MAPUCHES, LA GENTE DE LA TIERRA

MAPUCHES, “LA GENTE DE LA TIERRA” Los mapuches, “la gente de la tierra” en mapudungún, son uno de los pueblos más castigados de América Latina a la pa

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MAPUCHES, “LA GENTE DE LA TIERRA” Los mapuches, “la gente de la tierra” en mapudungún, son uno de los pueblos más castigados de América Latina a la par que de los más luchadores. El pueblo mapuche proviene en su mayoría de un conjunto de cuatro tribus amerindias hermanadas entre sí. Tribus ancestrales, precolombinas, coetáneas en tiempo y en espacio al Imperio Inca: los picunches al norte, los huiliches al sur, los puelches al este y los pehuenches al oeste. Actualmente se encuentran presentes en Chile y en Argentina. En la vertiente chilena habitan en Santiago pero también en la Araucanía, en la Región del Biobío, en la Región de los Lagos y en la Región de los Ríos. En la parte argentina los mapuches viven en las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut. Todavía no se ha llevado a cabo una cuantificación fidedigna sobre cuántos mapuches hay hoy en el mundo. Diversas organizaciones pro derechos humanos estiman que existen en Chile entre 800.000 y 1.500.000 mapuches, mientras que en Argentina los sitúan en torno a las 300.000 personas. Esto difiere mucho de las cifras oficiales que defienden los gobiernos chileno y argentino. El Censo de Chile de 2002 registró 604.349 mapuches mientras que la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas 2004-2005 de Argentina cifró a la población mapuche de su territorio en casi 105.000 personas. Voces críticas con las estimaciones oficiales sugieren un intencionado genocidio estadístico que tiene por objetivo rebajar la verdadera representatividad del pueblo mapuche. Cultura y territorio En sus orígenes los mapuches eran cazadores nómadas y pescadores. También poseían rebaños de ovejas. Con el tiempo empezaron a trabajar la tierra, pero no por esto dejaron de ser nómadas: en vez de hacer la rotación de cultivos se marchaban en busca de otra tierra para así dejar descansar la anterior. Algunos siguen viviendo en comunas asentadas en el entorno rural, otros (la mayoría) se han ido progresivamente urbanizando. En lo referente a su patrimonio cultural pueden presumir de una riquísima herencia. Poseen abundantes características diferenciadoras en su vestimenta, música, danza, religión, ritos, leyendas, y en fin, una cosmología propia. Aunque por un lado los mapuches conocen y hablan a la perfección el castellano por el otro atesoran un idioma propio, el mapudungún, considerado por los lingüistas como una lengua aislada. De hecho “mapuche” es un vocablo procedente del mapudungún, donde “mapu” significa “tierra” y “che” significa “gente”. Los mapuches son, por tanto, “gente de la tierra”.

Esta identificación de origen explica su defensa a ultranza de los vínculos que mantienen con el territorio donde siempre han habitado; forma parte de su identidad. Desde la Asociación en Defensa de los Pueblos Amenazados (GFBV) calcula que de las 30 millones de hectáreas originarias quedan hoy solamente 250.000 para los mapuches; o lo que es lo mismo, la práctica totalidad (el 87% del total) de las áreas que antiguamente les pertenecían les ha sido progresivamente expropiada.

Los mapuches en el pasado Los mapuches, al contrario que sus vecinos los incas, resistieron firmemente la conquista española. Aquellos que vivían bajo la influencia inca cayeron con la colonización de los Andes. Sin embargo los asentamientos del sur fueron capaces de hacer frente a las fuerzas invasoras desde su llegada a los Andes (1536) hasta la proclamación de la independencia de Chile (1810) en un conflicto armado que se conoce como la Larga Guerra del Arauco. El pueblo mapuche y el nuevo Estado de Chile firman en 1825 acuerdos en los que se fija la frontera entre ambos territorios en el río Bío-Bío. Ya en aquellos acuerdos el Wallmapu, es decir, el territorio mapuche, quedaba muy menguado. No obstante Chile decidió invadirlo en 1884, lo que se conoce oficialmente como Pacificación de la Araucanía. La posterior Guerra del Pacífico consiguió dar fin al conflicto armado entre el Estado y los mapuches. Durante la etapa de la República Parlamentaria (1891-1925) y de la República Presidencial (1925-1973) el pueblo mapuche centró sus reclamaciones políticas en la toma simbólica de tierras. La más famosa y masiva fue quizá “el Cautinazo”, que abarcó

una amplia porción de la provincia de Cautín, en la región de la Araucanía. En esta época surgieron numerosas asociaciones mapuches, y algunas de ellas fueron tenidas en cuenta en la política nacional chilena, especialmente durante el trienio de Allende. La reforma agraria de Allende provocará un rápido aceleramiento del proceso de recuperación de tierras, que se verá interrumpido con el golpe de Estado. En la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990) la visibilidad del pueblo mapuche desaparece casi por completo. Se refleja en primer lugar en la frase pronunciada por el dictador en 1979. "Ya no existen mapuches porque todos somos chilenos". El concepto de indígena se hace desaparecer a golpe de ley, lo que equivale a una aniquilación legal de entre el 5 y el 10% de la sociedad chilena. En segundo lugar el Decreto Ley 2675 elimina la propiedad comunal de la tierra como figura jurídica. A partir de ahí las empresas interesadas en la adquisición de terreno mapuche lo tienen más fácil para comprar: dejan de lidiar con una población unida, que toma decisiones de manera comunitaria y que se opone siempre a la venta o cesión, para pasar a ejercer presiones y ofrecer grandes sumas de dinero a particulares. Los mapuches en la actualidad La dictadura chilena trajo consigo la imposición de un modelo económico de corte neoliberal radical. Pinochet se valió del asesoramiento de varios discípulos de Milton Friedman, fundador del neocapitalismo, para recortar buena parte del gasto público y privatizar la práctica totalidad de las empresas estatales. Es un modelo económico que todavía se está aplicando, y cuyos efectos más nocivos los sufren los territorios habitados actualmente por los mapuches. La presencia y expansión de empresas transnacionales en territorio mapuche cuenta con el visto bueno del Gobierno central. El caso más conocido es quizá el de la Central Ralco, un conjunto de 6 embalses hidroeléctricos que la hispano-italiana Endesa ha construido en la cuenca del río Bío-Bío. Por un lado ha forzado la diáspora de las comunidades mapuches Quepuca y Lepoy y por otro ha anegado unas 3.500 hectáreas de bosque nativo virgen de alta diversidad. El documental de Manel Mayol ‘Apaga y vámonos’, del año 2005 trata precisamente sobre la más que deficiente gestión política de Chile en el caso de la central Ralco. Es quizá el testimonio audiovisual más fiel sobre cómo la élite dirigente favorece los intereses extranjeros en la región por encima de la defensa de sus propios ciudadanos, los mapuches. Se hace necesario señalar que la cinta de Mayol, a pesar de haber sido presentada en más de 50 festivales internacionales de cine y de haber ganado 7 premios, tardó 4 años en estrenarse en Chile. Por supuesto el de la Central Ralco no es un caso aislado. La mayoría de las agresiones a los mapuches son a la vez agresiones al medioambiente provocadas por la presencia de diversas empresas madereras e hidroeléctricas.

FILIAL Forestal Millalemu Miminco Bosques Arauco Forestal Arauco Forestal Cholguán Forestal Celco Forestal Alto Paraná Tornagaleones Central Ralco

GRUPO Terranova

SECTOR Tala de bosques

PROPIETARIO Schmidheiny (suizo)

CMPC Arauco

Tala de bosques Tala de bosques

Matte (chileno) Angelini (italochileno)

Arauco

Tala de bosques

Angelini

Arauco

Tala de bosques

Angelini

Arauco Arauco

Tala de bosques Tala de bosques

Angelini Angelini

MASISA Endesa

Tala de bosques Presa hidroeléctrica

Schmidheiny Gobierno italiano

Las 9 empresas que más han atentado contra la integridad territorial de las comunidades mapuches (Fuente: Elaboración propia) Organizaciones sociales En abril de 2005 nace un partido político, Wallmapuwen, en la ciudad de Temuco. Dos años más tarde se inscribe en el servicio electoral chileno, convirtiéndose en la primera formación política creada por y para los mapuches. A día de hoy todavía no goza del reconocimiento oficial de las autoridades estatales. Sin embargo Wallmapuwen permanece en contacto constante con otros partidos nacionalistas europeos como el Bloque Nacionalista Galego (Galicia, España), el Sinn Féin (Irlanda), el Plaid (Gales, Inglaterra) o la Union Démocratique Bretonne (Bretaña, Francia) entre otros. El Consejo de Todas las Tierras (Aukiñ Wallmapu Ngulam en mapudungún) es sin duda la asociación más importante en la defensa de los derechos del pueblo mapuche en Chile. Nace en 1990, en el mismo año en que Pinochet cede el mando a Patricio Aylwin y se inaugura la transición a la democracia. El Aukiñ propicia la creación de la bandera mapuche un año después, en 1991. Su líder actual es desde su fundación, el histórico werkén Aucán Huilcamán. Otra agrupación similar es la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), fundada en 1998. Al igual que el Aukiñ, esta asociación reivindica la dignidad del pueblo mapuche, pero incorporando una perspectiva política autonomista. Se diferencia de la anterior en un mayor activismo a pie de calle. La Coordinadora es la promotora intelectual de las tomas simbólicas de tierra que han llevado a la cárcel a numerosos activistas. Paralelo al Aukiñ, además, opera la Coordinación de Identidades Territoriales Mapuche, que se encarga de mantener el contacto con los mapuches de la vertiente argentina con el fin de reforzar la conciencia nacional de este pueblo y armonizar con ellos las

acciones reivindicativas que se van a llevar a cabo. Eugenia Calquín es la portavoz más activa de esta asociación. Eugenia es conocida principalmente por su intensa labor en el extranjero y en organizaciones supranacionales como la ONU. Es la portavoz del pueblo mapuche que más se deja escuchar en el ámbito internacional. Ya en una entrevista realizada en 2005 Calquín resumió las principales reivindicaciones de los mapuches chilenos: el reconocimiento en la Constitución de un Estado plurinacional, la redacción de una ley indígena y la concesión de mayor autonomía y autogobierno para su pueblo. En este sentido, dentro de la lucha para el logro de estos objetivos y la protección de su pueblo y sus territorios, activistas mapuches han protagonizado sonadas huelgas de hambre en los últimos años, la última en este año 2011. La huelga de hambre que los activistas chilenos Héctor Llaitul, José Huenuche, Ramón Llanquileo y Jonathan Huillical comenzaron el 15 de marzo de 2011, recluidos en la cárcel de Angol (Araucanía) en aplicación de la Ley Antiterrorista de 1986 (promulgada en tiempos de Pinochet) concluyó el pasado 9 de junio, tras 73 días sin comer. Dicho cese fue fruto de una mesa de negociación en la que estuvieron presentes familiares, portavoces de los huelguistas, la dirección del Instituto Nacional de los Derechos Humanos, un miembro del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el Obispo Auxiliar de Concepción y un Comisión Nacional de la Pastoral Indígena Zona Sur. En dicho encuentro se logró crear una Comisión Permanente por los Derechos del Pueblo Mapuche, que trabajará para «reformar la Ley Antiterrorista respetando las normas internacionales». Una noticia esperanzadora. El futuro de los mapuches está en juego. Y con ello también la protección de la humanidad y del planeta.

Informe realizado por PAZ CON DIGNIDAD ILLES BALLEARS

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