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La universidad como vivero del cine… (Texto presentación del libro Territorios y Fronteras. Experiencias documentales contemporáneas) Bilbao, marzo 2013.
Fernández Guerra, Vanesa; Gabantxo Uriagereka, Miren (eds.) Prólogo de Santos Zunzunegui (UPV/EHU) Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU, 2012): http://www.ehu.es/argitalpenak
Miren Gabantxo & Vanesa Fernández (editoras del libro y profesoras de la UPV/EHU)
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Libro Territorios y Fronteras. Experiencias Documentales Contemporáneas (UPV/EHU, 2012)
Presentación del libro Territorios y Fronteras en el Festival Punto de Vista 2013 (Pamplona)
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Nos proponen presentar el libro Territorios y Fronteras. Experiencias documentales contemporáneas (Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, UPV/EHU, 2012) en el II Festival MÁRGENES, un espacio donde nuestro libro adquiere un acomodo cuanto menos natural. MÁRGENES, como espacio y oportunidad de ofrecer al público la posibilidad de acceder a películas españolas surgidas en la periferia de la industria cinematográfica, y según su director Diego Rodríguez, de marcado carácter autoral.
MÁRGENES, que al igual que Territorios y Fronteras. Experiencias documentales contemporáneas reflexiona sobre la parte más desconocida, pero a la vez, más inquieta, atractiva y agitada de la creación audiovisual contemporánea española. Como punto de partida, compartimos con el festival que la parte más interesante del cine español se está fraguando fuera de los canales convencionales de producción, exhibición y distribución. Ello nos condena a agudizar nuestro olfato y casi como si de un ejercicio de arqueología se tratase, nos obliga a seguir el rastro de títulos que son condenados a la invisibilidad y a permanecer al tanto de las últimas creaciones de los directores más talentosos del cine español actual. Si aceptamos la idea de que existen unos márgenes es porque a priori reconocemos e identificamos un centro. Admitimos las oposiciones entre lo conocido y lo desconocido, entre el dentro y el fuera, entre lo indefinido y lo definido. Detectamos una forma, inseparable de la coexistencia de confines, bordes, de límites y de fronteras. Una forma que se presenta ante lo indefinido, lo infinito, lo indeterminado. Una forma en constante mutación. Aún así, y en un ejercicio de análisis, hemos de reconocer que estas (¿nuevas?) formas documentales no transcurren en contra de ese centro, en contra de esa industria, sino en paralelo a ella. Apuntando en primera instancia esta idea y con la intención de esbozar el panorama del documental contemporáneo del que el libro se ocupa, primeramente, cabría apuntar que el territorio geográfico que los autores y sus obras ocuparían y conformarían, dentro de lo que se entiende como cine español contemporáneo, adoptaría la forma física de un archipiélago. Tal apreciación no es baladí ya que resulta pertinente señalar que se trata de un archipiélago formado por islas tan variopintas como heterogéneas. Si propiamente se denomina isla (insula) a la porción de tierra rodeada por agua, y aplicando el término a lo que aquí nos atañe, deberíamos de designar el posible concepto de isla audiovisual o isla digital dentro del panorama del reciente cine español, haciendo especial hincapié a ese carácter que también posee el concepto isla, el de espacio de naturaleza intermedia. Además, y ya que el concepto de isla se nos antoja insuficiente, hemos optado por cobijar y nombrar al conjunto de estas islas, de estos trabajos audiovisuales, como un inmenso archipiélago audiovisual. En definitiva, un conjunto numeroso de islas agrupadas en una superficie más o menos extensa. Un conjunto de islas separadas de una terra firma que la configuraría el
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conjunto de cine español en su conjunto (aún siendo conscientes del sitio marginal que éste también ocupa). En otras palabras, unas islas audiovisuales que ocuparían la periferia de un cine a su vez marginal.
Es suma, y lo que también nos resulta relevante y representativo sería la significación que adquiere piélago, es decir, aquello que por su abundancia es dificultoso de enumerar y contar. Quizá resulte algo petulante por nuestra parte, pero sin propósito de caer en extremadas exageraciones, se conformaría un inmenso archipiélago donde se localizan esas islas audiovisuales, y así, se abre un campo tan amplio y diverso que uno se pregunta que queda de la clásica denominación del concepto documental. De lo que se trata aquí es de configurar un islario, es decir, un mapa que describa y represente a esas islas. Islas audiovisuales, por otro lado, que debido a la mutación de su forma a veces se han convertido en penínsulas, y otras veces, se han multiplicado en múltiples archipiélagos. Hemos tratado de configurar un mapa sobre esa aura que rodea a las islas, que desde un punto de vista teórico tanto nos atrae, y que intenta reflejar la tensión que se genera dentro de ese archipiélago audiovisual entre esas islas, aparentemente interconectadas entre sí. La citada insularidad audiovisual, tal y como nos hemos referido a ella, en efecto, adopta innumerables formas y representaciones. En más de una ocasión reflexionamos sobre una cita de Santos Zunzunegui (“Islas de celuloide”, en Revista de Occidente, núm. 342, noviembre 2009), prologuista del libro, cuando se refiere a que: “a la hora de la verdad, la experiencia del espectador no consiste sino en transitar de película en película, encontrando en algunos filmes fondeaderos de aguas tranquilas en las que detenerse, mientras que, en otros casos, el reflujo de la marea le arroja con violencia lejos de unas playas que revelan, así, su faceta más inhóspita. De un lugar a otro, de un film a otro, nos movemos en un vaivén permanente, en la búsqueda incansable de una caleta en la que arrojar el ancla, de una lugar en el que encontrar un reposo”. Ese tráfago permanente en el que se ve envuelto el espectador es fruto de una red de relaciones que se activa y que del mismo modo nos ayuda a cartografiar o levantar acta en este macrogénero del documental que aquí nos ocupa. Esta idea es sometida a un análisis por Zunzunegui, al que nos unimos: “en el fondo, sucede que los filmes que hemos amado, como los libros que hemos frecuentado o las músicas que han encantado nuestros oídos, acaban agrupándolos, con extrema libertad, en nuestra memoria en constelaciones fortuitas, en archipiélagos imprevistos entre cuyos elementos se teje una red de relaciones no por inopinada menos pregnante y en los que se desenvuelve un tiempo que es y no es el de la vida de todo los días. Es por eso por lo que es posible reescribir una particular historia del cine (nuestra historia del cine) saltando de film en film, de isla en isla,
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agrupándolas en una figura que quizá acabe dibujando una precisa imagen de cada uno de nosotros”.
Sin duda, la empresa del libro ha sido zambullirse a fondo en este piélago y rastrear en él la existencia de obras singulares y autores precisos que, de alguna manera, nos inquietan y nos conmueven a nosotros, espectadores del aquí y ahora. Las páginas que conforman el libro responden, de esta guisa, al intento de trazar los recorridos pertinentes que favorezcan una posible orientación en el periplo de ese espectador contemporáneo. Este libro surge de diversos encuentros entre directores, académicos y críticos de cine durante unos cursos de extensión universitaria organizados por la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU) en 2010 y 2011. Pero también emerge de los posteriores cafés, mails, interesantes conversaciones y buena compañía. Estos textos son fruto de la unión de unos equilibristas del cine y unas equilibristas de la universidad que consideran de vital importancia que ciertos autores y obras estén presentes en el ámbito académico. Al igual que los cineastas que colaboran en el libro han sido tildados en numerosas ocasiones como francotiradores del cine español, en alguna ocasión nos han dicho que nosotras, como editoras y como académicas, también somos en cierto sentido, unas francotiradoras. Eso sí, no seremos las primeras, en la retaguardia llevan años lidiando los brillantes Josetxo Cerdán y J.M. Català, que también participan en este libro colectivo, para que ciertos autores y obras estén presente en el mundo académico y en numerosas publicaciones de prestigio con su arma más poderosa: la palabra escrita. Por nuestra parte, y desde nuestra posición, abogamos por una nueva academia que esté dispuesta a hacerse cargo de los retos que encierran esas nuevas miradas cinematográficas, esas nuevas ventanas y pantallas y esas nuevas formas fílmicas. De hecho, no hay que olvidar que esas mutaciones de la forma son las que nos inquietan. Aceptémoslo, sin lugar a dudas, zanjando cierto debates del (no tan lejano) pasado, en torno a todas las etiquetas y clasificaciones sobre cierto cine, cine de no ficción, cine de lo real, neodocumental, postdocumental…., a falta de un término mejor, admitamos que estamos ante un macrogénero, que es el DO-CU-MEN-TAL. DOCUMENTAL. Los árboles no dejan ver el bosque, frase que nos viene como anillo al dedo para de una vez por todas concluir con agotados y obsoletos debates sobre el carácter del documental. Admitamos de una vez por todas que lo que hemos estado presenciando de un tiempo a esta parte forma parte de lo que desde aquí proponemos denominar como la desterritorialización del documental. Resulta muy artificial aislar y diferenciar ciertas obras dentro de esas otras grandes formas que
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se han establecido por necesidades puramente mercantiles, como ficción, documental, experimental y vanguardia, ya que precisamente las fronteras son tan móviles, borrosas y maleables, que lo que tradicionalmente se ha considerado como formas opuestas, ya desde el inicio del mismo cinematógrafo, han convivido y se han entremezclado. Su diferenciación categórica ha respondido más a exigencias de la industria y del mercado, privilegiando cierta producciones y marginando otras. Es por ello, que desde la práctica cinematográfica y la teoría, los árboles deberían dejar ver el bosque, e interesarnos por lo que hoy el documental contemporáneo parece ser: un cruce de caminos de hibridaciones e intersecciones que (co)habitan en él. Documental. Un pa(i)saje multiforme este del documental español, configurado por un territorio imaginario de fronteras, afortunadamente cada vez más difusas y cuyo centro de gravedad tiende a irse desplazando hacia el ámbito de la experimentación. Y en esas arenas movedizas donde el cine se entiende como recreación de la experiencia estética subjetiva se hallan las creaciones artísticas más sugestivas, que a nuestro entender, destacan y merecen ser rescatadas y ser consideradas desde el enfoque académico. Nos encontramos ante unos cineastas que conciben su trabajo como experiencia vital para dialogar y tender puentes con el espectador, como apuntaría Vivian Shoback. Por lo tanto, Territorios y fronteras: experiencias documentales contemporáneas pretende recoger y dar un lugar a autores y obras con poca visibilidad en la historiografía del cine español y servir de brújula a aquellos dispuestos a dejarse llevar por el laberinto del cine documental, lleno de estimulantes promesas pero, también de grandes incertidumbres. En definitiva, directores, docentes y críticos que (se) escriben. En ese sentido, siempre hemos querido que prevaleciera la pluralidad de miradas, es decir, que no hubiera una línea nítida que separase a los creadores de los críticos y/o académicos. Nuestro objetivo en todo momento ha sido propiciar un diálogo abierto y fértil, pero sobre todo, sincero.
El libro pretende documentar el presente y no esperar que en el futuro haya lagunas en la historiografía del cine español que posibiliten catalogaciones erróneas. En esto tiempos en los que nos ha tocado vivir, en este contexto postmoderno donde reina el caos y la histeria colectiva e individual, cualquier aportación académica ha ser lo suficientemente flexible como para adaptarse al espacio y al tiempo donde ha sido concebida. El libro sí nos ha dejado ver ese bosque, ese piélago, de ese tótum revolútum que lo audiovisual, no sólo el cine, conforma: el do-cu-men-tal contemporáneo (español o no) es un macrogénero que merece ser tenido en cuenta, abandonando la caverna de platón en la que se ha visto enclaustrado en ciertos momentos. Por todo ello, este viaje propuesto aquí por el documental contemporáneo y en aras de acercarlo a la universidad bebe, y quizá en algunas ocasiones de un modo casi obsesivo por nuestra parte, de la necesaria pasión en la docencia que tanto
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aclamaba George Steiner en su Elogio de la transmisión (2005). La enseñanza universitaria, y la enseñanza del cine en concreto, debe tender a formar espíritus críticos, capaces de enfrentarse a films concretos, a analizarlos, como quisiera Einsenstein, a centrarse en la materialidad de su forma y fomentar mentes inquietas que sean capaces de establecer procesos hermenéuticos fructíferos. Nosotras como académicas, no debemos olvidar que intentar urdir una teoría de cine es, en palabras de Francesco Casetti (Teorías del cine, 1994): “un mecanismo que fija y resalta ciertos contenidos del pensamiento, ciertos procedimientos de la observación, ciertas actitudes de cara al mundo; los fija en el sentido de dotarlos de una forma más o menos vinculante; los resalta en el sentido de adoptarlos como método del quehacer de los estudiosos. Desde este punto de vista ‘institucionaliza’ un conocimiento porque defines sus perfiles y su utilidad (..) También es un hecho histórico, por constituir un discurso que aparece en el mundo, en un determinado tiempo y en un determinado lugar, capaz de caracterizar con su presencia el ámbito en el que se manifiesta. En este sentido es una realidad histórica: algo que refleja el camino (incluso el errar) del pensamiento”.
De ahí que con el libro, en cierto sentido, hayamos querido haber llegado más allá porque el cine se prolonga y se funde con otros tantos ambientes, que la teoría no puede ofrecer respuestas unívocas, lineales y/o definitivas. La única posibilidad de la que podemos estar seguros de ofrecer son redes de investigación que contextualicen y que pongan en relación el objeto investigado. Esta libro y nuestro proyecto Territorios y Fronteras (de)mostraría que se cubre una laguna en términos teóricos sobre cine y al mismo tiempo, más allá del cine. Pensamos (en) la imagen y pensamos proponiendo dos términos teóricos: la mutación y la deriva. Mutaciones del cine actual en una evidente contraposición con el recorrido lineal y unidimensional establecido. Y por su parte, la deriva, como exploración del devenir del documental. Derivas también, refiriéndonos a las meditaciones, que gracias a una capacidad cartográfica, nos ayudan a percibir las preocupaciones y las tensiones del cine documental en los últimos tiempos. De aquí nuestro posicionamiento de derivas posibles. Aunque resulte irrebatible, el cine ya no tiene un lugar exclusivamente suyo, no un espacio propio, porque hoy en día está en todos los ámbitos que tienen que ver con la comunicación y con la estética. No hay que perder de vista que somos docentes, investigadoras, pero también espectadoras del aquí y del ahora, a quienes se nos ha de exigir que fuera de nuestros despachos y cavernas particulares, seamos también espectadoras activas y emancipadas. Probablemente, estemos más que influenciadas, casi abducidas en ciertas ocasiones, por la ya citada necesaria pasión defendida por Steiner, pero consideramos que la proa de nuestro rumbo ha de ser esa. Con una única palabra (en euskera) que utilizamos en algunas ocasiones al referirnos a nuestro proyecto Territorios y Fronteras, sintetizamos nuestro rumbo: BRANKAZ. Es decir, navegando
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de proa, siempre hacia delante, descubriendo nuevos mares, cartografiando islas que no están en el mapa y conociendo a quienes habitan los territorios y fronteras.
Nuestro camino continúa, nuestras charlas siguen siendo inconclusas….
Textos Santos Zunzunegui, Vanesa Fernández, Miren Gabantxo, Jorge Oter, Germán Rodríguez, Eulàlia Iglesias, Isaki Lacuesta, Víctor Iriarte, J.M. Català, León Siminiani, Lluís Escartín, Josetxo Cerdán, Gonzalo de Pedro, Colectivo Los HIjos (Javier Fernández, Luís López y Natalia Marín), Colectivo weareQQ (Usue Arrieta y Vicente Vázquez), Oficina Curatorial Rivet (Sarah Demeuse y Manuela Moscoso), Andrés Duque y Virginia García del Pino. Coordinadoras y editoras: Fernández Guerra, Vanesa; Gabantxo Uriagereka, Miren (eds.) Diseño y maquetación: Koldo Atxaga ISBN: 978-84-9860-663-8 Depósito Legal: BI-934-2012 Formato: 16 x 23 cm Idioma: Castellano Año: 2012 Páginas: 167 Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU, 2012): http://www.ehu.es/argitalpenak
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