Latifundismo y el problema campesino mexicano

Desamortización. Clero. Explotación de la tierra. Pueblos indígenas. Movimiento Obrero mexicano. Porfiriato

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ACTIVIDADES Y HERRAMIENTAS DE LA METODOLOGIA “DE CAMPESINO A CAMPESINO” Elaborado por el Equipo Técnico del Programa de Campesino a Campesino (PCAC),

EL HISTORIADOR Y EL PERIODISMO MEXICANO
EL HISTORIADOR Y EL PERIODISMO MEXICANO Stanley Robert Universidad Ross del Estado Nueva de York ALGUNA VEZ EL PROFESOR FRANK T A N N E N B A

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El Latifundismo y el problema Campesino Las leyes de desamortización y nacionalización de bienes de comunidades civiles y religiosas tenÃ−an por finalidad fraccionar los grandes latifundios eclesiásticos y reducirlos a pequeñas propiedades para el mejor aprovechamiento de la tierra. Las propiedades desamortizadas del clero y las de comunidades y pueblos indÃ−genas se transformaron en grandes haciendas, pues los latifundistas se apoderaron por medio de la usura o el despojo, de las parcelas individuales que habÃ−an recibido los indios al fraccionar las propiedades comunales de los pueblos. AsÃ− fue como los terratenientes mexicanos y poderosas compañÃ−as extranjeras, al amparo de las leyes de Reforma, adquirieron grandes extensiones territoriales, de las cuales despojaron a los campesinos que por su ignorancia no habÃ−an podido legalizar su pequeña propiedad, quedando convertido en miserables peones al servicio de los propietarios usurpadores. En 1883, bajo el gobierno de Manuel González, se expidió una ley sobre deslinde de terrenos y colonización, autorizando la formación de compañÃ−as que aprovecharan los baldÃ−os, dándoles facultades, por lo cual recibirÃ−an en compensación la tercera parte de los terrenos deslindados. Con el apoyo material de la dictadura, las compañÃ−as deslindadotas consumaron durante más de 30 años el más injusto despojo de tierras de campesinos y de comunidades indÃ−genas, fueron obligados a abandonar sus tierras. Bajo el régimen del latifundismo, las condiciones de explotación de la tierra fueron desfavorables en cuanto a su rendimiento; por otra parte, los terratenientes mexicanos no pusieron empeño en mejorar la técnica de cultivo, conservando las formas primitivas basadas en la fuerza y solo en algunos cultivos dirigidos por extranjeros penetró la técnica moderna. Los latifundistas no fueron capaces de producir alimentos indispensables para el pueblo mexicano; por lo que en varias ocasiones surgieron serias crisis agrÃ−colas. Los pueblos indÃ−genas, despojados de sus tierras, fueron esclavizados y explotados, el salario que se pagaba tenÃ−a un promedio de 120 pesos anuales; pero los precios de las subsistencias habÃ−an aumentado una alta proporción. Ese estado de cosas produjo en las clases campesinas un malestar económico y moral, que las impulsó a rebelarse contra del Gobierno porfirista. Durante los tres siglos de la Colonia los yaquis habÃ−an poseÃ−do los fértiles valles de los rÃ−os de Sonora y Sinaloa; pero la dictadura los despojó de esas tierras para entregárselas a compañÃ−as extranjeras. Y como los indios se rebelaron, el gobierno porfirista, ordenó el exterminio de las tribus y los sobrevivientes eran esclavizados para trabajar en las fincas henequeneras y chicleras. En sÃ−ntesis, la situación económico-social de México durante el régimen porfirista presenta el siguiente panorama: un pueblo oprimido y despojado de su libertad y de sus derechos; una casta privilegiada dueña del poder por largo tiempo; la invasión del capitalismo extranjero y su crecimiento a costa del despojo de las tierras de los campesinos y de la explotación de los trabajadores mexicanos, y la natural indignación y el descontento que esta situación producÃ−a en las clases oprimidas. Desarrollo del Movimiento Obrero 1

Desde principios del siglo XIX los trabajadores norteamericanos, inicuamente explotados por los capitalistas, pugnaban por la reducción de la Jornada de trabajo y otras demandas justas; pero ante la oposición patronal, que se negó a atender sus peticiones, las organizaciones obreras de los Estados Unidos acordaron efectuar una huelga general el 1 de mayo de 1986. La burguesÃ−a capitalista respondió, con el cierre de fábricas, el despido de obreros, encarcelamientos y asesinatos. Los trabajadores de Chicago intentaron celebrar mÃ−tines para reforzar sus demandas; pero la policÃ−a salió en defensa de los intereses de los patrones, ametralló a los obreros y aprehendió a los dirigentes del movimiento. Por eso se les conoce con el nombre de mártires de Chicago. Estos acontecimientos del 19 de Mayo de 1886 contribuyeron a estimular el espÃ−ritu de la lucha de nuestros trabajadores. En 1905 cuando la pesadilla socialista habÃ−a prendido en México, apareció un manifiesto dirigido a la clase proletaria por Manuel Ôvila y los hermanos Flores Magón. Con el manifiesto se dio a conocer el programa de nuestro partido liberal mexicano que, entre otras demandas del proletariado, reclamaba las siguientes: Jornada máxima de 8 horas diarias, Salario mÃ−nimo de 1 peso, Higiene en fabricas y talleres, GarantÃ−as para la vida del trabajador, Prohibición del trabajo infantil, Descanso Dominical, Indemnización por accidentes, y pensión a los obreros que hubiesen agotado sus energÃ−as en el trabajo. Al difundirse por todo el paÃ−s estos postulados del partido liberal mexicano, sirvieron de poderoso estimulo para la clase trabajadora, a tal grado que, al año siguiente, en casi todas las zonas febriles de la republica se crearon centros obreros que trabajaban para hacer efectivas sus demandas. Hacia el año 1906 los obreros de la región fabril de Orizaba decidieron transformar su sociedad Mutualista en sindicato de resistencia, creando el cÃ−rculo de obreros libres, de acuerdo con la tendencia esbozada en el manifiesto de los hermanos Flores Magón. Este cÃ−rculo de obreros llegó a extenderse en poco tiempo a los estados de Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Oaxaca, y México. Y propagaron sus ideas por medio de su periódico Redención social. Dos grandes movimientos obreros ocurridos en ese tiempo, uno en Cananea, Son., (1906) y otro en RÃ−o Blanco en 1907, pusieron en manifiesto la fuerza que iban adquiriendo las organizaciones de trabajadores. En 1906 los mineros realizaron un movimiento de protesta, porque eran obligados a trabajar en condiciones desfavorables para su salud y para sus intereses económicos. Esta injusta situación hizo que reclamaran a la Cananea, la jornada de 8 horas de trabajo, salario mÃ−nimo de 5 pesos, el empleo del 75% de obreros mexicanos, trato humanitario y derecho de ascensos. La gerencia de la compañÃ−a rechazó las demandas, y obreros mexicanos fueron asesinados. Para reprimir el movimiento sindicalista que comenzaba a desarrollarse entre obreros textiles de la región pretendieron imponer un reglamento general de trabajo que prohibÃ−a toda organización obrera. El presidente Porfirio DÃ−az, dispuso que el conflicto se resolviera mediante un arbitraje; pero el laudo resulté favorable a los industriales y ordenaba a los obreros reanudar inmediatamente sus labores. Esa actitud hizo que la huelga tomara caracteres francamente rebeldes, y el dÃ−a 7 de enero de 1907, al dirigirse los obreros a la fábrica, fueron recibidos a balazos por un empleado de la empresa, lo cual provocó 2

a la multitud, que enardecida prendió fuego a la tienda. Al saber eso el presidente de la República, que las fuerzas federales impusieran el orden disparando contra los trabajadores y restableciendo asÃ− la “Paz Porfiriana”. Principios del Porfiriato Después de la muerte del presidente Benito Juárez, en 1872, la lucha por el poder polÃ−tico se centró en los tres personajes más importantes del momento: Sebastián Lerdo de Tejada, José MarÃ−a Iglesias y Porfirio DÃ−az. Esta situación prolongó los largos años de enfrentamientos armados, que venÃ−an desde que México se habÃ−a independizado del imperio español y cuyo resultado fue sumir al paÃ−s, cada dÃ−a de manera más profunda, en el caos y la miseria de la gran mayorÃ−a de la población. La lucha entre las diferentes facciones termina al proclamar Porfirio DÃ−az el Plan de Tuxtepec, mediante el cual derroca al entonces presidente Sebastián Lerdo de Tejada, por su intención de reelegirse. DÃ−az contó con la alianza de José MarÃ−a Iglesias, a quien posteriormente hizo a un lado, y se levanta con el poder polÃ−tico, para no dejarlo por cerca de 34 años. En 1855 se une al general José MarÃ−a Herrera para apoyar la revolución de Ayutla, y en esta actividad como militar pronto logra alcanzar el grado de capitán de infanterÃ−a de la Guardia Nacional. En la carrera castrense, DÃ−az obtiene rápidos ascensos y en noviembre de 1859 alcanza el grado de coronel. No corrió con la misma suerte en su trayectoria como polÃ−tico, ya que tuvo una discretÃ−sima actuación como diputado; sus fortalezas se encontraban en el área de la milicia. Durante la intervención francesa en México, Porfirio DÃ−az interviene en muchas acciones de guerra; pero fue el 2 de abril de 1867 cuando obtiene un brillantÃ−simo triunfo al tomar la ciudad de Puebla, dando prácticamente la victoria definitiva a las fuerzas nacionales que combatÃ−an a Maximiliano de Habsburgo. Una vez que la República fue restaurada con la derrota de las fuerzas imperiales y Benito Juárez asumió la presidencia, Porfirio DÃ−az se levantó en armas contra la reelección de Juárez, como también lo habÃ−a hecho contra la reelección de Lerdo de Tejada. En la primera no tuvo éxito y debió aceptar forzadamente la amnistÃ−a; en cambio, en la segunda ocasión -mediante el triunfo del Plan de Tuxtepec y después de un interinato en la presidencia de José MarÃ−a Iglesias-, Porfirio DÃ−az fue por fin electo presidente de México. Ya instalado en la cúspide del poder polÃ−tico del paÃ−s, Porfirio DÃ−az fue aprovechando las oportunidades para cambiar la Constitución PolÃ−tica, a fin de que fuera aceptada la reelección del presidente, primero por un periodo, para después permitirla de manera indefinida. Las múltiples reelecciones de Porfirio DÃ−az permitieron que el paÃ−s gozara de varias décadas sin guerras o levantamientos armados mayores. La paz abrió camino al desarrollo económico y la creación, por ejemplo, de una fuerte infraestructura ferrocarrilera. Esta situación hizo posible que los negocios tuvieran un ambiente muy favorable, sobre todo los extranjeros, que ingresaron a México de manera amplia, por el afán del presidente DÃ−az de que la sociedad mexicana estuviese a la altura y se pareciese a la de los civilizados paÃ−ses europeos y, en lo tecnológico, a la de Estados Unidos. La única manera de alcanzar ese propósito era que la civilización se instalara en 3

México a través de las empresas extranjeras. El periodo en que Porfirio DÃ−az ocupó la Presidencia de la República, conocido como Porfiriato, representó para México años de estabilidad social y polÃ−tica, asÃ− como de crecimiento económico. No obstante, dicho periodo también provocó la polarización de la sociedad mexicana, particularmente entre los muchos campesinos y obreros que vivÃ−an prácticamente en la miseria, la naciente clase media que encontraba obstruidos todos los caminos para el progreso familiar y personal, y los muy pocos dueños de la riqueza, que disfrutaban del poder polÃ−tico al amparo del régimen porfirista. Porfirio DÃ−az habÃ−a luchado contra la reelección de los presidentes y fue por ello que la contradicción de su prolongada permanencia en el poder tuvo como consecuencia el estallido armado de la sociedad mexicana, abriendo paso a la Revolución Mexicana que puso fin a su dictadura.

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