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La Provenza desde Asturias 04 a 12 de Junio
Día 04/Junio: Asturias - Madrid - Marsella . Salida desde Asturias en el vuelo de Iberia (IB475) con destino Madrid a las 13.35 con llegada a las 14.45 para conexionar con el vuelo destino Marsella con el IB8916 a las 16.55. Llegada a Marsella a las 18.30, recogida del equipaje, asistencia y traslado al hotel. Tiempo libre y alojamiento.
05/Junio: Marsella - Arles - Marsella (D/A) Desayuno en el hotel. Salida hacia el valle del Ródano, hacia Arles. Hoy es la tranquila ciudad que un día atrajo a un Van Gogh sediento de una vida tradicional. Arlés está situado a una media hora de Nimes, cerca de Aigües Mortes y Le Grau du Roi, la playa más cercana. En una hora se puede llegar a Marsella. También está muy cerca Nimes y Aviñón, pero sobre todo Saint Remy-deProvence y Les Baux de Provence, pequeños pueblos con multitud de monumentos romanos y medievales, vistas magníficas y vinos destacables. La ciudad, se sitúa junto al cauce del Ródano en las puertas del delta más grande Francia. La zona se parece un poco a la desembocadura del Ebro, en España. Un poco de historia: La ciudad de Arlés ha sido conocida desde la antigüedad. Situada en el corredor que une y unía la península itálica e ibérica, su situación geográfica le dio gran importancia durante el Imperio Romano. Habitada por celtas y, probablemente antes por poblaciones prehistóricas, fue colonia griega antes de que César la convirtiese en ciudad romana. Serán los romanos quienes la engrandecerán y le otorgarán el prestigio del que aún hoy goza. César en el 46 a.C. crea la colonia en donde residirán parte de los veteranos de las legiones que lucharon en las guerras galas y conquistaron Massilia, la actual Marsella. Fue la primera edad de
oro de esta “pequeña Roma en Galia” engrandecida por los monumentos e la época de Constantino.
Después Arlés se convertirá en uno de los primeros grandes centros religiosos para el Cristianismo. Las invasiones y las pestes de la alta Edad Media empobrecerán la ciudad y el éxodo rural típico de esta época apagará temporalmente su esplendor. Hoy la ciudad forma parte del patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Entre sus edificios mas emblemáticos destacan: El anfiteatro de Arlés es junto al de Nimes el mejor conservado de Francia y, como aquél, se utiliza para espectáculos diversos, incluso las corridas de toros. Fue construido en la ladera norte de la colina de la Hauture hacia el 90 a.C. y fue utilizado para múltiples usos posteriormente. Habrá que esperar hasta 1825 para que su interior recupere el aspecto original. El Teatro, construido durante el gobierno de Augusto al final del I siglo a. C. La caída del Imperio supondrá el uso del recinto para la habitación, y esto, hasta 1834. Hoy en día ha sido rehabilitado y se utiliza para representaciones.
Continuaremos nuestra visita repasando los lugares de interés y dejaremos un breve periodo de tiempo para que podamos fotografiar con detalle los monumentos. En algún momento de la visita haremos una breve parada para realizar el tan necesario descanso y almuerzo. Obviamente todo no lo podremos ver pero haremos lo imposible por visitar el teatro, la arena, las termas... Y una pequeña joya, la iglesia románica de St. Trophime.
La iglesia y claustro de Saint-Trophime: Ejemplo del románico y gótico provenzal. Se sitúa en pleno corazón de la ciudad, en la plaza del ayuntamiento junto al obelisco. La iglesia y sus dependencias se construyeron en dos momentos, primero en el siglo XII y después en el XIV. Por ello combinan el estilo románico y gótico. La iglesia debe su nombre a un prestigioso obispo arlesiano, San Trophime.
En el centro de la plaza del ayuntamiento se encuentra un obelisco encontrado en el circo romano y emplazado en 1676. Tambien podremos disfrutar de la fachada del Ayuntamiento (l’hôtel de ville) y la iglesia de Santa Ana, ambos el siglo XVII, el palacio del Arzobispo de XVIII y el edificio de correos construido por Auguste Véran en 1898. Regreso a Marsella. Alojamiento.
06/Junio: Marsella - AVIÑON – GORDES - ROUSSILLON - Marsella (D/A) Desayuno en el hotel. Salida hacia Aviñón. A nuestra llegada realizaremos la visita al impresionante Palacio Papal, un precioso edificio gótico. A su alrededor, la ciudad medieval vivió gran esplendor en el s.XIV y XV y hoy es Patrimonio de la Humanidad. Aviñón es hoy una pequeña ciudad de provincias a la orilla del Ródano. Una ciudad sometida por unas murallas que la concentran y la guardan. Unas 12.000 personas intramuros, pueblan la capital del departamento de Vaucluse. El origen de la ciudad es el peñón Des Doms, sobre el que se asienta. Farallón defensivo y estratégico fue pronto fortificado. La ciudad llamada “villa del río” o “villa del viento violento”, cumple con ambos apodos. Plaza importante ya desde el siglo XII gracias al puente que permitía cruzar el Ródano. Pero será en el siglo XIV cuando la llegada de los Papas transforme a Aviñón en una segunda Roma. Tierra de asilo, la ciudad atraerá a los extranjeros, negociantes, exiliados, banqueros, aristas y religiosos de toda Europa. Incluso aquellos que eran perseguidos encontraban cobijo en Aviñón, como el poeta Petrarca.
En 1309, bajo Clemente V Aviñón se transforma en sede de la Cristiandad. El cambio de sede suponía escapar a la influencia de las familias que tradicionalmente “producían” papas, los Colonna u Orsini. Aviñón representaba un lugar mucho más seguro que la caótica Roma de principios del XIV y permitía al clero galo llegar al poder. De hecho, todos los papas aviñonenses serán de origen galo, la mayoría de la propia región. Hemos tener cuidado con establecer paralelismo con el presente, pues, en esta época, la Iglesia francesa no existía como tal, no más que Francia, donde este sur se parecía más a Italia que a París. En definitiva, Clemente V se desplaza a Aviñón, a la sazón territorio perteneciente al Reino de Sicilia regido por una dinastía de origen galo. Sus soberanos eran dueños de Nápoles, Sicilia y buena parte de Provenza. El Papado poseía el Condado Venaissin que rodeaba Aviñón por lo que la ciudad será vendida por Juana I de Nápoles a Clemente VI en 1348. Nueve papas, dos de ellos antipapas reinaran en la villa. Durante un siglo Aviñón será el centro del cristianismo occidental. La vuelta del pontificado a Roma, a principios del siglo XV, y las luchas entre papas y antipapas marcaran el comienzo de la decadencia. Con todo, Aviñón y su región seguirá perteneciendo al Vaticano hasta 1793, cuando voluntariamente se una a la Republica Francesa naciente. La mayoría de los monumentos tienen que ver con ese pasado pontificio, pero hoy en día el río ha ganado un papel turístico que no tuvo en el pasado.
El Palacio de los Papas es el palacio fortaleza gótico mas grande del mundo. Construido entre 1334 y 1363, fue residencia de los Papas durante el siglo XIV. Un puente legendario, el puente St Bénezet, testigo de la historia de la ciudad, hoy nombrado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Construido a partir del siglo XII sustituyendo a uno anterior de madera. La leyenda cuenta que un pastor proveniente de Ardeche, región al sur de Lyón, llegó a Aviñón con el mandato divino de construir un puente que uniese las dos orillas del Ródano. Ante la incredulidad de los aviñonenses, el susodicho pastor, impelido por el poder de los dioses levanto una gran piedra y la lanzó al río. Esa sería la primera piedra del puente que llevaría su nombre, tras ser canonizado. Parada para realizar el almuerzo. Continuamos a Gordes, una aldea pertrechada en lo alto de una colina, que conserva intacto su casco románico. Cuenta con unas vistas panorámicas impresionantes del valle y la montaña del Luberon, con campos de lavanda, de olivos y de almendros. Gordes es uno de los lugares más visitados del Luberon, además de por su bella situación y su entorno, por su casco antiguo, por el castillo del siglo X (después restaurado en el Renacimiento) que domina el pueblo, y por el célebre “village des bories” clasificado monumento histórico.
El “village des bories” de Gordes es una auténtica obra maestra de la arquitectura provenzal, una especie de “cabañas” abovedadas llamadas “bories”, de la edad de bronce (las encontramos hasta el siglo XVIII), realizadas con piedras planas sin argamasa que las una, que se utilizaban para guardar las herramientas de los campesinos e incluso el ganado. Podemos encontrar los “bories” en muchos otros lugares de la Provenza. En Gordes, el “village des bories” está formado por siete grupos de “cabañas” con funciones precisas: tanto viviendas como usos pastorales o agrícolas. Continuación hacia Roussillon, llamada la Colorada de la Provenza. Roussillon es el pueblo de los “acantilados de sangre y oro”, ya que se encuentra situado en el corazón de la mina más importante de ocre del mundo. Puede admirarse a lo lejos, en lo alto de una colina, como un lugar mágico por la infinita variedad de colores ocres que aportan las combinaciones de óxidos, que puede verse en las casas y en el paisaje. Y con la luz del sol, esos colores van variando a lo largo del día.
Regreso a Marsella y alojamiento en el hotel.
07/Junio: Marsella - Nimes – ST. Remy – Les Baux - Marsella (D/A) Desayuno en el hotel. Visita de la otra gran perla romana en las Bocas del Ródano: Nimes, con su anfiteatro El coliseo de Nimes es el mejor conservado del mundo romano. Situado a unas centenas de metros de la estación de ferrocarril, acoge aún hoy espectáculos variados y esto desde el primer siglo d.c. En el apogeo del Imperio 34 filas de gradas atraían a más de 23.000 personas, situadas según su rango social. Otro edificio de singular importancia es la Maison Carrée. Literalmente, la casa cuadrada. Este templo fue construido a principios del siglo I d.c en honor de Cayo y Lucio Cesar, nieto e hijo adoptivo del Emperador Augusto. La construcción formaba parte del foro, centro económico y administrativo de Nemausus (Nimes).
La Maison Carrée seduce por sus proporciones y armonía. Es el único templo romano conservado en su integridad, al menos así lo afirma el ayuntamiento de Nimes. Mide 26 m de largo por 15 de ancho y 17 de alto. El techo del pórtico (pronaos) fue realizado en el XIX y la puerta actual, bella, pero severamente deteriorada por el vandalismo alcohólico data de 1824. Su extraordinario estado, no olvidemos que se trata de un edificio de unos de 2000 años, se debe, curiosamente, al uso ininterrumpido que evitó el despojo y la reutilización que sufrió el resto del foro.
Desde el siglo XI fue, sucesivamente, consulado, establo, vivienda, iglesia… Tras la Revolución Francesa fue sede de la prefectura del Gard (nombre del departamento), después archivo departamental hasta que en 1820 se convirtió en el primer museo de la ciudad. Hoy en día a pesar de la destrucción del foro, el entorno ha sido adecuado para él. Norman Foster, el mismo arquitecto del metro bilbaíno, en 1993 remodeló toda la plaza y construyó la Carrée de l’Art, centro cultural vanguardista situado enfrente. El templo se eleva sobre un zócalo lo que le permite ganar visibilidad, ayudado por la ausencia de edificios en las cercanías. Almuerzo. Traslado al entrañable St. Remy. Visitaremos St. Paul de Mausole, con su mágico claustro y la habitación donde Van Gogh pasó sus últimos años. Acabamos en la ciudadela de Les Baux, un pintoresco pueblo medieval que quedó casi abandonado en el s.XVII. Regreso a Marsella. Alojamiento.
08/Junio: Marsella - Aigues Mortes - La Camarga - Marsella (D/A) Desayuno en el hotel y salida hacia Aigues Mortes. El nombre de Aigües-Mortes proviene del latín Aquoe Mortuoe y se refiere a la época en la que la ciudad aún no existía y únicamente se encontraban en la zona marismas y pantanos. Toda la región costera desde Agde y Sète es una llanura litoral que antaño fue muy pantanosa y donde el poblamiento era muy reducido.
En 1240 el rey francés Louis IX buscaba precisamente abrir esa zona de su reino, recién ocupada, al Mediterráneo. De esta forma se ponía en contacto al reino con el Levante y sus grandes puertos, puertas para el comercio con Oriente Medio y Asía. En aquella época la costa no se situaba tan lejos y los brazos del Ródano permitían salir al mar y al mismo tiempo refugiarse de la piratería. Aigües-Mortes también será puerto de salida de los cruzados francos, de hecho, sería el primer puerto del Reino de Francia. La aldea originaria pertenecía a un monasterio. Fortificado, el nuevo puerto se convirtió en ciudad real, exenta de impuestos, particularmente, los que grababan la sal, bien preciado en aquella época. De ese tiempo data la construcción de la carretera para comunicar el puerto y la tierra firme, por encima de las zonas pantanosas, que fue protegida por la Torre Carbonnière. Además para proteger la ciudad se construyó un gran torreón que pudiese albergar una guarnición, la Tour Constante, y después todo el sistema de murallas que contienen la ciudad vieja. Con el paso de los siglos, la acumulación de limo y arena del Ródano y el alejamiento de la costa provocaron la pérdida de valor estratégico y portuario de Aigües-Mortes. En 1481, cuando la
Provenza fue anexionada por el reino de Francia, el puerto perdió toda su importancia, siendo desplazado por Marsella y sobre todo Tolón. El estado de las murallas que encierran la ciudad vieja, es uno de los mejores de Europa para un recinto medieval. Construido en el siglo XIII como baluarte para la defensa del asentamiento, la muralla y sus veinte torres se extienden a lo largo de 1.640 metros, creando una ciudad cuadrada. La torre de Constance sirvió de prisión ya desde el siglo XIV, primero para los Templarios, en 1307, después, durante las guerras de religión para los protestantes y en el XVII para los Camisards. Almuerzo y tiempo libre. Regreso a Marsella y alojamiento.
09/Junio: MARSELLA - ST. TROPEZ - CANNES (D/A) Desayuno. Para finalizar haremos la visita de la ciudad que nos aloja Marsella, la fascinante puerta a influencias constantes del norte de África y Oriente gracias a los buques que arriban a su puerto desde hace siglos. Marsella, la Massalia griega, la Marsella medieval y renacentista, Marsella opulento puerto de comercio, puerta de Provenza y de Francia, ciudad refugio para los franceses de Argelia, para los argelinos después, Marsella ciudad de contrastes, de riqueza y de decadencia, de mar y de monte, todo esto y mucho más es Marsella. Los orígenes de la ciudad son muy antiguos. Hacia el 600 a. C, navegantes griegos llegaron desde Focea en Asia menor. Los foceanos fundarán Massalia y su llegada supondrá un cambio capital para todas la poblaciones de la región. Los griegos traerán nuevos productos y técnicas y cambiarán la relación de poder de toda la costa e interior. La colonia será la más importante de todo el Mediterráneo occidental. Es el comienzo de una larga historia…
Sería muy difícil mostrar con palabras lo que significa esta ciudad, segunda de Francia en población (Más de 800.000 habitantes, bastante más de 1,6 millones en la gran Marsella), tercera en importancia, nosotros intentaremos a penas que la vislumbren para que después la visiten realmente. En Marsella hay varias ciudades, eso ya de partida; el puerto y sus aledaños, el mayor monumento sin duda; la parte alta, con un encanto decadente parecido al barrio lisboeta de Alfama; las playas y las islas, la de Montecristo con fortaleza y todo; las grandes avenidas decimonónicas que comienzan a reformarse y remodelarse. Desde la Garde, veremos la panorámica: el Viejo Puerto, el barrio tradicional de Le Panier y la catedral de Sta María, el único edificio románico-bizantino de Francia. Después del almuerzo ponemos rumbo a la Costa Azul. Paramos en St. Tropez, paradigma del lujo y el glamour en la Riviera francesa. Tiempo libre para el paseo. La ciudad ha cambiado muchísimo desde el siglo XV. En esa época no era más que un puesto militar en la costa y ha acabado convirtiéndose en un centro de vacaciones, más o menos selectas donde la ostentación, un grave pecado en Francia se convierte en halago y actitud voluntaria. A comienzos del XX, era un pequeño pueblo de pescadores en decadencia al haber perdido su función comercial y agraria. La segunda guerra mundial provoca graves desperfectos en la ciudad,
que fue, por otra parte la primera liberada en el sur después del desembarco de Provenza. Con todo no será a hasta los años 50 cuando se convierta en unos de los centros referencia del turismo de lujo, primero por la afluencia generosa de los artistas de la Nouvelle Vague, después de los Yeyés y finalmente, por ser la residencia de la Jet Set europea y norteamericana que buscaba y busca la autenticidad provenzal.
Continuación a Cannes. Alojamiento en el hotel.
10/JUNIO: CANNES – NIZA - MONACO - CANNES (D/A) Desayuno. Visitamos la bella Niza, la ciudad del Art Noveau, de la Belle Époque y de la luz mediterránea que impactó a Chagall y Matisse. Admiraremos el Paseo de los Ingleses, en la idílica Bahía de los Ángeles. En el Cours Saleya disfrutaremos el ambiente elegantemente desenfadado de sus mercadillos. Los orígenes de Niza se remontan al menos a la época romana, como en muchas otras ciudades de Provenza. Cemenelum fue fundada por Augusto en el 14 a.C. y ocupada hasta el siglo VII d.C.
Perteneció después a los condes de Provenza hasta el siglo XIV, cuando paso a manos de la casa de Saboya. El Reino piamontés cederá Niza definitivamente a Francia en 1860 para compensar el apoyo de Napoleón III a la unificación italiana. Después del almuerzo saldremos hacia Mónaco. De camino se para en Eze, una villa medieval dedicada al perfume situada entre Niza y Mónaco. Eze es uno de los pueblos más pintorescos e impresionantes de la Costa Azul por su situación geográfica: se encuentra encaramado en lo alto de un acantilado lo que hace de él un auténtico mirador con unas vistas panorámicas asombrosas del mar Mediterráneo y de la Costa Azul hasta Niza, con Cap-Ferrat al oeste e Italia al este. Además, Eze se extiende a lo largo de tres Corniches, las carreteras situadas entre Niza y Menton que recorren la costa Azuk, que tantas veces vimos en el cine.
La Corniche más alta (Grande Corniche), suspendida entre el mar y el cielo; el pueblo de Eze, situado un poco más bajo; y en la zona más baja, a nivel del mar, Eze-Bord-de-mer, bañado por el Mediterráneo. Una doble puerta fortificada del siglo XIV les permitirá entrar en la ciudad antigua de Eze, con las típicas callejuelas y casas medievales. En la Plaza de la Iglesia encontrarán un edificio religioso construido en el siglo XVIII con un bella fachada en ocre y oro, y un campanario con un reloj. En Mónaco, seguiremos los pasos del circuito de F1 y visitaremos la catedral y el gran Casino Montecarlo. Mónaco es una ciudad estado que, por extensión, es el segundo país más pequeño del mundo tras el Vaticano. Su privilegiada situación
a orillas del Mediterráneo lo convirtió en un lugar codiciado por muchos pueblos de la antigüedad, llegando a ser colonia fenicia. Durante siglos Mónaco ha vivido numerosas vicisitudes pivotando entre la independencia y su pertenencia a otros estados.
Desde finales del siglo XIII es gobernada por los Grimaldi. Los españoles la ocuparon en el siglo XVII. Durante la Revolución Francesa volvió a perder su independencia. A partir de 1848, el Principado pierde dos de sus tres comunas, quedándose finalmente con el actual territorio de Mónaco. Hoy en día, Mónaco es un país independiente con una estrecha relación con Francia. A pesar de no formar parte de la Unión Europea sí ha aceptado el Euro como su moneda oficial. El especial régimen fiscal del Principado ha atraído numerosas fortunas a su territorio, que son las que configuran el ambiente propio de la ciudad. Y es que los monegascos no pagan impuestos lo que favorece que tengan el ingreso per cápita más alto del mundo. Regreso a Cannes. Alojamiento.
11/JUNIO: CANNES - ANTIBES – ST. PAUL DE VENCE – GRASSE – CANNES (D/A) Desayuno. Salida hacia Antibes. A pesar del glamour y los turistas, Antibes conserva buena parte de
su encanto ya que todo su centro continúa siendo un pueblecito. Sus murallas junto al puerto, sus calles estrechas, repletas de tiendecitas de souvenirs y productos provenzales mantienen un encanto que se resiste a irse.
Reanudaremos nuestro camino hacia St. Paul de Vence, el refugio de artistas y artesanos, el pueblo más bohemio de la Costa Azul. Veremos la curiosa Capilla de los Penitentes Blancos. Fue durante tres siglos de la cofradía de los Penitentes Blancos, asociación de laicos que realizaban acciones de caridad. Restaurada a principios de los primeros años del siglo XXI, la capilla fue decorada por el artista belga Jean-Michel Folon, inspirado en los penitentes: pinturas, mosaicos, vidrieras…de una gran riqueza cromática, que contrastan con el exterior del edificio de piedra. Por otro lado, destaca el campanario triangular.
Otro lugar singular es la antigua plaza del mercado que se encuentra situada en el corazón del pueblo en el siglo XVII. Los habitantes de Saint-Paul venían a buscar agua a su fuente monumental o a lavar la ropa en el hermoso lavadero con arcadas. Y una vez por semana, se organizaba el mercado. Hoy en día, podemos admirar la plaza, la fuente y el lavadero perfectamente conservados. Al finald e la visita haremos el Almuerzo. Remontamos un valle de la lavanda hasta Grasse, capital mundial del perfume. Se encuentra en una colina a 750 metros de altitud, dominando vastos valles llenos de color por la cantidad de flores, sobre todo rosas, jazmines y nardos, que sirven para hacer los famosos perfumes. Y es que el perfume es una seña de identidad de la ciudad de Grasse, que atrae todos los años a miles de turistas. De los 200 perfumistas que hay por el mundo, 40 se encuentran en Grasse
Pero Grasse también es una ciudad medieval fundada en el siglo VII que posee auténticos tesoros de la arquitectura genovesa y provenzal: palacetes y casas restauradas de los siglos XVII y XVIII, callejuelas estrechas y laberínticas que conducen a una hermosa catedral, soportales, arcadas, plazas con fuentes llenas de encanto. Y acabamos en nuestra ciudad, Cannes, con preciosos edificios decimonónicos en el paseo de La Croisette, la famosa playa donde se luce el palmarés de celebridades durante el Festival de Cine.
La ciudad sale de las tinieblas de la historia en la Edad Media, pero de forma muy humilde. No será hasta la Edad Moderna en mitad de las guerras franco-españolas y franco-inglesas que la ciudad cobrará importancia, sobre todo, por el apetito de las potencias enemigas hacia las Islas de Lérins.
Ya en el siglo XIX el Canciller de Inglaterra Lord Henry Brougham and Vaux se instala en Cannes, dando comienzo a una apogeo que hará de ésta una ciudad balneario llena de aristócratas, en busca de saludables climas. Múltiples residencias se construirán en esta época para acoger en invierno a tan ilustres huéspedes. Gracias a la aristocracia, el litoral de la Costa Azul y de la Riviera Italiana ca a ganar paulatinamente un prestigio y un desarrollo desconocido hasta la fecha.
De entre todas las ciudades, Niza, Mónaco, Antibes, etc, Cannes sobresaldrá gracias al renombre internacional que el Festival de Cine le otorgará en el siglo XX. Hoy en día, Cannes se ha convertido en una ciudad mediática. Ahora ya no son los aristócratas, refugiados, quizá en Mónaco, ahora son los actores, escritores, antes los pintores, y sobre todo, los famosos quienes la invaden, año tras año, durante el Festival. El Promenade de la Croisette es, al borde del Mediterráneo, uno de los más conocidos del mundo, siendo uno de sus mayores atractivos. El Palais des Festivals es uno de los edificios emblemáticos, allí cada año a mediados de mayo una alfombra roja es extendida para los actores más conocidos de Hollywood, de Francia y del resto del mundo. Durante la quincena, el cine invade la ciudad, todo lo ocupa y la ciudad vive para el Festival, para el cine. Suntuosos palacios ornan el paseo, como el Hotel Carlton Intercontinental, el Hotel Martínez, el Majestic o el Palacio Stephanie (antiguo Noga Hilton). Alojamiento. 12/JUNIO: CANNES - NIZA – ESPAÑA (D) Desayuno. Tiempo libre para visitas o compras de última hora. Traslado al aeropuerto y regreso a España en vuelo de línea regular de Iberia (IB3631) a las 18.20 con llegada a Madrid a las 20.25 y conexión con el vuelo IB482 a las 21.55 y llegada al aeropuerto de Asturias a las 23.05. Fin del viaje y de nuestros servicios.
Precio por persona en habitación doble: 1580 euros Suplemento individual: 450 euros
El precio incluye: Avión Asturias - Madrid - Marsella y Niza - Madrid - Asturias. Tasas aéreas (60 euros). Transporte en autopullman durante todo el recorrido. Estancia 5 noches en hotel Marseille Bourse Vieux Port (o similar) y 3 noches en el hotel Golden Tulip Paris de Cannes o similar en régimen de alojamiento y desayuno. Almuerzo en restaurantes durante todo el recorrido (sin bebida) Visitas guiadas en español en: • Arles con entrada a Teatro Romano, La Arena y la Iglesia Románica de St. Trophime. • Avignon con entrada al Palacio Papal. • Gordes y Roussillon. • Nimes con entrada al Anfiteatro y la Maison Caree. • St. Remy con entrada a St. Paul Maousole. • La Carmarga y Aigues Mortes • Marsella • Niza • Eze • Mónaco con entrada a la Catedral y el Casino de Montecarlo. • Antibes • Saint Paul de Vences con entrada a la Capilla de los Penitentes Blancos • Grasse • Cannes Seguro de Intermundial con coberturas de Cancelación, reembolso de vacaciones no disfrutadas y Asistencia médica (póliza 55-0682313) a disposición de los clientes. Equipos de sonido individuales. Acompañamiento desde Asturias por Gilber García Precio elaborados para un grupo mínimo de 25 personas. Plazas limitadas.
El precio no incluye: Bebida en las comidas. Ningún servicio no indicado expresamente en el precio incluye.
El programa tienen condiciones especiales de cancelacion Una vez que se alcance el número mínimo de integrantes y el grupo esté garantizado se solicitará un deposito de 650 euros para afianzar la reserva ante proveedores.