LUGARES SAGRADOS, LUGARES DE PODER

LUGARES SAGRADOS, LUGARES DE PODER ion Fortune, al hablar de Glastonbury comparó a esta población con Jerusalén, asegurando de que se trataba del lug

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LUGARES SAGRADOS, LUGARES DE PODER

ion Fortune, al hablar de Glastonbury comparó a esta población con Jerusalén, asegurando de que se trataba del lugar más sagrado de Inglaterra. Después de visitar este lugar varias veces, y de haber recorrido buena parte de Europa, creo sinceramente que se quedó corta en su afirmación. Glastonbury es, de lejos, el lugar más sagrado de toda Europa, acaso quizás del mundo. Un lugar mágico donde las tradiciones y las leyendas se han dado la mano para convertir a esta pequeña, pero importantísima población cercana a Bristol, en el centro del renacimiento del paganismo y capital de la nueva espiritualidad. Son tantas las leyendas que sería imposible relatarlas todas en unas pocas páginas. Dese el origen de las propias

piedras de su abadía, a la tumba del Rey Arturo, pasando por las leyendas del Grial, el Espino Sagrado o María Magdalena, la historia y el mito parecen haberse puesto de acuerdo para hacer de Glastonbury el centro de todos los misterios. Considerada la puerta de Avalon, el mágico reino donde el Rey Arturo aguarda el momento de regresar, recibe miles de peregrinos en busca de inspiración. Pero a Glastonbury nunca se va, se regresa. Todos los que hemos estado allí alguna vez conocemos esa sensación: la sensación de haber regresado a casa. Y todos los viajeros que hemos tenido el honor de pisar aquel sagrado suelo, hemos sentido una fascinación especial hacia Tor, la pequeña colina, coronada hoy por una torre medieval, donde la

tradición ubica la entrada al reino mítico de Avalon, el lugar donde las brumas de este mundo hacen frontera con las realidades sutiles de los mundos invisibles. El nombre céltico del Tor era "Ynys Wydryn" o "Ynys Gutrin" que significa "isla de cristal". Nombre muy apropiado para un lugar único; pues si Glastonbury es el lugar más sagrado, Tor es su corazón, su ombligo, el diafragma desde el que se inspira y espira la atmósfera de sutiles melodías que envuelve a toda la región.

escenario de la ejecución del último abad de Glastonbury. La actual torre es una rehabilitación de la torre dedicada a San Miguel de esta última edificación.

Restos de herramientas neolíticas demuestras que esta pequeña colina ha sido visitada desde los albores mismos de la historia. Existió un fortín del siglo V, el cual fue sustituido por una Iglesia dedicada a San Miguel pero que fue destruida por un terremoto en el siglo XIII. Una segunda iglesia fue construida para reemplazar la anterior en 1360, sobreviviendo hasta la disolución de los monasterios en 1539, siendo el

“Los Antiguos Dioses custodian su suelo,

Cuenta la leyenda que la ubicación en ese lugar de una iglesia dedicada a San Miguel se debió al miedo que sintió un cura al penetrar en el reino mágico de Avalon mientras paseaba – algunos dicen que dormía – en el monte Tor.

Y en su secreto corazón, Wilfred encontró el reino pagano, Sueña, mientras vive separado”.

Una viaja tradición cuenta que el monte estuvo una vez coronado por un círculo de piedras similar al de Stonehenge. No resulta difícil de imaginar algo así.

Desde la distancia, la colina parece una pirámide, pero conforme nos acercamos, se asemeja más a un león rampante, cuyas laderas están horadadas por un sendero en espiral conocido como el Sendero del Peregrino. Al ver el lugar y sentir su energía, uno no puede evitar imaginar a los antiguos druidas ascendiendo hacia un templo megalítico desde el que adorar el nacimiento del sol. La cristianización pudo acabar con aquellas piedras, e intentó ocultar la Puerta al Reino de Avalon con iglesias, pero igual que en otros muchos lugares, bajo una apariencia cristiana, el paganismo sobrevivió hasta revivir con nueva fuerza en nuestros días. San Miguel suele ser representado matando a un dragón. Dragón que no es otra cosa que la representación de la serpiente, o dicho de otra forma, un símbolo de las fuerzas telúricas y la naturaleza. El propio San Miguel no es más que la versión que el cristianismo dominante hizo de otros poderosos seres mucho más antiguos, regentes del elemento fuego.

Los celtas estaban seguros de la existencia de unos ríos de energía que recorrían todo el planeta a los que denominaban wyrens. La mitología medieval recibió esta tradición en la forma de dragón heráldico, o más en concreto serpientes aladas, desarrollando leyendas de estos seres en

los que aparecían como guardianes de tesoros o lugares como ríos, lagos o cuevas. Tanto la brujería como distintas sociedades esotéricas perpetuaron este conocimiento. También la Iglesia utilizó este conocimiento en su favor ubicando sus templos más importantes en los lugares de poder en los que confluían varias de estas líneas de energía o se concentraba de manera especial por la proximidad de otros elementos como fallas tectónicas, aguas subterráneas o lagos. Lograba así un doble objetivo: beneficiarse de las características místicas y espirituales del lugar y usurpar lo que antaño había sido un centro ceremonial pagano. Ya en el siglo XX, Alfred Watkins, un arqueólogo aficionado, publicará Old Straight Track brought, obra de excepcional interés para el estudio de la cuestión. Es en esta obra donde aparece el término usado en la actualidad de Líneas Ley para nombrar estas corrientes energéticas. Por supuesto, la arqueología oficial no aceptó las teorías de Watkins, acusándolas de fantasiosas, pero los movimientos ocultistas vieron en sus investigaciones una explicación coherente a muchas de sus propias creencias. Es desde esta época que, en los círculos ocultistas se empieza a hablar sin

tapujos de la existencia de dos “sistemas circulatorios” en el planeta, y comparándolos al sistema sanguíneo y el sistema linfático. Así, una de las circulaciones sería la representada por las fuerzas telúricas naturales, y una segunda circulación – mucho más sutil – correspondería a la energía electromagnética del planeta, rastreable gracias a la cartografía energética que había propuesto Watkins. También grupos cristianos como los evangelistas sintieron interés por los trabajos de este galés, y pronto desarrollaron importantes mapeos espirituales de todo el planeta. Pronto aparecerían nuevas e interesantes teorías como las líneas Hartman y las líneas Curry, por ejemplo. O los trabajos de científicos como el español José Luis Bardasano, el brasileño Sergio Felipe de Oliveira o el canadiense Michael Persinger, que demuestran la influencia de la información electromagnética ambiental en los fenómenos paranormales. Aún es mucho lo que nos resta por comprender de estas líneas de energía y su influencia en el hombre, pero lo que ya no podemos poner en duda es su existencia y papel determinante en los antiguos cultos paganos. Para los celtas la naturaleza del hombre no era solo biológica, y no me estoy refiriendo a la existencia del alma, sino a la propia naturaleza de nuestra fisiología. Ellos veían al hombre como un ser bioelectromagnético y no solo biológico. Es decir, las energías sutiles del planeta obran tanta influencia en nuestros cuerpos como la alimentación o la hidratación. Incluso se podría ir más lejos al constatar que la carga energética está en todo, siendo entonces tan importantes los alimentos que ingerimos en cuanto a los nutrientes que nos aportan como por su “carga electromagnética”.

Fueron todos estos conocimientos, los

cuales empezamos hoy en día a intentar recuperar, los que hicieron de Glastonbury, y más especialmente de la colina Tor, un lugar de suma importancia para las tradiciones celtas. Pues allí es donde nacería una de las líneas ley más importantes del planeta, la Línea del Dragón.

Esta Línea Ley uniría el Tíbet con los principales centros megalíticos de Europa y tendría en la colina de Tor su nacimiento o vórtice más importante. También es conocida por el nombre de Línea de San Miguel, por la asociación con de esta figura mitológica cristiana con los señores del fuego y la cristianización de las leyendas celtas. Quizás, el nombre más apropiado para esta Línea sea la de la Serpiente. Debemos recordar que para los celtas, todas estas líneas eran identificadas con el reptil, siendo la identificación con el Dragón propia del Medievo. Estamos pues, no ante una línea más, sino ante la Línea, en mayúsculas, ante la corriente más importante del planeta.

Es interesante la comparación con la serpiente, pues esta nos conduce inmediatamente a otra importante serpiente: la Kundalini. Y es justo la misma función que la kundalini tiene para el individuo, la que tradicionalmente se atribuye a la Línea del Dragón en términos planetarios.Si la Kundalini puede elevar al individuo a nuevos estados de conciencia, así la Línea del Dragón podría activar la evolución de la conciencia de todo el planeta. ¿Fueron los megalitos parte de un esfuerzo para activar esta y otras líneas de energía con el propósito de inspirar nuestra evolución como especie? Sería muy osado afirmar que sí. Por muy sugerente que resulte la hipótesis no sabemos con certeza los objetivos que llevaron a nuestros más lejanos antepasados a levantar esos impresionantes complejos megalíticos. Lo que si sabemos, es que eran conscientes del papel de la energía, el Prana para los yoguis, en el ser humano y su correspondencia con las líneas de poder de la tierra, a las cuales, sin lugar a dudas, rindieron culto. Muchos de quienes han acudido a meditar al Tor, hablan de la visión del Dragón. Una serpiente alada de color rojo, que enroscada tres veces en la torre que corona la colina, se despliega ante ellos y alza el vuelo, como recordando la necesidad de “alzar el vuelo” de elevar nuestra conciencia para tener acceso a esas otras dimensiones cuyas puertas coinciden con frecuencia con esos lugares de poder o vórtices de energía que recorren el planeta, y que tienen en la colina Tor su mejor paradigma. Por supuesto, no es la única línea que cruza Glastonbury. De hecho, no faltan quienes consideran que la Línea del Dragón y la Línea de San Miquel son distintas. La primera conectaría Tor y

Glastonbury con los principales centros de poder y la otra uniría en línea recta varias alineaciones del Reino Unido. Destaca el hecho de la existencia de una segunda línea (o tercera, según se mire) conocida como Línea de María o Mary, la cual se cruza en Glastonbery hasta en tres ocasiones con la Línea de San Miguel, siendo una de las razones por la que resulta tan impresionante la energía que desprende todo el entorno.

Aún nos queda mucho por aprender y comprender de los conocimientos que nuestros antepasados tenían de las energías que recorren el planeta. No podemos descartar la aparición de nuevas líneas ni la modificación de los trazados de algunas de las más conocidas. Pero quizás, el mejor aprendizaje sea la experiencia personal de acudir a estos lugares de poder y sentir su esencia. Más allá de los nombres y de las explicaciones más o menos científicas, la experiencia de visitar un lugar sagrado nos permite conectar con más facilidad con la realidad que se oculta tras el velo o maya en el que vivimos y lograr, aunque solo sea durante unos instantes, transcender nuestra naturaleza humana y alcanzar estados más elevados de conciencia. G.J.P.R.

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