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LESIONES DERMATOLOGICAS PIGMENTARIAS EN LA PINTURA. DRA RAQUEL M RAMOS M. El siguiente forma parte de un estudio preliminar que estoy realizando acerca de las relaciones de la dermatología con diversas manifestaciones artísticas. A lo largo de la Historia del Arte los pintores han intentado, con mayor o menor fortuna, reflejar en sus lienzos tanto la belleza como las imperfecciones de la figura humana. Son muchas las enfermedades cutáneas que se encuentran «retratadas» en las obras de arte. En ausencia de las pruebas complementarias necesarias que confirmen el diagnóstico clínico sólo nos queda la atenta observación para establecer la sospecha. Nos pasearemos por pintores que hicieron del retrato una gloriosa expresión artística. MASACCIO Tommaso di Giovanni di Mone Cassai; San Giovanni Valdarno, actual Italia, 1401-‐Roma, 1428) Pintor italiano. La carrera artística de Masaccio es interesante, primero, por la sorprendente relación entre la brevedad de su vida (murió a los veintisiete años) y la importancia, además de relativa abundancia, de sus creaciones, y segundo, por su aportación decisiva al Renacimiento, ya que fue el primero en aplicar las reglas de la perspectiva científica. Masaccio se trasladó a Florencia cuando aún era muy joven, y en 1422 figuraba inscrito en el gremio de pintores de esta ciudad. Nada se sabe de lo que hizo hasta entonces y con quién se formó.
Se le vinculaba tradicionalmente con el taller de Masolino, pero en la actualidad se cree que no fue en él donde se formó, sino que se incorporó como colaborador ya formado. AUTORETRATO Forma parte de la escena “El tributo”, frescos realizados por el artista en la Capilla Brancacci en Florencia.
Podemos observar en la región supra ciliar izquierda, una lesión pigmentada quizá, un nevus.
GUIRLANDAIO Michele Tosini, más conocido como Michele di Ridolfo del Ghirlandaio (Florencia, 8 de mayo de 1503 -‐ Florencia, 28 de octubre de 1577), fue un pintor florentino, activo durante el auge del manierismo. Fue un excelente retratista. ANCIANO CON SU NIETO Este cuadro se conoce también con el sobrenombre de “Ayo y su infante”, como si el anciano del retrato fuera el criado encargado de criar al niño, en vez de ser su familia. Sin embargo, el ambiente de cariño e intimidad ha inclinado finalmente a pensar que se trata de un abuelo y su nieto. Es uno de los retratos más prodigiosos de su autor, junto al de Giovanna Tornabuoni. Lo que destaca, evidentemente, es la falta de idealización en una época en la que todos los retratados querían parecer héroes de la Antigüedad clásica. Sin embargo, el pintor se ha sometido fielmente a los rasgos de su modelo e introduce la idealización en la personalidad y la relación de los dos protagonistas: en toda la atmósfera se puede palpar el amor entre ambos y el ennoblecimiento que de ello resulta hace bellas las dos figuras. Ghirlandaio pinta los vestidos de ambos en un rojo brillante característico de la zona de Venecia, aunque trabaja en Florencia. Este color se asociaba a nobleza y riqueza, puesto que era un color caro de conseguir (aunque más caro era el azul y el dorado)..
Óleo sobre tabla. 62 x 46 cm. Realizado en 1490. Se encuentra en el Museo de Louvre. La cara del anciano es rica en lesiones dermatológicas, en la nariz, puede observarse una Rinofima sin lugar a dudas. Pero en la región temporal derecha observamos una lesión papular, nevus? Carcinoma basocelular?
RETRATOS DE ENRIQUE IV.
Gracias a su lesión pigmentada (nevus?) en los retratos de la época (Frans Pourbus el joven,etc,) pudo recuperarse su cabeza, robada durante la Revolución de 1668 en Francia. Enrique IV (1510-‐1553) fue el primer rey Borbón. GIOVANNI DA SAN GIOVANNI Giovanni Mannozzi, conocido como Giovanni da San Giovanni (San Giovanni Valdarno, 20 de marzo de 1592 -‐ Florencia, 6 de diciembre de 1636), fue un pintor del Barroco italiano. Fue uno de los más importantes fresquistas del primer barroco. AUTORETRATO El artista se pinta una lesión pigmentada en la mejilla izquierda que impresiona como un nevus piloso.
GOYA Francisco de Goya y Lucientes nació en 1746 en Fuendetodos, un pueblo de la provincia de Zaragoza. De viaje por Italia con su maestro, José Luxan, discípulo de Lucas Jordán, estudió el barroco italiano, constituyendo este su primer aprendizaje. De regreso a Zaragoza realizó sus pinturas murales del Pilar. Francisco de Goya se limitó casi en exclusiva a pintar escenas costumbristas hasta la edad de 40 años, época en la que es difícil prever el singular maestro de las etapas posteriores. Fue un protegido de la Duquesa de Osuna lo que le permite convertirse en el año 1785 en pintor del rey Carlos III, y en 1799 en el pintor de cámara del rey Carlos IV.
La proximidad de la familia real le convierte en el retratista de moda de la aristocracia de la época. Hacia 1790, Francisco de Goya, padeció una enfermedad que le dejó sordo. Según todos los estudios esta dolencia tuvo un gran influjo en la obra posterior de Goya. El dolor personal propicia una auténtica metamorfosis en su personalidad artística; en otro momento posterior fue el dolor colectivo el que terminó de dar una nueva dimensión a la obra de Goya. La sordera le inclinó a aislarse, dejó de ver la sociedad desde un ángulo positivo y comenzó a verla desde un ángulo negativo de los convencionalismos. En esta época pintó las primeras obras conocidas como "Caprichos". Obras concebidas como una libre divagación de un mundo sin sentido y que de ninguna forma podían estar destinadas a su antigua clientela. Al mismo tiempo continuó cumpliendo sus encargos de retratista. En 1800 pintó " La familia de Carlos IV". A partir de 1808 la guerra de la independencia va a suponer para Goya una experiencia dolorosa que va a intensificar su veta pesimista y crítica. Las escenas del 2 de mayo y la serie de grabados de los desastres señalan cotas pocas veces alcanzadas en la expresión del dolor de un pueblo y de la degradación de los sentimientos. Tras la guerra, Fernando VII, le repone en su puesto de pintor de cámara a pesar de haber sido retratista de José I (hermano de Napoleón). A pesar de haber sido repuesto como pintor de cámara por el rey Fernando VII, Goya se aísla del trato mundano ya que deplora, como liberal convencido, los excesos del absolutismo. Es en esta época cuando Goya pinta sus pinturas negras.
En 1823 Goya decidió abandonar España como consecuencia de la represión absolutista y se instaló en Burdeos donde murió en 1828. LA FAMILIA DE CARLOS IV La Familia de Carlos IV supone la culminación de todos los retratos pintados por Goya en esta época. Gracias a las cartas de la reina María Luisa de Parma a Godoy conocemos paso a paso la concepción del cuadro. La obra fue realizada en Aranjuez desde abril de 1800 y durante ese verano. En ella aparecen retratados, de izquierda a derecha, los siguientes personajes: Carlos María Isidro, hijo de Carlos IV y María Luisa de Parma; el futuro Fernando VII, hijo primogénito de la real pareja; Goya pintando, como había hecho Velázquez en Las Meninas; Doña María Josefa, hermana de Carlos IV; un personaje desconocido que podría ser destinado a colocar el rostro de la futura esposa de Fernando cuando éste contrajera matrimonio, por lo que aparece con la cabeza vuelta; María Isabel, hija menor de los reyes; la reina María Luisa de Parma en el centro de la escena, como señal de poder ya que era ella la que llevaba las riendas del Estado a través de Godoy; Francisco de Paula de la mano de su madre, de él se decía que tenía un indecente parecido con Godoy; el rey Carlos IV, en posición avanzada respecto al grupo; tras el monarca vemos a su hermano, Don Antonio Pascual; Carlota Joaquina, la hija mayor de los reyes, sólo muestra la cabeza; cierra el grupo D. Luis de Parma; su esposa, María Luisa Josefina, hija también de Carlos IV; y el hijito de ambos, Carlos Luis, en brazos de su madre. Todos los hombres retratados portan la Orden de Carlos III y algunos también el Toisón de Oro, mientras que las damas visten a la moda Imperio y ostentan la banda de la Orden de María Luisa. Carlos IV también luce la insignia
de las Ordenes Militares y de la Orden de Cristo de Portugal. Alrededor de esta obra existe mucha literatura ya que siempre se considera que Goya ha ridiculizado a los personajes regios. Resulta extraño pensar que nuestro pintor tuviera intención de poner en ridículo a la familia del monarca; incluso existen documentos en los que la reina comenta que están quedando todos muy propios y que ella estaba muy satisfecha. Más lógico resulta pensar que la familia real era así porque, de lo contrario, el cuadro hubiese sido destruido y Goya hubiese caído en desgracia, lo que no ocurrió. El artista recoge a los personajes como si de un friso se tratara, en tres grupos para dar mayor movimiento a la obra; así, en el centro se sitúan los monarcas con sus dos hijos menores; en la derecha, el grupo presidido por el príncipe heredero realizado en una gama fría, mientras que en la izquierda los Príncipes de Parma, en una gama caliente. Todas las figuras están envueltas en una especie de niebla dorada que pone en relación la obra con Las Meninas. Lo que más interesa al pintor es captar la personalidad de los retratados, fundamentalmente de la reina, verdadera protagonista de la composición, y la del rey, con su carácter abúlico y ausente. La obra es un documento humano sin parangón. Estilísticamente destaca la pincelada tan suelta empleada por Goya; desde una distancia prudencial parece que ha detallado todas y cada una de las condecoraciones, pero al acercarse se aprecian claramente las manchas. Goya, a diferencia de Velázquez en Las Meninas, ha renunciado a los juegos de perspectiva pero gracias a la luz y al color consigue dar variedad a los volúmenes y ayuda a diferenciar los distintos planos en profundidad. Fue la primera obra de Goya que entró en el Museo del Prado, siendo valorada en 1834 en 80.000 reales.
RETRATO DE LA INFANTA MARIA JOSEFA La amplia producción de retratos que llevó a cabo Goya debe situarse dentro de un contexto general europeo en el que se impuso este tipo de género pictórico, en detrimento de las grandes composiciones (si bien la pintura de temática histórica se recuperaría, en parte, a raíz de la Revolución Francesa). Efectivamente, a mediados del siglo XVIII el retrato dominaba el arte en Europa. El auge de este género fue tal que incluso se utilizaba el término "retratista" para referirse a cualquier pintor que no fuera de brocha gorda. El espectador esperaba principalmente del retrato que representase una justa semejanza con el modelo, pero el verdadero retrato va más allá de la representación física de una persona. El pintor diestro y con buenas dotes interpretativas sabe plasmar también en el lienzo el estado de ánimo, la moral, los rasgos personales o la categoría social del modelo, por lo que el resultado final es un retrato mucho más veraz y real. Los retratos de Goya deben precisamente analizarse en esta línea. En efecto, Goya fue un retratista revolucionario y un agudo observador. Capaz de realizar un extraordinario y minucioso estudio psicológico del modelo, lograba gracias a su maestría técnica sacar a la luz los rasgos más característicos y relevantes del personaje representado. Ello le convierte, sin duda, en uno de los principales retratistas de la historia de la pintura. Sin embargo, también se le considera uno de lo retratistas más despiadados, ya que sus implacables dotes de observación le permitían realizar verdaderos retratos morales, auténticas
radiografías del pensamiento. No sólo representaba en sus lienzos y pinturas la apariencia exterior del modelo, sino también el contenido del alma y el juicio, muchas veces amargo, que el personaje le merecía. Un ejemplo elocuente de ello lo constituye La familia de Carlos IV. En dicha obra, que reúne todos los miembros de la familia real, el maestro no intentó, en absoluto, disimular su falta de simpatía por la mayor parte de los representados. Doña María Josefa, hija de Carlos III y hermana de Carlos IV, que había de morir soltera al año siguiente, no debía ser en modo alguno figura grata. Goya ha extremado su crueldad en este rostro feo y brujesco que en el lienzo definitivo nos examina, desde el segundo término en sombra en que siempre vivió, con desagradable avidez de harpía.
La Familia de Carlos IV. Museo del Prado.
La Infanta María Josefa Museo del Prado Lesión pigmentada en la región temporal derecha de la infanta…melanoma? Queratosis seborreica?
FEDERICO DE MADRAZO Y KUNTZ Federico de Madrazo y Küntz nació en Roma en 1815. Perteneció a una familia influyente y con gran talento. Era hijo de José de Madrazo, uno de los grandes pintores del neoclasicismo español que fue director de la Academia y que reformó la enseñanza. RETRATO DE GERTRUDIS GOMEZ DE AVELLANEDA Gertrudis Gómez de Avellaneda Gertrudis Gómez de Avellaneda, poeta, que fue considerada en su tiempo como una de las mejores expresiones del movimiento romántico y una precursora del movimiento feminista en España.
Museo Lázaro Galdiano. Madrid.
Observemos en la mejilla derecha, una lesión que mediría 3 x 2 cm, que podría corresponder a una mácula congénita, una malformación vascular.