“Me sorprenda el amor de Cristo”

En esta entrevista, cuatro consagradas comparten con nosotras su larga experiencia de la espiritualidad del Movimiento: las gracias, las luchas, los gozos y los frutos. Guadalupe Magaña Luna y Margarita Estrada formaron parte del primer grupo, consagradas en Irlanda en 1969. Luz Elena Mijares fue consagrada en 1975 y Rocío Caballero en 1991. Les demos las gracias por abrirnos el corazón y permitamos que el Espíritu nos hable a través de sus palabras sencillas y profundas. Guadalupe Magaña Luna (1969)

¿Qué aspecto de la espiritualidad del Movimiento resuena dentro de ti profundamente o que te ha enriquecido personalmente? La atrayente y armoniosa personalidad de Jesucristo me robó el corazón, me entusiasmó y entusiasmó, me impulsó a hacer de Él mi único y supremo amor. Es el aspecto que me hizo vibrar intensamente en el interior y que me llevó a escuchar su invitación a ser toda de Él, sólo de Él. Quería y quiero conocerle cada vez más y más tanto por el estudio pero sobre todo por su amor a mí, en mi pequeñez, en mi miseria. Me sorprendo, admiro y agradezco lo que ha hecho y hace por mí. La pregunta que frecuentemente escuché en aquellos primero años: si Tú haces esto por mí, si tú me amas así, yo ¿qué puedo hacer por ti? ¿Cómo puedo manifestarte mi amor? Y, andando el tiempo la pregunta es ¿cómo puedo crecer en amor a Ti y a todos los que tú amas? El que Cristo me fue presentado como modelo a imitar, como el centro de mis aspiraciones, como el criterio que dirija mis pasos, fue reforzar lo que desde la cuna había conocido. El amor, la devoción a la Santísima Virgen, madre de Cristo y madre mía que también la familia inculcó en mí, fue siendo cada vez más profundo y abriéndose el campo para conocerla más íntimamente, para imitarla.

El amor a la Iglesia, la adhesión al vicario de Cristo y el estar pendiente de su palabra, también lo traía desde la familia y se ha acrecentado con el mayor conocimiento y vivencia de este principio. La vida sacramental teniendo como centro la Eucaristía, ha sido y es el sostén de mi existencia. El mandamiento nuevo del Señor meta muy elevada y tarea, como todo lo anterior, a trabajar momento a momento pero con esa total confianza en el Dios todopoderoso en quien creo y a quien me confío sabiendo que es Padre misericordioso que “nunca se cansa de perdonar” (Papa Francisco). Lo que digo antes que viví en mi familia, fue muy gozoso el empezar a escuchar y conocer que estaba bien mi familia al haberme enseñado transmitido esa vivencia, ahora me introducía en un sendero en el que estaba recibiendo las razones que fundamentaban lo que mis padres me habían enseñado. ¿Qué aspectos has tenido que luchar para poder ir abrazando lo anterior? En primer lugar soy consciente de que en esta “aventura a lo divino” en que me ha introducido Jesucristo, para que alcance la meta anhelada, tengo que luchar con ese temperamento fuerte, apasionado, muy emotivo y, también, con manifestaciones de primariedad y en ocasiones de fuerte secundariedad. Trabajarme para no reprimir, si para encauzar y lograr ser “señora de mí misma”, es la lucha de todos los días: caídas y levantadas pero sin perder de vista el Ideal que me ilumina, me entusiasma, me impulsa a seguir adelante. Sería malagradecida con Quien tanto me ama y con los instrumentos que ha venido poniendo en mi camino, si no reconociera que si hay frutos. Aunque experimento la impulsividad en momentos que me llevaría a reaccionar a la primera, tengo “entrenamiento” para detenerme y con la jaculatoria “Jesús manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo”, me detengo y lo mismo cuando la emotividad quiere desbordarse, tengo más control. ¿Cuáles medios o prácticas de vida espiritual te han ayudado a encontrar a Cristo y su voluntad en la vida diaria? La oración especialmente hecha diálogo, contemplación (aprendiendo día a día a) la vida de vida eucarística no sólo la Celebración Eucarística y la comunión, también los ratos de adoración, las visitas eucarísticas… la Sagrada Escritura orada; los actos de piedad que vivimos es ya un modo de vida pero el buscar hacerlos con amor y, algo que yo me digo, estrenarlos día a día, estrenar mi vocación día a día. Pido constantemente el aumento de mi fe, el conocer la voluntad de Dios y, desde luego, pido ayuda a quienes la representan. En ocasiones la naturaleza rechina, pero el amor triunfa, gracias a Dios. Al inicio de mi vida espiritual recibí este consejo que no lo he tratado de no echarlo en saco roto: enamórate de Jesucristo y yo pregunté ¿cómo se hace esto? Los actos de piedad, el horario, indicaciones de tu Directora son expresiones de la voluntad de Dios, ámale en cada uno de ellos. Amale en cada una de tus compañeras (así es como nos decíamos al inicio) sirviendo sin esperar recompensa y alegre y escuchando al Maestro que me dice: “si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no da fruto”.

Me seguiría aconsejando hoy día: ahondar en estas certezas que me han sostenido y sostiene y he de seguir siendo realista, este tiempo es de peregrinación, de lucha, hay que vivirlo con entusiasmo y firme esperanza de llegar poseer y a dejarme poseer por Quien me ama infinitamente.

Margarita Estrada (1969)

¿Qué aspecto de la espiritualidad del Movimiento resuena dentro de ti profundamente o que te ha enriquecido personalmente? “Quiero seguirte así siempre” fue un deseo profundo que brotó de mi corazón juvenil al contemplar la imagen del Señor de la Misericordia, en una procesión para pedir la lluvia. (Esta imagen de Cristo crucificado se venera en su santuario en Tepatitlán, Jal.). Hacía poco tiempo que había muerto mi padre de una manera repentina. Contemplando su cuerpo inerte, Dios me mostró la cortedad de una vida que yo consideraba muy hermosa, en aquel momento sentí el llamado definitivo de hacer algo que trascendiera mi pequeña existencia…mi corazón se volcó hacia Jesucristo Eucaristía con el ardor de un joven e inexperto corazón. Como si Cristo me hubiera tomado de la mano me llevó a un Movimiento que le tenía a Él como Centro, Criterio y Modelo de su espiritualidad, de la vida y acción de todos sus miembros. De esa manera y desde hace casi 47 años sigo en pos de él crucificado haciéndose vida aquel deseo profundo de mi corazón: “quiero seguirte así siempre...” Durante estos largos años Él me ha concedido la gracia de hacer realidad mi deseo conduciéndome por caminos de sufrimiento, de dolor (combinados con momentos de profunda alegría) en la fundación de la vida consagrada en el Regnum Christi y después en este proceso de renovación que seguimos atravesando. Las bases en el amor a Jesucristo

que viví desde pequeña se consolidaron y profundizaron en el Movimiento, dando sentido y peso a toda mi vida. Dentro de su plan de amor hubo una gran prueba en la obediencia y sólo por Él, por su amor pude superarla, con una respuesta que ha influido mi vida para siempre: “Sólo por Cristo, sólo por Él acepto”, y por la salvación de las almas, que es una de mis grandes motivaciones. El seguimiento de Cristo, el amor a Él, el deseo de poseerlo un día, de amarlo hasta el final y para siempre siguen iluminando mis pasos en este atardecer de la vida, teniendo la seguridad de que el camino en el R.C. seguirá acercándome a Él, a su intimidad.

Luz Elena Mijares (1975)

¿Qué aspecto de la espiritualidad del Movimiento resuena dentro de ti profundamente o que te ha enriquecido personalmente? En general la espiritualidad del Movimiento siempre ha resonado dentro de mí profundamente: yo vengo de una familia católica practicante, en donde íbamos a misa diario cuando se podía y rezábamos el rosario todos los días en familia. Al conocer la espiritualidad del Movimiento fue encontrarme en familia y saber que esta me ayudaría a crecer más en mi vida espiritual. Recuerdo mis primeros encuentros con Cristo dirigidos por el P. Gregorio López L.C.; fue una experiencia que me ayudó mucho a conocer con más profundidad el Evangelio, a encontrarme con un Cristo cercano, que me invitaba a hacer un cambio de vida e imitarle. Los triduos a los que nos invitaba el P. Gregorio desde los 13 o 14 años eran un verdadero encuentro con Jesucristo y con María. El silencio que se nos pedía ayudaba mucho para el encuentro personal con Cristo. Las lecturas en el comedor durante el desayuno, comidas y cenas, que por lo general eran lecturas de vidas de santos, te invitaban a querer ser como el santo que nos leía. Todo esto que yo viví en la formación

que el Padre Gregorio nos fue dando, empezando con los triduos, fue despertando en mí ese deseo de seguir formándome espiritualmente. Después fue ya el inició de los grupos de señoritas del Reino, el P. Gregorio era el todólogo nos dirigía el encuentro con Cristo, círculos de estudio, retiros, etc. Me ayudó mucho a mi formación, a mi crecimiento espiritual y especialmente en mi relación con Cristo, con la Virgen, y de la manera más suave fue madurando mi vocación a la vida consagrada. ¿Qué medios o prácticas de la vida espiritual te han ayudado a encontrar a Cristo y su voluntad en la vida diaria? Doy gracias a Dios por todos los medios de vida espiritual que me han ayudado en mi vida consagrada a siempre a crecer cada día en mi relación con Jesucristo. Si tuviera que escoger algunos, la hora de oración por las mañanas me ayuda muchísimo y pienso que rinde más que tener media hora en la mañana y otra media hora por la tarde. La lectura espiritual es algo que me enriquece mucho. Ahora que la podemos hacer una hora por semana en un día se aprovecha más y el fruto es mayor. Si pudieras volver atrás en el tiempo y darte a ti misma un consejo con respecto a la vida espiritual, ¿cuál sería? O qué es un buen consejo que alguien te dio al inicio de tu vida espiritual? Algún consejo que me dieron y que me seguía dando toda mi vida: lo primero en mi vocación para poder llevar a Cristo a los demás es esa oración bien hecha, en intimidad con Jesucristo, conocerle, amarle cada día más para poder llevarlo a donde vaya y especialmente a mi vida de comunidad y de apostolado. Dice un dicho: “Nadie puede dar lo que no tiene,” y si en nuestra vida no le damos esa importancia a nuestra vida espiritual, unida a nuestra vida de comunidad, ¿qué vamos a dar a fuera? Algo que siempre me ha ayudado y mantenido en mi fidelidad a mi vocación es nunca aflojar, ni darme vacaciones en mi relaciones con Cristo, con María y con el Espíritu Santo, por lo tanto nunca dejar de hacer ningún acto de piedad, que son los que me fortalecen mi vida espiritual y me llevan a crecer en mi intimidad con Jesucristo. Además de todo esto es ser siempre muy abierta y sincera con mis directores, mi directora espiritual, en confesión y conmigo misma.

Rocío Caballero (1991)

¿Qué aspecto de la espiritualidad del Movimiento resuena dentro de ti profundamente o que te ha enriquecido personalmente? Lo que más resuena en mí es el amor personal, íntimo y apasionado a Jesucristo. Centrar mi corazón y mi alma en El, dialogar de manera íntima, natural, espontánea. Escucharle, adorarle, bendecirle, darle gracias, decirle muchas jaculatorias al día, pedirle que me siga enamorando cada vez más y más, seguir siendo cada vez más Suya. ¿Has tenido que luchar especialmente algún aspecto? El aspecto que tuve que luchar para abrazar más, sobre todo a raíz de nuestra crisis institucional, ha sido el de la confianza. Los frutos que ha dado los veo muy palpables, porque para mí optar por la confianza significa amar. Prefiero volver a sentir la decepción o desilusión de las personas que no confiar. Porque si no confío, no amo. Y si no amo, no puedo vivir; perdería mi verdadera identidad de mujer, y de mujer consagrada. Tengo la experiencia de que esta actitud Dios la bendice, y aunque la confianza es un riesgo, y el amor también es un riesgo, ¡merece la pena! Porque vamos aprendiendo a vivir cada vez más arraigados fuertemente en Dios, y con una gran libertad de espíritu, aunque suframos. ¿Qué medios o prácticas de la vida espiritual te han ayudado a encontrar a Cristo y su voluntad en la vida diaria? Un medio importante ha sido la oración personal de cada día. Dedicar una hora diaria a la meditación. Ahí, en el silencio, en la paz, en el diálogo íntimo y personal con Cristo, escuchándole, y otras veces simplemente contemplándole, estando ahí con El, he ido descubriendo su querer y su Voluntad en la vida diaria. El habla en la conciencia claramente. Otro medio has sido la dirección espiritual. Abrir mi alma con confianza a mi director espiritual y exponer todo mi mundo interior y mi conciencia me ha ayudado mucho a descubrir la Voluntad de Dios.

Otros medios concretos han sido: la lectura espiritual, la adoración ante el Santísimo, dialogar con la Virgen María y tener una actitud filial con Ella, el saber leer la Voluntad de Dios en las circunstancias y acontecimientos de la vida diaria. Si pudieras volver atrás en el tiempo y darte a ti misma un consejo con respecto a la vida espiritual, ¿cuál sería? O qué es un buen consejo que alguien te dio al inicio de tu vida espiritual? Ser muy fiel a las inspiraciones del Espíritu Santo. Estar atenta y a la escucha de los reclamos interiores del Espíritu Santo en mi alma y en mi conciencia, y no dejar espacio entre lo que Él me dice, y mi respuesta; es decir, tratar de no resistirme, sino corresponder rápido para que no se cuele el demonio con sus artimañas, ¡sino que siempre gane la gracias de Dios!