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Lucha interna
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Era una noche de verano, donde una plateada luna se reflejaba en el río que atravesaba la pequeña localidad, refrescándome así de esa calurosa noche, donde me había trasladado para afrontar el cambio que se me avecinaba, debido a los últimos acontecimientos ocurridos en mi vida y que sin pretenderlo la cambió considerablemente. Me encontraba sentada sobre una gran piedra junto a la orilla, mientras miraba como los dedos de mis pies se movían relajados a su antojo dentro del agua. Pensativa, ausente y dolida conmigo misma, intentaba darme cuenta de la situación. Acababa de tirar por la borda un futuro lleno de buenas expectativas... Me preguntaba si había hecho bien, o por el contrario no lo había pensado lo suficiente como para hacer ese brutal cambio, sin saber que me depararía la vida a partir de ese momento en que decidí apostar tan fuerte. Poco antes de las tres de la madrugada decidí volver a mi pequeña casa, regalo de mi padre por uno de mis cumpleaños, para enfrentarme de nuevo a la soledad de esas cuatro paredes una noche más. Al amanecer me vi tumbada en el sofá. Somnolienta aun, intuí una furtiva mirada a través del gran ventanal que permanecía abierto. Me gire para mirar y la brillante luz me dejo sin visión. Tras unos segundos observe que alguien miraba desde el exterior -: ¿Quien eres? (pregunté) ¡Sal de ahí! (volví a decir) sal de mi propiedad o te aseguro que saldrás perdiendo -: Solo quería saber como estás (dijo mirándola con algo de temor) -: Pues no hace falta que te molestes, vete (dijo segura) -: Por favor necesito hablar contigo -: He dicho que te largues y no vuelvas por aquí nunca más -: Por favor Esther (insistía) -: Que te largues joder (dijo enfadada) En su soledad pensaba en todo lo que llevaba dentro y sentía un miedo atroz al darse cuenta de la situación. Pasó el día sumida en sus pensamientos, no sabía muy bien que hacer, quizás se había precipitado y hasta llegó a pensar que fuera una chiquillería de las tantas que había cometido en su vida ¿Por qué me tiene que estar pasando esto?... ¿por qué no puedo vivir en paz?.. ¿por qué me atormenta tanto esta situación? Eran muchas preguntas y ni una sola respuesta, el caso es que había roto con quien suponía la persona ideal para su vida, pero en su interior se sentía vacía. Lo tenía todo y en cambio no era feliz, ¿qué era lo que le estaba pasando? ¿por qué no conseguía quererlo como merecía? y lo peor de todo ¿qué pensaría su padre si era capaz de decirle la verdad de lo que le pasaba?. Única hija, con todo a su favor, le esperaba un brillante futuro en las finanzas, un hombre que estaba segura que la amaba a pesar de apartarla de lo que más le gustaba y le ilusionaba en su vida. Se daba cuenta que no era capaz de corresponderle y eso le hacía daño. Se preguntaba si tendría la suficiente valentía para encarar la verdad de todo y lloraba al comprobar que le faltarían fuerzas debido a su cobardía. Después de mucho pensar,
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sobre todo en su padre, tomó la decisión. Llamó a quien mejor la entendía y a quien hacía tiempo no veía aunque no se olvidaba de ella en ningún momento -: ¿Sí?... E: Hola Teresa ¿que tal? T: ¡Ayyyyss que alegría mi niña! ¿qué te pasa hija? me llamó tu padre, está muy preocupado por ti, ¡dime! ¿qué te está pasando para esa reacción? si no quieres estar con él (dijo en tono alto) no tienes porque hacerlo, pero esa empresa es tuya cariño... E: Teresa ya lo he pensado y vuelvo a Madrid T: Me alegro hija, pero noto tristeza en tus palabras, y eso es porque no estás segura de nada E: Voy a hacer algunos cambios y sí, seguiré con él, sé que me quiere aunque él sepa que mi amor hacia él no es verdadero, pero si me ha tocado vivir esto... así lo haré, pero vuelvo con condiciones... retomo lo que mi madre me inculcó desde bien pequeña. De momento no digas nada y ya hablaremos cuando vaya T: ¿Por qué no te acercas cariño? estás a un paso de la finca y ni te imaginas las ganas que tengo de verte de nuevo E: Pronto iré, yo también tengo ganas de volver a la finca y este refugio mío pasará a un segundo plano T: ¿Me contarás algún día que es lo que te pasa? E: ¡Es que ni yo misma lo sé! solo se que siento un inmenso vacío, pero he decidido que voy a seguir adelante Después de despedirse y tras pensarlo no mucho, subió a su coche con rumbo decidido... Bajó y con pasos ligeros entró en aquella casa. Desde lejos alguien la seguía con la mirada E: ¡Hola! (dijo sorprendiéndola por la espalda) Necesito uno de tus abrazos antes de volver a Madrid (dijo mientras se cobijaba en los brazos de aquella mujer que la vio crecer) Lloraron juntas por tanto tiempo como había pasado sin verse. Hablaron de la situación por la que estaba atravesando y antes de anochecer salieron juntas hacia el coche, que una vez al volante salió a gran velocidad. Allí quedaba la mujer pensativa e intranquila por el estado en que la vio marchar. Oyó unos pasos y se giró comprobando que era la veterinaria... -: ¿Parece que tiene prisas no? (dijo mirando a lo lejos) ¿Es su hija? (pregunto segura) T: ¡No!... pero como si lo fuera, es Esther (dijo mirándola) algún día será la dueña de todo esto... -: Así que Esther... (contestó pensativa...) Tras el periodo de esas cortas vacaciones, se reincorporó nuevamente a la empresa propiedad de su padre. Se dirigía a su despacho y al abrir la puerta alguien le paró sus pasos -: ¿Dónde vas Esther? E: Tengo que hablar con mi padre (dijo molesta) -: Está reunido y me ha pedido que no lo molesten
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E: Ya, pero yo puedo -: Deja que acabe esa reunión Esther, es mejor que no entres E: He venido decidida a hablar con él, y no pienso dejarlo para más tarde (dijo mientras sujetaba el pomo de la puerta con la intención de abrirla) -: Venga es por tu bien, espera a que terminen ahí adentro (dijo seguro y tranquilo) E: Matías ya te he dicho que no Segura entró y al mirar al frente paró su caminar bruscamente E: ¿Qué haces aquí? (preguntó mirando fijamente a quien tenía justo delante) Pensé que estabas de viaje -: Ya ves. Un cambio de última hora y de lo que yo me alegro en estos momentos E: Papa, tengo que hablar contigo, cuando tengas cinco minutos avísame Pablo: ¿Te fueron bien esos días en el pueblo? E: Luego hablamos Pablo: Adrián ya se iba E: Pues esperaré fuera (dijo saliendo sin decir nada más) Adrián: No se aun porque tomo esa decisión sin darme opción de nada Pablo Pablo: Déjala un tiempo, es mejor que aclare todo lo que tiene metido en su cabeza, seguro que todo eso es pasajero. Además, creo que ya se ha dado cuenta que cometió un gran error Adrián: ¿Te ha dicho algo? Pablo: No. Pero tengo algunos contactos y estoy informado Adrián: Yo quiero a tu hija Pablo, pero lo que ha hecho conmigo ya no tiene vuelta a tras Pablo: Dale tiempo Adri, todo esto puede ser vuestro en un futuro Adrián: Yo no quiero un futuro lleno de intrigas e indecisiones y mucho menos lleno de engaños. Al menos fue sincera dejando que lo supiera por ella Pablo: No sé que le pasa y ahora más que nunca echo en falta a mi mujer. Todo sería diferente si ella estuviera aquí con nosotros, la verdad que no sé como enfocar todo esto Adrián: Es su vida Pablo y ella decide que quiere hacer con ella, y si no me quiere como dice, solo espero que pueda llegar a ser feliz Pablo: No sé bien que le pasó por la mente al querer romper con todo, pero estoy informado que después de pensarlo, vuelve con la intención que todo siga como hasta ahora... Adrián: Y... ¿Dónde quedo yo Pablo?... Eran días extremadamente duros por la inminente apertura de una nueva franquicia. El estrés era evidente sobre todo en Esther, encargada de todo Adrián: Cariño, verás como todo se soluciona. Tienes que calmarte, te veo nerviosa y eso no es bueno E: Adrián, ya tendría que estar todo listo y faltan muchas cosas por montar, no sé si hemos hecho bien en contratar a esta gente... Adrián: Venga cariño ponerte nerviosa no es la solución. Este fin de semana te llevaré a un sitio que te gustará... E: ¡No! mañana me voy al campo, es el único sitio donde encuentro la paz que necesito (dijo con calma)
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Adrián: En ese caso yo llegaré el domingo, así podremos comer juntos ¿sí? tengo algunos asuntos que resolver y he de viajar a Londres, mi avión sale esta noche E: ¿Te vas en el de mi padre? Adrián: Sí claro E: ¿Por qué no me dijiste que te ibas? Adrián: Si no recuerdo mal creo que te lo dije hace varios días E: Últimamente viajas demasiado... A media mañana aparecía un BMW color rojo en la casa que poseía la familia en el campo. A su encuentro salio Teresa, quien la saludó efusivamente y dio cuenta de cuanto sucedía en su ausencia, que esta vez había sido demasiada larga T: Tengo que presentarte a alguien E: Ya. El veterinario ¿no? me dijo mi padre que había contratado los servicios permanentes de uno. Espero que trate bien a Trueno, si a ese caballo le pasa algo me cargo a quien haga falta... T: Pues no será ella quien pueda hacerle daño, es una chica estupenda, cuida y mima a los animales como nadie E: ¿Veterinaria? T: Sí, vamos que te la presento Esther observó a lo lejos como alguien cepillaba a Trueno haciéndolo con esmero y delicadeza E: ¿Es ella? (preguntó) T: Sí E: ¿No hay nadie que pueda hacer eso? T: Le gusta cuidarlos a ella... E: Buenos días (dijo tendiendo su mano a modo de saludo) Soy Esther García dueña de la casa y dueña de ese precioso caballo (mientras acariciaba cariñosamente el lomo del animal) M: Buenos días Esther (respondiendo al saludo) encantada (dijo mirándola fijamente) T: Ella es Maca E: Sí ya veo. ¿Te gustan los caballos? M: Me gustan los animales, son la mejor compañía que podemos tener E: A mi con mi caballo me sobran los demás (dijo mirando a Trueno) este caballo es muy especial para mi. Bueno Maca voy a cambiarme, dile a Paco que lo prepare, voy a montar un rato M: Muy bien. ¡Esther! (dijo alzando la voz mientras veía como se giraba para mirarla) E: Dime M: Lleve cuidado. Tiene una pata algo dolorida E: ¿Y eso?... ¿le pasó algo? M: El otro día tuvo una caída. Ya está bien, pero prefiero que no lo canses mucho E: Descuida, iré con cuidado (contesto mientras se marchaba) Maca la vio aparecer vestida adecuadamente para montar, fijándose en su figura que resaltaba sobre todo por sus altas botas E: ¿Qué miras tanto? (preguntó mientras subía al caballo ayudada por Paco)
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M: Nada. Venga no lo canse ¿vale? E: ¡Ya te he dicho que no joder!... además es mío ¿no? (dijo mientras daba con el estribo para poner en marcha al animal...) M: Vaya carácter tiene ¿no? (mirando a Fran) lo digo por el bien de él... Paco: Debe estar nerviosa por algo, seguramente será algo concerniente con el trabajo. Últimamente no anda muy bien de ánimos y el carácter se le agria. Desde que la conozco pocas veces la he visto totalmente bien. No sé que debe pasarle, porque tiene todo lo que pueda desear M: Muchas veces no basta con lo material, hay otras cosas más importantes en la vida Paco: Pues ella no debe conocerlas, porque la mayoría de las veces es insoportable (dijo para marcharse) M: ¡Paco! (elevando la voz) Paco: Dime Maca M: ¿Tú la conoces bien? Paco: Muy bien. Desde bien pequeñita, por cierto insoportable M: Pues a primera vista no lo parece (dijo mirando a lo lejos) Paco: Cuando la conozcas bien ya me dirás Se acercaba la hora de comer y Esther no daba señales de aparecer por el recinto. Maca miraba hacia todos lados temiendo que Trueno volviera con la pata hinchada acentuándose la lesión sufrida días antes M: ¡¡Menos mal que le dije que no lo cansara!! (dijo al verla llegar a su altura) E: No pasa nada, he estado en el estanque, no lo he hecho correr, lo quiero demasiado como para hacerle daño M: Pues que sepa que cojea E: No digas tonterías... que sabrás tú de cuidar a Trueno (dijo seria) M: Venga baje, quiero mirar una cosa E: ¡He dicho que no lo he hecho correr! M: Y yo digo que quiero ver una cosa. Baje por favor Esther miraba como la veterinaria cogía cuidadosamente la pata del animal para tocar la zona dolorida, observando como relinchaba debido al malestar M: Le duele y mire que se lo advertí... E: Déjame en paz, ya te dije que no corrió M: Pero lo canso y eso no le ha ido nada bien. Y sí, la dejo en paz, pero al caballo me lo llevo yo y si luego quiere montar tendrá que coger otro (dijo marchándose) E: ¿Y quién eres tú para decir que es lo que tengo que hacer? ¿eh? (mirándola fijamente) M: La encargada de que este animal esté bien... y ahora no lo está E: Ya veremos quien manda y quien decide sobre él (dijo con sarcasmo) M: Mire Esther, estoy aquí por el bienestar de los animales y si no se hace caso de lo que aconsejo... E: ¿Qué pasa entonces? ¡eh!... porque puedes irte cuando quieras, aquí no se ata a nadie, pero sí se acatan mis ordenes (dijo enfadada) Maca la miro fijamente M: Solo ha de despedirme. Lo tiene muy fácil
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E: ¡Pues sí! y eso será lo que haga (dijo mientras se marchaba) Esther le contó lo sucedido a Teresa, quien la había criado desde su más tierna infancia, conociéndola perfectamente y sabía que no pasaba por sus mejores momentos, sin saber muy bien que era lo que le pasaba T: Esther esa chica no se merece que la despidas E: Pues voy a ponerla en la calle T: Tiene una niña pequeña, necesita el trabajo y nadie mejor que ella para desempeñarlo. Esther, es una persona muy eficiente, más buena gente y la mejor veterinario. La conozco perfectamente y no se merece que pague tu mal genio E: ¿Es casada? T: No E: Tiene una niña ¿no? T: Si, pero no esta casada E: Ya... madre soltera ¿no? T: ¡Que más da eso! además es una niña preciosa E: ¿Ha estado aquí? T: Sí, ha venido alguna vez, y le encantan los caballos, su madre la ha subido a lomos de alguno y radiaba de felicidad... algo parecido a cuando tú eras pequeña E: ¿Y con que permiso la sube a mis caballos? T: ¡Esther! déjalo ya ¿no? Maca se está ganando la vida honradamente, así que por favor limítate a montar tus caballos y no te metas en su vida Teresa sacaba su dureza como cuando era niña y tenía que reñirla por algo, pero era la única persona que la hacía entrar en razón cuando lo necesitaba y en esta ocasión no la tenía. Le recriminó su comportamiento de tal forma que salió a toda velocidad y mal humorada... E: Me voy porque con quien menos problemas quiero tener es contigo, pero a esa mañana pienso decirle quien manda y quien da las ordenes aquí... (dijo saliendo) Cuando Maca terminó con el animal, se duchó y se relajó dispuesta para salir de allí como cada día. Solo que ese, sentía un pequeño pinchazo en su interior, algo no iba bien con su jefa y era más que evidente. Estaba preocupada por el primer encontronazo con ella y eso no le gustaba, pero ya tendría la oportunidad de hablar con ella más adelante. En otro lado de la finca una Esther más que nerviosa, daba un paseo por el jardín viendo como un coche pequeño salía a gran velocidad del recinto, lo que le hizo pensar que sería ella. No entendía porque había pagado su mal humor con ella, pero no podía consentir que nadie y menos una empleada le dijera lo que tenía que hacer. Sabía que no lo había hecho muy bien pero eso solo lo sabía ella y Teresa que era quien mejor la conocía Por la mañana cuando se levantó, desayunó y salió a pasear por los alrededores. Era muy temprano pero ya vio a lo lejos el coche de la que pensaba podría ser de la veterinaria. Se fue acercando y efectivamente era ella, estaba con su caballo, le hablaba y le daba un pequeño masaje en la pata. Le llamó la atención que fuera la última en irse
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y la primera en empezar su jornada laboral, mientras el resto de los empleados tan si quiera habían llegado, ella ya estaba con su bata y su impecable sonrisa Paco: ¿Qué haces por aquí tan temprano Esther? (preguntó al verla llegar) Esther se vio descubierta ante la veterinaria que no entendía nada E: Me desperté temprano y sabes que lo primero que hago es dar un paseo Paco: Mi mujer me dijo que pasarás el fin de semana por aquí E: Sí esa es la intención Paco: ¿Quieres que te ensille el caballo? (preguntó seguro) E: Eso lo tendrá que decir la veterinaria (mirando hacia ella) Ante esa afirmación la veterinaria se giró M: Lo siento pero trueno no está para salir hoy, sería mejor que descansara E: Por lo visto ya ni mando en mi propio caballo (dijo mirando a Paco) está bien montaré en otro Mientras Paco se fue a ensillar otro, Maca aprovechó para poder hablar con su jefa, no quería que las cosas fueran a más y necesitaba ese trabajo, era bien pagado y se podía permitir ciertos privilegios M: Quiero pedirle perdón si ayer la molestó algo de lo que dije, pero me preocupo por los animales ya que forman parte de mi vida y mi trabajo, además no era más que por el bien del animal E: Está bien no hay problema, pero la semana que viene me gustaría que estuviera listo sino es mucho pedir. Ese caballo es mi preferido M: Lo intentaré, pero eso solo dependerá del descanso que tenga, lo dejaremos unos días y espero que pueda montarlo lo antes posible E: ¿Y no podrías darle alguna medicación? M: Ya se la di ayer antes de irme (dijo mirándola seria) Se lo importante que es ese caballo para usted, y que ha ganado más de un premio en alguna competición E: Sí, pero eso hace tiempo, aunque estoy pensando en volver a competir M: Pues Trueno no está en condiciones para saltar E: Lo sé, pero tengo otros a los que se les puede sacar mucho provecho Paco llegó con el caballo listo para montar e intentó ayudar a que subiera a él, pero dado su carácter no quiso ayuda de nadie, ella se valía sola y en muy pocas ocasiones aceptaba ser ayudada por alguien Maca observaba como salía a gran velocidad M: Ese caballo podría competir y ganar más de un premio (dijo mientras la veía marchar) Paco: Era muy buena como jinete M: ¿Por qué lo dejó? Paco: Como con casi todo... se cansó, y hay alguien que la alejó desmesuradamente de este mundo equino
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M: No es bueno tenerlo todo tan fácilmente y creo que ella no sabe lo que es luchar por algo en la vida. No la conozco, pero parece que no sabe lo que significa el esfuerzo Paco: Es única hija, muy consentida siempre por sus padres y aprovechándose de ese privilegio, tuvo todo cuanto quiso fácilmente M: ¡Que pena! ¿no? porque conseguir las cosas sin esfuerzos es poco interesante, hay que luchar por lo que queremos para saber el significado que tienen Paco: Cuando su madre falleció, él quiso dárselo todo cómodamente. Estudió con altibajos, pero consiguió sacar la carrera M: Bueno Paco, tengo que salir un rato, he de hacer unos trámites Paco: ¿Los de la compra del nuevo ejemplar? M: ¡Sí! Paco: ¡Ella no sabe nada eh Maca! Es un regalo del señor García y se enfadaría si llega a saberlo antes de tiempo M: Sí, no te preocupes, debe ser otro de sus regalos ¿no? (dijo con sorna) Paco: Parece que sí, se desvive por ella y es capaz de cualquier cosa con tal de verla feliz Esther aparecía con signos de cansancio, viendo que no había nadie en las caballerizas bajó del caballo y mirando a su alrededor comprobó que estaba sola E: Bueno Rayo, como ves no hay nadie para recibirnos (decía mientras acariciaba el lomo suavemente) lo has hecho muy bien y creo que te voy a llevar a un sitio que va a gustarte (seguía hablando con él) y vamos a comernos el mundo los dos... tú y yo, serás el centro porque me he dado cuenta que tienes gancho para competir, así que empezaremos los entrenamientos hoy mismo A lo lejos vio como se acercaba uno de los encargados del cuidado de los animales E: ¿Qué pasa que hoy no quiere trabajar nadie o que? (pregunto enfadada) César: Aquí estoy yo ¿desea algo? E: Que lo arregles y lo cuides como si fuera de oro, está cansado lo he hecho correr mucho y necesita que lo cuiden ahora. ¿Dónde está la veterinaria? (preguntó mirando a ambos lados) César: No sé, hace rato que no se la ve por aquí E: Pues debería estar trabajando ¿no? Paco: Ha salido a hacer un recado Esther (dijo llegando a su lado) E: Está bien. Paco he pensado volver a competir y Rayo es muy bueno. Quiero que empecéis a prepararlo todo y quiero que sea lo antes posible Paco: No te preocupes, yo me ocuparé de todo como antes y me alegro de tu regreso porque notarán tu presencia en las competiciones y darás que hablar nuevamente E: Gracias Paco, eres el mejor. ¿Teresa está en casa? Paco: Sí, que por cierto dice que no te ha visto en toda la mañana E: Voy con ella un rato así le cuento que vuelvo a competir Paco: ¿Estás segura Esther? E: Por supuesto. Sabes que yo lo pienso pronto Paco: A ver si esta vez dura más tiempo ¿no? E: ¿Insinúas algo? M: Hola (llegaba con una carpeta bajo el brazo) E: Hola (se giraba)
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Paco: ¿Todo arreglado Maca? M: Sí, todo listo E: ¿Problemas? Paco: No Esther, papeleo... ya sabes. Oye ¿y cómo va lo de la nueva franquicia? E: Pues algo lento pero bien, todo esto me tiene de los nervios, ya sabes que cuando abrimos algo nuevo hasta no verlo marchar adecuadamente, no estoy tranquila, encima Adrián se va y me quedo sola M: Si necesita ayuda puede contar conmigo E: Gracias, pero creo que tu eres veterinaria ¿no? (Maca la miraba seria) así que ocúpate de lo tuyo que de lo mío ya lo haré yo (mientras se marchaba hacia la casa) M: Vaya con la nena... Paco: Jajajaja ya iras conociéndola, no es mala, pero el carácter muchas veces... M: Si ya veo. Habrá que enseñarle algunos modales E: ¡¡¡Tereeeeeeee!!! (gritaba entrando en casa) T: ¡Estoy en el jardín nena! E: Hola Tere, voy a contarte lo que he pensado. Tengo novedades T: A ver cuenta que te veo con ganas y eso es bueno, tanto trabajo en la ciudad te estresa, así que dime, seguro que la idea es buena E: He pensado en volver a competir... T: Me parece una idea fantástica, hacer algo que tanto te gusta te ayudará a salir de la rutina diaria en el trabajo E: Pero sobre todo de los problemas que últimamente no son pocos T: ¿Quieres que hablemos hija? (preguntó segura) ya sabes que estoy dispuesta a todo por ti... E: Lo sé y también sé que eres de las pocas personas que me entienden. Tengo fama de tener mal genio y ¿sabes? en el fondo tienen razón. Pero soy así y ya nada ni nadie podrán cambiar eso T: No digas eso cariño... y dime... ¿con Adrián qué tal? E: Ahí vamos, sumidos de lleno en las empresas y viajando demasiado últimamente. No sé, yo... como que ya estoy acostumbrada a estar con él T: ¿Qué quieres decir Esther? E: Pues que todo es muy monótono, siempre la misma rutina, por eso ahora quiero hacer un cambio y sé que a él eso de que compita no le gustará nada, pero es que ya me da igual todo T: ¿No va a venir? E: Sí, me dijo que el domingo vendría a pasar el día En ese momento aparecía Maca, hasta llegar junto a ellas... M: ¿Quien viene el domingo?... E: ¿Te interesa mucho eso? (dijo insolente) T: ¡¡Esther!! M: Perdón pensé que vendría su padre Esther la miró seria... Teresa con la mirada la hacía callar y Maca viendo el humor de su jefa, decidió abandonar la charla M: Tengo cosas que hacer, venía a por unos papeles...
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Y salio sin tan siquiera despedirse E: Que educada es ¿no? T: ¿Y tú qué insolente no?... ¿por qué eres así con ella? es buena gente y cuida de todo como nadie lo había hecho E: Para eso se le paga ¿no? tiene un buen sueldo, así que ha de ganárselo a pulso T: El día que te vea de buen humor con los trabajadores habrá de brindar por ello... porque de insolente no te gana nadie, en eso no te pareces a tus padres E: Yo soy de otra raza, pero aun así... sé que me quieres T: Más de lo que piensas, te crié desde pequeña, pero estropearon el trabajo que empeñé en ti (respondió marchándose) Esther comprendió que la había hecho enfadar. Salió tras ella y acercándose por detrás la enlazó entre sus brazos para decirle en un susurro... E: Siempre me ayudaste... no me dejes ahora por favor T: Esa chica lleva meses trabajando aquí, es educada, respetuosa, desempeña correctamente su labor y desde que has llegado no haces más que decirle sandeces y eso no está bien Esther, ella no se lo merece E: Cuando me conozca vera que no soy tan mala ¿no? ¿o lo soy? (dijo con una sonrisa) T: Tendrías que poner más de tu parte con el personal... E: Un día de estos los invitaré a cenar T: ¿A que no serías capaz? E: Pues claro que sí. Solo tengo que llamar para reservar y pagar claro T: ¿No cenarías con ellos? E: ¿Yo?... ¿para qué? bueno voy a ver si hablo con la veterinaria y me disculpo un poco por mi comportamiento ¿te parece bien? que creo que esa chica te cae demasiado bien La idea de Esther sobre hacer una cena con los empleados le pareció a Teresa algo inusual en ella por lo que prepararon todo con especial ilusión, para que por la noche en el jardín se reunieran todos con sus familias y darles una muestra de agradecimiento por como llevaban la finca. Era algo que Teresa había pedido muchas veces a su niña, ya que para ella siempre sería su niña, pero ésta siempre se había negado a tal evento, aunque en esta ocasión y sin saber el porque, había aceptado sin grandes problemas, prefirió no preguntar nada intuyendo que había algo Mientras, en otra parte de la casa todos los peones estaban trabajando ilusionados con que se les iba dar un pequeño ágape por todo lo trabajado ya que en muchos años nunca habían tenido nada así. Cuando murió la madre de Esther se acabaron las celebraciones y nunca habían vuelto hacer una cosa así Esther había salido a montar y se hacía tarde para la cena por lo que se apresuró y al llegar no vio a la veterinaria lo que le supuso un poco de decepción ya que sabía que no se había portado nada bien con ella, aunque no sabía el porque de ese comportamiento. Llevó el caballo a descansar y oyó como alguien estaba en los vestuarios. Sin querer se acercó hacia ellos, allí estaba la veterinaria, con una toalla rodeando su esbelto cuerpo y otra en su cabeza, esa imagen sin saber porque le revolvió algo dentro de su cuerpo, un pinchazo en su interior le dijo que se alejara pero hizo todo lo contrario
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E: Podría haber entrado alguien ¿no crees? (dijo sin quitarle la vista de encima) M: Lo siento, pero aquí no entra nadie, los chicos son muy respetuosos conmigo y nunca entrarían sabiendo que estoy yo Mientras hablaba no sabía porque pero no podía dejar de mirarla, estaba bellísima, por su cuerpo resbalan las gotas de agua y su bronceado le hacía su cuerpo más bello todavía E: Me voy a ir yendo para la casa para ver como van las cosas de la cena, Teresa me ha dicho que los chicos estaban muy contentos M: Sí, tengo entendido que ha sido un año duro y esto es un gran detalle por su parte E: ¿Vendrás verdad? M: Sí claro, también estoy invitada ¿no? E: Por supuesto (afirmo) yo... quería darte las gracias por cuidar de mis caballos y por dedicarles tanto de tu tiempo M: No se preocupe, es parte de mi trabajo y lo hago porque son parte de mi vida E: Pues venga nos vemos en un rato. Por cierto (dijo antes de salir) puedes tutearme Salió con la sensación de que por fin las cosas empezaban a ir un poco mejor con la veterinaria. Ni ella misma sabía porque se había portado así con ella desde que llegara a la finca, reconocía que su comportamiento con los empleados era algo distante, pero con la veterinaria se había pasado y lo sabía perfectamente Se fue para la casona y vio a Teresa con alguna de las mujeres de sus empleados preparando todo. Se les veía muy ilusionados aunque solo era una pequeña fiesta, pero significaba mucho para ellos. Sus padres todos los años por aquellas fechas daban una fiesta, pero todo se terminó cuando su madre murió y pensó que era hora de empezar a cambiar. Había sido una buena idea y estaba dispuesta a que todo fuera como tiempo atrás Se fue a su habitación con la intención de ducharse y prepararse para la hora acordada, pero no dejaba de pensar en la veterinaria, la imagen en la ducha le volvía una y otra vez a su mente y eso la estaba poniendo muy nerviosa, por lo que decidió no darle más importancia Cuando bajo vio a Paco con una niña en sus brazos. Era una pequeña muy bonita, con el pelo rizado y claro E: ¿Se puede saber quien es esta señorita que tiene con la baba en el suelo a mi capataz? (dijo acercándose) Paco: Es la hija de Maca, ella es Jimena. Teresa y yo la cuidamos cuando tiene alguna urgencia, la verdad que es un encanto de niña Jimena: Hola, tengo 5 años (decía señalando con sus cinco dedos) y Paco me ha dicho que un día voy a ser igual de buena que tú montando E: ¡Ah! ¿sí?... ¿eso te ha dicho? Jimena: Sip (dijo segura) E: ¿Así que tú eres la que se monta en mi caballo cuando no lo hago yo verdad? Jimena: Solo algunas veces porque mama dice que la señora se puede molestar si lo hago, así que lo hacemos pocas veces (dijo pensando que a lo mejor se había enfadado)
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E: ¡Pues sabes una cosa!... a partir de hoy podrás montar todos los días que quieras, es más quiero que te enseñen para poder ser una buena amazona Esther será mejor que hables con Maca E: Sí, luego se lo diremos a su mama Jimena: ¡¡¡Biennnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn!!! (dijo feliz) E: Pero me tienes que prometer que lo harás con mucho cuidado Jimena: Te lo prometo (contestó segura) E y Paco: Jajajajaja Esa niña sería un medio para poder ablandar un poco a la patrona lo que dejó un poco sorprendido a Paco, nunca la había visto comportarse así con nadie en todos los años que llevaba en la finca. Salió disparado hacia la cocina para contárselo a su mujer la cual no se creía lo mucho que estaban cambiando las cosas en solo un fin de semana Mientras Esther hablaba con la pequeña de las muchas cosas que hacían ambas, se daba cuenta que tenían muchas cosas en común. Esa niña no sabía porque motivo la estaba cautivando. Maca había tenido que ir a las caballerizas para ayudar a nacer a un nuevo potro, un motivo más de celebración. Cuando llegó vio como la niña hablaba con alguien pero desde lejos no sabía muy bien quien era. Estaba vestida con unos pantalones vaqueros y tenía el pelo suelto, una camisa blanca impoluta y unas bonitas botas de montar. Se acercó y vio que era su jefa. Se puso algo nerviosa porque no sabía de que podía estar hablando su pequeña con su jefa después de los encontronazos que habían tenido. Se mantuvo escondida un rato viendo como las dos reían, era una escena muy bonita así que con sumo cuidado les sacó unas fotos, hasta que se fue la poca luz que había y el flash la traicionó, cosa que hizo que las dos se giraran y la niña saliera corriendo hacia su madre Jimena: ¡Hola mami! M: ¡Hola cariño! (dijo acercándose a ellas) ¿No te habrás portado mal y te hayan tenido que regañar no? E: ¡No! tranquila, ha sido un encanto Jimena: Mami, Esther me ha dicho que podré montar siempre que tú me dejes y me porte bien M: Pues creo que vamos a tener un problema E: ¿Sí? M: Sí, que este trasto últimamente no se porta demasiado bien y si no cambia el comportamiento no hay trato Jimena: Pero Teresa y Paco me han dicho que ya soy mayor, y las niñas grandes se portan bien, y yo como ya soy grande me portaré muy bien... E: Pues si es así, está todo dicho ¿no? M: Bueno ya iremos viendo como va todo E: ¿Cómo ha ido en las caballerizas? (preguntó mirándola) me han dicho que ha salido todo bien M: Sí, se han portado muy bien, ha nacido un potrillo precioso, luego iré a verlo y si quiere puede venir para conocerlo... bueno si quieres quiero decir... E: Así esta mejor, que tampoco soy tan mayor... Por cierto quiero una copia de las fotos que nos hiciste... Jimena: Te pillo mami jajajajaja M: Está bien, hacía tiempo que no veía a la niña reír así, bueno (dijo algo triste) desde que su madre murió
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E: ¿Su madre? M: Sí, su madre, mi mujer murió hace unos meses de una larga enfermedad E: Lo siento. Tiene que ser duro para una niña tan pequeña quedarse sin su madre M: Sí, pero ahora tiene a su otra madre que la quiere y la cuida como nadie Una lágrima traidora salió de sus ojos, todavía le dolía recordar a su mujer. Esther sacó su pañuelo para tímidamente limpiar sus mejillas E: ¿Estás bien? M: Sí. Ve que tus invitados, te esperan E: Venga ve dentro y lávate la cara que te esperamos aquí La cena resultó bastante amena. Esther no quitaba la vista de encima a la veterinaria y no sabía que era lo que le estaba pasando, ya que sin pretenderlo no dejaba de buscarla con la mirada en todo momento. Llegado el filo de la media noche la hija de Maca ya daba muestras del gran cansancio que tenía y buscó su regazo para poder descansar E: Pobrecilla, deberías llevarla a dormir ya ¿no? M: Sí, esta muerta. Será mejor que me vaya E: ¿Por qué no la acuestas en alguna habitación? ya es tarde y podríais pasar la noche aquí, mañana no hay cole... (dijo con la intención de convencerla aun sin saber porque) M: No sé Esther... E: Va, ven conmigo y te digo donde podéis quedaros M: Puedo quedarme en la casita de invitados (dijo segura) en alguna ocasión especial nos hemos quedado con el consentimiento de tu padre E: Y si no lo supiera no pasaría nada (dijo sin darse cuenta de lo que acababa de decir, ¿había sido ella? ya que se extrañaba de su propia respuesta) No Maca, es igual os quedareis en una habitación de la casa Maca no puso objeción alguna y se dejó llevar. Una vez su hija descansaba salieron hacia el exterior M: Espero que no se despierte, podría llorar al verse sola y sin saber donde está E: Pues vendremos a darle alguna vuelta de vez en cuando Maca no conocía esa faceta de su jefa, ya que tenía fama de ser arisca con los miembros del personal, creía que lo hacía por la pequeña, aunque sería mejor que el carácter de la empresaria estuviera en vías de un importante cambio. Pensaba que si actuara de otra forma, el personal trabajaría más a gusto rindiendo mucho más. Ella no lo sabía, pero cuando aparecía, los empleados temían siempre alguna respuesta inadecuada por su parte Ya de madrugada Maca decidió ir a dale una vuelta al potrillo que acababa de nacer para ver que todo iba bien y se levantó siendo vista por Esther, preguntándose que a donde iría a esa hora. Desde lejos la siguió, bajo la atenta mirada de algunos de los miembros de la fiesta. Vio con la ternura que trataba al animal, primero se acercó al potrillo acariciándolo suavemente. Esther la miraba expectante viendo como se preocupaba por los animales. Con cuidado se acercó intentando no ser oída, quería ver que hacía, se había dado cuenta que le gustaba verla. No entendía porque lo hacía... el
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caso era que a ella le gustaba verla aunque fuera de lejos, pero lentamente fue acercándose hasta ponerse a su lado viendo como la veterinaria ponía su mano en el lomo cariñosamente y como le dedicaba palabras de ánimo... M: Hola bonita... veo que estás tranquila después del delicado parto ehhh (decía acariciándola) tienes un potrillo precioso, como tú (volviendo a acariciar su lomo con firmeza) E: ¿Te gusta tu trabajo verdad? (dijo sin esperarlo Maca, que seguía dando amor al animal) M: Mi trabajo me llena de satisfacción, más cuando ves que en determinados momentos te necesitan tanto Esther adelantó su mano para poder tocar a la yegua, sin pretenderlo rozó la mano de la veterinaria y ante ese contacto se miraron... Maca la miraba y sin saber el motivo la piel de la empresaria se erizo E: Se la ve bien ¿verdad? (intentó disimular) M: Sí ahora todo está controlado, solo falta ver crecer a la cría que por cierto... ¿cómo vas a llamarla?... (dijo sin dejar de mirarla) E: Pues no lo he pensado aun, pero hay tiempo para ello ¿no? M: ¿Sabes? Mi hija dijo el otro día que cuando ella tenga un caballo de mayor le llamara Lucero E: ¿Le gusta ese nombre? M: Tiene uno de peluche que se llama así E: Pues no se hable más... mañana le preguntamos y le pondremos ese si tanto le gusta. ¿Y sabes otra cosa? M: ¡Dime! E: Que si no te importa voy a regalárselo, sé que le gustan tanto como a su madre y que le gusta subir en ellos M: ¡Esther este ejemplar vale mucho dinero! E: El dinero me da igual, y si a ella le hace ilusión será el mejor de los regalos, un potrillo nacido con la ayuda de su mami Maca quedó parada ante lo oído. Jamás hubiera pensado eso de Esther, dado la fama que tenía y que para nada coincidía en como realmente era M: Gracias Esther, le darás una gran sorpresa que le gustará. Esa niña ha sufrido bastante estos últimos meses y se merece ser feliz E: ¿Problemas? M: Perder una madre a tan corta edad cuesta entenderlo (mientras bajaba la mirada) E: La querías mucho ¿verdad? M: Era mi vida y ahora mi vida es mi hija, por ella pienso seguir adelante Esther vio como sus ojos se humedecían y como temblaba por el dolor del recuerdo. Se acercó segura y tomó sus manos... E: Ya verás que podrás superarlo aunque hayan momentos que te vengas a bajo M: Por esa niña voy a superarlo (dijo rompiendo a llorar a lo que Esther reaccionó estrechándola entre sus brazos)
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Notó como Maca se apretaba contra ella y eso hizo sentir un pinchazo en su interior, otra reacción que tampoco logró entender... ¿Qué le pasaba?... ¿por qué sentía eso tan especial ante el mínimo contacto con ella? Preguntas sin respuestas que la hacían dudar. Pasados unos minutos y una vez separadas de ese contacto, Maca agradeció ese detalle M: Será mejor que volvamos ¿no? E: Sí, pero quiero que sepas que si en algo puedo ayudarte, cuentes conmigo sin dudarlo un segundo M: Muchas gracias Esther, dista mucho de cómo pensé que eras a como realmente eres E: Siempre he pensado demasiado en mí, sin darme cuenta que hay gente alrededor que necesitan ayuda y cuando te haga falta... aquí estaré yo Entre risas, charlas y música ambiental la fiesta llegaba a su fin bajo la atenta mirada de Teresa que se sentía orgullosa por como Esther se había portado esa noche con los chicos y así se lo hizo saber M: Yo también me voy ya Teresa (dijo mirando de lado a Esther) T: Vosotros sois jóvenes y seguro que aguantaríais más tiempo M: Pero mi hija mañana no me dará tregua a la hora de levantarse Esther las miraba mientras ellas seguían la conversación... E: Quien se va, soy yo, mañana viene Adrián y no sé a que hora vendrá. Que paséis buena noche (dijo mientras besaba la mejilla de esa gran señora a la que adoraba desde niña) T: Buenas noches mi niña (contesto) E: ¿Vienes para la casa ya Maca? (dijo mirándola) M: Eh... sí, sí En silencio llegaron hasta la misma puerta de la habitación donde Maca descansaría esa noche. Después de desearse buenas noches, Esther entró en la suya que estaba junto a la de las invitadas. Pensativa se desnudó para meterse entre las sabanas sin poder dejar de pensar en ellas. Esa niña le había caído muy bien... pero se daba cuenta que su madre le llamaba mucho la atención sin encontrar una explicación a ello. Daba vueltas sin conseguir conciliar el sueño. Recordaba el momento en que la vio envuelta en la toalla y algo la recorrió de pies a cabeza. Se sentía nerviosa. Su desvelo la llevó a la cocina a más de las cuatro de la madrugada, donde se puso un vaso de leche para volver a su habitación Al lado justo descansaba Maca. Era de las primeras noches que se disponía a dormir sin pensar en su mujer. La llegada de la empresaria le había llamado su atención y recordó a su mujer... la había amado hasta la locura, pero ya no estaba junto a ella. Sin darse cuenta se estaba acordando de Esther de una forma especial... “¡Maca no! (pensaba mirando hacia el techo)... tiene pareja, van a casarse... no te ilusiones porque no tienes nada que hacer con ella”... sin dejar de moverse nerviosa entre las sabanas... Amaneció un bonito día y la primera en bajar a la cocina fue la veterinaria después de ver como estaba el potrillo tras su primera noche de vida
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T: Que temprano ¿no? (dijo al verla llegar con su bata blanca) hoy es domingo Maca, no tienes que trabajar M: Lo sé Teresa, pero quería ver como estaba el recién nacido T: Mi marido fue a primera hora a darles una vuelta M: Sí lo he visto allí. Bueno voy a ver si mi hija se despierta y pasamos el día juntas, quería que la llevara al lago para darnos un baño Desde la terraza de su habitación la empresaria había seguido todos los pasos de Maca hasta verla entrar en la casa nuevamente. Después de tomar un café se dispuso a galopar un rato sin conseguir verla. A su regreso vio como el coche de Adrián hacía entrada en la finca desde la gran verja y a gran velocidad. Se acercó montada a lomos de Rayo, hasta llegar a él. Tras un suave beso como saludo se acercaron hasta los establos donde dejó a Rayo al encargado de su cuidado. Maca seguía todo de lejos hasta verlos acercarse E: Maca él es Adrián (dijo a modo de presentación) ella es la nueva veterinaria Adrián: Encantado (dijo ofreciendo su mano) M: El gusto es mío (dijo para dirigirse a la empresaria) Ya me iba Esther, nos veremos la próxima vez y pondremos a punto a Rayo E: Gracias Maca (dijo mirándola de una forma especial, algo que llamóo la atención de Adrián) Una vez solos, fue la pregunta Adrián: Te veo cambiada en la forma de hablar con los trabajadores ¿no? E: Es una buena chica y mejor trabajadora. Adrián voy a volver a competir y ella me ayudará... Adrián: Eso tendríamos que hablarlo primero ¿no? En estos momentos tenemos mucho trabajo y no disponemos de todo el tiempo que queremos E: Cuando algo se quiere, buscamos la forma de poderlo hacer Adrián: ¿Lo tienes decidido ya? E: Si Adrián: ¿Te das cuenta que entonces estarás más tiempo aquí en el campo que en la ciudad? E: Me doy cuenta sí... pero necesito un cambio y voy hacerlo. El estrés me causa dolor de cabeza y voy a poner remedio Adrián: ¿Esto no será otra cabezonería de las tuyas verdad? E: Te estoy diciendo que quiero un cambio en mi vida, tenemos mucha gente trabajando y necesito salirme de la rutina diaria Adrián: Muy bien, es tu decisión, pero sabrás que cuanto más tiempo estés aquí... menos estaremos juntos ¿no? E: Ya arreglaremos eso... Adrián: ¡Ah! ¿Si? y... ¿cuando? E: Cuando vuelvas del viaje Adrián: Muy bien, pues tenemos una conversación pendiente (dijo algo enfadado) El sueño de Esther siempre había sido luchar por competir y ser una de las mejores del país, pero su carrera se vio truncada cuando murió su madre. Aunque esa pequeña le
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había dado un gran empujón para decidir sin temor que debía hacerlo y que su éxito sería para su madre, la que siempre la animó. Su padre se llevó una gran decepción cuando por diferentes aspectos lo dejó, el principal motivo fue la muerte de su madre y la negativa por parte de su novio que no la animó a seguir adelante, sino que se puso totalmente en contra de todo lo que tuviera que ver con el mundo de los caballos. Él sabía lo que significaba para ella y el chivatazo de Teresa diciéndole que quería volver a competir había sido un gran golpe de efecto para él, por lo que decidió regalarle algo importante para su futura carrera El domingo pasó un poco tenso para Esther, no entendía porque se sentía así pero lo que sí sabía es que no aguantaba ni un minuto más con Adrián, intuía que le era infiel y aun así, jamás se lo reprochó, pero ya era hora de pararle un poco los pies, no era nadie para decirle lo que tenía que hacer con su vida. Era su vida y por una vez en mucho tiempo iba hacer lo que realmente le apetecía. Se mudaría al campo y desde allí llevaría todo lo relacionado con la empresa, pero prefería vivir en la finca rodeada de esa magnifica naturaleza de la que estaba provista. Se marcharía a Madrid para resolver el papeleo y regresaría con la intención de hacer una nueva vida Después de comer mientras Mercedes recogía las cosas de la cocina no podía faltar el café de la sobremesa que solía tomar con ella desde que era adolescente T: ¡Mi niña estoy muy contenta de que hayas tomado esa decisión! E: No quisiera equivocarme pero creo que ya es hora de que tome las riendas de mi vida T: Así me gusta que lo hagas convencida E: Sé que nunca debería haber dejado de montar pero se me hizo muy duro cuando ella se fue, y como siempre Adrián me insistió que lo mejor era que dejara la carrera deportiva T: Lo sé y ella va a estar contigo siempre. En cuanto a él... bueno, prefiero no opinar E: Sí, y por ella es por quien voy a volver y le voy a brindar esa victoria. Nunca debí dejar que se me fuera de las manos. Y de lo que pueda opinar él, ya ni me interesa. A partir de ahora pienso hacer lo que realmente me haga feliz... T: Esa es mi niña E: Además ahora tenemos una nueva pupila a la que debemos enseñar a montar y la que nos dará muchas satisfacciones además de victorias, estoy segurísima T: No lo dudo, pero ten cuidado con lo que haces. Esa niña ha sufrido mucho y los caballos han sido su vía de escape tanto para ella como para su mama E: ¿Pero que fue lo que le pasó a su esposa? T: No debería ser yo quien te contara esto, ella me lo contó al poco de empezar aquí uno de los días que no lo pasó muy bien. Su esposa apareció muerta una mañana a su lado. Sufrió un ictus y no volvió nunca a despertase, algo inesperado. Fue un golpe muy duro para ambas. De la noche a la mañana su vida cambio. Su gran amor se le fue pero tiene el consuelo de que no sufrió y que su pequeña está con ella. Esa niña es el motor que hace que cada día se levante. Es la que hace que mantenga la sonrisa en su cara y se desvive por ella. Nunca había visto a una persona disfrutar de su hija tanto como lo hace ella. Es la primera que llega al trabajo y la última que se va. Está haciendo un gran trabajo en la finca con los animales, por lo que todos estamos muy contentos con ella. Nunca la he oído protestar o una mala cara con alguien. Le dijimos que cuando hiciera falta nos podía dejar la niña aquí con nosotros que no había ningún problema. Así que esa niña es muy especial aquí. Es la fiel imagen de su madre. Ha estado un poco
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revoltosa hasta que se adaptó al cambio pero ya está mucho mejor. Su terapia han sido los caballos, se le cambia la cara cuando sube a uno E: Pues desde mañana lunes me gustaría que empezara a montar y a dar clases. y cuando vuelva seré yo personalmente quien se las dé. Espero que la madre no ponga muchas pegas por ello T: No sé cariño, a Maca le da mucho miedo que la niña sufra algún percance con los caballos y eso será con lo que tendrás que luchar un poco E: No te preocupes... no pasará nada. Yo misma supervisaré cada entrenamiento y no estará sola nunca T: Confío en ti y sé que todo saldrá bien. Sé que no me vas a defraudar, sabes que siempre he confiado en ti E: Lo sé y así va a seguir siendo T: Tarda en despertarse Adrián ¿no? E: Déjalo que duerma, le ira bien acaba de volver de un viaje y mañana sale de nuevo De repente apareció la niña como un vendaval en la cocina sin ver que a un lado se encontraba la empresaria Jimena: Up... Creo que me va caer una buena (dijo parándose en seco) E: Pues si lo sabes ¿por qué lo haces? T: Ya sabe que su mama le tiene prohibido entrar de esa manera en la casa Jimena: Lo sé, pero es que venía corriendo para decirte que ha nacido un potrillo y mama me ha dicho que Esther le ha dicho que le ponga el nombre que más me gusta. ¿Es eso verdad Esther? E: Claro pequeña, tú eres su dueña y puedes ponerle el nombre que más te guste Jimena: ¿Cómo que soy su dueña? (pregunto inocentemente) Teresa y Jimena no salían de su asombro ante esa afirmación. Las dos estaban expectantes E: Sí, lo que has oído, ese potrillo es tuyo y el nombre es cosa tuya Jimena: Pues quiero que se llame Lucero, es el nombre que siempre he pensado si tenía un caballo E: Me parece genial. Así que ese será el nombre con el que saltará a la fama T: Pero para que todo esté correcto tienes que empezar a portarte bien y no darle problemas a tu mama. Sabes que ella te quiere mucho y no le gusta que te portes mal E: Eso es verdad y la única condición que pondremos para que la semana que viene empieces a montar Mientras se producía esta conversación Adrián permanecía detrás de la puerta de la cocina, iba entrar cuando empezó todo el jaleo y prefirió escuchar todo y luego ya vería como haría para cambiar esas ideas que su novia estaba teniendo y que no le gustaban nada. Demasiados cambios en un fin de semana, algo estaba pasando y se le iba de las manos. Así que entró en la cocina asustando a la niña lo que puso de mal humor a Esther Adrián: ¿Quién es esa Mocosa? Jimena: Yo no soy ninguna mocosa (contesto enfadada) Adrián: ¿Y tú tráeme un café? (mirando a Teresa) E: De eso nada ¿se puede saber porque entras de esa manera?
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T: Vamos fuera Jimena, ellos tienen que hablar (dijo cogiéndola de la mano) Adrián: Sí, será mejor que nos dejéis solos E: ¡Que sea la última vez que entras de esa forma en alguna parte de mi casa y mucho menos que hables así a Teresa o algún empleado de aquí! No te lo voy a consentir ¿me oyes? Las voces se oían por toda la casa y la veterinaria se acercaba temiendo que la niña hubiera sido la causante de todo ese escándalo. Realmente estaba atemorizada y mil cosas se le pasaron por la cabeza como que estaría en la calle muy pronto o alguna cosa de ese tipo M: Pero... ¿qué está pasando aquí? T: Nada, que Esther está discutiendo con su prometido Jimena: ¡Mama de verdad que yo no hice nada eh! M: ¿Seguro? T: Sí Maca, la niña no hizo nada Mientras en la cocina continuaba la discusión Adrián: ¿Desde cuando eres tan amable con el servicio? E: ¡Desde que me da la gana! y tú óyeme bien... no eres quien para hablar mal de nadie. Recuerda que también eres un empleado y no te da derecho a hablar así de ninguno de ellos. Que seas el novio de la dueña no te da ningún derecho Adrián: Así que con esas estamos ahora, se supone que nos vamos a casar en unos meses y que vamos a formar una familia ¿no? E: Sí, puede que sí, pero eso no quita para que faltes el respeto a nadie Adrián: Mira llevas un fin de semana de lo más raro y no me gusta nada E: Pues será mejor que nos demos un tiempo y ya hablaremos más adelante, porque yo ahora no estoy ni para boda ni para nada relacionado con el tema Las chicas desde fuera oían perplejas todo lo que se estaba hablando dentro y no daban crédito a lo que oían T: Creo que tu llegada está cambiando muchas cosas M: Ufff... miedo me da todo esto En el fondo Maca se sentía aliviada porque ella también estaba sintiendo algo muy fuerte por Esther. Nerviosas seguían oyendo las voces que salían del interior Adrián: No me puedo creer que después de tanto tiempo me digas que lo dejamos por un tiempo, después de lo mucho que yo he hecho por ti E: Mira, no me vengas con el discurso barato de lo mucho que has hecho por mí porque ya no cuela. Te he consentido muchas cosas, entre otras porque me daba exactamente igual, pero hasta hoy hemos llegado Adrián: ¿Sí?... ¿dime? ¿qué fue lo que te hice para que te hiciera tanto daño? E: Estoy cansada de tus viajes sabiendo que lo que realmente haces es acostarte con cualquiera de las secretarias de mi oficina, a las cuales sobornas y humillas. ¿Pero qué te pensabas que no me iba a enterar? ¿Realmente crees que soy tan estupita? ¿no te parece raro que cada semana alguna de las secretarias renuncie a su puesto, cuando
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sabes que las cosas no están nada bien en el país y que un puesto de trabajo hoy en día es una lotería? Adrián: ¿Y si lo sabias por qué lo has consentido? E: ¿Por qué?... pues porque realmente me daba igual, esto nuestro no es más que una pantomima y estoy dispuesta a rectificar. Ya es hora que espabile y tome las riendas de mi vida. Desde hoy todo cambia y eso te afecta también a ti Adrián: ¿Entonces esto es definitivo? ¿No crees que te estás precipitando? (algo nervioso) Podríamos intentarlo de nuevo y seré yo quien cambie... pero no me dejes por favor E: ¡No Adrián! es definitivo. Es más no quiero que vuelvas a pisar las oficinas y quiero que recojas tus cosas de mi casa. No quiero ver nada tuyo cuando llegue mañana por la noche Adrián: Muy bien, solo espero que lo pienses y no sea fruto del enfado. Aunque también podría ser que la veterinaria esa te haya cautivado... (saliendo de la casa) Adrián: ¿Y vosotras que miráis? ¿Estaréis contentas verdad? M: Pues mira no sé que coño ha pasado pero que sea la última vez que hablas así a mi hija o a cualquiera de los empleados de esta finca, que te quede bien claro porque entonces te las verás conmigo y no creo que te guste mucho esa faceta mía Adrián: ¿Me estás amenazando? M: ¡No! solo te lo estoy advirtiendo por si acaso se te ocurre Adrián: Escucha veterinaria... tú no eres quien para decirme como tengo que hablarle a los empleados ¿me oyes?... no eres nadie M: Te equivocas. Y sí... soy la veterinaria y en este recinto fuera de la casa, quien manda soy yo ¿te queda claro? Así que ya te estás largando, que quien manda en esta finca ya te ha echado... Esther permanecía expectante ante tanto escándalo y le gustaba que Maca le pusiera en su sitio. Estaba confundida ante todo lo que había pasado E: Siento que hayáis tenido que aguantar todo el espectáculo M: Tranquila no pasa nada, la que lo siente soy yo si hemos provocado el motivo de tus problemas La niña permanecía en los brazos de Teresa mientras su madre y Esther hablaban. Teresa tenía el presentimiento de que algo pasaría muy pronto, y que esos acercamientos entre ambas ayudarían a superar todo a Esther sin muchos problemas E: Necesito un abrazo ¿me lo das? M: Claro que sí. Ven aquí (dijo estrechándola contra ella) Ese abrazo llenó de ternura y sentimiento removió muchas cosas en ambas. Teresa las miraba como testigo de que algo estaba naciendo en ese preciso momento Después de ese abrazo las dos quedaron mirándose a los ojos, muy cerca la una de la otra. Esther no sabía muy bien que era, pero esa veterinaria se había colado muy dentro de ella. Para Maca también se hizo muy difícil separarse pero no quería hacer una locura y ahora que todo iba bien no quería estropearlo. Desecho la idea de besarla sabía que ella tenía novio y a pesar que acababan de dejarlo, no las tenía todas. Es verdad que Esther se había comportado muy diferente con ella y esos abrazos estaban cargados de
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mucho sentimiento, pero quizás fueran fruto del momento y no sería ella la que provocara una situación incomoda E: Bueno, creo que a partir de hoy todo cambia en esta finca. ¿No te parece Teresa? T: Sí, y ya era hora mi niña. Es la mejor decisión que has tomado en mucho tiempo E: Ah... ¿sí? ¿Y por qué no me habías dicho nada? tú siempre me has dicho todo lo malo que hago ¿por qué de lo bueno no? T: Pues por que es la primera vez que haces las cosas como se tienen que hacer. Ese idiota nunca me cayó bien pero es tu novio y yo nunca me meteré en tus cosas. Te daré mis consejos pero nunca te diría nada malo aunque no me guste E: Te entiendo ¿Y usted señorita no va salir de detrás de Teresa para darle las nuevas noticias a mama? (dijo a la pequeña) Jimena: Si es que Adrián me da miedo y no me gusta M: Bueno cariño pero ya está aquí mama y los demás que te queremos mucho E: Eso y además tú eres mi protegida T: ¿Tu protegida? E: Sí, has odio bien Teresa, no hace falta que repitas todo lo que digo M: Bueno vamos a poner un poco de orden en todo esto y vamos a ir por partes E: Mira el potrillo es de Jimena, se llama Lucero y a partir de ahora empiezan las clases de equitación, eso sí... después de salir del cole y de hacer los deberes, esa es la condición. Portarse bien también entra dentro del trato Jimena: ¡¡¡Jo son muchas cosas!!! (dijo poniendo morritos) E: Pues es lo que hay, así que tú decides M: Eso tendría que decirlo yo antes que nada ¿no os parece? E: Perdona. Me he tomado muchas libertades sin tu consentimiento Jimena: ¡Mami di que sí porfi... porfi venga, venga dilo porfi! M: Anda que no sabes tú nada ¡eh pequeñaza! Pero las condiciones son inamovibles E: Yo corro con el riesgo y con los gastos de todo que no supondrán nada para mi M: Pero no quiero abusar de tu confianza y de tu posición E: Eso será asunto mío. Tú tranquila que yo me encargo de todo. La semana que viene regreso para quedarme una larga temporada y empezaremos las clases pero antes podría ir montando un poco en Azabache. Será el caballo con el que algún día competirá y para mi será trueno Teresa miraba con los ojos salidos de las orbitas, lo que estaba escuchando no podía creerlo, su mejor caballo se lo daba a la niña y ella se quedaría con el segundo aunque muy bueno también. Algo había en esa pequeña que iba dar guerra E: Bueno hablaré con Paco y que organice todo para el campeonato que comenzará sino me equivoco en un par de meses M: Muy bien, ve tú delante, mientras le doy la merienda a Jimena T: Ya me encargo yo. Seguro que le gusta lo que le tengo preparado E: ¡Como te gusta sobornar a los niños con tus galletas mágicas!... T: No lo dudes, es mi arma secreta contra el mal comportamiento y creo que contigo funcionó hasta que te fuiste de aquí M: Pues entonces vamos que no quiero que se haga muy tarde que mañana hay colegio y esta señorita lleva un fin de semana un poco fuera de sus horarios
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E: Sí será lo mejor. Además me gustaría comentarte algo antes de irme Le dio un beso a la pequeña y salieron hacia la finca. Por el camino iban en el jeep de Maca, era viejo pero estaba muy bien cuidado, se notaba que era una persona muy cuidadosa E: ¿Te parece bien la idea que la niña empiece a dar clases de equitación? más tarde cuando está lista competirá en su categoría M: No quiero mentirte. Me da un poco de miedo, pero sé que no la vas a dejar sola y que una exhaustiva enseñanza le vendrá bien. Lo que no quiero es que te de problemas y si es así me gustaría que me lo dijeras E: Tú descuida que por eso no habrá problema M: No sé si podré agradecerte todo cuanto estás haciendo por nosotras E: Sé lo mucho que te has preocupado por la finca, la ganadería, los caballos y eso dice mucho de ti. Es más me gustaría si tú quisieras claro, que te vinieras a la finca a vivir, podríais hacerlo en la casa de invitados. Habría que hacer alguna reforma, pero sería justo que la ocuparais vosotras. Además sería un buen ahorro que lo podrías emplear en otras cosas M: Ufff... la verdad que la idea es tentadora pero es demasiado para mi en un día. ¿Además que pensarán los demás empleados? E: Eso me da igual. Eres la veterinaria, sé que muchas veces tienes que venir por la noche y traer a la niña, así que no veo porque tendrían que decir nada. Además Teresa y Paco también tienen su propia casa aquí M: Es una oferta que no tendría ni que pensar, pero déjame que lo piense en estos días y cuando vuelvas el fin de semana lo hablamos En lo que charlaban llegaron a las caballerizas. Fueron tomando nota de todos los caballos y cuando pensaba que ya se iban, Maca le dijo que tenía una pequeña sorpresa para ella M: Bueno pues aquí está... es un regalo de tu padre elegido por mí con la ayuda de Paco E: ¡Es precioso! (dijo tocando el nuevo ejemplar) M: Eso se lo tendrás que agradecer a tu padre que lo ha pagado E: Sí claro, el sabe que me encantan, pero se que tú y Paco habréis luchado por que sea el mejor, no me cabe duda de ello. Así que estoy deseando montarlo. ¿Que te parece si salimos las dos a dar una vuelta por la finca y así veo los cambios que habéis hecho en ella? M: Perfecto. Me cambio y voy fuera Esther salió mientras que Maca entraba en su vestuario y se ponía su ropa de montar, ya que Esther iba con ella puesta. Mientras tanto, Paco preparaba los caballos M: ¡Ya estoy lista! (dijo desde detrás) Al darse la vuelta Esther se quedó un poco fuera de juego, la veterinaria estaba preciosa, sabía que era lo que sentía por ella, se estaba enamorando. No sabía como había pasado pero se había colado dentro en tan solo un fin de semana aunque sabía que no venía de ahora. Siempre había sentido algo por alguna que otra mujer pero siempre había desechado esa idea. En su adolescencia tuvo alguna duda y un pequeño lío con una compañera de clase, pero decidió cerrar esa etapa de su vida. Solo sabía de ello Teresa,
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la única que sabía de su secreto y que con el tiempo quedó en el olvido. Por eso supo enseguida que con Maca todo sería distinto, era lo que necesitaba, sacar todo eso que había tenido guardado en su interior por miedo al que dirán, por su posición social y por todo cuanto la rodeaba. Había sido la primera en su promoción. Un expediente impecable, pero ya era hora de vivir su vida, era hora de sacar fuera lo que sentía y sabía que quizás con ella podría lograrlo. Ella le había abierto los ojos. Su belleza, su porte elegante, la hacía realmente hermosa. Deseaba dar ese paseo y llevarla a todos esos sitios que siempre había deseado compartir con su pareja ideal M: ¿Te pasa algo? E: ¿Eh?... no perdona es que estás muy guapa (dijo sin dejar de mirarla) M: ¿Cómo? E: Lo que has oído. Que te sienta genial la ropa de montar M: Gracias Maca no sabía como tomarse todo aquello. Había sufrido mucho para hacerse ideas que no eran. No quería estropear lo que había ganado en tan poco tiempo. La dejaría que fuera ella la que se lanzara si es que se producía ese momento. Sabía que no había olvidado a su mujer, la tenía muy presente todavía pero era algo que no era posible, tenía que salir adelante y si iba a ser ella quien lo hiciera no le importaría E: Venga que se nos hará tarde y tenemos mucho trabajo que hacer Paco: ¿Queréis que os acompañe? E: Gracias Paco pero no hace falta, ve a casa y ayuda a Teresa en todo lo que haga falta, además me gustaría que preparasen la casa de invitados puede que en breve sea habitada La cara de Maca la delató ya que no pudo contener la risa. La mirada de los otros dos fue de perplejidad ante esa reacción y empezaron a reír los tres. Paco se sentía muy bien. Era época de grandes cambios y eso le gustaba. Corrió hacia la casona y le contó con detalles todo lo ocurrido a su mujer. Teresa que no salía de su asombro no dejaba de preguntar mientras la niña jugaba con sus juguetes aunque expectativa a cuanto hablaban los adultos Juntas y a lomos de los caballos salieron sin rumbo fijo sin demasiada prisa. Maca iba indicándole las reformas que habían hecho en una zona determinada por expreso deseo de su padre M: Mira ves... se cambiaron todas las vallas, algunas estaban francamente mal y los animales corrían el riesgo de hacerse daño con algunos alambres rotos E: Estos caballos han de vivir sin peligro alguno, además he pensado cuando tenga algo de tiempo en procrearlos y poder venderlos, claro que los nuestros serán intocables y se me está ocurriendo que seria bueno poner una escuela de equitación... ¿que te parece a ti? M: A mi me parece perfecto cualquier cosa que te vaya bien a ti, y puedes contar con mi ayuda siempre que lo necesites E: Gracias Maca, seguro me hará falta... venga que te echo una carrera ¿Te hace? la última que llegue al estanque le toca meterse en él ¿vale? (dijo mirándola fijamente con una sonrisa que desequilibró a la veterinaria) M: Pues entonces ya he perdido antes de salir E: Jajajaja... venga que eso no lo sabremos hasta llegar allí
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M: Si llegar pienso hacerlo, pero seguro de después de ti (contestó segura) Esther la dejó salir un poco antes y cuando lo creyó conveniente, dio con las espuelas a su caballo para echar a correr. Desde detrás no le quitaba la vista de encima. Veía como Maca miraba de vez en cuando hacia atrás buscando a la empresaria, que seguía dándole ventaja hasta que aceleró el paso del animal para poderla alcanzar. Justo cuando pasaba junto a ella rió con ganas sin dejar de mirarla... M: ¡Lo imaginaba! (gritaba) E: ¡¡Venga dale!! que tú puedes, (dijo mirándola sin percatarse de la roca con la que se iba a topar) M: ¡¡¡Esther!!! cuidado (grito) viendo como con destreza hacía saltar limpiamente al animal, algo que hizo parar en seco a la veterinaria, que a lo lejos veía como hacía saltar nuevamente a su caballo, haciéndole una demostración de sus cualidades como jinete) M: Te quedaron de lujo esos saltos (dijo impresionada) E: Venga que esto no acaba aquí, te espero en el estanque que ya veo perfectamente hasta como te metes en el agua jajajaja, venga sal tu primera que aun faltan unos metros para llegar... Maca se puso en camino aun sabiendo que sería adelantada por ella Entre risas bajó de su caballo mientras la veía llegar al galope M: Sabía que serías la primera y es que yo soy algo miedica para correr demasiado E: Venga, te toca (decía mientras tomaba asiento sobre una de las rocas junto al estanque, para tener un buen plano de lo que vería) al agua, pero ya... M: ¿Lo dices en serio?... E: Por supuesto M: ¡Pensé que se trataba de una broma! E: Ya ves que no... venga te toca mojarte (sin dejar de mirarla) M: Pero Esther... no tengo ropa de baño E: ¡Que más da eso! M: Pues que luego me quedaré con la ropa empapada... E: Venga ¿te metes tú... o te meto yo? Has perdido guapa y has de cumplir con la apuesta (decía seria) M: ¡Eres mala eh! E: Ni te imaginas cuanto. Venga, al agua Maca iba decidida a no fallarle, se sentó para quitarse las botas bajo la atenta mirada de su jefa y ya amiga. Lentamente pero con decisión se descalzó para acercarse a la orilla... E: ¿Vas a meterte con ropa? M: ¿Tú que crees? (girándose hacia ella) E: Podrías quitártela ¿no? M: ¡Sí hombre!... ¡para que venga alguien! E: No vendrá nadie Y Maca no se lo pensó... Sin prisas y sin dejar de mirar a todos lados, se fue despojando de su ropa. Esther no perdía detalle de todos sus movimientos mientras notaba como su
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cuerpo sentía algo especial al contemplar casi su desnudez. Estaba preciosa desde detrás, mientras veía como desabrochaba el sujetador para quedarse tan solo con el tanga. Esther se sintió nerviosa y hasta empezaba a arrepentirse de esa apuesta ya que la veía inquieta por la proposición. Lentamente la vio meterse en el agua y como oía algún suspiro al contacto con la frialdad del agua E: Bien... cumpliste. Eres una tía grande, espera que vengo ahora mismo... Esther rodeo unos árboles y rápidamente se quitó la ropa para estar en igualdad de condiciones para no hacerla sentir mal... sin pensarlo se coló dentro del estanque por la parte contraria y cogiendo por sorpresa a Maca se acercó por detrás sumergiéndose para rozar sus piernas suavemente a lo que Maca respondió dando un salto... M: ¡¡Joder!!... que susto (mientras se giraba hacia ella) E: No tienes que asustarte de mi (dijo en un susurro sin dejar de mirarla) Verla mojada y preocupada la había puesto a mil, su corazón le latía aceleradamente y su mirada era especial, era la primera vez que sentía algo así... Maca esperaba quieta en su sitio. Esther atrapó una de sus manos, algo que dejó perpleja a la veterinaria que se dejaba hacer E: No sé que me pasa contigo Maca... pero me siento tan bien a tu lado que no me gustaría que esto acabara aquí M: Esther yo... (dijo expectante) Las miradas se cruzaron, sus manos se rozaron... E: Me gustas Maca, me gustas mucho M: ¡Esther! (dijo débilmente) Esther se acercó lentamente y rozó sus labios... E: Lo siento Maca (dijo dando un paso a tras) M: No te arrepientas nunca de lo que hagas si es un sentimiento puro (mientras era ella quien tomaba las riendas de todo nuevamente y acercándose enlazó sus manos mientras la besaba dulcemente cerrando sus ojos con el afán que esto no acabara nunca) Un mínimo roce sirvió para comprender que estaba naciendo algo nuevo en ellas. Esther se separó con sumo cuidado y mirándola firmemente se zambulló bajo el agua. Maca observaba sus movimientos mientras sentía un pinchazo especial en un determinado lugar de su anatomía. Vio como se retiraba y como a lo lejos salía del agua para desaparecer tras los árboles. A toda prisa salía para empezar a vestirse, se despojo del tanga mojado y cuando apareció Esther ya estaba casi totalmente vestida E: Perdona Maca... no sé que me pasó (dijo bajando la mirada) M: ¿No te gustó como te bese? E: Ese es el problema... me gustas mucho M: ¿Y qué problema hay? E: Que no sé que tengo que hacer ahora M: Dejarte llevar
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E: Maca, poco a poco ¿vale? M: El tiempo que necesites... no hay prisa ninguna y yo esperaré... E: Tenemos que hablar de esto (dijo algo nerviosa) yo nunca he estado con una mujer y quiero que lo sepas... M: Por eso no te preocupes. ¿Quieres que nos vayamos? E: Sí, se hace tarde y quiero salir pronto para Madrid El paseo se fue alargando y entre risas, besos y confesiones se fue haciendo bastante tarde, por lo que la vuelta la hicieron algo más rápido de lo que les hubiera gustado. Dejaron en las caballeriazas los caballos y salieron en el coche para la casona E: El viernes vendré para quedarme. Me gustaría que os vinierais a vivir a la casita (dijo mirándola) M: Ufff... la proposición no puedo rechazarla pero es muy precipitado y no quiero estropear esto tan bonito que estamos sintiendo. Me da pánico que salga mal, porque no me gustaría perderte... E: Lo sé, a mi tampoco, pero nunca he estado más convencida de nada. Nunca había sentido nada tan profundo por nadie como lo que estoy sintiendo por ti M: Me gusta oírte decir eso. Además todos los empleados han notado el cambio y eso es una buena señal, ya es hora de que dejes salir a la verdadera Esther (mientras Maca paraba el coche en el camino) E: ¿Por qué te detienes? M: Porque me apetece besarte y no quiero una despedida sino un hasta luego. Sé que será una semana dura para ti y quiero que estés tranquila, no pienses en nada, solo en ti y que tú eres la que manda en tu vida. Tienes que estar tranquila para empezar a competir. Sabes que será duro pero eres la mejor E: Sí, sé que no será nada fácil pero sé que a vuestro lado todo será más fácil. Aquí es donde siempre he sentido que tenía una familia. Y ahora más que nunca es donde quiero estar M: Te prometo que voy a pensar lo de la casa y ya cuado tú estés aquí lo vemos y pensamos que hacer. Podremos pasar aquí todo el verano juntos, ya lo vamos viendo, lo que si sé, es que Jimena va a pasarlo en grande y eso le ayudará a superar lo que aun lleva dentro... E: Muy bien, no quiero que te precipites y que des los pasos que necesites, quiero que sepas que estoy a tu lado para lo que haga falta M: Lo sé gracias. Venga que se hace muy tarde y todavía te queda un rato para llegar a casa E: Pues venga que esta semana verás como pasa volando Maca ponía de nuevo el coche en marcha y salían para la casona donde les esperaban los demás. Al llegar la pequeña ya estaba dormida por lo que se despidió de ella con un tierno beso. Esa niña se la había ganado Teresa, veía que un gran cambio se avecinaba, era lo que siempre había deseado para su niña. Maca se había quedado fuera hablando con Paco E: Teresa supongo que Paco ya te habrá contado que le he pedido a Maca que se venga a vivir a la casita de invitados y que me gustaría que estuviera lista por si acepta T: Lo sé mi niña. Estoy muy contenta por las dos. Sé que sois muy buenas personas las dos y os necesitáis. Solo quiero que no os hagáis daño nunca por nada. Habéis sufrido mucho, por eso quiero que estés segura y sepas donde te metes
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E: Lo sé Teresa y no te creas que no lo he pensado pero creo que ya es hora de empezar a vivir mi vida. Mi abuela me lo dijo un día y tú también, que debía sacar mi interior y mostrárselo a la persona que más me quisiera y creo que esa persona la he encontrado T: Lo sé hija, pero recuerda que hasta hace unas horas estabas con Adrián y se fue de aquí no con muy buena cara. Te quedan días duros por pasar. Me consta que ese tipo no te lo pondrá nada fácil pero sé que tu padre te va apoyar en lo que decidas. Él siempre ha querido lo mejor para ti. Se llevó una gran decepción cuando dejaste de competir E: Sí, él siempre me animó y apostó por mi. Me ha regalado el mejor caballo que hay. Paco y Maca me lo han enseñado y es precioso T: Será mejor que recojas tus cosas porque no quiero que se te haga de noche. Y cuando llegues me das un toque. Anda sube que ya he recogido casi todo pero sé que te gusta guardar tus cosas personales E: Sí voy, aunque dejaré casi todo, el viernes quiero venirme, tengo que empezar a entrenar porque la competición es dura. Por cierto, sube a la niña al cuarto de arriba porque ya es tarde para que se vayan a su casa. Mañana Paco la llevará al colegio y así Maca podrá organizar todo lo relacionado con la finca T: Sí venga, no te entretengas más Esther se fue para recoger sus cosas mientras los demás dialogaban en el porche T: Esther me ha pedido que os quedéis en casa y que mañana Paco lleve a Jimena al colegio Paco: Por mi no hay problema M: Será lo mejor, ya es algo tarde. Voy a subirla y ahora vengo Maca dio un beso a la niña y la tomó en sus brazos para subirla al cuarto donde habían pasado más de una noche. La dejó en la cama y salió. Se detuvo en la habitación de Esther, que no se había percatado de su presencia M: ¿Veo que dejas muchas cosas? E: Sí porque serán solo unos días y allí tengo todo lo que me puede hacer falta Maca se acercó despacio hacia ella con la mirada encendida. Nunca le habían gustado las despedidas pero aquella era inevitable E: No quiero que estés triste, solo serán unos días M: Lo sé, pero se me van hacer muy largos, pero es lo que hay ¿no? Se abrazaron y se prodigaron besos muy profundos hasta caer en la cama, dando rienda suelta a sus deseos, pero sabían que no era el momento ni el lugar, no querían precitarse, querían que fuera algo muy especial M: Será mejor que nos calmemos un poco, tenemos toda una vida para estar juntas E: Sí, no hay prisa. Tendremos tiempo. Estamos empezando y será mejor ir sin prisas. Solo que estoy un poco nerviosa no te lo voy a negar. Nunca he estado con una mujer en la intimidad y me da miedo no saber corresponderte M: No pienses... eso ira surgiendo y no tienes que temer por ello. Será algo natural y espontáneo
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Permanecían en la cama, una sobre la otra la otra. Hablaban serenamente. Sabían que el tiempo se les acababa y aunque no querían separarse, sabían que no era aconsejable prolongarlo más y que Esther debía marcharse ya M: Odio decir esto pero será mejor que bajemos has de irte por más que no sea eso lo que quiera E: Sí, pero déjame darte una buena dosis de besos para sobrellevar la semana Y así fue se prodigaron besos y caricias, quedando con ganas de más, pero una vez más se tuvieron que reprimir Cuando bajaron Paco ya tenía el coche listo y Teresa le había preparado unos tapers de comida. Sabía que comía poco, mal y a deshoras y sabiendo que eran sus platos preferidos se aseguraba que comiera bien Se despidió de todos y salió sin más, rumbo a la gran ciudad. Por el camino fue recordando lo bien que se había sentido y lo eufórica que se sentía. Por fin iba empezar a ser ella misma y hacer lo que realmente quería. Llegó al garaje de su apartamento y vio algo que no le gustó demasiado. El coche de Adrián estaba allí, no le apetecía nada discutir y sabía que era lo que iba pasar. Saludó al portero y dio órdenes que después de que saliera Adrián no volviera a dejarle entrar más. El hombre sabía que cuando daba una orden era mejor no replicar ni decir nada Al entrar en casa olía a comida y la mesa estaba estudiadamente colocada, había un ambiente muy acogedor que para nada se esperaba. Era lo que menos se esperaba después de la gran bronca en la finca Adrián: Hola mi amor. Pensé que vendrías más temprano, llevo rato esperándote... (dijo apoyado sobre el quicio de una de las puertas) E: ¿Qué haces tú aquí? (preguntó enfadada) Adrián: He preparado una lubina a la sal con algo de marisco. Además me gustaría pedirte disculpas por mi comportamiento con la gente de la finca (sabiendo que se había pasado y como fuera tenía que resolver el problema) E: ¡Contéstame Adrián!... Adrián: Bueno, esta sigue siendo mi casa ¿no? E: Ya no (espetó segura) Adrián: Eso tendremos que hablarlo ¿no crees? (dijo mirándola tiernamente) E: Mira estoy muy cansada. Y me gustaría darme una ducha para relajarme, quiero irme a dormir pronto Adrián: Por favor cena conmigo E: Está bien cenaremos y luego te vas pero deja que me de duche. Antes voy a darle un toque a la finca para decir que he llegado bien Adrián: Si quieres mientras te duchas llamo yo ¿te parece? E: Como quieras (dijo saliendo del salón) Mientras se duchaba, Adrián fue se encargó de llamar a la finca, Maca fue quien contestó esa llamada, quedando algo sorprendida al comprobar que no fue Esther quien llamó. No entendía nada, se puso algo tensa al oír la voz de aquel cretino
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Teresa notó algo extraño en el comportamiento de Maca, que desde que había contestado a esa llamada cambio radicalmente T: ¿Pasa algo Maca? M: No sé... (dijo algo ausente) T: ¿Quién era? M: Adrián. Dice que Esther ha llegado bien a casa T: ¿Está él en casa? M: Pues al parecer sí (dijo triste) T: ¿Qué pasa niña? lo mismo está allí hasta que pueda mudarse a otro lado. No tienes que preocuparte por nada, Esther con ese chico nunca será como es ella realmente. Todos dicen que es una engreída y una mal criada, pero la verdad es que tiene un corazón muy grande, pero déjame decirte que siempre ha luchado en contra de algo que lleva muy escondido y que al parecer a tu lado ha decidido sacarlo fuera M: No sé Teresa, esta tarde la vi tan segura... pero ahora (dijo bajando la mirada) T: No pasa nada ahora Maca, ese chico no la deja ser como verdaderamente es ella M: Buenas noches Teresa, será mejor que me vaya a dormir T: ¡Maca! (la llamó viendo como se daba la vuelta para poderla ver) No pienses mucho y descansa M: Sí, lo intentaré Mientras Esther se duchaba, Adrián preparó todo de forma especial para una noche diferente, ya que lo tenía todo muy bien pensado. La vio aparecer vestida cómodamente y la encontró bellísima con el pelo húmedo Adrián: Estás realmente preciosa esta noche (dijo retirando su silla para que tomara asiento) E: No quiero cumplidos ¿vale? cenaremos juntos, pero dormiremos separados y mañana te mudas aunque sea al otro apartamento Adrián: ¿No quieres que lo hablemos? E: No hay nada que hablar Adrián. Ya te dije que necesitaba tiempo para mi y no voy a echarme para tras Adrián: ¿Por qué no lo piensas al menos? E: Por favor no me lo pongas más difícil La cena transcurría silenciosamente por parte de Esther, porque el chico no dejaba de contarle cosas, y proyectos para el futuro, mientras no dejaba de llenar las copas de vino una y otra vez... Adrián: Este vino está riquísimo... Toma (dijo ofreciéndole una copa más, satisfecho por lo que estaba consiguiendo) E: Gracias (dijo llevándose la copa a los labios bajo su atenta mirada) A medida que pasaba la noche, Esther iba charlando más, y sin saber la razón reía sin parar... lo que llenó de satisfacción al chico. Después de cenar fueron juntos al salón donde acabarían comiéndose a besos entre suspiros y ansias por querer más. La tomó en sus brazos para llevarla a la habitación donde la hizo suya una noche más...
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Para Maca fue una noche inquieta. El nerviosismo no la dejó descansar y al alba se levantó para darle una vuelta al potrillo y comprobar que todo estaba bien, hasta la hora de levantar a su hija Esther despertó viéndose desnuda y comprobando que no estaba sola... su acompañante dormía profundamente mientras las sabanas tapaban exclusivamente cierta parte de su anatomía. Esther se preguntaba que hacía allí, como fue posible que pasara la noche con él... pero lo que más le preocupaba era que había pasado entre ellos. Con sumo cuidado se levantó para ir al baño. Tomó una ducha mientras la rabia la hacía llorar. Apoyó sus brazos en el frontal de la ducha rompiendo a llorar... E: ¿Por qué?? ¿Por qué?... (se preguntaba una y otra vez) En la cocina Adrián preparaba café a la espera de su chica, pensando que todo en ella había cambiado tras la noche repleta de amor. Una vez vestida apareció ante el con la intención de echarlo de su casa E: ¿Quiero que me digas que ha pasado esta noche? Adrián: Pues lo que pasó otras tantas ¡que nos amamos hasta estar agotados! E: ¿Me obligaste? Adrián: No cariño... me lo pediste, que es distinto E: No te creo y sal de mi casa ahora mismo Adrián: ¡Me pediste que te hiciera el amor como nunca! E: Y yo sigo sin creerte. Eres un hipócrita y te vas de mi casa ahora mismo y sin perder tiempo... Los días pasaban y no sabía si tenía que llamar a Maca y contarle todo o dejarlo pasar. El caso era que se sentía tremendamente sola y angustiada por lo que decidió llamar a su padre y poderle contar lo que pensaba del porque sucedió eso la noche de su llegada Pablo: Pasa hija, estaba esperándote, te noté nerviosa por teléfono. Dime... ¿qué te pasa? E: Se trata de Adrián papa... rompimos el otro día y no quiere entenderlo Pablo: ¿Ya no lo quieres? E: Ahora sé que no lo he querido nunca. Papa... creo que... (rompiendo a llorar) Pablo: ¿Qué tienes hija? (preguntaba angustiado) E: La otra noche Adrián me forzó a mantener relaciones con él Pablo: ¿Estás segura de eso? E: Segurísima papa. Algo tuvo que hacer para conseguirme Pablo: ¿Dónde esta ahora él? E: No lo sé, ni me importa, sé que salía de viaje, lo que no sé es si ya volvió. Pero no quiero saber nada más de él Pablo: Hablare con él E: Eso ya me da igual papa. Quiero que salga de mi vida para siempre. Más que nunca ahora sé lo que quiero, y no es a él precisamente. Me voy mañana como ya te conté y trabajaré desde allí para poder entrenar. Papa necesito un cambio en mi vida y sé el camino a seguir. Pero este tío me ha dado un palo muy gordo y ahora no sé que debo hacer
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Pablo: Vete al pueblo, tomate unos días de descanso y relájate con los caballos, que de todo lo demás me ocuparé yo. Cuando Adrián vuelva por aquí tendrá que darme algunas explicaciones... Desde la oficina habló por teléfono con Teresa para decirle que adelantaba un día su vuelta, de lo que se extrañó, pues con tan solo oírla hablar sabía que algo le había pasado T: ¿Te pasa algo cariño? E: Ya te contaré cuando regrese, pero no quiero que nadie sepa nada T: Me estás preocupando (decía mientras la oía llorar) ¿Qué tienes nena? E: Ha pasado algo con Adrián (contestaba entre sollozos) T: ¿Cuando vienes? E: Quiero salir mañana al alba T: Ten cuidado cariño, te noto nerviosa. ¿Quieres que vaya mi marido a recogerte? E: No... no hace falta estoy bien T: No estás bien. Te conozco. ¿Le digo a Maca que vaya a buscarte? seguro le hace muchísima ilusión E: Teresa por favor. Llegaré temprano y te contaré A primera hora de la mañana y más pronto de lo previsto, aparecía en la finca el coche de Esther que tras dejarlo en la puerta entró en casa dispuesta a contarle lo ocurrido a Teresa, que era quien mejor la entendía y estaba segura que podría ayudarla a superar este bache que estaba atravesando T: ¿Cómo estás hija? (dijo mientras la tomaba en sus brazos) E: Realmente no estoy muy bien T: Ven mi niña, que preparo café y me cuentas que es lo que te atormenta En el exterior la vida empezaba ese nuevo día para todos los trabajadores de la finca. Maca aparecía conduciendo el coche propiedad de su jefa con el que se desplazaba mientras trabajaba, dado que el suyo se le estropeó días antes. Observó que en la puerta de la casa había un coche que no conocía pensando que había visita. Después de aparcar y como cada día entraba en la casa para saludar a Teresa y preguntar que sabía sobre Esther. La sorpresa fue grande, lo que menos se esperaba era verla junto a Teresa, pero notó tristeza en el rostro de Esther y le dio mala espina. Se acercó cambiando la sonrisa con la que entró M: Vaya sorpresa ¿no? (dijo acercándose a Esther) ¡Buenos días Teresa! (para saludar con un beso a la empresaria) ¿Qué te pasa Esther? (preguntó al verla con los ojos rojos, muestra que había estado llorando) E: Problemas en el trabajo M: ¿Importantes? si lo necesitas puedes contar conmigo lo sabes ¿verdad? E: Gracias Maca, lo sé T: ¿Esther deberías contárselo no crees? M: ¿Me he perdido algo? E: No Maca, es solo que he roto definitivamente con Adrián M: Y... ¿eso te duele tanto?
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E: Pues no sé si me duele mucho o poco, pero no estoy bien, y ahora si me permitís voy a mi habitación, quiero cambiarme necesito montar un rato Maca se quedó extrañada del comportamiento de Esther, pero sobre todo por el gran cambio que había notado en ella. Teresa le hizo señas que no se preocupara y que ya tendrían tiempo de hablar, mientras la veían marchar más lento de lo acostumbrado en ella Maca se tomó un café con Teresa mientras esperaba que Esther se cambiara, pero tardaba en bajar y decidió subir a verla y poder hablar con ella. No había podido hacerlo mucho durante la semana y tenía muchas cosas que decirle sobre los nuevos avances que había sufrido la finca en tan solo una semana. Tocó a la puerta y espero que le diera paso M: Hola. ¿Puedo pasar? E: ¡Claro! estás en tu casa M: No tienes muy buena cara Esther y deberías descansar un poco antes de ir a montar E: ¡No!... estoy bien ¿Me das un abrazo? (dijo acercándose a ella) Aquello pilló desprevenida a la veterinaria pero no dudo ni un segundo en dárselo. Esther se aferró a su cuerpo y unas lágrimas corrieron mejilla a bajo sin ser vistas E: Ahora ya puedo decir que estoy en casa, y me siento feliz M: Me alegro que estés aquí Esther. Te he echado de menos y ni te imaginas lo que ha preguntado Jimena por ti durante estos días y está deseando verte E: Pues si quieres luego vamos a por ella al colegio y salimos a comer por alguna tasquita del pueblo siempre que te parezca bien claro M: Por mi no hay problema, llamaré al colegio y diré que hoy no se queda a comer. Así podemos recogerla y comer juntas de paso podrá hacer algo de siesta mientras yo voy preparando la vacunación del ganado E: Pues muy bien. Veo que lo tienes todo bien preparado y organizando. Así me gusta. Mientras que haces tus deberes yo voy salir a entrenar un poco Las dos salieron rumbo a las caballerizas donde todo el mundo fue saludando a Esther y dándole la bienvenida. Cuando llego hasta la zona de los caballos vio que Paco se encontraba cepillando a trueno E: Hola Paco Paco: Hola Esther, me alegra verte por aquí. Ya me dijo mi mujer que estabas por llegar así que te tengo listos los caballos para que empieces a entrenar, aunque no tienes muy buena cara E: No es nada, es que no he dormido mucho estos días. Quería dejar todo listo para que pudiera venirme sin problemas Maca permanecía algo separada de ellos pero no los perdía de vista. Sabía que pasaba algo y lo vio claro al verle la cara. Se le notaba que había dormido poco y estaba bastante más delgada y eso tan solo en una semana, pero se la veía muy demacrada. Esther esperó mientras terminaban de preparar al caballo y fue a por sus cosas al coche
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M: Ten cuidado que están abriendo algunas zanjas por la finca para poder hacer el riego automático en algunas zonas donde faltaban E: Descuida, iré con cuidado. Será un pequeño contacto y luego me meteré en el circuito M: Eso me gusta más (dijo con una sonrisa buscando la mirada de Esther) Sin más salió en busca de su caballo y se montó ante la atenta mirada de Paco y Maca Paco: Es la mejor, nunca he tenido duda de ello M: Si los chicos me han dicho que monta muy bien y el otro día pude comprobarlo por mi misma, hace mover al caballo como quiere La mañana pasaba sumidas cada una en su faena. Maca ocupándose de vacunar a los animales ayudada por Paco, pero en cuanto tenían un descanso, salía al exterior para poder contemplar el dominio de Esther sobre su caballo, comentando a Paco la destreza y el poder que tenía sobre el animal a la hora de guiarlo en cada salto que daba Paco: Su vida siempre fueron los caballos. Desde pequeña tuvo algo especial con ellos. La lastima fue cuando decidió dejarlo... M: ¿Por qué tomó esa decisión? Paco: Cuando murió su madre después de una larga enfermedad, todo en ella cambió. A Adrián no le gusta el mundo este y poco a poco hizo que abandonara lo que más le gustaba, es verdad que siempre fue una niña solitaria, poco comunicativa, pero cuando empezó la relación con él, todo fue a peor. Hasta su carácter cambio a peor M: Parece que desde que decidió dejarlo, su carácter ha cambiado notablemente Paco: Él siempre tuvo mucho poder sobre ella, no sé si será capaz de dejarlo definitivamente M: ¿Crees eso? Paco: No sé Maca, el tiempo será quien lo diga. De lo que estoy seguro es que algo ha pasado, desde que ha llegado noto algo extraño en ella. La conozco desde niña y sé perfectamente cuando tiene un problema M: Pues habrá que ayudarle a que se mantenga firme en su decisión, si es que no le conviene estar con él ¿no? Paco: Eso ha de ser decisión suya Maca, solo ella tiene que tener la fuerza para deshacerse de lo que no le interesa Después de una reconfortante ducha, Esther fue a buscar a Maca con la intención de buscar a Jimena para comer juntas. Conducía Esther su propio coche, Maca no perdía detalle de todos sus movimientos al volante. El trayecto se hizo casi en silencio salvo cuando la veterinaria hacía algún comentario al que su acompañante contestaba escuetamente, volviendo a su silencio. Maca notó un cierto cambio en ella que la hizo preocuparse, entre otras cosas porque estaba sintiendo algo muy fuerte hacia ella, tras lo momentos vividos a su lado los últimos días y lo que menos quería ahora era todo se fuera al traste por alguna duda surgida por parte de Esther. En silencio llegaron a la puerta del colegio. Ya habían decidido que Maca entraría sola. Esther esperaba pensativa en el coche y cuando las vio aparecer, salio para poder saludar a Jimena Jimena: ¡¡Holaaaaaaaaaaaaa Esther!! (dijo feliz al verla)
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E: ¡Hola preciosa! (mientras la alzaba para poder abrazarla) me encanta verte tan feliz de verme Jimena: ¿Te gusta verme contenta? E: ¡Claro que sí princesa! Jimena: ¿Y por qué? (pregunto curiosa) E: Pues porque quiero que seamos buenas amigas Jimena: ¡Pues yo soy tu amiga desde hace días ehh! Tenía ganas de verte y que me enseñes cosas de los caballos E: Te gustan ¿verdad? Jimena: Sí (contesto segura) La comida fue muy apacible ante los muchos comentarios de la pequeña bajo la atenta mirada de las mayores. Esther disfrutaba ver a la cría con tanto entusiasmo y por tantas ganas de aprender sobre todo del mundo ecuestre. Maca observaba a la empresaria, que por momentos parecía haber olvidado esos malos días vividos en la ciudad por algún problema del que ella aun no tenía noticias. Se dio cuenta que si no era una conversación con su hija, Esther volvía a estar como ausente y su mirada se tornaba triste Salieron al exterior, donde ambas tomaban café sin perder detalle de la niña que feliz jugaba en uno de los jardines infantiles M: Esther ¿estás bien? (preguntó tomando su mano que descansaba sobre la mesa) E: Eh... ¡sí Maca! todo está bien M: Yo no estoy tan segura de ello... en cuanto Jimena ha salido, has cambiado el chip de sobre manera. ¿Si te pasara algo me lo contarías? E: Por supuesto que sí, de hecho quiero contártelo, pero necesito tiempo Maca M: El que te haga falta cariño. ¿Te he dicho ya cuanto te he echado de menos estos días? (dijo mirándola de manera especial) E: Maca... (dijo pensativa) yo... estoy echa un lío. Siento cosas tan fuertes que incluso me dan miedo M: ¿Quieres contarme eso?... ¿se trata de mi verdad? E: De todo Maca. Tengo miedo que esto no salga bien, que puedas cansarte de mis cambios de humor que últimamente son muchos, de que Adrián no me deje en paz... M: ¿Lo quieres? E: Maca he estado media vida con él, pero no lo quiero como debería y... (dijo cerrando los ojos) bueno ahora no puedo ni verlo M: ¿Ha pasado algo con el? E: Quiero pasar pagina Maca, olvidar todo el tiempo que estuve con él, pero he de reconocer que también hubieron tiempos bonitos vividos a su lado... pero ahora ya está. ¿Sabes? Ahora mi vida empezaba a tener sentido nuevamente tras conocerte a ti, pero no quiero que sufras por mi culpa M: Eso no tiene porque pasar. Esther la vida no es fácil, yo tuve que pasar por algo tremendamente desagradable como es perder a la persona que lo era todo para mí. Pero la vida sigue y cuando ya mi vida estaba totalmente vacía, apareciste tú. Decirte que pensé que no nos llevaríamos bien, debido a tu mal carácter, pero descubrí que tras esa mascara con la que te conocí... se escondía una gran persona y no me equivoqué, es verdad que hace muy poco que nos conocemos, pero algo me dice que esto que ahora empezamos acabará positivamente
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E: Ojala... ojala yo pierda ese miedo que no me deja ser yo misma, yo soy una cobarde nata. Me da miedo la gente, me da miedo ser criticada negativamente, pero juro que voy a intentarlo. Primero porque quiero ser feliz y contigo eso puede pasar, segundo porque quiero ser yo y darme al mundo tal como soy, pero necesito que me ayudes Maca M: Siempre que me necesites ahí voy a estar. Pero... ¿sabes lo que más me apetece ahora? (decía mientras seguía el rastro de su hija, para localizarla jugando con alguien de su edad) E: ¡Dime! M: Besarte porque me estoy volviendo loca por ti (dijo acercando sus labios a los de ella) E: Y yo estoy deseando que lo hagas y porque lo necesito más que nunca (dijo mientras unían sus labios) Maca adentró su lengua en esa boca que ya era suya para saborearla infinitamente. Se buscaron y una lucha empezó subiendo la temperatura de ambas. Esther observó que la pequeña hacía intención de volver con ellas. Bajó sigilosamente la mano en busca de la de Maca, con el fin de hacerle una señal avisando que debían parar E: Se acerca Jimena y es mejor que no sepa nada (dijo segura) M: Perdona, me deje llevar... E: Nos dejamos llevar Maca, pero ella no debe saber nada, al menos de momento M: ¡Esther! (dijo apretando su mano) es muy intenso lo que siento por ti... E: Yo también y me da miedo... Jimena: ¿Qué hacéis?... Los días pasaban unos mejores que otros para Esther. Alguna llamada por parte de Adrián, hicieron recordar negativamente su paso por la vida de Esther que aun sin pretenderlo se volvía reacia a comunicarse con los demás, repercutiendo aun sin quererlo en la relación con Maca, que a medida que pasaban los días se afianzaba más. Maca notaba considerablemente esos cambios en su chica, a la que ya la consideraba suya... de su propiedad y a la que empezaba a querer cada día más. La relación con Jimena era muy buena. Quería a esa niña que le había robado el corazón de manera especial. Disfrutaba de esos paseos compartidos a lomo de sus caballos, siempre con el cuidado especial debido a la edad de la cría que a pesar de ser corta, se desenvolvía perfectamente sobre el animal E: Jimena (decía muy cerca de ella) no hay prisa, así que iremos despacito Jimena: ¡Es que él quiere correr más! (decía mirándola) ¡me lo dice él!... E: Pues dile que no podemos ir más deprisa. Un paseo es eso cariño... ir despacio Jimena: Quiero agua Esther (dijo dando ya alguna muestra de cansancio) E: Pues venga que te llevo a su sitio que hay cerquita y descansaremos un ratito... Llegaron al estanque, lo que hizo recordar algunas cosas a la empresaria. Bajó de su caballo para ayudar a la pequeña a bajar del suyo. Reconocía que había sido un paseo largo para la edad de la niña que cansada se tumbó sobre la hierba muy cerca del agua E: ¿Estás cansada verdad cariño? Jimena: He venido aquí con mi mami otra vez E: Pues no lo sabía, y tampoco me lo dijo ella, estuvimos aquí un día
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Jimena: ¿Mi mami y tú? E: Claro (dijo sonriendo) Jimena: Sois amigas ¿verdad? E: Sí peque. ¿Te gusta que seamos amigas? Jimena: Me gusta mucho (contesto tímida) E: ¿Quieres darte un baño? el agua debe estar buena en esta fecha ya Jimena: ¿Y si mi madre me riñe? E: Estás conmigo, así que no pasará eso Jimena: Pues meto los pies ¿no? E: Vale y otro día nos traemos los trajes de baño y nos metemos enteras ¿te parece bien? Jimena: Sí (decía ya con los pies mojados) ¡ahhhh! ¡está fría! (gritaba) E: ¡Que va! mientras la tomaba de la mano para evitar que pudiera resbalar y mojarse toda Jimena: Anoche mi mami lloro (dijo seria) E: ¿Por qué? (quiso saber) Jimena: Me dijo que los mayores también lloran, y que de mayor lo entendería E: Claro cuando somos pequeños no vemos los problemas. Hoy no la vi... ¿estaba bien cuando fue a buscarte al cole? Jimena: Sí ahora sí Esther se quedó pensando en que sería lo que le pasaba. Posiblemente fuera el recuerdo de su mujer y eso le dolió sin saber la razón. Si era verdad que ya había superado su perdida y daba muestras de quererla... porque lloraba al recordarla. Su faz se tornó triste al reconocer que no se estaba portando últimamente bien con ella. El problema que le rondaba por los hechos acontecidos con Adrián, habían conseguido cambiar nuevamente su carácter, reconociendo que en algunas ocasiones había sido hasta desagradable con ella sin motivo alguno. Vio como la niña daba muestras de sueño, arrepintiéndose de ese largo paseo, quizás no deberían haber llegado tan lejos. Cogió la mochila para sacar su teléfono... E: ¡Hola Maca! M: ¡Hola! ¿dónde estáis que hace rato no os veo por los alrededores ni en el circuito? E: Bueno... llegamos paseando hasta el estanque M: Pero eso está lejos Esther ¡es muy pequeña para galopar tanto tiempo seguido! E: Lo siento Maca, íbamos hablando y cuando me di cuenta ya era algo lejos M: Debe estar cansada Esther E: Bastante. ¿Por qué no te acercas con el coche? no será capaz de llegar a caballo M: Voy ahora mismo llevaré a alguien para que pueda traer su caballo E: No hace falta, yo llevaré los dos. No tardes o se dormirá Maca estaba molesta pero no quiso darle muestra de ello. Llegó junto a ellas viendo como su hija descansaba estirada junto a Esther y como sonreían felices por algo que la empresaria le había dicho. Bajó del coche para ir junto a ellas Jimena: ¡¡¡Mami!!! (dijo feliz) M: ¡Vaya cara tienes hija! venga sube que te ducharé en cuanto lleguemos y ¡queda prohibido dormirte en el trayecto eh! y a ti ya te vale ¡eh! (dijo mirando a Esther) esto está muy lejos para ella ¿no crees?
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E: Lo siento, ya te dije que cuando me di cuenta era ya tarde. Te has enfadado ¿verdad? M: No Esther, pero es muy pequeña para llegar tan lejos ¿no crees? Esther se dio cuenta que no lo había hecho bien, esa niña aun era pequeña y se había equivocado al ir tan lejos. Subió a su caballo y enlazó al otro más pequeño, dio un golpe de estribo al animal y salió sin tan siquiera despedirse. Maca subió al coche y siguió los pasos de la empresaria que no podía correr demasiado por guiar a los dos animales. Una vez a su altura, le dijo que se verían en la casa, pisando el acelerador y dejando el rastro sobre la tierra del camino e impidiendo que Esther pudiera continuar hasta bajar totalmente la nube de polvo levantada. Sabiendo que no lo había hecho bien y después de darse una ducha, se encerró en su habitación La cena estaba lista a la espera que bajara Esther. Paco llegaba una vez todo concluido en la finca con la intención de cenar Paco: ¿Ha cenado ya Esther? (preguntaba mientras se sentaba en la cocina) T: No ha bajado todavía. La verdad es que llegó rara, muy rara, no sé si le ha pasado algo o que Paco: Pues algo ha habido porque Maca fue a recoger a Jimena con el coche y no llevaba muy buena cara... T: ¡No me digas! Paco: Así que seguro han discutido T: ¿Pero por qué? Paco: Al parecer Esther se llevó a la peque a montar y se distanciaron más de la cuenta, cuando quiso darse cuenta, la niña no podía seguir y tuvo que ir su madre a por ella T: ¿Maca te lo ha contado? Paco: La oí hablar por teléfono T: Vaya, solo le faltaba eso a mi niña... (dijo pensativa) voy a decirle que baje No consiguió hacerla bajar hasta que fue ella misma quien decidió salir a dar un paseo. Esa noche Maca había decidido quedarse en la finca ya que su hija se durmió de regreso en el coche. Pensativa y lenta, sus pasos la llevaron justo delante de la casita donde supuestamente viviría Maca en el caso de aceptar su oferta. Se acercó a la puerta, cuando oyó como a lo lejos Maca la llamó M: ¿Me buscabas?... estoy aquí (dijo desde lejos) aun no nos hemos mudado E: Lo sé. Salí a dar un paseo. ¿Duerme Jimena? M: Sí (dijo escuetamente)le has dado una paliza hoy muy grande. ¿Cómo se te ocurrió llevarla tan lejos siendo tan pequeña? E: Ya te dije que lo sentía ¿no? M: Sí, pero quiero que no vuelva a pasar más. Si quieres llevarla de paseo, coges el coche ¿no te das cuenta que es pequeña para eso? E: Descuida que no pasará más. La próxima vez no saldremos del circuito. Es más... no seré yo quien le dé las clases, lo hará uno de los mozos M: Esther no he dicho que no esté contigo E: He dicho que no vendrá conmigo a ningún sitio más y ahora déjame en paz... M: Eres la hostia ¿no? ¿Sabes? Le gusta estar contigo, te ha cogido mucho cariño, no pagues con ella tu mal humor... en todo caso hazlo conmigo y sí... ya te dejo en paz (dijo marchándose)
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Esther se quedó sola y pensativa. Habían discutido y ahora era Maca quien se había enfadado. Volvió sus pasos para encaminarse hacia el jardín. Se sentó en uno de los bancos para taparse el rostro entre sus manos algo derrotada... E: ¡Joder!... siempre tengo que cagarla... nada bueno de lo que podría tener me dura... A lo lejos vio como Maca salía de la casa en dirección al garaje. Sigilosa se acercó para poder verla más cerca. Se escondió tras unos árboles y vio como salía veloz en una moto de las que disponían. Rápida cogió su cuatro por cuatro y se encaminó tras ella. Por el rumbo que tomó supo hacia donde se dirigía. Se metió por entre los árboles para acortar el camino y una vez llegó, apagó las luces de su coche y esperó. En pocos minutos oyó el motor y se escondió. Maca tomó asiento junto a la orilla del riachuelo que quedaba en la parte norte de la finca y donde solía ir cuando no estaba bien de ánimo E: A este mismo lugar venía yo de adolescente a contarle algunas de mis cosas a la luna (dijo justo tras ella) M: ¿Qué haces aquí? E: Acompañarte y pedirte perdón por mi comportamiento. Aunque si prefieres estar sola sabré entenderlo Maca no decía nada ni siquiera podía mirarla para evitar que la viera llorar. Esther acarició con suavidad sus cabellos en un acto de acercamiento... E: Lo siento enormemente. Yo... no me gusta actuar así Maca, estos últimos días no estoy muy bien y no quiero que pagues tú mi mal humor. Y con respecto a tu hija, olvida lo que te dije. Yo seré quien la enseñe, porque entre otras cosas quiero mucho a esa niña Maca se descubrió al romper a llorar y Esther cogió su barbilla para hacerla mirar... E: No quiero que llores cariño (dijo entre sollozos) De verdad que siento mucho toda esta situación que he creado por mi comportamiento Maca rodeó su cuello y la abrazó. Lloraron juntas. Esther rozó sus labios, para atraparlos después... E: ¡Te necesito tanto!... (susurró en su boca) M: Y yo necesitaba que me lo dijeras (dijo para quedar abrazadas) Pasaban los minutos y seguían abrazadas, Maca podía notar perfectamente como temblaba entre sus brazos. Acariciando su pelo logró separarla y la miró... M: ¿Qué te pasa mi vida? E: No sé, pero noto una sensación interior que nunca había sentido... y me gusta. Me gusta estar entre tus brazos... sentir tu calor... M: Es lo más bonito que has podido decirme. ¡Esther!... (dijo mirándola) E: Dime M: Te quiero (dijo firme y decididamente)
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E: Maca, yo... (dijo tímida) nunca he pasado con una mujer de unos besos y cuatro caricias y eso pasó en mi adolescencia... (decía mientras notaba como su camisa era subida y su piel notaba el contacto de las manos de Maca) M: Schiiiiissss calla E: Me gustas mucho... M: Me gusta oírte decir eso (mientras sus manos paseaban libres por el cuerpo de Esther...) Suavemente la veterinaria cogió una de sus manos para ayudarla a descender hasta quedar ambas estiradas sobre la fina hierba. Maca la miraba con amor mientras Esther intentaba esconder el rostro víctima del placer que estaba sintiendo, pero más por miedo a perder la cabeza y dejarse llevar... Maca deslizó con ternura su mano hacia la parte inferior, hasta lograr desabrochar el botón del fino pantalón. Notó como al contacto de su mano con el pequeño tanga, su chica daba un respingo por lo que Maca cambio su mano de lugar... M: Perdona, a lo mejor voy muy deprisa E: Maca yo... M: Bueno es cuestión de tiempo y esperaremos, pero... ¿me dejas besarte? (preguntó con delirio) E: Sigue tocándome (decía con la voz quebrada) me estas haciendo perder la cabeza y ya no sé ni lo que digo... pero necesito que me toques M: Quiero que estés segura Esther (mirándola) E: Pues no lo sé, pero quiero saber que se siente contigo Maca se colocó sobre ella y entre besos y susurros la temperatura les subía notablemente hasta que oyeron como el teléfono de Maca sonaba insistentemente... Llegaron por separado, primero Maca seguida por Esther que corría tras ella hasta llegar al interior M: ¿Cuánta fiebre tiene Teresa? (preguntaba angustiada) ¡si es que no tendría que haberla dejado sola joder! (se lamentaba) E: ¿Has llamado al médico Tere? T: Lo primero que he hecho ha sido darle paracetamol, tenía la temperatura demasiado alta E: Pues venga Maca, la culpa de todo la tengo yo, vamos al médico del pueblo, estaremos allí en cinco minutos Paco: Será mejor que vaya con ella, estáis muy nerviosas y eso no es bueno E: ¿Qué dices tu Maca? M: Lo que quiero es llevarla ya, mientras cogía a su pequeña de los brazos de una Teresa demasiado nerviosa La mañana se presentaba llena dudas para Esther, tras comprobar por Teresa que Jimena no tenía nada, más que el gran susto que les dio a todos, se encamino hacia el garaje para subir en su coche y salir de la finca sin decir nada a nadie. Los días pasaban y la relación entre ellas no daba grandes pasos. Las charlas de Maca hicieron ver a la
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empresaria que no fue responsabilidad suya el suceso con la pequeña, lo que la dejó algo más tranquila. Había días que las miradas las delataba que existía algo muy especial entre ellas. Otros, Esther dudaba si seguir adelante con ella o no. Las dudas volvían nuevamente pero el recuerdo de la noche vivida en el río no conseguía sacarlo fuera de sus pensamientos, sabiendo que si no hubiera sido por aquella llamada habría llegado con ella hasta el final, entre otras cosas porque se había dado cuenta de lo importante que se estaba convirtiendo en su vida. Se preguntaba una y otra vez porque... pero no encontraba respuestas adecuadas a su manera de llevar su vida. El miedo al rechazo de determinadas personas la perseguía día y noche sin dejarla vivir en paz. Dos días a la semana los dedicaba a ir a la ciudad y poner en orden el papeleo que se le acumulaba y asistir a las reuniones semanales con los demás miembros y accionistas. Era inevitable tener que intercambiar con Adrián, que tras pedirle perdón en distintas ocasiones decidieron seguir como compañeros, por el bien de los dos ya que aunque Esther no quería nada con él... era inevitable tener que relacionarse a causa del trabajo Después de uno de los días en los que fue a Madrid, se cambió decidida a dar un paseo con Trueno. Se sentía con ganas de correr, y aunque las obras de la finca estaban llegando a su fin, había zonas donde no podría acceder. Segura se subió sobre la silla de montar y poco antes de salir oyó una voz... M: Lleva cuidado Esther hay varios agujeros (gritó a lo lejos) E: No te preocupes, lo tendré. Solo será un paseo y me iré al circuito a entrenar un rato Tras el paseo, Esther salió a lomos de su caballo para situarse justo a la salida del recorrido a seguir. Los saltos eran limpios y perfectos. Paco la miraba lleno de orgullo y satisfecho por el trabajo realizado en su tiempo, ya que de pequeña fue quien le enseñó todo sobre los caballos. Maca observaba a lo lejos el perfecto trabajo y pensando que estaba lista para competir. Se acercó a Paco para hacerle algunos comentarios sobre el trabajo M: Tenemos dos yeguas preñadas y son de las mejorcitas Paco: Me alegro Maca, vamos hacer de todo esto lo que en su día fue cuando la señora vivía. Le apasionaba el mundo ecuestre. De hecho ella fue quien incitó a Esther a amar todo esto, quien empezó con la cría y venta de los mejores ejemplares, pero todo se truncó cuando falleció. Y desde aquella época Esther empezó a darle un poco de lado a todo M: ¿Que edad tenía cuando murió su madre? Paco: Diecisiete años. Su madre era su mayor apoyo, su confidente en todo. Sabía de sus días malos y la ayudaba cuanto podía. Fue una niña que lo tuvo todo sin mucho esfuerzo y eso no le vino nada bien. Aquí intentamos mi mujer y yo que las cosas no fueran así ya que pasaba grandes temporadas con nosotros, pero como pudiste comprobar su carácter es la mayoría de las veces muy agrio. Estando su madre se comportaba de otra manera pero cuando esta se fue... no había quien pudiera aguantarla y no pudimos hacer nada M: Parece que ahora está cambiando ¿no? Paco: Parece que sí. Pero hay alguien que sabe a que puede ser debido... M: ¡Ah! ¿sí?... Paco: Sí. Desde que tú estás aquí, ella actúa de otra forma, es verdad que de vez en cuando saca su mal genio, pero en seguida rectifica y de eso los trabajadores se han dado cuenta
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M: Pero no soy yo la culpable de ese cambio. A lo mejor es una faceta nueva de su vida que ha conocido e intenta cambiar su modo de relacionarse con la gente que no es de su nivel. Rectificar es de sabios y puede que ella se haya dado cuenta Paco: El caso es que es la mejor sobre un caballo. Siempre lo fue. Su madre estaría orgullosa si pudiera verla M: Seguro que sí. ¿Llegaste a tiempo para su inscripción en el campeonato de Sevilla? Paco: Sí, todo está listo M: Me alegro, le gustará saberlo Paco: Está muy ilusionada Paco se acercó una vez Esther daba por finalizado los entrenamientos, y la informaba de la fecha en la que tendrían que viajar a Sevilla, algo que la llenó de felicidad y se despidió de Paco con la intención de contárselo a Maca Cada tarde y después que Jimena volvía del colegio, iba a la casa donde vivía con su madre después de aceptar por fin la oferta de Esther, para juntas ir al recinto donde recibía sus clases impartidas por la empresaria. Juntas se dirigían a las caballerizas donde subían a lomos de sus caballos, preparados como cada tarde por uno de los mozos encargados de su cuidado Jimena: ¿Por qué no monto el de cada día Esther? (preguntaba mientras era ayudada a subir) E: El otro está hoy malito Jimena: ¿Qué le pasa? E: Tiene daño en una pata por eso es mejor que hoy ni camine, ni corra... Jimena: Ni salte ¿no? E: Claro cariño. Lo dejaremos descansar unos días y se pondrá bueno en seguida Jimena: Mi mami lo curará ya verás (dijo segura) E: Tu mami es la mejor y será quien mejor lo cuide... La tarde pasaba entre juegos para que la cría fuera tomando conciencia de lo que era el mundo del caballo. Mientras Esther decía como tenía que manejar al animal, la pequeña no perdía detalle de nada cuanto Esther le decía. A esa niña le gustaba el mundo ese y Esther lo sabía, a pesar de su corta edad era lo suficientemente madura para entender todo y como ya le había dicho en más de una ocasión, su maestra como la peque llamaba a veces a Esther, era inevitable que no faltara la disciplina. Algo cansada ya, daba muestras de querer jugar y no atendía a nada de lo que le Esther le decía... E: Bueno veo que estás cansada, así que por hoy terminamos Jimena: Pero yo quiero seguir montando E: Esto no es un juego señorita (decía algo seria) Jimena: ¿Te has enfadado conmigo? E: No. Pero, o estás por el trabajo o lo dejamos para mañana Jimena: Pues yo quiero jugar con el caballo (dijo cabezota) no quiero más clases pero sí quiero montar o ir de paseo contigo... E: ¡Y yo digo que estás cansada! así que se acabo por hoy A lo lejos vio llegar a Maca que veía como el mozo bajaba a su hija y llorosa corría hacia ella...
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Jimena: ¡Mami!... Esther se ha enfadado conmigo... E: ¡Eso no es verdad Jimena! M: ¿Qué pasa Esther? Jimena: Quiero ir con ella y me ha dicho que no... que estoy cansada y que me deja aquí M: Pero vamos a ver cariño (dijo mirando a la cría) si la clase ha terminado ya, lo lógico es que te vayas a jugar tú. Ella tendrá cosas más interesantes que hacer ¿no? (dijo mirando a la empresaria) E: Es pequeña y se cansa pronto, solo le dije que lo dejábamos por hoy M: Que es pequeña ya lo sabías tú ¿no? Venga Jimena y si no te portas bien se acaban las clases ¿entendido? Esther salía con el caballo como alma que lleva el diablo. Quería disipar todo y montar le venía muy bien. Era una forma de evadirse, pero también sabía que en esas condiciones siempre forzaba la maquina y no era lo más apropiado. Sabía que llevaba días un poco extraña, no se había sentido muy bien físicamente los últimos días. Maca se quedó algo preocupada junto a Paco que sabía que las cosas no andaban muy bien. Esther había vuelto a dar un cambio en su actitud, se mostraba reacia hablar con nadie que no fuera Jimena o algún bufido que otro con algún empleado. La niña la hacía evadirse. Montaba con ella pero después del incidente solo lo hacía en le picadero, no quería más malos entendidos. Estuvo montado a gran velocidad por la finca, una visita al lago la hizo relajarse un poco. Dio algunos saltos e hizo alguna que otra burrada exponiendo junto con ella al caballo que no tenía culpa la culpa de sus problemas. A la vuelta iba más despacio pero a lo lejos vio como Maca y Paco hablaban en la puerta y se apresuró con tan mala suerte que cayó en uno de los hoyos de los que ya le habían avisado, pero que con la lluvia no eran muy visibles. El golpe fue bastante duro, el caballo logró levantarse pero ella se quedó inconsciente tirada en el suelo. Al rato apareció el animal en el picadero lo que hizo que ambos se preocuparan y salieran en una batida con algunos de los empleados. El animal tenía signos de haber caído y tenía alguna herida que otra. Sin más empezó la búsqueda no sin antes avisar una ambulancia por si fuera algo grave. La encontraron en unos minutos, tirada boca abajo... con una de sus piernas ligeramente abierta y con un gran golpe en la cabeza. Al verla, todos sintieron mucho miedo, Esther no despertaba por lo que la cosa se estaba complicando M: Por favor que no le pase nada (decía angustiada) Paco: Tranquila Maca, la ambulancia está es camino M: No despierta (comentaba muerta de miedo) lleva ya un rato así y no reacciona Paco: Mira por allí viene ya (mientras se ponía en pie) M: El golpe en la cabeza es lo peor, por lo demás no se ve nada más Cuando llegó la ambulancia intentaron reanimarla sin demasiada suerte. Los miembros del samur inmovilizaron el brazo que se veía fracturado. Maca se montó en la ambulancia a pesar de las negativas de los sanitarios y salieron a toda prisa. La finca no estaba últimamente en muy buenas condiciones debido a las obras y a las últimas lluvias caídas. Paco se quedó encargado de avisar a su padre. El tiempo pasaba y esa sala de espera era cada vez más pesada. No podía dejar de pensar en que si le pasaba algo no podría sopórtalo otra vez. Parecía que la mala suerte se había cebado con ella, viéndose de nuevo en un hospital a la espera de noticias de la persona que amas cuando se encuentra en estado grave sin saber si será capaz de salir adelante. No había nadie pero
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pronto empezó a llegar la familia. Incluso algún que otro empleado. Esther estaba siendo intervenida y el tiempo pasaba demasiado lento Maca paseaba nerviosa y más pensativa que de costumbre... El padre de Maca llegó a toda prisa deseoso de saber de su hija. Se sentó junto a Maca quien le dio detalle de todo lo acontecido. De pronto la puerta se abrió y dos médicos salieron. Pablo y Maca se levantaron como un resorte Médico: Bueno la operación ha salido muy bien, pero habrá que esperar y las próximas horas son vitales para ella. Le hemos puesto un pequeño drenaje en la cabeza debido al coagulo formado por la fuerte contusión... y por el bebe no hemos podido hacer nada... Aquella noticia los dejo perplejos, ninguno de los dos podía creer lo que habían oído Pablo: ¿Tú has oído lo mismo que yo verdad? (mirando a Maca) M: Sí don Pablo (dijo ausente) Pablo: Creo que hay que hablar con ella... Tiene algo que explicar ¿no crees? Ahora que todo empezaba a cambiar... creo que va a necesitarnos más que nunca (dijo mirándola) M: No entiendo nada... de verdad que esto me supera y era lo que menos esperaba Mientras ellos intercambiaban impresiones sobre lo dicho por el médico, apareció Adrián. Pablo se levantó como un resorte y de no ser por Paco le habría dado un buen puñetazo, sabiendo que era el culpable del trance por el que iba a pasar su hija Pablo: Desaparece lo antes posible de mi vista, o no sé de lo que soy capaz... Adrián: Eso será Esther quien tenga que decirlo ¿no cree? Paco: Mira no es el momento ni el lugar para montar un escándalo. Esther no está en situación como para que tú vengas aquí como sino hubiera pasado nada. Así que haz el favor de irte o seré yo mismo quien te saque de aquí y no por las buenas... venga ya te estás largando porque aquí sobras Maca permanecía en un segundo plano observando todo, Seguía sin entender nada... Esther embarazada de casi dos meses, ahora entendía muchas cosas, pensaba en silencio, sus cambios de humor, su mal estar, sus temores a intimar en determinados momentos Pasaron varias horas hasta que su padre pudo entrar a verla. Tras pensar que había decidió ser el quien le diera la noticia. Los gritos se oían desde fuera, una enfermera entró al oír las voces y la única manera de poder calmarla fue inyectándole un calmante. Pablo no pudo soportar tanto dolor en su hija, y abandonó la habitación compungido y totalmente roto. Sus lágrimas brotaban sin consuelo. Maca sufría de ver al señor llorando apoyado en los brazos de Paco y sintió pena Pablo: Es mejor que os vayáis a casa y descanséis (dijo mirándolos) yo me quedaré con ella. Será una noche larga M: Don Pablo sino le importa preferiría quedarme yo. La niña está con Teresa y usted debe descansar Paco: Sí, será mejor que se vaya y descanse, que es quien lo necesita. Su corazón se podría resentir Pablo: Tienes razón pero cualquier cosa me avisas. Sé que contigo estará bien atendida
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M: No se preocupe que no le faltará de nada y con lo que le han puesto... pasará toda la noche tranquila Una vez que todos se marcharon, Maca tomó un café y decidió entrar. Al abrir la puerta y verla, se vino completamente abajo al verla entubada, con la cabeza vendada y su brazo izquierdo escayolado. Se la veía tranquila. Parecía estar en un profundo sueño. Se acercó y besó su frente tiernamente. Tomó asiento a su lado y le cogió su mano con sumo cuidado de no mover la vía y evitar hacerle daño. Pasó toda la noche pegada a su cabecera. Una enfermera entraba para controlar el suero y la sonda. La primera en despertar fue Esther que todavía estaba aturdida por el golpe y no se ubicaba muy bien, una vez centró la vista, vio como Maca permanecía a su lado con su mano entrelazada, mientras su cabeza reclinaba sobre uno de sus hombros, descansaba en el respaldo del sillón. La miraba con ternura y le gustaba esa visión. Recordó como su padre le dijo que había perdido el bebe y las lágrimas volvieron a correr mejilla abajo víctimas de la pena por recordar la forma en que se concibió esa criatura. En ese momento se daba cuenta de como la quería a pesar de no habérselo dicho nunca. Las dudas la traicionaban a cada momento sin poder evitarlo y eso le hacía daño... “Si yo pudiera hacerlas desaparecer, sería la más feliz del mundo a tu lado... (pensaba sin dejar de mirarla...) si yo pudiera demostrarte cuanto te quiero sin que nadie me mirara de forma distinta, viviría tranquila por siempre... pero no puedo (se lamentaba) esta manera mía de pensar me está quitando la vida poco a poco...” Una fuerte punzada en la cabeza la hizo quejarse y Maca abrió los ojos... M: ¿Qué te pasa cariño? (preguntaba angustiada) El tubo en su boca impedía poder explicarse por lo que se puso muy nerviosa. Maca tocó el timbre y en unos minutos llegaban para quitárselo... E: Me duele Maca... me duele mucho (decía con voz entrecortada) La enfermera llamó al médico mientras intentaba calmarla M: ¿Dónde mi vida?... E: Ahhhh... (se quejaba) me pincha Maca. La cabeza... Hicieron salir a la veterinaria, para poder explorarla. Decidieron trasladarla para hacerle un nuevo escáner para ver si el coagulo había adquirido una mayor dimensión. Después de más de una hora ausente vio como llegaba sobre su cama. Su tez blanca asustó en un primer momento a su amiga que nerviosa esperaba respuestas a lo sucedido Médico: No hay de que preocuparse. Todo está en orden M: ¿Entonces que fue lo que le pasó? Médico: Un pinzamiento en la segunda vértebra es el culpable. Ya se le ha puesto un calmante para el dolor y se le ha inmovilizado el cuello, así evitara movimientos bruscos M: ¿Por qué duerme? (dijo con miedo) Médico: Se puso algo nerviosa y le pusimos algo de sedación, pero no duerme... en un rato saldrá de él
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Mientras esperaba que Esther abriera nuevamente los ojos, pensaba que no le diría nada sobre ese bebe que acababa de perder, prefería esperar a que se recuperara y ya habría tiempo de hablar del tema, lo que sí tenía muy claro es que iba a estar a su lado en todo momento a pesar de saberse engañada ya que supuestamente y por el tiempo transcurrido, fue concebido cuando ya no estaban junto y entonces... ¿por qué no me dijo nada?... ¿por qué me lo ocultó? (se preguntaba sin hallar respuestas) Esther había despertado, pero Maca estaba tan sumida en sus pensamientos que no se percato de ello... E: Estás muy pensativa ¿no? M: ¡Hola! (dijo dulcemente) me recuperaba del susto que me he llevado, pero ya me han dicho que todo esta bien E: Maca (dijo en un susurro) no me dejes pase lo que pase por favor... ahora no M: Eyyy... (dijo acercándose a ella) ¿qué pasa? estoy aquí, y aquí voy a seguir estando E: Tengo que contarte algo M: No hay prisa Esther. Primero recupérate y más tarde ya veremos ¿vale? ahora lo importante eres tú E: ¡No!... tú eres lo más importante M: Esther no te va bien alterarte, así que el tema se pospone para más adelante E: Estoy bien. Pero quiero que sepas que me siento muy bien contigo. Que te debo tantas cosas... pero... que tengo tanto miedo que no me deja hacer las cosas como yo quisiera M: ¿A qué tienes miedo? E: A todo Maca... miedo a que me hagan daño, a que me lo hagas tú si doy el paso y eso... eso no podría soportarlo M: ¿A qué viene eso cariño? ¡si sabes cuanto te quiero! ¿A qué le tienes tanto miedo mi vida? (decía con amor) dime... E: Es que no lo sé Maca, solo sé que me siento muy bien contigo, que no quisiera perderte y que me gustaría estar siempre a tu lado M: Pues si eso es lo que realmente quieres, será lo que hagamos... estar juntas y eso sí que me hace feliz. Estoy segura que la niña cuando lo sepa se pondrá muy contenta porque siente debilidad por ti. No sé que te ha visto, pero desde que... (dijo triste) ella se fue, de no ser por Teresa... esa niña no quería relacionarse con casi nadie que no fuera cercana a nosotras y ahora se desvive por ti, como su madre (dijo bajando la mirada) Esther (dijo mirándola nuevamente) iremos a tu ritmo y cualquier duda que tengas me gustarla saberla porque así podrid ayudarte. No debes tener miedo a buscar tu felicidad que es lo más preciado a lo que podamos aspirar E: Contigo ya soy feliz... M: Venga princesa, ahora tienes que descansar para ponerte buena pronto y podernos marchar (dijo inclinándose sobre ella para rozar sus labios en un dulce beso) Después de varios días en el hospital, el médico decidió que podría seguir la recuperación en casa. Maca le había comentado que Jimena tenía muchas ganas de verla al igual que el resto de empleados, que últimamente habían notado un sustancial cambio en la jefa. Esther sabía que no lo había hecho muy bien con sus empleados, pero lo que sí sabía era que todo iba a cambiar en esa finca. Por expreso deseo advirtió que nadie supiera más de lo debido, que sufrió un accidente y que la perdida del bebe a nadie le
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podía interesar, más que a quien en verdad le importaba que no eran otros que Paco y Teresa a los que quería desde niña La llegada fue una pequeña bienvenida. Desde la entrada de la finca vio como todos los empleados estaban alineados en la puerta a la espera de su patrona. Su padre junto a Paco y Teresa permanecían también junto a ellos. La pequeña Jimena corría detrás de un cachorrillo que le había regalado ella misma poco antes del accidente M: ¿Te encuentras bien? veo que hay mucha gente esperando tu llegada E: Sí ya veo que están todos y estoy un poco nerviosa M: Tranquila, será una bienvenida breve pero los chicos querían verte E: Es muy gratificante ver lo mucho que me quieren cuando yo no me he portado con ellos como debía M: No pienses en eso ahora cariño que todo esta olvidado. Ahora solo tienes que recuperarte y ponerte bien que pronto debes competir E: ¿Me das un beso? (mirándola) M: ¿Uno?... te doy miles, hasta podría empezar y no parar hasta desgastar esos labios que me tienen loca Esther sonreía y Maca detuvo el coche. Le colocó un travieso mechón que se había salido del pañuelo que llevaba en la cabeza debido a que le habían rapado el pelo por algunas zonas. Se acercó para darle un tierno beso y la intentó tranquilizar un poco con un fuerte y sentido abrazo M: ¿Seguimos? E: Venga (dijo segura) Al llegar a la altura de la casa Maca detuvo el coche. Le ayudó a bajar y todos los empleados rompieron en un fuerte aplauso y algún que otro vitoreo. La pequeña Jimena permanecía detrás de su mama. Esther la buscaba con la mirada, pero entendía que con el pañuelo y alguna que otra magulladura le diera un poco de miedo acercarse Pablo: Muchas gracias por venir chicos E: Papa que se tomen unas cervezas y se vayan a casa con sus familias, por hoy se acabo el trabajo Los trabajadores no podían creer lo que oían, nunca pensaron oír eso de boca de la señorita Esther, pero el gran cambio había llegado. Sabían que entre ella y la veterinaria había nacido una buena amistad, siendo la culpable de ese notable cambio en la patrona T: Venga sube a descansar que es muy pronto para que estés tanto tiempo de pie E: Estoy bien, pero sí... voy a echarme un ratito ¿Maca me acompañas? M: Ehh... sí claro Maca ayudó a subir a Esther a su habitación, le ayudó a meterse en la cama y cuando estaban hablando unos toques en la puerta las sorprendió E: Pasa Jimena: Hola (dijo asustada al ver a Esther sin el pañuelo que cubría su cabeza)
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M: ¡Hola mi niña! Pasa... Esther tenía muchas ganas de verte (la niña se acercó a la cama y se subió en ella para darle un abrazo fuerte y largo. Conmovida, Esther soltó unas lágrimas que pasaron desapercibidas por la niña pero no por la madre) M: Venga cariño que Esther tiene que descansar Jimena: ¿Podré venir a verla todos los días? E: Claro que sí cariño. Además vivimos todos aquí cerquita y algún día podré ir a vuestra casa a cenar si tu mami quiere (mirando a Maca) M: Puedes ir a casa a cenar todas las veces que quieras y ahora baja cariño que Teresa debe tener tu cena lista. Y pórtate bien que ahora bajo yo Jimena: Vale (dijo feliz para darle un beso a cada una antes de salir) Las dos se quedaron mirándose, sabían que debían hablar de que iban hacer a partir de ahora E: ¿Quieres que cenemos las dos aquí cuando acuestes a la niña? M: Me gusta esa idea así no tienes que moverte, ya sabes que el médico te ha mandado reposo. Voy a bajar a por la niña y que duerma en el cuarto de invitados y así podré vigilaros a las dos. De paso le digo a Teresa que suba la cena mientras la acuesto Maca bajó y fue con la niña al cuarto. Teresa preparaba la cenar para subirla. Cuando abrió dejó todo en la mesa y se acercó. Esther parecía que dormía y no quería despertarla y cuando se disponía a salir... E: No te vayas T: Mi niña, pensé que dormías y no quería despertarte E: Solo descansaba un poco T: Me diste un buen susto pequeña (mientras cogía su mano) E: Lo siento Teresa (se abalanzó sobre ella y empezó a llorar) No había podido hacerlo en los días que llevaba en el hospital pero junto a ella siempre lo había hecho, ya que siempre era quien estaba cuando realmente lo necesitaba T: Tranquila cariño, ya todo pasó E: Nunca pensé que estuviera embarazada. ¿Cómo no me di cuenta?... ¿Cómo fui tan inconsciente? Aquella noche no voy a poder olvidarla, al parecer se aprovechó bastante de mí y después de mucho pensar, estoy segura que algo tuvo que poner en la cena para conseguir su deseo T: ¿Estás segura de lo que estás pensando?... E: Totalmente. De no haber sido así, jamás me habría tenido nuevamente T: ¿Hay alguna forma de poderlo saber con seguridad? E: No sé Teresa, y en estos momentos no estoy para pensar demasiado. Pero da por hecho que voy a intentar averiguar que fue lo que pasó y al precio que sea... T: Venga ya pasó, ahora tienes que empezar a ver las cosas de otra forma. Maca te quiere como nadie lo ha hecho nunca. Adrián es una muesca de tu expediente pero nunca más te hará daño, o tendrá que vérselas conmigo. Maca apenas ha dormido y ha trabajado como una loca para poder estar junto a ti. Cuando venía del hospital de pasar la noche contigo se duchaba y se iba al picadero. Esa mujer se ve que te quiere E: Lo sé Teresa. Le debo una buena explicación. Nadie se había portado conmigo como ella. Me ha tratado de una forma tan... que no sé si algún día se lo podré agradecer como ella debe
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T: Lo único que tienes que hacer es ser tu misma. Olvidarte de la gente y demuéstrale que la quieres. Habla con ella porque lo necesita M: ¿Puedo pasar? (asomando la cabeza por la puerta entreabierta) T: Sí claro yo ya me iba. (limpiándose de la cara los rastros de esas lágrimas derramadas por su niña) Venga os dejo y comeros todo que sé que lleváis días sin comer como es debido M: Muchas gracias Teresa, nunca voy a poder agradecerte como estás cuidando de mi hija T: Esa niña nos tiene absorbidos. Es un cielo. Venga os dejo. Y descansar que os vendrá bien M: Luego te bajo todo esto E: Buenas noches y descansa que te lo mereces Teresa las dejó. Maca la dejó un momento mientras iba a la casa a por algo de ropa para poder ducharse. No quería pasar mucho tiempo dejándola sola. Sabía que no estaba bien y sola pensaría demasiado sobre lo ocurrido M: ¿Te importa que me de una ducha y luego cenamos? E: Por supuesto. Tómate tu tiempo pero dúchate aquí, no hace falta que vayas a tu habitación ¿no? además la niña podría despertase M: Pues ahora vengo. No tardo nada... Maca se fue a la ducha mientras Esther permanecía en la cama. Le entraron ganas de ir al baño, se levantó y se acercó, pero Maca con el ruido del agua no la oyó. Cuando salió de la ducha la vio mirándose en el espejo de una manera especial. Esther la vio a través de él. Maca la abrazó por detrás y le dio un beso en el cuello, recostándose suavemente sobre ella M: Estás muy guapa con el pelo corto. Pero vamos que te crecerá en poco tiempo (dijo para animarla) E: No es eso lo que más me preocupa. Las marcas del corazón duelen bastante más M: No digas eso cariño. Ya pasó todo, ahora empieza una nueva etapa en tu vida y a mi me gustaría entrar en ella E: Tú ya estás en ella (dijo mientras ponía sus manos sobre las de ella que descansaban sobre su cintura) ¡Maca! (dijo serenamente) Tengo que hablar contigo M: Habrá tiempo para todo Esther, ahora has de recuperarte E: Sí, pero necesito que sepas el porqué de ese embarazo M: ¡Esther! (dijo girándola para poderla ver) Era tu pareja, así que podía ser posible E: No Maca, ya no era nada mío, es más ahora me doy cuenta que nunca lo fue. Tú sí que quiero que seas algo mío... y solo para mí. Ahora oye lo que tengo que contarte porque intentaré olvidarlo para siempre aunque en ello me deje la vida Maca se puso el albornoz para salir del baño bajo la atenta mirada de Esther, que no conseguía apartar la mirada de ese precioso cuerpo, para hacerlo suyo en ese mismo momento a pesar de estar convaleciente. Salieron hacia la habitación y la mesa las esperaba lista para cenar. Maca se deshizo de esa pieza que cubría su cuerpo a sabiendas que Esther no le quitaba la vista de encima. Abrió un pequeño neceser del que saco un minúsculo pantalón corto y una camiseta sin mangas para más comodidad y fue con ella para tomar asiento
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M: Puedes seguir mirándome... me gusta la forma en que lo haces Esther no supo que contestar notando como en sus mejillas notaba un calor especial al sentirse descubierta, por lo que prefirió ir directamente al tema que la quemaba E: Escucha Maca. Aquella noche llegué a mi casa y me lo encontré allí. Tenía lista la cena. Demasiado romántica para mi gusto. Y después de saber que estaba embarazada Intuyo que aquella noche fue demasiado movida M: ¿Intuyes? E: S´´i Maca. He pensado que tuvo que ponerme algo en la cena o en la bebida, porque a la mañana siguiente me encontré desnuda a su lado y eso no era precisamente lo que me hubiera gustado ver M: ¿Estás segura de eso Esther?... ¿Quieres decir que pudo forzarte? E: Nunca he estado tan segura de tener un pensamiento tan claro. Mira, es verdad que yo lo quería, pero hace ya tiempo me di cuenta que no estaba enamorada de él. Eso lo he descubierto hace poco tiempo. También es verdad que hemos compartido muchas noches pero que no eran como yo necesitaba. Me faltaba algo... algo que aun no sé muy bien que es. ¿Sabes? la mayoría de las veces iba a lo suyo sin pensar en mi... sin importarle si me gustaba o no, solo pensaba en él M: ¿Por qué no se lo dijiste? E: Porque realmente me daba todo igual. Solo quería que acabara, se diera la vuelta y me dejara en paz M: ¿Siempre era así? E: Al principio no, pero ya llega un momento que te da todo igual M: No digas eso porque no es así. Lo primero que tendría que haber pensado era en ti y después en él E: Bueno eso ya no interesa Maca, el caso es que estoy segurísima que algo me puso en la cena o en la bebida para poder conseguir tenerme. Era la única forma porque ya sabía que me había perdido M: ¿Por qué aceptaste cenar con el? E: Porque es una baza importante en la empresa y nos interesa con nosotros, es muy bueno en el trabajo y quería hacerlo bien. Si como pareja no funcionamos, como empresarios lo hacemos muy bien. Me equivoqué y no sabes como me arrepiento porque ahora sí que no podré volver a mirarlo M: ¿Habría alguna forma de poder demostrar que te puso algo aquella noche? E: ¿Después de casi dos meses? lo dudo M: ¿Se llevó todo de tu casa ya? lo digo porque quizás podríamos averiguar si esconde alguna sustancia y que se le pudiera olvidar E: Yo... (dijo mirando su plato) prefiero olvidarme de todo si es que puedo, y vivir sin él a pesar que tenga que verlo en la oficina muy a mi pesar. Pero voy a decirte que si tengo que cambiar la estrategia para sonsacarle información... pienso hacerlo, pero me siento tan impotente (mientras brotaban algunas lágrimas sin poderlo evitar) Maca se levantó para ir junto a ella... M: Escucha mi amor. Vamos a olvidar eso ahora ¿sí? lo que menos te conviene es alterarte y cuando estés más recuperada, quiero que me des las llaves de tu casa, me gustaría echar un vistazo por si viera algo. Conozco algunas sustancias y podría reconocerlas con solo ver su envoltorio
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Esther seguía sumida en su tristeza. Maca limpiaba esas lágrimas que libres corrían mejilla a bajo, mientras Esther se abrazaba totalmente dependiente de ella... E: Te debo tanto Maca, que no sé como pagarte M: Que estés a mi lado es lo que más feliz puede hacerme (dijo apretándola contra ella...) E: Maca... (dijo en un susurro) M: ¿Dime cielo? (contestó tiernamente) ¿Qué te pasa? (preguntaba al notarla temblar entre sus brazos) E: Tengo ganas de ti (dijo tímida aunque segura de lo que acababa de decir) M: ¿Estás segura? (preguntó dada la situación) E: Totalmente. Dirás que estoy loca pero necesito que me ames ahora M: ¿Loca no mi amor? ¡loca estoy yo por ti! (mientras cogía su mano para ir hacia la cama donde la sentaba para hacerlo ella a su lado y poco a poco se tumbaron muy juntas mientras le besaba con delirio de saberla suya) Ni te imaginas las ganas que tengo de ti... de tocarte, de besarte (mientras no dejaba de acariciar esa piel tersa y suave y que sería solo para ella) Si en algún momento quieres que pare, solo tienes que decírmelo, me has puesto a mil, pero si no te ves capaz de poder seguir, esperaremos a otro momento... E: Calla y sigue porque yo no pienso parar (mientras sus manos ya corrían por la espalda desnuda de la veterinaria) Maca déjame verte anda (decía poniéndose de rodillas junto a ella y contemplar ya su desnudez integra. Miraba sus pechos sin atreverse a tocarlos... miraba sus caderas e instintivamente su mirada iba hacia ese lugar que le gustaría probar...) M: Tócame Esther... (mientras cogía sus manos para llevarlas a sus pechos) son tuyos... E: Me gustas mucho Maca (decía temblorosa mientras levemente rozaba sus pezones sin dejar de mirarla...) M: Uhmm así mi amor... (mientras ella se hacía dueña de los de Esther...) E: Házmelo... Maca volvió a tumbarla y a recorrer todo su cuerpo con deleite. Con cada caricia la miraba para ver si se sentía cómoda. Era su primera vez con ella y quería que fuera algo muy especial. Un reguero de besos fue dando paso a los gemidos que le estaba produciendo el placer sentido. Cuando llegó a su centro la miró y vio que con su mirada le pedía que siguiera... separó los pliegues de su centro serenamente, para con su lengua empezar a estimular su ya más que húmeda cavidad. La contemplaba sumamente excitada y le gustaba esa preciosa imagen. Esther disfrutaba como nunca lo había hecho... sus ojos en blanco pedían más y más mientras agarraba las sabanas con sus manos, para después acariciar la cabeza de una Maca que notaba como se empezaba a convulsionar por el placer de tenerla solo para ella, notando como el grado de humedad era por momentos más notorio E: No pares mi amor (pedía con voz quebrada) Eso hizo que introdujera sus dedos con sumo cuidado mientras que con su lengua seguía estimulando su ya más que abultado centro. La notaba temblorosa bajo ella y por nada del mundo quería parar... quería dárselo todo, verla disfrutar como nunca hicieron con ella... quería regalarle todo pensando solo en ella para que nunca olvidara su primera vez
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M: ¿Dime qué estás sintiendo mi vida? (mientras no paraba de promocionarle placer) E: Sigue, sigue... que tengo la impresión de estar en el cielo y no quiero bajar de él... Y Maca continúo hasta que un gran gemido la hizo ver que había llegado a lo más alto y rendida por el gran éxtasis que sintió. Maca subió hasta ella para sellar esa primera vez con un beso E: Nunca pensé que podría sentir algo así (dijo cobijándose en el pecho de Maca) Ha sido la primera vez que me he sentido querida por alguien y me alegra que haya sido contigo. Nunca me habían hecho el amor de una forma tan especial como lo has hecho tú M: Pues esto es solo el comienzo mi amor E: ¿Sabes? me da miedo no saber corresponderte como te mereces M: Ya habrá tiempo para eso y lo harás con total naturalidad... haciendo lo que creas conveniente, no voy a forzarte a nada que no quieras, que ahora no estás para muchos malabares E: Me haces quererte a pasos agigantados por como eres... (dijo rozando lentamente sus labios) y ahora vamos a comer algo o Teresa nos matará después de lo que nos ha preparado M: Mi cena ha sido exquisita, pero sí... será mejor reponer fuerzas Cenaron en un ambiente muy agradable. Las dos se sentían muy cómodas. Empezaba una relación que las dos querían y pondrían todo su empeño en ello. Tras la cena Maca bajó las bandejas a la cocina donde se encontraba Teresa terminando de recoger todo y lista para irse a dormir M: Perdona la hora Teresa, pero hablando se nos paso el tiempo T: No pasa nada hija, seguro que hablar contigo le ha ido bien. ¿Cómo se encuentra? M: Ha sido duro pero está más animada. Quería pedirte un favor T: Por supuesto tú dirás M: En el caso que Adrián aparezca por aquí por nada del mundo dejes que suba a verla T: No creo que venga, pero si se le ocurre me encargo yo de él. Venga ve a descansar que llevas días sin dormir. Y si quieres me llevo a Jimena y que pase la noche con nosotros M: No Teresa, gracias pero ya has hecho bastante por mi. Lo que no sé como podré pagarte algún día T: Está todo pagado por como te portas con mi niña... porque Esther es como la hija que nunca tuve y como tal la quiero. Con tu llegada he notado un cambio en ella y eso es bueno, últimamente andaba como fuera de lugar, sin saber muy bien donde ubicarse y a tu lado esta encontrando la estabilidad que necesitaba. Le faltaba una amiga como tú, las amistades de ella no buscan más que la conveniencia cuando les interesa M: Pues es una pena. La amistad es muy importante, pero si es por buscar algún tipo de interés... es mejor no tenerlas T: Eso pienso yo, pero tú no eres como ellas y lo has demostrado sobradamente El día amaneció calido y soleado. Maca se encargó de llevar a su hija al colegio, para volver e interesarse por como había pasado la noche Esther. Pasó por la cocina para preparar algo de desayuno y subirlo a la habitación. Allí estaba Teresa que tenía todo listo para subírselo ella misma
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M: Teresa ¿me dejas que lo suba yo? (preguntó cautelosa) T: Claro que sí, pero oblígala a que se lo tome todo. Fui antes para ver que le apetecía y su respuesta fue que solo un café. Así que si se lo llevas tú, ocúpate que tome algo sólido... de lo contrario lo haré yo (dijo segura) M: Ya verás como hago para que desayune como Dios manda (cogiendo la bandeja con decisión) T: Espera que pongo otra taza para ti, así la acompañas, que también te vendrá bien M: No puedo tardar mucho, tengo trabajo y esa pata de Lucero no me gusta un pelo, lo mismo voy a tener que abrirle la herida para poder limpiarla bien o nos dará problemas T: El tiempo justo para que desayune... Maca subió y sin tan siquiera avisar, entró con algo de trabajo debido a la bandeja. Vio que no estaba en la cama. Puso la bandeja sobre la mesa junto a la cama y se acercó al baño. Desde fuera oía caer el agua, por lo que pensó esperar y no entrometerse en su intimidad. Minutos después se decidió a dar un toque en la puerta para hacerla saber que estaba allí E: Pasa si quieres... Maca entreabrió la puerta lo justo para poderla ver como con sumo cuidado cepillaba sus cabellos, la miro a través del espejo y la sonrió... M: Buenos días mi amor (acercándose y dejando un dulce beso en su mejilla) E: ¿Se dio cuenta de algo la niña? (dijo correspondiendo a ese beso) M: Que va... dormía como un angelito, así que me metí a su lado y al despertarla y verme con ella se sintió feliz... pobre, pensó que había estado toda la noche con ella E: ¿Que crees que pasará cuando ella sepa lo nuestro? M: Pues no lo sé Esther, pero supongo que al principio le chocará... pero esa niña te quiere mucho, así que no creo que sea ningún problema. Dame, yo acabo de peinarte... Tras dedicarse unos minutos para ellas, desayunaron juntas en la cama por primera vez E: ¿A que hora te fuiste Maca? no te oí salir M: Puse el móvil a las siete, pero sobre las seis desperté y aproveché que dormías tranquilita. ¿Así que ni notaste mi beso? ehh... ¡con que esas tenemos! y yo pensando que te hacías la dormida... E: Me quedé tan bien que ni cuenta me di. A ver dame otro besito, a ver si va a ser verdad que no noto nada ante un contacto contigo... M: Primero te lo comes todo, venga y luego no será solo uno, serán miles... todos los que quieras, pero ahora toca esto (poniendo delante suya una tostada lista para comer) ¡Toda eh!... que no quede ni rastro y otra para mi (dijo besando su nariz) Entre miradas y risas consiguió que acabara con todo. Llevó la bandeja a la mesa y fue con ella M: Venga cuantos besos quieres antes de irme, que tengo algo de trabajillo (buscando sus labios) E: Otro más (dijo después del primero)
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Maca la miraba feliz al verla así, al saberla feliz porque era evidente. La estrechó entre sus brazos y la besó con pasión... M: Venga me voy porque como siga no voy a poder parar y a pesar de estar llena con ese suculento desayuno... sería capaz de comerme alguna que otra cosita... (Esther la miraba feliz mientras se ponía bien la ropa) E: ¿Vas al salpicadero? M: Allí voy sí. Lo primero que haré será mirar la pata de Lucero, está muy infectada y me preocupa, depende de como la vea se la abro para que pueda limpiar toda la zona E: ¿Quieres que te ayude? M: No cariño, descansa y ponte en forma, tenemos las competiciones a un paso E: Bueno si eso es una orden no tendré más remedio que ser obediente ¿no? M: Exactamente señorita... El día pasaba rápido para la veterinaria, sumida totalmente en su trabajo. Se vio obligada a practicarle una incisión en la herida de Lucero para erradicar la infección. Colaboró como cada día en el cuidado de los animales especialmente en los preferidos por Esther, dado que ella no podría en unos días. Paco fue quien recogió a la pequeña Jimena, ya que Maca se encontraba en una reunión. A su llegada y después de merendar, subió a visitar a Esther con el permiso de Teresa Jimena: ¡¡Hola Esther!! (dijo abriendo la puerta sin previo aviso) E: ¡Hola princesa! ¡pasa!... (viendo como se acercaba a toda prisa) ven aquí (atrayéndola contra su pecho) ¿Cómo ha ido en el cole? (preguntó besándola) Jimena: Hoy divertido (mirándola) E: ¿Qué miras? Jimena: Estás guapa Esther (dijo sentándose a su lado) E: ¿Tú crees? Jimena: Sí (dijo escuetamente) Después de un rato de charla y la obligación de contarle un cuento ante la insistencia de la cría, dijo que se iba a ver a los caballos. Esther la acompañó para pasar juntas la tarde. A su regreso Maca guardó su maletín y fue directamente a ver a su hija para juntas ir a visitar a Esther. La peque dio muestras de estar cansada y Maca decidió ir a arreglarla y ponerla a dormir. Esther cenaba junto a Teresa y Paco como una familia más. A través del cristal vio como la veterinaria se encaminaba hacia los establos y poniendo la excusa de dar un paseo salio tras sus pasos... E: Hola (dijo sugerente casi a su espalda) M: ¿Qué haces tú aquí?... ¿no deberías estar acostada ya? E: Te vi y no pude resistirme... (mientras la enlazaba por las caderas) ¿Cómo sigue? (preguntó mirando al animal) M: Parece que era lo que realmente necesitaba. Que se le abriera, y aunque evité tener que hacerlo no ha quedado más remedio, en unos días estará bien (dijo mirándola( E: ¿No pensabas ir a darme las buenas noches hoy? M: ¿De dónde sacas eso? iba hacerlo ahora, pero fíjate tú que me ha gustado esta sorpresilla E: Quiero hacerte el amor aquí y ahora (dijo segura) mientras metía sus manos por entre su ropa para rozar su piel...
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M: ¡Esta sorpresa me gusta muchísimo más! ¿Estás segura cariño?... no tengo prisa ninguna E: No digas mentiras, te lo veo en los ojos... M: ¡Muchas!... tengo muchas ganas, pero no quiero forzar nada, quiero que seas tú quien lo decida E: Pues quiero aquí y ahora (dijo llevándose sus labios a su boca, mientras con sus brazos rodeaba su cuello, deslizando sus manos para enredarlas y alborotar sus cabellos Maca agarraba su cintura para atraerla hacia ella. Dejaba su boca para dirigirse al cuello donde succionó una y otra vez, notando como a su chica se le aceleraba la respiración M: Espera. Ven (dijo cogiendo una manta de una de las estanterías) La extendió sobre la paja agolpada en un lateral de la estancia y cogiendo la mano de la empresaria, se acomodaron sobre ella, Maca inclinada suavemente sobre Esther quien se abrazaba buscando su cobijo. El ambiente era cálido. La poca luz que había, hacía ese lugar especial y con su mutua compañía... el paraíso. Maca la desnudaba sin dejar de mirarla y depositando un beso por cada prenda que le quitaba. Esther se dejaba hacer algo nerviosa. Al terminar, y contemplando la belleza de su cuerpo, se desnudó para ella, que atónita no perdía detalle de lo que tenía delante. Esther la hizo sentar a su lado y sin pensarlo mucho encaminó su mano hacia su cadera para rozarla con la yema de sus dedos hasta tocar levemente su centro... M: Ufffff... (dijo ante ese contacto) no pares ahora (pedía en un susurro) E: No pienso parar, pero prefiero saborearte... olerte... comerte (viendo como Maca abría sus piernas para dárselo) Maca se contraía y agarrada a la cabeza de su chica hacía de ese contacto más intenso. Al notar sus labios sobre ella, creyó volar... notaba como Esther abría su boca para atraparlo y como la succionaba una y otra vez... M: Sigue... sigue... uhmmm no puedo más (decía intentando prolongarlo más...) E: Venga cariño (decía mientras buscaba una mejor posición) M: Para Esther... solo un momento E: ¿Estás loca? ¿Quieres que pare ahora? M: Juntas, vamos las dos juntas (notando como su chica intentaba rozarse con cualquier parte de su piel) Maca se puso sobre ella sin dejar de mirarla. Sus sexos perfectamente encajados y moviendo sus caderas al compás. Primero lentas y seguras para subir ese baile en intensidad. Esther, aceleradamente le pedía más... Maca sin soltar sus manos le daba todo y juntas por primera vez llegaban al universo extasiadas... contemplándose... viendo ese brillo que desprendían sus miradas por la pasión vivida, para suavemente recuperar la respiración. Maca levantó una de sus piernas sin soltar sus manos para ponerse junto a ella. Soltó una de sus manos para acariciar su mejilla en un acto de amor. Esther se cobijaba tímida buscando el calor de su pecho... Maca buscaba su mirada para decirle cuanto la quería y sellarlo en sus labios, para abrazarse hasta recuperarse después de lo sentido. Después de unos minutos en que se dedicaron tan solo miradas, Maca se levantó para coger algo con lo que poderse tapar
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M: Con esto por encima estaremos mejor (cubriendo sus cuerpos) E: ¡Gracias Maca!... M: ¿Porque mi vida? E: Por todo. Por darme la oportunidad de conocernos... por ayudarme a pesar de todo, por quererme como lo haces y sobre todo por estar a mi lado y cuidarme como lo haces. Nadie había hecho eso por mí M: Pues esto no ha hecho más que empezar (dijo besándola con amor) E: ¡Maca! (dijo mirándola) Te quiero, y no por lo que ha pasado esta noche... sino por ser como eres Se miraron una vez más para acabar abrazadas mientras rozaban sus frentes durante unos minutos que le parecieron cortos hasta que Esther rompió ese momento E: Anda que como le de por venir a Teresa no veas ¿no? M: ¿Aquí?... no creo que venga E: Me vio salir hacia aquí M: ¿Prefieres que nos vayamos? E: Casi que sí ¿no? (dijo intentando levantarse) Primero sales tú, y en unos minutos lo haré yo... M: ¿Y eso?... E: Por favor, no preguntes ¿vale? Los días pasaban mientras Esther se recuperaba del percance sufrido a pasos agigantados. La complicidad entre ellas iba en aumento cada minuto que pasaba, pero Esther en la soledad de su cuarto no dejaba de pensar si esto era lo adecuado para ella. Solo pensar en tener que enfrentarse a todos cuando supieran lo que empezaba en su nueva vida, la hacía retraerse y sentir nuevamente miedo, algo que cambiaba en cuanto estaba junto a ella, que era quien le daba esa seguridad que a ella le faltaba a pesar del intento por conseguirlo. Los paseos a caballo a diario fueron cambiándose por los saltos cuando decidió comenzar de nuevo con los entrenamientos. Sevilla estaba cerca y no podía perder el tiempo. En la empresa empezaron a requerirla una vez tuvo el alta medica que tras un scanner, verificaron que el hematoma sufrido en esa parte tan delicada de su anatomía, había desaparecido completamente. Las secuelas por la perdida del bebe a consecuencia de la caída, no conseguía borrarlas de su mente totalmente y muchos eran los días que se atormentaba por ello y era cuando se venía abajo sin encontrar una explicación del porque. Jimena iba afianzando el gran cariño que sentía por la empresaria y en muchas ocasiones cenaron las tres juntas ante la insistencia de la pequeña que veía como día a día su madre le hablaba más de la empresaria. Alguna vez Maca hizo el intento de contar a su hija la especial relación que la unía a Esther, pero esta deshacía la idea, intentando hacerla ver que aun era pronto. Eso las llevó en más de una ocasión a enfrentarse. Maca no terminaba de entender porque todo seguía en secreto si se amaban profundamente ¿por qué nadie podía saberlo? preguntándose si siempre iban a vivir a escondidas del mundo exterior para vivir su amor en la penumbra de su habitación... tantas preguntas como se hacía y todas seguían sin respuestas E: Buenos días Tere (dijo al llegar a la cocina) solo un café, hoy tengo mucha prisa y casi voy tarde ya T: Siempre con prisas, desde que has empezado a trabajar, no desayunas bien ningún día de los que tienes que marcharte a la oficina (le recriminó)
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E: Hoy hay una importante reunión. No puedo llegar tarde. Mi padre está en Nueva York y no vendrá hasta la semana que viene. ¿Has visto a Maca esta mañana? (preguntó) T: Llevó a su hija al cole y desde entonces no la he visto E: Pero ya habrá llegado ¿no? me gustaría verla antes de irme Esther llegaba al picadero donde pensaba ver a su chica, pero viendo que no estaba se desilusionó al darse cuenta que probablemente ya no la vería hasta el día siguiente. Guardó su maletín en el coche y se dispuso a marcharse cuando la vio correr a lo lejos M: ¿Pensabas irte sin decirme adiós? E: Pues ya me iba. Te busqué pero se me hace tarde y hoy hay mucho lío en la oficina M: No pude ir anoche Esther. La niña no se dormía y cuando consiguió dormirse ya era muy tarde (dijo bajito acercándose a ella) E: Sí, vi el mensaje. Tengo que irme Maca, que voy muy justa M: Venga y no corras mucho ¿vale? E: No correré... volaré (dijo guiñándole un ojo) es broma guapa. Venga un besito y lo más seguro es que tenga que quedarme esta noche en Madrid. Luego te llamo (dijo tocando ya su mejilla para dejarle un beso) M: ¡Esther! (dijo en un susurro) te quiero (mientras acariciaba su espalda sabiendo que era lo único que podía hacer por si alguien las veía Esther cerraba la puerta y bajaba la ventanilla antes de salir E: Te llamo en cuanto pueda... M: A la noche te llamaré yo E: ¡No!... lo haré yo. Es probable que cenemos todos los miembros de la junta y no sé cuando llegaré a casa (dijo saliendo a toda prisa) Mientras en el campo pasaban el día al aire libre sumidos en el cuidado de los animales, Esther seguía encerrada entre esas cuatro paredes rodeada de todos los miembros de la junta de las empresas PBE con más de mil quinientos establecimientos abiertos por distintos países E: El catálogo de la diseñadora nueva que me mandasteis la semana pasada me gusta mucho. Quiero una cita con ella pero no será ya hasta pasadas tres semanas Javier: Pues tendríamos que hacerlo ya. Hablé con ella hace poco y tiene mucho por aportarnos. Será de gran ayuda para nuestra nueva colección, pero si tardamos tanto no vamos a llegar para la próxima temporada Carlos: Esther, ¿tú podrías mañana? Lo digo porque está en Madrid ahora E: ¿Mañana?... bueno intentaré quedarme, pero si no es por la tarde habrá que dejarlo hasta que yo vuelva Carlos: ¿Que día es la competición? E: El sábado y el domingo de la semana que viene, aunque si no paso esa fase, podría tener la cita con ella antes Adrián: Estoy seguro que la pasarás. Eres muy buena sobre el caballo y lo demostrarás... E: Gracias, ya sabemos que ese no es tu mundo Adrián: Eso era antes. ¿Podemos cambiar no?
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E: ¿Tú?... no creo Adrián: El tiempo lo dirá... dame tiempo y verás. Por cierto ¿Quieres que te acompañe a Sevilla?... E: Pues como que no (dijo cambiando el tema) Bueno vamos a ver, una vez al tanto de los acontecimientos ocurridos en los almacenes de Roma me veo en la obligación de cambiar a Filip y me sabe mal por Eduard, fue quien nos lo recomendó, pero dado el resultado y lo poco que se esfuerza y después de haber hablado con mi padre... serás tú (dijo mirando a Carlos) quien te harás cargo hasta dar con la persona adecuada, que tu mismo te encargarás de encontrar en Roma. Tómate el tiempo necesario, no hay prisa Carlos: Pero eso es su problema, mientras pague lo que le corresponde no es asunto nuestro sus problemas internos E: Pero es mi firma y no me da la gana que por un tipo como ese las cosas se compliquen más... Carlos: Eso no tiene porque pasar Esther E: Veo que no has visto la estadística esta ¿no? (dijo pasándole el documento) Míratelo, estúdialo y ya me dirás si puede o no pasar. Las estadísticas lo dicen todo Carlos, las ventas han bajado más de un 25 por cien y eso hay que solucionarlo cuanto antes Javier: Todos sabemos que no es la única franquicia que no funciona como debería ¿no? E: Por eso. El problema se puede agravar y pueden ser muchas las perdidas Adrián: Del de Los Ángeles me estoy encargando yo. Y sí... las ventas habían descendido más de un 20% pero estamos haciendo que se recuperen a pasos agigantados E: Me alegro Adrián, si nos quitamos ese problema tendremos uno menos en que pensar Adrián: Si te parece bien, puedo ocuparme después del de Roma... Tengo contactos interesados con buenas ofertas E: De seguir surgiendo problemas, las ofertas no sé como podrán ser de buenas... E: Carlos (dijo mirándolo) ¿Te importa que sea Adri quien se haga cargo? Carlos: Por mi ninguno. Este tío será como sea... pero siempre logra triunfar E: Pues tema resuelto. En cuanto al tema de la diseñadora (dijo mirando a Javier) Si consigues una cita con ella que sea antes de mañana por la noche. No me gustaría pasar otro día más aquí Javier: Voy a llamarla ahora a ver que concretamos. Vuelvo y te digo algo (dijo poniéndose en pie) E: Muy bien. ¿A que hora hemos quedado en el restaurante con Andrés y Gustavo? Carlos: A las dos E: Pues voy a hacer un par de llamadas y nos vemos allí Esther cogía su bolso. Al pasar junto a Adrián le propuso invitarla a una cerveza para comentarle un par de puntos... E: Ahora no Adri, tengo cosas que hacer. Nos vemos en el restaurante del hotel Adrián: ¿Quieres que pase a buscarte para ir juntos? E: Es mejor que no (dijo segura) Adrián: ¿No vas a dejarme ni ser amigo tuyo? Esther se limitó a salir sin mediar palabra... Una vez fuera de la sala de reuniones, se dirigió a su despacho desde donde haría algunas llamadas. Su secretaria la informó que uno de los diseñadores quería hablar con ella directamente. Le pasó documentación de algunos de los almacenes y veía como el
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trabajo se le acumulaba, por lo que tendría que quedarse en Madrid y eso la ponía de mal humor... E: ¡Mira me estás agobiando con tanto mensajito! Secretaria: Solo la informo, es mi obligación ¿no? E: Sí... tienes razón. Todo esto me puede. Ponte en contacto con Pol y dile que lo espero mañana después de la reunión. Si te dice de comer le dices que no puedo, que venga directamente aquí Secretaria: Muy bien E: Y ahora ¿me dejas sola por favor? quiero hacer un par de llamadas Secretaria: Cualquier cosa estoy al lado Esther sacó su teléfono, abrió el listín y marcó un numero muy especial para ella En la finca Maca ordenaba documentación en su despacho. Una melodía procedente de su bolsillo la hizo dejar sobre la mesa esos papeles y sabiendo de quien podía tratarse tomó asiento y sacó el aparato... M: Mi vida has tardado mucho. ¿Cómo va todo princesa? E: ¡Hola cariño! es que no he podido llamarte antes. Y dime... ¿me echas de menos? (dijo melosa) M: No sabes cuanto, estas ausencias tuyas que empiezan a ser tan largas no me gustan nada E: Pero no puedo hacer otra cosa, mi padre no está y debo ser yo quien de la cara ante los problemas M: ¿Se solucionan? E: Espero que sí. Pero dime ¿Cuánto me echas de menos? ¿Sabes? Me habría gustado pasar la noche contigo... Te eche de menos, tanto que no podía ni dormir M: Lo siento cariño, pero ya te dije... la peque E: Sí, lo sé... ¿Sabes que he pensado? M: Miedo me das... ¡a ver dime! E: ¿Y si le pusiéramos una canguro? M: ¿Y si habláramos con ella?... ¿no sería mejor? seguro lo entendería E: Bueno veo que no es buena idea. Es que me doy cuenta de cuanto te necesito... a todas horas... empiezo a no saber vivir sin ti y no sé si eso es bueno... M: ¡Es mejor! ¿sabes que significa eso?... E: ¡Sí! Significa que me agobio por no poder tenerte cuando quiero M: ¡No mi vida! Eso quiere decir que te has enamorado. Eso mismo me pasa a mí desde hace ya tiempo E: Es posible... el caso es que no consigo dejar de pensar en ti... M: ¡Se me está ocurriendo algo! E: Tú y tus ocurrencias... a ver dime (dijo con una sonrisa) M: ¿Y si dejo esta noche a Jimena con Teresa y me voy contigo? E: ¿Estás segura? es posible que la reunión de esta tarde se alargue demasiado y me sabría muy mal dejarte tanto tiempo sola M: Mientras vuelvas... me da igual el tiempo que tenga que esperarte E: No sé Maca. ¿Tú crees que haces bien en venir? M: ¡Sí! porque entre otras cosas pienso volverte loca...
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E: Bueeeeno... eso me parece realmente fantástico. Vale. Dejaré la llave al portero, y ya estoy deseando verte M: ¿Sobre que horas crees que llegarás a casa? E: No sé cariño, pero te aviso con lo que sea M: Pues nos vemos a la noche mi vida y no trabajes demasiado ¿sí? que te quiero descansadita... E: Pues llevo un día que mejor no contarte... me tienen estresada toda esta gente M: Ya me encargo yo de desestresarte mi niña E: Te quiero Maca pero tengo que dejarte, me esperan para comer M: Adiós y no olvides que te quiero (dijo para colgar...) Maca hablo con Teresa para explicarle que tenía una reunión a primera hora de la mañana y no sabía como hacerlo con la niña T: A Jimena me la dejas a mí como en otras ocasiones M: Sabes que no me gusta causarte molestias T: No digas tonterías Maca M: Tendré que irme muy temprano, la reunión es a las ocho T: ¿Y por qué no te vas esta tarde y te quedas en casa de Esther? M: ¡No! en todo caso me quedaré en alguna pensión T: No seas tonta niña. Llamas a Esther y le explicas, verás como ella te dice lo mismo M: Pues luego la llamo a ver que me dice T: ¡Que te quedes allí!... ¡que va a decirte! (dijo tranquila) así ves como está, que está demostrado que estar en Madrid demasiado tiempo no le va nada bien M: Bueno en estos días la requieren más porque su padre no está, pero me dijo que estaba pensando en delegar en uno de los ejecutivos más antiguos y demás confianza para dedicarse por completo a los caballos Mientras Esther estaba sumida de lleno en el mundo empresarial, Maca se ponía en camino hacia la ciudad. El camino con su coche se le haría largo y decidió salir a última hora de la tarde. A su llegada el conserje le entregó la llave acompañado de un sobre que incluía una nota firmada por Esther. “Ponte cómoda y siéntete como en tu casa, porque ahora es tuya... pero sobre todo espérame sin dormirte... te quiero Esther” Después de dar una vuelta por el inmenso apartamento tomó una ducha, cogió un libro y se limitó a esperar... Maca esperaba recostada sobre el sofá con el libro apoyado sobre uno de sus mulos. Eran más de las doce cuando Esther abría cuidadosamente la puerta con la intención de sorprenderla. A la entrada del gran salón la vio como dormía placidamente. Dejó su bolso sobre una de las mesas y fue a ponerse cómoda. Después de una reconfortante ducha se colocó una pequeña camiseta con la que solía dormir. De camino al sofá pudo ver como sus movimientos eran constantes. Paró su caminar para poderla contemplar. Instintivamente Maca cogió de su pierna el libro, se reclinó sobre el asiento... miró su reloj y se dispuso a seguir leyendo. Esther no perdía detalle de ninguno de sus movimientos. Se dio cuenta de cuanto le gustaba, de que forma estaba llegando a quererla y de que se había adueñado de todos sus momentos. Se acercó sutil y cuidadosamente viendo como Maca no conseguía mantener los ojos abiertos, vio como
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ese libro caía lentamente sobre sus piernas y fue ella misma quien lo retiró. Se sentó junto a ella para acariciar dulcemente su mejilla... E: ¿He tardado verdad mi amor? M: Uhm... (abría lentamente sus ojos) perdona creo que me dormí (dijo acercando sus labios a los de ella para besarlos) E: Pues sí, te has dormido, pero eso es porque lo necesitabas, y yo he tardado demasiado en venir, pero las cosas se están complicando. Cenaste ¿verdad? M: Sí. ¿Más problemas?... E: Al parecer las ventas han disminuido considerablemente en varios de los almacenes MBE M: No desesperes, verás como lo solucionas. Pero vamos a olvidar el trabajo ahora ¿sí? A ver (dijo cogiendo su mano para hacerla levantar) esa camiseta te sienta de lujo. Ven (sentándola entre sus piernas) estás cansada ¿verdad? E: Un poco (dijo echándose contra ella) M: Eso lo arreglo oyó ahora mismo (dijo mientras ponía sus manos sobre sus hombros con la intención de masajearlos) un masaje te sentara bien... ven, vamos a la cama que te lo doy allí (dijo cogiendo una de sus manos) Una vez en la habitación Maca la hizo tumbar sobre la cama... se sentó suavemente sobre sus caderas después de desprenderla de la camiseta y con firmeza llevo sus manos a través de su espalda. Esther se dejaba hacer. Masajeaba de arriba abajo para volver a subir haciendo hincapié en las zonas que encontraba contracturazas. Decidida bajo siguiendo su columna suavemente hasta topar con el tanga, que bajó algo más. Depositó un tierno beso en la parte baja de la zona lumbar, para meter la mano por entre sus ingles. Notó como su piel se erizaba y abandonó el lugar. Lentamente ascendió hasta llegar a la base del cráneo, donde penetró sus dedos con suavidad por entre sus cabellos, frotando con las yemas de sus dedos una y otra vez. Esther se limitaba a suspirar por la paz interna que sentía ante ese roce. Bajó sus manos hasta la altura de los hombros para cambiar el sentido de sus manos en direcciones opuestas. Rozó sus axilas al meter sus manos para tocar sus pechos. Vio como se giraba, como entreabría sus muslos demostrando lo que quería. Maca bajó sin piedad el tanga para mirar su desnudez. Esther temblaba ante esa mirada. Tras deshacerse de esa minúscula pieza, acercó su boca peligrosamente abriendo sus labios para poder saborearla. Esther no podía más... E: Sigue mi vida (agarrando las sabanas antes ese contacto) Maca succionaba mientras levantaba sus caderas para degustarla mejor. El movimiento insistente de la pelvis dio a entender a la veterinaria que no tardaría en llegar y le daba más. Esther cambió de posición actuando ella también. La miraba con devoción... rozó sus pechos para situarse justo al contrario de su chica y sin esperarlo Maca se vio sorprendida al saberse en la boca contraria... sus movimientos eran rítmicos... las manos volaban por el cuerpo contrario las lenguas succionaban al compás y juntas llegaron una vez más atravesando la frontera del placer. En el silencio de la habitación se oían gemidos, suspiros y respiraciones aceleradas. Pasados unos minutos fue la empresaria quien ascendió por el cuerpo de su niña y situarse junto a ella, cerca... juntas... tan pegadas, que hasta el sudor se mezclaba. La miró tiernamente para descansar su cabeza junto al pecho de su amada y Maca la abrazó llena de amor apretándola contra ella. Por sus movimientos notó que sollozaba y alterada la miró...
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M: ¿Qué tienes mi amor? (dijo preocupada) ¿Qué te pasa? E: Nada (contestó escondiendo su mirada en sus pechos) M: ¿Nada?... no se llora por nada mi vida E: Lloro de felicidad... de emoción, por tenerte junto a mi ¡¡¡pero tengo tanto miedo!!! M: ¿A qué Esther?... E: A que esto no sea más que un sueño, a despertarme y no tenerte conmigo porque te quiero tanto... que ya no sabría vivir sin ti M: Pero eso no va a pasar. Ni es un sueño porque todo es real, ni vas a perderme porque soy yo quien ya no podría vivir sin ti... y porque te quiero tanto que mi lugar está junto a ti Taparon sus cuerpos levemente con las sabanas. Unieron sus manos, Maca descansaba sobre el pecho de Esther, que notaba como su respiración era ya pausada dando muestras de descansar tranquilamente. Esther se apoyó en la almohada sobre sus codos para poderla ver y contemplar su belleza. Mientras su mente no dejaba de pensar... “No me dejes nunca Maca, yo... yo no sé muy bien que va a pasar... si voy a tener las fuerzas suficientes para afrontar todo esto ante el mundo, pero solo pido que me ayudes... contigo podré” Lentamente sumida en sus pensamientos fue dejándose caer sobre ese cuerpo que ya era suyo y acurrucándose sobre ella, las descubrió el día Maca oyó como una diminuta melodía procedente del despertador, anunciaba el nuevo día. Con cuidado se reclinó sobre si misma para poderla ver. Dormía placidamente. Debía despertarla muy a pesar suyo. Se acercó dulcemente y dejando el primero de los besos sobre su frente fue descendiendo lentamente mientras se la comía a besos... Después de prodigarse besos y caricias empezaron juntas el nuevo día saboreando una ducha juntas y el primer café E: Tengo que irme cariño y ya voy tarde M: ¿Te espero y comemos juntas? E: Eso no puede ser Maca, tengo el día muy liado. Lo siento M: No pasa nada mi vida. El trabajo es lo primero E: ¡No! Eso ha cambiado. Lo primero en mi vida ahora eres tú (dijo segura aunque sin esperarlo) M: Venga será mejor que te vayas. Recojo esto un poco y me vuelvo a la finca. Solo espero que el coche no se caliente mucho ahora. El calor le afecta E: Espera, llévate uno de aquí, iras más segura M: No cariño... venga no llegues tarde y arregla todo pronto y vuelve a casa que ya te echo de menos (dijo dando un último abrazo) Maca llegaba más tarde de lo pensado a la finca. Paco la esperaba con algunos documentos para firmar y comentaron que todo estaba arreglado para el viaje a Sevilla Paco: Yo saldré antes con el remolque para que Trueno pueda descansar. Esther me dijo que llegaría el jueves por la noche M: Sí, quiere echar un vistazo al trazado de la prueba Paco: Tú vienes conmigo ¿no? M: Pues no sé, Esther me dijo que le gustaría que fuera con ella
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Paco: ¡Maca tú tendrías que viajar con Trueno! ¿no? M: Bueno Paco ya veremos como lo hacemos... Mientas tanto Esther seguía sumida de lleno en la reunión, y con un nuevo problema surgido hacia ya días, y del que tenían noticias en ese preciso momento... E: ¡Esto no puede ser! Javier: Tranquila Esther, lo solucionaremos E: Tendré que desplazarme a Barcelona, pero tendría que ser después de mi viaje a Sevilla Adrián: A ver, el asunto de Los Ángeles está casi resuelto, así que yo seré quien vaya contigo a Barcelona, eso es un salto en avión... E: Muy bien, iremos juntos Adrián: Pues a mi vuelta solucionamos este nuevo imprevisto. ¿Te ocupas tú de los billetes? E: Iremos en mi avión, mi padre llega en unos días Adrián: Perfecto, como en los viejos tiempos ¿no?... (dijo sonriente) E: No vayas a equivocarte Adrián. A nosotros no nos une ya nada más que el trabajo en la empresa... nada más ¿entendido? (dando por finalizada la charla con él) Adrián: ¡Yo sigo queriéndote Esther! (mirándola) E: Pero yo no. Ese es el resultado de tu metedura de pata Adrián: Aquella noche no hice más que amarte E: Sí, puede... pero para amarse no hay que forzar nada y tú lo hiciste Adrián: Tú me lo pediste cariño... por la razón que fuera, pero me lo pediste en varias ocasiones. ¡Vale! Quizás fue producto del alcohol... pero solo quise satisfacer tus deseos (acercándose a ella) E: Déjame Adri... no estropees nada ahora. No tenemos más remedio que vernos aquí, pero lo demás se rompió todo aquel día... La mañana pasaba inmersos en el trabajo. Cerraron carpetas y salieron a comer y en este caso Esther lo hizo acompañada de Alba, una nueva diseñadora que estaba dando mucho que hablar en el ámbito de la moda. Acordaron que ella sería la encargada de la nueva colección para la siguiente temporada. De nuevo en su despacho, informó al jefe de prensa que se encargara de todo lo relacionado sobre la publicidad, advirtiéndole que no quería periodistas revoleteando a su alrededor. Que se entrometieran en su vida privada era algo que no toleraba y había pasado en más de una ocasión Salió del despacho y se despidió de su secretaria no sin antes darle algunas órdenes. Después de pensarlo muy poco, se dirigió al concesionario donde previamente había encargado una ranchera como regalo para Maca, dado que su coche no dejaba de darle problemas últimamente. Pasaría por el concesionario para recogerla antes de partir hacia la finca, alegando que era para el trabajo con la intención que no fuera rechazada, sabiendo que no lo aceptaría como regalo personal. Era el último modelo con todo tipo de extras. Era un coche de esos que ella siempre quiso para la finca pero que nunca llevó a cabo, pensando que no iba nada acorde para una gran ejecutiva, pero decidió que era hora de empezar a cambiar muchas cosas. Se lo entregaron y puso rumbo a la finca. Todavía tenía que recoger a Maca para salir rumbo a Sevilla. Saldrían en el último AVE, así Jimena ya estaría lista para dormir y la despedida sería menos traumática, ya
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que le costaba separarse de su madre. Desde que muriera su mama, no llevaba muy bien que Maca la dejara con nadie, por lo que evitaba a toda a costa a menos que fuera por motivos de trabajo A la llegada a la finca todo parecía muy tranquilo. Aparcó el coche y entró en la casa. En la puerta pudo observar la pequeña maleta de Maca. Desde allí se escuchaba como Maca le explicaba a la pequeña que tenía que salir de viaje, que ella se quedaría con Teresa y que se portaría como una señorita. La niña asentía a todo lo que su mama le decía pero Maca estaba de espaldas a la puerta, Esther permanecía apoyada en el quicio de la puerta por lo que la niña la vio. Con una pequeña sonrisa le decía con el dedo que no dijera que estaba allí. La niña permaneció atenta a las explicaciones de su mama intentando disimular para no descubrir a la empresaria que feliz seguía atenta a ambas M: Bueno y no quiero que Teresa te de todo tipo de chucherías. La piscina solo antes de comer y con el permiso de ella E: Maca, ya está bien de tantas normas que solo son dos días... T: Menos mal mi niña. Menudo discurso le ha dado para dos días que os vais M: Perdonar, pero soy su madre y sé como es E: Tranquila que Teresa no dudo que la cuidará como nadie M: No lo dudo, pero también sé como es ella y quiero dejárselo muy claro T: Pues venga iros ya antes de que se os haga más tarde E: Está bien, voy cogiendo las maletas y te espero fuera (dijo mientras se despedía de las dos con un beso) Jimena: ¿Podré ir yo la próxima vez? M: En otra ocasión puede... ya veremos Jimena: ¡¡¡Por fi mami!!! E: Si pasamos a finales iremos todos juntos T: ¿Yo también iré? E: ¡Cuando digo todos... me refiero a todos! M: Me parece bien. Ahora nos vamos Jimena: ¡Biiiiiiiiiieeeeeeennnn!!! (dijo contenta) Al salir pudo ver que no estaba el coche de Esther y en cambio había una ranchera de último modelo con un lazo de color rojo M: ¿Puedes explicarme que es esto? E: Ya ves... ¡para ti! M: ¿Cómo? ¿Qué es mío? E: ¡Sí! ¡Todo tuyo! M: Esto es demasiado para mí y no puedo aceptarlo E: Lo sabía, pero como eso también lo tenía previsto será un regalo para el trabajo y así te podrás mover por la finca. Aunque te confieso que será una pena mancharlo. Jajaja M: ¡Es precioso! (dijo acercándose a él) E: Pues venga que se nos hace tarde Salieron rumbo hacia la estación y ya iban un poco tarde así que Esther aceleró desmesuradamente. Maca se movía nerviosa en el asiento. Al darse cuenta Esther aminoró la velocidad E: Perdona es que vamos un poco tarde
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M: Ya demasiado diría yo. La velocidad me pone nerviosa... Esther apoyó su mano en la pierna de Maca y empezaron una conversación sobre como iría el fin de semana Una vez en la estación, aparcaron el vehículo y se encaminaron hacia el andén donde darían la salida en unos minutos M: ¡Llegamos de pelos eh! E: ¡Pues sí venimos despacito fijo que lo perdemos! M: No me gusta correr demasiado... más cuando se trata de un coche nuevo E: ¿Por? M: ¿Y si tiene algún fallo?... (decía seria) E: Jajajajajaja... M: ¿Que graciosa eres no? Jajajaja... imagina que fallan los frenos ¿Qué crees que pasaría eh? E: Va Maca, déjate de paranoias... los coches no suelen salir sin frenos eh... M: Un amigo mío sacó el coche del concesionario y al día siguiente tuvo un accidente... preferiría que no me preguntarás que fue lo que le paso... E: Lo siento cariño. Venga sube Una vez situadas en sus asientos, Esther pudo ver como Maca estaba algo seria, enlazó su mano y la acercó para apoyarla sobre su muslo... E: ¿Te pasa algo? (preguntí mirándola) M: No E: ¡Estás muy seria! M: ¡No! es solo que lo del coche me ha hecho recordar... estoy bien (dijo dejando un beso sobre sus labios) A medida que el tren avanzaba a alta velocidad y en un momento de silencio entre ellas, Esther dejó caer su cabeza contra el hombro de Maca y cerró los ojos para descansar un instante. Maca sacó con cuidado del bolso su móvil para buscar en el álbum y poder ver a su hija. Esther levantó la mirada para poder ver esas fotos en las que se veía a Jimena de pequeña y como con orgullo Maca la contemplaba E: ¡Es una niña preciosa!... como su madre (dijo mirando embelesada su rostro) M: La verdad es que es como yo con su edad E: Es una niña encantadora M: Te quiere mucho ¿sabes? E: Lo sé cariño. Yo también a ella, porque se ha dado a querer desde el primer día que la conocí... Esther notaba como su semblante cambio en tan solo dos segundos, pasando a un estado de tristeza E: ¿Qué te pasa cariño?... M: No, es que estaba pensando... pero no sé... E: ¡Dime! M: Esther. ¿No crees que deberíamos decirle a ella lo nuestro?
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E: Maca no es el momento. Es pronto ya lo hemos hablado otras veces y es preferible esperar M: ¿A qué Esther?... ¿a qué sea ella quien nos vea?... ¿Qué crees que podría pensar si alguna vez nos viera besándonos? ¡eh! o si nos pillara en una situación un tanto... bueno ya sabes ¿no? E: ¡Seguiremos teniendo cuidado! M: Vale. Pues no se hable más, está claro que tú mandas y por lo tanto tú decides como y cuando hablar con ella y cuando contarle al mundo que nos queremos (dijo levantándose bruscamente...) Esther fue tras ella y comprobó que se dirigía al aseo. Abrió la puerta para cerrarla tras ella... E: Maca abre por favor... (apoyando sus manos sobre la puerta) Maca por favor, no quiero que te enfades (insistía) Maca mojaba su rostro para refrescarlo. Se miraba a través del pequeño espejo, preguntándose ¿por qué?... ¡no entendía porque ese miedo!... ¡no encontraba explicación a querer seguir ocultando su amor a todos! Instintivamente limpió de su rostro unas lágrimas que descendían mejilla abajo y abrió la puerta E: Cariño, no quiero que te enfades y menos que sufras (decía colándose con ella) Ya habrá tiempo. Mírame Maca (levantando su mentón para poderla ver) Yo te quiero ¿No te basta eso? Lo demás ya vendrá cariño M: Es que parece que te de vergüenza que te vean conmigo y eso me da que pensar... E: Maca... Te quiero (mientras se abrazaba a ella) más de lo que puedas pensar. Pero necesito tiempo hasta dar a conocer nuestra relación... ¿Es pedirte mucho? (mientras se pegaba fuerte a ella) por favor cariño, no lo estropeemos... Maca buscó sus labios y al dar con ellos los besó primero dulcemente para buscar su lengua con pasión... Al llegar al hotel, uno de los más prestigiosos de la capital andaluza, entraron con algo de tensión por la gran cantidad de gente que había. Mucha de ella era conocida por ella y eso le hacía ponerse algo tensa. Llegaron a la recepción E: Buenas noches. Tengo una suite a nombre de Esther García Recepcionista: Sí, un momento por favor M: Espera un momento por favor ven aquí. ¿Cómo que has reservado solo una habitación? E: Sí, pensé que de todas formas íbamos a pasar más tiempo en la habitación juntas, que no te importaría, pero si lo ves mucho problema todavía estás a tiempo de que cojamos separadas (algo borde ya que tenía preparado un fin de semana algo especial para Maca por lo bien que se había portado con ella) M: No, está bien, pero pensé que no querías que llamáramos la atención, pasar lo más desapercibidas posible, y claro, teniendo la suite de lujo del hotel como que habrá más que algún cotilla y no quisiera que la prensa te diera mucha lata y menos por mi culpa E: No te preocupes que por eso no hay que preocuparse
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Recepcionista: Todo listo señorita, su habitación es la 505, cualquier cosa que se le ofrezca no tiene más que descolgar el teléfono y se lo llevaremos E: Muchas gracias Las dos cogieron sus maletas y se dirigieron al ascensor. Al entrar vieron algunas caras conocidas y otras competidoras. Esther saludó alguna que otra que ya conocía. Lo que más les sorprendió fue la confianza con la que algunas lo hacían. Cosa que no pasó desapercibido para Maca que no le dio la menor importancia. Al llegar a su planta fueron directas a su habitación Al entrar estaba todo como lo había dejado Esther dicho por la mañana. Decorada con un ambiente que daba tranquilidad, lleno de velas, incienso, pétalos por todos lados y un gran ramo esperaba sobre la cama E: ¿No vas a entrar? M: Eh... sí claro, es que no esperaba una bienvenida de esta E: Quería que fuera algo especial, quiero darte las gracias por todo lo bien que te has portado conmigo M: Lo he hago porque quiero y me encanta todo esto, es un gran detalle de tu parte pero que sepas que lo haría una y mil veces que lo necesites. No me hacen falta regalos para saber que me quieres. Solo quiero que me lo digas cada día que estoy contigo y cuando no estoy que lo pienses E: ¿Ese ramo debe ser para alguien no? Maca se acercó a la cama y al cogerlo vio un sobre. Lo abrió y leyó la nota que había dentro “Para la persona que me ha enseñado lo que es amar, lo que es el amor y lo que se siente al ser amada” E: Sigue buscando en el sobre que hay más cosas Maca miró y sí... dentro había otro sobre. Al abrirlo dentro tenía tres pulseras iguales pero de distintas dimensiones, eran de cuero y acero E: Una es para ti (dijo mientras se la ponía en la muñeca) la otra es para mi (colocándosela ella misma) y la otra más pequeña pero la más importante es para Jimena (dijo mirándola con amor) M: Ufff... que bonito detalle. Perdóname si me he puesto un poco borde en el tren, pero me puse un poco nerviosa por la velocidad y porque me iba separar de la niña muchos días E: Es un poco tarde para bajar a cenar, si quieres pido algo y cenamos aquí en plan más tranquilo ¿te parece? M: Pues la verdad que te lo agradecería. He tenido un día algo duro con los preparativos y estoy molida E: Pues venga que te enseño el resto de la habitación y luego pedimos la cena Esther le fue enseñando la habitación que era de ensueño. El baño disponía de una gran bañera de hidromasaje, la cual puso a llenar para poder relajarse un poco. Mientras seguía el paseo por la habitación, llegaron a una terraza con las mejores vistas que se pueden imaginar de Sevilla. Era espectacular. Esther se fue para dentro para ir pidiendo la comida mientras Maca se apoyó en la barandilla de la terraza pensado que si era un
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sueño no quería que la despertaran. Esther la vio muy pensativa. La tomó por la espalda y la atrajo hacia ella. Le dio la vuelta y la besó dulcemente E: ¿Qué piensas tan concentrada? M: ¡Que si todo esto es un sueño no quiero despertar jamás! ¡Que ojalá nunca nos tengamos que separar y que me quieras tanto como yo te quiero a ti E: Mira, todo esto sabes que es nuevo para mi y que ya hemos hablado de ir despacio. Creo que te estoy demostrando que te quiero. Solo te pido tiempo por favor... tiempo para poder dar el paso que me falta. No por mí sino por mi familia y por todo lo que conlleva esto. ¿Me entiendes verdad? M: Está bien, como tú veas, no seré yo la que te presione para que hagas algo que no quieras o no estés preparada. ¿Venga nos damos ese bañito juntas? que seguro que ya está casi llena Maca zanjó la conversación porque no quería que aquello se convirtiera en una pelea Al llegar al baño no sin antes darse algún que otro beso furtivo y lleno de pasión, se fueron desnudando entre miradas llenas de pasión. Una vez desnudas se metieron en ella vaciando uno de los botes de gel, convirtiéndose en un reconfortante baño espumoso. Se situaron una enfrente de la otra sin dejar de mirarse... M: ¡Que buena está el agua! y que bien se está aquí, después de un día tan largo. Creo que necesitaba algo así desde hacía días (dijo cerrando los ojos en un acto de relax) E: Pues venga relájate y ven aquí (mientras la cogía de las manos) Maca se incorporó y se sentó delante de Esther, que empezó a darle un masaje con lo que no tardaron en sonar algún que otro gemido de placer. La notaba bastante tensa. Tenía la espalda bastante contracturada. Maca mantenía los ojos cerrados pero con cada pase que le daba Esther le producía un gemido. Era una sensación de paz increíble. Relajadamente Maca se acomodó entre las piernas de Esther lo que hizo que pudiera tenerla cada vez más cerca E: ¿Estás bien cariño? M: Ufffffffff E: ¿Eso es un sí, no? M: Sí mi vida, pero no pares porque si me tienes en el cielo con un masaje no sé que va ser de mi cuando me hagas el amor Dicho esto Maca se volvió y entrelazó sus piernas con las de Esther. Se pusieron de frente rozándose levemente sus rostros. Tocándose y besándose lentamente. Todavía quedaba un rato para que subieran la cena. Su temperatura iba subiendo a la vez que el agua se iba enfriando, las manos iban al compás de sus bocas, que no podían dejar de besarse M: ¿Nos salimos y esperamos la cena en la cama? E: Es una opción, sí... Cuando Maca se puso de pie, Esther permanecía todavía sentada lo que hizo que diera la vuelta Maca y empezara a saborear su mojado centro. Las piernas de Maca empezaban a
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flaquear por lo que Esther la sentó en el borde de la bañera y empezó estimular con sus manos mientras con su boca buscaba la de Maca M: ¡Esto es una traición! E: Va que nos queda mucha noche M: Sí, pero mañana te espera un día duro de entrenamiento E: Calla y déjame disfrutar del momento M: Sigue... Esther siguió con lo que estaba y cuando vio que su chica estaba lista, la tomó y se la llevó a la cama y ya no hubo tregua. Esther estaba irreconocible para Maca. En ninguna de las veces que había estado con ella se había mostrado así y la veía muy diferente. La estaba volviendo loca. Sentía que la estaba llevando al cielo... E: ¿Cómo estás mi vida? M: En una nube... E: Pues ahora verás... Esther volvió a bajar otra vez hasta su centro y volvió una y otra vez a estimular su centro. Los gemidos de Maca iban en aumento. Esther la miraba a la vez que la hacía disfrutar, sintiéndose dichosa al darle todo lo que ella le había dado en tan poco tiempo. Cuando notó que llegaba al límite, fue a minorando la velocidad al oír el gemido producido por el potente del orgasmo sentido. Fue subiendo dejando un reguero de besos hasta llegar a su boca E: ¿Bien? (preguntó mirándola) M: ¡En la gloria! ha sido lo más... te he sentido muy dentro de mí. Y he de decir que muy distinta a otras veces que hemos hecho el amor. No sé... quizás te haya visto más segura que nunca... A lo que Esther la miro de forma especial... Una vez que se calmo un poco Maca, permanecían tumbadas tapadas levemente por las finas sabanas E: ¿Cómo te encuentras? M: En las nubes y aquí quiero subirte a ti también... E: Quería darte lo que tú me das cada vez que lo hacemos. Quería devolverte de esa forma todo lo que tú me haces sentir a mí M: Bueno pues creo que es mi turno ¿no te parece? E: Tranquila que habrá tiempo Toc toc... (tocaban a la puerta) E: Me encanta que mis planes salgan bien. Jajaja M: Te voy a dar yo a ti planes. Anda tira abrir. Eso sí, ponte algo encima... Esther tomo su albornoz y salió de la habitación para abrir. El camarero traía un carrito con el pedido. Le dio una generosa propina y puso el cartel de no molestar por si se le
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ocurría aparecer por allí Paco o su padre con alguna cosa respecto a la carrera. Cuando regresó a la habitación, Maca permanecía tumbada en la cama E: ¿Vas a comer en la cama? M: Vas a comer no, vamos a comer las dos aquí Maca se levantó y arrimó el carrito a la cama. Tomó a su chica por la cintura y empezó a besarla. El ambiente se fue calentando nuevamente y ninguna de las dos parecía que tuviera mucha prisa por degustar la comida recién traída. Maca la sentó al borde la cama y le fue quitando lentamente el albornoz, no podía dejar de besar su boca. Sus manos no dejaban de recorrer todo su cuerpo. Permanecía arrodillada mientras empujó lentamente hacia atrás el cuerpo de Esther, dejando una visión de su cuerpo espectacular. Suavemente fue recorriendo con su boca cada centímetro de su cuerpo M: ¿Parece que se te ha pasado las ganas de comer no? E: Digamos que puede esperar un poco. Total son aperitivos fríos, así que no hay problema que se pueda enfriar Dicho esto, Maca se introdujo lentamente entre los pliegues del centro de Esther estimulándola con los dedos. Al principio despacito, quería que fuera lento y que sintiera lo que minutos antes ella le había regalado. Veía como su niña se iba estremeciendo y como iba empezando a bajar el fluido de la excitación que empezaba cada vez a ser más intenso por lo que decidió que era el momento de entrar con unas ansias inmensas con su boca a devorar tiernamente su tesoro. Ya no hubo piedad. Los gemidos eran cada más intensos y Esther permanecía agarrada a las sabanas hasta que tuvo que dejar las sabanas para empujar a Maca contra su centro para que fuera a más. Y por fin llegó el deseado momento. Un fuerte alarido anunció el ansiado orgasmo producido. Fue una descarga tan brutal que cuando Maca se acercó a ella para darle pequeños besos por la cara, notando como aun seguía temblando. Esther permanecía con los ojos cerrados. Una lágrima escapo de ellos M: ¿Qué te pasa amor? E: Que me haces tan feliz... Es tan nuevo para mi sentir todo esto. Llegar al límite y sentir como una y otra vez me lo das todo. Como es sentir que te hacen el amor sabiendo lo que necesita la otra persona, Haciéndola disfrutar. Es tan bonito estar a tu lado que no me cansaré nunca M: Venga anda que te pones de un sensible que das miedo. Vamos a ver que ha pedido mi chica para cenar Al ir abriendo los platos pudo comprobar que era una pequeña degustación de embutidos de la zona. Un plato variado de diferentes quesos y algunos patés. Lo que más sorprendió a la veterinaria fue la bebida M: ¡No sabía yo que a las pijas también os gusta la cerveza! E: ¡Pero mira que eres tonta eh!. Que no la suela tomar no quiere decir que no me guste. Es más me encanta pero entre que he estado malilla y que no hemos tenido muchas ocasiones para salir a cenar pues no hemos podido degustar ni una cerveza ni un buen vino juntas M: Bueno de vinos te puedo aconsejar un poquito si quieres. Mis padres tienen alguna cosecha
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E: ¿Sí? Y... ¿Dónde? M: En Jerez de la Frontera E: ¿Y como se llama? M: ¿Me vas a decir que no conoces a mis padres? E: ¿Tendría que conocerlos? M: No tendrías, pero teniendo en cuenta que mis padres y los tuyos eran amigos, sí que podrías por lo menos tener una pequeña idea E: ¿Amigos? M: Vamos a ver. ¿No sabes que soy una Wilson? E: ¿Cómo? (con cara de asombro) M: Sí, lo que pasa es que siempre pongo Fernández para no tener problemas a la hora de buscar trabajo E: O sea, ¿qué me estás diciendo que tengo ante mí a la hija de los Wilson? M: Pues sí. Esa misma es la que está en tu cama y la que hace unos momentos te acaba de hacer el amor. Si te refieres a eso sí E: Vamos yo flipo contigo. ¿Y se puede saber cuando me lo pensabas decir? M: En mi currículo solo puse Fernández, así que tu padre me contrató por ser una de las mejores veterinarias de la zona y no por ningún tipo de enchufe. Solo que con mi familia como sabes no me llevo muy bien. Además no creo que sea un problema o... ¿sí? E: No. Creo que no, pero me has dejado un poco fuera de juego. Por lo que veo tu relación con la familia no es muy buena verdad M: ¡No! y menos después de dejar a mi futuro marido casi en el altar, para casarme más tarde y tener una niña con una mujer, y eso, como que no está muy bien visto. Me fui de allí y vivimos en Madrid desde entonces. Cuando mi mujer murió las cosas cambiaron pero fue cuando a mí no me dio la gana de tener contacto con ellos. Si no la querían a ella tampoco a mi hija y a mí, así que seguí mi vida E: No ha debido ser nada fácil para ti ¿verdad? M: No, no lo ha sido, pero mi niña es la que peor lo lleva y por ella es por la que no puedo permitirme caer jamás E: Todo ira bien Esther le dio un sentido y caluroso abrazo, sabía que lo necesitaba aunque se hiciera la fuerte. Terminaron de cenar y pusieron todo sobre el carrito, para sacarlo fuera. Mientras Maca salía hacia la terraza. Se sentó en la silla y miró hacia el cielo M: Ojalá que todo me vaya bien cariño (sin dejar de mirar hacia arriba) Sé que te gusta Esther para mi. Espero que sea lo que he estado buscando desde que te perdí. No intento sustituirte, pero la vida continúa como tú me decías. Esa persona que me decías que aparecería, creo que ya la encontré. Con nuestra pequeña es genial, como la trata y como la quiere. Y la niña la adora de una forma especial, aunque tú ya sabes como es nuestra pequeña (mientras cerraba los ojos) Espero que me salga bien porque es una apuesta difícil aunque segura E: ¡Eyyyy!... (decía mientras se acercaba a ella) ¿Se puede saber que haces hablando sola? M: Nada cariño. Mirando la noche tan bonita que hace y contemplando las estrellas, se ven de forma diferente a Madrid. Anda siéntate aquí conmigo (dijo) E: La verdad que sí, hace una noche preciosa M: Sí... pero no tanto como tú (dijo rozando sus labios) ¿no te habrás enfadado por lo de que sea una Wilson verdad?
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E: No tendría porque hacerlo. Solo que me sorprendió. Mi familia siempre se ha llevado muy bien con la vuestra y mi padre creo que tiene algún negocio con el tuyo M: Sí creo que algo tienen. Solo espero que no se enfade conmigo cuando sepa quien soy... E: ¿Y por qué habría de hacerlo? Yo es que nunca llegué a conocerlos mucho. Solo recuerdo haberlos visto en alguna ocasión, pero ya hablaremos en otro momento de nuestras familias, ahora es tarde, será mejor que nos acostemos que mañana es un día duro y tengo que dar lo mejor de mí M: Lo mejor de ti me lo das a mi cariño. Lo de montar es otra cosa E: Sabes que sí, pero tengo que estar muy concentrada. Mis rivales son duras y no puedo fallar M: Y no fallarás. Vi como te miraban en el ascensor, una sobre todo y la verdad que por la mirada no se podría decir que te aprecie mucho, la verdad E: Sí, antes de dejar la competición, le di una buena pasada en la última y digamos que no le gustó mucho. ¿Sabes? M: Dime E: Ella y otra de las competidoras están juntas pero siempre lo han llevado en secreto. No han querido que la prensa de más que hablar. Dicen que en los deportes femeninos la mayoría son lesbianas aunque yo lo veo una chorrada. Es otro de los mitos del deporte M: Venga anda, vamos para dentro que no quiero que pases frío. Tienes que estar lista para tu gran desafío (dijo tomándola de la mano para hacerla entrar en la habitación) Fueron al baño por separado, para asearse y pasar juntas la noche. Era verdad que era bastante tarde para el día que les esperaba pero querían disfrutar la una de la otra. Se metieron en la cama y les costó tener que dejar una vez más una pequeña batalla que habían empezado. Se dieron un beso y se abrazaron para pasar la primera de las dos noches que pasarían juntas. Maca tomó por la espalda a Esther y así poco a poco se fueron quedando dormidas. Por la mañana la primera en despertar fue Esther. Había pasado una de las noches más tranquila desde hacía tiempo. Con sumo cuidado se levantó. Se duchó y pidió el desayuno. Dejó una nota para su chica y salió de la habitación. Cuando Maca despertó tenía una rosa blanca encima de la almohada y una nota “No quería despertarte, estás preciosa dormida. Estoy entrenando. Tienes un coche para ti en el parking. Un beso” Se le quedó una cara de tonta que no cabía en ella. Se dio la vuelta y llamó a Teresa para ver que tal había pasado la noche la niña. Después de hablar con ella y comprobar que todo iba bien, desayunó y se dio una ducha. Bajó y pidió las llaves del coche y como era de esperar era uno de alta gama. Suspiró y puso rumbo hacia el centro hípico donde se disputaría la primera jornada clasificatoria. Al llegar vio como Paco observaba embelesado a Esther saltar. Sin duda se la veía con ganas. Estaba preciosa. No dudaba en ningún salto por difícil que fuera. Llevaba ya un par de horas entrenando sin dar muestra de cansancio M: Buenos días Paco (dijo llegando a él) Paco: Buenos días Maca M: ¿Cómo la ves?
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Paco: No tengo palabras para decirlo. Indudablemente sigue siendo la mejor (una lágrima caía por la cara de ese hombre de aspecto duro, pero que la había criado desde pequeña y quería como si fuera su hija) Esta dándolo todo. Lleva horas a lomos de ese caballo y ni rastro de cansancio M: Eso es bueno, se la ve con ganas. Y sobre todo que es la mejor El día fue pasando. Con largas sesiones de entrenamiento. Se tomó algún descanso que otro, para tomar algún refresco y para que el caballo también pudiera hacerlo. Esther estaba muy centrada, hablaba con Paco y con ella sobre el trazado de la competición. Había estado midiendo los pasos que había entre cada obstáculo, para tenerlo todo bien calculado M: ¿Cómo te encuentras? E: Mejor que nunca M: No lo dudo E: ¿Has desayunado bien? M: Sí muy bien. Por cierto el coche es una pasada, muy de tu estilo pero con uno más pequeño me hubiera conformado E: Lo sé, pero para mi reina quiero lo mejor (dejando una caricia en su cara que no pasó desapercibida para una persona que miraba desde lejos) M: Pues venga que van empezar las pruebas clasificatorias y tienes que ser la mejor Mientras esperaban el turno de Esther, sentados en una de las mesas de la terraza del bar, se acercó con decisión su padre para darle ánimos ante la inminente y primera prueba clasificatoria. En el sorteo anterior a la prueba, le correspondió el numero cinco, por lo que estaba contenta dado que era su numero favorito Pablo: ¿Cómo estás cariño? (dijo acercándose a su mejilla para besarla) supongo que algo nerviosa ¿no? E: Bien papa, aunque los nervios empiezan a darme la lata M: Eres la mejor sin duda alguna, he visto algún salto que otro y nada que se pueda comparar a los tuyos... E: Eso es que me ves con buenos ojos (dijo de forma especial) Paco: Pablo, sale en quinta posición, así que vamos bien (dijo mirando a Esther) es el numero de la campeona... Pablo: Venga Esther, tendrías que ir preparándote. ¿Quieres estar sola como solías hacer antes? (preguntó sabiendo que ante una competición prefería quedarse a solas para centrarse) E: Maca (dijo mirándola) ¿vienes conmigo? M: Por supuesto que sí (con un brillo especial en sus ojos, después de saber que siempre había querido estar sola) Pablo: Bueno veo que has cambiado algo del pasado. Seguro que Maca te da la tranquilidad que necesitas E: Puedes estar seguro papa... Paco: Vigilia los pasos de Blanca... y no te fíes mucho de ella E: Lo haré (dijo saliendo junto a Maca) M: Gracias cariño E: ¿Por qué?
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M: Que quieras que esté contigo estos últimos minutos, después de saber que solías hacerlo estando sola, para mí significa mucho E: Para mi significa mucho tenerte a mi lado siempre. Es verdad que siempre había preferido estar sola y centrarme solo en los saltos, pero han cambiado cosas en mi vida desde que estás en ella Maca miró a ambos lados, y viendo que estaban solas en esa habitación donde Esther acabaría de arreglarse, la cogió de la cintura acercándola a ella. Rozó su mejilla en un acto tierno y la besó con decisión. Sus lenguas se buscaban, sus labios se devoraban... pero el tiempo se les iba M: Te quiero Esther (dijo besando dulcemente la punta de su nariz) ni te imaginas cuanto E: Puedo imaginarlo si es con la intensidad que te quiero yo M: Venga mi vida toma (dijo entregándole una de las botas) Una vez lista, Maca miraba por la ventana dándole un poco de espacio. Esther miraba a un punto indefinido, Maca observó que sus ojos brillaban más de lo deseado en ese momento y se acercó a ella. Esther la vio llegar... E: Si mi madre pudiera verme ahora... (dijo en un susurró) Le apasionaba todo esto. Ella fue quien me inculcó este mundo... ella hizo que amara lo que ella tanto quería. ¿Sabes? M: ¡Dime amor! E: Era de las mejores. Fue campeona de España en dos ocasiones, pero después de una caída lo dejó para siempre M: No me cabe ninguna duda... pero ahora la mejor eres tú. Venga, ahora tenemos que salir. Paco tiene a Trueno esperándote Con decisión cogió sus cosas encaminándose hacia el exterior. Subió a su caballo, para dirigirse a la salida del circuito, donde ya estaba solo con la compañía de Trueno. Esperó su turno y cuando fue avisada salió segura de lo que hacía La prensa esperaba los últimos resultados clasificatorios, sabiendo que la futura dueña de la famosa firma MBE, quedaría de las primeras clasificadas. Maca observaba todo desde un privilegiado lugar. Paco seguía pendiente de cada uno de los espectaculares saltos de la que ya sabía sería la campeona. Esther tenía un talento especial para hacer bailar al animal en cada salto, controlando cada obstáculo para pasar airosa sin tocar un ápice de él. Su padre la miraba orgulloso del trabajo que estaba haciendo. Maca se acercó al final del circuito y a pocos pasos detrás Paco para ser los primeros en felicitarla. Por los altavoces daban datos sobre su puntuación colocándola en primera posición. Esther llegó segura de si misma mirando con una tierna sonrisa a la que ya consideraba su chica y se daba cuenta más que nunca. Bajó del caballo sin saber cual había sido su puntuación final. Vio como Maca levantaba su dedo pulgar indicándole que todo había salido bien. La empresaria dio su vara a Paco no sin antes acariciar el lomo del animal y dedicarle unas palabras de cariño. Se acercó a Maca y sin pensarlo se abrazó a ella M: Eres la mejor (dijo mientras la levantaba para darle vueltas a su alrededor)
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Pabló las observaba llegando a su altura para felicitarla Pablo: Ven aquí ni niña... has arrasado (mientras la abrazaba con amor) Ahora vamos, la prensa quiere hacerte una entrevista E: Papa (dijo segura) no quiero prensa rosa Pablo: No cariño, es deportiva Juntos fueron para encontrarse con los periodistas y tras contestar algunas preguntas, dio por zanjada la entrevista, después que se le preguntara si el haber roto con su novio era lo que la había incitado a volver a competir, sabiendo que fue él precisamente quien consiguió apartarla del mundo de los caballos Comieron juntos bajo la mirada de curiosos que revoleteaban por el establecimiento, para llegar hasta ellos y poderla felicitar. Ser el centro de cualquier evento era algo que nunca había conseguido superar, por lo que una vez terminada la comida se acercó al oído de Maca E: Vamos (dijo metida en su oreja) nos falta el postre y después del esfuerzo que acabo de hacer necesito una recompensa Ante ese susurro, a Maca la recorrió un escalofrío. Dejo la servilleta sobre la mesa para ponerse en pie E: Papa nos vamos al hotel, estoy cansada Paco: Hemos quedado a las nueve para cenar con la federación E: Pues tendréis que ir vosotros, de sobras sabéis que eso no va conmigo. Vamos Maca (dijo segura) Paco: ¿Queréis que os acompañe? E: Disfrutar de la sobremesa Paco: ¡Mañana te quiero lista a las nueve! E: ¡Estaré! Una vez subidas cada una en su coche, pusieron rumbo al hotel. Cada una llevó el suyo para el día siguiente poder llegar por separado. Sería un día decisivo pero tendrían que seguir guardando las apariencias para evitar cualquier tipo de habladurías. Al llegar al hotel aparcaron sus coches y subieron juntas a la habitación. Todo muy discreto pero con algún roce que otro que era desapercibido por la demás gente de alrededor. Una vez ya dentro de la habitación Esther cerró la puerta y tomó a Maca por la espalda y la atrajo hacia ella E: Que ganas tenía de hacer esto durante todo el día (Maca se dio la vuelta y le dio un pausado beso saboreando sus labios) M: Ha sido un día duro pero todo ha salido como esperábamos. Has conseguido la mejor puntuación para mañana Mientras hablaban iban hacia el salón de la habitación unidas la una con la otra por la cintura. Dejaron sus bolsos y se sentaron en el sofá para descansar un rato. Esther descansaba con la cabeza recostada sobre las piernas de Maca. Estuvieron hablando
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largo rato de cómo había ido el día y lo feliz que se había sentido. Pensaba que todo era muy diferente a cuando lo dejó. Ahora tenía nuevas ilusiones y trabajaba con más ganas desde que estaba con Maca en quien se apoyaba en los momentos débiles M: ¿Te parece que nos demos una duchita y pedimos algo de cena? o ¿prefieres que bajemos a cenar? Como tú prefieras E: Casi que prefiero que nos quedemos aquí relajaditas, me apetece estar solo contigo y no ver a nadie, me gustaría concentrarme contigo a solas M: Pues no se hable más. Ve para la ducha que hoy me toca a mí pedir Esther se fue para la ducha mientras Maca llamó para que les subieran la cena en una hora. Todavía era temprano aunque tenían que descansar para el día siguiente. Cuando entró al baño se podía oír ya el ruido de la ducha. Se desnudó, tomó la esponja y empezó a pasarla por la espalda de su chica E: Uhmmm... Que bueno. Esto junto al masaje que me darás después me dejará nueva M: Ya veo que das por hecho que me toca darte un súper masaje E: Sí, por que hoy sabes que lo necesito de verdad Se ducharon entre todo tipo de masajes corporales. Jugaron un buen rato y después de una relajante ducha se pusieron sus albornoces y se fueron directas a la habitación M: Va, túmbate que te doy el masaje Maca fue a su maleta y sacó un bote de aceite corporal con esencias aromáticas. Esther ya permanecía tumbada boca abajo con la sabana por la cintura, esperando a que Maca empezara M: ¿Estás lista? E: Cuando quieras Maca se quitó su albornoz y se sentó sobre Esther, que al sentir el cuerpo desnudo encima de él se tensó, excitándose en unos pocos segundos. Maca extendió el aceite y empezó masajear. Lo hizo por la parte alta de la espalda recreándose en algunas zonas bastante más duras por la tensión acumulada durante todo el día M: ¿Voy bien verdad? E: ¡Vas de maravilla! Maca iba bajando por los lados y tocaba descaradamente sus pechos, erizando el cuerpo de Esther ante ese contacto. Bajaba peligrosamente hasta la terminación de su espalda llegando a sus glúteos duros y bien definidos M: Date la vuelta que esto no ha hecho más que empezar (dijo en un susurro) E: Tienes mi permiso para hacer conmigo lo que quieras Maca empezó por su cuello. Y fue bajando por sus pechos redondos y tersos. Disfrutó de ellos. Podía ver la relajación que empezaba a sentir su chica. Los pezones se le endurecieron al sentir los labios de Maca. Empezó a saborearlos y despacio fue descendiendo con pequeños besos por todo el torso. Al llegar al ombligo se paró a
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recrearse. Podía sentir como Esther estaba impaciente porque continuara su camino, Maca se hacía la remolona al tiempo que la hacía sufrir E: ¿Vas a tardar mucho en llegar? (preguntó con voz quebrada) M: ¿Tantas ganas tienes? Esther se incorporó un poco tomando la mano de Maca y situándola sobre su centro) E: ¿Creo que ya no tienes dudas no? La humedad de Esther era percibida en ese contacto. Maca lo sabía pero quería hacerla rabiar un poquito M: Así es como me gusta que estés Sin más Maca fue ya descendiendo a su centro justo cuando el teléfono empezó a sonar E: Ni se te ocurra parar porque no pienso descolgar. Sea lo que sea podrá esperar M: ¿Pero podría ser algo importante no te parece? E: Nada es más importante que tú, así que olvídate del teléfono y no te pares más Maca no muy convencida iba a proseguir pero no se podía quitar de la cabeza que algo pudiera haberle pasado a su hija M: Por favor mira ver quien es y luego te prometo que te recompensare E: Está bien, tú lo has dicho Esther se levantó no muy convencida y fue hasta su bolso, tomó el teléfono y vio que tenía una llamada pero al ver de quien se trataba fue hacia Maca E: Mira tú misma de quien es. Así que no creo que sea nada importante para que dejemos lo que teníamos entre manos... M: ¿Y qué querrá ahora? E: Será algo referente al trabajo, pero nada que hasta el lunes no pueda esperar Dicho esto dejó el móvil en la mesita de noche y se acercó a Maca E: Si Jimena estuviera mal seriamos las primeras en saberlo así que tranquila M: Lo sé pero es que es tan pequeñita que me da miedo que pueda pasarle algo E: Está en las mejores manos, porque las tuyas son ahora para mi... Dicho esto Maca la volvió a tumbar y masajear de nuevo pero ya más relajada sabiendo que la niña estaría bien. Se amaron una vez más disfrutando hasta saciar las ganas de una y de otra Cuando llegó la cena se pusieron algo cómodo y salieron al salón donde podrían estar un rato tranquilas entre bromas y de más. Cenaron felices y el teléfono de Esther volvió a sonar en varias ocasiones más pero sabiendo de quien se trataba hacía oídos sordos sin intención alguna de descolgar. Maca en un momento dado, llamó a Teresa para ver
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como había pasado su hija el día. La niña también habló con Esther que le contó como había ido el día y como había saltado los obstáculos. Maca se sentía feliz al comprobar como disfrutaba hablando con su hija y al grado de confianza que habían llegado. La miraba con ternura mientras oía como Esther le daba conversación a la su pequeña, se acercó al auricular, dejó un beso en la mejilla de su chica y acto seguido le quitó el aparato... M: Venga cariño, es tarde y has de dormir... sí un beso grande... vale, otro para Esther... venga mi vida descansa y no olvides cuanto te quiero... Esther la observaba mientras se despedía, se pego fuerte a ella y rozo su mejilla con el dorso de su mano E: Es una niña encantadora. Y sí, yo también la quiero muchísimo, pero a ti... tú me tienes completamente loca Después de una tarde noche bastante intensa pero a la vez llena de ternura y amor, decidieron que era hora de dormir ya que el día grande sería el domingo. Fue una noche de nervios y algún que otro desvelo por parte de Esther que se cobijaba entre los brazos de Maca. Se sentía protegida por ella y pensaba en como había cambiado todo en unos meses desde que llegó a la finca. Con ella era todo más sencillo. Nunca antes se había entregado a nadie como con ella y nunca nadie le había hecho sentirse tan mujer como ella. Le había demostrado lo que era el amor por como se da y como se recibe a partes iguales Al despertar lo hizo despacio para no despertarla ya que sabía que podía quedarse algún rato más en la cama pero Maca al sentir el movimiento se despertó M: Todavía es muy temprano y el recorrido te lo sabes de memoria E: Lo sé, pero quiero estar lista y no dejar nada para el último momento. Quiero medir alguna distancia por si acaso y ponerme hacer un poco de ejercicio no me vendrá nada mal M: ¿Si quieres te puedo ayudar? E: Pues mira, ahora que lo dices me vendría bien uno de tus masajes porque tengo la espalda algo contracturada, supongo que serán los nervios M: Vaya así que solo me utilizas para que te de masajes... E: Sí pero bueno tú tampoco te quejas mucho porque así aprovechas para poder tocarme ¿no? M: Vaya ahora resulta que soy yo la culpable. Además dicen que el sexo antes de una competición no es bueno E: Si eso son excusas baratas que dan muchos al igual que dicen que los cantantes tampoco deberían hacerlo M: ¿Y tú que piensas? E: Nunca lo he probado hasta hoy así que vamos a ver que pasa y a romper con esos mitos si te parece ¿no? M: Por mi perfecto, pero no quiero ser luego la culpable de nada guapísima E: No lo serás te lo aseguro
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Maca empezó con su masaje que ya sabían ambas como terminaría. Y terminó con las dos exhaustas de tanto amor y yéndose a la ducha las dos juntas para ahorrar agua que era la teoría de Maca para poder estar todo el tiempo posible con Esther. Sabían que el camino no sería fácil y que en este mundo había mucha prensa rosa. Esther era reacia por el momento a que nadie lo supiera y no por nada sino porque su vida privada era eso privada. En un mundo todavía con gente tan atrasada de mentalidad prefería evitar todo tipo de mal entendidos. Quería ser ella la que algún día se lo dijera a su familia y no que fuese la prensa la que lo filtrara. Después de entreverse más de la cuenta en la ducha, desayunaron juntas y fue Esther la que salió primero directa hacia el estadio. Maca estuvo haciendo la llamada a Jimena de todas las mañanas para ver como andaba y comprobar que todo estaba en orden. Si todo salía como se preveía por la noche volvería a casa. Una vez realizada la llamada ella también salió para el estadio. En el camino hacia el ascensor se encontró con alguna que otra deportista. Se veía entre algunas la gran complicidad que había. Por un lado le daba envidia pero por otro no quería forzar nada porque sabía que con el tiempo todo sería o eso esperaba ella distinto Al llegar al recinto vio como Esther ya estaba subida en su caballo y entrenando duramente. Cuando montaba era como si sufriera una transformación. Se la veía tan distinta, tan elegante, tan segura de si misma, tan mujer, pero sobre todo la veía preciosa. Y sí, era suya y se lo había demostrado una y otra vez en varias ocasiones durante el fin de semana M: ¿Cómo la ves Paco? Paco: Hacía mucho tiempo que no la veía montar de esa manera M: Es la mejor y hoy lo va demostrar Las distintas competidoras fueron realizando sus ejercicios, había mucho nivel y eso era sabido por todos. Las mejores ya habían saltado y eso le daba ventaja. Su momento llegó. Se puso en el punto de salida miró al cielo. Y... E: Va por ti mama. Ayúdame porque hoy empieza todo (pensaba en voz alta) Los saltos se fueron sucediendo y cada vez eran más difíciles. Maca junto a Paco y su padre permanecían muy atentos ante lo bien que estaba resultando. Quedaban los más difíciles pero se la veía tan segura, que nada hacía temer por ello. La gente estaba alucinada de cómo después de tanto tiempo estaba tan en forma, pero tenían que reconocer que se lo había trabajado muchísimo Llegó el momento del salto más difícil y Maca cruzó los dedos. Esther la miró y como pidiendo permiso salto. La gente alucinó con ese último salto que fue excepcional y de una limpieza increíble Las puntuaciones fueron dadas y Esther se proclamó como ganadora. No podía dejar de llorar. Permanecía abrazada a su caballo y salió corriendo hacia su padre, su entrenador y su chica. Se fundió en un abrazo con ellos. Era una felicidad inmensa la que sentía E: ¡Lo he conseguido gracias a vosotros! Pablo: No cariño. Eres tú la que ha estado encima de ese caballo. Nosotros solo hemos estado a tu lado E: Eso ha sido muy importante
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Maca permanecía en un segundo plano, si ella no daba ningún paso no iba ser ella la que diera ningún espectáculo que pudiera enturbiar el gran esfuerzo que había realizado Maca seguía detrás de ellos, dándole su espacio a la ganadora y que disfrutara por lo conseguido. De repente Esther la tomó desprevenida y se abrazó a ella. Le dio un beso en la mejilla y le dijo un gracias en el oído que solo pudo oír ella La prensa empezó a tomar fotos y Esther empezó a sentirse incomoda por lo que decidió que era mejor irse a recoger el premio. Cuando subió al podium junto a sus rivales se emocionó al recibir la copa. Al oír el himno miró al cielo durante todo el tiempo dedicándoselo a su madre. Una vez finalizado este ritual se fue a la sala de prensa Periodista: ¿Bueno dinos como te sientes, tras este primer triunfo después de varios años? E: Pues muy emocionada. Quiero decir que este premio se lo dedico a mi madre en primer lugar y a las personas que me han ayudado a conseguir esto Periodista: ¿Hay alguna persona especial en tu vida? E: Ese tema es personal y no hablaré de nada que no sea de mi carrera Periodista: Ayer se la vio en compañía de alguien, ¿es ella una de esas personas que tanto la han ayudado? E: He dicho que no voy a contestar a nada que no sea de tema profesional, si le vale bien, y si no lo dejamos aquí Periodista: Está bien, perdona. Se ha notado el gran esfuerzo que has realizado en esta competición, vienes con muchas fuerzas y se te ve con ganas. ¿Habrá más carreras? E: Por supuesto, esto no es más que el comienzo. Periodista: ¿Lucharás por el primer premio en Madrid? E: Voy a meterme de lleno en este mundo nuevamente y sí, pero primero será en Barcelona dentro de dos semanas Periodista: ¿Y podrás compaginarlo con tu trabajo? o... ¿te dedicarás por completo a la competición? E: En principio intentaré hacer las dos cosas, si viera que me viene muy grande y no me deja el tiempo suficiente para poder entrenar... las empresas están en las mejores manos Periodista: ¿Supongo que te refieres al Señor García? E: Supones bien sí. Él creo su imperio, y él será quien siga con él Periodista: El día que el falte o no se vea con las fuerzas necesarias ¿Que pasará? E: Sé que tengo que hacer cuando llegue ese momento Periodista: ¿Crees que podrías volver con Adrián? Se os vio hace muy pocos días juntos en un restaurante. ¿Podría ser que retomarais la relación? E: Siempre he dicho que de mi vida privada no voy a hablar, así que si no tienes más preguntas, lo dejamos aquí (dijo despidiéndose y volviendo con los suyos) Mientras Paco se ocupaba del cuidado de Trueno, Pablo charlaba amigablemente con algunos de sus amigos. Maca esperaba junto al coche sin perderla de vista un solo segundo. Vio como después de hablar con Paco y ver claramente como se despedía de su padre, se acercaba hacia ella radiante de felicidad E: ¿Nos vamos? M: Cuando quieras. Pero... ¿no vas a cambiarte? E: En el hotel me cambiare. Necesito una ducha
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M: Puedes hacerlo aquí ¿no? E: Podría, pero prefiero hacerlo allí, así que venga la última en llegar paga la comida M: Esther, creo que tu padre ya ha quedado con unos amigos vuestros para comer E: Le he dicho a mi padre que nos íbamos y no me ha dicho nada M: Mejor pregúntale primero Esther volvió sus pasos para ir hacia su padre y después de unos minutos volvió hacia el coche E: Voy a decirte una cosa Maca, si no vienes tú, tendrá que ir mi padre solo M: Cariño solo será un rato. Recuerda que el AVE sale a media tarde, así que no se alargará demasiado la sobremesa E: ¿Por qué no has aceptado comer con nosotros? M: Porque es mejor así Esther E: Explícame eso, porque no lo entiendo M: Es mejor que no nos vean mucho juntas ¿no? Esther no dejaba de mirarla M: Dime, ¿no es eso lo que quieres? E: No Maca. No me importa que nos vean juntas, otra cosa es que descubran que hay algo entre nosotras. Maca dame algún tiempo más por favor M: Sabes que sí. Además hoy no hay que estropear este magnifico día con una tonta discusión, me basta con saber que me quieres, lo demás ya llegará (dijo algo triste) E: ¡Maca por favor! (mientras hacía que la mirara) ¡no sabes lo difícil que es todo esto para mí! M: Pues imagina lo que es para mí... tener a la persona que más amas tan cerca y no poder gritarlo a los cuatro vientos. Pero... venga, no hagamos un drama de esto Entraron en sus respectivos coches y pusieron rumbo al hotel. Maca en primer lugar, seguida por Esther que conducía ausente, sin poder dejar de pensar en esa relación por la que quería luchar, pero que algo en su interior no la dejaba hacer. Sabía que por encima de todo la amaba, reconocía que era el ser más entrañable y sabía cuanto la quería y seguía preguntándose como cada día ¿por qué?... ¿por qué no tenía las fuerzas suficientes para enfrentarse a la vida y gritar que la amaba?.. Que se había enamorado de una mujer de una forma especial cambiando todo en su vida desde que entrara en ella y aun así... se sentía débil, cobarde impotente y sin fuerzas para ese gran cambio que se avecinaba. Una vez en el hotel, subieron algo distantes a la habitación. Esther no podía evitar pensar... sus ojos luchaban por no ser descubiertos. Maca sacó la llave y tras abrir dio paso a una extraña Esther, con los ojos más brillantes de lo normal. La veterinaria se percató de ello y cogiéndola por el brazo la hizo girar... M: ¿Qué te pasa Esther? (mirándola) E: Nada, no te preocupes (contestó) M: Me preocupa cualquier cosa que pueda pasarte, así que dime E: Es que me resulta imposible hacer cosas que me gustaría. Quiero decir que me gustaría gritar a todos que te quiero... que eres lo más importante de mi vida, pero... no puedo cariño y sé que todo esto te está haciendo mucho daño y hasta que puedo perderte y no quiero eso, pero... me faltan fuerzas, fuerzas para enfrentarlo todo
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M: Ven aquí (dijo cogiéndola de las manos) vamos a dejar ese tema, no te hace nada bien y yo te quiero tanto que puedo esperar (mientras la estrechaba contra su pecho) E: ¿Hasta cuando Maca?... hasta cuando esperarás... (mirándola) M: ¡Hasta que estés preparada para afrontar tu nueva vida junto a mí! E: ¿Y si no soy capaz? (dijo bajando la mirada) M: Si me quieres... lo harás Esther se apretó contra ella rompiendo a llorar. Maca le dejó su espacio, sabía que necesitaba soltar todo cuanto llevaba dentro limitándose a abrazarla, besarla y llenarla de caricias. Se amaron una vez más, sabiendo que después de llegar a la finca no podrían estar juntas tanto como quisieran. Como algo especial Esther le pidió que la acompañara a esa comida a la que no podía ni debía faltar y como algo extra Maca aceptó, sabiendo que le haría bien. Después de una ducha compartida, partieron hacia el restaurante para tras la comida dirigirse a la estación y poner punto y final a ese especial fin de semana... Una vez de vuelta a casa, compartieron con Teresa y Jimena el resto de la tarde. La pequeña disfrutó con los regalos recibidos por parte de su mami y Esther que la sorprendió con un equipo adecuado y completo para montar. A lomos de su gigante caballo de peluche dio muestras de su destreza hasta que el sueño la agotó T: Esta niña ya no puede más, tendrías que llevarla a dormir (dijo a Maca) y vosotras deberíais hacer lo mismo E: Sí, yo casi que me acuesto. Mañana salgo para Madrid y quiero estar descansada M: ¿Vienes conmigo a acostarla? E: ¡Se me hará muy tarde Maca! Jimena: Sí, ¡¡¡ven con nosotras anda!!! (cogiéndola de la mano) E: Cariño (dijo intentando hacerle comprender) mañana ¿sí? en cuanto venga de la oficina vamos a darnos un baño al lago y después te pondremos a dormir la mami y yo ¿vale? Jimena: ¡Vaaaaale! (dijo sin ganas) M: ¿Vuelves mañana? (preguntó confusa) E: Eso quiero, a ver que me encuentro cuando llegue M: ¿No ibas a Barcelona? E: Depende si Adrián ha vuelto de su viaje, pero vamos que prefiero dejarlo para mediados de semana. Quiero solucionar otras historias antes. Un beso cariño (acercándose a la cría) ummm que beso más rico y grande (dijo mientras Jimena seguía abrazada) Maca las contemplaba llena de felicidad. Teresa no perdía detalle de cuanto acontecía, hasta que fue ella quien rompió ese momento T: Venga que esta niña ha de descansar (dijo mientras se levantaba de su sillón) M: Sí, vamos (dijo cogiendo la mano de su hija sin dejar de mirar a la empresaria, que rehuía la mirada por miedo a demostrar más de lo que quisiera) Buenas noches Teresa (mirándola) Esther ¿Te veré mañana? E: Saldré muy temprano Maca, te llamo cuando llegue ¿vale? (dijo acercándose para besar su mejilla. Rozó su mano levemente y acarició los cabellos de Jimena para dirigirse a su habitación. Teresa notó algo extraño en el semblante de Esther, la conocía
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como nadie y sabía que algo le estaba ocurriendo. Maca abandonó la casa de la mano de su hija. Miraba de soslayo hacia las escaleras que daban a la parte superior, pero no la vio. Decidida salió de la casa, para dirigirse a la suya, no sin girarse de vez en cuando por si la veía por la ventana. Al girar la esquina para dirigirse a la casita de invitados, una halo de tristeza la invadió... daba por hecho que la vería asomada en la ventana para despedirse de ellas pero se había equivocado) Esther sacó del cajón el pijama, pero lo volvió a guardar. Se puso un pantalón corto y una camiseta y se asomó a la terraza que daba a su habitación. A lo lejos veía como la luz de la habitación de la pequeña se apagaba y decidida salió Algo pensativa Maca iba hacia la cocina, abría la nevera y sacaba una cerveza, para irse al salón. Abrió el gran ventanal, puso algo de música y se puso cómoda en el sofá Con sumo cuidado Esther bajaba las escaleras para salir al exterior. Teresa la oyó y sin hacer ruido se puso en la ventana tras las persianas a medio bajar. La vio salir segura pero con cautela. Después de perderla de vista y sin saber hacia donde se dirigía, salió de su habitación para ir hacia la cocina, desde allí tenía una vista más amplia para poder ver hacia donde iba. La vio acercarse a la casita, veía como miraba hacia ambos lados y como se giraba para poder ver a sus espaldas. Se acercó algo inclinada para poder usar la llave que llevaba colgada en su cuello y abrir la puerta. Una vez dentro cerró suavemente y Teresa la perdió de vista. Maca descansaba con los ojos cerrados sin oír ruido alguno. Esther se acercaba sigilosa... con calma para recostarse sobre ella, dejando un tierno beso en su mejilla... M: ¡Que susto! (dijo moviéndose bruscamente) E: ¿Te he asustado? M: No te esperaba pero es la mejor sorpresa que has podido darme, estaba pensando en ti... E: ¡Por eso estoy aquí mi amor! Yo tampoco podía dejar de pensar en ti (mientras se metía en su cuello) necesitaba tenerte conmigo... así... (decía muy pegada a ella) va a costarme dormir sin ti después de este fin de semana (mientras acariciaba su espalda) Maca hizo el intento de responderle, pero algo se lo impidió, era mejor dejarla hacer y si le decía lo que realmente estaba pensando discutirían una vez más y no era precisamente lo que quería M: Eso tiene solución, después que ella se duerma (mirando a la habitación de su hija) puedes venir cada noche E: Olvidémonos de todo cariño... ahora tengo ganas de ti (dijo poniéndose sobre ella besando cada palmo de su piel, y entre susurros y gemidos se amaron una vez más...) Eran algo más de las seis de la madrugada, cuando Esther abrió los ojos. Contempló la belleza que descansaba junto a ella. Se inclinó sobre ella para dejar un dulce beso y con sumo cuidado se levantó. Escribía una nota para no despertarla en la que se despediría, cuando notó como unas manos la enlazaban por la cintura desde detrás, se giró con calma y la abrazó... E: No me gusta despedirme de ti (dijo entre sus brazos) por eso iba a dejarte una nota
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M: Te quiero Esther (dijo besando sus labios) lleva cuidado ¿vale? pero sobre todo llámame cuando llegues E: ¿Pensarás en mí? (dijo mirándola) M: A todas horas y lo sabes. Venga no sea que te vea alguien salir de aquí, y piensa un poquito también en mi ¿no? E: Siempre pienso en ti... demasiado diría yo y eso no se si es bueno... M: ¿No es bueno? (preguntó confusa) E: Me desconcentras a todas horas... estoy metida de lleno en el papeleo y ahí apareces a cada segundo... cada hoja que paso, es tu rostro lo primero que veo M: Pues eso me hace feliz... significa mucho para mí y todavía te quiero más... Con cuidado volvió a la casa, se dio una ducha, no había dormido mucho y se notaba cansada. Cogió su coche y se puso en marcha. Fue directa a su despacho y tras saludar a su secretaria, dejó su maletín a un lado de la mesa, sacó su teléfono y sonriente marcó un número E: Hola mi amor (dijo en un susurro) Hace dos minutos que llegué... M: Buenos días princesa (contesto feliz) Debes estar cansada ¿verdad cariño? E: Digamos que no he dormido mucho... pero valió la pena ¿no? M: Eres lo mejor que tengo Esther, así que no tardes mucho en venir porque ya te echo de menos... E: Tengo que dejarte cariño, me avisan que empieza la junta. Te llamo a la hora de comer ¿vale? M: Claro que sí mi vida (colgando, no sin antes mandarle un beso a través del auricular) La última en llegar a la sala de juntas fue Esther, que tras cerrar la puerta saludó a su padre efusivamente, sentándose junto a él E: Buenos días y disculpar mi tardanza Pablo: Primero de todo deciros que Adrián tiene algo que decirnos (dijo mirándolo) Cuando quieras Álvarez Adrián: Hacía tiempo que no me llamabas por mi apellido y eso he de decir que me trae muy buenos recuerdos (mirando a Esther) Bueno, la noticia es simple y escueta... la crisis por la que atravesaba los almacenes de Los Ángeles, ha conseguido superarla con unos ingresos de más del ochenta por ciento de ganancias, con lo cual, un problema menos y queda en buenas manos... Esther lo miraba de lado, reconocía que era muy bueno en su trabajo. Nadie lograba superarle y todos lo sabían. Los miembros felicitaban al empresario por su trabajo, para meterse de lleno en los almacenes de Barcelona que atravesaba momentos críticos. Todos reconocían la labor y confiaban en que el problema surgido en Barcelona lo hiciera en solo unos días. Esther estaba metida de lleno en como Adri explicaba los pasos a seguir a partir de ahora cuando el sonido del móvil desconcentró al mismo Adrián E: Lo siento (dijo mirando ese mensaje que acababa de recibir) Una sonrisa la delato mientras leía la nota... “Te extraño mi vida
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Maca” Intuyendo que recibiría alguno más, puso el modo reunión para poder ver el parpadeo de la pantalla en ese caso y con cautela contestó al mensaje Acabada la reunión, los miembros se dirigían a sus respectivos despachos y Adrián se acercaba a la empresaria con decisión... Adrián: ¿Comes conmigo Esther? E: No puedo, ya he quedado con mi padre (dijo segura) Adrián: Entonces podríamos tomar café y concretamos el viaje ¿te parece? E: A primera hora de la tarde tengo una reunión con los diseñadores. Si te ocupas tú del viaje y no cae en fin de semana, no habrá problema por mi parte Adrián: Veo que no aceptas ni un café por mi parte ¿no?... en cambio te he visto muy entretenida con el teléfono. ¿Ocupa alguien mi lugar Esther? (preguntó) E: Eso a ti ya no te interesa (dijo escuetamente para entrar en su despacho) El día pasaba de reuniones para Esther y de un intenso trabajo al aire libre para Maca, que no dejaba de pensar en la empresaria un solo segundo. Paco se encargaba de todo lo concerniente con la próxima competición de Esther. Después del apoteósico triunfo tras su vuelta, ocupo la portada de los principales periódicos y prensa rosa, algo que no le gustaba demasiado... Paco: Mira Maca lo que traigo (decía acercándose a ella con algo de prensa en las manos) esto no va a gustarle nada y seguro que ya lo ha visto M: La llamé antes y sí, no esta nada contenta. Encima tiene un día cargado de trabajo metida entre esas cuatro paredes Paco: Pues va a tener que acostumbrarse si quiere dedicarse a este mundo y sobre todo si se mantiene de las primeras. Competir y siendo una de las mejores, algo que ella sabe perfectamente, conlleva a salir en prensa y ahí no podemos hacer nada M: Claro que se puede, en su vida privada no tienen por que meterse, una cosa es su carrera deportiva y otra que la persigan y eso es lo que parece que esta pasando en Madrid. Además, esta foto sobra (dijo señalando una en la que aparecían las dos en una situación complicada para Esther) Paco: Sí, la he visto, aunque no tiene nada de malo que de muestras de cariño a la veterinaria que se ocupa de sus animales ¿no? Está contenta y eso puede perfectamente demostrarse en público sin que sea nada malo M: Ya, pero esta gente saca todo de contexto, espero que no llegue más lejos, no me gustaría que Esther tuviera problemas por mi culpa Paco: No tiene porque Maca, y confiemos en que respeten esta casa. Hasta ahora era así, pero tras la ruptura con Adrián después de los rumores de boda y el éxito conseguido no sé que pensar M: Que no se les ocurra aparecer por aquí ninguno de ellos, porque se las verán conmigo Paco: Maca a esta gente les da todo igual, buscan noticia y Esther en estos momentos lo es M: Pero su privacidad está ante todo... voy a ver si puedo hablar con ella, aunque me dijo que tiene el día muy liado
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Maca sacó su teléfono y viendo la hora que era cambió de opinión Esther llegaba acompañada por su padre al restaurante donde habían quedado con unos amigos a los que hacía años no veían Pablo: No sabes cuanto me alegro de verte después de tanto tiempo (dijo dando un fuerte abrazo) Rosa (dijo dirigiéndose a su mujer) sigues tan guapa como siempre (mientras la saludaba efusivamente) Esta es mi hija (dijo cogiéndola por los brazos) Pedro: Ven aquí, la ultima vez que te vi a penas eras una niña (mientras la estrechaba contra él) ¿y de ella te acuerdas? (dijo mirando a su mujer) E: Han pasado algunos años y su rostro me es familiar, pero sinceramente no me acuerdo... lo siento Pablo: Ellos son Pedro y Rosa Wilson E: ¿Los Wilson de Jerez? (preguntó algo nerviosa) Pedro: Hace muchos años, hemos cambiado y tú no eras más que una niña. En el sepelio de tu madre no pudimos verte Rosa: Me alegro mucho de verte Esther, tu madre y yo éramos amigas desde niñas... E: Lo sé. Ehh... ella me lo dijo alguna vez, lo que no entiendo es porque se rompió todo aquello que teníais Pedro: La vida es así... nos fuimos a Estados Unidos por motivos de trabajo después de varios años volvimos coincidiendo con el fallecimiento de tu madre y al poco tiempo volvimos a marcharnos Rosa: Volvimos hace tres años, pero nos surgieron algunos problemas y bueno después de todo las buenas amistades quedan siempre y nos reencontramos de nuevo E: ¡No me dijiste nada papa! Pablo: Bueno de eso ya hablaremos Una vez sentados en la mesa, se oyó el sonido del móvil de Esther. Sacó el teléfono y al ver el contenido se le iluminó el rostro... “Te espero esta noche a primera hora en el lago... Te quiero Maca” Pablo: ¿Buenas noticias cariño? E: Muy buenas (dijo sonriente mientras contestaba el mensaje) “Te llamo en cinco minutos mi vida... Esther” Mientras guardaba el teléfono, para sacarlo otra vez. Abrió los mensajes y envió uno nuevamente con cara de boba... “Se me olvido decirte cuanto te quiero... Esther” Guardo el aparato y se excusó para ir al baño... E: Perdonarme un momento
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Pablo: No tardes cariño Mientras ellos hablaban amigablemente, Esther hacia esa llamada... Maca andaba por las caballerizas cuando oyó como su móvil sonaba insistentemente. Sacó el aparato del bolsillo de su bata y al comprobar de quien se trataba contestó llena de felicidad... M: ¿Quién anda ahí? (dijo sonriente) E: Tu princesa (dijo en un susurro) M: ¿Y no tendrías que estar comiendo? E: Pero es que te echo mucho de menos y he pensado... llámala y recuérdale cuanto la quieres M: Yo también te quiero mi vida y estoy loca porque llegue la noche y poder tenerte conmigo E: Cansa a la niña ehh... así dormirá toda la noche. Un rato galopando la dejará derrotada. Yo llegaré algo tarde. Por cierto... M: Dime E: ¡Tu madre es guapísima! M: ¡Y eso!... ¿a que viene?... ¿has visto alguna foto? E: No cariño, estoy comiendo con ellos... M: ¿Qué?... Esther por favor, ni una palabra sobre mí E: ¿Cómo puede ser que no sepan donde trabajas? M: Eso ya te lo contaré, ahora lo importante es que no les digas nada por favor E: Tranquila no voy a decir nada, pero me gustaría saber como es que no saben de ti, pero sobre todo ¿cómo mi padre no sabe que tiene a la hija de unos viejos amigos trabajando para él?... De vuelta al comedor, se sentó nuevamente junto a su padre, miró intensamente a Rosa, giró su mirada a Pedro. Se daba cuenta de la situación y se sentía muy nerviosa. Maca era la viva estampa de su madre y no dejaba de pensar en la razón que la llevó a ocultar su verdadera identidad, a menos que su padre lo supiera y lo mantuviera en secreto ¿pero por qué?... Mientras comía no paraba de pensar, faltaban respuestas a tantas preguntas como se hacía, su padre notó un cambio en su hija y quiso romper ese silencio... Pablo: ¿Te pasa algo cariño? (preguntó acariciando su mano) E: Nada papa (mientras comía) Pablo: Te noto rara hija E: No te preocupes, es solo que he recordado a mama... Pablo se acercó lentamente para besar su mejilla Pedro: Eres muy buena jinete (dijo cambiando de tema) Te vimos competir y eres de las mejores Rosa: No quisiera hacerte sentir mal Esther, pero cuando te vi subida a lomos de tu caballo me recordaste a tu madre. Lo hacía realmente bien E: Ella era la mejor (dijo algo triste) pero todos mis triunfos serán para ella
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En la sobremesa Pablo preguntó por sus hijos y el semblante de los Wilson cambió notablemente Esther no perdía detalle de nada de lo que veía y oía. Oír hablar de sus hijos lo encontró de lo más natural, pero llegado el tema de su única hija hizo ponerla más nerviosa.. Rosa: De Macarena no sabemos gran cosa, se limita a una llamada alguna que otra vez. Con el tiempo nos dimos cuenta que no actuamos bien con ella y ahora lo estamos pagando E: ¿Por qué dice eso? Rosa: Problemas Esther. El día que tengas hijos no les prohíbas nada, se tolerante con ellos, limítate a aconsejarlos porque si los obligas a algo puedes llegar a perderlos Pablo: ¿Dais por perdida a vuestra hija? Pedro: A estas alturas yo creo que sí. No sabemos nada de ella, solo que están bien. La última información que tenemos es que vivía en Barcelona, aunque de eso ya hace tiempo. A nuestra nieta la vemos poco, pero aprovechamos ese tiempo al máximo Pablo: ¿Macarena tiene una niña? Pedro: Sí Pablo, se caso tuvieron una hija y al poco tiempo su mujer murió Esther no decía nada. Vio como los rostros de esos padres se volvían tristes y sintió pena por ellos. Pensó buscar un hueco en su agenda expresamente para hablar con Maca sobre el ellos. Ella más que nadie sabía lo que era no tener una madre a quien poder confiarle las cosas y estaba dispuesta a que llegara a un acercamiento aunque para ello tuviera que obligarla. Miraba a Rosa y se ponía en su lugar, en el caso que tuviera una hija, sintiéndose tremendamente mal. No dejaba de pensar sin darse cuenta que estaba siendo el centro en ese preciso momento. Seguía con la cabeza gacha sin entender que razón llevó a Maca a actuar así... Pablo: ¿Estás bien hija? (preguntó mirándola) E: Eh... sí, es solo que hay cosas que no entiendo Pablo: ¿Qué no entiendes? E: La razón por la que una hija deja perder el contacto con sus padres. No sé papa... (dijo mirando a los padres de Maca) Si mi madre viviera... (dijo levantando la mirada hacia arriba) sería incapaz de hacer algo así... Rosa: ¡A lo mejor ella no tuvo toda la culpa! E: No sé Rosa, no sé que lleva a hacer algo semejante para dejar perder una familia Rosa: Algún día quedaremos para comer tranquilamente y te contaré la historia. Te enseñaré algunas fotos de cuando erais niñas... E: ¿Jugaba con tu hija? (preguntó impaciente) Rosa: Eras muy pequeña, por más que quisieras no podrías recordarlo. Mas bien, era ella quien... bueno eso será en otro momento, ahora tenemos que marcharnos o perderemos el vuelo E: ¿Salís de viaje? Rosa: A las ocho sale nuestro avión... E: ¿Puedes contarme que hacía ella conmigo por favor? Mientras Rosa sonreía, Esther la miraba fijamente... Rosa: Solo intentaba entretenerte mientras nosotros charlábamos, a penas tenías dos años. Ella tenía seis, pero en otra ocasión te contaré los detalles
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E: Y yo estaré encantada de saberlos Tras la despedida y una vez se había marchado el matrimonio Wilson, Esther miraba fijamente a su padre con la intención de sacarle algo sobre el tema, pero lo que menos quería era crear desconcierto por tantas preguntas como podría hacerle Pablo: ¿Pasa algo cariño? (preguntó mientras la enlazaba por los hombros para hacerla caminar hacia el exterior) E: No sé papa, es tan raro que alguien haga una cosa así que me cuesta creerlo, pero supongo que sus razones tendría para hacerlo ¿no crees? Por cierto (dijo parando su caminar) voy con Adri a Barcelona para ver si conseguimos zanjar el déficit creado en la empresa de allí, no debería ir con él, pero... Pablo: Si quieres puedo acompañarlo yo, es más, podría ir yo solo E: No papa, sabes tan bien como yo que es único actuando en estos casos y sobre nosotros, tranquilo porque no hay ni habrá nada que no sea trabajar por el bien de nuestras finanzas Pablo: Sé perfectamente que podemos confiar en él, a pesar de aquel mal paso que dio contigo y espero no se repita E: Saldremos mañana a medio día, lo llamaré para hacer un pequeño cambio en el horario de salida, quiero ir a última hora de la tarde a la finca Pablo: ¿Algún problema? E: ¡No papa! Voy por un asunto personal Pablo: ¿Te preocupa algo cariño? E: Digamos que voy a buscar respuestas... Una vez zanjado algunos asuntos en su despacho, se dirigió a su apartamento, tomó una relajante ducha y llamó a Adrián para infórmalo del cambio de horario para la salida del día siguiente E: Adri, tengo que salir esta noche y no volveré hasta mañana, así que propongo salir a medio día o después de comer Adrián: Pues estaba por llamarte Esther, ha surgido un problema y hay que posponer el viaje un par de días E: ¡No vayas a joderme el fin de semana eh! ¡que te conozco!... Tras colgar de malas formas, se vistió de forma informal como a ella le gustaba últimamente. Unos tejanos algo desgastados y un top blanco alzaban su silueta. Maquilló un poco su rostro y tras darse un último toque sobre sus cabellos, se encaminó hacia el coche. No dejaba de pensar en su chica y la razón que la llevó en su día alejarse de esa forma tan radical de su familia. Ella daba una vital importancia a ello por lo que no encontraba una respuesta a esa forma de actuar de Maca. Por otro lado pensaba que conociéndola tanto su razón sería suficiente para romper con todo. No dejaba de darle vueltas, no dejaba de pensar en lo que Adrián le había dicho y no lograba mantener la calma, por lo que decidió poner algo de música que la alejara de tanto pensamiento Sobre las ocho hacía su entrada en la finca, el primer pensamiento fue ir al lago, pensando que ella ya estuviera esperándola, pero un halo de tristeza la invadió al ver que no había nadie esperándola. Bajó del coche y con pasos lentos se encaminó hacia la orilla del lago. Su mirada quedó pérdida por unos minutos mirando el agua sin
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percatarse que alguien la miraba a lo lejos. Su intuición la hizo girarse y se acercó sin demasiada prisa... -: ¿Estás bien Esther? E: Sí... (dijo mirando al horizonte) no es que no me alegre de verte, pero esperaba ver a otra persona -: Si te refieres a Maca, está en los establos con su hija, han estado dando un paseo y la niña se cayó E: ¿Qué le ha pasado? (dijo nerviosa) -: ¡Nada!... un rasguño en el brazo, aunque se ha llevado un gran susto E: Juan ¿te importa llevarte el coche? Me gustaría ir a lomos de este precioso animal Juan: Trato hecho (dijo el mozo seguro) E: Juan (dijo una vez subida a lomos del caballo) procura que no te vea nadie con el coche por favor Juan: No te preocupes, nadie me vera (dijo mientras entraba al auto) Esther tocó con sus espuelas al animal y salió más deprisa de lo esperado. Sus cabellos al aire, el viento acariciaba sus mejillas, salteaba cuanto se encontraba en su camino, hasta que tuvo delante de sus ojos la visión de la casa más cerca de lo que hubiera querido, rodeó uno de los árboles para cambiar el rumbo y aparecer por detrás de la estancia. Una vez llegó a su destino, bajó del caballo y lo acarició cariñosamente, lo ató a uno de los árboles y salió con cuidado de no ser vista en dirección a casa de Maca. Una vez en la parte trasera, se inclinó con sumo cuidado para mirar a través de una de las ventanas comprobando que no había nadie. Se desplazó unos pasos más para hacer la misma acción, pero pudo ver como su chica descansaba en el sofá junto a su hija. La estampa era perfecta, madre e hija tumbadas mientras la cabeza de la pequeña Jimena descansaba sobre las piernas de su madre... sonrió y deseo estar en el lugar de esa niña que tanto significaba ya para ella. Con sumo cuidado se trasladó a la otra ventana y de un suave salto penetró en la habitación contigua, se acercó lentamente, pero Maca se giró en ese preciso momento y su rostro se transformó... M: ¿Qué haces tú aquí? (preguntó contenta) ¿habíamos quedado en el lago no? (mientras cuidadosamente apartaba de su regazo a su hija para dirigirse a la empresaria) E: Salí antes de lo previsto y fui directamente al lago por si encontraba a alguien esperándome (dijo mirándola fijamente) pero no tuve esa suerte... M: Estaba esperando que llegara la hora de ir a esperarte E: Bueno (dijo acercándose a ella) ya estoy yo aquí M: Sí y tú has sido quien me ha sorprendido a mi (acariciando su mejilla) algo que me ha gustado enormemente (mientras rozaba sus labios algo tímida) E: Maca a ver si se despierta y nos ve (dijo retirándose un poco) M: ¿No tendríamos que ir diciéndoselo ya? (dijo mientras se giraba para ver a su hija) E: Ese tema lo dejaremos para otra ocasión M: Sigo pensando que me gustaría que lo supiera por nosotras y no que se enterara por algún comentario fuera de lugar E: Maca por favor. En otro momento hablaremos sobre eso. Ahora tengo algunas preguntas que hacerte M: ¿Algunas preguntas?... ¿sobre qué? ¿tiene que ver sobre la finca?... (esperaba expectante) E: No Maca (dijo tajante) tiene que ver con tus padres...
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Paco se dirigía hacia la parte trasera de las caballerizas cuando vio el coche de Esther, algo que le pareció extraño dado que no le gustaba mucho dejarlo al exterior. Se acercó a él mirando al interior por una de las ventanas cuando vio acercarse a Juan Paco: ¿Como es que ha dejado Esther el coche aquí? (preguntó dudoso) Juan: Ehhh... ¡bueno me dijo que no quería dejarlo a la vista! creo que quería darle una sorpresa a la pequeña Jimena Paco: Pues entonces deberías llevarlo al garaje, seguro que ya la ha sorprendido Paco se acercó a la casa para informar a su mujer y ver como se encontraba para dirigirse a preguntar por el estado de la hija de la veterinaria Paco: ¡Maca! (llamó mientras esperaba contestación) M: ¡Pasa Paco! (dijo acercándose para no despertar a su hija) Paco: ¿Cómo sigue? me manda mi mujer que anda algo preocupada M: Duerme. No fue más que el susto y el miedo al verse sangre, pero nada de importancia. ¿Y ella como sigue? Paco: Con algo de fiebre E: ¿Que le pasa? (preguntó seria) ¿está enferma y no me habéis llamado? Paco: No es nada cariño. Ha cogido un virus estomacal y lleva todo el día con fiebre, pero ya vino el médico, así que es cuestión de esperar a que mejore E: Voy a verla. ¡Maca! (dijo mirándola) vengo ahora ¿vale? M: Aquí estaré. Mientras voy a llevarla a la cama Juntos salieron para dirigirse a su casa y antes de entrar y sin aviso ninguno Esther paró sus pasos y miró de frente a Paco E: ¡Paco quiero saber la verdad sobre Maca! Paco: ¿Qué verdad? E: ¿Tú sabes realmente quien es? ¿sabes su procedencia? Quiero hasta el último detalle (dijo seria) Paco: ¿Qué pasa Esther? ¿es que ha pasado algo? E: Tengo serias dudas si mi padre sabe realmente quien es ella... Te espero mañana a primera hora y hablaremos, antes tengo que hacerlo con ella Paco: ¡Dime que es lo que pasa Esther! E: Mañana hablamos (dijo mientras entraba en casa...) En Madrid, Adrián hacía una llamada para reservar una habitación en un prestigioso hotel de Barcelona. Quería que fuera un fin de semana especial, sobre todo para Esther. Pensaba demostrarle que había cambiado... que se había dado cuenta de cuanto la amaba y estaba dispuesto a luchar por ella nuevamente a pesar del daño causado. Dejó encargado a la dirección del hotel algún que otro detalle para recibirla y tras colgar el teléfono se sintió dichoso por poder viajar con ella nuevamente Tras la visita a Teresa salió algo preocupada. Sentía algo muy especial y profundo por esa mujer que la había criado y a la que siempre había querido como a una madre. Salió pensativa, sus pasos algo lentos la dirigieron nuevamente a casa de Maca que después de acostar a su hija, se encaminó a la cocina para preparar algo de cena. Se sentía
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nerviosa, muy nerviosa. Había notado un tono especial en las palabras de Esther y tenía miedo... miedo a poder perderla. Pensaba y pensaba en que sería lo que había hablado con sus padres y eso le preocupaba. Oyó la puerta y salió a recibirla M: Estaba esperándote (dijo mirándola desde la puerta de la cocina) Esther se acercaba lentamente M: He preparado algo de cena, porque... no has cenado ¿verdad? E: No. No he cenado Maca la notaba como ausente y un comportamiento extraño. Se acercó con pasos seguros aunque algo intranquila... M: Ven (dijo cogiendo una de sus manos) vamos E: No tengo hambre Maca. Me preocupa el estado de Teresa M: Cariño a Teresa ya la vio el médico y está todo controlado E: Aun así... me preocupa y no quiero que le pase nada malo... M: No va a pasarle nada malo mi vida. Ven (dijo con seguridad) Una ensalada y un poco de embutido te hará ver las cosas de otra forma E: Maca antes quiero saber una cosa M: Dime, porque me tienes francamente preocupada E: ¿Qué fue lo que pasó con tus padres? ¿Sabes?... he visto unos rostros llenos de dolor, sus ojos delatan la gran tristeza que sienten y es algo que no puedo entender (paró sus palabras y cogió aire) M: Esther... E: ¡No Maca! no hay nada más grande en la vida que nuestros padres y no podré llegar a entender nunca porque una hija echa a los suyos de su lado privándolos de su amor... de su compañía pero sobre todo privarlos del cariño de una niña que no tiene culpa de nada. Maca esa niña no tiene culpa para que la prives del cariño de sus abuelos... Maca recibía esas palabras con dolor. ¿Que sabía ella para hablarle de esa manera? (pensaba) ella no sabía nada y la estaba acusando de un tema del que no tenía ni idea, ni del porque de sus razones. Sus ojos se humedecían por momentos. Sentía un enorme vacío en su interior, unas inmensas ganas de llorar y un gran nudo en su garganta le impedía hasta respirar E: Si te faltara tu madre entenderías lo que te digo (dijo mirándola con dolor) Maca tu madre lleva mucho sufrido y no te imaginas la suerte que tienes de tenerla en este mundo, yo... (dijo al borde del llanto) no puedo entenderte, si mi madre viviera, en la vida, óyeme bien... en la vida la haría pasar por donde la tuya esta pasando. ¡No sabes la suerte que tienes Maca! si mi madre estuviera aquí, da por contado que disfrutaría de ella en cada momento, porque no hay nadie en esta vida que pueda querernos y entendernos a pesar de todo más que ellas Maca seguía ausente, no lograba entender el porque de esas palabras sin tan siquiera preguntar. Las lágrimas corrían libres mejilla abajo y Esther se percató de ello. Se acercó sutilmente... pasó sus pulgares para limpiar esa zona, pudiendo comprobar que el semblante había cambiado completamente...
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M: ¿Ya terminaste Esther? (dijo seria) E: ¡Es que no puedo entenderlo por más que me lo he propuesto! M: ¿Y por qué antes de tener que oír tan duras palabras, que para nada esperaba... no me has preguntado? ¡Dime! (dijo rompiendo a llorar nuevamente) ¿Quieres saber el porque de todo?... ¿Quieres saber que estoy informada de primera mano de todo cuanto hacen?... ¿de todos los sitios a los que van?... (decía mientras la miraba duramente) ¿de cuando alguno de ellos está enfermo?.. ¿eh? ¡Que sabrás tú! Escúchame Esther, estás siendo durísima conmigo, pero voy a contártelo todo. Pero primero dime algo. ¿Piensas que no los quiero? ¡Dime! E: No lo sé Maca, es solo que sufren a diario tu ausencia y no poder disfrutar de su nieta... M: ¿Y no puedes pensar que me fui de su lado por algo? (dijo con dolor) E: Lo siento Maca (dijo tras darse cuenta del daño que le había causado) M: No sientas nada Esther, pero quiero que sepas que yo no me fui... (dijo sollozando) me echaron. ¿Sabes? No aceptaban mi condición sexual y no estaban dispuestos a perdonarme que anulara la boda con el hijo de uno de sus amigos. Me di cuenta que sobraba en aquella casa y en aquella familia. Así que después de vivir dos días un tormento que mejor no sepas, me marché E: ¡Maca!.. M: Cada semana hablo con Adela. Ella mejor que nadie sabe cuanto he pasado y me guarda el secreto. Me informa de cómo están y de todo cuanto hacen. Sé de mis hermanos... sé que tengo un sobrino al que no conozco. Sé todo sobre mi familia ¿o creías que los había olvidado? Pues déjame decirte que si es así... estás muy equivocada (dijo dejándola sola) El móvil de Esther sonaba. Se acercó a su bolso para poder ver de quien se trataba. Tras averiguarlo volvió a guardarlo sin la intención de devolver la llamada. Notó la presencia de alguien y se giró viendo a la pequeña Jimena en la entrada del comedor donde Maca la había dejado momentos antes E: ¿Qué haces despierta cariño? Jimena: Mi mami está llorando (dijo triste) ¿Estáis peleadas? (preguntó mirándola fijamente) E: No mi vida (mientras se acercaba a ella) solo hablábamos Jimena: ¿Quieres a mi mami? E: Claro que la quiero. ¿Por qué lo preguntas? Jimena: ¿Y entonces porque la has hecho llorar? E: Cariño hay cosas que por tu edad no podrías entender. Tu mami y yo no hemos discutido. Solo estábamos hablando Jimena: ¿De mis abuelos? E: Hablábamos de problemas familiares. Yo también tengo los míos ¿Sabes? Pero no por ello hay que discutir, solo se trata de llegar a un entendimiento. Y ahora es algo ya tarde y deberías ir a dormir. Venga te acompaño a tu cuarto (dijo cogiéndola de la mano y haciéndola caminar) Jimena: Pero me cuentas un cuento ¿vale? E: Vale. Pero dime que fue lo que te pasó esta tarde, me dijeron que tienes algunas heridas ¿no? Jimena: Ya no me duele, pero cuando me caí sí E: ¿Volverás a subir al caballo? o... ¿ahora te da miedo? Jimena: Mama me dijo que cuando la herida se me cure me dejará subir otra vez
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E: Así me gusta que seas una chica valiente y ¿sabes que? En la próxima competición vendrás con nosotras Jimena: Bieeeeeeennnnn (exclamo contenta) E: Pues ahora a dormir, yo iré a ver como está la mami... Tras dejar a la cría en su habitación, justo al lado de la de su madre, esperó unos minutos hasta comprobar que ya dormía. Salió y lentamente se acercó a la de Maca. Abrió la puerta después de avisar mientras asomaba la cabeza levemente. La vio de espaldas a ella. Miraba a través de la ventana a un punto indefinido. No se movía. Se acercó a ella y envolviéndola por la cintura dejó un húmedo beso en su cuello. Comprobó como se le erizaba la piel y la apretó más contra ella... E: Maca... (dijo en un susurro metida en su cuello) No quiero verte mal, es más no he venido a removerte nada del pasado. Pero... bueno... lo cierto es que tus padres no llevan nada bien haberte perdido, por eso quería saber porque lo hiciste, pero he de decirte que tampoco me esperaba lo que me has dicho. Tiene que ser muy jodido que tus propios padres te echen de casa. Yo... siento mucho haberte hecho pasar un mal rato. Porque entre otras cosas, mi amor por ti es inmenso y solo deseo lo mejor para ti Maca permanecía en silencio. Esther la apretaba más contra ella queriéndose poner en su lugar, pero eso no sería posible, por más que intentara saber el estado en que se encontraba, no lo conseguiría porque no era su caso. Lentamente fue soltándola y dejándole su espacio. Se acercó cuanto pudo al ventanal... apoyó su frente sobre el frío cristal y pensó en todo lo sucedido. Imaginó que haría ella en el caso que su padre no aceptara la relación con Maca el día que eso sucediera y los ojos se le humedecieron, porque realmente no sabría que hacer en tal caso. Se sentía una cobarde por no afrontar de una vez por todas lo que le estaba ocurriendo en los últimos meses... pensaba en su padre... imaginaba el sufrimiento de su madre... Cerraba sus puños en un acto de furia por no tener respuestas. Lo único que tenía claro es que por encima de todo amaba a Maca y por nada del mundo querría herirla y menos engañarla. Sollozaba en silencio pero Maca se percató de ello. Se giro. Limpió sus lágrimas, besó su frente y sabía perfectamente en que estaba pensando M: Estoy segura que a ti no te pasará una cosa así. Tienes un padre ejemplar que por encima de todo te quiere. En alguna ocasión he hablado con él y su prioridad en la vida es tu felicidad E: Siento mucho lo ocurrido pero necesitaba saber el porque de todo. Pero aun me queda una pregunta (dijo mirando sus ojos) M: Dime... Esther se apartó de ella. La miraba expectante ante la inminente pregunta que iba a hacerle. La conocía perfectamente y por su mirada sabría algunas cosas sin necesidad de respuestas. Se sentó en la cama ante la mirada interrogante de Maca que la siguió M: Estoy esperando Esther (dijo sentándose junto a ella) E: ¿Cómo es que mi padre no sabe quien eres? o en todo caso, ¿por qué no me dijo nada sobre ti? ¿Lo mantenéis en secreto? porque hoy pude comprobar que si está al corriente de todo... bordó su papel ante todos... M: Esther (dijo segura) tu padre no sabe quien soy E: ¿Cómo?
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M: Fue un trato entre Paco y yo. Es evidente que cuando le di los papeles para el contrato tuve que contarle algunas cosas. Al principio no sabía a donde venía a trabajar. Me enteré por unos amigos que buscaban un veterinario. Por la dirección no supe de quien se trataba, pero cuando hablé con Paco y me dijo para quien trabajaría, no podía creerlo E: ¿Y por qué? M: Porque no quería que le dijera nada a mis padres. Me prometí a mi misma por más que me doliera que jamás supieran directamente nada de mí. Pero... eso me resultaba muy difícil E: ¿Qué le dijiste a Paco? M: Que se olvidara del apellido de mi padre. He de reconocer que no le gustó la idea y que dudó, pero al final aceptó. ¿Por qué lo hizo? Pues realmente no lo sé y nunca se lo pregunté, el caso es que en todos mis papeles solo aparece Maca Fernández y no Macarena Wilson E: Siento mucho si mis preguntas te han hecho sentir mal... (dijo mientras rozaba levemente sus labios) M: No ver a mis padres y sobre todo a mi madre es algo que no llevo nada bien. Pero tengo la suerte de tener una buena aliada a la que adoro E: Y... tengo que ponerme celosa (dijo metiendo su mano entre su ropa para poder tocar su piel) M: No tienes porque cariño, eres la única... por la que hasta pierdo el sueño (dijo metiéndose en su boca) Sus miradas se cruzaron. Lo decía todo. Maca llevó una de sus manos a los pechos. Los tocó levemente. La otra bajó peligrosamente hacia las ingles, suave pero decididamente. Esther entreabría las piernas para recibir ese regalo que su niña le entregaba. Sus cuerpos vibraban. Maca la tumbó sobre la cama y con sumo cuidado se puso sobre ella. Esther creía morir, no quería que parara, pero tenía miedo a que la cría pudiera aparecer sorprendiéndolas... E: Para cariño (decía entre susurros) si entra Jimena puede ser la bomba... M: No se despertará, como me dijiste la cansé y no habrá niña hasta mañana... así que dámelo todo (dijo acariciando con su lengua cuanta piel se encontraba, hasta llegar al filo del tanga, que cuidadosamente quito. Esther se entregó por completo. Sus gemidos eran considerables debido al estado en que se encontraba. Sutilmente la giró y sin saber como la despojó de su ropa dejando ese cuerpo que tanto le gustaba como única visión) E: Me vuelves totalmente loca... (dijo contemplando su desnudez) M: Eso quiero... me gusta verte así (mientras se la comía toda) ante los suspiros de la empresaria Sus miradas se cruzaban una y otra vez, se devoraban como pocas veces hicieran. Esther estaba entregada de una forma especial a pesar del miedo a ser descubiertas. Los suspiros pasaron a ser gemidos entrecortados. Las manos y las bocas volaban en distintas direcciones. La lucha las llevaba a lo más alto, hasta conseguir llegar a la cima en una explosión de placer que las dejó derrotadas. Sus manos entrelazadas hasta dejar de sentir esas convulsiones que las dejó exhaustas. Sus ojos no podían dejar de mirarse y en un acto de ternura Esther se cobijó en el pecho de la veterinaria que la arropó con sus brazos. Esos momentos eran sumamente delicados y especiales para ellas, las muestras de cariño eran evidentes por ambas partes y sin pretenderlo sus ojos se cerraban lentamente sin darse cuenta del tiempo transcurrido
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Esther se movía con cuidado de no despertarla. Abandono la cama. Cogió su ropa y en silencio se vistió. No dejaba de contemplarla. Le gustaba verla dormir. Le parecía preciosa, pero debía marcharse porque si llegaba a dormirse profundamente, sería vista por la niña y de momento no le parecía correcto, prefería esperar y hablar con ella antes para poder explicarle lo sucedido, aunque el principal problema era su inseguridad a lo que pudiera ocurrir. Dejó algo sobre la mesilla de noche y sigilosamente salio de la habitación A primera hora de la mañana y tras darse una ducha, fue directa a ver a Teresa. La noche no había sido nada buena. Maca contó como había sido su vida tras marcharse de casa, de cuando se casó y cuando tuvieron a Jimena. El hecho de recodar la emocionaba, pero quería que Esther supiera toda la verdad y no le quedara ninguna duda de que ella sí que quería a sus padres y que habían sido ellos los encargados de apartarla de su vida por el miedo al que diría la sociedad y más al nivel al que se movían ellos. Gracias a Adela y Carmen, quien se encargó de su educación desde la cuna debido a los constantes viajes de sus padres, siempre estaba al tanto de hasta el más mínimo detalle sobre ellos y como única condición, la prohibición de contarles nada sobre ella y menos sobre su vida, a menos que tuviera su permiso, sobre todo con el tema de su hija. Mensualmente les enviaba una foto de la pequeña para tenerlos al día sobre el crecimiento de su nieta. No era un castigo, pero si no habían querido a su mujer, ahora tampoco quería que supieran nada más de ella. Lo que no llevaba nada bien era su pequeña que era lo que más quería y lo que le robaba el sueño las noches en las que no podía dormir pensando en su mujer. Ahora junto Esther las cosas empezaban a cambiar un poco pero no sería ella la que la obligara a decírselo a su padre. Su único miedo era que la niña algún día las sorprendiera y se llevara una idea equivocada. Pese a su corta edad había llevado muy mal la muerte de su madre y no sabía como se tomaría que ahora su madre estuviera con otra persona Tenerse que ir dejando a Maca sola fue algo que no le gustó nada. Todo el tiempo que pasaban juntas le resultaba corto, pero no quería ser descubierta por la cría hasta tener las cosas totalmente claras. Sus pensamientos no la dejaron descansar. No paró de darle vueltas al hecho que su padre no viera con buenos ojos esa relación que mantenían en secreto y era algo que no podía controlar. La quería a morir, pero... entonces ¿qué le pasaba? ¿Por qué no tenía las fuerzas suficientes para enfrentarse al mundo entero incluido su padre?... ¿sería que no la quería lo suficiente como para gritarlo en voz alta?... dudas y más dudas no la dejaban vivir en paz. Salió en silencio de la habitación, y sin avisar entró en esa casa que era como la suya propia. Se dirigió primero a la cocina por si estaba Paco. Al comprobar que no había nadie, se encaminó a la parte superior de la vivienda y tras dar un leve golpe en la puerta, asomó la cabeza suavemente por si Teresa estaba descansando. La vio con los ojos cerrados, parecía dormida, pero al acercarse la mujer los abrió lentamente E: ¿Cómo has pasado la noche? (preguntó mientras se acercaba con decisión hacia ella) T: Casi no he dormido, estoy tan cansada... (dijo mientras Esther cogía sus manos en un acto de amor) E: Pues será cuestión que te vea alguien especial T: Ya me vio el médico del pueblo y me dijo que pasará en un par de días E: Pues yo no me conformo. Llamaré a Carlos
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Aparecía Paco con suero preparado listo para tomar. Miró a Esther algo triste. Su mujer nunca había estado enferma, nunca había pasado de un simple resfriado y la veía sin ganas, sin fuerzas y le preocupaba Paco: No ha pasado muy buena noche (dijo acercándose a ellas) E: Le decía a ella que llamaré a Carlos y lo haré ahora mismo, y estoy segura que vendrá esta misma tarde Paco: Gracias Esther creo que será lo mejor Tras dejarla descansar, salieron. Esther hizo esa llamada y lo miró fijamente después de guardar su teléfono E: Paco quiero hablarte sobre Maca Paco quedó pensativo. Recordó como fue el primer encuentro con la veterinaria y algo preocupado se sentó a la espera que Esther comenzara E: ¿Sabe mi padre quien es Maca?... o... ¿tú sabes que los padres de ella y los míos eran y son muy amigos? Paco: Esther, lo hice porque ella así me lo pidió. No quería que nadie supiera de la familia de donde provenía E: ¿Y cómo es que mi padre no se dio cuenta? Paco: Sabes que todo el asunto de contratos y demás papeles de la finca los llevo yo, tu padre solo se ocupa de firmar y ni tan siquiera se fijó en el nombre, es más no la conoció hasta pasadas unas semanas E: Pues resulta que contrataste a la hija de los mejores amigos de mis padres Paco: Lo sé, yo también los recuerdo porque fueron muchas las veces que los vi cuando estábamos en Sevilla. No sé la razón por la que Maca no quería que supiera quien era, pero tampoco creí conveniente preguntarle, supongo que debe ser una razón de peso E: Simplemente no se llevan, y hasta anoche no supe la razón del porque no quiere que su familia sepa nada de ella, pero eso es otro tema que no viene a cuento ahora Paco: Solo te diré que aquí se le ha dado el trato de una más, eso sí, algún que otro privilegio, pero porque se lo merece. Su trabajo lo desempeña como ninguno lo hizo antes, no se mete en ningún tema que no sea trabajo suyo y eso es bueno E: Voy a dar un paseo con Trueno. Necesito soltar adrenalina Paco: Lleva cuidado de no cansarlo demasiado... E: ¿Algún problema? Paco: Ese animal hay que mimarlo, es el mejor y no podemos hacer que eso cambie. Luego ven que verás los nuevos potros, son muy jóvenes pero tienen un gran futuro E: Vale así le daré tiempo a Maca para que venga Paco: Ahora iré a llevar a Jimena al colegio E: No sé si ira hoy, todo dependerá de si le duele la herida. En el caso que vaya la llevará Maca, y a su vuelta veremos esos nuevos ejemplares En la habitación Teresa pensaba en la visita de su niña Notó un cambio en Esther que no había pasado desapercibido por su vieja y querida niñera. Sabía que le sucedía algo pero no sería ella la que le abordara con el tema
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sabiendo lo que estaba pasando. Siempre había sido muy discreta y si su niña no tenía fuerzas para poder contárselo era porque realmente estaba muy agobiada. Todo ello unido al maldito viaje que tenía que hacer con su ex era la gota de un vaso apunto de reventar Las cosas con Maca estaban bien pero sabía que había sido un poco inconsciente al presionarla con el tema de sus padres sin saber el porque de las cosas y tenía que hacer algo para que de alguna forma su padre al enterarse no se enfadara mucho con Paco y con ella aunque ella se hubiera enterado por pura casualidad Mientras Esther iba a dar una vuelta a lomos de su caballo, había dejado a Maca y la pequeña Jimena dormidas Le había puesto un mechón que caía sobre sus ojos detrás de la oreja y le había dejado un tierno beso en los labios, dejando una pequeña nota junto a la mesita de noche acompañada de una flor La niña llamó a su madre, pero al ver que no iba a por ella fue hacia la habitación y entró despacito. Permanecía dormida y se sentó en la cama pero no pasó desapercibida para ella aquel detalle que había sobre la mesita Tomó el papel y olió la flor como solía hacer siempre con ellas ya que había adquirido esa cualidad de su otra mama que era una enamorada de las flores. Cogió el papel y pese a su poco conocimiento de la lectura leyó algunas cosas, pero algo le llamó la atención... Jimena: Mami que ya es muy tarde... M: Perdona cariño pero es que estaba realmente cansada y ni cuenta me di de la hora Jimena: Mira, Esther dejó esto encima de la mesita La cara de Maca fue de asombro, no sabía por donde saldría la niña Maca tomó la nota, la leyó y una pequeña sonrisa se instaló en su rostro algo que no pasó desapercibido por la niña Jimena: Mami... ¿por qué Esther dice te quiero como te decía Mami? además te ha dejado una flor y eso también lo hacía mami... Maca no podía salir de su asombro y no sabía tampoco como contestarle a su pequeña, por lo que decidió que había llegado la hora de decirle algunas cosas aunque para Esther no fuera aun el momento. No podía continuar jugando con su niña, tenía que decirle ciertas cosas, porque lo que menos quería era crearle confusión M: Vamos a ver Jimena ¿tú te acuerdas de lo mucho que mama nos quería? Jimena: Zi (contesto segura) M: ¿Y sabes que ella nos cuida desde el cielo verdad? Jimena: Zi mami M: Pues ella ha querido que Esther nos cuide ahora y que esté con nosotras Jimena: Y por eso te decía en la nota que te quiere ¿no? M: Sí cariño. Pero esto es mejor que no lo sepa nadie ¿vale?... es un secreto Jimena: Pero ella también sabe el secreto ¿verdad mama?
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M: De momento no diremos nada ¿entendido? La niña la miraba sin entender nada, pero prefirió callar Una vez listas, se dispuso a llevarla al colegio. En caso que la niña no estuviera bien durante la jornada escolar, avisarían a la familia para su posterior recogida. Maca llegó a media mañana después de dejar a su hija en el cole y arreglar unos papeles en la agencia que se ocupaba de todo lo referente a la carrera deportiva de Esther. Después de cambiarse de ropa y ponerse la bata, fue a buscarla M: Ya tenía yo ganas de hacer esto... (dijo enlazándola con sus brazos por la cintura desde detrás, metiendo sus labios entre su cuello y succionarlo con amor...) E: ¡Maca que pueden vernos! (dijo enfadada) ¿No terminas de darte cuenta del sitio donde estamos no? Maca deshizo ese abrazo y algo triste la miró para disculparse M: Lo siento Esther, fueron tan grandes mis ganas que no lo pensé (dijo bajando la mirada) Esther se dio cuenta en ese momento de lo complicado que era todo. Cada minuto del día que pasaban juntas le daba más miedo a ser sorprendidas, pero por encima la quería, por lo que decidió suavizar el hostil ambiente que se había creado. Se apartó un poco para acercarse a uno de los árboles. Con su dedo índice la hizo acercarse... Maca respondió a esa llamada velozmente y cobijadas detrás, fue Esther quien se abrazó a ella... E: Lo siento Maca, hemos hablado muchas veces de esto y cada día que pasa siento más miedo... M: No sé Esther, parece que no estuvieras segura de quererlo hacer E: ¿No querer hacer que Maca?... M: ¡Pues gritar que eres feliz, que has encontrado algo que realmente te llena, que estás locamente enamorada! pero no te veo con fuerzas para ello y no sé hasta cuando podremos aguantar esta situación E: Mientras tú quieras y si en algún momento te cansas de esperar, sabré entenderlo (dijo mirándola) estás en todo tu derecho de cansarte de tantas dudas como me asolan M: Escucha Esther, vamos a calmarnos y voy a hacerte una pregunta muy simple Se retiró un poco de ella y la miró intensamente... M: ¿Dime a hasta donde serías capaz de llegar por mí? E: No te entiendo (dijo aguantando su mirada) ¿Me estás preguntando si realmente te quiero?... pues sí, es un sí rotundo. ¿Si quieres saber si tengo miedo?... ¡Sí! Mucho miedo, pero quiero que sepas que estoy intentado hacerlo de forma que no hiera a nadie M: Escucha cariño, quien realmente te quiera aceptará con total normalidad cualquier cosa que hagas por ser feliz. De todos modos no seré yo quien te obligue a nada E: Dame tiempo por favor (dijo suavemente acercándose a ella) M: Vamos a dejar el tema y hablemos de la próxima competición, que esta muy cerquita ya E: Pues sí y de paso veremos esos ejemplares de los que me hablo Paco
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Juntas pasaron el resto de la mañana. Comieron junto a Paco para que no lo hiciera solo. El médico y amigo de los García, vendría por la tarde para visitar a Teresa y determinar su estado. A primera hora de la tarde la veterinaria recibía una llamada alertándola que su hija no se encontraba muy bien por lo que decidió ir a buscarla E: ¡Voy contigo Maca! M: ¡Si es que no la tendría que haber llevado! (se lamentaba) E: Venga cariño, no le des más vueltas M: Bueno, esperemos que no sea nada Una vez de vuelta al coche y sabiendo que solo fue una caída mientras jugaba, se dispusieron a volver a la finca. Maca al volante prestaba atención a la carretera. Esther sentada a su lado no quitaba ojo mediante el espejo a la cría que no dejaba de quejarse de sus heridas... E: Ahora curaremos la zona y la taparemos, esas quemaduras es mejor dejarlas tapadas hasta que curen un poco Jimena: Quema mucho mami (decía asustada) M: Eso no es nada cariño. ¿Y cómo te caíste? Jimena: Me empujó Sara (se lamentaba)pero sin querer E: No tendrías que haber ido hoy cariño. Te hubieras quedado en casita hasta que las heridas hubieran estado mejor M: Pero entonces no sería tan cabezona como es... Jimena: ¡Esther! (dijo segura) E: ¡Dime cariño! Jimena: ¿Cuánto quieres a mi mama? E: Pues mucho (dijo mirando hacia tras) ¿Por qué lo preguntas? Jimena: ¿Y a mi?... ¿me quieres también a mi? M: De sobras sabes que sí cariño, así que esa pregunta sobra... Jimena: ¡Le he preguntado a ella! (contesto seria) E: Claro que te quiero, pero eso ya lo sabías ¿no? Jimena: ¿Entonces puedo llamarte mami? (dijo esperando una respuesta ya que Esther se quedó sin palabras) M: ¿Jimena, que es lo que hablamos esta mañana? E: ¿Qué pasó esta mañana Maca? (preguntó molesta) M: Esther (dijo en voz baja) vio la nota que me dejaste Jimena: Sí y la flor también. Eso lo hacía mi mami cuando se iba a algún sitio y no quería despertarnos. ¿Serás mi mami tú también? (dijo mirándola) Maca frenó bruscamente lo que hizo que la peque se asustara al fuerte movimiento. Lloraba por el miedo y Esther salió del coche a toda velocidad. Maca la llamó inútilmente porque no paró su carrera M: ¡Joder! (dijo mientras consolaba a su hija) Jimena no entendía lo que acababa de pasar Jimena: ¿Qué pasa mama? (mirándola con preocupación)
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M: Los mayores somos algunas veces muy complicados. Pero tú no te preocupes, supongo que no se esperaba esa pregunta cariño. Venga vamos a casa Jimena: ¿Se ha enfadado conmigo? M: No mi vida, ya hablaré con ella, pero recuerda siempre que cuando te diga que algo es un secreto, no debes decirlo nunca ¿vale? Jimena: Vale mama (dijo triste) Mama (dijo segura) ¿se ha enfadado contigo? M: No cariño, solo que tu pregunta la ha cogido por sorpresa, pero ya verás que no pasará nada. Ahora te quedarás un ratito con Elisa mientras voy a buscarla a ver porque esta reacción ¿vale? No contestó, se limitó a mirarla en modo afirmativo, pero con preocupación Una vez dejó a su hija con una de las empleadas, se dirigió enfada a casa de Esther... M: ¡Tenemos que hablar Esther! (dijo tras abrir la puerta de su habitación) E: Pues sí, tenemos que hablar (sin dejar de mirarla) Esto se nos ha ido de las manos y eso precisamente era lo que no quería M: ¿Y es mi culpa? (preguntó segura) E: Seguro que mía no es M: ¿Entonces es de una niña de cinco años?... ¿dime? E: Mira, será mejor dejamos esto ahora, he pensado marcharme y a mi vuelta hablamos M: ¿Sabes? Está preocupada (dijo acercándose) piensa que te has enfadado con nosotras. No te vayas sin decirle algo por favor. Estás en tu derecho de hacer lo que quieras, pero no hieras a una niña que no tiene culpa de nada E: ¡Dilo!... la culpa es mía ¿verdad? Pues ya te lo digo yo. ¡Sí! Es mía por no pensar que ella podía ver la nota. Ya no pasará más (dijo mientras se giraba para salir) y sí... iré y hablare con ella, porque es la que menos culpa tiene... M: ¡Espera Esther!... Esther intentó de la mejor manera posible explicarle a Jimena que ella no era culpable de nada, que la vida de los adultos era muchas veces muy complicada y que cuando fuera mayor podría entender muchas cosas de las que ahora se le escapaban. Lloró entre los brazos de Esther, sabiendo que la encontraba diferente a como otras veces habían hablado. Fue la pequeña quien rompió ese abrazo para mirarla interrogante... Jimena: Entonces estás enfadada con mama ¿verdad? E: ¡No mi vida! no estoy enfadada con ninguna de las dos, es solo que hay cosas que no deben saberse y tú aun eres muy pequeña para poder entenderlo. ¿Sabes? yo tengo que salir de viaje, pero a mi vuelta veras que todo seguirá como hasta ahora Jimena: ¿Y montaremos juntas otra vez? (preguntó ilusionada) E: ¡Claro que sí mi amor! Jimena: ¿Vas a tardar mucho tiempo en volver Esther? E: Pues no lo se cariño, pero te aseguro que volveremos a vernos... La besó cariñosamente como si no pasara nada malo. Lo que menos quería era hacer algo exagerado sobre el tema y cuanto menos importancia le diera, sería mejor ya que la cría olvidaría todo lo ocurrido
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Cuidadosamente salió de la casa, para dirigirse a la suya. Entró con decisión para ver a Teresa. La encontró algo más animada aunque su mirada seguía siendo triste. Se acercó a su cabecera sentándose a su lado y ofreciéndole la mejor de sus sonrisas. Dejó un beso en su mejilla y apoyó su cabeza contra los hombros de quien quería como a una madre T: ¡Algo te pasa!... lo he notado desde que has abierto esa puerta (dijo débilmente) E: Estoy bien Tesa (dijo como antaño) T: ¡Hacia años que no me llamabas así! ¿Tiene que ver con tu estado?... sabes que puedes confiar en mi cariño (dijo mirándola) cualquier cosa que te preocupe puedes confiármela, lo sabes ¿verdad? E: Eres la persona en quien más confío desde que tengo uso de razón T: Pues cuando quieras y lo necesites aquí estoy para escucharte y ayudarte en cualquier cosa que pueda pasarte E: Lo se Tesa, pero ahora tú debes cuidarte y ponerte buena, porque aunque no lo creas te necesito muchísimo (dijo con ojos húmedos) Se abrazó fuerte a ese débil cuerpo y sin quererlo lloró... T: Sé que algo grave te pasa y quiero ayudarte, así que empieza a contármelo ahora mismo E: Carlos debe estar por llegar, yo... (dijo segura) tengo que irme ahora, pero luego lo llamaré para que me informe sobre tu estado T: ¿Cómo que te vas? (dijo casi sin dejarla acabar) me dijiste que te ibas el jueves ¿no? E: Lo sé, pero he pensado que es lo mejor, me ira bien irme unos días. No digas nada (dijo al verle las intenciones) voy al pueblo, a mi casa, pero no digas nada por favor, necesito estar sola, aunque te llamaré a diario. ¿Eh qué me guardarás el secreto? T: Sabes que sí, solo quiero que estés bien y que lo que tengas que decidir porque se que se trata de eso, lo hagas sabiendo lo que haces y lo que pueda significar para ti (dijo mirándola) y recuerda siempre que estaré apoyándote y ayudándote en lo que necesites Después de tranquilizarla y darle un abrazo que ella misma necesitaba, la hizo girar después de abrir la puerta para marcharse... T: Solo dime una cosa Esther ¿Esta repentina ida tiene que ver con Maca? E: Sí Tesa, pero no quiero que digas nada a nadie. ¡A nadie! (recalcó segura) T: ¿Ni siquiera me lo dirás a mí? (preguntó interrogante) E: No tengo nada claro, cuando sepa que hacer, te aseguro que serás la primera en saberlo. Mientras tanto no quiero que nadie sepa nada de mi ¿entendido? Se despidieron con un tierno abrazo. Esther dejaba lentamente la cama, sin soltar esa mano que tanto calor de había dado toda su vida, un leve te quiero fueron sus últimas palabras antes de abandonar la habitación y un susurro salió de los labios de Teresa deseándole lo mejor Teresa quedó pensativa en su soledad, recordó cosas de la adolescencia de su niña y se daba cuenta que estaba llegando el momento de la verdad. Nadie la conocía tan bien como ella, ni tan siquiera su padre. Sus ojos se humedecieron al ver sufrimiento en esa última mirada de Esther y es que le dolía verla en ese estado. Siempre quiso ayudarle al respecto, pero nunca le dio la oportunidad. Noche tras noche y antes de dormir, pedía por su felicidad. Tenía una salud de roble, el trabajo a pesar de estresarla de
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sobremanera lo desempeñaba correctamente sin importarle el tiempo que tuviera que dedicarle, aunque sabía que su problema era la soledad, por eso el no descansar, por miedo a pensar porque sabía que eso la hacía ser desagradable con quien menos culpa tenía de su lucha por no poder exteriorizar ninguno de sus sentimientos que guardaba en lo más profundo de su ser... pero ella intuía cual era el problema por lo que estaba dispuesta a ayudarla al precio que fuera A última hora de la tarde salía de la finca Carlos, médico e íntimo amigo de la familia y tras despedirse de Paco abandonó el lugar. Maca se acercaba al verlo marchar, se colocó junto a Paco para saber del estado de Teresa a la que le había cogido un gran cariño por como se portaba con ella, pero sobre todo por como trataba a su hija y eso era algo que le agradecería toda la vida M: Paco (preguntó) ¿Cómo la ha encontrado?... Paco: Pues al parecer algo gástrico, según ha dicho gastritis aguda, le harán una prueba para ver como está todo por dentro. Oír eso la ha puesto algo nerviosa, ella nunca estuvo enferma y está asustada M: Esa prueba es rápida y bajo sedación ni cuenta se dará. ¿Cuándo tiene que ir? Paco: Mañana a las once M: Yo os acompañare (dijo segura) Paco: Te lo agradezco porque si te soy sincero los hospitales me ponen enfermo M: ¿Sabes algo de Esther? (preguntó mirando a su alrededor por si la veía aparecer) Paco: Creo que se ha marchado, al parecer la han llamado por algún problema de última hora en el despacho M: Pues debe ser urgente, porque ni se ha despedido, ni ha esperado a ver que le decían a Teresa, que es una de las personas más importantes de su vida (decía con la mirada brillante y alguna húmeda gota empeñándose en salir tímidamente sin su consentimiento...) Desvelada y sumida en sus pensamientos, se hallaba tumbada en el sofá de lado y apoyada sobre uno de sus codos haciendo descansar su cabeza sobre una de sus manos, dirigía su mirada perdida hacia un punto indefinido Esa niña era muy especial para ella y sabía cuanto la había lastimado sin ser culpable de nada a causa de sus indecisiones. Recordaba a Teresa y se le rompía algo en lo más profundo de su ser, al darse cuenta del estado en el que la había dejado huyendo cobardemente por no enfrentar lo que por dentro la iba destruyendo a pasos lentos. Recordaba en esos momentos a su madre... ¡cuanto la echaba de menos y cuanto podría ayudarle si el destino no se la hubiera arrebatado tan cruelmente como lo hizo! Sus movimientos eran nerviosos, cerraba los ojos para evitar llorar, y un tremendo nudo en el pecho le impedía hasta respirar. En sus pensamientos vio claramente el rostro de Maca, un rostro triste en algunas ocasiones cuando la sabía tan indecisa y no encontrar la forma de poderla ayudar. Veía imagines amándose y temblaba de dolor. Sabía que la quería más que a nada en el mundo... pero tenía un miedo atroz a la sociedad de la que estaba rodeada. En multitud de ocasiones quiso saber la opinión de su padre en el caso de saber de quien se había enamorada perdidamente, pero su lucha interna no la dejaba actuar. Rompió a llorar amargamente al verse perdida ante un muro al que no conseguía derrumbar. Recordaba como en susurros Maca le recordaba día tras día cuanto la amaba. Nunca antes había sentido nada igual por nadie hasta encontrarla a ella,
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rompiéndole todos los esquemas que se había trazado para un futuro junto a la persona no indicada para hacerla feliz. Se veía derrotada y no emprendía la marcha atrás por miedo una vez más. La imagen de la veterinaria seguía presente ante ella, sus ojos no podían dejar de llorar al darse cuenta de lo lejana que la sentía. ¿Y si viniera a buscarme? (se preguntaba levantándose a la velocidad de la luz) miraba hacia todos lados una y otra vez, en su imaginación oía ruidos, que no era otra cosa que eso... meros ruidos clavados en sus sentidos y por más que la buscaba con la mirada interrogante... estaba completamente sola y desolada volvió a tumbarse en el sofá rompiendo a llorar nuevamente... No sabía bien cuanto tiempo había pasado, pero se dio cuenta que seguía en el sofá. Todo permanecía a oscuras tal como ella misma había hecho cuando llegó. No quería nada que tuviera que ver con el mundo real... pretendía seguir sumida en su soledad a pesar del daño que le causaba no poder dejar de pensar. Con movimientos lentos fue levantándose, abrió un gran ventanal y se dirigió al baño. Como un autómata se aseo. Fijó su rostro en el espejo y unas profundas ojeras delataron el mal estado en el que se encontraba. A pasos lentos fue a buscar su teléfono y antes de darse cuenta se encontraba hablando con Teresa... Maca esperaba apoyada sobre un lateral del auto que los llevaría a la capital. Vio como tras abrirse la puerta salía una demacrada Teresa cogida del brazo de su marido. Se acercó a ellos y se agarró al brazo de Teresa para ayudar M: ¿Has podido descansar? (dijo mirándola con dolor al verla en ese estado que aun sin contestarle supo que no había dormido lo suficiente) Paco: Pues no ha pasado muy buena noche (dijo tristemente) M: Venga que nos queda una hora de camino a ver que nos dicen (mientras ayudaba a Teresa a entrar en el coche) Paco: ¿Quieres que conduzca yo Maca? M: No Paco, yo lo haré, tú tampoco tienes pinta de haber descansado mucho El viaje casi fue en silencio, hasta que a poco para llegar a su destino Maca preguntó mirando a Paco que viajaba a su lado M: ¿Sabes algo de Esther? (dijo mientras miraba por el espejo retrovisor comprobando que Teresa parecía descansar o al menos mantenía sus ojos cerrados) Paco: Me extraña su silencio sabiendo que mi mujer no está bien, pero desde que se marchó no sabemos nada de ella Maca fijaba su mirada en la carretera, pero su semblante cambió notablemente, llegando a pensar que el enfado de Esther era mayor de lo que podía imaginar. Se sintió triste que por un tonto error y dado la corta edad de su hija olvidaría en cuestión de horas, se rompiera lo que entre ellas había nacido. Parpadeaba para evitar llorar. Teresa abrió los ojos para mirarla a través del espejo y le dolió su estado. Se apoyó con ayuda de sus manos en el asiento delantero para llevar una de sus manos al hombro de la veterinaria... T: Maca (dijo con cautela) Esther no está bien, dale tiempo y será ella quien venga. Sobre mi estado... seguro que en cuanto le sea posible me llamará. Por mal que esté, por lejos que se encuentre, jamás pierde el contacto conmigo M: Es que no llego a entender porque no habló conmigo antes de irse... y eso me da a entender que el enfado es conmigo...
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T: No le des más vueltas, si prefiere estar sola es porque realmente lo necesita Se acabó el tema cuando llegaban a las puertas del hospital donde sería atendida. Mientras Teresa entró sola acompañada por una enfermera, Paco y Maca quedaban a la espera de recibir noticias. El resultado dejó un tanto triste a la pareja ya que por prescripción médica quedó ingresada. Una vez instalada en una habitación intentaban levantarle el ánimo M: Venga Teresa, solo serán un par de días T: Si me dejan aquí es porque han visto algo (decía preocupada) M: Has oído perfectamente lo que han dicho, estarás en observación y verificaran con algunas pruebas más, estás muy deshidratada y aquí estás mejor atendida. Así que tranquila y verás que todo ira bien En ese momento sonaba el teléfono de Teresa. Fue Paco quien lo cogió para dárselo no sin antes ver de quien se trataba. Prefirió callar y optó por dárselo T: ¿Sí? (dijo sin saber de quien se trataba) Pues me dejan ingresada unos días... no, no hay de que preocuparse, me dejan en observación, así que estate tranquila Maca no dejaba de poner atención a lo que Teresa decía, pensando que podría tratarse de Esther T: ¿Y tú cómo estás?... (mientras intentaba no mirar a sus acompañantes) muy bien, pero quiero que estés tranquila... sí aquí todo está bien... preocupados pero verás que todo sale bien... vale pero no tardes... yo también te quiero mi niña (dijo dando por finalizada la conversación) M: ¿Era ella verdad? (preguntó confusa) Teresa colocaba serenamente el teléfono sobre la mesa que tenía junto a la cama en la que descansaba. Maca esperaba paciente una respuesta, pero Teresa seguía en silencio. Lentamente se acomodó reposando la cabeza sobre la almohada que previamente había doblado para poder tener la cabeza más elevada... Paco: Espera cariño, que subo la cabecera de la cama y estarás mejor... Maca seguía esperando respuesta, mientras Paco accionaba el mando de la cama hasta ver a su mujer descansar relajadamente M: Teresa (dijo sentándose junto a ella y cogiendo una de sus manos) ¿era Esther verdad? ¡Solo quiero que me digas si la has notado tranquila! ¡Por favor Teresa!... Teresa que miraba hacia la ventana sin mirar hacia ningún lado, desvió su mirada hacia la veterinaria... T: Sí Maca, era ella, y la he notado más serena que anoche Maca cogió su bolso y se dirigió a la puerta, la abrió, pero antes de salir se giró mirando a Teresa
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M: Voy a tomar el aire un rato. Paco (dijo mirándolo) ¿quieres que me quede esta noche con ella? Puedo llamar a la mujer de Juan para que se quede con Jimena Paco: No Maca gracias, me quedo yo y mañana a primera hora te llamo después de hacer unas gestiones telefónicas y te indico que has de hacer T: Es que esta noche no hace falta que se quede nadie, yo estoy bien. Así que tú (dijo mirando a su marido) te vas con Maca y ya mañana veremos que me dicen Maca salía de la habitación sumida en sus pensamientos. No entendía el porque marcharse sin decirle nada y mucho menos que no le preguntara a Teresa por ella. Eso le indicaba que no le importaba lo más mínimo y le dolía enormemente. Una vez en el exterior sacó una cajetilla de tabaco, cogió un cigarrillo, lo encendió y exhaló profundamente el humo. No solía fumar mucho, pero se sentía nerviosa y eso la relajaría. Se sentó en uno de los bancos situados en un pequeño jardín y recordó a su hija. Cogió su teléfono. Marcó un número y al instante oyó la voz. Fue informada por una de las profesoras del colegio, que su hija estaba tranquila y no daba muestras de tener ninguna preocupación. Eso la tranquilizó y antes de guardar el aparato abrió el listín, apretó la tecla de llamada y espero... Mientras la veterinaria salía a respirar un poco de aire tras comprobar que Esther no se había molestado ni en preguntar por ella en esa llamada a Teresa, quedaba el matrimonio en la habitación sin saber que decir tras esa inesperada salida. Teresa seguía pensativa mirando a través de la ventana, había notado algo más serena a Esther, pero en sus palabras notó tristeza... demasiada tristeza y eso le preocupaba. No sabía exactamente cual fue el motivo de esa huida tan repentina, pero paciente y como siempre esperaría a que fuera ella misma quien le diera el motivo por el que se fue sin dar más explicaciones Paco sentado sobre la cama de su mujer, esperaba que le dijera algo, pero ella seguía metida de lleno en sus pensamientos. El sonido de un teléfono proveniente de la chaqueta de Paco, hizo que se levantara, miró la pantalla tras coger el móvil comprobando de quien era la llamada. Teresa cambió su posición para poder ver a su marido que por la conversación, sabía perfectamente de quien se trataba. Viendo que la llamada se prolongaba más de lo esperado, volvió a dirigir su mirada hacia esa ventana que por momentos le daba vida. Una vez guardado el teléfono se acercó a su mujer, se sentó junto a ella y dejo un beso en una de sus mejillas... Paco: ¡No me mires así que es de parte de Pablo! T: Me di cuenta que era él. Está bien ¿verdad? ahora no se deja ver mucho por la finca Paco: ¡Está bien sí! aunque preocupado por ti, pero ya le he explicado que solo estarás en observación, y aun así, me ha dicho que va a ponerse en contacto con un amigo suyo T: No quiero tanto médico. En cuanto note que estoy mejor nos iremos a casa, esto no debe ser más que algo digestivo Paco: Ya habló la doctora Jiménez ¿no? Tú vas a quedarte quietecita aquí hasta que te lo digan y sin rechistar. Y ahora dime. ¿Que te ha dicho Esther?... Esther había ido a dar un paseo por el río cercano a su casa. Era un sitio que le gustaba visitar siempre que estaba en el pequeño pueblo cercano a la finca, aunque ninguno de los empleados sabía de ese refugio de la empresaria a excepción de Teresa y Paco. El
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móvil olvidado sobre el sofá, sonaba insistentemente una y otra vez. Maca desesperaba al no obtener respuesta alguna. En su desespero pensaba que no quisiera cogerlo por lo que no dejaba de intentarlo. Se acordó que no había desayunado más que un café, a pesar de no tener hambre sentía molestias en el estómago y decidió comer algo. Después de la negativa de Paco de querer bajar a comer, se dirigió a la cafetería. Una vez bocadillo en mano y una botella de agua volvió a salir al jardín donde se sentó nuevamente. Hizo el intento de llamar varias veces siendo siempre nulas. Eran más de las cinco de la tarde cuando después de hablar con Paco puso rumbo a la finca. Ya no hacía nada allí y quería ver a su hija, necesitaba más que nunca saber como estaba su pequeña y cobijarla en su regazo Teresa miraba a su marido sin saber que decirle, porque en realidad no lo sabía, sí que podía intuir lo que le pasaba a la que era como su propia hija, pero no podía asegurarlo. Podía imaginar que todo venía por Maca, lo que no llegaba a determinar era el motivo. Irse de la forma que lo hizo le daba que pensar que quizás todo lo que ella sabía perfectamente y no porque se lo dijera, sino porque la conocía profundamente y sabía de sus debilidades. Sabía de sus dudas y que la atormentaba poderosamente. Giró su mirada nuevamente hacia la ventana, para mirar al infinito y contestar tristemente... T: Pues en realidad no lo sé. Pero la noto triste, algo le pasa, pero no sé de que se trata. Me dijo que a la noche me llamaría otra vez Paco: Esa chica no consigue encauzar su vida A su regreso de un largo paseo en el que no consiguió la paz que necesitaba, fue directa a tomar una tonificante ducha. Bajo la presión de la ducha intentó no pensar en nada, relajarse era lo que mejor podía hacer. Ya había decidido que nadie supiera de ella hasta no tener todo atado. Recordó mientras su piel agradecía ese contacto con el agua tibia resbalando por su cuerpo, ese plan que había decidido guardar hasta llegar el momento apropiado. Pensó en el inminente viaje con Adrián y una perversa sonrisa apareció en su rostro. Salió de la ducha para reflejarse en el gran espejo que había justamente a la salida. Contemplo su desnudez y recordó a Maca. Se sintió tremendamente triste por su forma de irse, reconociendo que no había podido superar ese nuevo impulso suyo. Salió del baño con tan solo la ropa interior. Buscó su bolso para llamar a Teresa, pero no dio con su teléfono. Desplazó su mirada a través de la estancia hasta comprobar que estaba en el sofá. Su rostro se tiñó de tristeza al comprobar la infinidad de llamadas que tenía de Maca. Aun sabiendo lo mal que lo había hecho la había llamado repetidamente por lo que sus ojos alcanzaron un alto grado de humedad. Busco el número de Teresa, quería saber como le había ido el día y ella misma sería quien la informara del estado en que se encontraba Maca Maca salía de la mano de su hija de casa de Juan, su mujer había sido ese día la encargada de recogerla del colegio y cuidar de ella. Caminaban cabizbaja y en silencio, percatándose la pequeña que algo no iba bien en su mami. La notaba seria y mirándola apenada apretó su mano fuertemente. Maca notó tristeza en la mirada de su hija y paró sus pasos. Se inclinó junto a ella... M: ¡Todo está bien cariño!
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Jimena: Está muy enfadada ¿verdad? (pregunto seria) M: ¡No cariño! Jimena: ¿Y por qué no ha venido contigo? M: Ha surgido un problema en la empresa y ha tenido que marcharse a Madrid, en cuanto lo resuelva volverá Después de poner a la cría a dormir, levantó el auricular de su teléfono. Lo intentó nuevamente en varias ocasiones y seguía comunicando por lo que desistió. Marcó el número de Teresa y al comprobar que no podía comunicar con ella lo hizo al de Paco M: ¡Llevo media hora intentando saber de Teresa Paco! ¿Está más tranquila? Paco: Sí Maca, a ver si consigue descansar esta noche M: ¿Sabéis algo de Esther? Paco: Mi mujer ha hablado con ella y parece más tranquila. No sé que os ha pasado, pero esta reacción en ella es por algo importante M: Voy a ver si consigo localizarla... Paco: Maca, dale tiempo. Ella sabe porque ha actuado así, pensará tener sus razones y cuando sepa que hacer, ella será quien se ponga en contacto contigo M: No creo poder aguantar hasta que ella me llame Paco: Pues vas a tener que conseguirlo Tras comprobar que la gastritis aguda sufrida por Teresa y una vez curadas las lesiones internas, fue dada de alta para seguir su evolución desde casa. A Maca se le hacían los días interminables al comprobar que Esther no daba señales de vida. Por Teresa sabía que saldría el jueves hacia Barcelona. Pensó brevemente ir a buscarla, pero al segundo desistió. Era mejor hacerles caso a Paco y Teresa, ellos mejor que nadie conocían realmente como era y si su consejo era que esperara... esperaría El jueves a media tarde aterrizaban procedentes de Madrid. Adrián caminaba junto a Esther que seguía poco habladora. Sabía que algo la estaba rondando. Había notado un cambio en ella y oyó como le había dicho a su secretaria que hacía días que no iba a la finca, por lo que daba por hecho que había algún problema. Esther pensaba que ahora más que nunca tenía la posibilidad de poder sacarle información y estaba dispuesta a llegar hasta donde hiciera falta. Una vez en el hotel, pudo comprobar como Adrián había cogido una habitación doble a lo que ella se negó Adrián: ¡Esther que no pasa nada por eso! E: He dicho que no. Quiero una para mí Intentaron coger otra habitación, pero por un congreso que había a la mañana siguiente, todas las habitaciones estaban ocupadas. En ese momento se le ocurrió que sería el momento apropiado para llevar a cabo su jugada E: Bueno, después de todo tampoco pasa nada ¿no? Adrián: ¡Pues eso digo yo! (contesto feliz) Acompañados por un botones fueron llevados hasta la entrada, donde dejo las dos maletas. Después de darle una suculenta propina cerró la puerta para mirar fijamente a Esther...
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Adrián: Esto me trae muy buenos recuerdos... lástima que todo se acabara por un momento malo mío, del que no sabes hasta que punto me arrepentí E: Sí, desafortunadamente metiste la pata magistralmente. Solo espero que seas capaz de decirme porque lo hiciste, que al menos pueda mirarte dignamente si es que eso puede llegar a pasar alguna vez Adrián: Vamos primero al almacén para concretar la hora de mañana y después te invito a cenar y charlaremos de todo ¿te parece? E: Venga que me cambio y bajo Adrián: Te espero en la cafetería (dijo dejándola sola) La cena estaba resultando muy amena y el nivel de alcohol en Adrián bastante alto ya. Esther sabía que no era la mejor noche para ello, puesto que la reunión a pesar de ser a media mañana, era muy importante, preocupándole el estado en el que pudiera quedar después de la gran ingesta de alcohol. Eran más de las dos de la madrugada cuando Esther abría la habitación. Se daba cuenta del estado en el que estaba y decidió ayudarlo a desnudarse E: Venga ayuda hombre que no puedo yo sola (decía sonriéndole) Adrián: ¡Esther! ¿Me quieres un poquito? (preguntaba indicándole el tamaño con sus dedos...) E: Si me dices porque pasó aquella noche eso, te digo cuanto te quiero (decía mientras acariciaba su mejilla) Adrián: ¿Y qué pasó? (preguntaba con media lengua) E: ¿Recuerdas que estaba enfadada contigo?... ¡así que no sé como te las ingeniaste para hacerme tuya! Adrián: ¡¡¡Uiiii!!!... pues muy fácil (decía mientras la cogía de la cintura) ¿me das un beso? (dijo buscando sus labios) E: Primero me contestas y después no te daré un solo beso... serán miles (dijo casi metida en su boca) Adrián la miraba con pasión... la vista casi nublada le impedía verla bien E: Dime Adri... ¿te llevo mucho tiempo hacerme dormir? (mientras rozaba débilmente su nariz) Adrián: Unos polvitos mágicos me ayudaron, ¡pero no te enfades ehh! E: ¡Como voy a enfadarme! ¿Quieres contármelo? Adrián: Uhmmm... no hay mucho que contar nena (dijo casi sin poder mantener los ojos abiertos) Esther hacía el intento para que no se durmiera, por lo que no dejaba de rozarle la mejilla y tocarle su punto débil que sabía cual era perfectamente. Tocarle el costado era dejarlo sin fuerza debido a la risa, pero consiguió espabilarlo... E: ¡Y dime Adrián!... ¿Esos polvitos no los tendrás aquí verdad? Podría tomármelo y pasar una gran noche ¿no crees? Adrián: No cariño, eso está guardado en el armario, pero no me acuerdo en cual... E: Pues dime como se llama esa sustancia para poderla comprar... así (decía casi metida en su oreja) podríamos pasar otra noche como aquella ¿no?
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Adrián: No hace falta nena... está allí... (dijo ya con los ojos cerrados) E: ¿Allí dónde? (insistió levantando su cabeza) Adrián: En casa (dijo levemente si conseguir abrir los ojos) Esther lo echó sobre la cama y apagó el bolígrafo que tenía sobre el tocador justo al lado. El trabajo de su secretaria fue espectacular, los nuevos aparatos de video eran sumamente minúsculos y este le había venido al dedillo para su trampa. Con sumo cuidado lo guardo en su bolso, ya tendría tiempo de verlo de vuelta a casa y comprobar si era suficiente para su abogado. Satisfecha tomó una ducha y tras cambiarse se acostó en el sofá... Maca había preparado el viaje para darle una bonita sorpresa a Esther, aunque ciertamente le costaba un mundo ocultárselo. Quería que fuera un fin de semana romántico, ya que el viernes terminaba todo y quería llevársela a Paris y disfrutar de un fin de semana especial. La niña se había quedado al cargo de Teresa ayudada por una de las chicas de la finca. Había sido una semana intensa de trabajo. Los preparativos del viaje, el poner a punto los caballos para la próxima competición, la niña que llevaba días algo inquieta por no ver a Esther y no entendía muy bien que era lo que estaba pasando. Maca había puesto mucho empeño en ese viaje y no quería que todo se fuera al traste. Iba apostar muy fuerte por la persona que más quería y que pretendía que fuera su mujer M: Bueno Jimena prométeme que te vas a portar muy bien y que no vas hacer enfadar a Teresa Jimena: Que sí mama, te lo prometo, pero yo también quiero que vuelva Esther M: Bueno cariño pero eso no es cosa que nosotras podamos hacer. Sabes que ella tiene mucho trabajo pero si puede vendrá a verte Jimena: Si la ves dile que tengo muchas ganas de verla M: Muy bien, si la veo se lo diré. Te llamaré como cada día para ver como estás y no quiero que Teresa me diga que has estado revoltosa eh (dijo señalándola con el dedo) Jimena: Vale mami. ¿Me traerás un regalito? M: Pues depende como te portes, pero seguro que algo te caerá. Venga dame un besazo para todo el fin de semana de esos grandes... (mientras decidida subía a los brazos de su madre, dándole un fuerte abrazo y un sonoro beso mientras se acercaba a su oído para decir algo que la dejo sin habla) Jimena: Dile a Esther que la quiero T: Venga deja a mami que se le hará tarde para coger el tren Cuando la niña se alejó un poco, Teresa aprovechó el momento para hablar un instante con ella T: Mira solo te pido que entiendas que Esther no lo ha pasado bien y que ha sufrido mucho. Sabes que no es fácil para ella, pero te quiere y eso es lo más importante. Sé que tú has luchado por una vida a la que renunciaste a todo, ella no es como tú, ella es indecisa aunque te aseguro que ha cambiado. Le has inculcado que luche por su felicidad y por una vida mejor y creo que de momento lo está haciendo bien y esto solo es merito tuyo
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M: Lo sé. Soy consciente del cambio y de lo mucho que está luchando por salir ¿pero no se ha parado a pensar un poquito en nosotras? ¡ya no en mí, sino en mi niña! lo está pasando realmente mal y ella no tiene la culpa de nada Maca salía de casa rumbo a la estación del Ave. No quería que se le hiciera tarde, en ese viaje tenía puesta todas sus esperanzas. La maleta repleta de alegría e ilusión. Ese viaje a Paris siempre lo habían querido hacer, pero por falta de tiempo nunca llegaron a realizarlo. Habló con la secretaria de Esther para que le dejara el fin de semana libre y la retuviera en Barcelona hasta la noche que salía el vuelo En Barcelona se cerraba el contrato con una de las mayores firmas mundiales de ropa, lo que sería una buena inyección para una buena campaña de publicidad Adrián propuso ir al local de moda de la ciudad donde se reunía lo más selecto. Habían preparado un catering sencillo para cerrar el trato y así poder invitar algunos empleados que se lo habían trabajado duramente Adrián: ¡Venga Esther solo serán unas copas y no podemos hacerles este feo! E: Ya, pero es que no me apetece nada ir Adrián: Esther es que es parte del negocio E: Está bien, iré pero solo me tomo algo y lo hago porque el Ave sale tarde Tras la reunión, se dirigieron a uno de los locales más famosos de la ciudad. La secretaria de Esther recibió una llamada alertándola que saliera ya que no la dejaban entrar Secretaria: ¿Ya pensé que no vendrías Maca? M: Tuve problemas en la estación con la maleta Secretaria: ¿Todo bien? M: Sí gracias Secretaria: Pues toma, esto es un pase de invitados, con esto puedes acceder sin problemas M: Gracias. Te debo una y esto queda entre nosotras ¿de acuerdo? Secretaria: Venga, no seas tonta (dijo sonriendo) Una inmensa oscuridad las recibió a la entrada del local, que de no haber sido por la secretaria le hubiera costado llegar donde estaban casi todos. A lo lejos y bajo los focos divisó a Esther que bailaba muy pegada con Adrián. Los observó detenidamente sintiendo un fuerte pinchazo al ver como el chico acariciaba la espalda de la que hasta ahora había sido su chica. Parpadeaba fuertemente sus ojos pensando que todo fuera un error, pero se dio cuenta que todo era real y un inmenso dolor la invadió al ver como decididamente el chico la besaba sin poner objeción alguna. Se puso tan nerviosa ante esta imagen que no sabía muy bien si se trataba o no de Adrián. Vio como Esther se soltaba de los brazos en los que había estado cobijada durante el baile, pero ya no quiso ver más. Se giró para marcharse. La bofetada fue sonora, cosa que Maca no llegó a ver ya que abandonó el local en ese mismo instante. Esther corrió tras ella después de ser avisada por su secretaria de la visita de Maca y al llegar a la salida la vio que esperaba un taxi
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E: Por favor déjame que te explique (decía sin aliento) M: No hay nada que explicar, lo he visto muy claro... E: He venido aunque no me apetecía, no podía hacerle ese feo a los empresarios. Hemos cerrado un negocio muy importante M: No tienes que darme explicaciones. Por favor déjame E: ¡Es que quiero que sepas que no ha pasado nada Maca! M: ¡No hace falta que me digas nada! (dijo enfadada) E: Déjame que te explique por favor M: He dicho que no hay nada que explicar E: Escucha Maca, todo ha sido preparado por mí minuciosamente, no es más que una estrategia. Mírame Maca (decía cogiéndola de la barbilla) Pretendo sacar información de lo que pasó aquella noche en mi casa. Maca (decía apenada) pretendía emborracharlo para hacerlo hablar... te lo juro por dios Maca te estoy diciendo la verdad... Maca subió al taxi con lágrimas en los ojos y tan rápido, que no se percató que la agenda se había caído al suelo. Esther la cogió y montó en el taxi siguiente, dando la orden de seguir al de delante. Al mirar la agenda vio dos pasajes para esa misma noche a Paris. Le había organizado un viaje, pensó tristemente. Vio el itinerario que iban a seguir, lo tenía todo preparado detalladamente. Le regalaba un sensacional fin de semana y ella lo había estropeado todo Al llegar Maca se apresuró a comprar su billete y entró en la zona vip. Esther intentó que la dejaran entrar y al ver que no había forma, se fue a la ventanilla y sacó otro billete. No podía dejar las cosas así y menos que se fuera en esas condiciones, sin intentar luchar por ella. Al entrar la vio tomando un café. Sabía que cuando estaba mal era lo primero que tomaba o eso o una coca cola y se acercó sigilosamente E: Déjame que te explique que entre ese desgraciado y yo no hay nada (dijo ya a su lado) M: Pues lo que yo he visto era muy distinto. Un beso se da y el que lo recibe sabe si quiere o no y tú lo has aceptado ¿dime por qué? (mirándola) E: Ya te dije antes porque, no es más que una estrategia para hacerlo hablar, algo que ya he conseguido... pero ya te lo contaré en otro momento más tranquilamente M: Yo solo sé que las cosas no son así. Lo mejor es que me vaya. No quiero causarte más problemas E: Hagamos ese viaje Maca, si después de volver sigues pensado así, serás libre de hacer lo que quieras... pero dame una oportunidad (dijo casi rogando) M: ¿Cómo sabes tú lo del viaje? E: Tu agenda debió caerse al subir al taxi y yo la cogí M: Muy bien ¿y no tenías nada mejor que hacer que mirar lo que había dentro no? E: Si te soy sincera no tenía intención pero se cayeron los billetes y los vi M: Perdona voy al baño un momento Salió porque no quería flaquear ante ella. De camino sopesó la idea de irse con ella y solucionarlo. Entró en el baño y al salir se dio de bruces con ella. La empujóo levemente hacia la pared. Empezó con un beso lento como pidiendo permiso, al que Maca no puso resistencia alguna. El nivel de pasión iba en aumento. Era un baño vips por lo que no había problema de que entrara nadie. Disponía de ducha, cama y algún que otro privilegio más. El encuentro entre ellas estaba cada vez más ardiente. Las manos volaban por sus cuerpos hasta que Maca le pidió por favor que parara
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M: Por favor no me lo pongas más difícil E: Sabes que te quiero y lo que pasó en el Pub, no fue más que una estrategia( decía succionando su cuello) algo que ya te contaré en otro momento... M: Esto es una locura (dejándose hacer mientras ya empezaba a actuar, dejando correr sus manos libres por la espalda de Esther) Esther no dejaba de mordisquear ese cuello que la volvía loca. Rozaba su pelvis con la de Maca atrayéndola fuertemente contra ella, contoneándose en movimientos suaves. La veterinaria se dejaba hacer hasta no poder aguantar más y la puso contra pared. Abrió su camisa dejando al aire esos pechos que tanto le gustaban. Los observó detenidamente para llevárselos a la boca. Esther la miraba llena de pasión y rota de placer... E: Baja cariño... baja (decía insistentemente) Maca respondía a esa orden paseando su lengua a través de su cuerpo bajando hasta llegar al filo del pantalón, que desabotonó rápidamente con la ayuda de su compañera. Coló su mano a través de obertura, mientras miraba sus ojos llena de amor. Esther movía insistentemente sus caderas para que viera que quería más. En un descuido, Esther tomó las riendas para velozmente deshacerla del pantalón. Con delicadeza bajó esa pieza íntima que cubría su sexo y llevó su mano a él, que la esperaba totalmente húmedo. Ya no había más palabras... luchaban por entregarse plenamente. Mientras Esther seguía en su empeño, Maca lo daba todo, primero la tocaba suavemente abriendo sus pliegues para después introducir sus dedos bajo los movimientos de Esther que incansable pedía más... Sus miradas lo decían todo...sus manos no dejaban de actuar, hasta que fue Esther quien la cogió de la mano para dirigirla a la cama junto al baño. Una vez allí fue ella misma quien la empujó decididamente atacando sin ninguna duda. Su lengua la atravesó sutilmente hasta llegar a sus ingles, contemplando como tenía a su chica totalmente suya... como temblaba bajo ella... como la oía solo para ella y acercó sus labios a su centro que esperaba con desesperación. Abrió su boca y degustando ese manjar notaba como vibraba dentro de ella. Maca la miraba incansable, sus movimientos iban en aumento sabiendo lo que estaba por llegar. Intercambiaron posiciones para poder llegar juntas. Sus manos se rozaban, sus sexos disfrutaban, sus labios degustaban, los gemidos fueron subiendo de intensidad y tras la explosión final quedaron extasiadas. Esther fue la primera en reaccionar. Subió su mirada buscando los ojos de Maca que permanecía con ellos cerrados, dando un respingo al notar el contacto de la mano de Esther sobre su pubis. Abrió los ojos para poderla ver, y allí la tenía delante de ella, tocándola delicadamente y viendo como acercaba su boca nuevamente dejando un suave beso para después subir atacando su boca. Maca se dejaba besar. Suavemente rozó su espalda con la yema de sus dedos haciendo erizar la delicada piel que creía suya. Cerró nuevamente los ojos y Esther los beso... E: ¿Qué te pasa mi vida? M: De sobras sabes lo que quiero. Hasta que no lo sepas tú, nunca podremos estar juntas, está claro que así no podemos seguir más tiempo. Siento mucho haberme dejado llevar por el deseo, pero esto así no funciona... (dijo tristemente) esto no tendría que haber pasado) Se vistió y salió de la habitación. Fue directa a coger el tren de vuelta a Madrid. Justo cuando subía, Esther se acercó a ella
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E: Creo que está muy claro lo que quiero. Cuando vuelva a Madrid las cosas van a cambiar mucho. Espero que estés preparada para lo que se avecina. Te aseguro que no será nada fácil. Se acercó a su mejilla donde dejó un tierno beso...”te quiero” fue lo último que Maca logró escuchar El viaje no fue nada fácil para Maca y tampoco para una Esther que esperaba a su secretaria para darle su billete de vuelta. Poder estar con ella lo antes posible era lo que más deseaba La llegada de Maca a Madrid fue sumamente triste. El camino a la finca fue igual de malo que el viaje en tren. Estaba en esas cuando una de las personas que más quería a Maca la llamo por teléfono Adela: ¡¡¡Hola cariño!!! M: ¿Qué tal Adela? (contestó escuetamente) Adela: Se supone que estás esperando para irte a Paris ¿y estás así de seria? M: Estoy de nuevo en Madrid Adela Adela: ¡Dime! ¿Qué ha pasado? M: Pues que soy una idiota y siempre lo estropeo todo. ¿Y tú para que me llamas? ¿Dónde se supone que estás tú? Adela: Pues estoy en Jerez y quería que supieras que hace falta que vengas a la finca. Tu abuela te dejó casi toda la herencia y es necesario que firmes algunos documentos M: ¿No podrías mandármelos para no tener que ir? Adela: Te aseguro que sino fuera necesario no lo haría. Será mañana sábado y estará toda la familia M: Muy bien, genial una encerrona típica Wilson. Pues allí estaré y tranquila que sabré estar a la altura Adela: No me cabe la menor duda. Venga te dejo, mañana nos vemos y ya me cuentas M: Intentaré coger el primer Ave hacia Sevilla y allí alquilaré un coche para estos días Adela: ¿Cómo que para estos días? M: Sí, voy a estar algún tiempo Adela: Eso suena un poco mal pero vale mañana me contarás los detalles Maca colgó y justo recibió un mensaje de Esther pidiéndole que por favor le diera una oportunidad. Y lo que necesitaba ella ahora mismo era salir de allí con su niña cuanto antes y perderse un poco para poder pensar y comprobar si Esther era la persona adecuada para compartir su vida... Al llegar a la hacienda Teresa vio la mala cara que tenia pero no quiso decir nada delante de la niña ni de Paco. Sabia que las cosas habían ido mal porque la vuelta repentina de Maca no era buena señal. Paco se llevo a la cría con el pretexto de enseñarle unos gatitos nuevos. T: ¿Qué ha pasado cariño? M: Esto no funciona y creo que es definitivo. Me iré unos días a Jerez porque tengo que resolver un asunto. Quizás sea un adiós definitivo. No lo sé Teresa, pero estoy mal y ella también. No quiero que nadie sufra más por una situación que será muy fácil de
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resolver, pero que ella se empeña en complicar con sus dudas. No quiero las cosas así, yo no tengo necesidad de esconderme ante nadie T: Ha cambiado mucho y sabes que no es fácil para ella, aunque puedo entenderte perfectamente M: Lo sé, pero... ¿Dónde quedo yo en todo esto? ¿Qué pinto yo? ¿Qué pasa con Adrián? T: Por él te aseguro que es por lo que menos deberías preocuparte. Por lo demás dale un poco más de tiempo M: Ya lo he decidido, me voy y no sé cuando volveré, que probablemente no vuelva ya más. Necesito un abrazo Teresa ¿me lo da? Ese abrazo sonó a despedida para una mujer que entendía perfectamente la situación Maca pasó la noche en la casita de invitados. Recibió varios mensajes de Esther comunicándole que no había podido coger ninguna combinación para volver a casa. Tarde, pensó Maca que a primera hora de la mañana salía hacia Jerez Una vez llegaron a Sevilla, cogieron un coche de alquiler y pusieron rumbo a la hacienda de sus padres. Madre e hija iban bastante nerviosas, cada una tenía mil y una dudas de como sería todo después de tanto tiempo Jimena: Mami, ¿Tú crees que los abuelos me quieren? M: Claro que sí cariño (contestó segura) Jimena: ¡Pero sino me han visto nunca! M: Sí pequeña. Yo misma me ocupé de enviarles fotos con la tía Adela. ¿Te acuerdas de ella? Jimena: Sí, es la que me hace tantos regalos que tú te enfadas un poquito con ella. Es muy divertida y nos quiere mucho M: Claro mi amor, además es tu madrina Jimena: Mami... ¿podrá venir Esther algún día para estar con nosotras? (mirándola con curiosidad) M: Pues no sé, ya sabes que anda muy liada con la nueva campaña y con los entrenamientos para las competiciones Jimena: Es verdad, ¡pero sería guay que pudiera estar con nosotras!... Dicho esto la niña empezó a dar muestras de cansancio, quedándose dormida poco antes de llegar. Maca paró el coche en la entrada de la finca. Observó a su alrededor que todo seguía igual. Bajó del coche y pudo oler su tierra, ese olor que aun con el paso de los años permanecía tan dentro de ella y sintió pena. Unas tristes lágrimas salieron de sus ojos sin poderlo evitar. La última vez que salió de esa casa fue con el propósito de no volver nunca más, aunque su mujer siempre la animó a que volviera, pero si ella no era bien recibida en la familia... suponía que su hija tampoco lo sería. Ahora lo hacía porque ya le había dolido tener que saber que la gran matriarca Wilson había fallecido sin poder asistir a su despedida ya que ocurrió en los días previos al fallecimiento de su mujer. Era una mezcla de sentimientos encontrados. Se agachó y cogió un puñado de arena que lentamente fue cayendo por sus manos. Juró que nunca más volvería a pisar aquel sitio, y ahí estaba nuevamente, algo que hacía por expreso deseo de su abuela
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Volvió a subir al coche y paró enfrente de la gran casa. Todo estaba igual, casi nada había cambiado excepto el recibimiento, que para nada esperaba. Al ruido del coche todos salieron de la casa. Su padre algo más viejo, su madre con el mismo peinado, aunque con el color algo cambiado. Su hermano Jero y su mujer con un niño en brazos y por lo poco que pudo observar con otro en camino. Su hermana con la cual nunca se llevó muy bien, sabía que ella era la preferida de su padre y era algo que nunca pudo superar, sobre todo al comprobar que su marcha fue un duro golpe para todos, pero principalmente para su progenitor. Suponía que quien estaba a su lado era su novio, el típico señorito andaluz. Lo que más le agradó fue cuando su mirada se cruzó con la de Carmen su nana de toda la vida. La recordaba igual que siempre pero veía como el paso de los años había hecho mella en ella también. Bajó del coche y cogió a la niña en brazos. Acababa de despertarse pero andaba algo asustada ante tanta gente desconocida para ella M: Hola (dijo llegando a la puerta de la casa) Ella es mi hija Jimena (dijo mientras la besaba con amor) La primera en acercarse fue su hermana que sin pensar en las consecuencias se encaró a ella Rocío: ¿Así que ha tenido que ser por algo así para que vuelvas a esta casa no?... ¡no pensé que fueras tan interesada hermanita! (dijo cruelmente) Maca miró al frente buscando con la mirada a alguien muy especial para ella, haciendo oídos sordos al comentario de su hermana. Puso a su pequeña en el suelo, la cogió de la mano y se encaminó hacia Carmen. Llegada a ella soltó a su hija para estrecharse fuertemente contra ese pecho que tantas veces la cobijó. El matrimonio las miraba firmemente. Su hija había pasado por su lado sin tan siquiera mirarlos y ahí estaba abrazada a alguien que no eran ellos. Sintieron celos... A Pedro se le humedecían los ojos mirando a su nieta, una niña que no tenía culpa de lo cruel que era la vida en algunas ocasiones. Rosario lo pensó menos y con decisión se acercó a la pequeña... Rosario: ¿Sabes quien soy yo cariño? Jimena: Mi abuela (dijo segura) mi mami me enseñó muchas fotos vuestras. Y él... (dijo mirando a su marido) es mi abuelo, se llama Pedro y tu Rosario, y la tata de mi mama es ella... (mirando hacia Carmen) Rosario: Ven aquí pequeña y dame un abrazo ¿quieres? Jimena: Sí (dijo echándose sobre ella que ya se había puesto a su altura) Maca observaba a su pequeña con lágrimas de emoción sintiéndose tremendamente orgullosa de ella. Miró nuevamente a Carmen volviéndose a cobijar entre sus brazos demostrándole cuanto la quería. Rosario miró a su nieta. Acarició su pequeño rostro... miró a Maca, para volver a mirar a la cría Rosario: Es igual que tu cuando tenías su edad (dijo inclinándose para abrazar a la niña que se dejaba hacer) Eres una niña preciosa (dijo tras darle algunos sonoros besos) Rosario miraba a su hija sin saber que hacer. Su padre se acercaba con decisión a su nieta y con una tierna sonrisa la cogió en sus brazos. Jero los miraba expectante. Habían pasado más de siete años desde que su hermana se fuera y lo poco que sabían de ella era
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exclusivamente por Adela, y en ese preciso momento se dio cuenta que se había equivocado totalmente el día que decidió enterrar a su hermana. Lentamente se acercó hasta ponerse a su lado, miró a su padre como felizmente besaba a su nieta tiernamente y le llamó la atención con el mimo que lo hacía, algo que no era usual en él. Pocas veces daba muestras de cariño, pero estaba claro que el paso del tiempo, y el perder una hija le habían hecho cambiar. Miró a su hermana algo serio, para acabar sonriendo... Jero: Sinceramente me alegro que hayas podido venir. Es una pena que tenga que ser por algo así (dijo acercándose algo más) ¿me das un beso? (dijo metido en su mejilla) Maca cerró los ojos. Notaba como su barbilla temblaba por la emoción. No se atrevía a mirarlo por miedo a perder la serenidad que se propuso tener... pero Jero siempre fue alguien muy especial y en unos pocos segundos recordó su niñez junto a él... se besaron tiernamente mientras su hermano cogía sus manos... Jero: Tenemos muchas cosas de las que hablar Maca, ahora deberías saludarlos ¿no? (dijo mirando a sus padres) Maca miró a su hermano, sin saber que hacer. Por su mente pasaron momentos tremendamente duros vividos junto a su familia. El día que decidió poner punto y final a esa etapa tan difícil de su vida, fue uno de los peores días vividos. Rompía con todo lo relacionado con su familia, viendo que ninguno hizo el intento de detenerla dejándola marchar. Dudaba... se encontraba en una calle sin salida. Vio como su hija seguía cogida de la mano de su padre que la miraba sereno, expectante... Pudo observar como Carmen le hacía señas con la mirada para que al menos saludara. El motor de un coche la sacó de su estado. Todos se giraron al oír ese ruido. Maca sonrió al ver quien salía del interior del coche, un Toyota color rojo. Se acercó a ella a pasos agigantados para echarse sobre ella... M: ¡Adela! (dijo mientras la apretaba fuertemente) ni te imaginas las ganas que tenía de verte Adela: ¡Por eso vine cariño! además creo que llego justo en el momento adecuado ¿me equivoco? (dijo tomándola de la barbilla para poderla ver) Al darse cuenta de la situación se separó de ella cogiéndola de la mano y mirando al resto de la familia... Adela: ¿Es que nadie va a saludarme? pues entonces seré yo la primera (dijo mirando a la pequeña Jimena) Ven aquí princesa y dame un beso de esos que tanto me gustan a mi La cría soltó la mano de su abuelo, echando a correr hasta llegar a ella, agarrándose a su cuello fuertemente Adela: ¡¡¡Te quiero pequeñaja!!! (dijo besándola) Jimena: ¡Yo también tía! Maca las miraba dulcemente. Una vez saludó a Jimena, se acercó a Carmen para hacerlo posteriormente con los demás miembros de la familia. Dejó en último lugar a Rosario que tras hacerlo, enlazó su brazo al de ella y apartarla sutilmente del grupo. Maca no perdía detalle y sabía lo que Adela buscaba
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Adela: Ya la tenéis aquí (dijo en tono suave) No desaprovechéis esta oportunidad ya que habéis conseguido reuniros todos. Rosario (mirándola fijamente) no imponerle nada, dejarla hacer Rosario: Es necesario que hablemos y sé que no va a ser fácil, pero el tiempo nos ha hecho cambiar, evolucionar y darnos cuenta que actuamos mal y así se lo haremos ver. Solo esperamos que no sea demasiado tarde y que pueda darnos la oportunidad para que podamos ser la familia que quería y que desafortunadamente nunca llegó a tener Adela: Y estoy segura que os la dará, pero es posible que necesite tiempo. En cuanto a Rocío... no sé (dijo girándose para mirarla a lo lejos) siempre le tuvo muchos celos y no paró hasta conseguir verla fuera de aquí Rosario: Con ella ya tuvimos una conversación hace algún tiempo. Pero no sé como se tomara este regreso en el caso que lo sea Maca se acercó primero a su padre por el que desde niña sintió devoción. Pedro la observaba pero decidió salir a su encuentro. Verdaderamente tenía unas inmensas ganas de abrazarla, pero prefería dejarla hacer. Una vez a su lado lo miró fijamente... M: ¿Cómo estás? Sé que has estado últimamente delicado de salud Pedro: ¿No vas a darme un abrazo después de tanto tiempo hija? M: ¿Necesitas ese abrazo después de tantos años? (preguntó arrepintiéndose al segundo) Lo siento papa, pero es que después de todo lo vivido no esperaba que me lo pidieras Pedro: Las cosas cambian hija, y el arrepentimiento llega, yo... (dijo débilmente) espero que puedas perdonarnos la forma en que te tratamos. No teníamos ningún derecho a lo que hicimos... cada uno elige como quiere vivir su vida para poder ser feliz y nosotros desde que te fuiste no lo hemos conseguido plenamente. No tuvimos la oportunidad de poder hablar antes porque nunca supimos donde estabas Rosario se acercaba a ellos sigilosamente... cabizbaja y algo seria M: Papa, estoy aquí porque la abuela así lo quiso, hablé con mi abogada para evitar venir, pero me dijo que por expreso deseo de la abuela debía ser aquí Pedro: ¿Eso quiere decir que no habrías vuelto a casa de no haber sido por esto? M: No puedo decirte otra cosa porque no lo siento Rosario: ¡Hija! (dijo abrazándose sin previo aviso) pensé que nunca llegaría este día Maca se dejaba hacer. Quería a su madre sobre todas las cosas, pero no podía olvidar como trataron a la que fuera su mujer. Con cautela deshizo ese contacto y los miró tristemente M: No sé que va a pasar (dijo segura) estoy aquí por una única razón, me duele mucho decir esto... pero más me dolió vuestro alejamiento, vuestro comportamiento por no ser capaces de aceptarme como soy Pedro: Eso ya pasó Maca. Han cambiado las cosas, hemos cambiado nosotros, a lo mejor es que ya somos viejos y te queremos a nuestro lado... M: No te equivoques papa, yo no voy a volver aquí Rosario: Nos conformamos con que sepamos de ti y podamos veros (mirando a su nieta) solo pedimos veros de vez en cuando
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M: Yo... (dijo pensativa) necesito tiempo mama, llevo sola muchos años aunque siempre estuve informada de cómo estabais Rosario: Y tendrás todo el que necesites M: Gracias y ahora si me permitís, me gustaría que mi hija descansara un rato Adela: Se quedan en mi casa Pedro (dijo cogiendo la mano de Jimena) Pedro: Los abogados vendrán en una hora. Ellos son los encargados de entregarte en mano la carta que la abuela dejó para ti Rosario: Maca, no tienes que ir a ningún sitio. Esta es tu casa, siempre lo fue a pesar de todo, siempre lo será. Así que ya estaba decidido y tu habitación os está esperando Adela: Está bien Maca, será mejor que os quedéis aquí. Esta niña tiene derecho a estar con sus abuelos ¿no crees? Fue algo que siempre dijimos ¿recuerdas? M: No puedo quedarme aquí. Lo siento (dijo tocando la cabeza de su hija) Jimena: Mami... mira (decía mirando a lo lejos) hay caballos M: Sí cariño, luego te llevare a verlos. Hay muchos Pedro: ¿Te gustan los caballos? Jimena: Mucho y se montar Pedro: ¿Tenéis caballos? (preguntó) Jimena: No, pero donde mi mami trabaja sí... (dijo serena) y me dejan montarlo y me dan clases... M: Venga señorita, que quiero cambiarme, tengo una cita en un rato (dijo viendo que en cualquier momento podría empezar a hablar más de la cuenta) Acompañada por Adela y de la mano de su hija, se dispuso a entrar en casa. Después de una reconfortante ducha se cambiaron. Adela las acompañaba en todo momento M: Tendrías que quedarte esta noche con nosotras Adela: No digas tonterías Maca. Esta es tu casa, siempre lo fue y siempre va a serlo M: ¿Viste como me miró mi hermana?... sigue odiándome Adela: Verás que todo cambiará M: No soporta que mi abuela haya hecho algo así conmigo Adela: Pues yo siempre lo supe. De siempre fuiste alguien muy especial para ella M: Lo sé, aun así... no me gusta la forma en que lo ha hecho Adela: No digas tonterías, esa carta te deparará algo bueno. Y por cierto (dijo deseando saber) ¿Creo que tienes que contarme algo no? me dijiste que estarías un tiempo por aquí. ¿Paso algo? M: Algo pasó sí, pero luego te contaré Llegado el momento Maca bajó para reunirse con la familia en compañía de los abogados donde recibirían la última voluntad de la abuela Una vez lista, Maca se dispuso a bajar no sin antes ponerse en contacto con su abogada, que la reprimió por no avisarle con tiempo para poder ir con ella M: No pude avisarte antes, ayer fue cuando me lo notificaron Abogada: Pero podrías haberme llamado por teléfono ¿no? M: Sí, pero no paso por muy buenos momentos y me olvide hacerlo Abogada: ¿Problemas? M: Asuntos personales que nada tienen que ver con este tema Abogada: Cuando sepas que es lo que recibirás, me gustaría que antes de hacer ni decir nada, me llames para saber que hacer ¿te parece?
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M: Por supuesto. Te dejo, no quiero hacerlos esperar Por momentos se ponía más nerviosa y cuanto más se acercaba al gran salón, notaba como sus piernas comenzaban a flaquear. Tranquila Maca (se decía a si misma) Limítate a escuchar a los abogados y no entres en discusión alguna. Carmen la esperaba al final de las escaleras, para animarla ya que conociéndola sabía que pasaría un mal momento Carmen: ¿Estás lista cariño? (preguntó tomándola de las manos) M: Lista no sé, pero nerviosa muchísimo... Carmen: Venga que te esperan (dijo dejando un beso en su mejilla, a lo que correspondió con un emotivo abrazo) Al abrir la puerta, notó como todas las miradas iban en su busca. Los dos abogados junto a sus padres en uno de los sofás, en otra parte del salón, su hermano Jero acompañado por su mujer, que fue quien salió a su encuentro. Sentada y sola, estaba su hermana Rocío, que la miró descaradamente, viendo como su hermano llegaba hasta ella M: ¿Llego tarde? (dijo mirando al frente) Jero: Llegas a tiempo (dijo acompañándola al centro de la estancia, donde los abogados salieron a saludarle después de varios años sin saber de ella) En sus respectivos sitios, esperaban mientras los letrados sacaban de sus maletines la pertinente documentación y tres sobres perfectamente cerrados. Tras informarlos de los últimos deseos de la Señora Macarena Wilson Yanez, todos se miraron interrogantes. Rocío no daba credibilidad a lo oído, pero se mantuvo callada hasta haber abierto los sobres que les fueron entregados uno a uno. La primera en recibirlo fue Maca, que se acercó al letrado, que antes de hacerle entrega quiso disipar algunas dudas que pudieran crearse a la entrega de los documentos por propio expreso de la difunta Wilson. Sacó un escrito que llevaba en su poder más de seis años y escrito de puño y letra por la propia Wilson -: Expongo mi deseo que mi nieta Macarena Wilson Fernández disponga de cuanto le dejo libremente. El daño causado por parte de esta familia en un determinado momento de su vida, el gran cariño profundo, limpio y sano que mantuvo hacia mí siempre sin esperar jamás nada a cambio, me hicieron cambiar algunas cosas que ya estaban dispuestas... Maca (dijo el letrado mirándola. Hablo por boca de la señora Wilson) Mi gran deseo es que a mi fallecimiento, pasen el cincuenta por ciento de mis acciones a ti, sin que esto cause mal a nadie. El ático en el centro de Paris, el piso en Sevilla y la casa de la playa que tanto te gustaba y de la que tanto disfrutaste en tu adolescencia. Mi liquidez bancaria pasará a tu cuenta corriente directamente desde el primer día hábil, después de la obertura de estos documentos Todos estaban expectantes a lo dicho por el abogado que anteriormente ya había puesto al día al señor Wilson y que mantuvo en el mayor de los secretos desde que fue informado por deseo de su propia madre y al que no puso objeción alguna Uno a uno fue abriendo los sobres dejando constancia que recibirían una fuerte recompensación económica. Todos callaban, mientras los abogados cerraban sus
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maletines, oían como la menor de los Wilson no estaba de acuerdo con cuanto había oído... Rocío: No hay derecho a eso (gritaba mirando a su hermana como salía de la estancia con el teléfono en sus manos) ¡Sí!... ¡lo digo por ti! (mientras miraba como su hermana salía completamente ya de la habitación) Está claro que siempre fue ella su preferida sin merecérselo por los disgustos que siempre nos dio (decía enfadada) Rosario: Calla Rocío, tu abuela lo ha querido así y vamos a respetarlo Rocío: Pues no hay derecho Pedro: Roci... esta ha sido la última voluntad de la abuela y vamos a respetarla tanto si te gusta como si no ¿queda claro? y si quieres saber porque lo hizo solo tienes que preguntarlo Rocío: No quiero saber nada, solo digo y sigo pensando que no hay derecho a como ha dejado todo Maca informaba a su abogada de cuanto había sucedido, mientras las lágrimas le brotaban sin compasión. Sabía que ella siempre fue la favorita de su abuela, pero jamás pensó que hiciera algo así, ya que para ella sus nietos eran todos por igual, y algo la recorrió por dentro al comprobar que hasta el final demostró un especial cariño hacia ella. Guardó su teléfono y su rostro se tiñó de tristeza al recordar a su mujer ya que su abuela sentía un especial cariño hacia esa mujer. Cerró los ojos y pensó en Esther, estaba segura que de haberla conocido su abuela, habría sido de su agrado la elección para futura mujer. No quería pero el llanto llegó nuevamente por saberla perdida, por sentirse frustrada al no haber sido capaz de mantenerla a su lado y lloró sin compasión. Hizo el intento de llamarla, pero algo la detuvo... inseguridad... miedo al rechazo o quizás verse rendida y sin ganas de luchar. Entró nuevamente al salón donde ya se estaban despidiendo. Se acercó a uno de los letrados, para exponerle que su abogada se pondría en contacto con él, para realizar todo lo relacionado con la herencia dejada por su abuela. Después de despedirse, hizo el amago de marcharse, pero se giró, cogió a su hermana por uno de sus brazos y la hizo salir M: Ha sido el último deseo de la abuela y eso lo vamos a respetar. Eres la menor de los tres. Siempre fuiste egoísta y distante conmigo y aun no se porque, pero... (dijo pensativa) si me demuestras algún cambio en ti, te recompensaré. No quiero más disgustos en la familia y no quiero que tus padres sufran ya más... ya está bien Rocío. Lo que tienes es conmigo ¿verdad?... pues me olvidas y listo, de todos modos, no voy a quedarme aquí, yo tengo mi futuro fuera de este lugar, pero sí que me gustaría que el tiempo que esté por aquí, la relación entre nosotras sea cuanto menos positiva. Yo no quiero peleas Roci, pero tampoco voy a permitir que estés siempre haciéndome reproches. Dejo en tus manos que todo entre nosotras cambie por el bien de las dos y por el de la familia, a la que yo no debería ni mirar... pero ya ves, el odio no va conmigo. Y ahora piénsalo, y la próxima vez que me veas que no sé cuando será, puedes hacer dos cosas... o mirarme a los ojos...o ignorarme, tú decides (dijo dejándola sola) La tarde fue pasando con todo lo relacionado con los abogados. Tenían algunas cosas que debían dejar claras para que no hubiera problemas. Una vez concluido todo el papeleo se dispusieron a tomar algo todos más relajados. La niña andaba con Carmen
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que la entretuvo todo el tiempo. Roció salió como una fiera de la habitación y con quien lo pagó primero fue con la pequeña Jimena Rocío: Mocosa ya puedes dejar de dar gritos y saltar en los sofás. ¿Qué educación te han dado? La niña se arropó entre las faldas de Carmen. Maca que había oído todo, entró como un resorte y se acercó para besar a su hija. Tomó a su hermana del brazo y la sacó del salón M: Mira, solo te lo voy a decir una vez y espero que no lo olvides nunca. Que sea la primera y la última vez que le hablas así a mi hija, porque es una niña muy bien educada y no como tú, que no fuiste más que una niña consentida y mal criada sin importarte nada ni nadie. Mi hija ha sufrido mucho para que ahora tú pagues con ella tu mal humor y si la abuela te dejó una parte de su herencia fue por buena persona que era, porque realmente no te mereces nada. Nunca fuiste legal y veo que no estás dispuesta a cambiar... Rocío: Muy bien pues una vez que te has despachado. Te diré que no eres nadie para venir con tus aires de grandeza a por lo que no te pertenece. Abandonaste a la familia y ahora vienes aquí como un águila carroñera a por la carnaza M: Mira, te diré que durante todos estos años nunca me ha hecho falta ese dinero y ahora tampoco. Si no renuncio es por darle a mi hija una vida mejor, a mi no me hace falta nada, me basta con mi trabajo que me ganaba la vida muy bien, algo que tu nunca conseguirás hacer... vivir de tu trabajo Las voces se oían por toda la casa. Carmen se había llevado a la niña a la zona de fuera para evitar que oyera nada más. En un momento de la discusión entraron sus padres y su hermano junto a su cuñada Pedro: Ya está bien de tantas voces (dijo serio) Jero: ¡Se supone que eres la niña bien de la familia y mira en qué estado estás! Rosario: Lo que tu abuela ha dejado a tu hermana se lo merece por el daño que quizás todos le causamos en su momento Rocío: Muy bien, ahora todos estáis de su lado, cuando yo he tenido que estar todos estos años aquí aguantado como os veía llorar por su ausencia y pasando de mí Pedro: Eso no es verdad. Cada uno de mis hijos ha sido tratado del mismo modo e incluso Maca ha sido la peor parada. Por eso quizás tu abuela nos ha hecho ver que las cosas no se hacen así Maca necesitaba respirar aire puro tras la discusión. De la mano de su pequeña se dirigieron hacia los establos donde descansaban los caballos. Los ojos de la pequeña aun daban muestra de haber llorado, pero a medida que se acercaba a los animales, un brillo especial en su mirada iluminaba su rostro de felicidad M: Mira este cariño. Es un ejemplar precioso y aunque ya es un poco mayor, no ha perdido nada de su belleza Jimena: ¿Cómo se llama mami? (pregunto admirando al animal) M: Roco, cariño (mientras acariciaba el lomo tiernamente) me lo regalo mi abuela hace ya muchos años Jimena: ¿Nunca me dijiste que tuvieras caballos mami?
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M: Bueno, yo tuve que irme de aquí hace ya mucho tiempo. Las cosas no estaban muy bien y preferí olvidarme de muchas cosas Jimena: ¿De los caballos también? (preguntó curiosa) M: Mi trabajo es cuidar y mirar por ellos, por eso nunca los olvidé Tras dar un paseo por los alrededores de la casa, volvieron de nuevo a la habitación. No oía ruido por lo que pensó que todo había vuelto a la normalidad, y respiró con tranquilidad. Por orden de su madre, Carmen las avisó a la hora de la cena, pero Maca reclinó la invitación, cenaría con su hija en la habitación. Su móvil sonó débilmente desde el interior de su bolso. En un primer momento pensó en Esther, y le habría gustado que fuera ella, pero en la pantalla se reflejaba el nombre de alguien muy especial M: Tendría que estar enfadada contigo ¿no crees? Adela: Preferí irme Maca... hubiera sido capaz de coger a tu hermana y partirle la cara delante de todos. No cambiará nunca, seguirá siendo un personaje egoísta toda la vida... parece que no quisiera a nadie coño (dijo enfadada) M: ¿Sabes que te digo Adela? Me lo ha demostrado infinidad de veces y ahora ya me da exactamente igual, si así lo quiere... así será Adela: ¡De todos modos la perdiste hace muchos años ya! M: Y lo más importante es que no me duele ya... Adela (dijo mirando a su hija) he pensado que mañana me voy a la casa de la playa. Necesito pensar, saber que hacer ahora. La vida continua y quiero que sea cerca de aquí Adela: Pues no sabes como me alegra oír eso. Después de un asuntillo que tengo pendiente mañana, iré con vosotras para pasar unos días ¿te parece bien? M: Me parece fantástico, lo que menos necesito ahora es estar sola, así que es una orden que te vengas en cuanto acabes eso que tienes entre manos El día amaneció esplendido y después de desayunar junto a Carmen, decidió irse. Saliendo de la cocina se cruzó con su padre que iba en su busca. La niña jugaba feliz en el jardín que daba a esa parte de la casa Pedro: Tenemos que hablar Maca M: Pues tú dirás, quiero irme en un rato Pedro: ¿No vas a quedarte aquí? M: No papa. Este no es ya mi lugar Pedro: Esta sigue siendo tu casa y la de tu hija M: Yo tengo mi vida resuelta y no es aquí precisamente Oír eso fue un golpe bajo y su mirada se volvió triste. Maca notó ese cambio M: Papa (dijo mirándolo) necesito tiempo. No puedo ni quiero quedarme aquí como si no hubiera pasado nada Pedro: ¿Me dirás al menos donde vivirás? M: No sé donde viviremos ahora. No voy a volver a Madrid. Buscaré trabajo no muy lejos de aquí Pedro: ¡Tienes tu propio negocio Maca! no necesitas buscar nada
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M: Ya veré que hago. De momento lo que necesito es estar sola y pensar detenidamente en mi futuro. Lo que ha hecho la abuela conmigo, hace que cambie todas mis perspectivas Pedro: Sabes que puedes contar con nosotros para lo que necesites ¿verdad? M: Gracias papa. Ahora lo que necesito es estar sola. Os llamaré para que sepáis de mí Después de una despedida algo tensa con sus padres, lo hizo de Carmen a la que siempre quiso como si de su madre se tratara. Tras sentar a su hija en el asiento de atrás, se fundió en un cariñoso abrazo con su tata y se dispuso a marchar. Más de dos horas pasaron hasta entrar en la finca de la gran casa que ya era propiedad suya, a la espera solo el cambio de nombre M: ¿Estás cansada cariño? (preguntó mirando por el espejo retrovisor) Jimena: Hemos visto muchas cosas y estoy cansada de estar sentada M: Pues venga, que te llevaré a un sitio especial y que además te va a gustar Jimena: ¿Y qué es? M: No me seas impaciente eh (dijo sonriendo) Jimena: Va, dime donde vamos ¿no?... M: A la playa cariño, vamos a darnos un baño (dijo mientras cerraba el coche una vez fuera) Jimena: ¡¡¡Hualaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! ¡¡Vaya piscina!! M: Sabía que te gustaría (dijo feliz) pero ahora bajaremos a la playa (dijo cogiéndola de la mano) Jimena: ¿Y está lejos? (dijo algo cansada) M: ¡No! Está bajando por aquellas escaleras que da justo a la orilla... Después de una tarde de playa y del viaje desde Jerez a la costa. La niña daba síntomas de estar derrotada así que Maca decidió dar por finalizada la playa. Recogieron todo y se encaminaron hacia la casa. Su madre junto a Carmen se habían encargado de prepararla porque sabían que se iría allí unos días o quizás todo el verano. Ya que la niña había finalizado las clases, para empezar el periodo vacacional La casa estaba como siempre, rustica aunque pudo comprobar que su abuela le había dado un toque moderno. Situada en una de las calas más bonitas de la zona, en una urbanización privada y dotada de las mejores instalaciones. Tenía una piscina rodeada de una zona ajardinada. 5 habitaciones con sus cuartos de baños independientes. Una amplia cocina equipada modernamente. Un salón luminoso y extremadamente grande y en la zona de arriba tenía la buhardilla que era usada como habitación, donde se podía ver el cielo desde la cama a través del techo por unos cristales colocados de tal manera que al caer la noche y mediante un sistema electrónico quedaba cerrado herméticamente. El rincón perfecto pensado minuciosamente por su abuela, que sabía de sus gustos Como ya se había imaginado Carmen se encargó de llenar la nevera para algunos días, así evitaría que tuviera que cocinar. Esa mujer era increíble, detalló minuciosamente cada tapper para saber que había en cada uno de ellos. Era la mujer ideal. Siempre había sido su confidente y su fiel amiga. Entendía que siempre había estado en su casa con la familia, pero le pediría que se fuera con ella, con el consentimiento de sus padres. Ya no
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porque la ayudara con la casa sino porque la sentía como la madre que siempre vio en ella. Por la mañana llamaría a sus padres para pedirles ese especial favor M: ¿Te gusta la casa cariño? Jimena: Es muy bonita y muy grande. Tiene hasta un pequeño parque para jugar M: Sí cariño y lo mejor de todo es que es nuestra Jimena: ¿Mama pero como va ser nuestra? (abriendo los ojitos cuanto pudo) M: Sí cariño la abuelita nos la dejó a nosotras y otras cosas más Jimena: ¿Y ya no vamos a volver a ver a Esther? Maca se quedó callada sin saber lo que decirle a la niña. Le había venido desprevenida aquella pregunta. Es verdad que la niña le había cogido mucho cariño pero ahora no era el momento Mientras que Maca terminaba de poner todo en orden en la planta superior, sonó el teléfono y a causa del ruido no lo oyó. La niña sin pensarlo lo cogió algo que no solía hacer nunca, pero en esa ocasión fue a contestar Jimena: ¡Sí! ¿Quién es? E: Hola pequeña Jimena: ¿Eres Esther? E: ¡Sí cariño! (dijo feliz) Jimena: ¡Hola! estamos en la playa, tenemos una casa muy chula, con piscina y con un parque y todo E: ¡Que chulo cariño! ¿Y mami dónde está? Jimena: Está recogiendo la ropa y preparando la que va ser mi habitación que es súper chula de color rosa y con un montón de juguetes. ¿Tú vas a venir algún día? E: Seguramente sí, además tengo que hablar con la mami de algo muy importante... pero ¡dime!... ¿ella está bien verdad? Jimena: Ella está muy triste... (dijo bajando la voz, para no ser oída) y llora muchas noches, pero esto no se lo digas ¿vale? E: No te preocupes mi amor, este será nuestro secreto, pero haré cuanto esté en mi mano para poder veros cuanto antes... Maca escuchó que la niña hablaba con alguien y se acercó al salón, oyendo como su hija le explicaba a quien estaba al otro lado del auricular Jimena: ¿Esther y cómo está lucero? E: Pues muy grande y esperando que vuelvas Jimena: No sé cuando iremos porque creo que vamos a pasar aquí el verano Maca se acercó sigilosa y tomó el teléfono, que tras pensarlo muy poco colgó, sintiendo la mirada de su hija que no entendía porque había hecho eso... Jimena: ¡Mami! ¿Qué has hecho? (dijo enfadada) era Esther M: Lo sé cariño, pero es mejor así Jimena: ¿Por qué? ¿Estáis enfadadas? M: No es eso cariño, pero será mejor que estemos una temporada aquí. ¿No te gustaría vivir en esta casa? ¡Irías a un cole nuevo!
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Jimena: Quiero seguir en mi cole, allí están mis amigos y aquí no conozco a nadie, y no quiero quedarme... M: Ya verás que enseguida harás amiguitos aquí Jimena: ¿Ya no vamos a volver a casa de Esther? M: De momento es mejor que no mi vida... Jimena: Y... (dijo con lágrimas) ¿ya no veré más a Lucero? M: Cariño, aquí también tendrás un caballo para ti solita Jimena: ¡¡¡No quiero vivir aquí siempre!!!... (dijo mientras salía corriendo) M: ¿Dónde vas?... ¡¡¡Joder!!!... No tuvo opción a nada, Jimena salio apenada por lo que su madre acababa de decirle. Maca quedó consternada por la reacción de su pequeña, dándose cuenta del daño que acababa de causarle. Oyó el ruido de un coche y miró a través de la ventana para saber de quien se trataba. Apenada salió a su encuentro... Esther quedó en silencio tras darse cuenta que Maca le había colgado el teléfono sin tan siquiera preguntarle que tal estaba. Le dolió profundamente y pensó que quizás era tarde para poder recuperarla. A la mente se le vinieron recuerdos que la entristecieron. Ahora que estaba dispuesta a enfrentarse al mundo, Maca había decidido poner punto y final a una relación que a ella personalmente la había hecho crecer como persona y que le dio la fuerza que siempre le falto para encarar su futuro. Se sintió abatida y hundida. No sabía que debía hacer ahora, no sabía donde poderla encontrar y si decidía a ir en su busca, no podría soportar ser rechazada. Las lágrimas corrían sin compasión mejilla abajo, los sollozos eran desgarradores y notó como algo en su interior moría en ese mismo instante. Oyó como una voz lejana la llamaba y no le quedaban fuerzas ni para responder. Teresa entró y la vio en el sofá totalmente destrozada... T: ¿Qué tienes cariño? E: Maca no quiere saber nada de mí... T: ¡No digas tonterías! E: Acabo de comprobarlo ahora mismo. La he llamado por teléfono y lo cogió Jimena (decía entre sollozos) me dijo que pasarían todo el verano en esa casa y cuando Maca se dio cuenta con quien hablaba le quitó el teléfono y colgó... T: ¿Me estás diciendo que Maca te colgó? ¿Y no podría ser que se cortara la llamada? E: No Tesa. Tuvimos una discusión y he comprobado ahora que todo ha terminado. Se cansó de esperar T: Mira Esther, yo sé que pasó entre vosotras y nunca quise decir nada, pero sé cuanto te quiere. Su cambio fue notable cuando llegaste a esta casa, antes era diferente, se la veía triste, hasta que se enamoró de ti E: ¡Tú!... (dijo con voz quebrada) ¿tú sabías lo nuestro? T: Siempre supe lo tuyo cariño, por eso sé que nunca habrías sido feliz. Te puede el miedo y tú has de buscar solo tu felicidad y quien no lo acepte... no te merece. Y voy a decirte algo, tu padre anda también con la mosca en la oreja E: ¿Mi padre? No creo (dijo recomponiéndose) T: ¿Qué no?... ya veremos E: ¿Tú sabes donde se han marchado? T: No hija, pero se llevó casi todo y estoy a la espera que llame por teléfono. No sabemos si volverá a por los papeles o los recogerá mediante la agencia
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E: Cuando llame me gustaría que me lo hicieras saber y si puede ser, entérate donde residen ahora. Porque si no es así pienso remover cielo y tierra y voy a encontrarla donde quiera que esté... La niña se había ido al patio y ella permanecía dentro de la casa. Al oír una bocina de coche salio al exterior. Era su querida amiga. Le abría la puerta y la niña levantó la cabecita, al verla parar el coche se acercó junto a su madre para recibirla Adela: ¿Dónde está lo más bonito de la casa? Jimena salió de detrás de las piernas de su madre con signos de haber estado llorando cosa que no pasó desapercibido por su amiga ya que Maca también tenía los ojos rojos, sabía que había pasado algo pero quería dejarlo para cuando la niña no estuviera. Venía cargada con dos grandes maletas para pasar una buena temporada allí con ella M: ¡Que vinieras a pasar unos días no era que te trajeras todo el armario! La mitad te sobrará porque entre la piscina y la playa no creo que esos trajes te hagan falta Adela: Perdona que te diga, pero no pensarás estar aquí encerrada todo el verano ¿no? M: Pues mira no tengo nada mejor que hacer. Y no pienso salir de aquí. Este será mi cuartel general. Bueno quizás sí que salga algún día pero no quiero dejar a Jimena sola Adela: La niña no va estar sola y tú necesitas despejarte un poco La mañana transcurrió en la playa. Jimena jugó con su madre y su amiga. Incluso se juntó con algunas niñas que había en la cala donde estaban. Mientras la niña jugaba Adela empezó con un pequeño interrogatorio Adela: ¿Dime que ha pasado esta mañana para que la niña y tú estuvierais así? M: Pues que Esther llamó y Jimena cogió el teléfono. Habló con ella y cuando me lo pasó colgué. Se enfadó mucho conmigo y le regañé. Me dijo que ella quería volver a verla y le dije que de momento era mejor que no Adela: Maca, la niña no tiene la culpa de lo que os pase a ustedes. Ya ha perdido a una persona muy importante en su vida como para que pierda otra que empezaba a serlo y en la que la niña había puesto mucho empeño M: Mira, ya es duro perder a tu mujer y ver que tu hija está mal, pero lo que no voy a consentir es que Esther siga haciéndonos daño. No sé hasta que punto me quiere, lo que sí sé es como yo la quiero a ella. Le di todo, incluso a mi niña que es lo más grande Adela: Sería bueno que si tú no quieres verla, yo podría hacer que la niña vea Esther. Un día podemos ir a Cádiz que nos coge cerca de aquí y que ellas se vean, estoy segura que a la cría le iría bien M: Prefiero no pensar en eso ahora Adela Mientras pasaba la mañana, tomaban el sol y alguna que otra cervecita. La niña se acercó porque tenía hambre así que decidieron subir a casa antes que Jimena se durmiera y tenía que comer primero. Comieron en un ambiente muy relajado en el porche de la casa. Prepararon un picnic y luego sacaron un guiso que Carmen le había dejado preparado. Cuando acostó a Jimena se fueron cada una a su habitación a descansar un rato. Maca aprovechó para llamar a su madre y proponerle que si podía Carmen irse con ella una temporada, a lo que su madre no puso ninguna objeción y le pasó el teléfono a Carmen para que ella misma le diera la noticia. La mujer muy
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emocionada lo pensó muy poco, para contestarle un sí rotundo. Maca se pasaría por ella al día siguiente que tenía que ir para recoger algunas cosas a la casa El día fue pasando, pero Maca notaba a la niña triste aunque no lo aparentaba, pero sabía no estaba bien por el incidente de por la mañana con el teléfono. Sabía que le debía una pequeña o gran disculpa. La hora del baño llegó y decidió hablar con ella mientras Adela preparaba algo de cena M: Cariño mama te quería pedir perdón si esta mañana me enfadé un poco contigo. Tú no tienes la culpa de nada mi vida, pero es que me puse un poco nerviosa. ¿Sabes? Es con Esther con quien estoy un poco enfadada y por eso no quise hablar con ella Jimena: Ya mama, pero yo solo quiero que tú estés alegre como cuando estaba mami y con Esther tú lo estabas. Tenías la sonrisa que tenías cuando estaba mami A Maca los ojos se le pusieron acuosos pero no quería que la niña la viera llorar a sí que le dijo que iba por la ropa, mientras ella jugaba un rato dentro del agua. Salió del baño y al entrar en la habitación cerró la puerta y se echó contra la pared llorando. Ya no pudo aguantar más. La niña había sabido ver en sus ojos lo que tanto había deseado. Encontrar a la persona que la quisiera. Como ella nunca había imaginado, pero con Esther todo había sido muy complicado. Ella lo había dado todo y se había cansado de estar a la sombra de alguien que ni si quiera sabía lo que quería Adela desde la cocina pudo oír los sollozos de Maca pero decidió que le vendría bien desahogarse un poco de tanta tensión. Fue a por la ropa de la niña y la sacó del baño, la vistió, le dio de cenar y la llevó a la cama. Le dijo que mama no se encontraba muy bien y que se había quedado dormida y estando en esas apareció Maca como cada noche para leerle su cuento y darle su beso de buenas noches como hacía desde que nació Jimena: ¿Estás mejor mama? M: Sí cariño, es que me dolía un poquito la cabeza Jimena: Mañana iremos a la casona ¿podré montar un poquito en los caballos de los abuelos? M: Claro cariño y además Carmen se va venir con nosotras una temporada Jimena: Eso es súper mami. Es como Teresa, nos quiere mucho y se preocupa por nosotros Cuando salió de la habitación fue al porche donde Adela ya le esperaba con una copa de vino en la mano. Había preparado algo ligero de cena. Así que el interrogatorio empezó y la sesión de desahogo también M: Mira estoy mal y no quiero pagar con la niña el estado en el que me encuentro Adela: ¡Es que tu hija es quien menos culpa tiene Maca! M: Lo sé. Y sé que quiere mucho a Esther y que el cariño es reciproco pero ya no puedo hacer nada más. Se lo pedí infinidad de veces y colaboró muy poco, y eso a mi me dice mucho. Ya me cansé de luchar contra un muro. Entiendo que no es fácil decirle al mundo entero que te has enamorado de una mujer, porque esta sociedad en la que vivimos no está preparada para ello, pero solo le pedí que por lo menos a la niña no se lo ocultáramos. Se enfadó porque Jimena le preguntó si le podía llamar mami. Desde que vio una carta que me dejó sobre la mesita con una rosa...pensó la posibilidad que
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pudiera ser como una madre para ella y cuando la vio no lo dudó y le preguntó. Fue muy duro ver la cara de mi hija ante algo que no entendía. Ese día me di cuenta que Esther no estuvo a la altura y yo ya no quiero sufrir más. Es mejor dejarlo ahora que no más tarde Adela: ¿Estás completamente segura Maca? M: ¡No! Pero es lo mejor Adela: ¿Para quién? ¿Para ella o para ti? (dijo sin dejar de mirarla) M: Mira no lo sé, solo sé que esta relación no me llevará más que a sufrir y no quiero más sufrimiento Adela: Mírame Maca (dijo casi metida en su rostro) Maca mantenía la mirada escondida, sin dejar de mirar hacia abajo, como con miedo a ser descubierta ante esa mirada que le pedía y que sabía cual iba a ser su reacción Adela: Maca he dicho que me mires (mientras intentaba con ayuda de su mano hacerla mirar) La miró fijamente y lo supo tras ver esa mirada brillante y húmeda y no tuvo duda alguna Adela: ¿Sabes qué? Iba a hacerte una pregunta pero al mirarme acabo de saber la respuesta M: Te crees muy lista ¿verdad? Adela: De sobras sabes que no, pero te conozco tanto que si me miras no puedes engañarme. La quieres a rabiar, así que te queda algo que sufrir M: Es verdad, la quiero más que a mi propia vida, pero su tiempo pasó Adela, y no voy a permitir que mi hija sufra por ello. De seguir con esta relación iba a seguir siendo a escondidas y no pienso pasar por eso. ¿Me quiere?... que lo demuestre que bastantes veces lo hice yo con ella, tuvo tiempo suficiente para saber lo que quería. ¿Pero sabes algo? Adela: Dime (dijo tomando una de sus manos) M: ¿Sabes que es lo peor de todo?... que la vi besándose con su ex y eso... eso es algo que no le voy a perdonar Adela: ¡No jodas! M: ¡No!... si no jodo, pero ya ves ¿Te has sorprendido verdad? Pues imagínate como me sentí yo cuando los descubrí (dijo para dejarla sola...) A la mañana siguiente y juntas las tres, entraban en la finca de la familia Wilson. El sol lucía espléndido por lo que Adela prefirió llevase a Jimena para que jugara en los jardines que rodeaba la gran casa. Maca entró directa a la cocina, sabiendo que probablemente Carmen estaría allí M: Buenos días a la mujer más grande de esta casa (dijo enlazando sus brazos sobre los hombros de Carmen) ¿Lo tienes todo listo? Carmen: Sí cariño, me gusta eso de volver a cuidar de ti como cuando eras una niña M: Le dije a mi madre que sería una temporada, pero en realidad me gustaría que te quedaras con nosotras. Buscaremos alguien para el servicio y tú te dedicarás a descansar que ya es hora de eso
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Carmen: Mi niña, pero yo no sé hacer otra cosa y no sé si voy a poder estar todo el día sin hacer nada M: Mira haremos una cosa. Estarás pendiente de todo pero relajada. Contrataremos a una mujer que nos ayude, pero quiero que tú estés conmigo y con mi niña. Mi madre no se lo tomará a mal porque sabe lo mucho que me has ayudado siempre y lo importante que eres para mi. Además de que tú hermana Teresa es igual que tú. Me ayudó mucho cuando estuve trabajando en casa de los García Carmen: Lo sé, me llamó para decírmelo pero no quería que nadie lo supiera. Me dijo que Esther dio un cambio muy grande tras conocerte. ¿Hay algo que quieras contarme cariño? Tras esa pregunta Maca se derrumbó. Carmen supo el porqué de su alejamiento de Madrid y de porque había dejado todo aparte de venir a ver lo de la herencia y le había comentado que pasaría una larga temporada allí Carmen: Venga tranquilízate y que no te vea nadie llorar, que no quiero más espectáculos con tu hermana. Además la niña está por aquí M: Voy hablar con mis padres y vengo en un rato. Ten todo listo que después de comer empieza tu jubilación Carmen: Pues listo. Estoy deseando empezar una nueva vida a vuestro lado Maca fue hacia el salón donde estaban sus padres con su hermano y su cuñada tomando una copita antes del almuerzo. La charla fue amena y Maca les contó lo que haría en esta nueva etapa de su vida. Les dijo que había estado trabajando para los García pero que cambio el apellido y nadie nada más que Paco y Teresa sabían la verdad, hasta que Esther lo descubrió en la comida que mantuvieron con ellos. Los informó que permanecería en la casa de la playa hasta finalizar el verano y que en septiembre decidiría si cambiar su residencia o por el contrario se quedaría aquí. Los padres le propusieron que se quedara con ellos allí y que empezara a llevar sus negocios allí en vez de darle los poderes a su hermano, algo que no vio muy claro porque en realidad no sabía que iba ser de su vida a partir de ahora El verano iba pasando volcada totalmente en su hija. La playa ocupaba la mayor parte del tiempo disfrutando de los juegos al aire libre con algunos de los amiguitos que Jimena había hecho durante el periodo estival. Maca se sentía feliz al ver como su hija se había adaptado perfectamente a su nueva vida. Ya tenía plaza en un colegio privado bilingüe con la aprobación de su hija, que finalmente accedió a quedarse en esa tierra. Adela las visitaba casi a diario. Aprovechaban algunas de las noches en que la pequeña Jimena se quedaba con sus abuelos a pasar alguna que otra noche, y hasta planearon hacer un viaje a pesar de la negativa por parte de Maca, pero la perseverancia de Adela la hicieron cambiar de idea. Los recuerdos de Esther le venían a la mente a diario, no había un solo día a pesar de los intentos por parte de su amiga en tenerla entretenida. Las noches eran tremendamente vacías, pero estaba dispuesta a no seguir escondiéndose de la gente por amor. Muchos fueron los intentos de llamarla, pero solo quedó en eso... en intentos. En un ataque de ira, cambió su número de teléfono para no tener que rechazar ninguna llamada más por parte de la empresaria. Quería que se olvidara de ella o al menos esa era su intención, pero por más que se lo proponía, solo quedaba en la intención
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Para Esther la vida en Madrid seguía metida de lleno en la preparación de las competiciones que iban en aumento. Sus horas dedicadas al entrenamiento que eran muchas a diario, eran sumamente solitarias. Momentos en los que echaba muchísimo de menos a Maca. Sus consejos, sus comentarios, saberla con ella, ese beso fugaz tras una buena hazaña, era algo que le hacía falta. Las noches eran de sufrimiento, le costaba un mundo dormir por lo que tomó la iniciativa de acudir a su amigo Carlos, para informarlo de su insomnio, y así poderle aconsejar sobre que tomarse que le permitiera descansar. Mientras Maca intentaba olvidar su vida compartida con Esther, la prensa diaria no la dejaba hacer. Siempre había algún comentario donde saliera su nombre reflejado o alguna foto que la hiciera estremecer. El trabajo en la empresa lo dejó por propio deseo de su padre, que se hizo cargo de todo el control, para que pudiera dedicarse por completo a su carrera deportiva. Su abogado trabajaba metido totalmente de lleno en el caso de Adrián, que se le había complicado, dado que a consecuencia de las investigaciones motivadas por la denuncia de Esther, salió a la luz que en alguna ocasión había desviado cuantiosas cantidades a una cuenta en un prestigioso banco de suiza. A consecuencia de un minucioso registro en el domicilio de Esther, obtuvieron datos y pruebas contundentes mediante huellas por parte de la policía científica, que esperaban listas para ser juzgado, a la espera de la orden de los García Pablo: Si accedes a la oferta de mi hija, podrías salir del país sin que tu nombre saliera a la luz. ¡Adrián, te pueden caer varios años... piénsalo y me das la respuesta antes de mañana! Adrián: No pueden existir esas pruebas, porque simplemente no las hay Pablo: Las hay y lo sabes, además de una grabación tuya personal con mi hija. Acepta la compra de las acciones a mi hija, deja el País y sobre todo olvídate de nuestro apellido Adrián: Esas acciones eran de mi padre y no pienso venderlas a ese precio. Y esta es mi última palabra a la oferta de tu hija y a la tuya... Si queréis me iré... pero las acciones son mías (dijo seguro) Pablo: ¿Y cómo pagarás el desfalco que hiciste?... ¡te recuerdo que es una alta cantidad! Adrián: No hay ni un solo documento que me implique en el desvío de dinero a mi cuenta perteneciente de la empresa. ¡Ese dinero es mío personal... de mis ganancias como cualquier accionista! Pablo: Muy bien, aun así... tienes hasta mañana a primera hora para dar una respuesta, de lo contrario nos veremos en los tribunales y tienes mucho que perder Esther era reclamada para una exhibición ecuestre en Huelva. Siempre que viajaba al sur, su mayor sueño era poder encontrarse con ella E: Paco (dijo segura) ¿por qué no haces por enterarte cuando lleguemos, si hay alguien de la familia Wilson? Paco: Esther... Maca dejó muy claro que no quería que supiéramos nada más de ella. Venga que la vida sigue y el futuro te sonríe... E: Es que sin ella... no tengo futuro. Solo sé por Tesa, que está bien y tranquila, con eso me basta aunque quisiera poder verla y hablar con ella Paco: Afróntalo primero con tu padre y después deja que pase el tiempo. Venga cariño que casi todo es superable y tú podrás...
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E: A lo mejor puedo, pero prefiero saber de ella y eso haré en cuanto la competición me lo permita. Mi padre me dará la dirección de los padres de Maca y los iré a visitar... Fue pensado y sacar su agenda en busca de un fin de semana que no tuviera ninguna prueba. Tenía unas inmensas ganas de abrazar a esa niña a la que tanto cariño cogió. Recordó cuando le hizo la propuesta de llamarla mami y se le rompía el alma por no haber estado a la altura a la hora de contestar a una niña inocente y sin maldad Finalizaba el mes de agosto feliz por algunos acontecimientos ocurridos en la empresa, nerviosa por el inminente viaje a una importante competición que la llevaría a Jerez con la posibilidad de poder saber acerca de Maca, que a medida que pasaba el tiempo, se le hacían interminables los días. En su soledad la imaginaba entre sus brazos, cubriéndola de besos y amándola sin descanso, pero cuando volvía a la cruda realidad, allí estaba completamente sola y como único compañero esos sueños que le ayudaban a seguir su caminar Pablo: ¡Cariño! (Dijo al entrar) ¿Dónde estás? (elevó la voz) T: ¡Está en las caballerizas Pablo! Pablo: ¿Cuándo se van? T: Nos vamos, porque yo también voy Pablo: Me alegro porque le haces mucha falta a mi hija. Voy a enseñarle un reportaje que le gustara T: Eso es una revista del corazón ¿no?... ¡madre de dios que a ella la prensa rosa nunca le gusto! Pablo: Esta le gustara (dijo feliz) una entrevista a la familia Wilson siempre es una buena noticia para ella. Sé que no termina de superar la marcha de Maca y esto la alegrará... E: ¡Hola papa! (dijo al verlo llegar) Pablo: ¡Hola cariño! ¿Ultimando todo? E: Ya está todo listo para salir Pablo: ¿Cuándo os vais? E: ¿No vendrás tú? (pregunto inquieta) ¡te necesito a mi lado en algo tan importante papa! Pablo: Y estaré cariño, no me perdería verte ganar una vez más por nada del mundo E: Uhmmm no sé... va gente importantísima y buenísima, así que no sé como ira esta vez Pablo: Nadie es mejor que tú, podrás tener un mal día y no ser la primera... pero a lomos de un caballo no te gana nadie E: ¡Menos lobos caperucita! Pablo: ¡Mira que traigo nena! (entregándole la revista) E: ¡Sabes que este tipo de prensa no me gusta! Pablo: La página tres (dijo seguro) Esther pasaba las páginas hasta toparse con un rostro que lo era todo para ella. Leyó durante unos minutos pudiendo comprobar que la familia estaba al completo E: Me alegro papa... gracias por traérmela, porque la noticia de la reconciliación de una familia después de varios años, siempre es buena (dijo con halo de tristeza y unos ojos llorosos, algo que no pasó desapercibido por su padre) De verdad que me alegro por ella
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Pablo: ¡Sabía que te alegraría saberlo cariño! Veo que hasta te has emocionado... E: Es que Maca es importantísima en mi vida (dijo bajando la mirada) Y no sabes cuanto la echo de menos... Era un domingo demasiado caluroso para las fechas en las que estaban. La familia Wilson estaba reunida en una comida familiar celebrando las bodas de oro del matrimonio. La pequeña Jimena disfrutaba de un baño en la piscina, mientras jugaba con su primo bajo la atenta mirada de todos cuantos allí habían. Al final de la jornada y antes que Maca se marchara con su hija, su padre la llevó hacia un lado del jardín, para pedirle algo especial... Pedro: Queríamos comentarte tu madre y yo que si podíamos llevar a la niña a las competiciones de caballos en el Ifeca que empiezan la semana que viene. Vendrán competidores de todos los países y esta es una de las más importantes A Maca se le vino la imagen de Esther a su mente y se quedó paralizada. No supo que decir porque sabía que eso sería ver a Esther pero bueno si iba con sus padres esos días los pasaría ella sola en la casa. Su madre notó que algo pasaba y vio un halo de tristeza en sus ojos que ya conocía en su hija y sutilmente la hizo a un lado... Rosario: ¿Maca te pasa algo? M: No mama solo que estoy algo cansada. No duermo muy bien Rosario: Hija a estas alturas de la vida a tu vieja madre ya no la engañas. Quizás hubo una época que no supe entenderte pero eso ya pasó. Sé el daño que te hicimos y eso siempre lo vas a llevar contigo, pero quiero que sepas que hemos cambiado. Todos estos años alejados de ti y no pudiendo disfrutar de la niña ni de ti lo hemos pasado muy mal. Sentimos mucho la muerte de tu mujer aunque no lo creas pero ella es la que nos dio a esta niña tan especial, que nos trata como si hubiera estado con nosotros toda la vida. Es algo tremendamente espectacular M: Mira mama me enamoré de la persona equivocada para vosotros. No pienso, no quiero esconderme. Yo soy como soy y me ha costado mucho llegar donde he llegado para que ahora que tengo lo que quería por esa persona mi vida se vuelva a derrumbar. Sé que no quise saber nada de ustedes por las circunstancias pero la niña siempre ha sabido de vosotros. Tanto mi mujer como yo... siempre le hablamos con cariño a cerca de vosotros. Siempre le inculcamos los valores de la familia. Quizás no era una familia tradicional pero éramos una familia feliz. La vida cambia y las familias ya no son lo que eran Rosario: Pues esta familia es ahora la que nunca fue y tanto tu padre como yo, nos sentimos tremendamente orgullosos de vosotros. En cuanto a lo de dejarnos a la niña ¿dejarás que venga con nosotros? M: Claro que sí mama... con nadie estará mejor cuidada que por vosotros Rosario: Dame un abrazo cariño porque lo necesito para saber que te tengo conmigo y que ya nunca más te marcharás... Maca se acercó a ella y se fundieron en un sentido abrazo, tras varios años sin ningún tipo de contacto físico con la persona que le dio la vida
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En Madrid, Esther estaba de lleno metida en la próxima competición. A pesar que la persona más importante para ella, no estaría con ella, no perdía las esperanzas que algún día se reencontraran. Entrenaba a todas horas con tal de no pensar en ella. Estar entretenida le veníva bien para despejar la mente, aunque se daba cuenta que no terminaba de conseguirlo. A lomos de su caballo y volcada en su faena, tenía presente ese rostro que no podía borrar. Pensar que la había perdido para siempre no la dejaba ni respirar. A lo lejos Paco no la perdía de vista. La notaba nerviosa, y se acercó para darle serenidad Paco: ¡Esther necesitas descansar! E: No estoy cansada (mientras intentaba nuevamente saltar un obstáculo que acababa de derribar) No voy a parar hasta no rozar ese dichoso palo... Conociéndola le dio su tiempo hasta conseguir limpiamente saltar el obstáculo. Se acercó a ella y la invitó a bajar Paco: Venga este animal tiene que descansar, a ver si ahora se lastima y la competición está ahí mismo E: Paco (dijo una vez en tierra firme) ¿sabes algo de Maca? No sé he pensado que podías decirle lo de Jerez y que fuera ella quien se ocupara del caballo aunque sea por última vez ¿no? Paco: No Maca. Ella pidió que se le mandaran los papeles E: ¿Dónde te dijo que los enviaras? Paco: Los recogerá su abogada. Esther, no quiere que sepamos donde está E: Pues yo necesito saberlo o me volveré loca... Teresa se acercaba al verlos hablar y al comprobar el estado de Esther, enlazó su brazo sobre los hombros y la hizo caminar T: No puedes seguir así Esther E: No puedo vivir sin ella... (dijo derrumbándose al comprobar que la había perdido para siempre) No quiere ni que sepa donde está... aunque eso es muy típico de ella, desaparecer de la gente que la quiere se le da muy bien Teresa la dejaba hablar, sabía que le iría bien soltar toda la rabia que llevaba dentro. En un momento dado la hizo parar... T: ¿Estás completamente segura del amor que sientes por ella? E: ¿Y tú me lo preguntas? T: ¡Contesta! E: Nunca estuve tan segura de nada. Ahora ya no tengo seguro si seguir con el tema de Adrián T: Estamos hablando de Maca y sobre Adrián, todo sigue su ritmo, y un detective privado ya está indagando E: ¡Tesa! (dijo segura) ¿tú crees que si hago público que estoy enamorada de una mujer, podría hacer que volviera? T: Cariño no es eso lo que Maca habría querido E: Pues estoy decidida a si llega el momento hacerlo, pero primero tengo que hablar con mi padre y ha de ser de inmediato
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T: Esther espera que pase esta competición, ahora lo que menos necesitas es ponerte peor de los nervios. ¡Olvida todo por unos días! E: ¡No puedo! Es la persona más importante que he tenido en mi vida y me niego a perderla... Una vez todo listo para su viaje a Jerez, partieron todos juntos. Esther viajaba en su propio coche acompañada de Tesa que no quiso dejarla sola. Llegados al hotel fue Paco y Juan quienes se encargaron de llevar a Trueno a descansar, donde la harían una serie de pruebas para verificar el estado del animal. En todo momento Teresa se mantuvo cerca de la jinete. A la mañana siguiente y previa a la competición, se dirigió a primera hora para conocer el circuito. Por Paco supo que estaban los mejores jinetes, aunque eso no la inquietó. Quería ser la mejor de su grupo y se dispuso a entrenar duramente Los Wilson acompañados de su nieta entraron en el recinto con un pase especial. Querían que Jimena viera todo, que disfrutara de ese entorno que tanto le gustaba y hasta le dijeron que conocería algún que otro famoso jinete. De la mano de sus abuelos no perdía detalle de nada. Su cara de felicidad denotaba su estado Pedro: ¡Mira pequeña!... (dijo cogiéndola en brazos para que lo pudiera ver a lo lejos) ¿ves ese caballo? Jimena: ¡¡¡Si!!! (dijo feliz) ¡me gustan los caballos grises! Pedro: Pues es nuestro, de nuestra ganadería Jimena: ¿Es tuyo abuelo? Pedro: Ya no cariño, fue vendido hace tres años, pero nació y fue criado allí La pequeña si giró con rapidez para seguir una silueta que le fue familiar. Bajó de los brazos de su abuelo y se desplazó hacia uno de los lados para seguirla de lejos. El corazón se le aceleró... no estaba segura que fuera ella, pero se parecía. Su abuela la llamaba insistentemente Rosario: ¡Cariño no te alejes! Pedro: No te preocupes, hay poca gente y no podrá perderse Rosario: No quiero que se retire (decía mientras la llamada) Jimena ven aquí por favor Jimena: ¡No hago nada abuela!, solo miro una cosita Su abuela fue en su busca para ponerse junto a ella Rosario: ¿Y qué es lo que miras con tanto empeño? Jimena: ¿Ves aquella de rojo y blanco? Pues se parece mucho a... Rosario observó un cambio en el rostro de su nieta. La notó triste, pero no dijo nada Rosario: Bueno hija es que de lejos no la distingo muy bien Jimena: Pues vas a tener que ponerte gafas abuela (dijo seria) sin dejar de mirar al frente Rosario: ¿La conoces? Jimena: No estoy segura, pero se parece a Esther Rosario: ¿Tú la conoces?
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Jimena: Sí abuela... y la quiero mucho, pero mama se enfado con ella Rosario: Mama me dijo que estuvo trabajando en casa de Esther. ¿Sabes cariño? Nosotros somos muy amigos de esa familia Jimena: ¡Entonces! (dijo contenta) puedes llamarla por teléfono y así podría verla ¿no? Rosario: ¿Te gustaría? Jimena: Claro que me gustaría (dijo contenta) ¿la llamaras abuela? ¡¡¡Anda di que sí!!! ¡¡¡por fi!!! (dijo sin perder de vista a la jinete) Rosario: Bueno lo consultaremos con mama y luego ya veremos que hacer ¿vale cariño? Jimena: Vale... Jimena seguía en el empeño de seguir a esa chica con su mirada. Les dijo a sus abuelos, que amigablemente charlaban con un grupo de personas, que iba a los columpios a jugar Rosario: ¡No te muevas de allí eh cielo! Jimena: ¡No abuela! (dijo alejándose ya) Dio de lado a los columpios y bajó unas escaleras que daba justo al lado de pista. Se acercó con cuidado y escondida tras una vaya, comprobó que era ella. Se puso nerviosa, no sabía como actuar, se mantuvo en silencio sin dejar de mirarla. De pronto Esther se giró al oír como alguien la llamaba... miró a un lado y no pudo reprimir sus lágrimas al verla allí... E: ¡Pero bueno! (dijo llegando a la cría) ¡Que alegría! (dijo cogiéndola y dándole vueltas por la felicidad que sentía al ver a esa cría que tan importante era para ella...) Jimena: Te vi de lejos y no sabía si eras tú E: ¡Estás preciosa! y además estás muy morenita pequeña (dijo llevándola al suelo de nuevo) Jimena: Si es que vamos a la playa todos los días. Ahora vivimos en una casa al lado de la playa. Además tenemos piscina y en el jardín columpios E: ¿Sí? ¡¡¡Qué suerte, unos columpios para ti solita ehhh!!! Jimena: Sí (dijo triste) E: ¿Qué te pasa cariño? Jimena: ¿Sabes? mama está muy triste. Por las noches cuando se cree que yo duermo llora Esther no supo que decir, ya que sabía que ese estado de Maca había sido creado por ella y le dolió profundamente esa confesión. Vio como se acercaba Rosario algo deprisa, por lo que se evitó contestar a la pequeña Rosario: ¿Señorita, no le dije yo que no se moviera de nuestro lado? Jimena: Perdona abuela, pero vi que era Esther y no te pude avisar... E: Tranquila Rosario, que solo vino a verme y a saludarme. Anda ve con el abuelo y Paco mientras yo hablo con la abuela ¿vale cariño? La niña se fue camino donde le había dicho Esther prometiendo que se verían esos días. Ahora tocaba hablar con Rosario Rosario: ¿Cómo estás? E: Sinceramente nerviosa ante lo que se avecina
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Rosario: Sí, pero todos sabemos que eres la mejor E: Espero no defraudar a nadie de los que confían en mí Rosario: Mira Esther no me voy andar con rodeos. Maca está mal. Su mirada es tristes y los tuyos han perdido el brillo que tenían la última vez que te vi E: La he perdido por no mostrar mis sentimientos. Me lo pidió de todas las formas. No he sabido estar a su altura. Le he fallado por mi cobardía. Incluso la niña ha sufrido por mi culpa y eso es algo que nunca me voy a perdonar, porque precisamente ella no tiene culpa de nada. Sé que ella me adora y me gustaría poderla ver alguna vez Rosario: No vas a preguntarme ¿dónde está? E: Debería, pero sé que no quiere verme aunque me muero de ganas por verla. Es una situación muy complicada y solo yo la he creado por lo que entiendo perfectamente que no quiera saber de mí Rosario: Ayer nos dejó a la niña y está en la casa de la playa. Su abuela le ha dejado una cuantiosa herencia. No tiene claro lo que va hacer, solo que va pasar todo el verano por aquí. Su amiga Adela ha estado con ella unos días y Carmen también está con ella pero este fin de semana está sola. ¿Te gustaría ir a verla? E: Daría lo que fuera, pero no sé cómo reaccionara Rosario: ¿Y no vas a intentarlo? Quiero ver a mi hija feliz Esther, ya sufrió mucho y se merece tener una vida plena y por lo que ya sabemos, podría tenerla a tu lado E: La defraude Rosario. Me dio todo el tiempo del mundo y no supe recompensarla y ahora... creo que la he perdido Rosario: Mira voy a darte la dirección y tú haces lo que creas conveniente. Y recuerda Esther... el no, ya lo tienes... Rosario la dejó y se reunió con los demás mientras Esther entrenaba. En su mente solo había una cosa. No podía concentrarse en otra cosa que no fuera Maca, sacó su móvil y con decisión se fue a enviar mensaje, sus ojos habían adquirido un brillo especial en esos momentos y ahora solo quedaba esperar... “Maca necesito verte después de la competición, es muy importante por favor, Esther” Al final, después de uno de los descansos, se recompuso y lo dio todo de si ante la atenta mira de todos fue superando todos los obstáculos, siendo una de las mejores clasificadas. Se fue a la ducha con una buena sensación por el trabajo realizado. Al día siguiente sería decisivo y las pruebas hechas le daban la confianza de afrontar la competición positivamente Mientras Maca estaba en su casa. Sola, quería pasar unos días excluida de todo para poder pensar un poco y aclarar sus ideas. Estaba al tanto de cómo iba la competición, había hablado con su hija y le había dicho que había estado con Esther. Se sintió feliz por su hija, esa niña la quería mucho y por el tono de voz supo lo feliz que era en esos momentos El gran día había llegado. Esther realizo su entrenamiento de rigor. Le había dado mucha fuerza saber que la niña iría y eso la animó. Supo que Maca no iría pero le sorprendió recibir un mensaje instantes antes de salir de los vestuarios “Eres la mejor y desde arriba ella sabe que vas a ser la número uno. “Suerte””
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Ese mensaje le hizo ver que no todo estaba perdido. Saldría a la pista a darlo todo fuerte y con ganas. No sabía si ganaría, pero al menos lo iba intentar Su turno llegó y esperaba a ser llamada. La familia Wilson esperaba el acontecimiento desde la primera fila de la tribuna acompañada por una más que nerviosa Jimena que en todo momento informaba a su madre mediante el móvil de su abuela Rosario: Cariño, espera a que salga y después le cuentas a mama ¿no? Jimena: ¡Lo está viendo en la tele! Paco acompañaba a Esther hasta el momento en le dieron vía libre. Salió con destreza y totalmente serena. Antes de subir al animal, volvió a leer ese mensaje por el que recuperó la ilusión, pero sobre todo la llenó de fuerza para este preciso momento en que salía a pista dispuesta a darlo todo, bajo los aplausos de un público totalmente volcado. Se situó en el punto de salida y se hizo un silencio total. Los saltos fueron limpios con un dominio total sobre el animal. El recorrido aunque no muy largo, era complicado. Casi al final del recorrido notó algo tenso a Trueno. Pasó su mano por el lomo para tratar de calmarlo, se avecinaba el último salto algo complicado y al que le tenía algo de temor. Se agachó sobre el lomo del animal y emprendió el camino hacia el final. El silencio fue roto por el estruendo de los aplausos de los allí congregados. Maca que seguía la carrera por el canal deportivo dio un salto al obstáculo final, sabiendo que por el ritmo de la prueba, la limpieza de los saltos y el apoteósico salto final, daba por hecho que algún premio se iba a llevar. Paco la esperaba con felicidad, pero tras abandonar la pista fue su padre quien salió a su encuentro... Pablo: Sabes que estoy muy orgulloso de ti ¿verdad hija? (dijo mientras se elevaba para poderla besar) E: Lo se papa, solo espero que nunca te sientas defraudado por mi Pablo: Eso no puede pasar nunca cariño E: Yo no estaría tan segura, después que te diga algo que llevo dentro y que me quema cada día que pasa más... Pablo: ¿Hay algún problema que no sepa yo? E: Esta noche lo sabrás, si quieres cenar conmigo claro Pablo: Encantado estaré de disfrutar de una cena contigo, aunque va a ser compartida. Los Wilson nos han invitado esta noche E: ¿En su casa? Pablo: No, aquí. Están alojados en el hotel y hasta mañana no marcharan a su casa E: ¿Pero ellos viven aquí no? Pablo: Sí, a las afueras en una gran mansión, pero para esta competición, siempre se hospedan aquí para vivir de cerca todo este mundo con algunos amigos más E: Bueno, a ver que puntuación tengo y me ducharé. Ya me dirás la hora para esta noche Esperó junto a Paco y algunos compañeros la puntuación final. Bajo una gran tensión, oyó como por los altavoces daban su puntuación. Paco la abrazó al comprobar que iba en primer lugar a la espera del resultado final del jinete que ya estaba en pista. Tan nerviosa estaba que no vio como su padre se acercaba por detrás enlazándola fuertemente...
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Paco: El segundo premio ya es nuestro...pero estoy segurísimo que tú serás la vencedora este año de este certamen porque has demostrado sobradamente ser la mejor E: Me conformo con saber que la gente me apoya, que está conmigo después de tanto tiempo sin competir... Una vez finalizado el recorrido del último jinete, hicieron el recuento total, anunciando los tres primeros premios. Su cuerpo tembló al oír su nombre como ganadora del primer puesto. Miró al cielo para como siempre dedicárselo a su madre. Esta vez tuvo un recuerdo para ella... para la persona que lleno su vida durante estos últimos meses llenándola de felicidad. Sus lágrimas corrían por sus mejillas libres como el viento. Varios de los allí congregados se acercaron para felicitarla. Vio como los Wilson se acercaban a toda prisa para ser de los primeros. Tras las felicitaciones, los tres campeones se dirigieron hacia el podio, donde recibirían sus trofeos. Una vez en su mano, miró nuevamente hacia arriba para dedicárselo a su madre. Miró a lo lejos, como Jimena saltaba de felicidad. Con un gesto la hizo venir hacia ella y con la ayuda de su abuelo, la hizo subir con ella. Los flashes de los fotógrafos no paraban de iluminar. La cría sonreía sin dejar de abrazar a Esther, que en un momento dado se puso a su altura y le entregó esa reliquia que acababa de ganar... E: Toma Cariño... quiero que seas tú quien tenga este trofeo que tan especial es para mi y cuídalo como si fuera tuyo Jimena: Pero lo has ganado tú (dijo seria) E: ¡Síi cariño, pero quiero que lo tengas tú! Maca observaba feliz a través de la pantalla de su televisor, el detalle de subir a su hija y hacerla participe de tan especial momento para Esther. Su mirada se humedecía hasta que rompió a llorar... Una vez pasado el momento, Esther se retiró a los vestuarios. Sacó su teléfono el cual llevaba en uno de sus bolsillos, para dejarlo junto a sus cosas. Vio como la pantalla parpadeaba y lo abrió E: Siempre has sido la mejor con diferencia (decía con ojos acuosos) lástima haberte dejado ir (mientras abría el mensaje que escuetamente ponía...) “Felicidades campeona y disfruta tu especial momento” Después de leerlo varias veces más, pensó si contestarle o dejarlo pasar... En la mesa esperaban tomando un vino, algunos de los invitados de los Wilson. Rosario esperaba en la entrada la llegada de Esther, quería verla a solas, quería agradecerle lo inmensamente feliz que había hecho a su nieta, regalándole su premio, cuando la vio descender del coche que la llevo Rosario: Enhorabuena Esther. Sin duda eres la mejor y tu madre se hubiera sentido orgullosa de este momento vivido por ti E: Gracias Rosario, pero la mejor era ella y la que me inculcó el amor por este mundo
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En la habitación, Jimena acompañada por la señora encargada de su cuidado, hacía una llamada a su madre para desearle buenas noches, pero no conseguía hablar con ella. Maca salía de la ducha envuelta en un albornoz y acabándose de secar la cabeza con una toalla que colocó sobre sus cabellos. Miró el móvil y vio como tenía algunas llamadas perdidas y un aviso de mensaje. Vio que era su hija quien la llamó, pero quiso ver de quien era el mensaje. Abrió su correo y leyó escuetamente... “A ti te debo este trofeo que ya es compartido Te quiero Esther” Al ver el mensaje fue una nueva oleada de sentimientos. Secó las lágrimas y pasó a llamar a su hija M: ¡Hola cariño! ¡Menudo día eh pequeña! Jimena: Mama ha sido genial. ¿Lo has visto? me lo ha regalado (decía feliz) lo voy a poner en mi habitación ¿vale? Lo hemos pasado súper bien M: ¿Y los abuelos? (quiso saber) Jimena: Han ido a cenar con Esther y unos amigos A Maca eso le alegró, sería una buena toma de contacto. Se le pasó por la cabeza ir hasta allí pero no sabía si sería muy oportuno. Todavía le daba tiempo de llegar por lo menos al segundo plato pero estaba indecisa Mientras en otra parte Rosario quería hablar un poco con Esther antes de que llegaran a la mesa para ver cómo estaba y como se encontraba. Sabía que para ella tampoco estaba siendo fácil toda la situación por la que estaba atravesando Rosario: No quiero meterme donde no debo Esther, pero sé que te quiere y mi nieta te adora. No hace otra cosa que hablar de ti y de tus caballos. Incluso se le ha escapado algún detalle que creo que os pertenece. Ante todo no quisiera que por el que dirán, no luches por algo que realmente quieres. Sé que no es nada fácil pero ya perdí una vez a mi hija y fue muy duro. Sé que tu padre lo entenderá porque él nos hizo que abriéramos los ojos con nuestra propia hija E: Lo sé Rosario. Sé que no lo hice nada bien y que por mi culpa la niña e incluso Maca lo han pasado muy mal. Se ha ido de la hacienda. Lo ha dejado todo pero hoy vi una luz. Me mandó un mensaje y sé que quizás tenga una pequeña oportunidad. Eso sí antes me gustaría hablar con mi padre Pedro: ¿Vais a estar toda la noche hablando ahí en la puerta o entráis a cenar con nosotros? (dijo llamando su atención) La cena estaba siendo de lo más amena. La gente no dejaba de felicitar a la campeona. Ya empezaba a agobiarse un poco pero de pronto le llegó un mensaje: “Veo que estás muy entretenida”
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Maca había llegado al salón donde estaban cenando no sin antes subir a ver a la niña que ya dormía. Le dejó un tierno beso y bajó al salón. Estaba más que nerviosa. Nunca le habían gustado las fiestas y menos los actos públicos pero ese día era algo especial Esther recibió un nuevo mensaje: “Ese vestido de queda muy lindo” Esther no entendía nada. ¡Como podía saber Maca todo aquello si no estaba allí o quizás su madre le hubiera mandado alguna foto! Oyó una voz por detrás suyo que la dejó fuera de lugar M: Veo que la cena está siendo muy amena y con buena compañía Rosario: ¿Pero cariño porque no has avisado que venías? Pedro: Menuda sorpresa ver aquí a mi hija. Si no lo veo no lo creo Pablo: ¿Tu hija? (preguntó confuso) E: ¡Sí papa! Ella no quiso decir quién era para que no le diéramos un trato de favor en la hacienda Pablo: Pues ha sido la mejor veterinaria en los años que hemos tenido los caballos con diferencia M: Bueno dejemos eso que hoy la homenajeada es Esther (dijo mirándola) Pedro: Camarero por favor, traiga un cubierto más Maca tras saludar a todos. Solo le quedaba por felicitar a Esther. Se acercó a ella y le dio dos besos, para acercarse a su oído M: ¡Felicidades campeona! Has demostrado que eres la mejor Sin más se sentó en la mesa y todo volvió a la tranquilidad de especial manera. Ninguna de las dos conseguían dejar de mirarse, por más que intentaban disimular. Las conversaciones eran monopolizadas por sus padres. Las demás jinetes se acercaron a una Esther más que guapa. Ella intentaba no darle mucha charla y volver a la mesa. No quería darle ningún tipo de sensación negativa. Quería estar solo para ella y que supiera que era la única en su vida Rosario no perdía detalle de nada. Veía que las dos se comían con los ojos. Era patente el deseo que se tenía la una por la otra. Trascurrida la cena Rosario alegó que dejaran a la juventud y que esos fueron al salón para tomar algo más tranquilos. Ellas junto con su hermano y su cuñada se fueron a la zona más ambientada del hotel donde estaban todos los jóvenes que habían competido. Su madre le dijo a su hijo que intentara dejarlas solas y su hermano captó el mensaje Las dos charlaban con la pareja y con los demás competidores que se acercaban. Esther presentó a Maca a varias de ellas como una amiga E: Te presentaría como mi novia pero no sé si haría lo más correcto. Han pasado muchas cosas pero te aseguro que ya nada va parar esto. Hoy tenía pensado hablar con mi padre y decirle la verdad. Que estoy o que estaba contigo porque no sé muy bien en
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que punto de la relación estamos. Bueno sí que lo sé. Yo lo estropeé todo y las dos pagasteis mis indecisiones M: Bueno dejemos eso ahora que hoy no es día para hablar de ello. Hoy has demostrado que eres la mejor y lo demás no tiene cabida esta noche La noche fue pasando y alguna que otra copa también. Su hermano y su cuñada ya acusaban los síntomas y decidieron poner final a esa noche. Se despidieron de ellas y las dejaron solas entre algún que otro que todavía no veía la hora de irse M: Bueno yo debería irme, pero me da la sensación que he bebido demasiado como para conducir, me noto pelín contentilla... E: Puedes quedarte en mi habitación si no tienes inconveniente (dijo acercándose a ella)
La mañana las sorprendió a cada una en su habitación desnuda sobre la cama. La luz se colaba por las rendijas de las persianas alertándolas de la llegada de un nuevo día. Amaneció con un precioso sol que invitaba a respirar el aire puro que allí había. Las primeras en bajar fueron Maca acompañada de Esther que ya estaba en la cocina cuando las chicas bajaron Sandra: Buenos días cabrona (mirando a Esther que explotó en una fuerte carcajada...) E: Jajajajajajajaja (acercándose a ella para darle un abrazo) buenos días tontita Ana: Ya te vale Esther, te quedaste con nosotras bien ¡eh! M: No era más que una broma macabra de mí chica que últimamente esta que se sale E: Si... pero a ti te mola ¡eh! M: Tú me molas... Venga vamos a desayunar y a ver luego que hacemos Sandra: ¡Jacuzzi no!... E: Pero piscina sí. Hace un día precioso, así que un bañito y un poco de sol nos vendrán de muerte El día pasó feliz para las cuatro cuando ya entrada la noche Ana y Sandra se despedían en la puerta agradeciendo el estupendo día que habían pasado, por lo que repetirían alguna que otra vez El lunes Maca llamó a sus padres para hacerles saber la compra de la casa y que esperaban que pudieran venir para poder conocer a la familia de Esther Rosario: ¿Y eso cuando sería Maca? M: El domingo, pero veniros el sábado y os quedáis en casa ¿no? ¡Ah! Dile a Jero que se venga también Rosario: A ver espera que miro si este fin de semana tenemos algo especial... ya sabes que por aquí...
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M: Pues lo que tengáis se anula y listo. Esto es importante mama. Tenemos algo que deciros y queremos que estéis aquí Rosario: Pero también podríais venir vosotras ¿no? M: Mama... no empecemos Rosario: Muy bien. El viernes por la noche o el sábado estaremos allí. Pero nos quedaremos en un hotel Maca M: Muy bien, como queráis. Así la próxima vez que vayamos nosotras nos quedaremos en otro también Rosario: Venga Maca, es diferente. Esta es tu casa M: Y la nuestra la vuestra mama... Por otro lado Esther quedó con sus padres para el domingo por la mañana y aunque Encarna no estaba muy decidida, se veía en la obligación de ir E: Mama, dime una cosa... ¿Qué te preocupa? En: No sé hija, pero esa familia me da no sé que... E: No has de preocuparte de nada mama. Yo creo que ya es hora que os conozcáis. En otro momento ellos os invitaron y por razones que ahora no vienen al caso no fue posible. Ya verás que todo ira bien (rozando la mejilla de su madre) En: Ya. Pero yo sé que para que tú decidieras dejar a Maca, algo tuvo que pasar y creo que fue con la familia E: Olvida eso. Eso solo fue una locura mía de la que estoy totalmente arrepentida, porque casi pierdo a Maca por una gilipollez Era la mañana del sábado cuando el teléfono de Maca alertaba de una llamada. Maca lo miró y vio que se trataba de su madre. Quedaron en que irían a recogerlos al aeropuerto a la hora prevista. El vuelo procedente de Jerez era anunciado por megafonía, por lo que las chicas fueron a la puerta de llegadas. Solo llegaban sus padres. Jero lo haría en su propio vehículo por lo que llegaría algo más tarde. Tras los saludos pusieron rumbo a un restaurante donde comerían antes de ir a casa. El metre les acompaño a su mesa. Por orden de Maca, todo estaba previsto... el mejor de los vinos para la ocasión y unos de los mejores platos para celebrar el encuentro Rosario: Maca ¿nos preguntábamos si podrías adelantarnos de que va esa noticia que dijiste? M: Pues hasta mañana no diremos nada. Es algo en común y han de estar presentes los padres de Esther Pedro: ¿Y tú como estás Esther? hacía mucho que no nos veíamos... Rosario: Bueno pero ahora todo esta arreglado y volveréis a Jerez siempre que queráis Pedro: Esther, yo quería saber si ese distanciamiento que habéis tenido, se debe a algo referente a esta familia E: No Pedro. Eso fue algo mío y que ya esta solucionado M: Papa, venga acabemos de comer y así podréis ver nuestra nueva casa La velada fue medianamente bien, ya que Esther se sentía algo mal por las insistentes miradas de su futuro suegro y que era algo a lo que no se acababa de acostumbrar. Maca llamó al camarero para pedirle la cuenta a lo que su padre señalo que la pagaría él M: Papa os hemos invitado nosotras, así que te estás quietecito...
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Pedro: Es que resulta que ya nos podemos ir cariño. No se debe nada, siendo más viejo que tú... aun sigo siendo más rápido... M: No me vas a dejar hacer nunca nada ¿verdad? Pedro: Pues no. Mientras yo viva, yo seré quien pague lo de la familia. Y de esa casa... ahora hablaremos Pusieron rumbo a casa y una vez entrados en la urbanización, a su padre pareció gustarle Pedro: Esto está muy bien... me gusta el sitio M: Pues espera que veas la casa. Bueno no es nada del otro mundo ¡eh!... E: Pero es nuestra, y es lo mejor que por ahora tenemos Una vez dentro, Maca llevó el coche al parking, para dar un paseo por los exteriores Pedro: Y Maca... ¿Cuánto os ha costado esta bellaza? M: ¡Que más da papa! Llevábamos tiempo tras ella, pero a Esther le parecía demasiado cara además que estaba en manos de otro comprador y como ves, pudimos nosotras más... Pedro: Es que a nosotros nos gustaría poder ayudaros. Es algo que ya hablamos tu madre y yo Rosario: Venga Maca... deja por una vez que os echemos una mano M: ¡No! os lo agradecemos, pero es algo que es nuestro Rosario: Y es vuestra... pero si os podemos quitar algunos pagos de la hipoteca mejor que mejor ¿no? M: Mama... por favor Pedro: Tan cabezona como siempre. Venga vamos a dentro a ver como es El interior fue del agrado de los Wilson, por lo que ellas se miraban orgullosas de su hogar M: A ver... al final que hacéis. Os quedáis aquí, o llamamos a un hotel Rosario: Nos quedamos aquí hija M: Menos mal... porque se podía liar y bien... E: Es que no creo que teniendo sitio de sobra, haya necesidad que ir a un hotel Rosario: No queríamos molestar... eso es todo E: Es que aquí no molesta nadie y vosotros menos... M: Sí pero ellos son así cariño... Bueno pues entonces vamos a vuestra habitación Una vez llegaron... M: Como veis es bastante amplia y soleada. Y a Jero lo pondremos en la de al lado Rosario: No sé si él se quedara Maca... creo que viene acompañado y no sé que harán M: Vaya... el Jero cazado, quien lo diría. ¿La conozco yo? Rosario: Es una de las hijas de los Márquez, a ver en que termina todo esto M: ¿Márquez?... (quedándose pensativa...) El resto del día lo pasaron entre charlas y preparar algo de cena. Una llamada de Jero avisó que no vendría a dormir, pero que estaría allí a primera hora de la mañana. Tras una suave cena, salieron al jardín a tomar una copa antes de ir a descansar. Todo estaba
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ya previsto para esa especial comida que harían en el exterior y para que la que ya estaba acordada con un catering... los cuales dejarían todo listo a la hora acordada M: Cariño y si nos vamos también a dormir nosotras ¿uhm? O... no estás cansadita... E: Se está tan bien aquí... que sería capaz hasta de dormir... Maca se acercó al sillón donde estaba su chica sentada, para sentarse sobre sus rodillas y meterse en su cuello para poder degustar lo que la hacía perder toda cordura... M: Uhmmm... te quiero tanto mi vida E: Ven aquí (atrayéndola hacia su boca) que veo que estás muy tontita hoy (metiéndose en su boca) Los besos iban subiendo, las manos buscaban el otro cuerpo... la pasión estaba estallando... E: Vamos Maca, que lo mismo se asoman estos y nos pillan aquí mismo y yo ya no aguanto más... (para dar un gemido al notar la mano sobre su centro) Decididas se levantaron para llegar a su habitación, donde de nuevo la pasión estalló... Sobre las doce de la mañana hacía su aparición la familia de Esther. Sus padres acompañados de Quique y Andrea... En el jardín todo eran preparativos por parte del servicio de catering. Una carpa los protegería del sol que en esa época del año ya era bastante considerable. Los padres de Maca después de desayudar, fueron a dar un paseo por los alrededores de la urbanización, para poder conocer la zona mejor. A su vuelta tomaron una ducha refrescante y bajaron a descansar a la sombra de uno de los árboles encargado para ello. Maca y Esther ya estaban a la espera de la llegada de la familia, por lo que estuvieron expectantes en todo momento. Esther cuando los vio llegar decidida salió a su encuentro seguida de su chica E: ¡Ya era hora ehhh! Quique: Tranqui hermanita, ya estamos aquí Tras los saludos, fueron las presentaciones de ambas familias. Juntos fueron para que los padres de Esther conocieran el nuevo hogar. A continuación optaron por tomar un aperitivo a la espera de la llegada de Jero Pedro: Bueno ahora sí que podréis bajar un día a Jerez ¿no Enrique? La invitación ya estaba hecha anteriormente, así que cuando lo creáis conveniente, no tenéis más que decir el día y os iremos a recoger Enrique: Eso quien lo decide es mi señora, por mi no hay inconveniente ninguno Rosario: Pues estaría bien que bajarais un fin de semana, hasta podríais ir con las chicas ¿que os parece Maca? M: Ya veremos mama, ellos pueden ir cuando puedan, nosotras tenemos otras obligaciones y de momento no podrá ser Pedro: Que serio resulta eso de las obligaciones... M: Pues sí... y ya puestos ahora que estáis todos juntos (miraba a Esther) tenemos una noticia que daros...
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Esther la miraba de manera interrogante ya que quedaron en dar la noticia durante la comida, por lo que Maca se quedó algo parada ante la expresión de su chica Rosario: Solo esperemos que sea una grata noticia M: Bueno pero eso será después en la comida ¿no cariño? (preguntando a su chica) E: Maca no sé, pero ya que has empezado... Enrique: A ver que es lo que os pasa. ¿Hay o no noticia? M: Muy bien (cogiendo la mano de Esther) Queremos que sepáis que hemos decidido casarnos y que será en septiembre. La fecha aún no está determinada, porque tampoco tenemos hemos tenemos pensado donde será La noticia dejó en silencio a toda la familia que se miraban unos a otros... E: ¿Qué os pasa? ¿No os gusta la idea?... M: Cariño... creo que después de los últimos acontecimientos, ha sido toda una sorpresa para ellos Pedro: Bueno si es en septiembre hay tiempo aun para prepararlo todo ¿verdad Rosario? (mirando a su mujer) Rosario: Pedro, no te adelantes... a lo mejor las chicas ya han decidido algo ¿no Maca? M: No. Aun no hay nada en claro, tanto podría ser aquí en Madrid como en Jerez Pedro: Hija podéis hacerlo donde queráis... pero creo que la mejor opción es la de hacerlo en casa. Sabes de sobras que hay sitio y el lugar es grande además de espectacular Rosario: ¿Tú que dices Esther? E: No sé Rosario. Lo que Maca decida... Jerez me parece bien. Lo que no sé es si mis amigos más allegados podrán desplazarse hasta allí Pedro: Eso lo dejas en manos nuestras y tus invitados estarán todos allí el día previsto
M: ¿Eso es una proposición o una invitación? (espetó con ojos brillantes) E: Es lo que más deseo, pero no sé si será lo que tú quieres M: Puede que mañana nos arrepintamos de esto pero... tampoco pasa nada porque pase la noche aquí ¿no? E: Pasarás la noche conmigo y pasará lo que tenga que pasar (dijo entre unas risas más que evidentes) ¿Subimos? Sin más Maca tomó su mano... sus miradas se cruzaban continuamente hasta llegar al ascensor. Sus risas daban muestra de estar más contentas de lo debido y felices por lo conseguido ese día. Maca hizo intención de entrar una vez la puerta abierta, pero decidida echó marcha a tras... M: Perdona, pasa (dijo dejándole paso) Esther tocó el botón para subir a su planta entre miradas furtivas. Se acercó a ella con el afán de poder rozarla. Se estaba muriendo de ganas por hacerla suya, pero no quería presionarla. Dejaría que todo fuera natural, sin caer en la provocación, pero no conseguía dejar de mirarla, porque por encima de todo le gustaba a rabiar. Maca
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pretendía desviar su mirada, pero por más que lo intentaba, siempre volvía a esos ojos que la cautivaron desde el primer día que los vio. Esther rozó su mano levemente hasta enlazar con el suyo el pequeño de sus dedos y sus miradas lo decían todo. Algo fuerte y profundo se les removió en su interior y sus bocas se buscaron con desespero... las manos volaban tocando cuanta piel encontraban... hasta que la puerta del ascenso se abrió. El recorrido hasta la habitación, fue lleno de caricias, besos y suspiros aumentando notablemente sus ganas. Con ansias llegaron a la puerta de la habitación y tras varios intentos por abrirla, penetraron dentro de la estancia. Esther seguía en su empeño de hacerla suya... Maca a pesar de la ingesta de alcohol, era reacia a seguir por lo que fue directa al baño E: ¡No tardes! (dijo viéndola ir) Maca no dijo nada. Tras cerrar la puerta apoyó sobre sus manos sobre el mármol del lavabo. Levantó su mirada viendo un rostro angustiado reflejado sobre el gran cristal. La amaba con locura, pero quería hacer las cosas sin prisas y sabiendo claramente lo que querían. Lo menos importante en esos momentos, era un contacto íntimo... lo más importante era saber que Esther actuaba a conciencia y sin temor a nada ni nadie. Lloraba en silencio... pretendía hacer tiempo, con la posibilidad que al salir ya estuviera dormida. Después de más tiempo del debido, mojó su rostro para borrar las marcas de unos ojos llorosos que pudieran descubrirla ante Esther en el caso que siguiera a la espera. Con cautela abrió la puerta y la vio descansar ya en la cama y de espalda a ella. A oscuras y en silencio se desnudo... E: ¿Has tardado mucho no? (dijo casi en silencio) M: Ehhh... bueno lo justo ¿no? E: ¿Lo justo? ¿Qué te pasa Maca?... te noto nerviosa (dijo girándose para poderla ver) M: No Esther, es solo que será mejor que descansemos. Has tenido un día muy movido y necesitas dormir E: Ahora necesito otra cosa y después dormiremos (mirándola con pasión) Te necesito Maca... hoy más que nunca quiero decirte que te quiero más que a mi vida M: Esther, vamos a descansar y mañana hablamos. Creo que no estamos en condiciones en estos momentos... E: ¿No quieres hacer el amor? (preguntó mientras se sentaba y ponía el cojín tras su cabeza para sentirse más cómoda) M: No es eso Esther. Es que quiero que hagamos las cosas bien. Quiero que estés totalmente segura de lo que quieres E: Y lo estoy. Nunca lo estuve tanto... Te quiero a ti, y mucho más de lo que puedas pensar. Sé que he cometido muchos errores, pero eso quedó en el pasado. Y pienso gritar al mundo entero que te amo... que amo a una mujer y que es lo mejor que me ha pasado, que de los errores se aprende y casi te pierdo por culpa de ellos. Porque... ¿no te he perdido aun verdad? O... ¿es que ya no sientes por mí lo de antes? M: Esther, vamos a dormir. Y sí... sigo queriéndote tanto como antes. Ha pasado mucho tiempo, pero no ha habido un solo día que no te haya recordado... que no te haya amado en silencio, pero... tenemos que hacer las cosas bien. Venga acuéstate, mira... si casi no puedes mantener los ojos abiertos... (decía tiernamente) Se acercó a ella y levemente la tumbó, retirando el cojín. Se fue al otro extremo de la cama, acabó de desnudarse y se tumbó mirando hacia arriba. Alargó su mano hasta
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atrapar la de Esther, demostrándole apretando su mano que estaba con ella. Se acercó a ella dejando un tierno beso en su cabeza... M: Mañana iremos con Jimena a pasear, y comeremos juntas y vendrás a casa para que puedas verla, siempre que no tengas que marcharte con tu padre E: Mañana quiero hablar primero con mi padre (decía casi con los ojos cerrados) desayunaré con él y después estaré a tu entera disposición (dijo ya casi sin aliento) Maca la miró dulcemente, sintiéndose feliz por estar junto a ella. No se cansaba de mirarla, pero el sueño la venció y cuando abrió los ojos vio que estaba sola. Tomó una ducha y buscó algo de ropa de Esther Rosario: Mama viene a por ti cariño (dijo guardando su móvil y acercándose a su nieta) Jimena: ¿Dónde está? Rosario: Pues fue a la habitación y al no vernos en el comedor, llamó para saber de ti... Jimena: ¿Y tengo que irme con ella abuela? Es que me gustaría ver a Esther y estar un ratito con ella Rosario: No sé cariño. ¿No quieres irte con mama? Jimena: Cclaro que quiero, pero también quiero estar con Esther... Rosario: Pues mira ya tienes a tu mami aquí... (viendo como se acercaba su hija a pasos ligeros) M: ¿Cómo ha pasado la noche mi princesa? (mientras la abrazaba comiéndosela a besos y la levantaba apoyándola sobre su cabeza) Jimena: ¡Bien mama! Mami... ¿puedo quedarme con los abuelos aquí? M: Cariño los abuelos ya se van a casa hoy. La competición acabó y todo el mundo se marcha ya, y nosotras nos iremos también. ¿Pero sabes que?... Esther vendrá a casa, así podrás enseñársela, si es que quieres claro... Jimena: ¿Qué si quiero?... si quería quedarme aquí para estar más tiempo con ella... (dijo feliz) Rosario: ¿Que por cierto dónde está? M: Quería hablar con su padre. Supongo para decirle que viene a casa. Creo que hasta la semana que viene no tiene ningún evento deportivo Rosario: Pues yo creo que es otro tema el que le lleva a hablar con su padre... En un reservado del comedor, tomaban un aperitivo Esther y su padre. Paco los dejó solos al oír decir a Esther que quería hablar a solas Pablo: Pues ya estamos solos, ahora dime porque me tienes bastante preocupado, te noto extraña desde hace semanas y quiero saber si puedo ayudarte en algo... E: Sí papa, tengo algo que me preocupa mucho, pero no de ahora... desde hace ya mucho tiempo, solo que tengo miedo a tu reacción. No soportaría que me dieras la espalda por lo que voy a decirte Pablo: Yo jamás te dejaría por muy grave que fuera lo que has de decirme. Eres lo más importante que tengo en la vida y siempre va a seguir siendo así... E: Tú eres muy importante también para mí... por eso mi miedo. Pero... me enamoré perdidamente papa Pablo: ¿Y eso es malo hija? E: No papa, eso es lo mejor que pudo pasarme
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Pablo: ¿Entonces?... ¿Dónde está el problema? E: El problema está en que es una mujer... Esther vio la cara de su padre al recibir la noticia y sintió un miedo atroz al ver esa mirada penetrante en su rostro... Bajo la mirada hacia abajo al tiempo que se ponía de pie. Deslizó sus pasos hacia un gran ventanal a pocos pasos de la mesa donde Esther seguía sentada sin saber muy bien que era lo que su padre estaba pensando en esos momentos. Se levantó para ir hacia el. Paró sus pasos justo tras él. Llevó sus manos a los hombros de su progenitor apretándolos delicadamente E: Papa (dijo con voz entrecortada) dime algo por favor, porque no puedes hacerte una idea de cómo me siento en estos momentos. Papa... mi vida ha sido un horror desde que lo descubrí, por miedo a ser rechazada por la sociedad... pero lo que más me dolería es que me dejaras ahora... por favor ahora no papi... Pablo seguía ausente y sumido en sus pensamientos. Recordando momentos en los que veía a su hija sumida en una gran tristeza... momentos en los que miraba especialmente a otras mujeres y que para él no pasaron desapercibidos... En la habitación de sus padres, Maca terminaba de recoger la ropa de su hija para guardarla en su maleta de la mini... bajo su atenta mirada... Jimena: ¿Y cuando va a venir Esther mami? (preguntaba algo inquieta) M: Ya no debe tardar mucho mi amor. Llevaremos eso al coche y allí la esperaremos Jimena: ¿Y los abuelos se van ya? M: Sí cariño. En cuanto llegue el abuelo que fue hacer una gestión Rosario: Ya viene, así que nos iremos en seguida. A ver si podemos despedirnos de Pablo. Vengo del comedor y aun siguen dentro M: ¿Los viste? (preguntó mirándola) Rosario: ¡No!... están en una salita reservada. El tema supongo que debe ser muy delicado M: ¿Qué quieres decir? Rosario: Cariño, Esther le está contando a su padre que está enamorada de alguien M: ¡Que!... Rosario: O lo que es lo mismo... que está enamorada perdidamente de ti M: ¿Cómo sabes tu eso mama? Rosario: Porque me lo dijo anoche, que estaba decidida a luchar por ti, pero debía hablar antes con él M: ¡Joder!... Jimena: Madre mía... madre mía... (decía ante el vocabulario de su madre) Rosario: ¿Qué te pasa cariño? (acercándose a su nieta) M: Jajaja no es nada mama... es que cuando hablo incorrectamente, me hace ver que si quiero decir un taco... diga madre mía... madre mía... en su lugar, algo que hace desde ya hace más de tres años Rosario: Tu mami tiene una boca un poco guarrilla ¿verdad cariño? Jimena: Algunas veces abuela, pero si se enfada dice muchos ehhh M: Bueno mama, no sé si debería ir a ver como va todo ¿no? Lo mismo puedo servirle cuanto menos de apoyo
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Rosario: No creo que sea lo correcto Maca. Es asunto de ella y solo ella ha de enfrentarlo. En ese aspecto tú fuiste muy valiente M: Ella le tenía pánico a este momento... y hemos pasado malos momentos a consecuencia de ese miedo que no la dejaba actuar y por el que decidí irme Rosario: ¿La sigues queriendo? M: Mucho mama... demasiado... E: ¡Papa! (dijo haciendo que se girara) mírame por favor Pablo: ¿Sabes hija?... Ya hace tiempo noté un comportamiento extraño en ti (mirándola fijamente) y eso me preocupó, así que decidí investigar y aunque no vi nada fuera de lo común más que tristeza en tus ojos y eso me hacía daño, sabía que algo te pasaba, mira Esther... a mi me da lo mismo que sea un hombre como una mujer, solo quiero verte feliz y sé que ahora no lo eres... ni lo fuiste estando con Adrián y es lo único que anhelo... verte llena de felicidad ¿con quien?... ¡¡¡y que más da!! Esther sollozaba. Su padre la miraba y la abrazó para darle ese calor que tanto estaba necesitando, mientras acariciaba sus cabellos... E: ¡Gracias papa! Porque lo que la gente pueda pensar ya no me importa, lo que me tenía preocupada era que tú no lo aceptaras Pablo: ¿Cómo no voy a aceptarte? Ante todo eres mi hija y te adoro y con quien te acuestes me trae sin cuidado siempre que seas feliz y que la persona que esté contigo sepa estar a la altura para cuidarte, amarte, apoyarte y sobre todo respetarte E: Ahora es cuando soy feliz papa, ahora que ya lo sabes... Pablo: Algunas veces lo pensé... y Teresa sabe que en más de una ocasión lo hablamos E: ¿Tesa?... Jamás me dijo nada Pablo: Siempre me será fiel y siempre te querrá como a una hija. Sé que ella sabía algo, pero jamás pude sacarle una palabra... y ahora dime... que aunque puedo imaginarlo, quiero que me lo asegures tú. ¿Quién es esa persona que ha hecho que des el paso este? E: Bueno la conoces bastante... Pablo: Maca ¿verdad? E: ¡Sí papa! Es el ser más entrañable que he conocido y la persona más paciente de cuantas he tratado. Me enseñó tantas cosas... me dio tantas oportunidades y yo le fallé como persona, pero sobre todo como pareja... Pablo: ¿Y en que punto estáis ahora? Porque hace meses que no sabíamos nada de ella... E: Por paciente que se pueda ser... al final nos cansamos y ella se cansó (dijo tristemente) me dio todo el tiempo, pero mi miedo era al parecer más grande y se me fue Pablo: ¿Anoche?... E: ¡Sí! Hablamos y prefiere que vayamos poco a poco, y lo haremos como ella quiera, porque se lo merece todo... y si necesita tiempo lo tendrá... y si tengo que hacerlo público... lo haré, pero voy a demostrarle que mi amor siempre fue sincero y profundo, y si no puedo estar con ella... no sé si sabré vivir sin su amor... Pablo: Mira (dijo mirando a través de la ventana) ahí está... y creo que te espera E: Parece que sí, he tardado más de la cuenta y debe estar nerviosa Pablo: Está con su hija que anda en los columpios (dijo con una tierna sonrisa) E: ¡Gracias papa! (mientras lo besaba) te quiero Su padre la abrazaba fuerte...
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Pablo: ¡No tardes mucho en llamarme eh! No puedes dejar los entrenamientos y recuerda la cita con los abogados E: No te preocupes (dijo marchándose) Justo cuando atravesaba el jardín de uno de los laterales de la puerta principal, vio como el coche de Maca salía a gran velocidad... Hizo el intento de salir corriendo tras él, pero se dio cuenta que no serviría de nada... E: Maca... (dijo desolada) ¿por qué Maca?... Adela recogía sus cosas a la espera de la llegada de Maca. Sus vacaciones llegaban a su fin y ahora las visitas se limitarían a los fines de semana, siempre que Maca siguiera pensando quedarse en esa casa Maca paraba su coche justo delante de un establecimiento. Cogía a su hija de la mano y juntas entraban en él. Tras unos minutos salían a toda prisa y una vez acomodó a la pequeña Jimena en el asiento trasero, se dispuso a ir al suyo Jimena: ¡Mami quiero oír música! (decía con mirada picara) M: Si casi no tendrás tiempo de escuchar nada cariño... espera que hago una llamada... Jimena: Me da igual... quiero música M: Vaaaaaaaaaale... ¡Qué carácter hija! No puedes negar de qué familia provienes... Jimena: ¿A quién llamas mami? M: A nadie cariño. Mando un mensaje para decirle una cosita a Adela Jimena: ¡Ah!... ¿y me vas a decir que cosita es? M: ¿Estás muy preguntona hoy no?... (contestó mirándola a través del espejo retrovisor) Jimena: Bueno... ¡tampoco tienes que enfadarte! (mientras seguía la letra de la canción que sonaba en ese momento...) Esther volvía a entrar en el recinto del hotel. Pensó en buscar a su padre, pero deshizo esa idea para hacer el intento de hacer una llamada, pero al comprobar que comunicaba desistió y guardó su teléfono. Se acercó a recepción para pedir la llave de su habitación con el fin de coger sus cosas. Se sentó en el filo de la cama, bajó la cabeza en un acto de derrota y rompió a llorar... No entendía porque había hecho eso Maca, como después de hablar de empezar poco a poco se había ido sin tan siquiera despedirse y fue cuando entendió el porque no quiso hacer el amor... se había olvidado de todo, ese tiempo separadas la había hecho olvidar ese amor que sentía y seguramente querría empezar una nueva vida lejos de ella. Su cabeza no dejaba de pensar en un porque... pero nada coherente se le ocurría en esos momentos en que sonó el teléfono de la habitación... E: ¡Sí!... (contestó sin ganas) ... M: ¿Piensas bajar hoy o mañana?.. E: ¿Maca? M: ¡Sí, soy yo! Y estamos esperando E: Pensé que la llamada era para que dejara libre la habitación... M: ¿Quieres que suba y te ayude con las cosas?
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E: Eh... No gracias, solo tengo una maleta el resto se lo llevó Paco M: ¿Te pasa algo Esther? E: ¡No! nada... Ahora mismo bajo (dijo para colgar el teléfono) Maca y su hija esperaban en la misma puerta del ascensor. Jimena algo nerviosa cogía la mano de su madre a la espera que Esther apareciera E: ¡Hola! (dijo saliendo) Jimena: ¡¡¡Holaaaaaa!!! (dijo feliz )¡Has tardado mucho ehhhh! E: Bajé antes pero no estabais (dijo mirando a Maca que la miraba con un brillo especial) M: ¡Vamos! (dijo intentando coger la maleta) E: Maca, puedo yo. ¿Jimena me das la mano? Maca las seguía tras sus pasos. Le gustaba la estampa que tenía delante y aceleró su caminar. Una vez en el coche y guardada la maleta, Maca aseguró a su hija detrás e invitó a subir a Esther, abriéndole la puerta. Esther agradeció ese gesto y cuando hacía el ademán de sentarse observó que algo la esperaba sobre su asiento. Jimena sonreía esperando la reacción de la empresaria, que sutilmente cogió entre sus manos una caja para abrirla algo nerviosa... E: ¡Es preciosa!... (dijo tras sacar una orquídea que llevó a su rostro para poder olerla) ¡Gracias Maca!, y yo que pensé que te habías marchado sin decirme adiós... M: ¿Que qué?... (dijo asombrada) ¿Por qué dices eso? E: Cuando bajé vi como os ibais a toda prisa y yo... (dijo bajando la cabeza algo avergonzada) bueno que pensé que no querías nada conmigo M: Pues ya ves que no... venga sube que se nos hará tarde para comer... Jimena: Sí, que tengo hambre (dijo mirando a Esther) mi mama pensó comprarte esa flor Esther, por eso nos fuimos corriendo. ¿Me la dejas un ratito? E: Claro que sí mi amor (dijo entregándosela) ¿Queda muy lejos tu casa Maca? (dijo mirándola) M: Que va... a un salto (dijo mientras salía a toda prisa) El trayecto fue ameno bajo los cánticos de la pequeña, que daba muestras de sus dotes como cantante. En algún momento fue acompañada por las voces de las mayores que felices desviaban sus miradas en alguna que otra ocasión. La sorpresa fue abrumadora para Esther al comprobar que tras la puerta de la enorme casa, la esperaba un considerable ramo de rosas rojas en forma de corazón. Sus ojos admiraban ese bello regalo, mientras unos ojos que no conocía la miraban sin perder detalle... Adela: ¡Ya era hora! ¿No? (dijo acercándose a ellas)Venga un beso de esos grandes (dijo cogiendo a Jimena en brazos) uhhhhmmm... que bueno (mientras la cría no paraba de besarla una y otra vez) M: Adela, ella es Esther Adela: ¡Sí! Imagino. Por fin te conozco (mientras soltaba a la peque, para saludarla a ella) ¡así que tú eres la famosa Esther eh! Me alegro (dijo dándole dos besos) E: Yo también Adela. Maca me había hablado tanto de ti, que ya es como si te conociera. Y famosa será por tantas veces como he metido la pata con ella, porque por otra cosa... Adela: ¿Has metido mucho la pata?..
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M: Bueno, tema zanjado, vamos a comer que esta niña tiene tanta hambre que alguna que otra peligramos si nos hinca el diente... venga (dijo dirigiéndose a la cocina) Adela: Venga guapa (dijo mirando a Esther) que ahora tiene que darte el visto bueno Carmen, porque el mío ya lo tienes (dijo tendiéndole la mano para ir juntas...) Después de conocer a Carmen, la pequeña se llevó a Esther para enseñarle la piscina que estaba en el jardín de la parte trasera de la casa. Una piscina inmensa dotada con un trampolín, ya que a Maca de siempre le gustó dar apoteósicos saltos y un tobogán en la parte menos profunda, puesto expresamente para la pequeña de la casa Jimena: Mira Esther... (decía indicándole con su dedo) esa es una escalera que va a la playa, es súper guay porque cuando nos levantamos a mi mami le gusta ir a darse un baño. Yo algunas veces voy con ella, pero otras veces no me deja... E: ¿Y eso? Jimena: Porque si es muy temprano quiere ir sola... ¿sabes?... le gusta mucho estar sola. Mi mami ha estado muy triste... E: Seguro que tú le has alegrado los días cariño... Jimena: ¡Pues algunas veces no veas el mal humor que se gastaba! ¡ehhh!... Mientras Adela conversaba con Carmen, Maca desaparecía sutilmente escalera arriba. Desde un gran ventanal de uno de los dormitorios que daba sobre el jardín, miraba como su hija hacía correr a Esther tras de ella. El rostro se le iluminaba de felicidad, al ver el grado de complicidad que había entre ellas. Con su frente pegada al frío cristal, observaba cada detalle entre ellas, cada mirada pero sobre todo la forma en que Esther trataba a su hija. La pequeña vio como su madre miraba desde arriba y con señas le indicaba que bajara con ellas M: Ya veo que te ha dado toda clase de detalles de la casa ¿no? (dijo dirigiéndose a Esther, una vez en el jardín) E: Tienes una hija que vale un imperio... (dijo mirando como se columpiaba) M: Es el mejor regalo que dios me dio E: Todo esto es impresionante (mirando a su alrededor) Creo que te falta algún caballo, lo digo más que nada por ella (mirando a Jimena) M: Todo está pensado ya. Además mi padre ya está mirando uno para ella E: Me alegré mucho cuando vi en la prensa que os habíais reconciliado. Tu familia tiene una grandísima suerte M: ¡Ah! ¿sí? E: Claro, por tenerte con ellos... y yo envidio a tu familia... M: Bueno, la envidia no es buena E: Mi envidia es sana... (mirándola fijamente) M: ¿Entonces te gusta la casa? E: Es preciosa. Es el lugar ideal para que esta niña crezca feliz ¿no? M: ¡Quizás sí! E: ¿Solo quizás?.. M: ¿Sabes? Mañana tendría que ir a Paris. Está previsto desde la semana pasada E: ¿Y eso? M: Mi abuela me dejo allí otra casa que me gustaría ir a ver, para saber como está todo el tema ese. Es posible que la ponga a la venta... E: No creo que algo que tu abuela te regalo seas capaz de venderlo
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M: ¿Para qué quiero yo un ático enorme allí? E: Pues para ir algún fin de semana. Y... ¿yo podría acompañarte? (dijo sutilmente) M: Si voy acompañada mejor ¿no? E: ¡Eso digo yo!... (dijo sonriendo) M: Pues listo, solo tengo que sacar otro billete más y si no podemos ir juntas, sacaré dos... Carmen las llamó para comer. Era algo tarde Y Adela quería marcharse pronto. Maca expuso que Esther viajaría con ella Adela: ¿Si quieres puedo quedarme un par de días con Carmen para cuidar de Jimena? Carmen: ¡No cariño! Puedo arreglármelas perfectamente sola con ella Jimena: Mama... ¿Vais a tardar mucho? (dijo algo triste) M: No cariño, por eso no te llevo. Es un viaje muy precipitado, pero cuando volvamos iremos a un sitio que te gustara... Jimena: ¿Y podrá venir Esther también con nosotras? M: Si su calendario se lo permite y quiere venir... no hay ningún inconveniente Jimena: ¡Vendrás con nosotras a ese sitio que dice mi mami! E: Pues a ver... si no tengo ningún compromiso, podéis estar seguras que iré con vosotras. Si es el fin de semana que viene ya os digo que no. Hay una exhibición para recaudar fondos para niños con discapacidad cerebral y me comprometí hace tiempo M: Pues será cuando tú puedas acompañarnos, parece que esta señorita (dijo mirando a su hija) le hace ilusión ir contigo E: ¿Solo por pué a la cría le hace ilusión?... ¿a ti no te hace? (mirando sus ojos) Carmen: Venga que ya esta el café (dijo volviendo de la cocina) Adela: ¿No vas a contestar cariño? (dijo mirando a Maca con una sutil sonrisa) Venga Jimena, que te reto al juego de la oca antes de marcharme Maca se levantó con la intención de ir al salón con ellas. Esther preguntó por el baño a lo que Adela le señaló el sitio con su propio dedo... Adela: ¡Allí lo tienes guapa! (mientras cogía la mano de la pequeña para hacerla salir) Esther fue directa al baño, mientras Maca la seguía con su mirada. Adela abandonó el comedor expresamente para darles algo de espacio a ellas. Maca seguía mirando una vez la puerta cerrada, pensando que hacer. Decidió esperarla aunque lo que más le hubiera gustado era haber ido tras ella. Mucho tuvo que pensarlo para no caer en el intento, cuando la puerta se abrió. Sus miradas se cruzaron. Esther le sonrió...y Maca le aguantó la mirada... M: ¡Me alegro mucho que estés aquí Esther! E: Más me alegro yo, que pensé que ya esto no seria posible... M: Ven (dijo débilmente) nos tomamos un café con ellas y luego bajaremos a la playa ¿Te parece bien? E: Me parece bien cualquier cosa que quieras hacer... y cuando digo cualquier cosa, me refiero a todo Una vez Adela se marchó, después de un doloroso adiós por parte de Maca, la cría se durmió en el sofá, ellas decidieron ir un rato a la playa. Bajaron en silencio hasta rozar
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con sus pies la fina arena. Esther la veía pensativa... algo triste y se daba cuenta del porque... E: ¿Vas a echarla de menos verdad? M: Mucho. Es un ser especial y me ha ayudado mucho este tiempo que ha estado aquí E: ¿Sois amigas desde niñas? M: Sí, pero en la adolescencia fue cuando nació algo especial entre nosotras E: ¿Algo especial?... (preguntó expectante) M: Sí, pero no pienses mal... Esther camino hacia la orilla, se descalzó y metió los pies en el mar. Maca la observaba feliz por tenerla nuevamente tan cerca. La notaba algo cambiada. Más estable, le hubiera gustado profundizar en algún tema, pero prefirió dejarlo pasar, ya habría tiempo y ahora lo que quería era disfrutar de esa visión que tenía justo delante E: ¿Vienes? (dijo girándose hacia ella) Maca hizo caso y se acercó para sacarse sus sandalias. Tocó lentamente el agua... M: ¡¡¡Está fría ehhh!!! (exclamo) E: ¡Que va! Ven (dijo tendiendo su mano) La veterinaria rozó su mano para ponerse junto a ella y un cosquilleo la recorrió de pies a cabeza. Era curioso como después de tanto tiempo sin ningún tipo de contacto y dando por hecho que todo había acabado entre ellas, esas cosquillas sentidas tan profundamente, ante un mínimo roce no habían cambiado. Sus miradas volvieron a cruzarse, siendo esta vez Maca quien la desviara... M: ¿Mira, ves aquella roca? E: ¡Si! (dijo mirándola) ¿Tiene algo de especial? M: A Jimena le encanta tirarse desde ella, como a mi cuando tenía su edad E: ¿Quieres que vayamos a tirarnos? (buscando su mirada) M: ¡No tenemos traje de baño! E: ¿Y desde cuando eso es un problema? M: Jimena puede venir... E: ¿Y?... no creo que se asuste por vernos desnudas ¿no? M: ¡Pues no! ¿Pero y si viene Carmen con ella? E: Ah... que Carmen si puede asustarse ¿no? (empezando a quitarse la camiseta que llevaba puesta) M: Esther... Esther hizo caso omiso. Salió del agua para quitarse el pantalón que dejó delicadamente sobre la arena. Maca la observaba sin perder detalle. Le gustaba... le gustaba demasiado para pasar de sus encantos, pero no era ni el momento ni el lugar, así que prefirió esperar. Quería comprobar hasta que punto había cambiado durantes estos meses y si había valido la pena. Estaba segura del amor que sentía por ella, pero necesitaba que ella en su soledad recapacitara y comprobara si valía la pena apostar tan alto como era no esconder ese amor que sentía y gritarlo alto y fuerte... o por el contrario decidía seguir viviendo escondiendo sus sentimientos al mundo entero tras un muro infranqueable. Esther se metió en el mar con tan solo su ropa interior. Al contacto con el
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frío del agua se estremeció. Metió sus manos dentro, para llevárselas a la cara mojando su rostro... hizo el intento de meterse toda, pero le resultó imposible por lo que decidió remojarse poco a poco ante la mirada de Maca que no perdía detalle. La miró de soslayo y decidida se sumergió y tras unos segundos bajo el agua, salió sin dejar de moverse para evitar temblar... E: Una vez dentro tampoco está tan fría... (dijo mirándola de frente) M: Ya veo... por eso no dejas de temblar... (contestó mientras la miraba de una forma especial) E: Te toca Maca, venga que tampoco está tan fría... aunque si prefieres puedes llegar hasta esa roca vestida... me gustas de todas formas (dijo sugerente) pero tampoco pasa nada si te bañas en ropa interior Maca salió con decisión, sacó su camisa lentamente, mirando a su alrededor y se despojó de sus pantalones cortos. Se giró, miró a Esther fijamente y entró con decisión. Llegaron a esa roca que era de grandes dimensiones, después que Maca diera algunos gritos de rigor ante la frialdad del agua. Maca se sentó en uno de los bordes, apoyo la espalda contra una pared de la roca y metió sus pies en agua. Esther la miraba desde dentro del agua, hasta que después de sumergirse durante unos segundos, salió para ponerse junto a ella E: Te encuentro rara, parece que ya no fueras la misma de antes y eso me preocupa. No quisiera que este tiempo que hemos pasado separadas haya influido negativamente en ti... M: ¡No!... y sigo siendo la misma de siempre, con las mismas inquietudes y los mismos deseos E: No sé Maca, igual soy yo quien ha cambiado, pero sigo pensando que te veo distante M: A lo mejor sí que has cambiado, no sé... te veo distinta, más segura de ti misma, más decidida y hasta más fuerte. Y para nada estoy distante contigo, pero comprenderás que no podía seguir en la situación que tú querías. Tengo una hija Esther, y por nada del mundo quisiera crearle dudas... tus miedos y tus dudas me hicieron ver que esa no era la forma, no tengo que esconderme ante nadie, primero porque tengo muy claro lo que quiero, segundo, porque no es ninguna vergüenza enamorarte, sea de quien sea. ¿Le importa a alguien que seamos mujeres?... ¿Es eso importante?... pues no, lo importante es amarse y vivir feliz. ¿Tú eres feliz Esther? (preguntó decidida, mientras veía como bajaba la mirada) Yo... (dijo dulcemente) no voy a negar que te quiera, pero Esther, hay que ir poco a poco, no quiero que nos equivoquemos, porque bastante mal lo hemos pasado ya, como para seguir sufriendo y Jimena se da cuenta de todo. Esa niña te quiere mucho y no se merece que la engañemos... E: Pues no... no soy feliz, como tampoco lo era antes de conocerte a ti, pero... (dijo mirándola fijamente) tú mejor que nadie sabías como me sentía M: ¡Y dime!... (dijo mirándola) ¿tú sabes como me sentía yo?... ¿se te ocurrió pensar que yo podría estar sufriendo? ¡Pero no!... tú solo pensabas en ti, en que diría la gente que te rodea y ¿sabes?... lo que la gente pueda pensar sobre mí... me trae sin cuidado. Siempre intente ser feliz, llevar una vida digna y salir adelante con el esfuerzo de mi trabajo y sin que me importe lo que la gente pueda opinar sobre mí. Esa es la diferencia entre tú y yo (dijo segura) yo siempre lo tuve muy claro... te di todo el tiempo del mundo, fui paciente hasta la saciedad, pero verte besando a ese... (dijo mientras se giraba para esconder su rostro)
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E: Lo siento tanto Maca... mi intención era solamente llevarlo a mi terreno para sacarle información y lo conseguí... pero a un precio altísimo, porque te perdí. No sé como hacer ahora para demostrarte cuanto te quiero y cuanto me importas. Yo... (dijo desviando la mirada hacia el agua) solo puedo decirte que intenté todo por saber donde estabas, y lo que menos pensé era que estuvieras aquí. No he podido desplazarme en todo el verano a causa de mi trabajo, pero esperaba esta fecha desde que supe que vendría, para hablar con tus padres, para saber de ti. Mírame Maca (decía cogiéndola por el mentón) Tengo todo solucionado con Adrián, y queda completamente fuera de mi vida. Mi padre está al tanto de todo y si tengo que decir públicamente que estoy enamorada de ti, lo haría en este mismo momento M: Es que no tienes que hacer público nada Esther. Se trata de que no hayas hecho nada por mí, bueno sí... lo único que has demostrado es que quieres a mi hija y eso es mucho para mí, pero... sé que me querías, pero no te veía decidida a afrontarlo y por eso me fui cuando te vi con Adrián. Te di todas las posibilidades, tuviste todo el tiempo del mundo y mientras tanto yo ¿Qué?... ¿que tenía que seguir esperando?... ¡dime Esther! ¿A qué?... ¡Joder! (dijo enfadada) Esther comprendió muchas cosas en ese momento, y era verdad, ¿Qué le había demostrado ella en todo ese tiempo?... pero tenía algo muy claro y era que la quería más que a nada en el mundo y que sin ella, la vida ya no sería igual si llegara a perderla. Se retiró unos pasos, miró al frente... suspiró como cogiendo fuerzas, se giró para mirarla y ahí estaba... tan bella como siempre, mirando a un punto indefinido y sintió una gran pena por no haber sabido estar a la altura. Se acercó nuevamente, para sentarse junto a ella. Sintió frío... la miró de lado y su primer pensamiento fue abrazarse a ella para sentir su calor, pero tan solo rozó levemente su mano y apoyó su cabeza sobre el hombro, quedando cobijada en el cuerpo de la persona que más amaba Un escalofrío recorrió el cuerpo de Maca de arriba abajo ante ese contacto sobre su hombro, y casi sin darse cuenta apoyó levemente su cabeza sobre la de ella. No decían nada. Sus respiraciones se mezclaban por la cercanía. Esther mantenía los ojos cerrados. Hizo más intenso ese roce de manos y notó la mirada de Maca sobre ella... que levantó su cabeza para poderlo comprobar. Sus miradas se cruzaron y una tierna sonrisa salio de los labios de Maca, que se acercó hasta rozarlos sobre la frente de la empresaria. Esther se sintió dichosa y ante este gesto buscó sus labios... Jimena: ¡¡¡Mamiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!! (gritó a lo lejos) Al grito de Jimena, ambas desviaron sus miradas hacia la cría que feliz corría hacia la orilla con la intención de ir con ellas... M: ¡Espera cariño que ya vamos nosotras! (dijo ya puesta en pie) E: ¡No Maca!... déjala, yo voy a por ella, seguro le hace ilusión bañarse aquí con nosotras (mientras se tiraba de cabeza para dirigirse a la orilla que estaba a pocos metros) M: ¡¡¡Esther va a por ti cariño!!! (gritó) Jimena: ¡¡¡Vale!!! (contestó mientras se quitaba las zapatillas y un pequeño pantalón) Una vez Esther llegó a su lado, se acercó con la intención de abrazarla...
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Jimena: Uys... ¡que fría estás! E: Claro cariño y mojada... estoy mojada y fría (mientras la cogía de la mano entre risas) Jimena: Ahhh... ¡que fría está! (dijo al contacto con el agua) E: Solo al entrar mi vida, después ya está. Venga valiente, vamos Juntas llegaron a la roca donde Maca las esperaba para ayudar a su pequeña que feliz reía al llegar junto a ella Estuvieron unos minutos jugando dentro del agua, hasta que Jimena se quejó de frío y decidieron volver a la casa. Después de una reconfortante ducha, Esther bajó a esperarlas. Maca salía de la bañera dejando a su hija dentro mientras se secaba sin quitarle la vista de encima. Su hija la miraba de una manera especial y Maca que se dio cuenta decidió indagar... M: ¿Qué miras tanto? (mirándola a través del espejo) Jimena: Estoy contenta mami... M: ¡Ah! ¿Sí?... ¿y puedo saber por qué? Jimena: Porque estamos juntas otra vez M: Si mi vida, pero Esther se ira en un par de días Jimena: ¿A competir? M: Tiene cosas que hacer, pero nos veremos de vez en cuando. Además... podrá venir siempre que quiera Jimena: A mi me gustaría que viviera aquí con nosotras y bañarnos, y jugar y que me contara un cuento como hacía antes... M: Bueno ya veremos como hacemos para que tus deseos puedan hacerse realidad... Jimena: Pues vamos a tener que hablar con el genio ¿no?... el cuento dice que el genio te concede todo lo que pides... (dijo mientras Maca la hacía salir del agua) M: Venga señorita, a vestirse... Jimena: ¡Pues yo esta noche se lo pediré al genio! (mientras su madre la miraba con amor) M: Pues no sé si el genio te hará caso, pero vamos que a mi no me haces ninguno ehhh... venga que iremos a dar un paseo ¿sí? Jimena: ¡Sí! (respondió contenta) En Madrid, Adrián ultimaba los detalles ante el inminente juicio con su abogado. Demostraba tranquilidad ante algunos de sus compañeros, aunque en su interior el nerviosismo, le pasaba alguna que otra jugada Javier: Te veo muy tranquilo y el problema es gordo Adri Adrián: Lo único demostrable es que sí... es verdad que le puse una sustancia para darle algo de marcha, pero tampoco fue una gran dosis, ¿sabes que creo yo?... Javier: ¡No sé que crees! lo que sí sé, es que lo tienes muy mal tío y parece que no te afecte. El desfalco fue potente y te tienen cogido por los huevos Adrián: Eso no podrán demostrarlo porque... Javier: ¡Ves! Adrián: Simplemente porque no pueden tener ninguna prueba ¿y sabes por qué?... porque esa cuenta de Suiza es completamente legal y demostraré que ese dinero no se desvió de ninguna cuenta de aquí
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Javier: ¡Pareces tonto joder!... (dijo enfadado) ¡tienen pruebas tío!... estás pillado, te dieron la oportunidad de no llegar a juicio y fuiste tan gilipollas que... Adrián: Eso se verá todo y se demostrará Javier: No estés tan seguro. Mira Adrián, ante todo somos amigos, lo que hiciste con Esther fue una gran putada que te traerá consecuencias... pero un desfalco... eso afecta a mucha gente que no tiene culpa. Adrián le has robado a todos los accionistas, y con ellos a todos los que hemos colaborado en cierta manera con el negocio. Yo de ti, hablaría con Pablo (mientras lo cogía por uno de sus brazos) escucha, ¿qué prefieres?... ¿que a pesar que se descubra todo y tengas que marcharte ante la vergüenza que significa eso en un tío como tú, que siempre has demostrado ser el mejor, o... que te encierren durante un tiempo? Adrián: Mira Javier, estoy nervioso... sé que la he cagado, pero sabes... nunca podrán demostrar que desviara ese dinero Javier: ¡No estés tan seguro! Yo que tú... hablaría con Pablo y aceptaba su propuesta en el caso que aun te dé esa oportunidad... Adrián se limitó a pasear por el despacho ante la mirada de Javier que lo veía nervioso y asustado. Había llegado el momento en que se daba cuenta lo que se le venía encima y su valentía lo traicionó, Javier le había hecho ver la realidad. Era urgente que decidiera que hacer aunque lo que tenía muy claro era que no quería entrar en prisión y estaba a tan solo dos pasos. Los abogados de la empresa eran los mejores y lo sabía, al pensarlo un sudor frío lo recorrió de arriba abajo, sus pasos lo llevaron ante la ventana donde su mirada se perdió en el lejano horizonte... Esther debía marcharse a pesar que las ganas eran muy pocas. Se encontraba como en su casa... con el calor de un hogar que echaría de menos y la tristeza la envolvió. Maca la veía desde la entrada del gran salón, venía que acostar a su hija ya que el primer día de cole llegaba para ella a la mañana siguiente. La empresaria descansaba con un libro entre sus manos. Se acercó a ella lentamente viendo que su mirada se había tornado triste. Retiró el libro de sus manos. Esther la miraba fijamente. No sabía que hacer, bueno pensaba lo que realmente quería, pero esperaría, quería ir lenta pero segura por más que le costara. Verla junto a ella y no poder hacer lo que realmente quería, la ponía nerviosa sin saber muy bien como actuar M: ¿Qué te pasa? (preguntó sentándose junto a ella) E: Me gustaría quedarme, pero no puedo M: Puedes venir siempre que quieras y tus obligaciones te lo permitan E: Lo sé, gracias Maca (dijo mirándola de una forma especial, que la veterinaria supo apreciar) He pensado que en vez de irme a primera hora, os acompañaré al colegio. Ella... (dijo bajando la mirada) me ha pedido que vaya con vosotras el primer día y no pude negarme M: Me lo ha dicho antes de dormir... y es todo un detalle por tu parte, porque le hace muchísima ilusión que vengas con nosotras Pasaron algunos días en las que ambas se dieron cuenta de cómo eran sus vidas en solitario. Maca tenía a su hija que llenaba todos sus momentos de soledad. Las visitas de Adela y las charlas diarias con su tata a la que tenía debidamente informada de su inminente entrada en el mundo empresarial. Esther era quien más sola se encontraba,
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sumida de lleno en los entrenamientos. Pasaba los días intentando cansarse para no pensar demasiado en la soledad de su habitación, donde no hacía más que recordar como sería su vida junto a sus chicas como ella misma las llamaba, y a la espera de poder hablar a diario con ellas, siendo este el mejor momento el día... Maca con la ayuda de Adela, se había hecho de unos terrenos donde montaría su propio negocio, una escuela de formación equina y a la cría y doma de los mejores ejemplares para la competición. Ella misma se encargaría del cuidado de los animales y ya se había hecho con el personal necesario A media mañana mientras se ocupaba de los últimos detalles de la que sería su propia empresa recibió una llamada del colegio alertándola que su hija se encontraba mal. Dejó todo, cogió su coche y en diez minutos estaba con ella. Su fiebre era demasiado alta y se quejaba insistentemente M: ¿Qué te pasa mi vida? ¿Dónde te duele? (preguntaba mientras la cogía entre sus brazos) Jimena no decía nada, se limitaba a mirarla débilmente sin casi poder abrir sus ojos. Su tutora la informó que ya desde que llegó no la veía muy bien y fue en el patio donde vio que algo le pasaba Profesora: No le hemos dado nada para la fiebre Maca, preferimos avisarte, pero lo tenemos todo preparado para llevarla al centro hospitalario M: Ya la llevo yo Marta. En cuanto sepa algo os llamo (dijo saliendo con su hija en brazos) Después de ser diagnosticada tras las pruebas pertinentes de una apendicitis clara y rotunda, la prepararon para ser intervenida de urgencia. Maca se comunicó con sus padres para informarlos de lo sucedido, poniéndose en camino en ese mismo momento. Llamó a Esther para ponerla al tanto, pero después de varios tonos de llamada guardó su teléfono, para intentarlo más tarde. Cuando Esther acabó con los entrenamientos para la competición que tenía en dos días, fue directa a la ducha, pero vio como su teléfono parpadeaba y una sintonía le anunciaba que había recibido un mensaje. Los nervios se apoderaron de ella como pasaba siempre que recibía algo de Maca. Abrió los mensajes y leyó escuetamente... “Esther llámame cuando puedas, la niña está en quirófano interviniéndola de apendicitis” Marcó su número y algo nerviosa esperó que Maca contestara. Insistió varias veces dando siempre apagado o fuera de cobertura. Algo se le vino a la mente y se dispuso a llamar En el hospital Maca recibía la visita de sus padres, rompiendo a llorar en el momento que los vio aparecer Pedro: ¿Cuanto tiempo lleva dentro? (preguntó algo nervioso) M: Más de una hora ya. Pero me han dicho que no me preocupe, aun no la han operado, esperaran un par de horas por no sé que motivo, el caso es que yo estoy muy nerviosa
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porque podrían dejarme pasar para verla un rato ¿no?... no creo que pase nada y ella estaría más tranquilita Su padre salió con decisión dejándolas solas Rosario: Seguramente va a ver si puede hacer algo, tiene aquí mucha gente que conoce, así que estate tranquila cariño M: ¡Es raro que no llame Esther! Siempre que le mando un mensaje contesta casi al momento suele llevar el teléfono siempre y me extraña... Rosario: Está muy liada cariño, tiene un evento importante el sábado M: Lo sé, me lo dijo ayer y estaba algo nerviosilla Rosario: Y... ¿cómo vais? Sé que no debo meterme, pero me importa mucho tu felicidad... M: Todo marcha bien mama, solo necesitamos tiempo Una vez de vuelta su padre que venía acompañado por uno de los jefes, hicieron entrar a Maca para que pudiera ver a su hija. Estaba tranquila y lista para ser intervenida en cuanto llegaran unos análisis M: ¿Te duele mi vida? (preguntó acercándose tanto como pudo a ella) Jimena: No (dijo débilmente y con los ojos casi cerrados) Enfermera: Tiene un poco de sedación, así está más tranquila M: ¿Tardarán mucho más en operarla? Enfermera: En cuanto el doctor Márquez lo decida, y mire, allí viene (dijo viendo como se acercaba) Cirujano: Bueno señorita, todo listo y ahora va a dormir un ratito y cuando despiertes todo habrá pasado (dijo mirando a la cría) No se preocupe, no tardaremos mucho (dirigiéndose a Maca) Maca esperaba impaciente y nerviosa esperando que todo fuera bien. Sus padres intentaban calmarla, pero los nervios se apoderaron de ella y rompió en un desconsolado llanto... Pedro: Mi vida que no es más que una simple apendicitis (mientras la cobijaba entre sus brazos) M: ¡Lo sé papa! Pero es una niña que jamás ha tenido nada que no fuera un resfriado y la he visto tan asustada que se me rompe el alma... Pedro: Venga vamos a tomar algo mientras ellos hacen su trabajo M: No papa, yo no me muevo de aquí hasta que no acaben y me digan que todo salió bien Pedro: Pues entonces iré a por algo caliente y esperaremos juntos Maca paseaba nerviosa hasta que vio como se abría la puerta por la que salía el cirujano informándola que todo había ido bien y que cuando estuviera despierta la subirían a pediatría donde pasaría la noche. A primera hora de la tarde era conducida a su habitación, donde Maca y sus abuelos la esperaban. Entre besos y muestras de cariño tranquilizaron a la pequeña que venía algo asustada M: ¿Te duele mi vida?
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Jimena: Sí... (decía entre lágrimas) M: ¿Pero no mucho verdad? Mira (decía señalando la vía) por aquí es por donde ponen el medicamento para que no te duela Jimena: ¡Pues a mi me duele! M: Claro mi vida, tienes una heridita, pero en dos días verás que ya no será nada Jimena: ¡Quiero los dibujos mami! Fue su abuelo quien se dirigió a poner la televisión, para que estuviera algo entretenida. Después de algunas quejas por alguna que otra molestia, quedó placidamente dormida. Hablaban en susurros para no despertarla, hasta oír como la puerta se abría despacio, después de avisar tocando suavemente. Jimena abría los ojos con expresión de sorpresa ante la visita inesperada, para después fijar su mirada en el rostro de su madre... -: ¡Como está mi princesita! (dijo acercándose a la cama...) Jimena: ¡¡Esther!! (gritó feliz ante la sorpresa, con el consecuente dolor ante el movimiento imprevisto) Ahhh... ¡me duele mami! (decía llorando) M: Ya está cariño (dijo cogiendo la mano para darle protección) No puedes hacer esos movimientos mi vida, ni gritar, venga cálmate (mientras besaba su mejilla) Esto sí que es una sorpresa (dijo mirando a la empresaria que feliz no podía dejar de mirarlas) E: Cuando vi el mensaje intenté llamarte en varias ocasiones. Me sentí tan impotente por no poder hablar contigo para saber que pasaba, que lo pensé muy poco y ya ves... M: Esther tienes una competición mañana ¿no? E: ¡No! Mañana es la clasificación, pero que me da lo mismo... hay cosas más importantes que una exhibición ecuestre Maca respondió con un abrazo que prolongó durante algunos segundos ante la mirada de sus padres y de Jimena que seguía dando muestras de dolor. Esther se acercó a la cabecera de la peque y con sumo cuidado la beso con amor E: Me has dado un susto mortal pequeñaja... (dijo con ternura) Jimena: Estoy contenta de que estés aquí E: Yo también mi amor Pedro: Pues si quieres estar a la hora de la prueba de mañana, vas a tener que espabilarte (mirando a la jinete) E: ¡No Pedro! Está todo arreglado y no voy. Es mucho más importante estar aquí junto a ellas en estos momentos que dar unos pocos saltos... Maca la miraba sin poder creer lo que estaba oyendo M: Habrás tenido que dar un motivo para ausentarte ¿no? E: Pues he dicho simplemente la verdad, así que lo más seguro es que la prensa me dedique mañana una página por faltar a mi cita. Y prepárate tú, porque seguramente tu nombre saldrá reflejado... Entonces fue cuando la veterinaria se dio realmente cuenta del cambio de Esther M: Sabes que a mi la prensa me la repampinfla, lo que no me esperaba es que dijeras el motivo de tu ausencia
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E: Pues ya ves... estar aquí en estos momentos junto a vosotras, no lo cambiaría por nada del mundo, ni mucho menos por mi carrera deportiva, como si tuviera que renunciar a ella... Los padres de Maca salieron de la habitación con la excusa de tomar un café y que pudieran hablar tranquilas. La niña daba muestras de estar cansada y se sentaron a su lado E: ¿Te duele princesa? (mientras rozaba con su mano la mejilla) M: Debe estar cansada (mientras llevaba su mano a la frente de la cría y comprobar si tenía fiebre) E: ¿Está caliente Maca? M: Parece que algunas décimas tiene... aunque es normal, es todo muy reciente. De todos modos llamaré para que le pongan el termómetro Después de marcharse la enfermera y comprobar que a penas tenía unas décimas, le puso el calmante que le tocaba y en unos minutos quedó dormida. Maca tapó con las sabanas el pequeño cuerpo y besó su cabeza para dejarla descansar. Esther veía con la delicadeza que trataba a su hija y un profundo sentimiento se adueñaba de ella. Su mirada brillaba buscando los ojos de Maca que acercaba un poco más el sillón a la cama de la pequeña. Maca se sentía observada y un cosquilleo recorrió su cuerpo. Señaló el sillón que quedaba libre, indicándole que se sentara junto a ella. Esther no perdió tiempo, obedeciendo la orden de Maca. Acercó algo más el asiento y cogió su mano con sumo cuidado... E: Maca, se pondrá bien M: Me ha dado un susto de muerte (dijo con ojos húmedos) cuando llegué al colegio y la vi... pensé que sería algo más grave y no soportaría que pudiera pasarle algo malo E: Venga, ya pasó todo y en un par de días estará saltando otra vez... M: ¡Dime Esther! (mirándola) ¿Por qué has anulado la competición? E: Ya te lo dije Maca, lo más importante para mi sois vosotras. Nada hay que me importe más que estar a tu lado en estos momentos... M: Pues yo me alegro. Esto es algo que no esperaba de ti. Tu trabajo fue siempre lo más importante E: Eso es pasado (mirándola con una sonrisa que rompía los esquemas de Maca) Siempre que me necesites para lo que sea... aquí voy a estar M: Esther (dijo acariciando su mano) ella está bien (mientras miraba a su pequeña) podrías marcharte a primera hora de la mañana, yo puedo hacer que llegues para la prueba y cuando ganes, porque ganarás, vuelves a venirte y estás unos días E: ¡No Maca! M: ¡Por favor Esther! Hazlo por mí... E: ¡No! Y sabes que si digo no... ¡es no! M: ¡Es tu carrera deportiva y no puedes dejar de ir siempre que pase algo! E: Maca, déjalo ya. Está decidido y todo resuelto. Me quedaré un par de días y después sí que debo ir a Madrid, por lo de Adrián. Creo que al final acepta la oferta que se le hizo M: ¿Cómo?... ¿que no recibirá ningún castigo por lo que te hizo? ¡No puedo creérmelo! E: Pues ya ves. Así somos nosotros, pagará su deuda, hará publico lo que me hizo a mi y el mundo entero sabrá la razón por la que se le obliga a dejar sus acciones y la empresa. Y eso repercutirá negativamente en su futuro. Era un tío al que todo el mundo
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respetaba por como afrontaba todo lo relacionado con el trabajo. Lo conoce medio mundo y ahora, vamos ya perdió su reputación, y que mayor castigo que la gente sepa que jugó sucio... muy sucio. ¿Hay un castigo peor que ese?... ¿qué lo encierren una temporada soluciona algo Maca? M: Pues la verdad es que nada. Lo interesante es que salga de tu vida para siempre... E: Hace ya tiempo que salió y entró alguien que llena todos los momentos de mi vida (dijo mirándola a la vez que cogía una de sus manos para llevársela a los labios...) M: ¿Volverás cuando acabe todo ese asunto? E: ¿Tú quieres que vuelva? (dijo con una tierna sonrisa) M: Me gustaría que no te fueras, pero entiendo que tu vida esta fuera de Jerez E: Mi vida está a tu lado para siempre, si me dejas seguir en ella (dijo acercándose lentamente sin dejar de mirar esos labios a los que echaba tanto de menos...) Jimena: ¡Mami! Tengo sed (dijo de pronto haciendo que Esther parara el intento de robarle un beso) E: ¿Pero tú no dormías? (dijo con una sonrisa) M: Solo voy a humedecerte los labios cariño, aun no puedes beber nada... Jimena: ¡¡¡Joooooo!!! Pues yo tengo mucha sed (insistía) E: Dormir te ira bien cielo, así ni te acuerdas de la sed ni de nada... Jimena: Claro si me duermo, puedes besar a mi mami ¿no? (dijo traviesa) que lo he visto ehhh... M: ¡Mírala que chulita! Pero si ella sabe que puede darnos un beso siempre que quiera... (mientras la miraba) venga Esther a ver donde esta ese beso que ella ha visto Bajo la atenta mirada de Jimena, Esther se acercó dejando un suave beso sobre mejilla de Maca y mirando a la cría le dijo... E: ¿Ves?... y no pasa nada Jimena: Ahí no era, que yo lo vi... A los dos días de la intervención y dado que todo estaba bien, Jimena recibió el alta bajo los cuidados de su madre y la visita a su pediatra, para comprobar que todo seguía bien, hasta volverla a ver el cirujano y verificar su estado. Era un domingo algo fresco para la época, por lo que Esther decidió que sería mejor entrar en casa después de pasar un rato en el jardín. Maca las miraba desde el interior de la casa, mientras intercambiaba algunos detalles con Carmen, sobre un viaje que tenía pendiente y que quería hacer en un corto plazo de tiempo. Vio como entraban en casa cogidas de la mano. Caminaban lentamente para que la pequeña no sintiera ningún tipo de molestia, aunque ya no sentía dolor y la recuperación estaba siendo más rápido de lo esperado. E: Bueno señorita, la dejo aquí un ratito que voy a poner las cosas en la maleta y bajo en cinco minutos Jimena: Voy contigo ¿vale? E: Claro que puedes venir, es solo que pensé que querrías estar con la mami y la tata... (dijo mirándola) llevamos todo el día juntas... Jimena: Pero te iras mañana y ya no se cuando te veré, a la mami la veo cada día (contesto segura) E: Pues eso es muy fácil, me verás en unos días, porque pienso volver antes de lo que puedas pensar Jimena: ¡Cuando... cuando!... preguntaba ilusionada...
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E: Pues mira (decía mientras cogía su mano para empezar a subir a la parte superior, mientras miraba a Maca que feliz sonreía al verlas con tanta complicidad) en una semana o dos, voy a venir para quedarme unos días Jimena: Biiieenn... E: ¿Te gusta la idea cariño? Jimena: Me gusta (contestó escuetamente) La tarde pasó en un ambiente relajado. Después de cenar y una vez Jimena dormida, Carmen les llevó el café al salón donde estaban dispuestas por la propuesta de Esther de jugar al parchís M: Recuerdo de niña cuando jugábamos con mi padre a este juego... ¡que tiempos! E: ¡Quien no ha jugado en casa de niños! Nosotros jugábamos en invierno. A mi madre (dijo algo triste) no le gustaba mucho que mi padre me dejara ganar... M: ¿Estás bien Esther? (preguntó mientras ponía su mano sobre la de ella en un acto de apoyo) E: Eh sí... es solo que últimamente me acuerdo mucho de ella M: ¿Y hay algún motivo especial? E: Pues quizás que siempre me dijo que actuara siendo siempre yo, y eso hasta hace no mucho tiempo no era así. Y me ha pasado factura M: Esther, todos hemos actuado en algún momento inadecuadamente, pero eso no quiere decir que tenga que ser malo. Aprendemos de los desengaños, de los fracasos y de los errores, pero al final conseguimos ser quienes realmente queremos E: Yo... Maca, he tenido un pasado muy infeliz a causa de mis miedos, a poder hacer daño a los que quiero, y ya ves como me ha ido... nadie puede ser más desdichada que yo en estos momentos M: Esther eso no es verdad. Tienes un mundo lleno de expectativas, tienes una brillante carrera que te da la oportunidad de conocer cosas nuevas, de llenar tus momentos y hasta poder olvidar, tienes una familia que te quiere por como eres... E: ¡Que sabrás tú! (interrumpió dolida) mi vida ha sido siempre una mentira y para una vez que llega algo bueno a ella lo estropeo. He vivido toda la vida en una continua lucha. ¿Sabes? No quería reconocerlo, pero no podía evitar mirar a determinadas chicas y me daba mucho miedo, porque yo no quería eso. Pero... era algo que no podía evitar. He llorado incansablemente muchas noches en la soledad de mi habitación, cuando me daba cuenta que jamás podría ser feliz, cuando reconocía que eso no podría ser nunca por mi forma de ser y actuar. Un día decidí que aceptaría la propuesta de Adrián, que era hijo de un importante accionista y muy amigo de mi padre. No tuve que pensarlo mucho, con el intentaría vivir de la mejor forma posible... pero también sabía que no era lo correcto. No quería dañar a nadie y he sido la peor parada y la que más está sufriendo. Por eso cuando supe que estaba arriesgando tanto y que definitivamente te perdía... se me fueron todos los miedos y tuve la valentía de afrontarlo a pesar que ya te daba por perdida. ¿Pero sabes de todo esto que es lo que más me duele? Haberos hecho tanto daño a ti y a esa niña que tanto quiero M: Ella te quiere demasiado y aunque no entiende que fue lo que pasó para que se rompiera todo... sigue viviendo en su mundo, en sus sueños, habla de ti como si todo volviera a ser como antes, sin darse cuenta que hay cosas que no pueden cambiarse E: Pues yo estoy dispuesta a demostrarte que si pueden cambiarse, solo espero que me des la oportunidad para que todo sea mejor que antes... M: Escucha Esther (dijo poniéndose en pie) todos tenemos un tiempo para saber lo que buscamos y lo que queremos en la vida, cuando lo encontramos si vemos que no es lo
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correcto, pero sí lo que puede hacernos felices, se trata de apostar fuerte. Esther hay que intentar vivir con dignidad, actuar consecuentemente ante la vida, lo que no podemos hacer es vivir una mentira. Mira, yo lo tuve muy claro desde muy cría, cuando llegó la adolescencia y tuve claro como quería vivir mi vida... que no es la de nadie sino la mía, fue cuando me decidí sin pensarlo demasiado a pesar de las consecuencias que me llevo a tomar esa decisión Esther la observaba desde su sitio, y a pesar que había notado un cambio en ella, no terminaba de perder el miedo a perderla para siempre. Se levantó para ir junto a ella que miraba a través del gran ventanal. Rozó su mano desde detrás, hasta tomar uno de sus dedos y enlazarlo con el suyo. Carraspeo y suavemente se acercó dejando un tierno beso en su mejilla... E: Maca (dijo débilmente) yo... en cuanto te vi la primera vez supe que serías para mí. Chiissss (dijo al verla girarse con la intención de hablar) Algo muy fuerte sentí en mi interior cuando te conocí, esa noche... (dijo retirándose un poco) no pude casi ni dormir, hablaba contigo como si estuvieras a mi lado... rozaba la almohada como si de tu cuerpo se tratara y a pesar de cómo te traté los primeros días, en la soledad de la noche te hacía mía... M: Sé que no has debido pasarlo nada bien Esther, lo sé por propia experiencia. No sé si ya lo tienes totalmente claro (dijo mirándola a los ojos) pero quiero que sepas que voy a estar aquí para lo que necesites E: Pues te necesito a ti... así de simple, sin ti... (mientras levantaba la mirada para buscar sus ojos) ya no sé vivir... es todo tan fácil a tu lado que no sé como pude dejarte ir (mientras incansable miraba sus labios con la intención de hacerlos suyos, bajo la atenta mirada de Maca que paciente esperaba) Maca yo... Jimena: ¡¡¡Mami!!! (gritó desde las escaleras) ¡¡¡no puedo dormir!!! Maca había salido hacia Paris para ver el ático que le había regalado su abuela. No sabía con lo que se iba encontrar, así que le pidió a Adela que le hiciera una reserva de hotel para los días que iba pasar allí. El vuelo era directo desde Sevilla y llegaría para la hora de comer En otra ciudad de España se encontraba una Esther más que nerviosa ante un repentino viaje con el que no contaba y que su padre le había pedido el favor que viajara en su nombre ya que su agenda no se lo permitía y era algo importante Al llegar a Paris y bajar del avión sintió el más puro escalofrió del cercano otoño. No tuvo que esperar porque llevaba equipaje de mano ya que solo serían unos días. Al salir de la Terminal, una gran fila de taxis la hizo pensar que se demoraría un poco más de lo deseado, por lo que decidió ir por un café mientras la cola iba avanzando. Una vez llegó su turno puso rumbo al céntrico hotel que Adela le había reservado Al llegar vio una imagen y no daba crédito a lo que estaba viendo. Era Esther y tenía montado un buen revuelo en recepción
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E: Pero vamos a ver (decía enfadada) si le he dicho que tengo una habitación y usted me dice que sí, no veo cual es el problema Recepcionista: Hay un pequeño problema que será solventado en breve (contestó segura) E: No me lo puedo creer, así que... ¿puedes explicármelo? (decía enfadada) estoy cansada y me gustaría subir a mi habitación, así que espabilando... M: No está bien usar vocabulario inapropiado y menos ponerse así en una ciudad tan especial como esta Al darse la vuelta Esther no podía creer lo que estaba viendo. Maca estaba allí y le había susurrado al oído. Rozó su brazo para comprobar que no estaba soñando E: ¿No me digas que te hospedas en este hotel? (dijo con sorpresa) M: Pues sí y por lo que veo tú también. Solo que creo que hay algún problema con tu reserva ¿no? E: Si la señorita dice que me tengo que esperar y no sé qué rollo me ha soltado M: Vamos a ver qué pasa (acercándose a la recepcionista) Después de un rato de intercambios verbales con la señorita, la cual se mostró muy agradable con Maca, demasiado simpática para los oídos de Ester, quedóo todo solucionado M: Pues bien, dado que nuestras familias nos han preparado por su cuenta y riesgo una pequeña encerrona, tenemos que compartir habitación si eso no es un problema para ti E: No, pero creo que para ti sí (contesto segura) M: Si me molestara tanto como tú crees me marcharía al ático o buscaría otro hotel, solo que dado que es puente no creo que haya nada libre. Así que decide que hacemos E: Perdona es que estoy un poco nerviosa (dijo temblorosa) y deberías ser tú la que estuviera enfadada y mírame como estoy... muerta de miedo ante ti. Miedo al rechazo. Miedo a que se nos haya pasado el tiempo M: Mira vamos a subir, comemos algo y salimos a dar un paseo Las dos tomaron sus maletas y pusieron rumbo hacia el ascensor Una vez dentro la dos miraban hacia sitios diferentes. No eran capaces de mantenerse las miradas hasta que una vez más fue Maca la que rompió el hielo Se acercó a su lado lentamente y apartó de su rostro un mechón rebelde que tapaba su cara. Esther permanecía con la mirada clavada en el suelo. Estaba aterrada. No sabía cómo reaccionar M: Me gusta el corte de pelo que te has hecho E: A ti te queda muy bien el morenito y además se nota que Carmen se está ocupando de alimentaros bien, porque se nota en tu figura M: Eso no sé cómo tomármelo Sin darse cuenta las dos estaban cada vez más cerca la una de la otra. Unos dedos como casi siempre permanecían enlazados. La conversación fue amenizándose hasta llegar a su planta
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Al salir fueron por el gran pasillo hasta la que sería su habitación. Maca metió la llave y la puerta se abrió. Le cedió el paso y ante ellas se hallaba una bonita suite decorada con mucho esmero. Sobre la cama las esperaba un sobre encima de un gran ramo de flores E: Ábrelo tú por favor Maca cogió y abrió el sobre y decidida comenzó a leer... M: “Este regalo es de parte de toda vuestra familia que quiere que de una vez os dejéis de dar tantas vueltas y disfrutéis... os quiero con agujetas ¿entendido? Adela” Después de leer la carta y quedarse un poco más cortadas de lo que estaban en un principio. Una de las dos tenía que hacer algo para que la tensión acumulada que tenían se fueran calmando M: Podríamos darnos una ducha que estarás igual de cansada que yo, bajamos a comer, hacemos una siesta o damos un paseo lo que más nos apetezca E: Sí, es buena idea, pero antes mientras te duchas voy hacer unas llamadas para decir que he llegado bien M: Ok, yo lo hice cuando llegué al aeropuerto pero luego le daré un toque a Carmen para ver qué tal va la niña. Anda un poco griposa pero no es nada que no le dé un buen caldo Carmen y se le pase Maca se fue para la ducha y Esther salió a la terraza a fumar un pitillo, lo había dejado ya hacía tiempo pero cuando estaba nerviosa solía hacerlo porque sino se metería de lleno en la ducha y no quería precipitar nada. Sabía que Maca no tardaría mucho en salir, así que decidió meterse para dentro y esperar que terminara viendo algo en la televisión. Estaba en esas cuando la vio aparecer sugerentemente. Maca aparecía ante ella con una mini toalla envuelta en su cuerpo que dejaba poco para la imaginación y otra en su pelo. La respiración se le cortó y tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano para no lanzarse E: Esto... si ya has terminado voy a entrar yo mientras te vistes (cogió su ropa y se metió en el baño quedándose apoyada en la puerta pensando que debía ser un castigo, ¿cómo era posible tenerla a dos metros y no hacerla suya?... ¿por qué tenía miedo a ser rechazada? ¿Por qué no daba el paso si lo estaba deseando? Llevó sus manos a su rostro para ocultar sus ojos, los cerró ante ese roce sin saber que hacer...) Maca sabía que estaba poniéndola al límite, la había visto nerviosa pero no sería ella la que diera el primer paso después de lo mucho que ella le había insistido para que lo hiciera. Dejaría que se tomara su tiempo y que eligiera el momento más oportuno Una vez las dos listas bajaron al restaurante del hotel y comieron distendidamente. Decidieron dar un paseo por el centro y ya por la mañana irían a ver el ático. Fueron paseando y hablando un poco de todo y de nada. Unas veces eran temas banales y otras algo más personales pero ninguna quería precipitar nada. Las dos estaban nerviosas porque no sabían si podrían aguantar una noche compartida en la misma cama sin tocarse y amarse como más lo deseaban
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M: Ya que estamos por aquí podíamos cenar algo o dar un paseo en barco por el Sena ¿no? Maca siempre había sido una romántica empedernida de Paris, no quería ser ella la que marcara el ritmo pero sabía que Esther era más parada para todo y quería ayudarla un poco E: Sí, dicen que es muy bonito y más si vas con la pareja adecuada. Yo siempre quise hacer este viaje, de hecho tú lo preparaste para las dos, pero las cosas se complicaron y, bueno... todo se estropeó M: Bueno todo se estropeó por causas que ya no merece la pena recordar E: Quiero que sepas que entre él y yo no había nada, que fue una traición más de su parte al verte y darse cuenta que yo no te había visto M: Creo que es mejor no pensar en ese desgraciado que ya se alejó de nuestras vidas e intentar empezar de nuevo lo que un día no pudo ser E: ¿Me estás dando la oportunidad que tanto he deseado? M: Creo que es más que obvio Esther se quedó parada entre la multitud que a esas horas paseaba por los campos elíseos. Maca se giró y al ver que no estaba su lado, percatándose que se había quedado parada y pensativa viendo como sus ojos brillaban de una manera especial M: ¿Vas a quedarte ahí parada o vamos a comer algo? E: Mírala, y se queda tan fresca la tía después de decirme que me da una oportunidad y quiere que empecemos una nueva relación M: Esther sé que no te lo he puesto nada fácil estos meses pero no podíamos seguir haciéndonos tanto daño. Quiero que olvidemos todo y que empecemos de cero Esther se acercó a ella y no le importó nada el sitio o si había prensa por allí que sería lo más lógico dado que era un fin de semana de competición y de puente, por lo que había mucho movimiento de gente. Le dio un beso que dejó a Maca sin respiración y con ganas de más pero sabía que no era el momento ni el lugar M: Uhmmm cuanto tiempo si saborear esos labios... me gustaría seguir... (dijo rozando su mejilla con su nariz) me ha sabido a poco... pero será mejor dejarlo aquí o puedo perder la cabeza y este no es el sitio... E: Sí, será mejor Las dos tomadas de la mano fueron caminando hacia un pequeño restaurante recomendado por su gran amiga y confidente Adela. Sabía que a las dos les gustaba mucho la pasta y era un sitio exquisito Cuando entraron en el restaurante se notaba la calidez el local, ya que por esas fechas hacía bastante frío en Paris. Era tal y como le había dicho Adela, elegante a la vez que sencillo M: Sabía que Adela no se equivocaría y como me dijo... la decoración es exquisita E: Venga vamos hacia la mesa antes que se haga más tarde M: Vamos, sí
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E: Es que sino se nos hará tarde para dar el paseo en barco por el Sena y dicen que es precioso, y eso... no me lo perdería por nada del mundo... La comida fue muy agradable para ambas. Era un sensación muy bonita para las dos que se estaban redescubriendo nuevamente. Tenían similitudes entre ellas, hasta el punto de comprobar que les gustaban las mismas cosas. Los miedos de Esther habían desaparecido y Maca la veía más fuerte y muy distinta de la de antes, apreciando un especial brillo en sus ojos que lo decía todo M: ¿Te gusta la cena? E: Sí, aunque el lugar y la compañía sobre todo, hacen mucho M: Pues venga acaba que nos vamos E: ¿Y mi postre? (preguntó con una sonrisa) M: Te va gustar más lo que vas a comer en un rato... (dijo mirándola con un brillo especial) Pagaron y se marcharon a toda prisa. No querían que se les hiciera tarde para dar su paseo por el Sena. Sacaron las entradas y se subieron en el barco. Ya era de noche y los edificios más emblemáticos estaban iluminados por lo que el paisaje tenía un encanto especial. Estaba siendo un paseo muy bonito pero sobre todo relajado, disfrutando de cuanto veían. Iban sentadas delante y tapadas con una manta por la gran humedad que hacía. Sus manos enlazadas y sus miradas lo decían todo. Algún beso y caricia se iban dedicando mientras el paseo estaba siendo de lo más romántico. A la altura de la torre Eiffel notaron como el barco se detenía M: ¿Porque se habrá parado? ¡No suele detenerse en todo el recorrido! E: No, no lo suele hacer, pero no sé si habrás visto que solo vamos las dos. Así que le pedí que parara en este punto del trayecto M: ¡¡Esto te va costar una pasta!! ¿Lo sabes verdad? E: El dinero nunca ha sido un problema para mí y lo sabes y creo que ahora para ti tampoco M: Si lo sé, esto es precioso y poder contemplarlo desde justo delante... todo un privilegio E: Precioso es estar aquí contigo y me gustaría pasar el resto de mi vida a tu lado y que formáramos una familia M: ¿Es lo que creo? (preguntó mirándola) E: ¿Te gustaría que viviéramos juntas? M: Pensé que la sorpresa era la mía pero me has dejado sin palabras E: Pero un sí o no tendrás que decirme por lo menos ¿no? M: La respuesta está clarísima y sí, me encantara vivir contigo La pequeña embarcación se puso de nuevo en marcha y una cascada de fuegos artificiales brilló en lo más alto, con el broche final de un colorido “te quiero” escrito en el cielo Al finalizar bajaron del barco entre besos y arrumacos. Sus miradas eran de una complicidad infinita. Sus manos enlazadas y abrazadas, refugiándose del frío y del amor tan intenso que se prodigaban
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M: Bueno pues vamos a la plaza del trocadero por una torta de chocolate que eso será el broche de esta noche tan hermosa El tiempo se pasaba sin darse cuenta, la noche era cada vez más corta pero el frío más intenso así que decidieron ir hacia el hotel mientras degustaban esa magnifica torta. Estaban poniendo el broche final al un día cargado de muchas emociones y muy intenso. Al entrar en la habitación las dos estaban algo nerviosas y ninguna quería dar un paso atrás en lo que habían conseguido en estos meses M: Mañana iremos temprano a ver el ático y ya decidimos que hacemos con él E: Sí, pero eso es una decisión exclusivamente tuya. Tu abuela te lo dejó y no sé si sería acertado que lo vendieras ¿no? M: Ya pero si vamos a vivir en pareja, las decisiones serán de las dos. También podríamos escaparnos alguna que otra vez para recordar este momento E: Sí eso es buena idea pero las dos tenemos casa en Madrid y me consta que la tuya es un palacete. Lo mío es un módico piso M: Sí pero quiero que empecemos de cero. Así que lo venderé también y compraremos una que sea de las dos o mejor dicho de las tres E: ¿Te has vuelto loca? ¿vas a vender todo lo que te dejo tu abuela? M: Lo único que quiero es estar junto a ti y mi niña, lo demás me da igual. Mi abuela me dejó todo esto porque pensaba que con mis padres nunca llegaría a un entendimiento. Se perfectamente que ella vería bien que vendiera todo por una buena causa La noche avanzaba mientras brindaban una y otra vez con ese cava, encargo de Maca para celebrar ese nuevo encuentro. Las risas eran intensas... las tonterías muchas y entre bromas se dejaron caer sobre la cama que sin a penas taparse las despertó la claridad del nuevo día... Esther se vio sola en esa inmensa cama sin dejar de buscarla con la mirada. El sonido del teléfono la sacó de dudas cuando al mirar vio su nombre reflejado en la pantalla y contesto con rapidez... E: ¿Donde andas?... M: Me llamaron, tuve una visita y preferí bajar. Venga date prisa, te espero... E: ¿Con quien estás? M: Pues han venido a entregarme las llaves del ático, al parecer mi abuela hizo algunos cambios y dejó a Pierre encargado de todo. Venga no tardes mi vida... E: Pues me ducho y bajo (dijo colgando el teléfono) Decepcionada quedó sobre la cama, pensando en lo diferente que habría sido si hubieran amanecido juntas y abrazadas... su rostro se tiñó de tristeza al comprobar que Maca la esperaría en vez de subir con ella como le hubiera gustado. Lentamente abandonó la gran cama, para ir directa al baño. Abrió el grifo y espero a que el agua saliera caliente. Con pesadumbre se puso bajo el chorro que en segundos mojó su piel. Sus brazos apoyados sobre uno de los laterales, bajó la cabeza para notar como su fuerza masajeaba su cuello. Maca entraba en la habitación al ver que tardaba. Se acercó al baño con decisión, oyendo el ruido del agua y pensando como se encargaba de acariciar su piel en lugar de sus manos que era lo que más deseaba. Abrió la puerta poco a poco y vio el reflejo de su chica desnuda a través del espejo. Esther cogía la botella de gel para llevarlo a sus manos que con decisión puso sobre su piel. El ruido del agua cayendo sobre su cuerpo y el intenso vapor, impidieron ver como Maca se colocaba tras ella...
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M: Por la espalda no te has enjabonado muy bien señorita... E: Esperaba el milagro de tu llegada para que pudieras ayudarme... Ambas empezaron a enjabonarse y deleitarse en el cuerpo de la otra. Estaba siendo una tortura pero muy excitante por parte de las dos. La temperatura aumentaba por cada caricia recibida. Fue Esther la que tomó la iniciativa comenzando por el cuello para besarlo tiernamente ya que era un punto clave. La tenía de espaldas a ella y con las manos presionaba son pechos pero justo cuando iba a darse la vuelta el móvil de Maca empezó a sonar... M: Uhmmm... vaya lo siento (dijo mirándola) tengo que cogerlo, podría ser algo de la niña... E: Claro. Tranquila, ya encontraremos tiempo para dedicarnos a nosotras Maca salio como un resorte y respondiendo a esa llamada M: ¡Que sepas que acabas de joderme un momento que te va costar mucho! (dijo al comprobar de quien era la llamada) Adela: ¡No me digas que a estas horas ya estabais liadas!... M: Mejor no contesto que luego dices que soy una mal hablada... ¿Tienes todo lo que te pedí? Adela: ¿Todavía dudas de mi eficacia? M: ¡No! pero por si acaso... Esther salió de la ducha y vio a Maca tumbada sobre la cama de lado hablando por teléfono y riendo. Llevaba puesta una toalla que había cogido al salir del baño. No le hizo mucha gracia verla de esa forma después del momento vivido en la ducha. Se había quedado bajo el agua terminando y esperando su regreso, pero al ver que lo no hacía decidió salir sin gustarle mucho lo relajada que la vio Se vistió tan rápido como pudo y dijo que la esperaba abajo en la cafetería mientras terminaba de hablar M: Bueno Adelita, nos has cortado en un momento algo especial, con el consecuente mosqueo de Esther que tú has provocado. Así que espero que lo que te pedí este donde te dije Adela: No lo dudes guapa y espabila que no quiero ser la culpable de nada Una vez vestida bajó para encontrarse con su chica que intuía algo enfadada. La vio sentada en la barra con una taza de café entre sus manos y se acercó a ella... M: ¿Está bueno ese café? (dijo mientras dejaba un beso en su mejilla) E: Al menos está caliente que hoy hace frío... (dijo mirándola) ¿Te pido uno a ti? (preguntó ante el asombro de Maca) M: Ehh... sí gracias. Perdona Esther (dijo buscando sus ojos) era Adela, parece que la niña andaba hoy algo tontilla y quiso que hablara con ella No le gustaba mentirle, pero tenía que poner una excusa para no decirle la razón de la llamada
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E: No te preocupes cariño, si es que cuando hay niños, puede pasar de todo, eso sí... hay que cumplir con la promesa que le hicimos M: Por supuesto que sí, y eso será en breve y no le diremos nada (dijo acabándose su café) ¿Nos vamos? De camino Maca pensaba que en realidad el cambio en Esther era notable, en otro tiempo eso hubiera sido causa de algún mosqueo por su parte y se sintió feliz por el cambio. Cogió su mano mientras jugueteaba con sus dedos. Desde el taxi divisaba la gran avenida donde se hallaba la casa a orillas del Sena y a una corta distancia de la emblemática torre. El ascensor subía más deprisa de lo que hubieran querido... E: ¿Cuántas plantas hay en el edificio? (preguntó al haber visto la altura desde el exterior) M: Dieciocho, pero las primeras son negocios, oficinas y demás, en realidad viviendas no son muchas (mientras le robaba un beso, sin importarle las miradas de los demás y que Esther se encargo de profundizar...) E: Espectacular la vista desde aquí (dijo mirando sin perder detalle de cuanto veía, tras entrar en la gran estancia) M: Bellísima, pero ven (dijo cogiéndola de la mano para llevarla a la terraza principal) Abrió la gran corredera y la hizo salir al exterior. Ambas estaban asombradas, pero para Esther era la primera vez que veía algo así, tener la carismática torre Eiffiel como escenario principal era algo digno de ver y más en primera línea. Maca había estado en alguna ocasión con su abuela por lo que la conocía perfectamente. Vio como Esther se cruzaba de brazos en un acto de frío. Se acercó a ella para cobijarla enlazándola desde detrás, rodeándola con sus brazos... E: Esto es precioso, pero hace un poco de frío... M: Sí cariño. La altura es considerable y hoy el sol no quiere acompañarnos Esther se apretaba contra ella notando perfectamente el calor que desprendía su cuerpo. Maca acarició levemente su cintura a la vez que metía la cara en el cuello de Esther, que ante ese contacto, lo hizo girar para que fuera más notorio. Las manos de Maca corrían cintura arriba hasta topar con los pechos, dejando sus manos sobre ellos... Esther se giró suavemente para buscar sus labios. Los deseaba por sobre todas las cosas. La besó dulcemente... se recreó en ellos, succionaba su labio superior mientras la miraba con delirio. Maca se dejaba hacer, notando como su centro empezaba a convulsionarse. Metió sus manos por el abrigo de Esther hasta rozar esa piel que la volvía loca... E: Ven... (decía sin aliento) vamos dentro, aquí hace frío y quiero desnudarte para mí (mientras llevaba una de sus manos decididamente hacia su centro y viendo como su rostro cambiaba tensando sus músculos...) M: Uhmmm... toma (dijo entreabriendo sus piernas) Esther aprovechó el momento y acarició sobre la ropa haciendo presión. Maca la miraba rota y pidiendo más... De la mano y sin dejar de mirarse entraron en la estancia y cerraron la puerta. De camino a la habitación iban despojándose de toda su ropa. La pasión se estaba apoderando de ellas. Había pasado demasiado tiempo... se habían pensado en esa situación en multitud de ocasiones. Los besos eran sonoros... sus pieles
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se buscaban con desespero... las manos volaban por el cuerpo de la otra, hasta llegar a la gran cama justo en frente de un gran ventanal. Esther dejó caer sin demasiada delicadeza a Maca sobre el colchón... sus miradas brillaban apoteósicamente. Esther se colocó sobre ella sin dejar de mirarla. La recorría una y otra vez sin cansarse de ver la belleza que tenía solo para ella... la había echado de menos todos los días... a todas horas y ahora la tenía ahí solo para ella... se sentó sobre su pelvis desnuda. Rozó levemente su sexo contra el de ella y estalló la pasión... E: He soñado con este momento todos los días y todas las noches desde que te fuiste cariño (decía mientras llevaba sus labios a los pechos, que los hizo suyos en tan solo unos segundos ante los gemidos de Maca) Así... así me gusta verte, oírte y sentirte... solo para mi (mientras cogía sus pezones entre sus dientes estirándolos levemente, para succionarlos después. Maca se moría de ganas porque bajara... Esther se daba cuenta de ello, pero quiso hacerla esperar...) M: Esther (decía casi en silencio (no quiero que vuelvas a marcharte... no soporto vivir sin ti... E: No mi vida, yo soy quien no puede ya vivir sin ti (mientras empezaba a descender ya desde el ombligo) Maca que sabía que pasaría ahora, esperaba impaciente porque sabía que la volvería loca como otras tantas veces. Ya no hubieron palabras... ya no hubo más que miradas, suspiros y gemidos. Esther llevaba sus labios con los que mordisqueo primero sus ingles mientras Maca separaba sus piernas esperándola. Esther la miró desde su posición. Le gustaba ver esa cara... ese rostro desencajado por el placer sentido y se sentía feliz por ello. Subió deprisa para besarla una vez más... M: ¡¡¡Nooooo!!! (decía mientras buscaba su lengua derrotada) ¡¡que mala eres!! E: ¡Ya!... pero te vuelvo loca... M: Completamente... tanto que puedes hacerme lo que quieras... (decía mientras abría nuevamente sus piernas indicándole que era lo que quería) Esther bajó y se adueñó de toda ella. Succionó su centro hasta hacerla gritar... no paró hasta verla completamente rota y pidiendo más... ayudada de sus manos penetraba su lengua en esa cavidad una y otra vez en movimientos rítmicos. Maca apoyaba sus manos sobre su cabeza para hacer más presión, demostrándole que quería más... ante ese momento perdía el control llevándose las manos a la cabeza... arañando la ropa de la cama, hasta sentir algo tan fuerte que la hizo llorar... Esther la notaba temblar bajo ella, le dio su tiempo mientras la miraba. Subía dejando besos por toda su piel hasta llegar a su rostro que besó dulcemente... E: ¿Qué te pasa? ¡Estás llorando!... M: ¡Sí mi vida! Pero es de la emoción, y por tenerte de nuevo conmigo (dijo atrapando sus labios) E: ¡No llegas a imaginarte cuanto te quiero! M: Yo sí que te quiero (dijo incorporándose) y ahora te toca disfrutar a ti (mientras acariciaba palmo a palmo su piel, besaba cada rincón de ella y hacía de su cuerpo el suyo propio) Llegado al límite, ya no podía aguantar, ver a su chica metida en ella, era algo que la ponía a mil...
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E: Sigue Maca... sigue (pedía entre gemidos) uhmmm... ahora... ahora (decía moviéndose al compás de Maca, que imparable seguía metida en su centro degustando eso que tanto le gustaba y que no era otra cosa que ella entera...) La quería solo para ella y no iba a permitir que nadie rompiera lo que de nuevo habían conseguido unir Maca volvió a su lado mirándola dulcemente, para cobijarla entre sus brazos. La respiración de Esther volvía lentamente a estabilizarse tras lo sentido. Sus miradas se cruzaban y sus sonrisas se lo decían todo E: No quiero separarme de ti Maca, así que hablaré con mi padre y me vengo a Jerez en cuanto me sea posible M: Cariño, puedes venirte cuando quieras, además sería lo que más feliz me hiciera... E: ¡Pero!... Porque hay un pero ¿verdad? M: ¡No mi amor!... no hay ningún pero, pero tienes tu vida en Madrid, tus compromisos te esperan allí, y yo no quiero que dejes tu mundo por nosotras... E: Mi mundo eres tu Maca... es Jimena que ya es como si fuera una parte mía. Maca... mi felicidad está junto a ti, junto a vosotras y si por ello tengo que renunciar a todo lo demás... está decidido ya M: Cariño, no quiero que te dejes llevar del momento que estamos viviendo. Quiero que estés segura y si hay que esperar... esperaremos E: Pero yo no quiero esperar, lo quiero ahora y para siempre. ¿Ya te has olvidado de lo que hablamos anoche? M: No mi vida, y viviremos juntas, pero sin prisas, ahora ya no voy a permitir que vuelvas a marcharte más que para cumplir con tus obligaciones. En casa tienes donde entrenar, además tendrás que echarme una mano en el trabajo ¿no? eso será algo de las dos y por lo que lucharemos juntas... E: Me haces la mujer más feliz de la tierra (dijo mientras se sentaba sobre su vientre, desde donde divisaba perfectamente sus pechos a los que bajó en unos segundos para besarlos con amor) Maca se dejaba hacer, Esther se colocaba sobre ella colocando su centro sobre el de ella, que recibía ese regalo abriendo sus piernas para un mejor contacto. Esther apoyaba sus brazos sobre la cama sin dejar de mirarla, mientras sus caderas no dejaban de bailar al compás de Maca... M: Uhmmm... me gustas a rabiar (buscando sus labios, que le entregaba Esther llegando hasta ellos sin perder el ritmo de ese especial baile...) E: Quiero que nunca olvides este momento... quiero decirte que no hay nada en el mundo que quiera más de lo que te quiero a ti (decía rota por el momento) uhmmm Maca... Maca... agggggg (mientras enlazaban sus manos para llegar juntas al edén. Sus respiraciones aumentaban y sudorosas se dejaban caer una junto a la otra sin dejar de mirarse... momento especial que vivían juntas tras lo vivido sin perder detalle de ningún movimiento, de ningún gesto, entregándoselo todo y viviendo el momento, hasta llegar a la relajación total que culminaba con sus manos juntas mientras sus labios se rozaban débilmente en un acto de total amor...) E: Maca pellízcame, quiero comprobar que estoy despierta y no soñando (mientras la miraba con devoción)
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M: No es un sueño mi vida (mientras rozaba con la yema de sus dedos esa piel que se erizaba ante ese contacto) estamos juntas y así vamos a seguir estando siempre... E: ¡Tócame Maca! (dijo con desespero ante la mirada atónita de la veterinaria...) M: ¿Quieres más? E: ¿Tu no? (dijo con una sonrisa) M: Sabes que yo quiero siempre guapi E: Pues entonces tócame (mientras era ella misma quien llevaba su mano al centro de Maca...) Después de una reconfortante ducha y una vez arregladas, contemplaron nuevamente a través del gran ventanal y cogidas de la mano, esa vista panorámica de la ciudad. Esther hizo algunas fotos mientras Maca hacía una llamada a casa para interesarse por su hija M: ¡Pues he tenido que llamar al móvil, el fijo no lo cogían! E: ¿Está todo bien? (pregunto sin dejar de mirarla) M: ¡Sí! Me han dicho que están de compras. Como si lo viera, alguna gran tontería le compra Adela, es incapaz de llevarla de tiendas y que no caiga más de un capricho... E: Eso está bien, de vez en cuando un capricho no viene nada mal... (dijo acercándose a ella) a ti te daba yo uno ahora mismo si no fuera porque tengo que irme (dijo metiéndose en su boca) Juntas salieron para dirigirse a un prestigioso hotel, donde Esther debía hacer acto de presencia en nombre de su padre. La comida se prolongó por algunas horas donde no dejaron de intercambiar miradas. La prensa las sorprendió sin mucho problema por parte de Esther, que en todo momento se mostró cariñosa con su pareja sin importarle demasiado las fotos M: Se están pasando con tanta fotito ¿no crees? E: Tú ni caso (dijo apartando un mechón de cabello sobre su mejilla) pasaremos de ellos y verás que nos dejarán, además somos muchos aquí para fotografiar M: Pues parece que no se han dado cuenta, no dejan de mirarnos E: ¿Te preocupa eso cariño? M: A mi no mucho, me sabe mal por ti... no me gustaría que cambiaras tu comportamiento conmigo (buscando su mirada) E: Eso no pasará mi amor (dijo buscando sus labios para besarlos) ¿ves?... y no pasa nada Maca se sintió feliz al verla tan segura, pero preocupada porque de captar esa imagen, se verían reflejada en los medios de comunicación que era algo que a ella personalmente no le gustaba. Ese momento lo rompió una llamada de teléfono en el móvil de Esther, que lo sacó de su bolso para contestar... E: ¡Dime! (dijo tras comprobar de quien se trataba) ¿y mi padre que dice? (bajo la atenta mirada de Maca que expectante esperaba) Pues yo a estas alturas no sé que quiero hacer... sí, lo sé, pero ahora creo que voy a cambiar y vamos a ir directos a los tribunales... vale (dijo oyendo) ¿hay mucha prisa?... pues entonces mañana te digo algo... sí, lo sé... yo estaré ahí en un par de días (dijo colgando tras despedirse)
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Maca la miraba mientras guardaba su teléfono. No decía nada, sabía el motivo de esa llamada tras lo escuchado y no quería interferir en nada a menos que ella se lo pidiera E: Mi padre decidió hacerle una oferta a Adrián, en principio la desestimo (decía mirándola) ahora parece que se ha dado cuenta aconsejado por alguno de sus asesores que es mejor aceptarla. ¿Sabes? Yo... (bajando la mirada) estaba de acuerdo con mi padre cuando me lo planteó, pero ahora... Maca (buscando su mirada) ¿Qué harías tú en mi lugar? M: ¿Me estás pidiendo consejo? E: ¡Sí cariño! Lo necesito, quiero hacerlo estando segura de todo, y haré lo que tú me digas M: ¡No cariño! Has de ser tu solita quien lo decida y cualquier cosa que hagas estará bien hecha. Pero recuerda lo que me dijiste... E: Te he dicho tantas cosas ya, que ni me acuerdo. Por favor Maca, ¿Qué hago? M: Si lo juzgan en unos meses estará fuera. No tiene antecedentes, en cambio si acepta el trato y tiene dignidad aunque ya la perdió, de reconocerlo será el mayor castigo. ¿Tú quieres verlo en prisión? E: Yo es que no quiero verlo, así de sencillo. ¿Tanto te cuesta decirme que harías en mi lugar? (preguntó con desespero) M: ¿De verdad quieres saberlo? E: Por favor... M: El mayor castigo es confesar su pecado en público. Perder la dignidad es lo peor que pueda pasarnos... E: Pues listo. Está decidido (contestó mientras volvía a sacar su teléfono con la intención de hacer una llamada ante la mirada expectante de Maca) Después de despedirse de algunos de los allí congregados, Esther puso punto y final a su cometido en Paris. Juntas y de la mano abandonaban el comedor bajo la mirada de algún que otro fotógrafo que no dejaba de fotografiarlas Fotógrafo: Las tenemos (dijo a través del móvil sin dejar de mirar alrededor) -: Envíamelas en cuanto puedas, ha de salir publicado lo antes posible Fotógrafo: Te las mandare por e-mail en cuanto llegue al hotel. Pero voy a quedarme a ver si consigo sacar algunas más... -: Buen trabajo porque si es lo que quiero serán muy bien pagadas De vuelta al hotel subieron a la habitación para cambiarse y salir para pasear un rato antes de ir a cenar. Maca abría la puerta comprobando que las luces estaban encendidas... M: ¡Que raro, la luz encendida! E: Pues yo la apagué antes de salir, seguro vino la camarera a dar una vuelta... M: Bueno, es probable que haya estado para repasarla... E: Pues muy mal hecho... (dijo acercándose a ella) porque si ha sido así, lo han hecho para nada... M: ¿Y eso?... (dijo sugerente mientras pasaba la yema de uno de sus dedos por la mejilla) ¿es que a caso corro peligro?... (avanzando con su dedo lentamente cuello abajo...)
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Esther se dejaba hacer. Maca buscaba sus labios mientras sus manos agarraban enérgicamente su culo para acercarla más. No se percataron del ruido que provenía del interior. Deshicieron ese contacto para sacarse la chaqueta sin perderse de vista... Jimena: ¡¡¡Mami!!!... ¡¡¡Esther!!! (grito contenta) Maca se giraba en ese momento sin poder creer lo que acababa de oír. El rostro se le iluminó cuando vio a quien tenía a escasos tres metros... M: ¡¡¡Cariño!!! (mientras corrían a ver quien llegaba antes...) Se estrecharon en un fuerte abrazo mientras Maca la subía para apoyarla sobre su cintura. Esther la contemplaba radiante de felicidad, ante esa complicidad entre madre e hija y pensando que era una gran alegría poderla tener con ellas pero desafortunada por el momento roto entre ellas. Esa cría siempre aparecía en algún momento inoportuno por lo que sonreía sin dejar de mirarlas. Una vez liberada por su madre, Jimena se abalanzó sobre el cuerpo de Esther, que al verla llegar abrió sus brazos para recibirla... E: ¡Te quiero pequeña! y a pesar de ser tan inoportuna, tu visita nos hace muy feliz M: Mi niña no es inoportuna ¡ehhh! (decía sonriendo) es muy inoportuna jajajajaja anda que vaya sorpresa. Y dime ¿A quién le debemos esta alegría, a los abuelos o a Adela? Adela: A mi guapa, a quien si no... y la cría no es una inoportuna que ya os vale... jajajaja ¿Qué pasa que os hemos jodido algo? (acercándose) porque si es así... nos vamos y listo... M: ¡No digas chorradas Adelita! Hoy es el día más feliz de los últimos meses Adela: Y... ¿a qué se debe esa felicidad?.. M: Ya lo sabrás guapa, ahora vamos a cambiarnos que nos vamos a dar una vuelta para que mi hija vea de cerca la torre Effiel, y por cierto luego necesito unos minutos a solas con ella... tengo algo que decirle Adela: ¿Y eso?... ¿solo a ella?... ¿Yo no entro en el lote? M: ¡Pues no guapa! Es algo entre ella y yo... Adela: ¡Ah!... ¡vale!... muy bonito... M: Es lo que hay cariño... y después te tocará a ti... Jimena: ¿Que tienes que decirme mami?... (dijo acercándose a ellas) Adela: Ya te digo... inoportuna como ella sola... Jimena: ¿Dónde van ellas mami? (preguntaba viendo como Esther y Adela salían del comedor) M: Esther tiene que hacer una llamada y Adela la acompaña. ¿Sabes cariño? Jimena: ¡Qué! (contesto segura) M: Quiero hablarte sobre Esther... En Madrid Teresa andaba algo preocupada por los últimos acontecimientos surgidos en la empresa. Adrián había pedido una cita y ella sabía perfectamente por que era. Pablo andaba algo preocupado ante el cambio que Adrián pudiera hacer a última hora. Avisados sus abogados se citaron en la mansión y Teresa lo tenía todo previsto para esa reunión...
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Paco: Tú no tienes que preocuparte de nada Tere (decía mientras se acercaba a su mujer) Es asunto solo de él... él decidirá que es lo que más le interesa T: ¿Es que sabes lo que a mi me gustaría? Paco: Creo que lo mismo que a mi... verlo entre rejas, ¿pero eso que solucionaría? Pasado un tiempo tendría el derecho de volver, no olvides que tiene sus acciones y las de su padre T: No le quedará tanto... sé que algunas las vendió, y tendrá que devolver lo que se llevó ¿no?... así que no le quedará gran cosa y lo mejor para él sería buscar trabajo fuera de aquí. No me apetece nada tenerlo que ver Paco: Descuida que lo verás poco o nada, por decisión del señor no estaremos en la comida. Lo mismo cree que serías capaz de encararte con él y eso no interesa ahora T: Es que si me valiera le partiría la cara en cuanto llegara. Hizo mucho daño a mi niña y eso no voy a olvidarlo jamás y menos perdonarlo... Paco: Para librarse de un duro juicio al que deberá enfrentarse, ha de redactar un escrito declarando su culpabilidad y mostrando su arrepentimiento de todo lo sucedido firmado de puño y letra que saldrá en la portada de todos los periódicos, tendrá que hacer un comunicado personalmente en una reunión donde estarán todos los ejecutivos y accionistas mayoritarios y minoritarios de todas las empresas, además de firmar un documento dejando esclarecido que no se dejará ver por ninguna de ellas. A mi se me caería la cara de vergüenza si tuviera que afrontar eso T: Lo que tendrían que obligarle es a dar un comunicado en televisión... ahí delante del mundo entero, que le vean la cara y sepan que es capaz de hacer... (decía enfadada) Paco: Bueno cariño que tú no eres así... venga vamos a tomar un café aquí tranquilitos y después nos ocuparemos de hacer todos los preparativos. Pablo quiere que se le ofrezca un pica-pica mientras llega él, que por supuesto vendrá acompañado de sus abogados T: Pues llamaré a Esther para contarle lo nuevo, ella no sabe que su padre lo hace venir ahora que ella no está, para evitarle un disgusto Paco: Pero tendrá que asistir a la reunión prevista, si él acepta la conciliación T: No sé, eso está aun por determinar por Pablo. Yo voy a llamarla a ver como está... Maca proseguía con la charla de su hija... Jimena: No vais a enfadaros otra vez ¿no? (pregunto seria) M: No mi amor. A ver, ven aquí (dijo mientras la ponía sobre sus rodillas) ¿A ti te gusta Esther? (preguntó segura mientras la miraba) Jimena: ¡Toma!... ¡pues claro! M: ¡Y si yo te dijera que podría venir a vivir con nosotras!... ¿Qué me dirías? Jimena: ¿Va a venir a vivir a casa?... ¡¡¡Bieeeeeeennnn!!! (gritaba feliz) M: Escucha cariño, tú sabes que Esther y yo nos llevamos muy bien ¿sí?... y eso es por... Jimena: ¡Eso ya lo sé mami!... os he visto como os dabais besitos de amor M: ¿Qué nos has visto?... Jimena: Sí, en la casa de ella... no te pensarás que soy tonta ¿no? M: No cariño, si ya veo que de tonta tienes muy poquito, pero... (dijo mirándola con amor)quería saber que opinas tú de eso Jimena: ¿De que mami?... M: Pues eso... que vivamos juntas Jimena: ¿Sería como otra mama para mí?
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M: Mi vida, tu mami siempre será Moni, y eso no puedes olvidarlo nunca, ella guía tus pasos desde el cielo Jimena: Sí mami, pero es que yo quiero mucho a Esther, y si vive con nosotras... ¡oye mami!... ¿vais a casaros?... M: Ehhh... ehhh... ehhhh... no corras tanto, he dicho que si te parece bien que viva aquí, otra cosa es casarnos. Verás, nosotras es verdad que estamos juntas, que somos pareja y en todo caso eso de casarnos, se vera más adelante Jimena: Bueno pues cuando venga no sé como tendré que llamarla. ¿Sabes? Se enfadó una vez cuando le pregunte si podía llamarla mami... M: No cielo, no se enfado. Es que antes ella tenía miedo Jimena: ¿Ahora ya no? M: No mi vida... ahora está segura de todo. Los mayores también nos asustamos ante muchas cosas... Jimena: ¡Yo si estoy contigo no tengo miedo de nada...! (dijo dejando un beso en su mejilla, a lo que Maca la apretó contra su pecho...) Su teléfono rompió ese momento. Maca miró la pantalla antes de contestar y al ver de quien se trataba... M: A ver que pasa ahora (dijo antes de contestar) ¡Dime!... ¿Ahora?... ¿Que qué?... vale, vamos para allá (dijo para guardar el aparato) Jimena: ¿Qué pasa mami? M: ¡Vamos al hotel que están allí las señoritas! Al parecer Esther se manchó y fue para cambiarse Jimena: ¡Pues yo no tengo sueño y no quiero dormir! M: Usted dormirá cuando lo decida yo ¿no señorita? Jimena: Dijimos que iríamos a pasear (se lamentaba) M: Bueno pasearemos un rato en los jardines del hotel (dijo segura) Jimena: Sí hombre... (musitó bajito sin pasar desapercibido por los oídos de su madre que la miró de manera especial...) M: No te enfades princesa que algo haremos ¿vale?... Una vez en la habitación, comprobaron que no estaban allí. Maca cogió a su pequeña sobre sus rodillas a la espera que o las chicas llegaran o llamaran para decir algo, hasta que unos golpes en la puerta las alerto... M: Ve a ver quien es cariño, que seguro son ellas Al abrir la puerta se encontró con un gran peluche de mini Jimena: Mamiiiiiiiiiiiiiiiii mira lo que hay en la puerta (gritó mirando hacia su madre) M: A ver que se les ha ocurrido a estas dos ahora (dijo mientras se levantaba del sillón) Jimena: ¡¡¡Que guay y que grandeeeeeee!!! M: ¡Sí! muy bonito, ¡y mira! ¡tiene un sobre en una de sus manos! Jimena: ¿Que será mami? M: A ver, vamos abrirlo y leer lo que pone. Pues dice que nos demos prisa que abajo nos esperan para irnos al parque de disney... Jimena: Ufffff ¡¡¡corre que se nos hace tarde mami que el parque es muy grande y yo quiero verlo todo... todo!!!
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M: Bueno tranquila que tenemos el día de mañana también, además tenemos entradas VIP con las que podemos pasar sin hacer colas M: Venga ya estamos todas y listas para pasar una gran noche E: ¡Si! pero te falta un pequeño detalle M: Dime E: ¿No te olvidas de algo? un beso ¿no? M: Perdona es que con la emoción de la niña y el jaleo se me ha pasado (dijo buscando sus labios...) Maca iba sentada en el asiento de atrás junto a la niña y Adela, Esther iba en el asiento de delante con el taxista que para su gusto era un poco antipático Nada más entrar en el parque Jimena se soltó de su madre y le dio la mano a Esther. Detalle que Maca veía como la niña sentía una gran admiración por ella y se sintió feliz Después de un rato de montar en algunas de las atracciones, se fueron a dar un paseo por las tiendas. Maca disfrutaba de ver como se compenetraban tan bien las dos, no sabía cual de las dos era más niña. Esther le había comprado el vestido de La Bella y se lo hizo poner. En otra tienda compró un lazo de mini y se lo puso ella. Algo que a Maca y Adela las hizo sonreír. Estaba siendo una noche magnifica. Maca ya le había llamado la atención a Esther por la gran cantidad de cosas que le había comprado pero esta no le había hecho mucho caso. No es que le molestara pero no quería acostumbrarla a darle todo lo que pedía, ella nunca lo había hecho y no le gustaría que eso se rompiera. También es verdad que llevaba un rato algo nerviosa ante un grupo de periodistas que no dejaban de fotografiarlas a cada paso que daban y ya empezaba a estar algo cansada y tensa. No había dicho nada por no estropear la jornada en el parque pero empezaba a sentirse agobiada La gota que colmó el vaso fue cuando en una de las veces que la niña estaba con Adela mirando una tienda, ellas se habían quedado fuera y estaban regalándose algún que otro beso. Cuando de pronto se tenso y Esther no supo muy bien que pasaba M: Esto se acaba ahora mismo. Ya está bien (dijo separándose de ella) E: ¿Pero que pasa cariño? M: ¿Que qué pasa? ¿No me digas que no te has dado cuenta que llevan todo el día siguiéndonos y haciendo fotos? ¡Todo el día detrás de nosotras! Que nos hagan una foto puedo entenderlo... pero es que llevan todo el día coño y ya estoy cansada E: Tranquilízate ¿vale? (no le dio tiempo de decirlo cuando Maca ya se había dirigido hacia los fotógrafos) M: Se acabo la sesión de fotos (dijo llegando a ellos) mi familia y yo hemos sido muy pacientes durante todo el día y nos gustaría que dejarais de seguirnos a cada paso que damos, hay una menor, así que no me obliguéis a que actúe incorrectamente, y si... (dijo señalando con su dedo casi en el rostro del fotógrafo) si veo una sola foto de mi hija en la prensa, vais a acordaros del día de hoy Fotógrafo: Nosotros solo cumplimos con nuestro trabajo y en ningún momento hemos pasado el perímetro de seguridad M: ¡Que me da igual eso! y ahora mismo llamo a seguridad del parque y terminamos con esto aquí y ahora... o mejor... ¡¡dame la tarjeta de la cámara ahora mismo!! (dijo enfadada)
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Las cosas se ponían cada vez más tensas. Hasta que Esther decidió intervenir E: Vamos hacer una cosa (dijo dirigiéndose a los periodistas) ya nos habéis hecho bastantes fotos desde que nos visteis, así que os pediría por favor antes que esto se llene de seguridad y de gente que os marcharais, pero sobre todo voy a pediros como algo especial que no saquéis ninguna donde está la menor ¡Maca! (dijo mirándola) que se queden la tarjeta, total... llevan todo el día haciendo fotos que más da una más... eso si... (dijo dirigiéndose a los fotógrafos) se acabó ya ¿vale? Fotógrafo: Eso sí que es una buena forma de pedir las cosas. Venga ya nos vamos y perdonar pero entender que es nuestro trabajo E: Muy bien, venga y recordar... ni una sola foto donde aparezca la niña ¿entendido? Los periodistas se fueron y Maca se quedo un poco fuera de lugar ante la escena M: ¿Tú sabías que llevan haciéndonos fotos desde que llegamos? E: ¡Sí! pero no quise decirte nada porque sabía que algo de esto pasaría M: ¿Y viste como nos seguían y no fuiste capaz de hacer nada? (dijo enfadada) Esther debías haberlo hecho por la cría, ella no tiene porque estar metida en todo esto Mientras tanto transcurría una conversación algo subida de tono, la niña se acercaba con Adela, que se percató de que algo no iba bien. Las dos permanecieron el resto de la noche bastante distante. Ante la insistencia de Jimena por sentarse un rato, decidieron entrar en una cafetería, dotada de un parque infantil y donde los camareros iban vestidos como los personajes del parque. Fue el pato Donald quien se acercó a la pequeña para preguntar que iba a tomar, ante la sorpresa de Jimena que feliz miró a Donald sin saber muy bien que pedir. Maca permanecía atenta a lo acontecido y salió en su ayuda... M: Para ella un vaso de leche (dijo sonriente) y para mí un bailys con hielo. Ellas te pedirán lo que quieran tomar (dijo acercándose a su hija) Adela: Desde luego que cuando te pones borde, ganas la medalla de oro (dijo mirándola) ¿Esther tú que vas a tomar? E: Nada, la verdad que no me viene de gusto Adela: ¿Algo calentito? (insistió) E: ¡No gracias! Adela se empezaba a mosquear por el comportamiento de Maca hacia Esther y hasta la niña se percató del cambio de actitud... Una vez todas sentadas y con las bebidas sobre la mesa, Esther se levantó y se fue hacia el baño Adela: ¿Se puede saber que pasa aquí? M: Nada y por favor no quiero que se le estropee la noche a Jimena Adela: ¡Pues te estás luciendo! Jimena: ¡Mami! (dijo de pronto) M: ¡Dime cariño! Jimena: ¿A Esther se le habrá metido alguna motita en el ojo? M: ¿Por qué dices eso? Jimena: Porque tiene los ojos rojos, como tú antes. ¿Qué le pasa mami? (preguntó segura)
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Maca y Adela se miraron quedándose sin habla. Ninguna se había dado cuenta del detalle de los ojos y en cambio a una mocosa de 5 años no se le había ido el detalle ese. Maca al ver que Esther tardaba más de lo normal, se levantó y se fue hacia el baño. Al entrar no la vio pero si que oyó que en alguno de los cubículos se oía llorar a alguien. Se acercó y tocó en la puerta M: ¡Esther ábreme por favor! ¡Déjame entrar! E: Dame unos minutos y ahora vuelvo... M: Venga sal y hablamos. No quiero seguir así en un día tan especial La puerta se abrió y Esther salió con signos claros de haber estado llorando M: Sé que no debí ponerme así pero sabes que no me gusta que me oculten nada aunque sea por mi bien E: Lo hice porque no quería estropear los días que estábamos pasando tan especiales pero ya veo que no doy una contigo M: Te estoy pidiendo perdón E: Lo sé, pero deberías pensar algunas veces las cosas antes de decirlas M: ¿Me perdonas? no quiero que el día se venga abajo por un pequeño incidente E: Venga, salgamos que la niña no tiene la culpa de nada M: Sí, y se ha quedado preocupada. Ni Adela ni yo nos dimos cuenta de tu estado y ella a pesar de no decir nada, y de su corta edad, se fijó en tus ojos llorosos... ¿Me das un beso? (dijo acercándose a ella) E: Eso te lo vas a tener que ganar durante lo que queda del día (salió de allí dejando a una Maca con cara de circunstancia) Después de aquel pequeño bache, las cosas mejoraron y volvieron a ser una vez más idílicas. El día fue pasando con las ocurrencias de la niña y viendo como Esther disfrutaba junto a la pequeña. Maca plasmaba con su cámara cada momento vivido y sentido por ellas. Adela se quedaba un poco al margen para darles su espacio, mientras en su retina quedaban esas imágenes de su amiga, con insinuaciones ante Esther que en ocasiones eran algo subidas de tono y percatándose que no iba a ponérselo nada fácil... El día iba llegando a su fin y se clausuraba con unos espectaculares fuegos artificiales. La pequeña dormía placidamente en los brazos de Esther, sin percatarse del abrumador ruido de los fuegos lo que hacía que de vez en cuando hiciera algún movimiento brusco M: Dámela, ya es grande y pesa bastante (dijo queriéndola coger) E: No, deja, que ya la llevo yo hasta el taxi Adela: No aguanto tanto pasteleo M: Pues es lo que vas a ver durante el resto de nuestras vidas Esa expresión dejó a Esther con una sensación muy agradable. Le había hecho pasar un mal rato pero luego se lo estaba recompensado en cada detalle y con cada gesto, reconociendo que para eso era única Un taxi las llevó de vuelta al hotel. Decidieron cenar en la habitación ya que la pequeña permanecía dormida. Había merendado bastante tarde, por lo que decidieron dejarla
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descansar. Entre las dos le pusieron el pijama, y la arroparon dejando un tierno beso antes de salir de la habitación La suite contaba con dos habitaciones y un amplio salón donde dieron buena cuenta de una especial cena. Las miradas e insinuaciones fueron captadas por Adela y puso una excusa bastante buena para dejarlas solas Adela: Bueno yo me voy a ir marchando que mañana por la mañana la niña será la primera en despertar y ya que ejerzo de tía, os dejaré disfrutar de un bonito amanecer M: Te vas porque quieres ehhhh... que sepas que aquí no molestas... E: Sí, que ninguna de las dos te hemos dicho que te fueras Adela: Ya, pero vuestras miradas me dicen que estáis deseando que me vaya para dar rienda suelta a vuestro instintos más básicos. Por cierto, no hagáis demasiado ruido que una no es de piedra y duerme con una menor M y E: jajajaja anda que ya te vale M: ¡¡¡Fuera!!!... Una vez que Maca volvió de darle un beso a su peque, vio que Esther no estaba por allí. Lo que si escuchó fue el ruido del agua del grifo. Abrió con cuidado encontrándose una imagen que le gustó de sobre manera, Esther cubierta de espuma y con los ojos cerrados ¿pensando en ella? (se preguntó) se desvistió despacio y con cautela para no ser vista y se metió en la bañera Esther al sentirla abrió los ojos y la invitó a que se acomodara en sus brazos. Las dos permanecieron en esa posición durante algunos minutos E: Se te ve muy relajada (dijo apretándose a ella) M: Sí estoy en la gloria... E: Podríamos estar mejor todavía... M: ¡A! ¿Sí?.. E: Bastante más, iría yo... M: Pues ya estás tardando en hacer lo que creas conveniente (dijo sabiendo perfectamente a que se refería) Salieron del agua después de una ducha más que caliente y se fueron envueltas en la misma toalla cayendo sobre la cama... M: ¿Esta es la mejor forma de estar no? E: Si, pero espera y veras como se está mejor todavía Esther fue recorriendo el cuerpo de Maca. Apoderándose de cada una de las partes que se había aprendido al pie de la letra. Tenía grabado en su retina el cuerpo de su chica. Con cada beso la temperatura de Maca iba subiendo. Cada gemido le hacía ver que su chica estaba cada vez más cómoda. La miró y ya no hubo duda de que era el momento de penetrar su ansiado tesoro. Con suma delicadeza fue entrando entre los suaves y finos pliegues que daban con el maravilloso tesoro que tanto había deseado durante todo el día. Empezó con lamidos y chapetones dulces para cambiar el ritmo más intenso al ver que Maca estaba rota de placer. Cada vez estaba más húmeda y veía como le iba llegando el clímax máximo
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M: Aggggggg no te pares... uffffffffff Esther siguió intensificando esa caricia... introdujo dos de sus dedos penetrando su cavidad a lo que Maca reaccionó con un violento alarido por su parte. Empezó a gemir intensamente al ver que no podía más y un ahogado grito fue la culminación de un momento lleno de pasión. Cayó rota de placer... M: Uffffff Esther subió hasta donde estaba ella, besándola con amor. Permanecía con los ojos cerrados y con una respiración altamente agitada por el momento vivido. Intentaba tranquilizarse con las caricias de Esther pero parecía todo lo contrario E: ¿Estás bien? M: Sí, pero quiero más... esto no ha hecho más que empezar... Cuando ya tenían todo a punto para la vuelta a casa, se notaba en sus rostros algo de tristeza. Esther miraba de soslayo a Maca, algo seria mientras terminaba de vestir a la pequeña Jimena, que notó un cambio extraño en el ambiente Jimena: ¿Qué pasa mami? (preguntaba viendo su rostro) M: Nada mi amor, es solo que ahora hay que volver a la rutina y aquí lo hemos pasado genial Esther la miraba... Jimena: Pero no pasa nada... yo también tengo que ir al cole. ¿Qué te pasa mami?... ¿estás llorando?.. M: ¡Que va cariño! ha debido entrarme algo en el ojo Jimena: ¡A ver! (dijo acercándose a ella...) ¡pues yo no veo nada! (dijo segura) ¡¡Esther!! mira si tú le ves algo en el ojo de la mami, le llora (dijo mientras Esther se acercaba) E: A ver, que seguro no es nada (acercándose al rostro de su chica) Yo no veo nada aquí (dijo dejando un tierno beso sobre su nariz, para acercarse y susurrarle al oído) En breve estoy con vosotras en Jerez, solo necesito unos días (mientras acariciaba con sumo cariño sus cabellos) Jimena no perdía detalle de nada. Las miraba expectante a que acabaran, sabía que Esther le estaba diciendo algo bajito, ella quería saber de que se trataba y sin pensarlo mucho se acercó a ellas... Jimena: ¿Y a mi por qué no me dices lo que le estás diciendo tan bajito a la mami Esther? Secretos no ¡ehhh! (dijo amenazante) M: No me seas tan curiosa que en los asuntos de los mayores las niñas guapas no deben inmiscuirse Jimena: ¿Vamos a ser una familia? M: ¡Pues claro! Jimena: Entonces yo tengo que saberlo todo ¿no?..
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E: ¡Vamos a ver ratona! (dijo poniéndose a su altura) Ahora nos iremos juntas al aeropuerto, pero no cogeremos el mismo avión, yo tengo que ir a Madrid por unos asuntos de trabajo... Jimena: Pero... (dijo triste) yo quiero que vengas con nosotras E: ¡Iré cariño! pero en unos días y eso era lo que le decía a la mami (viendo como a la cría se le humedecían los ojos) mi vida, no quiero que llores, yo te prometo que vamos a estar juntas las tres, porque sin vosotras yo... (dijo mirando a Maca) no podría vivir A Maca se le saltaban las lágrimas ante esa complicidad nacida entre ellas... entre sus chicas, que era lo más importante que tenía en su vida. Las veía abrazadas y se sentía la más dichosa de la tierra... Adela: ¿Se puede saber que pasa aquí? (dijo llegando de estampida) que solo nos marchamos de Paris, pero volveréis a estar juntas nuevamente, así que venga dejaros de lágrimas que tenemos que irnos. Peque (dijo dirigiéndose a Jimena) toma, (acercándole su pequeña maleta) tú llevas la tuya y yo llevo esta más grande, venga ayúdame que Esther aun no tiene lista la suya Jimena: ¡Ya!... como si yo fuera tonta... lo que tú quieres es que se queden solas... ¡¡¡no tardar ehhhh!!! (dijo mirándolas) Adela salía en compañía de Jimena. Maca la miraba con devoción, Esther le mantenía esa mirada sin perder de vista sus ojos que le decían tanto. Se acercó lentamente cogiendo sus manos una vez a su lado. Buscó sus labios y los besó dulcemente. Maca la rodeó por la cintura para atraerla junto a ella. La apretó... no quería separarse de ella pero entendía la situación. Se daba cuenta que iba a costarle un mundo estar ahora sin ella... lloró mientras la apretaba contra su pecho mezclándose las palpitaciones de sus corazones que bombeaban aceleradamente por la emoción... Maca buscó su lengua para quedarse con su sabor... sus labios parecían desgastarse por la presión, sus lenguas se acariciaban... sus manos volaban por la espalda contraria, sus cuerpos se contoneaban... mientras sus caderas se encontraban y las convulsiones volvían a ellas. Maca llevaba una de sus manos a la entrepierna de Esther que temblaba entre sus brazos... M: Tenemos que irnos mi vida, ahora no puede ser y mira que me sabe mal, pero... o nos vamos o las tendremos aquí otra vez (mientras juntaban sus frentes en un último contacto) Te quiero Esther y voy a estar esperando que soluciones tus cosas para tenerte nuevamente junto a mi y solo espero que esta vez sea la definitiva E: Y lo será cariño, aunque para ello tenga que dejarlo todo (dijo aferrándose a su cuerpo) M: Mi niña guapa (dijo acariciando dulcemente su mejilla para besarla nuevamente) no tienes que dejar nada porque yo sabré esperar ese momento. Venga vamos o vienen... E: Vamos... pero no olvides nunca que si tuviera que dejarlo todo por ti, lo haría sin dudarlo un segundo... M: ¿Estás segura de lo que dices? E: Nunca estuve tan segura... El trayecto al aeropuerto fue silencioso. Silencio que solo era roto por las constantes preguntas de la pequeña Jimena, ante una situación un tanto extraña para ella. El avión que llevaría de vuelta a casa a Maca, Adela y Jimena saldría en poco más de media hora. Esther esperaría su turno para salir. Un café sirvió de excusa para prolongar unos minutos más esos momentos juntas. La pequeña se mostraba nerviosa sin dejar de
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moverse. Adela esperaba atenta a ser llamadas para embarcar. Esther parecía ausente mientras Maca tomaba una de sus manos para acercarla a su muslo donde la dejó descansar. Los altavoces alertaron que el momento del embarque había llegado. Esther las acompañó hasta la misma puerta de acceso, donde el paso estaba restringido solo para pasajeros. La primera en despedirse fue Adela que se acercó segura para dejar dos besos en sus mejillas. Esther se inclinó hasta ponerse a la altura de Jimena, rodeándola con sus brazos para apretarla contra ella... E: Te quiero pequeña... y en unos días nos veremos de nuevo (dijo limpiando con sus dedos las mejillas mojadas por las lágrimas derramadas) cuida de la mami ¿vale cariño? (dijo besándola con sumo amor) Maca cogió las manos de su chica. La miró intensamente, bajó su mirada a los labios y lentamente se acercó... los besó y deslizó sus manos en dirección ascendente por los brazos hasta llegar a los hombros y los rodeó acercándola hacia ella. Esther se aferraba a ese abrazo como si en el le fuera la vida E: Te quiero Maca (dijo débilmente) M: No tardes mucho en volver a casa... (dijo apretándola fuerte) a nuestra casa Maca soltaba lentamente las manos de Esther ante la mirada de los presentes. Esther se alejó unos pasos para verlas partir, viendo como Jimena a la que ya consideraba como suya, se giraba para despedirse levantando su manita. Una vez las perdió de vista, tomó asiento en uno de los bancos a esperar la salida de su vuelo con destino a Madrid. Su mirada ausente la llevó a recordar la noche anterior y sonrió, mientras pensaba que Maca lo era todo para ella. Sacó su teléfono del bolso para dejar un mensaje y decidió llamar a su padre para decirle la hora de llegada de su avión De vuelta a casa, Maca empezaba la rutina de cada día. Después de bañar a su hija y una vez relajada recordó que su teléfono seguía apagado. Lo encendió para hacer algunas llamadas, comprobando que tenía varias llamadas y algún que otro mensaje. El primero en abrir era el que ponía Esther y donde leía escuetamente “ya te extraño y aun no ha salido tu avión. Te quiero” Con mirada húmeda se llevó el aparato a los labios, como si de su chica se tratara. Tras unas llamadas pensó que lo mejor era cenar y descansar para enfrentar un nuevo día, no sin antes llamar a su chica para desearle buenas noches... Los días pasaban para ambas metidas en sus cosas, pero al caer la noche en la soledad de sus camas alguna lágrima caía porque se daban cuenta que las cosas no estaban siendo tan fáciles como ellas hubieran querido. Los negocios se habían ante puesto a sus ilusiones sin que ninguna pudiera hacer nada. Maca porque estaba empezando en el mundo empresarial y Esther porque tenía muchos compromisos sobre todo deportivos. La empresa de su padre la necesitaba más que nunca en estos momentos tras el cese de Adrián. Pero donde más era reclamada era en el ámbito deportivo, los entrenamientos y las competiciones ocupaban la mayor parte de su tiempo. Desde que regresaron del viaje no se habían vuelto a ver y eso las tenía muy inquietas y preocupadas, pero ninguna quería agobiar y mostrarse débil, por no querer interferir en sus respectivos trabajos y era algo que empezó a hacer mella en ellas. Se morían por verse, pero por separado pensaban en darse su tiempo para poder anclarlo todo...
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En Jerez, Maca proseguía totalmente volcada en su nuevo proyecto del mundo empresarial con la colaboración y ayuda ofrecida por su nueva adquisición y persona de confianza de toda la familia. Una abogada, recomendada por unos viejos amigos que no conseguía encauzar su vida. La oferta tuvo poco que pensar y partió desde Sevilla con la ilusión de emprender una nueva vida intentando olvidar su pasado. Tras una larga charla, Maca se dio cuenta de la situación, pero estaba dispuesta a darle una oportunidad M: Lucía (dijo acercándose a ella) Estos son los documentos que te dije Lucía: Muy bien, los miraré en cuanto acabe con esto (ofreciéndole unos papeles) Míratelos y si estás conforme lo firmas y pasamos a la siguiente fase (dijo segura) Tras echarle un vistazo los deposito sobre el escritorio, sacó su bolígrafo de su bata y segura los firmó Lucía: ¿Firmas sin hacer ninguna pregunta? M: Ya ves (mirándola) confío plenamente en ti. Tengo muy buenas referencias y a pesar de esa vida tan... Lucía: ¿Tan?... ¡sigue!( esperando respuesta) ¿o prefieres que lo diga yo? M: Escucha Lucía Lucía: Puedes llamarme Luci (la interrumpió) M: Muy bien, pues Luci. Lo que hicieras anteriormente, como llevaras tu vida de estudiante... me da lo mismo, el caso es que alguien me dijo que eras muy buena en el campo empresarial y es lo que a mi me interesa Lucía: Yo llevaba una vida muy loca, lo sé... pero siempre fui responsable en mis estudios y posteriormente en mi trabajo. Saqué con mi esfuerzo la carrera de derecho, y la de empresariales, que a pesar de no haberla terminado, lo conseguiré con mi esfuerzo. No di con la persona adecuada en aquel bufete y me hizo una mala pasada y es algo que tengo olvidado y superado M: Me alegro y me lo estás demostrando. Y ahora dime, ¿cuándo llegaran esos ejemplares? Lucía: Después de comer yo misma los llevaré personalmente, así en un par de días estarán aquí, a lo sumo tres M: No hace falta que vayas Lucía, puedes enviarlo por correo electrónico, ellos están al corriente de todo, a la espera de nuestra respuesta Lucía: ¡Luci! ¿recuerdas?... (mirándola fijamente) ¡Por cierto necesito que me dejes un coche, el mío está indispuesto y no me lleva a Sevilla ni de coña (dijo sonriendo) M: Venga vamos a comer que Carmen lo tiene todo listo (dijo cogiendo una revista y un diario de prensa nacional) Lucía: ¿Me dejas la revista que curiosee un rato? M: Mira la página tres Lucía: ¿Qué pasa en esa página? M: Tú míralo... Lucía pasaba las páginas hasta encontrarse con una gran foto... Lucía: Vaya, tanto tiempo sin salir en prensa y mira tu ahora cual es el motivo M: Pensarían que tendría repercusión, pero a mi chica ya le da lo mismo. Antes montaba en cólera siempre que se veía reflejada en estas cosas. Ahora afortunadamente
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ya todo cambió. La señorita Esther García tiene novia. Le costó dar el paso, pero antepuso su felicidad a cualquier comentario que pudiera surgir Lucía: Debe quererte mucho para reconocer públicamente sus sentimientos hacia ti ¿Tú la quieres tanto? (preguntó mirándola con decisión) M: Yo la quiero más... Maca salía del despacho después de despojarse de su bata que dejó sobre la percha justo a la entrada, situado a unos pocos metros de la casa. Lucía la seguía con la mirada, viendo como se contoneaba, sin perder de vista su esbelta silueta, y salió tras sus pasos sin perder detalle de ninguno de sus movimientos... Mientras tanto en Madrid, Esther no dejaba de mover papeles con la clara intención de cerrar contratos y dejarle a su padre su trabajo acabado antes de partir. Los entrenamientos ocupaban todo su tiempo por la tarde hasta casi bien entrada la noche. Teresa andaba algo preocupada, la notaba nerviosa día a día sin saber la razón de querer hacerlo todo con tanta prisa, pero lo que más le llamaba la atención era que no hablaba de esos motivos con ella y eso la inquietaba. Siempre había sido ella su confidente y ahora se veía desplazada y le dolía profundamente. Esa noche no llegaba a su hora. Se acercó a uno de los grandes ventanales para ver si había luz en las caballerizas, comprobando que sí, por lo que daba por hecho que seguía entrenando. Salió para dirigirse al lugar. Sus pasos eran lentos y silenciosos hasta llegar a la puerta que abrió con cautela. Llegó al circuito y se apoyó sobre una de las barandas viendo como su niña saltaba apoteósicamente. Esther se dio cuenta de la visita y se acercó sobre el animal. Se bajó para acariciar su lomo y dedicarle algunas palabras llenas de amor... E: Tesa (dijo mirándola) llevo a Trueno a su cuadra y vengo, que estés aquí me inquieta, te veo rara últimamente y quiero que me digas el porque (dijo mientras conducía ella misma al animal) Teresa la veía marchar con el animal. Oyó un sonido proveniente de su derecha y se giró, comprobando que era el móvil de Esther. Se acercó y lo cogió. Miró la pantalla iluminada aun comprobando que se trataba de un mensaje. Llegada a la altura de Esther se lo entregó mirándola con amor T: Toma cariño (dijo) acaba de sonar... E: ¡A ver! (dijo mirando el aparato mientras sonreía) Es un mensaje de Maca (dijo escuetamente) T: ¿Está bien? (pregunto) E: Sí, trabajando para poner a punto todo T: Es una gran mujer, muy trabajadora y responsable así que estoy segurísima que le saldrá todo como debe. Ha llamado en alguna ocasión a mi marido para pedirle información y se la notaba muy feliz E: Sí que lo es y yo me alegro muchísimo de ello T: Esther (dijo parando sus pasos) ¿Te pasa algo?... te noto tensa, lo haces todo aceleradamente y me preocupa E: Bueno quería terminar unas cosas que habían pendientes, tenía la intención de no viajar... pero no voy a poder evitarlo T: ¿Que te traes entre manos cariño?
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E: Tesa (dijo acercándose a ella) yo... voy a dejar todo esto para irme a vivir con Maca T: ¿Y los negocios?... tu padre ya está algo mayor y necesita ayuda, ¿o crees que pueda hacerlo el solo? E: Nadie trabaja más y mejor que mi padre. Disfruta de cuanto tiene y le gusta hacerlo a él. Cuando se haga mayor ya veremos. Me he dedicado en cuerpo y alma a las empresas y nadie mejor que tú lo sabe, y ahora... (dijo mirándola fijamente) me toca vivir y ser feliz y eso no será posible lejos de Maca T: Yo me alegro muchísimo de oírte decir eso, ya era hora que pensaras en ti, que te acordaras que también tienes una vida y que mereces ser feliz, pero... ¿Lo sabe tu padre ya? E: Tengo que hablar con él. No voy a negarte que me preocupa su reacción, pero lo que sí tengo claro es que no voy a dejar escapar mi felicidad y no será el trabajo lo que la anteponga T: Esther, ¿Te has parado a pensar que todo será tuyo?... ¿no te das cuenta que no podrás llevarlo si no es aquí? Esther la miraba ausente mientras oía sus palabras... T: No seré yo quien se meta en esto cariño, pero deberías pensarlo bien. Tu padre se hace mayor. Hija (dijo acercándose más a ella) tú eres todo cuanto tiene, piensa bien lo que piensas hacer. Una cosa es tomarte un tiempo para dedicarte al deporte y otra dejarlo todo... E: ¡No he dicho que vaya a dejarlo! (dijo a las puertas de la casa) Tesa... voy a pedirte un favor, seguiremos esta conversación, ahora no es el momento, pero... sobre todo no digas nada a nadie sobre esto, porque quiero ser yo quien se lo diga a mi padre T: De sobras sabes que no diré nada, jamás ha sabido nadie algo por mí. Solo voy a repetirte que lo pienses bien E: ¡Ya está pensado Tesa!... Maca volvía de llevar a su hija al colegio y ya la esperaba Lucía, apoyada sobre una valla de madera, que limitaba el camino recientemente asfaltado, con un verde prado donde los animales pasaban gran parte del día libremente Lucía: ¡Buenos días Maca! (dijo acercándose al coche mientras veía como Maca lo dejaba junto a su despacho) M: Buenos días (contestó una vez a su lado) ¿no hace frío para que estés afuera? Lucía: Me gusta que me de el aire fresco de la mañana, eso me despeja M: ¿Hubo salidita anoche? (preguntó mirándola) Lucía: Pues no. ¡Como no quisiste acompañarme!... me acosté pronto, hoy llegan los potrillos y tendremos el día completito M: Por cierto, Jimena me ha contado lo bien que se lo pasó ayer en el parque y que repetiréis más veces... Lucía: Disfrutó mucho. Nos columpiamos y en la cafetería del parque coincidimos con algunas de sus amiguitas que habitualmente van después del cole. La hubieras visto radiante de felicidad... M: Los fines de semana le dedicó todo el tiempo, entre semana prefiero que descanse algo más Lucía: Los niños han de jugar y compartir con otros niños al aire libre, así que si me permites la recogeré algún día para llevarla un rato al parque
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M: Lucía, siempre que puedo la llevo a jugar un rato después del colegio, estos últimos días no he podido debido al trabajo Lucía: Lo sé, ella me lo dijo y conocí a Pilar... ¿sois muy amigas? (preguntó segura) M: ¿Pilar?... lo justo de tomarnos un café mientras las niñas juegan. ¿Por qué lo preguntas? Lucía: No sé, me lo pareció por como me hablo de ti M: Pues solo nos conocemos de compartir algún café que otro. Mira ya llega el camión... (saliendo a su encuentro) Lucía la veía caminar con paso seguro, resaltando su silueta bajo esos tejanos. Maca notó esa mirada y paró sus pasos para girarse... M: ¿No vienes? Lucía: Eh... ¡sí claro! Cinco ejemplares de pura raza eran descargados de sus correspondientes remolques, ante la mirada de Maca, que se sentía orgullosa de ver hecho realidad uno de sus grandes sueños Lucía: ¿Te pasa algo Maca? (preguntó acercándose a ella) Noto algo en tu mirada y no se ver bien que es M: Estoy feliz. Era un sueño que tenía desde hacía mucho tiempo y por fin lo veo hecho realidad... Lucía: Cuando se lucha por algo con la fuerza que tú lo estás haciendo ha de salir bien M: No sé si saldrá bien, si me estrellaré o que... el caso es que este era uno de mis sueños y aquí lo tengo Lucía: ¿Tienes más sueños?.. M: Alguno hay por ahí... ¿Tú no tienes ninguno? No te has propuesto llegar a una meta trazada?... ¿o algo que te ilusione? Lucía: Bueno, yo con trabajar y ganarme la vida honradamente tengo suficiente. A ti solo hay que mirarte para saber que triunfarás en lo que te propongas... M: No te creas, la vida me ha castigado muchas veces, lo que hay que tener fuerza es para levantarse y seguir adelante. Bueno voy a ver como llegan estos animales. Sé su procedencia pero quiero hacerles un estudio para valorarlos La mañana para Maca pasaba envuelta en su nuevo mundo, y con alguna que otra visita por parte de Lucía dándole un aire de alegría a tanto trabajo. A medio día llegaba uno de los mozos contratados para el cuidado de los caballos recibido por Lucía y que acompañó directamente para conocer a Maca Lucía: Eh... ¡Maca! (dijo insegura) M: Dime (contestó mirándola) Lucía: Tengo que ir esta tarde a una reunión, y he pensado que recojo a Jimena, la llevo un ratito al parque y te la traigo luego ¿vale? M: Pues me haces un favor, porque esta tarde voy un poco justa de tiempo, pero vamos que si no pudieras me avisas y voy yo Lucía: ¡Que va!... me encanta llevarla a jugar, además nos lo pasamos genial... bueno, os dejo. Juan (dijo mirando al nuevo miembro de la plantilla) en cuanto tenga preparado lo de tu contrato podrás firmarlo (dijo marchándose)
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En Madrid Esther ultimaba todo para viajar a Nueva York, donde cerraría uno de los mejores contratos de los últimos años sugerido por expreso deseo de su padre hacía ya tiempo, pero debido a los acontecimientos surgidos en su vida, se había visto obligada a dejarlos en un segundo plano. Era algo que su padre le pidió expresamente a ella, convencido de los resultados fruto del buen hacer de su hija. A media tarde el teléfono de Maca vibraba en el interior de su bolsillo. Lo había silenciado para no alterar el ambiente creado en las caballerizas, que era de total relax M: Juan, sigue tú que ahora vengo... (dijo saliendo al exterior) Sacó el aparato del bolsillo y una sonrisa se instaló en su rostro al ver que era uno de los habituales mensajes que Esther le mandaba a diario.. “Acaríciame con tus palabras, derríteme con tus besos, sedúceme con tu mirada y enloquéceme con tu amor... Te quiero. Esther” Tras leerlo varias veces, marcó su número y esperó respuesta... M: ¿Cómo está mi reina? (dijo sin darle tiempo a nada) estoy como loca porque llegue el sábado mi vida... E: Maca... lo siento cariño, pero me es imposible bajar este fin de semana (dijo triste) M: ¿Ha pasado algo? E: Se me ha complicado todo y no podré. Tengo que salir de viaje y no será menos de una semana, así que estoy ultimando algunos asuntos M: Bueno, si es por algo importante esperaremos. ¿Negocios no? E: Sí, ¿recuerdas que te lo dije? M: Recuerdo que me dijiste que intentarías hacerlo sin tener que viajar E: Pero por más que lo he intentado no ha podido ser, pero en cuanto pueda voy a veros M: El próximo fin de semana viajas a Zaragoza ¿no? E: ¡Es verdad!... lo había olvidado completamente M: Pues entonces no sé cuando conseguiremos vernos... E: Maca, en cuanto acabe con todo esto, te prometo que voy para quedarme... M: ¡A ver si puedo ir a Zaragoza! tengo mucho lío por aquí, pero intentaré ir a verte. Tengo que dejarte cariño, a la noche te llamo... E: Espera Maca M: ¡Dime! E: ¿Has leído la prensa de hoy? M: Cariño estoy tan liada que ni tiempo he tenido, a la noche antes de dormir le echo un vistazo. ¿Por?... ¿Dicen algo de mi jinete favorito? E: ¡No!... Sale el comunicado de Adrián, que fue redactado por nuestros abogados. Léelo M: Está bien luego cuando pueda me pongo a ello ahora tengo que dejarte. Un beso (dijo colgando el teléfono) Esther quedó algo confusa ante esa reacción de Maca. Guardó su teléfono y dejó de lado sus paranoias... Comprendía que estuviera liada hasta afianzar el negocio y eso debía tenerla algo nerviosa
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Poco antes de las seis de la tarde, Maca daba por finalizada la jornada laboral y tras tomar una gratificante ducha, pensó en pasar el resto de la tarde con su hija. Fue directamente al parque al que habitualmente iban a la salida del colegio. Aparcó el coche y con paso seguro se encamino... Jimena: ¡¡¡Mami!!! (gritaba al verla llegar) ¡¡¡estoy jugando con Susana!!! M: Hola mi vida (mientras la abrazaba efusivamente) ¿cómo le fue hoy a mi princesa en el cole? Jimena: ¡He aprendido una canción nueva hoy mami! M: Pues venga, al suelo (decía bajándola de sus brazos) a cantarla que yo la aprenda también... Mientras la cría se movía al ritmo de la canción contoneándose con bastante ritmo bajo la atenta mirada de su madre, aparecían Pilar acompañada de Lucía y un rostro nuevo para los ojos de Maca Lucía: ¡Ah eres tu Maca!.. M: Si quise venir para estar con ella un rato Lucía: Es que vimos que salía corriendo y al perderla de vista, pensé lo peor (decía algo preocupada) Mientras las niñas jugaban en el exterior, Maca se pedía un café para sentarse con sus compañeras Pilar: ¿Y como va todo Maca? (preguntó) M: Muy bien Pilar, ando muy liada pero me gusta el lío en el que me he metido... Pilar: Trabajar para una misma es lo mejor. Haces a tu antojo sin tener que dar explicaciones de cuanto haces. Ahora solo te falta afianzar tu vida sentimental y lo tendrás tu vida plena Lucía: Bueno, vamos a dejar de lado su vida sentimental porque no sé si serán capaces de llevar una relación a distancia y con tanto trabajo como tienen las dos (dijo sin pensar muy bien lo que acababa de decir) M: Pues yo pienso que cuando quieres a alguien verdaderamente, todas las barreras pueden derribarse (dijo segura) Pilar: Por tu parte quizás, pero... ¿y por la otra? ¿Podrá ella derribarlas? Ante ese comentario quedo pensativa y Pilar se dio cuenta, intentando cambiar su comentario Pilar: Yo no la conozco, pero si deja escapar a alguien como tú... M: Vamos a ver una cosita. Ella esta cerrando un importante negocio para poder venir con la tranquilidad de dejarle eso hecho a su padre. Esa empresa será suya algún día y su padre entenderá que quiera dejarla por un tiempo. También está su carrera deportiva en la que está triunfando y se merece eso y más... y yo... (dijo bajando la mirada) yo la esperaré Lucía: ¡Sí! La esperarás, pero mientras tanto no puedes dejar de vivir tu vida aquí, así que el viernes estáis invitadas a cenar Pilar: Que decidida lo has dicho ¿no?... ¿se celebra algo especial? Lucía: Mi cumpleaños. ¿Os parece poco? M: Pues yo ya te diré si voy ¿vale?
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Lucía: No admito un no... así que búscate la vida, pero el viernes nos vamos de cena y luego nos marcaremos unos bailes, ¿conforme Pilar? (dijo mirándola) Pilar: Por mi parte no hay problema Después de tomar un relajante baño con su niña, Maca se disponía como cada día a leer la prensa diaria. Descansaba en el sofá y buscó la página donde estaban las declaraciones de Adrián, pero una voz, proveniente del televisor algo conocida para ella, alertó su curiosidad. Cerró el diario, subió el volumen del aparato y fijó su mirada en ese rostro, prestando atención a cuanto decía Carmen: ¿Quieres que cenemos ya cariño? (preguntó entrando en el salón) M: Schiiissssss... (la callaba Maca) espera ahora te cuento... Voz televisor: Quiero dejar muy claro (continuaba diciendo) que la sustancia que le puse en la bebida a mi novia, era totalmente inocua y que tan solo alteró el apetito sexual ya que ese era solo el cometido. Para nada fue una violación y quiero que sobre esto no quede ninguna duda. Devolveré hasta el último céntimo extraído a la empresa de la que soy accionista y pediré disculpas a cada uno de los ejecutivos accionistas demostrando mi arrepentimiento públicamente. No voy a exponer que estuviera mal psicológicamente, porque estaría mintiendo. Sí reconozco que se me fue de las manos pasándome intencionadamente. Me confieso culpable de cuanto se me acusa y agradezco enormemente tanto al Señor García como a su hija Esther la oportunidad que me brindan ante un juicio que estaba perdido por mi parte con el consecuente castigo impuesto por la justicia. Vuelvo a repetir mi arrepentimiento y entrego mi carta de dimisión a la empresa en este mismo momento Maca lo miraba con odio por tanto daño causado a su chica, dejándola completamente hundida durante bastante tiempo. Carmen la miraba con pena... Carmen: ¿Es el verdad? M: ¡Si tata!... el ser más despreciable que puede haber Carmen: Parece arrepentido (dijo mientras oía como los periodistas le formulaban algunas preguntas) M: No soporto ni verlo ya (dijo apagando el televisor en ese momento) Carmen: ¿Por qué lo apagas?.. M: Porque ya no me interesa nada de lo que pueda decir. Me alegraría que ahora la justicia se hiciera cargo de él... que reciba el castigo que merece, que ya castigo él suficientemente a Esther... Carmen: Olvida eso cariño. Parece arrepentido y después de todo, ella es para ti M: No podré olvidar nunca. Que le robara... bueno tarde o temprano lo habrían notado, pero que le hiciera a ella lo que le hizo, no voy a perdonárselo en la vida Tras una llamada a Esther y decirle cuanto la echaba de menos, quitado el almohadón de su espalda y una vez tumbada en la cama volvió a marcar... En la oscuridad de la estancia observo como una luz que provenía de la mesita que tenía justo a su lado, parpadeaba incansablemente. Pensó en no hacerle caso, era algo tarde y
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tenía que madrugar. Miraba su teléfono, se acercó para ver de quien se trataba... sonrió ante ese nombre inscrito en la pantalla y contestó... E: ¿De que te has acordado a estas horas? (preguntó) M: No puedo dejar de pensar en ti... E: ¡Cariño hemos hablado hace cinco minutos!.. M: Pues ya ves... aquí estoy que no puedo dormir sin tenerte a mi lado... sin dejar de dar vueltas... E: ¿Ya será menos no? M: ¿Lo dudas? E: ¡No mi vida, porque a mi me pasa lo mismo! es más... bueno dime algo bonito anda, a ver si pensando en eso consigo dormir... M: ¿Es más? (decía mientras su mano empezaba a deslizarse a través de su piel, suave pero segura) Esther notaba como la voz de Maca empezaba a quebrarse y como a través del auricular notaba su respiración acelerarse. Por unos segundos pensó saber que hacía, pero, no... no creo que Maca haga eso pensaba mientras oía sonidos que ella conocía a la perfección en sus momentos íntimos y ya no tuvo duda... M: Bueno, vas a decirme que ibas a decirme (insistía mientras su mano ya se había apoderado de su sexo totalmente acompañado de movimientos pélvicos que la estaban volviendo loca, dejando caer algún que otro gemido ante una más que nerviosa Esther) E: ¿Qué te pasa Maca?... te noto especialmente nerviosa, no sé... ¿dime? M: Uhmmm Esther (decía casi en un susurro) E: ¿Qué haces cariño?... ¿Qué pasa? M: Hago lo que deberías estar haciendo tú mi vida, pero que de momento no puede ser... (mientras seguía en su afán de prolongar su estado) E: Ya veo, parece que esta separación está haciendo mella en nuestra relación ¿no? (dijo algo molesta, pero sintiendo como venían pequeñas convulsiones desde su más interno y delicado órgano que la hizo ponerse nerviosa) M: No cariño, no se trata de eso (con voz débil) Notaba como Maca estaba totalmente desinhibida y rota y sin saber muy bien porque y no pensarlo demasiado colgó el teléfono para quedar inmóvil tras darse cuenta. Dejó el aparato en su sitio, apagó la suave luz del cabecero de la cama e intentó dormir, algo que no conseguía por el momento vivido... oír a Maca en esas condiciones y no poder ser ella misma quien le proporcionara ese placer sentido y provocado por ella misma la dejó algo mal. Pensó en llamarla, pero dado su estado decidió dar rienda suelta a sus deseos más íntimos ella misma... Maca paró en seco al oír como colgaba sin entender la razón. Hizo el intento de llamar, pero al minuto se arrepintió. Comprendió que quizás se había precipitado al hacerlo a través del teléfono incomodando a su chica. Su mente no paraba. ¿Sería verdad que la distancia les estaba pasando factura? (se preguntaba en el silencio de la habitación) no conseguía descansar mirando sin cesar el despertador que a punto estaba de sonar y cuando pensaba que ya no podría dormir, el sonido del teléfono fijo volvía a sonar otra vez...
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El sol que penetraba a través de la ventana la hizo abrir los ojos, ante un día primaveral a pesar de la época del año. Inclinó la cabeza para comprobar la hora. Demasiado temprano pensó. Titubeo unos minutos, recordó la noche anterior y se tenso...extendió su brazo para llegar al teléfono que reposaba sobre la mesita de noche. Buscó ese número especial en su listín y marcó E: ¿Estabas dormida? M: Pues a las 6 de la mañana lo suelo hacer y más si he pasado una mala noche E: Perdona no quería molestarte M: No pasa nada, dime E: Pedirte disculpas por lo de anoche pero me sentí mal de ver que no eran mis manos las que te hacían vibrar, que no eran mis besos los que te hacían enloquecer, ni mis labios los que mordían los tuyos.. La conversación iba subiendo de tono y las dos parecían cambiar de humor E: ¿Sigues ahí? M: Aquí estoy E: Me gustaría tanto poder tocarte... (con voz temblorosa) M: ¿Y a que esperas? lo estoy deseando y yo a ti como cada día que paso separada de ti Sin más las dos empezaron a estimularse en la distancia. Ambas oían como los jadeos provenían desde el otro lado del auricular y como deseaban que fuera real. La humedad de ambas fue mayor y los jadeos les indicaban que ya estaban a punto M: ¿Cómo estas mi vida?... (decía en un susurro) E: Intuyo que como tú (dijo con voz quebrada) M: Pues quiero oírte dármelo todo... Las dos explotaron en un gran gemido y las lágrimas cayeron libres por la mejilla de cada una, deseando que hubiera sido su amada la que hubiera estado en ese momento. Poderse mirar a la ojos y decirse cuanto se querían y cuanto se extrañaban, pero el teléfono era algo frío, a pesar que cada día era más normal. Por cuestiones de trabajo llevaban ya casi un mes sin verse y eso estaba pasando factura en ambas. El humor era cada vez peor y en más de alguna ocasión habían discutido por no poder verse El fin de semana llegó y con él, la cena de cumpleaños de Lucía. Tras finalizar la jornada laboral, Maca dejó preparada a su hija, ya que le gustaba hacerlo personalmente y no porque no se fiara de la chica que ayudaba en casa, sino porque disfrutaba haciéndolo ella. Una vez arreglada cogió su coche poniendo dirección al restaurante donde habían quedado previamente. Bajó de su coche, se colocó su abrigo largo resaltando su silueta considerablemente y se encamino al interior del local donde ya la esperaban... M: ¡Hola!... perdón por el retraso (dijo acercándose) Pilar: Tampoco llegas tan tarde (contestó saludándola con un efusivo beso, mientras la rodeaba por la cintura, apretándola fuerte contra ella...) Lucía: Seguro que después de venirme de la finca, seguiste currando M: Bueno algo de eso hay. Hice algunas llamadas para dejarlo todo amarrado
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Lucía: ¿Ya disponemos de los sementales? M: Por el momento tenemos uno y es el mejor Pilar: Bueno chicas, queda prohibido hablar de trabajo esta noche... Una vez presentaron a Maca, a dos de las amigas de Lucía, tomaron asiento para disfrutar de una apacible cena. La noche continuaba entre risas y bromas y tras el postre, el cava y el café, dieron los regalos a la anfitriona. La noche avanzaba con síntomas claros de alguna copa de más en alguna que otra. Maca las miraba ausente por momentos. Pilar se acercó más a ella ofreciéndole una copa, que quiso llevar a sus labios, a lo que Maca se opuso cogiéndola ella misma... Pilar: ¿Es malo que te dé de beber yo? M: No, pero yo sé hacerlo solita (dijo saboreando su contenido) ¿Ves?... está delicioso... Pilar: Ya veo... parece que Luci se ha olvidado de sus invitadas con los regalos ¿no crees? M: Déjala que disfrute, hace tiempo que no veía a sus amigas y le ira bien compartir con ellas Pilar: ¿No son de aquí? M: ¡No!... son de Cádiz, pero Lucía ha estado mucho tiempo fuera de esta zona. Se puso muy contenta cuando le confirmaron que venían Pilar: Pues en todo caso nos liaremos a charlar nosotras. Estas parece que están muy entretenidas (dijo mientras las miraba) y dime... ¿cómo está tu chica? M: Bien (contesto escuetamente) Pilar: ¿Solo bien?... no quieres hablar de ella ¿verdad? M: No tengo ningún problema en hablar, es solo que está bien, no sé Pilar... la distancia está haciendo mella y yo... necesito verla, tocarla, sentirla junto a mi Pilar: La distancia es el gran enemigo en una relación de pareja... pero vamos, que si quieres aquí estoy yo para ayudarte uhm (dijo acercándose a ella) M: ¿Ayudarme? (preguntó intrigante) ¿en qué? Pilar: Bueno, no sé, en lo que tú quieras... (mirándola de forma especial sin pasar desapercibido por Maca) ¿Sabes lo que tienes que hacer? (dijo segura) cuando la eches de menos me llamas y lo arreglo yo rapidito... Lucía: ¿De que habláis tan juntitas? (preguntó ya junto a ellas) Pilar: Cositas nuestras (dijo risueña) ¡Que!... ¿nos vamos a tomar una copa por ahí? (mirando a Maca) M: Venga sí, pero al menos yo me tomo una y me voy para casa. Vengo en dos minutos Lucía: ¿Vas al baño? M: ¡Ahora vengo! (mientras cogía su bolso) Maca desaparecía con la intención de pagar la cena sin que Lucía lo supiera. Sabía que no andaba muy bien de dinero y quiso tener ese detalle con ella ya que se lo merecía por la labor hecha en el trabajo, entregándose de manera especial. Las chicas recogían sus cosas y cuando vieron aparecer a Maca salieron a su encuentro Lucía: Esperarme un momento, tardo nada M: Ya está todo arreglado Luci (dijo sabiendo cuales eran sus intenciones) Lucía se giraba y con cara de pocos amigos la miraba, intuyendo el porque de ese comentario
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Lucía: ¿No habrás sido capaz de...? M: De eso y de más (contestó sin dejarla acabar) Venga vamos que es ya muy tarde y querrán cerrar ya... Pilar se cogió del brazo de Maca y la arrastró a la salida Lucía: ¡Tú!... ¿Qué pasa Pilar?... ¿que ya no eres capaz de caminar solita? Pilar: ¿Yo?... te diré algo guapa, soy capaz de aguantar hasta el amanecer sabiendo quien soy, quien eres y volver a casa conduciendo yo misma... Lucía: Menos lobos caperucita y vamos... (dijo acercándose a una de sus amigas) esta no aguanta ni dos copas más jajaja (dijo en un susurró a su acompañante) La noche las llevó a uno de los locales de moda, donde la música sonaba imparable. Tomaron asiento en un sitio privilegiado, ya que Lucía había hablado con el dueño del local muy conocido de su familia, reservándolo para ellas. El nivel de alcohol daba señales de vida en alguna que otra, y al oír una música especial se lanzó a la pista sin previo aviso... Lucía: ¿Y a esta que le pasa?.. Amiga: Pues ya ves ¡que le gusta la canción! Maca las observaba sin perder detalle. Lucía cogió la mano de una de sus amigas hasta ponerla en pie, se acercó a Maca para coger la suya y levantarla también... M: Yo como que mejor me quedo aquí y os miro ¿sí? Lucía: Pues va a ser que no. Venga (tirando de ella) o bailamos todas o no bailamos ninguna En la pista al ritmo de la fuerte música y bajo los focos que iluminaban la pista, se movían al son. Maca desinhibida movía sus caderas olvidándose completamente de todo. Lucía se ponía junto a ella al ver sus movimientos y al compás y tan cerca como pegada a ella seguir sus movimientos. Pilar las miraba y al ritmo de la música llegaba a ellas para imitar sus movimientos contoneándose exageradamente para llamar la atención de quien pretendía. Maca la miraba y sin poder evitarlo la sonrió. Lucía las observaba y cedió su sitio, que Pilar aprovechó para pegarse al cuerpo ese que tanto le llamaba su atención... Se puso tras ella y tomó sus manos para llevarlas a través de su propio cuerpo entre movimientos sensuales. Maca se dejaba guiar... observaron como les hacían un hueco entre el tumulto y Maca dejó de moverse al no querer ser el centro de atención. Pilar se acercó sutilmente hasta rozar su cuello, sintiendo un pinchazo profundo en su interior... Pilar: Sigue el ritmo princesa... baila para mi y haz tuyos mis movimientos (decía algo fuerte para pudiera oírla) Maca la miró de una forma especial. No quiso ser demasiado borde con ella ni muy cortante, por lo que siguió bailando como ni no hubiera oído nada. Seguían metidas de lleno en el baile hasta oír como sutilmente cambiaban el ritmo de la música. Maca aprovechó el momento y volvió a su sitio donde se sentó para coger su copa y acabarla de una vez. Lucía seguía metida de lleno en el baile sin percatarse que ya no estaban
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todas en la pista. Pilar volvía con Maca que se sentó justo a su lado. La miró fijamente. Bebió un sorbo de su vaso dejándolo descansar después. Sacó un pitillo del interior de su bolso y lo encendió. Ofreció uno a su amiga que se lo negó. Parecía ausente. Pilar la encontraba francamente distante y se acercó nuevamente a ella... Pilar: ¿Qué te pasa Maca? (dijo muy cerca para que pudiera oírla) M: Nada Pilar Pilar: ¡No!... te pasa algo, te noto distante. Ha sido un cambio en ti demasiado brusco... ¿dime? ¿te ha molestado algo? M: Pilar, yo...bueno mira vamos a dejarlo, es muy tarde ya, será mejor que nos vayamos. Las copas creo que han hecho algo de estrago en ti y sería bueno que te fueras a descansar ¿no crees? Pilar: ¿Intentas decirme fina y educadamente que estoy borracha? M: ¿Yo?... jajaja no guapa, no he dicho que estés borracha, solo he dicho que estás algo más suelta que de costumbre y quizás se deba a alguna copilla de más ¿no? Pilar: Pues sinceramente, para que engañar ¿no?... vamos que me noto un pelín más contenta, así que si no te importa podrías acercarme a casa M: Venga sí, vamos (dijo sonriendo) Una vez se despidieron de las chicas, salieron del local y se encaminaron al coche. Maca se quitó el abrigo y lo guardó en la parte trasera. Pilar la miraba detenidamente, hasta verla sentada a su lado. Después de unos minutos estaban en la puerta de la casa y paró el motor para no hacer demasiado ruido. Observaba como Pilar intentaba coger su bolso puesto en el asiento de atrás. Por más que intentaba llegar a él, no podía conseguirlo y fue la propia Maca quien se giró sin problema y se lo entregó M: ¿Podrás llegar sola? (preguntó con guasa) Pilar la miró fijamente Pilar: ¿Lo dudas? M: ¡No! Solo preguntaba (dijo algo nerviosa tras ver algo especial en su mirada) Pilar: Bueno pues ya no nos vemos hasta el lunes por la tarde ¿no? Aunque podíamos quedar el domingo con las niñas y comer juntas ¿Qué dices? M: Ya te diré algo, no sé si al final Esther podrá venir, que aunque ya me dijo que no podría... no sé, igual nos sorprende Pilar: ¿Tanto la quieres? M: La quiero más... Pilar: Y ella... ¿siente ella lo mismo por ti? Quedó pensativa tras oír esa pregunta. ¿Sería eso verdad? Se preguntaba en silencio ¿la querría con la misma intensidad con que la amaba ella?... preguntas que tan solo pensarlo la hacía atormentar. Pilar notó un halo de tristeza. Se acercó suavemente hasta rozar su mejilla, donde dejó un tierno beso M: Tú piensas que ella no me quiere tanto ¿verdad? Pilar: ¡No cariño!... solo digo que si yo fuera ella, estaba aquí a tu lado. ¿Es más importante lo que tiene fuera que lo que tiene aquí? (dijo atropelladamente) M: Venga a dormir, que ya no puedes enlazar ni tres frases seguidas (dijo sonriente) ¡va tira!
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Pilar: Será lo mejor. Buenas noches y llámame si quieres que comamos las cuatro ¿vale? (dijo acercando sus labios para dejar un beso justo en la comisura de los labios) Se apartó algunos centímetros. La miró tiernamente y sin pensarlo mucho buscó sus labios que succionó tiernamente, intentó buscar su lengua, pero Maca no respondió, retirándose al instante... M: ¡Por favor Pilar! No hagas que se rompa esto... Pilar: Perdona pero tenía la necesidad de saborearlos aunque fuera una sola vez. Buenas noches (dijo saliendo del auto) Maca esperó hasta verla entrar en casa. Sabía que no estaba muy bien, que la ingesta de alcohol le había pasado factura. Una vez en la puerta, se giró hacia el coche. No hizo nada, simplemente la miró. Encontró la cerradura tras varios intentos fallidos y tras ella la puerta se cerró Tuvieron que pasar varios días hasta encontrarse de nuevo con ella en un ambiente más frío de lo habitual entre ellas. Maca prefería guardar la distancia. No quería hacerle daño, pero tampoco iba a permitir que interfiriera en su vida privada con Esther que a pesar de los momentos por los que pasaban sin poderse ver, estaba segura que todo volvería a la normalidad. Como cada día y antes de dormir hacía una última llamada para desearle buenas noches y saber algo de ella... M: ¡Hola preciosa! (dijo feliz) E: ¡Hola mi vida! Te llamé esta tarde ¿Dónde estabas? M: Lo siento cariño olvidé el teléfono en casa y estuve tan liada que ni me acordé E: Pues era ya muy tarde... M: He dejado el despacho muy tarde hoy, tenía cosas atrasadas y quería ponerlas al día. ¿Y tú qué tal mi niña? E: Pues yo... (dijo triste) salgo mañana a primera hora M: ¿Cuantos días vas estar en USA? E: En un principio una semana por lo menos. ¿Por? M: No, por saber cuanto tiempo más voy a estar sin verte E: También yo voy a estar sin veros ¿no? M: Tienes razón, perdona, pero es que tengo santísimas ganas de verte que se me hace imposible pensar que te iras tan lejos E: Maca sé que no es fácil, pero tengo muchas cosas entre manos y te aseguro que no hay día que piense en dejar todo e irme a tu lado pero no puedo hacerlo. Tengo mis responsabilidades que por nada las pongo por delante de ti y de la niña pero debo hacerlo. ¿Lo entiendes verdad? M: Nunca voy a pedirte que dejes nada por nosotras. Tú eres la que decide lo que tienes que hacer y cuando E: No te enfades por favor, que ya bastante difícil se me hace todo esto como para que tú me lo recrimines M: Vale venga. Es algo tarde y el despertador está casi por sonar. Mañana después de llevar a la niña al cole, tengo que ir a recoger unos ejemplares E: Te quiero Maca. Cuando llegue te llamo y te digo como está todo. Son muchas horas de vuelo así que intentaré dormir M: Yo también te quiero cariño
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Esther salió de casa pensando en que cada día tenía más compromisos y se le hacia más difícil poder estar con Maca y con la pequeña Jimena. Las extrañaba tanto que le dolía profundamente, pero tenía que cumplir con sus obligaciones aun sacrificando lo que más quería. Iba sumida en sus pensamientos cuando el sonido de un mensaje la alerto “Espero que este viaje sea el comienzo para que podamos empezar una vida juntas. Un beso “te quiero”” Al leer la nota unas lágrimas e emoción resbalaban por sus mejillas. Cuando llegó al aeropuerto facturó y mientras esperaba la salida de su vuelo, se dispuso a desayunar Alicia como siempre venía rezagada pero le dio tiempo de tomar un café. Esa chica había sido la secretaria de su padre y era una mujer muy servicial. Su padre la tenía una gran estima, por el tiempo compartido con ellos. Andaba por los 50 años y siempre había estado en la empresa desde que se fundó y abrieron la sede en Madrid. Su padre siempre había confiado plenamente en ella. En más de una ocasión los había visto salir del trabajo juntos, pero dudaba si había algo más que trabajo entre ellos Alicia: Anuncian la salida de nuestro vuelo, así que venga, vamos a por ese avión que nos hará pasar unas horas volando para cruzar medio mundo E: Sí, espero que tomándome una pastilla pueda dormir porque estoy agotada Alicia: Llevas un ritmo demasiado acelerado y eso no es bueno. Deberías parar un poco y tomarte tu tiempo. No es bueno tanto trabajo y tienes una pareja que también necesita de ti E: Lo sé Alicia pero como hago para sacar tiempo y poder llevar todo esto para adelante sin descuidarlo, y luego están las competiciones que son lo que más tiempo me quita. Estoy en lo mejor de mi carrera. ¿Sabes? (dijo mirándola) estoy muy agobiada con esto, Maca está metida de lleno con lo del picadero que ha montado. Era su sueño y ha conseguido hacerlo realidad. Por otro lado está la niña que necesita estabilidad. No podemos estar cambiando de sitio cada dos por tres y aunque ahora estemos separadas por nuestras obligaciones... en cuanto me sea posible iré con ellas para quedarme definitivamente. De momento otra cosa no podemos hacer o al menos yo no lo sé... Alicia: Yo no soy quien para decir lo que tienes que hacer, tampoco me gusta dar consejo si no me lo piden, pero creo que el tiempo pasa y la vida nos da oportunidades, pero no olvides que también nos las puede quitar. No dejes pasar mucho tiempo más por tu bien y por de los que te quieren Subieron al avión y el viaje fue tranquilo aunque cansado por el largo recorrido. Esther se tomó su pastilla y fue casi todo el tiempo adormilada y pensando un poco en todo. Se sentía tremendamente cansada. Últimamente había entrenado demasiadas horas y estos días le vendrían bien para descansar un poco de todo ello y cargar pilas, no quería que tanto trabajo le pasara factura en su salud. Alicia la dejó dormir mientras la azafata le ofrecía la comida pensando que el sueño repararía su estado y mientras ella haría algunas gestiones Al llegar y una vez pasados los controles para poder entrar en el país, recogieron su equipaje y se dirigieron al hotel. Ella pensaba que sería algo más modesto pero Alicia
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había elegido uno que para nada se esperaba. Nunca le habían gustado los grandes lujos y se sentía algo desubicada E: ¿Y esto a que se debe? (preguntó) Alicia: ¿El qué? E: ¡Este hotel! (dijo mirando a su alrededor) Alicia: ¿No te gusta? E: Claro que me gusta, pero esto ha tenido que costar una fortuna ¿no crees? Alicia: ¿Y cual es el problema? E: No, si problema no hay ninguno, solo que no lo esperaba y como siempre nos hospedamos en otros más normales, me ha parecido extraño Alicia: Venga, vamos a dejar las cosas que parece que para una vez que nos damos un capricho encima te molestas E: No es eso, solo que me ha parecido extraño Fueron a recepción y todavía se quedó algo más alucinada E: ¿Cómo que una suite para mí? Alicia: Mira Esther deja ya de quejarte por todo que al final me vas hacer enfadar a mí E: Bueno pero la suite es para las dos ¿no? Alicia: Sí claro tú no estás muy bien de la cabeza por lo que veo ¡ehhhh! E: ¿Puede saberse para que quiero yo una suite de este calibre para mi sola? Alicia: Pues para que te relajes y disfrutes de los días que estés aquí... E: Mira de verdad que no entiendo nada. Así que vamos a dejar las cosas y damos una vuelta por los alrededores antes de cenar Durante unos días Alicia la estaba sometiendo a unas cargas de trabajo algo exagerado. Esther no decía nada y obedecía los horarios y las pocas horas de descanso que estaba teniendo, pero aceptó sin ningún tipo de queja. Pensaba que luego cuando llegara a España podría pasar más tiempo con Maca y la niña y por ellas estaba dispuesta a soportar el estrés laboral de estos días. Estaba sumida en una de sus reuniones cuando un mensaje le llego a su móvil “Tanto trabajo tendrá una buena recompensa ¿no? Así que no protestes que será recompensado todo tu esfuerzo. Aunque tu esfuerzo espero poder disfrutarlo únicamente yo...” Una sonrisa se reflejo en su rostro que aunque la quiso disimular, no pasó desapercibida por Alicia que no perdía detalle de nada Al salir de la reunión decidieron tomar algo con los organizadores del próximo evento para felicitarlos por el gran trabajo que estaba teniendo su filial en el país. Les estaba aportando grandes sumas de dinero y eso era bueno, pero lo que realmente necesitaba era llegar al hotel y descansar. Estaba agotada de tanta reunión y tanto papeleo. En un momento dado salió hacia el baño y Alicia fue de tras ella Alicia: ¿Te ocurre algo? ¡Tienes mala cara! E: No es solo que estoy cansada. Creo que lo mejor será que me vaya al hotel. ¿Te importa despedirme de los invitados? es que realmente no me apetece nada
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Alicia: Ya pero es que sabes que no es lo que te apetezca sino que son los mayores inversores de la cadena americana y no estaría nada bien dejarlos plantados ¿no te parece? E: Está bien, me despido educadamente y me voy ¡ehhh! nada de cenas ni comidas porque me vas a reventar... Sin más salió del baño con la seguridad de despedirse y marcharse a descansar Alicia recibió un mensaje que le alegró un poco el día y realizó alguna llamada mientras Esther se iba despidiendo de los demás En el taxi la conversación fue poco fluida por parte de Esther, no se encontraba con fuerzas para emprenderla con Alicia por la actitud de querer acelerar todo al máximo y tanta carga de trabajo. Fue algo pasajero y distante, Alicia tampoco quería atosigarla con más trabajo y decidió que por aquel día ya había sido suficiente Al llegar al hotel como cada día en la recepción, Esther pedía que le subieran la cena y ordenaba que no le pasaran ninguna llamada, pidiendo que las desviaran a la habitación de Alicia menos si era de Maca. Quería llegar y tomar un baño relajado, desconectando totalmente de todo mientras hablaba un rato con su chica Al llegar el ascenso a su planta se despidió de Alicia y puso rumbo a su habitación. El incienso daba un agradable y confortable olor en toda la planta. Sin duda alguien tenía el mismo gusto que ella a la hora de elegir ese olor Su sorpresa fue mayor cuando al abrir la puerta de su habitación la encontró toda llena de velas, el suelo con un reguero de pétalos de rosas blancas y rojas que llegaban hasta la cama donde había un gran ramo de flores acompañado de una tarjeta... “¿Pensabas que después de un día de tanto trabajo te iba dejar sin tu masaje y sin tu baño de aceite?” Al entrar en el baño Maca ya estaba metida dentro del agua, cubierta de espuma y con una sonrisa que la volvió loca M: ¿No vas a decir nada? E: Ehhh... ¿pero que haces tú aquí? M: Sí señora, buen recibimiento después de haber cruzado medio mundo para venir a verte. Me ha emocionado tu pregunta... E: Perdona cariño, la verdad es que para nada esperaba esta gran sorpresa (dijo sentándose en un lateral del jacuzzi al lado de ella y rodeándola por sus hombros para besarla profundamente) M: Esto ya esta mejor. Métete aquí conmigo y te relajas un poco, que te hace falta... E: Pues te aseguro que es lo que venía pensando por el camino, lo que no esperaba era encontrarme contigo aquí adentro M: Pues venga para dentro... (cogiendo sus manos y metiéndola dentro con ropa incluida...) E: Mira que eres ¡ehhhhh! Ja ja ja ja ja
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Esther se puso de pie desnudándose sensual y lentamente torturando a Maca después que la hubiera metido con ropa. Embelesada con el cuerpazo que tenía su chica, Maca se recreaba ante esa visión, comprobando que las sesiones de ejercicios, habían estilizado su figura y algún que otro cardenal en las piernas a consecuencia de alguna caída. Tanto contoneo la estaba poniendo algo subida de tono mientras se desnudaba para ella, cuando terminó con la última prenda de ropa que fue el tanga, Maca hizo el intento de levantarse pero Esther se lo impidió. Se sentó sobre ella y la rodeó con sus piernas y brazos E: Cuanto tiempo he deseado que llegara este momento... El abrazo se prolongó durante un buen rato dejando caer alguna lágrima por parte de ambas. Se habían necesitado tanto durante estas últimas semanas que les parecía mentira poder estar juntas de nuevo. Esther se separo de Maca besando su rostro con desesperación M: Ven. Ponte aquí delante y relájate que a partir de hoy empiezan tus vacaciones... E: Eso no puede ser cariño... M: Sí que puede ser, ¿por qué te crees que Alicia te ha tenido trabajando sin parar?... (dijo con una sonrisa) E: No me lo puedo creer... Ahora entiendo yo muchas cosas, tendré que hablar muy seriamente con ella cuando la vea M: Lo que deberías es agradecerle todo el trabajo que hace para que tú y yo ahora podamos disfrutar de unos días viajando por la costa. Siempre que te apetezca y no estés muy cansada E: ¿Estás tú hoy muy graciosa o me lo parece a mí? M: Será que después de tantos días sin vernos me apetece solo hacerte el amor y dejarte más cansada si cabe de lo que estás, que ya me dijeron que llevas quejándote desde que llegaste... E: ¡No! ¡si encima tendré que darte las gracias!... M: Las gracias no lo sé, pero... no te haces una idea de cuanto te he echado de menos mi vida (dijo mientras saboreaba ese cuello que tanto le gustaba) uhmmm... que bien sabes... Esther se dejaba hacer, sin dejar de notar esas cosquillas que aparecieron cuando la vio metida en ese baño de espuma. Se aferraba a ella con total posesión, mientras le susurraba metida en su oreja... “a mi me gustas toda tú”, mientras la ponía en pie para recrear la vista en ese cuerpo desnudo que tantas ganas tenía de hacer suyo, sus dedos recorrieron el camino desde los hombros para pararse en sus pechos, sin dejar de mirarla. Se acercó a ella inclinándose hasta rozarlos con sus labios, notando como sus pezones se endurecían. Los mordió sucesivamente, mientras sus manos descendían cintura abajo, sin perderse un ápice de ninguno de sus gestos por lo sentido en ese preciso momento que llegó a su centro. Las piernas de Maca flaquearon levemente y Esther la situó en un lateral de la gran bañera, para su comodidad. Subió hasta besar sus labios con total delirio para bajar decidida nuevamente y colocando su sexo entre sus labios la miró con pasión. Maca jadeaba, Esther prolongaba ese contacto y con la ayuda de sus propios dedos abría ese manjar para recrearse en el detenidamente. Succionaba con total devoción, mientras sus manos agarraban sus caderas para hacer ese encuentro más íntimo. Maca disfrutaba del momento aceleradamente, mientras estiraba su cuello inclinándolo hacia atrás, las convulsiones eran muy notables y quería más...
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M: Sigue... sigue...sigue... no te pares... agggg Los gemidos se convertían en gritos desesperados agarrando la cabeza de su chica para sentirla más. Sus movimientos pélvicos le indicaban a Esther que estaba a punto de llegar y quería dárselo todo. Acentuó ese contacto notando perfectamente como toda ella se convulsionaba jadeando aceleradamente en el punto culminante. Se separó unos centímetros para verla disfrutar... mantenía sus ojos semicerrados por el momento... E: ¡Mírame cariño! Maca abría sus ojos ampliamente viendo como Esther llevaba sus manos a su sexo por la necesidad de ser acariciado M: Déjame a mi (decía intentado cambiar la posición) es solo mío... E: ¡Es solo tuyo sí! Pero mira como me has puesto (decía cogiendo una de sus manos para que lo comprobara ella misma...) M: Ven aquí (acercándola) que eso lo arreglo yo ahora mismo... E: ¡No mi vida! Hay tiempo para todo... relájate (mientras rozaba su mejilla con el dorso de su mano) me gusta verte así... M: ¿Así?... E: ¡Sí! Disfruto plenamente ver lo que soy capaz de hacerte sentir, verte disfrutar de esta manera es lo que más anhelo y quiero que este momento sea muy nuestro. Déjame sitio (decía sentándose pegada a ella y apoyando su cabeza sobre su pecho) me gusta oír tu respiración y comprobar como va volviendo lentamente a su estado inicial (mientras la rodeaba con sus manos por las caderas) ¡Te quiero Maca! Te quiero más que a mi vida y juro que en cuanto llegue a Madrid, hablo con mi padre y lo dejo todo. No quiero vivir sin ti... quiero estar siempre a tu lado porque me da fuerza... me da vida y sin ti no soy nadie, si ti... mi vida está vacía... M: ¿Aun no le has dicho nada a tu padre? E: Sí, algo sabe, pero no sabe cuando M: Y... ¿eso cuando va a ser? E: Eso será en cuanto pise tierra española M: ¡No vayas a precipitarte! uhmm... (mientras acariciaba dulcemente su mejilla) E: Está todo decidido (decía levantando su rostro para poderla mirar) Bésame Maca... M: A comerte es a lo que voy... Después de ese momento de necesidad y de volverse a amar... Maca se sentó en el baño y Esther sobre ella con su espalda apoyada en su pecho. Su cuello estirado y apoyado sobre el hombro de Maca. Se sentían tan bien, que ninguna quería romper ese momento de paz en el que se encontraban. Después de varias semanas estaban por fin juntas... la idea de hacer algo más relajado le hubiera gustado, pero la necesidad de sentirse había sido mas fuerte que todo M: ¿Estás bien? (preguntó besando sus cabellos) E: Eso está prohibido preguntarlo porque con estar la mitad de feliz que tú me vale M: No me vale con la mitad ¡Quiero que estés igual o más que yo! E: Tienes razón cariño, pero quiero que sepas lo feliz que soy en estos momentos... M: Así... ¡te ha gustado la sorpresa! ¿Verdad?
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E: Es más que evidente. Me encanta estar contigo. Que cada día que pasa es más difícil estar sin vosotras M: A mi también y la niña no hace otra cosa que preguntar por ti cada día y cuando vas estar con nostras. Por más que le explico es pequeña aun para entender algunas cosas E: ¿Salimos del agua y cenamos algo tranquilas? M: Sí que debes de estar rendida de todos estos días E: Pues la verdad es que Alicia me ha dado poca tregua... ha tenido todas mis horas ocupadas, pero no creo que tú lo hayas notado mucho ¿no? Ha sido verte y recuperar las fuerzas en décimas de segundos... M: Sé que Alicia ha tenido tu agenda repleta para poder disfrutar de unos días juntas E: Ya veo que os lo habéis montado muy bien las dos a mis espaldas ¡ehh! M: Bueno tu padre también nos ayudo un poco Mientras iban saliendo del agua y envueltas en sus albornoces, se iban al saloncito donde cenarían después de pedirla al servicio de habitaciones Una vez se había ido el camarero se dispusieron a cenar para reponer fuerzas E: ¿Y cómo es eso que mi padre os ayudó con la trama para que vinieras? M: ¿Si te lo cuento has de prometerme que no te enfadas? E: Claro que no me enfado ¿debería? M: ¡No! pero que conste que me lo has prometido. Resulta que tu padre y Alicia tienen algo entre ellos, pero por respeto a ti y por miedo a tu rechazo lo llevan en secreto. Aparentemente son jefe y secretaria. La imagen de tu madre y el miedo a tu rechazo les tiene en una situación un tanto extraña y no se atreven a dar el paso E: ¡Vaya! sé que en alguna ocasión mi padre ha intentado hablar conmigo sobre algo especial, pero nunca le presté demasiada atención. No podía imaginar que ellos... En fin (dijo llevando su mirada hacia el suelo) M: ¿Y a ti te importaría? (mientras levantaba su rostro para poderla ver) E: ¡No! porque sé lo mucho que mi padre quería a mi madre y el respeto y buena amiga que fue Alicia para ella. Ella fue de gran ayuda para mi madre cuando su estado se complicó. La única que entraba a verla a parte de nosotros. Es más antes de morir le pidió que nos cuidara. Eso nos lo dijo después de mucho tiempo M: Bueno pues creo que es hora de que ellos también rehagan su vida ¿no? E: Sí claro. Y quien mejor que ella que nos conoce a la perfección, y siempre se ocupó personalmente de que mi padre no se encontrara solo... lo que nunca pensé es que ella... M: Ella simplemente se enamoró y fue capaz de mantenerlo en secreto hasta ver que tú encauzabas tu vida por separado. Entonces si le digo que puede subir y darle una sorpresa a Alicia no te importa ¿no? E: ¿Cómo? ¿Que mi padre está aquí y no me has dicho nada? M: Era otra sorpresa, que en este caso es doble, porque ella no sabe nada E: ¿Si te hubiera dicho que no? M: Pues ahora mismo estaría en su habitación tomando algo y esperando mi llamada de igual forma pero con la pena de que no entendieras que él también tiene derecho a rehacer su vida E: O sea, que habéis venido los dos juntos para darnos la sorpresa y así cerrar los últimos negocios M: Sí, en parte si E: ¿Cómo que en parte?
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M: Sí porque tú ya has terminado tú trabajo aquí y él tiene un par de reuniones y luego se tomaran unos días libres E: Y si no es mucho preguntar ¿qué haremos nosotras estos días o dónde vamos a ir? M: Siiiiiiiiiihhhhh... Todo a su tiempo y cosas... no faltaran por hacer (dijo mirándola dulcemente) M: Y ahora coges el teléfono y le dices a la habitación que tiene que ir E: Sí, pero prefiero decírselo personalmente no te importa ¿verdad? M: Esperaba que me dijeras eso mismo... anda ve que es la habitación del final del pasillo E: Mírala ella, encima la misma planta M: Sí, es que es donde están las suits, así que sería bueno que Alicia estuviera en igualdad de condiciones ¿no? E: Anda que ya te vale M: Venga, que debe estar esperando Esther se puso una ropa informal y salía de la habitación. Al abrir la puerta vio como su padre la estrechó entre sus brazos cubriendo de besos su rostro... E: Papi (decía sin soltarse de su cuerpo) Pablo: Cariño. Quise decírtelo yo mismo, pero con tanto problema como hemos tenido últimamente pensé que sería mejor seguir sin que nadie lo supiera E: Eso venía a decirte. Me parece estupendo y quería pedirte disculpas si en algún momento me he comportado como una niña entupida y mal criada pero sé que Alicia es la mejor después de mama y es la mejor persona con la que puedas estar. Bueno venga me voy que tienes cosas que hacer, nosotros ya hablaremos, que hay algunos temas importantes... Pablo: Gracias hija (dijo conmovido) E: Nada papi. Mi felicidad es verte feliz a ti. Me daba miedo dejarte solo, ahora ya no lo estarás... Pablo: Y tú no dejes que Maca salga de tu vida. Te quiere Esther... te quiere mucho, así que cuida de ella. No te imaginas el operativo que ha montado estos días para poder estar aquí E: Lo sé papi, y por eso quiero formar parte de su vida. Formar la familia que siempre quise tener y junto a ella se que lo conseguiré Pablo: Estoy seguro cariño. Venga que se hace tarde E: Buenas noches y mañana nos vemos pero no me hagas madrugar mucho ¡ehhh! Pablo: No lo creo, mañana la agenda está vacía de reuniones y tenemos todos, el día libre Salió de la habitación de su padre con una amplia sonrisa. Ya era hora de que las cosas empezaran a ir mejor que nunca en su vida, en su trabajo y sobre todo a partir de ahora empezaría una nueva etapa. Desde uno de los teléfonos del pasillo llamó a recepción para que subieran un gran ramo de flores a la habitación de Alicia y una botella de cava. Sin más se fue a su habitación donde encontró a Maca semi tumbada de espaldas a la puerta leyendo un libro. Al sentirla se giró y vio una amplia sonrisa en su cara que delataba que las cosas habían ido muy bien E: Creo que te debo muchas cosas pero antes de nada quiero decirte que TE QUIERO como nunca antes había querido a nadie. Es tan grande mi amor por ti que me duele (dijo llevando sus manos al pecho)
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M: Tranquila que siempre voy a estar a tu lado. Solo quiero que estés bien y que podamos estar juntas pronto, esta situación se está haciendo insoportable... Esther se sentó en un borde de la cama mirando como Maca dejaba su libro e iba hacia el baño. Mientras se fue quitando la ropa y se puso unos shorts y su camiseta de algodón blanca. Se metió en la cama y dejó una luz tenue para crear más intimidad. Al salir Maca del baño, se quedó apoyada en el marco de la puerta. Le encantaba verla de esa forma tan sensual. Ella también llevaba sus short y una camiseta. Les gustaba dormir cómodas aunque en ocasiones preferían sentir la desnudez del otro cuerpo y lo hacían sin nada de ropa exponiéndose a que la pequeña Jimena las encontrara desnudas, pero eso ya era historia, desde que ella lo sabía ya no era un problema que pudiera descubrirlas E: Me encanta esa postura tan sugerente que pones cuando me miras M: ¡Ah! ¿siii?... E: Pues sí, y no te hagas la interesante que sabes que me pierde... Maca se iba acercando a la cama según iban hablando. Sus sonrisas eran más que evidentes. Maca saltó a la cama y se sentó encima de ella. Semi tumbadas prolongaron la charla un rato más contándose lo que habían hecho en esa etapa separadas y de lo que les gustaría hacer una vez de vuelta. Maca retiró un mechón de pelo de la cara de Esther. Le acarició la cara, una caricia que fue tan intensa que Esther posó su mano encima de la suya. Maca se fue acercando despacio y rozó sus labios. Un beso que fue profundizando por parte de Esther que notaba como el estómago le iba a mil revoluciones con una caricia o con un contacto por muy sutil que fuera. Despacio Maca la fue desnudando y fue ella misma la que ante los ojos de Esther se quitó toda la ropa que cubría su cuerpo. Quería amarla sin prisas. Quería retener en su retina cada rincón de su cuerpo. Le acarició el pelo y fue descendiendo por todo su cuerpo. Maca besaba su cuello y fue bajando y degustando primero uno y luego el otro pecho y al pasar de uno al otro vio una cadena de oro con un colgante. Era un regalo que le había hecho su madre poco antes de morir en una competición y cuando ya sabía que estaba comprometida con Adrián M: Sé que te lo regalo tu madre y también sé que te lo regalo por tu compromiso Lentamente la despojo de esa joya, con la aprobación de Esther M: Ahora ya puedo seguir (dijo mirándola con amor) Fue descendiendo por su cuerpo y al llegar a sus caderas las acarició y vio en ellas el esfuerzo y el trabajo realizado en los entrenamientos. Continuó con su ombligo en el que jugó un rato para bajar hasta el interior de sus muslos, donde con sus manos iba acariciando sin dejar de mirarla a los ojos, no quería perder ni un solo gesto de su cara, quería grabar todos sus gestos... todos sus movimientos, pero lo que realmente la volvía loca era ver como perdía la cordura y de que manera se entregaba a ella. Llevó su mano al pubis, que acarició con decisión, pasó sus dedos suavemente hasta adentrarse en su centro. Sus pliegues humedecidos por el alto nivel de excitación, daban muestra de cual era su estado E: No sé si voy a poder esperarte
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M: Tenemos una vida entera para amarnos Y Maca subió hasta rozar sus labios... para bajar hasta su centro donde entró sin tregua, despacio primero para poco apoco aumentar el ritmo, primero fue con su lengua que libre jugó por la zona hasta introducirla totalmente. Entraba y salía y cuando pensó que ya estaba al límite introdujo sus dedos mientras con su lengua excitaba su clitoris... E:agggggggggggguffffffffffffffffmacaaaaaaaaaaaaa Y Maca como sino escuchara nada seguía. No quería dejar de oír esos jadeos que cada vez eran más sonoros y su cuerpo cobraba vida por momentos. Esther estaba súper excitada y las convulsiones no dejaban de latir, estaba al límite y Maca lo notaba perfectamente. Notaba sus espasmos a consecuencia de una cadena de orgasmos que casi no la dejaba respirar... se iban unos con otros y Maca no la quería soltar... quería sentirla, quería seguir sintiendo esos espasmos creados por ella... Veía como Esther se aferraba al cabecero de la cama rota por el placer... E: Maca estoy que no puedo más... M: Sí que puedes... Maca volvía una vez y otra vez más, Esther movía sus caderas dándoselo todo... Los jadeos daban muestra del cansancio sentido ya. Era una sensación tan profunda que no era normal. Esther se aferraba a la cabeza de Maca que imparable no podía parar. Sus sudores se mezclaban. Esther gemía mientras Maca contemplaba sus ojos encendidos de placer... E: Aaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Ante ese aullido fue cuando Maca paró cuando vio que ya no podía más, era tanto el placer que le estaba proporcionado que no quería parar pero la notaba cansada y lentamente se fue retirando. Se tumbó encima de ella y Esther adentró sus dedos en Maca y las dos empezaron a estimularse mutuamente hasta quedar rendidas.. M: Aaggggggggggg E: Uffffffffffffffffff Un gran orgasmo llenó la habitación y los corazones de dos personas que no podían dejar de amarse por el tiempo que habían estado separados, fueron recuperando el tono cardiaco. Se miraban mientras rozaban sus labios... Maca acariciaba la mejilla... M: ¿Estás bien? E: Ufffff... en el cielo sigo... M: Estás cansadilla ¿no? E: Entrenar es mas cansado... M: ¿Sí?... si te ves con fuerza puedo seguir (dijo rozando levemente con la yema de sus dedos ese cuerpo desnudo que aun daba muestras de lo que acababa de sentir) E: Esto es lo que estaría haciendo cada día. Al levantarme, al acostarme y a todas horas M: ¡Que fuerte está mi chica!... pues mira, no te prometo que estemos todos los días cuando volvamos así, pero te aseguro que por lo menos estos días que estemos aquí sí E: Es que yo quiero siempre...
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M: Y así será siempre que tú quieras... Estuvieron charlando un poco de lo mal que lo habían pasado por la distancia. El agobio del trabajo y de más. Maca llegó a un punto de la conversación que se puso algo tensa. Quería contarle lo que había pasado con Pilar, pero no sabía como se lo iba tomar Esther, así que sus ojos se pusieron muy brillantes y empezó a relatarle lo ocurrido. Esther se incorporó un poco en la cama, Maca hizo igual y la tomó de las manos M: Te prometo que yo no le di ninguna señal para que lo hiciera. Es más, ese beso no fue correspondido por mí y pudo comprobarlo. No significa nada para mí y así se lo hice ver E: ¿Por qué piensas que lo hizo si ella sabía lo mucho que nos queremos? M: No sé, quizás quería ponerme a prueba y tensar la cuerda para ver si yo reaccionaba de la manera que a ella le hubiera gustado E: Pero tú dices que con el marido está muy bien y la verdad que no entiendo esa reacción Maca no quería seguir mucho más con el tema, pero tampoco quería que Esther tuviera ninguna duda de ella y sobre todo que cuando volvieran alguien pudiera contarle algo por lo que ella pudiera sentirse molesta M: Pues sí cariño pero no sé quizás el alcohol o querer probar cosas nuevas no lo sé, de verdad que no lo entiendo. Para mi fue toda una sorpresa que incluso me hizo sentir incomoda. Al día siguiente no fue ni a por la niña al cole y fue el marido aludiendo que estaba algo indispuesta E: Sí, imagino la cara que se le quedaría ante tu negativa M: A los pocos días fue a por la niña y la verdad que fue de lo más cordial, pero indudablemente algo se había roto. Yo por supuesto puse de mi parte para que se diera cuenta de ello. No quiero malos rollos con ella pero sí que respete mi familia E: Me encanta como suena eso M: ¿El que? E: Lo de tu familia M: ¿Te gusta no? Maca se incorporó para besar dulcemente su mejilla fundiéndose en un profundo y largo abrazo que empezó siendo tímido y avivo una noche más de pasión... Mientras en otra habitación Pablo había llegado muerto de miedo. No sabía como iba a reaccionar Alicia después de tanto tiempo. Tocó a la puerta y al abrirla se miraron sin cruzar ni una sola palabra. Se acercaron y se fundieron en un cálido abrazo Pablo: ¿Puedo pasar verdad? Alicia: Por supuesto. Estaba viendo un poco la tele y revisando la agenda para estos días Pablo: Mañana tenemos el día libre Al decir esto, tocaron a la puerta y fue Pablo quien fue abrir y recibir al camarero que subía una botella de cava y un gran ramo de flores con una nota
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Pablo: Supongo que esto debe ser para ti (dijo entregándole el ramo) Abrió el pequeño sobre y saco una nota que decía: “Gracias por todo y sé que vas a cuidar de él tan bien como ella lo hizo” Unas lágrimas brotaron y corrieron mejilla abajo. Pablo sabía lo mucho que Alicia había querido a su mujer y lo paciente que siempre fue con Esther. Nunca dieron muestras que entre ellos pudiera haber algo, pero en el fondo sabía que era lo que su madre hubiera querido. Sabía del respeto y de lo grandes amigas que llegaron a ser. No había sido una relación de jefa y secretaria. Era más de una amiga con la que podía contar para todo. Sus mejores años los pasaron juntas hasta que ella empezó con Pablo y Alicia tuvo alguna que otra relación aunque sin mucho éxito. Se había acomodado a una vida sin compromiso e independiente ahora le había legado el momento Pablo: Bueno pues hoy creo que comienza una nueva etapa en nuestras vidas ¿no? (mientras descorchaba la botella) Alicia: Sí, es una más de ellas, solo que a tu lado será más bonito Pablo: Brindemos por ello Alicia: Por nosotros y por esas dos locas que han hecho que esto sea posible (dijo levantando su copa) Pablo: Por ellas y por ti Pablo dio un sorbo a su copa y la dejó encima de la mesa. Se acercó para besarla dulcemente, que comenzó pausado y fue profundizando poco a poco. Empezó a desnudarla lentamente mientras que sus besos subían en intensidad. Alicia era una mujer esbelta de piel blanca. Sus cabellos claros y unos preciosos ojos azul esmeralda. Pablo era un hombre de 60 años muy atractivo con el pelo aun medio canoso y cuerpo muy escultural ya que se mantenía en forma. La cogió en brazos y la echó sobre la cama. Se quitó su ropa y se echó junto a ella. Era una sensación muy extraña, después de tanto tiempo ya no tendrían que esconder sus sentimientos al mundo nunca más Alicia: Te veo nervioso ¿no? Pablo: Un poco sí. No me gustaría que esto saliera mal Alicia rozó su mejilla delicadamente y buscó sus labios... Alicia: Ya nada ni nadie nos separara (dijo besándoló) Fue entonces Pablo quien tomó las riendas y con sumo cuidado empezó a besarla recreándose por todo su cuerpo. Sus manos volaban y su lengua succionaba explorando cada centímetro de él y descendiendo lentamente. Quería grabar cada poro de piel que iba besando. Hasta que subió a su boca la miró a los ojos y en ese momento fue cuando la penetró con suma delicadeza. Fue una sensación muy especial para los dos, sin dejar de mirarse a los ojos durante largo tiempo, con la paz de sentirse uno solo. Al rato de permanecer juntos, sus manos se unieron y empezó un baile lleno de pasión, sus bocas, sus ojos pedían lo que sus corazones les palpitaban. El orgasmo fue una explosión de placer y los dos cayeron rendidos y exhaustos. Permaneció dentro de ella mientras sus respiraciones se calmaban y el placer dejaba paso a momentos más íntimos
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Pablo: Te quiero Y al pronunciar esas palabras, unas lágrimas cayeron por su cara. Nunca había sido capaz de decirlo desde que su mujer murió. Ese día poco antes de morir se lo había dicho y falleció en sus brazos. Nunca consiguió olvidar esa imagen, como nunca conseguiría olvidarla a ella. Alicia sabía lo que había significado para él esa dos palabras que sonaron en su boca como una melodía. Le abrazó y le correspondió con otro te quiero. Era el comienzo de una vida en común E: ¿Cómo crees que estará mi padre? M: Seguramente en el cielo y recuperando el tiempo perdido... E: Solo quiero que sea feliz M: Esther, él nunca va olvidar a tu madre, pero tiene derecho de rehacer su vida. Ella se le fue por una maldita enfermedad como se fue mi mujer, y los dos hemos intentado empezar una nueva vida al lado de ustedes... de otras parejas, pero no quiere decir que nos olvidemos de ellas. Es verdad que con el tiempo duele menos pero siempre estarán con nosotros porque tu madre te dejó a ti y mi mujer hizo que tuviéramos a mi niña y eso nadie ni nada lo cambiará jamás E: Es duro oírte hablar así, pero es muy bonito lo que acabas de decirme. Ojalá mi padre sea tan feliz con Alicia como lo soy yo contigo M: Vamos a dormir un poquito que nos vendrá bien a las dos. Han sido muchas emociones para un solo día ¿No te parece? (besando su nariz) E: La verdad que se me ha pasado el sueño de lo cansada que estoy pero sí, tienes razón M: Me prometes que vas a tener más cuidado cuando montes. He visto que tienes algunas marcas y eso quiere decir que te has castigado mucho en el picadero E: Vale, ya me encargo yo de hablar con tus informadores y claro esta que tú también vas a bajar el ritmo de trabajo y vas a volver antes de que la niña se duerma M: Vaya... creo que las dos hemos tenido buenas fuentes E: Pues sí, estoy muy bien informada Las dos se acomodaron y Maca fue la que recogido entre sus brazos el cuerpo de Esther que se quedó dormida en tan solo unos minutos. Maca permaneció despierta un rato más observándola, para dormirse poco después que ella. El viaje y el cambio de horario habían hecho mella en ella A la mañana siguiente fue Esther la primera en despertar, a pesar de ser todavía muy temprano, así que se dio la vuelta y vio como Maca dormía placidamente boca abajo y con una infinita paz que la hizo estremecer. Se pegó tanto como pudo a ella, acariciando sus cabellos y poco a poco le vinieron ganas de abrazarla fuertemente, aun sabiendo que la despertaría. Se sentía feliz de ser su dueña, de saberla solo de ella y de disfrutar de todo cuanto le daba. Pensó en sus inicios con ella y recordó la primera vez que la vio... le pareció preciosa y algo especial en ella se despertó con esa primera mirada, a pesar de tanto miedo como tenía pensando que era diferente a los demás. Le horrorizaba pensar que no podría superar eso que le pasaba tan profundo y especial, siempre que notaba algo así y solo en el caso de chicas. Intentó por todos los medios posibles vivir medianamente feliz junto a Adrián, aunque en su fuero interno sabía que eso nunca podría ser posible. Recordó la primera vez que notó esas cosquillas sentidas en su interior cuando no era más que una adolescente al sentirse atraída por una de sus
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amigas. No entendía muy bien que era eso, pero sintió una gran angustia. La miraba sin perder detalle de su sueño. Llevó uno de sus dedos a su rostro y lo recorrió suavemente. Maca gesticuló unos segundos hasta cambiar su postura. Esther no perdía detalle de nada. Fue cuando pensó en Alba y en la forma tan sutil de cambiarle la vida a partir de ese preciso momento en que recorrió su cuerpo. Recordó su miedo a lo desconocido pero no se negó a nada y así su lucha empezó a los dieciséis años. Sus ojos se humedecían ante esos recuerdos que le cambiaron su vida dramáticamente para ella, por negarse a ser feliz, pero pasados los años se daba cuenta de la realidad, que no era otra que la felicidad que había llegado de la mano de quien tenía a su lado. Se acercó a ella y buscó sus labios que los besó tiernamente. Se sentía la más dichosa de la tierra, tras esa lucha que duró casi toda su vida, hasta aparecer su princesa que la colmó de felicidad haciéndola ver que los sentimientos no se pueden negar ante la evidencia de amar a la persona incondicionalmente sea cual sea su sexo. Fue entonces cuando comprendió que se había enamorado totalmente de la persona... de ella quien le dio todo, tiempo... todo el que necesitara sin prisas ni agobios, amor, paz, tranquilidad, mucha comprensión, ilusión compartida y compañía. Se había sentido sola en multitud de ocasiones y desde que la vio aparecer, renació en ella la ilusión. Maca se movía ante esa caricia sentida. Sacó una de sus manos de debajo de la ropa de la cama para atraerla hacia ella. La pegó tanto como pudo a su cuerpo y la besó larga y apasionadamente estallando la pasión nuevamente... Después de una ducha compartida en la que no faltaron los mimos y arrumacos, bajaron a desayunar. Buscaron insistentemente al padre de Esther, pero no había rastro de ellos. Entre miradas tiernas, y algún beso robado, compartieron desayuno... E: ¿Qué haremos ahora cariño? M: ¿A ti que te gustaría? (cogiendo una de sus manos que apoyaba sobre la mesa) E: Uys... ¡no quieras saberlo! Así que será mejor que vayamos a visitar algo de la ciudad ¿te parece cariño? M: ¿Y vas a dejarme con la intriga? E: Luego te lo digo... (contesto en un susurro) M: ¡Eres mala ehhhh! E: ¡Pero me quieres!.. M: ¡Mucho! ¡¡Pero a mala no te gana nadie!! Y ahora dime... ¿prefieres que nos quedemos en la habitación? E: ¿Todo el día?... nos aburriríamos ¿no? M: Ya me encargaría yo que eso no pasara (dijo insinuante) venga, ¿quieres que lo probemos? E: ¡Estás loca! M: ¡Por ti!... ¿vamos? E: ¿Estás segura de querer estar encerrada con el día tan bueno que hace? M: ¡Estar encerrada contigo es lo mejor que me puede pasar! E: ¿Qué te pasa hoy?... ¿no has tenido bastante esta noche? M: ¡Nunca tengo bastante!... E: ¡Vamos! (dijo guiñándole el ojo) Pablo Y Alicia volvían de un paseo matutino después de su primera noche compartida, sin tener que esconderse de nadie. Entraron al hotel por la puerta que daba directamente
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a los jardines. Pasaron por la piscina y subieron directamente a su habitación para ducharse y posteriormente irían a conocer la ciudad En Jerez Lucía se ocupaba personalmente que todo en la finca funcionara como si estuviera Maca, que la llamaba a diario para saber de la evolución de la misma que ya contaba con fabulosos ejemplares de pura raza. Maca se encargó personalmente antes de su partida, de la compra de un nuevo semental, para la crianza de caballos a los que enseñarían para su posterior venta. La pequeña Jimena echaba de menos a su mama, sobre todo a la hora de ir a dormir... Carmen: Venga cariño, que mama viene en unos días (decía con la intención de consolarla) Jimena: Yo quiero que venga ya (decía llorando) Carmen: A dormir mi vida, estás muy cansada y mañana has de estar descansada para esa excursión que tantas ganas tenias de ir Jimena: ¿Me llevaras tú mañana tata? Carmen: Te llevará Lucía, pero si quieres puedo acompañaros... Jimena: ¡Quiero tata! (mientras Carmen la arropaba y besaba su frente tiernamente) Carmen: Sueña con los angelitos mi vida... (viendo como la cría cerraba sus ojos aun llorosos, para dormir placidamente) M: Buenos días mi amor (mientras se acercaba buscando sus labios) Esther se hacía la remolona. Sus ojos se mantenían aun cerrados. Se sentía terriblemente cansada. Llevaban tres días que a penas abandonaban la habitación, como no fuera para que la camarera pudiera hacer la limpieza diaria, momento que aprovechaban para tomar café M: ¿Sabes que me apetece hacer? Bueno (dijo mientras se sentaba, para ponerse las zapatillas) sigue durmiendo, mientras iré a ducharme... La empresaria mantenía sus ojos cerrados, giró sobre si misma para cambiar su posición. Acomodó el almohadón, para elevar la cabeza un poco, hasta que oyó el sonido del agua precedente del baño Maca se deshacía de su pequeña camiseta contemplándose delante del espejo. Se sentía cansada. Puso sus manos en el mármol y lentamente bajó la cabeza hasta quedar apoyada sobre sus brazos. Sumida en sus pensamientos no oyó como la puerta se abría. Esther se acercó por detrás. Rodeó su cintura con sus brazos y buscó su cuello. Subió una de sus manos para apartar el cabello buscando esa piel que quería volver a saborear... M: Uhmmm... que rico (mientras se giraba para poderla ver) E: ¡Así que pensabas ducharte sin esperarme a mí! ¿no?... mala... (dijo comiéndose sus labios) M: Estaba segura que vendrías E: ¿Sí?
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M: Totalmente... (mientras la rodeaba fuerte con sus brazos para pegarla a ella) Después de ducharnos iremos a dar un paseo ¿te apetece? E: Otra cosa es lo que me apetece... (dijo apretándose contra ella) El sonido del móvil sonaba insistentemente... M: Es tú teléfono ¿no? (decía débilmente) E: Uhmmm... creo que es el tuyo (contestaba buscando un contacto m´sas íntimo con su chica...) M: Hay que cambiar la melodía que tenemos al menos cuando estemos juntas... voy a ver quien es, lo mismo es Jimena, ayer la encontré rarilla por la tarde... E: ¿Y me dejas así ahora? M: Espera, solo serán unos minutos... Maca llegaba hasta el escritorio comprobando que el teléfono que sonaba no era el suyo. Miro el de Esther y ahí estaba su nombre en la pantalla... M: ¡¡¡Esther!!! Es para ti (alzando la voz) E: ¿Quien es?... (gritando mientras se acercaba) M: ¡Él!... compruébalo tú misma (extendiendo su mano para entregarle el aparato...) Esther miraba expectante la pantalla para saber de quien se trataba, y con algo más de calma contestaba... E: Hola papá. No esperaba ninguna llamada tuya ahora (dijo algo seria) Pablo: ¿Y hay alguna razón para ello? E: ¡No!... pero al llamar esta mañana tan temprano no pensé que fueras tú Pablo: Bueno pues os esperamos en media hora que vamos a comer juntos E: ¿Ahora? Pablo: ¡Sí! Venga y daros prisa que nosotros ya estamos listos. Nos vemos abajo o mejor... Pasamos por la habitación ahora (dijo colgando el teléfono) E: ¡Papa!... ¿papa?... ¡Ha colgado!... (dijo mirando a Maca) M: Pues venga donde nos ¿habíamos quedado? (dijo cogiéndola por la cintura) a ver... (buscando sus labios) uhmmm creo que fue por aquí (bajando la mano peligrosamente por su cintura hasta rozar levemente su sexo...) E: Maca...Maca, para por favor... (decía sofocada) M: Sí hombre, ahora voy a parar... E: ¡Maca tenemos que vestirnos! M: ¿Vestirnos?.. E: Sí cariño. Mi padre y Alicia vienen de camino a la habitación... M: ¿Queeeeeeeee?... E: Venga mi vida que estos se presentan en cualquier momento... M: Ya hablaré muy seriamente con Alicia y pienso decirle que es una traidora... E: Jajajajaja ¡venga no seas mala! M: Venga sí, ya seguiremos luego... pero sobre todo no se te olvide donde lo hemos dejado ¡eh! (dijo mordiendo sus labios) En Jerez, la pequeña seguía un tanto arisca y algo enfadada. Saber lo lejos que estaba su madre le estaba causando malos pensamientos, que por momentos hasta le preocupaban
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a Carmen, que no sabía si tenía que hacérselo saber a Maca o esperar a que volviera para informarla. Su apetito había disminuido bastante y el sueño no era reparador. Lucía era quien la llevaba al colegio y por la tarde después de recogerla la llevaba al parque como cada tarde, para que pudiera jugar un ratito con sus amigas. Esto también había variado. Ya no quería quedarse a comer en el cole y no jugaba demasiado como era costumbre en ella con sus amiguitas Lucía: Esta niña echa muchísimo de menos a su madre. Come poco, casi no duerme y llora constantemente... Pilar: ¿Y ya lo sabe su madre? Lucía: Habla con ella a diario, e intenta animarla. Sabe que la echa de menos, pero no queremos decirle nada más Pilar, total en un par de días estará de nuevo aquí. Que disfrute con ella allí ahora que puede, que después les tocará estar nuevamente separadas Pilar: No sé, pero... ¿Tú serías capaz de estar tanto tiempo separada de tu pareja? Lucía: Yo creo que depende del motivo. Pero Esther podría venir si realmente quisiera. El negocio es suyo y su padre puede prescindir de ella perfectamente, en cuanto a eso de entrenar, no será porque aquí no puede... porque Maca habilitó una zona para ella, precisamente para eso, así que no sé... Pilar: Yo creo que estas no van a seguir. ¿Sabes que me dijo ayer mi hija? Lucía: Dime... Pilar: Jimena le dijo ayer que su mami ya no la quiere tanto. Que se va y ya no la lleva con ella y que toda la culpa la tiene Esther. Así que tienen un problema que aun no saben. No sé...prefiero no opinar, pero... Lucía: ¿Pero que?.. Pilar: Si la niña le da problemas, tendrá que plantearle a Esther que tome una decisión, y si ya no ha venido es por algo ¿no crees? Lucía: No sé Pilar... Nunca he estado en una situación semejante. Maca adora a Esther, pero esa niña es su locura y por ella haría cualquier cosa y estoy completamente segura Pilar: Creo que tendremos que echarle una manilla ¿no? Lucía: ¿A quien? ¿A Maca? Pilar: ¡A quien si no! Lucía: No seré yo quien se meta, una vez intente ayudar a una amiga y salí perdiendo yo... Pilar: Pues tendré que intentarlo yo. Mira (dijo mirando a Jimena) ya esta sola otra vez Lucía: Voy a ver... (dijo levantándose para ir hacia ella) Pilar miraba como llegaba a la cría y se sentaba en el banco con ella. Se acercó lentamente hasta llegar a su lado. Miró como jugaba su hija y viendo que todo estaba bien, se sentó junto a ellas... Pilar: ¿Qué te pasa cariño? (preguntó con amor) ¿No tienes ganas de jugar? Lucía la puso sobre sus rodillas y la echó contra su pecho Lucía: ¿Te pasa algo cielo? La niña seguía sumida en su mundo... Lucía: Echas de menos a la mami ¿verdad?... ¿es eso?
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Jimena: Si (dijo con lágrimas en los ojos) Lucía: Pues voy a decirte que ya falta muy poquito para que venga, así que alegra esa carita tan preciosa que tienes y corre a jugar (mientras intentaba ponerla en el suelo) Jimena se cogía a su cuello, sin intención de querer irse. Sentía el calor del pecho de Lucía y eso la reconfortaba... Jimena: Mi mami ya no me quiere tanto... Lucía: No digas eso que sabes que no es verdad. Tú eres lo más importante para ella Jimena: ¡No! Quiere más a Esther... (dijo segura) Lucía: Claro que la quiere, pero a ti más. Como tú a Esther ¿no? Jimena: Yo ya no la quiero tanto (dijo de repente) Pilar: ¿Y eso cariño? ¿Por qué lo dices? Jimena: No quiso llevarme con ella. Y eso es porque ya no me quiere tanto (contesto triste) Pilar: Esta niña tiene un problema y yo voy a ver si puedo hacer algo Saco su teléfono de su bolso. Busco un número y espero tono... Lucía: ¿A quien llamas? Pilar: ¡Ahora lo verás! El intento fue nulo, pero incansable volvió a intentarlo de nuevo... Lucía: ¡A saber donde están! Pilar: Pues voy a seguir intentándolo hasta reventar el teléfono. Maca tiene que saber el estado de su hija, y pienso decírselo yo Lucía: No sé Pilar. En un par de días estará aquí Pilar: ¿Y que?... ¡esta niña necesita a su madre y la necesita ya! La comida estaba resultando de lo más apacible. La complicidad entre ellos tal, que con solo mirarse, sabía perfectamente lo que los otros pensaban. Después de los postres Pablo las invitó al café a una céntrica cafetería que conocía de otros viajes y se encaminaron hacia ella. Delante Pablo y Alicia que caminaba agarrada del brazo de él. Muy cerca de ellos y casi a su lado Maca Y Esther cogidas de la mano, no perdían detalle de nada. Una vez llegados al lugar, se dispusieron a acomodarse en un lugar privilegiado. Pablo fue saludado por el dueño del establecimiento efusivamente, para después presentarles a su familia que así fue como los presentó. La cafetería estaba situada en el ático de un gran edificio. Dotada de una piscina y unas increíbles vistas. Maca se acercó para divisar el paisaje y fue tal el impacto al verse rodeada de inmensos cristales que quiso tomar una foto M: Ponte allí cariño (dijo a Esther) Esto es precioso E: Tengo vértigo Maca. Esto está altísimo, es como si caminara por el aire (dijo impresionada mirando hacia abajo a través del suelo de cristal) M: Sitúate que voy a por el teléfono, se quedo la cámara en el hotel E: Anda que ya te vale... M: ¡Pues tú tienes la culpa que me tienes completamente loca!
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Abrió su bolso y cogió su móvil. Lo puso en marcha comprobando que tenía varias llamadas. Miró para comprobar que no fueran de su hija y al ver de quien era, cambió la pantalla para poner la cámara y se acercó a su chica M: Venga di patata jajaja (decía riendo) E: Va... pa- ta- ta (repetía contenta) M: Pablo ahora una con tu hija y después los tres (mirando a Alicia) En el momento de hacer la foto vio como la pantalla parpadeaba anunciando que tenía una llamada... M: Ahora tendrás que esperarte Pilarica... E: ¿Qué pasa Maca? M: Pues que tenía el teléfono en silencio desde anoche después de hablar con Carmen, claro por eso de tanta llamada. Hay varias llamadas de Pilar, seguro que tiene ganas que le cuente como va todo Después de una sesión fotográfica y antes de guardar el teléfono, miró a Esther M: Tendría que llamarla ¿no? Más que nada por si fuera algo importante E: Tú verás...pero si es porque tiene ganas de hablar porque esté aburrida, no vayas a enrollarte mucho ¿vale? M: ¿Sabes qué?... que paso (dijo guardando el aparato en el interior de su bolso) Una vez servidos los cafés acompañados de unas copas, se disponían a pasar una tarde agradable. Maca miraba de soslayo a su chica recordando el momento vivido cuando su padre decidió cortarlas vilmente... estaba tan sumida en sus pensamientos que no se percato del sonido de su móvil... E: ¡Cariño es tu teléfono! M: Ah... perdón, estaba en otra cosa (dijo mientras contestaba) ¡Dime Pilar! Pilar: Maca hay un problema con tu hija y quiero que lo sepas... Esther la miró al oír ese nombre. Veía como el rostro de Maca cambiaba en décimas de segundos... E: ¿Pasa algo cariño? M: ¿Qué le pasa a mi hija? ¡Dime! ¿Que le pasa? E: ¿Qué le pasa a la niña?... (dijo cogiéndola del brazo...) M: Algo le pasa a mi hija (dijo como ausente) Tengo que salir en el primer vuelo que pueda... E: ¿Pero que le pasa? M: No lo sé muy bien, pero tiene un comportamiento muy extraño y les ha dicho que ya no la quiero como antes E: Bueno cariño, eso son cosas de niños, en cuanto te vea se le pasara. Debe sentirse mal por haberla dejado sola M: Puede. No suelo dejarla sola mas de dos días y quizás haya pensado eso. No lo sé, pero tengo que irme cariño...
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Lucía: No deberías haberlo hecho Pilar Pilar: Tiene derecho a saber que la niña no está bien Lucía: Está a muchos kilómetros, y ella solucionará perfectamente el tema de su hija en cuanto regrese Pilar: Lo siento Luci, pero he actuado como madre que soy. Si mi hija estuviera pasando por momentos delicados, me gustaría saberlo Lucía: Sigo opinando que viene en un par de días y no había razón para contarle algo que a lo mejor no es tan importante Pilar: Lucía, se trata de su hija... se trata de que piensa que ya no la quiere, que la ha cambiado por Esther y eso puede hacerle un daño psicológico importante en una mente de tan corta edad como la de ella Lucía: No sé... Pilar: Yo sí lo sá. Y hemos hecho bien, ahora que ella haga lo que crea conveniente. Si yo estuviera en su lugar cogería el primer vuelo... Lucía: Y eso hará, estoy segura Pilar: No sé, su reacción ha sido casi nula Lucía: Mira lo más importante para Maca es su hija, y por ella es capaz de cualquier cosa. Esa niña ya pasó una mala época cuando falleció su madre, no sería justo que volviera a pasar por algo semejante. Lo que no entiendo es ese cambio en ella. Maca me dijo que adora a Esther... que ocupa un lugar muy importante en su vida y ahora la culpa de que su madre no la quiera ya como antes... Pilar: Y eso puede ser grave y hasta podría acarrearles problemas a ellas. Mírala, ni se mueve de donde está Lucía: Bueno, creo que es hora que me la lleve. En cuanto llegue a casa llamaré a Maca para que la cría pueda hablar con ella un ratito... Después de unos días mágicos y muy emotivos entre ambas, disfrutaron como cualquier pareja enamorada, pero Maca tenía en mente a la niña y Esther también, ninguna decía nada pero sabían que la niña lo estaba pasando mal, así que Esther decidió volver con ella, cosa que hizo que Maca se lo agradeciera Al llegar a Madrid Maca tomó el Ave hasta Sevilla donde la esperaba Adela. Esther se despidió de ella con un inmenso vacío. Sabía que ya no podía estar más tiempo sin ella. Maca iba metida de lleno en los días que habían pasado juntas y lo bien que habían que se habían sentido. Había sido una buena cura de sentimientos. Se habían amado como nunca, habían viajado y se habían prometido que cada año volverían allí, a ese lugar que a partir de entonces sería muy especial para ellas. Ese lugar donde Esther la sorprendió con un precioso anillo, que para nada esperaba. Fue un momento tremendamente emotivo. Esther... su chica, la persona que mas quería, esa persona por la que supo esperar hasta poder aclarar sus grandes dudas y fue la primera en quererse comprometer mediante una alianza. Recordó el momento en que le pidió su dedo y como sutilmente se lo llevó a sus labios. Con esa mirada cargada de amor, grabó en sus sentidos esas palabras que ya nunca podría olvidar... E: La persona que te quiere no es la más guapa ni la más inteligente, no es la más rica ni la todopoderosa. La persona perfecta es aquella que no puede vivir sin mirarte a los ojos, que te da toda la confianza del mundo, aquella que le puede gritar al mundo lo
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mucho que te ama abiertamente. La persona perfecta es aquella que te toma de la mano para darte todo su amor sin pedir nada a cambio. Y esa persona eres tu mi vida y con este anillo me uno a ti por siempre... Maca, sé que te lo he hecho pasar mal... sé hasta que llegaste a dudar sobre mi, pero quiero que sepas que con este anillo (mientras iba introduciéndolo lentamente) me uno a ti por siempre, en todo lo bueno que pueda pasarnos y ayudarnos mutuamente en los malos momentos que podamos tener. Dos semanas mi vida... dos semanas más y estoy con vosotras, para no irme ya más... Maca recordaba como la estrecho entre sus brazos, dependiente totalmente de ella y en como se amaron una vez mas Antes de bajar del tren llamó a Esther E: Hola guapísima M: Cariño ya te echo de menos... (dijo mimosa) E: Yo también mi vida... y dime... ¿cómo ha ido el viaje? M: Bien, cansada y deseando ver a la niña y como loca por poder verte de nuevo cuanto antes E: Pronto me tendrás allí. Este fin de semana he cancelado todo y poder estar con vosotras. Creo que nos vendrá bien estar con la niña las dos juntas M: Sería estupendo. Tú me avisas cuando llegas y de todas formas luego hablamos y vamos preparando algo para el fin de semana E: Te quiero y dale muchos besos a la niña M: Yo también te quiero cariño. Chao, cuídate y ten mucho cuidado ¿sí? Colgó y cuando bajó del tren, se encamino a la salida. A lo lejos vio como Jimena permanecía de la mano de Adela y le extrañó que no saliera corriendo hacia ella, pero supuso que al ver tanta gente, tuviera miedo de perderse, como en otras ocasiones le había dicho Al llegar a su altura se fundió en un gran abrazo, pero la niña no reaccionaba y vio que Adela le hacía señales de que estaba de mal humor M: ¿Cómo está mi niña guapa? ¡Te he traído un monto de regalos y cuando venga Esther el fin de semana te traerá más todavía! Jimena: Me da igual (contestó sin muchas ganas) M: ¿Qué te da igual Jimena? Jimena: Me da igual todo. Que hayas venido, los regalos y si te quieres ir también me da igual... M: No te consiento que me hables así Adela: Venga Maca estás cansada y creo que no es lugar para montar un numerito M: Está bien vamos De camino, Maca fue contando como habían ido los días en USA. La de cosas que habían hecho y le enseñó el anillo que Esther le había regalado. Era un anillo sencillo pero muy bonito y elegante. La niña seguía metida en sus cosas mirando por la ventana sin decir nada. Al llegar a casa, Carmen las recibió con un gran abrazo y alguna que otra lagrimilla después de más de una semana fuera Adela: Bueno pues yo me voy a ir marchando a mí casa que tengo cosas que hacer
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M: ¿Por qué no te quedas a cenar con nostras y así charlamos un rato más? Adela: Vale, si quieres me quedo a dormir y me cuentas algunas cositas mas ¿te parece? M: Me parece perfecto, mientras que preparas las cosas con Carmen voy preparando yo a la niña Maca fue hacia la habitación de Jimena y la vio sentada en la cama con los brazos cruzados sin decir nada M: ¿Vas a decirme que te pasa cariño? Jimena: Mama ¿ya no me quieres como antes?... M: ¿Porque dices eso cariño? sabes que eres lo más importante que tengo en la vida Jimena: ¿Tú también me vas a dejar solita como mami? M: ¡No cariño! En la vida te dejaría. Solo me he ido unos días con Esther, pero yo nunca te voy a dejar sola y mami se fue porque se puso malita pero a mi, me tendrás toda la vida (dijo abrazándola) Jimena: Eso me decía ella y mira nos dejó solitas M: Ya cariño pero eso no va pasar. Te prometo que nunca te voy a dejar. He tenido que ir unos días de viaje pero ya estoy aquí contigo y muy pronto vendrá Esther Jimena: ¿La quieres más que a mi? M: No cariño, a ella la quiero pero de otra manera diferente que a ti y ella está loquita de ganas por verte. Ya sabes que te quiere mucho Jimena: Mami ¿me das un abrazo? Maca sintió que se le venía todo abajo al oír esa pregunta. Sabía que lo había pasado muy mal por su ausencia, pero no hasta ese punto. Necesitaba aclarar las cosas con Esther. Había sacrificado a su hija y eso le dolía profundamente La bañó, le dio de cenar y parecía que volvía a ser como antes. Le leyó su cuento y se quedó dormida en su cama. Quería dormir con ella y no le puso ninguna objeción. Dejó la puerta entreabierta y salió al salón, donde la esperaba Adela sentada en el sofá con dos copas de vino ante una larga charla que les esperaba M: Ufffffffff Maca se acomodó a su lado y tomó un largo sorbo de la copa de vino que le había servido Adela: Son cosas de niños Maca (dijo al verla algo triste) ya le ira pasando M: Eso espero porque el viernes viene Esther y no quiero que hubiera ningún problema entre ellas Adela: Jimena adora a Esther, y no ha sido más que un berrinche infantil y no tienes porque darle más importancia M: Ya lo sé Adela, pero nunca la había visto así, ni cuando mi mujer falleció Adela: Son situaciones distintas cariño. Yo creo más bien que ha tenido miedo al verse sola y aunque no la hemos dejado sola en ningún momento... ha dejado correr libre a su imaginación y pensó lo que no es M: Solo espero que se le pase pronto y le afecte lo menos posible El teléfono sonó y Maca fue a por el antes que el insistente ruido despertara a su hija
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M: Hola mi amor E: ¿Cómo está mi chica? M: Bien, algo cansada E: ¿La niña cómo está? M: Muy bien y muy grande. Estos días ha crecido, la he encontrado más alta (dijo queriendo evitar decirle nada por no preocuparla) E: Se me hace tan grande la cama sin ti cariño... M: La mi también, pero hoy Jimena se ha dormido en ella. Así que me levantaré con el cuerpo molido a patadas E: Sí, con lo que se mueve lo entiendo perfectamente M: Ya tienes el pasaje para el viernes ¿no? E: Sí, llamé para confirmarlo, así que no creo que tenga problema M: Te quiero guapísima y ya tengo ganas que llegue el viernes E: Yo más, guapa. Venga anda te dejo y dale un beso a la niña y otro para Adela y no os acostéis muy tarde. ¡Por cierto!.. M: ¡Dime! E: ¿No vas a decirme lo que le pasaba a la cría? M: Cosas de niños cariño. Dudas que ya están disipadas y que no ira a más. Ya te contaré cuando vengas ¿vale? E: ¿Pero está bien verdad? M: Claro que sí mi amor. Ya lo hablaremos E: Te llamo mañana en cuanto me levante ¿vale? M: Y yo estaré esperando. Un beso y recuerda cuanto te quiero E: Yo si que te quiero... Después de colgar, Adela le confesó que se había fijado en el nuevo capataz de la finca y que le parecía muy atractivo M: Vamos que no has perdido el tiempo en mi ausencia ¿no? Adela: No seas así, es solo que cuando he venido a la finca he coincidido con él y la verdad que se le ve muy buena gente M: Eso de muy buena gente... es que te mola ¿no? Adela: Pues la verdad que está de escándalo y hemos quedado algún día para tomar una cerveza pero nada mas. No quiero precipitar nada M: Bueno pues despacito y sabes que puedes contar conmigo, además es muy buena persona y todo el mundo lo adora Adela: Bueno nos vamos a la cama que es tarde y mañana hay cole y trabajo que llevas muchos días fuera y tendrás que poner en orden todo esto M: Venga, sí Maca se fue a su habitación. Se fue al baño se aseó y al volver se paró mirando a la niña un rato. Se tumbó junto a ella, le dio un beso en la frente y se abrazó a ella. la niña pasó la noche inquieta y dio muchas vueltas. Así que se levantó temprano y fue preparando el desayuno. Cuando tenía todo listo fue por la peque M: Venga gordita que se nos hace tarde para ir al cole Jimena: Es muy pronto mami M: Anda venga que se nos hará tarde
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La niña le costó despertar y Maca tuvo que cogerla en brazos y llevarla a la cocina. Le dio el desayuno y la vistió. Se fueron al colegio y le costó dejarla porque Jimena empezó a llorar hasta que la profesora la tomó en brazos para entrarla en clase Profesora: Espérame un momento aquí Maca, quiero hablar contigo Profesora: Maca la niña lleva unos días bastante rara y de muy mal humor. ¿Ha pasado algo en casa? M: No, solo que he tenido que viajar fuera unos días y al parecer no le ha ido nada bien Profesora: Vale, si veo que no cambia de actitud sería conveniente que la viera el psicólogo del colegio M: Muy bien, como tú veas La semana no fue muy fácil. La niña no se separaba de ella, estaba más caprichosa que de costumbre y no lograba retirarse de ella más de tres metros. Lloraba por todo y empezaba a ser una situación demasiado agobiante, y lo peor de todo sería cuando viniera Esther, ya que por un par de cosas que había hablado con Jimena no tenía intenciones de ponérselo muy fácil M: Cariño mañana viene Esther a pasar el fin de semana Jimena: Pues me da igual M: ¿Ya no quieres que viva con nosotras? Jimena: ¡Pues no mucho! M: ¿Por qué dices eso? sabes que ella te quiere mucho y te consiente todo Jimena: ¡Ya no me importa! M: No te entiendo cariño. Esther te adora, tú la quieres tanto con ella a ti. ¿Por qué este cambio mi vida? (pregunto mientras volvían del cole a la casa) Maca paró el coche a un lado de la carretera. Miró a su hija. Cogió una de sus manos y se dirigió a ella con preocupación M: Cariño (dijo mirándola) ¿Por qué este cambio? Jimena: Porque sé que ahora la quieres más que a mi. Y si viene a vivir aquí, siempre estarás con ella (decía empezando a hacer pucheros bajo la atenta mirada de su madre) ¿y entonces que haré yo? M: Pero eso no va a pasar mi vida... tú eres lo mas importante para mi y ahora también para Esther. Seremos las tres... te llevaremos juntas al cole y juntas vamos a hacerlo todo a partir de ahora. Tienes que sacarte esa idea de la cabeza cariño, porque nada ni nadie va a cambiar lo que yo siento por ti (dijo acercándola en un profundo abrazo, bajo los sollozas de la cría) Amaneció un precioso día y feliz por lo especial de la fecha. Se giró para mirar a su hija que descansaba junto a ella. Era casi una costumbre acostarse en la cama de su madre, algo que Maca le había consentido. Ahora se daba cuenta que no sería el momento apropiado para obligarla a dormir en su habitación. Ya pensaría la mejor manera de hacérselo ver sin que se sintiera desplazada. Este repentino cambio en su comportamiento pondría una barrera en la relación entre la cría y Esther, pero confiaba en que todo volviera a como antes. Mientras velaba su sueño antes de despertarla, se
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preguntaba porque... ¿qué sería lo que se le pasó por esa cabecita para no sentirse querida? Acercó sus labios y besó su frente. La cría gesticuló, llevó sus manitas bajo una de sus mejillas y siguió su sueño. Era hora de despertarla y empezó a actuar... M: Venga remolona (decía echándose sobre el pequeño cuerpo) Hace un día esplendido y después del colegio iremos a un sitio, venga mi vida Jimena se movía dando señales de empezar a despertar. Maca acariciaba dulcemente su rostro y una sonrisa iluminó su rostro cuando vio como su hija la enlazaba por el cuello... Jimena: Yo no quiero ir a ningún sitio. Yo quiero venirme aquí y bañarme en la piscina M: ¿Bañarte? Jimena: ¡Sí! Mami (dijo levantándose ya) ¿y después puedo ir a casa de los abuelitos a pasar el finde? M: ¿No quieres pasarlo con nosotras? Esther llega esta tarde y tiene muchas ganas de verte, de abrazarte y de jugar contigo, si te vas... ¿no crees que pueda sentarle mal que no quieras estar con ella? Jimena: ¡Yo quiero ir con los abuelitos! (recalcó seria) M: Sabes que puedes ir con ellos siempre que quieras, pero estaría bien que lo dejaras para el siguiente, hace mucho que no ves a Esther y sería bueno que os vierais ¿no crees? Se levantó y fue directa al baño. Maca la siguió con la mirada y una gran tristeza la invadió Fue hacia el baño e intentó olvidar el tema, tampoco quería presionarla y si seguía insistiendo en ir con los abuelos... la dejaría. Para ella lo principal era el bienestar de su hija, que a pesar de su corta edad, tenía bastante claro que es lo que quiere hacer en determinadas situaciones. Después de desayunar pusieron rumbo al colegio, acompañándola hasta la puerta de su clase e inclinarse hasta su altura... M: A la tarde cuando salgas del cole iremos al aeropuerto ¿vale? Jimena: ¿Quieres que vaya contigo? M: Claro que quiero mi vida... (dijo mientras la abrazaba) y si mañana sigues queriendo ir a casa de los abuelos... te llevaremos ¿te parece? Jimena: Vale, mañana me llevas (dijo feliz) M: Venga, un beso mi vida y pórtate bien ¿vale? Jimena: ¡Sí mami! (dijo dejando un beso en su mejilla y entrando) La mañana se le hizo larga, pesada y monótona. Lucía había tenido que viajar a Sevilla por un asunto personal y se daba cuenta de cuanto la echaba de menos. Sus bromas, su saber hacer y su buen carácter, hacía que cuando se ausentaba, todos la echaban en falta. Después de ocuparse personalmente de todos sus caballos, se acercó al capataz, encargado del funcionamiento de todas las instalaciones M: ¿Qué tal Juan?... ¿Han terminado de poner el aire en la cuadra nueva? Juan: ¡Hola jefa! No, han tenido un pequeño problema en la instalación y volverán el lunes
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M: Sí, que el calor apretará en breve y no quiero que los animales pasen demasiada calor. He pensado algo y quiero saber tu opinión Juan: Pues tú dirás (dijo para acercarse a ella) M: ¿Quieres un café? Juan: Venga. A eso nunca digo no... Sentados en el despacho de Maca, compartían un café M: Lo tomas sin azúcar ¿verdad? Juan: Sí, por favor Maca ponía el café en la pequeña mesa, junto a un gran sofá. Una sonrisa furtiva delato a Maca. Juan la miraba sin saber a que se debía... Juan: Te veo contenta jefa (dijo mirándola) y creo saber a que se debe (dijo devolviéndole la sonrisa) Hoy es el día ¿verdad? M: Sí Juan, hoy es el día y hasta mentira me parece. Las cosas se nos complicaron, pero afortunadamente y espero que no se tuerza nada... la semana que viene estará aquí definitivamente Juan: Me alegro Maca. En serio, vivir un amor en la distancia suele deteriorar la relación M: Bueno, hay veces que no se puede evitar estar separados, pero nosotras tenemos la gran suerte que si se hubiera dado el caso, podría haberme ido allí, y ella... bueno ella es la dueña de todo el imperio que su padre le dejará en un futuro y podría hasta trabajar desde aquí. En principio se viene, pero no creo que sea nada definitivo Juan: ¿Y eso? ¿Crees que pueda cambiar de opinión pasado algún tiempo? M: No creo, aunque eso nunca se sabe, el día que sea suyo, no sé si podré tomarse la libertad de dejar los negocios en manos de los accionistas Juan: ¿Sabes que creo yo? ¡Que sí! Hoy hasta las reuniones se pueden hacer vía Internet, así que no creo que sea un gran problema... M: ¿Y dime una cosa? (dijo nuevamente sonriendo) ¿cómo lo llevas con Adelita? Juan se sonrojó por unos segundos y después de mirarla, bebió de su café. Depositó la taza sobre la mesa, para mirarla nuevamente Juan: Te lo ha dicho ¿no? Pero no sé que hará M: ¿Qué no sabes que hará? ¿Con que? Juan: Bueno, es un poco reacia a salir mucho, así que tengo que conformarme de momento con alguna copa compartida M: ¿Te gusta?.. Juan: Mucho y lo sabe. Bueno, creo que eso se nota. Pero no sé... no la veo muy decidida M: Ella tuvo una gran desilusión hace tiempo... bastante ya y desde entonces prefirió vivir sola. Pero se rompen los esquemas cuando aparece alguien que te hace vibrar... Cuando Esther esté aquí definitivamente, ya saldremos juntos en alguna ocasión Juan: De todos modos yo haré el intento que salga al menos el sábado por la noche M: Y ya te digo yo que saldrá. A ella le gusta salir a menudo, eso sí... siempre lo ha hecho o conmigo o sola, ella no tiene problema para eso. Pero he visto algo en su mirada y sé lo que es... Bueno tengo que dejarte Juan y después de comer le dices a los
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chicos que pueden marcharse, a Sebas ya le dije ayer que viniera esta noche un poco antes Juan: ¿Ya has visto acabada la habitación? M: ¡Sí! Ya sabe los pasos a seguir ahora Juan: ¿Los pasos? M: Sí, la amueblará a su gusto, será solo para él, así que el mismo. Venga guapo, tengo que hacer unas llamadas. Después nos vemos (dijo saliendo del despacho) Carmen: ¡Maca! Ya está la comida cariño (dijo acercándose a ella) M: Vale mama, sí iremos en cuanto nos sea posible... lo sé, pero ya sabes que somos incompatibles... bueno pues si quiere algo que lo pida, sabe que se lo dije en su momento... sí mama no te preocupes... No tengo mucha hambre tata (dijo guardando su teléfono en el bolsillo de su bata) Carmen: ¿Problemas con tu madre cariño? M: No... Rocío, ese es el problema. Ya está aquí otra vez, y ya está calentando alguna que otra cabeza, entre otras la de mi madre Carmen: Esa niña no cambiará nunca... M: Cuando tenga algún interés verás como cambia Carmen: ¿A que hora llega el avión? M: A las seis y ya estoy nerviosa Carmen: No te preocupes mi niña... los niños son así, pero se le pasará. Que te fueras tantos días le causó un desarreglo emocional, pero verás que en cuanto vea a Esther, se le pasará M: ¡Ojala! Solo faltaría que ahora quien diera algún problema fuera Jimena... Carmen: Venga, vamos, no le des más vueltas Eran las cinco de la tarde, cuando Maca esperaba en la puerta del centro escolar. La vio llegar a lo lejos con dos de sus amigas. Paró sus pasos cuando la vio allí. Maca esperaba ver como reaccionaba, hasta que la vio correr hacia ella... Jimena: ¡Mami!... (dijo feliz) mira (enseñándole una cartulina con un gran dibujo...) M: ¿Lo has hecho tú mi vida? Jimena: ¡Sí! ¡Yo solita! M: Es precioso (dijo mirando un caballo y un extraño personaje a lomos del animal) ¿y quien es? (dijo señalando al jinete) ¿Esther?.. Jimena: ¡No!... (dijo segura) soy yo. Y en casa de los abuelos montaré el mío M: Y en casa también puedes hacerlo Jimena: ¡Sí!... pero lo haré en casa de ellos (dijo con una sonrisa) M: Pues venga, dame que te lo guardo y vamos al aeropuerto Jimena: Vale... (dijo cogiéndose a su mano) M: ¡Te veo muy contenta esta tarde! y eso me gusta... Jimena: ¡Sí! (contesto escuetamente) Subieron al coche y una vez Jimena sentada en su silla, Maca puso rumbo al aeropuerto. Por megafonía anunciaban el vuelo procedente de Madrid y Maca sintió unas enormes cosquillas. Fueron a la puerta de llegadas. La vio a lo lejos. Jimena agarró la mano de su madre y esta la apretó. Esther se acercaba a toda prisa una vez las vio. Antes de saludar
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a Maca la miró con sumo amor, pero desvió esa mirada a la pequeña que apretó fuerte la manó de su madre... E: ¡Tenía unas ganas locas de verte peque! (inclinándose) ¿No vas a darme un beso de esos grandes que tú sabes darme? La pequeña se agarró al muslo de su madre escondiéndose por detrás... mientras en un susurro contestaba no... Adela llegaba a la finca de Maca, comprobando después de buscarla que ya se había marchado. Se giró al oír como la llamaban y una sonrisa apareció al reconocer esa voz... Juan: ¡Vaya sorpresa!... no contaba con verte hasta esta noche (dijo acercándose a ella) Adela: Pues ya ves, aquí estoy Juan: ¿Viniste a ver a Maca? Adela: Sabía que no estaba (dijo mirándolo fijamente) y no sé cuanto tardaran en venir Juan: ¿Entonces? ¿Podría ser que vinieras a verme a mí? Adela: También podría ser que viniera a ver a Carmen ¿no? (dijo sonriendo) pero no... tenía ganas de verte a ti... Juan se pegaba a ella, cogiendo sus manos... Juan: No sabes cuanto me alegra oírte decir eso (mientras la miraba profundamente, buscando sus labios) Adela: Me pone nerviosa esa mirada... Juan: A mi me pones nervioso tú (dijo rozándolos) Adela profundizó ese beso, enlazándose a su cuello. Los brazos se perdían por la espalda completamente entregados. Cuando se dieron cuenta que estaban en el centro de cualquier mirada que no fuera la de ellos, Juan la cogió de la mano y la llevó tras un árbol, donde estalló la pasión... las manos volaban... Adela sentía la necesidad de rozarse contra él... él buscaba ese contacto íntimo que tanta falta le hacía... Juan: ¿Quieres que vayamos a mi despacho? Adela: ¿Y si vamos mejor a mi habitación? Juan: ¿Tienes una habitación para ti en la casa? Adela: ¡Sí!... (decía sin aliento) vamos (dijo tirando de su brazo) Juan: ¿Y si nos ve alguien? Adela: ¿Te importa mucho eso? Juan: Lo digo por ti princesa... Adela: Pues vamos... En el aeropuerto Esther hacía el intento de acercarse a la pequeña, recibiendo su negativa... E: ¿Vas a decirme por qué no quieres darme un beso? Jimena: ¡Porque no quiero!
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Maca las miraba. No daba crédito al comportamiento de su hija. Pensaba que cuando la viera volvería a ser con ella como antes. Presentía problemas y quiso poner remedio M: Cariño (dijo inclinándose) No lo hagas más difícil. Venga dale un beso a Esther y nos vamos ¿si? (dijo dejando un beso en su mejilla) Jimena: ¡No quiero! (dijo segura) E: Déjala Maca (dijo acercándose a ella para abrazarse a su cuerpo) le daremos tiempo (dijo en un susurro para besar sus labios) Jimena las miraba y se agarró a su madre Jimena: ¿Vamos mami? M: Vamos (dijo cogiendo su mano y la mano de Esther) La pequeña caminaba despacio. Inclinó su cabeza para mirar a Esther que feliz sonreía de la mano de Maca. Por segundos se sintió triste. En su mente se disipaba su felicidad. Esther venía a quedarse con su madre y nada ni nadie podría hacerla cambiar de opinión. El camino a casa fue silencioso por parte de Jimena. Esther la veía seria a través del espejo de su parasol. Por más que intentó entablar conversación con ella, estaba negada a cualquier acercamiento. Una vez en la finca inclinó la cabeza para ver los caballos al aire libre... Jimena: ¡Mira mami!... (decía contenta nuevamente ) ¡el mío! M: Sí cariño, enséñaselo a Esther, dile cual es... E: ¿Es ese del centro? M: ¿No vas a contestar? (dijo girándose para mirarla) dime... Jimena: Sí. Es ese (dijo escuetamente) Una vez aparcado el coche, Maca bajó y quitó el cinturón a su hija. La bajó de coche y tras ponerla en el suelo la miró fijamente... M: Tú y yo vamos a tener una charla ahora mismo señorita E: Cariño (dijo mirándola) yo hablaré con ella... Jimena ¿vienes conmigo? Te he traído una cosita y quiero que la veas... Jimena: ¡No quiero nada! E: ¡Ven! (dijo cogiéndola de la mano) Entraron en la casa para ir directamente a su habitación. Jimena se sentó en su cama. Esther la miraba seria. La cría no dejaba de mirar el suelo y Esther fue a sentarse junto a ella... E: ¡Dime que te pasa Jimena! ¿Por qué no me quieres ya? ¿Ha pasado algo?.. Jimena: ¡No me pasa nada! Déjame sola y vete con mi madre E: Pero yo también quiero estar contigo cariño... (dijo acariciando sus cabellos) Jimena: ¡Yo no! (dijo con tal seguridad, que Esther tuvo miedo) E: Está bien Jimena (dijo separándose de ella) te dejo, pero si en algún momento sientes la necesidad de venir conmigo... estaré encantada Fue hacia la puerta y la abrió, pero se giró para poderla ver
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E: Quiero mucho a tu madre, pero también te quiero a ti pequeña. Quiero compartir mi vida con vosotras, juntas... las tres. ¿Te acuerdas que lo hablamos en alguna ocasión? Jimena no contestaba. Se levantó de la cama donde permanecía sentada y fue al cajón de sus juguetes. Sacó un pequeño caballo de peluche y fue hacia ella... Jimena: Toma, ya no lo quiero Esther cogió el pequeño juguete y con lágrimas salió de la habitación cerrando tras ella... Maca subía a la parte superior pero al pasar por una de las habitaciones oyó algo especial. Se acercó a la puerta con la intención de entrar, pero al oír una voz masculina, sonrió y se retiró cuidadosamente. Vio como se acercaba Esther con algo en sus manos. La hizo estar en silencio llevándose uno de sus dedos a los labios M: Schsssss... Adelita tiene visita, así que será mejor dejarlos solitos jajajajaja ¿Qué te pasa cariño? (dijo al verla con lágrimas en los ojos) E: Nada, vamos abajo M: ¿Dónde se ha quedado Jimena? E: Se ha quedado jugando. Ven, vamos M: ¡Dime que te pasa Esther! ¿Te ha dicho algo verdad?... ¡dime! E: No es más que una niña Maca. Le daremos el tiempo que necesite. Algo se le ha metido en la cabeza y la culpable soy yo M: Voy a hablar con ella. Espera aquí, ahora vengo E: Déjala cariño. Se dará cuenta cuando vea que todo sigue como antes M: No pienso dejarla... E: No la agobies Maca. Es mejor dejarla. Hazlo por mi cariño, le seguiremos el juego a ver que pasa ¿vale? Obligarla a que me quiera no llevará a nada. Todo llegará. Ahora es mejor dejarla M: Si no voy a verla será peor. Pensará que no me importa lo que le pase. Iré a verla E: Vale, pero no le digas nada por favor M: Está bien. Ahora vengo (dijo retirándose) E: ¡Cariño! M: Dime (dijo girándose) E: ¿Te importa si doy un paseo con uno de tus caballos? M: Esta es tu casa y esos son tus caballos, no tienes que preguntarme nada ¿vale? Me ofende eso. Todo lo que hay aquí es tuyo también, no lo olvides ¿vale? (dijo acercándose para besarla con amor) E: Te quiero Maca y solo espero que este cambio en la niña no nos suponga otro problema más... M: ¡No lo será! E: Puede serlo Maca... y grave (dijo saliendo...) Maca entraba en la habitación y miraba como su hija pensativa jugaba con una de sus muñecas, vestida adecuadamente de amazona M: Hola mi vida. ¿No quieres que vayamos al jardín? Jimena: ¡No! M: Hace muy buena tarde... ¿y si nos damos un baño en la piscina?
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Jimena: ¿Te bañas conmigo mami? M: ¡Claro que si mi vida!... Jimena: ¿Aunque esté Esther? M: Claro, y no pasa nada... ¡seguiremos haciendo las mismas cosas cariño! Jimena: ¿Y si se enfada contigo por dejarla por mí? M: Eso no va a pasar nunca. Ella nos quiere. Ella tiene su lugar y tú tienes el tuyo que es el más importante. Mira (dijo mirando por la ventana) Esther está con los caballos ¿Quieres que demos un paseo con ella?... Después de pensarlo algunos minutos, miró a su madre y la cogió de la mano Jimena: Yo me subo contigo mami (dijo tirando de ella) M: ¿No prefieres subir tu sola en el tuyo? ¡Me parece raro que quieras montar conmigo! Jimena hizo oídos sordos y tirando de la mano de su madre se dispuso a salir de la habitación. La pequeña quiso vestirse adecuadamente. Salieron al exterior viendo como Esther entraba en la zona de competición. El circuito para salto ecuestre, fue hecho por expreso deseo de Maca para su chica, para poder entrenar adecuadamente, sin envidiarle nada a los mejores circuitos y con vistas en un futuro hacerlo para la competición, algo que fue propuesto por Esther. Se acercaron a la vaya que delimitaba el recinto para poder ver los espectaculares saltos de la profesional... M: Salta bien ¿verdad cariño? (dijo esperando respuesta y viendo que no la tenía la miró) ¿quieres saltar o prefieres dar un paseo? Jimena: Quiero saltar (dijo ilusionada) a ver si me acuerdo M: Verás como sí. Vamos (dijo feliz) Esther a lomos de un precioso ejemplar blanco, se acercaba artísticamente, haciendo levantar las patas del animal magistralmente como si de un baile se tratara. Llegó junto a ellas bajando limpiamente. Se acercó a la pequeña y después de mirarla dulcemente... E: ¿Te atreves peque? Jimena: ¡Están muy altas! (dijo mirando las vallas) E: No te preocupes. Yo las bajo para ti y saltaremos las tres ¿quieres? Jimena miraba a su madre sin saber que hacer... M: Venga llamo a Carlos y que nos eche una mano E: ¡No cariño! Yo lo haré (dijo segura) De vuelta con los caballos para ellas, Esther tenía algunos obstáculos listos para la altura adecuada a la edad de la cría. Se acercó a su caballo, para coger las riendas y fue con ellas E: ¿Estás lista? (pregunto a Jimena) Jimena: Sí (dijo algo seria) E: No tienes miedo ¿verdad?.. Jimena: Desde que te fuiste (dijo titubeando) no salto sola E: ¡Pero si tú lo hacías muy bien cariño! ¿Por qué dejaste de hacerlo? Jimena: ¿Por qué dejaste de venir a verme? (dijo segura)
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E: Cariño... (dijo mirándola mientras Maca se adelanto a responder...) M: No dejó de venir mi vida, es solo que el trabajo se le complicó. Las competiciones eran muchas y poco tiempo para todo. Algún día lo entenderás mi niña Jimena: ¿Saltamos? (dijo mirando a Esther, que la sonrió ampliamente) E: ¡Vamos! ¿Te ayudo a montar? (preguntó) Jimena: Mi mami me ayuda ¿verdad mami? M: Claro que si cielo (dijo mirando a Esther) Dieron la vuelta al circuito en varias ocasiones, siempre al ritmo de la pequeña, que en algunas ocasiones se lo pensaba demasiado a la hora de saltar bajo la mirada de ambas y los ánimos de Esther a que siguiera haciéndolo tan bien. Decidieron dar un paseo por la finca. Iban en línea, siendo Jimena la que iba en el centro. En la parte alta de la finca, en una zona ajardinada y bajo la sombra de unos álamos, hicieron un descanso. Bajaron de los caballos y los acercaron a unos recipientes para que pudieran beber. Jimena se acercó para subirse en un caballo balancín, que su madre había hecho poner para ella junto a unos columpios. Maca y Esther se sentaron en un banco junto al camino, desde donde se divisaba la parte baja de la finca. Esther cogió una de las manos de Maca y se la llevó a los labios donde dejo un tierno beso E: ¡Esta vista es impresionante! M: ¡Sí! Y tiene una situación extraordinaria, la pena es que le falta una cosa, pero bueno... ya tengo pensado algo y quería comentarlo contigo a ver que te parece (dijo mirando como su hija se balanceaba, metida en su mundo sin prestar demasiada atención a lo que ellas hablaban) E: ¿Y de que se trata? Si tiene de todo, es inmensa. Has hecho un circuito apto para competición. Las instalaciones son de las mejorcitas que he visto. Has climatizado las cuadras para los animales... ¿Qué puede faltarle Maca? M: Pues muy sencillo... un río, le falta un río, y no voy a quedarme con las ganas de verlo hecho. ¿Qué piensas tú? E: Ja ja ja ja... ¿de veras necesitas un río? M: Ni te imaginas la ilusión que me hace poder ver correr el agua y poder bañarnos en él... (dijo cerrando los ojos imaginándose en el agua metidas) ya ves ¿no? una ilusión casi imposible, pero no me quedaré con las ganas de hacerlo realidad me cueste lo que me cueste quiero tener uno y encima el privilegio de ser mío... bueno, dijo mirándola, nuestro... E: Y... ya has buscado información y consejo de los expertos M: En ello estoy, te enseñaré algo que hice con la ayuda de Lucía. Es un plano visto desde arriba. Estoy a la espera que un perito muy amigo de mis padres me diga algo. Juan está trabajando en ello E: Bueno... yo sé de alguien que podría ayudarnos siempre que tú quieras claro. Es mas lo llamaré luego y le explicaré, a ver que me dice M: Muy bien, cualquier información y ayuda que se pueda aportar será bien recibida. Tú debes estar cansada mi vida ¿nos vamos? (dijo acercando sus labios a los de ella, bajo la mirada de Jimena que en ese preciso momento las miraba) Se pusieron en marcha. Fueron paseando sin demasiada prisa. Maca miraba a su hija desde su posición. Se daba cuenta que no miró ni una sola vez a Esther y se acercó a ella... M: ¿Estás bien cariño? (pregunto)
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Jimena: Sí mami (contestó segura) ¿me llevarás a casa de los abuelos? M: ¿Ahora? Jimena: ¡Sí! M: ¿Y no sería mejor dejarlo para mañana? Jimena: ¡Quiero ahora! (dijo con toda seguridad) E: Claro cariño, si quieres ahora será (dijo mirándola) Esther charlaba animada con Carmen y Adela, mientras Maca bañaba a su hija. La propuesta de bañarla Esther fue denegada por la cría M: ¿Quieres que me bañe contigo cariño? (dijo desnudándose ya) Jimena: ¡¡¡Bieeeeeen!!! (contestó feliz) y jugaremos ¿vale? M: Vale, pero antes dime una cosa (mientras se metía en la bañera) ven ponte aquí (dijo poniéndola entre sus piernas mientras besaba su cabeza) ¿Es verdad que ya no quieres a Esther? Jimena no supo que contestar. Callaba intentado que pasara ese momento M: ¡Dime! ¿Qué te pasa con ella? Jimena: Silvia me dijo que cuando Esther viniera a vivir aquí, tú dejarías de quererme tanto. Que ya ella sería lo más importante para ti y que ya no sería como antes... M: ¿Quién es Silvia cariño? (preguntó seria) no me suena ese nombre Jimena: Es la prima de María M: ¿Pilar es su tía? Jimena: ¡Sí! (contestó segura) M: Voy a tener que tener una charla con Pilar. Y dime ¿por qué piensas que eso pueda pasar? ¡Si tú eres lo más importante que tengo en mi vida! Jimena: Silvia me dijo, si se casan tendrán niños y entonces a ti ya nadie te hará caso... (dijo con lágrimas en los ojos) M: ¡Eso no va a pasar nunca mi amor! ¿Esa tal Silvia es de tu edad cariño? Jimena: ¡No! (dijo negando con la cabeza) M: Mira cariño, no tienes que preocuparte por nada. Esther nos quiere, a ti especialmente y si algún día tenemos algún hijo, será tu hermanito y no habrá distinciones de ninguna clase. ¿Sabes una cosa mi vida? Jimena: ¡Que! M: A Esther le gustaría que fueras con ella como antes. ¿Ya no te acuerdas de cuanto la querías?... ¿de lo bien que lo pasabais juntas? Jimena: Yo también la quería mucho, pero como Silvia me dijo eso, tuve miedo. ¿Vas a casarte con ella mami? M: Pues eso queremos. Pero de momento vivirá aquí con nosotras y más adelante veremos que hacer. ¿A ti te gustaría que nos casáramos? Jimena: ¡Si vais a seguir queriéndome tanto sí! M: Claro que sí mi vida. Tú eres lo más importante en la vida de Esther y en la mía. Tú eres nuestra princesa y eso nunca va a cambiar por más niños que puedan nacer... Jimena: Yo quiero una hermanita ¡eh! M: ¿Pues decidido! formaremos una familia las tres... Jimena: ¡Sí mami! pero yo podré ir siempre con vosotras y no me dejareis solita nunca más ¿verdad?
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M: Cariño, el viaje que hice fue porque necesitaba hablar muchas cosas con Esther. Por eso no te lleve y acuérdate que a Paris viniste y lo pasamos genial Jimena: Sí, es verdad que lo pasamos bien... M: Pues quiero que sepas que Esther te quiere muchísimo y me harías muy feliz si la quisieras como siempre lo has hecho Jimena: Así que si os casáis ¿voy a tener un hermanito o hermanita? M: Si cariño, pero eso será más adelante Las dos seguían metidas en el baño mientras Esther tomaba una copa de vino en el porche con Adela y ésta le contaba como iban las cosas Adela: Dale un poco de tiempo. Sabes que la niña siempre ha estado muy pegada a su madre y contigo desde el principio hubo una química especial. Has de entender la reacción de la niña al verse sola tantos días. Maca nunca se había separado de ella más de un fin de semana E: Lo sé Adela, pero la veo tan cambiada que me da miedo que ahora que estamos bien, empeoren los problemas cuando yo me venga aquí a vivir con ellas Adela: Eso será cuestión de días y veras como todo vuelve a ser como antes E: Bueno y... ¿no vas a contarme nada de lo tuyo con cierto capataz? Adela: Pues mira te hago un resumen y termino rápido. Los días que habéis estado fuera he estado aquí y hemos estado comiendo y saliendo algún día a tomar algo y una cosa lleva a la otra y decidimos dar el paso. Y ayer... bueno la cosa fue a más y bueno... jajajajaja encima justo acababais de llegar. El pobre no quería ni salir de la habitación hasta que estuviera todo en silencio. Le daba corte por Maca E: ¿Por Maca? Adela: Claro, es su casa y soy su mejor amiga y el después de todo es su empleado E: Ya, pero es que sabes como es Maca que para ella eso no es problema. Además siempre me ha comentado que es un chaval muy atento y muy bien considerado por la zona Adela: Sí que lo es... además es muy especial... me tiene que no te imaginas... pero el próximo encuentro creo que será mas intimo te lo aseguro... en verdad esta primera vez con él ha sido algo muy especial, su forma de tratarme y en todo momento pendiente de como me encontraba, es muy detallista, no sé es algo distinto a lo que sentí en otras ocasiones... E: ¡Vamos que estas encoñada! Adela: La verdad que sí. Solo espero no llevarme ningún desengaño, porque ya me dolería mucho E: Eso no va a pasar (dijo segura) Mientras el agua empezaba a ponerse algo fría y ellas hablaban Carmen preparaba algo especial de cena para intentar limar un poco de asperezas M: Cariño, el agua empieza a enfriarse. ¿Salimos y bajamos a cenar con Esther y Adela? Jimena: ¡Sí mami! además creo que me he portado mal con Esther desde que vino y quiero pedirle perdón M: ¡Esa es mi niña! me harías muy feliz pequeña si hicieras eso y las dos personas más importantes de mi vida se quisieran mucho y estuvieran siempre a mi lado
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Las dos se dieron una pequeña ducha y se vistieron. Bajaron donde ya estaba todo casi dispuesto para la cena que había improvisado carmen M: ¡Ya estamos aquí las dos! la princesita y la reina de la casa E: Vaya, que bien y yo que soy ¿el sapito? Todos rompieron en una sonora carcajada y mientras Carmen terminaba con la cena la niña se fue un poquito a los columpios que Maca le había montado y un castillo hinchable de princesas que Esther le había regalado con la que la niña había jugado mucho hasta que pensó sentirse fuera de lugar lo que le provocó el enfado y el consecuente alejamiento hacia ella. Desde su posición vieron como dejaba de columpiarse para inesperadamente subirse en él, lo que hizo que Esther se levantara y fuera hacia la zona de juegos E: ¡Hola cariño! ¿Puedo subir contigo y saltamos las dos? Jimena: Claro, es el regalo que tú mi hiciste E: ¿Estás un poco menos enfadada conmigo? Jimena: Ya no, mama me ha explicado cosas que no entendía y ahora ya sé todo lo que necesitaba... E: Mira, yo solo quiero lo mejor para mama y para ti. ¿Mama ya te ha explicado que vamos a vivir juntas y vamos a formar una familia? Y si tú estás de acuerdo, no me gustaría que estuvieras enfadada con mama o conmigo Jimena: ¡Sí! la mami también me ha dicho. Me ha dicho que algún día tendré un hermanito ¿no? E: Vaya, o sea que ya te ha dado la noticia más grande ¿no? Jimena: Sí, pero no te enfades tú ahora con ella ¡ehhhh! E: No cariño, no voy a enfadarme por eso y ahora ¿me das un beso de esos que siempre me diste?... La pequeña se acercó, la abrazó y le dio un enorme beso que motivo las lágrimas de felicidad por parte de Esther, mientras Maca y Adela eran testigos de ese emotivo momento. Una lágrima rodó por los pómulos de Maca al ver esa imagen tan deseada por ella. Adela le pasó la mano por la espalda en señal de apoyo. Estuvieron charlando un rato de todo lo que había acontecido estos días atrás y contándole esos sentimientos renacidos por el capataz Una vez todas en la mesa la cena fue de lo mas divertida contando cosas que le habían pasado en las vacaciones por USA. La niña no perdía detalle de lo que iban contando y de los lugares que habían visitado. Y al hilo de la conversación la pequeña empezó a dar muestras de su cansancio habitual de no parar en todo el día y levantándose muy temprano M: Peque ¿que te parece si te subo a dormir? Jimena: Sí que se me cierran las ventanitas M: Pues venga da besos Jimena: Pero Esther también me sube como siempre ¿no?
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Ese comentario las cogió desprevenidas a todas. Desde que comenzaron las dos la llevaban a la cama y le daban las buenas noches, pero al estar enfadada no sabía si querría que fuera como siempre E: Claro que subo cariño... venga a la cama que mañana nos toca día intenso de entrenamiento que hoy he visto que has bajado un poquito el nivel granuja... Las tres se levantaron y pusieron rumbo hacia la parte superior de la vivienda. Jimena iba delante y Maca intuyó lo que eso conllevaría, pero espero a ver que pasaba. Las dos se pararon y se miraron pero ninguna dijo nada Jimena: ¡Va! Entró en la habitación de su madre y se subió a la cama M: Jimena, ve al baño antes de dormir anda... Jimena: Sí mami... E: ¿Me vas a decir que la niña va dormir con nosotras? M: No la puedo cambiar después de todo lo que ha pasado... dame unos días por lo menos, si mañana se ve en su habitación empezaremos de nuevo otra fase de aislamiento y no creo que sea lo mejor E: Si te entiendo cariño. Venga lo que tú veas... todo sea por el bien de ella... Jimena: Ya estoy aquí y además me he lavado los dientes M: Pues mira un punto más en la lista de cosas que haces tú solita y verás como dentro de poco tienes un regalo E: Bueno y ahora señorita venga a la cama... Jimena: ¡Y tú! ¿dónde vas a dormir?... M: Pues como tú vas a dormir aquí conmigo, ella dormirá en la tuya ¿te parece? (guiñándole un ojo a Esther) Jimena: ¡Joooo que suerte! ¡la miaaaaaaa!... pues mañana me toca a mi ¡ehhh! que además allí están todos mis cuentos y mis cosas y esta cama es muy grande y cuando se levanta mama me da un poquito de miedo, por lo menos en la mía está el velo de las princesas y me protege de que no entre nadie... E: ¿Pero tú no sabes que estando aquí junto a nosotras nunca te va pasar nada malo? Jimena: Ya lo sé, me lo ha dicho mama que vamos a estar juntas muy pronto. Será guay tener dos mamas otra vez y mi otra mama nos mira desde el cielo que también nos cuida... Las dos salieron de la habitación cogidas de la mano y con la gran alegría de que por lo menos la niña ya empezaba a cambiar M: No sé ni que decir... E: Tranquila es normal que la niña se sienta así, será mejor no darle más importancia M: Necesito un abrazo ¿me lo das? E: Por supuesto y eso no se pide se da Se fundieron en un gran y sentido abrazo que hizo que se calmaran después de un día muy intenso con la niña que las había puesto al límite a las dos...
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E: Anda vamos que Adela está abajo y se estará tomando la botella de vino o la bodega entera... M: Sí, será mejor que bajemos E: Espera un momento, y ese ¡será mejor que bajemos! ¿a que viene? M: Pues que te haría alguna cosa que no sería un solo beso y es posible que tardáramos... E: Está bien vamos que no respondo y hasta Adela puede quedarse esperando toda la noche Bajaron y allí estaba Adela sentada en un columpio hablando por teléfono y por la cara que mostraba se imaginaron con quien. Se pusieron las dos a recoger todo y sacaron hielo y unas botellas para tomar unas copas. Cuando regreso Maca la quería picar un poco y era su oportunidad M: Si quieres le puedes decir que se venga y se tome una copa con nosotros y ya se quede a dormir o sino puedes quedar con él y tomar la copa fuera pero por nosotras de verdad que no lo hagas ¡ehhh!... Adela: Vamos a ver si me voy es para dejaros a huevo la noche y poder dar rienda suelta a los instintos más básicos del ser humano y si me quedo y le digo que se venga la niña puede que se despierte de tanto ruido por parte todos. Así que ya podéis decidir... M: Vale, decido yo porque estáis en plan tonto así que tú te vas con tu capataz y nosotras nos tomamos unas copas tranquilas. Eso sí, mañana queremos verte por aquí que haremos una pequeña barbacoa con algunos amigos E: Pues nada, un placer compartir contigo esta velada pero ya has oído a tu amiga, así que largo y pásalo bien y deja el pabellón bien alto Adela: Mira será mejor que me vaya porque sois lo peor las dos ¡ehhhh! M: Ya, pero todo lo que te estamos diciendo es verdad así que no te enfades guapa Adela llamó a Juan y se despidió de las chicas que la acompañaron al coche hasta el día siguiente que sería la barbacoa organizada por Maca en plan amigos para pasar un día de lo más agradable. También había invitado algunos niños del cole de Jimena y a los padres. Una vez que Adela se había marchado, Esther se sentó en una de las butacas de la entrada de la casa, mientras Maca comprobaba que la puerta al recinto de la casa había quedado bien cerrada. Se dirigió a ella, mirándola desde la distancia que las separaba. Se daba cuenta de cuanto la quería y se alegraba de poder disfrutar del fin de semana con ella y que su hija al final entendiera realmente el porque de su viaje que la llevó a tenerla muchos días sin verla. A medida que se iba acercando notaba como unas cosquillas le sabían desde su órgano más sensible, hasta llegar a la garganta donde se notaba un tremendo nudo. Esther se levantó para ir a su encuentro y cobijarse en esos brazos que ya la esperaban abiertos... M: Hace fresco ¿no?... E: ¡Pues yo tengo un calor!... (dijo sugerente y agarrándose fuerte a ella) M: Te quiero (dijo dejando un beso en la frente sin dejar de caminar) Así que tienes calor ¿no?... ¡pero!... ¿mucha? (mirándola) E: No estoy sudando, pero tengo algo aquí adentro (dijo llevándose las manos al pecho, que me hace acalorar...) M: Pues vamos a tener que hacer algo ¿no? tú tienes calor, yo tengo algo de frío, así que yo necesito elevar la temperatura y hacer bajar la tuya ¿no crees?
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E: Jajajaja ¿insinúas algo cariño? M: ¡No mi vida!... no insinúo, verifico que tengo un calentón de mil... así que algo tendremos que hacer (dijo metiendo su mano por entre la ropa de Esther para rozar su piel) E: ¿Nos tomamos una copa aquí en el porche? M: ¿Aquí?... no, no... quita... vamos dentro... Enlazaron sus manos y entraron en casa. Mientras Maca cerraba las dos puertas principales que daban al jardín, Esther fue a preparar un par de bailys con hielo, era lo que le apetecía y fue al salón a esperarla. Su primera intención fue poner algo de música ambiental, pero deshecho la idea por si a caso llegaba al fino oído de la cría. Carmen tenía su habitación en la parte trasera por lo que no había peligro de poder despertarla. Lo pensó poco y se fue al receptor de MP3 y puso música ambiental. Controlo el volumen y se fue a sentar para esperarla Una gran puerta doble y abierta en madera de roble, separaba el salón de una de las salitas que daban a la escalera principal. Se paró en la puerta y vio como Esther se deshacía de su fina sudadera. La veía increíblemente bella con ese top blanco y esos ceñidos pantalones en azul. Su centro se convulsionó y una sonrisa iluminó su rostro al pensar lo que tenía pensado hacer en ese preciso instante... Se acercó por detrás del gran sofá. Puso sus manos sobre los hombros de Esther que instintivamente llevó las suyas sobre las de ella. Giró su cuello. Maca la miró y buscó sus labios para rozarlos levemente... Levantó una de sus piernas, para ponerse junto a ella sin tener que rodear el sofá. Se sentó tan pegada como pudo a ella y se acercó nuevamente buscando sus labios succionando el inferior... M: He ido a ver si dormía la peque... (dijo metiendo sus manos bajo el top) E: ¿Duerme como un angelito? (dijo desabrochando ya la camisa de Maca) porque voy a comerte ahora mismito... M: Duerme placidamente y nosotras vamos a aprovechar el momento intensamente (mientras la hacía elevar los brazos y poder sacar ese top que no dejaba de molestarla) Se besaban con pasión, una semana sin verse la había desatado M: ¡Desnúdate Esther! E: ¿Qué?... M: ¡Que te desnudes para mi cariño! E: Ufffffff... no llego si hago eso ¡eh! M: Claro que llegas guapa. Si llego yo... llegas tú, así que empieza... No se lo pensó demasiado cuando ya estaba justo delante contoneándose al son de la suave melodía que en esos momentos sonaba. Tras deshacerse del dichoso top, empezó a desabrochar la cremallera del pantalón con movimientos sugerentes haciendo que la temperatura de Maca subiera considerablemente. Después de quitarse los zapatos y el pantalón y con unos sugerentes movimientos subidos de tono, empezó quitándose el sujetador. Maca la miraba embelesada... no perdía detalle de nada. Esther tiraba esa prenda íntima justamente a la cara en un movimiento que volvió loca a la veterinaria. Se alejó al ver como Maca intentaba atraerla y con imparables movimientos de caderas se despojó del tanga que cubría su parte mas íntima y entonces Maca se levantó... ya no podía aguantar... se notaba completamente húmeda y actuó
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M: Eres lo mejor que tengo mi vida... y me tienes totalmente loca (dijo en un susurro) Las manos volaban por el desnudo cuerpo. Esther buscaba contacto con ella. Oyeron un leve ruido y pararon al instante... No se movían. Maca fue a quitar la música, pero ya no se oía nada. Se dirigió a ella nuevamente para cogerla de la mano y tumbarla en el sofá... M: Cuantas ganas tenía de tenerte sola para mi así (mientras llevaba sus manos directamente a su entrepierna) E: Uhmmm... que bueno... (mientras mostraba sus encantos abriéndose de piernas...) Sus lenguas se buscaban... las manos volaban por el cuerpo de la otra. A Maca le sobraba ya toda la ropa y empezó a desabrocharse ella misma el pantalón. Los gemidos eran notables y las respiraciones aceleradas cuando de pronto oyeron una voz... Jimena: Mamiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii ¿Estás ahí?... La mañana empezó con un desayuno muy animado en el jardín. Hacía muy buen tiempo y el sol les vendría bien para pasar el día fuera y disfrutar de un día de barbacoa, rodeadas de amigos y familia. La noche no había terminado de ir muy bien, Maca tuvo que consentir en dormir sola con su hija, mientras Esther tuvo que dormir en la habitación infantil hasta que unos minutos después de estar en ella, lo pensó detenidamente. Salió de la habitación sigilosamente y con sumo cuidado se metió en la cama con ellas... Jimena: ¿Mami a que hora vienen? Viene el tío también ¿no? M: Me dijo que sí y vendrán sobre la una Jimena: ¿Podemos ir a montar a caballo mientras con Esther?... ¡¡¡¡solo un ratito por fi!!!! (pedía ilusionada) Esto las dejó un poco paradas a las dos, algo que las hizo inmensamente felices saber que las cosas iban a mejor M: Claro que sí, pero no vayáis a tardar demasiado que luego tenéis que ducharos y esperar a los invitados ¡ehhh!. Os conozco y acabáis liándome siempre E: Vale nos portaremos bien y seremos buenas y volveremos pronto. Solo daremos unos saltos y trotaremos un poco Desayunaron y mientras la niña subía por sus cosas, Maca se quedó un rato hablando con Esther en el despacho mientras hacía alguna llamada M: Vaya calentón que llevo encima cariño. El corte que nos llevamos anoche te prometo que hoy no te libras y lo retomamos en el mismo sitio en que nos pararon... (dijo cogiéndola de la cintura) E: Tranquila cariño que ya tendremos tiempo y no quiero precipitar las cosas con la niña ahora que parece que vamos ganando espacio con ella M: Lo sé, pero tengo tantas ganas de estar a solas contigo que se me hace duro verte y no poder apenas ni darte un beso
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E: No creo que por un beso la niña se vaya a enfadar, solo que es mejor darle tiempo para que vea que estamos juntas de nuevo y ella es el centro M: Vale, pero quiero mi beso de buenos días en condiciones Esther se acercó y le dio un pequeño beso que Maca se encargó de profundizar. Sus respiraciones se agitaban cada vez más y sus manos volaban por todo su cuerpo apremiando esos pocos momentos de intimidad que podían darse por ahora. Fue Esther quien se separó al oír bajar corriendo a la niña y gritando que ya estaba lista M: Uffff pues no sé como voy a poder seguir el día con estos calores... E: Pues me esperas y nos damos una miniducha cuando venga ¿te parece? M: Me encantaría pero si tardáis mucho esto estará lleno de gente y no sería conveniente que llegáramos tarde Jimena: Venga que ya estoy lista (dijo desde fuera) E: Uffff ¡me va costar ehhhh!... Cada una puso rumbo hacia sus labores aunque Esther quería que la niña se fuera familiarizando más con ella. Estaban pasando un rato bastante ameno. Jimena volvía poco a poco a ser la que era con ella, más suelta aunque a veces sentía que se alejaba al hacerle alguna caricia. En un momento que se detuvieron Esther decidió que era momento de hablar con ella, se sentaron en un banco y la charla comenzó E: Jimena cariño, ¿te molesta que te bese o que te de un abrazo? Jimena: No, solo que como un día me dijiste que tú no eras mi mama... E: Ya, pero eso no tiene nada que ver. No hace falta que sea tu madre para que pueda besarte... y abrazarte siempre que quiera ¿no? (dijo cogiendo una de sus manos) ¡dime una cosa cariño! ¿A ti te gustaría que yo fuera tu otra mama, aunque nunca nos olvidaremos de Mónica ehhh? Jimena: ¡En serio!... ¿a ti te gustaría ser mi mama? E: Claro que sí, además mami te ha dicho que si nos casamos vas a tener hermanitos ¿no? Jimena: Sí, pero yo quiero que sea una niña... E: Pero es que eso no depende de nosotras cariño Maca desde lejos veía como las dos estaban sentadas en el banco de los establos y no quería pensar que fuera otro berrinche de la cría por alguna tontería, pero lo dejó pasar y se centro en los preparativos de la barbacoa. Lo había encargado todo a una carnicería y había contratado a unos amigos de Juan, para que le ayudaran en el jaleo que conlleva estos eventos M: ¡Juan! ¿Tú crees que habrá suficiente comida? Juan: ¡Tranquila jefa! Que no falla nada y si faltara algo, nos acercamos al súper de aquí al lado que no cierra en todo el día M: Vale, yo de bebida lo veo todo bien y de comida también, así que tus amigos ya les has dicho lo que tienen que hacer ¿no?
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Juan: ¡Sí Maca! Son chicos del pueblo que estudian fuera y los fines de semana vienen a casa y algunas veces cuando salen trabajillos extras les aviso para que puedan ganar algunas pelillas de más M: Eso es bueno. Me gusta que siempre pienses en la gente, eso dice mucho de ti... Juan: Su padre fue el que me ayudó a mí. Yo era igual que esos chavales, por eso creé en su tiempo un grupo de jóvenes con problemas familiares que han ido saliendo y con la ayuda de su padre han terminado sus carreras muchos de ellos y ahora colaboran en todo lo que pueden con nosotros M: No sabía nada de esto y me alegra que tú seas el presidente de esa asociación La hora se iba acercando y veía que no venía nadie así que decidió subir ella para la ducha ya que si venía Esther podría complicarse. Estaba en la ducha cuando sintió que la mampara se abría y no podía creer que fuera Esther con la niña en brazos M: Ya veo que hasta las duchas van a ser compartidas en esta familia ¿no? Jimena: Sí mami (contestó inocentemente) y además Esther va ser mi mama también Maca de la impresión se pegó a la pared y Esther le guiñó un ojo en señal de que todo iba bien E: Pues venga que hay que espabilarse que la gente va empezar a llegar y no vamos a estar listas... La niña se puso delante de Esther y empezó esta a lavarle el pelo dándole un pequeño masaje como le gustaba M: Esto tiene que ser una broma macabra tenerte así y no poderte tocar ehhhh (dijo metida en el oído de Esther) E: ¿Le has dicho a la mami lo bien que lo hemos pasado? Jimena: Sí mami no veas lo que me ha enseñado Esther Maca no podía salir de su asombro con todo lo que la niña le iba relatando pero no podía dejar de mirar el cuerpo desnudo de Esther. Estaba poniéndose más mala de lo que ya estaba y aprovechó que la niña estaba de espaldas para poder acercarse a ella y abrazarla y decirle cuanto la quería... E: Yo también te quiero (se dio la vuelta y le dio un pequeño beso bajo la mirada de la niña que sonrió) M: Venga que se nos hace tarde Maca sacó a la niña de la ducha y dejó a Esther que se relajara un poco, ya que montar sabía que la ponía muy tensa M: Te esperamos abajo E: Ahora en un rato bajo yo... M: No tardes ¿vale? (dijo guiñándole un ojo para salir del baño) Esther se puso bajo el chorro de agua, mientras con sus manos acariciaba su cuerpo en un leve masaje. Pensaba en lo diferente que hubiera sido de haber estado solas, pero se daba cuenta que esa pequeña ya era parte importante en su vida
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Maca vistió a su hija y la dejó entretenida con un juguete alegando que venía en seguida... Jimena: ¿Dónde vas? M: Me olvide una cosa abajo. Ahora mismo vengo. Sigue con lo tuyo tú, cariño... Abrió sigilosamente la puerta. El vapor hacía la estancia especial. Antes de cerrar la puerta se percató que la cría no la hubiera seguido, aun así, aseguró la puerta echando el pasador. Se acercó a Esther que permanecía bajo el agua con los ojos cerrados. La encontró preciosa y levemente rozó su piel... M: Estás preciosa (dijo buscando sus labios) E: ¿Qué haces aquí?... ¿dónde la has dejado? M: Entretenida, pero tenía la necesidad de besarte... de tocarte (mientras sus manos corrían por su desnudo cuerpo) Esther se entregaba a un abrazo cargado de amor. Sus bocas se encontraron y la pasión exploto... M: Esto es una locura cariño. Parecemos adolescentes y ya verás tú como le de por venir a la señorita (mientras llevaba su mano a su centro) El agua corría libre por el cuerpo de ambas que luchaban por ver quien daba más...Se oyó el forcejeo que querer abrir la puerta y desde el exterior una voz preguntó... Jimena: ¿Otra vez te estás duchando mami? M: Cariño (dijo saliendo para abrirle) es que me quedó jabón en el cabello y no quiero que luego me pique la cabeza E: Ya salíamos cariño, la mami ya ha terminado... (decía desde el interior de la ducha) Jimena no se movió del sitio. Miraba como su madre cubría su cuerpo con el albornoz, la cogía de la mano y juntas volvían a la habitación Eran casi las doce de la mañana cuando llegaban los invitados. Adela controlaba que no faltara de nada en compañía de Juan, que no perdía detalle de cuanto pasaba. Los niños jugaban en el jardín dotado de columpios y algún tobogán. La pequeña Jimena jugaba feliz rodeada de algunos amiguitos que habían en compañía de sus familias. Entre copas de vino, carne a la brasa que se encargaban ellas mismas de hacer bajo la atenta mirada de Juan, que se decidió a echarles una mano para que pudieran comer tranquilas, llegaba la sobremesa. El café acompañado de una copa, cosecha de los Wilson, ponía el punto y final a la comida, pero no por ello a la fiesta. Eran las cinco de la tarde cuando de repente se oyeron los gritos de algunos de los invitados. Alguien había caído a la piscina. Maca y Esther permanecían sentadas a la sombra de un frondoso árbol escuchando la música que ya sonaba. Se miraron, se sonrieron y se levantaron intuyendo que el juego había comenzado...
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Entre bromas, gritos y risas sobre todo de los menores al ver como los mayores tiraban a la piscina a todo aquel que se acercaba más de lo debido. Juan miraba desde lejos. Maca lo vio y acercándose a Esther comentó algo en su oído. Hicieron una señal a Adela que venía de ponerse una copa y pasados dos minutos y a pesar del forcejeo de Juan negándose a caer al agua, caía sin remedio... Todos reían, cuando vieron como se abría la puerta de entrada al jardín... Adela: ¡Vaya! La que faltaba (dijo saliendo del agua y cogiendo una toalla) ¿Cómo es que te ha dado por venir después de tanto tiempo?... Rocío: Vengo a ver a mi hermana (dijo buscando a Maca) Adela: ¡Ah! Que bien ¿no?... digo, ¡que aun te acuerdes que tienes una hermana! Rocío: Mira Adela, no quiero más malos rollos ¿vale? No quiero volver a meter la pata, ya ves ¿no? te lo digo a ti que no debería darte ninguna explicación... Adela: Quiero a tu hermana sobre todas las cosas. Ha sufrido mucho en la vida. Deja de hacerle más daño Rocío, no se lo merece. Se merece ser feliz, vivir en paz ahora que tiene lo que quiere. Si vienes a buscar un acercamiento con ella, solo espero que sea porque así lo quieres, y si no estás segura deberías irte y no volver... Rocío: ¡¡Hola princesa!! (dijo al ver acercarse a su sobrina) Jimena: ¡Hola tía! Rocío: Me dijo la abuela que irías a pasar el fin de semana... Jimena: Al final no, otro... (dándole un beso) M: ¿A que se debe esta sorpresa? (mirándola interrogante) Rocío: Me gustaría hablar contigo Maca M: ¿Y yo?... ¿te has parado a pensar si me apetece a mí? Rocío: Llevo mucho tiempo pensando M: ¿Y?... Rocío: He metido mucho la pata contigo, he sido una gran egoísta y es verdad lo tenía todo y lo perdí por gilipollas ¡Solo quiero una última oportunidad Maca! Maca dejó a su hija con Esther y Adela, cogió del brazo a su hermana para apartarla un poco ante la mirada de las presentes, mientras Esther se acercaba en ese momento M: ¿Y tengo que dártela? E: Maca por favor (dijo acercándose a ellas) no te dejes llevar, piénsalo ¿vale? Rocío la miró. Buscó los ojos de su hermana sin gustarle mucho lo que vio M: Rocío, este no es el momento, como ves hay bastante gente y esto no le interesa a nadie más que a nosotras. Quédate (dijo ante la mirada atónita de Rocío que había pensado lo peor) tómate algo, por ahí está tu hermano, por si quieres ir con él, ya hablaremos más tarde Rocío: ¿Puedo quedarme con vosotras? (pregunto buscando algo en su mirada que la incitara a pensar que podrían acercar posturas después de mucho tiempo E: ¡Claro que puedes!... vamos a tomarnos una copa ¿no Maca? (dijo esperando respuesta) Maca quedó fuera de lugar. Había dado por hecho que la relación con su hermana estaba completamente rota, pero si estaba segura de algo era que le daría la posibilidad de demostrar que ya no era esa persona egoísta y envidiosa que un día fue. Se acercó a su chica y cogió su mano...
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M: Sí, vamos (dijo mirando a su hermana) “Que grande eres Maca” pensó Adela tomando la mano de la pequeña Jimena para ir con ellas... La tarde avanzaba entre bromas, charlas y baños hasta que el sol empezó a bajar. Algunos de los invitados comenzaban a marchar. La claridad que desprendía la brillante luna, daba comienzo a la noche y la temperatura ambiental invitaba nuevamente a tomar un baño. Adela y Juan los primeros en zambullirse de la mano de la cría que feliz reía por cuanto estaba disfrutando. Esther charlaba animadamente con su cuñado con el que congenió desde el primer día que lo conoció. Maca había entrado en casa bajo la mirada de Rocío que penetró en la estancia tras ella. Vio como subía a la planta superior y prefirió esperar M: ¿Qué haces aquí que no te estás bañando con los demás? Rocío: ¡Quiero agradecerte tantas cosas, que no sé por donde empezar! M: ¡Vaya!... Rocío: Lo primero es pedirte perdón M: Rocío, si estás arrepentida de todo lo malo que pudieras haber hecho, me vale. No creo que sea conveniente remover cosas del pasado. Lo interesante es que el futuro venga cargado de cosas buenas, lo demás... vamos a olvidarlo Rocío: ¡No Maca! M: Es que a mi no me vale que me pidas perdón y que pasado un tiempo se te crucen los cables nuevamente Rocío: No Maca. Quiero que sepas que tuve problemas con las drogas. ¡Lo sé!... no sabías nada, nadie de nuestro entorno lo sabía, pero Abel fue el culpable de meterme en ese mundo y cuando quise darme cuenta ya no podía salir. Él fue quien se encargo de ponerme en tu contra siempre que era posible. He metido la pata muchas veces sabiendo perfectamente lo que hacía, pero también he hecho otras que... bueno mejor no darte detalles. Lo he dejado todo, y ahora soy otra. Mama está al tanto de todo, pero quería que tú lo supieras (dijo mirándola con pena) M: ¿Por qué no me dijiste nada?... te podría haber ayudado (dijo acariciando su rostro) ¿Cuándo lo dejaste? Rocío: Bueno... quiero que sepas algo. Lo he dejado en dos ocasiones, pero... no estoy muy segura aun. Así que con mama decidimos que volveré al centro una temporada, como colaboradora Maca la miraba con pena... Rocío: Tengo miedo Maca... miedo a dar un paso en falso. Mi fuerza de voluntad es grande, pero no sé... M: Ven aquí (dijo abrazándola) iré contigo a ese centro ¿te parece? Y cuando estés totalmente segura, trabajarás aquí conmigo hasta que puedas caminar sola y sin miedos... Rocío: Había pensado irme una temporada a USA, pero no sé que hacer... M: Pues yo decido por ti. Trabajaras aquí Rocío: ¿Estás segura?... no quisiera alterar tu vida Maca M: Eso no pasará. Bueno es algo tarde y Jimena tendría que ir a dormir ya Rocío: Yo me voy también (dijo dejando un beso en la mejilla)
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Todos fueron despidiéndose. Maca subió a acostar a su hija mientras que Esther recogía un poco lo del jardín con la ayuda de Adela y Juan, que una vez acabaron se despidieron para marcharse juntos. Esther tomó asiento en una de las hamacas y fijo su mirada en el resplandor que desprendían las estrellas en la oscuridad de la noche Maca la observaba, mientras se apoyaba sobre el tronco de uno de los árboles del jardín, cercano al porche. Vio como Esther levantaba su mano y con su dedo le indicaba que fuera con ella E: ¡Hace una noche preciosa! (dijo acercando su mano para acercarla a ella) Ven (sentándola sobre sus rodillas) Me encanta ver el cielo estrellado y esa preciosa luna que ilumina para mi tu bello rostro... Maca rodeaba con sus brazos el cuello de su chica y llevaba sus labios para succionarlo con amor. Esther la cogía por la cintura, acariciándola levemente. Metió sus manos entre su camiseta para comprobar la calida piel notando como se erizaba ante cada roce de sus dedos. Las manos recorrieron su espalda suavemente en círculos hasta pararse a la altura de sus hombros. Metió sus manos bajo las axilas para tocar sus senos. Maca cambió su postura y abriéndose de piernas se sentó nuevamente sobre ella. Esther subió sutilmente la camiseta para contemplar la belleza. Llevó sus manos a la parte de atrás... E: Odio estos clips que en momentos como este no hace más que molestar (mientras desabrochaba el sujetador que lo subía hacia arriba y liberaba sus pechos) Eres preciosa (dijo acercando sus labios hacia ellos...) Uhmmm... gemía Maca ante ese íntimo contacto entregándose completamente a ella. Llevaba una semana soñando con ese momento y por fin la tenía para ella. Esther movía su pelvis ante la necesidad de rozarse. Maca acompañaba esos movimientos al compás, para hacerlos mas profundos... E: Ahhhh... me tienes completamente loca (mientras buscaba más contacto con el movimiento de sus caderas) Así... uhmm... tócame cariño (pedía rota) M: Estamos en la puerta cariño... ¿y si alguien nos ve?.. E: ¿Quién nos va a ver a esta hora?... Además... no me importa, solo quiero sentirte... amarte ahhh... (gemía) hacerte mía aquí bajo la luna... Maca levantó su mirada hacia las ventanas. No se veían luces ni muestras que Carmen estuviera aun levantada. Fue hacia la luz que había junto a ellas y la bajó de intensidad. Se acercó sutilmente para desabrochar su pantalón y bajarlo sensualmente para mostrarle su más preciado tesoro, viendo como Esther no perdía el tiempo y se acercaba sigilosamente a él... E: Oh... Dios mío (decía acercando sus labios a él) Que rico (mientras besaba dicha zona ante los gemidos de Maca, que se entregaba infinitamente a ese contacto... Uhmmm... sigue (pedía si dejar de moverse) no te pares ahora... agggg (gemía intensificando esos movimientos de caderas) Esther bajó los pantalones totalmente para disfrutar de ese momento mejor... se levantó para echarla sobre la tumbona y Maca se dejó hacer... Apoyó sus labios nuevamente
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sobre su centro y se dejó llevar... Los movimientos se intensificaban y Maca pedía más... M: Sigue ahhh sigue, sigue... uhmmm... aggggg ¡Siiiii!... (dijo mientras Esther notaba esas convulsiones sentidas por Maca en sus labios) No quería parar... quería darle más... quería hacerla sentir más. Maca cogía sus manos para llevarlas hacia ella, que una vez a su lado beso con sumo amor. Esther la miraba. La respiración de Maca bajaba su intensidad. Se cruzaron sus miradas sonriendo levemente y Esther buscó sus labios para sellar ese amor tan grande que sentía por ella) E: ¿No quieres más?.. M: ¿Qué no?... toda la noche me la pegaba yo así, junto a ti, dejándome saborear. Pero... (dijo mirando nuevamente hacia la parte alta de la fachada...) E: ¿Tienes miedo que te vean? Te noto nerviosa... M: ¡Tú me pones nerviosa!... y si te digo la verdad sí... porque no veas el plan si a la tata se le ocurre asomarse a la ventana ¿no? vamos que se queda frita al momento... menos mal que su habitación da a la parte de atrás (dijo bajando ya el pantalón de su chica) venga te toca mi vida... ahora será tu momento y el mío de sentirte en mi boca (dijo una vez despojada de su ropa) La tumbó sin dejar de mirar ese cuerpo que le gustaba a rabiar... Llevó sus manos a la cintura y la acarició... subió lenta pero segura con sus manos hasta rozar sus pechos que impacientes esperaban ser succionados ante la nerviosa mirada de Esther. Después de recrearse en ellos bajó su mirada a la entrepierna observando como pedían ser tocada mediante movimientos sigilosos. Bajó a través de su piel con su lengua hasta toparse con el tanga. Lo mordió hasta hacerlo bajar, para acabar de quitarlo con sus manos, que no tardaron en llegar nuevamente para tocarlo. Esther se movía a la vez que entreabría sus piernas esperando el momento de sentirla a ella, y la sintió... sintió como sus labios succionaba la zona, como su humedad era extraordinariamente elevada. Succionaba una y otra vez... le gustaba su sabor haciendo hincapié en su clítoris que había aumentado considerablemente su tamaño... E: Agggggg (gemía mirándola hacer, agarrándose a la tumbona como con miedo a caer) ufffff sigue... ahhhhh más... quiero más aggggg Maca disfrutaba al verla así, apoderándose de su cuerpo, disfrutando de ese momento que estaba por llegar y que estalló en tan solo unos segundos gimiendo de placer... agarrando la cabeza de su chica para no dejarla ir... E: Más... más... Aggggggg (explotando y cayendo exhausta...) M: Te quiero mi vida (mientras se echaba junto a ella) Esther mantenía los ojos cerrados. Su corazón bombeaba a gran velocidad aun... los espasmos sentidos desaparecían tras unos segundos. Maca la contemplaba llena de ternura sabiendo que sentía en esos precisos momentos. Besó sus labios, se abrazó a ella totalmente dependiente hasta comprobar como respiraba con una paz infinita, y el relax se apoderaba de su cansado cuerpo para lentamente abrir sus ojos E: Esto es lo más... (dijo acariciando las caderas totalmente pegada a ella) No quiero irme ya. No puedo irme (dijo con lágrimas en los ojos...)
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M: Eyyyy mi amor... ¿qué pasa mi vida?... ¿a qué vienen esas lágrimas cielo? Estoy aquí contigo y siempre voy a estar (dijo acariciando su rostro) E: Acabo de pensarlo, y... definitivamente me quedo aquí (dijo abrazándose fuerte...) Pasados unos minutos la brisa se intensificaba y sintieron el fresco de la noche. Se miraron y sabían que harían. Había que ir a dormir. Estaba refrescando y sus desnudos cuerpos lo notaron. Entraron en casa con los pantalones en mano. Subían había la parte superior... E: ¿Tengo que ir a dormir a la habitación de Jimena? (preguntó) M: ¿Qué?... ¿tú quieres dormir allí? E: Evidentemente no pero... si tengo que hacerlo lo haré (dijo segura) pero preferiría hacerlo en la tuya y dormir las tres juntas hasta que a ella le pase esta racha de dudas por la que está pasando... pero necesito amanecer contigo, aunque (dijo sonriendo) eso conlleve amanecer con ella... jajajajaja M: Sois lo mejor que tengo en la vida. Las dos personas más importantes las tendré esta noche para mi solita. Venga (dijo cogiéndola de la mano) vamos que es tarde ya... Sutilmente penetraron en el baño para asearse antes de ir a dormir. Ambas se pusieron un pijama corto, besaron dulcemente a la pequeña que descansaba felizmente y entraron cada una por un lado de la cama dejando en medio a la pequeña. A los pocos segundos la mano de Esther pasaba por encima del pequeño cuerpo, buscando el contacto de su chica, que ante ese roce se aferró a su mano... El sol se colaba por las rendijas de una de las persianas que Maca dejaba cada noche a posta para poder ver las primeras luces del nuevo día. Jimena abrió los ojos y buscó a su madre en el lado que acostumbraba dormir. La expresión de su mirada cambió al comprobar que no era su mami quien estaba allí... Giró su pequeño cuerpo para buscar el cuerpo de su madre y una sonrisa iluminó sus labios al verla apoyada sobre uno de sus brazos... M: Buenos días mi vida (dijo acercando sus labios al pequeño rostro) Jimena: Hola mami. Está dormida en nuestra cama (dijo mirando a Esther) M: ¿Te gusta verla aquí con nosotras? Jimena: Sí mami, además si os vais a casar tendrá que dormir contigo como lo hacen todas las mamas y como lo hacía mama cuando estaba con nosotras ¿no? M: Y... ¿Te gustaría que fuera tu mama? Jimena: Sí, sería muy diver, además yo la quiero mucho lo que pasa es que me dio mucho miedo cuando estuve sola, pero me lo paso muy bien con ella... Esther permanecía quieta escuchando la conversación de madre e hija no queriendo intervenir y con una inmensa felicidad al oír hablar de boda de boca de la niña M: ¿Quieres que la despertemos y vayamos a desayunar? Jimena: ¿Y si se enfada? Maca había visto que Esther se había despertado pero prefirió darles tiempo para poder hablar con su hija y que sacara todo lo que tenía dentro
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M: ¿Sabes?... la mejor forma de despertarla es dándole besitos por la cara. Venga prueba Jimena: ¿Y si se enfada? M: No cariño, te aseguro que no Jimena por un lado y Maca por el otro empezaron a darle besos en la mejilla, algo que Esther recibía llena de felicidad hasta que ya no pudo más y abrió los ojos E: ¡Buenos días princesas! (dijo haciéndose la remolona) Jimena: ¡Hola! M: Buenos días cariño Jimena: ¡Mami dice que no te enfadas porque te despertemos! E: No mi vida, y menos de esta especial forma. Eso sí, ahora me toca a mi daros mi beso de buenos días como corresponde Primero le dio un enorme beso a la niña mezclado con alguna cosquilla que otra y luego rozo tímidamente los labios de Maca M: Os dejo solas un momento mientras voy a buscar el desayuno, seguro que Carmen ya lo tiene listo Jimena empezó saltar en la cama de alegría y Esther se reía con las cosas que la niña le iba contando sobre lo que harían ese día Jimena: ¿Entonces vas a quedarte con nosotras ya? (preguntó mientras daba algún salto que otro) E: Sí cariño, pero tendré que ir algún día a Madrid Jimena: Entonces mañana me llevarás al cole y así mis amigos verán que tengo dos mamas y que no me lo invento E: Claro que iré con vosotras cariño, pero... ¿por qué dices eso? Jimena: Porque Silvia decía que tú no eras mi mama y que ya no ibas a volver E: Bueno pero tú no le hagas caso porque seguramente solo quería hacerte enfadar... Jimena: ¡A ver que cara pone cuando me vea contigo!... Maca entró en la habitación y las vio charlando tumbadas en la cama de lado. Dejó la bandeja en la mesa y se metió con ellas en la cama M: Y bueno ¿de qué hablan mis princesas? Jimena: Pues de que Esther me va llevar al cole mañana M: ¡Ah! ¿Sí? ¡Pues mira que bien! E: Sí, además mañana tengo alguna charla pendiente... Jimena: Quiero desayunar mami... tengo hambre... M: Tienes razón cariño, venga que con tanto saltito se le ha abierto el apetito a mi niña... (dijo haciéndole cosquillas en la tripa) Maca no entendió lo de la charla de Esther y no le dio mayor importancia. Empezaron a degustar el exquisito desayuno que les había preparado Carmen y sabía que haría las delicias de todas M: Bueno ¿y qué tenéis pensado que hagamos hoy?
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Jimena: ¡Muy fácil mami! (dijo feliz) M: Pues vais a tener que darme una pista para saber que os traéis entre manos... E: Jimena dice que podíamos montar un rato y luego salir a tomar algo a la ciudad si tú quieres claro M: Veo que esta señorita tiene todo muy bien organizado con la ayuda de alguien E: Bueno si tienes otros planes lo cambiamos. Quizás te aburra vernos montar... M: ¿Y quien te ha dicho que no vaya a montar yo?... E: Pues tienes razón... Jimena: Voy a cambiarme ¿vale?... ahora mismo vengo (dijo saliendo de la cama) Esther... (dijo dándose la vuelta) ¿me ayudas? E: ¡Claro que sí cariño! (dijo saliendo ella también) Mientras tanto Maca se duchó e hizo la cama. Era muy maniática para ello y nadie excepto Carmen sabía hacerla como a ella le gustaba. Pasaron la mañana cabalgando por los alrededores de la finca y a ratos saltando. El día acabo con una cena en la ciudad, deseo de la pequeña por ir a MacDonald y que ellas hicieron realidad Después de desayunar las tres juntas en compañía de Carmen, pusieron rumbo al colegio donde Jimena pasaría el día, ya que se quedaba en el comedor. Maca aparcó en el aparcamiento y juntas la acompañaron a la entrada del centro privado en el que estudiaba M: Dame un beso mi vida y pórtate bien ¿sí? Jimena: ¡Que sí mami!... que siempre me porto bien (decía mirando a todos lados) M: ¿Buscas a alguien cariño? Jimena: ¡A María y a Silvia! (dijo sin dejar de mirar) quiero que vean a Esther E: Eso no tiene que preocuparte guapa. El tiempo pone todo en su sitio y se darán cuenta. Pero vamos, que si las veo puedes estar segura que nos verán juntas... M: Esther no me seas niña... E: ¿Qué no?... pues si no las vemos ahora tendremos que hacer el café con ella ¿no cariño? (mirando a Jimena, que sonrió cómplice) Después de despedirse y viendo como su niña entraba en el centro, pusieron rumbo al coche para salir hacia la finca M: ¿Quieres que vayamos a tomar café? E: A la tarde (dijo mirando al frente) M: No te preocupes cariño. Hablare con Pilar, seguro que ella tiene algo que ver en todo esto. Ahora cuando lleguemos hablaré con Lucía, lo mismo ella sabe algo E: Pues no lo debería haber hecho. Con los sentimientos de los críos no se juega, ni se le pone en contra de nadie y menos de su madre... Esa niña ha tenido que pasarlo muy mal los días que fuiste a verme y eso me hace sentir mal... M: No te sientas mal porque tú eres quien menos culpa tienes. Tengo que saber que fue lo que pasó y como pasó para que le dijeran eso y depende de cómo haya sido tomaré medidas... De vuelta a la finca, Maca se puso su bata de trabajo y fue directa a su despacho pasando primero por las caballerizas a ver como estaban sus animales. Esther se metió
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en su traje de amazona para dirigirse al circuito donde entrenaría un rato. A medida que saltaba se encontraba pesada y sin demasiadas fuerzas por lo que pensó que no estaba en forma para afrontar su próxima competición que tendría lugar en Huelva la siguiente semana. Cambió su indumentaria por otra más cómoda, una malla corta en color negro y una camiseta sin mangas en rosa y sus zapatillas de deporte. Emprendió la marcha primero lenta para ir poco a poco subiendo la velocidad. Una vuelta completa a la finca la dejó más cansada de lo normal en ella. Descansó unos minutos y buscó la forma de hacer otro tipo de deporte. Maca la observaba de lejos sin perder detalle de ninguno de sus movimientos. Vio como trepaba por el tronco de uno de los árboles cercanos al circuito y tensó todos sus músculos. Magistralmente se deslizó sobre una de las ramas dejándose caer y aguantando el peso de su cuerpo con la fuerza de sus manos. Maca se relajó al comprobar cual era su intención y mecánicamente sacó su teléfono de su bolsillo... Lucía: ¡Buenos días Maca! (dijo llegando a su lado) Maca retiró unos segundos su móvil de su rostro... M: Buenos días Lucía... espera un momento, quiero hablar contigo de algo importante (dijo llevando el aparato nuevamente a su rostro para proseguir la conversación) Cuando lo tengas todo listo me lo haces saber y ha de ser mejor mañana que pasado ¿vale?... sí, no te preocupes por eso, sobra espacio, vienes si puede ser hoy mejor y lo dejo todo en tus manos... Una vez hubo terminado, guardo el aparato en su bolsillo nuevamente M: ¿Cómo os fue el fin de semana? Lucía: Muy bien, lo hemos pasado en grande disfrutando del maravilloso paisaje M: ¡Dime!... ¿Tu estás enterada de lo que Silvia le dijo a Jimena? Lucía: ¿Y qué le ha dicho?.. M: ¿Pilar no ha comentado nada sobre Esther y yo? Lucía: Maca yo no quiero malos rollos ¿vale? (dijo mirándola) Hay veces que se dicen cosas si saber la repercusión que pueda llegar a tener M: Es decir, que sabes algo ¿no?... pues venga quiero oír tu versión de los hechos... Lucía: No hay mucho que contar. Un día Pilar me dijo que no os veía futuro como pareja, que tú necesitas otra persona a tu lado ya que no ve a Esther con demasiadas ganas de dejar su mundo para quedarse contigo M: Bueno lo que pueda pensar ella sobre nosotras me da igual. Otra cosa es lo que piense yo o lo que quiera hacer Esther. No sé porque ese empeño en contra de Esther... Lucía: Podría ser que hubiera un motivo ¿no crees? M: ¿Para intentar poner en contra nuestra a una niña que encima es hija mía?... pues algo gordo debe ser... Lucía: No es eso exactamente... quizás comento algo delante de alguien y llegó a los oídos de las niñas, no sé... M: ¿Entonces?.. Lucía: ¿Te has parado a pensar que tú podrías gustarle? (dijo mirándola) M: ¿Qué?... pues lo tiene mal... muy mal... y lo que no es justo es que hable de determinados temas cuando hay menores delante Lucía: ¿Pero que es lo qué le han dicho a Jimena?
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M: Pues pasa que alguien le ha metido cosas en la cabeza y no lo ha pasado nada bien. ¿Vas a decirme que no viste un comportamiento extraño en la niña?... ¡porque mira como Pilar al final me llamó! Pero bueno primero quiero hablar con ella y saber la razón de todo esto que ha repercutido tanto en la cría que hasta llegó a pensar que yo no la quería ya, y eso es algo muy serio porque ha tenido grandes dudas... Lucía: A veces los niños oyen cosas y las interpretan mal, ¿no crees que haya podido ser eso? O... ¿piensas que haya podido ser ella?... no sé... no la veo capaz de hacer algo así con una niña pequeña... M: Prefiero no pensar nada hasta haber hablado con ella (dijo mirando nuevamente a su chica) Lucía: Voy a llamarla por teléfono (dijo marchándose) M: ¡Luci! (dijo mirándola) prefiero que no lo hagas Lucía: ¡Solo voy a preguntarle si lo ha comentado con alguien más! M: Por favor... Lucía: Perdona. Creo que tienes razón y eres tú quien ha de hablar con ella. Lo siento... M: A ver si la veo esta tarde, pienso ir expresamente a eso. Necesito saber porque hizo eso, o que sacaba con ello... porque si lo ha hecho porque yo le guste, va a tener un gran problema... Lucía: Maca, yo no he afirmado que le gustes. Simplemente es una sugerencia mía... M: ¿Tú?... tú sabes más de lo que dices... Venga vamos a trabajar un poco (dijo caminando ya hacia su despacho) Al filo del medio día, Esther volvía a casa para tomar una ducha para tonificar sus músculos. Había comprobado que no estaba en buena forma y eso le preocupó. “Tendré que hacer algo” pensaba mientras se ponía algo cómodo para ir en busca de su chica. Se acercó a la terraza de la habitación y salió al exterior. Hacia un día precioso con un sol que ponía un toque especial a la luminosidad. Miró a lo lejos y vio como se acercaban hacia la casa. Maca caminaba con las manos metidas en los bolsillos de su ajustado pantalón. Lucía lo hacia cabizbaja y a su lado. Sacó su teléfono y sacó una foto de ellas para el recuerdo. Una vez vista Maca levantó su mano para saludarla efusivamente E: ¿Puedes subir un momento cariño? (preguntó desde arriba) Maca la miró, pero no contestó M: ¿Te quedas a comer con nosotras verdad? Lucía: Será mejor que no Maca, voy a ver donde come Juan y me voy con él M: Eso es nuevo ¿no? Lucía: Venga que lo mismo os hago hasta un favor... M: Porque no dejas de decir tonterías ¡eh!... Lucía: Bueno no puedo engañarte. He quedado para comer con Pilar y unas amigas... Pero no te preocupes, no le diré nada de lo que hemos hablado M: Eso espero guapa. Nos vemos luego (dijo entrando ya en casa) Esther cogía su portátil y buscaba algo que esperaba encontrarlo en Internet. Oyó como la puerta se abría y aparecía el rostro más bello jamás visto... M: ¿Qué haces? E: ¡Necesito el mejor masajista y lo necesito ya!
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M: ¿Qué?... un masajista estando yo aquí (dijo acercándose a ella) ven aquí y dame un beso (mientras se acercaba a ella) Esther giró la cabeza y buscó sus labios rozándolos suavemente primero para buscar su lengua después, y profundizarlo largo y pausadamente M: Uhmmm... ¡que bien sabes! E: ¿Sabes? M: ¡Dime mi vida! E: Mi preparación física es pésima, y eso me preocupa, no estaré en las mejores condiciones para la próxima semana M: Ya me encargo yo de eso (dijo metiéndose en su cuello) ahora necesito unos mimos ¿sí? (mientras buscaba su boca nuevamente y sus manos volaban ya por su espalda...) Tras una relajante ducha, Maca se arreglaba mientras Esther compartía un rato de charla con Carmen, hasta que el sonido de su móvil interrumpió esa conversación E: ¡Tesa!... ¿Cómo estáis?...pues iré unos días más adelante pero no sé si voy a tener tiempo... ¿Por qué? ¿Pasa algo?... tú no te preocupes, de eso me ocupo yo y cuando sepa algo te aviso... sí, sí, no te preocupes... ¿mi padre está por ahí?... no, no, necesito un favor de Ernesto pero perdí su número de teléfono... no, déjalo, ya llamaré a mi padre... ¡ah vale! Pues venga que apunto y dale un beso a Paco de mi parte Después de tomar nota se despidió y guardó el número en el listín telefónico. Miró hacia las escaleras que comunicaba con la parte superior de la casa y acto seguido le dio a la tecla de llamada E: ¡Hola! ¿Está el señor Ernesto? Soy Esther García. Si gracias Volvió a girar el cuello mirando hacia las escaleras. Miró a Carmen con una tierna sonrisa... E: ¡Hola Ernesto!... mucho tiempo sí... Pues mira necesito que me hagas un gran favor (dijo saliendo del gran salón) y para ello tendrías que venir aquí... pues cuanto antes mejor... ¿Tu hijo? Sabes que confío plenamente en ti. Sí, sí... bueno mi mujer tiene un gran deseo y es tener un río que cruce la finca... pues ya ves con el mar justo al lado y a la señora le gustaría uno que pasara justamente por detrás de la casa... vale te mando el plano por fax y me dices algo... sí, sí cuando os vaya bien... no, no, si ella lo sabe, pero sé como trabajáis vosotros y me gustaría que pudieras hacerlo en el caso que se pueda claro...vale, quedamos en eso (dijo girándose y viendo a Maca apoyada en el marco de la puerta) vale Ernesto un abrazo y otro para la familia E: ¡Hola cuerpazo! (dijo acercándose a ella) estás preciosa con ese pelo húmedo cubriendo tu rostro (dijo metida en sus labios) ¿nos vamos? M: Porque hay prisa que si no... E: Anda vamos o no llegaremos a tiempo
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Eran las seis de la tarde cuando empezaban a salir escolares. A lo lejos vieron el pequeño cuerpo correr hacia ellas, abrazando primero a su madre para agarrarse luego al de Esther Jimena: Mira Esther, es Silvia (dijo mirándola a lo lejos) E: Pues vamos a tener que hacer que nos vea ¿no? M: Cariño, no me seas niña (dijo mirándola) mira ahí llega Pilar. Esperarme aquí (dijo alejándose) E: ¡Te esperamos en la cafetería del parque! (dijo en voz alta) La pequeña Jimena se agarró de la mano de Esther fuertemente. Esta la miró cómplice y caminaron hacia el parque que estaba al otro lado de la carretera Jimena: Yo quiero un croissant de choco y un cacaolat (dijo mirándola) E: ¡Tu quieres un bocadillo de jamón! ¿vale? Jimena: ¡¡¡¡¡Por fi!!!!! Un croi E: Vamos a ver señorita, creo que he dicho un bocadillo ¿no? Jimena: Vaaaaale... (dijo resignada) y un zumo de piña... E: Eso esta mejor (dejando un beso en la pequeña nariz) Jimena: ¡¡¡Siviaaaaaaaaaaaaa!!! (gritó) ¡Ven! (mientras se levantaba para ir a su encuentro) Esther las veía como hablaban y como la observaban desde donde estaba, hasta que vio como juntas caminaban en dirección a ella Jimena: ¡Silvia esta es mi mami! (dijo segura) Esther trago saliva, mientras notaba un nerviosismo en su interior tras oír como la presentaba Silvia: Tu madre se llama Maca ¿no? Jimena: ¡Sí! Y ella (dijo mirándola) Esther... Silvia: Ah... vale E: ¿Y tú a que curso vas guapa? (preguntó viendo la diferencia de edad) Silvia: ¿Yo?... a cuarto, pero mi prima va con ella a P5 E: Y... ¿Quieres merendar algo? Silvia: Tengo un bocadillo en la mochila. Ahora vendrá también mi tía con mi prima E: ¿Quieres un zumo? Silvia: Eh... bueno gracias E: ¿De que lo quieres? Silvia: Melocotón E: Pues venga, que vamos a charlar un ratito... Vamos a ver Silvia, ¿Por qué pensaste que ya no querríamos a Jimena? No te asustes (dijo al ver como su rostro cambiaba) si no pasa nada, porque ni es verdad, ni nunca va a pasar, Jimena es lo más importante en nuestras vidas, pero me gustaría saber porque se lo dijiste Silvia: Yo... oí como lo hablaban (dijo insegura) E: ¿Quién? ¿Quién te lo dijo? Silvia: Lo oí... E: ¿A quién? ¡Hey!... (dijo al ver como comenzaba a llorar) si no pasa nada cariño, es solo que eso no es verdad y Jimena lo pasó mal, por eso quería decirte que no siempre
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debemos decir lo que oímos, porque puede no ser verdad y así evitamos hacer daño. Venga tómate el zumo (dijo acercándoselo) Mientras las niñas jugaban en los columpios, Esther ojeaba una revista deportiva en la que hablaban del evento hípico que se celebraría en Huelva la siguiente semana y al que ella debía ir a competir. Pensó mientras leía, que debía hacer ejercicio físico si quería quedar en los primeros puestos de la clasificación. Miró al frente intuyendo algo y allí estaba lo que más quería. Venía cabizbaja en dirección a ella. Jimena que vio como llegaba se acercó a ella corriendo para agarrarse fuerte a su madre... Jimena: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡Mamiiiiiiii!!!!!!! Mira como me columpio yo solita, ¡pero me miras ehhhh! (dijo volviendo de nuevo hacia él) E: ¿Como ha ido cariño? M: Luego te cuento ¿vale? no quiero que influya nada en las niñas... Ahora deberíamos irnos E: ¿Ha pasado algo?... M: Eh... no, es solo que se ha alargado demasiado y se hace tarde para Jimena Volvieron a casa en un ambiente distendido bajo la constante charla de Jimena que no dejaba de contarle las hazañas hechas ese día en el cole. Una vez lista para dormir, se acercó a Carmen, que acostumbraba a cenar con ellas para darle un beso de buenas noches. Cogió la mano de su madre y miró a Esther... Jimena: ¿Vamos? (dijo arrastrando a su madre para enlazar la mano de Esther que feliz la apretó cariñosamente) E: ¿Se durmió ya? M: Sí, estaba cansada y aunque le ha costado, descansa como un angelito... E: Lo que es (dijo acercándose a ella) ¿Nos tomamos un café en el jardín? M: ¿Te apetece afuera?.. E: Junto a la piscina... M: No pensaras darte un baño a esta hora ¿no?.. E: Más tarde te lo diré. Ahora vamos y me cuentas como fue la charla con Pilar Bajo el porche y sentadas cómodamente, degustaban el último café de ese día, acompañado de una copa. Esther observaba a su chica, encontrando su mirada un tanto triste. Maca se removía en su asiento sin dejar de mover su café... E: Lo marearás... ¿Qué te pasa cariño? (mientras acercaba su butaca a la de ella) veo una expresión en tus ojos diferente a la de cada día M: ¿Se me nota mucho? (preguntó mirándola) E: Muchísimo... ¡dime! ¿Qué ha pasado esta tarde? M: Bueno no me gustó demasiado el comportamiento de Pilar y Lucía y así se lo dije a ellas E: ¿Cómo?... ¿estaba Lucía también? M: Llegó después de Pilar y he roto la relación con ellas E: ¿Con Lucía también?..
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M: Con las dos. La cría no tiene culpa de nada pero su madre se ha querido meter donde no la había llamado nadie E: Venga cuenta dijo cogiendo una de sus manos... M: No hay mucho que contar cariño, pero quien no mira con buenos ojos a la gente que quiero, quien no las respeta... cierro puertas con candado... ¿Sabes?.. E: Dime mi amor... M: Eres lo que más quiero y si alguien intenta ocasionarnos problemas en nuestra relación, sale mal parada y eso es lo que les ha pasado a ellas... E: ¡Pero Lucía!.. M: También colaboraba. Ellas piensan que tú no eres la mejor opción para mí... y es cuando digo yo... ¿y a ellas que les importa con quien quiera estar yo? E: Es posible que piensen que Pilar es la mejor opción para ti ¿no?... siempre te miró de forma especial... M: Lo sé. Pero siempre le dije muy claro que no habría nadie más que no fueras tú... así que ellas charlaban y daban sus puntos de vista sin importarles que delante hubiera menores, y ahí es donde meten la pata. Jimena no lo ha pasado bien por tantas cosas como estuvo oyendo mientras estuve fuera, pero ya está todo resuelto y no quiero tocar más el tema. Mañana Lucía vendrá a firmar su baja laboral porque no quiero volver a verla más por aquí. Le facilitaré un trabajo en un bufete de abogados. Mañana llamaré a Joaquín, porque la quiero fuera de aquí ya... E: Que piensen que yo no te merezco me da exactamente lo mismo, allá ellas... pero el daño que le causaron a una criatura sin importarles como se sentiría... eso es imperdonable y mucho más por parte de Lucía M: Bueno se acaba el tema aquí. En su momento y cuando pregunte Jimena ya veremos que le decimos porque siente verdadera devoción por ella Pasaban los días mientras afianzaban la convivencia. Esther se ausentó unos días, por asuntos deportivos y laborales. La exhibición en Huelva fue un gran triunfo al que asistieron Maca, Carmen y la pequeña Jimena que radiaba felicidad. A su vuelta de Madrid, Esther se encontró con un gran cambio en el recinto de competición. El trabajo había sido abrumador, pero Maca se empeñó en que debía quedar listo para su regreso. Un inmenso gimnasio la esperaba dotado de las mejores instalaciones para su chica, que le agradeció de manera muy especial ese detalle El día llegaba a su fin. Esther había ido a recoger a Jimena al colegio, que poco a poco fue perdiendo la costumbre de ir al parque donde habitualmente iban Jimena: Esther ¿puedo bañarme? E: Cariño ya es un poco tarde ¿no? Jimena: Anda... hasta que venga la mami, por fi... por fi... Mientras la cría jugaba en el agua, Esther miraba unos documentos que le habían llegado de Madrid. Maca las miraba desde la ventana de su despacho donde cerraba la venta de unos sementales vía Internet. Juan se despedía hasta el día siguiente mientras Maca seguía pendiente de sus chicas. Se deshizo de su bata y puso rumbo a la piscina M: ¿Qué hace mi chica favorita tan metida en esos papeles? (dijo poniendo sus manos sobre los hombros de Esther) E: Primero me das mi beso y luego te cuento...
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Maca rozó sus labios buscando su lengua para profundizar ese beso ante la atenta mirada de la pequeña que las miraba sin parpadear... Jimena: ¿Queda un beso para mi mami?.. E: Esta niña no cambiará nunca coño... es la reina de la inoportunidad... (dijo riéndose) M: Esa boca cariño, que los niños lo pillan todo (dijo acercándose al filo de la piscina para abrazar con amor a su hija) ¿No es hora que salgas ya del agua?... te pondrás arrugada como una pasa ¡eh!... Jimena: ¡Báñate mami! (dijo sin pensar) M: ¿Eso quieres?.. Jimena: ¡Sí! M: ¡Vale! Pero un baño rápido y a la ducha ¡eh!... (dijo empezando a desnudarse bajo la mirada de Esther que hablaba por teléfono) Jimena: ¡¡Mami!! Ja ja ja... ¿sin ropa? (decía sin dejar de reír...) M: Sí cariño, sin ropa... Juntas reían, juntas se zambullían y se cogían de las manos sin dejar de moverse. Jimena miró donde estaba sentada Esther y viendo que había dejado el teléfono sobre la mesa la llamó... Jimena: ¡¡Mama!! ¡Ven a bañarte! (gritó bajo la mirada de Maca que ante la forma en que la había llamado la acercó a su cuerpo y la abrazó fuerte) Esther no acababa de creer lo que había oído... pero una ola de felicidad se apoderó de todo su cuerpo, y decidida fue hacia ellas. Se desnudó no sin antes mirar a todos lados y de un salto llegó junto a ellas... E: Repite eso otra vez cariño (dijo tocando el pequeño rostro de su niña) repítelo... Jimena: Mama, te quiero (dijo segura) La mirada de Maca se tornó brillante. Dejó un beso en la mejilla de su hija y rozó los labios de la que sería su mujer algún día y de felicidad lloró... El teléfono volvía a sonar insistentemente, interrumpiendo ese emotivo momento y Esther salió cubriendo su desnudo cuerpo con un albornoz que cogió de uno de los armarios que había junto a la piscina E: ¡Sí!... ¿Ya es seguro?... vale llamaré a mi padre... No, no, ya lo llamo yo Paco. Gracias Maca pendiente a esa llamada vio como la mirada de Esther se tornaba gris... triste. Salió del agua y puso un albornoz a su hija y cubrió su cuerpo con otro, se acercó a la mesa de la mano de su hija dándose cuenta que algo acababa de ocurrir... M: ¿Qué pasa cariño?.. E: Adrián quiere comprar las acciones de Yañez... M: ¿Qué?... Y... ¿Piensa vendérselas a él? E: Son suyas cariño... M: Yo las compraré. Llámalo y se lo dices y será a nombre de esta empresa
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E: El caso es que en ningún momento dijo que las pusiera a la venta. Ahora son de su hijo y es íntimo amigo de Adrián M: Mi abogada se pondrá en contacto con él. Las compraré un veinticinco por ciento más de lo que se las compre Adrián y si fuera necesario el cincuenta por ciento, pero ese tipo no ingresa ni un euro de vuestra empresa en su cuenta... ya me ocupo yo de todo Esther tenía ya todo acordado con Ernesto y listo para empezar las reformas en la finca, por lo que hizo una reserva en la costa Brava, donde pasarían unos días en compañía de Jimena para luego llevarla a Port Aventura del que ya tenía la reserva lista M: Esther cariño, sería bueno que lo dejáramos para más adelante E: Eso no va a poder ser. En un par de semanas empieza el campeonato de España y ya no podremos ir y yo le prometí a Jimena que la llevaríamos M: Tenía previsto que viniera un perito para ver el terreno... E: ¿Todavía andas con eso del río en la cabeza?... Maca tenemos el mar a tan solo unos metros de la casa... M: ¡Vale! Pero solo voy a posponerlo. En un futuro pasará un río por aquí y puedes darlo por hecho (dijo rozando la punta de su nariz) ¿entendido? E: Como quieras. Venga vamos que la princesa cogerá frío... Pasaban los días... las semanas y la boda prevista para mediados de septiembre se acercaba. Todo estaba a punto para ese especial día. El encargado de todo lo concerniente a la fiesta fue el padre de Maca, que feliz se ocupó de todo sin que faltara un solo detalle. La pequeña dama de honor y cuando no la miraba nadie, se iba a su habitación a ensayar con un pequeño cojín donde llevaría los anillos del enlace, regalo del padre de Esther que mandó hacer especialmente para ellas. Una gran carpa blanca decoraba los jardines de la familia Wilson donde se celebraría el enlace. La mañana se presentaba llena de trabajo para quienes se ocupaban de los últimos detalles. La orquesta impecablemente vestida de blanco, esperaba la llegada de las novias que lo harían de manera especial, para acompañarlas con una melodía especial escogida por Maca y dedicada expresamente para Esther. Los invitados y por expreso deseo de ellas, debían ir de blanco como única condición [Melodía desencadenada “Unchained Melody” (Música instrumental “Flauta de pan”)] A última hora de la tarde los invitados esperaban la llegada acomodados en sus respectivos asientos ante la mirada del juez y amigo de la familia encargado de unirlas en matrimonio. La pequeña Jimena acompañada de su tía Rocío ataviadas con sendos trajes iguales en color blanco, hacían el paseo hasta llegar a la parte principal, para situarse a un lado. La orquesta entonaba los primeros acordes ante la expectación de cuantos estaban reunidos, cuando hacían una majestuosa entrada a lomos de unos caballos de pura raza, propiedad de Maca en blanco y azabache, destacando sobre el rojo de la gran alfombra. Juntas hacían el paseíllo, mientras los caballos bailaban al son de la música guiados por ellas mismas, hasta llegar a la parte principal donde las esperaba a un lado la familia Wilson al completo, encabezado por su padre y padrino de Maca. Al otro, el padre de Esther acompañado de su ya pareja que ejercería de padrino de su hija y en el centro y a la espera de la llegada de sus mamis, una sonriente Jimena, esperaba con su tía Rocío, que haría de testigo principal, junto con Adela. Desde su
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posición visionaban como los invitados las saludaban a su paso, admirados ante la sorpresa de tan inesperada entrada. Bajaron de sus caballos una vez finalizado el paseo, para entregar las riendas a uno de los mozos encargado del cuidado de los animales, hasta finalizar la pequeña ceremonia que no quisieron que se alargara demasiado. Jimena se acercó para situarse justo al lado de ellas, demostrando su amor con un dulce beso. Se respiraba un aire especial... la emoción sentida hasta llegar a su posición final, se reflejaba en sus brillantes miradas... húmedas por lo sentido en esos momentos donde firmarían su unión para siempre. Tras unas palabras del Juez, se intercambiaron los anillos ante la mirada de todos y el destello de los flashes, para estampar el principal momento M: Recibe este anillo en señal de mi amor y fidelidad todos los días de mi vida (dijo mirándola de manera especial) Esther no dejaba de sonreír algo nerviosa, mientras cogía el anillo para introducir el dedo de su ya mujer en la brillante alianza, mirándola orgullosa de llevarse el mejor de los regalos jamás pensado y que le abrió el camino a una nueva vida, plena y feliz. Finalizada la ceremonia no faltaron abrazos, besos y muestras de cariño hacia las contrayentes de los allí reunidos. Jimena esperaba paciente su turno, hasta ver que sino lo intentaba, no conseguiría darles ese abrazo que tanto estaba deseando. Se abrió paso por entre los familiares y amigos... apartaba piernas, se colaba por entre los cuerpos hasta topar con su madre. La miró desde abajo y cogió sus manos... su cara lo decía todo y emocionada Maca lloró... Esther las miraba con sumo amor, viendo como su mujer se inclinaba y se abrazaba al pequeño cuerpo que una vez liberada del cuerpo de su madre, se enlazó al de Esther en un gran abrazo... Maca las miraba llena de felicidad al ver cumplido su sueño. La pequeña enlazó sus manos a las de ellas mientras Esther miraba a Maca... E: ¿Será para siempre mi amor? M: ¡Será para toda la vida!... (rozando sus labios levemente, mientras jugaba con sus manos) La fiesta llegaba a su fin a altas horas de la madrugada, tras una apoteósica fiesta clausurada por unos espectaculares fuegos artificiales La mañana las descubría semidesnudas y con claros síntomas de cansancio. Maca descansaba de espaldas a su mujer, cuando abrió sus ojos y comprobó como los rayos se colaban por las rendijas de las persianas. Buscó el cuerpo de su mujer, Rozó levemente sus nalgas y se giró... se coló bajo la sabana que cubría sus cuerpos descubriendo que estaba en ropa interior recordando que esa especial noche no paso nada... M: ¡Buenos días señora Wilson! (dijo buscando sus labios) fue una noche larga uhmm... E: Más largas fueron las copas (contestó respondiendo al beso) Estoy hecha polvo Maca (dijo cobijándose en su pecho) M: ¿Estás cansadilla para el viaje? Nuestro vuelo sale a media tarde, pero vamos que de aquí no nos movemos en todo el día. Te voy hacer el amor hasta la hora del vuelo... E: Pues como tengas las fuerzas que tengo yo... lo tienes claro... M: Yo me ocupo de todo, tú solo de disfrutar (dijo metiéndose bajo las sabanas...)
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E: Ahhhh... ufffff (gemía ante ese contacto de los labios de Maca con su más íntimo órgano) deberíamos ducharnos ¿no? estamos sudadas de tanto baile... M: Hueles a flores princesa (respondió comiéndosela literalmente) Sus manos volaban, sus bocas degustaba el sabor de la otra... sus caderas se contoneaban a la par. Los gemidos como fondo musical. Sus manos se buscaban para juntas tocar el cielo que quisieron prolongar. Exhaustas caían juntas, sus sudores se mezclaban por ese contacto tan profundo. Sus miradas se cruzaban... sus labios se buscaban y una paz infinita se apoderaba de sus cuerpos que lentamente recuperaban el tono cardiaco y sus respiraciones ya calmadas ponían el escalafón a ese entrega de amor. Maca acomodaba la cabeza sobre uno de los grandes cojines, para no perderse un detalle del rostro de su mujer que le gustaba a rabiar. “Que bien suena (pensaba) mi mujer, por fin y para siempre “mi mujer”” Esther mantenía los ojos cerrados, el vino de la noche anterior y las copas tomadas durante el baile, habían hecho mella en ella. Maca observó como una sonrisa se desprendía de sus labios... M: ¿Qué piensas mi vida? E: Eh... pues yo estoy muy cansada, vamos que estoy más muerta que viva pero ¿sabes?... (dijo con decisión) ¡Quiero más!.. M: Y yo te lo doy todo (dijo atacando nuevamente) La pequeña Jimena salía de su habitación, justo al lado de la de sus abuelos, encaminándose a la de sus mamis Rocío: ¿Dónde vas princesa? Jimena: ¡Que susto tía! Voy a dar los buenos días a mis mamis Rocío: ¿Y no sería mejor que primero te ducharas y te vistieras? Jimena: ¡No! (dijo segura) me ducho con ellas Rocío: Cariño, hoy es un día especial para ellas. Sería bueno que las dejáramos solas ¿no? Jimena: ¡No! (dijo junto a la puerta) ¡¡mami!! (dijo después de abrir) ¿mami?... (se extrañaba al ver que no había nadie) M: ¡Lo sabía! (dijo con una sonrisa bajo las sabanas) E: Si es lo que siempre digo yo... la reina de la inoportunidad... es única para eso ja ja ja ja ja Jimena: ¿Qué hacéis escondidas? (al ver como salían de debajo de las sabanas) M: Ya ves cariño, queríamos darte un sustillo... Juntas se ducharon, juntas rieron y juntas jugaron hasta la hora de partir en un viaje que duraría quince días, en los que Jimena se quedaría bajo la tutela de sus abuelos Una vez sentadas en sus respectivos asientos y listas para partir al otro lado del océano, esperaban que el avión llegara a su total aceleración para dejar tierra firme... M: ¡Ahora sí!... quince días para nosotras solitas... E: Pero la echaremos de menos... M: ¡Mucho! Pero ahora te necesito solo para mí
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E: ¡Te quiero Maca! M: Para siempre ¿verdad?.. E: Para toda la vida... Juntas como cada tarde y en el salón, disfrutaban de una película, comiendo palomitas y disgustando una copa de vino de su propia cosecha. El negocio vinícola subía como la espuma y las mejores competiciones ecuestres nacionales e internacionales, se celebraban desde hacía algunos años ya en el recinto que Maca hizo construir expresamente para Esther E: Menos mal que el sábado habrá ruido en la casa... la encuentro tan en silencio que a veces me parece hasta vacía M: ¿Qué pasa mi amor?... ¿tienes la vena melancólica hoy? E: Los hecho de menos... M: Se nota el hueco mi vida, pero volverán E: Lo sé, pero... no sé M: Ven aquí anda... (dijo palmeando sobre sus rodillas para hacerla sentar sobre ellas) Creo que lo que te falta hoy son unos mimos y te los voy a dar ahora mismo... Esther se sentó sobre ella enlazándola por el cuello y meter su rostro en su pecho recibiendo ese calor que tanto estaba necesitando. Maca acariciaba su espalda bajo la camisa que protegía su cuerpo, notando como se erizaba con cada roce esa piel que ya era suya. Las caricias fueron aumentando y sus ganas desencadenaban la pasión. Se miraron a los ojos y sin mediar palabra rozaron sus manos para enlazarla y poner rumbo a la habitación... E: Me dejaste sola ¡eh!... (dijo besando sus labios) M: Te dormiste cariño y menos mal que nos dio tiempo de terminar ¡eh!, que si no... jajajaja E: Te noto muy graciosa hoy ¿no? M: Será que estoy contenta cariño (dijo con una amplia sonrisa) tengo una sorpresa para ti cielo E: Pues venga suelta o dame... ¿es un regalito? M: Que mal acostumbrada te tengo yo... ¿sabes quien llega en poco tiempo? E: ¿Quién? (dijo esperando) dime... M: Jimena (dijo feliz) hace cinco minutos que me llamó, pero no quiere que vaya a recogerla. Viene con una amiga que viene a visitar a alguien aquí cerca A Esther se le iluminó el rostro al oír esa noticia. Adoraba a su hija por sobre todas las cosas y por ser un ser especial para ella E: Pues ya me he puesto hasta nerviosa (levantándose) M: ¿A donde vas?... vamos si puede saberse... E: A por algo fresquito. ¿Qué te traigo a ti? M: Una caña ¿no? E: Pues marchando una caña fresquita para mi niña...
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La tarde avanzaba y el sol se escondía tras el mar. Sentadas en el jardín y a la espera de la llegada de su hija, charlaban amenamente hasta que se oyó el ruido de un coche y veloz se levantaron para ver de quien se trataba... Jimena: ¡Cómo están mis mujeres! (dijo corriendo hacia ellas para abrazarse a las dos de una vez) Maca acariciaba su rostro, Esther la cogía de la cintura y Jimena se sentía la más dichosa M: ¿Cómo va todo por Madrid cariño? Jimena: Correctamente, así que no tenéis que preocuparos por nada porque lo tengo todito dominado E: ¿Por qué has tardado tanto en venir Jimena? Jimena: Bueno mami... ¿tengo que darte detalle de todo? E: Deberías ¿no? Jimena: Después del viaje a Estados Unidos, fui a Suiza, porque es la única forma de poderlo ver. Que malas son las distancias... M: Venga cariño que ya está por acabar E: Venga hija vamos que debes estar cansadita ¿no? Jimena: Lo que tengo es hambre... M: Pues no lo pensemos más... A las ocho de la mañana Maca corría a través de la finca metida en su pantalón corto y su camiseta, sudorosa llegaba a la piscina donde pretendía acabar metida. Oyó el motor de un coche y desvió la mirada hacia él... M: ¿Qué haces tú aquí? ¡Vaya sorpresa!... (dijo saludándolo con un cariñoso abrazo) ¿Lo sabe ella? Valery: ¡Sorpresa!... (dijo con tono musical) M: Desayunamos y la llamamos... de paso cuéntame como va ese espectacular curso que estas acabando ya ¿no? Valery: ¡Lo acabe Maca! (dijo feliz) ¡Por fin! M: No sabes cuanto me alegro cariño (dijo abrazándolo) ¿Te quedas en España ya? Valery: Estaré una semanita aquí y regresaré para volver después de unos asuntos que me quedan pendientes Entraron en la cocina donde tomaron un café, pero Valery tenía ganas de verla... M: ¡Jimena!... Jimena: ¿Que?... (contestaba desde la parte superior de la casa) M: ¡Baja!... (contestaba el tono alto) Hay que ver lo tranquila es... Valery: No te preocupes Maca, no debe creérselo, ya le dije en varias ocasiones que vendría y la semana pasada no le dije nada, quería darle la sorpresa... M: ¡Jimena! (grito fuerte) E: ¿Qué pasa cariño? ¿Con tantas voces?... (decía Esther bajando las escaleras) ¡Hombre Valery! ¡Que alegría!... (abrazándose a él) ¿Ya acabaste? Valery: ¡Por fin! (contestaba contento) me parecía mentira M: Habrá que celebrarlo ¿no? un final de carrera merece una buena celebración
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E: Pues será este fin de semana que estamos por fin todos Valery: ¡Y Gerard! ¿Como lo lleva? E: Bueno, pensamos que era un caso perdido como estudiante, pero al final ha demostrado que no. Lo lleva bastante bien desde que se fue a Canadá Valery: Me alegro de eso. Ese chico lo que necesitaba era un cambio. Esos amigos suyos no le ayudaban en nada Jimena que oyó la voz de Valery, bajó a toda prisa escaleras abajo... Jimena: Vaya, vaya... (dijo corriendo hacia él) vaya sorpresón (mientras se abalanzaba a su cuello bajo la mirada de sus madres que felices enlazaban sus manos, para retirarse y dejarlos solos) M: Nuestra niña ha tenido suerte con Valery E: Él también la ha tenido cariño. Jimena es una persona ejemplar y responsable, no tienes más que ver como lleva la empresa ella sola sin ayuda de nadie M: Pues sí, porque no se hace responsable de una empresa de esas características cualquiera de su edad y con el convencimiento de hacerse responsable de todo. Y ella se ha desenvuelto sola espectacularmente E: Ahora con la ayuda de Valery, la responsabilidad será compartida M: ¿Te dijo que piensan casarse? E: Sí, mi vida M: Son muy jóvenes ¿no? E: No me seas así cariño. Se quieren y quieren vivir juntos M: Claro que sí, y pueden vivir juntos y pensar en boda más adelante... E: Cariño, ya son mayores y decidirán que quieren, y nosotras los apoyaremos en todo, porque sabemos perfectamente como son M: ¿Te das cuenta como pasa el tiempo?... parece que fuera ayer cuando se metía en la cama con nosotras... jajajaja E: ¡Ya!... y era una maestra en cortarnos el rollo jajajaja ¿y si vamos y se lo cortamos ahora a ella? M: ¿Serías capaz? E: ¡Ya te digo! (dijo buscando sus labios) venga vamos... M: ¡Esther que no! (dijo seria) E: ¿Cómo que no?... ¿acaso no lo hacía ella? M: Cariño que tenía cinco años... E: Que es broma mi amor. Como voy a ir a cortarle el rollo a mi propia hija... ¿Sabes que me apetece? M: ¡Dime! (dijo expectante) E: Vamos a llamar ahora mismo a Nerea. Quiero saber a que hora va a llegar M: ¡Vaya! Y yo que pensaba otra cosita... Anoche habló Jimena con su hermana y llega esta tarde. Gerard es el que llega mañana y llega a Sevilla, así que iremos todos a por él al aeropuerto E: ¡Por cierto!... ¿Y qué era lo que habías pensado tú? (preguntó con duda) M: Pues no sé... (dijo cogiéndola de las manos) pensé que querías... pero bueno o estoy perdiendo facultades con la edad o las estás perdiendo tú... jajaja que hubo un tiempo que no pensabas más que... E: ¿En qué?.. Maca la miraba con sumo amor a pesar de los años vividos juntas
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E: ¡Dime! M: Pues...pensé (decía con una inseguridad inhabitual en ella) bueno vamos a dejarlo... ya luego te lo digo E: Venga usted aquí ahora mismo (dijo con voz de mando...) M: Venga cariño que era coña, venga que estos ya habrán acabado de saludarse E: Sí hombre, estos están arriba ya fijo... fijo...y tú y yo vamos a ir a un sitio guapa (dijo atrapando su mano para tirar de ella...) M: Estamos locas... cualquiera que nos vea liadas en medio del campo nos pondrá de majareta E: Sí mi vida pero locas de amor...y de sobras sabes que aquí no viene nadie a esta hora, venga vamos a nuestro árbol (dijo tirando de ella) y ahora... quiero que te desnudes para mi... M: No vamos a cambiar nunca ¿verdad? E: ¿Para que? ¡Si así nos va de lujo! ¿No? M: ¿Tú sabes realmente cuanto te quiero?... (mirándola con un brillo especial) E: ¡Lo sé! Lo soy todo para ti y sí... te di un susto de muerte hace algunos añitos ¿verdad?.. M: No me lo recuerdes que me dan hasta ganas de llorar... Pensé que no recuperarías la memoria y te quedarías con él... que susto me llevé (dijo recordando cuando la llamaron tras una caída en una exhibición ecuestre y la gravedad de las lesiones la hizo retirarse de la competición) Maca miraba hacia ningún lado. La mirada perdida percató a Esther que estaba recordando ese fatal accidente. Acercó sus labios a su mejilla y la beso con amor... E: Que digo yo que podíamos recordar el día de la primera comunión de nuestros niños ¿no?... y dejarnos de malos pensamientos que no nos llevan a nada M: Esther, quiero que sepas que me has hecho la mujer más feliz de la tierra. Que tras la muerte de Mónica, pensé que ya no volvería amar con tanta intensidad y me doy cuenta que ya no se puede querer más... es imposible querer más de lo que yo te quiero a ti... Esther escuchaba atenta. Sus ojos se humedecían mientras la barbilla le temblaba por la emoción... E: Yo Maca... Yo fui quien encontró un aliciente para vivir el día que te conocí. Y seguiremos teniendo estos momentos tan nuestros, y aunque usemos bastones te seguiré pidiendo que te desnudes para mi... y seguiremos siendo felices día tras día, aunque la felicidad será apoteósica el día que los tengamos a todos al menos en sus casas y terquita de aquí... M: Ven aquí (dijo cogiéndola de la cintura) ¡toca! (dijo llevando su mano a su zona más intima) ¿lo notas? E: Perfectamente y eso lo arreglo yo ahora mismo bajo la sombra de este álamo tan nuestro... M: ¡Te quiero! E: Más te quiero yo...
FIN