MAPA DE PETERS (Guió castellà)

MAPA DE PETERS (Guió castellà) ¿Como tenemos que representar el mundo? Hablemos 1. Introducción: la nueva etapa de la mundialización Hace tiempo que

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MAPA DE PETERS (Guió castellà) ¿Como tenemos que representar el mundo? Hablemos

1. Introducción: la nueva etapa de la mundialización

Hace tiempo que se acabó la etapa del colonialismo político y económico clásico, que significó el reparto de todo el nuevo mundo entre las potencias europeas de aquel momento, el espolio directo de los países descubiertos con la apropiación directa de muchas riquezas y el comercio humano a escala internacional. Más tarde se entró en una segunda fase de explotación económica más refinada en qué, coincidiendo con la consolidación industrial de Europa, se compraron materias primas a los nuevos países que se manufacturaban a la metrópoli y que se revendían a precios abusivos a los países poseedores de las materias primas, levantando y profundizando el abismo que los separaba. Finalmente (y perdonadme el simplismo) nos encontramos en una etapa en qué todas estas relaciones se han mundializado, y no sólo las relaciones económicas.

En esta nueva etapa las economías nacionales se integran en un nuevo sistema económico mundial dónde las grandes multinacionales superan de mucho el marco nacional o estatal y tienen un poder inimaginable hace sólo unas décadas. Y no sólo poder económico, que evidentemente lo tienen, sino también poder político, poder de decisión real. Este hecho es bien grave si tenemos en cuenta que no tenemos el menor tipo de control sobre las decisiones que toman y que nos afectan a todos juntos, porque no están sometidas a ningún tipo de control democrático.

Esta mundialización afecta igualmente otros aspectos básicos: las migraciones humanas han aumentado y se han extendido en un ámbito geográfico mucho más amplio, los nuevos medios de transporte han facilitado el movimiento rápido de personas y de mercancías, y las nuevas tecnologías han facilitado enormemente la transmisión de la información y de comunicación, convirtiéndonos en testigos y espectadores a tiempo reales de los diversos acontecimientos mundiales, aunque pasen en la otra punta del planeta.

En este nueve marco, el peso y la influencia de los medios de comunicación es decisivo y esta situación que tiene aspectos positivos, también tiene muchos de negativos: ¿Quién decide que noticias se dan y como se dan?, ¿Qué valores se transmiten como positivos? ¿Qué tipo de vida se preconiza? ¿Cómo se informa de los procesos migratorios actuales que se están produciendo de sur a norte y de oeste a este, a escala planetaria? ¿Cómo se tienen que

comunicar, respetar y convivir las diversas identidades culturales en la era de la mundialización?

Estos son algunos de los retos que nos presentan la nueva situación y el problema es que la información que se nos transmite se refleja siempre en nuestro viejo mundo, en nuestras creencias y en nuestros valores y no se tiene nunca encuentra la diferencia, la diversidad, el derecho a vivir y a desarrollarse de todas las personas y de todas las culturas. En resumen, hay una visión demasiado egocéntrica porque se nos vende que la sociedad occidental es la mejor y, en el fondo, estamos convencidos. Conviene que hagamos un esfuerzo para empezar a cambiar el chip y empezar a pensar que los derechos humanos no sólo afectan a las personas sino que también afectan a las colectividades, a las culturas diferentes, a las religiones diferentes, etc. Para empezar a pensar en todo esto, nos conviene tener claro como es el mundo dónde vivimos todos juntos, como se distribuyen las diversas lenguas, culturas y religiones en cualquier parte del mundo, que peso demográfico tienen, como se reparte la riqueza y la pobreza, dónde y porque se producen conflictos bélicos... y la lista se podría alargar indefinidamente.

Así, pues, nos hemos de ir acostumbrando a pensar a escala planetaria y tenemos que replantearnos la idea que tenemos de nuestro mundo, la viva imagen mental que nos hemos ido haciendo, porque tenemos que ser capaces de pensar globalmente en todo el mundo y de relacionar, juzgar y actuar a partir de la información que nos llega y del modelo al cual queremos llegar. Una herramienta que todos utilizamos y hacemos servir para hacernos nuestro mapa mental y para analizar y estudiar la distribución de diferentes fenómenos es un mapamundi. Como cualquier tema nos tiene que cuestionar el modelo más conocido y nos tenemos que plantear si ya nos está bien así o si hay otros maneras de representar el mundo que no transmitan una imagen tan centrada en nuestro pequeño mundo occidental y europeo. 2. La tierra es redonda: ¿cómo la representamos?

Actualmente todo el mundo sabe que la tierra es una clase de esfera y obviamente la mejor representación que se puede hacer es mediante un globo. El globo terráqueo es la reproducción fiel y exacta del mundo real que sólo altera la dimensión porque la reduce, pero a escala constante, o sea que lo empequeñece todo en la misma proporción. El globo terráqueo mantiene las distancias relativas, los ángulos y las formas, las áreas y las direcciones, es decir, mantiene todas las propiedades de la tierra excepto la medida, pero presenta varios inconvenientes: es un instrumento difícil de reproducir, con una mirada no lo podemos abarcar todo y lo hemos de ir girando, es caro, incómodo, poco manejable y poco reproducible.

Por eso, ya desde hace siglos que la humanidad ha intentado representar la tierra - cuando ya se sabía redonda- en un plano. Es un ejercicio precioso analizar como ha ido evolucionando a lo largo de la historia la representación del mundo: empezando por los conocimientos espectaculares de los griegos y de los romanos a occidente y de los chinos a oriente, los retrocesos de la primera época medieval en qué las representaciones cartográficas respondían más a imposiciones religiosas que no a los conocimientos científicos del momento, los progresos de los árabes, el desarrollo de las cartas náuticas y de los astrolabios - herramientas indispensables para la navegación- y el momento álgido de la producción cartográfica que se desarrolló paralelamente a las grandes expediciones hacia tierras y caminos desconocidos hasta semillas y al proceso de colonización que siguió. Los siglos XV y XVI representan pues el renacimiento de la cartografía en occidente y el descubrimiento de la imprenta ayudó mucho a su popularización y difusión. A partir de entonces, se ha progresado mucho en el conocimiento preciso de nuestro mundo y también han evolucionado mucho las diversas formas de reproducirlo.

Pero tenemos que tener claro al primer envite que representar una superficie que realmente es esférica encima de un plano - aún cuando es una esfera un poco aplastada en los polos por los movimientos de rotación y por la gravedad -, es un ejercicio imposible de resolver sin deformaciones: es matemática y geométricamente imposible y por lo tanto, todos los mapas tienen algún tipo de deformaciones.

El conjunto de procesos que sirven por transformar una superficie esférica en una de llanura es el que se nomina proyección cartográfica y en resumen se concreta en una red ordenada de paralelos y meridianos que se utiliza como base para hacer un mapa encima de un plano. Pero así como un globo sólo altera la medida real de la tierra pero la escala (la proporción de reducción) es constante en todo el globo, no hay ninguna proyección que pueda mantener la escala constante en todo el mapa ni todas las propiedades reales de la tierra. Todas las proyecciones cartográficas alteran la escala y, además, alguna otra de sus propiedades geométricas básicas: la superficie, los ángulos, las distancias o las direcciones. 3. Las proyecciones cartográficas: elementos que ayuden a su elección

Actualmente se conocen un millar largo de proyecciones pero en resumen, podemos decir que según que propiedades se conservan mejor. Hay dos grupos principales de proyecciones:

a) las conformes o ortomórficas que son las que mantienen más los ángulos y por lo tanto, las formas y que son las más correctas para representar movimientos: es el caso de las cartas de navegación marítima y aérea, los mapas meteorológicos, etc.. Las proyecciones de Mercator, la transversal de Mercator, la cónica conforme de Lambert y el estereográfica conforme son las más conocidas de este grupo.

b) las equivalentes que son las que mantienen la relación superficial de los territorios representados y que por lo tanto, permiten la comparación de superficies y son las más indicadas por hacer mapas generales, para comparar áreas, para hacernos una idea correcta del peso de cada región y de la extensión y la distribución de fenómenos humanos, para representar densidades, etc. La proyección sinusoidal, las cónicas equivalentes de Albers y de Lambert, la de Mollweide, la de Eckert, la cuártica polar, la homalografica de Goode y la de Peters son las mas conocidas de este grupo.

Obviamente las propiedades de conformidad y de equivalencia son incompatibles y por lo tanto, los mapas que mantienen los ángulos y las formas, distorsionan las superficies y viceversa. Todavía hay, además, dos propiedades más que hace falta analizar siempre como quedan en las proyecciones: la distancia y la dirección. Tenemos que ser conscientes, pues, que sí trabajamos con un mapa basado en una proyección conforme tendremos una idea bastante aproximada de la forma de los países, regiones y continentes, pero tendremos una visión alterada de su extensión y del peso relativo que representan en el conjunto de la tierra. Esto pasa porqué regiones con una superficie similar quedan representadas con medidas diferentes según dónde estén situadas.

Por lo tanto, no podemos decir que una proyección es la mejor porque no hay ninguna que mantenga todas las propiedades del globo y todas presentan algún tipo de distorsión. Tenemos que ser conscientes, pero, que la elección de una proyección cartográfica no es neutra sino que tiene implicaciones ideológicas porque afecta directamente la idea que nos hacemos del mundo: por lo tanto, vale la pena hablar de dos de las más conocidas, una de cada grupo, y analizarlas. 4. La proyección de Mercator

Una de las primeras proyecciones rigurosas que ya incluyó el nuevo mundo fue creada por Gerardus Mercator (1512-1594), cartógrafo y matemático flamenco que el 1569 ideó una proyección para responder a las necesidades de aquel momento: para poderse orientar

cualquier navegante, marcar las líneas de rumbo correctamente y llegar al destino deseado. Dibujó su mapamundi proyectando todos los puntos del globo terráqueo sobre un cilindro tangente al Ecuador y proyectando después este cilindro a un plano, creando así un mapamundi encima de una superficie plana. La red que le sirve para hacer estas transformaciones representa los meridianos como líneas rectas verticales equidistantes y, en cambio, los paralelos son líneas horizontales que se van separando más conforme se alejan del Ecuador y los polos no se pueden representar porque saldrían representados al infinito. Por lo tanto, sólo conserva la distancia entre dos meridianos encima el Ecuador pero debido a que las líneas que representan los meridianos son rectas y los meridianos reales se van acercando hasta converger a los polos, la distorsión de la escala va aumentando conforme nos alejamos del Ecuador: así, a 60° de latitud norte y sur la e scala ya es doble que la escala del Ecuador y a 80° la escala ha aumentado aproximadamente unas 6 v eces y los polos no se pueden representar: por esto se suele cortar a 80° o 85°. Por esto esta proyección NO tiene una escala uniforme puesto que la misma longitud que se utiliza para el Ecuador, se utiliza para los otros paralelos que, en realidad, son mucho más cortos (ver ilustración 1).

Este inconveniente es, en realidad, la mayor gracia de la proyección de Mercator: cualquier línea recta que una dos puntos A y B en cualquier dirección, es una línea de orientación constante, es realmente la línea de rumbo, la línea ioxodrómica entre estos dos puntos y esto es una herramienta de primer orden para la navegación. La proyección de Mercator es la única conocida que tiene esta característica y por esto se hizo tan famosa entre los navegantes. En cambio, es una proyección que deforma mucho la superficie -exceptúo la franja del Ecuador- y así, las tierras de las latitudes medianas y altas, en especial buena parte de Europa, Groenlandia y Norteamérica aparecen con una superficie proporcionalmente mucho más grande que la que tienen realmente.

Pese a las críticas actuales, la proyección Mercator era una buena proyección si se hubiera utilizado sólo por la finalidad para la cual se había creado: la navegación. El problema es que se ha utilizado para muchas otros cosas y que, de hecho, se ha convertido en el único mapamundi conocido y divulgado durante estos últimos 450 años. Así, no se puede utilizar un mapamundi basado en la proyección de Mercator para representar la distribución geográfica mundial de fenómenos humanos porque deforma mucho la proporción de determinadas regiones: aumenta mucho las que denominamos el primero mundo y en cambio, minimiza mucho el peso real del tercero mundo porqué además de la distorsión de las superficies, desplaza el Ecuador hacia el sur dando mucha más importancia visual al hemisferio norte. Tampoco es un buen mapa para medir distancias ni para hacerse una idea real de la distribución y de la superficies de los océanos ni de la separación real entre las tierras del norte

de América, Asia y Europa que, en realidad, son muy próximas. En cambio, es una buena proyección por representar direcciones: vientos, corrientes marinos, isobaras, etc.

El gran problema que ha habido con esta proyección, pues, es que de hecho ha sido la única en qué se han basado todos los mapamundis que hemos conocido hasta hace pocos años y así, nuestra imagen mental del mundo - sobre todo la de los que ya somos un poco grandes- se ha ido forjando según las distorsiones que esta proyección presenta. Tendríamos que hacer el esfuerzo de consultar otros proyecciones o todavía mejor, el globo terráqueo directamente, para ir modificando estas falsas percepciones que todos tenemos interiorizadas a nivel mental y que casi todas hacen referencia a la verdadera dimensión de varias regiones y a su peso real en el conjunto de la tierra. Más tarde hablaremos y veremos algunos ejemplos. 5. La proyección de Peters

Arno Peters (1916), historiador y publicista alemán, publicó el 1974 un mapamundi con el fin de corregir las distorsiones habituales de las superficies y, además, queriendo mantener la fidelidad del eje norte- sur y la fidelidad de la posición real respeto del Ecuador para brindar una buena orientación. Él también desarrolló su proyección, como Mercator, partiendo de un cilindro pero utilizando un cilindro secante que intersecciona el globo por dos paralelos de referencia que son los puntos a 45° de latitud norte y sur. De spués también desarrolló una red ortogonal en la cual los paralelos y los meridianos son líneas horizontales y verticales respectivamente (ved ilustración 2).

Con esta proyección equivalente consiguió que cualquier región geográfica (continente, región, océano, etc.) ocupe proporcionalmente la misma superficie que ocupa en el mundo real y así se puede comparar la extensión de cada zona. También consiguió transmitir el peso real de los dos hemisferios porque situó el Ecuador justo en mitad de su mapa y, además, pudo representar toda la tierra, incluidas las tierras polares, dando así el peso exacto de la Antártida que a menudo no se representaba. Pero como ya hemos dicho, esto implica deformaciones en los ángulos y por lo tanto, en las formas. La proyección de Peters respeta bastante las formas de las zonas templadas, que son las más densamente pobladas, pero la zona ecuatorial y los territorios comprendidos entre los paralelos situados a 60° y los polos presentan distorsiones importantes de forma. Estas distorsiones de forma en el mapa son el precio inevitable de mantener la equivalencia de la superficie pero más tarde, Peters publicó un atlas de todo el mundo a la misma escala (PETERS, Arno. Atlas del mundo. Barcelona: Vicens Vives, 1991) dónde al representar el mundo en pequeñas secciones, corrigió las distorsiones de las regiones polares y ecuatorial, inevitables en un mapamundi.

La proyección de Peters es un intento de superar la proyección de Mercator para representar el mundo de una manera más real con relación a la dimensión de cada país, región o continente. Pero hace falta dejar claro que no es ni el primero, ni el único ni el último intento. Ya hemos dicho que actualmente se conocen un millar largo de proyecciones: muchas se hicieron para conseguir la propiedad de la equivalencia (ver alguna en la ilustración 3) y todavía se continúa trabajando para conseguir otras proyecciones que respeten la proporción de las superficies pero que no deformen tanto los ángulos y las formas.

Es un buen ejercicio comparar nuestra percepción mental de la medida de varias regiones e irlas contrastando después con las medidas reales, observándolas directamente encima de un globo y encima de mapas hechos a partir de diferentes proyecciones. Sí hacemos la prueba nos podemos llevar verdaderas sorpresas. Hay un montón de ejemplos válidos (ver las ilustraciones 4 y 5) pero ahora destacamos algunos para que podáis empezar a hacer la prueba:

Europa tiene aproximadamente la mitad de la superficie de América del Sur. África es más grande que la antigua Unión Soviética y que Norteamérica. Groenlandia es ocho veces más pequeña que América del Sur. México es un poco más grande que Alaska y semejante a Groenlandia. La India es tres veces más grande que Escandinavia. Groenlandia es casi la mitad que la península arábiga. Madagascar es 5'5 veces más grande que Islandia y es aproximadamente como Francia. 6. Y para terminar...

Hemos podido constatar que cada vez más necesitamos tener una imagen del mundo para poder analizar todos los fenómenos dependientes que pasan a escala planetaria. Hemos visto diferentes maneras de representar nuestro mundo y los problemas y ventajas de cada una y hemos evidenciado que la única representación que no deforma ninguna de las propiedades de la tierra es el globo terráqueo. Haría falta potenciar, pues, el uso habitual del globo para acostumbrarnos a tener una percepción exacta y fiel de nuestro mundo y para asumir mentalmente las dimensiones de cada país, región, continente y océano, la distancia real entre sitios próximos que en un mapa nos aparecen muy separados, la lógica de muchas rutas aéreas que sí sólo las miramos encima de un mapa no las entendemos, etc.

El hecho de utilizar habitualmente el globo también nos ayudará a recordar que en toda representación cartográfica hay muchas convenciones que no dejan de ser esto, convenciones, por más que haga siglos que se utilizan. Una de las más conocidas es la orientación de los mapas que desde hace siglos se convino que, si no se especificaba de otra manera, el norte se situaría a la parte superior de los mapas. Pero es perfectamente correcto orientarlos de otra manera siempre y cuando se indique y, sólo por citar un ejemplo, la mayoría de los planos de la ciudad de Barcelona que se editan no sitúan el norte en la parte superior del mapa sino a la derecha un poco sesgada y así, el mar queda en la parte inferior del plano cuando realmente casi es al este. También son correctos algunos mapas que ahora se editan girando la tierra y poniendo el norte en la parte inferior del mapa, siempre y cuando lo indiquen, y de hecho nos ayudan a ver el mundo de otro modo.

Otra convención que el globo nos ayudará a modificar es la viva imagen eurocéntrica de los mapamundis editados a Europa y que son los que normalmente conocemos, pero recordemos que los mapamundis editados en América sitúan el continente americano en el centro del mapa (ver ilustración 6) y que los editados en Asia hacen lo mismo con su continente. Si nos acostumbramos a trabajar con el globo seremos conscientes de que nadie está en el centro de nada y que en todo caso, sólo podemos decir que Asia está al este de Europa, Europa está al este de América, etc.

Pero como que también tenemos que trabajar con un mapa por los diversos motivos ya expuestos, tenemos que conocer las ventajas y los inconvenientes de cada uno, nos tendríamos que acostumbrar a trabajar con más de uno y analizar como cambian las diversas propiedades en uno y en el otro y finalmente, tendríamos que escoger en cada momento el más adecuado a las finalidades que en aquel momento queremos lograr.

En este contexto, si buscamos una nueva imagen geográfica del mundo que respete la igualdad de todos los pueblas, que refleje la verdadera importancia de los pueblos del norte y del sur, si queremos representar los fenómenos humanos a escala planetaria respetando el peso de cada país, pueblo, cultura o religión, la elección del mapa de Peters es una buena opción porque devuelve a cada país y a cada región su dimensión real, aun cuando siempre tenemos que tener presente las deformaciones que como toda proyección presenta. De hecho, varios organismos de las Naciones Unidas como Unicef, Unidep, etc. han pedido que se utilice esta proyección para hacer mapas temáticos humanos por este motivo.

Nos tenemos que acostumbrar a la lectura crítica de la información que nos llega y todos, instituciones y personas, tendríamos que potenciar el uso de herramientas que sean válidas

para extender la conciencia que todos somos diferentes pero que esta diferencia es una riqueza en ella misma y que nadie, ni ninguna persona, ni ningún pueblo, ni ninguna cultura, ni ninguna religión tiene ningún derecho a sentirse superior a los otros. El respeto mutuo y la aceptación abierta de las diferencias es el único camino que nos puede llevar a una solidaridad real entre las personas y los pueblos y a trabajar por un nuevo mundo más justo y más solidario

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