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LUIS GARCIA BUSTAMANTE
CUADERNOS DE ARTE
J OSE H IE R R 0
LUIS GARCIA
BUSTAMANTE LA VOCACION TARDIA
ATENEO MADRID 1956
LAS OBRAS REPRODUCIDAS FUERON PRESENTADAS EN LA SALA DE EXPOSICIONES DEL ATENEO DE MADRID, DEL 16 AL 29 DE FEBRERO DE 1956
ESTA COLECCION ESTA PUBLICADA POR LA EDITORA NACIONAL
S este Luis García Bustamante un extraño pintor. De vocación tardía. Autodidacto. Dos rasgos característicos que conviene destacar. Y adrede lo hago al comienzo de estas líneas. Silenciarlos los, no explicaría determinadas peculiaridades de su arte. Reservarlos para el fin, podría parecer truco destinado a desvirtuar los conceptos que con el fin de definirle, no sé escalafonarle, voy a verter aquí, Vocación tardía. El hombre que en medio del camino dantesco inicia una actividad, revela no afición, sino pasión -la llama que alimenta al arte- Vocación tardía es juventud perpetua, indiferencia ante el posible ridículo. Es, sobre todo, necesidad imperiosa de expresarse. Quien ha vivido dilatadamente lleva dentro de sí muchas cosas que, sedimentadas y ordenadas, pugnan por aflorar, Y entonces, casi con seguridad, posee, la suficiente autonomía para decirlas de manera singular. Autodidacto, en este caso, no significa desprecio por las disciplinas escolásticas, sino falta de tiempo y sobra de impaciencia para comenzar a deletrear. Para Luis García Bustamante, el arte ya no puede ser un ejercicio sino un medio de expresión. Se ha visto obligado a aprender un oficio. Uno soto, incompleto, básico, como
E
el inglés de los navegantes, pero mediante el cual puede decir algo de lo que pretendía. Esto, por una parte, limita, Por otra, libra de contaminaciones. Su arte brota impetuosa, virginalmente, todavía no mellado por la costumbre. Este autodidacto que hoy expone por primera vez no es de los que tanto se estilan en pintura (y en poesía,, añadiré, arrimando el ascua a mi sardina); autodidactos por pereza; por mentecatez (son los que consideran enemiga a la perfección); por miedo a ver mermada su personalidad (me refiero a los que no se enfrentan con una estatua Para no amanerarse), sin darse cuenta de que-su personalidad hace tiempo que se perdió entre las páginas' del Skira. Por autodidacto y por "nuevo en esta plaza" de la pintura, Luis García Bustamante es ingenuo y personal Entiendo por ingenuo no el hecho de ser capaz -o de creérselo- de dibujar y pintar como un clásico y adoptar ante el lienzo la alegre torpeza de un niño, sino el-de' dibujar y pintar como un niño y pretender un arte como el del Tiziano. Es ésta, después de todo, una actitud propia de ciertos maestros del arte contemporáneo, Piénsese que éste ha nacido de fracasos geniales, de vocaciones
tardías, de ejemplares torpezas. Es su originalidad: haber sabido estimar lo imperfecto henchido de verdad. Otra cosa, es que los epígonos hayan tomado por sustantivo lo adjetivo El arte moderno está hecho de frustraciones Y no asuste esta afirmación. Recordemos a Gauguín, una vocación tardía; a Van Gogh, soñando con emular a Millet y Delacroix, a quienes copiaba con,humildad de discípulo él, que de tantos había de ser maestro,a Cezanne, torpeza, tenacidad y gracia, queriendo hacer del impresionismo un arte de museo, a la sombra admirable de sus tocayos Poussin y el Veronés. Arte de frustraciones, repito,.de Saulos que iban a Damasco y catan en medio del camino, deslumbrados por la milagrosa verdad. Pero no olvidemos que ellos iban a Damasco y caían involunlaríamente. No eran Pablos prefabricados, que salen con e 1 deliberado propósito de tirarse del caballo con ostentación. Hay en Luis 1 García Bustamante esta misma actitud que hace verdadero su arte. Pienso que el Damasco hacia donde sale-en cada cuadro acaba en la Academia Y esta distancia entre lo qué quiere y lo qué le es posible hacer da a su pintura el aire dé drama personal - de sollo vivo:
el "no sé qué", que diría el Padre Feijoo- que impresiona y encanta. Qué lucha para acercarse al arte soñado ; cuántos fracasos inteligentemente respetados; qué atormentados colores a los que quiere arrancar un imposible secreto, El espectador menos sensible adivina un puente, de lágrimas y sudores, entre lo que hay en el lienzo y- lo que el pintor soñaba que hubiese. Ni una sola voz se' ha posado el pincel o ha barrido la espátula con el fin de epatar al ingenuo o lograr meros efectos decorativos. Lo suyo es la pintura por sí misma, y es penoso que para precisar esto haya yo necesitado divagar tanto. Porque lo que quiere contarnos -actitud que encuadra a García Bustamante en las corrientes estéticas de hoy no es nada anecdótico. No trata de lograr en el lienzo una trasposición de vivencias, de sentimientos, de literatura, en suma. El cuadro es para él un pretexto donde los colores unen sus voces armoniosamente. Un naranja junto a un azul, un amarillo y un verde dando mágicos valores a un violeta, son el punto de partida de sus obras. Las formas vienen después, como un pretexto, una fronda, un refugio para q ue se besen un carmín y un gris, aunque para que eso ocurra sea necesario, a veces, que la composición sí? amotine y los objetos, concebidos como fiel tra
sunto de la realidad, tengan un extraño o maravilloso' acento de invención. El tema va plasmándose, en lucha con la materia hostil y desconocida. Para domar a ésta ha de realizar un trabajo intenso, que va enriqueciendo insospechadamente la calidad, El esfuerzo queda invisible bajo, los colores y el cuadro "es" verdad, porque en su gestación hubo sufrimiento y no frivolidad. Un rasgo más para aprisionar su fisonomía: el fauvismo. Es actitud ciertamente rara en España. Me refiero, al fauvismo verdadero, no a la actitud importada con el propósito de "ponerse al día". El extremismo pictórico deriva entre nosotros hacia el expresionismo, entendida esta palabra con la suficiente amplitud. Las formas se distorsionan, el color se exacerba, presionados por el contenido. Definiendo lo desconocido por lo desconocido, podríamos decir que el expresionismo es el fauvismo del` asunto, como éste el expresionismo de la forma (aunque en ciertas obras sea difícil saber quién engendra a quién). Sí el español es colorista, en general, no suele cargar exclusivamente el acento del cuadro sobre el color. Es. sobre todo, narrador, literario, concreto, retratista por naturaleza. Si acepta que un cuadro, una vez terminado, sea lo que Degas pedía, es a condición de que en su
génesis el artista e haya propuesto dar su visión del caballo o de la mujer desnuda. Luis García Bustamante, repito, prescinde de este núcleo humano o literario inicial y canta con colores delirantes, como un niño, como una sensibilidad en estado salvaje. Y aquí termina mí papel de presentador de este pintor nato ingenuo, personal y brutalmente verdadero. De la calidad de su arte -que estimo magnífico- darán fe los críticos, que son los capacitados para ello, Del futuro de su pintura será el propio pintor quien nos hable, con las obras que aún ha de realizar. Deseemos para él el mismo entusiasmo en cada cuadro, el mismo dolor y la misma sorpresa; deseémosle, sobre todo, que no caiga en la costumbre, en el clisé, La meta debe estar cada día un poco más allá. Y el papel del autodidacto es descubrir cada día la pintura desde una grada más alta que el día anterior.
LAMINAS
I. Flores rojas. FOTOGRAFÍA: BALMES
II. Pueblo ribereño
III. Puertochico
IV. Tiovivo
V. Mesa y flores.
VI. Puente Arce
VII. Barriles
VIII. La jarra
IX. Cabeza de mujer
X. El muelle
Este noveno número de los Cuadernos de Arte del Ateneo de Madrid, se terminó de imprimir en ALTAMIRA Bravo Murillo, 31, Madrid, el día 15 de febrero de
MCMLVI
COLECCION "CUADERNOS DE ARTE" 1. El niño ciego de Vázquez Díaz, por Vicente Aleixandre. 2. La pintura de Alfonso Ramil, por Adriano del Valle. 3. Luis María Saumells, por Vicente Marrero. 4. La Pintura de Ortiz Berrocal, por José María J ove. 5. El escultor José Luis Sánchez, por Angel Ferrant. 6. José María de Labra, pintor, por Miguel Fisac. 7. Vaquero Turcios en sus dibujos, por Luis Felipe Vivanco. 8. Jesús Núñez, aguafortista, por Manuel Sánchez Carnargo. 9. Luis García Bustamante, por José Hierro.
UIS GARCIA BUSTAMANTE nació en Santander. Dedicado por entero a la práctica de su especialidad médicoquirúrgica, no sintió jamás la llamada del arte. Su vocación se reveló de manera casual. En 1950, mie ntras contemplaba a un artista que pintaba un retrato a su esposa sintió deseos de imitarle. Día a día, con una absoluta dedicación, fué elaborando su peculiar técnica. Desde entonces simultanea su arte con su profesión. Ha obtenido medalla de oro en la - exposición realiz en 1952 en la Universidad Internacional Menéndez Pelay de Santander.
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