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Las Tablas y los Ojos del Guadiana:
agua, paisaje y gente
Miguel Mejías Moreno Editor
Madrid 2014
Editor y coordinador: Miguel Mejias Moreno. Instituto Geológico y Minero de España
Las TABLAS y los Ojos del Guadiana: agua paisaje y gente / Miguel Mejías Moreno, ed.- Madrid: Instituto Geológico y Minero de España; Organismo Autónomo Parques Nacionales, 2014. 360 pgs; ils; 24 cm. ISBN 978-84-7840-927-3 1. Geología divulgación 2. Hidrogeología 3. Parque Natural 4. Historia 5. Paisaje 6. Gestión recursos agua 7. Provincia Ciudad Real I. Instituto Geológico y Minero de España, ed. II. Organismo Autónomo Parques Nacionales, ed. III. Mejías Moreno, M., ed. 556.3:504(460.207)
Portada: Pasarela entre el humedal manchego y el cielo. Foto portada y diseño: Lourdes Albacete Carreño. Fotografías sin pie de foto y tratamiento de imágenes: © Lourdes Albacete Carreño Excepto capítulo 3: © Miguel Ángel Hervás Herrera
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PRÓLOGO DEL DIRECTOR DEL IGME
El Instituto Geológico y Minero de España (IGME), organismo público de investigación adscrito actualmente al Ministerio de Economía y Competitividad, tiene una larga historia de servicio a la sociedad española. Su creación data de 1849, año en que S.M. la Reina Isabel II promulga el Real Decreto de 12 de julio (Gaceta del 20 de julio) que da lugar a la Comisión para la Carta Geológica de Madrid y General del Reino. Así, en sus casi 165 años de historia, el IGME ha prestado un eficaz servicio en la creación de infraestructura de las ciencias de la Tierra y en el desarrollo del conocimiento del territorio. Ya en el preámbulo del mencionado Real Decreto de 12 de julio de 1849, se recoge la oportunidad y necesidad de aplicar la ciencia para abrir pozos artesianos que puedan paliar la escasez de agua, de manera que estos conocimientos aumenten la probabilidad del buen éxito. De esta forma, el IGME inicia una larga y fructífera actividad en el campo de la hidrogeología y del aprovechamiento de las aguas subterráneas. Ya en los primeros mapas geológicos, publicados a mediados del siglo XIX, se incluían algunos apartados dedicados a la hidrología, en los que se describen, de manera detallada y con un elevado rigor científico, diversos manantiales y fuentes. Pero no fue hasta el principio de los años 70 del pasado siglo, cuando de forma sistemática y planificada se inicia la elaboración de cartografía hidrogeológica, con la publicación del Mapa Hidrogeológico Nacional. No obstante, la principal actividad técnica y de investigación que da lugar en España al desarrollo de la Hidrogeología moderna fue el denominado Plan Nacional de Investigación de las Aguas Subterráneas (PIAS), que se puso en marcha en 1972, promovido dentro del marco general de Plan Nacional de Investigación Minera (PNIM). ASÍ, en el PIAS se definieron los principales sistemas acuíferos de España y se sentaron las bases del conocimiento infraestructural hidrogeológico que, a fecha de hoy, continúa siendo imprescindible para el desarrollo de muchas actividades en diferentes campos de actuación relacionados con las ciencias de la Tierra. En la cuenca hidrográfica del río Guadiana, los trabajos y actividades del PIAS se iniciaron en 1973. Se definieron los cinco grandes sistemas acuíferos de su cuenca alta, entre ellos el famoso Sistema Acuífero 23, y se implantó una red de observación piezométrica, gran parte de cuyos puntos acuíferos todavía sigue controlando el IGME en la actualidad. A finales de los años 70 del pasado siglo, el IGME ya advertía sobre las afecciones que se producirían en la salida natural de agua subterránea en los Ojos del Guadiana y las consecuencias en Las Tablas de Daimiel, si se continuaba con el intenso aprovechamiento del Sistema Acuífero 23. De manera que podemos establecer una actividad técnica ininterrumpida de mejora del conocimiento hidrogeológico por parte del IGME en la cuenca alta del Guadiana durante los últimos 40 años, que se ha plasmado en un elevado número de informes técnicos y publicaciones científico-técnicas y en la presencia activa del IGME en los principales foros de debate y en los órganos de decisión de diferentes ámbitos de la Administración. La presente publicación da un paso más en esta estrecha relación entre el IGME y la cuenca alta del Guadiana, y además de incluir aspectos técnicos hidrogeológicos y sus implicaciones medioambientales, recoge también la historia del ser humano y su relación con el agua en este entorno. Desde la Edad del Bronce y hasta prácticamente las postrimerías del siglo XX, las personas han convivido con el agua y en relación con esta. Las fluctuaciones en los caudales de salida de aguas subterráneas del Sistema Acuífero 23, naturales o modificados por la acción del hombre, han marcado los modos de vida, la economía, los oficios y las costumbres de las poblaciones asentadas en estos parajes. De tal forma que hace unos 4.000 años dio lugar a una cultura única y específica de La Mancha, la denominada Cultura de las Motillas de la Edad del Bronce, que originó la construcción de la obra de captación de agua conocida más antigua de la Península Ibérica, el pozo de la Motilla del Azuer. Igualmente, con el paso de los siglos, fue conformando los modos de vida de la sociedad y las formas de aprovechamiento hidráulico hasta bien entrada la primera mitad del siglo XX.
PRÓLOGO DEL DIRECTOR DEL IGME
Esta publicación supone un ejemplo de cómo aunar la investigación y el desarrollo técnico con la sociedad y la cultura, elaborando una obra de divulgación científica, con profusión de imágenes que documentan el presente y el pasado de una zona tan emblemática como Las Tablas y los Ojos del Guadiana. Un libro que recoge, entre otros aspectos, la sabiduría popular, los oficios y los usos y costumbres de personas todavía vivas que han sido testigos de la evolución hidrológica de la zona. En definitiva, un texto que recaba un patrimonio vivo e inmaterial a través de sus últimos protagonistas que, desgraciadamente, con el paso del tiempo, se irá irremisiblemente perdiendo. Como Director del IGME considero un privilegio ofrecer a la sociedad en general esta obra que constituye una singular historia de las gentes y el agua en el curso alto del río Guadiana a través de los siglos y que, como se recoge en la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO y en la Convención sobre los Humedales RAMSAR, pretende identificar los valores medioambientales y culturales de los humedales, frente a la tendencia a la homogeneización global de la civilización.
Jorge Civis Llovera Director del Instituto Geológico y Minero de España
PRÓLOGO DEL DIRECTOR DEL OAPN
Estamos en un momento crucial y esperanzador para la recuperación de un extenso territorio que tiene su exponente emblemático en el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel. Es cierto que la intensidad de las actividades humanas desarrolladas, en especial desde los últimos años del pasado siglo, han hecho peligrar la propia supervivencia de su entramado ecológico, social, y económico pero hoy se aprecian los resultados del impulso en la protección de esta comarca rica en humedales con medidas llevadas a cabo desde distintos estamentos, con el apoyo de un mejor conocimiento ambiental y tecnológico para la toma de decisiones, y la ayuda de una meteorología especialmente favorable. El Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN) durante años ha centrado sus esfuerzos en la recuperación de la dinámica hídrica del parque nacional con la adquisición de predios y derechos de agua. Esto ha permitido, recientemente, ampliar los límites del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel y, con ello, la superficie protegida bajo esta figura jurídica alcanza los 3.030 ha. Sin duda, la ampliación del parque nacional contribuirá a la recuperación del funcionamiento hidrogeológico del acuífero, para el que su conexión entre las aguas subterráneas y superficiales es muy visible en las aguas someras de Las Tablas, y cuya recuperación y conservación depende del uso sostenible del agua y del equilibrio de las actividades humanas de su territorio. La ampliación del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel con terrenos públicos colindantes, promovida por el Organismo Autónomo Parques Nacionales y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, responde a la finalidad de la ley que rige la Red de Parques Nacionales que contempla la ampliación de sus límites con espacios de similares características o para incorporar valores complementarios a los que posee; los espacios incorporados al parque nacional cubiertos de encinares calizos, dehesa manchega con rodales de quejigo y vegetación sobre depósitos eólicos con valores biológicos, paisajísticos y geomorfológicos contribuyen al dinamismo de la Red por aumentar su superficie de protección y por responder a la finalidad de mantener su estado de conservación. Todos los parques nacionales son territorios de gran interés para las instituciones científicas y de investigación. La labor investigadora desarrollada por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) para aumentar el conocimiento hidrogeológico de los acuíferos de esta cuenca comienza en los años 70, momento en que también es declarado el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel (1973). Desde entonces, se ha mantenido la contribución del IGME al conocimiento científico de este espacio. A su vez, los estudios e investigaciones del IGME en todos los parques nacionales han ido en aumento, así como su colaboración con el OAPN para materializar trabajos en el campo de la geología durante los últimos años. Fruto de esta trayectoria conjunta es la firma de un Protocolo de colaboración entre ambos organismos para la realización de actuaciones conjuntas en la Red de Parques Nacionales. En los últimos años, la sociedad y las instituciones han ido reconociendo e incorporando el patrimonio geológico como un valor natural de los espacios protegidos; el OAPN está desarrollando una línea de trabajo para la divulgación, uso público y el seguimiento de aspectos geológicos en la Red de Parques Nacionales para contribuir a aumentar este interés y facilitar el acercamiento de los visitantes de los parque nacionales a este patrimonio. Con la coedición del presente libro LAS TABLAS Y LOS OJOS DEL GUADIANA: AGUA, PAISAJE Y GENTE queremos contribuir al interés y acercamiento de la sociedad al patrimonio cultural y geológico de este espacio.
Basilio Rada Martínez Director del Organismo Autónomo Parques Nacionales
PRESENTACIÓN DEL EDITOR
Mi primer contacto profesional con la cuenca alta del río Guadiana se remonta al año 1995, cuando el entonces responsable de la Dirección de Aguas Subterráneas y Geotecnia del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) me encomendó la coordinación de las actividades y trabajos que el Organismo llevase a cabo en la demarcación hidrográfica. Comienza así una larga y fructífera relación con un territorio, y con las gentes que lo pueblan, que continúa vigente a día de hoy. Durante estos casi veinte años he participado en diversos proyectos relacionados con la cuenca alta del río Guadiana, elaborado informes técnicos y publicaciones y colaborado, en diversos aspectos, con la Administración Hidráulica. Desde el año 1999 he asistido a las reuniones de la Junta de Gobierno de la Confederación Hidrográfica del Guadiana y he participado en muchos de los plenos del Patronato del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Sin duda, estas actividades técnicas y la presencia en las reuniones de trabajo me han permitido adquirir un considerable conocimiento hidrogeológico de la zona y ser parte activa de las decisiones y avatares que han ocurrido en la cuenca durante este tiempo. Pero estos años de intenso contacto con el territorio me han dado también la oportunidad de conocer su historia, su cultura y sus gentes. El río Guadiana, en su discurrir por la Llanura Manchega, que hace casi 2.000 años Plinio el Viejo comparaba con un mar quieto y tranquilo, ha constituido el elemento vertebrador en el desarrollo de la cultura y los modos de vida de las gentes que han ocupado sus orillas. Este libro pretende recoger esa relación entre el hombre y el agua, como si el curso del río Guadiana en su parte alta fuese el reflejo del lento paso de la historia durante los 4.000 años que pretende abarcar la publicación. Y el contar esta historia del ser humano y el agua resulta más factible si se es testigo del presente y el pasado reciente de la zona. Así, solo se puede entender esta querida tierra manchega cuando se ha conocido y se ha compartido su belleza con las personas que mejor la conocen. Resulta imposible reflejar tantos instantes vividos, tantos lugares y paisajes casi escondidos que se muestran en todo su esplendor en compañía de las gentes que los respetan y cuidan. Pero no puedo por menos que mencionar las comidas compartidas al calor del fuego en la casilla de pescador de Julio Escuderos, o aquel día de mediados de diciembre de 2009 en que el Agente Medioambiental Jefe y amigo, Crescencio Banegas, me llevaba en su todoterreno al punto de salida de los aportes de agua a Las Tablas procedentes del trasvase Tajo-Segura, mientras nos caía una impresionante cortina de lluvia que hacia casi impracticables los caminos y que acabó, esperemos que de una vez por todas, con los incendios en el subsuelo del Parque o, por citar uno más, esos instantes disfrutados casi en soledad al atardecer en Las Tablas de Daimiel, mientras decenas de grullas levantaban el vuelo hacia el sol que parecía sumergirse en el agua. Por tanto, la publicación contiene los aspectos técnicos y científicos propios de una obra de divulgación, pero también incluye decenas de imágenes y testimonios que reflejan ese sentir, esa forma de vivir de las gentes que han dado y dan vida al territorio. La obra se divide en nueve capítulos. El primero, como no podía ser de otra manera, recoge las características geológicas e hidrogeológicas de las masas de agua subterránea centrales de la cuenca alta del Guadiana y su evolución hidrogeológica durante los últimos 40 años. El agua es así la protagonista y el hilo conductor que engarza todos los apartados del libro. El segundo capítulo describe la singular Cultura de las Motillas de La Mancha, que se desarrolló durante casi 1.000 años en la Edad del Bronce, y cuyo origen y evolución se encuentran íntimamente ligados a la situación hídrica de la zona hace 4.000 años.
PRESENTACIÓN DEL EDITOR
En el capítulo tercero se plasma el valor estratégico del río Guadiana y de sus aguas en el entorno de la fortaleza de Calatrava la Vieja, lugar emblemático y cruce de caminos durante la Edad Media y protagonista de momentos históricos que marcarán el devenir de La Mancha. El siguiente capítulo, cuarto, refleja la singular y ancestral manera de aprovechar la energía que producen las aguas del río Guadiana en su discurrir por el cauce, mediante la construcción de molinos hidráulicos de ribera, que no sólo constituyeron una floreciente industria hasta bien entrado el siglo XX, sino que fueron lugar de control y ordenación del territorio durante muchos siglos. A continuación, el capítulo cinco, recoge los intentos de desecación de las llanuras de inundación del curso alto del río Guadiana y el tramo final del río Gigüela a lo largo de la historia. Esos proyectos que casi hicieron desaparecer el medio natural y que, desde luego, cambiaron de forma drástica los modos de vida de las gentes que vivían de sus aguas. El capítulo seis muestra el pasado y el presente del agua y el paisaje en los últimos casi 100 años. El ayer y el hoy, la modificación del territorio y, con ella, de los usos y costumbres, que se produjeron como consecuencia de las obras de desecación. El paisaje es el reflejo de la acción humana, de los cambios inducidos en sus gentes y en los modos de vida. Refleja el testimonio de lo que fue y ya no es, de lo que ha desaparecido o está a punto de desaparecer, en definitiva, es una llamada de atención a la conciencia de la sociedad.
El capítulo siete resume la historia del conservacionismo de la zona y, más en concreto, del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Refleja, de manera cronológica, los hitos temporales y sociales más relevantes que han conformado las características y situación actual de Las Tablas de Daimiel. Es una invitación a continuar en esta línea de protección de un espacio natural tan singular y a corregir los errores que se han producido desde mediados del siglo XX hasta la actualidad, y que dieron lugar a la casi completa desaparición de un humedal único a nivel global. El penúltimo capítulo, ocho, recoge, por primera vez en una publicación, la disposición, a lo largo del cauce del Guadiana y de Las Tablas, de las casillas de pescadores y cangrejeros hacia mediados del siglo XX. Refleja cómo un considerable número de familias vivían y se alimentaban del humedal y cómo protegían y organizaban el territorio del que se sentían parte esencial. Finalmente, el último capítulo presenta la historia todavía viva en el recuerdo de las gentes que poblaron y vivieron en el entorno del río. Describe cómo era el agua en la memoria de los habitantes de los cursos fluviales y del humedal a mediados del siglo pasado, cómo sabía aquella agua que se podía beber directamente del cauce o que servía como zona de recreo y reunión de sus moradores. Explica cómo eran los oficios que dependían del agua, una vida afanosa pero gratificante, en un territorio que algunos de sus protagonistas recuerdan como un paraíso perdido. No quiero terminar esta presentación sin pedir al paciente lector que a partir de la comprensión del texto y de la visualización de las imágenes que contiene este libro intente que su imaginación le traslade a las orillas de los ríos y de sus tablazos en el pasado, cuando el medio natural todavía era ese vergel que recuerdan sus protagonistas. Que se una a la intención de los autores de transmitir y difundir el profundo respeto y amor que sentimos por este territorio y sus gentes. Miguel Mejías Moreno Editor
AGRADECIMIENTOS
La elaboración de esta publicación ha sido posible gracias al apoyo técnico y logístico y a la financiación del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y del Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN), y en especial del Director del Departamento de Investigación y Prospectiva Geocientífica del IGME, D. Juan José Durán Valsero y de la Directora Adjunta del OAPN, Dña. Montserrat Fernández San Miguel. Asimismo, queremos agradecer las correcciones y sugerencias realizadas por el Comité Editorial del IGME. Además, han colaborado organismos e instituciones públicos y privados y personas conocedoras del medio natural y social del curso alto del río Guadiana, aportando información e imágenes, facilitando la búsqueda de documentación, acompañando a los autores en la toma de datos en campo y mejorando con sus comentarios, sugerencias e ideas la edición de este libro. A todos ellos nuestro más sincero agradecimiento.
Leopoldo Sierra Gallardo. Alcalde de Daimiel. Encarnación Medina Juárez. Alcaldesa de Villarrubia de los Ojos. Sebastian García Martínez. Presidente del Patronato del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel (PNTD). Carlos A. Ruiz de la Hermosa Ruiz de la Hermosa. Director Conservador del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel (PNTD). Antonio de Juan García. Director del Parque Arqueológico Alarcos-Calatrava (2003-2012). Carlos Villanueva Fernández Bravo. Agencia de Desarrollo Local. Ayuntamiento de Villarrubia de los Ojos. Miguel Torres Más. Arqueólogo de la Motilla del Azuer. Rafael Ochando Jiménez. Instituto Geológico y Minero de España (IGME). Alicia López Pozuelo. Centro de Interpretación y Documentación del Agua y los Humedales Manchegos (CIDAHM). Cristina Orovio Melero. CIDAHM. Pilar Loro Gallego. Jefa de Administración del PNTD. Alfonso Díaz Cambronero. TRAGSA. Jesús Pozuelo Clemente. Presidente de la Comunidad de Regantes de Daimiel. Román Facundo Espino. Profesor de Literatura de la Universidad Complutense de Madrid. Julián Villar Quevedo. Director de la Escuela de Fotografía NCUADRES. Madrid. Juan Ignacio Rozas Blanco. Servicios de Fotografía Aérea. Balawat S.C.P. Juan González-Gallego Espinosa. Naturaletra.
Guías – intérpretes del PNTD: María de las Cruces García-Madrid Colado Santiaga Molina Plaza Carmen Pilar Sánchez Gutiérrez Agentes medioambientales del PNTD:
Crescencio Banegas Ruiz Claudio Ruiz Castillo Juan Cirilo Felipe Felipe Mariano Pérez Muñoz Joaquín Gil González del Campo Bautista García Consuegra
ÍNDICE
página
Capítulo 1 EL AGUA, PROTAGONISTA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS Miguel Mejías Moreno 1.1. 1.2. 1.3. 1.4. 1.5. 1.6. 1.7. 1.8.
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Encuadre geográfico y antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Climatología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Marco geológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Hidrología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El Guadiana: un río singular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Marco hidrogeológico de Las Tablas de Daimiel y los Ojos del Guadiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . Aprovechamiento y evolución de las aguas subterráneas durante el período 1980-2013. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1.9. Las Tablas y los Ojos del Guadiana: vistas aéreas e imágenes de satélite . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
17 18 23 25 29 31 37 47 52
Capítulo 2 LOS PRIMEROS POBLADOS PREHISTÓRICOS EN EL ENTORNO DE DAIMIEL. LAS MOTILLAS DE LA MANCHA Luis Benítez de Lugo Enrich y Miguel Mejías Moreno 2.1. Introducción y antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67 2.2. Las Motillas de Daimiel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84 2.2.1. Marco hidrogeológico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84 2.2.2. Motillas en las que se han realizado intervenciones arqueológicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 2.2.3. Otras motillas próximas al grupo de Daimiel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99 2.2.4. Motillas alejadas del entorno de Daimiel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 2.3. Consideraciones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
Capítulo 3 USOS HIDRÁULICOS URBANOS EN EL ALTO GUADIANA EN LA EDAD MEDIA: CALATRAVA LA VIEJA Miguel Ángel Hervás Herrera y Manuel Retuerce Velasco 3.1. 3.2. 3.3. 3.4.
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Calatrava la Vieja en la historia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Calatrava la Vieja y el Alto Guadiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Poder, abastecimiento y defensa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.4.1. Las corachas y la dársena fluvial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.4.1.1 La coracha de la medina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.4.1.2. Las corachas del alcázar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.4.1.3. La dársena fluvial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.4.2. El sistema defensivo hidráulico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.4.3. El aljibe del interior del alcázar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.4.4. La sala de audiencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.5. Usos domésticos: letrinas, albercas, pozos y conducciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.6. Usos industriales: los molinos hidráulicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
107 107 116 120 120 122 122 125 125 129 133 133 142 11
ÍNDICE
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Capítulo 4 EL APROVECHAMIENTO HIDRÁULICO DEL GUADIANA: LOS MOLINOS DE RIBERA. SIGLOS XV-XIX Francisco Javier Moreno Díaz del Campo 4.1. 4.2. 4.3. 4.4. 4.5. 4.6. 4.7.
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El Guadiana y sus molinos, ejes articuladores de la comarca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los molinos y su disposición a lo largo del río . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los molinos y sus dueños . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El agua del Guadiana: fuerza motriz, que no fuente para riego . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Un sistema en permanente evolución: molienda y técnica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Unas infraestructuras rentables y duraderas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
149 150 155 164 168 172 179
Capítulo 5 LOS PROYECTOS DE DESECACIÓN EN LAS TABLAS DE DAIMIEL Alberto Celis Pozuelo 5.1. 5.2. 5.3. 5.4.
Una idea que surge en el siglo XVIII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La venta del humedal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los primeros colonizadores de Las Tablas: los cazadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los proyectos de desecación en el siglo XX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
187 190 192 201
Capítulo 6 LAS TABLAS DE DAIMIEL Y LOS OJOS DEL GUADIANA. PASADO Y PRESENTE EN IMÁGENES Lourdes Albacete Carreño y Alejandro del Moral Fernández del Rincón 6.1. 6.2. 6.3. 6.4.
La fotografía como forma de conocimiento de un paisaje y de sus gentes . . . . . . . . . . . . . . . . Un entorno único para visitantes de excepción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Oficios y gentes en relación con los humedales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La metamorfosis del paisaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
213 217 220 225
Capítulo 7 EL PARQUE NACIONAL DE LAS TABLAS DE DAIMIEL Manuel Carrasco Redondo 7.1. 7.2. 7.3. 7.4. 7.5. 7.6. 7.7. 7.8. 12
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Repaso histórico. La conservación del paraje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La Reserva Nacional de Caza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La declaración de Parque Nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Las Tablas de Daimiel y el agua subterránea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El Plan de Regeneración Hídrica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El Plan de Humedales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
247 247 253 256 259 268 272 276
ÍNDICE
página 7.9. La Comisión de Expertos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.10. El Plan Especial del Alto Guadiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.11. Programa de adquisición de derechos de agua del Organismo Autónomo Parques Nacionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.12. Otras figuras de protección . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.13. Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
276 278 280 281 282
Capítulo 8 LOS POBLADORES DEL RÍO Alejandro del Moral Fernández del Rincón 8.1. 8.2. 8.3. 8.4.
Una breve introducción histórica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los habitantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La arquitectura del río . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La distribución de los asentamientos de ribera: un pueblo lineal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
287 288 290 296
Capítulo 9 PAISAJE CULTURAL DEL HUMEDAL MANCHEGO: EL HOMBRE Y EL AGUA Lourdes Albacete Carreño 9.1. 9.2. 9.3. 9.4. 9.5.
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El agua a través de los sentidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Oficios y tradiciones culturales asociados al agua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La desecación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Consideraciones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
303 308 316 345 345
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 347
PERFIL PROFESIONAL DE LOS AUTORES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 355
13
CAPÍTULO
1
EL AGUA, PROTAGONISTA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS Miguel Mejías Moreno
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EL AGUA PROTAGONISTA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS
1.1. INTRODUCCIÓN El agua, fuente de vida y sustento para los seres vivos. Vía de comunicación y frontera entre los pueblos. Protagonista de ritos paganos y religiosos a través de los siglos. Las aguas, modeladoras de la superficie de la tierra milenio tras milenio, modificando sus caminos en un constante fluir y dejando su impronta a través de singulares y caprichosas formas en los materiales geológicos. El agua, espectadora en el tiempo del nacimiento y ocaso de civilizaciones que han marcado la historia del hombre. De seres humanos que vivieron, sintieron, lucharon, amaron y murieron a orillas de grandes ríos, lagos o mares, envueltos en un último sudario incoloro testigo de su suerte o infortunio en su devenir por el mundo.
1
Daimiel (figura 1.1) y los Ojos del Guadiana (figura 1.2). Un resumen de la historia reciente del aprovechamiento de las aguas subterráneas y sus consecuencias, y la hipótesis de funcionamiento hidrológico del río Guadiana más aceptada por la comunidad científica. Finalmente, el lector podrá también sobrevolar en imágenes la zona objeto de esta publicación, tanto mediante fotografía aérea como de satélite, de manera que pueda admirar en toda su grandeza la belleza y la singularidad de estos parajes. Este apartado habrá cumplido su objetivo principal si sirve para conocer, poner en valor, respetar y amar este enclave tan singular de la Mancha y si el lector siente la necesidad de transmitir a su entorno y a las generaciones venideras la importancia y la oportunidad de mantener vivas estas aguas y su geodiversidad.
Figura 1.1.- Las Tablas de Daimiel en un momento de máxima inundación, abril de 2013 (M. Mejías).
Las aguas, presentes en los valles y en las cumbres de las montañas, en la superficie y en el subsuelo, con ese halo de misterio que durante siglos envolvió su discurrir subterráneo, escondida a la curiosidad humana y generadora de mitos y leyendas, de propiedades mágicas y curativas en su alumbrar en la superficie en forma de surgencias y manantiales. Esa agua que aparece y desaparece, que surge y se esconde, que nace y que muere regalando vida y susurros a su paso. Y es en un lugar de La Mancha, parafraseando el inicio de la célebre obra de Miguel de Cervantes, donde el agua tímida se esconde en el subsuelo y resurge en los Ojos del Guadiana, según la creencia popular. Dando lugar a uno de los enclaves más singulares del mundo en la relación ente las aguas superficiales y las subterráneas. Donde el paisaje llano y seco aparece interrumpido, como en un oasis, por los característicos encharcamientos de los Ojos y los extensos tablazos formados en las llanuras de inundación de los ríos Guadiana y Gigüela. En este capítulo, el lector encontrará una descripción de las características geológicas e hidrológicas del área geográfica en que se ubican Las Tablas de
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LAS TABLAS Y LOS OJOS DEL GUADIANA: AGUA, PAISAJE Y GENTE
Figura 1.2.- Ojos del Guadiana, en el entorno del molino de Zuacorta, abril de 2013 (L.A. Carreño).
1.2. ENCUADRE GEOGRÁFICO Y ANTECEDENTES Las Tablas de Daimiel y los Ojos del Guadiana se sitúan en la cuenca alta de dicho río. Administrativamente, en los municipios de Daimiel y Villarrubia de los Ojos (figura 1.3), provincia de Ciudad Real, comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Los Ojos del Guadiana corresponden al topónimo local que describe las surgencias de agua subterránea que dan lugar al nacimiento del río. Un conjunto de manantiales en los que se produce la descarga del sistema acuífero 23, actualmente dividido en tres masas de agua subterránea: Mancha Occidental I, Mancha Occidental II y Rus-Valdelobos. Las surgencias se producen en una zona longitudinal de unos 20 km, por la que discurre el cauce del río Guadiana, desde su nacimiento, en el ojo más oriental, hasta su confluencia con el río Gigüela.
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Las Tablas de Daimiel (figura 1.4) constituyen un humedal ribereño, dependiente de dos tipos de aportes hídricos: los superficiales, procedentes de los ríos Azuer y especialmente del Gigüela, muy irregulares y ligados a la situación climatológica; y los subterráneos, provenientes del río Guadiana, que a su vez se formaba a partir de las mencionadas surgencias de agua que se producían en la zona de los Ojos. La presencia de estas extensiones de agua, relativamente grandes, en la llanura Manchega siempre ha suscitado la atención y el aprovechamiento económico y social de las diferentes culturas y asentamientos humanos que han poblado la zona. Así, el curso alto del río Guadiana y los tablazos han servido como abastecimiento de agua, zonas de caza, pesca y agricultura al menos desde la Edad del Bronce, como se describirá en los siguientes capítulos.
EL AGUA PROTAGONISTA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS
1 Figura 1.3.- Encuadre geográfico de Las Tablas de Daimiel y los Ojos del Guadiana (elaboración propia).
Pero su mantenimiento y protección ambiental no siempre ha estados sujeto a la puesta en valor e interés que la sociedad presta a los humedales durante las últimas décadas. De manera que Las Tablas de Daimiel han sufrido diversos intentos de desecación que han modificado notablemente sus características hidrológicas y medioambientales. Así, la ley de 17 de Julio de 1956 sobre “Saneamiento y colonización de los terrenos pantanosos que se extienden inmediatos a los márgenes de los ríos Guadiana, Gigüela, Záncara y afluentes de estos dos últimos en las provincias de Ciudad Real, Toledo y Cuenca” promovió la apertura de canales de drenaje y la modificación de los cauces fluviales del Guadiana y Gigüela, con el objetivo de aumentar la superficie de cultivo y erradicar enfermedades ligadas a las denominadas entonces zonas pantanosas. Posteriormente, la ley 37/1966, de 31 de mayo, creó la “Reserva Nacional de Caza de Las Tablas de
Daimiel” desarrollada por decreto 262/1967, de 9 de febrero, que no solo no detuvo su desecación sino que promovió un uso poco sostenible desde el punto de vista de la biodiversidad (figura 1.5). A partir de los estudios llevados a cabo a principios de los años 70 por el entonces Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA), se propuso la creación de un parque nacional en Las Tablas de Daimiel, que detuviese definitivamente los intentos de desecación y le dotase de una normativa de protección ambiental adecuada. El Real Decreto 1874/1973, de 28 de junio, convierte Las Tablas de Daimiel en parque nacional, con una extensión de 1.928 ha (1.582 ha en el término municipal de Daimiel y 346 ha en el de Villarrubia de los Ojos) y una zona de protección perimetral de 5.410 ha. Posteriormente, la Ley 25/1980, de 3 de mayo, sobre reclasificación del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel (PNTD), establece un régimen jurídico especial para el Parque. Así, recientemente se han cumplido 40 años desde su promulgación, sin que
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LAS TABLAS Y LOS OJOS DEL GUADIANA: AGUA, PAISAJE Y GENTE
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EL AGUA PROTAGONISTA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS
1 Figura 1.4.- Pasarelas para facilitar la visita turística a Las Tablas de Daimiel (L.A. Carreño).
21
LAS TABLAS Y LOS OJOS DEL GUADIANA: AGUA, PAISAJE Y GENTE
Figura 1.5.- Ejemplar de silbón europeo (Anas penelope) en Las Tablas de Daimiel (L.A. Carreño).
eso haya evitado por completo su deterioro, ligado sobre todo a la sobreexplotación de las aguas subterráneas del Sistema Acuífero 23. El 30 de noviembre de 1980 el PNTD se incluye como Reserva de la Biosfera en La Mancha Húmeda, con una superficie máxima de 250 km2. El 4 de mayo de 1982 es reconocido como humedal de importancia internacional por el Convenio Ramsar y en 1988 se declara como ZEPA (Zona de Especial Protección de las Aves). Para remediar, en la medida de lo posible, las afecciones que ha sufrido el humedal a lo largo de los años, en 1985 se inicia la construcción de la presa de Puente Navarro (figura 1.6). Para paliar las situaciones extremas de déficit hídrico se puso en marcha la derivación de aguas a través
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del Acueducto Tajo-Segura, que ha permitido la supervivencia, en gran parte artificial, del humedal hasta el momento actual, conservando, también con diversos matices, su biodiversidad. Así, la Ley 13/1987, de 17 de julio, autorizó al Ministerio de Obras Públicas la “Derivación de volúmenes de agua de la cuenca alta del Tajo, a través de Acueducto Tajo-Segura y con carácter experimental, con destino al Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel”. Se preveía trasvasar un total de 60 Mm3 en un periodo de tres años, con la condición de que en un año no se podría rebasar los 30 Mm3. Comenzó en 1988, con derivaciones de carácter experimental, y se han ido repitiendo en los años con insuficiencia de agua. El último trasvase, hasta la fecha de elaboración de esta publicación, se llevó a cabo del 4 al 30 de enero de 2010.
EL AGUA PROTAGONISTA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS
1.3. CLIMATOLOGÍA El área donde se ubican Las Tablas y los Ojos del Guadiana tiene un clima mediterráneo de carácter continental extremo, con una estación marcadamente seca por su lejanía al mar y el relativo aislamiento que producen las cadenas montañosas que la circunda. Se sitúa entre las isoyetas de 390 y 420 mm anuales para año climatológico medio (Mejías et al., 2012a).
Estación Tablas de Daimiel
La temperatura se caracteriza por marcadas oscilaciones, con una amplitud entre la máxima y la mínima anual que puede llegar a los 50 ºC. Un comportamiento similar ocurre con las precipitaciones, con fuertes variaciones entre años secos y húmedos, pudiendo triplicar el valor de estos con respecto al de aquellos.
439811
Figura 1.6.- Vista general de la presa de Puente Navarro (M. Mejías).
Los datos de precipitación y temperatura recogidos a continuación son referidos a la estación meteorológica más próxima a la zona de estudio, tabla 1.1.
Identificación Coordenada X Coordenada Y 4112 U
1
4332185
Altitud (m s.n.m.)
Período de registro
619
febrero 1982septiembre 2013
Tabla 1.1.- Datos de ubicación (coordenadas UTM, huso 30, ED50) y periodo de registro de la estación termopluviométrica Tablas de Daimiel
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LAS TABLAS Y LOS OJOS DEL GUADIANA: AGUA, PAISAJE Y GENTE
PRECIPITACIÓN Media (1982/832012/13) mm
Máxima anual mm
Mínima anual mm
Máxima mensual mm
Mínima mensual mm
403,3
648,5 (2006/7)
208,8 (1994/95)
217 (12/1996)
0 (varios meses)
Tabla 1.2a.- Valor medio de la serie, máximo y mínimo anual y mensual de precipitación, en mm, registrados en la estación meteorológica de Las Tablas de Daimiel (1982/83-2012/13) (Datos AEMET y PNTD, elaboración propia).
TEMPERATURA Máxima media Mínima media Máxima media Mínima media Mínima Máxima anual anual mensual mensual absoluta diaria absoluta diaria 15,1º C (1995)
12,0º C (1984)
33º C (7/1990)
-5º C (2/1983)
42º C (24/7/1995) -12º C (15/1/1985)
Tabla 1.2b.- Valores máximo y mínimo medios anuales, mensuales y diarios absolutos, en ºC, registrados en la estación meteorológica de Las Tablas de Daimiel (1982/83-2012/13) (Modificado de Santisteban y Mediavilla, 2013).
En el ámbito de las 3 MASb mencionadas al inicio de este capítulo existen 32 estaciones termopluviométricas que aportan información relativa, entre otras, a las precipitaciones y temperaturas, pero para el objetivo de esta publicación se considera suficiente una descripción a partir de los datos de la estación señalada. No obstante, el lector interesado en profundizar en esta cuestión puede consultar otros estudios, entre los que cabe mencionar: Santisteban y Mediavilla, 2013, Mejías et al., 2012a. La estación meteorológica de Las Tablas de Daimiel inicia su registro continuo en febrero de 1982. Por tanto, para la presente publicación, el registro actualizado incluye el período comprendido entre los años hidrológicos 1982/83 y 2012/13, es decir un lapso de 31 años. En la tabla 1.2 se presentan algunos valores significativos de la estación 4112 U. En la tabla 1.3 se relaciona la serie histórica de precipitación anual, para año hidrológico. Como se puede observar, la precipitación, factor clave, junto con las extracciones de agua subterránea en la evolución hidrológica de la zona, resulta muy Tabla 1.3.- Precipitación anual en la estación meteorológica Las Tablas de Daimiel, 4112 U, para el período comprendido entre los años hidrológicos 1982/83 y 2012/13 (Datos AEMET y PNTD, elaboración propia).
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ESTACIÓN LAS TABLAS DE DAIMIEL AÑO HIDROLÓGICO
PRECIPITACIÓN (mm)
1982-1983 1983-1984 1984-1985 1985-1986 1986-1987 1987-1988 1988-1989 1989-1990 1990-1991 1991-1992 1992-1993 1993-1994 1994-1995 1995-1996 1996-1997 1997-1998 1998-1999 1999-2000 2000-2001 2001-2002 2002-2003 2003-2004 2004-2005 2005-2006 2006-2007 2007-2008 2008-2009 2009-2010 2010-2011 2011-2012 2012-2013
247,2 413,1 383,8 410,0 428,0 432,2 270,8 407,0 295,7 481,6 387,4 237,8 208,8 546,7 592,5 446,9 215,3 423,3 444,2 376,0 352,1 533,5 232,0 316,1 648,5 448,9 339,1 620,0 509,9 291,1 562,6
EL AGUA PROTAGONISTA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS
variable tanto en su distribución anual como en la concurrencia de secuencias climáticas secas o húmedas. Si bien la serie histórica no es muy larga, cabe resaltar la presencia de dos cortos períodos húmedos, 1995/98 y 2009/13, que han tenido una influencia muy importante en la evolución hidrológica. El primer período 1995/98 supuso una recuperación notable del nivel freático y del volumen de agua almacenada, pero no una recuperación del funcionamiento del sistema hidrológico. El segundo período húmedo, 2009/13, ha tenido como consecuencia también un ascenso del nivel de las aguas subterráneas, pero lo más reseñable es que durante algunos meses (desde marzo de 2013 hasta el momento de elaborar este capítulo, octubre de 2013) ha supuesto la recuperación parcial de los Ojos del Guadiana y que el río volviese a correr, en algunos tramos, 30 años después de hacerlo por última vez. Como dato de referencia señalar que durante el periodo húmedo 1995/98 la máxima superficie de inundación del PNTD se produjo el 3 de febrero de
1
1997, con un área encharcada en el Parque de 1840 ha y 616 ha más en la zona de protección. Durante el periodo húmedo 2009/13 la máxima superficie de inundación se alcanzó el 1 de abril de 2013, con 1735 ha en la zona de Parque y 285 ha en la zona de protección.
1.4. MARCO GEOLÓGICO La cuenca alta del río Guadiana (CAG) comprende varias unidades morfoestructurales. En su parte central, donde se ubican Las Tablas de Daimiel y los Ojos del Guadiana, se sitúa el Corredor Terciario de La Llanura Manchega, una planicie de aproximadamente 240 km x 50 km, de dirección EO, entre las cuencas de los ríos Guadiana y Júcar, formada por un relleno detrítico y carbonatado continental, Mioceno-Plioceno, de más de 200 m de espesor en algunos sectores. Esta planicie limita al norte con la Sierra de Altomira y la Depresión Intermedia, El Campo de Montiel al sur, los Montes de Toledo y el Campo de Calatrava al oeste y la Mancha Oriental al este (figura 1.7). Figura 1.7.- Mapa geológico esquemático de la Llanura Manchega (elaboración propia).
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LAS TABLAS Y LOS OJOS DEL GUADIANA: AGUA, PAISAJE Y GENTE
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EL AGUA PROTAGONISTA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS
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LAS TABLAS Y LOS OJOS DEL GUADIANA: AGUA, PAISAJE Y GENTE
El basamento en el sector occidental, desde Ciudad Real hasta aproximadamente una vertical norte-sur que pasa por la confluencia de los ríos Záncara y Gigüela, es paleozoico, constituido principalmente por areniscas, pizarras, calizas y cuarcitas que afloran en los Montes de Toledo; mientras que hacia el este, hasta el río Júcar y los Llanos de Albacete, está constituido por materiales mesozoicos. El Triásico aflora, en pequeñas extensiones, en la Sierra de Altomira y el Campo de Montiel y está formado por areniscas y arcillas (facies Buntsandstein) que a techo pasan a dolomías y margas (facies Muschelkalk) y finalmente a arcillas y yesos (facies Keuper), su espesor máximo es de unos 180 m y se acuña, hasta desaparecer, unos kilómetros al este de Daimiel. El Jurásico y el Cretácico están formados en su mayoría por rocas carbonatadas, y afloran en Sierra de Altomira y en Campo de Montiel. El Paleógeno adquiere un buen desarrollo en la Depresión Intermedia y en la Sierra de Altomira y el Mioceno está constituido por conglomerados, areniscas y Figura 1.8.- Colapso del terreno en el paraje de El Sordico, enero de 2012 (M. Mejías).
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arcillas. Finalmente, el Plioceno por sedimentos siliciclásticos y carbonatados, de origen lacustre y palustre, con espesor inferior a 50 m. La formación de la Llanura Manchega está controlada por varias fases tectónicas distensivas, que se inician al final del Mioceno y finalizan en el límite Plioceno Inferior-Plioceno Superior. Su relleno se inicia en el Mioceno Superior y, sobre todo, en el Plioceno. Durante el Pleistoceno se encaja la red fluvial, con una muy escasa presencia de terrazas fluviales en la Llanura Manchega. En el Plioceno se construye una superficie de erosión, con procesos de Karstificación asociados, de notable importancia desde el punto de vista hidrogeológico, y otra posterior que frecuentemente aparece fosilizada por costras calcáreas. En el entorno de Las Tablas de Daimiel y los Ojos del Guadiana se puede distinguir una zona septentrional, al norte del cauce del río y los tablazos, constituida por materiales predominantemente siliciclásticos, y una zona meridional en que predominan las rocas carbonatadas. Es en esta última donde la morfología kárstica da lugar al relieve característico de la zona, con depresiones redondeadas de diámetro variable en cuyo fondo, en condiciones hidrológicas no modificadas, resultaba frecuente la aparición de surgencias de agua subterránea. De manera que la karstificación es, en gran medida, la modeladora del medio geológico y da lugar a la aparición de colapsos y hundimientos del terreno que han sido habituales en el pasado y que, en los últimos años, coincidiendo con los períodos de mayor precipitación de las últimas secuencias climatológicas húmedas, se han puesto de actualidad por su súbita aparición y su considerable tamaño, considerados como un riesgo para las personas y los bienes (figuras 1.8 y 1.9).