Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos: inserción laboral con exclusión social

Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos: inserción laboral con exclusión social Alejandro I. Canales Introducción La migración internacion

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos: inserción laboral con exclusión social

Alejandro I. Canales Introducción La migración internacional no es un fenómeno nuevo en América Latina, pero presenta cambios substanciales respecto a la imagen tradicional que tenemos de ella (Pellegrino, 2003). Durante décadas se pensó en América Latina como una región de inmigración, con la excepción de México y algunos países del Caribe. Asimismo, si bien la migración intraregional ha sido siempre de considerable magnitud, siempre se consideró como un fenómeno focalizado en algunos países de inmigración. Sin embargo, desde los años ochenta se generan importantes cambios en la región, que se manifiestan en nuevas modalidades y patrones migratorios. Si algo distinguiría la situación actual en relación con épocas anteriores es que las migraciones internacionales no sólo se han intensificado, sino que también se han extensificado, de tal modo que los flujos migratorios se han diversificado en sus orígenes, destinos y modalidades como resultado del cúmulo de procesos que denominamos globalización (Canales y Montiel, 2005). Al respecto, podemos mencionar cuatro aspectos en los que se manifiesta esta diversidad y complejidad de la migración internacional en América Latina, a saber: 1. De región de inmigración, América Latina se ha convertido en una importante región de emigración, especialmente hacia países desarrollados, en lo que podríamos llamar una gran marcha del Sur al Norte. 81

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Aunque Estados Unidos se ha convertido en el principal destino de la emigración latinoamericana, también son importantes los flujos que se dirigen a Europa (España, principalmente) y Japón. Así por ejemplo, se estima que en el 2002, 760 mil latinoamericanos emigraron a Estados Unidos, a la vez que otros 230 mil emigraron a España. En ambos casos, los latinoamericanos representaron 50% del total de los inmigrantes a dichos países (Canales, 2004). 2. La migración intraregional también se ha diversificado e incrementado. A partir de los ochenta, surgen nuevas rutas migratorias, nuevos países de inmigración y emigración, a la vez que algunos se convierten en países de tránsito de los flujos migratorios (Villa y Martínez, 2001; CEPAL, 2002). En este nuevo contexto, los países ya no pueden catalogarse en términos simples y estáticos, pues en no pocas ocasiones un mismo país es a la vez origen de emigración y destino de la inmigración intraregional. De esta forma, la migración intraregional se vuelve más compleja e incorpora una creciente multiplicidad de situaciones y modalidades migratorias. 3. Asociado a lo anterior, cabe señalar la creciente complejidad y diversidad de las modalidades migratorias. A las ya clásicas definiciones de migración permanente y temporal, se agregan otras modalidades, como la migración circular, la migración transfronteriza, la migración de retorno y la migración indocumentada, entre otras. 4. Por último, cabe señalar la diversidad de actores y sujetos sociales que participan actualmente en el proceso migratorio (Pujadas y Massal, 2005). Nos referimos a la migración de mujeres, de población indígena y migración familiar (niños y ancianos, preferentemente), entre otros. No se trata sólo de actores y sujetos que se incorporan al flujo migratorio, sino que además se vuelven visibles. Es el caso, por ejemplo, de las mujeres, cuya migración por muchas décadas fue invisible, al estar asociada y subsumida a la migración masculina. Todos estos cambios se manifiestan en una mayor complejidad y diversidad de los patrones, rutas y flujos migratorios, lo cual plantea la necesidad de reconstruir esquemas y enfoques de análisis, y comprensión de este fenómeno. Tomando en cuenta lo anterior, el objetivo de este capítulo es documentar con información estadística reciente, las características de la emigración latinoamericana a Estados Unidos, inscribiéndola en esta gran marcha del Sur al Norte, y en donde se pueden apreciar las diversas modalidades migratorias y sujetos participantes. Asimismo, nos interesa 82

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contextualizar este flujo migratorio en el marco de los cambios estructurales que surgen con la globalización, y que inciden de manera directa en la inserción laboral de los migrantes y en su integración fragmentada en las sociedades de destino. En este sentido, el documento está estructurado en dos grandes secciones. En la primera presentamos una visión sintética de las tesis sobre el papel de la migración internacional en el marco de la globalización. Asimismo, en la segunda sección presentamos un análisis y caracterización de la inmigración latinoamericana a Estados Unidos, sus niveles y tendencias en las últimas décadas, origen y destino, así como una descripción del perfil sociodemográfico y características de su inserción laboral. La globalización, exclusión social y migración En la última década se ha abierto un amplio e inacabado debate en torno a la globalización. Sin embargo, aún no hay un consenso sobre qué se quiere decir con dicha categoría. Tal pareciera que Mires tiene razón cuando dice que “globalización es lo que cada uno entiende por globalización” (Mires, 2000: 18). En realidad, este autor señala que esta confusión y distorsión de los alcances y significados de este concepto, se debe a la confusión de dos cuestiones diferentes, aunque interconectadas. En efecto, de acuerdo con Mires, cuando se habla de globalización habría que especificar si con ello queremos caracterizar la tendencia lógica y natural del capitalismo, o si más bien nos queremos referir a la descripción del estado actual del desarrollo capitalista. En otras palabras, como tendencia, el capitalismo siempre ha sido global. Sin embargo, sólo en el último tiempo podemos hablar de una estructura capitalista globalizada. ¿Qué es lo nuevo y distintivo de esta época o estadio del capitalismo? Al respecto, Hobsbawm nos da una respuesta sugerente. Él señala que desde siempre el comercio ha posibilitado la articulación de campos productivos distantes al configurar espacios económicos que trascendían los límites territoriales de la producción. El capitalismo no hizo más que potenciar esta vocación translocal del comercio. En este sentido, el elemento distintivo de la época actual es que por primera vez en la historia de la humanidad las nuevas tecnologías de comunicaciones y transportes permiten que no sólo el comercio, sino también que la producción se organice de forma transnacional. Como señala este autor, “mientras que en el pasado la división mundial del trabajo se limitaba al intercambio de 83

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productos entre regiones específicas, hoy es posible producir atravesando las fronteras de los continentes y estados. […] Esta es la verdadera diferencia entre la economía global ya existente en el pasado, y la de hoy en día” (Hobsbawm, 2000: 84). En términos de su economía política, la globalización se refiere, entonces, a los nuevos esquemas de organización territorial de la economíamundo, en donde se redefinen substancialmente las reglas de la competencia oligopólica y de la división internacional del trabajo (Omán, 1994). Esta reorganización territorial se sustenta en dos procesos complementarios. 1. Las mejoras en las tecnologías de comunicaciones y transportes permiten que el alcance geográfico de cualquier planta industrial se amplifique a escala mundial. 2. Las nuevas formas de organización del proceso productivo —automatización, división de operaciones, producción just in time, entre otros aspectos— han permitido la separación de las partes y segmentos que constituyen el sistema de producción, lo que flexibiliza de esa forma, la localización espacial de los distintos centros de trabajo de acuerdo a sus mejores opciones (Storper y Walter, 1983). Se trata en definitiva de una nueva lógica de localización, en donde los principios de aglomeración que dieron vida a las grandes ciudades industriales del siglo XX, son radicalmente trastocados por el desarrollo de las telecomunicaciones y la informática (Sassen, 1998). Esta nueva modalidad de localización da al traste con una de las premisas supuestamente inderogables del sistema de trabajo de las sociedades industriales. “Ya no existe necesidad de que los operarios trabajen juntos en un lugar concreto para producir determinados bienes y servicios. Los puestos de trabajo se pueden ahora exportar” (Beck, 1998: 39). Lo que antes se fabricaba en un mismo espacio, hoy se desterritorializa, se fragmenta espacialmente, y sus segmentos se localizan en distintos espacios locales, articulando directamente en un sistema mundial (supranacional), economías locales y regionales territorialmente separadas y distantes. Se trata, en síntesis, del surgimiento de la fábrica global, a través de la cual se intensifica y generaliza el proceso de dispersión geográfica de la producción, de las fuerzas productivas, del capital, la tecnología, la fuerza de trabajo, la planeación y el mercado (Ianni, 1996). Ahora bien, si globalización es el término para dar cuenta de la actual configuración espacial del capitalismo como sistema-mundo, habría que 84

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agregar entonces que es también la forma que asumen las desigualdades sociales y económicas en este sistema social. En pocas palabras, la globalización del capitalismo es también la globalización de sus desigualdades intrínsecas. De hecho, la globalización “no tiene por qué ser de beneficio para todos los ciudadanos. Es de beneficio para algunos y moderniza algunas cosas, excluyendo al grueso de la población dentro de la fantasía según la cual un celular propio lo articula al nuevo orden global” (Ugarteche, 1997: 16). La globalización del capitalismo es también la globalización de sus desigualdades intrínsecas. Los procesos de globalización no son en ningún caso geográficamente uniformes, sino heterogéneos y diferenciados, según los cuales se crean y recrean diversas formas de desigualdad social, económica y espacial. Se trata de la configuración de diversos mecanismos de inclusión/exclusión social, que a través de la precarización del empleo y otras formas modernas de segregación social, afectan preferentemente a sectores sociales debilitados ante la desregulación económica y la flexibilidad laboral que sustentan los nuevos paradigmas productivos y organizacionales de la globalización. Estas formas de diferenciación y desigualdad social se basan en nuevas formas de estratificación social de la población que se sustenta, entre otros aspectos, en las transformaciones en la estructura social del empleo y las ocupaciones, y, en general, de las relaciones capital-trabajo. Se trata en particular de la configuración de un nuevo patrón de polarización y diferenciación social, basado en dos procesos diferentes y complementarios. Por un lado, la reestructuración del régimen laboral con base en las nuevas estructuras de flexibilidad y desregulación laboral, que derivan en lo que Beck (2000) ha llamado como un régimen de riesgo laboral, que sustituye al régimen e instituciones sociales y laborales surgidas a través del Estado de Bienestar.1 Por otro lado, la reestructuración del sistema de ocupaciones, en particular la creciente segmentación de las ocupaciones y la diferenciación y desigualdad social y laboral que ellas implican (Castells, 1998; Sassen, 1998; Piore, 1979).

1.

Como señala este autor, en la sociedad informacional el régimen fordista de organización del trabajo tiende a ser sustituido por un régimen de riesgo que, a través de la flexibilidad laboral, tiende a “desdibujar los límites entre trabajo y no trabajo tanto en la dimensión temporal como en la espacial y contractual; el trabajo retribuido y el paro se extienden y, por tanto, tienen unos contornos cada vez más invisibles socialmente hablando” (Beck, 2000: 86).

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Con base en estos dos procesos (régimen de riesgo laboral y segmentación del empleo), podemos señalar entonces que el componente central y fundamental de la nueva dinámica del proceso de trabajo en las sociedades de la información es la tendencia a la polarización de su estructura social y ocupacional.2 Esta tesis la podemos resumir en la siguiente ecuación: Régimen de riesgo laboral + segmentación del empleo = polarización de la estructura social y ocupacional

Esta polarización de la estructura de ocupaciones, podemos retomarla para el entendimiento del carácter de la migración en la actual era de la globalización. En particular, queremos llamar la atención a cómo el modo de inserción laboral de los inmigrantes ha jugado un rol relevante y fundamental en relación con los cambios que la globalización ha introducido en las formas organizativas del trabajo y las relaciones laborales. Sin entrar en los pormenores de la nueva organización del trabajo, nos centraremos sólo en aquellos aspectos que tengan mayor relevancia con respecto a nuestro tema. Como hemos señalado, una de las características de la nueva estructura ocupacional, resultante del proceso de desregulación y flexibilidad laboral, es la creciente polarización de la estructura ocupacional. Por un lado, asistimos a la expansión de puestos de ejecutivos, profesionales y técnicos caracterizados por basarse en el procesamiento de información, que se convierten en el núcleo y la cúspide de la nueva estructura ocupacional. Pero a la vez, también hay un aumento de las ocupaciones en servicios no calificados que se concentran en los llamados servicios personales. Aunque no podamos desarrollar ahora este punto (para más detalles, véase Sassen, 1998; Piore, 1979; Castles y Miller, 1993; Canales, 2003; entre otros), podemos señalar que se trata de ocupaciones de bajo nivel que, sin embargo, permiten mejorar la calidad de vida de otras personas. En particular, el incremento en el número de este tipo de ocupaciones de servicios no calificados, es el contrapunto necesario a la expansión de las ocupaciones en la cúspide de la estructura ocupacional, los que con su

2.

En el caso del sector servicios, por ejemplo, Sassen señala que “la mayoría de los empleos tienden a ser o extremadamente bien pagados o muy pobremente pagados, con relativamente muy pocos empleos en el rango de ingresos medianos” (Sassen, 1998: 47).

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alto nivel de poder adquisitivo, generan una mayor demanda de trabajo en servicios y personales, no sólo calificados —diseñadores de interiores, veterinarios de mascotas, servicios de comunicaciones y transportes, entre otros—, sino también de servicios personales de baja calificación, como servicios de limpieza y mantenimiento del hogar, jardineros, cuidado de personas dependientes, entre otros. Además de esta demanda creciente de fuerza de trabajo no calificada en los servicios, se produce otro fenómeno que también tiene como protagonista a los migrantes. Nos referimos a las nuevas condiciones de empleo en muchas ramas industriales y la construcción, que surgen como resultado de los procesos de desregulación contractual y flexibilidad laboral. En efecto, la externalización de servicios y de fases de la producción, que bajo la forma de subcontrataciones llevan a cabo las empresas, provoca una precarización creciente de los puestos de trabajo con baja calificación, sin posibilidades de capacitación y que se basan en la realización de tareas simples y repetitivas (Zlolniski, 1994; Fernández-Kelly, 1991; Sassen, 1998; entre otros). Esta estrategia de subcontratación permite a las empresas enfrentar los retos de la competencia global, mejorando sus condiciones de competitividad y productividad. Sin embargo, esta degradación de las condiciones laborales termina expulsando a la mano de obra local de estos puestos de trabajo que han sido flexibilizados y desreglados, siendo reemplazada por fuerza de trabajo migrante, que con base en su condición de vulnerabilidad puede ser contratada bajo peores condiciones laborales, muchas veces sin posibilidades de sindicalizarse, sin contratos, con bajos salarios y con una alta inestabilidad laboral. Ahora bien, en este contexto de segmentación laboral y diferenciación ocupacional, podemos entender el incremento de trabajadores migrantes en empleos precarios y desvalorizados, como limpieza y mantenimiento de edificios, jardineros, lavaplatos, empleados en restaurantes, limpieza de casas, servicio doméstico, y otras ocupaciones similares de baja calificación. A partir de esta segmentación del mercado de trabajo, se cimienta una segmentación más amplia de la población en estratos sociales y culturales diferenciados y desiguales. Si bien los distintos estratos ocupacionales se configuran siguiendo la lógica económica que dicta el mercado a través de los procesos de desregulación y flexibilidad laboral, la composición de cada uno de estos estratos y segmentos ocupacionales no se rige por una lógica estrictamente económica, sino en función de procesos de diferen87

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ciación social extra-económicos, en especial factores de diferenciación cultural, étnica, demográfica, de género, y de condición migratoria (Canales, 2003). Estos factores de diferenciación social constituyen la base de las nuevas fronteras interiores que surgen con el proceso de globalización y que contribuyen a la segmentación de la estructura social en la sociedad contemporánea. Con base en estos factores de diferenciación social y en su inserción desigual en el mercado de trabajo, se configuran grupos de población con niveles distintos de vulnerabilidad social, situación que se agrava por un contexto estructural en el que los mecanismos de negociación política y social que surgieron en la sociedad industrial, y que tomaron forma en el Estado de Bienestar, han dejado de operar para los grupos más vulnerables. Este es el mecanismo por el que en la sociedad global, se crean y recrean minorías sociales y culturales, como la de los inmigrantes, cuya vulnerabilidad construida socialmente se traslada al mercado laboral bajo la forma de una desvalorización de su fuerza de trabajo, lo que implica también una desvalorización de sus condiciones de vida y reproducción social. Sin embargo, aunque se trata de trabajadores socialmente vulnerables, no por ello dejan de estar insertos en sectores económicos altamente modernizados y globalizados. En este marco la tesis que sostenemos es que la pobreza y precariedad de estos trabajadores no son el resultado de su exclusión del mercado de trabajo, sino que al contrario, son la forma en que ellos se integran en el mundo laboral. En el actual marco de desregulación económica y flexibilidad laboral, la modernización genera y reproduce sus propias formas de pobreza y precariedad, y donde la condición de vulnerabilidad social de los individuos, su condición de minoría social, demográfica y cultural construida con base en sus condiciones de género, etnia, migración, deja de ser el factor de riesgo que los expone a una posible exclusión económica, para convertirse en la condición necesaria para su inclusión. Si bien los distintos segmentos o estancos ocupacionales se configuran con una lógica económica dictada por el proceso de desregulación contractual y flexibilización laboral, quienes conforman cada uno de estos segmentos no lo hacen con esa lógica, sino en función de procesos de diferenciación cultural, étnica, demográfica, de género, y de condición migratoria, entre otras. En consecuencia, podemos ilustrar nuestra visión de la migración en la era de la globalización con la siguiente ecuación: 88

Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos Segmentación laboral + diferenciación étnica-migratoria = vulnerabilidad social de los migrantes

Los niveles y tendencias de la migración latinoamericana a Estados Unidos Un primer aspecto que destaca es el gran crecimiento absoluto y relativo de la migración latinoamericana a Estados Unidos, especialmente a partir de 1980. En efecto, en los años sesenta el flujo migratorio neto fue de 800 mil personas, el cual se incrementó a 2.2 millones en los setenta. Asimismo, en los ochenta ascendió a más de 3.6 millones y alcanza su máximo en los noventa, donde se registra un flujo neto de más de 8 millones de migrantes latinoamericanos. Esta tendencia creciente en la migración latinoamericana, la convierte actualmente en la principal región de origen de los inmigrantes en Estados Unidos. En efecto, si en 1960 los latinoamericanos representaban menos de 20% del total de inmigrantes en Estados Unidos, en 2002 representaron prácticamente 50% del total de inmigrantes. Esto es, uno de cada dos inmigrantes en Estados Unidos proviene de algún país latinoamericano. Este gran crecimiento de la inmigración latinoamericana ya se refleja en la composición étnica de la población de Estados Unidos. En efecto, en 1960 los latinoamericanos representaban menos de 0.5% de la población norteamericana. En 2002, en cambio, representaron más de 6% de dicha población, a los cuales habría que agregar otro 4.3%, que corresponde a la población nacida en Estados Unidos, pero descendiente de padre o madre latinoamericana. De esta forma, actualmente en Estados Unidos una de cada diez personas es de origen latinoamericano, lo cual las constituye, junto con la población afroamericana, en una de las dos principales minorías étnicas en dicho país (véase cuadro 1). Desde siempre, México es el país latinoamericano que más inmigrantes aporta, aunque ha habido algunas modificaciones regionales en los últimos 45 años. En 1960, por ejemplo, 73% de los inmigrantes latinoamericanos residentes en Estados Unidos, provenía de México, mientras que el otro 27% se distribuía en formas más o menos iguales, entre las otras tres regiones: el Caribe, Centroamérica y Sudamérica. Para 1970, en cambio, se da una primera modificación como resultado del flujo migra89

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CUADRO 1 Estados Unidos, 1960-2002 Población Total e Inmigrantes por región de origen

Población Total No Inmigrantes Total Inmigrantes América Latina Otros Países

1960 180,671,158 ND ND 792,884 ND

1970 203,235,298 193,615,996 9,619,302 1,636,159 7,983,143

1980 226,545,805 212,465,705 14,080,100 3,942,354 10,137,746

1990 248,709,873 228,942,557 19,767,316 7,694,541 12,072,775

2002 282,081,971 249,017,141 34,443,112 17,359,799 17,083,312

Fuente: 1960, Pellegrino, 2003; 1970-1990, IMILA; 2002, CPS 2002,

torio proveniente de Cuba. De hecho, el Caribe pasa de aportar 12% de la migración latinoamericana en 1970 a 32% en 1970. A partir de entonces, la tendencia apunta a una reducción de la migración cubana, y a un incremento de la migración mexicana y centroamericana. En efecto, mientras que en 1960 América Central aportó sólo 6% de los emigrantes latinoamericanos a Estados Unidos, en 1990 contribuyó con 14% de ellos. Asimismo, México gradualmente tiende a recuperar su gran primacía, pasando de 47% en 1970 a 63% en el 2002. GRÁFICA 1 Población nacida en América Latina residente en Estados Unidos, por Región de Origen

1960

México 73%

El Caribe 12% Am. Central 6% América del Sur 9%

1970

1980

México 47%

Am. Central 7% América del Sur 14%

2002

Am. Central 14%

México 57%

Fuentes: 1960: A. Pellegrino, 2003. 1970-1990: IMILA

México 56%

México 63% América del Sur 12%

Am. Central 12%

América del Sur 11%

Fuentes: 1960: A. Pellegrino, 2003. 1970-1990: IMILA, 2002, CPS 2002.

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Am. Central 9%

América del Sur El Caribe 14%

El Caribe 17%

1990

El Caribe 22%

El Caribe 32%

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Al interior de cada región también se dan tendencias diferentes. Así por ejemplo, en América Central destaca el gran crecimiento de la migración salvadoreña, la que pasa de aportar 14% de la emigración centroamericana en 1960, a contribuir con 46% en el 2002. Asimismo, en los tres países del Caribe destaca el crecimiento de la emigración haitiana y dominicana, especialmente a partir de 1980. Si en los años sesenta y setenta estos dos países aportaban menos de 20% de la emigración, en 1980 ya contribuyen con 30%, cifra que se eleva a 57% en el 2002. Por último, en América del Sur también se da un importante cambio en la composición de la emigración a Estados Unidos. En 1960 Argentina y Brasil aportaban 40% de los emigrantes sudamericanos. Hoy en día, estos dos países contribuyen con sólo 10%. Por el contrario, Colombia y Ecuador que en 1960 contribuían con 27% de la emigración sudamericana, en el 2002 contribuyeron con más de 46% de ella. Por países, la emigración presenta no sólo tendencias, sino también niveles diferentes. En concreto, podemos identificar tres patrones o categorías de países con relación al nivel y tendencia de sus tasas de emigración a Estados Unidos. 1. Por un lado, están los países de alta emigración —México, El Salvador y los tres países del Caribe: Cuba, República Dominicana y Haití—. En estos tres casos, la tasa de migración es creciente y supera 6%. El caso extremo es El salvador, en donde actualmente 13% de su población reside en Estados Unidos. Asimismo, en el caso de México observamos que prácticamente 9.6% de su población reside en Estados Unidos. 2. Un segundo grupo lo conforman los demás países centroamericanos, junto con Ecuador, Colombia y Uruguay. En este caso, no todos los países muestran una tendencia creciente, aunque en todos la tasa de emigración es igual o superior a 2.5%, con excepción de Costa Rica, Colombia y Uruguay, donde es de 1.2% a 1.6%. 3. Por último, en los demás países de América del Sur las tasas de emigración son más reducidas. Destacan los casos de Perú y Bolivia con mayores tasas de emigración, aunque por debajo de 1%. En los demás países, la emigración involucra a menos de 0.4% de su población.

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GRÁFICA 2 Tasas de emigración a Estados Unidos, por regiones y países de origen (1960-2002) 14%

SAL

1,0%

5% HON

12% 10% 8% 6%

MEX

4%

NIC

PERU

0,8%

BOL

GUAT CUBA 3%

ECU

R.D.

0,6% CHI

PAN HAITI 2%

C.R. URU

4%

COL

1%

0,4%

VEN ARG

0,2%

2%

PAR

1960 1970 1980 1990 2002

BRA

0,0%

0%

0%

1960 1970 1980 1990 2002

1960 1970 1980 1990 2002

Fuentes: 1960: A. Pellegrino, 2003. 1970-1990: IMILA, CELADE. 2002, CPS 2002.

El destino de la migración latinoamericana en Estados Unidos La migración de origen latinoamericano suele concentrarse en determinados estados y ciudades de la Unión Americana. De hecho, 67.9% de los inmigrantes latinoamericanos reside en cuatro estados: California (30.5%), Florida (13%), Texas (13%) y Nueva York (11.3%). En esos estados, además, los inmigrantes latinoamericanos representan entre 10% (Nueva York) y 15% (California) de la población de esos estados, a los que habría que agregar a sus descendientes directos, quienes representan entre 6% (Nueva York) y 13% (California) de la población de dichos estados. Por el contrario, en más de la mitad de los estados que conforman la Unión Americana reside menos de 6% de los inmigrantes latinoamericanos, los que a su vez, representan menos de 2% de la población en dichos estados. Se trata principalmente de estados de la región del Oeste medio (Midwest) y de la región central sureste (East South Central) como Tennessee, Iowa, Nebraska, Wisconsin, Minnesota, Dakota del Norte y del Sur, Missouri, Ohio, Mississippi, Alabama, Kentucky, Michigan e Indiana, entre otros.

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

MAPA 1 Tasas de inmigración latinoamericana por estado (2002)

0-2% 2-4% 4-7.5% 7.5-12% 12-16% Fuente: elaboración propia con base en CPS 2002.

Esta distribución de la inmigración latinoamericana en Estados Unidos, está, sin embargo, muy condicionada por las rutas migratorias de los países con mayor emigración, como México, Cuba y El Salvador. Si consideramos los principales destinos según la región de origen en América Latina, podemos identificar dos grandes patrones migratorios, con sus respectivas variaciones para cada país. Por un lado, el patrón migratorio de México y de los países centroamericanos, y, por el otro, el de los países del Caribe y de América del Sur. 1. En el primer caso, California es, sin duda, el principal destino de la emigración mexicana y centroamericana. Por un lado, en el caso de México, y muy probablemente debido a su condición limítrofe, gran parte de la emigración se dirige a los estados fronterizos y del suroeste americano. En particular, California recibe 43% de los migrantes mexicanos, a la vez que Texas recibe otro 20% de ellos. Asimismo, aunque la emigración mexicana a estados como Illinois y Florida es de considerable magnitud —superior a las 250 mil personas en cada caso—, en términos relativos no lo es tanto, pues representan menos 5% y 4% de la emigración mexicana, respectivamente.

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Por su parte, en el caso de los países centroamericanos identificamos dos variantes en este gran patrón migratorio. Por un lado, El Salvador y Guatemala, donde más de 45% de la emigración se dirige a California, y por otro lado Honduras y Nicaragua, donde la migración se distribuye entre Florida (32%) y California (25%). En el caso de El Salvador, además, cabe resaltar el flujo migratorio hacia los estados de la costa atlántica de la Unión Americana, especialmente hacia New Hampshire, Massachusetts y Maryland. Principales rutas migratorias de México a Estados Unidos

Volumen de flujo migratorio 4,206,193 2,005,301 de 250,000 a 600,000 de 100,000 a 250,000

Fuente: Elaboración propia con base en CPS 2002.

Principales rutas migratorias de Centroamérica a Estados Unidos

Volumen de flujo migratorio 386,964 189,967 49,437 a 100,000

Fuente: Elaboración propia con base en CPS 2002.

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

2. En el caso de los países de El Caribe y América del Sur, en cambio, los migrantes se dirigen principalmente a los estados de la costa atlántica, especialmente Florida y Nueva York. En el caso de los países del Caribe, se da una situación peculiar. Por un lado, 73% de los cubanos reside en la Florida, mientras que por el contrario, 73% de los dominicanos reside en la región Nueva York-Nueva Jersey. Los haitianos, por su parte, se distribuyen en partes más o menos iguales entre ambas regiones. Por su parte, entre los migrantes sudamericanos se da una mayor variabilidad, aunque en general suelen dirigirse hacia los estados de la costa atlántica. En particular, los casos más importantes y que muestran los patrones más extremos, son Ecuador y Colombia. Los migrantes ecuatorianos estos siguen un patrón similar al de los dominicanos, de tal forma que casi 70% de ellos se dirige a la región de Nueva York-Nueva Jersey. Por su parte, los migrantes colombianos siguen un patrón similar al de los haitianos, pues se dirigen tanto a Florida (38%) como a la región de Nueva York-Nueva Jersey (33%). Principales rutas migratorias de el Caribe a Estados Unidos

Volumen de flujo migratorio de 250,000 a 700,000 de 100,000 a 250,000 de 50,000 a 100,000

Fuente: Elaboración propia con base en CPS 2002.

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Principales rutas migratorias de Sudamérica a Estados Unidos Volumen de flujo migratorio de 150,000 a 211,199 de 74,295 a 150,000 de 35,000 a 55,000

Fuente: Elaboración propia con base en CPS 2002.

El perfil sociodemográfico de los migrantes latinoamericanos El perfil sociodemográfico de los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos, también muestra una relativa diversidad y heterogeneidad, según la región y país de origen. Por un lado, se trata de una emigración masculina, de baja escolaridad; en otros hay una alta proporción de población de la tercera edad, lo que indica que se trata de una migración que se renueva muy lentamente; y en otros casos hay una alta proporción de migrantes con alta escolaridad. En esta sección presentamos una breve caracterización sociodemográfica de los inmigrantes latinoamericanos, considerando tres aspectos: el índice de masculinidad, la edad y el nivel de escolaridad. Índice de masculinidad En relación con el índice de masculinidad, los migrantes latinoamericanos muestran una alta diversidad en función de su país de origen. Al respecto, podemos identificar cuatro grandes patrones, considerando tanto el nivel absoluto como sus variaciones en las últimas dos décadas. En primer lugar, considerando el nivel actual en la relación de masculinidad de la migración, podemos identificar cuatro grandes grupos de países: 96

Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

1. Por un lado, destacan los países de Bolivia, México y Guatemala, los que representan los casos de mayor migración masculina con un índice de masculinidad de más de 125 hombres por cada 100 mujeres. 2. Por otro lado, identificamos un grupo de 6 países en los que actualmente hay una leve primacía masculina, con índices de masculinidad que fluctúan entre 107 y 111 hombres por cada 100 mujeres, esto es, que los hombres representan entre 52% y 53% de los migrantes. En este grupo están Brasil, El Salvador, Ecuador, Haití, Nicaragua y Honduras. 3. Asimismo, en el caso de Uruguay, Cuba y Argentina hay prácticamente un equilibrio en la composición por sexo de la migración. En estos tres casos los hombres representan entre 49% y 50% de la migración, lo que se refleja en un índice de masculinidad que fluctúa entre 96 y 100 hombres por cada 100 mujeres. 4. Por último, están los países de mayor migración femenina. Tal es el caso de Chile, Costa Rica, Panamá, Colombia, Perú y República Dominicana. En estos 6 países los hombres representan menos de 46% de los migrantes, lo que arroja índices de masculinidad inferiores a 86 hombres por cada 100 mujeres. En este grupo destaca el caso de los dominicanos porque las mujeres representan casi 60% del total de los migrantes. GRÁFICA 3 Relación de Masculinidad de Inmigrantes Latinoamericanos, según país de origen. 2002 Rep. Domin. Peru Colombia Panama Costa Rica Chile Cuba Argentina Uruguay Honduras Nicaragua Venezuela Haiti Ecuador El Salvador Brasil Guatemala Mexico Bolivia

Fuente: Elaboración propia con base en CPS 2002.

97

Alejandro I. Canales

En segundo lugar, al considerar la evolución de la migración en las últimas dos décadas, observamos un hecho muy peculiar. En 1980 en todos los países, a excepción de México, se trataba en general de una migración femenina. En algunos casos, incluso, las mujeres representaban más de 58% de los migrantes. Tal es el caso de Panamá, Nicaragua, Costa Rica y Honduras, países en los que el índice de masculinidad era inferior a los 75 hombres por cada 100 mujeres. A partir de ese año podemos identificar dos grandes patrones migratorios. Por un lado, países que muestran una tendencia hacia la masculinización de su emigración, y por otro lado países que muestran la tendencia opuesta, esto es, hacia una feminización aún mayor de la que ya prevalecía en 1980. En el primer caso identificamos dos variantes. Primero, hay países en los que la tendencia hacia la masculinización es tan fuerte que logra revertir la primacía femenina existente en 1980. Tal es el caso de Bolivia, Guatemala, Brasil El Salvador, Ecuador, Haití, Nicaragua y Honduras. En todos estos casos se pasa de una migración predominantemente femenina en 1980, a una migración predominantemente masculina en 2002. Al respecto, destaca el caso de Bolivia, que actualmente muestra el patrón migratorio más masculinizado en toda la región. Por otro lado, en países como Cuba, Costa Rica y Panamá esta tendencia de masculinización de la migración es, sin embargo, mucho más débil, de tal modo que aún en 2002 se da una mayor presencia de migrantes mujeres, aunque menos predominante que en 1980. Por el contrario, hay un grupo de cuatro países —Chile, Perú, Colombia y República Dominicana— en los que se da la tendencia opuesta, esto es, hacia una aún mayor feminización de su migración. El caso extremo es el de República Dominicana, en donde la relación de masculinidad cae de un nivel de 80 hombres por 100 mujeres en 1980, a sólo 68 hombres por 100 mujeres en 2002 (véase gráfica 4). Cabe señalar dos excepciones a estos patrones migratorios. Por un lado, los migrantes de origen uruguayo y argentino muestran un comportamiento peculiar. En ambos casos, las variaciones en la relación de masculinidad son prácticamente insignificantes, de tal modo que se mantiene el equilibrio en cuanto a la composición por sexo de su migración. Por otro lado, destaca el caso de México, el cual es el único país en toda la región que desde siempre ha mostrado una mayor migración masculina, situación que se ha acentuado en las últimas dos décadas, ya que pasó de 98

Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

GRÁFICA 4 Tendencia en la Relación de Masculinidad, según países de origen. 1980-2002 110

130

140

MEX

BOL

BRA ECU NIC HON

100

URU

100

GUA

120

SAL HAI VEN

110

ARG

90 CHI

CUB

PER

80

COL

90 PAN

80

CRC

70 DOM

SAL

70

60 1980

1990

2002

60 1980

1990

2002

1980

1990

2002

Fuente: Cálculos propios con base en datos de IMILA y CPS, 2002.

un índice de masculinidad de 111 hombres por cada 100 mujeres en 1980, a casi 125 en 2002. Considerando lo anterior, podemos afirmar que a excepción de los casos de Argentina y Uruguay, el perfil sociodemográfico de la migración latinoamericana muestra una gran dinámica que se manifiesta en cambios significativos en su composición por sexo. Al respecto, destaca el hecho que de ser una emigración preferentemente femenina en 1980, se haya pasado a una situación más heterogénea en 2002, de tal forma que actualmente podemos identificar países en los que prevalece una migración masculina, a la vez que en otros países se ha acentuado el predominio de una migración femenina. Edad Similar diversidad y heterogeneidad se presenta con relación a la estructura etárea de los inmigrantes latinoamericanos. En efecto, si consideramos que en prácticamente todos los casos se trata de una migración laboral, es entendible la gran ausencia de menores de 15 años. Las dos únicas excepciones son Venezuela y Bolivia, países en los que se da una mayor proporción de migración infantil. En ambos casos la proporción de menores de 15 años es cercana a 15%. En todos los demás países, los niños representan menos de 10% de los migrantes, y en algunos casos, 99

Alejandro I. Canales

incluso representan menos de 5% —Ecuador, Cuba, Haití, El Salvador y Guatemala—. En este sentido, podemos identificar tres grandes patrones etáreos en la migración latinoamericana: 1. Por un lado, un patrón migratorio esencialmente laboral. En este tipo se incluyen los migrantes provenientes de México, Honduras, Guatemala, El Salvador, Bolivia y Brasil. En todos estos casos los migrantes jóvenes en edades laborales (15 a 39 años) representan más de 56% de la migración de dichos países, alcanzando en algunos casos 66% (Honduras y Guatemala). Se trata además de una migración laboral que se renueva constantemente, constituyendo un flujo migratorio recurrente y que se ha mantenido por muchas décadas. Esto explicaría la reducida presencia de menores de 15 años —a excepción de Bolivia— y de adultos mayores de 60 años. 2. Por otro lado, identificamos un patrón de envejecimiento de los inmigrantes, debido muy probablemente a su menor dinamismo y lenta renovación. Es el caso especialmente de la migración cubana, en tanto casi 44% de los migrantes son mayores de 60 años, y que muy probablemente emigraron de Cuba en la década de los años sesenta. Si bien en los años noventa ha habido un proceso de reimpulso al flujo migratorio cubano, éste no se dio en la magnitud y dimensiones necesarias para modificar la estructura etárea de la inmigración cubana ya establecida en Estados Unidos. En similar situación, aunque con menores niveles de envejecimiento, se encuentra la inmigración proveniente de Chile, Uruguay, Argentina y Panamá. En todos estos casos, los adultos mayores representan más de 17% de los inmigrantes de dichos países, cifra que supera ampliamente el promedio regional, e incluso está por encima del promedio en Estados Unidos. 3. Finalmente, identificamos un patrón intermedio entre estos dos extremos. Corresponde a la migración proveniente de República Dominicana, Nicaragua, Perú, Ecuador, Colombia, Haití y Costa Rica. En todos estos casos, la proporción de migrantes mayores de 60 años es superior a la que prevalece en el caso de los países de emigración laboral, pero inferior a la que prevalece en los países con migración envejecida. Asimismo, en todos estos casos la proporción de migrantes en edades laborales jóvenes (15 a 39 años) es significativamente inferior a la que prevalece en los países de migración laboral, pero también es sustancialmente superior a la que prevalece en los países del segundo grupo de migración envejecida. 100

Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

GRÁFICA 5 Inmigrantes de origen latinoamericano por grandes grupos de edad y país de origen

0-14

75%

CUB CHI ARG HAI COL URU CRC DOM PAN VEN ECU PER NIC SAL BRA GUA MEX BOL HON

15-39

50%

25%

40-59

0%

60 +

25%

50%

75%

Fuente: Elaboración propia con base en CPS 2002.

Escolaridad La escolaridad es otro aspecto que permite distinguir distintos perfiles entre los inmigrantes latinoamericanos, y que dan cuenta de la presencia de diferentes patrones migratorios. En concreto, podemos afirmar que la imagen de que los inmigrantes latinoamericanos son de baja escolaridad y bajo perfil educativo es en realidad falaz. Lo que realmente sucede es que existe una amplia heterogeneidad en los niveles de escolaridad, dependiendo del país de origen de la inmigración. De hecho, podemos agrupar los inmigrantes en tres grandes categorías. Aquéllos con altos niveles de escolaridad, aquéllos de baja escolaridad, y los que se sitúan en niveles intermedios. 1. En el primer caso identificamos a los migrantes provenientes de Venezuela, Brasil, Argentina, Panamá, Perú, Chile y Bolivia. En todos estos casos, los inmigrantes con nivel de licenciatura completa o incluso posgrados, representan más de 30% de los migrantes mayores de 15 años; los venezolanos son el grupo más importante porque este grupo representa más de 43% del total de los inmigrantes venezolanos. Como se observa, se trata de una población inmigrante con alta escolaridad que es incluso superior al promedio de la población norteamericana. 101

Alejandro I. Canales

2. En el caso opuesto, esto es, de inmigrantes con muy baja escolaridad, ubicamos a aquéllos provenientes de México, El Salvador, Honduras, Guatemala y República Dominicana. En todos estos casos, la proporción de inmigrantes que no han concluido el nivel de preparatoria (nivel medio o High School) representa más de 50% de los inmigrantes mayores de 15 años, proporción que es muy superior no sólo respecto al que prevalece entre la población norteamericana, sino además al que presentan los demás países latinoamericanos. Asimismo, la proporción de inmigrantes de estos países con nivel de licenciatura o más no llega, en el mejor de los casos, a 10% del total de inmigrantes mayores de 15 años, cifra muy inferior al de otros países latinoamericanos y al de la población norteamericana. 3. Finalmente, habría un tercer grupo de inmigrantes con un nivel de escolaridad intermedio, y más cercano al que prevalece entre la población norteamericana. Se trata de los inmigrantes provenientes de Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Uruguay, Cuba, Ecuador y Haití. En particular, los inmigrantes colombianos muestran un nivel de escolaridad que es prácticamente igual al de la población norteamericana, mientras que los demás inmigrantes de este grupo muestran un nivel escolar levemente inferior a ese promedio, pero superior al de los inmigrantes del segundo grupo. GRÁFICA 6 Inmigrantes latinoamericanos mayores de 15 años, según nivel de escolaridad y país de origen SAL MEX HON DOM GUA HAI ECU CUB URU NIC CRC COL Estados Unidos BOL CHI PER PAN ARG BRA VEN

0%

20%

Menos de High School

40%

60%

High School o Superior Incompleta

Fuente: Elaboración propia con base en CPS 2002.

102

80%

100% Licenciatura o más

Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

El perfil socioeconómico de los inmigrantes latinoamericanos Aunque, como hemos señalado, existe una amplia diversidad, especialmente en términos de escolaridad, edad y composición por sexo, en general los inmigrantes latinoamericanos enfrentan similares condiciones laborales enmarcadas en contextos de vulnerabilidad y exclusión social. Al respecto, el análisis del perfil socioeconómico nos permitirá ilustrar la precariedad de las condiciones de vida y laborales que afectan a gran parte de la inmigración latinoamericana. Para ello, a continuación presentamos información estadística sobre la inserción laboral y nivel de ingreso de los inmigrantes latinoamericanos, que en gran medida describen estas condiciones de adversidad y precariedad. Ocupación Como hemos señalado en la primera sección, la migración latinoamericana en las últimas décadas, está directamente vinculada con los cambios en la dinámica y estructura del empleo y las ocupaciones, derivadas del proceso de globalización. Al respecto, un primer aspecto que permite ilustrar esta tesis es el carácter esencialmente laboral de la emigración latinoamericana, que se manifiesta, entre otras cosas, en el nivel de participación de los migrantes en la actividad económica. En efecto, en el caso de los hombres, por ejemplo, los inmigrantes latinoamericanos muestran sistemáticamente, una tasa de participación económica superior al de la población norteamericana. Las únicas dos excepciones son los migrantes cubanos y uruguayos, y que muy probablemente se deba a que se trata de una inmigración envejecida, con una importante proporción de inmigrantes mayores de 65 años. Cabe señalar que esta mayor tasa de actividad de los inmigrantes, se da incluso a pesar de las marcadas diferencias en los niveles de escolaridad que ya hemos documentado. En otras palabras, tanto los inmigrantes con altos niveles de escolaridad, como los de bajo nivel de escolaridad, muestran un alto nivel de participación en la actividad económica. Los inmigrantes panameños y ecuatorianos nos permiten ilustrar esta aseveración. En ambos casos, la tasa de actividad económica de los inmigrantes hombres es superior a 93%, aún cuando corresponden a migrantes con opuestos niveles de escolaridad. En el caso de la participación económica de las mujeres, la situación es algo compleja. Si bien en muchos casos las mujeres migrantes muestran 103

Alejandro I. Canales

menores tasas de actividad económica que las mujeres norteamericanas, tienen, sin embargo, un nivel de participación en la actividad económica que es muy superior a la que prevalece entre las mujeres de sus países de origen. Tal es el caso, por ejemplo, de las migrantes mexicanas. En México, la tasa de participación económica de las mujeres es inferior a 40%, mientras que entre las migrantes mexicanas es superior a 50%, ubicándose más próxima a la tasa de participación de las mujeres norteamericanas. GRÁFICA 7 Tasas de Participación Económica, según país de origen y sexo (2002) CUB URU DOM ARG

Mujeres

Hombres

Estados Unidos COL HON VEN BRA PER CRC NIC HAI CHI MEX SAL BOL GUA ECU PAN 100%

75%

50%

25%

0%

25%

50%

75%

100%

Fuente: Elaboración propia con base en CPS 2002.

De esta forma, podemos afirmar que los factores laborales motivan la inmigración latinoamericana. Por lo mismo, está expuesta a las condiciones de vulnerabilidad y precariedad que caracterizan a las transformaciones en el mercado de trabajo norteamericano, mismas que surgen de los procesos de globalización y flexibilidad laboral, y que se manifiestan en la segmentación y polarización de las ocupaciones y de la estructura del empleo. En efecto, en todos los casos la proporción de inmigrantes ocupados en puestos no calificados supera al promedio de la población ocupada en Estados Unidos, con la única excepción de los inmigrantes panameños. El caso extremo es el de los inmigrantes mexicanos, en tanto más de la mitad 104

Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

se emplean en ocupaciones precarias y no calificadas. Similar situación afecta a más de 45% de los inmigrantes de El Salvador, Honduras, Guatemala y Ecuador, que está ocupado en empleos no calificados. Asimismo, lo opuesto sucede en el otro extremo de la estructura ocupacional. En efecto, sólo en los casos de los inmigrantes de Chile, Argentina y Panamá, la proporción que está en puestos de alto nivel de calificación (profesionales y directivos de empresas) es superior al promedio de la población norteamericana. El caso de México nuevamente es paradigmático. Menos de 6% de los inmigrantes mexicanos está en puestos profesionales y directivos, cifra que es casi 6 veces inferior a la que prevalece entre la población nacida en Estados Unidos. Asimismo, aunque a niveles algo menos dramáticos, esta situación se repite en la inmigración proveniente de casi todos los países latinoamericanos. GRÁFICA 8 Población Ocupada, según Calificación en la Ocupación y País de Origen No Calificados

Semi Calific. Técn.y Administ. Profesional y Directivos

PAN CHI VEN Estados Unidos BOL PER ARG NIC CUB HAI CRC COL DOM BRA URU ECU GUA HON SAL MEX

100%

80%

60%

40%

20%

0%

20%

40%

60%

80%

100%

Fuente: Elaboración propia con base en CPS 2002.

En síntesis, los inmigrantes latinoamericanos tienden a estar empleados en aquellas ocupaciones de menor calificación, que por lo mismo son las más precarias, desreguladas e inestables. Puede pensarse que esta segregación ocupacional se debe a que, en general, los inmigrantes latinoamericanos tienen menor nivel de preparación y formación profesional, y 105

Alejandro I. Canales

no tanto a su condición migratoria. Sin embargo, los datos son elocuentes y refutan esta posible hipótesis. En efecto, al comparar la estructura ocupacional de los inmigrantes latinoamericanos respecto a la población nacida en Estados Unidos, incluyendo el nivel escolar de la población ocupada, encontramos que entre los de alta y baja escolaridad se reproduce la tendencia ya señalada, o sea, que los inmigrantes latinoamericanos están empleados predominantemente en puestos de menor calificación. Como se ilustra en la siguiente gráfica, en casi todos los casos de la población con baja escolaridad (sin High School completa), la proporción de inmigrantes latinoamericanos empleados en puestos de muy baja calificación es significativamente superior a la que prevalece en la población no migrante con igual nivel de escolaridad. Por el contrario, en el caso de la población con alta escolaridad (universitaria completa o más), se da la situación opuesta, esto es, la proporción de inmigrantes latinoamericanos empleados en puestos con calificación acorde a su nivel escolar, es significativamente inferior al promedio norteamericano, con similar nivel y formación profesional. GRÁFICA 9 Población ocupada según nivel de escolaridad y calificación en la ocupación, por país de origen Población con baja escolaridad (sin High School ) Otros Trabajos

Población con alta escolaridad (Universitaria o más)

Muy Baja Calificación Muy Alta Calificación

Otros Trabajos

VEN URU PER ECU COL CHI BRA BOL ARG HAI DOM CUB PAN NIC HON GUA SAL CRC MEX

100% 80%

60%

40%

20%

0%

20%

Fuente: Elaboración propia con base en CPS 2002.

106

40%

60%

80% 100%

Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

Ingresos Esta segregación ocupacional se manifiesta, entre otras cosas, en los ingresos que percibe la población latinoamericana en Estados Unidos. En efecto, el ingreso anual que en promedio perciben los inmigrantes latinoamericanos mayores de 15 años es de 21.3 mil dólares, cifra que es 35% inferior al promedio que percibe la población nacida en Estados Unidos. Asimismo, al desagregar esta relación por país de origen, se observa que sólo los inmigrantes panameños y nicaragüenses perciben un ingreso superior al promedio norteamericano. En todos los demás casos, el ingreso promedio es inferior. Destacan los casos de los inmigrantes provenientes de Honduras, República Dominicana, Guatemala, México, El Salvador y Cuba, quienes perciben in ingreso que es más de 40% inferior al promedio norteamericano. Asimismo, en el caso de los inmigrantes de Costa Rica, Haití, Ecuador, Perú, Uruguay y Bolivia, el ingreso promedio de los inmigrantes es entre 20% y 25% inferior al promedio de la población norteamericana. GRÁFICA 10 Ingreso anual promedio de población perceptora de ingresos, por país de origen de los inmigrantes 40,000 35,000

USA

30,000 25,000 20,000 15,000 10,000 5,000 0 PAN NIC VEN COL CHI ARG BRA BOL URU PER ECU HAI CRC CUB SAL MEX GUA DOM HON

Fuente: Elaboración propia con base en CPS 2002.

Ahora bien, resulta relevante enfatizar que esta diferencia se reproduce, con algunas excepciones, para cada estrato ocupacional, lo cual refleja 107

Alejandro I. Canales

que se trata efectivamente, de un fenómeno de segregación laboral en contra de la inmigración latinoamericana. En efecto, sólo en el caso de las personas empleadas como técnicos, por un lado, y en la preparación de alimentos, por el otro, los inmigrantes latinoamericanos perciben en promedio un ingreso superior al de la población norteamericana. En todos los demás casos, sin embargo, se mantiene la segregación en contra de los inmigrantes latinoamericanos. Cabe señalar además que esta segregación se da tanto en los empleos de muy alta calificación (ejecutivos y directivos) como en los menos calificados (trabajadores manuales y jornaleros agrícolas). Asimismo, el mayor grado de segregación se da en el caso de los empleados en labores de supervisión y servicios de ventas, y entre los trabajadores manuales calificados, en tanto el ingreso anual promedio de los inmigrantes latinoamericanos es, respectivamente, 39.6% y 33.6% inferior al de la población norteamericana empleada en las mismas ocupaciones. De igual manera, en estos dos grupos de ocupación se emplea 20% de los trabajadores inmigrantes latinoamericanos. CUADRO 2 Ingreso Anual Promedio según condición migratoria y grupos de ocupación (dólares a precios de 2002) Grupos de Ocupación Directivos y Ejecutivos Profesionales Técnicos Supervisores y Servs. Ventas Oficios Calificados de la Construcción Servicios de Protección Apoyo Administrativo Trabajador Manual Calificado Transporte de materiales Servicios Personales Preparación Alimentos Trabajador Manual No Calificado Ayudante y otros no Calificados Jornalero Agrícola

Norteamericanos Inmigrantes no Inmigrantes Latinoamericanos 63,291 46,617 55,022 52,629 39,773 43,370 41,385 25,017 35,688 26,235 37,970 25,598 27,341 24,432 36,466 24,196 32,973 26,696 19,348 16,309 13,093 16,282 28,033 20,485 20,088 18,593 20,627 16,053

Fuente: Cálculos propios con base en CPS 2002.

108

Diferencia Porcentual -26.30% -4.40% 9.00% -39.60% -26.50% -32.60% -10.60% -33.60% -19.00% -15.70% 24.40% -26.90% -7.40% -22.20%

Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

Si bien los datos anteriores corresponden a promedios agregados, al desagregar la diferencia en los ingresos por país de origen de los inmigrantes, se observa que esta situación de segregación laboral es común a casi todos los inmigrantes latinoamericanos, aunque en unos casos es de mayor gravedad. Tal es el caso de lo inmigrantes mexicanos y centroamericanos, quienes no sólo están expuestos a una situación de segregación en casi todos los estratos ocupacionales, sino además son los que perciben un menor nivel de ingresos, incluso con relación a los demás inmigrantes latinoamericanos. Por su parte, en el caso de los inmigrantes del Caribe la mayor segregación se da en las ocupaciones de alta calificación, pero se reduce hasta casi anularse en el caso de las ocupaciones de más baja calificación. Finalmente, en el caso de los inmigrantes sudamericanos la situación es más diversa y heterogénea. Así por ejemplo, en el caso de los inmigrantes colombianos y, en menor medida los ecuatorianos, prácticamente no se observa una diferencia de ingresos respecto al promedio norteamericano, en ninguno de los estratos ocupacionales. En situación opuesta se encuentran los inmigrantes chilenos, quienes perciben un ingreso menor al promedio norteamericano en todos los estratos ocupacionales. Por último, en el caso de los demás países se da una situación intermedia, puesto que en general perciben un ingreso menor que el promedio de los norteamericanos, pero no en todos los estratos ocupacionales (véase gráfica 11). Esta situación de segregación laboral se refleja directamente en las condiciones de vida de la población de origen latinoamericano en Estados Unidos. En efecto, mientras que entre los inmigrantes latinoamericanos perceptores de ingresos, 15% de ellos tiene ingresos que se ubica por debajo de la línea de la pobreza, a la vez que en otro 16% su ingreso es menor a 1.5 veces la línea de pobreza, entre la población norteamericana sólo 7.6% y 7.4% se ubica en tales estratos de ingresos, respectivamente. Esto es, entre los inmigrantes latinoamericanos la incidencia de la pobreza es más de dos veces superior al promedio de los estadounidenses. Esta situación se reproduce con algunas pequeñas variantes en los inmigrantes de todos los países latinoamericanos. En el caso de los inmigrantes bolivianos y costarricenses, si bien la proporción que se ubica por debajo de la línea de pobreza es menor, en ambos casos la proporción de inmigrantes que se ubican por debajo de 1.5 veces la línea de pobreza es significativamente superior al promedio norteamericano. Una situación similar ocurre en el caso de los inmigrantes de Nicaragua, Chile, Perú, Ecuador, Venezuela y Haití. En todos estos países, si 109

Alejandro I. Canales

GRÁFICA 11 Ingreso promedio de inmigrantes latinoamericanos como proporción del ingreso promedio en Estados Unidos, según tipo de ocupación y país de origen Ocupaciones de Alto Nivel de Calificación

150% 100% 50% 0%

MEX CRC SAL GUA HON NIC PAN CUB DOM HAI ARG BOL BRA CHI COL ECU PER URU VEN 150%

Ocupaciones de Nivel Medio de Calificación

100% 50% 0% MEX CRC SAL GUA HON NIC PAN CUB DOM HAI ARG BOL BRA CHI COL ECU PER URU VEN 150%

Ocupaciones de Bajo Nivel de Calificación

100% 50% 0% MEX CRC SAL GUA HON NIC PAN CUB DOM HAI ARG BOL BRA CHI COL ECU PER URU VEN

Fuente: Estimaciones propias con base en CPS, 2002.

bien la proporción de inmigrantes situados debajo de la línea de pobreza es igual o levemente superior al promedio norteamericano, en todos ellos la proporción de inmigrantes ubicados por debajo de 1.5 veces la línea de pobreza supera ampliamente el promedio de Estados Unidos. Finalmente, los inmigrantes de Cuba, Honduras, México y República Dominicana presentan la situación extrema. En efecto, más de 30% de los inmigrantes de estos países se ubica por debajo de 1.5 veces la línea de pobreza, a la vez que más de 15% de los inmigrantes se ubica por debajo de la línea de pobreza. Los inmigrantes de los demás países de América Latina se ubican en situaciones intermedias, destacándose, por un lado, los casos de Brasil y Panamá, ya que 14% de los inmigrantes se ubica por debajo de la línea de pobreza, y, por otro lado, el de Uruguay porque más de 25% de los in110

Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

migrantes se ubica entre 1 y 1.5 veces la línea de la pobreza, a los que hay que sumar otro 11% que se ubica por debajo de la línea de pobreza. GRÁFICA 12 Inmigrantes latinoamericanos según nivel de ingresos (mayores de 15 años peceptores de ingresos) CRC BOL NIC CHI PAN COL BRA PER SAL ECU GUA VEN ARG HAI CUB HON URU MEX DOM

Menos de Línea Pobreza Menor a 1.5 Línea Pobreza

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

40%

Fuente: Estimaciones propias con base en CPS, 2002.

Conclusión La migración internacional es uno de los signos que mejor ilustra las desigualdades estructurales entre países y regiones asociadas a los procesos de globalización. Estas desigualdades se manifiestan en la inequidad en el acceso a bienes y servicios. América Latina no es ajena a estos procesos, de tal forma que actualmente la movilidad de la población adquiere una multiplicidad de formas, modificando y diversificando sus orígenes y destinos, contribuyendo a la configuración de una diversidad de patrones migratorios cada vez más complejos y dinámicos. Todo ello nos lleva a plantear la necesidad de revisar y reformular los esquemas de análisis, categorización y comprensión de este fenómeno en América Latina. Uno de los aspectos más relevantes en la transformación de la dinámica migratoria en América Latina, es que ha pasado de ser una región 111

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de atracción migratoria a una región de emigración, contribuyendo a esta gran marcha del Sur al Norte que caracteriza a los movimientos poblacionales en esta era de globalización. Una particularidad de la migración latinoamericana, es que no sólo se ha intensificado, sino que también se ha extensificado, tanto en términos de sus orígenes como de sus destinos y modalidades migratorias. Si hasta los años sesenta la emigración latinoamericana era casi exclusivamente intraregional, y se daba fundamentalmente entre países limítrofes, hoy en día, en cambio, podemos señalar dos importantes modificaciones. Por un lado, estos desplazamientos intraregionales se han extendido más allá de los flujos transfronterizos y, por otro lado, los desplazamientos hacia el mundo desarrollado se han incrementado en forma exponencial, especialmente Estados Unidos y más recientemente Europa, Japón y Australia (Pellegrino y Martínez, 2001). En este trabajo hemos querido documentar con información estadística reciente las características de la emigración de latinoamericanos a Estados Unidos, el cual constituye actualmente el principal flujo migratorio en la región. En particular, la hipótesis subyacente que hemos detallado en la primera sección de este documento es que esta nueva emigración de latinoamericanos hacia la principal economía del mundo desarrollado se asocia directamente con las transformaciones en la estructura productiva y del mercado laboral en dicha economía, como consecuencia de los procesos de polarización y segmentación del empleo que acompañan a la globalización. En este sentido, la inserción laboral de los inmigrantes en la economía estadounidense se ve condicionada por los procesos de desregulación contractual y flexibilidad laboral de los mercados de trabajo, dando así origen a nuevas formas de diferenciación y segregación laboral (Stalker, 2000). En efecto, las distintas formas de flexibilidad laboral inciden directamente en la estructura de ocupaciones, el nivel de empleo y salarios, y el sistema de relaciones laborales. Como la estructura ocupacional se transforma, se favorecen los empleos a tiempo parciales, a domicilio y otras formas de subcontratación. Esto lleva necesariamente a una precarización del empleo y una mayor vulnerabilidad del trabajador ante estas nuevas condiciones de funcionamiento del mercado laboral. Esta heterogeneidad resultante constituye, sin embargo, la base de las nuevas formas de polarización y segmentación de los mercados laborales, y sobre la que se configuran diversas formas de exclusión, discriminación y segregación social, que afecta, entre otros, a los trabajadores migrantes. En particular, esta estrategia de flexibilidad y desregulación laboral es la 112

Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

base de una nueva oferta de puestos de trabajo para la población migrante, situación que por lo mismo tiene implicaciones directas sobre la dinámica de la migración y sus cambios en la última década. De esta forma entonces podemos explicar no sólo el crecimiento de la migración, sino también sus nuevas modalidades, perfiles sociodemográficos y condiciones de empleo, los cuales hemos documentado en secciones anteriores. En cuanto a las tendencias de la emigración latinoamericana a Estados Unidos, en general, hay un incremento de la emigración en todos los países, aunque no en la misma proporción. Sin duda, la migración mexicana es la de mayor magnitud, aportando actualmente más de 60% de la emigración latinoamericana a dicho país. No obstante, ponemos énfasis en dos consideraciones. Por un lado, los países pequeños aportan un creciente número de emigrantes. Tal es el caso de El Salvador, por ejemplo, que es el país que presenta la mayor tasa de emigración a Estados Unidos. Por otro lado, a diferencia de la emigración mexicana que se concentra exclusivamente en desplazamientos a Estados Unidos, en el resto de América Latina la situación es más compleja. En particular, para los dominicanos, ecuatorianos, peruanos, colombianos y más recientemente argentinos, Europa es un destino tanto o más importante que Estados Unidos. Asimismo, en relación con los destinos en Estados Unidos, la situación es ambivalente. Por un lado, por lo general existe una amplia concentración de la inmigración en determinados estados: California, Florida, Texas y Nueva York. Por otro lado, hay una importante diferenciación regional en cuanto a estos destinos. Mientras los inmigrantes mexicanos y centroamericanos se dirigen principalmente a California, Texas y en menor medida a los estados de la costa atlántica, los inmigrantes del Caribe y Sudamérica, en cambio, muestran el patrón opuesto, al dirigirse principalmente a Florida y Nueva York, y en mucho menor medida a los estados del suroeste. En relación con perfil sociodemográfico, hay una compleja diversidad de situaciones. En general, se trata de una emigración de carácter laboral que por lo mismo involucra esencialmente a personas de edades jóvenes (15 a 39 años), aunque se dan algunas excepciones, siendo el caso más extremo el de la emigración cubana, la que si bien se ha renovado en la última década, como consecuencia de la crisis que afectó a su economía en los años noventa, el nuevo flujo migratorio no ha sido suficiente para revertir el proceso de envejecimiento de la población cubana residente en Estados Unidos. 113

Alejandro I. Canales

Asimismo, hay una amplia diversidad de situaciones con relación a la composición de la migración. Mientras en general la emigración se ha masculinizado, hay algunos casos en que se da el proceso inverso. Destacan en especial los casos de la emigración colombiana, dominicana y peruana, tanto porque se trata de migraciones de magnitud importante, como por el gran peso que tienen en ella las mujeres. En relación con la inserción laboral de los inmigrantes latinoamericanos, sin embargo, la situación ya no es tan heterogénea y diversa. En concreto, podemos señalar que con las debidas excepciones, los latinoamericanos tienden a estar expuestos a diferentes condiciones de precariedad laboral y segregación ocupacional. Al respecto, los datos que hemos presentado nos permiten documentar esta situación de segregación laboral, al menos desde dos dimensiones. Por un lado, los inmigrantes latinoamericanos, aun cuando tengan similares niveles de capacitación y educación que los trabajadores norteamericanos, tienden, sin embargo, a ser relegados a puestos de menor calificación, más precarios, inestables y vulnerables. Por otro lado, los inmigrantes latinoamericanos sistemáticamente perciben menores remuneraciones e ingresos que el promedio de los trabajadores norteamericanos, aun cuando están en los mismos empleos y ocupaciones. De esta forma, los inmigrantes latinoamericanos son segregados laboralmente hacia diversas ocupaciones de bajos salarios, destacándose las siguientes: 1. El mercado urbano más importante, sin duda, es el de servicios intensivos en trabajo que incluye oficios en restaurantes y como repartidores, mensajeros y otros servicios de consumo. 2. En industrias que tradicionalmente se han abastecido de mano de obra migrante, tales como ropa y vestido, las mujeres suelen ser la fuerza de trabajo predominante. 3. Un tercer tipo es el autoempleo en la economía informal o de venta en la calle. Un ejemplo es la venta de flores en el centro y el metro de Manhattan, así como en las principales ciudades. 4. Un cuarto tipo de empleo es el trabajo por día. Este es más o menos reciente y reproduce los patrones de contratación de trabajadores migrantes en la agricultura del sur de California. 5. Un caso particular es el de los jornaleros agrícolas mexicanos, quienes aportan más de 25% de la fuerza de trabajo agrícola, cifra que se incrementa a más de 50% en estados como California. Cabe señalar 114

Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

que se trata de los empleos más precarios y peor remunerados, como hemos documentado en páginas anteriores. 6. Por último, aunque cada vez es más importante la proporción de inmigrantes latinoamericanos con mayores niveles de educación que se emplean en trabajos de mayor calificación, ellos también están expuestos a diversas situaciones de segregación laboral y vulnerabilidad social, que se ilustra, entre otras cosas, con condiciones laborales más precarias y especialmente con menores niveles de ingresos, en comparación con lo que perciben en promedio los trabajadores norteamericanos con ocupaciones similares. Referencias bibliográficas Beck, Ulrich. 1998. Qué es la globalización. Falacias del globalismo, respuestas a la globalización. México: Editorial Paidós. Beck, Ulrich. 2000. Un nuevo mundo feliz. La precariedad del trabajo en la era de la globalización. Barcelona: Editorial Paidós. Canales, Alejandro e Israel Montiel. 2005. “A World without Borders? Mexican Immigration, Internal Borders and Transnationalism in the United States”. En Antoine Pecoud (ed.). Migration Without Borders. UNESCO. París. En prensa. Canales, Alejandro. 2003, “Mexican Labour Migration to the United States in the Age of Globalization”. Journal of Ethnic and Migration Studies. Vol. 29. Núm. 4. Canales, Alejandro. 2004. “Los desafíos de la migración internacional en América Latina”. Ponencia presentada en el seminario internacional Migraçào Internacional, Desenvolvimento e Pobreza. Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais. Belo Horizonte, MG, Brasil, 1-2 de diciembre. Castells, Manuel. 1998. La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Vol. 1. La sociedad red. España: Alianza Editorial. Castles, Stephen y Mark J. Miller. 1993. The Age of Migration. International Population Movements in the Modern World. Nueva York: Guilford Press. CEPAL. 2002. Globalización y desarrollo. CEPAL: Santiago. Fernández-Kelly, Patricia. 1991. Labour Force Recomposition and Industrial Restructuring in Electronics: Implications for Free Trade. Conference Paper núm. 64. Columbia University. Nueva York. Hobsbawm, Eric. 2000. Entrevista sobre el siglo XXI. Barcelona: Editorial Crítica. Ianni, O. 1996. Teorías de la globalización. México: Editorial Siglo XXI- UNAM. Martínez, Jorge. 2001. “Reflexiones sobre la gobernabilidad de la migración internacional en América Latina”. Migraciones Internacionales. Vol. 1. Núm. 1.

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Panorama actual de las migraciones en América Latina

ALEJANDRO I. CANALES (Editor)

UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas Departamento de Estudios Regionales-INESER Centro de Estudios de Población Asociación Latinoamericana de Población

Primera edición, 2006 © D.R. 2006, Universidad de Guadalajara Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas Departamento de Estudios Regionales-INESER Centro de Estudios de Población Núcleo Los Belenes 45000, Zapopan, Jal. © D.R. 2006, Asociación Latinoamericana de Población

ISBN Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico

Contenido Presentación Alejandro I. Canales

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Tras la retórica de la hispanidad: la migración latinoamericana en España. Entre la complementariedad y la exclusión Andreu Domingo i Valls . . . . . . . . . . . . .

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Globalizados, pero restringidos. Una visión latinoamericana del mercado global de recursos humanos calificados Jorge Martínez Pizarro . . . . . . . . . . . . . . . 45 Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos: inserción laboral con exclusión social Alejandro I. Canales . . . . . . . . . . .

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Migrações internacionais, globalização e blocos de integração econômica: Brasil no Mercosul Neide Lopes Patarra Rosana Baeninger . . . . . . . . .

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Conexões geográficas e movimentos migratórios internacionais no Brasil meridional Ralfo Matos Carlos Lobo João Stefani Fernando Gomes Braga . . . . . . . .

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Pobreza, marginación y migración mexicana a Estados Unidos René Martín Zenteno Quintero . . . . . . . . . .

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. 161

Uma caracterização dos imigrantes nascidos em países do Cone Sul, residentes no Brasil Gabriela Adriana Sala José Alberto Magno de Carvalho Cezar Augusto Cerqueira

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