LUlSA MURAR0 La alegoría de la lengua materna.' I. la vacaci6n divina Mi discurso empieza con un repentino no saber que deja la mente asombrada. Hay muchas maneras de experimentar el no saber, pero interviene casi siempre un desplazamiento de s i desde un centro imaginari0 en cuyo derredor las cosas se habian colocado a la distancia adecuada formando una hermosa esfera; luego, ocurre algo -una enfermedad o un fracaso, un viaje o una revoluci6n copernicana- y te das cuenta de que no habia esfera. En mi caso, las cosas han ido de otra manera. Estaba leyendo un texto de un filosofo sobre otro fil6sofo: