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LUIS VILLORO
Los grandes momentos del indigenismo en Mexico
LUIS VILLORO
Los grandes momentos del indigenismo en Mexico Esta obra es una de las mas ambiciosas de Luis Villoro (1922). Tuvo su origen en los esfuerzos del. grupo Hiperion, cuyo proposito general era construir una filosofia propiamente americana. Dentro de este marco, Villoro eligio estudiar el pasado y el presente indigena de Mexico y sus representaciones. El mundo indigena nos fue legado a traves de Ia conciencia de quienes se dedicaron a estudiarlo y a informar de el eo su momeoto; el resultado de esta labor proporciona el espacio donde se desplaza Ia pregunta basica de este libro: ";,cuales son los caracteres de Ia conciencia que revela at ser del indio?" 0, en otras palabras: ";,que es Ia conciencia indigenista?" Tres momentos definen un panorama: el primero lo 1tco·n stituye "Ia cosmovision que Espaiia aporta at Nuevo Mundo"; el segundo, "el moderno raciooalismo culminaote eli Ia Ilustracion del siglo xvm y en el 'cientismo' del siglo XIX"; el tercero, "una nueva orieotacioo de preocupacion historica y social que culmina eo el iodigenismo contemporaneo". Asi, transitan por estas paginas Ia persona y Ia obra de Hernan Cortes, fray Bernardino de Sahagun, y Francisco Javier Clavijero, entre otros. El Fondo de Cnltura Economica ha publicado de Luis Villoro El concepto de ideolog(a, El pensamiento moderno y En Mexico, entre lihros. En Ia portada: Cuauhtbrwc ~edivivo (fragmento, 1950), de David Alfaro Siqueiros. Museo Carrillo Gil. (Reproduccion autorizada por el lnstituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.)
El Colegio de Mexico El Colegio Nacional Fondo de Cultura Economica
LUIS VILLORO
Los grandes momentos del indigenismo en Mexico
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EL COLEGIO DE MEXICO EL COLEGIO NACIONAL FONDO DE CULTURA ECONOMICA MEXICO
Primera edici6n (COLMEX), Segunda edici6n (SEP, CIESAS), Tercera edici6n (FC.:E), Segunda reimpresi6n,
1950 1987 1996 1998
Se prohibe la reproducci6n total o parcial de esta obra -incluido el disetlo tipogrctig__Ec_:i,11~,lo\ })..tra relaciilu _corres-pondient~, en_o_!:r_o_~!11...I!'?_ci:ifere~te. Por ejemplo, en el campo de lo sobrenatural, ta! como es conceptuado por una teologia cristiana, el indf~a aparece como "culpable" y se juzga necesaria la "expiacion" de su culpa. Pero la culpa en el terreno religiqso corre~'?.!!,sofia_4e J~J1igoria.iA la primera, en cuanto estudio de las concepciones que sobre la cultura indigena se han expresado e investigacion del tipo de conciencia que da raz6n de ellas. A la segunda en cuanto esas concepciones se revelan transidas de temporalidad. Apuntamos ya como nuestro estudio nos revela una fundamental historicidad en su objeto; la filosofia de la cultura resultar:i fundeda, por tanto. en una fil2.§o!iadeJa bi~tor::ia. -· Pero ambas disciplinas filos6ficas parecen haber forja17
do hasta ahora categorias nacidas de las realidades culturales e hist6ricas a-EPE££ ~e "p~e-
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darse cuando muchas de las infinitas lagunas que dejamos en este estudio se !lenen y sus mwtiples imperfecciones se remedien. Lejos de pretender nosotros una soluci6n definitiva, aspiramos tan solo a desbrozar un poco el camino que a ell a conduzca. Satisfechos estaremo si nuestro ensayo logra encendef en · r' por \ el apa~~ miste:i? de~~~r~,lndi~e~-
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1. Herm1n Cortes
EL REVELADOR DE SECRETOS
Oesde el principio aparece en H_ernan Cortes un afan que lo distingue radicalmente de sus antecesores; no es el conquistador al que, mas mercader que constructor de imperios, solo interesa "rescatar", sacar fruto material de sus conquistas. Cortes se enfrenia .. a.I_·?i..u ... evo. ~ una. exy.Jlna mezda .de .co4quistadoi')~jlA'P~~r,. de
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r~En su ·p __men1. m1S1va nos revela ya este su objeto
inquisidor; escribe su carta "porque vuestras majestades sepan la tierra que es, la gente que la posee, y la manera de su vivir, y el rito y ceremonias, seta o ley que tienen, y el fruto que en ellas vuestras reales altezas podran hacer y de ella podran recibir".' Y esta preocupacion nunca lo abandona. Desde sus primeros pasos, llegado a Coatzacoalcos, propone "no pasar mas adelante hasta saber el secreto de aquel rio" (1:100). lnstado por los indigenas para que regrese replica: "que en ninguna manera el se habria de partir de aquella tierra hasta saber el secreto della" (1:110). Este "saber el secreto" sera como un 1.eitm1 Carias de re/aci6n de la conquista de America, Cana 1 de Cortt!s: 94. En lo sucesivo citaremos anceponiendo el nllmero de la carta, en romanos, al de la p:lgina, en acibigos.
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tiv de todas sus conquistas. P.anu!J._eLcl!lS,J;u;Q!!l}lli§.t:l i!me!iq11a senala unajuga:da decisiva. f\m~ric_a es_ asi un instrumento mas en las mapos de la proyi_d!:ncia; toma en la historia universal el papel que esta le otorga. "Es por cierto cosa de grande admiracion -nos dice Sahagun- que haya nuestro Senor Dias tantos siglos ocultado una selva de tantas generales idolatrfas, cuyos frutos buenos solo el demonio los ha cogido" (1:13). El pueblo americano estaba velado, oculto por la voluntad del Senor, hasta que, por la conquista, se revela. "Tambien se ha sabido por muy cierto, que nuestro Senor Dios (a proposito) ha tenido ocultada esta media parte del mundo hasta nuestros tiempos, que por su divina ordenacion ha tenido por bien de manifestarla a la Iglesia Romana CatoIica." Es, pues, la divina Providencia la que revela al Nuevo Mundo; yen esta revelacion de lo oculto, America entra dentro de los designios divinos abandonando las tinieblas de! pecado y naciendo a la luz de Ia gracia. Tai parece que todo el sentido de la historia americana hubiera sido esperar a que Dios tuviera a bien tomarla en cuenta para sus universales designios. Dios revela a America "con proposito que sean alumbrados de las tinieblas de la idolatria en que han vivido, y sean introducidos en la Iglesia Catolica, e informados en la religion cristiana, y para que a \cancen el reino de los cielos, en la fe de verdaderos cristianos" (III:JO). Al igual que en Hernan Cortes, America cobra vida al revelarse a los ojos europeos. El descubrimiento crea, en cierta forma, la realidad que manifiesta. Pero si en el conquistador ~os ojos mortales que revelan secretos prestan a su objeto tan solo una vida natural, en el misionero cobra America vida sobrenatural ante la mirada de la divinidad. Al volver su graciosa intencion sabre lo que voluntariamente mantuviera escondido, lo que estaba secreto cobra sentido;JQs pueblos ocultos nacen al revelarse a la I_g!.,~ia. Pero este vueko i:reailordeTaiiiStOrla no podrfaser casual. Si con-
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siste fundamentalmente en dar vida sobrenatural a quien carecia de ella, solo Dios puede ser responsable de tamano don. Y si pha Ia historia natu~L!ii!9~ d.A.wih=-.al de~c1-1J2ri[I9_11r1. oiiiJ:ii:i~Qor~~ari!Ji!.so!;i,i:,enatural nace ' aj ..!.te~c:ubrirlo.Di~En..amho.s casos..el.re•relador s.,.,ura, Ie'l_fiertaiorma..camo..'.'.su.ya".la_\i~xrn. .que da a vida- prp, ian_g.ib.Je. en. el .c.QQq11_1'stador_._' suu_·1 y graciosa @R la ivi!l!f!ad,_ L (cfr., por ejemplo, libro II, caps. XXIV-XXX). Danza y canto adquirian a veces gracia singular, ''porque usan diversisimos meneos y muy diversos tonos en el cantar; pero todo muy agraciado y aun muy mistico" y, aiiade Sahagiin con ardor evangelico, "es el bosque de la idolatria que no esci talado" (1:48). En la ret6rica nose cansa fray Bernardino de alabarlos; sus discursos contienen siempre "'primores de la lengua" y "hello estilo"; o bien poseen "maravilloso lenguaje y muy delicadas metaforas y admirables avisos", como dice en alguna ocasi6n (1:489). Movidos por su "ingenio natural y filosofia", crearon los indigenas finas industrias. Los toltecas, "que sabian todos
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los oficios mecanicos, y en todos ellos eran los unicos y primos oficiales" (n:279), enseiiaron sus artes a todas las tribus que posteriormente subieron al Anahuac. Eran los toltecas "sutiles y primorosos en cuanto ellos ponian la mano, que todo era muy bueno, curioso y gracioso, como las casas que hacian muy bellas ... " (n:276). El primor de su arte e industria transmiti6se pronto a otros pueblos indigenas; como sucedi6 con el arte medicinal, en que tanta experiencia y conocimiento tenian (II:278) y que alcanz6 tambien alto grado de precision entre los aztecas (cfr. Iibro XI). No menos excelentes fueron estos pueblos en la arquitectura: Tan colosales parece.nle a Sanagiin sus-obras, queno duda en atribuirlas a aquella misteriosa raza de gigantes que, segun las tradiciones indias, habria poblado la America; maravilla de los templos que hicieron al sol y a la luna "que parecen ser naturales y no lo son; y aun parece ser cosa indecible, asegurar que son edificados a mano, y lo son ciertamente, porque los que Ios hicieron entonces eran gigantes" (II:308). Pero las tribus posteriores no fueron menos que sus legendarios antecesores. Edificaron hermosas ciudades y grandiosos monumentos; tales los cholultecas, que "han tenido la sucesi6n de los romanos y como los romanos edificaron el Capitolio para su fortaleza, asi los cholulanos edificaron a mano aquel promontorio que estajunto a Cholula que es como una sierra o un gran monte, y esci todo lleno de minas o cuevas por dentro" (1:12). Y si Cholula era otra Roma (II:36), Venecia parecia la capital tenochca: "los mexicanos edificaron la ciudad de Mexico que es otra Venecia, y ellos en saber y policia son otros venecianos" (1:13).
Por ultimo, abriase camino su incipiente civilizaci6n gracias a un comercio. ~o_11~ici!'r.pio, sino en tanto .se manifiesta er:i las distin~ efe si no cubre pUdicamente Sahaglln paganas desnudeces con criscianos ropajes, si no presenta a la civilizaci6n mexica discretamente disfrazada a la usanza castdlana, con ta! de introducir dignamence en la historia al huraiio y mio;terioso recien llegado. Pero es este problema que s61o a los especialistas en la materia corresponderfa dilucidar; nosolros nos confesamos incapaces de ta! 1nenester. De cualquier manera, el problema no interesa directamenre a nuestro t-studio. Nos importa destacar la imagen con que el pueblo mexica aparece en SahagUn, corresponda o no esa imagen a la realidad. Es nuestro objeto sacar a luz las caregorias mencales y la perspectiva propia con que el misionero se acerca al pueblo americano, y para ello debemos presentar el mundo indigena ql1e vio y comprendi6 SahagUn cal y como el lo vio y comprendi6. 7
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dad, porque vos solo sois el senor de todos los bienes!" (1:452); y otras veces, pedian experimentar "un poco de vuestra ternura y regalo, y de vuestra dulzura y suavidad" (1:452). Tezcatlipoca no desoia sus ruegos; amparaba a los mortales debajo de sus alas (1:446) y sobre ellos dispensaba sus dones, no constrenido por necesidad o pacto alguno con el hombre, sino "por su sola liberalidad y magnificencia ... que ninguno es digno ni merecedor -le decian- de recibir vuestras larguezas" (1:453). Mas aiin, era la divinidad azteca un dios misericordioso. Esto se desprende, al menos, del clamor del pecador que le suplicaba "apiadaos y tened misericordia" (1:449); o del discurso del satrapa que, hablando de su dios, le dice al pecador "tiene abiertos los brazos, y esti aparejado para abrazarte y para tomarte a cuestas" (1:33). Sahagiin, en su transcripci6n de los discursos, pone en bocas aztecas cierta idea de un dios amparador y protector que vela por sus hijos. Se llega incluso a comparar la acci6n divina a la de un padre cuidadoso, como en aquella oraci6n en que, hablando de sus calamidades, se dirigen al dios, diciendo: "Sea esto castigo como de padre y madre querer prehender a sus hijos tirandolos de las orejas, pellizcandoles en los brazos ... y todo esto se hace para que se enmiende en sus mocedades y ninerias" (1:448). Inmensa distancia separa a su dios del hombre; tanta, que toda atribuci6n de antropomorfismo a la relaci6n del mexica con su dios supremo parece desvanecerse. Decian que el hombre era indigno de verle (1:33) y, al dirigirle sus oraciones, humildemente ponderaban su excelsitud parangonandola con la bajeza y pequenez del hombre. Bien se que estoy en un lugar muy eminente -rezaban en su presencia- y que hablo con una persona de gran majestad, en cuya presencia hay un rio que tiene una barranca profundisima y precisa o tajada; y asi mismo esta en vuestra presencia un resbaladero donde muchos se despeiian, ni
hay quien no yerre delante de V. M., y yo tambien como hombre de poco saber, y muy defectuoso en el hablar atre-
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viendome a dirigir mis palabras delante de V. M., yo mismo me he puesto al peligro de caer en la barranca y sima de este rio (1:454; cfr. tambien 1:484]. Tai se presentaba, en sus oraciones, su gran dios, aquel a quien llegaron a llamar "invisible e incorporeo, iinico" (1:476) y cuyo nombre invocaban en oraciones tan excelsas como esta: "Vivid y reinad para siempre, vos que sois nuestro senor, nuestro abrigo y nuestro amparo, humanisimo, piadosisimo, invisible e impalpable en toda quietud y sosiego" (1:454). Y este era Tezcatlipoca, en quien, segiin Sahagiin, encamara Lucifer; esta era la divinidad cuya despreciable imagen adoraba el id6latra y por cuya culpa se hizo merecedor el mexica de condenacion eterna. Pero si la idea de la divinidad que se desprende de las oraciones transcritas por Sahagiin parece contradecir totalmente su previa interpretacion, la "filosofia moral" de! indio, sus conceptos sobre mundo y vida, ma! podrian acoplarse con un pueblo endemoniado. Creian que todo estaba determinado segiin el consejo divino (1:446, 448). La vida de cada mexica estaba ya prevista y regulada "antes de! principio de! mundo" (1:320); al nacer traia el niiio dispuesta su fortuna (1:321, 415, 473, etc.). Sin embargo, junto a esta universal predestinacion mantenian, inconsecuentemente, cierta idea de libertad (1:473). La fortuna, revelada en el signo de! nacimiento, era vencible y el pecado responsable. Pensaban que los destinos de Dios son ocultos (1:578) y concebian a la divinidad como el ser autonomo por antonomasia, como la libertad absoluta; "todo es suyo -decfan- y todo lo da, y todo viene de su mano, porque ninguno conviene que diga quiero ser esto o quiero tener esta dignidad, porque ninguno escoge lo que quiere; solo dios da lo que gusta, a quien le place, y no tiene necesidad de consejo de nadie sino solo su querer" (1:528). Llegaron asi al concepto de un dios autosuficiente que crea por diversion propia, por espontanea gana de su libre voluntad. "Nosotros los hombres -le decfan- somos vues70
tro espectaculo, y teatro de quien vos os reis y regocijfils" (1:461; cfr. tambien 1:615). Y el hombre, consciente de su naderia, salta en las manos de Tezcatlipoca, el diosjuglar: "porque a todos nosotros nos tiene en el medio de la palma de su mano, y nos esta remeciendo, y somos como bolas y globos redondos en su mano, pues andamos rodando de una parte a otra y le hacemos reir, y se sirve de nosotros cuando giramos de una parte a otra sobre su pal ma" (1:494). Vida a la merced absoluta de un dios todopoderoso, icuan vanos nos aparececin sus goces y sus ansias, cuan fiitil su misma realidad! ,:Quien podni estar seguro de sus bienes, quien de sus dignidades y placeres? Por ventura maiiana u otro dia se enojani dios, pues hace variar las cosas humanas, rige como le parece Ios reinos y seii~
rios. jQuien sabe si le quitar.i el reino que le ha dado, y tambien Ia honra que es propia suya, y de ningiin otro! jQuien sabe si lo desechar.i para que viva en pobreza y en meno~ precio, como en el estiercol; y si por ventura viniere sabre el lo que merecemos todos los hombres, a saber: enfermedad,
ceguera, tullimiento o muerte, y le ponga debajo de sus pies envi:indole al lugar donde hemos de ir todos ... ! (1:505]. Si, todo pasa de presto y se cambia como el sueiio (1:464, sueiio la vida de! niiio (1:619, 623); ilusion nuestro diario penar. Es que el mundo no es patria nuestra, sino tan solo el transito ilusorio hacia la morada del sol; "solamente es tu posada esta casa -recuerda al niiio la anciana-, tu propia tierra otra es" (1:602). Este mundo es valle de aflicciones y lloros, de miserias y trabajos sin cuento (1:532, 611); tanto, que la sabia anciana musita sobre el recien nacido: "plugiese a dios, nieto mio, tamaiiito como estas te llevare para si" (1:621). Tenian ideas penetrantes sobre el pecado y la expiaci6n. Era siempre el primero ofensa realizada contra Dios. La justicia divina velaba, y pensaban que todo hombre seria castigado conforme a sus obras. La muerte, "mensajero de! dios" (1:449, 414), que furtiva caia sobre el descuidado 469);
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mortal, marcaba la hora de la supremajusticia; "entonces serin castigados [los hombres] conforme a sus ohras" (1:449; cfr. tambien 1:474); yen el trance supremo no quedaria sin castigo el pecado oculto, ni sin recompensa la virtud secreta (1:510, 542; II:150). ,:Y que diremos de la confesion y penitencia, entre ellos en boga, que mis de una vez nos relata Sahagun? Cierto que nos aclara que este rito solo lo practicaban en relacion a ciertos pecados (adulterio y embriaguez principalmente) y tan solo la utilizaban para escapar de la pena judicial; pero cierto tambien que todas la caracteristicas de ta! ceremonia -por lo menos ta! y como Sahagiln la describe- nos dan a entender significado mucho mas alto. El pecador se confesaba al dios y solo ante el desnudaba SU alma; de el venian perdon y misericordia. Consideraban al sacerdote ante quien d