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MEDIACIÓN PROFESORA - PADRE Intervienen: § § § §
Marina: Profesora mediadora Félix: Padre mediador Carmen: Profesora en conflicto Eduardo: Padre en conflicto
Premediación con la profesora Marina: Hola, Carmen. Te he llamado porque ha hablado conmigo el jefe de estudios del Instituto y me ha dicho que has tenido un problema con una niña de tu clase. Por lo visto, ha habido un problemilla también con el padre, que vino a hablar con ellos, y tu te has sentido un poco mal; por eso nos propusieron la mediación y tú aceptaste. No sé si tú conoces en qué consiste este proceso. Carmen: A mí me gustaría que tú me lo explicaras, por favor. Marina: ¿No conoces a nadie ni ningún caso en que haya intervenido alguna persona para resolver un problema? Carmen: No. Marina: Bueno, pues yo te voy a explicar un poquito para que tú sepas lo que es y si estás de acuerdo, seguimos adelante. La mediación es una manera de resolver conflictos entre varias partes o dos personas, de forma que sean ellas mismas las que propongan las soluciones para resolver este conflicto. Después se comprometen a una serie de cosas; se revisan luego, para ver si se han cumplido los acuerdos; y si es así, pues normalmente se suelen resolver los conflictos; y además es un sistema que permite restablecer las relaciones personales. Carmen: ¿Cuántos vamos a estar?. Marina: En la mediación suele haber uno o dos mediadores; en nuestro caso, vamos a estar dos mediadores, que será una madre1, como mediadora del equipo de mediación del Instituto, y también estaré yo, como profesora mediadora. Como el problema es entre un padre y tú, que eres una profesora del Instituto, pues hemos pensado que el equipo de mediadores serían una madre y una profesora. Estaríamos los cuatro, y cuando nos juntemos expondréis vosotros el problema, qué es lo que ha pasado, pasaremos a analizarlo, y después tendréis el momento de proponer soluciones. Carmen: ¿Cuánto tiempo tendremos para ello? Marina: Normalmente la mediación tiene una serie de reglas que incluyen también el tiempo que se va a dedicar. 1
La “madre mediadora” prevista no pudo asistir a la grabación, por lo que se sustituyó por un “padre mediador” (Ambos participantes en el curso).
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Dejamos que las personas hablen para exponer el problema, intentando respetar a la otra persona, hablarlo tranquilamente, exponer lo que ha pasado; y cada uno tiene un tiempo para exponer su punto de vista, que suele ser de 2 ó 3 minutos. Pero, si hace falta, volveremos a dar la palabra, y cada uno tendrá oportunidad de exponer su punto de vista y aclararlo para que todos lo entendamos, sobre todo la otra persona que forma parte del conflicto. A mí me parece muy positivo, porque podréis restablecer las relaciones, ya que, como nos queda mucho tiempo de curso, verás a esa alumna y seguramente tendrás oportunidad de hablar con ella y con el padre en otras ocasiones y así tendréis una relación normal. Carmen: Sí, eso espero. Marina: También te tengo que decir que tenemos que ponernos en lugar de la otra persona, y ser comprensivos. Porque nosotros tenemos un punto de vista y la otra persona tiene otro punto de vista, lo ha visto de otra manera. Porque por lo que me han dicho, el padre ha visto las cosas de otra manera. Hay que escucharlos y entender lo que nos quieren decir. ¿crees que lo podrás hacer? Carmen: Sí, lo voy a intentar. Marina: Pues cuéntame tu punto de vista sobre el problema que ocurrió el otro día, aunque luego tendremos la oportunidad de que también lo expliques a las otras personas en la mediación. Carmen: Estoy realmente fatal. Es una cosa que no suele ocurrir, pero ha ocurrido ya dos veces. Cuando supe que este padre vino aquí y comenzó a dar voces en Jefatura de estudios, me quedé muy mal, pues me pareció que este padre y la niña tienen un talante muy parecido, y eso me dejó muy mal. Lo que ocurrió es que una mañana, María comenzó a hablar sobre que olía muy mal en clase, abrió las ventanas e hizo referencia a una joven que se llama Valeria, y es sudamericana; y eso lo escucharon los demás compañeros. Yo envié una amonestación a la Jefatura de estudios, esperando que su padre supiera su comportamiento, porque al principio yo la vi bastante provocadora. Pero Jefatura de estudios no tramitó la amonestación, sin decírmelo; y yo sin saber esto, simplemente espero que el padre venga a hablar conmigo. Una semana después, María habló sobre Valeria otra vez, la llamó negra y sucia, y entonces mandé otra amonestación a Jefatura de estudios, para que este padre lo supiera, y ahora viene este padre de esta manera, dando voces, dudando de mí y de mi palabra. No lo entiendo…, yo entiendo que no supiera de la primera advertencia, de lo que pasaba con su hija, pero de ahí a decir que estoy mintiendo… Marina: Entonces, lo que me estás diciendo es que ya tuviste un primer problema con esta niña, Maria. Un día dijo que olía mal, abrió las ventanas y se dirigió a Valeria como si fuera ella la que olía mal; mirándola a ella, la acusaba directamente. Tú hiciste una amonestación en Jefatura de estudios, esperando que se lo comunicasen a sus padres, pero pasó el tiempo y no hicieron nada, y ahora ha surgido una segunda ocasión en la que María directamente se dirigió a Valeria, llamándola sucia y negra, insultándola, con una actitud intimidatoria.
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Y entonces tú has realizado otra amonestación a Jefatura de estudios, se han puesto en contacto con el padre, y el padre ha venido a protestar como si fuera la primera vez que ha ocurrido. Carmen: Sí. Marina: Y tú ¿cómo crees que debería solucionarse el problema? Carmen: Yo quiero ver lo que plantea este padre porque de la manera que vino..., me deja seriamente preocupada, no me parece que quiera solucionar muchas cosas. Marina: Entonces, tú crees que él ha venido a pedir cuentas de tu amonestación, que está poniendo en duda tu palabra. Carmen: Sí. Marina: Pues igual que me lo estás contando a mí, cuando llegue el momento de la mediación tendrás oportunidad de exponerlo delante de él y de la madre mediadora, y escucharemos también lo que tiene que decir él. Nosotros seremos imparciales, no tomaremos partido. Él expondrá su punto de vista, y como te he dicho antes, tenéis que respetaros mutuamente, sin decir palabras ofensivas, escuchándoos, para ver si al final llegáis a algún acuerdo. Carmen: Sí, ¡ojalá!. Marina: Muy bien. Ahora hablaré yo con la madre mediadora para concretar el día, aunque, si te parece bien, el jueves a la una, tenemos un momento en el que podemos llevar a cabo la mediación, ¿te viene bien?. Carmen: Sí. Marina: De acuerdo, pues aquí nos vemos.
Premediación con el padre Félix: Buenos días. Ella es Marina, una profesora del Instituto y yo soy Félix, padre de un alumno, y formamos parte del equipo de mediación del centro. Eduardo: Buenos días. Yo soy el padre de María, Eduardo. Félix: El objeto de esta reunión es comunicarle a usted que, debido al conflicto entre su hija y una profesora de la misma; a través de la Jefatura de estudios del centro se ha planteado la posibilidad de realizar una mediación para solventar de forma amistosa y beneficiosa para todas las partes, la situación que se ha producido. Marina: ¿Usted conocía lo que es una mediación? Eduardo: Sí, lo conozco, porque el día que estuve en Jefatura, el jefe de estudios me informó de lo que era este proceso, y me dijo que si venía voluntariamente y si estaba preparado para admitir la mediación, y dije que sí. Marina: O sea, que usted está dispuesto a participar. Nosotros estamos aquí para llevar el proceso de mediación, que lo bueno que tiene es que usted podrá restablecer
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las relaciones con la profesora de su hija; porque nos queda mucho tiempo de curso y tendrán que hablar, y la niña con la profesora también, por lo que si llegamos a un acuerdo, será una ventaja para ustedes. Eduardo: Sí, de acuerdo. Marina: Cuando hagamos la mediación estaremos presentes los mismos mediadores que estamos aquí y también la profesora implicada. La mediación tiene una serie de reglas que hay que respetar. Usted tendrá oportunidad de exponer el problema y la profesora también; cada uno tendrá un tiempo para exponer su punto de vista, dos o tres minutos. Daremos turno de palabra para que tengan oportunidad de expresar todo aquello que crean conveniente. Procuraremos respetar a la otra persona, no utilizar palabras ofensivas y tratar de ponernos en su lugar, intentando comprender cómo enfoca el problema desde su punto de vista. Eduardo: Muy bien, de acuerdo. Félix: Lo que se persigue es intentar llegar a una solución, a un acuerdo común, que resuelva el conflicto de una forma satisfactoria para ambas partes, y restaure la convivencia que debemos tener todos los que formamos parte de la Comunidad Educativa. Marina: Y ahora, cuéntenos su punto de vista sobre el problema. Eduardo: Voy a contar detalladamente lo que ocurrió. Hace unos días, el jueves, recibí una carta de Jefatura de estudios sobre mi hija, y en ella la amonestaban por unos hechos que ocurrieron en clase de matemáticas, con la profesora de matemáticas, Carmen. Mi hija insultó a una compañera, llamada Valeria, llamándola sucia y negra. Rápidamente la profesora intervino, le llamo la atención y le puso una amonestación. Entonces yo me encuentro enfadado, enormemente enfadado y contrariado al ver lo que ha hecho. Tomó una postura tan rápidamente, tan radical. Pasados unos días hablé con el jefe de estudios, y le expuse que estaba descontento con lo que había hecho la profesora; y además, dudo que mi hija haya insultado a su compañera. Yo creo que mi hija no ha dicho esas palabras, y es posible que la profesora “la tenga tomada” con mi hija. Para tomar tan rápidamente esa decisión… no sé qué ha pasado. Marina: O sea, según estamos entendiendo, en realidad el problema es que usted cree que, en una sola ocasión su hija ha dicho algo negativo a esta chica de su clase, Valeria, la ha llamado negra y sucia, y la profesora enseguida ha puesto una amonestación y se lo ha comunicado a usted. Eduardo: Sí, me llegó una carta de amonestación de su profesora Carmen. Marina: Entonces usted duda si esto fue así o… Eduardo: Dudo, porque a lo mejor ha sido un malentendido, puede ser que la profesora haya escuchado mal, pues mi hija no creo que haya dicho esas palabras.
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Marina: Bien, ya nos ha contado un poco lo que piensa sobre esto; si a usted le viene bien, este jueves a la una puede venir al Instituto y podemos llevar a cabo la mediación, Eduardo: Sí, me parece perfecto. Marina: Entonces el jueves a la una nos vemos. Gracias. Eduardo: De acuerdo. Gracias.
Mediación Marina: Vamos a comenzar la mediación. Primero nos vamos a presentar para conocernos un poquito. Aquí está Carmen, profesora de matemáticas del Instituto; tenemos a Félix, que es el padre del equipo de mediación. Y usted, creo que se llama... Eduardo: Soy Eduardo, el padre de María. Buenos días. Marina: Buenos días. Es que no hemos tenido mucha oportunidad de conocernos, me parece que no ha venido mucho por el Instituto.... Y ahora, si os parece, vamos a empezar con la mediación. Félix: El objetivo que se persigue es buscar, de forma voluntaria por las partes, una solución al conflicto que se ha planteado. Se persigue buscar una solución que sea aceptable por ambas partes para poner fin a esta situación que altera la convivencia de la Comunidad Educativa. Nuestro objetivo es aunar voluntades, permaneciendo neutrales, y que ambas partes tengan ocasión de exponer lo que crean oportuno. Marina: Bien, ¿estáis de acuerdo con los mediadores que van a llevar a cabo la mediación? Carmen y Eduardo: Sí, de acuerdo. Marina: Bien, ahora veremos las reglas que van a guiar este proceso. Félix: La mediación tiene una serie de reglas muy sencillas. Cada uno expone su punto de vista sobre la situación, correctamente, con respeto a la otra persona, teniendo en cuenta que es un planteamiento totalmente confidencial. Si no tienen inconveniente, podemos tomar alguna nota _que luego destruiremos en su presencia_, simplemente para formar un esquema de sus respectivas opiniones y circunstancias a considerar ante los hechos. Marina: Nosotros somos imparciales, neutrales, no tomaremos partido por uno ni por otro. Lo que pretendemos es que seáis vosotros los que habléis y expongáis vuestro punto de vista y lleguéis a un acuerdo. Después tomaremos nota de este acuerdo y vosotros lo firmaréis con el fin de que se cumpla. En vuestro caso, como sois personas adultas, quizás no haga falta esta firma, pero se hace para darle la importancia que realmente tiene. Es encontrar una solución y cumplirla.
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Finalmente intentaremos realizar una revisión para ver si se están cum pliendo estos acuerdos o si necesitamos retomar el tema. Ahora pasamos a que cada uno exponga su punto de vista. Tenéis dos o tres minutos cada uno para hablar. Empieza tú, Eduardo, si te parece bien. Eduardo: Voy a contar lo ocurrido. Hace unos días, el jueves, recibí una carta de Jefatura de estudios en la cual amonestaban a mi hija. Decía que se habían producido _en clase de Carmen, en matemáticas_, unos hechos en los que mi hija insultaba a su compañera latinoamericana, Valeria, llamándola sucia y negra. Entonces Carmen, rápidamente intervino, llamó la atención a María y subió a Jefatura de estudios a poner una amonestación. Pasado un tiempo, voy a Jefatura de estudios y le digo que me explique lo ocurrido. Allí manifiesto mis dudas sobre el hecho de que mi hija haya dicho esas palabras a su compañera. Creo que mi hija tiene amistad conmigo, nos conocemos bien, y yo sé que no me puede mentir. Por eso dudo de la veracidad de los hechos y estoy muy ofendido. Puede ser que Carmen haya malinterpretado sus palabras, o las escuchó mal, pero tomar una decisión así, tan radical, no lo veo muy adecuado. Yo creo que mi hija no ha dicho esas palabras. Marina: Carmen, cuando quieras, nos das tu punto de vista. Carmen: Esta ha sido la segunda ocasión en que María falta al respeto a Valeria. He hecho una amonestación anterior a ésta, y era porque Maria había dicho que estaba oliendo mal y que abriéramos la ventana, dirigiéndose a Valeria, que a su vez se quedó cortada, con vergüenza. No sé por qué la Jefatura de estudios no le ha enviado a usted la primera amonestación. Ya la hice por considerar muy grave lo que María comentó; y la segunda vez que ocurrió, esta semana anterior, María le dice a Valeria directamente negra y sucia. Yo consideré que era importante que el responsable supiera lo que estaba pasando porque ella ha reincidido. Marina: Resumiendo: Eduardo, si no te he entendido mal, has dicho que te han llamado de Jefatura de estudios para decirte que a tu hija le han puesto una amonestación porque, a una com pañera de su clase, la había llamado “negra y sucia” y tú crees que no es así, que tu hija no es capaz de decir esas palabras. Eduardo: No, a mí no me han llamado, me han mandado una carta; y yo dudo que mi hija haya dicho esos insultos a una compañera. Yo me llevo muy bien con ella y creo que ante su padre no miente. Puede ser que Carmen la esté malinterpretando. Yo vengo contrariado, a comprobar la veracidad de lo que ha ocurrido en clase.
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Marina: Carmen, tú dices que no es la primera vez que María “se mete” con Valeria, ya hubo una vez que dijo que olía mal, acusando directamente a Valeria, incluso pidió que se abrieran las ventanas. Tú hiciste una amonestación y la enviaste a Jefatura de estudios, pero no sabes por qué no se ha cursado esa amonestación. Carmen: Sí, así es. Marina: Pero en esta segunda ocasión, en la que ya ha insultado a la niña directamente, has vuelto a poner otra amonestación por reincidencia. Carmen: Así es. Marina: ¿Queréis aclarar algo más? Eduardo: Yo solo tengo conocimiento de esta amonestación que recibí por carta, yo no conozco la primera amonestación. Es verdad que he venido poco al instituto. Es la primera vez que vengo porque...tengo mi trabajo. Marina: Quizás deberías estar más pendiente del comportamiento de tu hija. Deberías pasarte alguna vez por el Instituto. Tampoco es necesario que llamemos a la primera amonestación porque los padres tendrían que estar mas pendientes de los hijos. ¿Quieres añadir alguna cosa más? Eduardo: Sí, reconozco que es la primera vez que vengo al Instituto y lamento lo ocurrido. Pero quiero que sepa Carmen que yo no tengo conocimiento de la primera amonestación, solamente de esta segunda. Me encuentro contrariado y ofendido, porque así de esa forma, sin consultar con nadie, poner una amonestación... , yo no lo veo muy claro. Marina: ¿Algo más? Eduardo: No. Marina: Carmen, ¿quieres añadir algo más? Carmen: Sí, sé que es una situación bastante difícil y sobre todo porque los demás compañeros de María y Valeria, lo han escuchado. Yo puedo decir que estoy cumpliendo las reglas del Instituto. Envié la amonestación a Jefatura de estudios comunicándoles lo que había pasado para que ellos la encaminaran. Y me siento tranquila en ese aspecto; dada la gravedad de lo que sucedió, yo actué de acuerdo a las reglas del Instituto. Félix: Creo, Eduardo, que lo que te ha molestado ha sido que no crees que tu hija haya hecho esto; dudas que haya ocurrido así, y crees que Carmen ha podido cometer un error en la percepción de lo sucedido.
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Eduardo: Dudo de la veracidad de lo ocurrido, pero es que, además, ahora es común entre los adolescentes llamarse de esa manera. Tampoco lo veo muy grave. Es posible..., pero ahora me gustaría saber qué vamos a hacer sobre este hecho. Creo que Carmen tomó una medida muy radical. Me podía haber llamado por teléfono y haberme dicho que viniera al Instituto. Yo hubiera venido, los dos hubiéramos hablado un poquito y se habría tomado una medida de acuerdo con los padres; pero sin decir nada, ponerle una amonestación a mi hija... Félix: A ti, Carmen, lo que te molesta es que se pueda poner en duda tu forma de actuar, bien sea porque te has precipitado, o bien porque le hayas adjudicado a María algo que no ha hecho. Carmen: Esto ha ocurrido, esto es un hecho. A veces, Eduardo, los hijos hacen cosas cuando están lejos de los padres, y tiene que haber una persona que sea responsable, _por los derechos de los demás_, que es mi papel como profesora. Si hubiera ocurrido con otro alumno o alumna, mi actuación habría sido la misma. Entonces, tal vez hay que ir a la raíz, a Jefatura de estudios por no haber enviado la primera amonestación. También está la sensación tuya de que podría haber actuado de otra manera. Yo no sabía nada tampoco. Yo me imaginaba que no habías venido porque no habías querido. Entonces, al reincidir María, decidí mandar la otra amonestación, para que supieras lo que estaba pasando y pudiéramos resolverlo. Eduardo: Es verdad que he venido poco al Instituto, pero conocimiento de la primera amonestación no he tenido, Carmen, de verdad que no he tenido. Y nada más recibir la segunda, he venido, porque es un hecho que me preocupa, y estoy un poco ofendido por la decisión. Marina: Tú manifiestas estar ofendido por esta amonestación, que consideras injusta, pero ¿como crees que se siente Carmen? Eduardo: Creo que Carmen se siente igual que yo de ofendida o a lo mejor más. Porque ella no solamente ha tenido que llamar la atención a mi hija María, sino que ahora mismo, nuestra relación está deteriorada. Yo creo que tiene una actitud diferente a la que yo pensaba; también está ofendida porque Jefatura de estudios no ha cursado la primera amonestación. Si Jefatura hubiera cursado esa amonestación, yo hubiera venido. Comprendo que se sienta mal, y creo que habrá que llegar a un final porque ella se debe de sentir cada vez peor, al igual que yo. Hay que buscar una solución a esto porque así no podemos estar. Si se alarga esta situación, no sé donde vamos a llegar. No lo veo claro. Marina: Carmen, y tú, ¿cómo crees que se siente Eduardo? Carmen: Yo creo que él se siente mal, como yo, porque es una situación incómoda, difícil. Pero no estoy en contra de la hija de Eduardo ni de él mismo. Simplemente quiero aclarar la situación, que él sepa lo que ocurre e investigue, incluso, lo que pasa con María para que ella tenga ese comportamiento con relación a Valeria, y podamos buscar soluciones para esto.
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Eduardo: Vamos a buscar algunas soluciones para el problema. Yo creo que lo primero que deberíamos hacer es observar durante algún tiempo el comportamiento de María en clase, y si tú quisieras, no digo que retires una amonestación, pero sí que te olvides de su actitud y veas si cambia su comportamiento en clase hacia su compañera. También podemos hablar con ella _yo hablaría con ella_, y que le pida disculpas a la compañera. Y más soluciones,... que yo me acercara al Instituto, pasar a Jefatura, informarme en tutoría..., con la finalidad de que nuestra relación sea mejor que la que tenemos. Ha habido un mal entendimiento por dudar de lo que escuchaste, y también porque he depositado demasiada confianza en mi hija. He dudado de ti, Carmen, y creo que tu actitud ha sido bastante positiva hacia mí. Quiero que consideremos estas soluciones entre los dos porque así no podemos estar, sintiéndonos los dos muy mal. Así que vamos a ver lo que decidimos. Marina: Eduardo ha propuesto muchas soluciones. Si no te he entendido mal, lo primero ha sido que deberías venir con más frecuencia para informarte de lo que pasa con tu hija. Después, que tu hija pida perdón a Valeria, que hablaras un poco en casa de ello... Eduardo: Que reconsidere la amonestación... Marina: Carmen, ¿tú que solución verías para todo esto? Carmen: Yo puedo aceptar algunas de estas soluciones, llegar a un acuerdo con Eduardo. Los dos queremos lo mismo, que las cosas vayan bien con María, con sus estudios y con el comportamiento que tiene con sus compañeros. Y me quedo más tranquila sabiendo que se va a involucrar en la educación de María. En relación a reconsiderar las amonestaciones, es un poco más difícil. Va a depender del desarrollo de María en los meses siguientes, ya que tenemos un periodo largo hasta final de curso. Y que podamos mantener un contacto más directo también me parece bien. Eduardo: Creo que estamos de acuerdo con las soluciones. Marina: Podemos encontrar algunos puntos de acuerdo: estar un poco más atento a la niña, venir más a menudo a hablar con Carmen, con los otros profesores y con la tutora. Ese sería uno de los puntos, y otro sería que María pida disculpas a Valeria. Eduardo: Sí, porque María ha sido la que ha ofendido a una compañera y lo normal es que pida disculpas en la clase, para que no vuelva a ocurrir. Carmen: Sí, lo veo bien, para que Valeria se sienta mejor. Mi preocupación era que Valeria no se sintiera acogida por el grupo porque, a veces, estas cosas influyen en las relaciones entre los jóvenes. Entonces me preocupaba que los demás pudieran también actuar de una manera parecida con Valeria. Eduardo: Sí, estoy de acuerdo, yo creo que lo mejor es que pida disculpas en clase, que sepa que debe respetar a todas las personas, que todos los compañeros son iguales.
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Marina: También has dicho que vas a mantener una conversación con tu hija para hacerle reflexionar sobre todo esto, ¿no? Eduardo: Sí, hablaré con ella, y que piense, antes de ofender a nadie, que todas las personas son iguales, que no se debe discriminar a nadie. Félix: Entonces, Carmen, con respecto a las amonestaciones, ¿qué solución vais a adoptar? Carmen: Eduardo, no puedo quitar las dos amonestaciones. Lo que sí puedo hacer es que, durante el periodo de tiempo del que estamos hablando, voy a observar el comportamiento de María. Podemos hablar sobre su cambio de comportamiento, y a lo mejor quitar una de ellas. Como estaremos más en contacto, puedo observar a María y conversaré con ella para ver si se ha producido un cambio, para que yo pueda llegar a plantearme quitar una de estas amonestaciones. También hay que tener en cuenta que la Jefatura de estudios no había llevado adelante esta primera amonestación. ¿Qué te parece? Eduardo: Estoy de acuerdo, porque la primera amonestación no me ha llegado. Pero la segunda quiero que la reconsideres, no que la retires, sino que reconsideres; a ver si María cambia de actitud y de comportamiento y trata por igual a todas las personas. Carmen: Tendré que observar, hablar con ella y evaluar. Eduardo: Estoy de acuerdo. Marina: Creo que ya habéis llegado a encontrar algunas soluciones. Si os parece, las repetimos y tomamos nota para que quede constancia por escrito. Quedamos en que una de las soluciones sería que tú, Eduardo, hablaras con tu hija para intentar que reflexione sobre su comportamiento y no vuelva a repetirse. Eduardo: Sí, yo hablaré con María para que trate de cambiar de actitud, que se comporte bien en clase, que respete a su compañera, y que le pida perdón, porque es ella la que la ha ofendido. Marina: Respecto a la amonestación, quedamos en que ibas a considerar un tiempo para ver si una de ellas se puede quitar. Carmen: Sí, cabe esa posibilidad. Marina: ¿Quedaba alguna cosa más? Eduardo: Sí, yo también he manifestado que trataré de involucrarme un poco más en el seguimiento educativo de María. Vendré más a menudo para tener una mejor comunicación con Carmen, y hablar con todos los profesores para ver si se producen cambios en el comportamiento de mi hija. Marina: ¿Alguna cosa más?¿Os parece bien, entonces? Carmen: Por mi parte, no. Me parece muy bien. Eduardo: Yo también estoy de acuerdo.
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Marina: Aquí he tomado nota del acuerdo. Si os parece, firmáis y así queda constancia por escrito. Dejaremos pasar un tiempo para ver los resultados, y si es necesario, lo revisaremos. (Las dos partes firman el acuerdo) Marina: Muchas gracias a los dos por haber participado en este proceso de mediación, esperemos que todo siga bien entre vosotros. Carmen y Eduardo: Gracias.
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