LOS 3 PELOS DE LA BARBA DE SANTA CLAUS

LOS 3 PELOS DE LA BARBA DE SANTA CLAUS Hace muchos... pero muchísimos años, en un lugar cualquiera del Hemisferio Norte (Polo Norte) vivían unos espo

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LOS 3 PELOS DE LA BARBA DE SANTA CLAUS

Hace muchos... pero muchísimos años, en un lugar cualquiera del Hemisferio Norte (Polo Norte) vivían unos esposos, llamados el Señor Claus y su Señora. Eran un matrimonio casi perfecto, muy felices, pero... el Creador no les había tenido a bien otorgarles ningún hijo. Una noche mientras descansaban en su dormitorio Claus rezaba, suspiraba, rogaba, para que el Altísimo = DIOS le concediera su gran y anhelado deseo. ¡Oh Señor! Dame la oportunidad de tener algún niño en casa con el que poder reír, o simplemente jugar cada día. Así mismo mientras dormitaba cabeceando en su piltra = cama, y en otras ocasiones se desvelaba lucubrando, Claus cavilaba como solucionar su codiciada ambición. Entre tanto su querida esposa reposaba placidamente a su lado, ajena a los pensamientos o anhelos de su marido Claus. Aquella noche era mágica o distinta a otras, las estrellas picaronas hacían le guiños en el cielo brillando como nunca. Tenían una luz especial y estaban más cercanas que de costumbre, casi se podían tocar con las yemas de los dedos. Claus las miraba fascinado muy encandilado, desde dentro del gran ventanal que había en su habitación, y cómodamente desde su catre = cama tumbado boca arriba. Más de pronto... una estrella empezó a girar velozmente sobre si misma con una inmensa y fuerte luminosidad, e invadió toda la habitación ante sus asombrados ojos. Instantes después y así mismo apareció un ser brillante que le dejó mudo, atónito, o petrificado en el lecho = cama. Este ser

luminoso habló largo y tendido, pausadamente a Claus diciendo: ¡Hola Claus! soy un mensajero del cielo, vengo a comunicarte que vas a tener muuuuuchos hijos... en todo el mundo pero no biológicos. Los pibes = niños te mandarán infinidad de cartas en varios idiomas, utilizando papeles, tinta, y sobres de variados colores. Otras por email en Internet (este Claus es muy moderno, puesto en onda y al día, adaptándose a los tiempos innovadores y actuales). Por tanto una vez cada 25 de Diciembre tendrás la oportunidad de ser muy feliz con los peques. Vete empacando = preparando y moviendo el bulla = culete, pues partirás de tu casa a las doce de la noche en esa señalada fecha, llevando tu saco pleno de ilusiones y con hermosos regalos. Los presentes alucinarán y servirán de regocijo para los niños, que se hayan portado bien durante todo el año, o carbón para los niños que se hayan comportado mal. Pondrás el turbo en tu trineo prodigioso volador tirado por nueve renos, siendo “Rodolfo” tu reno guía, que les pilotará señalando el camino, con su linterna o nariz roja. Para la elaboración de los juguetes, tú y tu esposa creareis diseños delineando o haciendo fantásticos proyectos, ayudando a los pequeños Duendes Navideños, Gnomos, o Elfitos, que te auxiliaran en su fabricación. Así producirás muchos y variados regalos, a lo largo de todo el año. Entrarás por chimeneas de los tejados, o cualquier otra entrada, e incluso por debajo de las puertas o pequeñas rendijas si fuera necesario. Claus respondió al ser de luz haciéndose cruces… ¿pero como… no ves mi volumen? ¡¡Uf no te apures… no importa!! Eso es un problema menor, de fácil arreglo. Ante todo recuerda

que son obsequios sorpresa... no deben verte jamás. Los colocarás en silencio mientras los niños duermen, justo al lado de un gran árbol lleno de luces parpadeantes y muchos adornos. Alternando tu atuendo o vestimenta cada año, engalanándote de rojo u otras de verde con larga barba blanca, más un saco en la espalda grande y abundante de ilusiones o presentes. Por ultimo tu esposa la Señora Claus, será la encargada de la múltiple correspondencia niñil, tomando notas de los pedidos y deseos de los pequeños, de cualquier parte del mundo mundial. Claus más contento que unas castañuelas en baile de faralaes, despertó alborozado a su esposísima. Y así empezaron rápidamente su nueva, e ilusionante tarea. Por eso y además desde este mismo momento, te llamarás por todos Santa Claus - Papá Noel - o San Nicolás, según en el lugar del mundo donde se te venere. No pasó mucho tiempo y se recibieron miles, o mogollones de cartas, una gran cantidad ingente para envolver a la tierra con su luna de tantas cartas recibidas. Pero solo una de ellas fue única y especialmente curiosa. La dueña de dicha carta se llamaba “Liana”, lo más curioso era que no demandaba regalos. ¡Corcho lis! ¡Pardiez! ¡Rábanos! ¿Qué solicitaba aquella carta...? Sabed pequeños tan solo se pedían tres pelos de la barba de Santa Claus. ¡OH! ¿Pero que es esto...? Exclamó la Señora Claus algo enfadada. Esta nena se ha ido un poco de la olla = cabeza, y rápidamente se lo comunicó a su esposo. Cuando Santa Claus se enteró de aquel pedido original muy friki, tan solo se rascó la cabeza y pensativo dijo a su mujer.

¡Ummmmmmmm! Mujer... verás se me ocurre llamar a la brujita “Morimó”, que acuda con su escoba “Petra” y su lechuza “Minerva”, y vayan volando a enterarse de lo que va la vaina, así podremos averiguar que es este pedido tan estrambótico. Así que ya me veis a mi metida en harina = tarea queridos niños, acicalando de tiros largos a mi escoba “Petra”, y peinándole las plumas a mi lechuza “Minerva”. Mientras Santa Claus me llamaba urgentemente por el Ipod o su recién adquirido Smartphone muy puesto y moderno él, con estilazo de Manolo fashion de peluquería fina y elegante. Contándome de pe a pa con pelos y señales, el lugar de mi destino de averiguación. Llame a grito pelao: ¡Petraaaaaaaaaaaa, ven pa cás! Que nos ha hecho un encarguillo de detectives al estilo del Señor Sherlock Holmes niñitil. Liana fue mi destino señalado, y allí averigüé que era una nena muy linda, buena, y cariñosa. Hacía algunos meses que había perdido a su mamá (la palmó = murió), y la echaba de menos sobre todo durante las noches. Liana no quería regalos, tan solo deseaba que su madre y antes de dormirse, le diera el besito de hasta mañana cariño, mi niña bonita, como lo hizo durante el tiempo de vida en este mundo. Cuando se supo averiguar el deseo de Liana, Santa Claus enternecido le concedió rápidamente su deseo para siempre e incluso de mayor. El que durante tres veces en el año pudiera ver a su mami. Para ello me encargó especialmente a mí la misiva, llevándole sus tres pelos mágicos de su barba tupida y blanca, guardados en una cajita de madera de sándalo. Por tanto ahora Liana tres

veces en el año ve a su mamá, y es plenamente feliz. Así pues este obsequio se vuelve a conceder una vez cada 25 de Diciembre a lo largo de la noche. Entonces Santa Claus como siempre le regala sus tres pelillos de su tupida barba blanca, que por mucho que se arranquen siempre crecen… crecen sin cesar, y así sigue viendo a su adorada mamita para siempre. Y yo a mi vez volando cada año parto para cumplir esa misiva, para llevar los tres pelos de Santa Claus. Y aquí os dejo soñando… y con la fantasía volando. Así me despido de vosotros, mis queridos pequeños o grandes. O como dice Santa Claus... ¡¡HO…HO…HO…FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!!

FIN

MORIMÓ (PONER EN MI PÁGINA WEB 9-2012)

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