LOS TEXTOS SAPIENCIALES EN EGIPTO Y LA BIBLIA: AMENEMOPÉ Y LA COLECCIÓN DE LOS SABIOS *

LOS TEXTOS SAPIENCIALES EN EGIPTO Y LA BIBLIA: AMENEMOPÉ Y LA COLECCIÓN DE LOS SABIOS* MARÍA EUGENIA MUÑOZ FERNÁNDEZ Profesora del Instituto Superior

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LOS TEXTOS SAPIENCIALES EN EGIPTO Y LA BIBLIA: AMENEMOPÉ Y LA COLECCIÓN DE LOS SABIOS* MARÍA EUGENIA MUÑOZ FERNÁNDEZ Profesora del Instituto Superior Compostelano de Ciencias Relixiosas (ISCCR)e Instituto Bíblico y Oriental (IBO)

1. INTRODUCCIÓN El texto que presentamos tiene como finalidad realizar un pequeño y sucinto acercamiento a la literatura sapiencial que se produce en el Próximo Oriente Antiguo (Egipto y la Biblia) entre el segundo y primer milenio a.C. Para comprender este “género/s” literario/s introduciremos el concepto de sabiduría en el contexto que se producen: Egipto y la Biblia; continuaremos buscando las líneas que unen y separan la sabiduría egipcia y bíblica, para finalmente ejemplificar estos contenidos en dos textos fundamentales de la literatura universal: Amenemopé (Egipto) y Proverbios: Colección de los sabios (Biblia). ¿Qué es la Sabiduría? La « Sabiduría » según Pascal Vernus podría definirse como un término que designa a un grupo de textos producidos en el Próximo Oriente Antiguo. En sentido amplio son obras literarias de género y naturaleza diferente que comparten el interés por la ética en la que se funda la sociedad que las crea. En sentido más restringido es un género literario que busca transmitir las normas de conducta y comportamiento necesarias para poder llevar una buena vida. 2.- LA SABIDURÍA EN EGIPTO: SIGNIFICADO Y EVOLUCIÓN Los antiguos egipcios guardaron bajo el termino sebayt,“sabiduría, enseñanza”, todos aquellos textos que, en virtud de los saberes que comprendían, estaban destinados a perdurar. La enseñanza/sabiduría - y esto la define frente otros géneros típicamente egipcios - “es un asunto de saber y cultura y no de intuición divina”. De saber porque canaliza diferentes conocimientos basados en la experiencia; de cultura porque los saberes que transmiten se refieren al comportamiento social y son útiles en la vida diaria. El término sebayt deriva del verbo seba , “instruir, enseñar, aleccionar”; término con un claro contenido “didáctico”. Es decir, los contenidos de los textos clasificados como sebayt estaban destinados a ser enseñados, siendo sus destinatarios todos aquellos que tenían el deber de aprender algo. La estructura de la enseñanza básicamente es la misma: un hombre experimentado ofrece consejos a un joven que se inicia en la vida. El joven, o jóvenes, pueden ser bien sus hijos (Ptahhotep, 1

Hordjedef, Merykare, Ani o Amenemopé), bien sus pupilos (Kagemni o Enseñanza lealista). El manifiesto carácter escolástico de las Sabidurías viene determinado primero, por el origen mayoritariamente escolar de las fuentes, ya que un número importante de textos son ejercicios escolares sobre ostraca (fragmentos de cerámica utilizados como soporte de la escritura); y segundo, por su carácter didáctico: su función era enseñar para salvaguardar los valores fundamentales de la sociedad egipcia. La finalidad de las Sabidurías egipcias es enseñar, instruir a los jóvenes de las clases dirigentes en el conocimiento y la práctica del buen comportamiento; buen comportamiento que concernía no sólo a las reglas de comportamiento, de urbanidad o protocolo, sino también al código sociológico en el que están inscritas las relaciones de jerarquía. El ejercicio de la buena conducta conduce a quien la practica al éxito y al ascenso social. Por lo tanto, el decir y hacer el bien no era un mero ejercicio de actitudes, no se pretendía el bien por el bien. Tras toda buena acción se escondía la búsqueda de una recompensa, el éxito personal y público. Este éxito no estaba supeditado al esfuerzo personal, sino que era el premio que el dios concedía a quien seguía sus indicaciones: el acatamiento de estas normas de conducta acarrea, para el vivo, el triunfo en la vida social; para el muerto, la vida en el más allá. De esta manera define el visir Ptahhotep la importancia de la sabiduría para triunfar en la vida “Inicio de la formulación de las bellas palabras … Enseñando a los ignorantes el conocimiento Según las reglas del buen hablar, Como algo ventajoso para quien lo escuchará … “Aquel que ha dominado la escucha tiene un interior excelente, y como recompensa obtendrá un futuro honorable junto a su padre. Su recuerdo estará en la boca de los hombres, estos que están en la tierra y aquellos que estuvieron” Las enseñanzas o sabidurías egipcias evolucionan a lo largo de más de dos mil años, desde La enseñanza de Hordjedef hasta La enseñanza del Papiro Brooklyn. En este largo proceso Egipto pasa por muchas vicisitudes de las cuales la que posiblemente más lo marcó fue el final del Reino Nuevo. La pérdida de la hegemonía política conlleva una pérdida de valores que desemboca en una crisis social y económica cuya consecuencia es el surgimiento de una nueva “ética” que se reflejará en la literatura sapiencial de la época.

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“No te duermas inquieto por el mañana: “¿cómo será mañana por la mañana? El hombre ignora el mañana. Si la divinidad está en su éxito, Entonces el hombre está en su fracaso. Una cosa son las palabras que pronuncian los hombres, Otra las acciones de dios. ... No hay triunfo tras El dios No hay éxito delante de él. Si el hombre busca el éxito En el espacio de un instante, lo pierde. Ten el espíritu fuerte, fortalece el corazón. No dirijas con tu lengua. La lengua de un hombre es su timón, Pero es el Señor universal el piloto. (Amenemopé, XIX,11- XX,6) Las enseñanzas del tercer milenio se caracterizaban por la adecuación del hombre a Maat. Maat es la justicia, lo correcto, el equilibrio, lo que debe de ser para que el mundo funcione. Cuando el Demiurgo creó el universo estableció Maat, el correcto orden del mundo y se alejó dejando la gestión de ésta en manos del rey, intermediario entre hombres y dioses al mismo tiempo que su garante. La Batalla de Qadesh fue el inicio del fin del poder político egipcio en Próximo Oriente. Las corrupciones que nacen a la sombra de las riquezas provenientes del Levante emergen con la caída de Egipto. La falta de botines y tributos deja al descubierto las perversiones de los dirigentes de la sociedad egipcia. El hombre egipcio negará y rechazará el orden establecido por Maat al principio de los tiempos y al faraón como garante de este orden. Lo niega porque la constatación diaria de la corrupción del mundo en el que vive le hace dudar de la validez del orden de Maat; y lo rechaza porque no le vale para su salvación. El hombre egipcio buscará un trato directo con los dioses, una relación sin intermediarios con la divinidad, pues la religión oficial ya no puede ofrecerle lo que busca: la serenidad en este mundo y la vida eterna en el más allá. Ante esta justicia humana depravada, la justicia y la protección divina se muestran como salvadoras del hombre en la tierra y en el más allá. El dios se transforma en visir y favorece al desvalido. Frente a la vieja ética en la cual el demiurgo después de la creación se retira dejando a Maat y sus garantes que rijan el mundo, en la nueva ética, el dios se muestra día a día al hombre, quien escoge una divinidad y coloca su vida y destino en manos de ésta. “No digas “encuéntrame un señor poderoso Pues un hombre me causa perjuicio en mi ciudad.”

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No digas “quiero encontrar un intercesor Pues alguien que me odia me causa perjuicio.” Dado que tu no conoces los designios divinos, De modo que no puedes lamentar el mañana, Instálate en los brazos de la divinidad, Tu silencio los hará disminuir” (Amenemopé, XXII,1-8) 3.- LA SABIDURÍA EN LA BIBLIA: SIGNIFICADO Y EVOLUCIÓN Job, Proverbios, Eclesiastés (o Qohelet), Eclesiástico (o Sirácida) y Sabiduría son los textos que configuran los libros sapienciales del Antiguo Testamento. Estas obras literarias de diferente naturaleza comparten un mismo sentir, el buen vivir. Los diferentes libros sapienciales centran el debate en el buen comportamiento y las consecuencias derivadas de éste para el hombre y la sociedad. André Wenin define la sabiduría desde tres perspectivas diferentes: sabiduría como el arte del buen vivir; sabiduría como una reflexión sobre las grandes cuestiones que preocupan a la sociedad y el ser humano; y sabiduría como un emblema de carácter universal, una idea, una aproximación, una reflexión sobre la sociedad que la inspira. El sustantivo más común empleado para sabiduría en hebreo es hokmah, término que en su origen indicaría conocimiento, inteligencia práctica, destreza o correcto desempeño de un oficio. La utilización del término hokmah en la literatura bíblica podría estar vinculada con este significado original de la palabra; de tal manera que sabiduría sería la habilidad o capacidad que debe tener el sabio (quien ejerce el oficio de la sabiduría), bien como un conocimiento práctico basado en la experiencia, bien como el arte de tener éxito en la vida, o bien como búsqueda de autocomprensión, entendiendo ésta como relación con las cosas, las personas y Dios. La sabiduría bíblica se fundamenta primero en la experiencia individual y colectiva; segundo, en la deducción de principios generales que ayudan al hombre a autorrealizarse en los órdenes cósmico y social; tercero, en la ordenación de estos principios generales; y cuarto en la transmisión de dichos principios mediante sentencias y máximas. De la observación, deducción, ordenación y transmisión de principios fundamentales del buen vivir surge la hokmah, la sabiduría como norma de conducta adecuada. Al igual que ocurría en Egipto, el sentido de la literatura sapiencial bíblica evoluciona a lo largo del tiempo. Si bien para Egipto era fácil rastrear esta evolución, pues las enseñanzas o sabidurías se sitúan a lo largo del tiempo en estratos sucesivos, no ocurre lo mismo

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con los textos bíblicos, en los cuales las secuencias temporales se aglutinan, se mezclan y confunden, la estratigrafía filológica se fusiona artificialmente en un único documento que integra los diferentes textos (provenientes de diferentes espacios y tiempos), conexionándolos en base a un discurso definido por el redactor. De esta manera, los textos sapienciales son fósiles de distintos momentos de la historia del pueblo de Israel que en un momento determinado se fusionan para crear un nuevo documento. A pesar de su complejo proceso de redacción, se entrevé en los libros sapienciales un cambio y evolución en el concepto de sabiduría. Las simples sentencias basadas en la experiencia del hombre culminan en consejos prácticos (“Al que trama maldades lo llamarán intrigante” Prov 24,8); el código ético-social se transforma en conocimiento pragmático (“Malvado, no aceches la casa del justo, no destruyas su morada; pues el justo cae siete veces y se levanta, pero los malvados se hunden en la desgracia” Prov 24,15-16); y finalmente, la sabiduría reconoce sus propios límites, por lo que se abandona en las manos de Dios. Ahora éxito y fracaso dependen del temor de Yahvé (“No hay sabiduría, ni prudencia, ni consejo frente a Yahvé” Prov 21,30). ¿Qué causa este cambio, esta evolución en el concepto de sabiduría? ¿Cómo se pasa del éxito propiciado por el sometimiento a las normas de conducta adecuadas, al éxito promovido por Dios? ¿Por qué se da el paso de la enseñanza neutral a la educación divina? En las antiguas enseñanzas al mismo tiempo que toda acción honesta tenía una recompensa, cada acción deshonesta recibía un castigo (“La ganancia del justo es la vida, la renta del malvado es el delito” Prov 10,16). Dios mismo era el garante de este principio de justicia retributiva (“Él paga a cada uno según sus obras” Prov 24,12; “Tuyo, Señor, el amor; que tú pagas al hombre conforme a sus obras” Sal 62,13). La pérdida del estado y las instituciones en el momento del exilio sume a Israel en una importante crisis política, social y religiosa que tendrá sus repercusiones en la tarea sapiencial. El hombre comprueba que no siempre a una buena acción le sigue una recompensa (“En mi vano vivir, de todo he visto: honrados perecer en su honradez, y malvados envejecer en su maldad” Qo 7,15). Ante esta certeza, la teoría de la retribución se cuestiona. La experiencia del mal gratuito e inexplicable pone en duda el principio retributivo como brújula de la existencia cotidiana. Se quiebra así la confianza en el modelo ético-social que regía el comportamiento. La sabiduría entra una crisis que le hace ser consciente de sus límites, para encontrar su salvación

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en Dios. El hombre debe aceptar que la vida no se rige por principios estrictos de retribución, y la sabiduría lo invitará a apegarse al temor de Dios (“El temor de Yahvé alarga la vida, los años del malvado se acortan” Prov 10,27). Morla Asensio define el temor de Dios como “una disposición nacida de la autocomprensión del hombre como creatura contingente en manos de Dios”. El temor a Dios equivaldría a “religión” que no se expresa en el culto, sino en los quehaceres de cada día que van tejiendo el desarrollo del ser humano como proyecto. El principio de la sabiduría es ahora temer al Señor. SABIDURÍA COMO EXPERIENCIA “Al que trama maldades lo llamarán intrigante” Prov 24,8

SABIDURÍA COMO RETRIBUCIÓN “La ganancia del justo es la vida, la renta del malvado es el delito” Prov 10, 16

CRISIS

“En mi vano vivir, de todo he visto: honrados perecer en su honradez, y malvados envejecer en su maldad” Qo 7,15

SABIDURÍA COMO TEMOR DE DIOS “El temor de Yahvé alarga la vida, los años del malvado se acortan” Prov 10, 27

4.- SABIDURÍA EGIPCIA Y BÍBLICA. Si leemos con atención los diferentes textos sapienciales de las dos culturas observamos más semejanzas que divergencias. Por lo que toca a la noción general podrían definirse de la misma manera. Las sabidurías son un grupo de textos literarios que se producen en todo el Próximo Oriente Antiguo (Egipto, Mesopotamia, Canaán y pueblos limítrofes), los cuales reflexionan sobre el arte para llevar una vida dichosa. Si precisamos más y nos centramos en aquellos textos que aconsejan, concluiremos que las sabidurías son las enseñanzas del buen vivir. Desde una perspectiva muy general, podríamos afirmar que la evolución del concepto de sabiduría es semejante en las dos tradiciones. Es decir, en ambas culturas se parte de la retribución de las acciones y como consecuencia de una crisis de valores, el hombre desestima la vieja ética y se abandona a la omnipotencia divina que actúa sobre los destinos de todos en base a un incognoscible plan. La diferencia entre Egipto y el mundo bíblico es que el hombre

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egipcio escoge una divinidad bajo la que coloca su vida y destino y en la Biblia el único dios es Yahvé. Con respecto al término que define el buen vivir, se podría decir que mientras en Egipto enseñanza o sabiduría (sebayt) proviene de una raíz relacionada con la enseñanza, la hokmah hebrea procede de un campo semántico diferente ya que en principio es la destreza y el correcto desempeño de un oficio. La sabiduría en Egipto se comprendía desde el punto de vista de la instrucción, de tal manera que la palabra utilizada para sabiduría está vinculada con el magisterio; mientras que en la Biblia sabiduría parte de la inteligencia práctica, de tal manera que está vinculada con la habilidad manual o profesional, el dominio o destreza del oficio que se practica. Ahora bien, esta diferencia se diluye al acercarnos a otros términos bíblicos del campo semántico sapiencial. El verbo egipcio seba encuentra correspondencia en el bíblico yada’, “conocer”, que en la conjugación causativa Hifil significa “hacer conocer”, es decir, “enseñar, instruir”, verbo predilecto del maestro. (“Para que pongas tu confianza en Yahvé te voy a instruir hoy. Te he escrito treinta sentencias de consejos y experiencias para enseñarte la verdad” Prov 22,19-20). 5- AMENEMOPÉ Y PROVERBIOS: LOCALIZACIÓN ESPACIO TEMPORAL. Amenemopé es un texto egipcio que conocemos a través de diferentes copias. La primera y más importante es el papiro del Museo Británico 10.470. Este manuscrito se dataría entre los siglos VIII y VI a.C. La segunda, el papiro de Estocolmo MM 18416 fechado entre X y el VII a. C. La tercera, una serie de tablillas escolares de entre los siglos VII y VI a.C. La cuarta y última un ostracon no anterior al siglo VI a. C. La fecha exacta del documento original la desconocemos pero en base a estudios gramaticales, lexicográficos y paleográficos se puede avanzar que las copias actuales tendrían su antecedente en una obra elaborada entre la XX y XXI dinastía (siglos XII-XI a.C.). El autor de la obra ha pasado a la tradición bajo el nombre de Amenemopé, personaje real o ficticio que según su enseñanza desempeñaría cargos vinculados con la gestión de las tierras. Se trataría de un funcionario medio del catastro. “Hecha por el director de las tierras, experto en su función, … Director de los cereales, quien controla las medidas, Quien planifica la recolección para su señor, Quien registra las islas surgidas como nuevas tierras

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… Amenemopé, hijo de Kanakht. Justo de voz del nomo de Taur.” (Amenemopé, I,12-29) Por lo que toca a Proverbios, una mirada rápida nos informa de que nos encontramos ante una antigua colección de textos de distinta naturaleza y época: desde fragmentos cananeos hasta textos post-exílicos siendo la mayor parte de ellos de la monarquía. Estos fragmentos literarios son recogidos y elaborados en época post-exílica (Periodo persa) por un sabio que los organiza incorporándoles un prefacio en el que reflexiona sobre la sabiduría con el regusto de la época. En Proverbios nos encontramos con diferentes “géneros literarios”. Por un lado el mashal, nombre hebreo para un proverbio, que en su origen se utilizaba para designar un breve dicho que describía una experiencia de valor universal. Originados en un contexto popular, se asimilan a nuestros refranes. De hecho algún refrán actual tiene muchas similitudes con las antiguas sabidurías orientales: “El hombre propone y Dios dispone”; “Una cosa son las palabras que pronuncian los hombres, otra las acciones de dios” (Amenemopé); “El hombre tiene proyectos, Dios la última palabra” (Prov 16,1) Con el tiempo se pasa del mashal a la instrucción, género que busca tanto captar la atención como lograr la obediencia del discípulo a las máximas propuestas. “Proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel para aprender sabiduría e instrucción, para entender dichos profundos , para adquirir la instrucción adecuada, - justicia, equidad y rectitud -; para enseñar astucia a los simples conocimiento y reflexión a los jóvenes, para descifrar proverbios y refranes, los dichos y enigmas de los sabios. El sabio escucha y aumenta su saber Y el inteligente adquiere destreza. El temor de Yahvé es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción” (Prov 1, 1-7) Los autores materiales del libro de Proverbios son desconocidos. Al encontrarnos con una ‘colección de colecciones’ tan heterogénea es difícil conocer la autoría individual de los escritos. El propio texto pone esta antología “en boca” de Salomón, Agur, la madre del rey Lemuel o los sabios; lo que nos indica el complejo y progresivo proceso de formación del libro. En la

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antigüedad, las grandes obras no podían ser anónimas. De ahí que el libro se atribuyera, entre otros, a Salomón, sabio por excelencia en la tradición judía (1Re 5,9-14; 10,1-10). A él se unieron otros nombres de doctos como Agur y Lemuel para dar empaque, fuerza y realidad a toda la obra. 6- AMENEMOPÉ Y LA COLECCIÓN DE LOS SABIOS: CONEXIONES Y PARTICULARIDADES. Para tratar de comprender lo dicho hasta ahora, las conexiones existentes entre la sabiduría egipcia y la Hebrea, nos centraremos en dos ejemplos que hicieron, hacen y harán correr ríos de tinta: La sabiduría del egipcio Amenemopé y la Colección de los sabios (Prov 22,17-24,22). Cuando nos aproximamos a los Proverbios, más exactamente a la Colección de los sabios, percibimos ciertas similitudes con las sabidurías de otras culturas orientales, en el caso que nos ocupa, el antiguo Egipto. Estas similitudes pueden tener varios orígenes: El primero, comportamiento universal. Muchos de los presupuestos básicos en los que se fundan las sabidurías, forman parte de un comportamiento universal que ya aparece reflejado en los primeros conatos sapienciales, léase el mashal hebreo. El segundo la importancia de la coiné cultural de los pueblos Próximo Orientales. No podemos olvidar que nos encontramos en el mismo espacio y tiempo y ante culturas con un estrato semítico importante. Y el tercero, los contactos: las distintas culturas que pueblan el Antiguo Oriente se relacionan, mantienen contactos bélicos y pacíficos, que propician intercambios culturales, e incluso pueden llegar a formar una cierta identidad cultural. Egipto y Canaán comparten espacios comunes –por un lado las ciudades cananeas son tributarias de Egipto durante el Reino Nuevo y por otro Biblos, las ciudades de la costa Mediterránea y Egipto mantienen relaciones comerciales y diplomáticas- a lo largo de toda su historia. De esta manera los lazos culturales y las relaciones entre Egipto, Canaán e Israel estarían tras los vínculos existentes entre La sabiduría del egipcio Amenemopé y la Colección de los sabios (Prov 22,17-24,22). El descubrimiento y traducción del manuscrito de Amenemopé deja al descubierto ciertas similitudes entre la enseñanza egipcia y algunos textos bíblicos, más

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exactamente Proverbios. El tomo de Amenemopé, imbuido por la atmosfera de la “nueva ética”, basada en las relaciones personales entre el hombre y la divinidad, aproximaba el texto egipcio a las sabidurías del Antiguo Testamento. De esta manera y a partir de la primera traducción del manuscrito editado W. Budge, se abre el debate sobre la originalidad de la enseñanza y las posibles conexiones de esta con Proverbios. Dos enfoques antagónicos sobre la cuestión de la originalidad. Bien el texto egipcio es la fuente directa del bíblico, bien un texto semítico reinterpretado en Proverbios es la fuente del egipcio. En medio una solución de consenso, la tercera vía que propone una influencia de Amenemopé en Proverbios. Este influjo pudo haber sido, bien indirecto y a través de las ciudades cananeas y de la costa sirio-fenicia, bien directo, por la influencia cultural que la administración egipcia del siglo VII tuvo sobre la corte del rey Salomón, recordemos que los textos sapienciales, también llamados enseñanzas, provienen del entorno administrativo de los escribas. Para poder comprender el problema y elaborar nuestras propias conclusiones comparemos algunos fragmentos de Amenemopé con el texto bíblico. SOBRE LA SABIDURÍA El concepto de sabiduría se expresa claramente en dos ideas que se reflejan en ambos textos: La adquisición de la sabiduría y el objeto o fin de la misma. Por lo que toca a la manera de alcanzar la sabiduría Amenemopé dice: “Presta las dos orejas y escucha lo que se dice; Dispón tu corazón para comprenderlo. Es útil meterlo en el tu corazón. Es una carencia para quien lo ignora. Hazlo reposar en el cofre de tu cuerpo, Para que te sirva de límite en el corazón. Si hay una tempestad de palabras, Esto sirve de anclaje en tu lengua” (III,9-16) Y Proverbios sentencia: Presta atención y escucha las palabras de los sabios; Dispón tu corazón a mi experiencia; Te gustará guardarlas en tus entrañas, Y ponerlas juntas en los labios (22,17-18) Tanto en Proverbios como en Amenemopé se hace una exhortación a la escucha como medio para adquirir el conocimiento que permite vivir bien. La base del conocimiento egipcio es la escucha y desde Ptahhotep hasta

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Amenemopé se hace alabanza de esta “La escucha es útil a quien escucha. La escucha es mejor que todo lo que existe” (P 539-540). Pero la escucha no es suficiente, para poder llegar a ser sabio es necesario, primero interiorizar la escucha y segundo reproducirla. Es decir, guardar los preceptos en el corazón -sede del conocimiento y de los pensamientos - y reproducirlos con la lengua. Dice la piedra de Shabaka que Ptah, el demiurgo, pensó la creación con el corazón y la creó con la lengua, “la Eneada de Ptah son los dientes y los labios en esta boca que pronunció el nombre de todas las cosas” y de esta manera comenzó la vida. Lo mismo ocurre con las acciones de un hombre que aspire a una vida correcta, debe escuchar –oído, guardar –corazón- y actuar –lengua-. El texto hebreo dice algo parecido, pero no lo mismo. “Presta atención y escucha las palabras de los sabios; Dispón tu corazón a mi experiencia; Te gustará guardarlas en tus entrañas, y ponerlas juntas en los labios”. La escucha continúa siendo el principio del conocimiento y el corazón, igual que en Egipto, cumpliría la función de lugar donde se interiorizan los preceptos, pero mientras en Amenemopé se escribe: “Dispón tu corazón para comprenderlo. Es útil meterlo en el tu corazón”, Proverbios dice: “Dispón tu corazón a mi experiencia; Te gustará guardarlas en tus entrañas”. El segundo “corazón” de Egipto se transforma en las “entrañas” hebreas y aquí, posiblemente exista una traducción del texto egipcio al hebreo por un conocedor de las dos culturas: El texto egipcio utiliza para el primer corazón el término ib y para el segundo, tal vez como un sinónimo, la palabra Haty. Si bien en el texto egipcio las dos expresiones se podrían referir al corazón como sede del conocimiento, no podemos olvidar que en la cultura egipcia se hace una diferencia entre los dos corazones: el corazón ib sería el lugar donde se guardan los pensamientos, la memoria o la inteligencia, y el corazón Haty el órgano anatómico responsable de la circulación y los flujos. Tal vez las entrañas hebreas sean producto de una traducción literal del haty que el escriba egipcio utilizó como sinónimo de ib. En lo referente al objetivo de la enseñanza, una frase repetida en los dos textos denunciaría la posible intertextualidad de Proverbios El texto egipcio dice: “Considera estos treinta capítulos, Son una diversión y una enseñanza. … Permiten saber al ignorante. … Imprégnate de ellos, mételos en el corazón, Y te convertirás en un hombre capaz de explicarlos

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Y que explica como un maestro” (XXVII,6-15) El hebreo escribe: “Te he escrito treinta sentencias De consejos y experiencias, Para que conozcas con certeza la verdad, Y puedas responder con la verdad a quien te envíe” (Prov 22, 20-21) Lo que llama la atención de sabios y profanos es la expresión treinta capítulos o sentencias, que si bien se refleja en el texto de Amenemopé – el texto está dividido en treinta capítulos numerados- no tiene reflejo en Proverbios, por más que se cuenten las sentencias no termina de salir la cuenta. La segunda parte de Proverbios, “Para que conozcas con certeza la verdad, y puedas responder con la verdad a quien te envíe”, parece un resumen del epílogo de Amenemopé. SOBRE LAS RIQUEZAS Las sabidurías egipcia y bíblica se expresan sobre la riqueza de la siguiente manera: Donde Amenemopé escribe “No te dediques a perseguir riquezas. … No te esfuerces por buscar rentabilidad, Y tus bienes se conservarán para ti íntegros. … Si las riquezas te llegaron mediante fraude, Ellas no pasarán la noche en tu casa. … Ellas adquirirán alas como los pájaros, Ellas volarán hacia el cielo” (IX,9- X,5) Proverbios dice No te afanes por enriquecerte, Deja de preocuparte. Aparta tu mirada, Pues echa alas como águila y vuela hasta el cielo” (23,4-5) Vemos como ambos textos se pronuncian sobre la riqueza de manera similar, pero si Amenemopé critica la riqueza mal adquirida, Proverbios reprueba la riqueza en sí. Lo curioso de ambos textos es la metáfora que se escoge para expresar la fugacidad de la riqueza, las alas de pájaro en Egipto y de águila en la Biblia. Este símil podría revelar conexiones importantes entre las dos tradiciones. Finalmente una pequeña anotación sobre la pobreza y la divinidad. Si en Amenemopé se dice “Mas ventajosa la

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pobreza en manos de dios que las riquezas en un almacén. Mas ventajosa la galleta en corazón tranquilo que la riqueza en la inquietud” (IX, 4-7), Proverbios sentencia “Más vale poco con el temor de Yahvé, que un gran tesoro con sobresaltos.” (15, 16). Una vez más la esencia de Amenemopé y Proverbios coinciden. SOBRE OTRAS CUESTIONES Pero las relaciones entre Amenemopé y Proverbios no terminan aquí: La crítica al maltrato del débil se refleja en los dos textos: Amenemopé dice: “No descalifiques a un hombre en el tribunal, no alejes la justicia (XX, 21-22). No aceptes la gratificación de un poderoso para desestimar (la demanda) de un pobre en su favor; La justicia es un gran don de dios, él se la da a quien él quiere.” (XXI, 3-6) y Proverbios escribe “No despojes al pobre por ser pobre; No atropelles al humilde en el tribunal porque Yahvé defenderá su causa y quitará la vida a sus opresores” (22,22-23). La descalificación de colérico se expresan en el texto egipcio “No fraternices con el colérico ni lo frecuentes para discutir” (Amenemopé XI, 13-14) y en el bíblico “No te juntes con el iracundo, ni vayas con el violento” (22,24) Junto a estos ejemplos otros en los que vemos conexiones entre las sabidurías egipcias y bíblicas que, por falta de espacio, nos limitaremos a mencionar. Así podemos ver la reprobación del malvado: Amenemopé XII,1819; XIII,1-7 y Proverbios 24,1-2;la recomendación de respetar los límites de la propiedad: Amenemopé VII,12-19; VIII,9-12 y Prov 22,28; 23,10-11; consejos de carácter comportamental, en los que se indica al pupilo cual debe ser su comportamiento en sociedad, al servicio de la corte: Amenemopé XXVII,16-17 y Prov 22,29; En un banquete Amenemopé XXIII,13-18 y Prov 23,1-3 o al tratar con autoridades Amenemopé XI,15-18 y Prov 24,21-22. Finalmente y para concluir una última referencia que reafirmará esta relación existente entre el mundo egipcio y la Bíblia: la definición de mala mujer o femme fatal. Si repasamos Prov 23, 27 leemos “Fosa profunda es la prostituta y pozo estrecho la mujer extraña”, sentencia que se repite en Ani 16, 13 “Guárdate de una mujer extranjera … es un agua profunda de la que se desconoce la medida” y unas líneas después concluye Aní sobre la mujer cuyo marido está ausente: “te dice todos los días cuando no tiene testimonios “Soy Libre”. Ella está allí para atraparte” (Ani 16, 16) y Proverbios 7, 19-21 concluye que la mala mujer que quiere seducir al joven le dice “Mi marido no

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está en casa, ha emprendido un largo viaje; se llevó la bolsa de dinero y no regresará hasta la luna llena” ¿Quien no reconoce en estos fragmentos la historia de José y la seductora? La mujer que aprovechando la ausencia del esposo trata de perder al joven José. 7. CONCLUSIÓN Una vez analizado el concepto de Sabiduría en Egipto y la Biblia a través de dos obras maestras de la literatura universal, podemos concluir que existen similitudes que van más allá del género literario al que pertenecen, las enseñanzas, o de la coiné espacio-temporal que comparten. Entre el texto Bíblico de Proverbios y el egipcio de Amenemopé existen claras y contundentes conexiones que evidencian un origen común: el texto egipcio sería no sólo una de las distintas fuentes del texto bíblico, sino la que más lo influyó.

PARA SABER MÁS:

MARZAL, A., 1965, La enseñanza de Amenemope. Introducción, traducción y comentario, Madrid. MUÑOZ FERNÁNDEZ, M. E , 2005, “Del buen comportamiento o los fundamentos de la ética egipcia en el tercer milenio”, Homenaxe a Profesora Lola Ferro, pp.355-376, Vigo. LAISNEY, V., 2007, l’enseignement d’Aménémopé, Studia Pohl. Series Maior,19, Roma. MORLA ASENSIO, V., escritos, Navarra.

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sapienciales

y

otros

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