LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO. Domingo, 8 de abril de 2012 Cayey, Puerto Rico

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LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO Domingo, 8 de abril de 2012 Cayey, Puerto Rico

NOTAS

NOTA AL LECTOR Es nuestra intención hacer una transcripción fiel y exacta de este Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto cualquier error en este escrito es estrictamente error de audición, transcripción e impresión; y no debe interpretarse como errores del Mensaje. El texto contenido en esta Conferencia, puede ser verificado con las grabaciones del audio o del video. Este folleto debe ser usado solamente para propósitos personales de estudio, hasta que sea publicado formalmente.

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Bautista para cumplir toda justicia. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino de Cristo y en cuerpos eternos, inmortales, glorificados. Dejo al reverendo José Benjamín Pérez para que les indique cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor, y a los que están en otras naciones dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma forma. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, el Cristo resucitado, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino glorioso de Cristo, y hasta el próximo domingo, Dios mediante, en que estaré nuevamente con ustedes, tanto los que están aquí presentes como los que están en otras naciones. Siempre nos estaremos viendo en las diferentes formas que hay para la predicación del Evangelio de Cristo; hasta el próximo domingo Dios mediante, y continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador. “LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO.”

LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO Rev. William Soto Santiago Domingo, 8 de abril de 2012 Cayey, Puerto Rico uy buenos días, amables amigos y hermanos presentes y los que están en otras naciones a través del satélite Amazonas y de internet y demás medios de comunicación; que Dios les bendiga grandemente a todos ustedes y a mí también en este día domingo que se conmemora la resurrección de nuestro amado Señor Jesucristo. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén. Y un saludo muy especial para todos los ministros de diferentes naciones que están presentes en estos días en el cuarto seminario titulado: “Una Obra Maestra.” Que las bendiciones de Cristo sean sobre todos ustedes, ministros que se encuentran presentes, y que han venido para estar en este cuarto seminario titulado: “Una Obra Maestra.” Dios, desde Adán hasta Jesús, estuvo llevando a cabo Sus labores para una obra maestra, la cual comenzó con Adán y continuó con todos los demás hombres de Dios enviados por Dios: Abraham, Isaac, Jacob, también antes con Set... Abel, Set, Matusalén, Enoc también, el cual fue arrebatado para no ver muerte, y también Noé que se salvó con su familia construyendo un arca; pero en ninguno de ellos, de todos estos hombres profetas: Abraham, Isaac, Jacob, Moisés y demás profetas, nunca la obra maestra que Dios comenzó a hacer, no había llegado a la perfección hasta que apareció Jesucristo, en el cual se corona la obra maestra de Dios, con la persona de Jesucristo.

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Jesucristo es la obra maestra de Dios, le tomó cuatro mil años para llegar a esa obra maestra, digamos cuatro mil años y algunos añitos más o cuatro mil años, o cuatro mil años con treinta y tres años más, cuatro mil treinta y tres años podríamos decir también. Y luego Jesucristo comenzó una obra maestra, a hacer una obra maestra, que es Su Iglesia. Comenzó el Día de Pentecostés, y ya han transcurrido dos mil años, o dos mil años y algo más, y si sacamos los números conforme al calendario hebreo tendríamos dos mil y algo de años. Para este tiempo final esa obra maestra llegará a la perfección. Ahora, estuvimos viendo en estos días el ministerio de Cristo, vimos quién es Jesucristo: es nada menos que el mismo Dios con Su cuerpo angelical llamado el Ángel del Pacto, hecho carne en un velo de carne llamado Jesús, que fue creado por el mismo Dios en el vientre de la virgen María; por eso es que Isaías, capítulo 7, verso 14, dice que ese niño sería llamado Emanuel que traducido es: Dios con nosotros. Y ahora, vimos también Su ministerio, vimos también Su muerte en la Cruz del Calvario, vimos también Su sepultura, y dónde Él se encontraba, Su cuerpo en el sepulcro, pero Su Espíritu, que es Su cuerpo angelical, estaba en el infierno porque Él tuvo que tomar nuestros pecados y así quitarlos de nosotros (los pecados) y luego llevarlos al lugar de origen que fue el diablo, para eso Él fue allá al infierno y también le quitó las llaves del infierno y de la muerte al diablo y luego salió del infierno, pasó al paraíso de aquel tiempo llamado El Seno de Abraham, para de ahí salir con todas esas personas, resucitarlas en Su resurrección. Por lo tanto, leemos en San Mateo, capítulo 28, para tener el cuadro claro de ese momento tan glorioso de la resurrección de Cristo. Capítulo 28 de San Mateo, verso 1 en adelante dice: “Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana (o sea, domingo), vinieron María Magdalena y la otra

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realidad, sálvame Señor. Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén. Con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén. Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados, y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado porque ustedes le han recibido como único y suficiente Salvador. Cristo dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16). Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor lo más pronto posible. ¿Cuándo me pueden bautizar?” es la pregunta desde lo profundo de vuestro corazón. Por cuanto ustedes han creído en Cristo, bien pueden ser bautizados. El bautismo en agua es tipológico, no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado, pero el bautismo en agua es a la semejanza de la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo nuestro Salvador. En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo, y cuando la persona es sumergida en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultada, y cuando es levantada de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Ese es el simbolismo del bautismo en agua en el Nombre del Señor. Aun el mismo Cristo fue bautizado por Juan el

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Cristo en Su Reino eterno. Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Si hay niños de diez años en adelante, que todavía no han recibido a Cristo como Salvador, lo pueden hacer en estos momentos para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo. Las personas de diferentes naciones, de diferentes países, también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, y nuestros ojos cerrados: Señor Jesucristo, traigo a Ti estas personas que han escuchado la predicación del Evangelio de Salvación, el Evangelio de Cristo, y nació la fe de Cristo en sus almas y lo han recibido como único y suficiente Salvador. Señor, recíbeles en Tu Reino, te lo ruego. En el Nombre del Señor Jesucristo, te lo ruego, oh Padre celestial. Amén. Y ahora repitan conmigo esta oración los que están viniendo a los Pies de Cristo en estos momentos. Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón. Creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu primera Venida y creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por mis pecados y por los de todo ser humano. Señor, reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, un Redentor. Doy testimonio público de mi fe en Ti y te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre y produzcas en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente contigo en Tu Reino. Señor, haz en mí realidad la salvación que ganaste en la Cruz del Calvario para mí, hazla una

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María, a ver el sepulcro. Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos. Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho. Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron. Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán.” Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. “LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO.” Ese es nuestro tema para esta ocasión, para ver este misterio de la resurrección de Cristo nuestro Salvador. Todos sabemos que Cristo resucitó; Él sabía que iba a resucitar, pues lo dijo en San Juan, capítulo 10, cuando dice: “Nadie me quita la vida; Yo la pongo por mí mismo para volverla a tomar.” (San Juan, capítulo 10, verso 18). Él también dijo que Él ponía Su vida por las ovejas, y dijo que por eso el Padre lo amaba:

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“Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar (‘este mandamiento recibí de mi Padre’ dice Cristo también en ese pasaje). Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.” Por lo tanto, Cristo no murió para quedarse muerto, sino con y por un propósito divino y mandato divino: para tomar nuestros pecados, hacerse pecado por nosotros, para Él hacernos como Él: sin pecados; por eso Él los tomó y tuvo que morir como si fuera un pecador por causa de nuestros pecados, y en todo hubo un propósito divino. Ningún ser humano podía quitar nuestros pecados, excepto Jesucristo, lo cual está en tipos y figuras en el Antiguo Testamento en aquellos animalitos que eran sacrificados por el pecado del pueblo; el sacrificio de expiación por el pecado del pueblo tipifica a Cristo siendo sacrificado por nuestros pecados, Levítico, capítulo 23, versos 26 al 29. Y también en el capítulo 23 de Levítico, versos 1 en adelante, nos habla de la fiesta de la Pascua en donde se sacrificaba un corderito en memoria de aquel cordero que fue sacrificado por cada padre de familia, para la preservación de la vida de cada primogénito en cada familia hebrea. Y San Pablo... eso está en Éxodo, capítulo 11 y 12, y luego en Levítico, capítulo 23, verso 1 en adelante, y luego San Pablo en Primera de Corintios, capítulo 5, verso 7, dice: “Porque nuestra pascua la cual es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.” Bien dijo el profeta Juan el Bautista, precursor de la Primera Venida de Cristo, cuando vio a Jesús dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Si venía para quitar el pecado del mundo y Juan supo eso, tenía esa revelación divina, para quitar el pecado tenía que morir como murió el cordero pascual allá en Egipto, en el hogar, en la familia hebrea, en cada familia hebrea.

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bautizado en agua en Su Nombre y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en usted el nuevo nacimiento. En todos los países también pueden venir a los Pies de Cristo los que todavía no han venido a los Pies de Cristo. Cristo tiene mucho pueblo en Puerto Rico y en toda la América Latina y el Caribe y los está llamando en este tiempo final; y en todos los países Cristo tiene muchos hijos y los está llamando en este tiempo final, para completar Su Iglesia y hacer Su Obra de Reclamo, resucitar a los muertos creyentes en Él y transformar a los creyentes vivos de este tiempo final. Lo más importante para todo ser humano es la vida, y si la vida que es mortal, que es temporal, es lo más importante, cuánto más la Vida eterna; la Vida eterna es lo más importante de todo y no se puede obtener excepto a través de Jesucristo nuestro Salvador. Dios nos ha dado Vida eterna, y esta vida está en Su Hijo Jesucristo, “el que tiene al Hijo, tiene la vida,” la Vida eterna, el que no tiene al Hijo (el que no cree en Cristo y no lo ha recibido como Salvador, eso es el que no tiene al Hijo), no tiene la vida, o sea, no tiene la Vida eterna, tiene una vida temporal que se le va a terminar, pero no sabe ni cuándo se le va a terminar, porque las personas mueren siendo bebés, siendo niños, siendo jovencitos o siendo personas adultas o siendo ancianos, no hay una edad en específico en la cual tenga que morir la persona, por lo tanto, es necesario que la persona tenga asegurado su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno, para que así tenga la Vida eterna y pueda volver a vivir en el Reino de Dios eternamente. El ser humano hace muchas decisiones en su vida, y ninguna de ellas lo coloca en la Vida eterna, excepto recibir a Cristo como único y suficiente Salvador; esa es la decisión grande, más grande, que el ser humano puede hacer en su vida, porque esa es la decisión que lo coloca en la Vida eterna con

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Mientras más conocimiento de un tema tiene, más ampliamente puede pensar sobre ese tema. La obra maestra en la resurrección de Jesucristo como la obra maestra de Dios. Durante este mes, y el próximo, estaremos viendo también la obra maestra de la Iglesia del Señor Jesucristo con más detalles, ya tocamos algunas cosas, pero estaremos viéndola con más detalles para ver las cosas que la Iglesia del Señor Jesucristo ha estado llevando a cabo conforme a la misión que tiene en este planeta Tierra de parte de Cristo. Podemos decir, como el apóstol San Pablo, en este tiempo, en Primera de Corintios, capítulo 15, verso 20 en adelante, Pablo el apóstol dice: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.” El primero resucitado para Vida eterna, primicia, Él es las primicias; y luego nosotros somos el resto, luego los que son de Cristo: “Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.” Yo puedo decir con todo mi corazón y con pleno entendimiento: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos, es una realidad,” ¿y quién más? Cada uno de ustedes también puede decir que Cristo ha resucitado de entre los muertos. Que las bendiciones de Cristo resucitado sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y pronto nos transforme y a los muertos en Cristo creyentes nacidos de nuevo, los resucite en cuerpos eternos y glorificados. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén. Si hay alguna persona que no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos y estaremos orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone, y con Su Sangre le limpie de todo pecado, sea

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Por lo tanto, Cristo, como el Cordero de Dios, tenía que morir; Isaías, capítulo 53, versos 1 al 15, nos habla de que tenía que morir, y ese pasaje, siendo un pasaje mesiánico, se cumpliría en el Mesías en Su primera Venida, porque la Venida del Señor tiene dos partes: Su primera Venida como el Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo, y Su segunda Venida para hacer Su Obra de Reclamo, reclamar todo lo que Él ha redimido con Su Sangre preciosa. Por eso el Cordero de Dios y el León de la tribu de Judá es el mismo Jesucristo nuestro Salvador. Vean, en Isaías, capítulo 53, verso 10 dice: “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado...” ¿Ven? Tenía que poner Su vida en Expiación por el pecado, o sea, que la Obra de Expiación tenía que hacerla el Mesías Príncipe en Su primera Venida, lo cual fue tipificado en el sacrificio del macho cabrío de la expiación que se efectuaba el día 10 del mes séptimo de cada año. (Levítico, capítulo 23, versos 26 al 29; y también lo encontramos allí en el capítulo 16 de Levítico). Nos habla de todas estas cosas la Escritura, nos habla en el capítulo 16 de Levítico, del Día de la Expiación, y de ahí en adelante encontramos que Dios dijo que no se podía entrar al Lugar Santísimo sino un día en el año, que sería el día 10 del mes séptimo de cada año, el Día de la Expiación en donde el sumo sacerdote llevaría la sangre de la expiación del macho cabrío que fue sacrificado por el pecado del pueblo. Todo eso es tipo y figura de lo que el Mesías Príncipe haría en Su primera Venida. Y ahora, todo eso se estaba cumpliendo en Jesucristo al morir en la Cruz del Calvario, el mismo Jesucristo estaba consciente de esa etapa por la cual Él pasaría, la cual era necesaria, indispensable, para la salvación del ser humano,

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para la reconciliación del ser humano con Dios; esa era una obra perfecta que el Mesías llevaría a cabo, una obra maestra, la obra de redimir al ser humano. Encontramos que tenía que cumplir un sinnúmero de requisitos y ningún hombre los pudo cumplir, ni siquiera los tipos y figuras pudieron cumplir todo para la redención del ser humano, para la reconciliación del ser humano con Dios, porque los animalitos no tienen alma, por lo cual no eran perfectos y por consiguiente no podían llevar a cabo una obra maestra, una obra perfecta; solamente eran el tipo y figura. Con la muerte de Cristo ya cesaron los sacrificios por el pecado del ser humano, porque fue hecho el Sacrificio perfecto por el pecado del ser humano, para la reconciliación del ser humano con Dios, para el ser humano ser colocado, restaurado, al Reino de Dios. Y ahora, lo vimos siendo crucificado, muriendo en la Cruz del Calvario, lo vimos también en la Escritura y en el mensaje, la conferencia, de ayer sábado; lo vimos también descendiendo en Espíritu al infierno y predicando allá a los espíritus que fueron desobedientes en el tiempo de Noé, o sea, las personas que fueron desobedientes en el tiempo de Noé, y murieron en el diluvio (y fueron desobedientes), por allí también estarían los que fueron desobediente en el tiempo de Moisés, todos los que fueron desobedientes en todos los tiempos, hasta Jesús, y habían muerto, por esa dimensión estaban. Pero vean, les predicó a estar personas que fueron desobedientes en el tiempo de Noé, no para salvación. Luego lo vemos pasando por el paraíso ya teniendo las llaves del infierno y de la muerte por lo cual podía resucitar, y sale, resucita con todos los santos del Antiguo Testamento y aparece en la ciudad de Jerusalén Él, y también aparecen a sus familiares los santos que resucitaron con Él en esa ocasión. Fue una visita muy importante la de todos esos santos que resucitan en cuerpos jóvenes apareciendo en Jerusalén,

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de la tribu de Judá; porque es la misma persona, el mismo Ángel del Pacto, el mismo Cristo. Él es el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo, y Él es el León de la tribu de Judá. Estamos muy cerca a que se complete la Iglesia del Señor Jesucristo. Estamos muy cerca a que entre hasta el último escrito en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, y cuando eso ocurra, ahí el tiempo ya no será más, el tiempo de Redención y para Redención, para Salvación, terminará, y entonces corresponde a la Obra de Reclamo donde ocurrirán muchos eventos proféticos que hemos leído en la Biblia y que hemos escuchado en y a través de diferentes predicadores. Estamos en el tiempo más glorioso del Cristianismo. Estamos en el tiempo más glorioso para la Iglesia del Señor Jesucristo, por lo cual aprovechemos bien el tiempo trabajando en la Obra del Señor, trabajando en todo aquello que está prometido que será hecho en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, porque es por medio de Su Iglesia que el Señor Jesucristo ha estado obrando y continuará obrando en este tiempo final. Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia ha estado cumpliendo todas las promesas que Él ha hecho, y las cosas que están prometidas para ser cumplidas en este tiempo de parte de Dios para Su Iglesia, las veremos en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, Cristo en Espíritu Santo cumpliéndolas para bendición de todos Sus creyentes. Estamos deseosos de ser transformados, y yo más; cuando estemos transformados vamos a ver todo lo que Dios tiene y que todavía no habíamos comprendido. Cuando seamos transformados las cosas las vamos a ver con otros ojos, ojos transformados de un cuerpo transformado, de un cuerpo glorificado. O sea, que hasta la forma de pensar será cambiada, porque la persona piensa de acuerdo al conocimiento que tiene.

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años atrás, y pronto resucitará cada creyente en Cristo que murió físicamente y los vivos serán transformados; el Cuerpo Místico de Cristo es Su Iglesia; y por consiguiente su meta es la misma de Cristo: llegará a tener cuerpos eternos y glorificados como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Ya ha tenido Su Iglesia una etapa y una trayectoria igual a la de Cristo, y cada creyente en Cristo ha tenido una resurrección espiritual a la Vida eterna en el Reino de Cristo. Y Su Iglesia en este tiempo final, compuesta por los creyentes en Cristo, tendrán una resurrección física los que murieron, y una transformación los que estén vivos; y en lo espiritual la Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes en este tiempo en el campo espiritual ha resucitado a una etapa de Vida eterna en la Edad de Oro de la Iglesia del Señor Jesucristo, la etapa o edad de y para adopción, para la adopción del cuerpo, redención del cuerpo, que será nuestra glorificación. En este cuarto seminario: “Una Obra Maestra,” hemos estado viendo la resurrección de nuestro amado Señor Jesucristo; este seminario para ministros de Puerto Rico y de otros países, que la Gran Carpa-Catedral de Puerto Rico está llevando a cabo. Y ahora, con Cristo resucitado, el Programa de la Redención se hizo una realidad. Todo lo que estaba en la mente de Dios, la Redención del ser humano; por eso todavía se predica el Evangelio de Cristo para que llegue a Cristo hasta el último escrito en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, porque Cristo no puede salir del Trono de Intercesión en el Cielo, donde está como Sumo Sacerdote con Su propia Sangre, hasta que se complete Su Iglesia, hasta que redima hasta el último escrito en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero. Y luego saldrá del Trono de Intercesión donde está como Sumo Sacerdote y se convertirá en el Rey, en Rey, en el León

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Abraham y Sara, visitando a Jerusalén nuevamente en cuerpos físicos, y también Isaac, los patriarcas, Jacob, todas estas personas visitando a Jerusalén. También cuando los muertos creyentes en Cristo resuciten, van a visitar a los creyentes que están vivos en este tiempo final, porque sus familiares en el Reino de Dios, sus familiares en Cristo, son los creyentes en Cristo, esos son los familiares de la familia celestial; pero si le aparecen a algún familiar según la carne, no hay ningún problema, van a pasar un susto si no saben que van a venir en cuerpos jóvenes, pero ya cuando se cumpla esa promesa los vamos a ver en cuerpos glorificados y jóvenes. Ahora, todo esto es porque Jesucristo, el cual murió, fue sepultado, resucitó el primer día de la semana, domingo en la mañana, resucitó nuestro amado Señor Jesucristo como Él había prometido: al tercer día; viernes murió en la cruz, y ya al morir en Espíritu pasó al infierno llevando nuestros pecados al infierno y también llevándolos lejos, y entregándolos o retornándolos al diablo que es el originador del pecado, y quitando las llaves del infierno y de la muerte al diablo, pasando luego al Paraíso o Seno de Abraham para resucitarlos en el domingo de la resurrección, aparecer con todos ellos en la ciudad de Jerusalén. Cristo tenía que resucitar domingo, ¿y por qué domingo? Porque ese es el tiempo correspondiente para la resurrección, el domingo representa eternidad, el domingo es el primer día de una nueva semana, se regresa al principio y se regresa a un tiempo de comienzo para un nuevo tiempo divino, para un nuevo Programa Divino, para una nueva dispensación. Por eso es que los creyentes en Cristo del tiempo de los apóstoles los sábados iban a la sinagoga, o al templo los que estaban en Jerusalén, para hablar de Cristo, predicar a Cristo, pero el domingo se reunían en el culto ellos, porque domingo fue el día que Jesucristo resucitó y fue el día primero que le

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aparece a Sus discípulos ya resucitado y glorificado. Domingo, como les dije, representa la eternidad, y en la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual nace de Cristo por medio del Espíritu Santo la vida que está en Cristo, Cristo regresaría nuevamente como Él prometió, Él dice que no nos dejará huérfanos sino que vendrá a nosotros, Él dice: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” No estaría con Su cuerpo físico glorificado, sino en Espíritu Santo, que es el Ángel del Pacto. Y ahora, el Cristianismo está fundado sobre la revelación de Jesucristo, de quién es Jesucristo, y Su resurrección, porque si Cristo no resucitaba, todo estaría perdido. Cristo tenía, no solamente que morir y ser sepultado, sino resucitar también, y Él prometió resucitar al tercer día, las palabras que Él dice frente al templo a los judíos, dice: “Destruyan este templo (y ellos pensaban que estaba hablando del templo de piedra, pero estaba hablando del templo de Su cuerpo, en San Juan, capítulo 2, verso 19 en adelante)” Recuerden que la persona es un templo, tiene atrio que es el cuerpo, tiene lugar santo que es el espíritu de la persona, y tiene Lugar Santísimo que es su alma, y cuando Él habla esas palabras pensaban que estaba hablando del templo de piedras, pero estaba hablando de Su cuerpo físico que tenía que ser sacrificado para pagar el precio de la Redención. Cuando resucitó Cristo, entonces entendieron, dice: “Destruyan este templo, y en tres días Yo lo levantaré,” o sea, lo resucitará; al tercer día, murió viernes en la tarde, luego... es el viernes el primer día, sábado el segundo día, y domingo en la mañana ya se está en el tercer día. Al tercer día Cristo tenía que resucitar, y Él lo sabía, Él conocía el plan divino, Él conocía el Programa para la Redención del ser humano. Los discípulos, aunque llevaban unos tres años y medio con Él bajo el ministerio mesiánico, no entendían, y para que ustedes puedan comprender lo que ellos entendían acerca de

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mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.” Es Cristo, el Ángel del Pacto, el que con Su Voz resucitará a todos los creyentes en Él que le habían recibido como único y suficiente Salvador, esos son los que resucitarán en la primera resurrección, que es para Vida eterna, en cuerpos eternos y glorificados, y entonces la obra maestra de Cristo, así como la obra maestra de Dios se coronó en la persona de Cristo, y Jesucristo es la obra maestra de Dios y resucitó a Vida eterna; y la obra maestra de Cristo es Su Iglesia, y Su Iglesia en este tiempo final será coronada con la Vida eterna física en cuerpos físicos, glorificados, y eternos, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, la obra maestra de Cristo, que es Su Iglesia, se encuentra en el tiempo más glorioso de todos los tiempos. Ha estado haciendo una obra que le ordenó Cristo que hiciera, desde el tiempo de Cristo recibió la orden, y el Día de Pentecostés comenzó a predicar el Evangelio de la Gracia para la salvación y Vida eterna de todos los que recibirían a Cristo como único y suficiente Salvador, esa es una obra maestra que Cristo ordenó que se hiciera, que la hiciera la Iglesia Suya a través de todo el tiempo, porque esa es la forma en que escuchan la Voz de Cristo las personas, Cristo por medio de Su Espíritu en Su Iglesia hablando y llamando Sus ovejas de edad en edad. Porque la Voz de Cristo por medio del Espíritu Santo ha estado todo el tiempo en Su Iglesia, por eso “el que tiene oído, oiga (¿qué?) lo que el Espíritu y la Esposa dicen,” lo que Cristo en Espíritu Santo, y Su Iglesia, que es Su Esposa, hablan, porque Su Iglesia por medio del Espíritu Santo manifestado a través de sus diferentes mensajeros, habla el Evangelio a la humanidad ofreciéndole el agua de la Vida eterna. Y ahora, Cristo ha resucitado de entre los muertos dos mil

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Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis. Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida. Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió. De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” Y ahora, Cristo aquí dice que el que oye Su Palabra tiene Vida eterna, dice que ha pasado de muerte a vida, y luego encontramos que los discípulos murieron, cada uno en su tiempo; murieron a la vida física temporal, pero continúan teniendo Vida eterna en su alma y en su espíritu, y en la resurrección tendrán la Vida eterna física también: “De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán.” Y ahora, a través de la predicación del Evangelio de Cristo están oyendo la Voz del Hijo de Dios y están recibiendo la Vida eterna todos los que reciben a Cristo como Salvador, y los santos del Antiguo Testamento, que estaban en el paraíso, oyeron la Voz del Hijo de Dios, de Cristo en Su cuerpo angelical, cuando los visitó, y resucitaron. “Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida;

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la Primera Venida de Cristo, ellos en el tiempo en que estuvieron con Jesús entendían menos de lo que ustedes y yo entendemos en la actualidad. Ellos no entendían el plan, el Programa de Salvación, de Redención, ellos pensaban que Él iba a establecer el Reino mesiánico en esos días que estaba con ellos, que Él se sentaría en el Trono de David y restauraría el Reino de David. Así ellos creían en la Venida del Mesías, la Primera Venida de Cristo, porque en las profecías bíblicas acerca de la Venida del Mesías, en el Antiguo Testamento se veía todo como si fuera una sola, y no entendían que la Venida del Mesías tenía dos partes: Su primera Venida como Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo, y Su segunda Venida como Rey, como León de la tribu de Judá. Lo que corresponde a Su segunda Venida era lo que ellos estaban esperando que el Señor hiciera, cumpliera, en aquellos días. Pero eso corresponde a este tiempo final, esto corresponde a este tiempo en que el Cristianismo está esperando la Segunda Venida de Cristo. Cristo ha resucitado de los muertos el primer día de la semana, o sea, domingo, y la Escritura dice que resucitó para nunca más morir, porque en el cuerpo glorificado no hay muerte, no muere la persona. La causa de la muerte del cuerpo humano fue el pecado allá en el Huerto del Edén, y luego toda la descendencia de Adán y Eva podemos ver que es mortal, por eso nace, vive un tiempo en la Tierra y muere el ser humano. Eso es la herencia que recibimos de Adán y Eva: vida, pero temporal; pero es buena, porque nos da la oportunidad de hacer contacto con la Vida eterna a través del segundo Adán que es Jesucristo nuestro Salvador, el cual llevó nuestros pecados en la Cruz del Calvario y luego los llevó lejos, al infierno, la quinta dimensión, y los regresó así al diablo, que fue el originador del pecado. Con la resurrección de Cristo la Obra de Redención se

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completó, y ordenó en San Lucas a los que estuvieron con Él luego de resucitado, en donde Él estuvo por cuarenta días apareciendo en diferentes ocasiones, digamos, no menos de ocho ocasiones apareció a Sus discípulos y les hablaba del Reino de Dios, les enseñaba, y les abrió el entendimiento para que entendieran las Escrituras, las profecías que hablaban acerca de Jesús, del Mesías, el cual ellos reconocieron y creyeron firmemente que era Jesús. Vean, ya resucitado, en San Lucas, capítulo 24... esos días estaban muy asustados ellos y tenían temor reverencial por lo que había sucedido; capítulo 24 de San Lucas, versos 36 en adelante dice que estaban reunidos y las puertas cerradas; los caminantes de Emaús se regresaron a Jerusalén para dar las noticias de que les había aparecido Jesús ya resucitado. Dice... esto fue cuando partió el pan dando gracias a Dios (los ojos les fueron abiertos), verso 30 en adelante dice: “Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista.” Podía aparecer y desaparecer, o sea, que el cuerpo glorificado tiene esas cualidades, así será con los muertos en Cristo cuando resuciten, podrán aparecer y desaparecer; y cuando los creyentes en Cristo sean transformados podrán aparecer y desaparecer. O sea, que ya viene todo eso en ese cuerpo. Es la clase de cuerpo perfecto que Cristo tiene: cuerpo glorificado, y que yo voy a tener también, ¿y quién más? Pues cada uno de ustedes también, no es solamente para mí, es para todos los creyentes en Cristo la promesa de un cuerpo glorificado, eterno, inmortal, incorruptible, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador: “Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos

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están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y pronto se va a completar Su Iglesia. En este tiempo final en la Edad de Oro de la Iglesia que corresponde a este tiempo y que está representada en el día domingo, por eso corresponde a la etapa número ocho en el programa de la trayectoria de la Iglesia del Señor Jesucristo, corresponde a la etapa número ocho de la Iglesia del Señor Jesucristo entre los gentiles, por lo cual la Iglesia del Señor Jesucristo se encuentra también en ese ciclo representado en el domingo, y se encuentra en el Día Postrero, que es el séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá, para la resurrección de los que murieron creyentes en Cristo y la transformación de los vivos. Una resurrección espiritual antecede; cada creyente en Cristo tiene una resurrección, ha resucitado en el Reino de Dios, resucitó de la muerte, porque en el Huerto del Edén la raza humana perdió la Vida eterna, murió esa vida, a esa Vida eterna, y ahora Cristo hace la resurrección espiritual cuando la persona lo recibe como único y suficiente Salvador, es bautizado en agua en Su Nombre y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en la persona el nuevo nacimiento, nace de nuevo, una resurrección a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno; ya tiene esa resurrección; ahora nos falta la resurrección en el Día Postrero, la resurrección del cuerpo para los que murieron y la transformación de los vivos. En el campo espiritual encontramos que San Pablo dice: “Despiértate tú que duermes, levántate de entre los muertos y te alumbrará Cristo.” (Efesios, capítulo 5, verso 14). ¿Ven? Es una resurrección espiritual. El mismo Cristo, hablando de la resurrección, dice en San Juan, capítulo 5, verso 19 en adelante dice: “Respondió entonces Jesús, y les dijo (el verso 19 en adelante): De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente.

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Cuando todos estemos transformados no tendremos que pagar vuelos aéreos, no tendremos ningún tipo de problemas. Si queremos estar, si deseamos estar en un lugar todos juntos, podremos estar; en cuanto a la cantidad, no importa; y como en el cuerpo glorificado se puede comer, pero también se puede estar sin comer, así que no se preocupen por el gasto después que seamos transformados. Es importante saber estas cosas para saber también algo por adelantado de lo que nos espera de parte de Dios, de lo que Él ha prometido para todos los creyentes en Cristo, el cual resucitó; por lo tanto, también van a resucitar todos los creyentes en Cristo, y los que están vivos, pues serán transformados, porque todos vamos a tener cuerpos eternos, cuerpos glorificados. Por eso y para eso es que estamos esperando la Venida del Señor, cosas que fueron dichas por San Pablo también, en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21, donde dice: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.” Así que Él tiene el poder con el cual va a transformar nuestros cuerpos, y mi oración es que sea pronto, lo más pronto posible. Mientras más pronto, mucho mejor, o sea, nos economizamos problemas, y está muy cerca el cumplimiento de esa promesa. Todo Dios lo está preparando para cumplir esas grandes promesas que corresponden a este tiempo final para la Iglesia del Señor Jesucristo. El Cristo resucitado lleva unos dos mil años o dos mil años y algo en el Cielo, haciendo intercesión con Su propia Sangre como Sumo Sacerdote del Templo celestial, por todos aquellos que lo reciben como único y suficiente Salvador, los cuales

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abría las Escrituras? Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.” De seguro lo hizo en la misma forma que lo hacía en otras ocasiones cuando había estado con ellos por tres años y medio: “Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.” Vean, les apareció ¿cuándo? Cuando estaban hablando de Él; así será en la Venida del Señor y así será con los muertos en Cristo cuando resuciten: van a estar hablando de Cristo, de la Venida del Señor, y van a estar hablando de los muertos en Cristo que resucitarán: “Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.” Porque un espíritu es un cuerpo de otra dimensión. También en la tempestad, cuando Él estuvo con ellos en Su ministerio terrenal y caminó sobre las aguas, pensaban que estaban viendo ¿qué? un espíritu: “Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.” Aquí nos está describiendo cómo es un espíritu, un cuerpo espiritual angelical, un cuerpo teofánico, y cómo es un cuerpo glorificado, ahí tenemos la descripción, el cuerpo espiritual o el espíritu, que es un cuerpo de otra dimensión, no tiene carne ni tiene huesos, y el cuerpo glorificado sí tiene carne y tiene huesos, pero glorificado, un cuerpo perfecto que nunca se

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pondrá viejo, que nunca se enfermará, que nunca morirá, joven para toda la eternidad. Eso será así para todos los creyentes en Cristo porque encontraron ¿qué? la Fuente de la Juventud, a Jesucristo resucitado; por eso San Pablo decía: “Si a Cristo conocimos según la carne, ya no,” ¿por qué? Porque ya resucitó, está glorificado, y en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia lo conocemos como el Ángel del Pacto, nuestro amado Señor Jesucristo. Él es el mismo ayer, hoy y siempre, el mismo Ángel del Pacto que se veló a través de los profetas y cumplió la parte de Su Palabra prometida para cada tiempo en que envió esos profetas, y profetizó a través de esos hombres de Dios de cosas que vendrían más adelante. Porque el profeta en realidad es el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, y a los que ha usado para profetizar a través de ellos, han sido llamados: profetas, hombres con las dos conciencias juntas, para oír de Dios y ver lo que deben ver y hablar lo que deben hablar, porque Dios coloca en Su corazón y en su boca lo que deben hablar, y eso viene a ser la Palabra de Dios para el tiempo en que es hablada, y sigue siendo la Palabra de Dios para todos los tiempos. Y ahora, continuando dice: “Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían...” Ahora vean, hay algunas ocasiones en que estamos esperando algo grande, y cuando sucede, decimos: “No lo puedo creer,” no es que no crea, “no puedo creer que tengo, he recibido lo que fue prometido o lo que estaba buscando, no lo puedo creer,” pero lo está viendo y lo está recibiendo. Es igual que cuando se gradúa un joven de la universidad en aquello que él anhelaba obtener ese título, cuando recibe el título, dice: “No lo puedo creer, he logrado lo que yo quería,” pero no quiere decir que no cree que es una realidad, sino que de gozo dice: “No lo puedo creer.”

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“Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel (como eran pescadores la mayoría de ellos, pues estaban acostumbrados a comer pescado casi siempre cuando estaban por ahí por Galilea, ¿y qué hizo Jesús?). Y él lo tomó, y comió delante de ellos. Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros...” Ahora, comió delante de ellos, recuerden que los santos, los creyentes en Cristo que murieron físicamente, cuando resuciten en cuerpos glorificados, sepan que pueden comer; por lo tanto, no vamos a esperar que nos pregunten: “¿Tienen algo de comer?” como preguntó Jesús a Sus discípulos, ya sabemos que pueden comer en el cuerpo glorificado, Jesús lo mostró, lo probó. Y ya los que están en el paraíso tenemos las noticias que al reverendo William Branham, cuando estuvo en el Paraíso, antes de su partida final al Paraíso, los que estaban allá le dijeron que iban a regresar a la Tierra en la resurrección: “Entonces tomaremos cuerpos y entonces podremos comer (le dijeron) porque acá (o sea, estando en sus cuerpos angelicales o espirituales, dicen), acá ni comemos, ni trabajamos ni dormimos.” O sea, que están descansando de las labores terrenales que llevaban a cabo en el cuerpo físico, porque en el cuerpo espiritual no se llevan a cabo esas labores aquí en la Tierra. Pero cuando regresen, van a querer trabajar también, y probablemente podrán tener la oportunidad de ayudar a los escogidos de este tiempo final que serán transformados también. Así que no sabemos cómo va a ser ahí en ese tiempo, pero se va a estar hablando de la Palabra de Dios, porque Cristo ya resucitado estuvo hablándoles la Palabra, hablándoles del Reino de Dios.

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