LA VEGETACION EN EL REINO DE GRANADA EN EL TRANSITO DE LA EPOCA MEDIEVAL A LA MODERNA, SEGUN EL PADRE GUADIX (S. XVI)

LA VEGETACION EN EL REINO DE GRANADA EN EL TRANSITO DE LA EPOCA MEDIEVAL A LA MODERNA, SEGUN EL PADRE GUADIX (S. XVI). Carmen Trillo San José (Univers

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LA VEGETACION EN EL REINO DE GRANADA EN EL TRANSITO DE LA EPOCA MEDIEVAL A LA MODERNA, SEGUN EL PADRE GUADIX (S. XVI). Carmen Trillo San José (Universidad de Granada).

LA VEGETACION EN EL REINO DE GRANADA EN EL TRANSITO DE LA EPOCA MEDIEVAL A LA MODERNA, SEGUN EL PADRE GUADIX (S. XVI). INTRODUCCION El trabajo que ofrecemos a continuación sobre las especies vegetales en la Interpretación de los nombres arábigos del Padre fray Diego de Guadix, forma parte de un proyecto de investigación más amplio: el estudio de la vegetación en el reino de Granada. Somos conscientes de que se trata de un proyecto a largo plazo, para el que es necesario un examen riguroso de fuentes escritas muy diversas, asi como de la interpretación que pueda suministrar la Arqueología. Es muy importante distinguir que contamos con, al menos, dos tipos de fuentes escritas. Unas que podríamos llamar "eruditas", es decir, elaboradas con el fin de recopilar o instruir, en las que incluiríamos, por ejemplo, los tratados de agronomía, los glosarios de plantas como el del Botánico Anónimo y los vocabularios medievales o modernos, entre otros. Otro tipo de fuentes son las constituidas por la documentación de archivo. Estas, con frecuencia, dan una imagen más próxima a la realidad que las anteriores. En los libros de Repartimiento de finales del XV hallaremos, por ejemplo, el tamaño de las parcelas y las plantas que había en ellas en época islámica e, incluso, a veces, los nuevos cultivos introducidos por los castellanos. En el Libro de Rozas de Loja y en los Repartimientos posteriores encontraremos una descripción de las distintas especies que conformaban el monte mediterráneo, en sus diferentes estadíos, antes de ser rozado para ampliar el area de cultivo, normalmente para secano. Dentro de él,

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algunos árboles como el alcornoque o la coscoja estarán protegidos, al menos en un primer momento, a causa del valor comercial de los productos que suministran, como son el corcho y la grana, tinte, este último, muy apreciado en la industria textil. En definitiva, las fuentes eruditas nos dicen qué especies eran conocidas, aunque a veces solo fuera a un nivel teórico, mientras que las documentales nos señalan cuales crecían o se cultivaban normalmente en el reino dé Grariada. Sin embargo, ambas son complementarias y su separación no es tan tajante como a primera vista podría parecer. Así, en las primeras encontramos a veces referencias a determinadas plantas que se dan en un lugar concreto e, incluso, que háñ sido cultivadas por los propios autores. Son frecuentes en el Kitáb al-Filáha de Ibn al ^Awwám las alusiones a lo que él ha visto en el Aljarafe o del Botánico Anónimo sobre los experimentos que hacía en su casa de Sevilla. Pero, además, entre estas fuentes existen sensibles diferencias. Asi, un glosario como el del Botánico Anónimo, escrito entre los siglos XI y XII, es distinto del Vocabulario de un monje granadino como Pedro de Alcalá, ya que ambos tienen objetivos diferentes, como tendremos ocasión de ver. En esta línea un primer paso en nuestra investigación ha sido la elaboración de un glosario de plantas documentadas en el reino granadino. Para ello hemos extraído los nombres de vegetales en distintós glosarios medievales con especiales referencias a Granada. Así, en una primera fase se ha consultado el Uocabulario de Pedro de Alcalá, del que se obtuvieron más de dos ^ientas voces de plántas y productos derivados de ellas. En este trabajo presentamos las primeras conclusiones sobre las especies vegetales extraídas de la obra del padre Guadix. Ambos clérigos tienen en común ser bilingiies, en castellano y en árabe, a veces árabe granadino, y sus continuas referencias a este territorio. Pedro de Alcalá era un monje jerónimo que escribe El vocabulista arabigo en letra castellana y Arte para ligeramente saber la lengua arabiga. Desarrolla toda su actividad en el reino de Granada. De hecho, su obra tiene como última finalidad dar a conocer el árabe a los religiosos que comenzaban a evangelizar a los musulmanes convertidos al cristianismo después de la rebelión de 1500.

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Por su parte, el franciscano fray Diego de Guadix era originario de este lugar. Su diccionario tiene sin embargo un carácter enciclopédico e, incluso, geográfico. Aunque en él hay referencias a Francia, Italia, Portugal, islas del Mediterráneo y países de América, son mayores las que aluden a Granada y a su región de origen. ^ Por otro lado, también presentan rasgos diferenciadores, tales como las fechas en que fueron elaborados. De esta forma, mientras Pedro de Alcala realizó su obra al final del siglo XV y primeros años del XVI, el Padre Guadix la lleva a cabo en tiempos de Felipe II. Esta diferencia cronológica nos permitirá, en cambio, observar qué especies, se habían introducido ya en la Península en fechas tan tardías, sobre todo teniendo en cuenta que se había producido la conquista de América y los contactos con el Nuevo Continente eran frecuentes.

LAS FUENTES UTILIZADAS Aunque básicamente la fuente utilizada ha sido la Interpretación de los nombres arábigos recogidos y declarados por fray Diego de Guadix, no ha sido la única, ya que nuestro trabajo se ha centrado, además de en extraer las voces de plantas insertas en esta obra, en compararlas con las existentes en otros autores anteriores. Estos son, por orden cronológico, el Botánico Anónimo (s. XI-XII), Ibn al-^Awwám (s. XII-XIII), Ibn Luy^n (s. XIV), al-Arb^lí (s. XV) y Pedro de Alcalá (ss. XV/XVI). Su selección obedece a distintos factores, pero en cualquier caso son suficientemente significativos para el fin que nos proponemos. En algunos su vinculación con el tema, la botánica, es evidente como ocurre con el Botánico Anónimo, Ibn al-^Awwám e Ibn Luyícn; en otros hemos tenido en cuenta su relación específica con el reino de Granada, como ocurre con el propio Ibn Luy ^n, con al-Arbíclí, Pedro de Alcalá y el Padre Guadix. No obstante, somos conscientes de que estos autores de referencia pueden ampliarse a otros. Sin ir más lejos, la escuela agronómica andalusí fue muy notable a partir del siglo XI, aunque para realizar este trabajo nos hallamos limitado sólo a algunos de sus representantes. De ellos comenta-

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mos a continuación las características de sus respectivas obras con el fin de saber qué tipo de información nos suministran. 1.- El Botánico Anónimo es un farmacólogo y botánico andalusí que vivió entre los siglos XI y XII. Está vinculado a la escuela agronómica de Sevilla, ya que residió en esta ciudad y tuvo como maestro a Ibn Luengo y como compañero a Ibn Bassál. Su información es muy completa, aunque no por ello está exenta de problemas en lo que se refiere a la identificación de ciertas plantas. Incluye los términos en árabe clásico, árabe andalusí, también en romance (^ayamiyya), y, a veces, en latín y griego. Por su esquema de presentación de datos y clasificación de plantas es considerado como de una gran modernidad. Para nuestro trabajo, en cambio, su valor es relativo, ya que incluye especies vegetales no sólo de alAndalus sino de otros lugares como el N. de Africa y paises orientales. 2.- Por su parte, Ibn al-^Awwám vivió en Sevilla entre el siglo XII y XIII. Su conocido Kitáb al-Filáha es un gran compendio de noticias agronómicas tanto de autores clásicos como árabes y andalusíes. 3.- Del reino de Granada es Ibn Luy^n que nació en 1282 en Almería y murió en 1349, en la misma ciudad, víctima de la Peste. Es el autor de una obra agricultura (Libro del principio de la belleza y fin de la sabiduría que trata de los fundamentos del Arte de la Agricultura) escrita en metro rayaz. En ella se recopila, según nos dice, "todo lo más aceptable y que generalmente se practica en el país de al-Andalus", sin embargo, las referencias al reino de Granada son muy abundantes, en especial a un autor granadino del siglo XI, altignañ. Su interés radica, precisamente, en que estaría orientada a un público popular, pues el hecho de estar escrita en verso permitiría a los campesinos repetir sus enseñanzas y aprenderlas sin dificultad. 4.- En cuanto a AI-Arbúli, su nisba hace alusión a que procedía de Arboleas (Almería). Es autor de un tratado de alimentación (al-kal^m ^alá l-agdiya) escrito entre 1414 y 1424. Las referencias a cultivos y plantas de consumo humano en el reino nazarí son, por tanto, frecuentes. 5.- Por su parte, Pedro de Alcalá escribe su obra en los primeros años del siglo XVI, en unas fechas claves, por tanto, para el

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reino de Granada. Los mudéjares han sido apremiados, de una forma u otra, a convertirse al cristianismo, después de la rebelión que protagonizan en 1500, y la Iglesia juega un papel crucial antes y, sobre todo, después de estos acontecimientos. En este contexto el jerónimo fray Pedro redacta De lingua arabica libri duo, en los que, además de recoger una serie de normas lingiiísticas sobre el árabe, traduce las oraciones cristianas a esta lengua y, finalmente, recopila un gran número de voces castellanas traducidas al árabe que se hablaba en el reino granadino. El objetivo último era, según parece, darlo a conocer a otros monjes que, como él, se iniciaban en la labor de conversión de los mudéjares y la formación de los nuevos cristianos. Así pues, su obra es muy vasta, al no ser un glosario de términos específicos como ocurre en los otros autores, lo que se manifiesta también en el.gran número de nombres vulgares de plantas que recoge. 6.- Finalmente, la obra del padre Guadix se conserva en la Biblioteca Colombina de Sevilla y esta inédita, aunque era conocida y utilizada por otros autores. Así, por ejemplo, la menciona Cobarrubias en su Tesoro de la Lengcca Castellana. EI Padre Guadix era un franciscano de nombre fray Diego, que trabajaba como intérprete de la Santa Inquisición en la ciudad de Granada. La obra se escribió hacia 1595, pues es en esta fecha cuando el padre general de la Orden de San Francisco dio la licencia para que fuera impresa. En su prólogo el autor la dedica al monarca reinante, Felipe II, y en ella se propone descifrar topónimos mayores, menores y nombres comunes de origen árabe, que habían pasado al español, portugués, francés, italiano y latín. Con ello fray Diego de Guadix demuestra ser un gran erudito, conocedor de diversas lenguas y de distintos paises. A1 menos estuvo, además de en España, en Italia. Asimismo el desarrollo de su diccionario y de las advertencias que en él hace evidencian que su autor dominaba la lengua árabe que, según él mismo, era casi como su lengua materna, pues la conocía desde niño. Parece que era maurófilo, ya que manifiesta continuamente su admiración por la cultura islámica e, incluso, expresa repetidamente, en el desarrollo de su obra cierto pesar por la marcha de los moriscos, pues algunos de ellos eran hombres a quien podía consultar. La misma portada de su libro es una mezcla de elementos árabes y cristianos. Están presentes

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dos imágenes de sendos santos franciscanos, San Francisco de Asís y San Antonio de Padua, debajo de las cuales hay varias frases en árabe, siendo la del centro la conocida wa lágálib illáAlláh. Su diccionario consta de tres partes: I.- Una primera que es la presentación de la obra por su autor, de la que dice: a) "Lo contenido en esta primera parte es una recopilacion de algunos nombres arabigos que los Moros o Arabes (en España, Francia y Italia y islas del mar Mediterraneo y en otras muchas partes del mundo) pusieron a algunas ciudades, villas, castillos, islas, montes, torres, rios, puentes, valles, fuentes, puertas de ciudades, con algunos vocablos y verbos arábigos y frases o maneras de hablar de Arabes que comunmente se usa en las lenguas latina, española y italiana". b) A continuación aparece la licencia del Padre General de la Orden de San Francisco, el hermano Buenaventura de Gerona, para imprimir el libro. c) Sigue. a este permiso un prohemio del autor al rey Felipe II en el que explica los motivos que le llevaron a escribir esta obra, así como su opinión sobre la causa de que hubieran quedado tantos nombres árabes en la toponimia y en la lengua españolas. Señala que fueron los árabes tan victoriosos en la conquista de la Península Ibérica que se sintieron dueños y señores de ella, razón por la cual volvieron a bautizar muchos de los lugares conquistados, de la misma forma que luego hicieron los españoles en América. Por otro lado, justifica la necesidad de escribir una obra de estas características porque es preciso explicar el significado de muchas palabras árabes que quedaron introducidas en la lengua española como consecuencia de la larga convivencia de ambos pueblos, ya sean topónimos, frases o nombres comunes. Aunque el padre Guadix deja constancia de su extrañeza porque nadie haya realizado anteriormente esta labor, parece poco probable que no conociera la obra de su antecesor Pedro de Alcala, ya que, como tendremos ocasión de comprobar, la coincidencia del primero con respecto al segundo, en lo que a términos de plantas se refiere, es bastante grande.

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d) La dedicatoria al rey esta seguida por otra al "discreto y curioso lector". En ella el autor se excusa previamente de los errores que pudiera cometer en la interpretación etimológica de las palabras que trata, ya que al haber entrado a formar parte de la lengua castellana están alteradas fonéticamente por los cristianos, y le resultan difíciles de analizar: "... de que estos vocablos y verbos arábigos [de los que trato en mi obra] esten tan corruptos y tengan tan trocadas las letras y sila= bras no es muy de marauillar, pues es algarabia o vocablos y verbos arabigos pronunciados en bocas y con lenguas de christianos y hombres que nunca (en su vida) estzcdiaron ni supieron algarabia. Y quan cerca esten de herrar o quanto yerren los hombres que no saben la lengua arabiga hablando palabras arabigas, dejase entender viendo quanto yerran los que no saben latin queriendo hablar latines o palabras latinas, que algunas de ellas las hacen sonar tan de otra manera que del todo parecen otras dicciones o vocablos. Quantó mas facil les sera herrar hablar palabras arábigas a hombres que no saben algarabia, siendo como son las diciones de esta lengua arabiga de dura y dificultosa pronunciacion por intervenir (en muchas diciones arabigas) letras guturales que se an de pronunciar y articular en la garganta, las quales no las saben ni pueden bien pronunciar lenguas de christianos questan usadas a pronunciar y articular diciones castellanas o latinas, lo qual se negocia con el pico de la lengua". Señala también que los yerros que cometa se deben a que no hay libros que pueda leer que traten de este asunto ni hombres a quien pueda consultar. II.- Lo que hemos dado en Ilamar segunda parte, son diez advertencias que el padre Guadix hace al lector, con objeto de facilitarle la comprensión de su obra. Son las siguientes: 1) La primera es que la lengua árabe es la lengua más antigua del mundo después de la hebrea, pues, en realidad, según el autor, es la lengua hebrea pero corrompida. Y que el latín ha incorporado muchas palabras árabes en su lengua. 2) La segunda advertencia es que ha considerado que el vocablo que fuese común a más de una lengua, será de aquélla en donde significa algo. Ciudad Real, será castellano, porque quiere decir algo en esta lengua, mientras que Aranjuez será árabe, aunque usen de ella los árabes y los no árabes.

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3) La tercera advertencia es que hay nombres o verbos comunes a dos lenguas, pero que tienen significados diferentes en cada una de ellas. 4) Lo cuarto que presupone el padre Guadix es que es posible encontrar nombres árabes en tierras a donde nunca llegaron los árabes como ocurre en América (Las Indias Occidentales, en concreto en México y Perú), en Canarias y en el N. de España, en Vizcaya. 5) En quinto lugar expone que no debe extrañar al lector que haya palabras cuya etimología no sea solo árabe, sino que sea medio árabe y medio castellana, latina, italiana o francesa. 6) La sexta advertencia es doble: por un lado, hay que tener en cuenta que los cristianos han cambiado el acento a muchos nombres árabes, como ya hicieran con algunos nombres latinos; por otro lado, es que los árabes llaman a una cosa por el nombre de otra cuando existe alguna similitud, aunque ésta sea muy lejana, entre ambas. 7) En séptimo lugar advierte que los cristianos eliminaban con frecuencia letras de los nombres árabes que les resultaban difíciles de pronunciar y que esto no debe extrañarnos, pues también lo hácen en su propia lengua. 8) A partir de la octava advertencia las aclaraciones del padre Guadix son reglas de pronunciación y gramaticales. Así, señala que hay trece letras solares, las cuales cuando se encuentran al inicio de palabra y ésta va acompañada por el artículo redoblan su sonido y eliminan el lam del artículo. Cita las conocidas como solares, a excepción del lam, pero además añade el y im como letra solar. 9) La novena advertencia es que de un nombre o adverbio árabe los cristianos han formado un verbo castellano, el cual toma también su significado de la palabra árabe que le dio origen. 10) Finalmente, advierte que en el alfabeto árabe no existe la p, asi que, cuando se quiera representar este fonema se tendrá que recurrir a la letra b. III.- La última parte es la Interpretacion de los nombres arábigos recogidos y declarados por fray Diego de Guadix, de la orden de Sant Francisco y de la provincia de Granada, es decir, el diccionario propiamente dicho. Va precedido de una anotación en la que

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el autor explica que el orden que seguirá en la exposición de cada palabra es éste: primero el término tal y como se conoce, es decir, corrupto, seguido del significado que tiene en la lengua (castellana, latina italiana o francesa) en donde se ha integrado; y, finalmente, la etimología árabe de la palabra y lo que originariamente quería decir. Asimismo señala que puesto que no todos los lectores conocen los caracteres árabes, empleará caracteres latinos en su interpretación.

LA VEGETACION EN EL PADRE GUADIX En el diccionario del Padre Guadix se han documentado un total de 168 plantas y productos procedentes de ellas como gomas, resinas, especias, etc. Hemos registrado tanto los nombres de plantas que menciona directamente, como aquellos casos en que aparecen formando parte de un topónimo que el autor analiza etimológicamente, si bien éstos últimos son muy escasos. Hemos atendido a las palabras en castellano no a las extranjeras. De manera general puede decirse que, en relación a otros glosarios y herbarios el Padre Guadix menciona muchas especies vegetales y productos que podríamos considerar especiales. Es decir, más que los habituales y conocidos presta atención, por un lado, a los que son exóticos o, incluso, de lujo, tales como especias, colorantes, gomas, resinas, etc.; mientras que por otro, nombra determinadas clases de árboles frutales y plantas, más que el árbol genérico del que proceden: como la manzana camuesa, los higos bujaçote, xaharí y albacora, la ciruela zaragocí, o la uva layren. Hemos realizado una clasificación de las plantas mencionadas atendiendo al criterio del propio autor. Así, las hemos dividido en comestibles, silvestres, medicinales, odoríferas, condimentos y especias, de uso industrial y otras. La distribución es aproximativa porque hay plantas que pertenecen a varias clasificaciones y, en este caso, se ha atendido a las explicaciones del padre Guadix. Así, la nuez moscada, de la que dice que es una conserva de nueces tiernas en almíbar se la ha incluido en las plantas comestibles y no en las especias a las que, en realidad, corresponde.

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El 35,11% del total documentado pertenece a las plantas comestibles o a partir de las cuales se elaboran alimentos. De ellas sólo una es originaria de América, se trata de la yuca, de cuya raiz se hacen unas tortas de pan que reciben el nombre de caçabi o caçabe 1. Del total de las comestibles casi un 40% corresponden a árboles frutales: naranja, serbal, limón, prisco, durazno, ciruelo y ciruela zaragocí, cerezo y cerezas garrofales ("cierta suerte de cerezas y guindas"), azufaifo o ginjol, higuera e higos albacora (tempranos o brevales), xaharí (higos mesinos o que maduran en un mes) y bujaçote (higo grueso); almendro y alloza (o fruto del almendro aún no maduro), manzano y manzanas ocales y camuesas, toronja, tamara o palmera datilera z; y zamboa o gamboa a la que da el significado de membrillo dulce y temprano y también el de toronja. Entre las hortalizas cita la acelga, la alfaça o lechuga, los alpiloçes especie de pepino o calabaza llamados también cohomeros; la badeha o melón "blando y desabrido"; la berengena, la calabaza, la endivia y la espinaca. Del espárrago y de la alcachofa sólo habla como plantas silvestres. Entre los productos comestibles cita el azúcar y el azúcar candeal o cande. También menciona la alifa, que es la caña de azúcar dejada de un año para otro. De las leguminosas nombra la alfalfa (para ^consumo animal) y el garbanzo. De los cereales sólo alude al arroz, al trigo candeal y a la alcandia o escaña. Mientras que en Pedro de Alcalá se contienen también la cebada, el centeno, el alcacer, el mijo y el panizo. Las especies silvestres constituyen el 26,78% del total registrado. Pertenecen al monte mediterráneo en sus distintos estadíos. Aparecen árboles como la encina y la carrasca, de la que señala que es la misma pero menos crecida; el alcornoque, el pino, el

^ Real Academia Españo[a: Diccionario de Autoridades. Madrid, 1976, s.v. cazabe: Torta, que a manera de pan se hace en algunas partes de las /ndias Occidenta/es de la raiz de la Tucubia o Yuca, la qua[ rae fuertemente los naturales y despues la ponen como en lagar con una gran piedra encima, para que exprima todo el zumo, y lo que queda seco se cuece a fuego /ento en vasos de barro, cuya figura dexa hechas las tortas, que sirven de pan a los Indios y Españoles. Nuestros Historiadores casi vulgarmente le Ilaman pan de cazabe. Acost. Hisc/nd.lib.4.cap.l7. En algunas partes de Indias usan un genero de pan que llaman cazabe, el qual se hace de cierta raiz , que llaman Yuca. ARGENS. Maluc. lib. 3. fol. 103. Passo a la Java mayor, donde hizo provision de bastimentos, cazabe, platanos y gallinas, a trueque de paños.

z El padre Guadix señala que con este nombre "Llaman en España a una rama de arbol...".

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madroño, el acebuche y el algarrobo. Arbustos como la retama, la jara, el espino marjoleto, la sabina, la madreselva, etc. Solo menciona dos propias de climas húmedos, sin sequia estival y suelos profundos, como la haya y el abeto. También cita el borne, que se da en varios lugares de España (Cataluña, Aragón, Santander, Soria, Valencia, Algeciras y Granada); y el árbol del paraiso también conocido como panji, del que dice que es "un arbol silvestre y espinoso cuyas flores son de suavisimo olor". Las hierbas y drogas medicinales representan un 17,26% del total de las registradas. Entre otras habla del acfbar, que se extrae del aloe, y tiene virtudes estomacales y aperitivas en pequeñas dosis, y purgantes en grandes cantidades. EI agárico, que sirve para combatir los sudores. La alholva, que es un reconstituyente general, La almáciga, que perfuma el aliento (el Botánico Anónimo la registra como tornamaritos). El culantrillo de pozo que sirve para combatir la tos. La milenrrama utilizada para sanar las heridas. La hierba de Santa María que actua contra los gusanos intestinales. El tarahe, que es astringente. La suelda para encorar las heridas. La ruda para provocar la menstruación. La Ilamada orejas de abad que es diurética. EI rabano magisco por sus propiedades antiescorbúticas. La lengua de perro y la lengua de cordero (llantén) que actuan contra las inflamaciones. El alcanfor (Cinnamomum camphora), que es analéptico cardíaco y antiséptico pulmonar. El regaliz u oroçuç que es béquico y antiséptico. La mirra utilizada como bálsamo para evitar la corrupción de los cadáveres. También nombra una planta conocida como habarraç, de cuyos frutillos machacados se extrae un polvo que sirve para matar piojos, de ahí su nombre en árabe que consta de hab, que significa granos y de al-ra^s o cabeza, es decir, granos de la cabeza, de la que el autor concluye que "suelen hechar en la cabça o cabeças de los muchachos o pobres que crian piojos". Las plantas odoríferas representan e18,3% del total. Entre ellas cita el jazmín, la mosqueta o cetelia, la azucena, el alhelil, la mejorana, el arrayán, la clavelina, la albahaca y la albahaca acl^velada, etc. Los condimentos y especias suponen el 6,54% de los registrados. Nombra el azafrán, gengibre, ajonjolí, alcaravea, comino, matalahuva, laurel, tomillo, toronjil y pimienta.

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Entre las de uso industrial están las textiles (algodón, cáñamo y la atocha) y las tintóreas, de las que el padre Guadix sólo menciona el añil, la alheña y el alazor. Pedro de Alcalá cita, además, otra que se da en el reino de Granada y que es muy apreciada en la industria textil como es la grana, tinte que se extrae de la hembra machacada del coccus infectorius que habita en la coscoja (quercus coccifera L). Por otra parte sabemos que la alheña era también una planta cultivada en el reino de Granada y muy particularménte en la Alpujarra oriental. También nombra fray Diego el zumaque (Rhus coriaria L.), que tiene propiedades astringentes y ha sido empleado para curtir cueros desde muy antiguo como testi-. monia Dioscórides, aunque también es medicinal y tintóreo 3; y el almarjo, que se cría en todo tipo de terreno salino y húmedo, y del que se obtenía la sosa. EI padre Guadix dice que se utilizaba para hacer vidrio. En época de los Reyes Católicos tenemos constancia de que sus cenizas, llamadas barrilla, se usaban para hacer jabón y, debido al control fiscal, estaba prohibida su venta, salvo en la Casa del Jabón 4.

RELACION DEL PADRE GUADIX CON OTROS AUTORES El intento de establecer una relación entre el padre Guadix y otros autores anteriores como los ya citados (P. Alcalá, Al-ArbWi, Ibn Luytim, Ibn al-°Awwám y el Botánico Anónimo) ha sido difícil. La identificación de las plantas entre unos y otros no siempre es evidente, debido a los distintos nombres con que se las menciona y a la confusión entre las diferentes variedades de la misma especie. Además, como ya hemos advertido, el padre Guadix cita, con frecuencia, clases concretas dentro de un género común, por lo que sólo nos hemos atrevido a identificarlas en el caso de que los autores con los que se establecía la comparación nombraran la misma especie y no otra genérica. Es, por ejemplo, el caso de los higos alba-

3. Sebas[ian COBARRUBIAS: Tesoro de la Lengua Caste[lana o Española. Primer Diccionario de la Lengua (1611). México, 1984, s.v. çumaque: "Cierta yerva de que usan los çurradores para curtir los cueros con el agua o çumo della, la qual es férida y de grave o[or, como [o es el agua de la sentina de la nave. Y por esso entiendo que se llamó en [atín uautea...". ^. A.G.S., E.M.R., leg. 688.

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cora, xaharí y bujaçote, que no se han identificado con el fruto de la higuera, en general, sino que hemos buscado estas clases concretas. Así, el higo albacora o higo temprano es nombrado por Ibn Luy ^n como bák^r y también por Pedro de Alcalá como tine baqufra, mientras que el Botánico Anónimo sólo menciona la higuera (in). La conexión del padre Guadix con los autores ya citados muestra que su coincidencia es muy alta con Pedro de Alcalá. El número de voces mencionadas por ambos es el 78,57% del total documentado por el primero. Es decir, de las 168 plantas recogidas el frayle jerónimo nombra 132. Esto se debe a que ambos clérigos tienen una formación similar, toman como punto de referencia Granada y están, relativamente, próximos en el tiempo. El estudio realizado con anterioridad sobre P. de Alcalá 5 muestra que recoge en su Vocabulario un total de 249 nombres de especies vegetales, de las cuales 132 están en el del padre Guadix. Este número tan elevado de plantas se debe también a que la obra del monje jerónimo es mucho más general, ya que es un diccionario castellano-árabe granadino e incluye, por tanto, un mayor número de voces que la del franciscano. Por el contrario se muestra muy alejado de al-Arbúli, que solo cita un 13% de las plantas del padre Guadix. La razón és que la obra de alArbúG es más limitada, ya que se trata de un tratado nazarí alimentación, y por tanto únicamente habla de algunas especies comestibles. La relación que se establece nuestro autor con Ibn Luyím, Ibn al^Awwiitn y el Botánico Anónimo es, sin embargo, muy similar. Puede deberse a que todos ellos son agrónomos y botánicos. Pero también a que entre ellos mismos se parecen, pues han conocido las obras de sus antecesores, ya que las recopilaciones y copias eran un hecho en este tipo de estudios. De las especies registradas en el padre Guadix, el Botánico Anónimo nombra 91. Por su parte, Ibn al-^Awwíitn repite en su Kitñb al-FilZa 79 de las plantas de fray Diego. Finalmente, Ibn Luyim recoge 87 especies de las del autor accitano. La coincidencia de estos autores con el padre Guadix está, por tanto, entre e154,16% y e147,02%. Se puede adelantar como una primera conclusión que la obra del padre Guadix se inserta en la tradición de los botánicos anda' Carmen TRILLO SAN JOSÉ: "Fspecies vegetales en el reino de Granada, según el vocabulario de Pedro de Alcalá (siglos XV y XVI)". Enconrro sobre Formas de habimr e a(imenwci^o no dade Média, Arqueología Medieva[ (Mértola, Poriugal), 4(1996).

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lusíes, aunque, lógicamente, hay que señalar diferencias dada la distinta finalidad de las obras en cuestión. Pero, más que nada, es heredero directo de esa tradición de clérigos llegados a Granada que intentan aproximarse y comprender el mundo islámico. A veces, incluso, se muestran fascinados por él. Como en el caso del padre Guadix, algúnos parecen más cercanos a la cultura islámica de lo que cabría esperar de un miembro de la Santa Inquisición.

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CLASIIiICACION DE PLANTAS Y SUS DERIVADOS SEGUN EL PADRE GUADIX: PLANTAS SILVESTRES

abeeto acebuche adelfa álamo albarrana alcornoque alcachofa alcaucil algarrobo amapola arrecife, cardo aulaga borne cambrón cañaheja carda cardo carrasca carrizo encina endrina espárrago fresno haya higuera del infierno hinojo j ara juncia junco marino labiérnago lapa o cadillo madreselva madroño 123

maguilla marjoleto marrubio ortiga paraíso, árbol pino retama sabina tej o til verbena zarza

PLANTAS, FRUTOS Y PRODUCTOS COMESTIBLES acelga azúcar azufaifo o ginjol albacora, trigo albarcoque albérchigo alcaparra alfa^a

alfalfa alloza almendro almez almirón alpilo^es alpiste arroz ajenuz badeha berza berengena berro buja^ote, trigo

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cazabí calabaza camuesa, manzana cande, azúcar candia (alcandia) candeal, trigo cerezo cerraja ciruelo col chirivía durazno endivia espinaca gamboa garbanzo garrofales layren, uva lima limón lupia o atramuces manzana moscada, nuez nabo naranja nogal ocales parra rábano ponce serba tagarnina tamara toronja xaharí, trigo xetaguía zamboa zaragocí, ciruela

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PLANTAS Y DROGAS MEDICINALES acíbar agárico alcanfor alcobela alholva alhucema almáciga almea alquitira anapelo asarabácara culantrillo de pozo habarraç hierba golondrina hierba jabonera hierba de Santa María lengua de buey lengua de cordero lengua de perro milenrrama mirra

orejas de abad rábano magisco ruda sándalos sauco suelda taraje , regaliz u oro^u^ CONDIMENTOS Y ESPECIAS

ajonjolí alazor alcaravea

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azafrán comino gengibre laurel matalahuva pimienta tomillo toronjil

PLANTAS ODORÍFERAS

azucena albahaca albahaca caranfoli alhelil almoradux arrayhan carranfolí gallocresta jazmín mejorana mosqueta perejil rosa trebol PLANTAS INDUSTRIALES

algodón alheña almarjo añil atocha cáñamo zumaque

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OTROS

alloza alifa zaragatona Fig. l: .

YOUSSEF ^.__ ^'-'^ BEN TACHEFINE

rOyonGe..référenc 18mm_IOOmillions de^l

CAPACITES DE RETENUE

^ 21 á 100 m Illions de m$ ^ En consrruction

128

^ 100 mtllions dé n^ ^^200 km

Fig. 2: .

-CAPACIT^ DES BÁRRAGES pérlm^tres

^ ^ I mllllard de m3 ^. 200 mllllons á I milllord d9'm n

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