XIV Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 2013.
La revista Timón y el antisemitismo mexicano. Una mirada desde la perspectiva del Ulises criollo. Walter César Camargo. Cita: Walter César Camargo (2013). La revista Timón y el antisemitismo mexicano. Una mirada desde la perspectiva del Ulises criollo. XIV Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza.
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LA REVISTA TIMÓN Y EL ANTISEMITISMO MEXICANO. UNA MIRADA DESDE LA PERSPECTIVA DEL ULISES CRIOLLO. Dr. Walter Camargo Facultad de Filosofía y Letras y Facultad de Educación Elemental y Especial (UNCuyo)
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1. Las revistas periódicas en América Latina En el presente artículo me interesó indagar acerca del valor político-ideológico de las revistas, como ―tribunas de pensamiento‖, en las cuales han quedado huellas de diferentes posiciones estéticas e ideológicas que conforman una parte integral del legado del siglo XX. (AAVV, 1993; Pereyra, 1993) En nuestro país, las Revistas tuvieron un momento de quiebre durante el festejo del primer centenario de la Revolución de Mayo, cuando se constata la emergencia de un campo intelectual caracterizado por la progresiva profesionalización del escritor, como parte de un proceso general de modernización cultural de la Nación. Como señala John King al estudiar la revista Sur, en la Argentina se produjo el paso de un escritor político o ―caballero‖ (confinado a un pequeño grupo de familias aristocráticas, o de amigos de las mismas) que describía la intimidad del grupo, a uno profesional modernista. (King, 1989) Asimismo, el surgimiento de publicaciones periódicas políticas, literarias y culturales se relaciona con un ―florecimiento cultural‖ que se vivió durante las décadas de 1920 y 1930 en América Latina constituyéndose en la forma predominante de la producción y el intercambio político, ideológico y cultural de la época, desde las cuales una nueva generación cuestionará y difundirá otras ideas junto al surgimiento de temas y problemas derivados de la situación política. Entre estas publicaciones se generaron muchas veces opiniones encontradas y polémicas, pero también objetivos comunes, ya que permitió a los intelectuales encontrar un lugar privilegiado desde el cual realizar cuestionamientos hacia la política vigente. Al respecto debo establecer diferencias entre las llamadas revistas literarias del siglo XIX –más específicas– y las culturales, que hicieron su aparición en América Latina durante la segunda y tercera década del siglo XX, las cuales se caracterizaron por dedicarse a una amplia variedad temática y presentarse como órganos de expresión de 1
grupos que defendían determinadas propuestas políticas y culturales. (Alonso, Lafleur y Provenzano, 2006) Además, en tanto ―documento de cultura‖, las Revistas permiten visualizar las principales tensiones del campo cultural de un periodo determinado, puesto que al ubicarse en la intersección de los proyectos individuales y grupales, muestran su capacidad de reflejar las preocupaciones estéticas, políticas y de identidad. Los intelectuales que escriben en ellas utilizan las revistas para definir su participación al interior del campo intelectual, así como al exterior de éste, en relación a otros grupo de poder (económico, político, sociales). Como actores sociales inmiscuidos en las empresas editoriales, éstos buscaban expresar sus inquietudes a través de este medio de comunicación y, simultáneamente, encontrar un espacio que legitimara la posición que deseaban alcanzar. (Altamirano y Sarlo, 1983: 97) En el caso latinoamericano, estas publicaciones tuvieron un carácter militante y sirvieron para difundir y definir la acción de un grupo o partido político, motivo por el cual encontramos en ellas de manera constante la articulación entre lo político y lo literario, aunque varíe el peso relativo que se le dé a una u otra variable. Así, las Revistas pueden ser analizadas como un medio significativo para la formación de instancias culturales que favorecieron la profesionalización de la cultura. (Beigel, 2006: 37) Por otra parte, puede indicarse que en tanto constituyen un sistema de conexiones entre individuos o entidades sociales interdependientes, el concepto de red ha sido utilizado como imagen metafórica o como modelo, para diferenciarlo de la perspectiva de quienes centraban su análisis en individuos. Ellos entienden que el actor social se encuentra relacionado dentro de un sistema de interacciones, por lo cual para entender la opinión de un individuo es indispensable comprender su contexto relacional. Las redes pueden ser consideradas como configuraciones transfronterizas de apoyo, por lo que sirven para explicar las relaciones horizontales y verticales que se establecieron entre pares políticos e intelectuales y organizaciones (sindicales, políticas, religiosas, etc.). (Devés Valdés, 2005: 108 y ss.) En esta oportunidad nos detenemos en la revista Timón, aparecida en México en la década del cuarenta en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, orientada en la defensa del nazismo. En sus páginas publicaron destacadas figuras de la cultura mexicana, como el filósofo y educador José Vasconcelos, quien esperaba una victoria alemana que revirtiera la penetración ideológico-política del protestantismo en América 2
Latina. El análisis de los artículos de esta publicación nos permitirá comprender sustancialmente los argumentos, motivos y esperanzas del antisemitismo mexicano, destacándose la figura del ilustre educador obregonista.
2. El contexto mexicano de los años cuarenta y la Segunda Guerra Mundial El periodo que comprende la Segunda Guerra Mundial, que coincide con la publicación de Timón, representa un momento significativo de la historia de México, en el cual el movimiento iniciado por Francisco Madero llegó a su meseta revolucionaria y posteriormente dio paso a la institucionalización del sistema político, donde se privilegió el pragmatismo político antes que el ímpetu transformador, poniendo a su vez los cimientos del sistema político mexicano que perdura hasta hoy. Al respecto Octavio Paz lo destaca como modelo de estabilidad política en América Latina, pues México no ha sufrido golpes de Estado, ni proliferaron dictaduras de tipo personal (cesarista), sino que dominó la política una estructura burocrática impersonal. (Paz, 1981: 129) Así, en lugar de la exclusión o el aniquilamiento, se encuentra un Estado dado a la cooptación e incorporación de los opositores, en un ambiente autoritario, pragmático y moderado. De este modo, el régimen mexicano ha afrontado y, al parecer, ―…resuelto uno de los problemas más difíciles que se les plantean a los regímenes no democráticos: el de la renovación de la elite y sucesión del ejecutivo‖. (Knigth, 2003: 330) Los civiles se hicieron del poder amparados en la Constitución de 1917. Las sucesiones presidenciales se convirtieron en ―corteses negociaciones‖, a través de la implementación de un sistema dual: el PRI y el Presidente de la nación en cumplimiento de sus funciones. Sin el segundo, el primero no existiría; a su vez, el PRI es el sustento social y político del régimen presidencialista. De modo que el poder residía en la cumbre, pues los presidentes gobernaban por seis años no renovables (legado de la Revolución) y durante ese tiempo eran la autoridad suprema. De modo que el Presidente y el Partido encarnan la totalidad de México: ―[e]l PRI no es un partido político mayoritario; es la Unanimidad. El presidente no sólo es la autoridad política máxima: es la encarnación de la historia mexicana, el Poder como sustancia mágica trasmitida desde el primer Tlatoani a través de virreyes y presidentes‖. (Paz, 1981: 145) Por su parte, el pueblo presentaba apatía por el sistema y si bien el voto era obligatorio el porcentaje llegó en ocasiones al 43%. Sin embargo, el grupo gobernante 3
se encargó de hacer sentir que representaba a todos los mexicanos a quienes dividió en tres sectores: los campesinos, los trabajadores y el denominado sector popular. La estructura partidaria proporcionaba, representación simbólica al menos, a amplios estratos de la población y contribuía a explicar la aceptación pasiva, aunque no la aprobación entusiasta, de que gozaba el régimen. En estos años, la estabilidad política de México dependía de tres condiciones: el equilibrio entre los grupos constitutivos, la distribución de recompensas materiales bajo el patrocinio del Estado (subvenciones, control de precios) y el cultivo de una relación mutuamente aceptable con EE.UU., una especie de distensión bilateral, donde había que evitar enfrentamientos directos. Durante los años que nos interesan se destacó la gestión de Lázaro Cárdenas, considerada como la primera revolución pacífica de la historia mexicana. Para algunos autores este sexenio representó el periodo en la historia en el cual ―...la Revolución pareció convertirse en un proceso de realización verdadero, bajando de los cielos mitológicos a los cuales la elevaron las odas retóricas‖. (Medin, 1997: 5) Otros, en cambio, consideran que su política fue ambivalente y su gobierno ―…fue siempre más ambiguo de lo que los primeros planteamientos de las grandes reformas nos dejan entrever‖. (Niblo, 2000: 7-8) Durante su gestión se apoyó en el movimiento obrero para lo cual se creó la Confederación de Trabajadores de México (CTM) liderada por Vicente Lombardo Toledano. El sindicalismo industrial, junto con los campesinos y el Ejército, constituyeron los pilares de su gobierno. En materia económica el programa estuvo orientado a satisfacer las demandas de los campesinos, marcado por un acentuado nacionalismo. Para ello buscó la liquidación de los latifundios, y, en relación con los obreros, se prometieron contratos colectivos de trabajo y salarios mínimos. Para cumplir con sus objetivos, en 1936, emprendió un cambio en el programa financiero del gasto público: se destinaron importantes sumas de dinero a lo social, tales como obras de infraestructura, educación, y agricultura. (Knight, 2001: 294) Durante su gestión se nacionalizaron los Ferrocarriles y grandes extensiones de tierra. En efecto, fue significativa su política ejidal, ya que el programa de la reforma se aceleró: se entregaron 18.000.000 has. entre 750.000 familias. Se creó para apoyarlos el Banco Nacional de Crédito Ejidal. A pesar de ello ¾ partes de la tierra continuaba en manos de pocos hacendados.
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En materia económica su medida más notoria fue la expropiación del petróleo a compañías extranjeras. Se creó una corporación gubernamental llamada Petróleos Mexicanos (PEMEX), dirigida por antiguos sindicalistas. Con esta decisión, el Presidente recibió el apoyo de los partidarios del nacionalismo económico, la izquierda y de los conservadores de tradición nacionalista. (Niblo, 2000: 12) En cuanto a su política internacional y la defensa de la soberanía mexicana, el mencionado Paz destaca su oposición al Fascismo y al Nazismo, así como a la invasión de España a Etiopía. Además, le dio asilo a León Trotsky (1879-1940) y recibió a los refugiados españoles de la Guerra Civil y luego otros europeos. (Paz, 1981: 30) México fue uno de los pocos países no comunistas que mantuvo relaciones de ayuda y cooperación con la República Española. Margarita Carbó estudió la ayuda militar que el gobierno mexicano ofreció a su par español, por tratarse de ―un gobierno amigo legalmente constituido‖. (Carbó, 2002: 26) Sin embargo, los problemas más significativos de su gestión estuvieron en la política interna. La orientación ideológica del Presidente y el rumbo que dio a algunos aspectos de su gestión, como la educación, le ganaron opositores importantes. Cárdenas pretendió avanzar en la consecución de una enseñanza socialista para todo México. Tzvi Medin advierte que todas esas iniciativas constituían la continuación y el incremento de lo ya emprendido por Vasconcelos. Lo que sucedió fue que, ―…en el deseo de pintarlos del rojo socialista se desfiguraron y se convirtieron en incomprensibles para los propios maestros que no comprendían qué se quería y qué se esperaba de ellos‖. (Medin, 2000: 187-88) Los padres de familia –dice Ramón Ruiz– sacaban a sus hijos de las escuelas que tildaron de ―casas del diablo‖. Por su parte, muchos intelectuales tampoco estuvieron de acuerdo con la educación socialista que consideraron ―…dictaduras ideológicas sancionadas por la ley, en concordancia con la orientación política del Estado‖. (Ruiz, 1977: 67) En este marco el surgimiento de la oposición se volvió más fuerte y clamorosa. Aparecieron grupos apoyados desde Europa por las potencias fascistas, así como también por la España de Franco.1 El cardenismo se había iniciado con una gran agitación en los centros urbanos. El decidido apoyo del Gobierno a las organizaciones obreras y campesinas, además de 1
Sobre el crecimiento de los grupos franquistas y fascistas en México ver: Medina, Luis. (1978) ―Del cardenismo al avilacamachismo‖. En: Historia de la Revolución Mexicana, México, El Colegio de México, Nº 18, p. 42 y ss.
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la libre actuación de los grupos de izquierda en manifestaciones públicas y actos masivos, y la ya mencionada educación socialista incomodó a los sectores medios y empresariales de México. Así, surgieron grupos de oposición en tres líneas de acción principalmente: religiosa, civil y política. (Angiano, 1999: 75; Pérez Monfort, 1993: 45) Para Paz la época de Lázaro Cárdenas fue un periodo de ascensos revolucionarios, donde la idea del desarrollo económico era también y sobre todo una idea social, pues ―se concebía el desarrollo como una función social cuyo directo beneficiario sería el pueblo‖. Sin embargo, a pesar del carácter popular del cardenismo, ―México no conoció una reforma democrática que correspondiese a las reformas sociales. Al contrario, el Partido malogró esa posibilidad y convirtió a las organizaciones obreras y campesinas en sus apéndices‖. (Paz, 1981: 130-31.)2 Su sucesor fue Manuel Ávila Camacho (1940-1946), quien llegó al poder gracias a la presunción de los miembros más influyentes del PRM, acerca de que luego de los años reformistas de Cárdenas, México necesitaba un periodo de estabilidad y no de revolución.3 La nueva administración frenó las medidas consideradas revolucionarias. El principal interés del Gobierno fue la industrialización, que se logró por medios liberales ortodoxos.4 Arnaldo Córdova sostiene que el progreso de la burguesía nacional se menguó, hasta su desaparición en la etapa posterior, cuando se acentuó la dependencia económica, política, cultural y social de Estados Unidos. (Córdova, 1992: 13) Ávila Camacho repartió 3 millones de hectáreas y se preocupó por mejorar la producción del ejido. En el campo hubo una modernización de obras de regadío, semillas, fertilizantes, con apoyo de EE.UU. Las obras hidráulicas fueron dirigidas hacia las grandes haciendas del norte y no hacia los ejidos del centro y sur. El cambio económico fue acompañado por uno ideológico hacia la derecha. En la educación se trató que revertir la tendencia marxista de la administración anterior y la oposición a la Iglesia, a través de una nueva era en las relaciones entre esta institución con el Estado mexicano.
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Para ampliar la etapa cardenista ver: Romero Flórez, Jesús. (1971) Lázaro Cárdenas. Biografía de un gran mexicano. México: Costa Amic; Krause, Enrique (1987). Lázaro Cárdenas. General misionero. México: Fondo de Cultura Económica. 3 Ver: González del Rivero, Leticia (1994). Disidencia, Estados Unidos y las elecciones de 1940. Tesis de maestría en Historia, México: Universidad Iberoamericana. 4 Al respecto Henry Bamford Parkes considera que los logros de la Revolución habían sido menores que lo que esperaban sus defensores en cuanto a los aspectos materiales. (Parkes, 1982: 424 y ss.).
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En cuanto al contexto internacional, México tomó partido por los aliados en la Segunda Guerra Mundial. La política del ―buen vecino‖ de Franklin Delano Roosevelt había hecho disminuir el sentimiento negativo hacia EE.UU., decisión que tuvo efectos importantes sobre la economía mexicana cuyo resultado se conoció como el ―boom de guerra‖. Esto fue posible porque la izquierda perdió fuerza, como reflejaron las elecciones de 1946. Lázaro Cárdenas, la única figura importante del grupo pro-revolución, se retiró a la vida privada. El PRI eligió como Presidente al Secretario de Gobernación de Ávila Camacho, Miguel Alemán (1946-52), primer presidente que no había participado de la Revolución y que fue parte de una nueva generación que tomó esa lucha más como un episodio de la historia que un recuerdo personal. Dio a México una administración de hombre de negocios dedicados a un rápido progreso material. Este gobierno se caracterizó –según Knight– tanto por la avaricia del Presidente y su grupo, como por los acuerdos con extranjeros. (Knight, 2001) Por tal motivo, Felicitas López Portillo sostiene que aún es dificultoso analizar este periodo, contraponiéndolo al de Cárdenas. (López Portillo, 1995: 13)
3. El campo político mexicano y los simpatizantes nazismo alemán En Europa el estallido la Segunda Guerra Mundial tendría enormes repercusiones en la política de América Latina. Detrás del conflicto bélico había otro de tipo político, pues la guerra enfrentaba dos modos distintos de entender el mundo y la política. Los gobiernos de los países aliados sostenían gobiernos democráticos y liberales, mientras que en el eje predominó el fascismo y el nazismo antidemocrático. De esta manera lo entendieron los hombres del cuarenta en América Latina y la guerra se presentó como un enfrentamiento entre totalitarismo y democracia. Al igual que en la Primera Guerra y la Guerra Civil Española, la opinión pública estuvo dividida en un país donde las colectividades extranjeras europeas son numerosas y los intereses económicos y culturales que lo vinculaban con Europa pesan sobre la política. Antes del inicio de la Segunda Guerra, la reconstrucción de Alemania logró la admiración no sólo de los simpatizantes del nazismo, sino también la de algunos funcionarios mexicanos y la de buena parte de la opinión pública nacional. Además, había que añadir que el tradicional antiyanquismo mexicano recargaba la balanza de favoritismos sobre el lado alemán. 7
Los éxitos organizativos, las grandes manifestaciones, la reducción del desempleo, el apoyo a las comunicaciones, los carreteras y el desarrollo de las Olimpiadas de 1936, en fin, todos los logros del gobierno nacionalsocialista en Alemania recibieron una gran cobertura noticiosa tanto en periódicos como en documentales exhibidos en la ciudad de México. Esto, sin duda, impresionó a buena parte de la población. Pero lo que comprobaba la eficacia del sistema nazi, según sus defensores, eran sus éxitos bélicos mismos que también recibieron una amplia difusión. Esta situación alarmó a Estados Unidos y a un sector de su prensa, que vivió una paranoia. Del mismo modo algunos periódicos mexicanos que recibían sus noticias directamente de las agencias norteamericanas también siguieron este juego alarmista. A partir de 1938 se creó en México la Liga no Sectaria Antinazi con miembros prominentes de la administración cardenista como Luis I. Rodríguez, Alejandro Carriela, Javier Icaza y Vicente Lombardo Toledano. La creación de esta liga indicaba que la preocupación por la influencia nazi en territorio mexicano también llegaba a círculos gubernamentales importantes. Un informe de la actividad nazi en México fue presentado a la Secretaría de la Gobernación en mayo de 1940 basado en el libro Secret armies de James Spievach que seguía la línea paranoica del periodismo norteamericano. Con el título ―El nazismo en México‖, mencionaba las instituciones alemanas en México, como la legación, el Centro Alemán (Deutsche Volksgemenschaft), el Grupo Regional (Landesgruppe), las juventudes hitlerianas y el Colegio Alemán. También mencionaba las diversas publicaciones con las que contaba la colonia alemana y la forma en que se vendía la propaganda de las diversas casas comerciales y empresas alemanas a la prensa mexicana. A su vez, afirmaba que, a través de la sociedad germano-mexicana Alexander von Humbolt y la Sociedad Alemana Mexicanista, se realizaban labores de propaganda político-cultural. En su primera parte, dicho informe sólo confirmó lo que ya se sabía sobre la colonia alemana en México, sus actividades sociales, su colonia y su importante económica. En la segunda hablaba del espionaje y de los ―trabajos subversivos‖ de los alemanes en el territorio mexicano. Se mencionaban los vínculos nazis de Nicolás Rodríguez con movimientos de extrema derecha en EE.UU.; de las relaciones entre Román Yocupicio, gobernador de Sonora, con Heinrich Northe, que era el primer secretario de la legación alemana; de la presencia del coronel Von Menck en la organización de las policías cedillistas y de la 8
admiración que sentía José Vasconcelos por el Tercer Reich. Finalmente llegó a la conclusión de que ―el nazismo en México tiene unos 5.000 contribuyentes de clase media, acaudalados y millonarios, por lo que cree que el servicio nazi se financia a través de la colonia alemana‖. (AGN, Cárdenas, exp. 704.1/124.1) La actitud del gobierno fue cautelosa, especialmente porque sectores de la prensa norteamericana lo consideraban procomunista por sus medidas de gobierno, situación que se atizaba por la neutralidad que mantuvo hasta 1943. Por eso, pese a que consideró que se trataba de exageraciones, éstas bien podían traer graves consecuencias. Por ello, en mayo de 1940, un boletín de la Presidencia de la República declaró que tanto la prensa como los funcionarios públicos ―deben ser muy cuidadosos en torno al rumor de la quinta columna y que el gobierno procederá con toda energía contra los elementos que pretendan comprometer la política de neutralidad del gobierno de México‖. (AGN, Cárdenas, exp. 704.1/124.1) La influencia del nazismo en México se dio fundamentalmente en la esfera ideológica y en sectores de clases media y aristocrática. Si pensamos que la proporción de clase media de México entre 1930 y 1940 era apenas del 8 al 9 % de la población total del país, difícilmente podríamos creer que su presencia fuera determinante en el proceso ideológico de México. Además, había que contar que no toda la clase media siguió las doctrinas del nacionalsocialismo. Un alto sector de esa pequeña burguesía se alió a la tendencia reformista del presidente Cárdenas, y otra buena parte se vinculó a otras tendencias menos comprometidas políticamente. Desde esta perspectiva, es posible poner en duda el vigor de la penetración ideológica nazi en México, tal como lo afirmaban sus principales vociferantes. Además, había que tomar en cuenta que se trataba de una ideología y unos modelos de acción que resultaban poco accesibles al miembro común y corriente de la sociedad mexicana. Su transmisión, en un alto porcentaje, se hacía en alemán, idioma poco difundido en territorio mexicano. El manejo de conceptos difícilmente traducibles y la identificación con realidades bastante ajenas a las mexicanas hacían que las doctrinas nacionalsocialistas fuesen de difícil asimilación. (Pérez Monfort, 1993: 69-74) 4. La revista Timón y su recepción en México Con la ayuda de los comerciantes alemanes en México —los que, al publicarse la revista, anunciaban allí sus productos y mercancías— el agregado de prensa de la 9
Embajada nazi en la ciudad de México, Walter Dietrich, dispuso los fondos necesarios para que el 22 de febrero de 1940 apareciera el primer número de Timón, cuya edición se prolongó por 17 números. La redacción de la revista fue ubicada en la calle San Juan de Letrán, núm. 68, es decir, en el corazón de la capital mexicana. La mayor parte de los 17 números tiene cubiertas de índole política; un soldado alemán en guardia, Hitler dando una patada a Inglaterra sobre el mapa de Europa, bombas magnéticas de Alemania, el Tío Sam y la tormenta europea, entre otras. Fue editada, en edición rústica de mil ejemplares, por la Casa Edimex, editorial de la que no existen mayores referencias en la actualidad y de la que no circula más ningún título.5 La temática del Timón fue variada y buscó complacer al vulgo a quien estaba destinado. Aparte de dar noticias de Hollywood, del cine alemán, la ópera, filatelia, adelantos de la técnica y ciencias alemanas, trozos de varias novelas de Cervantes, Gide y otros, hay escasas noticias sobre la política en México. Se leen también noticias sobre varios acontecimientos en los países iberoamericanos, pero la mayor parte de las informaciones, artículos firmados y no firmados, fotos y observaciones acerca de la vida política trata de la guerra en Europa, del avance de Alemania en todos los frentes militares, los planes nazis en el futuro próximo y lejano después de la ―victoria final‖, la vil y cobarde Inglaterra, la actitud de los Estados Unidos hacia el conflicto europeo, la superinfluencia judía en las democracias del Occidente, etcétera. La revista publicó columnas que aparecen en la mayoría o en casi todos los números de Timón: ―Libros e ideas‖, ―Política internacional‖ o ―Panorama internacional‖, ―La Semana de México‖ o ―La Semana Nacional‖, ―Centelleos‖ y ―Documentos para la Historia‖, casi todas de fuentes nazis o fascistas. El contenido del Timón es violentamente antialiado, es decir, antipolaco, antifrancés, antiinglés y, claro está, antijudío. Obsérvese un hecho de sumo interés e importancia: Vasconcelos era muy antiyanqui, pero en la primera mitad del 1940 los Estados Unidos todavía no han declarado la guerra a las potencias del Eje, y la postura del director de la revista Timón hacia los norteamericanos es bastante tibia. Trata —al igual que los nazis en aquella época— de convencer a Estados Unidos que más vale no entrar en la guerra, que Hitler era un genio militar y que la ―victoria final‖ de Alemania ya estaba 5
Terminado de imprimir en agosto de 1971, el libro está encuadernado en un paupérrimo cartoncillo azulado y fehacientemente transmite la sensación de ser una obra surgida en la clandestinidad y en circunstancias editoriales muy adversas.
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asegurada. La misma propaganda está destinada también a los mexicanos. Del contenido del Timón se puede comprender que sería mejor para México prepararse para un régimen nazi o pro nazi. Los mexicanos leen en la revista que en Alemania hay abundancia de víveres, que la ciencia y técnica alemanas son las más desarrolladas en el mundo entero, que el soldado alemán es el más noble y capaz de todos los otros ejércitos, y así por el estilo. La revista contiene muchos artículos no firmados, en su mayoría pro nazis, o documentos sacados de los archivos militares alemanes, o de las oficinas de propaganda alemana. En total hubo unos 60 colaboradores, entre los cuales encontramos antiguos militantes de la campaña presidencial vasconcelista como Andrés Henestrosa; al hispanista Alfonso Junco, creador de semblanzas y fisionomías literarias; al refugiado republicano español Benjamín Jarnés, al cronista de temas literarios hispánicos Eduardo de Ontañón, biógrafo de Fray Servando Teresa de Mier; a Rafael Aguayo Spencer, estudioso de las obras de Lucas Alamán y Vasco de Quiroga; al bibliotecario David Arce, responsable de una bibliografía ineludible del propio Vasconcelos; a José Calero, uno de los pocos colaboradores de la revista que estudiaron en Colegio Alemán; al poeta, soldado y exiliado político Adolfo León Osorio; y, en fin, a personalidades variopintas como el Dr. Atl, María Elena Sodi de Pallares y Francis de Miomandre, más una extensa lista de nombres que hoy poco o nada nos dicen. Entre los periodistas de mayor presencia en la prensa de derecha estuvieron Carlos Roel, quien en otra revista de extrema derecha mexicana La Reacción defendía ya antes la guerra el racismo nazi, además de Antonio López Estrada, Antonio Islas Bravo y Pedro Zuloaga. La mayoría de las fotos en Timón son de origen alemán, italiano o japonés. Muestran el heroísmo de los soldados del Eje. Los mapas sobre el estado de las campañas militares en Europa se publican con títulos alemanes, y la redacción de Timón ni siquiera se molestaba en traducirlos al español. Aun los anuncios comerciales de la crema Nivea, crema para los dientes y otros, llevan fotos cuyas caras son claramente teutónicas, es decir, enviadas directamente de Alemania.
5. La pluma de un intelectual revolucionario La Revista Timón fue un espacio desde la cual los simpatizantes de la Alemania nazi podían hablan de los ―grandes adelantos económicos, sociales y políticos‖ que
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vivía aquel país. Nos interesa destacar la participación del educador José Vasconcelos por la relevancia que tuvo su figura y obra en el campo cultural revolucionario. La admiración que Vasconcelos sentía por la nueva Alemania fue acompañada del giro en su pensamiento caracterizado por sus críticas al comunismo, se acercamiento a la Iglesia y sus objeciones a la penetración económico-política de Estados Unidos en México. Sus relaciones con la comunidad alemana en México databan desde la fundación de la Sociedad México-alemana Alejandro von Humbolt en 1934. Dicha sociedad, de la que Vasconcelos era miembro destacado, se dedicaba a la divulgación y al estudio de la obra del varón alemán, aunque también era uno de los múltiples organismos a través de los cuales la legación alemana distribuía propaganda a favor del nacionalsocialismo. Un último elemento también parecía ser de peso para inclinar la balanza vasconcelista a favor de Hitler. Decía en su Breve Historia de México, al hablar del posible ingreso de México en la Segunda Guerra Mundial: ―un gesto de pudor hacía que la gente recordase que Alemania nunca nos había inferido agravio alguno.‖ (Vasconcelos, 1952: 556) Entre los meses de febrero y junio de 1940, cuando salieron los números de la revista, según Itzhak Bar-Lewaw, ―…nuestro don José era un agente de la propaganda nazi-hitleriana de la peor especie‖. (Bar-Lewaw, 1971: 152-55) La derrota electoral de 1929 a manos del candidato de Calles y el intento fallido de levantar en armas al pueblo mexicano hicieron que este pensador modificara sus ideas hasta llegar a posiciones muy diferentes a las que había sostenido en la década del veinte. El ―maestro de la juventud‖, el creador del lema de Universidad de México ―por mi raza hablará el espíritu‖, para la década del cuarenta es ya un ultramontano en opinión de Christopher Michael Domínguez. En ese contexto se explica su participación en la revista Timón. (Domínguez, 1999: 47-193) Según el mencionado Itzhak Bar-Lewaw: ―Vasconcelos pensaba seriamente que Hitler ganaría la guerra en Europa, y que en México habría un régimen pro nazi bajo la presidencia…. –ustedes adivinan ya– de José Vasconcelos‖. Aunque no halló pruebas directas de que Vasconcelos fuera agente pagado por los nazis, no le quedaron dudas de que él y su revista fueron instrumentos de la propaganda del III Reich. Pero Vasconcelos siempre negó su apoyo al nazismo. (Rosas, 2009 y Bar Lewaw, 1971: 153 y 156)
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Noé Jitrik encuentra llamativo que este antisemitismo no lo llevó al Fascismo, del cual siguió condenando su autoritarismo y la fantochada militarista. Sin embargo, el advenimiento de Hitler y su prédica antisemita parecieron no merecerle objeciones, puesto que no las expresó y calló intencionalmente. (Jitrik, 2000: 481) Su participación en la revista se vio reflejada en artículos firmados por él, en editoriales y fotos en las cuales se ve al autor en la Embajada alemana en México, rodeado de personalidades nazis. (Bar Lewaw, 1971: 154-55) Vasconcelos firmó artículos sobre la excelencia de los tristemente célebres Protocolos de los Sabios de Sión. En el número 14de la revista del 25 de mayo de 1940, Vasconcelos publica un artículo ―En defensa propia‖ donde cita un capítulo de los Protocolos: ―El dominio de la prensa por Israel ha sido sabiamente previsto y ordenado por el programa mundial judío, y en los Protocolos de los sabios de Sión constan y los transcribo al respecto... —I. La ensillaremos y como a yegua fogosa, cogeremos corta la rienda... —II. No llegará noticia alguna a conocimiento de los pueblos que no haya pasado antes por nuestra censura. —III. Literatura y periodismo son dos potencias educadoras sumamente importantes, y por esta razón nos adueñamos de la mayoría de los periódicos y revistas...‖ Y Vasconcelos añade por su propia cuenta: ―No podían expresarse los judíos más claro en su programa mundial.‖ (Vasconcelos, 1940a) En otro artículo firmado por José Vasconcelos en la revista Timón (número 16, el 8 de junio de 1940) bajo el título ―La inteligencia se impone‖, afirma lo siguiente: ―Hitler, aunque dispone de un poder absoluto, se halla a mil leguas del cesarismo. La fuerza no le viene a Hitler del cuartel, sino del libro que le inspiró su cacumen. El poder no se lo debe Hitler a las tropas, ni a los batallones, sino a sus propios discursos‖ y luego agregó sobre el líder alemán: ―representa, en suma, una idea, la idea alemana, tantas veces humillada antaño por el militarismo de los franceses, la perfidia de los ingleses. En contra de Hitler, es verdad, se hallan combatiendo Democracias‘ gobernadas por civiles. Pero son democracias de nombre‖. (Vasconcelos, 1940b) En ―Ante el destino‖ (Editorial, número. 14, del 25de mayo de 1940), la revista declara: ―Lo que si va apareciendo evidente, aun para los empecinados, es el triunfo de Alemania sobre sus rivales y el cambio histórico que en consecuencia va a operarse en el mundo... ¡Pero ganaremos con la victoria alemana!‖. Es consciente el filósofo mexicano de que Alemania no ―va a constituirse en campeón de Latinoamérica‖. Porque ―Es ley de la Historia que cada pueblo conquiste su propia libertad (…) Y ahora nosotros en la América española pensamos en que una nación inspirada logra siempre 13
aprovechar los grandes cambios históricos en beneficio de su futuro‖. (Vasconcelos, 1940c) También están presentes una serie de artículos anti-aliados llevan por títulos: ―El lobo londinense con piel de oveja‖, ―Un mundo más feliz eliminando el poderío británico‖, ―Inglaterra se va‖, ―Mucho de lo que puede ocurrir en el mundo si Albión es vencida‖, ―En cualquier parte del mundo donde hay un negocio, ahí habrá un inglés‖, entre otros. Los títulos de los mismos reafirman el pensamiento de Ulises mexicano y no necesitan comentario, fijando con claridad la dirección del pensamiento vasconceliano de ese momento.
6. Conclusión En la Revista Timón podemos visualizar las principales tensiones del campo cultural del periodo de preguerra mexicano. Sus autores intentaron expresar sus inquietudes ideológicas pese a la resistencia que encontraron. Esta publicación, que fue concebida como una revista semanal de cultura política disimulada bajo la fórmula de refinada publicación familiar, se transformó un espacio impreso dedicado especialmente a un público de clase media. Tuvo como meta, ante la opinión pública de este país, conferir aceptabilidad al programa político y a la ideología que propugnaban el triunfo de la Alemania nazi como resultado inexorable de la Segunda Guerra Mundial. Triunfo que significaría, sobre cualquier otro factor, la única opción de México para librarse del tradicional dominio económico y político de Estados Unidos. Sin embargo, la difusión de sus ideas no fue masiva y la recepción de las mismas sólo encontró eco en un pequeño sector de la sociedad. Por otra parte, la Revista fue el punto de contacto entre individuos provenientes de diferentes áreas y líneas de pensamiento, es decir, coincidieron periodistas y escritores antiimperialistas, germanófilos, antisemitas, hispanistas y anticomunistas. Timón da cuenta entonces de un espacio de frontera ideológica, con participación de ex vasconcelistas como Andrés Henestrosa, admiradores de la obra del ―Maestro de la Juventud‖ como David Arce, hispanistas como Alfonso Junco o Eduardo de Ontañón; así como también otros admiradores de la cultura alemana como José Calero. Es decir, se trató de un grupo heterogéneo, con pocas figuras de renombre, pero que nos permite
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comprender cuáles fueron los grupos del México de la década del cuarenta propensos al fascismo. El cuadro de opositores a Lázaro Cárdenas que mencionamos, ubicados en muchos casos en la derecha mexicana, no se volvió mayoritariamente nazi o admiradores de Hitler. Son varios los factores de esta situación, como la presencia e influencia de Estados Unidos en México, destino en el que la clase dirigente, sectores de la prensa y muchos opositores encontraban las soluciones para los males mexicanos. Sólo un grupo mínimo de la clase media, donde el nacionalismo era más fuerte, se orientó y simpatizó con Timón, pues veían en Alemania un escudo protector contra la penetración yanqui. A su vez, la falta de alternativas que ofrecía el sistema político azteca, que ya configuraba el característico autoritarismo de partido único, alentó a miembros del Partido Antirreleccionista, quienes se sentían birlados en las elección de 1929, a abrazar la causa del totalitarismo fascista. Sin dudas que la cercanía de la Guerra Civil Española también influyó, sobre todo en quienes le reprochaban a Cárdenas su apoyo a la causa republicana. Estos hombres encontraron en las potencias del Eje un buen antídoto contra el socialismo presidencial o simplemente simpatizaron con los monárquicos peninsulares. Sin dudas que las posibilidades no se agotan aquí y es posible encontrar otras explicaciones para comprender las simpatías del nazismo mexicano, por lo que el tema requiere de una mayor precisión que escapa a nuestro trabajo. Finalmente cabe preguntarse: ¿Por qué Vasconcelos un héroe de la Revolución y la cultura de América Latina apoyó esta causa? ¿Por dinero? ¿Por haber sido simplemente agente nazi? ¿Por venganza en contra de las autoridades mexicanas que, según él, le impidieron la Presidencia en 1929? ¿Por odio a los norteamericanos en particular, y a los judíos y anglosajones en general? ¿Pensaba Vasconcelos realmente llegar a ser presidente de México después de la victoria de Hitler? La amargura personal de este oaxaqueño influyó en su derrotero ideológico al igual que la desilusión en el sistema político nacional, que no había seguido el ejemplo maderista y encumbró lo que para él representaba lo peor de la Revolución. El abandono de su causa democrática era evidente en la década del treinta, así como el fortalecimiento de una concepción antropológica negativa del pueblo mexicano. Por lo cual, la suerte de su patria quedaba atada a la presencia de una figura fuerte, apoyada en un sistema de tinte autoritario para dirigir a unas masas incapacitadas para gobernarse por sí misma. Habían despreciado al Ulises mexicano, por lo que no tenían otra opción 15
que un dictador para progresar y defenderse de los enemigos externos.6 (Camargo, 2011) Sin embargo, fueran los que fueran los motivos personales de José Vasconcelos, no cabe ninguna duda que la revista Timón, bajo su dirección personal, y los artículos allí publicados por él y por la mayoría de sus colaboradores, constituyen una mancha en la vida de este escritor mexicano.
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Este cúmulo de ideas fueron expresados también por el autor en sus Memorias: Ulises criollo (1935), La Tormenta (1936), El desastre (1938), El proconsulado (1939) y La flama: los de arriba en la revolución (1959). (Vasconcelos, 1982a, 1892b y 1959).
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