica, artística y tantas otras. En síntesis, pareciera considerarse la pasión como aleatoria de la acción. Con una fuerza que emerge desde un sustrato primitivo, como manifestación de ese enlace entre soma y psique. Cercano a la definición de pulsión, con una variante en lo cuantitativo que lo introduce en lo insoslayable de la herencia arcaica ". Cuando en el habla popular se comenta sobre el fuego de las pasiones y los incendios que puede provocar, hay una alusión evidente a la influencia de la sexualidad. Es en esta tesitura que puede inscribirse la pasión en Quinquela Martín. Motivo de una profunda búsqueda en los vericuetos de su personalidad, la temática del agua lo atrae desde sus primeros bosquejos. "Paisaje de la isla Maciel", óleo de 1914, firmado B. Chinchella. Su visión de la isla,
La pasión en Quinquela Martín
867
refugio de malvivientes, "está estructurada por medio del río que dá espacialidad al cuadro y sentido de profundidad" 11. Es la puesta en acto de un primitivismo intuitivo, ya que Benito fue explícitamente reacio a una educación formal. "Además de antiacadémico, yo era ya entonces un pintor fácil y rápido, sobre todo cuando pintaba lo mío". "La Academia es una cosa fría, calculada, rígida. Pero la belleza es otra cosa" ". "Paisaje de Córdoba" óleo de 1919?, firmado Chinchella Martín, abajo a la izquierda: "La sólida piedra, la montaña, aunque desdibujada, pero también el agua, lago translúcido y blanquecino que refleja la sombra de los árboles, con los álamos longilíneos que se curvan enérgicos y rápidos y preanuncian la impronta de sus futuros cuadros". La comentarista 11 capta dos de las reiteraciones de Benito: el agua y el palo. Se amplían en la forma de los mástiles y las distintas proas convergiendo hacia el frente. La realidad espejada muestra a su manera la persistencia de otra historia. El fuego como fuego, aparece en su impactante óleo de 1932 "Fundición de hélices"; "Los rojos, naranjas, ocres amarillos y negros puros" contrastan en las luces y sombras". La trama de la pasión se despliega como en un cuento en que los personajes se van encontrando sin saber que han estado siempre juntos. En la década del 60, a los 70 años de edad, el carbonero pintor inicia otra faceta, de mayor consistencia interior, dado incluso en los títulos de las obras: "Ternura espiritual" óleo sobre tela firmado abajo y a la derecha, Quinquela Martín 1960. La proa del bote ocupa el plano, apuntando hacia el horizonte, marcado por una línea que apenas separa el agua del cielo, y cuya tonalidad blanquecina, hace resaltar la figura principal. La quilla abierta muestra la interioridad de la simbiosis, agua y barco entrelazados. Si el cementerio de barcos del Riachuelo ocupó su atención, en la amalgama de vivencias la significación pasó por la pasión; y el enigma de la muerte y de la vida, se hicieron color. En el cuadro, la frondosa copa de un sauce llorón cae sobre cubierta desparramando su verde sobre la tela y espejándose en el agua translúcida que ofrece el fondo de la nave: el verde de la esperanza; tal como en el borde de la Caja de Pandora. Abajo, a la derecha, en un rinconcito la firma. Y una peculiaridad de la misma. En 1919, como trasfondo de este cuento, Benito ya tiene cierto reconocimiento del afuera y de sí mismo. Después de varios cambios en el lugar y en las características de la firma, se decide en la adopción de "Quinquela MARTIN", abajo y a la derecha. Modalidad que permanecería para siempre desde su aparición en el catálogo de la exposición Witcomb en 1920, en Mar del Plata. Quinquela está escrito en cursiva minúscula, con letra pareja, provocando una sensación tranquila y ordenada, como debe haber sido el hogar con sus padres. Martín, aparece a continuación, en letra de imprenta, mayúscula, desordenada, como una disrrupción en la tela, como un grito, como
868
Germán Schneller
una contraseña que paseará por el mundo, acaso como una marca que buscará en el torbellino de la pasión, la otra mitad del pañuelo con la flor bordada entre colores, que acompañara a la esquela escrita con palabras de madre y angustia de mujer: "Este niño ha sido bautizado y se llama Benito Juan Martín".
Conclusión
En carta 61, Freud advierte que las tres neurosis-histeria, neurosis de angustia y paranoia - muestran los mismos elementos (junto a idéntica etiología), a saber: fragmentos mnémicos, impulsos derivados del recuerdo y poetizaciones protectoras (fantasías). Y en el manuscrito N, del mismo año, acota 4": "Así, tiene razón Shakespeare cuando reúne poesía y delirio (Fine franzy)", Desde este concepto el arte podría ser pensado como un síntoma poético. Serían formaciones de compromiso que acontecen en lugares distintos 4d. Es interesante que en la saga mítica haya una referencia a la deprivación temprana de Hefesto, motivada por sus defectos y rechazado por ello por su madre 6. El llamado Padre de la Civilización es el único dios que trabaja, que puede superar la incompletud, el abandono y el desamparo, para hacerse cargo de la fragua y del fuego. Cabe pensar que la validación de la sofocación pulsional, para dar cabida a la civilización, se complace con el antecedente de la temprana expulsión del Olimpo uterino, y se afirma en el largo rodeo que va del principio de placer al de realidad. El recurso de la poética se aplica a la búsqueda de la verdad posible, como complemento de la curiosidad sexual trasmudada en curiosidad de saber y anexada a la fuerte pulsión de investigar. La poética en el arte incluye la capacidad singular del artista para captar imágenes y crear representaciones. En extensión, podemos aseverar que la poética puede cubrir dos posibilidades: 1) como contenido, da cierta satisfacción en la realización de deseo, así como cierta protección de la angustia, por el peligro de la pérdida del objeto satisfacedor del deseo. 2) la otra posibilidad del acto de fantasear es la de poder ser receptáculo de pensamientos primarios, permitiendo que funcionen mecanismos primitivos como identificación, proyección y negación, a 10 que también pueden sumarse la transformación en lo contrario y la vuelta contra sí mismo, tal como lo señala Green 5. De esta manera pueden manejarse los afectos primarios para reducirlos a un estado en el que sean posibles la condensación y el desplazamiento, como sucede en el trabajo de un sueño.
La pasión en Quinquela
Martín
869
En el relato mítico sobre el origen de la pasión, Prometeo roba una pizca del fuego divino de Hefesto y lo transporta en su caña-pene para que los hombre produzcan ciencia y arte; tal vez para vencer a los dioses, usando la astucia contra la violencia. Es la pizca que utiliza Quinquela Martín para armar la poética que dará belleza a su vida. La condición libidinal de la compleja situación edípica de Quinquela, estuvo acompañada por la esquela y el pañuelo. Dos elementos que podrían considerarse como integradores de la verdad y la belleza. Dos atributos que pueden estimular la imaginación en la búsqueda interminable del reencuentro con la satisfacción primaria. Reencuentro que en el deseo sostiene la impronta de Pandora, con todos los males y la esperanza en el borde. Ese borde que Quinquela Martín se atrevió a espiar.
Resumen
Se desarrolla un estudio sobre la pasión considerando fuentes clásicas. populares y míticas. Se utilizan algunos datos de la historia de Benito Quinquela Martín, el carbonero pintor que "inventó el puerto de la Boca". Los datos se refieren a la condición de huérfano, abandonado a las pocas semanas de vida en el torno de la Casa de Expósitos en el año 1890, acompañado de una esquela y un pañuelo cortado por la mitad, en diagonal, y con un bordado en forma de flor. El autor considera la influencia de este suceso, asi como la adopción a los seis años de edad y la inserción familiar. social y comunitaria, en un barrio como la Boca, de fisonomía singular, en un determinado contexto temporal. Se formulan tanto consideraciones sobre la pasión desde la vertiente del psicoanálisis así como las manifestaciones en el arte, desde un efecto sublimado de la sofocación pulsional. en una relación cercana a la violencia y la locura. Se alude a la esperanza tanto como acceso poético al conocimiento de la verdad, como a la belleza, vehículo de amor derivado de la sexualidad, para posibilitar las mejores condiciones en que la pasión pueda integrarse en la elevación del Ser en la cultura.
DESCRIPTORES:
BIOGRAFIA / PASION / ARTE
Summary PASSION
IN QUINQUELA MARTIN
The author studies pass ion by considering classical and mythical sources as well as folklore. Specifically, he resorts to data from the Jife of the Argentine painter Benito Quinquela Martin, who sold coal and later beca me the mentor of the port of La Boca. Benito was an orphan; he was abandoned a few weeks after his birth near the Casa de Expósitos in 1890, together with a note and hall' a handkerchief torn diagonally bearing an embroidery with the shape of a flower. The author analyzes aspects such
870
Germán Schneller
as the influence of his early years and his adoption by a family when he was six, his becoming a part of the community in a neighborhood such as La Boca, with its unique features at that particular time. The author states his ideas on pass ion from the psychoanalytic viewpoint and on the artist's expressions as a result of sublimation through the suffocation of instincts, within a relationship that is almost violent and insane. The author also alludes to hope -both as a poetic door to the knowledge of truth and to beauty as the vehicJe of love derived from sexuality- to crea te the best conditions possible for passion to be integrated with the improvement of the human being in culture.
Bibliografía
1. Constantino el Africano: De Melancholía. Acta Suplemento 1, Buenos Aires, 1992. 2. Ferrater Mora: Diccionario de Filosofía. Sudamericana, Buenos Aires, 1975. 3. Foucault, H.: Historia de la locura en la época clásica. Fondo de Cultura Económica. México, 1967. 4. Freud, S.: Obras completas. Amorrortu, Buenos Aires, 1980. 4a. (1897): "Carta 61" "Manuscrito N", I. 4b. (1910): "Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci", XI. 4c. (1923): "El yo y el ello", XIX. 4d. (1926): "Inhibición, síntoma y angustia", XX. 4e. (1932): "Sobre la conquista del fuego", XXII. 4f. (1937): "Análisis terminable e interminable", XXIII. 5. Green, A.: "Pasiones y destino de las pasiones", REV.DEPSICOANÁLISIS, XXVIII, Buenos Aires, 1981:3. 6. Guirand, F.: Mitología general. Labor, Barcelona. 7. Moreau, J.: Aristóteles .Ysu Escuela. Eudeba. Buenos Aires, 1993. 8. Muñoz, A.: Vida de Quinquela Martín. Edición del Autor. Buenos Aires, 1963. 9. Prilutzky, F. J.: Quinquela Martín. Plus Ultra. Buenos Aires, 1975. 10. Rodríguez, A.: Dioses .YHéroes. Salvat. Buenos Aires, 1980. 11. Rosso, A. M.: Catálogo Benito Quinquela Martín. Museo Nacional de Bellas Artes. Buenos Aires, 1991. 12. Schere, A. y Schneller, G.: "Complemento metapsicológico a la génesis de tiempoespacio", REV.DE PSICOANÁLISIS, LII, 1995:4. 13. Schneller, G.: 13a: "Tango, un mito de las orillas" Relaciones. Montevideo, 1993. 13b: "Tango, mito y psicoanálisis". Leído en A.P.A. - 20/6/95.