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POLITICA

Valenciano, cabeza del nuevo poder femenino en el PSOE

Las feministas de Alfredo

Este 8 de marzo en el PSOE celebrarán el Día de la Mujer Trabajadora con un hecho histórico: por primera vez tienen una vicesecretaria general y una portavoz parlamentaria en el Congreso. Además, la Secretaría de Igualdad ha ascendido en el escalafón de la Ejecutiva Federal hasta el tercer puesto. Nunca antes las socialistas habían acaparado tanto poder orgánicamente, al margen de las ministras elegidas por el líder de turno cuando han gobernado. Pero no sólo eso. Estas mujeres que se han aupado al poder con Alfredo Pérez Rubalcaba tras el 38 congreso comparten una inequívoca trayectoria de lucha feminista. Elena Valenciano, vicesecretaria general; Soraya Rodríguez, portavoz parlamentaria; Purificación Causapié, secretaria de Igualdad, y María González, la más joven de la Comisión Ejecutiva Federal, han posado para EL SIGLO en un retrato que muestra que el poder femenino en el Partido Socialista va mucho más allá del género de sus dirigentes. María González, Soraya Rodríguez, Elena Valenciano y Purificación

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Por Inmaculada Sánchez

uando Rubalcaba desveló que la elegida para el puesto clave de la portavocía en el Congreso de los Diputados era Soraya Rodríguez, todos los medios se apresuraron a señalar las coincidencias de quienes, a partir de entonces, iban a protagonizar los enfrentamientos gobierno-oposición en las sesiones de control parlamentario. “Soraya versus Soraya” fue el titular más repetido. Ambas mujeres, la socialista y la vicepresidenta de Rajoy, comparten nombre, condición de abogadas y origen natal en Valladolid. Pero en tanto la actual vicepresidenta, nada más terminar la carrera, preparaba sus oposiciones para abogado del Estado –superadas brillantemente como número uno de su promoción–, la actual portavoz socialista, unos años antes, fundaba en su ciudad, con otras colegas, la primera casa de acogida para mu10

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jeres maltratadas no sólo de Valladolid, sino de toda Castilla y León. “Costó muchos esfuerzos conseguir esas casas para que las mujeres pudieran huir de sus maltratadores y que las asumieran los ayuntamientos y, después, las autonomías, para que ahora se pongan en cuestión en sitios como Castilla-La Mancha por los recortes de Cospedal”, explica Soraya Rodríguez tras someterse a la sesión de fotos, sacando, indignada, el espíritu de la joven abogada de 23 años a la que acompañaba su padre, por precaución, cuando a las tres de la madrugada llamaba una mujer agredida por su ma-

Soraya Rodríguez, con 23 años, crea la primera casa de acogida para mujeres maltratadas de Castilla y León

rido pidiéndole ayuda y sitio dónde ir a refugiarse. “Entonces éramos seis o siete mujeres jóvenes las que íbamos a su casa, sin protección policial, y con el maltratador a la vista, a recogerla para llevarla a un sitio seguro”, añade con esa voz firme que está empezando a oírse en el Congreso de los Diputados. No es extraño, pues, que cuando coincidió en el parlamento de Estrasburgo, en 1999, con Elena Valenciano, recién elegidas ambas eurodiputadas por el PSOE, conectara rápidamente con ella e iniciara una sólida y productiva complicidad que iba más allá de la política partidaria y en la que ocupaba un papel importante su cercana edad –apenas se llevan tres años–, su compromiso feminista y su compartida condición entonces de madres recientes. La actual número dos del PSOE, primera mujer que ocupa el puesto tanto tiempo reservado a Alfonso Guerra, a sus 26 años ya

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Causapié. Cuatro mujeres en la cúpula del poder socialista.

había fundado la Asociación Mujeres Jóvenes, heredera, en parte, del Frente de Liberación de la Mujer puesto en marcha en los albores de la Transición por feministas como Carlota Bustelo, primera directora del Instituto de la Mujer creado por el gobierno de Felipe González en 1982 (Ver recuadro “Un largo camino: de Carlota a Leire”, en páginas siguientes), a quien Valenciano tenía como referencia. El historial feminista de la flamante vicesecretaria general socialista no deja ninguna etapa en blanco. Directora de Empleo de la ya citada Mujeres Jóvenes, coordinadora española del Lobby Europeo de Mujeres, directora de la Fundación Mujeres, heredera directa de la de Jóvenes y que aún hoy sigue presidiendo Valenciano... En la historia orgánica del PSOE hace décadas que también ocupa un papel relevante aunque no ha sido hasta el congreso de Sevilla cuando ha dado el gran salto.

Valenciano fundó Mujeres Jóvenes, presidió la Fundación Mujeres y coordinó el Lobby Europeo de Mujeres Partidaria de José Borrell en las famosas primarias frente a Joaquín Almunia, se ganó un puesto como cuota “borrellista” en la comisión gestora que condujo al partido al crucial congreso de 2000 ganado por Zapatero y ha formado, desde entonces, parte de la tripulación del barco zapaterista, aunque desde la distancia de su puesto como eurodiputada (lo fue entre 1999 y 2008) y centrada en la política internacional. Es justo en la primera legislatura de Zapatero cuando traba relación con Alfredo Pérez

Rubalcaba siendo éste portavoz del grupo parlamentario del Congreso y estando ella en Estrasburgo. El entendimiento germina desde el primer momento y madura cuando Valenciano regresa al escenario político español al sustituir a Trinidad Jiménez en la ejecutiva federal como secretaria de Internacional tras ser ésta nombrada ministra y, sobre todo, al llegar a Madrid como diputada al Congreso en 2008. “Lo mejor de Rubalcaba es la inteligencia”, declaraba Elena Valenciano a esta revista en una entrevista el pasado junio, cuando ya dirigía el comité electoral del entonces candidato socialista. Se había convertido en su mano derecha y, aún después de la estrepitosa derrota del 20-N, continuó a su vera en la dura batalla del congreso de Sevilla. Tras la ajustada victoria, llegó su recompensa: se convertía en la primera mujer de la historia en ocupar la vicesecretaría general del PSOE. “Dejadme que os lea una cita; es la única nº 962. 5–11 de marzo de 2012

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que voy a leer en toda la mañana”. Eran palabras de Alfredo Pérez Rubalcaba en su discurso como candidato a la secretaría general del partido ante los delegados del congreso de Sevilla. “Del Partido Socialista forman parte las mujeres y es natural que así sea, porque si los hombres necesitan emanciparse, ellas lo necesitan más por ser mayor su esclavitud. Y para acabar con ella, no pueden ir a otro partido, ya que solamente el Partido Socialista lucha por la desaparición de todas las esclavitudes”. La cita es de Pablo Iglesias. Fijaos si hace tiempo, fijaos si nos quedan cosas por hacer”, añadía Rubalcaba en su medido discurso para satisfacción de las delegadas socialistas que, en este reciente 38 congreso ya eran casi el 50 por ciento del total. Y muy posiblemente también de su mujer, la discreta Pilar Goya, una eminente química que ha desarrollado una exitosa carrera profesional como investigadora al margen de la política de su marido. “¿Es Rubalcaba feminista?”. No hay una respuesta instantánea entre las invitadas a

Micaela Navarro, la pieza andaluza del nuevo poder.

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nuestro retrato del nuevo poder femenino en el PSOE. “Por sus obras los conoceréis”, se adelanta Soraya Rodríguez. “Es Rubalcaba quien ha decidido que haya una vicesecretaria general y una portavoz en el Congreso”, añade Elena Valenciano. Pero no sólo eso. Una decisión del congreso que ha pasado bastante desapercibida ha sido el cambio en la jerarquía de mando de la ejecutiva federal. Y en ella, además de introducir la novedad de la secretaría de Relaciones Políticas

para que la ocupe Patxi López, la más comentada por lo que supone de reservar un “balcón” político para el lehendakari con vistas a un posible salto a la esfera nacional, se ha colocado a la secretaría de Igualdad por delante de la que, tradicionalmente, ha sido la “tercera” cartera, la de Política Institucional y Autonomías. El tremendo salto dado por esta secretaría tiene aún más significado visto quien la ocupa, otra mujer de la entera confianza de Elena Valenciano. Se trata de Purificación Causapié, nueva en la ejecutiva, de la misma generación de la vicesecretaria general y de Rodríguez, licenciada en Filosofía y Letras, y cuyos primeros trabajos ya se encuadraron en la lucha por los derechos de la mujer. “El ascenso de esta secretaría significa que va a estar en el centro de las decisiones políticas del partido”, explica la vicesecretaria general para quien tenga dudas. Conocida y amiga de Valenciano desde la juventud, cuando trabajaron juntas en la ya citada asociación Mujeres Jóvenes y, poste-

Un largo camino: de Carlota a Leire “Si, ya tenemos muchas ministras y hasta una vicepresidenta, pero dentro del partido no tenemos poder orgánico”. Esta queja la formulaba a esta periodista una de las escasas mujeres con ese poder dentro del PSOE, Mar Moreno, en 2004, cuando acababan de formarse el primer gobierno de Zapatero, con Maria Teresa Fernández de la Vega como número dos. Moreno era entonces la número dos del PSOE de Andalucía, un islote en el mar de cargos ocupados por hombres en un partido con 150 años de historia. Para llegar a que hoy una mujer ocupe la vicesecretaría general del PSOE ha habido que recorrer un largo camino. Curiosamente fueron las mujeres del PSC, en junio de 1982 la primeras que consiguieron que en un congreso de su partido, en junio de 12

1982, se aprobara la primera cuota obligatoria de cargos femeninos: un ridículo 12 por ciento que las socialistas catalanes vivieron entonces como un triunfo. Hoy, entre sus herederas está la única mujer que se ha presentado con posibilidades de victoria a liderar el PSOE, Carme Chacón. Ha sido, sin embargo, un hombre, Alfredo Pérez Rubalcaba, el que ha colocado a su lado a una mujer para ejercer el poder. En el PSOE no fue hasta el 31 congreso de enero de 1988, cuando Felipe González ya llevaba seis años en La moncloa, cuando las socialistas lograron que se aprobase una cuota femenina obligatoria del 25 por ciento. Entre sus impulsoras: lalcatalana Maria Dolors Renau, que ya exhibía lo aprobado en el PSC, Matilde Fernández, la primera se-

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Leire Pajín fue la más joven en el cargo.

cretaria federal “de la Mujer”, como se llamaba entonces, y primera ministra con González, o la propia esposa del líder, Carmen Romero, cuya imagen tirando rosas rojas al estrado del congreso tras aprobarse la famosa cuota forma paarte de la historia del partido. Otra mujer, que sin embargo no peleó en la batalla orgánica, es de obligada cita cuando se quiere contar la historia del asalto al poder de las mujeres dentro del PSOE. Se trata de Carlota Bustelo. “Es la precursora del feminismo socialista”, reconocía Elena Valenciano hace unos años a esta revista. “Es la que más nos enseñó a todas”, confirmaba Enriqueta Vázquez, otra de las pioneras del feminismo en los últimos años del franquismo. Bustelo, miembro de la conocida saga familiar, se había formado en Francia y regresó a España en los años de plena efervescencia política. Con la ginecóloga Elena Arnedo, primera mujer de quien fuera el pri-

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riormente en la Fundación Mujeres, tuvo su primer puesto público en el madrileño ayuntamiento de Fuenlabrada como primera directora de la Delegación de la Mujer, aun sin ser concejala. Siempre en el circuito del lobby femenino del PSOE entró en la sede de Ferraz cuando la entonces secretaria de Igualdad en la primera ejecutiva de Zapatero, la andaluza Micaela Navarro se queda sin su segunda, Isabel Martínez, requerida para el gabinete de Moncloa tras la victoria de 2004. Valenciano la propone y Navarro la convierte en su mano derecha llevándosela, incluso, a Andalucía cuando ella es “fichada” por Manuel Chaves como consejera de Bienestar Social e Igualdad. De la mano de Navarro, Causapié entra en la Administración, ocupando los cargos de directora general de Servicios Sociales e Igualdad de la Junta de Andalucía, secretaria general para la Atención a la Dependencia y, más recientemente, en el último gobierno Zapatero, directora general del Imserso.

mer ministro de Economía de Felipe González, Miguel Boyer, montó el primer en 1974 el primer centro de planificación familiar de España en un piso clandestino en Madrid. Gracias a la mediación de Carmen García Bloise, la histórica socialista que primero ocupó la secretaria de Organización del PSOE, el partido financió otro centro, en un piso más grande, al que llamaron Pablo Iglesias.çTras estas primeras batallas de la Transición, que a algunas jóvenes socialistas pueden sonar tan chocantes y lejanas, vinieron otras muchas. La presencia femenina en el PSOE cumplía a duras penas la cuota femenina, pero no en los puestos principales, y las decisiones del presidente del Gobierno, durante 13 años Felipe González, no obligadas por cuota alguna, tampoco sumaron más que un puñado de ministras en sus diferentes gobiernos. Tuvo que marcharse Felipe González. Fue Joaquín Almunia, actual comisario europeo, y cuya mujer, Mi-

Ángeles Álvarez, diputada, feminista, y en el núcleo duro.

Carmen Montón, portavoz de Igualdad en el Congreso.

lagros Candela, bióloga de prestigio, es también conocida por su activismo feminista en el partido, quien impulsó y logró aprobar en el 34 congreso de 1997 la paridad en los puestos de la organización, estableciendo una cuota obligatoria del 4060 para ambos sexos. Tres años después y perdidas las

EFE

La todavía no muy conocida Causapié, ‘Puri’ para los cercanos, fue, también, la promotora del Manifiesto de Mujeres Feministas del PSOE previo al 38 congreso de Sevilla que se iniciaba con un elocuente: “El encuentro del feminismo y el socialismo ha sido responsable de los mayores avances sociales y legislativos en materia de igualdad de oportunidades de España”. En el texto reclamaban “un modelo de igualdad en el funcionamiento del partido”, en el que incluían “la aplicación de listas cremallera en todas las candidaturas electorales o de participantes en conferencias y congresos” y el desarrollo de un Plan de Igualdad dentro del PSOE “desde la militancia a la elección de cargos”, entre otras medidas. Dado que el ganador del congreso, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha remitido la decisión sobre cambios organizativos en el partido a una futura Conferencia, a celebrar este año ya no será antes del verano, pese a lo prometido en el cónclave, debido a los congresos territoriales- el nuevo núcleo de poder fe-

elecciones, con Aznar instalado en La Moncloa junto a su “mujer-mujer”, como él mismo definió la tipología femenina que le gustaba, el joven José Luis Rodríguez Zapatero ganó inesperadamente el congreso de 2000 e hizo del feminismo una de sus señas de identidad. En sus anteriores años como diputado

Carlota Bustelo (con gafas), y Matilde Fernández (Izda), pioneras del feminismo socialista.

en el Congreso no se le había conocido semejante perfil ni iniciativa alguna al respecto pero a su llegada a la cabina de mandos nadie discute en el partido que su decisión respecto a la igualdad era firme y sincera. En su primera etapa, antes de llegar al gobierno, su objetivo fue la lucha contra la violencia de género y la preparación de la que iba a convertirse en su primera ley cuando gobernara. Se apoyó en Micaela Navarro y el lobby femenino que la rodeaba en Ferraz, en el que figuraban desde una jovencísima Leire Pajín hasta la hoy diputada Ángeles Alvarez o su actual sucesora en la Secretaría de Igualdad, Purificación Causapié. Luego llegó la victoria, y la sucesión de hechos históricos: primera vicepresidenta, primer gobierno paritario, primera ministra de Defensa... Y primera secretaria de Organización desde la época de Bloise con poco más de 30 años: Leire Pajín.

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AL TRASLUZ Por Enric Sopena*

La brecha que abrieron las feministas

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proceden de la lucha feminista. Modificar el statu quo del hombre en detrimento de la mujer no ha sido una batalla fácil. Más bien, todo lo contrario. Es una batalla, en todo caso, complicada. Probablemente, deberán pasar muchos años aún hasta que la normalidad sea la igualdad entre el género femenino y el masculino. Pero sí se va consiguiendo poco a poco pero paulatinamente –gracias a la presión de las mujeres feministas– que no se resignen a renunciar sus derechos como mujer. La derecha política y la eclesiástica pro-

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osé Luis Rodríguez Zapatero dio un fuerte impulso al proceso de igualdad entre hombres y mujeres. Ese fue su mérito y hay que reconocérselo, aunque nombrar a Zapatero no esté ahora del todo bien visto ni siquiera en determinados sectores del propio PSOE. En su equipo ministerial hubo no pocas mujeres las cuales, por cierto, fueron recibidas desde la derecha de manera grosera, machista e insultante, como tiende a suceder con frecuencia. Pero la realidad se ha ido imponiendo, que es al fin y al cabo de lo que se trata, aunque se esté todavía muy lejos de una sociedad que asuma, sin asombro, la igualdad entre hombres y mujeres Verdad, por ejemplo, es que Mariano Rajoy ha nombrado vicepresidenta de su Gobierno a Soraya Sáenz de Santamaría. Como lo es que nombrara –en el reciente congreso popular celebrado en Sevilla– número 2 del PP a María Dolores de Cospedal. En Madrid, Esperanza Aguirre sigue siendo la presidenta del Gobierno regional y del PP. Por otra parte, la designación de Alberto Ruiz-Gallardón como ministro de Justicia ha servido para que otra mujer, Ana Botella, fuera designada alcaldesa de la capital de España. En este sentido, Alfredo Pérez Rubalcaba –hay que subrayarlo– ha mantenido el objetivo de la igualdad. Elena Valenciano es la primera mujer a la que se le otorga la responsabilidad de ejercer como vicesecretaria general del PSOE. Y en la portavocía está Soraya Rodríguez. La antigua directora del Inserso, con Zapatero de presidente del Gobierno, Purificación Causapié, ha sido elevada a la categoría de cuarta en la jerarquía de la Ejecutiva Federal. María González es jovencita y, más allá de la edad, ha pasado a integrar el llamado lobby femenino. Naturalmente, tanto Elena Valenciano como Soraya Rodríguez son mujeres que

Rubalcaba ha mantenido en el PSOE el objetivo de igualdad.

curan siempre ningunear al feminismo, burlarse del feminismo y convertirlo en una moda trasnochada. Sin embargo, por mucho que se empeñen, la batalla del feminismo la tienen perdida del todo. Las mujeres conservadoras son, por supuesto, conservadoras pero no necesariamente, ni mucho menos, son tontas. Y quieren aprovecharse de la brecha abierta por las feministas. Ello es lógico y es positivo. Pero que nadie olvide que la mayoría de las trasformaciones sociales son fruto de la izquierda más allá de las siglas. l *Director de El Plural.com

menino socialista tendrá tiempo de prepararse el terreno. Aunque hay más piezas en este grupo liderado por Elena Valenciano, especialmente destacable es la figura de María González Veracruz, la joven secretaria federal de Participación, Redes e Innovación, que “ingresó” en el núcleo duro de Rubalcaba en las semanas previas al congreso convirtiéndose en la cara y la voz de su candidatura como portavoz de la misma junto al también diputado Juan Moscoso. “Yo no tengo esa trayectoria feminista por generación”, se excusa la reciente treinteañera, de profesión bioquímica, cuya vocación política despuntó pronto: militante socialista a los 14, conoce a Rubalcaba en su primer curso en la Escuela de Formación Socialista Jaime Vera, con 17, participa en el activismo universitario y en diversas ONGs y llega a secretaria general de las Juventudes de Murcia a los 22. Hoy es una de las dirigentes con más futuro del núcleo duro de Rubalcaba y Valenciano. Algo más lejos, aunque sólo físicamente, en el Congreso, estarían las diputadas Carmen Montón, portavoz de la Comisión de Igualdad, y Ángeles Álvarez, secretaria segunda de la misma comisión. Montón ya ejercía esta portavocía en la anterior legislatura y procede del PSPV-PSOE. Álvarez, por el contrario, se estrena en el escaño el 20-N después de que el propio Rubalcaba se implicase en la siempre dura batalla de la lista de Madrid y, aun a costa de dar una nueva imagen de enfrentamiento con Tomás Gómez, insistiese en incluirla en la candidatura junto a Pedro Sánchez, que, finalmente, no consiguió escaño. Álvarez es buena amiga de Valenciano y Causapié desde sus iniciales batallas feministas –ella dirigió la Red de Organizaciones Feministas contra la Violencia de Género que influyó decisivamente en la ley que aprobó el primer gobierno de Zapatero–. Más lejos aún está la ya citada Micaela Navarro, que se mantiene como consejera de Igualdad y Bienestar Social, y de la que ya se habla como la “alternativa de Rubalcaba” para Andalucía si llegaran a perderse las elecciones del próximo 25 de mayo. Hay más mujeres feministas en el PSOE. Pero estas son las que ganaron el 38 congreso y las que ahora mandan. l