La "Poesia Gauchesca" como Fen6meno Literario

La "Poesia Gauchesca" como Fen6meno Literario LA SINGULARIDAD DEL FENOMENO GAUCHESCO La llamada "poesia gauchesca" es un fen6meno excepcional, casi

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La "Poesia Gauchesca" como Fen6meno Literario LA SINGULARIDAD

DEL FENOMENO

GAUCHESCO

La llamada "poesia gauchesca" es un fen6meno excepcional, casi

finico en la historia de las literaturas hispinicas de America.1 No hay nada que equivalga, en los demis paises americanos, a este genero caracteristico del Rio de la Plata. La afirmaci6n no es nueva, ni original: el hecho ha sido observado antes por muchos criticos e historiadores. Menos son los que han tratado' de explicarlo. Borges, entre otros, ha intentado una respuesta. 2 La literatura gauchesca fue posible en el Rio de la Plata por la proximidad y compenetraci6n que habia entre el campo y la ciudad; porque coexistian dos estilos vitales -el urbano y el pastoril-- que, a pesar de sus diferencias, poseian elementos afines. La "poesia gauchesca" fue el resultado natural de la curiosidad y el interns que el especticulo del campo, a la vez birbaro y heroico, despert6 en los escritores de la ciudad. No cabe duda de que esa situaci6n de contacto, y hasta de convivencia, del campo y la ciudad, fue una de las condiciones indispensables 1 Desde luego, en otras literaturas europeas y, especialmente, en las litera. turas regionales de Espafia, ha habido manifestaciones semejantes de poesia r(dstica, en lengua dialectal o en jerga vulgar. El fen6meno fue mas notable en el siglo xIx, en parte al menos, por las mismas razones de historia literaria que explican la aparici6n de la "poesia gauchesca". Con todo, el desarrollo de esta tiene caracteres peculiares que no parecen haberse dado en otras partes. Conviene recordar, asimismo, que en otros paises de Hispanoamerica, fuera del Rio de la Plata, se ha intentado, tambien, imitar y emplear sistemiticamente la lengua dialectal y coloquial de los campesinos con fines literarios. Por ejemplo, algunos relatos de Tomis Carrasquilla y de Julio Posada. Pero son expresiones tardias que difieren, por su origen y evoluci6n, de la llamada "poesia gauchesca". 2 Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, Poesia Gauchesca (M6xicoBuenos Aires, Fondo de Cultura Econ6mica: 1955), vol. I, pig. VII.

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para que surgiese el fen6meno gauchesco. Pero no basta para explicarlo: condiciones parecidas se dieron y se dan ain en otros paises de America. El problema es mis complejo de lo que parece. Porque la singularidad del fen6meno literario gauchesco no consiste s61o en el hecho de que se produjera inicamente en el Rio de la Plata, sino en el modo mismo como se produjo dentro de la literatura rioplatense y, en particular, de la literatura argentina. Consciente de ese otro aspecto del problema, Julio Caillet Bois ha planteado la cuesti6n en terminos distintos. 3 Caillet Bois reconoce, como Borges, la singularidad del fen6meno gauchesco, pero le extraia, sobre todo, el hecho de que la literatura argentina oficial no haya podido prescindir del genero. Cree que el merito literario no basta para explicar la enorme popularidad y, finalmente, el reconocimiento y consagraci6n oficiales del genero, hasta el punto de que Ricardo Rojas se sienta obligado a iniciar su historia de la literatura argentina con el estudio de "los gauchescos", a quienes considera "germenes originales de una fuerte y sana literatura nacional". Caillet Bois se pregunta por que motivos la literatura argentina no puede prescindir de lo gauchesco. Aparte las razones sentimentales e hist6ricas, sefiala como una de las causas decisivas el hecho de que la literatura gauchesca tuvo, desde el principio, una significaci6n civica politica y moral lque no fue posible desechar. Pero, a su juicio, quizas la raz6n mis importante sea el influjo de ciertas doctrinas est6ticas del romanticismo. "Lo gauchesco, afirma, no hubiera ascendido de los pianos infra-

literarios y an6nimos sin el concurso de la doctrina romintica que enaltecia todas las formas del arte popular". 4 Con el romanticismo quedaba abierto el camino para todas las expresiones de la literatura nativista, incluso el empleo de la jerga rfstica de los paisanos. Y, expresando con m~s claridad, lo que ya Martinez Estrada habia entrevisto,s afirma que "los gauchescos" llevaron a sus iltimas consecuencias el programa romintico de crear una literatura nacional. Sobre esta idea vuelve Caillet Bois al estudiar la figura de Hilario Ascasubi 6 mostrando, con algin de3 Julio Caillet Bois, "Introducci6n a la poesia gauchesca; Hilario Ascasubi". En: Rafael Alberto Arrieta (ed.), Historia de la literatura argentina (Buenos Aires, Ediciones Peuser: 1959), vol. III, pigs. 51-64. 4 Ibid., pig. 55. s Ezequiel Martinez Estrada, Muerte y transfiguracidn de Martin Fierro, 2a. ed. (Mexico-Buenos Aires, Fondo de Cultura Econ6mica: 1958), vol. I, pius. 278-279. 6

(aillet Bois, op. cit., vol. III, pigs. 65-89.

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talle, c6mo dentro de la atm6sfera del romanticismo la obra de Ascasubi alcanz6, a los ojos de los criticos cultos, un prestigio nuevo que contribuy6 a enaltecer y justificar el g6nero para siempre. "El triunfo de nuestra literatura gauchesca ante la critica culta es, pues, un episodio del romanticismo.. ."7

El planteo de Caillet Bois se presta, sin duda, a una seria objeci6n. El hecho de que la "poesia gauchesca" sea un aspecto imprescindible de la literatura argentina puede justificarse sobradamente por la sola importancia estetica de las dos obras mas notables del g6nero -Fausto y Martin Fierro- cuyo valor literario fue reconocido, desde un principio, por muchos criticos argentinos de la 6poca y confirmado, antes de 1900, por Unamuno y Men6ndez y Pelayo. Por otra parte, el planteo de Caillet Bois es demasiado circunscripto y sucinto. Se limita a considerar un solo aspecto y un finico momento en el desarrollo del g6nero gauchesco y no estudia en detalle el influjo que sobre 61 tuvo la doctrina romintica, tal como se la entendi6 y practic6 en el Rio de la Plata. Y, sin embargo, le cabe a Caillet Bois el enorme merito de haber sido el primero en destacar la complicidad que le cupo al romanticismo en el proceso de exaltaci6n y valoraci6n criticas de la "poesia gauchesca" anterior a 1850. Con todo, mis interesante que la trascendencia y glorificaci6n ulteriores del genero, por la llamada critica oficial, es la peculiaridad misma del fen6meno gauchesco cuando se considera el proceso de su origen, desarrollo y culminaci6n dentro de la literatura rioplatense. En efecto jc6mo se explica que lo que empez6 siendo una forma bastarda de subliteratura, o a lo sumo de periodismo politico, escrito en una lengua intencionalmente vulgar -- y, a veces, en una jerga puramente inventada- llegara a convertirse, con el tiempo, en un modo de expresi6n legitima y respetable que entusiasm6, y lleg6 a tentar, a poetas cultos como Estanislao del Campo y Ricardo Gutierrez, y culmin6 por filtimo en Martin Fierro, la obra mis original y quiz.s la mas importante de todo el romanticismo hispinico? Por qu6 no ocurri6 otro tanto en los demis paises de America donde tambien hubo manifestaciones parecidas de poesia seudopopular y de periodismo satirico en verso? Por qu6 los escritores de otros paises nunca intentaron utilizar esa materia semifolkl6rica para crear una literatura esteticamente mis ambiciosa? La respuesta obvia es que el fen6meno literario gauchesco respondi6 a circunstancias hist6ricas, sociales y, sobre todo, ideol6gicas, que fueron ? Ibid.,

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peculiares del Rio de la Plata y no se dieron del mismo modo, o con igual intensidad, en los otros paises de America. Dentro de esas circunstancias, uno de los factores decisivos fue, como lo ha indicado Caillet Bois, el influjo del movimiento romintico, que tuvo, en Buenos Aires y Montevideo, rasgos fuertemente distintivos. Para comprender, sin embargo, la peculiaridad y complejidad del fen6meno gauchesco es indispensable examinarlo en su conjunto y discutir, en particular, el problema de su origen.

LITERATURA

GAUCHESCA

Y CANTO

PAYADORESCO

La interpretaci6n del fen6meno literario gauchesco ha constituido, hasta ahora, una especie de rompecabezas hist6rico al que nadie ha encontrado soluci6n acertada, aunque ir6nicamente todas las piezas necesarias para resolverlo estaban a mano. El fracaso se ha debido, casi siempre, a que los criticos e historiadores de la literatura -en especial, los argentinos- en vez de buscar la figura verdadera, recomponiendola con los hechos y datos que conocian, se dejaron llevar por prejuicios que halagaban emocionalmente su orgullo y vanidad patri6ticos. Conviene recordar que el desarrollo de la "poesia gauchesca", desde el romanticismo, coincidi6 y se confundi6 con el proceso de creaci6n del mito nacional del gaucho, sentido y concebido como simbolo y cifra de ciertas cualidades y virtudes excelentes. Pero, quizas, el motivo que con mis frecuencia ha impedido juzgar adecuadamente el fen6meno gauchesco, ha sido el creer que la "poesia gauchesca" era una prolongaci6n de la poesia cantada por los payadores, el reflejo de una tradici6n oral popular en la literatura escrita; o de otro modo, la elaboraci6n literaria de una tradici6n oral mis o menos remota. Son excepci6n los criticos que no han incurrido en este curioso espejismo. Aun aquellos que admiten que la "poesia gauchesca" no es obra de gauchos, sino obra escrita por poetas mas o menos cultos de la ciudad -lo que es evidente- caen a menudo en la ilusi6n de suponer que los origenes de esta literatura deben buscarse en una tradici6n oral anterior o, por

lo menos, en la obra improvisada oralmente por cantores an6nimos populares. En esa direcci6n algunos criticos han ido ain mas lejos. Dando por supuesto que Martin Fierro es un poema de caracter epico -Unamuno y Menendez y Pelayo fueron quizas los primeros en adelantar esta opi-

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ni6n- se ha querido equiparar a los payadores con los bardos de la Antigiiedad o de la Edad Media, y el desarrollo de la "poesia gauchesca" con el de la 6pica primitiva. El mayor esfuerzo en ese sentido, lo encontramos en la construcci6n, tan falsa como admirable -- o admirable por lo falsa-, que despliega Ricardo Rojas en su volumen sobre los gauchescos, motivo por el cual inicia, precisamente con ellos, la historia de la literatura argentina. De hecho Rojas, como todos los que antes y despu6s de 61 coinciden en este punto de vista, no hacen sino reincidir en el mismo error de perspectiva en que, como veremos, incurrieron los rominticos de mediados del siglo xix. Parece absurdo tener que insistir una vez mas en el hecho de que la "poesia gauchesca" no proviene del canto de los payadores. La circunstancia de que algunos de los personajes que figuran en los poemas gauchescos sean payadores e intervengan en contrapuntos, como ocurre en Martin Fierro, no basta para decidir que la poesia gauchesca sea una prolongaci6n del canto payadoresco. Borges ha observado ya, que ni el lenguaje, ni los temas de la "poesia gauchesca" corresponden al lenguaje y los temas que, hasta donde podemos saberlo, empleaban los payadores: "... el ristico, en trance de versificar, procura no emplear voces risticas. Tampoco busca temas cotidianos ni cultiva el color local".8 Y todavia podria agregarse que, con la notable excepci6n de Martin Fierro, generalmente los personajes de la "poesia gauchesca" anterior no cantan sino que hablan, conversan, "prosean"; y nunca compiten en contrapunto, sino que discuten temas de actualidad, o relatan episodios mas o menos personales. Recudrdese, por ejemplo, que el famoso payador Santos Vega, en el poema de Ascasubi, s61o "canta", como por compromiso, unas d6cimas que no oimos y, el resto del tiempo, lo pasa contando la historia de los mellizos.9 Es necesario, pues, empezar por admitir que la "poesia gauchesca" fue, desde un comienzo, una creaci6n literaria y que, incluso el gaucho, tal como lo conocemos a trav6s de esa literatura, fue tambi6n un puro Borges, op. cit., vol. I, pag. IX. 9 No cabe duda que Jose Hernandez ha contribuido, mis que ningin otro, a reforzar la ilusi6n del origen payadoresco de la "poesia gauchesca". No s61o porque todos sus personajes cantan y su hroe principal es un payador, sino porque en su obra hay mis elementos tomados de la tradici6n oral hispinica o del folklore rioplatense. Hernandez prest6 mucha mis atenci6n al modo real de hablar y de cantar de los paisanos. Aunque pueda parecer parad6jico, esa actitud revela, en e1, una intenci6n artistica mucho mis aguda que no tenian sus predecesores en el genero. 8

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producto literario. Literatura escrita e impresa para ser leida, aunque existiese en los autores la esperanza de difundirla oralmente, como ocurri6, a trav6s de la recitaci6n y el canto. Hasta donde sabemos, no cabe duda, tampoco, que el creador del genero y del personaje gauchesco fue el uruguayo Bartolom Hidalgo. Su creaci6n, aunque modesta, era revolucionaria, como lo afirma Pedro Henriquez Urefia. 10 Pero Hidalgo no surgi6 de la nada, por generaci6n espontinea. Tuvo antecedentes estrictamente "literarios", directos e indirectos, que se remontan, por lo menos, hasta el filtimo tercio del siglo XVIII. ANTECEDENTES

LITERARIOS DE HIDALGO

Para comprender el sentido y la actitud literarias que informan la obra gauchesca de Hidalgo hay que considerarlo dentro de un amplio panorama de ideas e influencias que provienen del siglo xvmIi. Es sabido que a lo largo del siglo xvIIn, en todas las literaturas de Europa, se manifiesta un renovado interes por los tipos y formas de vida populares, que tiene su expresi6n mas clara en el cuadro de costumbres, en el teatro y en la satira. Ese interes por lo popular, que muchas veces se confundia con lo plebeyo y lo populachero, l1evaba en muchos casos a recoger y utilizar literariamente expresiones de la lengua vulgar y modismos locales o regionales, y en casos extremos, al franco remedo de la lengua hablada, especialmente para lograr efectos pintorescos o humoristicos. El hecho, desde luego, fue mas notable en el teatro y en los versos satiricos. Este fen6meno, a la vez social y literario -- que se agudiz6 en Francia despubs de la Revoluci6n, especialmente en el periodo jacobinotuvo, como sabemos, en la Espaiia del siglo xviii, y principios del xix, una intensidad extraordinaria. Hubo en la Espaia de entonces, al menos en ciertos sectores de la sociedad espafiola, un verdadero culto de lo popular y de lo plebeyo, especialmente del mundo marginal de los majos y las manolas, como reacci6n castiza contra el amaneramiento de los currutacos y el afrancesamiento de los petimetres. La expresi6n literaria mis conocida de esa tendencia costumbrista y popularista del siglo xviii espafiol fueron, sin duda, los sainetes de Ram6n de la Cruz por donde desfilaban, con sus caracteristicas de lenguaje, majos, manolas, castafieras, to Pedro Henriquez Urefia, Las corrientes literarias en la America Hispdnica

(Mexico-Buenos Aires, Fondo de Cultura Econ6mica: 1949),

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aguadores y otros tipos populares del bajo Madrid, y donde se cantaban tonadillas y seguidillas. Esta actitud, entre condescendiente y simpitica, para con las costumbres y el habla de las clases populares se manifest6, tambien en la America espafiola. No podia ser de otro modo, y en casi todos los paises hubo expresiones literarias, o semi-literarias, de esa tendencia, en el teatro de g6nero chico y en la poesia satirica.11 En el Rio de la Plata, se han conservado dos ejemplos bien conocidos: el romance "Canta un guaso en estilo campestre los triunfos del Exmo. Sefior Don Pedro Cevallos", escrito hacia 1778 por el can6nigo Maziel, y el sainete an6nimo en verso, El amor de la estanciera. Son dos composiciones satiricas, contra los portugueses, en las que encontramos el primer remedo de la lengua ristica campesina. En El amor de la estanciera se remeda, ademis, con intenci6n

humoristica, el habla portuguesa. El portugues Marcos Figueira, del que en algfin pasaje se dice que viene de Espafia, no es sino una versi6n caricaturesca del clasico fanfarr6n.

Estos son los antecedentes "literarios" locales mas lejanos que conocemos de lo que iba a ser mas tarde, a partir de Hidalgo, la literatura gauchesca. Corresponden, en realidad, a una tendencia general de la literatura espafiola e hispanoamericana de la epoca, aunque el criterio verista, de fidelidad a la realidad local, que inspiraba esta actitud literaria, exigiese que, en vez de ser majos y manolos, los personajes fueran campesinos o paisanos del Rio de la Plata.

11 Conocidos ejemplos de teatro costumbrista en el Peri y en Mexico, a fines del siglo xvIII, son los entremeses de Fray Francisco del Castillo y de Jos6 Agustin de Castro, en los que, con mayor o menor acierto, los personajes populares utilizan expresiones vulgares y modismos regionales. Un poco anterior, y menos conocida, es la Loa del licenciado, obra an6nima que se represent6 en la corte del Virrey en Lima, en 1744. En el pr6logo de esta pieza se intenta la imitaci6n fonetica del habla de los indios (V. Ruben Vargas Ugarte, De nuestro antiguo teatro, Lima: 1943, pigs. XXXVII-XL). Tambien hubo imitaci6n del habla de los negros. En este sentido, vale la pena recordar, aunque son bastante posteriores a la 6poca que tratamos, las composiciones del uruguayo Francisco Acufia de Figueroa. La intenci6n del autor, y el procedimiento utilizado, coinciden con los que animaban el periodismo gauchesco de su contemporneo Ascasubi. Para el influjo de la lengua popular y vulgar en la sitira de la epoca colonial en Mexico, vease: Jose Miranda y Pablo Gonzilez Casanova (ed.), Satira andnima del siglo xviiI (M6xico, Fondo de Cultura Econ6nmica: 1953). Conviene destacar ademis, que contemporneamente con Hidalgo, Joaquin Fernandez de Lizardi utiliz6, especialmente en sus novelas y dialogos satiricos, el procedimiento de la imitaci6n del habla popular y vulgar de Mexico.

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CANCI6N POPULAR Y LITERATURA POLITICA

Al iniciarse el movimiento de independencia -y, el periodo de las invasiones inglesas-

afln antes, durante

la literatura en todas sus formas

y estilos se puso al servicio de la causa patri6tica. Junto a las odas, cantos e himnos neoclisicos, surgi6 entonces, por necesidad, una subliteratura de propaganda politica que no era sino una prolongaci6n de la stira an6nima que en la 6poca colonial solia asumir la forma del pasquin. Y, como habia ocurrido antes en Francia, durante el periodo jacobino, y mas directamente en Espafia, durante la lucha con Napole6n, se utiliz6 en el Rio de la Plata, al igual que en el resto de Hispanoamerica, el recurso del canto como un medio para divulgar ideas o noticias favorables a la causa de los revolucionarios entre las clases populares. Como es sabido, aparecieron asi en las paginas de los peri6dicos portefios de la 6poca, o impresas en hojas sueltas, composiciones breves para ser cantadas con acompafiamiento de guitarra u otros instrumentos populares. La melodia fue tomada de una de las danzas entonces mis en boga, no s61o entre las gentes del campo, sino tambien entre los habitantes de la ciudad: el

cielito. Los innumerables cielitos politicos y patri6ticos que se escribieron y circularon desde 1810, no eran todavia "poesia gauchesca", ni eran poesia popular, aunque fuesen an6nimos y utilizasen expresiones o modismos vulgares y, muy a menudo, soeces. Eran obra de autores cultos. Lo inico popular, en todo caso, eran los estribillos y alguna que otra copla intercalada, y la masica con que se acompaiiaban. Si no hubiese otros testimonios,12 bastaria para fundar este juicio el examen cuidadoso de esos cielitos an6nimos en los que, con mucha frecuencia, junto a expresiones e imigenes vulgares, de sabor mis o menos campesino, encontramos conceptos y terminos cultos, caracteristicos de la poesia patri6tica 12 Juan Maria Gutierrez, en su estudio sobre la poesia de la revoluci6n de Mayo, dice: "Las mis veces es una misma la mano argentina que escribe la oda o compone el cielito; pero al dejar el vate la lira por la vihuela, acomoda y apropia la entonaci6n, las ideas, el lenguaje mismo, al corto alcance de este humilde instrumento". Cf. Los poetas de la Revolucidn (Buenos Aires, Academia Argentina de Letras: 1941), pig. 11. Es cierto que Gutierrez admite, ademis, Ia existencia de payadores y "bardos del desierto, cuyos nombres nos son desconocidos del todo", pero esta afirmaci6n corresponde ya al proceso de idealizaci6n romintica que discutimos mis adelante en este mismo trabajo. Por su parte, en una de sus letrillas satiricas, escrita hacia 1817, Domingo de Azcuenaga se burla del Dr. Ribera, que pasa el tiempo "haciendo cielitos". Cf. Juan de la C. Puig, Antologia de poetas argentinos (Buenos Aires, Martin Biedma e hijo: 1910), pag. 208.

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neoclsica. En un cielito de 1818, descubierto por Ricardo Rojas,13 en clue se celebra el triunfo de la batalla de Maipi se dice, por ejemplo: "y publiquelo la fama con su sonoro clarin." Como vemos, la actitud literaria de Hidalgo, con ser revolucionaria y original, habia sido precedida por una serie de intentos anteriores y provino, a mi juicio, no del canto an6nimo de unos supuestos payadores, como Rojas y la mayoria de los criticos afirman, sino de una "tradici6n literaria" que, por modesta que fuese, era con todo literaria.14 Hidalgo compuso sus cielitos, o los que se le atribuyen, siguiendo una moda politico-literaria del momento y escribi6 sus diailogos, inspir.ndose en la tradici6n del teatro costumbrista. Eso explica la forma dramitica de estas iltimas composiciones que se repetira luego en todas las obras mas importantes del genero gauchesco. La indiscutible originalidad de Hidalgo consisti6 en haber creado el personaje del gaucho, bautizindolo con el nombre afortunado que desde entonces conserv6. El termino gaucho no habia sido utilizado antes en literatura sino de modo ocasional.1s El mismo Hidalgo, en sus dialogos, parecia distinguir aun entre el gaucho Contreras y el capataz Chano, a quien nunca llama gaucho. De hecho, el termino tenia en el uso corriente un sentido peyorativo y ha seguido teniendolo hasta hoy en el campo argentino, al menos cuando se lo emplea como sustantivo. Por otra parte, no parece que el termino haya sido de uso frecuente en la provincia de Buenos Aires, en la poca de Hidalgo. Era un trmino nuevo, importado del Uruguay, con el cual se designaba generalmente a un tipo marginal de la sociedad, entre vaga13 Ricardo Rojas, Obras Completas (Buenos Aires, Editorial Losada: 1948), vol. I, pags. 311-313. 14 La obra mi.s original de Hidalgo, como se ha sefialado muchas veces, es la Relacidn, donde no s61o oimos y vemos actuar al gaucho Contreras, sino donde, ademis, el especticulo de la ciudad y de la celebraci6n del 25 de Mayo est, visto desde el Angulo y la perspectiva del paisano. En rigor, es un cuadro de costumbres contemplado a travs de los ojos forasteros del gaucho. Aunque no pueda pensarse en una influencia o vinculaci6n directa, este artificio literario recuerda, sin embargo, al tantas veces empleado en las literaturas del siglo xvmii: la visi6n perpleja que de la sociedad europea tenian ciertos imaginarios y ex6ticos viajeros; unas veces, sofisticados, como el persa de Montesquieu; y otras, ir6nicamente ingenuos, como el hur6n de Voltaire. 15 Aparece una sola vez en un cielito' de 1819 que bien puede ser obra del propio Hidalgo. En El Detalle de la AcciIn de Maipu, sainete de 1818, se utiliza, tambien, una sola vez, y de un modo muy particular, el t&rmino "paisano-gaucho".

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bundo y delincuente. Las razones que tuviese Hidalgo para usarlo no podemos discutirlas ahora, pero creo que es vilida la hip6tesis que sugiere Emilio Coni en su estudio sobre el gaucho.16 DE HIDALGO A ASCASUBI

A Hidalgo corresponde no s61o el mrito de haber iniciado el genero gauchesco, sino tambi6n el de haber fijado sus formas, mediante la utilizaci6n sistemitica de la jerga campesina, el recurso dramhtico del diilogo y la introducci6n de temas que iban a repetirse luego en la literatura posterior. No es posible disminuir, por lo tanto, el caricter revolucionario de la creaci6n de Hidalgo, aunque ella tenga antecedentes literarios y se explique por las peculiares circunstancias hist6ricas en que surgi6. No cabe duda que la creaci6n de Hidalgo tuvo gran difusi6n entre las clases populares de la ciudad y del campo, y que fue aceptada con complacencia por ciertos sectores cultos. De otro modo, no se explica la inclusi6n de dos de sus obras gauchescas en la primera colecci6n po6tica La Lira argentina, publicada en 1824. En esta colecci6n aparece, tambien, otra obra de Hidalgo de caricter muy distinto, El triunfo unipersonal, especie de drama o alegoria patri6tica de evidente inspiraci6n neoclisica. Es verdad que el compilador de La Lira argentina, Ram6n Diaz, no era precisamente un escritor, ni tenia la intenci6n de hacer una antologia poetica, sino la de reunir composiciones de valor hist6rico y patri6tico. Es verdad, tambidn, que en la Coleccidn de poesias patridticas de 1827, las composiciones gauchescas desaparecen y s61o se incluye el Triunfo unipersonal. Pero cualquiera que haya sido la reacci6n de la mayoria de los escritores cultos de Ia 6poca -y fue seguramente adversa- poco import6 al futuro destino de la "poesia gauchesca". En otros paises, o en otras circunstancias hist6ricas, la obra de Hidalgo hubiese caido en el olvido. Pero en el Rio de la Plata, conmovido en esos momentos por hondas luchas politicas, en perpetuo estado de guerra civil, la humilde creaci6n de Hi16 Segin Coni, el termino gaucho habia sido usado por los espafioles, durante el sitio de Montevideo, para calificar despectivamente al ejercito patriota. Giiemes y sus oficiales "recogieron el vocablo que se le habia lanzado como un insulto y le dieron popularidad y sentido elogiosos". Hidalgo particip6 en la lucha de Montevideo y, al parecer, tambien en las campafias del Norte. El vocablo debi6 tener, para 1l, un sentido de afirmaci6n y desafio. Cf. Emilio Coni, El Gaucho: Argentina, Brasil, Uruguay (Buenos Aires, Editorial Sudamericana: 1945), pigs. 219-220.

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dalgo no pas6 desapercibida y su ejemplo tuvo continuadores. Lo decisivo no fue el valor estetico, sino el hecho de que esta figura del gaucho, con su peculiar manera de expresarse, tenia un atractivo especial. El gaucho de Hidalgo no s61o aparecia en sus obras como un simbolo de lo popular criollo opuesto a lo espafiol -y opuesto, en primer termino, por su lenguaje- sino que servia, tambien, como en el Didlogo patridtico interesante y en la Relaci5n, para oponer el hombre de poncho, al de "casaca y pantal6n"; el hombre humilde de las clases populares, al "sefior6n" de la ciudad. En este iltimo aspecto el que sedujo, sin duda, por sus posibilidades y eficacia politica, a Luis P6rez, editor desde 1830 de varios peri6dicos de propaganda rosista en que se empleaba, de preferencia, el estilo gauchesco y cuyas composiciones en verso se inspiraban evidentemente en la obra de Hidalgo. Sabemos que, en respuesta a este tipo de periodismo popular rosista, Hilario Ascasubi inici6 su serie de peri6dicos unipersonales y folletos gauchescos, primero en Buenos Aires y, luego, en su destierro de Montevideo. La inspiraci6n inicial de su obra provino, tambien, de Hidalgo. Desde 1830 hasta 1850, con intermitencias, la actividad literaria de Ascasubi consisti6 en esta forma de periodismo politico, escrito en verso gauchesco, en el que dificilmente podemos discernir ningin valor po6tico. Con pocas excepciones, esta obra periodistica esta por debajo del nivel de Hidalgo. Sin embargo, cuando despues de caido Rosas, Ascasubi recogi6 esa ingente producci6n politico-satirica, de caricter puramente circunstancial, en el volumen titulado Trovos de Paulino Lucero, publicado en Buenos Aires en 1853, la critica le fue francamente favorable y en ciertos casos, exageradamente encomidstica. El hecho mismo de que hubiese podido publicar un libro de esta naturaleza, en un momento en que no era facil imprimir libros, prueba que su obra contaba, de antemano, con un ambiente de simpatia. La eficacia politica de este periodismo gauchesco de Ascasubi, que habia Ilegado y conmovido a sectores populares donde la prensa doctrinaria de los enemigos de Rosas no podia tener ningin efecto, no basta para explicar la acogida favorable de su obra en los circulos literarios cultos. Ella se debi6 en gran parte, como lo ha mostrado Caillet Bois, al influjo del romanticismo. Fue precisamente en esos veinte afios, entre 1830 y 1850, cuando surgi6 y produjo sus mejores obras la primera generaci6n de rominticos argentinos. El movimiento, como sabemos, se inici6 en Buenos Aires bajo la

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6gida de Esteban Echeverria. Con la emigraci6n politica argentina, su influencia irradi6 hacia los otros paises y se hizo sentir, sobre todo, en Montevideo donde, desde 1832, residia Ascasubi. ,Qu6 significaci6n tiene la doctrina y la obra de los rominticos para el destino futuro de la poesia gauchesca y, sobre todo, para su reconocimiento como una forma literaria legitimamente valiosa ?

DOCTRINA ROMANTICA

Y LITERATURA

NACIONAL

Por lo pronto, el romanticismo argentino, desde sus comienzos, tuvo un fuerte sentido nacionalista. El primer punto de su programa era lograr la independencia intelectual y espiritual del pais, no s61o respecto del clasicismo -eso hubiese reflejado s61o un punto de vista estrictamente estetico- sino de la tradici6n colonial espafiola y de todo lo espafiol, en la medida en que representaba, para ellos, un pasado negativo y retr6grado. Esti demis recordar que el movimiento romintico argentino surgi6 desconectado del espafiol, y hasta cierto punto lo precedi6, y que se nutria primordialmente de ideas francesas, o conocidas a trav6s de Francia. Uno de los medios de afirmar la independencia intelectual y espiritual era crear una literatura y un arte nacionales que se inspirasen en la realidad del pais, en la peculiaridad de la naturaleza y en las caracteristicas originales de su sociedad. La originalidad era, sobre todo, lo que buscaban. "La poesia nacional, afirmaba Echeverria, es la expresi6n animada, el vivo reflejo de los hechos heroicos, de las costumbres, del espiritu, de lo que constituye la vida moral, misteriosa interior y exterior de un pueblo."17 De un modo ain mas especifico sostenia Sarmiento: "Si un destello de literatura nacional puede brillar momentineamente en las nuevas sociedades americanas, es el que resultara de la descripci6n de las grandiosas escenas naturales y, sobre todo, de la lucha entre la civilizaci6n europea y la barbarie indigena, entre la inteligencia y la materia; lucha imponente en America, y que da lugar a escenas tan peculiares, tan caracteristicas y tan fuera del circulo de ideas en que se ha educado el espiritu europeo, porque los resortes dramiticos se vuelven desconocidos 17 Esteban Echeverria, Obras Completas (Buenos Aires, Carlos Casavalle: 1874), vol. V, pig. 125.

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fuera del pais donde se toman, los usos sorprendentes, y originales los caracteres."18 En esta bisqueda apasionada de la originalidad nacional -- que representaba mucho mas que un mero afin de descubrir el color local y lo pintoresco- los romanticos descubrieron emocionalmente, e introdujeron en la literatura, dos elementos que habrian de ser indispensables a la literatura gauchesca posterior: el vasto escenario desierto de la pampa, y el indio, en guerra con lo que ellos llamaban la civilizaci6n. Ese fue el merito indiscutible de La cautiva de Echeverria que se impuso, entre los j6venes romanticos, por su significaci6n doctrinaria mas que por sus valores esteticos. Al mismo tiempo que afirmaban el sentido nacionalista del arte y la literatura, los rominticos redescubrieron y exaltaron el valor de lo popular, como forma espont.nea, genuina, de lo nacional. De ahi el valor que concedieron a la canci6n como vehiculo expresivo del alma nacional. Echeverria se lamentaba hacia 1836 de que en el Rio de la Plata no exisnese, como en otros paises, un cancionero popular vivo y, para suplir esta falta, concibi6 incluso el proyecto de crear el mismo un cancionero argentino. A diferencia de Echeverria, Sarmiento reconocia en el Facundo, pocos afios mis tarde, la existencia de una poesia popular argentina: la "poesia candorosa y desalifiada del gaucho".19 Dadas las tendencias iniciales, era inevitable que los rominticos descubrieran la figura del gaucho y la explotaran literariamente. Pero lo que los rominticos descubrieron no fue la misma figura, un poco deslucida, que hasta entonces habian reflejado los poetas gauchescos. Los romanticos ennoblecieron la figura del gaucho. Con ellos se inici6, en realidad, el proceso de idealizaci6n literaria del gaucho que iba a culminar, casi un siglo mas tarde, en el Don Segundo Sombra de Ricardo Giiiraldes. En este proceso de idealizaci6n, le cupo un papel decisivo a Bartolom6 Mitre, quien en sus Rimas, recre6 y difundi6 la leyenda de Santos Vega, mitol6gico arquetipo del payador antiguo. El mismo Mitre -que fue un gran creador de mitos- contribuy6 a exaltar rom.nticamente la figura del soldado gaucho; es decir, el gaucho como simbolo del guerrero popular an6nimo. Sarmiento, a su vez, present6 en su Facundo los tipos caracteristicos del gaucho argentino: el baqueano, el rastreador, el 18 Domingo Faustino Sarmiento, Facundo (Buenos Aires, La Facultad: 1929), pig. 47. 19 Ibid., pig. 52.

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"gaucho malo" y, sobre, todo, el cantor. Tipos idealizados que iban a reaparecer, de uno u otro modo, en la literatura gauchesca posterior a 1850. Como resultado de esta idealizaci6n romintica, el gaucho se convirti6 en un tema literario prestigioso, lo que explica la serie de poemas cultos con tema gauchesco -pero que no eran gauchescos en su concepci6n- que se escribieron despues de 1850, desde el Celiar del uruguayo Alejandro Magariiios Cervantes, y el Lazaro de Ricardo Gutierrez, hasta el Santos Vega de Rafael Obligado. Pero hubo otros elementos en el romanticismo argentino que permiten entender mejor, y mis de cerca, el proceso que nos ocupa: la dignificaci6n literaria del propio g6nero gauchesco. LA ACTITUD ANTE LA LENGUA

En primer lugar, una nueva actitud ante la lengua. En su reacci6n contra. Espafia, la mayoria de los rominticos reaccion6, tambi6n, contra el purismo y el principio de autoridad en materia de idioma. Una nueva naci6n, que aspiraba a-tener una literatura propia y original, tenia que abrir nuevos cauces a la lengua, recibida de Espafia, enriqueci6ndola con nuevos vocablos y modismos. Ya Echeverria en el pr6logo de La Cautiva justificaba el empleo de locuciones vulgares y votes americanas en nombre de la verdad po6tica.20 Y en El Matadero fue afin mis lejos, al reproducir con enrgica fidelidad el habla vulgar de los matarifes. Pero, como .siempre, el. mis exagerado, el que llev6 a sus extremos te6ricos esta nueva actitud -de desprecio de las normas y de exaltaci6n de lo espontineo y lo popular en la lengua- fue Sarmiento en su pol6mica de Chile en 1842.. Lleg6 a decir: "La soberania del pueblo tiene todo su valor y su predominio en el idioma; los igramiticos son como el senado conservador creado para resistir a los embates populares, para conservar la rutina y-las tradiciones".21 Y agregaba: "los:pueblos- en masa y no las academias forman los idiomas".22 Es cierto que los rominticos no llevaron esta doctrina hasta sus iltimas consecuencias pricticas, pero crearon una atm6sfera favorable a la Echeverria, op. cit., vol. V, pegs. 144-145. 21 Sarmiento, Obras (Santiago de Chile-Buenos 1885-1914), vol. I, pig. 209. 22 Ibid., peg. 220. 20

Aires, Imprenta Gutemberg,

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aceptaci6n, no ya indulgente sino entusiasta, de la lamada "lengua "gauchesca" como instrumento vlido de expresi6n autenticamente literaria. Es verdad, tambi6n, que muchos de los viejos rominticos, como Mitre, rechazaron siempre los extremos de verismo y de vulgaridad manifiestos en el habla gauchesca. En 1854, aludiendo sin duda a la obra de Hidalgo y Ascasubi, Mitre declaraba:;"Las costumbres primitivas y originales de la pampa han tenido entre nosotros muchos cantores, pero casi todos ellos se han limitado "a' copiarlas en vez de poetizarlas poniendo en juego sus pasiones, modificadas por la vida del desierto, y sacando partid partidode sus tradiciones y aun de sus preocupaciones. Asi es que, para hacer habiar a los gauchos, han aceptado todos los barbarismos, elevando al rango de poesia una jerga muy energica, muy pintoresca y muy graciosa, para los que conocen las costumbres de nuestros campesinos, pero que, por si sola no constituye lo que propiamente puede lamarse :poesia":' 23 Y de un modo aiin mas terminante se expresaba en la carta que, en 1879, escribi6 a Jose Hernndez, acusando recibo de su Martin Fierro. Pero, a pesar.de estas reacciones individuales -un poco tardias-, los romanticos contribuyeron con sus, doctrinas a enaltecer, a los ojos de un importante sector de opini6n, el valor: literario de la jerga popular:de los gauchescos. Con el romanticismo se difundieron; adem;is, .nuevas ideas acerca de los origenes -de la-literatura y, en particular, :de la poesia 6pica. Haciindose eco de ideas muy difundidas, en la critica europea desde fines del- siglo. xviii, concebian la poesia prirriitiva esponitAnea de los pueblos, u obra .de bardos an6nimos .que, en una lengua inculta pero vigorosa," improvisaban cantos guerreros heroicos que habrian "de constituir mas tarde la materia de los grandes poemas 6picos. Consecuente con esta idealizaci6n, afirmaba Echeverria que hasta-los indios n6mades de la pampa "tienen sus cantos guerreros con que celebran las hazafias heroicas, perpetian su memoria, y se infunden espiritu en los combates",'24 Y dando una nueva y sigrificativa aplicaci6n a la doctrina, Sarmiento comparaba al gaucho cantor con los bardos de la Edad Media, consideraba heroicos sus cantos, y sostenia que el gaucho cantor: "est. haciendo candorosamente el mismo trabajo de cr6nica, costumbres, historia, biografia, que el bardo de la Edad Media".2s Y agre-

-:comocreaci6n

Cit. por Rojas, op. cit., vol.. II, pag. 617. Op. cit.,, vol. V, pag.. 11.0.. 25 Sarmiento, Facundo, pag. 62. 23

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gaba que, si no hubiese existido en el pals una sociedad culta "con superior inteligencia de los acontecimientos", esas ingenuas rapsodias serian los documentos y datos en que tendria que apoyarse el historiador futuro. Mitre, por su parte, llamaba a Santos Vega "bardo inculto de la pampa".

Esta glorificaci6n 6pica del payador y del cantor gaucho iba a ser transferida mss tarde a los propios poetas gauchescos, empezando por Ascasubi. S61o asi se explica el curioso juicio que formula el historiador Vicente Fidel L6pez en 1851 cuando dice: "los cuadros y las creaciones del sefior Ascasubi seran sin disputa la fuente, los antecedentes homericos de nuestra futura literatura, y en este concepto es inmenso el valor hist6rico a que creemos est. reservado a ese nombre reducido hoy entre nosotros a un valor modesto tal vez".26 ROMANTICISMO Y LITERATURA HUMANITARIA

Hay, finalmente, otra raz6n que quizas explique mejor la aprobaci6n y el entusiasmo con que algunos criticos recibieron la publicaci6n, en 1853, del volumen de versos politico-satiricos de Ascasubi. Y es la importancia que el romanticismo concedi6 al contenido ideQl6gico y a la funci6n social de la literatura. No debemos olvidar que el romanticismo argentino surgi6 bajo la influencia del liberalismo democratico y humanitario, que se manifest6 abiertamente en Francia despues de la Revoluci6n de 1830, y que prepar6 ideol6gicamente la Revoluci6n de 1848. De acuerdo con la filosofia, a un mismo tiempo politica y estetica, de este romanticismo humanitario, existia una correspondencia estricta entre la sociedad y la literatura: la literatura era una expresi6n de la sociedad. Alberdi lo decia claramente en 1841: "Tenemos que convenir que si nuestra poesia ha de ser la expresi6n de la sociedad que nace en America, y no de la sociedad de Espafia que se retira, es necesario que, como nuestra sociedad, nuestra poesia sea nueva y se la deje pasar, por consi-

guiente, con todas las imperfecciones inherentes a toda cosa nueva: pretender que ella sea completa y que nuestra sociedad est6 en germen, es

desconocer la mutua dependencia, que todos reconocen hoy, de la literatura con la sociedad".27 26 Cit. por Caillet Bois, op. cit., vol. III, pag. 89.

27 Juan Bautista Alberdi: Qbras Selectas (Buenos Aires, La Facultad: vyl. I, pigs. 132-13 ,

1920),

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Al mismo tiempo que expresi6n de la sociedad, la poesia, la literatura debia ser un medio para transformarla. El poeta debia ser ap6stol y profeta de la causa del progreso, la igualdad y la libertad democriticas. Hilario Ascasubi, con su modesto instrumento gauchesco, habia prestado un inmenso servicio a esa gran causa humanitaria en la lucha contra la tirania de Rosas. No es extraiio que Valentin Alsina, amigo y protector politico de Ascasubi, creyera con sentido realista que el g6nero gauchesco, de tanta difusi6n en los estratos incultos de la sociedad, podia utilizarse para instruir a las masas y transmitir ideas que de otro modo no legarian nunca a ellas. (Es lo que muchos afios mas tarde se propuso, o dijo proponerse, Jos6 Hernandez en La Vuelta de Martin Fierro). Pero no es extraio, tampoco, que criticos mas vehementes comparasen la obra de Ascasubi con la del franc6s Beranger. Refiriendose al Paulino Lucero, decia Marcos Sastre en 1852: "como todas las composiciones de su autor, toma una direcci6n verdaderamente grande, y cual otro Beranguer, marcha tras la patria, la libertad y el pueblo, que es su Musa y su Parnaso".28 Un juicio parecido emitia en las columnas del Correo de Ultramar, en 1861, Jos6 Maria Torres Caicedo: "Por su robusta entonaci6n en defensa de la patria tiene grande analogia con el amable Beranger, el bardo popular de Francia, tan amado por los hijos de las clases trabajadoras ...

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La misma actitud humanitaria inspir6 a la mayor parte de los criticos del periodo siguiente, entre 1860 y 1880. Para Pedro Goyena, por ejemplo, la mejor composici6n de Estanislao Del Campo no era "Fausto", sino "Gobierno Gaucho", por su sentido politico-social, y la compara con los cantos de Beranger. Y si se revisan los juicios que mereci6 el Martin Fierro, a la gran mayoria de sus contemporaneos, se vera que, al m&rito puramente literario, preferian su significaci6n social y humanitaria: el haber servido para denunciar la injusticia que se cometia, o se habia cometido, con el hombre humilde de la clase campesina. ROMANTICISMO

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"POESIA GAUCHESCA"

El influjo de las doctrinas rominticas no s6lo contribuy6 a enaltecer el valor de la "poesia gauchesca" ante los ojos de muchos escritores y criticos cultos, sino que influy6 directamente en la obra misma de los V. Puig, op. cit., vol. VIII, pig. XXII. 29 Ibid., pig. XXI. 28

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gauchescos. No cabe duda que la amistad con los rominticos y el contacto con sus ideas, provocaron en el propio Ascasubi un cambio de actitud respecto de su propia creaci6n. A pesar de sus muchas protestas de humildad, Ascasubi pareci6 convencerse de la importancia de su obra y de las posibilidades del genero gauchesco, limitado, hasta entonces, a su

funci6n de literatura o periodismo de combate. S61o asi se comprende que, en 1850, concibiese el proyecto, mucho mis ambicioso, de componer un gran poema gauchesco, del que lleg6 a escribir por entonces mis de mil versos, y que constituy6 el germen de su futuro Santos Vega. El titulo de esa primera versi6n incompleta era ya significativo: Los mellizos o rasgos dramticos de la vida del gaucho en la campafa y praderas de la Repzblica Argentina. Indicaba la voluntad de trazar un vasto cuadro de la vida del gaucho, dentro de las ideas estticas del romanticismo, como para poner a prueba las posibilidades artisticas del genero. Ascasubi parecia tener plena conciencia de las limitaciones y de la inferioridad de

la lengua que estaba obligado a emplear, pero la defendia en nombre de la autenticidad artistica: por su fidelidad a la naturaleza o al modelo real que queria reproducir. Decia en el pr6logo del poema, publicado en Montevideo en 1850: "El uso de este lenguaje, ajeno en muchas voces y modismos al idioma de la literatura espafiola, era esencial y requerido para revelar los secretos y los hibitos de las campafias argentinas que el autor se ha propuesto sacar al conocimiento y examen de la critica; porque en los pueblos, lo mismo que en los individuos, el estilo, el lenguaje, los modismos, son la parte mis profunda, mis homogenea, mis explicativa de su ser".o30

Al regresar a Buenos Aires, despues de la caida de Rosas, Ascasubi volvi6 una vez mis a cultivar el periodismo gauchesco, contra Urquiza

y en defensa de la causa de Buenos Aires. Este periodo no agreg6 nada a su posible gloria literaria. El genero gauchesco, sin embargo, estaba ya afianzado y reconocido: s61o era necesario, para que se consagrase como verdadera literatura, la aparici6n de escritores de mayor refinamiento artistico, como Estanislao del Campo; o de talento original, enirgica vo-

luntad creadora y aut6ntica inspiraci6n popular, como Jos6 Hernindez. Siguiendo direcciones distintas y, en cierto modo, divergentes, Del Campo y Hernindez levaron la "poesia gauchesca" a su verdadero piano estitico y vinieron a justificar asi, retrospectivamente, los humildes ensayos

30 Ibid., pigs. XIX-XX.

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de Hidalgo y de Ascabusi. Pero no habrian logrado sin el estimujo del romanticismo que cre6 el ambiente propicio e influy6, ademis, hondamente en la obra de ambos. ANiBAL

University of California, Los Angeles

SANCHEZ

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