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LUGAR Y ACCIÓN COLECTIVA: REFLEXIONES SOBRE LA DIMENSIÓN ESPACIAL DE LAS ACCIONES COLECTIVAS EN DOS CASOS DEL SUROCCIDENTE COLOMBIANO Hernando Uribe Castro
y
Gloria Inés Montoya Duque1
Resumen
El lugar del espacio en las ciencias sociales Recientemente han surgido algunos autores que pretenden darle fuerza a la dimensión espacial en los estudios de la acción colectiva. Uno de ellos es Ulrich Oslender que considera que muchas de las teorías del comportamiento colectivo tratan de explicar el origen, los desarrollos, las manifestaciones y éxitos o
1 Hernando Uribe C, M. En Sociología – Docente – investigador Universidad Autónoma de Occidente; Gloria Inés Montoya D, M. En Sociología – Docente – investigadora Universidad del Pacífico y Catedrática de la Universidad Autónoma de Occidente. Este trabajo hace parte de la publicación del libro “EL ESPACIO COMO LUGAR EN LA ACCIÓN COLECTIVA.La necesidad de dimensionar lo espacial en la Teoría de la Acción Colectiva.
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Indagar e integrar la dimensión de cambio y conflicto social en las acciones colectivas implica un análisis investigativo de orden conceptual y empírico que nos remite a las diferentes dimensiones que integran la manifestación de las acciones colectivas y los movimientos sociales. Es ahí donde la reflexión por la noción de lugar y territorio se torna de gran importancia en la expresión de las acciones colectivas, los actores sociales e intereses que están manifiestos en la acción, así como el carácter mismo de la reivindicación y el discurso. De manera hipotética, esta dimensión espacial aparece poco discutida en términos de la relevancia de la misma y se constituye en un vacío conceptual en los aportes y debates de orden teórico. El trabajo que se presenta tiene el propósito de develar este debate con énfasis en la noción espacial para su estudio y compresión de las acciones colectivas y movimientos sociales, ilustrando con dos ejercicios investigativos del suroccidente colombiano: El movimiento LGTB y el paro de corteros de caña de azúcar en el Valle del Cauca en el 2008. Se muestra además de la discusión teórica del concepto de lugar y territorio, se mira en términos empíricos su papel e importancia en la manifestación de las acciones colectivas, redimensionando la relevancia en la expresión del conflicto y su significado en los diversos actores sociales. Se utilizó en ambos casos una estrategia metodológica de análisis de datos de orden cualitativo y cuantitativo a partir de fuentes documentales, entrevistas a diversos actores y el uso de datos agregados que permiten integrar la relación entre espacio y acción colectiva abriendo una perspectiva más amplia en la compresión de la protesta social. Palabras claves: Lugar, acción colectiva, movimientos sociales, conflicto y cambio social.
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fracasos de los movimientos sociales. Los dos planteamientos principales son la Teoría de Movilización de Recursos (TMR) y la Perspectiva de Identidad Colectiva (PIC) poco profundizan sobre esta cuestión. La primera, se encarga de analizar sobre todo los recursos, objetivos, oportunidades, estrategias y la organización de movimientos sociales, tratando de observar los procesos de los movimientos en el transcurrir del tiempo. Mientras que la Perspectiva de la Identidad Colectiva trata hace un mayor énfasis en las múltiples formas mediante las cuales los actores sociales crean y forman sus identidades, articulan y defienden sus solidaridades. Pero en ambos casos la dimensión espacial es invisible2. Un ejemplo claro que permite visualizar de manera nítida la relación entre lugar y movimiento social, según Oslender son los movimientos sociales que reivindican la territorialidad. En Colombia se centran en las luchas de los grupos indígenas y las comunidades afro descendientes. En tal sentido, la comprensión de la lucha territorial es también la lucha por el espacio geográfico, por tanto, se remite de inmediato a la teoría espacial de la geografía humana. El ejemplo desarrollado por Ulrish Oslender hace mención a las comunidades afro descendientes en el Pacífico colombiano que se define como una organización étnico-territorial, donde la lucha por el territorio a lo largo de los años ochentas y noventas, está explícitamente vinculada a lo que este autor denominó como “una re-interpretación del espacio y su significado para los actores locales”. Pero los intentos de dimensionar el espacio también se han pretendido en algunos estudios sobre pobladores urbanos. De esta gama amplia de estudios, en los últimos años se ha destacado las investigaciones adelantadas por Alfonso Torres Carrillo, quien ha publicado recientemente su libro titulado identidad política y acción colectiva. Organizaciones populares y luchas urbanas en Bogotá, 1980-20003. Los estudios de pobladores urbanos han evidenciado todo el tema relacionado con las luchas por la propiedad de la tierra y suelo urbano, la configuración de los asentamientos y la construcción de los barrios populares en las principales ciudades latinoamericanas. En Colombia, estos estudios de luchas por el suelo urbano, incluían concepciones como lugar, territorio y territorialidad. Rescatar por ejemplo, la importancia que tenía para los pobladores, lograr la recuperación de la memoria histórica en términos de determinar sus lugares simbólicos que como hitos marcaban la historia del barrio. Alfonso Torres Carrillo, muestra claramente cómo la recuperación de estas luchas y encuentros contenciosos por el derecho 2
Así, el interés de Oslender es evidenciar y precisar que:“Para entender un movimiento construido sobre las bases de identidad colectiva tenemos que entender los lugares específicos en los que se desenvuelve la acción social del movimiento y donde estas identidades están construidas y articuladas físicamente. Hay cuestiones concretas que surgen de las interacciones entre la acción social de movimientos sociales y lugar: ¿Cómo impactan las particularidades de un lugar sobre la gente que se organiza en un movimiento social, y cómo dificultan, o al contrario, facilitan éstas la realización de acciones colectivas? ¿Hasta qué punto influencian la experiencia de vivir en un lugar determinado y los sentimientos subjetivos generados por ella la decisión de un actor social de involucrarse en un movimiento social? ¿Qué papel juegan las historias locales de un lugar en entender las formas en que la gente reflexiona sobre su participación en un movimiento social? Pero también, ¿cómo explican las características objetivas más amplias de un lugar, como el orden macro-político y económico, la organización y articulación de resistencia en este lugar? ¿Cuáles son las implicaciones de un medio ambiente particular para los procesos organizativos?”. (Oslender, 2002). 3 Este autor considera por ejemplo que “El estudio de la acción colectiva urbana debe remitirnos a la organización de la vida cotidiana de la gente y a los espacios en torno a los cuales construye sus vínculos sociales más significativos y elabora sus representaciones sobre si mismos y sobre los demás; al territorio, donde configuran sus solidaridades e identidades básicas, así como sus relaciones con el mundo de la ciudad”. (2007, p. 88).
a la propiedad se han ido configurando como importantes estudios que logran dimensionar lo que en geografía se denominaría el sentido de lugar construido o en otras palabras la construcción del barrio como la construcción del lugar. Aquí se hace referencia al lugar comprendido no solo como el causante o la reivindicación central de la movilización social sino también el lugar como elemento fundamental para analizar la dinámica de la acción colectiva. Por esto se debe estimar que toda acción colectiva siempre tendrá un referente espacial, no sólo del lugar en donde se produce sino también del porqué en ese lugar y no otro es donde ocurren los hechos. La plaza donde se dan las concentraciones, las calles por donde fluye el movimiento y la marcha, el lugar de reunión (desde donde se elaboran las estrategias y se desarrollan las operaciones), las redes en espacios locales y las redes internacionales. La trayectoria histórica de las acciones colectivas y los movimientos sociales han logrado mostrar que los lugares pueden llegar a ser hitos históricos y simbólicos de la lucha, como aconteció con las Madres Plaza de Mayo en Argentina4. Obsérvese la connotación de la Plaza como lugar simbólico e histórico que hace mención a los hechos ocurridos con los estudiantes. La plaza, como un punto en el espacio, como un lugar que tiene historia y memoria colectiva, como lo expresó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo en su conferencia pronunciada el 6 de julio de 1988.
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“Todos ustedes saben que ahí nos conocimos; algunas en el Ministerio del Interior, algunas en la Policía, algunas en la calle, algunas en la desesperación de ir a la cárcel a ver si estaban ahí. Y a la Iglesia. Y un día, estando en la iglesia, en la iglesia de los asesinos, en la iglesia Stella Maris, que es la iglesia de la Marina, donde íbamos a ver a Graselli, Azucena (Villaflor de Vincenti) dijo que ya basta, que no se podía más estar ahí, que ya no conseguíamos nada, que por qué no íbamos a la Plaza y hacíamos una carta para pedir audiencia, y que nos dijeran qué había pasado con nuestros hijos. Y así fuimos por primera vez un sábado. Nos dimos cuenta que no nos veía nadie, que no tenía ningún sentido. Era un 30 de abril. Decidimos volver a la otra semana un viernes. Y a la otra semana decidimos ir el jueves. Mucha gente se pregunta por qué habiendo otros organismos las madres fuimos a la Plaza, y por qué nos sentimos tan bien en la Plaza. Y esto es una cosa que la pensamos ahora, no la pensamos ese día; y cuánto más hablo con otra gente que sabe más que nosotros, más nos damos cuenta por qué se crearon las Madres. Y nos creamos porque en los otros organismos no nos sentíamos bien cerca; había siempre un escritorio de por medio, había siempre una cosa más burocrática. Y en la Plaza éramos todas iguales. Ese “¿qué te pasó?”, “¿cómo fue?”. Éramos una igual a la otra; a todas nos habían llevado los hijos, a todas nos pasaba lo mismo, habíamos ido a los mismos lugares. Y era como que no había ningún tipo de diferencia ni ningún tipo de distanciamiento. Por eso es que nos sentíamos bien. Por eso es que la Plaza agrupó. Por eso es que la Plaza consolidó.” http:// www.madres.org/.
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Otras investigaciones, como por ejemplo, las relacionadas con las acciones colectivas en torno al medio ambiente, muestra claramente el poder del lugar en la producción de encuentros, como es el caso de la defensa de santuarios de flora y fauna, de humedales, de zonas frágiles ambientales o de territorios ocupados con grupos étnicos y culturales. Para Patricia Iriarte (1994), una expresión de la etapa de desarrollo del territorio nacional, para el caso colombiano, durante los años sesenta y setentas tuvieron que ver con una serie de obras de infraestructura que se empezaban a gestar con el desarrollo de las vías de comunicación y transportes en diferentes lugares del país y que marcaron importantes conflictos ambientales. También Mauricio Archila señala que durante los sesenta se produjeron acciones cívicas por insatisfacción ante condiciones sanitarias de barrios y veredas, como aconteció con el paro cívico de Soacha en 1960 contra los ma-
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los olores producidas por las curtiembres cercanas y que tuvo como resultado el cierre temporal; también las acciones cívicas de Yumbo por contaminación industrial, las minas de azufre en Puracé y la instalación de la planta de asfalto en Suba. (Archila, 2005, p. 246). Algunas acciones se centraron sobre todo en la costa Atlántica a propósito de la construcción de las vías entre Barranquilla y Santa Marta o algunos proyectos modernizadores de la isla de Salamanca. Las reivindicaciones sociales por el problema de tierras y la defensa de los recursos naturales, han movilizado la opinión pública nacional e internacional, como el caso de la defensa espacios estratégicos como el parque Tayrona en 1973, lugar en donde se pretendía construir un complejo turístico5. La calle y la plaza durante el paro nacional del 14 de septiembre de 1978, considerado como el más grande paro nacional de la historia colombiana fueron los escenarios de reivindicación, de exigencia de mejores condiciones, reajuste salarial, pero también de confrontaciones y enfrentamientos con la fuerza pública. Las calles se convirtieron en el principal escenario de movilización pero también del ejercicio del control social por parte del Estado. La década de los años ochentas y noventas, la acción colectiva estuvo marcada fuertemente por organizaciones barriales y comunitarias exigiendo mejores condiciones de vida, acceso a servicios básicos, pavimentación de sus calles y avenidas, entre otras. El conflicto armado y las acciones violentas afectaron la protesta social por el miedo de los actores a ser blanco y objetivo militar. El paramilitarismo, los grupos guerrilleros y otros actores armados fueron uno de los causales que limitaron durante este periodo, la protesta social. La necesidad de hacer notar la inconformidad está ligada a la idea del lugar desde el cual se puede potenciar la protesta. El espacio público, como lugar geográfico que permite el encuentro entre las personas entre sí y con la ciudad adquiere por tanto una connotación de escenario de reivindicaciones. Como se aprecio, el lugar es el lugar construido y significado por las personas. Los paros poseen importantes implicaciones espaciales, además de las económicas, políticas y sociales, como por ejemplo desabastecimiento de alimentos en los centros urbanos, la movilización y el flujo de productos hacia puertos aéreos o marinos, la exportación de productos. Pérdidas económicas para comerciantes, industriales y comunidades. Cuando los paros, como por ejemplo, de camioneros o transportadores, regularmente la afección es más alta, pues empiezan a presentarse problemas para distintas áreas productivas de la zona, incidiendo mayormente en las actividades portuarias y servicios de buses interregionales, como aconteció en Valparaíso, en Chile el 5 de julio del 2008. También puede 5
Archila considera que a juicio de los analistas esta fue la primera gran movilización ambiental (Archila, 2005, p. 474). Lo que en el fondo se evidencia en estos procesos, es que efectivamente la comunidad actúa en colectivo como respuesta a los atropellos que ellos consideran se ejercen con respecto a sus lugares y entornos de habitación. El sentido de lugar y la apropiación conlleva a una defensa colectiva del espacio vecinal compartido.
suceder que decaigan relaciones comerciales en municipios en áreas fronterizas, como el caso de Ipiales en el sur o Cúcuta en el nororiente colombiano. Otro repertorio como tomas pacíficas de monumentos urbanos, iglesias, templos, esculturas o edificios antiguos o calles tradicionales de valor histórico y estratégico para la movilidad, se usan para llamar más la atención por ser lugares con peso histórico y simbólico puede, además por ser un referentes geográficos mental para el ciudadano y los visitantes. Símbolos religiosos, arquitectónicos y urbanos.
La vacuidad en la teoría de la acción colectiva La tesis central planteada es que la dimensión espacial abordada en los estudios de acción colectiva toma el espacio abordando el problema de la distribución de los encuentros contenciosos por localidades, regiones o por países, aspectos
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Es interesante preguntarse por las razones que motivan a que un grupo de personas se reúnan en un lugar determinado para lanzar protestas, denunciar situaciones que aquejan o realizan reclamos. Es claro que las acciones colectivas que desarrollan los individuos no son homogéneas. A esta diversidad del accionar se le conoce como Repertorios de la acción colectiva definido como vías establecidas por la gente para plantear sus reivindicaciones que incluyeron acciones experimentadas a lo largo de la lucha sobre reivindicaciones anteriores. Los repertorios de acción colectiva se encuentran fuertemente relacionados con los lugares donde ellos se manifiestan. Por ejemplo, una marcha tendrá como principal referente espacial una calle principal o una avenida importante de la ciudad. El lugar en tanto, se convierte en un aliado estratégico de los promotores, responsables e ideólogos de las movilizaciones. Nótese el papel de la calle y la avenida en la famosa marcha del orgullo gay en Barcelona en junio del 2008. Una multitud en la calle con ropas coloridas y una inmensa bandera arco iris en todo el centro de la avenida cargada por los participantes. Lo que evidencia es que la acción colectiva se hace visible en la ciudad como principal espacio geográfico. Posiblemente por algunas razones tales como: la ciudad concentra una proporción alta de población diversa; la ciudad es el espacio en el que se concentran un conjunto de problemas sociales que impactan la vida de millones de personas en todo el mundo; la ciudad es el espacio desde el que ha florecido la llamada sociedad informacional a través de las redes y las tecnologías de la información. La construcción del lugar como noción importante en las teorías de la acción colectiva conlleva a posicionar la geografía humana en el espacio de la discusión académica para entender el comportamiento colectivo. No es que la geografía mapee la dinámica de la acción colectiva en los países y en el mundo, cosa de por si interesante, sino el papel, el valor y el sentido de lugar en la acción colectiva y los movimientos sociales.
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que son centrales y claves. Un ejemplo claro de este uso tradicional que se hace del espacio de la geografía esta en Tilly (2010, p. 24), cuando intenta explicar la relación entre democratización y movimientos sociales, donde el criterio geográfico es realizar un descripción del fenómeno en algunos países europeos (Francia y Suiza) y un latinoamericano (Argentina). Perspectiva válida e importante como estudios comparados. Remitiéndonos a la teoría de la acción colectiva. Es evidente que hasta el momento los teóricos más destacados como Charles Tilly (1974, 1978, 1991 y 2010), Sidney Tarrow (1997), Clauss Offe (1992) y Alberto Melucci (2001), entre otros, también destacados como Alain Touraine (1997), incorporaron la dimensión espacial, pero diríamos que sin la relevancia esperada en el análisis de los casos estudiados. Regularmente, el espacio geográfico es considerado como un elemento estático y carente de temporalidad. El desarrollo del pensamiento sociológico ha dado por resultado un pluralismo teórico con respecto al tema de la acción colectiva. Un primer enfoque es el desarrollado por Jon Elster sobre tecnología de la acción colectiva (1992). Jon Elster caracteriza dos tipos de actores: los cooperantes y no cooperantes. El objeto central que imprime en el primer capítulo es en sus propios términos “examinar cómo las personas podrán racionalmente desear cooperar con los demás antes de desentenderse de toda cooperación” (Elster, 1992, p. 31) pero a su vez, rescata el autor que existen también motivos irracionales que pueden generar una decisión de cooperación. Un rasgo característico de la acción colectiva desde esta teoría es que esta contiene contribuciones individuales que pueden generar beneficios para mucha gente, pero que a su vez representa un costo para quien aporta tal contribución. Es claro entonces, que en la acción colectiva, el comprender las motivaciones que llevan a que los agentes participen es cuestión básica y central en el análisis sociológico. Otro rasgo es que la acción colectiva contiene y supone una serie de interacciones entre individuos físicos en un determinado contexto histórico por lo que, la acción colectiva también puede contener agentes de diferentes momentos. Existe otra propuesta que se ha preocupado por abordar el problema de la movilización de recursos y las oportunidades políticas, donde Charles Tilly y Sidney Tarrow, han realizado importantes aportes, como por ejemplo, los señalados en su principal estudio From Mobilization to Revolution (1978). La escala y el impacto de la acción colectiva depende de cuatro factores: por un lado están los intereses comunes que pueden provocar la conformación de grupos en cualquier sociedad; lo interesante de este planteamiento es que no todos los intereses pueden provocar acción colectiva. Los intereses son definidos por Tilly como “la probabilidad de ventajas o desventajas compartidas aumenta en la población respectiva (o estudiada) como una consecuencia de las diversas posibles interacciones con otras poblaciones” (traducción libre, Tilly, 1978, p. 54) Por ello, la
En esta perspectiva la idea de espacio es todavía muy cargada del peso de la tradición geográfica de comprender el espacio como un ente más bien fijo y localizado en un punto en la superficie de la tierra. El tipo de noción de espacio que aplica Tilly en sus estudios es tomado desde una geografía que muestra la distribución política de los fenómenos por países o regiones, mostrando las relaciones de los movimientos sociales entre un país y otro, o entre regiones, la formas de contacto en distintos lugares, aparece más como referencia espacial. En las últimas producciones, Tilly se propone abordar un conjunto de preguntas relacionadas con los contextos, las transformaciones y las variaciones de los movimientos sociales. Preguntas como: ¿cómo algo hoy tan habitual como las 6
Otra noción central en la teoría de la movilización de los recursos y las oportunidades políticas (Tilly, 1993, p. 86), tiene que ver con el repertorio definido como vías establecidas por la gente para plantear sus reivindicaciones que incluyeron acciones experimentadas a lo largo de la lucha sobre reivindicaciones anteriores. Pero estos repertorios dependen del contexto espacio–temporal en el que se presentan y del grupo que lo opera “Estas maneras de plantear reivindicaciones a otros actores, junto a las respuestas de estos últimos, constituyeron los repertorios de la acción colectiva de los trabajadores. Aquellos utilizados preferentemente ariaron de grupo a grupo, de región a región y de periodo a periodo” (Tilly, 1993, p. 86).
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propuesta es reconocer además de un interés particular, la organización (formal o informal) a través de la cual el grupo pretende perseguir su objetivo. Pero no es posible comprender la dinámica de la acción colectiva examinando solo intereses y organización, ya que se requiere de otro factor necesario como lo es la movilización de recursos. El modelo de la movilización de los recursos se fundamenta en este es un proceso por el cual un grupo de individuos pasa de ser un colectivo pasivo a un colectivo activo de la vida pública. Para hacer posible tal traslado se hace necesario el gasto de energía para garantizar el control de los recursos (no solo económicos, sino también coercitivos), donde los incentivos a la movilización por los recursos se convierten en formas básicas que impulsan la movilización. Pero hace falta un elemento adicional y es precisamente la oportunidad de actuar; como lo expresa Tarrow (1997, p. 25), el razonamiento básico es que los cambios en la estructura de las oportunidades políticas crean incentivos para las acciones colectivas. La magnitud y la duración de las mismas dependen de la movilización de la gente a través de las redes sociales y en torno a símbolos identificables extraídos de marcos culturales de significado. Estas categorías no son suficientes si no se lleva hacia un modelo político (Tilly, 1978, p. 52). En este modelo político existen unos contendores, es decir, retadores y miembros, como actores. El contendor es definido como cualquier grupo que, durante un cierto período especificado utiliza recursos para influenciar el gobierno. Los competidores incluyen a desafiadores y a miembros. Un miembro es cualquier competidor que tenga acceso rutinario, barato a los recursos controlados por el gobierno; un desafiador es cualquier otro competidor. (Tilly, 1974, p. 52) Por otro lado, cuando la acción colectiva implica grandes cantidades de personas, todas ellas organizadas bajo la perspectiva de alcanzar objetivos comunes y persisten a lo largo del tiempo, esas acciones colectivas conllevan a que se conviertan en un movimiento social6.
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manifestaciones callejeras cobró forma e incluso adquirió un incómodo estatuto legal en la mayoría de países democráticos?, ¿cuáles son los procesos sociales que alientan o inhiben la proliferación de movimientos sociales?, ¿hasta qué punto y cómo, por ejemplo, se interrelacionaron y se influyeron mutuamente las huelgas industriales, las campañas electorales y los movimientos sociales? ¿Qué causas provocaron los cambios y las importantes variaciones que se dan en los movimientos sociales? (Tilly, 2010, p. 36-37)7. Las respuestas son de enfoque histórico haciendo referencia a casos de movimientos nacionales o internacionales, y a veces, comparado elementos sustanciales entre ellos. Un análisis más ligado a una geografía política donde cada Estado está rígidamente delimitado por fronteras, pero que mantiene contacto e intercambio con otros próximos o lejanos en un contexto más global y donde las tecnologías de la información y la comunicación impactan de manera directa las formas de relación e interacción entre individuos y grupos en muchas partes del mundo. Una vacuidad en cuanto a la dimensión espacial desde la geografía más contemporánea se evidencia en el desarrollo de la propuesta de analizar y comprender el fenómeno. Esto nos lleva a pensar que para Tilly, la dimensión espacial entra a hacer parte como una condición de la acción colectiva y no un componente de análisis. Finalmente, se tiene el tema relacionado con el énfasis cultural en la acción colectiva, cuya propuesta más innovadora se encuentra en el análisis de Alberto Melucci. Para Melucci, un aspecto central en el estudio de las acciones colectivas tiene que ver con el problema de la identidad, entendida como el “modo en que los individuos movilizados se reconocen a sí mismos como formando parte de un sujeto colectivo y actuando conjuntamente.” (Melucci, 2001, p. 170), donde la acción colectiva no es algo dado, o una dimensión sustancial de la realidad, sino una construcción que surge de la negociación y la interacción. Por ello, su énfasis cultural descansa en una perspectiva constructivista. Los movimientos sociales se entienden como la movilización de un actor colectivo que posee tres rasgos: a) tiene una solidaridad específica en el que se comparte un mutuo reconocimiento de los actores como unidad social; b) comparte un compromiso con un conflicto que enfrenta un adversario por la apropiación y control de algunos recursos que son valorados por ambas partes; c) sus actividades implican una ruptura en el sistema en el que se desarrolla la acción. La propuesta de Melucci invita a pensar que los movimientos sociales son generadores de códigos culturales que actúan de forma alternativa a los códigos dominantes. Así, los movimientos sociales se consideran como sistemas de acción, porque en ellos se expresan intercambios, 7
Para dar respuesta, Tilly propone un conjunto de tesis: “Desde su aparición en el siglo XVIII; los movimientos sociales no sólo han progresado gracias a sus actuaciones individuales, sino gracias también a campañas interactivas […] Los movimientos sociales combinan tres tipos de reivindicaciones: programáticas, identitarias y de posición […] La importancia relativa programáticas identitarias o sobre posición varía significativamente entre un movimiento social y otro, entre un reivindicador y otro en el seno de un mismo movimiento y entre las diferentes fases de cada movimiento […] La democratización fomenta la formación de movimientos sociales; - Los movimientos sociales afirman la soberanía popular […] Comparados con otras formas de política popular más afianzadas a escala local, las dimensiones, vigencia y la eficacia de los movimientos sociales dependen en gran medida del trabajo de emprendedores políticos […] En cuanto los movimientos sociales se enmarcan en un contexto político determinado, los procesos imitativos, la comunicación y la colaboración facilitan su adopción por parte de otros contextos relacionados.” (2010, p. 37-41).
negociaciones y decisiones entre los diferentes actores que producen y enfrentan la movilización y por tanto, sería un error pensar el movimiento social como un ente fijo.
Mirando la noción de espacio a partir de dos casos 4.1. La marcha de gays, lesbianas y trans Pierre Bourdieu (1998), resume las acciones de las organizaciones homosexuales como parte de un movimiento de rebelión contra una forma particular de violencia simbólica, que pone en cuestión el orden simbólico en vigor e instala de manera radical, la cuestión de los fundamentos de este orden y las condiciones de una movilización con logros y en vías de subvertirlo. En el marco de esta sociedad, la lectura que la hegemonía masculina realiza con respecto a los homosexuales, es que estos no tienen un espacio social propio en el que cumplan una función social importante8.
No obstante esta interpretación, sistematizando los alcances que el movimiento homosexual ha logrado en la lucha contra las leyes y las prácticas discriminatorias durante el último siglo, se encuentra: eliminación de la homosexualidad de la lista de las enfermedades psiquiátricas; disposiciones constitucionales que mencionan específicamente la orientación sexual como un derecho; numeroso grupo de países, estados y provincias han abolido la discriminación basada en la orientación sexual o la identidad de género; grupo de países que han legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo, formación de familias y adopción; grupo de países que reconocen el registro legal de parejas del mismo sexo; cambios en la opinión pública y aceptación del desarrollo social; finalmente, aumento del número de empresas privadas, organizaciones internacionales, ONGs, y sindicatos que tomas sus responsabilidades en la exigencia de la protección de los derechos humanos en los grupos LGBT, como su trabajo regular. 8
“La propia expresión “salir del armario” ha `pasado hoy a formar parte del vocabulario común, incluido el de los sectores sociales más reaccionarios y no es raro que un término que se pretendía transgresor (por romper los binarios que la modernidad había impuesto) haya acabado siendo ridiculizado”. (2008, p. 55).
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“La caracterización adscrita en cambio a los homosexuales es la ausencia de un rol funcional y socialmente reconocido. Los homosexuales no sólo entran a formar parte de los mitos sobre el desafío de la naturaleza, sino que además pasan al ámbito de lo «inservible». La ausencia de virilidad les convierte en seres inútiles para un Estado que ha industrializado la guerra y articulado la afirmación nacional a partir de la propia proyección del enemigo exterior. Y lo son también para la propia sociedad, puesto que su incapacidad para procrear impide el reemplazo generacional y la transmisión de la propiedad. Si la mujer es invisible en el Espacio Público, pero central en el espacio privado, las minorías sexuales se verán doblemente expulsadas de uno y otro ámbito” (Vélez, 2008, p. 47)
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Los homosexuales han desarrollado importantes estrategias y repertorios donde el sentido de lugar instrumental es clave para expresar su inconformidad, sus demandas y las exigencias de derechos. Por ejemplo, cuando se analiza uno de los principales repertorios como la marcha gay es sin duda uno de esos que va a dimensionar de manera especial el lugar como espacio estratégico y simbólico. La marcha gay se toma la calle para confrontar una sociedad basada en principios heterosexuales y patriarcales. Mecanismo de expresión no solo social sino también espacial. Todavía, en algunas ciudades en el mundo, la expresión de la homosexualidad, y sobre todo cuando salta a la calle y la luz pública, conlleva a fuertes represiones por parte de las instituciones y agentes del control social, pero también de la sociedad9. Justamente por ser un hecho tan delicado, el conjunto de organizaciones homosexuales se ven obligados a hacer uso de su creatividad a través de la cual, se logren diseñar un conjunto de repertorios y acciones estratégicas que permitan disminuir la distancia frente la sociedad que rechaza en los espacios públicos y sociales. Pierre Bourdieu (1998a) haciendo referencia precisamente a la necesidad que tiene los homosexuales de no mantenerse aislados y valorando el papel de la creatividad y la posesión de un capital cultural importante por parte de los homosexuales, mostraba el ejemplo del movimiento radical Act up en Estados Unidos, definido por Arditi y Hequembourg como una coalición política radical como respuesta a la homofobia y discriminación que suscitó el fenómeno del SIDA en la década de los años 8010. La calle se ha convertido en el mejor escenario espacial para la expresión de la movilización social. Como espacio de flujo es apropiado, propicio y brinda todas las posibilidades para que los problemas se ventilen de forma abierta y directa sobre la comunidad, local o global. La calle es el espacio de lo público y donde el cuerpo del individuo es cuerpo social. Así, la calle es un escenario de conflicto y de consenso. Buena parte de las teorías de la acción colectiva destacan, la calle como el lugar donde se expresan las diferentes formas de protesta social, de movimiento y de revolución. Junto con la plaza, como espacio que permite la concentración y aglomeración de multitudes, la calle es escenario vivo. La importancia de la calle y la plaza como lugar obedece también a la ruptura con una idea generalizada, el auto-encierro del movimiento y la falta de conexión con el mundo que rodea11. 9
El 25 de enero del 2010, el Alcalde de Moscú Yuri Luzhkov, en Rusia pretendía prohibir de manera definitiva los desfiles de la población homosexual en esta ciudad. Y según fuentes periodísticas, el discurso del alcalde tildaba “lacras sociales como la drogadicción y la xenofobia” (El espectador, 25-01-2010). Pierre Bourdieu expresaba: “La marcha del orgullo gay es subversiva en un orden simbólico puro. Pero eso no basta”. (1998a). 10 “Un objetivo central de Act up era la información a heterosexuales y homosexuales sobre los riesgos asociados a prácticas sexuales poco seguras en tiempos del SIDA. La buena acogida de ACT UP entre la población, sirvió como catalizador para que proliferaran programas comunitarios dedicados a la amenaza del SIDA”. (Arditi y Hequembourg, 1999, p. 61). 11 Desde esta perspectiva, autores como Vélez Pelligrini consideran que: “Las minorías sexuales han aparecido ante la mirada de la sociedad bajo dos imágenes. En primer lugar como la de un grupo proclive al autoencierro en espacios acotados y tendentes a la guetización que encontraría su fuente de inspiración en el modelo de organización social norteamericano… en paralelo se ha impuesto una representación de los gays, las lesbianas y los transexuales como individuos solitarios, egocéntricos y narcisistas, carentes de una vida afectiva estable, emocionalmente cambiantes y guiados por la promiscuidad sexual, el desenfreno y el libertinaje” (2008, p. 15).
4.2. Paro de corteros de caña de azúcar y sus lugares. En el Valle del Cauca la primera fase de la transformación hacia la agroindustria azucarera se da entre 1920 – 1935 con el montaje de ingenios e impulsados por la familia Eder, sus herederos son hoy los dueños del ingenio Manuelita (Rojas, 1983). Posteriormente, con el proceso de urbanización e industrialización, cuyo mayor desarrollo se da en la década del setenta, crece uso la tierra hacia el cultivo de la caña, los ingenios empiezan a producir a mayor escala más el azúcar refinada para exportación y consumo interno, es decir se pasó al creciente fenómeno de uso intensivo y extensivo de la tierra, con la desaparición de 12 Para Mauricio Archila, citando el estudio de Carlos Eduardo Román, la primera marcha gay en Colombia se daría el 28 de junio de 1981, no obstante también se considera que la primera marcha homosexual sucedió en 1982 bajo la dirección del intelectual Manuel Velandia (Archila, 2005, p. 213). 13 Para Sidney Tarrow, “la acción colectiva no violenta surgió en el siglo XX como la forma de confrontación más teorizada” (1997, p. 192). La marcha se corresponde a una modalidad de lucha que busca una presencia temporal en un espacio público como la calle y la plaza.
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La comunidad homosexual que ha logrado comprende el poder de la calle, no sólo como espacio que representa la sanción y el control social, sino como espacio donde se puede poner en evidencia y comunicar las problemáticas que afrontan. Desde el 2005, en Cali, se viene expresando la comunidad homosexual local a través de la marcha por la diversidad sexual12. Es interesante que esta marcha presenta como sitio de paso el Centro Comercial Palmeto Plaza reconocido por gays, lesbianas y trans como uno de los lugares de sociabilidad preferidos por los jóvenes y adolescentes homosexuales, así como existen otros en el contexto urbano como la Loma de la Cruz, lugar de reunión de gays, lesbianas y algunos trans los días viernes en horas de la noche, y cuya presencia ha conllevado a fuertes tensiones con comerciantes, policías y vecinos residentes del sector. Una de las características de los movimientos de gays, lesbianas y trans es su ejercicio de la acción colectiva no violenta, creativa y cultural. La no violencia fomenta la participación de más personas en tanto se busca garantizar la protección física de los individuos para potenciar la creatividad. Esta representa, como lo expresa S. Tarrow, un desafío a la Autoridad quien en muchas ocasiones responde con acciones represivas a partir de fuerzas policiales como reacción y confrontación13. La plaza a diferencia del parque es un lugar amplio, homogéneo, abierto y que representa un lugar importante para la actividad política, cultural y social en una ciudad. En ella, las historias de las luchas sociales y sus protestas se avivan como lugar de encuentro y como un hito histórico. No hay ciudad latinoamericana que no contenga plaza. La plaza, el parque y la calle, son escenarios del espacio público que cobran vital importancia para los repertorios de acción colectiva desarrollados por los homosexuales -gays, lesbianas y trans-, en la ciudad. Estos escenarios se han convertido en lugares de expresión a través de los cuales se pretende comunicar y evidenciar al conjunto de la sociedad no solo su existencia, sino también la proclama por la exigencia de derechos fundamentales.
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agricultura parcelaria de municipios como Florida, Pradera, Candelaria, Palmira, Cerrito, Guacarí, principalmente. En tal sentido, el monocultivo de la caña y su industrialización afectó y transformó no solo la economía de la región y para ocupar un lugar importante al PIB de la nación, cambió la propiedad, el uso de la tierra y su vez su estructuración social14. En lo que va corrido de la primera década del siglo XXI, bajo el modelo neoliberal, la expansión agroindustrial se mantiene y se busca poder sostenerse en el mercado globalizado, más exigente y competitivo15, la producción industrial azucarera se ha transformando, modernizándose y con ello también las formas de explotación de la mano de obra, entrando al modelo de tercerización laboral a través de la conformación de las cooperativas de trabajo asociado (CTA) donde sus obreros, especialmente los corteros de caña, son socios y dueños, por la cual se pagan los salarios, prestaciones sociales y otros servicios, se perdió el vínculo directo laboral con los ingenios y el pago se establece por volumen de corte diario y el pago mensual del cortero. Lo que cambio la forma de explotación de mano de obra, sin una intermediación directa entre patrón y obrero dentro del contrato y obligaciones laborales de las dos partes, la relación laboral se modificó e impulsó que poco a poco, más aún en el primer quinquenio acentuar la salarios más bajos y pérdida de garantías laborales, así como servicios de bienestar social de los corteros de caña, como el eslabón primario y más explotado de cadena productiva de la caña, diferente a los empleados y obreros de los ingenios azucareros16. Es este contexto de poder económico y laboral de la agroindustria azucarera se surgió la acción colectiva del paro de corteros de caña, que inicio el 15 de septiembre de 2008 y duró casi los dos meses, en cual se dio con proceso le lento de negaciones entre las partes.17 Y con ella una serie de movilizaciones alrededor del conflicto laboral. El lugar, actores y repertorios en el paro: La expresión del conflicto laboral llevó al bloqueo de las plantas de los ingenios de Manuelita, Providencia, Central Tumaco, Mayagüez, Pichichi, Castilla, María Luisa y Cauca, estos como los principales escenarios de la acción colectiva, fundamentales para la actividad laboral y ejes para máxima expresión de la relación conflictiva. Son los lugares por excelencia en el marco de una forma de protesta social, donde se evidencia también 14 “En 1980 estaban sembradas en caña de azúcar 97.616 hectáreas, cifra que ascendió a 111.879 en 1990 y alcanzó 195.097 en 2005 (Escobar, 2007, p. 43), aproximadamente, a las 200.000 hectáreas en el 2007” (2008, p. 212). 15 “El cambio más grande que hay en Valle, es que la caña acabó con todo, la caña acabo con los cultivos, con las fincas, con la gente pobre, todas las propiedades de la gente pobre se fueron comprando. Por ejemplo Manuelita fue acabando con todo eso, ahora son los dueños de todo y los pobres quedaron por fuera” (Tulio Campo) Tomado de: RIVERA, CARMEN C., NARANJO, LUIS G., DUQUE, ANA M., De María a un Mar de Caña: Imaginarios de naturaleza en la transformación del paisaje Valle Caucano entre 1950 – 1970, 1ª Edición, Universidad Autónoma de Occidente, Cali – Colombia, 2007, Pág.154. 16 “ASOCAÑA reconoce que de 12.467 corteros registrados, solo 2735 son trabajadores directos, mientras 9.732 son “mercerizados” a través de las CTA” Periódico Universitario LA PALABRA, Universidad del Valle, Año 17, Nº 188, Cali, Noviembre, 2008, Pág. 10. 17 Hoy el etanol es un importante derivado del cultivo de caña, y está integrado al mercado del bio- combustible, sin embargo ha generado posibilidades de mayor riqueza a los industriales a costo de encarecimiento del costo de gasolina de los colombianos: “ El gobierno declaró las plantas de etanol como zonas francas especiales, por lo cual solo pagan el 15% de la renta, mientras el resto de os colombianos deben pagos tarifas que llegan al 36%”, Periódico LA PALABRA, Universidad del Valle, Año 17, Nº 188, Cali, Noviembre, 2008, Pág. 11.
el conflicto de clases sociales. También se presentaron manifestaciones y marchas de 3.000 personas principalmente de las esposas e hijos de los corteros18, marchas de los trabajadores de los ingenios reclamando el derecho al trabajo en los distintos municipios en las plazas públicas y vías principales. Los corteros de caña recibieron apoyo de otras organizaciones como CUT, la OIT (también como mediadora), el movimiento indígena del departamento de Cauca. La huelga de los machetes caídos como se les denominó, tenía en su repertorio la expresión de demandas referidas a:
Con el bloqueo de la producción azucarera se genera un efecto mayor e involucrando a más actores durante el tiempo en que se realiza la acción colectiva. Después de los disturbios e intentos fallidos del Ministro de Protección Social de ese entonces, Diego Palacios, posteriormente aparece la mediación del Presidente Álvaro Uribe, que junto con ASOCAÑA, evidencia la contraposición de los intereses económicos entre las partes.21 Al dilatarse la huelga el impacto económico y social fue más fuerte e involucra a más actores sociales, no solo se vieron afectados lo ingresos de los trabajadores vinculados al sector, si no que freno el comercio, la actividad económica del sector comercial y de servicios 18 Esta marcha produjo el bloqueo de vía que conduce a Candelaria, Pradera y Florido, dejo tres heridos, fue reprimida con las fuerzas policiales el 8 de octubre de2008, Tomado de periódico El TIEMPO. Pág. Web El tiempo.com, 9 de Octubre de 2008. 19 “Somos la materia prima de este trabajo”, explica Hermógenes Bueno, uno de los tantos corteros que llegó de Guapi, en el Cauca, para probar suerte en los cañaduzales. Efectivamente, los corteros de caña son la materia prima de su propio trabajo. De la fuerza que le impriman al machete que corta de raíz cada vara de caña depende su ganancia: el pago está directamente relacionado con el pesaje. Sin embargo, nunca están presentes en la báscula, dicen. De sol a sol la labor de estos hombres comienza a las 5 de la mañana. Antes, a eso de las tres, sus mujeres deben levantarse para hacerles el ‘gato’ (comida del día). Desde hace muchos meses ninguna de ellas les ha podido empacar carne, pollo o pescado. Con los cuarenta, cincuenta o cien mil pesos que sus maridos logran semanalmente, “si acaso se puede comer vísceras con arroz”, afirma Luis. Cuando no hay para más, comen arroz con huevo.” Periódico El TIEMPO, pág. Web el tiempo.com; 12 octubre de 2008. 20 Tomado de comunicado de “No hay trabajo decente, ni ingresos decentes para los corteros de caña, comunicado del Sinalcorteros, Central Unitaria de Trabajadores – CUT, Campaña colombiana del trabajo decente y Escuela Nacional del Trabajo” Periódico EL ESPECTADOR, 26 de octubre de 2008, Pág. 56. 21 “Este no es un trabajo de esclavos, más del 88 por ciento de los corteros reciben más de un salario mínimo legal y el 100 por ciento de las cooperativas les respetan los derechos laborales, se le garantiza seguridad social y cumplen con las normas de la OIT. Eso no niega que sea un trabajo físicamente exigente”, dijo el presidente de Asocaña, Luis Fernando Londoño…..La alternativa de mecanización, aunque más rentable para los ingenios, por política social, no se ha querido implementar mientras no se garanticen alternativas de reconversión para los corteros hacia otras actividades” www.eltiempo.com, 3 diciembre de 2008.
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Mayor estabilidad e igualdad laboral de cerca de 10 mil trabajadores de caña, pues bajo la modalidad de CTA no son considerados empleados de los ingenios y se presenta distintos atropellos laborales19. Se estaba pagando al destajo de acuerdo con volumen acumulado en el mes, se descuenta todos los costos parafiscales, quedando su ingreso por debajo del salario mínimo. Mayores beneficios colectivos en términos accesos de vivienda, educación, protección en salud para ellos y sus familias, así como protección en riesgos profesionales. Liberarse de castigo económico (multas) en los días que no laboran bien sea por enfermedad o el estado climático. Mejor compensación pues se trabaja en promedio 26 días a mes, durante 10 a 11 horas diarias y se recibe en promedio $ 580.000 pesos al mes.20
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(como restaurantes, almacenes, entre otros), igualmente el transporte en los municipios de Pradera, Palmira, Florida y Candelaria, solo por mencionar algunos impactos. La Organización interamericana del trabajo, la central de obreros del país, miembros de partidos políticos de izquierda como el Polo democrático, algunos de senadores del mismo partido se hicieron presentes, dieron otro matiz político al conflicto. El apoyo de la familias de los corteros con la manifestación pública evidencia la condición socio económica de las mismas y además se imprime mayor fuerza a la movilización de los corteros y la tensión se torna más intensa, determinante para la negociación.22 Lo anterior muestra un elemento de solidaridad por parte de los sectores ya mencionados y de la ciudadanía en general. En tal sentido, la acción colectiva presenta un efectivo grado de organización palpable en los mecanismos empleados para acción, en el manejo de recursos logísticos, humanos y de comunicación, entre otros, como también en la expresión de liderazgos internos, toma decisiones y vinculación con redes organizadas. Igualmente la capacidad de convocatoria se amplía con en periodo que dura el paro y con los espacios de discusión pública en ámbito local, regional y nacional, muestra apoyo y legitimidad de distinto sectores. Todos estos elementos muestran cierto nivel de autonomía en el manejo de la movilización y su negociación, sin desconocer la relación con las organizaciones sociales e influencia de distintos actores políticos. Posteriormente con las intermediaciones de los actores implicados y la dilatación del paro se inician las negociaciones, es decir, el levantamiento se dio paulatinamente con cada uno de los ingenios, acordando cada punto del pliego de peticiones de manera particular. Así entre el 1 al 15 de noviembre de 2008 se fueron levantando los bloqueos que impedían la producción llegando a los acuerdos, que de forma general estaban orientados a: Mayor valor del pago por tonelada de caña cortada, que implica la posibilidad de un ingreso casi igual a dos salarios mínimos. Implementación del programa de vivienda y educación para las familias de los corteros de caña. Mayores garantías de permanencia en la contratación. Pero, el sistema de tercerización a través de las CTAs continúa siendo la forma de vinculación laboral y relación establecida por la actividad económica que desempeñan.
La relevancia del lugar en el paro de corteros: En la evolución de los hechos, en las diferentes movilizaciones, es decir las diferentes acciones colectivas que en torno al paro de corteros se dio en el último trimestre del 2008 fue fundamenta los lugares utilizados por los diferentes actores para expresar sus demandas y para generar una condiciones de diálogo y negociación entre las partes impli22 Como se observa en testimonio de Francisca Molina, esposa de cortero: “Trabajan todos los días incluyendo domingos, porque sino van los domingos los echan, arrancan desde las 5 de la mañana y no hay horario de llegada…no hemos podido ahorrar porque del sueldo le hacen un descuento, por ropa, transporte, les cobran hasta el machete, al final lo que les queda de salario no alcanza ni para la comida.” Pág. Web Blog Trabajadores corteros de caña, boletín de prensa, 22 de septiembre de 2008.
Se visibilizó la condiciones de explotación en precarias condiciones laborales de la agroindustria azucara en el ámbito regional, nacional e internacional. Se generó un espacio público de discusión de la problemática laboral, no sólo en la región, sino en el país bajo de modelo neoliberal con un fuerte dominio de los grupos de poder económico con alta concentración de riqueza ante una mayoría de población en condición de pobreza. Las distintas organizaciones sociales del sector obrero, pero también otras formas
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cadas en el conflicto. Los lugares en torno a las marchas y ligadas no sólo a los corteros, sino a los actores que apoyaron es paro, son las calles de Pradera, Florida, Palmira y Cali. También la plazas principales de los municipios azucareros, y como se observa en la siguiente fotografía, la plaza principal frente al Palacio de gobierno central en Bogotá, donde líderes del paro, hicieron una toma pacífica y con huelga de hambre para llamar la atención de Estado central y conducir a una negociación. Uno de los lugares fundamentales de la protesta laboral fue la entrada a los ingenios azucareros, donde se bloqueaba la producción azucarera, y obviamente el paro del corte de caña a través de mano de obra. Las entradas de todos los ingenios fueron escenarios de la movilización de los corteros, de la expresión de paro, donde confluyeron actores como organizaciones sindicales, indígenas y comunitarias, pero también movimientos y partidos políticos. También fue el espacio físico definitivo para iniciar un proceso de negociación y posteriormente pactar los acuerdos de levantamiento del paro. Así, el lugar toma relevancia en tanto se constituye el sitio que articula los actores, las formas de acción, el proceso de negociación, son el escenario del conflicto, y por tanto, posee un significado, un sentido, una valoración de orden simbólico no solo para los actores implicados en las acciones colectivas, sino para el conjunto del sociedad, por lo que representan en la vida social de las localidades y de la región, y de manera precisa por la importancia de la sector azucarero y su agroindustria en la ámbito nacional. Es lugar, es el que también le imprime un carácter a la manifestación de la acción colectiva, permite también generar acciones, expresar posturas y una representación de orden político, más allá del conflicto laboral en el marco de un modelo de empresa y modelo económico que lo atañen. Se podría decir, que otra sería la historia si los corteros no se toman las entradas de los ingenios, las calles y las plazas públicas de los municipios azucareros del Valle, Cali como capital del departamento y Bogotá, como centro del poder político del país. Además visibilizó las posibilidades de expresión de la sociedad civil desde la expresividad de las distantes formas de conflicto social. En conclusión, ante el desarrollo de los hechos, la participación de distintos actores sociales y los desarrollos de esta acción colectiva se destacan algunos alcances de la dinámica de la protesta a manera de un balance general después del levantamiento del paro de corteros, como un hecho sin precedentes en la agroindustria azucarera del Valle del Cauca:
de protesta como son los indígenas los apoyaron, generaron un espacio público para la opinión, crear otro escenario para la negociación. Se establecieron unas reglas de juego diferentes, lo que señala un precedente en futuros conflictos del sector, dado el gran número participantes, la amplitud en el tiempo, las millonarias pérdidas económicas y sobre todo el lograr señalar que modelo hace crisis por el impacto social y económico, especialmente a través de la tercerización laboral. Distintos actores políticos, sociales (organizaciones de base, algunas ONG’s,) respaldaron el paro, que muestra cómo a pesar de fragilidad y división social, se generó apoyos, expresiones ciudadanas, que evidencia mayores niveles de organización, convocatoria, movilización de recursos en torno a intereses comunes, que a su vez señala la fuerza misma de la movilización social y los efectos en la relaciones sociales en un contexto de conflicto laboral de una de las principales actividades económicas de la región.
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Conclusiones Comprender la dimensión espacial de la acción colectiva puede conllevar a un conocimiento más amplio de los fenómenos que se enmarcan en ello. Tarea grande tienen los científicos sociales para incluir esta dimensión en sus nuevos aportes. El espacio es una construcción socio-cultural, que se forma históricamente, que es condicionada, pero que además responde a una cierta lógica del sistema de saber-poder, en su contexto social. Absolutamente nada de lo que puede suceder en y con el espacio es gratuito ni se puede explicar como si fuera resultado de un momento de azar. Los individuos que participan como organizadores o activistas de una protesta social y que pretenden realizar una marcha por una calle particular, un bloqueo en un lugar significativo, o una concentración en una agencia del gobierno, no la planean porque si, sino que existen y subyacen lógicas espaciales significativas que hacen del ese escenario objeto de interés. Las marchas no se hacen por cualquier calle, sino por aquellas calles que son significativas para la sociedad, para la comunidad, bien porque son hitos históricos espaciales, sino también porque pueden ser espacios estratégicos y apropiados para su acción colectiva. La plaza de mayo no surgió porque si en las mujeres, sino porque existe un conjunto de determinantes que la hacen ser la plaza de mayo. La geografía de la acción colectiva no es sólo de localización y ubicación, sino una búsqueda del sentido del lugar. De ahí que el movimiento no sólo dinamiza el espacio geográfico, sino también el orden de lo cotidiano. No se trata solamente de entender que la acción colectiva implica localización en un plano, sino que también expresa relaciones sociales de poder, de interacción con los lugares significativos para la sociedad y la comunidad. El lugar es un elemento central en la acción colectiva. La acción colectiva está integrada por la aceleración del tiempo y el movimiento en el espacio que la afectan, la transforman y la convierten en una realidad heterogénea. Desde un punto de
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vista, propiamente geográfico, agregaríamos que esa espacialidad estará dada por los movimientos y dinámicas de desplazamiento de las personas en su vida diaria, de la construcción de lugar y de la capacidad de los seres humanos como seres espaciales de aproximarse, establecer relaciones de co-presencia y laxos de vecindad. De la capacidad para actuar colectivamente. En concordancia con lo anterior, reiteramos, puede expresarse en el lugar, desde donde un acontecimiento local puede trascender a lo global y desde lo global recae nuevamente en lo local con posibles efectos. Las acciones colectivas poseen un contenido espacial necesario de descifrar. Para los movimientos sociales, comprender el sentido del espacio geográfico y el lugar, puede ser de gran ayuda en su tarea. Las lógicas espaciales son lógicas de poder y de estrategias. Comprender, reconocer y explicar los conflictos, los procesos de cambio de la sociedad de hoy, es conocer las distintas acciones colectivas, la dinámica interna, las expresiones de sus actores, los intereses, el cuestionamiento hacia los modelos económicos, formas de poder y de Estado, invitan a develar la lógica de los discursos, las formas de comportamiento colectivo, los recursos utilizados, la organización, e igualmente el lugar donde ocurren los hechos, es decir, el uso del espacio, su importancia en el manejo del conflicto, la transformación del mismo y los efectos que genera. Las acciones colectivas tienen el poder de recuperar el espacio para la gente, para el debate, para la protesta y en general, para la democracia. Las acciones colectivas y los movimientos sociales cuando se expresan en los lugares públicos, le dan sentido al carácter social y político de un país democrático. Evidenciar que la ciudad no solo es la ciudad del consumo, sino la ciudad de los individuos empoderados como actores sociales capaces de constituirse en sujetos políticos y sociales. El lugar público, en palabras de Zygmunt Barman (2002), significa fundamentalmente, la provisión de espacios que la gente puede compartir como persona pública. El lugar que ocupa la protesta social hace de la ciudad algo más allá de la ciudad del consumo. Es decir, describir, interpretar y generar alternativas ante la expresión del conflicto social dado desde las acciones colectivas y movimientos sociales implica hacer un análisis complejo de las distintas interrelaciones que se tejen; es por ello que hemos querido reflexionar en torno al espacio y más que respuestas, se quiere dejar aspectos de reflexión que aporten a la interpretación de la realidad colombiana y en general, a los cambios de la sociedad de actual.
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