"Locas Pasiones" (*) Reunión Lacanoamericana De Psicoanálisis Florianópolis, Brasil, 12, 13, 14, 15 De Octubre De 2005

"Locas Pasiones" (*) Reunión Lacanoamericana De Psicoanálisis – Florianópolis, Brasil, 12, 13, 14, 15 De Octubre De 2005. Analía Stepak Amar con los

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"Locas Pasiones" (*) Reunión Lacanoamericana De Psicoanálisis – Florianópolis, Brasil, 12, 13, 14, 15 De Octubre De 2005.

Analía Stepak

Amar con los ojos cerrados es amar como un ciego. Amar con los ojos abiertos tal vez sea amar como un loco: es aceptarlo todo apasionadamente. Yo te amo como una loca. Marguerite Yourcenar (Fuegos) Para comenzar, quisiera relevar una pregunta freudiana: ¿Por qué es tan diversa la relación del amante con su objeto sexual? En tanto no hay objeto que colme el deseo, la relación del sujeto con éste será singular. Es a partir de las llamadas “pasiones del ser” que me interesa abordar la arista del amor-pasión, aquel en el cual el sujeto es capaz de deponer su subjetividad apresado ilusoriamente en un juego de espejos. Allí donde lo buscado es la reciprocidad, y el sujeto, consumido y exaltado por dicha pasión, no repara en sacrificios. Pasión amorosa que generalmente no registra la incidencia del paso del tiempo, que bien podría ser eterno. Pasión que monta una escena que pone en juego una y otra vez el papel que juega el fantasma en tanto organiza el mundo del sujeto; y la pulsión que con su fuerza constante emerge desintrincada y, en este caso, arrasadora. Alienación del deseo en un objeto que nos evoca indudablemente las afirmaciones de Freud en Psicología de las masas y análisis del yo cuando liga el enamoramiento con la hipnosis, subrayando que la Verliebtheit o fascinación imaginaria no es igual al amor. Insistencia en un objeto que diferencia la pasión del deseo, en tanto el mismo y tal como lo afirma Baruch Spinoza, es volátil y se desplaza sin fijarse. Beatriz Sarlo afirma que “ante un objeto pasional gigantesco no hay exceso en las manifestaciones de la pasión”(1). Es más, a nosotros, argentinos, no tendrían por qué sorprendernos las palabras de Eva Perón cuando se refiere al líder diciendo: “A Perón no es posible quererlo demasiado; todo amor, toda fidelidad, todo sacrificio son poco”. En el amor-pasión siempre se trata de un exceso en el cual se ponen de manifiesto tanto las vicisitudes de la relación del sujeto con el Otro, como el rechazo de la falta.

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¿Qué es lo que en ese cuerpo amado tiene vocación de fetiche para mí? Roland Barthes Quisiera servirme de una leyenda oriental relatada magistralmente por Marguerite Yourcenar, en tanto la misma me dio una vez más la oportunidad de preguntarme por la pasión que, en ciertos casos, puede despertar un determinado hombre, en una mujer. La leyenda se llama “El último amor del príncipe Genghi”(2). Al cumplir cincuenta años, Genghi el resplandeciente, quien fuera el mayor seductor que hubiese visto Asia, se da cuenta de que es necesario comenzar a morir. Antes de hacer el papel de viejo, Genghi prefiere el de fantasma. Entonces distribuye sus bienes y se dispone a terminar sus días en la ladera de una montaña. En la soledad de la cabaña, pronto advierte que la vista se le debilita, que las tinieblas llegarán a él antes que la muerte. Dos de sus concubinas le proponen compartir su aislamiento pero él las rechaza. Una de ellas, la Dama del pueblo de las flores que caen, había servido fielmente a sus otras esposas, habiendo obtenido sólo ocasionales visitas nocturnas. Cuando se entera de que el príncipe está casi ciego, se disfraza de aldeana y, con habilidad femenina, lo engaña hasta volver a ser su amante. Sin embargo se equivoca al revelarle que no es una aldeana que se había extraviado sino que había venido a conocer el amor entre sus brazos. Al enterarse la verdad, el príncipe Genghi la echa y la maldice. Sin darse por vencida, ella se hace pasar por la mujer de otro y vuelve a seducirlo. Bajo un nuevo disfraz, otra vez se convierte en su amante y permanece con él, cuidándolo y reconociéndolo como el más hermoso y deseado de los hombres. Al poco tiempo Genghi presiente que va a morir y, ya con ternura, ya con nostalgia, evoca a cada una de sus mujeres. La primera, en cuyo amor no creyó hasta su muerte; su madrastra, con la que engañó a su padre; su joven esposa, quien a su vez, lo convirtió en víctima de una infidelidad; su tercera mujer, tercera en su corazón; sus encuentros fortuitos con otras mujeres; sus hazañas, su fama. La Dama del pueblo de las flores que caen pregunta insistentemente: “¿Y no había en tu palacio otra mujer cuyo nombre no has pronunciado…?” Pero su intento por hacerlo recordar es en vano: para ese entonces las facciones del príncipe ya habían adquirido la serenidad que le está reservada a los muertos. La Dama se echa al suelo gritando, sus lágrimas arrasan sus mejillas, sus cabellos arrancados vuelan por el aire. El único nombre que Genghi había olvidado era precisamente el suyo. Como en otras oportunidades, si se trata de la relación entre un hombre y una mujer, estaremos situando un desencuentro. Sin embargo dicho desencuentro es aun más profundo en las pasiones, allí donde se pone en juego la alienación del deseo en un objeto. Pasión que se presenta como un signo que está al principio de cualquier encuentro más allá del objeto que la despierta. Afección maniática que corroe y consume al sujeto pero, a la vez, que llega a - Página 2 de 5 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados

un cuerpo cuya peculiaridad consiste en habitar el lenguaje. En esta historia, como en otras, la pasión se revela como una quimera en la cual el amor es una escuela de desengaños. El desengaño revela una vacuidad inefable poniendo en juego que es el sujeto apasionado el que se borra. Sin embargo cabe destacar la función capital que tiene la muerte: despierta a la amante extraviada de sus sueños. Una vez más, constatamos cierta fantasmática femenina, que pretendería “que un hombre sea todo de ella” (3), propio de la naturaleza del amor, especialmente cuando los celos se ponen en escena. Aun suponiendo que los sentimientos podrían ser recíprocos, nada indica que es porque se ama que se es amado. Que una mujer anhele ser amada y a la vez deseada, no es ninguna novedad. Tampoco lo es que para ella amor y deseo, bien podrían converger; lo que hoy nos interroga es el modo en que algunas de ellas aman. Si efectivamente una mujer supera su angustia: “ser el objeto en el centro de un deseo” (4) por amor, algo se va perfilando de su posición. Finalmente llegamos, por un rodeo, por la vía de las pasiones, en las cuales lo pulsional insiste, a una cuestión sumamente interesante, y a la vez enigmática, que propone Lacan en Televisión, respecto del modo en que aman o se ligan a un hombre ciertas mujeres, cuando afirma: “Es también porque eso que no son todas, es decir locas del todo, sino más bien acomodaticias, hasta el punto que no hay límites a las concesiones que cada una hace para un hombre, de su cuerpo, de su alma, de sus bienes…”. Si tratamos de avanzar interrogándonos por aquello que la lleva a esa posición en la cual es capaz de cualquier concesión, habremos de preguntarnos, sin duda, por sus fantasías, por su fantasma, por su vinculación al falo. Interrogar el modo en que se articula el nombre del padre, permitirá relevar la singularidad de la articulación del falo en relación con un sujeto determinado. Si un análisis avanza lo suficiente, podrá conmover la versión de un padre idealizado, dando lugar a la caída de dicho amor. Como consecuencia de esto, caerá necesariamente para una mujer el sostén que aún la ligaba a la madre. Suponemos que esas concesiones sin límite, que una mujer podría hacer por un hombre, bien podrían estar ligadas a esta primera relación al Otro materno tan difícil de asir y de analizar y a un resto pulsional que aún insiste desintrincado y obtura. Vaciado este amor, podrá separase la madre de lo femenino. La referencia al no-toda evoca una vez más que hay algo en ella que escapa al discurso. Es en tanto no-toda que ella ama que habrá un plus respecto de su propio goce que se reservaría con un hombre. Para quien habla, por su entrada al lenguaje, el cuerpo es un objeto perdido. Lacan en RSI afirma que “el efecto del lenguaje es Pathema (pasión del cuerpo) pero por el lenguaje es inscribible”(5). - Página 3 de 5 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados

Desplegará aún más esta idea cuando propone: “El a minúscula es lo que causa el deseo, eso quiere decir que no es su objeto sino solamente esta causa” (6), y agregará: “El sujeto es causado por un objeto que no es notable más que por una escritura”. El afecto llega a un cuerpo que habita el lenguaje y, sin embargo, conduce una y otra vez a parecidos callejones sin salida que se revelan en el amor. Amor contingente que vela la imposibilidad de la relación sexual. Sólo una vez vaciado dicho amor, podrá ubicarse el objeto causa de deseo. Acordamos con Lacan cuando afirma que del amor “no es el sentido lo que cuenta”, idea coincidente con el planteo acerca de que “el amor es un sentido vacío”(7). Que nos encontremos con el sentido es la consecuencia de que éste suple lo sexual que falta. Sentido que se nos presenta opaco. Inferimos que, si dicho amor es vaciado de sentido, tal vez con un hombre se pueda inventar, más allá de la repetición; apuntar al amor sublimación, aquel que contabiliza la falta y permite al goce condescender al deseo. A diferencia de la pasión, que elude la falta en la cual una mujer podría sacrificarse en pos de un amor, ausentándose de su posición deseante; ya no se trataría de un amor sin límites, fuera de los límites de la ley. Si del amor no es el sentido lo que cuenta, será entonces importante relevar los efectos que se producen cuando dicho sentido cae. Efectos a leer en un análisis cuando, en el mejor de los casos, un sujeto se interroga respecto de sus padecimientos o se encuentra una y otra vez con sus tropiezos, con cada nuevo compañero de ruta, a sabiendas que no hay relaciones de amor posibles, lo que no impide que eso suceda. Que exista la posibilidad de un nuevo amor implica no sólo un nuevo enlace, sino un sujeto advertido del goce que lo retuvo. Finalmente, ante el encuentro con lo real, sólo nos resta inventar. NOTAS: (1) Sarlo, Beatriz, La pasión y la excepción, SXXI editores. (2) Yourcenar, Marguerite, Cuentos Orientales, (1938, Editions Gallimard), Madrid, Alfaguara/ Bolsillo, 1993. (3) Lacan, Jacques, Seminario XXI, clase del 11 de junio de 1974. (4) Lacan, Jacques, Seminario X, La angustia, clase del 13 de marzo de 1973. (5) Lacan, Jacques, Seminario RSI, clase del 21/1/1975. (6) Ibíd. (7) Lacan, Jacques, Seminario XXIV, L’Insu…

Bibliografía - Página 4 de 5 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados

Barthes, Roland, Fragmentos de un discurso amoroso, Siglo XXI editores. Collovini, Marité, capítulo “Las pasiones” (tesis Universidad de Rosario). Freud, Sigmund, “Sobre un tipo especial de elección de objeto en el hombre”, editorial Amorrortu, tomo XI. Ferreira, Norberto, Apariencia, presencia y deseo del analista, editorial Kliné. Freud Sigmund, Psicología de las masas y análisis del yo, editorial Amorrortu, tomo XVIII. Hassoun, Jacques, La crueldad melancólica, editorial Homo Sapiens. Lacan, Jacques, Seminario X, La angustia, versión para circulación interna de la E.F.B.A. Lacan, Jacques, Seminario XXI, Los no incautos yerran, versión para circulación interna de la E.F.B.A., clase del 11 de junio de 1974. Lacan, Jacques, Radiofonía y televisión, versión para circulación interna de la E.F.B.A. Lacan, Jacques, Seminario R.S.I, clase del 21 de enero de 1975. Lacan, Jacques, “La significación del falo”, en Escritos I, Siglo XXI editores. Lacan, Jacques, L’Insu…, versión para circulación interna de la E.F.B.A. Paz, Octavio, La llama doble, amor y erotismo, editorial Seix Barral. Sarlo, Beatriz, La pasión y la excepción, Siglo XXI editores. Vegh, Isidoro, Clases del seminario “Sentimientos, pasión, afecto”, 1999, E.F.B.A. Yourcenar, Marguerite, Fuego, editorial Alfaguara bolsillo. Yourcenar, Marguerite, Leyendas Orientales, Editorial Gallimard, Madrid, editorial Alfaguara.

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