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CARLOS
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Y su RELACIÓN coN ToiEno: DE LA REBELIÓN A LA CORTE*
Enrique LoRE/liTE
TOLEDO
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l . INTRODUCCION La Es·paña de Carlos V se inscribe, a1 cl.e cir· de Ferdinan Bráudel, en un peti0d0 de larg~ duración, qu·e fue intctad~g c9n,. JP$: R~y~s C.ª tólicos. y finªlizó c.on el ú;ltim0,AustI>ia. Nada comí.enza, pu.es, en 1516, en ·el reinado de Carlos I de E·spañ·a y ·nada.acaba en 1556,. cuando abdica en su b~jo Fe1fwe II y en su her;m·an0 Fernando. Estªmo·s ante urra cóyuntura histórica marcada por dos hec}:ios: 1~ conjunció11 .de,cuatro herencias .en.la p.ersona de.Carolus de Ha:bsburgo y·la entrad'a del 0FO· amerie::a:no en Europa a 'través valencianos! catalanes, lombardos, italianos, gallegos, y portugueses, .veneéianos y romanos, turcos y napolitanos, navarros y aragoneses. Este cosmoP.olitismo derivado de su capitalidad política favoreci0 la celebración de grandes fiestas urbanas como las de 15 3 3, que durante l1na semana celebraron el regreso de Carlos I a España después de su coronación imperial en Bolonia, o las de 1546 realizadas con motivo de la conversión de Inglaterra al catolicismo. Además de engalanar la ciudad con arquitecturas efimeras y colgaduras, se celebraban juegos a caballo, como justas, torneos y juegos de c;añas, en los que, a veces, participaba el propio rey que era gran aficionado a esos espectáculos. Se empezaron realizando en la Vega Baja, pero en 1538, el corregidor y mariscal Pedro de Navarra, decidió allanar el muladar que existía dela11te de la Puerta de Bisagra para que estos deportes se pudieran realizar desa.h ogadamente. Se levantaban tablados para la nobleza, a ambos lados de la amplia explanada, mientras que el pueblo seguía el espectáculo de pie en las proximidades.
También en 1528 el Emperador recibió aquí al conquistador Hernán Cortés, guíen trajo animales exóticos y vestidos indígenas confeccionados con plumas¡ llegó acompañado
Otro espectáculo más popular era el alanceamiento de toros en Zocodover. Los espectadores se situaban en los balcones de la plaza, propiedad de los canónigos de la Catedral, que sacaban buen provecho de su alquiler. También se realizaban simulacros de batallas entre moros y cristianos, con sus participantes ricamente vestidos. Unas se celebraban en Zocodover y, si se trataba de combates navales, en el Tajo.
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Y SU RELACION CON TOLEDO: DF LA f?EBELIÓN A LA CORTE
4 . TOLEDO, SEDE PRIMADA En la decisión de hacer sede imperial a Toledo también pesó el hecho de que fuera la úni€a ciudad donde el poder del Emperador confluía con el otro gran poder peni11sular: el Arzobispo Primado. Esto permitía a Carlos 1 disponer, durante sus frecuentes ausencias, de un a·s esor para su esposa e 11ijo mientras ejerG:ían la r.egencia; pero también controlar de cerca a la poderosa mitra arzobispal de Toledo ya que estaba gobernada por el prelado más rico del reino quien, además, solía llevar aparejada la presidencia del Consejo de Castil1a y ser Inquisidor General, y era señor de más de 200 poblaciones, ejerciendo jurisdicción sobre 21.000 vecinos. Su poder económico y la confluencia pacífica entre este poder y el imperial, favorecieron que en Toledo hubiese un importante mecenazgo an:obispal durante el reinado de Carlos I, en contraste con lo que ocurriría en el periodo de Felipe II donde el enfre~ta·miento entre el rey y el arzobispo Carranza llevó a este a 1a prisión y a Toledo a estar sin prelado durante largo tiempo.
paña, Alonso de Covarrubias construyó la capilla de Reyes Nuevos de la Catedral. El éxito del arquitecto fue tal que, después de esta obra, fue nombrado maestro mayor de la Catedral. .E11 su cirzobispado se finalizó la Custodia (se sustituyó el h·iert© de su armazón por plata y se pusietoh tornillos a toda.s las piezas).
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Durante el periodo car.olin0 gobernaron la archidiócesis cuatro arzobispos: el primero fue Guiller::mo de Croy ( 1517- 15 2 1), noble flamenco que -siempre au~ sente de España- gobernó mediante un administrador. Le sucedieron Alonso de Fonseca (1524- 1534), Juan Pardo de Tavera (1534-1·545) y Juan Martínez Silíceo (1546-1557). Los dos primeros dieron mucha importancia a la arquitectura como idea de prestigio y el último no. En los tres casos sus relaciones con el Cabildo catedralicio no fueron buenas y pudiera haber influido este hecho para que ninguno de los tr~s esté enterrado en la Catedral.
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Juan Pardo de Tavera fue un hombre de confianza de Carlos V hasta el punto de que, cuando salía de viaje, dejaba órdenes de gue le fuesen consultados los asuntos importantes. Durante su mandato se realizaron obras de capital importancia en la Catedral toledana, como la capilla de la torre o de San Juan Bautista, construida por Covarrubias en 1536; el coro alto encargado en 1539 a Alonso de Berruguete y a Felipe Bigarny; y, sobre todo, la decoración del crucero pues, de acuerdo con el nuevo gusto de la época· y con el apoyo del humanista y canónigo obrero Diego López de Ayala, se renovó la estética de este espacio combinando el lenguaje renacentista co·n las formas góticas, dand.o lugar a espléndidas obras de Covarrubias c9m0 el interior de la puerta de los Leones realizada entre 1538 y 1548, para albergar el órga.n o del Emperador, construido entre 1543 y 1549, o el interior de la puerta de la Feria, para enmarcar el reloj catedralicio. Se completó la decoración con las rejas del Altar Mayor - forjada por Francisco de Villalpando- y la del Coro -obra del rejero Domingo Céspedes- , ambas terminadas en 1548.
Durante el mandato de Guillermo de Croy se estaba construyendo el Hospital de Santa ~ruz, fundado en 1494 por el cardenal D. Pedro G0nzález de Mendoza, en el solar cedido por la reina· Isabel la Católica en 1504, en lo que 11abían sido los aBtiguos· palacios reales. En 1514 los hermanos Enrique y Anton Egas terminaron el hospital y el primer claustro, y entre 15·15 y 15 3 5 Alonso de Covarrubias construyó la fachada, el patio principal y la escalera. También durante esta ép.oca Enrique de Arfe estaba fabricando la custodia que le encargó Cisneros en 1515 y que terminó en 15 24.
A partir de 1541 Tavera reformó el Palacio Arzobispal e inició su gran obra: el Hospital de Sao Juan Bautista o de Afuera, que también sería su capilla funeraria.
Durante el gobierno de Alonso de Fonseca, mecenas fundamental en la dift1sión del Re.nacimiento en Es-
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.Enrique .LO RENTE
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Añu 1563. Vistct de Toledo por Anron Van Der M/yngaerde.
Juan Martínez Silíéeo, precept9r del príncige· Felipe, desde su nombramiento se enfrentó al cabildo por defender que, _para pertenecer al mismo, ,erá necesario tener, como único mérito, limpieza de sangre Judía o· mu:s~lman'a ; ffente a ello los canó.nigos d€fendí(.J.n la nobleza y la licenciatura en up.a U·niversidad del Reino. E.1 ·arzobispo implantó en 1547 el -Estatuto de Limpieza de . . Sangre que¡ años después, apli'caría a sus dos fundacíones ed.ucativas: el colegio de Infantes y el de Doncellas Nob_les. Para li:;vfables obras de mecenazgo, ~sobre todo ~n conv~nto,s e 'iglesias::cqmo la que llevaron a ·cabo los duques de Villaumbros.a,. de la 'familia Nino, al construir Ja capilla mayor de la Igl.esia de. Sa.n Rontan. Las mansionés nobiliarias d·estacabah e-ii l_a ciudad y atinqtie la '.m-ayoría de ellas fueron construidas en el siglo X.V, una sobresalió en esta época carolina: la de D. Francisco de Ribera, Marques de Malp.ica y Valdepusa, que data de 15 3 5. • Muthos grupos sociales~ espeéialmehte los comerciantes> in.iciaron un proceso de compra de tierras para conrentistas, lo que aportaba ho.nor y dinero, vertirse en . . farilitando su identificación con la-nobleza, ascenso sotial que suponía poder e influencia én la·v:ida urbana. • Desde el siglo XIV, la di Ávalos, R©jas y Gaytán. Estos señor~s, duéño-.~ de gran-
• El vitalismo de la ciudad im.p erial atraía tod.o tipo de .gerite; u.nos venían en bu.sea de trabajo en la floreciente industria, en el comercio o en los cada vez más numerosos servicios urbanos. Otr0s, enfermos e. indigentes, buscab_an refugio y prote·cción en el elevado número de hospit~les e instituciones benéficas fundados por· rne._ cenas y donantes o bien se amparaban en la caridad y vivían en sótanos y ruinas, dando lugar a que1 como
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afirma el profesor Domíhguei Ortíz sobre aquel/apelada colina ~e·,amontonaron _ademá.s.cf,e la'$ numerosas iglesias y easas nobles, en un aprovechamiento inverosímil del espacio, los tugurios de'un ,mz'serable_proletariado. Po'r úlfimo, corri0 hemos vistq, cuando la Corte estaba en ella, por sus calles se v~'ía gente de todos lqs países y el no.rmal .ambiente bu:llici0so y abigarrado se convertía en cesmopolita.
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• La'· sociédad t0ledana de la primera mitad del quinientos,. se completab~, én fin, cóp. u·n número, cada vez más-importante, ~~ cilér.igps sec_ulares y re.guiares, atraído.s· por el papel de eentre d'el .cristianis:mo peninsular que'tenía la ciudad. El c-Ieto au·mentó progresivamente a lo Jargo del siglo pu.es de' ser ~n 5°/o de 1a población a c.omienzos d~l XVI, pasó a un. 12 % a finales del. pri~ roer cuarto d-el siglo ·xv11. Además, a comienzos de.l siglo XVi H:abí-a 25 conventos·, una cifra muy elevada que obligó a promulgar, en 15 3 8, uha d.isposrs retf~ñ c·a·sad0s reyes .Ee1ipe e: Isabel d'e Valois. Eta u~a citidaa éb_fi una gran ·vitalidad· cu}ruFaI y ei::onó,p:iicesa,r ~e las ·refo.r-
mas urbanas realizadas y de 1~ nt1eva itn·agen que se ha., b:ia ·qµetid9 cl~r c·o n la consrruccióh de los 111fevo.s ed:ill6ios .in.stituci0nales.y palacio$, se~uia si.end0 un.a ciuda.d de· calTes· estrechcrs; t0rtuosas y empÍn-adas1 pae·stG