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El águila arpía, reina de la selva
Cortesía CONABIO / Gerardo Ceballos González
L Águila arpía.
as águilas son una especie de reinas de los cielos, que parecen empeñadas en lucir todo su esplendor volando elegante y majestuosamente, para que pueda vérseles desde grandes distancias remontando los altos picos montañosos, en soberbias demostraciones de su capacidad para dominar el enrarecido aire de las alturas. Pero hay una notable excepción: el águila arpía de las selvas del sureste de México, Harpia harpyja para los zoólogos. A diferencia de las demás, ésta trata obstinadamente de ocultarse, permanece siempre entre la arboleda, sin elevarse nunca mucho más allá del dosel de la selva.Y no porque sea una indefensa y temerosa aguililla que trate de eludir a sus enemigos, ni porque sea demasiado pequeña o débil para volar. Por lo contrario, es la mayor águila del mundo y uno de los más temibles depredadores. En todo el mundo hay sólo otras dos que se le aproximan en dimensiones: el águila arpía de Nueva Guinea, Harpyopsis novaeguineae, y el águila comemonos de las Filipinas, Pithecophaga jefferyi, que es el ave nacional de ese país asiático. Debido a las costumbres del águila arpía, los zoólogos tienen muy pocas oportunidades de observar-
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la entre la maraña de troncos, ramas y lianas de las selvas en que vive, vuela y caza. Por ello, es más lo que se ignora que lo que se sabe acerca de su biología y hábitos. Tan poco se conoce sobre ella, que incluso obras especializadas de ornitología suelen limitarse a descripciones muy someras y superficiales, o sólo la mencionan de paso, con la información básica y sin entrar en mayores detalles. Es un ave realmente impresionante por sus dimensiones. Las hembras —hasta un tercio mayores que los machos— alcanzan 2 metros de envergadura, un metro de largo y 10 kilogramos de peso. Sus garras son tan grandes como la mano de un hombre, y sus uñas mayores que las de un oso gris y excepcionalmente poderosas, capaces de atrapar a un mono. De hecho, buena parte de sus presas son estos animales; de ahí proviene el nombre común de águila comemonos o comechangos que se le aplica en algunos lugares. Pero los relatos acerca de niños devorados por arpías son apócrifos. Aunque es quizá lo
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Águila real (Aquila chrysaetos), la especie del escudo y la bandera de México.
bastante grande y fuerte para levantar a un recién nacido, nadie anda dejando bebés en las copas de los árboles, que es por donde generalmente ronda en busca de alimento.
Mitológico personaje
La denominación de águila arpía le fue impuesta por los conquistadores españoles debido a que, por su tamaño y ferocidad, les recordaba a las arpías de la mitología griega, mitad mujer y mitad ave. Aunque el nombre sugiere fealdad, es muy bella y elegante, debido a la combinación de negro, gris y blanco de su plumaje. El lomo y el dorso de las alas son negro intenso, la cabeza gris claro, las partes inferiores blancas y el pecho exhibe una amplia banda negra que separa el gris de la cabeza del blanco del vientre.
El águila arpía se distingue por la cresta de largas plumas eréctiles de machos y hembras
Ariel, personaje de la tempestad de Shakespeare, representado en forma de arpía.
Un rasgo característico que permite identificarla fácilmente es la cresta o doble corona de largas plumas eréctiles que poseen machos y hembras; pueden levantarlas a voluntad cuando entran en alerta o cuando reaccionan a algún ruido, pero se desconoce cuál es su función. En cambio, sí se cree saber para qué le sirve el disco facial de pequeñas plumas, semejante al de los búhos, que tiene en torno a los ojos: aparentemente le permite enfocar los sonidos e incrementar su capacidad auditiva. El área original de distribución del águila arpía se extiende desde Veracruz y
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Chiapas por el sur de la península de Yucatán, todo Centroamérica y una buena parte de Sudamérica, hasta el sur de Brasil y el norte de Argentina. A diferencia de la mayoría de las águilas, que anidan en altos riscos, prefiere los espacios abiertos y pasa buena parte del tiempo volando a gran altura, anida en la espesura de la selva y rehúye los terrenos despejados. Ni siquiera cruza sobre ellos. Lo hace entre los árboles o un poco más arriba, sin remontarse generalmente más de unas decenas de metros por encima del follaje ni permanecer demasiado tiempo en el aire. A pesar de su gran envergadura, tiene las alas cortas y anchas en comparación con las demás. Este tipo de alas le permite maniobrar ágilmente, realizando continuos y súbitos cambios de dirección y velocidad para eludir obstáculos. En cambio, las alas largas y angostas son adecuadas para vuelos tranquilos y prolongados a gran altura, aprovechando las corrientes ascendentes de aire cálido, como lo hacen los cóndores, buitres y zopilotes, o el águila real, Aquila chrysaetos —la del escudo y la bandera de México—, que puede mantenerse planeando durante horas, casi sin batir sus grandes alas.
Riesgo de desaparecer
El enorme nido del águila arpía consiste en una plataforma de metro y cuarto de diámetro y medio metro de espesor, formada con gruesas ramas. Lo construyen conjuntamente macho y hembra, de preferencia en árboles de alto porte, como ceibas o caobas, que en ocasiones sobrepasan el nivel general del follaje. Pero no lo instalan en el ápice de esos árboles, sino un poco más abajo. Año con año, si-
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Madonna de las Arpías (1517), cuadro del pintor italiano Andrea del Sarto, así llamado por el bajorrelieve de estos monstruos mitológicos pintado en el pedestal de la Virgen.
guen ampliándolo, mejorándolo y reforzándolo. Es muy raro que lo abandonen, y más raro aún que emigren. El águila arpía es en esencia un ave sedentaria, con un territorio de caza muy bien definido, el cual recorre de manera constante moviéndose con asombrosa velocidad —se han registrado hasta 80 kilómetros por hora—, sorteando con gran agilidad los troncos, bejucos y ramas que se interponen en su camino y sin dejar ni un momento de escuchar y mirar con atención para descubrir animales ocultos entre el ramaje, sobre los que cae en forma intempestiva y relampagueante. No sólo atrapa así a sus presas preferidas —monos araña, aulladores y perezosos, que representan dos tercios de su dieta—, sino también loros, guacamayas, tucanes y hasta puercoespines, a los que destripa con sus afiladas garras y destroza con su poderoso pico ganchudo, sin preocuparse demasiado por las púas.Y no se limita a criaturas arborícolas: puede volar a ras del suelo y capturar gallinas de monte, tepezcuintles, tlacuaches, conejos y otros animales. Prácticamente no desdeña ninguna criatura de regular tamaño.
Conforme avanzan los desmontes, la población de la especie disminuye
Águila de cabeza blanca (Haliaeetus leucocephalus) en vuelo.
Esa gran adaptabilidad en materia de alimentación es una de las claves de su sobrevivencia. Pero no puede resistir a su gran enemigo: la deforestación. Está tan adaptada a las condiciones de la selva, que a medida que avanzan los desmontes el número de estas águilas se reduce. Su capacidad de reproducción es muy baja. Alcanza la madurez sexual —la capacidad para tener crías— a los cuatro o cinco
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años de edad, y a partir de entonces puede poner huevos a intervalos de dos o tres años. En cada ocasión pone dos huevos, pero de los aguiluchos sólo sobrevive el primero que nace, pues el segundo no recibe atención y muere de hambre. El afortunado recibe los cuidados del padre y la madre durante dos o tres años, antes de iniciar su vida independiente. Víctima de la destrucción de la selva —y con ella la desaparición no sólo de los árboles donde anida, sino también de la fauna que le sirve de alimento—, el águila arpía corre el riesgo de extinguirse en México, donde se estima que apenas quedan una docena o docena y media de ejemplares en las selvas altas de Chiapas, el sur de Campeche y quizás en el sur de Quintana Roo. La misma situación se observa en otros lugares: en Venezuela sólo se han registrado 10 nidos; en Guyana nueve, y ocho en Panamá, país del cual el águila arpía es el ave nacional. Su contraparte asiática de las Filipinas se encuentra también gravemente amenazada, ya que sólo existen unos pocos ejemplares en algunas áreas remotas y aisladas de las mayores islas de esa nación.
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Selva alta, hábitat del águila arpía.
Los carpinteros del bosque
a / Marco Pined Cortesía conabio
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Carpintero imperial, Campephilus imperialis. En la ilustración, un macho.
los pájaros carpinteros —más de 200 especies en todo el mundo, de las cuales 23 habitan en México— se les puede reconocer y detectar aun antes de verlos, por el característico e inconfundible tableteo, como de ametralladora, que producen al acribillar con el pico los árboles. Una vez a la vista, también se les identifica con facilidad por una singularidad de su plumaje, que es como la marca de identidad de estas aves: en la gran mayoría de las especies los machos tienen rojo el plumaje de la cabeza. Hasta ahora se desconoce la causa de esa coloración, pero existe una leyenda maya al respecto, según la cual los carpinteros, picatroncos o picamaderos adquirieron ese rasgo distintivo mientras ayudaban a los hombres a obtener el maíz. Originalmente —dice el mítico relato, del cual hay varias versiones en el área maya—, el grano se hallaba escondido bajo una gran roca y era inaccesible. Cuando los hombres se enteraron de su existencia, pidieron ayuda a los dioses para sacarlo de ahí; después de varios intentos, Chac, deidad del trueno y de la lluvia, lanzó un rayo que hizo pedazos el peñasco y dejó el maíz a disposición de la humanidad entera. Un per-
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sonaje destacado en las maniobras de liberación del maíz fue el pájaro carpintero, que actuó como auxiliar de los dioses. Pero en el momento de volar la roca en pedazos, un filoso fragmento le hirió la cabeza y se la dejó manchada de sangre. Desde entonces tiene rojo el plumaje de la coronilla. Leyendas aparte, y posean o no capuchón rojo, todos los carpinteros tienen el mismo hábito de picotear los troncos de los árboles para remover la corteza en busca de insectos y otros artrópodos, que constituyen la mayor parte de su dieta, aunque también comen semillas, frutas y savia. Esta forma de alimentación determina varias características comunes a todas las especies: el pico es robusto y en forma de cincel para poder perforar y romper la corteza; la lengua es muy larga y tiesa, con
Macho y hembra de Melanerpes hypopolius.
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el fin de alcanzar y atrapar los insectos ocultos; las patas son fuertes y tienen dos dedos al frente y dos dirigidos hacia atrás, con objeto de poder trepar más fácilmente por los árboles; las uñas son puntiagudas, para permitirles afianzarse mejor, y las plumas de la cola son rígidas, para usarlas como apoyo mientras permanecen aferrados al tronco.
El carpintero imperial se extinguió en la segunda mitad del siglo xx debido a la destrucción de su hábitat
Carpintero macho en el nido con dos polluelos.
De las especies mexicanas de estas aves, algunas solamente se encuentran en ciertas regiones del país. Al Melanerpes hypopolius, por ejemplo, sólo se le localiza en el sureste, así como en los estados de Guerrero, Morelos, Puebla y Oaxaca. El pequeño Melanerpes pucherani, por su parte, habita las estribaciones montañosas y las llanuras de la vertiente del Golfo, hasta Tabasco y el norte de Chiapas. El carpintero yucateco o carpintero enano, Melanerpes pygmaeus, de apenas 15 centímetros de longitud, es exclusivo de la península de Yucatán, Belice, Honduras y Guatemala. Tuvimos también en México, hasta tiempos recientes, al carpintero más grande del mundo. Era el carpintero imperial, Campephilus imperialis, que habitaba los bosques de coníferas y pino-encino de las serranías. Medía poco más de medio metro y llegaron a encontrarse algunos ejemplares de 60 centímetros. Se extinguió en la segunda mitad del siglo xx por efecto de la deforestación, ya que requería grandes extensiones de bosque con árboles muertos, que fueron eliminados por la tala desordenada.
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Su papel ecológico
Algunas especies están ampliamente distribuidas por todo el país. Una de las más abundantes y conocidas, la cual se halla incluso en zonas urbanas, es el carpintero común, Melanerpes aurifrons en la clasificación científica. Es relativamente grande, alcanza de 20 a 23 centímetros de largo y se le reconoce porque el plumaje de la frente es de color dorado (el término aurifrons de su nombre científico significa precisamente frente áurea o dorada) y el del lomo, blanco y negro barrado, es decir, con un diseño en forma de barras o franjas estrechas. También se le distingue por una especie de capucha roja que en los machos cubre cabeza y nuca y en las hembras sólo la nuca. Se distribuye por todo México, parte de Estados Unidos y, en Centroamérica, hasta Nicaragua. Es uno de los carpinteros que con más frecuencia se ven en el campo y las ciudades, ya que prefiere los terrenos abiertos, con vegetación más o menos dispersa y en crecimiento, así como las plantaciones de cocoteros.
Las feroces hormigas del género Azteca son manjar predilecto de los carpinteros Todavía mayor es el área de distribución del Dryocopus lineatus: abarca todo México, Centroamérica y buena parte de Sudamérica, hasta Paraguay, Brasil y Argentina. Puede llegar a medir hasta 32 centímetros de largo, tiene el plumaje negro en el lomo y barrado en la parte inferior, y su rasgo distintivo es una prominente cresta de plumas rojas, por lo que en algunos lugares se le conoce como carpintero copetón. Prefiere los mismos tipos de vegetación que el común. Un buen sitio para tratar de
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Características de los carpinteros determinadas por su alimentación.
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observarlo son los terrenos desmontados donde está creciendo de nuevo la vegetación; en esos lugares abundan los árboles cuyos troncos huecos y blandos albergan colonias de feroces hormigas del género Azteca, uno de sus manjares preferidos. Aunque no es agresivo, si siente amenazado su nido, defiende a los polluelos con extraordinaria decisión y valentía, incluso contra aves más grandes y feroces.
Carpintero imperial hembra.
Los carpinteros soportan los impactos de sus picotazos gracias a la amortiguación de su cráneo esponjoso Desde el punto de vista humano, a los carpinteros puede considerárseles muy útiles, ya que exterminan una gran cantidad de insectos nocivos para los árboles y así contribuyen a mantener la vegetación libre de plagas. A unos insectos los matan al alimentarse con ellos, y a otros indirectamente al remover la corteza de los árboles y dejarlos expuestos tanto al sol —que los mata por deshidratación— como al ataque de otros depredadores. Al igual que el correcaminos, el pájaro carpintero inspiró la creación de un personaje de dibujos animados célebre por su risa aguda y estruendosa: el Pájaro Loco, como se le llamó en español. En inglés, su nombre original fue Woody Woodpecker (este último término significa precisamente picamadero).
Enigma resuelto Tronco con los restos de un hormiguero atacado por carpinteros.
Algo que durante mucho tiempo intrigó a los científicos es cómo un picamaderos puede soportar las repercusiones de sus fuertes y repetidos golpes sin sufrir daño cerebral, pues en cierto sentido es como
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si una persona se la pasara dándose de topes contra la pared.Y, ciertamente, los picotazos son de extrema violencia. Filmaciones hechas con cámaras ultrarrápidas revelaron que la desaceleración sufrida por la cabeza del pájaro llega a ser 1 200 veces mayor que la fuerza de gravedad. En un ser humano, mucho menos que eso resultaría mortal. La respuesta al enigma se obtuvo estudiando la estructura craneal y la forma en que picotea el carpintero. Mientras que el cerebro del ser humano está prácticamente pegado a la parte interior de los duros huesos del cráneo, sin nada que amortigüe los golpes, el del carpintero está —por así decir— empacado en una envoltura de hueso muy denso pero esponjoso que absorbe la fuerza del impacto. Además, algunos músculos de su cabeza se contraen en el momento de dar el picotazo; eso ayuda a atenuar y distribuir el golpe, evitando que se concentre en un solo punto. Asimismo, de la base de la lengua parten ciertas estructuras musculares que rodean el cerebro y actúan como amortiguadores complementarios.Y justo en el momento del impacto, cierra los ojos; de no hacerlo, saldrían despedidos de sus órbitas por efecto de la inercia.
Antes de asestar el picotazo, da dos o tres de prueba para afinar puntería Otro secreto que evita al carpintero desmayarse como un boxeador al ser noqueado es que siempre da el picotazo en línea absolutamente recta, sin desviarse un ápice. De este modo evita que el impacto produzca fuerzas rotacionales que retorcerían las conexiones nerviosas del cerebro, como sucede en un nocaut o a los pasajeros de un vehículo en una coli-
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Carpintero de la especie Picoides pubescens.
Huellas de actividad de los carpinteros en la corteza de un árbol.
sión de costado. Para ello, antes de asestar el picotazo definitivo, aplica dos o tres muy leves de prueba, para afinar puntería. Otras aves de hábitos parecidos a los de los carpinteros y a las que se puede confundir con ellos —aunque pertenecen a diferente familia— son los trepatroncos. También buscan en la corteza de los árboles insectos y otros pequeños invertebrados para alimentarse y tienen las plumas de la cola rígidas para apoyarse al ascender. Pero las patas son diferentes, con tres dedos adelante y uno atrás, como los de las aves que se posan en alambres y ramas. Además se distinguen de los carpinteros por su inconfundible manera de escalar los troncos: lo hacen en espiral, para luego dejarse caer hasta la base del siguiente árbol y comenzar el ascenso en la misma forma. Y, desde luego, los trepatroncos carecen del plumaje rojo en la cabeza que caracteriza a los carpinteros.
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El ave de cuatrocientas voces
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l cenzontle, sinsontle o sinsonte, también llamado jilguero en Michoacán y x-kok en lengua maya, es sin duda uno de los pájaros más conocidos, pues se le puede encontrar en todo México y casi en cualquier lugar. Habita lo mismo en zonas de matorral que en las orillas de bosques, terrenos deforestados, campos agrícolas, selvas en regeneración y, en general, cualquier tipo de terreno con vegetación rala o relativamente densa, desde el nivel del mar hasta 2 500 metros de altitud. No falta en las zonas urbanas, donde su inconfundible figura, con el lomo oscuro y larga cola negra con manchas blancas en la punta, puede reconocerse fácilmente en parques, patios, camellones y jardines. Se le identifica también por la forma peculiar en que mueve la cola, agitándola con brusquedad. En realidad, hay dos especies de cenzontles en México: el común o norteño, Mimus polyglottos, y el tropical, Mimus gilvus en la clasificación científica. Ambas pertenecen a la familia de los mímidos, o Mimidae. Esta denominación proviene de “mimo”, pues las aves de esa familia se caracterizan por su gran capacidad para imitar el canto de otras aves y, en general, sonidos diversos.
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El hábitat del cenzontle no excluye parques ni jardines.
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Cenzontle tropical (Mimus gilvus).
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El cenzontle común se distribuye por la mayor parte del país y más allá de la frontera norte hasta Estados Unidos y Canadá. Por el sur, su territorio llega hasta el istmo de Tehuantepec, donde se sobrepone parcialmente con el del cenzontle tropical. El área de distribución de este último, a su vez, abarca el sureste del país, Centroamérica, las Antillas y el norte de Sudamérica hasta Brasil. Fuera de las fronteras de México hay otros cenzontles del mismo género, Mimus, en las islas Bahamas, las Galápagos, la Patagonia, en el extremo sur del continente americano, y otras regiones. Tienen también los cenzontles algunos primos del género Toxostoma, popularmente conocidos como cuitlacoches, que comparten algunas de sus características básicas. Pero nos limitaremos a nuestros dos cenzontles, que por lo demás son muy parecidos en su aspecto y hábitos, de modo que se puede hablar de ambos en los mismos términos.
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Pájaro burlón
El nombre cenzontle proviene del náhuatl cenzontlahtol-e, que a su vez se deriva de centzontli (cuatrocientos) y tlahtolli (palabra o canto). Alude al hecho de que —a diferencia de otras aves— no posee un trino característico, único y distintivo, que siempre emita y permita reconocerlo aun sin verlo, sino que produce muy diferentes sonidos e imita los cantos de otros muchos pájaros e incluso maullidos, ladridos, motores de automóvil, ruidos de máquinas, timbres de teléfono y otros muchos sonidos. Su nombre en inglés, mockingbird, puede traducirse como “pájaro burlón”, y en las islas del Caribe hay una conseja popular en el sentido de que el cenzontle es tan buen imitador que ya ha olvidado su propio canto. En efecto, se han llegado a registrar casi 200 gorjeos diferentes. Se conoce el caso de un cenzontle que en el espacio de una hora imitó las vocalizaciones de más de 50 especies de aves. Netzahualcóyotl, el rey poeta de Texcoco, escribió el siguiente poema acerca de esta ave singular: Amo el canto del cenzontle, pájaro de cuatrocientas voces; amo el color del jade y el enervante perfume de las flores; pero amo más a mi hermano el hombre.
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Cenzontle común o norteño (Mimus polyglottos).
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No se sabe con exactitud cuál es la razón de la gran capacidad imitativa del cenzontle y sus parientes de la familia Mimidae, como el pájaro gato Dumetella carolinensis, que en invierno llega a México desde Canadá y Estados Unidos. En opinión de algunos científicos, ese comportamiento obedece a que al imitar el canto con el cual machos de otras especies marcan su territorio, mantienen lejos a otras aves que podrían competir con ellos por el espacio y el alimento. Sea cual sea la razón, el hecho es que al cenzontle se le puede considerar, sin exageración, como el rey de los imitadores.
Cenzontles para rato Pájaro gato, primo del cenzontle, en su nido con dos crías.
Es también un ave muy adaptable. Una de las razones que han contribuido a su abundancia, y a que se le encuentre en tantos y tan diferentes ambientes, es que come casi de todo, desde frutas y semillas hasta
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