Memorias de la galera: dos espacios distintos en dos bailes

ELENA DI PINTO Universidad Complutense de Madrid Memorias de la galera: dos espacios distintos en dos bailes A modo de introducción El presente trab

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ELENA DI PINTO

Universidad Complutense de Madrid Memorias de la galera: dos espacios distintos en dos bailes

A modo de introducción El presente trabajo trata de reconstruir las vicisitudes del sector hampesco de la sociedad, un fragmento de la memoria de una época a través del lenguaje, la descripción de dos ambientes sórdidos, y el transvase de formas que hay entre los bailes de la calle pasados a las tablas. En dos bailes dramáticos de la segunda mitad del siglo XVII, Las mozas de la galera y el Baile de los galeotes, que figuran en el Libro de Bailes1 de Bernardo López del Campo, hay una curiosa coincidencia de título en el índice del libro que luego se deshace en el interior del mismo cuando se acude a la página correspondiente de cada uno de los bailes. Ambas piezas están reseñadas, genérica y ambiguamente, como La galera2, una en los ff. 10r-13r (Las mo-

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Mns. 4123 de la Biblioteca Nacional de Madrid. De las cinco acepciones que el Diccionario de Autoridades recoge de la palabra «galera» nos incumben la primera y la tercera: 1. Galera: «Embarcación de baxo bordo, que va a remo y vela, donde tiene el Rey los esclavos y forzados. Suelen tener veinte y cinco u treinta remos por banda, y a cada uno corresponde un banco con quatro u cinco remeros. Monta un cañón grande que llaman de cruxía, dos de mediana magnitud, y otros dos pequeños. Covarr. le da varias etymologías; pero la más natural es haberle tomado del italiano Galea». Estrechamente ligada al sentido que me ocupa en el segundo baile encontrado está la forma de este sustantivo en plural, Galeras: «En plural, la pena de remar, a que sale condenado el delinquente: y assi se dice, echar a galeras, condenar a galeras, etc. Lat. Poena ad triremes». 2

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zas de la galera que consta del87 versos) y la otra en los ff.25r-26v (Baile de los galeotes, con 95 versos), pero se trata de dos galeras distintas: una es la Galera o cárcel de mujeres, donde las presas, por lo común daifas, ladronas y terceras, pasaban estrecheces y penalidades, y la segunda es el navio de remos en el que los galeotes cumplían su condena a fuerza de los latigazos del cómitre. Resulta otrosí interesante trasladar aquí la esclarecedora versión latina que ofrece el Diccionario de Autoridades para cada una de las galeras: la de las mujeres es «Meretricum carcer.» y la de hombres es «Poena ad triremes», ¡sin duda la concisión del latín es admirable! He de decir que el hecho de que estas obritas destinadas al «fin de fiesta» de los corrales de comedias sean bailes, que no danzas3, y por lo tanto típicos del pueblo, con lo que la música tiende a cierto desenfreno y descompostura que también se deduce por los pasos que están en las acotaciones del texto («corro por de dentro y por de fuera», «caramancheles cruzados y partidos», «bandas», Y la tercera acepción, que hace referencia al sentido del primer baile: 3. Galera: «Se llama también la Casa donde la Justicia recoge y encierra las mugeres escandalosas en pena de sus delitos. Lat. Meretricum carcer». Transcribo como curiosidad las dos expresiones siguientes, que tienen relación con la primera acepción de la palabra, que no con la tercera de «cárcel de mujeres de mala vida»: «Azotes y galeras: Phrase con que se da a entender la repetición con que se executa alguna cosa, sin variar en ella por mucho tiempo: y assi se dice, que come azotes y galeras el que por muchos días continuados come una misma cosa.» y «Estar a galeras: Además del sentido recto, es phrase con que se pondera la dessazón, disgusto y trabajo con que se está en alguna parte. » ¡Parece evidente que las galeras tenían anchurosa vigencia en la vida cotidiana del Siglo de Oro! (Sensu strido y lato). Vid. Gonzalo Correas, Vocabulario de Refranes y Frases Proverbiales, (Madrid, Visor, 1992), Azotes y galeras, p. 77. 3 Las danzas (o «danzas de cuenta») eran de la nobleza y tenían sí música, pero carecían de letra, al contrario que los bailes (o «danzas de cascabel») que tenían música y letra. También eran diferentes el ritmo (más acompasado y elegante en las danzas versus el desenfreno de los bailes) y los instrumentos («elevados» en las danzas, pues tenían acompañamiento de vihuelas de mano o de arco, arpa, etc. y los llamados instrumentos «bajos» en los bailes, tales como guitarra, castañetas, bandurrias, panderos, sonajas, etc. Vid. a este propósito el estupendo artículo de Francisco Asenjo Barbieri, Danzas y bailes en España en los siglos XVI y XVII, publicado en Ilustración Española y Americana, N° XLIII, 1877, a su vez publicado en Publicaciones del Instituto Complutense de Ciencias Musicales, Música Hispana. Textos. Bajo la dirección de Emilio Casares Rodicio, pp. 356-372.

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«deshechas»...), que los protagonistas plasmados sean pertenecientes a un sector marginal de la sociedad y que tengan el lenguaje de la Jacaranda, hace pensar en un transvase del baile de la calle a las tablas, habida cuenta de que en ambas composiciones, que se abren con la intervención de un músico, se dice que están «poniéndolo en tablas», eso es, en las tablas del teatro. Ambas composiciones son octosílabas acabando con seguidillas, típico de las jácaras, entendiendo por jácara en este caso el baile más que la composición literaria que es escuetamente octosílaba. Veamos pues el comienzo de los dos bailes: RATT.F HE T/)S (ÌAT.TCOTKS

LAS MOZAS T1F, 1A PATERA

Un músico. Oigan señores en ecos una jácara que cantan los forzados de galera de Cartagena en la playa. (w. 1-4)

Canta un músico. Las mozas de la galera pretendo poner en tabla damas que son de cabeza limpias de polvo y de paja; (w. 1-4)

Tampoco se ha de pasar por alto que Bernardo López del Campo4, actor y recopilador de las piezas de este Libro de Bailes, «Estubo en Valenzia haziendo graziosos en la compañía de Francisco de la Calle. Después los hizo en Madrid y luego se retiró a Granada [...]. Murió en Granada como consta por la carta de difuntos del año 1705. Nótase que el año en que estubo con Francisco de la Calle5 en Valenzia fue el de 1660». Es fácil, por tanto, deducir por el comienzo de los bailes (oigan en ecos, poner en tabla), las acotaciones, el género al que pertenecen y por el quehacer de Bernardo López del Campo, la habilidad que el actor tenía para el transvase de 4 Datos sacados de Sherglold y Varey, Genealogía, origen y noticias de los comediantes de España, Tamesis Book Limited, London, 1985 (se trata de la ficha I, 468, en la p. 163). 5 Como curiosidad hay que destacar que en el Libro de Bailes hay dos de ellos por lo menos de los que es autor Francisco de la Calle, autor de comedias, y uno de ellos es autógrafo y con su propia firma, el Baile del Zapatero (ff.23r-24v).

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bailes de la calle a las tablas, práctica normal en las piezas de teatro breves y máxime en las cómicas; la abundancia de bailes, casi siempre sobre un fraseo musical conocido pero cambiando las letras y el ritmo, se debía a la gran demanda del pueblo y venía a ser casi como la actual «canción del verano»: nacía en la calle, se ponía de moda por una temporada, pasaba a las tablas, se fijaba y permanecía un tiempo y se extinguía para dar paso a otro de ritmo parecido pero con otra letra. El Baile de los galeotes En el Baile de los galeotes hay que resaltar el ritmo cadencioso dado por la reiteración de las rimas al final de un verso y principio del siguiente como si se reprodujera el bogar de los remeros; a modo de ejemplo, véanse estos tres versos entre la graciosa (Leonor) y el gracioso (Andresillo): Graciosa. Gracioso

¿Cómo estás querido? Herido del cómitre que reclama, clama y casca con exceso, (w.29-31)

En la pieza un galeote (el gracioso Andresillo el de Antequera) y su amante-daifa (la graciosa Leonorilla,) dan cuenta, a través de su diálogo entre pasos, burlas y veras, de la justicia sumarísima que juzgó al reo hasta condenarle seis años a galeras por haber robado a una mulata. El galeote es atado, fustigado y azuzado revelando así la dura situación de los reos en una galera, los castigos que reciben, el proceso y torturas que han pasado ante una justicia parcial hasta caer en desgracia, avatares habituales en la sociedad maleante de la época. Típica en este género de jácaras es la disculpa del delincuente, pues a menudo hablan de sus fechorías como si se tratara de «niñerías»; en efecto, en el baile, al preguntar Leonorilla por su hombre le responden: «¿No es un mocito travieso?» a lo cual ella

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replica con sereno descaro: «Eso tiene, y no otra falta» (w.21-22). Tras esto ella se entera de que Andresillo estará de galeote en la nave Capitana por seis años, forzado a remar y azotado por el cómitre... y no precisamente por ser «travieso», o por lo menos según lo entendemos ahora referido al niño revoltoso, sino «travieso» en el léxico de la Germania, eso es, «valiente que roba». Veamos los versos en los que el «inofensivo» ladrón narra el motivo de su detención: Graciosa.

¿Acuerdaste cuándo dijo, hijo, al mirarte la sala, ¡ala!6 y danzando en un potro7 otro las vueltas te daba?

Gracioso.

Por un soplón de un gallego llego a verme en suerte escasa. ¡Casa tenga donde estoy, hoy le envíen a ocuparla! ¿porque en la puerta de moros oros hurté a una mulata, ata para mis congojas hojas el proceso tantas? (w.41-52)

Llama la atención que no haya mucho léxico marginal en la pieza; a lo largo de los 95 versos tan sólo hay nueve términos del lenguaje de la germanía: Jácara 8 , jaques 9 , travieso10, chusma11, dai6

Alar: 1 Ir. 2 Irse, marcharse. Es un derivado de ala, y también del término marítimo halar, como en prov., arag., y and. // También se usa cuando invitan a alguien a marcharse y le dicen ¡ala!, con el sentido de «márchate, vuela». Los andaluces lo emplean como expresión de movimiento y dicen ¡jala, jala!. {.Tesoro de villanos). 7 Se trata, claro está, del potro de tortura al que se ataba el reo. «Potro: Se llama también cierta machina de madera, sobre la cual se sientan y atormentan a los delinqüentes que están negativos, para hacerles que confiessen u declaren la verdad de lo que se les pregunta» (Aut.). 8 Junta de rufianes, amén de la composición poética en romances, la música y el baile que llevan este nombre porque los protagonistas de él son precisamente rufianes. (Léxico del Marginalismo).

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fa12, cascar13, [hombre] crudo14, ropa fuera15, e iza16. Puede que la escasez de términos germanescos sea debida a que este baile, el de los galeotes, haya corrido más andadura por los corrales de comedias, pues se encuentra en otras colecciones de bailes, contrariamente al de Las mozas de la galera, de ahí que se haya «estilizado». Estos dos bailes, (tanto el Baile de los galeotes como Las mozas de la galera), escritos para ser representados en un corral de comedias, como queda ya apuntado, tienen en este manuscrito las pertinentes indicaciones coreográficas, cosa nada frecuente en la época, ya que casi siempre se encuentra sólo el texto exento de cualquier indicación musical, hecho que se puede comprobar fácilmente con respecto a este primer baile del que me ocupo y que he hallado también en otra colección de bailes manuscrita17 de la Biblioteca Nacional de Madrid, con el mismo título tanto en el índice como en el encabezamiento de la pieza, el Baile de la Galera, que coincide con el Baile de Los galeotes (que figura en el Libro de Bailes de Bernardo López del Campo); se diferencia de este último en que no tiene indicación coreográfica alguna y en que el final del baile acompañado de música es más largo (28 versos contra los 25 del Libro de Bailes) amén de que las atribuciones de las tiradas a los personajes son ligeramente diferentes. Transcribo el final del Baile de Los Galeotes con sus sabrosas 9

Rufianes a cuyo cargo está una prostituta. (Léxico del Marginalismo). Ladrón, valiente que roba. (Léxico del Marginalismo). 11 Conjunto de galeotes de una galera. También presos de una cárcel. (Léxico del Marginalismo). 12 Prostituta en general y sobre todo la que está bajo la protección de un rufián a quien mantiene. (Léxico del Marginalismo). 13 Azotar (Léxico del Marginalismo). 14 Rufián valiente y cruel (Léxico del Marginalismo). 15 Ropa fuera: Frase con que en las galeras se avisa a los galeotes para que remen con más brío. Algo semejante a lo que hoy se dice «arremangarse para hacer algo». (Léxico del Marginalismo) Ropa a fuera, término de las galeras quando se ha de remar con hígado. (Covarr.) Phrase de mar que se usa en las galeras para avisar a los galeotes (Aut.). 16 Iza: Mujer pública. (Léxico del Marginalismo). ¿ 17 Signatura Ms./16292 de la BNM, cuyo título general es Estos saínetes son de los dos mejores ingenios de España... (pp. 192-195). 10

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acotaciones y reseño en nota las diferencias con respecto al Baile de la Galera. Ropa fuera, ropa fuera,18 fuera la casaca saca19 ya cada uno despuesto puesto ya sin la casaca saca pies y en camisolas olas de cristales rasgan ellos que se contradicen20 dicen abiertas las palmas almas sois de nuestros pechos [h]echos piedra a nuestras ansias.

Corro por de dentro y por de fuera y ynterpolarse

Graciosa.

Dale al mar estos abrazos.

Subir por de dentro.

Gracioso.

Brazos tiene el mar, acaba,

Todos.

bandas desechas [las vueltas]

aba, que [h]an hecho reseña.21 Graciosa.

Seña es de mi ausencia larga.

Dentro.

Vaya la canalla, vaya, [h]aya azote si se afloja [h]oja de cuba que raja22.

Graciosa.

No [h]aya paliza, iza,

Cruzado redondo.

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Ropa a fuera, término de las galeras quando se ha de remar con hígado. (Covarr.) Phrase de mar que se usa en las galeras para avisar a los galeotes (Aut.). 19 En el Mns. 16292 (p. 194) viene «fuera la casa casaca». 20

En el Mns. 16292 (p. 194) viene «Ellas, que irse contradizen, dizen abiertas las palmas, almas soys de nuestros pechos». La diferencia esencial entre una versión y otra es que los apenados y abandonados son ellos en El baile de los galeotes, mientras que en el Baile de la Galera son ellas. 21 En el Mns. 16292 (p. 195) viene «aba, que han echo seña». 22 En el Mns. 16292 (p. 195) viene «oja de Cubo, que raja» y el parlamento está atribuido a los músicos.

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iza la vela, eia, a banda, anda. Música.

F.26 V Repiten.

Con los remos no paren,23 aren, aren el agua, boga, boga a cuarteles, boga, boga arrancada, boga, boga arrancada, (w.71-95)

Caramancheles partidos

Esto se canta remando en dos alas y luego hacen caramancheles travesados y luego se parten tres afuera y tres al otro lado y cuatro adelante; los seis suben y los cuatro bajan y luego los cuatro se parten y otros cuatro bajan y echan por afuera y en «eia» acaban repitiendo la última copla hasta el fin de todo. FINIS

Como curioso añadido que también certifica la dura vida en las galeras he hallado unas coplas bajo el título de La vida de la Galera, muy graciosa, y por galán estilo sacada, Y compuesta agora nuevamente por Matheo de Briquela, a pedimiento de don Iñigo de Meneses Lusitano. Do cuenta en ella los trabajos grandes que allí se padecen. Es obra de exercicio y no menos de exemplo24. En dichas coplas, 42 en total, el autor describe cumplidamente la vida de los galeotes; las coplas 6, 7 y 10 resultan bastante aleccionadoras: 6 «de congoxas recogida de mil trabajos sembrada

El pan es bueno y preciado reverenciado do quiera mas pan emparamentado

23 En el Mns. 16292 (p. 195) viene «con los remos no parezen/ aren, aren el agua/paren, aren el agua/boga, boga a quarteles/con los remos no paren/aren aren el agua/paren, aren el agua». Esta tirada de versos, al igual que la anterior está atribuida a la Graciosa (Leonor). 24 Con Licencia en Barcelona: Por Sebastián de Cormellas, al Cali. Año M.DCIII (1603) La Signatura de la Biblioteca Nacional de Madrid es R/11903.

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de coz, palo, bofetada contino está proveyda. (esta vida) Mi regozijo es llorar mi reyr, gemir contino, mi plazer es lamentar y mi descanso pensar tanto mal cómo me vino» 7 «Poco pan, negro y podrido do el gusano recogido y suzias chinches y arañas hazen habitanga y nido.

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de telarañas cercado no le vi sino en Galera» 10 «por las ronchas, qual usagre, nos mandan luego sajar las carnes, y salmorrar con sal y fuerte vinagre. Do queda el pobre forjado harto afflito y con dolor todo el cuerpo amanzillado y de palos magullado sin hallar ningún favor.»

Las mozas de la galera. Pasemos de las galeras de remos a la cárcel de mujeres. En Las mozas de la galera hallamos una descripción de la situación de las presas - hacinamiento en la galería, hambre, falta de higiene, trabajos y mal trato - a través del diálogo de cuatro reas, dos experimentadas (la Montalba y la Colindres, presas por ser rameras) y dos novatas (la Escalanta, por ladrona, y la Chaves,25 de la que no se dice cuál es su delito). Desde el principio del baile tenemos noticia de la «tradición» de rapar al cero el pelo de las presas, principalmente por razones higiénicas (lo mismo ocurre con los presos de las galeras de remo), así como por evitar cualquier rasgo de coquetería o vanidad en ellas, tan proclives a «deslices». Esta costumbre nos la desvela el músico desde el principio del baile: «...Damas que son de cabeza/limpias de polvo y de paja; /el no ser gente de pelo /es lo que en ellas se halla/porque los cabellos vuelan/donde tales hembras pa25

En José Luis Alonso Hernández, El lenguaje de los maleantes españoles de los siglos XVI y XVII, Salamanca, Universidad, 1979, en el índice alfabético de la antroponimia de la Germania (pp.295-300) vienen reseñadas la Chaves como puta (que aparece también en el Romancero General, en p. 597) y la Escalanta, como puta también (que aparece en Hill, Poesías Germanescas, pp. 69, v.164).

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ran...» (w. 3-8). El hambre es otra calamidad para las presas, como antes veíamos en los galeotes, aunque, al parecer, ¡ellas tienen más variedad en su escasez! He aquí la descripción que nos hacen las dos presas «añejas», Montalba y Colindres: Montalba.

Y si por dicha alguna vez comemos, que esto no a todas horas lo tenemos, está el manjar, amiga, en voces altas pregonándonos ocho o nueve faltas; de mal macho o de vaca una tajada nos dan, que suele estar muy mal guisada y siempre con muy malos contrapesos cuando de puro flaca está en los huesos.

Colindres.

Sin cuidado no más el pan tenemos pues de puro encerrado no lo vemos y aún rezando con grande demasía el pan nuestro no es de cada día.

Montalba.

Y los viernes nos dan por gran regalo, y no viene a ser esto lo más malo, unas sardinas que de puro andadas26 van adonde las llevan, desaladas, y a nosotras juzgándonos por zonzas siendo sardinas nos las dan por onzas, (w. 43-60)

Por lo que se refiere al léxico del marginalismo que hay en esta pieza, además de las metáforas y expresiones eufemísticas que salpimentan toda la pieza, hallamos los siguientes términos, con su relativa explicación en nota: Gente de pelo27, galera28, rasilla29, ve-

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Pasadas, rancias. Hacendados {Léxico del Marginalismo). 28 Galera: Germ. Cárcel de mujeres. {Léxico del Marginalismo) 27

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la30, desvelar31, zonza32, hilar33, (culpa) ratera34,pelo35, corto36, empeñarse37, hacerle la cama a uno38, etc. Resulta evidente que la Galera o cárcel de mujeres deriva de las galeras a las que estaban condenados los hombres; en este baile se ve por las metáforas alusivas a las otras galeras, las de remos, que la Colindres hace al recibir a sus «colegas» la Escalanta y la Chaves en la cárcel, veamos: Colindres.

Amigas mías, seáis muy bien venidas, o por mejor decir, muy bien traídas, donde todas conformes pasemos unas penas tan disformes como saben que pasa

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Rapado, que es lo que se hace con los reos cuando entran a galeras o a la cárcel, que automáticamente le afeitan la cabeza. A veces se emplea para designar al reo. 30 Vela: 1. Centinela nocturno en la cárcel, castillo, etc. 2. El grito que los centinelas nocturnos de la cárcel dan para mantenerse despiertos mutuamente durante toda la noche e indicar que todo está en orden, «y como si fuese una fortaleza (los centinelas) a voces hasta que amanece, por su repartimiento a los que han de hacer, dicen: «¡Vela, vela, hola! y lo mesmo responden los demás...» (R. de la Cárcel de Sevilla, 1344) (Léxico del Marginalismo). 31 Desvelar: 2. Tipo de tormento que consiste en no dejar dormir al reo en ningún momento. (Léxico del Marginalismo) «Dizen suelen dar tormento del sueño o del desvelo no dexando dormir al acusado» (Covarr.). 32 Zonzo: 1. Tonto. 2. En femenino zonza, se aplica con frecuencia a la prostituta que, siendo vieja, se hace pasar por joven. (Léxico del Marginalismo) 33 Hilar: Joder (Léxico del Marginalismo). 34 Culpa de latrocinio. Hurto ratero: Germ. Hurto de poco valor, de poca monta. De RATA, que es la bolsa o faltriquera en la lengua de la Germania. Ratería: 1. Baratija; cosa de poca importancia. 2. Ladronería de cosas de poco valor. (Léxico del Marginalismo). 35 Pelo: Dinero, hacienda. (Léxico del Marginalismo). 36 Corto: Poco dadivoso, avaro. Empleado sobre todo en el lenguaje de las especulaciones de busconas y cortesanas. (Léxico del Marginalismo). 37 Empeñarse: Germ. Liarse o entablar relaciones una puta con un rufián. (Léxico del Marginalismo). 38 Hacer la cama: Tender una trampa. (Léxico del Marginalismo) Hazer la cama a uno, se dice por: hacer información secreta de sus delitos y trapazas para castigarle. (Correas, p. 589).

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la que pensando hallar aquí su casa halla por su desdicha una galera, donde forzada es mujer casera y al embarcarse tiene por extremos para nosotras multitud de remos y con mucho desastre sobre nosotras carga todo el lastre, (w. 21-32) Que la Galera de las mujeres deriva de la de los hombres está bien claro y esto mismo se trasluce de lo que dice la madre Magdalena de San Jerónimo en su Razón y forma de La Galera, y Casa Real, que el Rey Nuestro Señor manda hazer en estos Reynos, para castigo de las mugeres vagantes, y ladronas, alcahuetas, hechiceras, y otras semejantes, (Salamanca, 1608); pues sostenía que si los hombres cumplían su condena remando en las galeras como pena por sus delitos, las mujeres tenían que tener un castigo equivalente por sus faltas, por lo que debía hacerse una casa en cada ciudad con el nombre de «galera» donde la justicia recogiera y castigara a las mujeres que ofendían la honestidad y fueran estrago de los hombres. Ni que decir se tiene que, a pesar de los edictos y pragmáticas que hubo a propósito del cierre de establecimientos de perdición, los prostíbulos proliferaban por la geografía peninsular, por no hacer mención de los dos mejores, mayores y más poblados: la mancebía de Valencia y la de Sevilla con su Compás. La Galera de mujeres consistía eminentemente en una gran sala que servía de dormitorio con unos catres cubiertos por un jergón de paja, una sala de labores para que las reclusas estuviesen ocupadas y así no dar lugar a « los desvíos de su imaginación»; la madre Magdalena de San Jerónimo insiste mucho en que las detenidas no estén jamás ociosas. Había asimismo un pozo de agua para lavarse, pero sin soga ni cordel de forma permanente, debido a que «el demonio está tan apoderado de ellas por el vicio y peccado, que hará que alguna se desespere, y ahorque, y así conviene quitar

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toda ocasión»39; también habrá una despensa raquítica, un calabozo secreto para castigar severamente a las presas rebeldes y, cómo no, una capilla donde puedan oír misa: «la cual dirá un capellán de buena vida, con el qual, por más santo que sea, ninguna mujer de la galera [h]able, ni con otro ninguno, por más medios e intercesiones que para ello pongan, porque así conviene, y es necesario».40 En el proyecto de cárcel que la monja hace no han de faltar cadenas, esposas, grilletes, mordazas, cepos y disciplinas de todas las clases, con el fin de mantener el orden y que sólo con «ver estos instrumentos se atemorizen, y espanten, porque ha de ser como una cárzel muy penosa, y conviene que [h]aya gran rigor». Las personas encargadas de la prisión «han de tener cien ojos, valor, y gran pecho», porque si no, no se alcanzará el fin que se pretende, que es desterrar del reino la ociosidad y maldad de las mujeres vagabundas, ladronas, alcahuetas y hechiceras. Por supuesto hay que controlarlas y enseñarles oraciones y doctrina cristiana, puesto que muchas de las detenidas solamente «saben quantos bayles y cantares deshonestos, y torpezas ha enseñado el demonio en el mundo». Magdalena de San Jerónimo creía sin pestañear en el exemplum, así que los azotes y demás castigos, incluida la horca para las reincidentes en la cárcel por cuarta vez, debían ser presenciados por todas las presas como escarmiento. De toda esta «doctrina» impartida por la Razón y forma de la Galera se colige que nuestras presas Escalanta, Chaves, Montalba y Colindres no eran muy respetuosas de las normas, pues amén de proveerse, para paliar el hambre, de huevos y pollos gracias a un mancebo, cantaban sin recato alguno en todo momento, incluso delante del portero vejete con baile final incluido. Nótense también las acotaciones relativas a los pasos del baile. Canta Colindres. Jamás se enoje tanto, pues que no puede, 39 40

F . 16 d e Razón y forma de la Galera... F. 17 de Razón y forma de la Galera...

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y

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aunque más se enfurezca mostrarnos dientes

Vuelta y cruzado.

Vejete.

La navaja me sabe vengar de todas pues es de sus cabellos la destruidora41.

Chaves.

No se empeñe con ellos porque es ocioso y no darán un pelo de puro cortos.

Escalanta.

Lo propio, Corro.

Sólo lo que el poeta pide postrado es que el baile no reme por ese patio. (w. 174-187) FIN

Bien es verdad que las presas se dedican a hilar, como hemos visto que era costumbre en las Galeras de mujeres para mantenerlas ocupadas, pero hilar, lo que en la Germania se entiende por «hilar», que es tener ayuntamiento carnal o dedicarse al fornicio horizontal, ya lo hacían antes, pues era su oficio. Véase la irónica ambigüedad de la Colindres, que dice cantando: «Yo siempre como muy loca/del hilar no hice buen juicio/mas a hacerlo me provoca/ver siempre que aqueste oficio/está de manos a boca.» (w. 73-77)

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Estos dos versos son en realidad cuatro, que son los cuatro que forman la seguidilla. Sic en el mns.

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