La Sierra. el general José Asensio Torrado, secretario de Largo Caballero Nota del autor. 7 Joaquín Arrarás. Ob. citada

La Sierra El fiasco del Alzamiento truncó los planes de Mola en las grandes ciudades. El operativo previsto para el avance sobre aquellas zonas que en

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299. Derechos del niño. Nota del Secretario General
A/61/299 Naciones Unidas Asamblea General Distr. general 29 de agosto de 2006 Español Original: inglés Sexagésimo primer período de sesiones Tema

EL SECRETARIO GENERAL,
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Autor: VLADIMIR MONSALVE CABALLERO
REVISTA VIRTUAL VIA INVENIENDI ET IUDICANDI "CAMINO DEL HALLAZGO Y DEL JUICIO" http://www.usta.edu.co/programas/derecho/revista_inveniendi/revista/img

ACTIVIDADES FUERA DE LA SEDE DEL SECRETARIO GENERAL Y DEL SECRETARIO GENERAL ADJUNTO
VII. ACTIVIDADES FUERA DE LA SEDE DEL SECRETARIO GENERAL Y DEL SECRETARIO GENERAL ADJUNTO 145 Actividades del Secretario General fuera de la Sede

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La Sierra El fiasco del Alzamiento truncó los planes de Mola en las grandes ciudades. El operativo previsto para el avance sobre aquellas zonas que englobaban las mayores concentraciones de población e importantes áreas industriales1, quedó desarbolado impidiendo la formación de una vanguardia que debía marchar desde Valencia hacia Madrid. Al mismo tiempo obligaba a los efectivos de la 5ª División (Aragón) a afrontar con celeridad los futuros ataques procedentes de Levante y Cataluña. En cuanto a la 6ª División (Burgos) la prevención obligaba a centrarse en las zonas ribereñas del Ebro y el Duero. Fruto de estas complicaciones fue el debilitamiento de la ofensiva que desde el Norte atacaría la capital del Estado, pasando a organizarse en columnas. A la expectativa de las evoluciones del Ejército del Sur, las fuerzas de Emilio Mola2 progresan hasta llegar a las faldas de la Sierra de Guadarrama, cordillera que presentaba tres pasos de montaña cuyo dominio era fundamental para ambos contendientes y por los que se lucharía con denuedo. Dichos puertos mostraban características orográficas muy distintas que supeditaban la pauta táctica a la pragmática, motivo por el cual el Alto del León3 descolló a posteriori como inicial prueba de fuego en el que la pugna alcanzó los signos propios de una guerra abierta. El día 19 se confirma la existencia de grupos civiles en la vertiente madrileña que establecen controles en los principales accesos4 a las comarcas serranas. Bien por entusiasmo o por indagar acerca de lo acontecido en la ladera oeste del Puerto de Guadarrama, una avanzadilla compuesta por paisanos de diferentes poblaciones desciende a San Rafael; “Linda concentración de hotelitos burgueses, fondas y hospederías”5 donde en aquellos días veraneaban destacadas personalidades de la vida política y social6, muy influyentes tanto en el periodo de preguerra como posteriormente a lo largo del conflicto. El primer objetivo de esta partida fue el registro de la residencia de Alejandro Lerroux -ausente en esas fechas- incautándose de “Algunos papeles y armas de panoplia”7. A continuación, los miembros del pelotón itinerante excepto tres que quedaron en la central de Teléfonos de San Rafael, se dirigen a El Espinar donde esa tarde a pesar de las circunstancias, se celebra un baile público en el que irrumpen en pleno apogeo. A pesar del intento de mediación del alcalde Fermín Vigil, los inesperados visitantes se apropian de una furgoneta sin llevar a cabo ningún acto violento, marchándose del pueblo profiriendo consignas en medio del estupor general.

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Además de Madrid, la 3ª División (Valencia), la 4ª (Cataluña) y las ciudades de Guipúzcoa, Santander y Vizcaya pertenecientes a la 6ª División, no secundaron el golpe. José Manuel Martínez Bande. Ob. citada 2 Tácitamente nombrado Jefe del Ejército del Norte. Nota del autor. 3 Indudablemente el Puerto de Somosierra se desvelaba como más apropiado debido a su perfil suave, por ser de baja cota (1.444 metros) y constituir el itinerario más directo para la Columna del Norte (6ª División), pero su distancia de la Capital (92 kilómetros) y su vía única, frente a las dos carreteras de la franja meridional, más próximas a Madrid Alto del León y Puerto de Navacerrada (60 kilómetros)- operaron para postergarlo a acciones paralelas, al margen de la rapidez de desplazamiento que otorgaba el acceso a estos lugares para las avanzadas de los gubernamentales y las columnas de la 7ª División. Nota del autor 4 Según Félix Schlayer, “Un diplomático en el Madrid rojo”, se practicaban inspecciones rutinarias a los vehículos que circulaban por la carretera de La Coruña sin ejercer ningún tipo de intervención fanática, hasta que una vez desatadas las hostilidades cambió radicalmente la conducta de estas patrullas 5 Joaquín Arrarás. Ob. citada 6 Entre otros, el exministro Francisco Barnés y el nuevo Jefe de Gobierno José Giral. El escritor Ramón. J Sender, o el general José Asensio Torrado, secretario de Largo Caballero Nota del autor. 7 Joaquín Arrarás. Ob. citada

“En la casa-cuartel de la Guardia Civil de El Espinar quedaron, al reconcentrarse los guardias en Segovia, abandonadas sus familias. Al enterarse aquellos de lo que sucedía, sintieron vivos y fundados temores y solicitaron que se les autorizase a ir a recogerlas o a rescatarlas si estaban presas. Obtenida la autorización, se organizó una pequeña columna de veinte guardias mandados por un teniente y un sargento, y a ellos se unieron tres alumnos de la academia, que habían regresado de La Granja”8

Aspecto exterior de la finca de Alejandro Lerroux. Foto del autor

Primeros enfrentamientos. A TODA ESPAÑA En pie todos; no vaciléis; energía y firmeza. Nuestra predicción hace mejorar cada momento nuestra situación y elementos. A los que en estos momentos les toque sufrir, háganlo con alegría; todo por España; vida, hijos, situación. Todo esfuerzo tiene su valor. La suma de todos hará la gran España. Que ninguno vacile. Todos sirven para un servicio. La Patria llama a todos sus hijos para salvar familia, civilización y Patria. Destruyamos los últimos restos de la delincuencia gubernamental. Un abrazo a todos los que combaten o sufren por la grandeza de España. Francisco Franco, 08.00 horas del 20 de julio de 1936 Al mediodía, la columna formada en Segovia transita sin dificultades por la vía que lleva a San Rafael, tomando precauciones en previsión de algún posible ataque que no tardaría en desencadenarse. En efecto, al llegar a Otero de Herreros avistan el furgón requisado el día anterior en El Espinar, que marchaba en dirección contraria, entablándose un tiroteo que puso en fuga a los civiles, comenzando una persecución que les conduce a San Rafael. Con habilidad, el grupo de paisanos despista a sus perseguidores que arriban al pueblo desierto, ausente de vida, los comercios están                                                              8

Joaquín Arrarás. Ob. citada

cerrados, las puertas y ventanas atrancadas, no hay indicios de actividad, parece como si un extraño ente hubiera borrado toda huella de existencia, ni siquiera se ve a los perros y gatos que otros días vagan rebuscando el sustento en las cancelas de los corrales o en las basuras. La formación avanza despacio por la solitaria carretera bajo el implacable sol estival, hasta detenerse frente a la casa de Teléfonos, donde todavía se hallan los tres ocupantes que habían quedado de retén. Segundos después, un teniente desciende del camión e insta a los hombres a deponer su actitud y entregar las armas de inmediato, negándose éstos y disparando sobre los vehículos de la Benemérita que rápidamente despliega haciendo fuego. Durante más de media hora se escucha el sonido de las descargas que rompen el silencio vespertino, los resistentes poco pueden hacer y terminan por sucumbir bajo la superioridad de la sección de guardias9. Concluido el choque, la expedición se prepara para ir a El Espinar y reencontrarse con sus familias, sin embargo alcanzadas las cinco y media se recibe aviso de que en el caserío de Prados10ha sido localizada la furgoneta perseguida anteriormente y mantiene una enconada lucha con los guardas de la finca. Así que el convoy pone dirección a la hacienda, distante dos kilómetros por la carretera de Segovia, llegando cuando arrecian los disparos que hacen bajas en los dos grupos adversarios11 capturándose cinco prisioneros de entre los asaltantes. Al caer la noche, la guarnición de Segovia resuelve quedarse en el caserón junto a los empleados de la finca como precaución ante nuevos ataques y en espera del refuerzo que llegará en las próximas horas.

Estela recordatoria del cadete Rafael Rebollo. Foto del autor

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Fueron identificados como Pedro Cuesta González, albañil residente en San Rafael, Félix del Pozo García, jornalero, el tercero no fue reconocido, aunque se supo que era madrileño y trabajaba en Guadarrama como peluquero. Archivo del Muy Ilustre Ayuntamiento de El Espinar 10 Finca propiedad de los Marqueses de Castelar. Nota del autor 11 Los documentos consultados recogen como fallecidos en este hecho a Marcelino de María Nava, natural de Navas de San Antonio, de treinta y un años, Braulio Romano Esteban, de El Espinar, cuarenta y cuatro años y Rafael Rebollo Dicenta, cadete de la Academia de Artillería de Segovia. Se ocasionaron ocho heridos entre los integrantes del grupo de la furgoneta y un guardia civil de la columna de Segovia. Archivo parroquial de El Espinar

En marcha ÓRDENES DADAS POR EL MINISTERIO DE LA GUERRA PARA LA DEFENSA DE MADRID Al General de la 1ª División Orgánica. Con la unidad de Infantería que se manda organizar a V.E con esta fecha, a base de los regimientos de Infantería números 1, 2 y 4 se ocuparán los puertos de Navacerrada, Guadarrama y Somosierra, organizándose en sus inmediaciones defensivamente y teniendo previstas las destrucciones previstas que impidan o retrasen el avance de las columnas facciosas. El transporte de las fuerzas se verificará en camiones, procediendo a su requisa si no contase el Parque de Automóviles con elementos suficientes. Dicho transporte se efectuará sin previa orden tan pronto esté constituida la Unidad de referencia, debiendo darme cuenta de su salida. Madrid, 21 de julio de 1936 Controlada la revuelta en Madrid, el Gobierno se centra ahora en frenar el inexorable acercamiento de las tropas de Mola, anticipándose con el envío de destacamentos a los puertos por donde el contrario intentará cruzar la Sierra. A primeras horas del día se compone la fuerza consignada a taponar el paso del enemigo con una agrupación vertebrada por dos compañías de Ferrocarriles al mando del teniente coronel Domingo Moriones Larraga, dos compañías de la Guardia Civil con el comandante Alfredo Semprún a la cabeza, dos compañías de Asalto con el teniente coronel Ricardo Burillo, seis baterías de artillería bajo tutela del teniente coronel Gaspar Morales Carrasco, más un fuerte dispositivo de voluntarios aglutinados por los sindicatos, al que se incorporaron de manera sucesiva otros de pueblos cercanos. La formación acude progresivamente a Villalba hasta completarse bien entrada la tarde, tomando un descanso aprovechado en proyectar la maniobra de ocupación que se efectuará al amanecer del día siguiente; “Encontramos fuerzas de Ingenieros, al mando del coronel Castillo, y del 2º Grupo de Asalto, al mando del teniente coronel Burillo, así como otros jefes y oficiales de Madrid y milicianos de aquella comarca. Se enviaron patrullas de reconocimiento a los puertos de Guadarrama y Navacerrada. Los fascistas que ocupaban Guadarrama, lo abandonaron. En Navacerrada se combatía. Sobre esa situación, en la reunión que celebramos el coronel Castillo, los tenientes coroneles Moriones, Redondo y Burillo, el capitán Fontán, Enrique Zafra, responsable de milicias de Villalba y su comarca, Félix Bárzana y yo, se decidió que las milicias del Quinto Regimiento y las fuerzas del 2º Grupo de Asalto formasen una columna y marchasen al encuentro del enemigo en dirección a Navacerrada. Las otras fuerzas marcharían a Guadarrama, donde las milicias de Villalba ocuparan posiciones cercanas a San Rafael”. 12 Concluida la reunión, los jefes se retiran, las tropas quedan inmovilizadas a la espera del alba, y se comunican novedades al Ministerio de la Guerra, la operación ha comenzado.

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Juan Modesto, “Soy del Quinto Regimiento”

La evasión de Transmisiones Horas antes, en la sala de estandartes del acuartelamiento de El Pardo se vive una actividad discreta pero frenética. En la noche se percibe ruido de motores, órdenes que se trasmiten con apremio; “¡Nos vamos!”13. La decisión está tomada, trescientos ochenta y nueve hombres van a abandonar el regimiento para encaminarse a la Sierra, desafiando a los imponderables que jalonarán su incierto viaje. Por la puerta de carros con el capitán Anel a la cabeza, el convoy sale circulando hacia el portillo de El Goloso para tomar la carretera de Colmenar Viejo. La marcha es lenta, los camiones traquetean como frenados por un invisible lastre impidiendo un avance que sería de desear más veloz, ya que no tardaría en conocerse su fuga e iniciarse la persecución. Rodados unos kilómetros alcanzan la valla de El Goloso tropezando con una patrulla de carabineros armados de tercerolas que custodian la puerta. A requerimiento del comandante Maldonado se les ordena abrir la verja, alegando los agentes que no disponen de las llaves y que éstas las tiene el ausente guarda, determinadamente se opta por derribar la verja con un camión ante la indiferencia de los carabineros, que se limitan a observar cómo los vehículos abandonan el lugar apresuradamente, parando más adelante para cortar los cables del telégrafo. Ahora corren sobre un firme alquitranado que les permite aumentar la velocidad, rebasan el alto de Tres Cantos y bajan hacia Colmenar cuando el teniente Sánchez Aguiló que viaja en moto, les adelanta haciendo señas para que se detengan, uno de los camiones va fallando. La fila se frena, nadie desciende, el oficial desaparece en la oscuridad regresando junto al vehículo averiado, son instantes de angustia, no pueden abandonar a sus compañeros pero tampoco podrán esperarles mucho tiempo, la solución pasa por volver al cuartel con un conductor y traer otro camión. Así pues Aguiló regresa con el chófer a El Pardo y el convoy reinicia la marcha, aminorando el ritmo para que el camión dañado pueda seguirles a la vez que dan tiempo a los que han vuelto al regimiento. Paulatinamente, acercándose con cautela, vislumbran con mayor claridad las torres de la iglesia de Colmenar, fijando en ellas su atención de tal manera que no avistan la barricada que se encuentra ante ellos a una decenas de metros, tras la que se parapeta una nutrida concentración de paisanos pertrechados de escopetas. La columna motorizada frena una vez más. En esta ocasión el capitán Anel, acompañado de una escuadra, conferencia con los hombres durante breves instantes, seguidamente la barrera es retirada con premura, tanta como la que emplean los ingenieros en pasar con los camiones y alejarse hasta perderse. ¿Qué ha ocurrido? Sencillo, se les convenció de que eran tropas leales al Gobierno que iban a tomar Segovia. De todos modos, los evadidos cuentan con un as en la manga, Francisco Largo Calvo, hijo de Largo Caballero, presta el servicio militar en esta unidad, y viaja en calidad de rehén en uno de los transportes, en caso extremo puede serles muy útil si las circunstancias lo exigen. El periplo sigue por Hoyo de Manzanares continuando hasta Torrelodones para coger la carretera de La Coruña y llegar a Villalba, tropezando con un nuevo control de milicias que retira las trabas al escuchar el mismo pretexto que alegaron en Colmenar, de ahí enfilan la carretera de Navacerrada.                                                              13

Jesús Fontana Alcántara, “Guerra Civil, Madrid”

“Es asombroso lo rápidamente que ha movilizado sus milicias el Frente Popular. Esto nos idea de lo bien que tenían preparado su movimiento revolucionario, al cual, nos hemos adelantado probablemente en no mucho tiempo.”14 De Villalba se ha desplazado un nutrido grupo de milicianos para impedir que los militares de Segovia ocupen la cima, los de Transmisiones se entremezclan con la caravana que asciende al puerto, la estratagema sigue siendo efectiva. “Llegamos al puerto. Un conjunto abigarrado de veraneantes y milicianos se alinea a todos los lados de la carretera en actitud expectante y curiosa. Dan la impresión de que no saben a qué atenerse sobre nuestra presencia allí, ni quieren averiguarlo”15 En el chalet alpino, cercano a la cúspide, un hombre se acerca y les interpela, el comandante Maldonado le reconoce de inmediato, es un antiguo compañero de su misma graduación ya retirado, el comandante López Valencia, afecto al Frente Popular. Se encuentra a la cabeza del destacamento e informa que va a cortar la carretera de La Granja y volar el puente de las Siete Revueltas, Maldonado le objeta que debe pasar a toda costa para apoderarse del Real Sitio y Segovia, acto seguido los fugitivos arrancan acompañados de López Valencia. Emprenden el descenso por la revirada pista deteniéndose al llegar al puente, allí un corro de paisanos cava una profunda zanja para alojar los explosivos. Ante la orden de cubrirla para posibilitar el paso del convoy se procede a taparla, trabajo en el que se emplean dos horas, tiempo más que suficiente para que el camión averiado del capitán Salas Gabarret les alcance, hace ya un buen rato que lo perdieron de vista. Definitivamente retoman la marcha inmersos en una atmósfera teñida de dramatismo, la espera del vehículo perdido y la tensión acumulada en el puente, pone a prueba la capacidad de aguante. Conocida la deserción del sargento Quirós, el sector lanza la alerta, pero la suerte no abandona al regimiento, gracias a la descoordinación entre el Gobierno y los partidos que controlan las milicias. Una vez abajo circulan por Valsaín entre vítores de las fuerzas obreras que custodian la entrada al pueblo. Abstraídos en el recuerdo del grupo de Salas16 del que no volverían a saber hasta tiempo después, alcanzan La Granja declarando ante la Guardia Civil su intención de sumarse al golpe, para seguir rumbo a Segovia adonde llegan al mediodía poniendo fin a su procelosa singladura.

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Jesús Fontana Alcántara. Ob. citada Tte. Col. Antonio Gordejuela Núñez, “La fuga de Transmisiones” 1961

16 Perdieron mucho tiempo en esperar el otro camión que fue a recogerse a El Pardo. En Madrid ya era conocida la fuga, por lo que el trayecto hacia Colmenar Viejo se realizó entre constantes escaramuzas. Más adelante erraron el camino, transitando por la pista que lleva al embalse de Santillana, sin continuidad desde allí. Salas decidió seguir a pie hasta Navacerrada, pasando por Cabeza de Illescas, punto donde es localizado el grupo por un avión que indicó la posición a las milicias. Parapetados en la caseta de un guarda, sostuvieron enfrentamiento con grupos de Chamartín y Tetuán hasta morir todos los miembros de la sección. Nota del autor

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