LOS PUEBLOS IND~GENAS DE PANAMA

Richard Cooke Luis Alberto Sinchez Herrera Diana Rocio Carvajal John Griggs Ilean Isaza Aizpur6a* LOS PUEBLOS PANAMA SIGLO XVI: I N D ~ G E N A SDE
Author:  Monica Gil Rivero

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NOTICIAS PARA LOS PUEBLOS
NOTAS REBELDES LA VOZ DE LA RESISTENCIA NOTICIAS PARA LOS PUEBLOS 21 de Junio de 2010 numero 92. MEXICO ULTIMA HORA: EL SABADO PASADO 19 DE JUNIO

LA HORA DE LOS PUEBLOS
JUAN PERÓN LA HORA DE LOS PUEBLOS Editorial Norte Madrid, agosto de 1968. 1 PROLOGO Durante casi todo el siglo XIX y la primera mitad del siglo X

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Richard Cooke Luis Alberto Sinchez Herrera Diana Rocio Carvajal John Griggs Ilean Isaza Aizpur6a*

LOS PUEBLOS

PANAMA SIGLO XVI:

I N D ~ G E N A SDE

DURANTE EL TRANSFORMACIONES SOCIALES Y CULTURALES DESDE UNA PERSPECTIVA A R Q U E O L ~ G I C A Y PALEOECOL~GICA Resumen Los datos que puedan derivarse de la arqueologia y paleoecologia con respecto a la continuidad o discontinuidad de la cultura material precolombina, la distribuci6n espacial de las poblaciones y su incidencia en el medio ambiente proporcionan una perspectiva cornplernentaria a la que ofrecen las fuentes escritas a1 historiador para analizar 10s carnbios socioculturales acaecidos durante la conquista espaiiola y colonizaci6n ternprana. Perforaciones sedimentol6gicas del este y centro de PanamA, las cuales rnuestran la historia de las perturbaciones hurnanas en la vegetaci6n local en 10s liltirnos rnilenios, coinciden en indicar una merma repentina de 10s indicadores de actividad agricola y una recuperaci6n de 10s bosques, 10s que hipotiticarnente podrian

* Richard Cooke (inglts) es residente de PanarnA desde 1973. Obtuvo su doctorado en el Instituto de Arqueologia de Londres en 1972. Desde 1983 es investigador cientifico del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, Panarni. Sus principales intereses son la arqueologia del Neotr6pic0, la arqueozoologia, la paleoecologia y la etnohistoria. Su direcci6n de correo-e es [email protected]. Luis Alberto Sinchez Herrera (costarricense) estudi6 antropologia en la Universidad de Costa Rica. Su tesis de licenciatura present6 un anilisis de la cerdrnica en Cerro Juan Diaz, PanarnA. Fue director de carnpo de las excavaciones en ese sitio desde 1992 hasta 2001. Actualrnente labora corno arque6logo investigador en el Instituto Srnithsonian de Investigaciones Tropicales, PanarnA. Su direcci6n de correo-e es [email protected]. Diana Rocio Carvajal (colornbiana) se licenci6 en la Universidad Nacional de Colornbia en 1999 con una tesis sobre el aprovecharniento de 10s rnoluscos en Cerro Juan Diaz, PanarnA. Actualmente ejerce corno arque6loga investigadora del Instituto Srnithsonian de Investigaciones Tropicales, Panami. Su direcci6n de correo-e es [email protected]. John Griggs (estadounidense) obtuvo su licenciatura en psicologia en la Universidad de Texas (Austin) en 1991 y su rnaestria en arqueologia en la Universidad de Texas Tech en 1995, con una tesis sobre la arqueologia del rio Beltn, PanarnA. Actualrnente es

relacionarse con el declive demogrifico acelerado que dej6 la conquista espafiola y la colonizaci6n. La escasez de datos, especialrnente de sitios ocupados durante la primera mitad del siglo XVI, dificulta para la arqueologia el establecer parimetros fidedignos sobre el tamaiio, naturaleza y distribuci6n de 10s grupos humanos para la kpoca. No obstante el resquebrajarniento social y etnico, algunas tradiciones culturales precolornbinas sobrevivieron despuks del contacto, lo que parece estar demostrando una variedad tardia de I~ l a t o cerirnicos s ~olicromadosllamados "Mendoza".' es~ecialrnente abun1 dantes en asentamientos es~aiiolestempranos como Nati v Dresentes en Santa Maria de Beltn y Panarni La viejH. Otro tipolde cerirnica, "Lirn6nn, documenta del misrno rnodo la continuidad de tradiciones precolornbinas hasta posiblemente el siglo XVII en las estribaciones caribefias centrales dentro del rnisrno territorio que ocuparon 10s "indios coclk". d

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THENATIVE PEOPLES OF PANAMA IN THE SIXTEENTH CENTURY: A N ~ R C H A E ~ L O G I C AAND L ~ALEOECOLOG~CAL PERSPECTIVE Abstract Archaeology and paleoecology provide data about the continuity or discontinuity of Precolurnbian material culture, the spatial distribution of human populations, and their i m ~ a c t on s the natural environment. The ~ e r s ~ e c t i thev v e offer historians for analyzing sociocultural changes that occurred during Spanish conquest and early colonization complements reconstructions based on written sources. Analyses of sediment cores taken in eastern and central Panama. which elucidate the historv, of human disturbance of local vegetation over several millennia,. '~ o i n towards t a sudden decline of proxies for agricultural disturbance and a recovery of forests. This apparently reflects the accelerated demographic decline of the human population triggered by Spanish conquest and colonization. The paucity of data that relate to archaeological sites occuuied during. " the first half of the sixteenth centurv makes it difficult for researchers to establish reliable parameters for the size, nature, and distribution of human groups during this period. The fact that some Precolumbian traditions survived after contact despite social and ethnic disruption is suggested by a late variety of polychrome ceramic plates called "Mendoza", which are frequently found around early Spanish settlements such as Nata', and are also present at Santa Maria de Belen and Panami La Vieia. Another pottery type, "Lim6nP, likewise documents the continuing residence of descendants of Precolumbian people until the seventeenth century along the central Caribbean slopes, in the territory occupied by the so-called Coclk Indians. I

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estudiante doctoral en la Universidad deTexas (Austin) y escribe su tesis sobre 10s resultados de recorridos y excavaciones de prueba en el Caribe central de Panami. Su direcci6n de correo-e es [email protected]. Ilean Isel Isaza Aizpurlia (panameiia) realizci estudios de licenciatura en la Universidad Aut6noma de Guadalajara, Mexico, donde present6 su tesis sobre el desarrollo de la cerhmica pintada en el PanamL central en 1793. Actualmente es estudiante doctoral de la Universidad de Boston y becaria pre-doctoral del gobierno de Panami (SENACYT) y del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales. El terna de su tesis es el patr6n de asentamiento precolombino del curso bajo del rio La Villa, Panamd. Su direcci6n de correo-e es [email protected].

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urante el siglo XVI 10s pueblos indigenas del Neotr6pico experimentaron transformaciones sociales y culturales para las que 10s adjetivos empleados por 10s historiadores para describirlas -"trascendentales", "catastr6ficasn, "dristicas"- no son hiptrboles. Sin embargo, la invasi6n y colonizaci6n espafiolas no condujeron inexorable ni uniformemente al sometimiento, aculturaci6n y extinci6n de aqutllos. En el Istmo de Panam&,la resistencia opuesta por algunos sectores de la poblaci6n aut6ctona desde el inicio del period0 colonial, aunada al escaso n6mero de colonizadores europeos y a su incapacidad de adaptarse efectivamente a zonas ecol6gicas que no fueran pastizales y sabanas, restringieron la ocupaci6n secular espafiola a la zona de trinsito, a unos cuantos asentamientos ganaderos en la vertiente del Pacifico y a una que otra mina rara vez explotada continuamente por mucho tiempo. Claro esti, cuando se comparan la situaci6n de 10s indigenas para el siglo XVI, asi como la condici6n del entorno antropogtnico que ellos venian creando desde hacia muchos milenios, con las que regian un siglo desputs, las diferencias son tajantes: para el siglo XVII se acusa una poblaci6n considerablemente reducida, una gran parte de tsta hispanizada; idiomas y etnias extintos; una afluencia de indigenas forasteros introducidos por 10s espafioles; una cultura material y relaciones econ6micas grandemente cambiadas; en Areas todavia "de guerra", un patr6n de asentamiento consistente en comunidades pequefias y esparcidas; la ripida dispersi6n de cultivos y animales domtsticos forineos; y, por 6ltim0, una vegetaci6n mAs boscosa y menos cultivada que la del siglo XVI.' Es importante sefialar, sin embargo, que en este ambiente radicalmente cambiado nacieron las semillas de la recuperaci6n demogrfica y cultural indigena que comienza a sentirse a partir del siglo XVII. Aunque la muerte de idiomas y etnias continuara durante 10s siguientes siglos de dominio hispano -caso ejemplificado por 10s dorasques y chinguenas- siete grupos Ctnicos lograron sobrevivir hasta el siglo XU; dos de tstos, 10s ngobt y kuna, con poblaciones considerables, aproximadamente 130,000 y 50,000 respectivamente.2

' Vtanse Richard Cooke, Lynette Norr y Dolores R. Piperno, "Native Americans and the Panamanian Landscape: Harmony and Discord between Data Sets Appropriate for Environmental History", en Elizabeth J. Reitz, Lee A. Newsom y Sylvia J. Scudder, editores, Case Studies in Environmental Archaeology (New York: Plenum Press, 1996), pigs. 103-126; y Dolores R. Piperno y Deborah M. Pearsall, The Origins ofAgriculture in the Lowland Tropics (San Diego: Academic Press, 1998), pigs. 209-227 y 286-297. Vtanse de Adolfo Constenla, Las lenpas del drea intermedia: introduccidn a su estudio areal (San Jost: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1991); "Las lenguas

Las fuentes que se usan tradicionalmente para describir, analizar e interpretar las transformaciones arriba sintetizadas son las escritas. Se acepta como gaje del oficio del historiador el hecho de que Cstas padezcan de parcialidades, inconsistencias y hasta falsedades, las cuales es menester considerar cuidadosamente en cualquier andisis interpretativo. Aunque algunas monografias recientes hayan contrarrestado la notoria tendencia de 10s historiadores de subestimar y hasta ignorar el papel de 10s pueblos indigenas en la formaci6n de la sociedad poscolombina de Panamd, asi como la efectividad de su resistencia a1 mundo hispano, nuestros conocimientos de la dindmica de la supervivencia indigena durante el siglo XVI permanecen tenues e inversamente proporcionales a su imp~rtancia.~ Por 16gica, otras disciplinas que se preocupan por describir las relaciones cambiantes entre las sociedades humanas y su entorno a traves del tiempo son capaces de aportar informaci6n adicional. A continuacibn, consideraremos datos proveidos por la arqueologia y paleoecologia.

El tema que acapara la atenci6n de 10s investigadores cuando discuten sobre el primer contact0 con 10s indigenas es el del decaimiento repentino de su poblaci6n. Segiin Alfredo Castillero Calvo, 10s aproximadamente 13,000 indigenas censados en 1519-1 522 representan un "punto de referencia esencial para medir 10s efectos devastadores de la conquista".* Gonzalo Ferndndez de Oviedo estuvo consciente del deber del cronista de tratar de explicar c6mo una poblaci6n que, segiin 61, "passaba de dos millones, 6 era incontable ... se acab6... en tan poco t i e m p ~ " Los . ~ soldados que participaron en las primeras incursiones sabian que el presumir que la mano de obra era inagotable fue una causa primaria del descalabro demogrifico. En las palabras de Pascual de dorasque y chinguena y sus relaciones genea16gicasn,en Revista de Filologta y Lingdstica de la Universidad de Costa Rica 9 (1985), pigs. 81-91; y Peter H. Herlihy, "Central American Indian Peoples and Lands Today", en Anthony G. Coates, editor, Central America: A Naturaland CulturalHistoy (New Haven: Yale University Press, 1997), pigs. 2 15-240. Por ejemplo, Alfredo Castillero Calvo, Conquista, evangelizaci6ny resistencia (Panarni: Instituto Nacional de Cultura, Direcci6n Nacional de Extensi6n Cultural, 1995); y Omar Jain Suirez, La poblacidn del Istmo de Panamd: estudio de geohistoria (Madrid: Ediciones de Cultura Hispinica, 1998). Castillero Calvo, Conquista, evange/izacidny resistencia, pig. 39. Vbase Gonzalo Fernindez d c Oviedo y Valdis, Historia generaly natural de las India, isla y Zewa Firme del mar ocPano (Madrid: Real Academia de Historia, 18491855), 111, pigs. 38 y 124.

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Andagoya, cuando expres6 en 1514, "todas estas gentes que se traian que fue mucha cantidad llegados a1 DariCn 10s echaban a las minas de oro, que habia en la tierra buen as... [Los espafioles] nunca procuraron hacer ajustes de paz, ni de poblar, solamente era traer indios y oro al Daritn, y acabarse alli".' La desolaci6n observada por un dominico en 15 15 -"toda la mayor parte de la gente que habia desde el Daritn hasta Nombre de Dios y desputs atravesando alli a la costa del Sur, es muerta y destruida"-' fue confirmada por Ferndndez de Oviedo a1 sefialar que "[la provincia de] Cueva estaba muy poblada de mar a mar y desde el Daritn a Panamd lo cual todo a1 presente estd cuasi yermo e despoblado".* El distinguir entre 10s estimados de Ferndndez de Oviedo y 10s de historiadores quienes abogan por una poblaci6n de 150,000 a 250,000 indigenas en visperas de la conqui~ta,~ deberia de estar al alcance de arque6logos que, cuando trabajan mancomunadamente con matemdticos y ec6logos, son capaces de convertir datos desprendidos de 10s recorridos de campo y de las apreciaciones te6ricas de la capacidad de sosttn de distintos hdbitats en modelos sobre la distribuci6n y densidad de la poblaci6n aut6ctona. Sin embargo, en lo que respecta a Panamd hay disponibles pocos datos de campo confiables sobre las unidades demogrdficas bhicas -la casa y el asentamiento- y la relaci6n que guardan Cstos con otras interrogantes; por ejemplo, si 10s sitios arqueol6gicos eran ocupados de manera continua o si todo el espacio cubierto por sus restos culturales era usado simultdneamente. Estos problemas se abultan por el margen de error de las fechas de 14C,cuya envergadura es siempre mayor que dos generaciones humanas (80 afios). Ademb, para el 1400 d. C. las crecientes oscilaciones de las curvas de calibraci6n dendroconol6gica aumentan la inseguridad estadistica de 10s cAlculos de la edad. Por consiguiente, es dificil traducir las medidas empleadas por 10s arque6logos -como la mixima extensi6n de 10s restos culturales "coetdneosn- en ndmeros confiables de habitantes. Por otro lado, es ficil caer en el error de asumir dpriori que una poblaci6n humana guarda una relaci6n constante y previsible con la capacidad de sostCn de la regi6n que habita. Aunque se comprenda el trasfondo ecol6gico detrds de la aseveraci6n de Castillero Calvo de que 10s cacicazgos de Azuero y Daridn localizados en zonas fluvio-

Pascual de Andagoya, citado en Carol F. Jopling, cornpiladora, Indiosy negros en Panama' en 10ssiglos XVIy XVII: selecciones de los documentos del Archivo General de Indias (South Woodstock, Vermont: Plumsock Mesoamerican Studies, 1994), pig. 29.

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Citado en Jopling, Indios y negros, pig. 40 Fernindez de Oviedo, Historia general, 111, pig. xx. Castillero Calvo, Conquista, evangelizacidny resistencia, pig. 39

estuarinas representaban el 70% de la poblaci6n del Istmo,1° cabe advertir que durante la Cpoca precolombina algunos recursos primarios en 10s sistemas de trueque y por ende determinantes del prestigio de quienes 10s extraian y canjeaban -como el basalto para hacer hachas, las lavas y tobas para las piedras del moler, el oro y el cobre- se encuentran concentrados en zonas cordilleranas o caribefias, las cuales no eran las m4s adecuadas para mantener poblaciones nucleadas o densas. Recientes recorridos arqueol6gicos por el Caribe central han constatado la presencia de sitios precolombinos de extensi6n considerable, incluso cuatro con terrazas artificiales, en un caso (LP-11) revestidas con piedras." Se supone que la importancia de Cstos estuvo relacionada con 10s beneficios econ6micos que traia la extracci6n de rnaterias primas, cuyo canje aseguraba el abastecimiento de alimentos. Aunque todavia no se pueda estimar con precisi6n el tamafio de la poblaci6n precolombina para el siglo XVI en base a datos de campo arqueol6gicos, si se puede proponer generalizaciones razonables sobre su distribuci6n y concentraci6n a lo largo del Istmo, las cuales llaman la atenci6n sobre la magnitud del cambio demogrifico ocurrido desputs de esta fecha. Un patr6n que se desprende de 10s resultados de 10s recorridos sistemiticos realizados en la vertiente del Pacifico es el de la aglutinaci6n de la poblaci6n precolombina en vegas aluviales durante 10s 6ltimos 2,000 afios de la Cpoca precolombina. Olga Linares y Payson Sheets estimaron la poblaci6n de 10s valles de Volcin y Cerro Punta (Figura 1) en aproximadamente 2,400 personas, lo que se traduce en una densidad de 39 p e r s ~ n a s / k m ~Esta . ' ~ cifra sobrepasa con creces la de las 9.1 personas/km2 inferida por Kathleen Romoli para todo el territorio cueva el cud, s e g h esta historiadora, habria tenido unas 230,000 personas.I3Si lo

Castillero Calvo, Conquista, evangelizacidn y resistencia, pig. 39.

' I VCanse John Griggs, "Un estudio preliminar arqueol6gico de la Concesi6n Minera de Petaquilla, Provincia de Cob, Repbblica de Panamd", en Reporte delproyecto para investigaciones realizadas en la concesidn minera de Petaquilla (Vancouver: Teck Corporation, 1998); y John Griggs, Luis Alberto Sinchez Herrera, Richard G. Cooke, Claudia l? Diaz y Diana R. Carvajal, Recopilacidn y presentacidn de datos ambientales y culturales en la regidn occidental de la cuenca del Canal de Panama'. Tarea 6:Inventario de sitios de recursos culturales evaluacidn delpotencial de sitios adicionales. Volumen 2: Informe de la Fase I e informejnal (Panami: The Louis Berger Group, Smithsonian Tropical Research Institute, Universidad de Panami y La Autoridad del Canal de Panami, 2003). l 2 VCase Olga F. Linares y Payson D. Sheets, "Highland Agricultural Villages in the Volcan Baru Region", en Olga F. Linares y Anthony J. Ranere, editores, Adaptive Radiations in Prehistoric Panama, Peabody Museum Monographs 5 (Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press, 1980), pdg. 54. l 3 Vtase Kathleen Romoli, Los de la lengua cueva: los grupos indtgenas del istmo orientalen la +oca de la conquista espafiola (Santa FC de Bogoti: Instituto Colombiano de Antropologia e Instituto Colombiano de Cultura, 1987), pig. 28.

Mar Caribe

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LOS SANTOS

Mapa de Panarnd que demuestra la ubicaci6n geogrPfica de sitios arqueol6gicos precolombinos, pueblos de indios y asentamientos indigenas e hispanos ocupados durante el siglo XVI (dibujo de Richard Cooke)

bien 10s datos chiricanos no corresponden a la situaci6n al momento de la conquista espafiola -porque el valle de Cerro Punta fue abandonado desputs de la segunda erupcicjn holocknica del volcdn Bard entre el 600 y 1000 d. C.-, si sefialan cudn densa pudo haber sido la poblaci6n precolombina en zonas de alta productividad agricola aun en las que escaseaba la proteina de origen animal.I4 Se supone que en otras zonas aledafias a 10s estuarios de la costa del Pacifico, donde habia abundantes alimentos de origen animal que 10s indigenas aprovechaban eficientemente, habrian existido mayores densidades de poblaci6n que en la cordillera de Talamanca, tal y como lo sugiere Castillero Calvo.I5 Basdndose en datos menos confiables que 10s de Linares, Richard Cooke estim6 que la poblacicjn del cacicazgo de Escoria, localizado en el curso bajo del rio Santa Maria, habria tenido cerca de 10s 7,800 habitantes.16 Suponiendo que este territorio cubria 176 kil6metros cuadrados, la densidad de poblacicjn estaria cerca de 10s 44 habitantes/km2. Un recorrido de completa cobertura realizado entre 2001 y 2002 por Ilean Isaza en el curso bajo del rio La Villa presenta un panorama que bien podria tipificar otros ambientes sirnilares en el Istmo entero para el siglo XVI: asentamientos casi continuos en ambas bandas del rio desde el 500 hasta el 1400-1 500 d. C. Si visualizdramos campos cultivados localizados en 10s espacios libres de restos culturales, este ambiente se compaginaria con las descripciones hechas por 10s soldados de Pedrarias Ddvila de este rio "todo poblado", segdn Gaspar de Espinosa, y "de grande pusici6n para maizales y yuca y todos 10s bastimentos de indios".17

l 4 V6anse Herman Behling, "A 2860-Year High-Resolution Pollen and Charcoal Record from the Cordillera deTalamanca in Panama: A History of Human and Volcanic Forest Disturbance", en Holocene 10 (2000), pigs. 387-392; y Olga F. Linares, "Conclusions", en Linares y Ranere, editores, Adaptive Radiations in Prehistoric Panama, pig. 243.

l 5 V6anse Richard Cooke, "La pesca en estuarios panamefios: una visi6n hist6rica y cultural desde la Bahia de Parita", en Stanley Heckadon M., editor, Panamd: puente biol6gico (Panami: Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, 2000), pigs. 4553; y M h i m o JimCnez y Richard Cooke, "La pesca en el borde de un estuario neotropical: el caso de Cerro Juan Diaz (Bahia de Parita, costa del Pacifico de Panami)", en Noticias de Arqueologia y Antropologia (Grupo NaYa, Buenos Aires, CD-ROM, 2000). I' VCase Richard Cooke, "Subsistencia y economia casera de 10s indigenas precolombinos de Panami", en Anibal Pastor, editor, Antropologiapanameria:pue610sy culturas (Panami: Editorial Universitaria, 1998), pig. 104.

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Citado en Jopling, lndiosy negros, pigs. 62 y 65.

Los PUEBLOS

I N D ~ G E N A SDE PANAMA DURANTE EL SIGLO XVI

LOS BOHIOS

DE LOS CACIQUES

En vista de que la sociedad indigena al momento del contact0 comprendia territorios politicos con una evidente jerarquia social, seria 16gico que cada cacicazgo demostrara una correspondiente jerarquia de sitios, siendo las aldeas mis grandes y mejor dotadas de recursos, las sedes del cacique y su sCquito, asi como 10s focos de trueque, ceremonias y rituales. En el litoral de la Bahia de Parita, 10s tres "sitios" contiguos de Cerro Cerrezuela, Sitio Conte y El Cafio comprendieron un gran conjunto ceremonial con hileras de columnas de piedra, terrazas, calzadas de cantos rodados y entierros de gente opulenta.18 Seghn testigos oculares espaiioles, el asentamiento del quibiun del rio Veragua era la mQ grande en esta zona y la casa cacical, la m6s elegante.19 La aldea de Comogre, localizada en el curso medio del rio Chucunaque, fungia como centro de trueque ademQ de tener un taller de orfebreria y una gran casa mortuoria de madera.*' En el pueblo de Nat6 10s espaiioles observaron un mercado adonde gentes de la costa acudian a canjear cangrejos por m a i ~ . ~ ' Espinosa estim6 que aqui residian " 1,500 inimas y dende arriba" en 15 16, cifra que parece aproximarse a la realidad teniendo en cuenta una hipotdtica poblaci6n m k i m a de unos 1,000 habitantes en asentamientos nucleados precolombinos en la misma zona (La Mula-Sarigua y Sitio Sierra) y una cifra de mis de 2,000 personas censadas en el mayor asentamiento actual de 10s kunas en San Blas ( U s t ~ p u ) . ~ ~ Indiscutiblemente, el cacique y sus allegados vivian mejor que el resto de la comunidad. Queda por demostrarse, sin embargo, que existiera un verdadero "asentamiento cacical", ocupado generaci6n tras generaci6n en el

Vkase Richard Cooke, Ilean Isaza Aizpurlia, John Griggs, Benoit Desjardins y Luis AIberto SBnchez Herrera, "Who Crafted, Exchanged, and Displayed Gold in PreColumbian Panama?", en Jeffrey Quilter y J. D. Hoopes, editores, Goldand Power in the Intermediate Area (Washington, D. C.: Dumbarton Oaks, en prensa). l 9 Vkase Diego de Porras, "Informe oficial del cuarto viaje del almirante a las India~",en Juan Gil y Consuelo Varela, editores, Cartas departiculares a Col6n y relaciones coeta'neas (Madrid: Alianza Madrid, 1984),pigs. 300-307. 20 Jopling, Indios y negros, pig. 24; Carl Sauer, The Early Spanish Main (Berkeley: University of California Press, 1966),pig. 276; y Peter Martyr, De Orbe Novo (New York: Putnam, 1912). 21

Jopling, Indios negros, pig. 49.

22 Cooke, "Subsistencia".Vkase tambitn Richard Cooke y Anthony J. Ranere, "The Origin of Wealth and Hierarchy in the Central Region of Panama (12,000-2,00OBP)", en Frederick W. Lange, editor, Wealth and Hierarchy in the Intermediate Area (Washington, D. C.: Dumbarton Oaks Research Library and Collection, 1992),pig. 275.

mismo lugar, en cada uno de 10s muchos "cacicazgos" descritos por 10s espaholes a principios del siglo XVI. Aunque Barriles -donde se ha116 un centro ceremonial con plataformas, estatuas de piedra y gigantescos metates- se encuentra en una zona bien poblada, es uno de tres sitios grandes de casi igual t a m a f i ~ Seg6n . ~ ~ Isaza, ninguno de 10s asentamientos extensos identificados en el rio La Villa fue tajantemente rnis grande que 10s demis. Espinosa se refiere a1 "asiento viejo" del cacique Paris o Antatari, lo que sugiere que 61 habia trasladado su residencia a otro ~ i t i oPor . ~ ~consiguiente, es factible que hasta 10s asentamientos rnis extensos y econ6micamente pudientes hubiesen sido desocupados total o parcialmente de vez en cuando, ya sea porque el hacinamiento y 10s desechos 10s hacian insoportables para vivir, o por razones politicas o militares. Por un lado, esto reafirma la necesidad de ser cautelosos a1 usar el tamafio de 10s yacimientos culturales para inferir la demografia regional; por otro, destaca lo inciertos que resultan dos supuestos que han sido aceptados como veridicos por muchos arque6logos, siendo el primer0 de ellos que lugares como Barriles, Sitio Conte y Finca Juan Calder6n, 10s cuales ademis de estar entre 10s pocos sitios panameiios que pueden identificarse como "ceremoniales", eran lugares donde se enterraba a personas ricas e influyentes y fungian como las "capitales" de un cacicazgo epeczj$co. Parece rnis acorde con 10s datos arqueol6gicos la hip6tesis de que ellos eran en efecto lugares de reuni6n y ritual a 10s que acudia una poblaci6n de mucho mayor envergadura geogrifica que 10s confines de un cacicazgo particular, la cual, consciente de su origen com6n y de sus lazos ancestrales, pertenecia no obstante a distintas agrupaciones politicamente aut6nomas. El segundo supuesto ataiie a la permanencia diacr6nica de 10s territorios cacicales. A decir verdad no sabemos si 10s cacicazgos descritos por 10s espaiioles en el siglo XVI tenian la misma configuraci6n geopolitics mil o dos mil afios antes. Los cronistas espafioles describen una situaci6n social y politica bastante inestable en la que las rivalidades, el hacer y romper tratos y alianzas, el abuso de 10s cautivos y la poligamia, aunados a las consecuencias de 10s constantes ataques y represalias y la declinante fertilidad de 10s suelos, ejercieron bastante influencia sobre la geografia p ~ l i t i c aSemejante .~~ situaci6n sea tal vez una de las razones del por quC nadie se preocupaba por edificar con estructuras permanentes 10s sitios que no fueran centros ceremoniales. A manera de resumen, aunque aun no sea posible lograr una fidedigna reconstrucci6n numCrica de la poblaci6n precolombina de Panami basada en

23

Linares y Sheets, "Highland Villages", pig 53, fig. 4.0-2.

24

Citado en Jopling, Zndiosy negros, pigs. 62-63.

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Fernindez de Oviedo, Historiageneral, 111, pig. 132.

LOS PUEBLOS

I N D ~ G E N A SD E

PANAMADURANTE EL SIGLO XVI

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datos de campo arqueol6gicos, tstos sugieren que las vegas aluviales y valles cordilleranos albergaban a poblaciones densas en tanto que en muchas zonas donde la capacidad de sosttn habria sido menor, la existencia de importantes recursos no alimenticios habria compensado, en teoria, su bajo potencial demogrifico. En pirrafos subsiguientes volveremos al tema de la relaci6n entre 10s datos de campo arqueol6gicos y el tamafio de la poblaci6n en visperas de la conquista. Conviene ahora considerar lo que nos indica la paleoecologia sobre el despoblamiento del siglo XVI.

REGRESO DE

LOS BOSQUES:

CONFIRMAC16N D E U N ABRUPT0 CAMBIO DEMOGRAFICO

Durante las dos hltimas dtcadas se han publicado 10s resultados del an& lisis de restos microsc6picos de especies de plantas halladas en sedimentos acumulados en rios, lagos y citnagas, 10s cuales permiten reconstrucciones, tanto del clima regional como de la influencia de las sociedades humanas en la vegetaci6n local a travCs del t i e m p ~ . ~ T r sitios e s panameiios son especialmente informativos: la Laguna de La Yeguada, localizada en la vertiente del Pacifico de la cordillera de Veraguas, a 650 m snm, y las cidnagas de Cana y Laguna Wodehouse, ubicados a aproximadamente 500 m snm en la cabecera del rio Tuyra, en 10s alrededores de la mina espaiiola de Santa Cruz de Cana (Darien) (Figura 1). La Yeguada se form6 hace aproximadamente 14,300 aiios radiocarbon0 a. P Iniciadas para el 11,150 a. I?, las actividades humanas en su cuenca conllevaron a un paisaje considerablemente alterado entre el 7000 a. P y 2000 a. I? (aproximadamente entre 5000 a. C. y 1 d. C.). Aunque a partir de esta liltima fecha se acuse cierta recuperaci6n de la vegetaci6n arbbrea, la cual sefiala una leve merma en las actividades agricolas, el paisaje sigui6 siendo dominado por gramineas y especies arbustivas y secundarias, hasta que la cuenca se reforestara durante la deposici6n del liltimo metro de sedimentos en la laguna. Lo abrupt0 que fue este cambio se nota claramente en las grifi-

26 VVtanse Dolores R. Piperno, "Phytolith and Charcoal Records from Deep Lake Cores in the American Tropics", en Deborah M. Pearsall y Dolores R. Piperno, editoras, Current Research in Phytolith Analyris:Applications in Archaeology and Palaeoecology. MASCA Research Papers in Science and Archaeology, 10 (Philadelphia: University Museum of Archaeology and Anthropology, 1993), pdgs. 58-71; "Plant Microfossils and Their Application in the New World Tropics", en Peter W. Stahl, editor, Archaeology in the LowlandAmerican Tropics: CurrentAnalytic Methods and RecentApplications (Cambridge: Cambridge University Press, 1995), pigs. 130-1 53; y "Paleoethnobotany in the Neotropics from Microfossils: New Insights into Ancient Plant Use and Agricultural Origins in the Tropical Forest", en Journalof WorkdPrehistory 12 (1998), pigs. 393-449.

~ a sEl. apogeo ~ ~ de la reforestaci6n se registra despuCs de la fecha de 600 + 90 a. I? obtenida a una profundidad de 0.71-0.86 m, cuyo rango calibrado a 2 0 es 1290 [I325 & 1345 & 13951 1420 d. C.28(Beta 14208), por lo que luce bastante clara la correspondencia entre el abandon0 total del irea por 10s indigenas y el arribo de 10s espafi~les.~' Los datos provenientes de la cuenca alta del rio Tuyra indican que esta zona habia sido colonizada por agricultores indigenas cuando 10s embalses muestreados por 10s paleoec6logos comenzaron a llenarse de agua para el 4000 a. I? (aproximadamente 2000 a. C.). Aunque la deforestaci6n precolombina fuera menos intensiva aqui que en La Yeguada, siendo interrumpida por periodos de recuperaci6n del bosque, las parcelas indigenas no se cifieron al irea inmediata de 10s lagos donde, de acuerdo a las inusitadas concentraciones de polen de esta especie en las muestras, deberian de haber existido extensos maizales. Todos 10s parimetros paleoecol6gicos demuestran que 10s indigenas de repente dejaron sus faenas agricolas, permitiendo asi que el irea fuera invadida por bosques con tanta rapidez que actualmente parecen "virgenes" -excluidas las inmediaciones de la mina, donde la vegetaci6n secundaria refleja la presencia de gente relacionada con la extracci6n de oro entre 1680 y 1727 y nuevamente en 10s siglos XIX y )(X. Segtin Bush y Colinvaux, este suceso ocurri6 un poco antes de una fecha de I4C de 310 5 50 a. l? (1455 [I530 & 1545 & 16501 1685 cal d. C.).30 Teniendo en cuenta 10s mirgenes de error estadisticos del fechamiento radiocarb6nico no se puede asumir que tales cambios sucedieron precisamente en el siglo XVI. Sin embargo, su rapidez y caracteristicas botinicas en ambos embalses -uno localizado probablemente dentro del territorio de

'' Cooke, et al., "Native Americans", figura 3. '' Las calibraciones de las fechas de carbono-14 fueron calculadas por Beta Analytic (2002). Se presentan con 10s rangos 2 0 encerrando 10s valores de 10s interceptos. 29 Vednse Mark B. Bush, Dolores R. Piperno, Paul A. Colinvaux, Paulo E. de Oliveira, et al., "A 14,300-Year Paleoecological Profile of a Lowland Tropical Lake in Panama", en EcologicalMonographs 62 (2000), pigs. 25 1-275; Dolores R. Piperno, Mark B. Bush y Paul A. Colinvaux, "Paleoenvironments and Human Settlement in Late-Glacia1 Panama", en Quaternary Research 3 3 (1990), pdgs. 108-1 16; y Piperno y Pearsall, The Origins ofAgriculture, figs. 5.8 y 5.9. 30 Mark B. Bushy Paul A. Colinvaux, "Tropical Forest Disturbance: Palaeoecological Records from Daritn, Panama", en Ecology 7 5 (1994), pdgs. 1761-1768; Cooke, et al., "Native Americans", pdgs. 108-109; y Dolores R. Piperno, "Phytolith and Charcoal Evidence for Prehistoric Slash and Burn Agriculture in the Darien Rainforest of Panama", en Holocene 4 (1994), pigs. 321-325.

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Escoria y el otro ocupado por indigenas que no eran "cuevas"- 31 hacen 16gico presumir que 10s procesos sociales que 10s promovieron fueron igualmente repentinos y trascendentales, como 10s relacionados a la conquista espafiola. Por otro lado, el regreso acelerado de 10s bosques subraya que las perturbaciones ocasionadas por la agricultura de tala y quema precolombina, la cual se valia dnicamente del fuego y de utensilios de piedra menos eficientes en un 90% que las hachas de hierro, no fueron lo suficientemente drdsticas como para impedir que se mantuviesen bosques floristicamente intactos cerca de cada cuenca investigada. Esto no es de sorprenderse porque, si bien 10s soldados de Pedrarias DAvila describen un paisaje de herbazales y sabanas que extendia desde "Comogre" (el rio Chucunaque) hasta Chiriqui, tambikn se refieren a bosques a lo largo de 10s rios yen cerros y cordilleras." 2s probable, ademAs, que el repliegue de 10s cazadores humanos hubiese facilitado la recuperaci6n demogrifica de roedores, como 10s fieques (Dayprocta) y conejos pintados (Agoutipaca), CUYOS h d b i t ~ salimentarios que ayudan a dispersar las semillas de 10s Arboles son muy importantes para el mantenimento de 10s b o ~ q u e s . ~ ~

DEMOGRAF~A PRE Y POSCOLOMBINA 11: EVIDENCIA A R Q U E O L ~ G I C ADEL CONTACT0 Y DE SU SECUELA

Uno de 10s argumentos mAs contundentes de 10s que abogan por el decaimiento catastr6fico de la poblaci6n indigena en el siglo XVI es que las virulentas enfermedades ex6genas traidas desde el Viejo Mundo, contra las cuales 10s indigenas no poseian una inmunidad natural, no s61o arrasaron con las poblaciones aut6ctonas a1 momento especifico del contacto sino que tambikn precedieron al avance de 10s e ~ p a f i o l e s Por . ~ ~ ende, determinar si existe prueba arqueol6gica de alg6n tip0 de contacto entre espafioles e indigenas antes de la primera constancia escrita de la presencia de aquellos en una regi6n especifica, procurar identificar exactamente d6nde estaban ubicados

3'

Romoli, Los de la lenpa cueva.

32 V6anse Richard Cooke y Anthony J. Ranere, "Human Influences on the Zoogeography of Panama: An Update Based on Archaeological and Ethnohistorical Evidence", en Steven l? Darwin y Arthur L. Welden, editores, BiogeogfaphyofMesoamerica (New Orleans: Tulane University, 1992), pigs. 21-58; y Sauer, The Early Spanish Main.

33

Bush y Colinvaux, "Tropical Forest Disturbance", pdg. 1766.

34 Vtase, Henry F. Dobyns, Their Numbers Become Thinned (Knoxville: University of Tennessee Press, 1983); y Ann F. Ramenofsky, Vectors of Death: The Archaeology of European Contact (Albuquerque: University of New Mexico Press, 1987), pigs. 1-21.

10s asentamientos indigenas cuando se dieron las prirneras incursiones y considerar si se vislumbra una merma de la poblaci6n nativa en postrimerias de la Cpoca precolombina, son temas de investigaci6n interesantes si bien metodol6gicamente complicados. Aunque Santa Maria de BelCn se destaque como el primer punto de contacto fisico entre espafioles e indigenas en el Istmo de Panamd a finales de 1502 y a comienzos de 1503, es importante recordar que el tercer viaje de Cob, asi como otros de Rodrigo Bastidas, Martin Ferndndez de Enciso, Alonso de Ojeda y Perolonso Niiio por las costas caribefias desde Venezuela hasta el Golfo de Urabd y la costa este de Panamd, condujeron definitivamente a contactos sustanciales con asentamientos costeros indigenas, 10s cuales mantenian relaciones de trueque entre si.35Por 10 que cabe en lo posible que se hubiesen trasmitido algunas enfermedades contagiosas antes de que Col6n fundara su malhadada agrupaci6n de chozas en la costa Caribe de Veragua. A primera vista, 10s datos disponibles para la vertiente del Atldntico de Panamd sugieren que este no fue el caso. Aunque es probable que el almirante, su hijo Fernando, Diego de Porras y Diego MCndez hayan exagerado al describir la cantidad de guerreros contra 10s que se enfrentaron, cuando el panorama general que ellos presentan de las comunidades indigenas y de su entorno se coteja con 10s datos arqueol6gicos recabados recientemente por John Griggs y sus colegas en las cuencas de 10s rios BelCn, Cock del Norte e Indio, se infiere un patr6n de asentamiento distinto al actual y, en nuestra opinibn, una poblaci6n considerablemente mayor.36Si bien la escasez de aldeas nucleadas se comprende por las condiciones geogrdficas y climdticas de esta zona, nos parece imprudente asumir, como seiialamos atrds, que ella hubiera sido tan marginada en 1502 como lo es hoy en dia. La presencia de articulos europeos conjuntamente con otros de tradici6n y tecnologia precolombinas en un mismo context0 estratigrdfico es la forma mds segura de constatar que un sitio arqueol6gico estuvo en uso al momento de contacto, siempre y cuando el material europeo sea c6nson0, en un sentido estilistico y cronol6gic0, con las fechas establecidas en 10s documentos para 10s primeros contactos. El hecho de que Crist6bal Col6n haya canjeado articulos europeos por otros indigenas, como discos repujados de 35 Vtanse Kathleen Romoli, Balboa ofDariPn (New York: Doubleday, 1953), pigs. 13-25; y Samuel E. Morison, The European Discovery ofAmerica (New York: Oxford University Press, 1974), pa'gs 141-161 y 184-209.

36 VVeanse Diego de Porras, "Informe oficial"; Diego Mdndez, "Relaci6n hecha por Diego Mtndez", en Lionel C. Jane, editor, The Four Ihyages of Columbus (Toronto: Dover, 1988), pigs. 112-143; Crist6bal Cob, Los cuatro viajes delalmiranteysu testamento, 3a edici6n (Austral: Buenos Aires, 1958), pigs. 195-210.

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oro que 10s espafioles llamaban "patenas", hace probable que algunos objetos ex6ticos entraran en las redes de trueque locales mis de una dtcada antes del desplazamiento espafiol hacia el Pacifico central. Por ello reviste especial interCs el hallazgo de cuentas de vidrio venecianas, estilisticamente atribuibles a1 siglo XVI, en entierros en urnas en El Caiio, 10s cuales contuvieron objetos indigenas, como piezas fundidas y martilladas de oro y cuentas de concha y piedra negram3'En vista de que la presencia espafiola en Nati fue contundente a partir de 1516, dudamos que desputs de esta fecha se hubiesen practicado rituales mortuorios a la usanza precolombina, por lo cual presumimos que las cuentas pudieron haber aparecido alli mediante un intercambio previo, ya sea a travts de la cordillera (con Beltn), sea desde Nombre de Dios o Santa Maria la Antigua. Uno de 10s materiales mQ 6tiles para el fechamiento relativo de 10s sitios arqueol6gicos es la cerhica. En "Gran Coclt", la regi6n cultural a la que pertenecian El Cafio y Natd, se destaca una cerimica policromada que hace uso de tres o cuatro colores y que esti decorada con un conjunto de motivos geomdtricos y biomorfos. Los arque6logos han identificado distintas etapas -1lamadas "esti1os"- en el desarrollo diacr6nico de esta tradicidn, la cual se remonta a1 200 a. C. Los cambios son graduales y bien podrian ser generacionales o cuasigeneracionales; obedecen a una paulatina transformaci6n que tipifica aquellos sistemas cognoscitivos que tienen una dinimica propia libre de influencias forineas. Durante 10s 6ltimos cuatro siglos de la tpoca precolombina (1100-1500 d. C.) estaban en boga dos estilos: "Parita" y "El Hatillo", siendo este 6ltimo el mis reciente de acuerdo a consideraciones estratigr&as y e~tilisticas.~~ El mod0 de decoraci6n de ambos es tricolor (negro, rojo y un matiz claro) y sus motivos basados en animales y seres humanos tienden a ser mis abstractos que en 10s estilos antecedentes. Como suele ocurrir en ireas caracterizadas por las actividades ganaderas y agricolas, las capas mis recientes de 10s sitios arqueol6gicos son casi siempre

37 Richard Cooke, Luis Alberto Sinchez Herrera y Koichi Udagawa, "Contextualized Goldwork from 'Gran Cocle', Panama: An Update Based on Recent Excavations and New Radiocarbon Dates for Associated Pottery Styles", en Colin C. McEwan, editor, Precolumbian Gold: Technology, Style, and Iconograph (London: British Museum Press, 2000), pigs. 154-176.

38 Vtanse Cooke, etal., "Contextualized Goldwork"; Armand J. Labbt, Guardians of the Llfe Stream: Shamans, Art, and Power in Prehispanic Central Panama (Los Angeles: Bowers Museum of Cultural Art, 1995); John Ladd, Archaeological Investigations in the Parita and Santa Maria Zones of Panama. Bureau of American Ethnology, Bulletin 193 (Washington, D. C.: U. S. Govt. Print. OK, 1964);y Luis Alberto SAnchez Herrera, "Panami: arqueologia y evoluci6n cultural", en Artes de los Pueblos Precolombinos de Amkrica Central (Barcelona: Instituto de Cultura, Museo Barbier-Mueller, 2000), pigs. 115-145.

las mAs perturbadas, por lo que no ha sido posible atribuir fechas radiocarb6nicas de manera satisfactoria al estilo "El hat ill^".^^ Cabe sefialar, sin embargo, que esta categoria de cerimica es notoriamente mAs escasa que 10s estilos anteriores en sitios arqueol6gicos muestreados en 10s valles que desembocan en la Bahia de Parita. Es posible que algunos factores culturales hubiesen influido en esta distribucidn: por ejemplo, que las vasijas "El Hatillo" fuesen producidas en menores cantidades que las de siglos anteriores o que fueran utilizadas s610 por sectores Clites de la sociedad. Aunque en este momento la escasez de datos de campo adecuadamente contextualizados impide la dilucidaci6n objetiva de esta interesante anomalia, nos incumbe sefialar su posible conexi6n con una merma de la poblaci6n regional en visperas del contact0 espafiol, la c u d adquiere relevancia investigativa a la luz de nuestros comentarios sobre la precocidad de las epidemias.

Otra caracteristica de la cerimica tardia en "Gran Cocld" que merece destacarse es una variedad de platos, frecuentemente con pedestal, 10s cuales guardan una relaci6n iconogrifica con "El Hatillo", per0 que a la vez encierran un grupo de atributos que justifican su identidad como una categoria clasificatoria independiente. A estos platos se le ha puesto el nombre tipol6gico "Mendoza" (Figuras 2 y 3).*ORe6nen las siguientes caracteristicas:

[I] el borde en forma de una 'S' alargada con un engrosamiento leve cerca del labio o con en el labio aplanado y exverso; [2] la decoraci6n pintada en negro sobre un color claro, consistente en bandas condntricas, las cuales ocupan el interior del plato justamente debajo del labio o cubren Areas mQ extensas, inclusive hasta el fondo; [3] tres modos de disefio, 10s cuales se pintan solos o en combinaci6n (por ejemplo, Figura 2 a):

39 Se report6 una fecha de 415 2 90 afios a. l? (1395 [1425-1530 & 1555-16351 1660 d. C.), supuestamente asociada con cerimica El Hatillo, en una tumba profunda en el sitio Finca Juan Calder6n (vCase Ladd, Archaeologzcal Investigations, pig. 15 1). Cabe advertir, no obstante, que no se ha publicado ilustraciones de este material, el cual fue recogido por un saqueador (vtase, Leo Biese "The Gold of Parita", en Archaeology 20 (1967), pigs. 202-208). 40 Vkase Richard Cooke, "Una nueva mirada a la cerimica de las Provincias Centrales", en Actas del IVSimposium Nacional de Arqueologta, Antropologia y Etnohistoria de Panama' (Panami: Instituto Nacional de Cultura, 1976), pigs. 309-365.

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Platos "Mendoza" (blanco y negro sobre rojo). a: Abrigo Capacho (Pn-62), CoclC, Panami (dibujo de Luis Alberto Sinchez Herrera en base a una fotografla de Richard Cooke); b: "Veraguas", Museo de Antropologia, Ciudad de Panami (fotografia de Richard Cooke); c: sin procedencia, colecci6n privada; d: "Veraguas", Museo de Antropologia, Ciudad de Panam5 (fotografla de Richard Cooke)

[a] una cara de animal rectilinea y angular de hocico alargado y "dientes", la cud se deriva de una figura mis realista con atributos de cocodrilo (Figura 2 a, 3 a - ~ ) ; ~ ' [b] un motivo consistente en dos triingulos colocados dorso-contra-dorso, 10s cuales encierran grupos de lineas verticales y de cuyos ipices inferiores sale una linea negra continua decorada usualmente con pequefios "dientes" negros (Figuras 2 b, 3 i-1); [c] arreglos de puntos negros lineales definidos por lineas verticales ylo horizontales (Figuras 2 c-d, 3 e-h). Cuando estos platos "Mendoza" se comparan con 10s de 10s estilos anteriores sobresalen por su inferior calidad: 10s disefios heron ma1 trazados; la pintura frecuentemente se aplic6 de manera descuidada; la arcilla contiene mucha arena y la cocci6n fue generalmente deficiente. Es decir, hay muchas razones ttcnicas y estilisticas por las que asumir que ellos representen tanto la tiltima etapa en la producci6n de 10s platos policromados en "Gran Coclt", como una artesania hecha bajo condiciones sociales que eran tensionantes o que no permitian que se prestara tanta importancia a este medio, como en siglos anteriores. A primera vista, el aspect0 mis sobresaliente de la distribuci6n geogrifica de 10s platos "Mendoza" es su extrema escasez a1 sur del rio Santa Maria y su mayor representaci6n a1 norte del mismo (Figura 4). De ser este rio de gran caudal alguna especie de frontera cultural podria argumentarse que 10s platos "Mendoza" son tan s61o una variedad local del estilo "El Hatillo". Lo que no encaja con este supuesto es el hecho de que 10s anteriores estilos de la policromia de "Gran Coclt" demuestren una distribuci6n balanceada, tanto a1 norte como al sur del rio. Es precis0 tener cuidado cuando se interpreta el mapa de distribuci6n de 10s platos "Mendoza" porque s610 algunos valles del Area geogrifica representada han sido prospectados de manera sistemitica por arque6logos. Se destaca, sin embargo, la concentraci6n de sitios que han reportado fragmentos de esta cerdmica en 10s cursos bajos de 10s rios Coclt, Grande y Chico. Seis (NA-2, 3, 5, 6, 7 y 8) se encuentran dentro la actual zona urbana de Nati, ocupada por 10s espafioles en 15 16 como dijimos atrds, y punto de avance para la colonizaci6n espafiola de V e r a g ~ a . ~ ~

41

Vdase Rrchard Cooke, "The Felidae in Pre-Columbian Panama: A Thematic Approach to Their Imagery and Symbolism", en Nicholas J. Saunders, editor, Icons of Power: Feline Symbolism in the Americas (London: Routledge, 1998), pdgs. 77-1 2 1. 42 Vkase Alfredo Castillero Calvo, Estructuras socialesy econdmicas de Veragua desde sus orkenes histdricos, siglos XVIy XVII (Panami: Editora Panami, 1967).

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Tiestos "Mendoza" (blanco y negro sobre rojo) hallados en sitios coclesanos. a: NA-8, b: PN-10, c: PN-11, d: NA-6, e: NA-22, f: NA-22, g: NA-8; h: Sitio Sierra, I: NA-8, j: NA-8, k: NA-7, 1: NA-7 (fotogafia de Richard Cooke)

Otro sitio donde 10s platos "Mendoza" representan la 6nica categoria de cerimica pintada es Bajo Chitra (Cl-4), localizado en la cordillera central de Veraguas cerca de la divisi6n continental, el cual se situaba probablemente dentro del territorio del cacique Esquegua. ~ s t adquiri6 e fama de guerrero valiente, ya que peleando con piedras y lanzas de palma negra ech6 a 10s

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soldados de Espinosa de sus tierras frias y lluviosas en 15 19. Aunque de Las Casas hiciera ver que Esquegua era compafiero de armas del mitico Urraci en su lucha contra 10s natariegos, un documento de 1532 sefiala que el cacique, que para esta fecha estaba en poder de este territorio, estaba de paces con 10s espafioles y en conflict0 con U r r a ~ i . * ~ Aunque no se hallaran artefactos europeos en Bajo Chitra, el hecho de que una muestra de carb6n vegetal asociada con una capa de cerimica bien enterrada haya arrojado un resultado de menos de 300 afios a. I? (Beta-12436, analizada en 1985) se compagina con la posici6n terminal que se le atribuye a 10s platos "Mendoza" en la secuencia estilistica de la tradici6n alfarera de Gran CoclC. Relevantes a su fechamiento son, tambikn, hallazgos de materiales "Mendoza" en dos tempranos asentamientos espafioles: BelCn (10s sitios Se-3 y 4) y Panami la Vieja, donde se ha116 un plato completo usado para tapar una urna funeraria. Otro plato completo se report6 en el 2002 en una "casita de piedra" (Abrigo Capacho [Pn-62]), localizada en las faldas atlinticas del volcin de El Valle. Su diseiio descuidadamente trazado y pintado en el borde comprende las tres variedades decorativas que mencionamos atris (Figura 2 a). Si bien 10s dep6sitos de este emplazamiento funerario comprenden varios siglos, es relevante la asociaci6n directa de dicho plato con otra vasija de la variedad "Lim6nn, a la cual nos referiremos adelante en la secci6n que considera a 10s "indios coclt". Aunque admitimos que hace falta mejorar la contextualizaci6n arqueo16gica de 10s platos "Mendoza", su distribuci6n geogrifica, caracteristicas tCcnicas y ubicaci6n estratigrifica sugieren a nuestro parecer que su producci6n pudo haber perdurado durante una o dos generaciones despuks del contacto espafiol. No se debe pasar por alto el hecho de que, en tiempos precolombinos, 10s centros de poblaci6n de las llanuras y costas del Pacifico mantenian vinculos estrechos con pueblos localizados en la cordillera y en la vertiente del Caribe, 10s cuales se remontan a tiempos precerimicos. Que hayan hablado idiomas diferentes o no -hay evidencia de que 10s territorios de Esquegua, Escoria y Paris tenian sus propias formas de hablar en el siglo XVI-todos estos grupos participaban en la misma esfera intelectual y comercial -epitomada por la tradici6n semi6tica de "Gran Coc1C"- y todos dependian del trueque con otros pueblos a fin de adquirir articulos de primera n e ~ e s i d a d . ~ ~ A 10s que mencionamos atrb: maiz, basalto, oro, cobre, jaspe, tobas y lavas, podemos agregar huesos de manati y conchas marinas, cuyo traslado a travCs 43 Vkase Richard Cooke, "Alianzas y relaciones comerciales entre indigenas y espaiioles durante el periodo de contacto: el caso de Urraci, Esquegua y 10s vecinos de Nath", en Revista Nacional de Cultura 25 (1993), pigs. 11 1-1 22. 44 Vianse las referencias bibliogrificas reseiiadas en Cooke, "Relaciones fluctuantes", pig. 1 15.

de la cordillera ha sido confirmado con datos arque016gicos.~~ Con 10s espaiioles establecidos en Panamd, Acla, Natd y Santa Fd estos contactos comerciales continuaron. Los residentes de Acla y 10s indigenas que vivian alli intercambiaban objetos con 10s caciques del Golfo de Urabd, siendo 10s mds deseados por aquellos alhajas de oro y animales silvestres y, por dstos, prendas de ropa primorosas y hachas y cuchillos de hi err^.^^ Es cierto que 10s indigenas "libres" acostumbraban a ensafiarse con otros hispanizados y a llevarse sus rnujeres para la montafia, en tanto que muchos "indios de paces" se unian a las expediciones espaiiolas voluntariamente a fin de arreglar cuentas con viejos enemigos4' Hay abundante evidencia, no obstante, de contactos pacificos. Ferndndez de Oviedo dice que enviaba frecuentemente a sus "indios mansos" a Veragua a fin de rescatar oro con mantas de algod6n y h a m a c a ~ . ~ ~ Natd es uno de 10s pocos sitios arqueol6gicos en Gran Cocld donde se enel gobernador Francisco de cuentran volantes de huso de b a r r ~ En . ~ 1534, ~ Barrionuevo adujo que si se hubieran prohibido 10s viajes de 10s indigenas de Natd a la tierra de Urracd, donde canjeaban sal y mantas por otros productos, se habrian evitado las muertes de muchos "indios de paces" a manos de la gente del cacique ~eragiiense.~'

I N D ~ G E NFORASTEROS, AS PUEBLOS D E Y LA L O C A L I Z A C I ~ NDE CUBITA

INDIOS

La pdrdida de la mano de obra indigena en la primera rnitad del siglo

XVI, debido no s610 a 10s conocidos efectos de la colonizaci6n y de 10s agentes pat6genos sino tambidn a1 envio de miles de indigenas panameiios a1 Perfi despuds de su descubrimiento en la ddcada de 1530, oblig6 a 10s espaiioles a reemplazar a la poblaci6n desaparecida con esclavos traidos de otras p a r t e ~ . ~ ' Este negocio fue aprovechado por Pedrarias Divila quien, tan pronto como lleg6 a Nicaragua, comenz6 a despachar cautivos a Panamd. Tan s610 225 de

45

Cooke, "Who Crafted, Exchanged, and Displayed Gold".

46

VVease Jopling, Indios negros, pigs. 130-1 54.

47 Castillero Calvo, Conquista, evangelizacidn y resistencia, pig. 69; y Jopling, Indios y negros, pigs. 286-287. 48

Fernindez de Oviedo, Historiageneral, 11, pig. 499.

4' Vkase kchard Cooke, "The Archaeology of the Western Cocl6 Province of Panarni" (Tesis de doctorado, London University, 1972), pigs. 285-286. 50

Jopling, Zndios y negros, pig. 220.

51

Castillero Calvo, Conquista, evangelizacidn y resistencia, pig. 47

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10s 822 "indios de paces" censados en Panami en 1550 (el 27%) eran oriundos del Istmo. Algunos asentamientos nuevos de indigenas como Otoque, Taboga y Cerro Cabra consistian total o mayormente de f o r a ~ t e r o sLlama .~~ la atencidn, no obstante, la superioridad numtrica de 10s indigenas sobre 10s colonos espafioles durante el siglo XVI. En NatQ en 1537 habia tan s61o de 18 a 20 encomenderos y entre 500 y 600 indigenas, de 10s cuales la mayoria eran de otras partes (por ejemplo, Nicaragua y Venezuela). Este dato reviste mucho inter& para el arque6logo porque en Nati y sus alrededores se encuentran algunas variedades de cerimica -especialmente vasijas con asas modeladas- que no se han reportado en otros sitios. Esto hace suponer que las capas superficiales de 10s abundantes basureros natariegos no son precolombinas, sino que representan las actividades de esta poblaci6n sattlite culturalmente mixta. Puede especularse, ademis, que 10s platos "Mendoza" hayan sido confeccionados por personas que residian en 10s asentamientos que permanecieron fuera de la esfera hispana, las cuales aun recordaban las antiguas tradiciones alfareras y canjeaban su vajilla por productos del mundo hispano con 10s indigenas "ladinos" de Nati; su extrema escasez a1 sur del rio Santa Maria podria ser un resultado del despoblamiento intensivo de esta zona a partir de 1515-1 520 y de la ausencia durante 10s siguientes 40 afios de asentamientos espafioles con poblaciones indigenas dependientes. La esclavitud de 10s indigenas se aboli6 formalmente en 1549, aunque la supresi6n de las encomiendas, repartimientos y servicios personales de indios, recomendada por la real Provisi6n de Cigales, no fue respetada en el Istmo. El establecimiento de 10s "pueblos de indios" obedeci6 a la necesidad de "proteger" a 10s nativos sin perjudicar a 10s colonos. Uno de ellos fue Santa Cruz de Cubita, a orillas del rio La Villa, cuyos residentes ofrecian a las 17 familas de NatQrecitn asentadas en Azuero una conveniente fuente de mano de obra. Juan L6pez de Velasco asevera que 10s 90 a 100 "indios pobres"que vivian en Cubita en 1575 criaban ganado y cultivaban maiz. Dos afios mis tarde, todos estaban en servicio fuera de su comunidad. No hay menci6n de este pueblo desputs de 1581, por lo que se supone que para esta fecha sus habitantes ya habian sido absorbidos por la colonia espafiola de Los S a n t o ~ . ~ ~ A aproximadamente 1.5 krn de la Villa de Los Santos hacia el sur y a orillas del rio La Villa, se encuentra un sitio arqueol6gico extenso (de unas 100 ha) llarnado Cerro Juan Diaz. Ocupado desde el 200 a. C., fue lugar de vivienda, actividades de trueque y rituales mortuorios hasta el contact0 espafi01.~~

52

Castillero Calvo, Conquista, evangelizacidn resistencia, pigs. 47-56.

53

Castillero Calvo, Conquista, evangelizacidny resistencia, pigs. 54-87.

54 Veanse Diana R. Carvajal, "Anilisis de cuatro componentes en el rasgo CH excavado mediante la microestratigrafia: el caso de Cerro Juan Diaz" (Tesis de grado,

Las dltimas actividades funerarias (1 145-1460 cal d. C.) (Beta-1-1868112) consisten en una ofrenda de 28 vasijas que contenian mandibulas y maxilas humanas, cuyos dientes fueron extraidospost mortem. Este rasgo funerario se encontr6 en cercanias de una estructura con un piso de arcilla quemada, que bien pudo haber funcionado como el tip0 de casa mortuoria que, segdn testigos oculares espafioles, servia para guardar 10s restos embalsamados de 10s ancestros. Tres fechas obtenidas de carb6n de 10s postes quemados de la estructura indican que Csta estuvo en uso entre 1275 y 1420 cal d. C.55 Tiestos del estilo "El Hatillo" son muy escasos en Cerro Juan Diaz. No se han hallado fragmentos de platos "Mendoza". Se infiere por tanto que a principios del siglo XVI poca gente vivia en este sitio o, a1 menos, en la parte que ya fue investigada. Sin embargo, se encontraron 72 tiestos espafioles torneados. Beatriz Rovira, del Patronato Panama' Viejo, considera que, aunque 10s 70 fragmentos de dntaros usados para el almacenamiento de viveres no permitan una cronologia precisa, se incluyen no obstante dentro de la variaci6n en lo que a pasta concierne de 10s fragmentos recobrados en contextos del siglo XVI.56LOSdos bordes diagn6sticos en esta muestra (Figura 5) se ajustan a la "forma B", caracterizada por cuerpos aproximadamente globulares y propia del temprano y medio siglo XVI. Guardan semejanzas con 10s bordes reportados en la flota que naufrag6 en 1554 en las proximidades de la isla Padre, en la costa de Texas.57 Universidad Nacional de Colombia, Santa Fd de Bogoti, 1998); Richard Cooke y Luis Alberto Sinchez Herrera, "Coetaneidad de metalurgia, artesanias de concha y cerimica pintada en cerro Juan Diaz, Panami", en Boletin Museo del Oro 42 (1998), pdgs. 57-85; Cooke, et al., "Contextualized Goldwork"; Claudia I? Diaz, "Estudio bio-antropol6gico de rasgos mortuorios de la operaci6n 4 del sitio arqueol6gico Cerro Juan Diaz, Panami central" (Tesis de licenciatura, Universidad de 10s Andes, Santa F4 de Bogoti, 1998); y Luis Alberto Sinchez Herrera, "Andisis estilistico de dos componentes cerimicos de Cerro Juan Diaz: su relaci6n con el surgimiento de las sociedades cacicales en Panamd" (Tesis de licenciatura, Universidad de Costa Rica, San Jose, 1995). 55 Richard Cooke, "Cuidando a 10s ancestros: rasgos mortuorios precolombinos en cerro Juan Diaz, Los Santos", en Heckadon M., editor, Pananui:pzu?ntebioldgco, pAgs. 54-62. 56 John Goggin, "The Spanish Olive Jar: An Introductory Study", en Papers in Caribbean Anthropology (New Haven: Yale University, 1960). 57 Vkanse George Avery, "Pots as Packaging: The Spanish Olive Jar and Andalusian Transatlantic Commercial Activity, 16th-18th Centuries" (Tesis de doctorado, University of Florida, Gainesville, 1997); y Dorris Olds, "Texas Legacy from the Gulf: A Report on Sixteenth Century Shipwreck Materials Recovered from the Texas Tidelands", en Texas MemorialMwezlm Miscellaneous Papers 5, Austin [publicado tambitn en Ruse11 Skowronek, "Ceramics and Commerce: The 1554 Flota Revisited, en HistoricalArchaeology 21 (1987), pigs. 101-1 1I].

Los PUEBLOS I N D ~ G E N A SDE PANAMA DURANTE

EL SIGLO XVI

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Bordes de cdntaros de cerAmica para almacenar viveres de fabricaci6n espafiola hallados en Cerro Juan Diaz, Los Santos, Panamd. a: Operaci6n 7, b: Operaci6n 31. Se Cree que estos materiales estdn relacionados con el efimero "pueblo de indios" de Cubita, ocupado entre 1550 y 1581 (fotografia de Richard Cooke)

Todos 10s tiestos espafioles except0 cuatro se hallaron en las operaciones

6, 7 y 31, localizadas en la cima de la colina central de Cerro Juan D i a ~ . ~ ' Parecen corresponder, por lo tanto, a actividades restringidas en el espacio. Algunos fragmentos de metal y vidrio hallados en la misma zona, ademis de un hueso metapodiano de vaca empotrado sobre el estrato de abandon0 de la casa mortuoria referida atris, podrian ser coetineos con la cerimica torneada. Proponemos que estos elementos son evidencia del efimero pueblo de indios de Cubita, cuya ubicaci6n muy cerca de la Villa de Los Santos seria c6nsona con el criterio colonial de establecer estos asentamientos en "las cercanias del pueblo espafiol nuclear guardando s610 las distancias que se le asignan a su zimbito jurisdiccional, generalmente dos leguas a la r e d ~ n d a "Cree.~~ mos, ademis, que dos entierros pertenecen a esta ligera ocupaci6n. Uno es de un niiio de aproximadamente siete afios colocado en posici6n decdbito dorCooke, "Cuidando a 10s ancestros", prig. 57 (la operaci6n 7 se localiz6 entre las operaciones 6 y 2). 59

Castillero Calvo, Conquista, evangelimcibn y resistencia, prig. 56.

sal, sin ofrenda funeraria, sobre una cama de lajas -un detalle que no se present6 en ninguno de 10s aproximadamente 200 entierros precolombinos (Figura 6). Una muestra de dentina arroj6 una fecha de 360 + 40 d. C. (1440 [I5001 1640 d. C.). La otra sepultura, que tampoco tenia ofrendas funerarias, fue colocada entre grandes rocas naturales recibiendo a dos individuos en momentos diferentes: primero, un adulto enterrado en posici6n dec6bito dorsal y, luego, un infante, de aproximadamente seis meses, que se introdujo sobre el cuerpo del adulto, desplazando su crineo.

Entierro de un niiio de aproximadamente siete afios hallado en el Rasgo 13, Operacibn 7, Cerro Juan Diaz, Los Santos, Panam6. Una muestra de dentina arrojb una fecha de 360 + 40 d. C. (1440 [I5001 1640 d. C.) (dibujo de Diana Carvajal)

Los PUEBLOS INDIGENAS

LOS INDIOS

DE PANAMA DURANTE EL SIGLO XVI

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COCLG

De 10s pueblos de indios fundados en el siglo XVI, s610 Penonomt logr6 convertiise en un centro urbano pudiente e lnfluyente en el mundo hispano. Los miembros de esta comunidad se hispanizaron rdpidamente convirtitndose, s e g h observadores coloniales, en "ciudadanos modelos" que se comportaban "como cualquier colono mds". A1 igual que 10s habitantes de 10s pueblos de indios de Chepo, 015, Parita y La Atalaya, es evidente que para principios del siglo XVII ya habian perdido sus idiomas nativos, Sean cuales h e r a n Cstos en ese periodo de tanti mezcolanza cultural. Participaron con ahinco en la pacificaci6n de un grupo de indigenas que residian en las faldas del volcdn de El Valle, a 10s cuales se les ha aplicado el ttrmino ttnico de "coc1C". Las correrias de estos indios "coclts" pusieron en tantos apuros a las autoridades de la corona que Cstas terminaron gastando bastantes recursos fiscales y humanos en procurar dominarlos. Sus ataques eran osados. En 1660, por ejemplo, "200" guerreros arremetieron "con tiraderas" contra un barco espafiol que se extravi6 cuando se dirigia a1 rio Coclt del Norte, tomaron prisioneras a diez personas y quemaron el barco y un bohio que 10s navegantes habian hecho para repararse. El oficial espafiol que divulg6 esta noticia se quej6 de que "estos indios sin provocados han hecho de mucho tiempo a esta parte muchos dafios asi en las minas de Veragua donde han muerto muchos espafioles y negros de la labor... que ha sido la tiltima causa de su despoblaci6n... matdndolos y castigando [a 10s indios hispanizados] y quem5ndolos 10s bohios hasta el rio de Chagre y asimismo los barcos fregata~".~' Su demostrada eficiencia como guerreros en zonas ahora cubiertas por densos bosques les dio tanta fama que fueron reclutados como mercenarios contra 10s "buguebugues", un sector de la poblaci6n kuna que tambiCn hostigaba para la misma Cpoca a las comunidades e s p a f i ~ l a siCuQn . ~ ~ llena de ironia hist6rica es la traici6n por parte de la Clite criolla de Victoriano Lorenzo, quien durante la Guerra de 10s Mil Dias (1898-1 902) convirti6 la antigua cuna de 10s "coclCs", de 10s que seguramente era un descendiente, en guarida de guerrilleros!G3 El origen, identidad Ctnica, supervivencia y posterior aculturaci6n de 10s "coclCs" es un tema de investigaci6n fascinante. La menci6n en documentos de la dCcada de 1520 de un cacique llamado CoclC, frecuentemente ma1

60

Castillero Calvo, Conquista, evangelizacidny resistencia, pdgs. 92-94 y 434. Citado en Jopling, Indiosy negros, pdgs. 524-525.

62

J o ~ l i n gIndios , y negfos, pdgs. 528.

63 Celestino Andrts Araliz y Patricia Pizzurno Gel&, EIPanamd colombiano (18211903) (Panamd: Primer Banco de Ahorros y Diario La Prensa, 1993), pdgs. 240-242.

redactado como "Coche" o " S ~ c l e " hace , ~ ~ posible que el gentilicio obedezca a la costumbre generalizada en el Istmo de dar el nombre de un jefe local a una agrupaci6n de indigenas. (Puede ser relevante que el nombre local de un ave llamativa de 10s bosques y rastrojos de esta zona, el rasc6n-montts cuelligris [Aramides millaris], sea "coc1C") .65 La asociaci6n del tCrmino "coclC" con la poblaci6n de las cabeceras de 10s rios Coclt del Norte e Indio fue plasmada en 1913-1914, cuando se establecieron 10s limites de un Area de tierras inadjudicables la cud, si bien legalmente no constituye una comarca, es conocida todavia como la Reserva Indigena de Coclt, aunque aqui ya no se hable una lengua aut6ct0na.~~ En efecto, no se sabe a ciencia cierta q u t idioma hablaban estos "coclts". Es tentador atribuirles la lengua "penonomefia" que, seg6n el vocabulario redactado por Juan Franco en Penonomt en la 6ltima dtcada del siglo XVIII,G7 es una variante del ngobCre actualmente de amplia dispersi6n en las provincias de Bocas del Toro, Veraguas y Chiriqui." Es temerario, sin embargo, poner demasiada fe en este vinculo: cabe en lo posible que el pueblo de Penonom6 hubiera recibido una afluencia de indios de habla ngobtre traidos de otras partes como resultado de la intensificaci6n de la evangelizaci6n de indigenas libres en el siglo XVII. Tomis Arias, Ramiro Barrantes, Lucia Jorge, Jorge Azofeifa, Maria Carles y Richard Cooke demostraron que una muestra trihibrida de personas residentes en la Reserva Indigena de Coclt ("44% indigena, 18% negroide y 38% caucasoide") posee genes amerindios que las vinculan tanto con 10s ngobts como con 10s k ~ n a s . ~Una ' relaci6n bidirectional, "cocl6"-"guaymi" y "coclt"-

G4

Citado en Jopling, lndiosy negros, pigs. 95 y 99.

65 Robert Ridgely y John A. Gwynne, Guia de las aves de Panamd, incluyendo Costa Rica, Nicaragua y Panama' (PanamP: ANCON, 1993), pig. 112 y Lim. 1.

LUZG. JoIy, "One is None andTwo is One: Development from Above and Below in North-Central Panama" (Tesis de doctorado, University of Florida, Gainesville, 198 1). 67 Juan Franco, "Breve noticia o apuntes de 10s usos y costumbres de 10s habitantes del Isuno de PanamP". Manuscrito M 4 5 1, Biblioteca Bancroft, Universityof California, Berkeley.

Constenla Umafia, "Las lenguas del Area Intermedia" " Tom& D. Arias de Para, Ramiro Barrantes R., Lucla F. Jorge, Jorge Azofeifa, Maria Carles M. y Richard G. Cooke, "Estudio sobre 10s 'cholos de CoclC"', en Revista Mkdica de Panama' 17 (1992), pigs. 180-187; y Tomis D. Arias de Para, "Los 'cholos de CoclC': origen, filogenia y antepasados indigenas, 210s coclC o 10s ngobt? Un estudio genttico-hist6ricon, en Societm, Reuista de Ciencias Socialesy Humaniiticac 3 (PanamP,200 l), pigs. 55-88. Seglin estos autores, una variante genCtica (PEPA-KUN) que esti presente en esta poblaci6n en altas frecuencias aun no se ha detectado entre 10s ngobks y bugles.

Los PUEBLOS I N D ~ G E N A SDE PANAMA DURANTE

EL SIGLO

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cueva-kuna, es previsible a la luz de 10s datos gentticos y lingiiisticos que atafien a la historia social y costumbres reproductivas de 10s indigenas de la Baja Amtrica Central, 10s cuales afirman que 10s contactos mds estrechos entre grupos se han mantenido por lo general entre ve~inos.~' Si bien es imposible determinar con objetividad si 10s "cueva" eran una etnia monolingiie o una agrupaci6n de parentelas de distintas afinidades lingiiisticas y culturales, el hecho de que la "lengua de cueva" hubiera alcanzado la zona este del volcdn de El Valle, el eje rio Indio-rio Mata Ahogado, hace verosimil que gentes cultural y gentticamente relacionadas con esta agrupaci6n social hubiesen sobrevivido en las faldas del volcin de El Valle desputs del contacto, A resumidas tal y como lo sugiere el andisis gendtico de Arias y sus colega~.~' cuentas, no hay raz6n por q u t dudar que 10s "coclCs" hayan sido 10s descendientes de alg6n sector o sectores de 10s habitantes precolombinos de la montafia de Coclt, 10s cuales durante 10s siglos XVI y XVII lograron manrener cierto grado de autonomia en 10s bosques de las faldas del volcin de El Valle, y sentian el mismo desprecio hacia 10s espaiioles e indigenas hispanizados de Penonomt que el de las gentes de Urracd y Esquegua hacia 10s colonos e "indios de paces" de Natd. Inicialmente descubierta por John Griggs en el sitio Calaveras (LP-8) en la cuenca alta del rio Coclt del norte en 1998, el grupo tipol6gico "Lim6n" -una particular vajilla carente de engobe, de contornos irregulares debido a 10s visibles rollos de su construcci6n y de 10s frecuentes parches de arcilla, fina pasta blanquecina con un nticleo bien marcado (Figura 7)- se perfila como evidencia clave para dilucidar arqueoldgicamente la presencia de 10s "coclts" y sus posibles antecedentes prehispdnicos. Es abundante en capas superficiales de abrigos rocosos y cuevas como categoria exclusiva o a veces

'O Veanse Rarniro Barrantes, Evolucidn en el tripico: los amerindios de Costa Rica y Panama' (San Jose: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1993); Oriana Batista, Connie J. Kolman y Edlgredge Bermingham, "Mitochondrial DNA Diversity in the Kuna Amerinds of Panama", en Human Molecular Genetics4 (1995), pigs. 921-929; Connie J. Kolrnan, Eldgredge Berrningharn, Richard G. Cooke, Ryk H. Ward, Tomis D. Arias de Para y Francoise Sinclair, "Reduced rntDNA Diversity in the Ngobe Amerinds of Panama", en Genetics 140 (1995), pigs. 275-283; y Connie J. Kolman y Eldgredge Bermingham, "Mitochrondrial and Nuclear DNA Diversity in Choc6 and Chibcha Amerinds of Panami", en Genetics 147 (1997), pigs. 1289-1302.

" El vocabulario cueva redactado por 10s cronistas del ternprano siglo XVI contiene vocablos cognados con dos idiomas rnodernos (el kuna y el waunian): Constenla, "Lenguas del Area Interrnedia", pigs. 45-49; vtanse, tarnbien de Jacob A. Loewen, "Dialectologia de la familia lingiiistica choc6", en Revista Colombians de Antropologia 9 (1960), pigs. 9-22; y "Choco 1: Introduction and Bibliography", en Internationaljournal of American Linguistics 29 (1963), pigs. 239-362; y Romoli, Los de la lengua cueva, pigs. 55-99.

Vasijas del grupo "Lim6n" halladas en las cuencas de 10s rios CoclC del Norte e Indio, PanamP (dibujo de Luis Alberto SPnchez Herrera)

Los PUEBLOS I N D ~ G E N A SDE PANAMA DURANTE

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XVI

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mezclada con muestras de tipos mQ tardios de la secuencia c e r h i c a del "Gran CoclC", como " C ~ r t e z o "y ~"Mendoza" ~ (como el plato de la Figura 2 a mencionado atris), y donde se han hallado dientes incisivos de caballo (Equus) (Do-67) y vCrtebras de gallina (Gabs) (Pn-21). La vajilla "Lim6n" esti asociada con tres fechas de I4C: [l] 670 + 40 a. l? (1270 [I3001 1400 cal d. C.) (Beta 158932) para LP-16; [2] 570 5 40 a. l? (1300 [I4001 1430 cal d. C.) (Beta 158934) para LP-48; y [3] 370 + 40 a. l? 1440 [I5401 1640 cal d. C. (Beta 158935) para Pn-21. Estos fechamientos se basan en residuos de alimentos carbonizados hallados sobre la superficie de las vasijas. (El valor 813 de una de las muestras [-9.51 sugiere que 10s restos de comida son de maiz). Su rango 2 0 (1270-1640 d. C.) es compatible con una envergadura temporal que va desde postrimerias del period0 precolombino hasta el siglo XVII, un estimado que es confirmado a la vez con su probable coetaneidad con materiales de origen europeo. El inventario de sitios a travCs de la Regi6n Occidental de la Cuenca del Canal, proyecto reciCn finalizado, destaca la amplia distribuci6n de 10s sitios con este componente cerimico, unos 55 de entre 227 registrados, es decir un 25%, 10s cuales estin situados en cualquiera de las ireas prospectadas que abarcaron desde la cabecera del rio Coclt del Norte hasta Rio Indio. Desde el punto de vista geogdfico, este rango se aproxima a la ubicacidn que 10s espaiioles dieron de 10s "coclCs", apoyando la hip6tesis de que 10s artesanos y usuarios de esta alfareria eran Cstos y sus inmediatos antecesores p r e h i ~ p i n i c o s . ~ ~ Cabe sefialar que otra cerimica burda hecha a mano es muy frecuente en el Panami poscolombino, teniendo ademis una distribuci6n bastante amplia en el espacio. Su caracteristica sobresaliente es una decoraci6n plhtica que consiste en aplicar una tira de arcilla a la parte exterior del labio y modificarla con el dedo, formando ondulados o rayindola con alg6n instrumento haciendo incisiones en serie. A esta vajilla se le han puesto varios nombres, como "cerAmica hispano-indigena sin e r ~ ~ o b e"El " , ~Tigre ~ Plain",75 "Ola

''

Cooke, ''Archaeology of Cocl6": 1, pigs. 198-21 5; y 2, figs. 84-94.

73

Griggs, et al., Recopilacidn y presentacidn de datos ambientales, pigs. 64-68.

Vdase Beatriz Rovira, "La cedmica hist6rica en la ciudad de PanamA: tres contextos estratigrificos", en Frederick W. Lange, editor, Recent Developments in Isthmian Archaeology: Advances in the Prehistory of Lower Central America (Oxford: BAR, International Series 2 12, 1984), pigs. 283-325. 74

75 Vdase Gordon R. Willey y Charles R. McGimsey, 111, "The Monagrillo Culture of Panama", en Papers of the Peabody Museum of Archaeology and Ethnology 49: 2 (Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press, 1954), pigs. 80-83, fig. 19.

Ware"76y "Colono Indian Ware".77 Se sabe que estaba en uso al inicio de la ocupaci6n del Convento de Santo Domingo, en el casco antiguo de la nueva ciudad de Panami (1678).78ESfrecuente en pequefios sitios en Coclt, Veraguas y Daritn, donde se le encuentra generalmente en asociaci6n con artefactos de hierro y vidrio y con porcelana europea de 10s siglos X K y XX.79Una muestra de tiestos "El Tigre", hallados por Richard Cooke y Oscar Fonseca alrededor de un fog6n en Monagrillo (He-5, Herrera), arroj6 una fecha de I4Cde 140 + 60 d. C. (cal 1650-1955 d. C.) (Beta-46784). A1 contrario, no se report6 en Bajo Chitra, ni en Cerro Juan Diaz y es muy escaso en 10s sitios que tienen la vajilla "Lim6n". A nuestro parecer estos datos sugieren que esta cerimica utilitaria es una variante poscolombina y que no estd asociada con sitios ocupados por indigenas no hispanizados en 10s siglos XVI y XVII. Es probable que su produccicin se remonte a la segunda mitad del siglo XVII. Su posterior distribuci6n a lo largo del Istmo alude a centros de producci6n en alguna zona especifica que la enviaba a1 resto del Istmo. En vista de que se ha planteado que una vajilla similar fue producida en otras zonas americanas por esclavos africanos y sus descendientes," no se deberia de descartar el aporte de este grupo a lo que es indiscutiblemente una tradici6n novedosa de alfareria. La cerdmica confeccionada actualmente en lugares como La Arena (Herrera) y El Silencio (Penonomt, Coclt) y El Cortezo (Nati, Coclt) para asar tortillas, almacenar agua y sembrar plantas parece representar un desarrollo posterior de la misma tradicidn, la cud, a nuestro parecer, fue product0 de la trihibridaci6n de la cultura popular alrededor de 10s pueblos espaiioles del Panami central.

Es un tanto frustrante que un lapso tan significativo para la humanidad en ArnCrica como lo fue el siglo XVI de la era cristiana tenga que ser estudiado e interpretado con bases de datos tan incompletas. A6n mds problemdtica

76

Cooke, "Archaeology of Coclt": 1, pdgs. 191-194; y 2, fig. 145, lam. 9

77 Vtase George A. Long, "Archaeological Investigations at Panami Vieja" (Tesis de doctorado, Department of Anthropology, University of Florida, Gainesville, 1967). 78

Rovira, "Cerimica hist6rica".

7 V V e eJost Maria Cruxent, "Informe sobre un reconocimiento arqueol6gico en el Dariin (Panami)", en Boletin delMuseo de Ciencias Naturales (Venezuela) 2 y 3 (1958), pigs. 103-195; Cooke, "Archaeology of Coclt": 1, pigs. 191-194; y 2, fig. 145, Idm. 9; y Ladd, Archaeological Investigations, Iim. 17. Viase Leland Ferguson, "Looking for the 'Afro' in Colono-Indian Pottery", en Stanley Long, editor, The Conference on Historic Sites Archaeology Papers 12 (1978).

Los PUEBLOS INDIGENAS DE PANAMA DURANTE EL SIGLO XVI

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es la extrema dificultad de describir con objetividad c6mo y cudndo tuvieron lugar 10s primeros contactos directos o indirectos entre indigenas y espaiioles en zonas especificas del continente y agregar detalles a un panorama cuyas caracteristicas, por 16gica, suelen llamar la atenci6n a la desolaci6n y destrucci6n y pasar por alto c6m0, d6nde, hasta cuindo y por qut varios grupos de indigenas lograron sobrevivir, aunque con patrones demogrdficos, sociales y culturales que durante el siglo XVI adquirieron aspectos muy diferentes a 10s de la Cpoca precolombina. Es productivo comparar 10s aportes de diferentes ramas de investigaci6n a este tema, aunque se debe comprender que 10s datos proveidos por cada una resultan de metodologias, enfoques y datos muy diferentes entre si por lo que tienen distintos Cnfasis, resaltan aspectos disimiles y no conducen forzosamente a las mismas conclusiones. En lo que respecta a1 Istmo de Panami, no obstante, datos paleoecol6gicos obtenidos en dos cuencas distantes entre si -la primera bastante bien estudiada por arque6logos y la segunda pobremente conocida-'I respaldan la hip6tesis del decaimiento repentino de la poblaci6n aut6ctona y del igualmente ripido regreso de 10s bosques a zonas anteriormente quemadas, taladas y cultivadas durante varios milenios. A1 mismo tiempo, el hecho de que esta reforestacidn natural haya sido casi instantdnea es un indicio claro de que la agricultura americana, si bien despej6 el paisaje del Istmo, permiti6 que 10s recursos genCticos de 10s bosques sobreviviesen en cerros y cordilleras y a lo largo de 10s rios. Problemas metodol6gicos y geogrificos que conciernen a estimados del tamafio de la poblaci6n precolombina en base a pruebas arqueol6gicas, aunados a otros relacionados con el fechamiento radiocarb6nico y tipol6gico de 10s sitios que fueron ocupados a principios del siglo XVI, todavia hacen dificil que 10s arque6logos propongan cifras objetivas para la poblaci6n del 1stmo al momento del contacto. Cabe sefialar, no obstante, que 10s datos en existencia y la interpretaci6n ecol6gica de tstos encierran un potencial de andlisis que no ha sido aprovechado debidamente por 10s especialistas. Los estimados de Castillero Calvo, tanto del tarnafio de esta poblaci6n (150,000250,000) como de su vertiginosa disminuci6n -90% en 20 afios-, nos parecen atinados. Reiteramos, sin embargo, que es temerario subestimar la poblaci6n precolombina de zonas que hoy en dia parecen marginadas, las cuales antes de la conquista tenian recursos muy valiosos que hubieran compensado en teoria su reducida productividad primaria. La distribuci6n en el espacio de materiales culturales, que a nuestro parecer representan las postrimerias del period0 precolombino, llama la atenci6n a que la poblaci6n del Pacifico central, en visperas de las primeras incursiones espafiolas, pudo haber sido rnenor que en siglos anteriores. Es muy dificil evaluar este supuesto patr6n con objetividad cientifica. Sin embargo, VCase, sin embargo, Louis Catat, "Les habitants du Darien mCridional", en Rkvue d'Ethnographie 7 (1889), pigs. 397-421.

aunque no descartemos la posibilidad de que procesos internos desprendidos hayan sido el causal de esta situacidn, como por ejemplo el de la creciente centralizaci6n de la poblaci6n o de las repercusiones de las guerras intestinas, seria productivo procurar desarrollar una metodologia interdisciplinaria que abordara la hip6tesis que, a1 igual que en otras regiones americanas, 10s agentes pat6genos hayan causado una merma de la poblaci6n antes del primer contacto direct0 con las tropas espafiolas. Usamos dos ejemplos de la distribuci6n de la cerimica en el espacio y en el tiempo para argumentar que algunas tradiciones culturales precolombinas continuaron despuCs del contacto. Estos datos son ahn tenues y preliminares. En el caso de 10s platos "Mendoza", creemos que ya existen buenos criterios para presumir que era confeccionada despuCs de 1515-1 520 en las llanuras y estribaciones de Coclt y Veraguas, donde varios grupos indigenas mantuvieron cierto grado de independencia cultural, hasta por lo menos 1550, y comerciaban productos con 10s espafioles e "indios mansos" de Nati. Aunque nuestros comentarios sobre la inserci6n de esta cerimica en las relaciones de trueque con las comunidades hispanizadas Sean muy especulativos, si resaltan cuin productiva seria una investigaci6n dirigida a mejorar nuestros conocimientos sobre la distribuci6n y composici6n quimica de la cerimica "Mendoza" y de otros tipos que, por ser an6malos respecto a las tradiciones precolombinas y por estar concentrados cerca de pueblos espafioles como Nati, podrian indicar la presencia de grupos de indigenas dependientes y culturalmente heterogineos (esclavos, sirvientes y concubinas, entre otros), 10s cuales vivian en proximidad a 10s pueblos espafioles y cuyos nhmeros, aunque no fueran tan altos como 10s de la poblaci6n pre-contact0 residente en estos lugares, si eran muy superiores a 10s de sus amos. La vajilla "Lim6n" es tambiCn un caso interesante porque demuestra, por un lado, el desarrollo de una tradici6n local de alfareria en una regi6n especifica durante la Cpoca precolombina, la cual alude a la vez a la disgregaci6n de grupos de una poblaci6n regional a travCs del tiempo y, por el otro, la supervivencia de Csta hasta tiempos coloniales, tal vez hasta el siglo XVII. Cabe recalcar que la intensidad de 10s recorridos arqueol6gicos efectuados en esta zona todavia bastante boscosa hace muy s6lida la informaci6n geogrifica sobre la distribuci6n de esta vajilla en las cabeceras de 10s rios Cock del Norte e Indio, regi6n que fue la cuna hist6rica de 10s "indios coclC". En cuanto a las relaciones de 10s "coclCs" con otros indigenas, es imprudente afirmar que son ngobCs o descendientes de 10s "cueva" porque 10s datos no sustentan este tip0 de relaciones. El hecho de que gentes que residen en la actualidad en la Reserva Indigena de Coclt compartan genes amerindios con ngobCs y kunas ejemplifica la posici6n geogrifica intermedia de 10s "coclCs" y sus descendientes trihibridos entre grupos pre y poscolombinos residentes en el Istmo occidental y oriental.

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