MESTIZAJE CULTURAL SINCRETISMO RELIGIOSO EN LA DANZA DE LOS NEGRITOS. Rock. Histórico y latente. y cajón. El valioso aporte afroperuano

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Histórico y latente El valioso aporte afroperuano

Rock y cajón La fusión de Miki González

MESTIZAJE CULTURAL SINCRETISMO RELIGIOSO EN LA DANZA DE LOS NEGRITOS

CRÓNICA 2 tVARIEDADES

RESUMEN 5 | APORTES

El legado cultural de los afroperuanos no se limita a la música.

8 | PORTAFOLIO Imágenes de la festividad del Señor de los Temblores de Cusco.

12 | MÚSICA Miki González y su apuesta por la simbiosis musical del rock y el cajón.

14 | GASTRONOMÍA Orígenes de emblemáticos platillos elaborados por manos afroperuanas.

16 | EL OTRO YO La actriz Fiorella de Ferrari reconoce su espíritu fuerte, intenso y profundamente curioso.

PORTADA

NEGRITOS. El sincretismo religioso se vive en la danza de los Negritos. Agradecimiento a la asociación cultural Niño Jesús de Huánuco. FOTO. Piero Vargas

DIRECTOR FUNDADOR : CLEMENTE PALMA DIRECTORA (E) : DELFINA BECERRA GONZÁLEZ SUBDIRECTOR : JORGE SANDOVAL CÓRDOVA EDITOR : MOISÉS AYLAS ORTIZ EDITOR DE FOTOGRAFÍA : JEAN P. VARGAS GIANELLA EDITOR DE DISEÑO : JULIO RIVADENEYRA USURÍN DIAGRAMACIÓN : CÉSAR FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ TELÉFONO : 315-0400, ANEXO 2030 CORREOS : [email protected] [email protected] Variedades es una publicación del Diario Oficial

2008 © TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.

ICA. Los hilos de colores de los negritos de Chipao representan las camisas deshilachadas de los peones.

MESTIZAJE CULTURAL Y RELIGIOSO

Negritos con fervor cristiano Desde que se conocieron, los esclavos africanos y los indígenas han encontrado más coincidencias que diferencias. Con el paso del tiempo han estrechado las riquezas de sus culturas y han contribuido al sincretismo religioso que hoy se expresa a través de danzas, música y rituales.

ESCRIBE: JESÚS RAYMUNDO TAIPE

Q

uisieron separarlos, pero los dos mundos se integraron bajo la luz de la nueva fe. Al igual que los indígenas, las creencias de los miles de esclavos africanos que llegaron a estas tierras ante la falta de mano de obra, fueron violentamente reprimidas, por lo que mantuvieron sus cultos en secreto. Mientras que en la clandestinidad se reencontraban con sus dioses, en los espacios públicos se configuraba una religiosidad mestiza. El temor de los españoles era que ambos grupos étnicos se unieran para enfrentarlos por tanto abuso. Además, eran conscientes del poder de las dos cosmovisiones enraizadas en sus ricas culturas. Sin embargo, la estrategia de distanciarlos no fue eterna. Orlando Velásquez Benites, autor de Cultura afroperuana en la costa norte,

FOLCLOR Lunes 13 de junio de 2011 t3

APUNTES t En el siglo XIX, cuando fueron liberados, los negros visitaban los nacimientos y las iglesias para adorar al Niño Jesús. Así se institucionalizó los negritos de Huánuco. t Para continuar con la tradición, los mestizos y blancos confeccionaban máscaras para representar a los negros que en diciembre y enero veneraban al Hijo de Dios. t Los negritos de Chipao evocan a quienes trabajaban en las haciendas de Ica. El látigo en el cuello, sobre un pañuelo rojo, recuerda el castigo violento que recibían de los capataces.

asegura que, al promover el enfrentamiento de ambos se estaba motivando el encuentro de sus mundos.

CREENCIAS Y COSTUMBRES En la Colonia, los negros peruanos compartían espacios más cercanos a los criollos blancos que a los indígenas. Trabajaron en haciendas, casas de familias urbanas blancas y en minas de plata. Mientras que los de ascendencia africana vivían en los pueblos de la costa, los indígenas lo hacían principalmente en la sierra y la selva. Incluso, hay evidencias, que ambas etnias pelearon, como durante el levantamiento de Túpac Amaru, en la década de 1780. Sin embargo, hubo coincidencias entre los afroperuanos y los indígenas. María Rostworowski lo explicó en su trabajo Lo africano en la cultura peruana. Ante los movimientos telúricos, por ejemplo, ambos imploraban a Pachacámac, el Dios de los Temblores. ¿Por qué se unieron los negros, a pesar de tener una religión diferente? A ellos les era más fácil entender las creencias nativas, que los dogmas de la religión cristiana. Con el paso del tiempo, las creencias africanas se diluyeron para dar paso al catolicismo. A diferencia de lo que ocurrió en otras regiones como las Antillas y el Brasil, donde los cultos africanos se mantuvieron, en los Andes se acentuó la integración cultural y religiosa de los esclavos africanos. No olvidemos que la imagen del Señor de los Milagros fue pintada por un esclavo a mediados del siglo XVII y que San Martín de Porres es el primer santo En tiempos de San Martín de Porres, en que el negro era explotado, una minoría de indios era aceptada con restricciones en la ciudad, porque se requerían de sus servicios. Javier Mariátegui ha señalado en Martín de Porres, precursor de la medicina integral que ambas culturas necesitaban intercambiar conocimientos

SINCRETISMO. En los Andes se acentuó la integración cultural y religiosa de los esclavos africanos y eso se manifestó más tarde a través de danzas, música y rituales.

CRÓNICA 4 tVARIEDADES

para adaptarse a un mundo diferente que no respetaba sus tradiciones de origen, en especial aquellos que no coincidían con el catolicismo. Después de la liberación de los esclavos negros, ocurrida a mediados del siglo XIX, se evidenció que se concentraban en las zonas urbanas de la costa. Después de que en 1650 superaron el número de blancos del país, al alcanzar 90 mil, en el censo de 1940 habían aparentemente disminuido a 29 mil. ¿Qué había ocurrido? Además de las muertes a causa de la esclavitud y el servicio militar, esta población empezó a ser identificada como criolla.

EXPRESIONES MESTIZAS A fines del siglo XIX las manifestaciones culturales de los negros ya formaban parte de la personalidad y el desarrollo de la sociedad peruana. Después de vencer la esclavitud, expresaba su alegría, su fe y su creatividad a través de la música, la danza, la literatura oral y la gastronomía. La influencia africana se reconoce en danzas como el tondero, el toro mata, la zamacueca, el landó, el festejo, el alcatraz, el zapateo, así como en el sonido del cajón y la cajita. A medida que la Colonia se fue debilitando, los negros y los indígenas se fueron encontrando en la fe católica. En la actualidad, una mirada a las festividades religiosas del país permite identificar la presencia de ambas culturas en los rituales, las danzas, la música y los mitos. Aunque los pueblos andinos han incluido el culto a la Virgen, al Señor o al santo, no han olvidado sus rituales ni sus simbolismos. Se tata del sincretismo de mil colores. "La nueva composición de la festividad va de la mano con los cambios que se van introduciendo y adaptándose a la nueva corriente ideológica predominantemente católica, pero con fuerte ingrediente indígena y afro", afirma Velásquez Benítes. Aunque la mayoría de los elementos de la misa es europea, no ocurre lo mismo en las procesiones ni las actividades culturales y sociales que se programan en los días festivos. Un ejemplo de ello son las danzas en las que participan los negros, morenos o negritos, quienes están presentes en las festividades religiosas de los pueblos costeños y andinos. En realidad, son pobladores de las zonas que se disfrazan para la ocasión. Luis Millones, autor de Calendario tradicional peruano, señala que las bandas de "negros" se habrían formado para parodiar los bailes y las canciones de los esclavos de la Colonia. En la morenada de Chongos, en el Valle del Mantaro, los bailarines usan máscaras y en la fiesta del Santiago, en julio, se enfrentan a latigazos con los representantes de otros barrios. En Santiago de Chuco, en la fiesta del santo patrono se observan a "negros" que se pintan los rostros y a quienes prefieren las máscaras. En Otuzco, en la festividad de la Virgen de la Puerta, ellos visten un saco de yute, se ciñen cadenas en la cintura y se embetunan la cara y las manos.

EXPRESIONES. Los negros y los indígenas se encontraron en la fe católica. En las fiestas se identifica la presencia de ambas culturas.

ES EL CASO DE LOS NEGRITOS DE HUÁNUCO, QUE SE REPRESENTA EN LAS FIESTAS DE NAVIDAD Y BAJADA DE REYES. FRENTE A LOS NACIMIENTOS, ELLOS RENUEVAN SU FE CON CANTOS Y PASOS ÁGILES, VESTIDOS CON TRAJES QUE IMITAN A SUS ANTIGUOS PATRONES. FIESTAS E IDENTIDADES Desde la Colonia, las fiestas religiosas han evolucionado de la mano con la creatividad y los aportes de quienes protagonizan las celebraciones locales y regionales. Influyen también los hechos cotidianos, las peculiaridades de los pueblos, la globalización, los cambios históricos y políticos, la difusión de los medios de comunicación y la vigencia de los espacios públicos. Por eso, la renovación es constante. En las celebraciones festivas destacan las danzas y representaciones teatrales que se nutren de la memoria colectiva y reafirman las identidades sociales. Gisela Cánepa afirma, en Fiesta en los Andes, que las danzas tradicionales se mantienen vigentes porque la historia es reinterpretada de manera constante en la puesta en escena y en el diseño del personaje. "Es decir, en la manipulación de las representaciones, del vestuario y de las máscaras". Es el caso de los negritos de Huánuco, que se representa en las celebraciones de Navidad y Bajada de Reyes. Frente a los nacimientos, ellos renuevan su fe con

cantos y pasos ágiles, vestidos con trajes que imitan a sus antiguos patrones. Las "figuras" que realizan mientras danzan en dos columnas rememoran la jerarquía que se vivía en las faenas agrícolas. Suelen ser acompañados por bandas de músicos. La estampa acoge a personajes de la Colonia, como el caporal, que se cubre con máscara de charol. Su forma de vestir es imitada por los negritos, quienes en las manos portan cadenas de plata y una campanilla. Aparece también la pareja conformada por el turco y la dama, que representa a los encomenderos españoles. Además, son acompañados por dos abanderados, personajes de tez blanca que portan las banderas argentina y peruana. En el distrito ayacuchano de Chipao, provincia de Lucanas, la Navidad se celebra con zapateos menudos y coplas de negritos que visten camisa y pantalón blancos. La música nace del arpa, el violón, la "marquía" (tamborcillo) y el "espadín" (varas metálicas de sonidos grave y agudo). A su modo, son descendientes simbólicos de los esclavos africanos que sus antepasados conocieron en la faena agrícola, al sur de Lima.

APORTES Lunes 13 de junio de 2011 t5

DERROTERO AFROPERUANO

Gozo de la cultura Una efemérides, el nacimiento del desaparecido Nicomedes Santa Cruz, el 4 de junio de 1925, hace que en memoria de este patriarca del folclor afroperuano, se conmemore el Día de la Cultura Afroperuana. ¿Cómo se mira el legado de esta cultura en el siglo XXI? Y aunque nos sigan llamando, de niños... negrito lindo; ¡negros de mierda!, después... Ni de mierda, ni negrito.... ¡Soy un negro del Perú! Soy un negro del Perú, Carlos López Schmidt ESCRIBE: JOSÉ VADILLO VILA

I. LO SENSORIAL ENTRA EN POLÉMICA Viste buena ropa para su oficio humilde, y de verano, aunque el invierno se instaló en la capital hace rato; el corte pegadito, a máquina y con maña, a lo Don Omar; arete en la oreja para no desentonar. ¡Deja ahí!, ordena al chofer y se queda canturreando la melodía de la Charanga Habanera de David Calzado mientras pide pasaje con sencillo y grita todo Brasil, avenida del Ejército, Miraflores. ¿Habla, vas? Lleva el compás con la mano, haciendo sonar sus anillos plateados en la lata de la puerta. Mañana irá a San Juan a una cubanada, le cuenta al chofer, un cholo como yo y panzón, que preferiría escuchar a Sonia Morales o al inmortal Chacalón, pero quiere mantener la fiesta en paz con su cobrador, que quimboso él, piropea a las estudiantes de secretariado, a las futuras chef, que hacen risitas cuando el moreno se pone a bailar en el paradero aprovechando que el semáforo anda revolucionario, y pide más volumen hasta que una viejita pitea de tanto ruido, llega la luz verde y el cobrador trepa al micro, tiene que conformarse con esperar mañana, la cubanada en San Juan, no de Puerto Rico, sino de Miraflores, y la próxima semana otra en San Martín de Porras, mi "broder". No hay pecado en bailar salsa ni timba cubana, más bien es puro gusto, buenas armonías, cadencia y hasta codicia (del cuerpo ajeno). Para la historiadora Maribel Arrelucea Barrantes el problema es otro, que "los jóvenes afros tienen a referentes como Susana Baca, pero les pesa más la vergüenza de ser peruanos, a diferencia de lo extranjero, muy mágico, mejor y con éxito. Es una estupidez, para ellos es

FOLCLOR. El festejo es un aporte afro que ha calado, sin embargo, otras expresiones –como la décima o el zapateo– no crecen.

CULTURA 6 tVARIEDADES

MUSEO. El afroperuano es el primero de su género y se dedica a investigar y difundir el patrimonio cultural de los afrodescendientes peruanos.

preferible sonar a cubano, jamaiquino o neoyorquino. Es decir, se admiten como negros, participan de una cultura negra, pero no se admiten como negros peruanos". El maestro Adolfo Zelada, guitarrista y bohemio, a mucha honra, me alza la ceja. "Esos jóvenes afroperuanos que hablan como cubanos están enfermos", dice sin barniz. Setenta y cuatro años punteando de cabo a rabo el diapasón de las seis cuerdas en jaranas criollas de todo calibre, lo respaldan para que cuadre a cualquiera. "¿Creen que hablar sandeces de esa magnitud los va a identificar? Yo que he estado en Cuba cinco veces, no hablo como cubano. He estado en Japón, México, Chile, Colombia... en medio mundo, y sigo hablando como peruano". La décima de Nicomedes Santa Cruz cae perfecta: "Cómo has cambiado, pelona,/ cisco de carbonería./ Te has vuelto una negra mona/ con tanta huachafería". Si hablamos de jaranas, Zelada corrobora el dato: en aquellas fiestas criollas memorables que nacieron en los callejones de los barrios humildes, durante las primeras décadas del siglo anterior, la música negra no existía, sólo valses, marineras, polcas, foxtrots. Y en las radios, los programas de música peruana sólo ponían como colofón un festejo o un "serranito", como para decir que existe, pero ahí no más. "El arte negro nació mucho después que la

CULTOR. Adolfo Zelada. Guitarrista y bohemio.

música de las jaranas criollas, con mucho sufrimiento y con el trabajo de gente como Victoria Santa cruz y Perú Negro, que han dado testimonio sobre virtudes y las canciones de esos ritmos", explica don Adolfo, que desde 1940 se forjó como guitarrista en el centro musical Pedro Bocanegra y luego acompañó a Perú Negro, a Victoria Santa Cruz, a Emilia Barrantes y un largo etcétera de celebridades. El guitarrista y decimista Octavio Santa Cruz, que vio la cosa "desde adentro", recuerda que desde la formación del conjunto Cumanana (1959) –bajo la dirección de sus tíos Nicomedes y Victoria Santa Cruz– se lideró a un grupo de personas afros de toda calidad. "Unos, como los Vásquez, muy conocedores de la tradición, pero otros se formaron desde cero, porque no sabían cantar ni tocar". Y a todo este movimiento de manifestaciones de los negros peruanos, que apareció en una Lima pacata, la designaron como "negroide", término que no está claro si nació a partir de los Cumanana o un poquito antes. "Negroide" causaba polémica, y el compositor Manuel Acosta Ojeda, apodado "El Mono", desde los micrófonos y columnas periodísticas, proponía que si existiera lo negroide también debería de existir lo blancoide y lo choloide. Entonces se imponía el "Son de los diablos", que es un festejo curiosamente creado por un señor Soria, un blanco amante del criollis-

APORTES Lunes 13 de junio de 2011 t7

"EL ARTE NEGRO NACIÓ MUCHO DESPUÉS QUE LA MÚSICA DE LAS JARANAS CRIOLLAS, CON MUCHO SUFRIMIENTO Y CON EL TRABAJO DE GENTE COMO VICTORIA SANTA CRUZ Y PERÚ NEGRO, QUE HAN DADO TESTIMONIO SOBRE VIRTUDES Y LAS CANCIONES DE ESOS RITMOS..." mo, como lo fue el propio Karamanduka y la gente de la peña La Palizada. Si para unos el trabajo de Nicomedes en pro de la difusión de la cultura afroperuana fue loable, para otros, no. La historiadora Maribel Arrelucea recuerda que el decimista y folclorista limeño empezó a trabajar con "lo sensorial", y otro era el contexto. "Empezó a mirar hacia adentro, eso hoy para las organizaciones afro es una vergüenza. No se quiere admitir que lo sensorial, como la música o mover el trasero, y está la herencia del Señorita Verano Negro, en Chincha, y también tiene identidad, y las oenegés lo ven como muy negativo. Nicomedes empieza por lo sensorial, que hoy es angular en la costa, en Lima, hay que admitirlo: le ha dado un sabor a nuestra cultura peruana, sino sería aburrida". Nicomedes era intuitivo, pero un problema de los primeros movimientos afros, explica Arrelucea, es que adolecieron de la falta de intelectuales: "Hubo mucho entusiasmo, pero no visión desde la historia, la antropología, algo que recién se subsanó en los años noventa, con afros con formación académica y visión de futuro". Hay un aporte afro que ha calado –como los festejos que se bailan y gozan en todo el país–. Sin embargo, otras expresiones culturales como la décima o el zapateo, no crecen como hierbas del monte, también pueden perderse porque se trata de tradiciones orales, que pasan sólo a unos cuantos y si se descuida y no se piensa a futuro, van a desaparecer, recuerda Arrelucea. Octavio Santa Cruz siempre visita a su tía, doña Victoria, quien permanentemente ha sido crítica con todo lo que sucedía sobre los afroperuanos, pero hoy "no está tan actualizada de lo que sucede", vive sus años de reposo. "Ella nunca fue partidaria de los nuevos grupos, de la llamada fusión, siempre le gustó lo tradicional, hizo lo que tenía que hacer en su momento, divulgó y creó nuevas cosas". Tampoco al guitarrista le vacila estos cambios de la música y danza afroperuana: el aceleramiento del festejo o las cada vez más breves vestimentas femeninas. Más que avance y estudio, dice, la economía es el primer motor y la urgencia de ser competitivos en el mundo globalizado. Prima el "compromiso" con el público, que va a juerguear a las peñas, que pide también grabaciones de cierta estética y sabor, y no precisamente le interesa conocer de música afroperuana. Jipi jay.

II. MIRADA FEMENINA La última estrofa del poema "Me gritaron negra", de Victoria Santa Cruz, tiene colofón de aceptación, llega al puerto de la identidad. Eso le sucede a muchas mujeres afroperuanas. "Y bendigo al cielo porque quiso Dios/ que negro azabache fuese mi color/ Y ya comprendí/ Al fin/

EXPERTOS. Octavio Santa Cruz y Margarita Arrelucea.

CONFERENCIAS Por el Día de la Cultura Afroperuana, el Centro Cultural Británico (Jr. Bellavista 531 / Malecón Balta 740, Miraflores) lleva a cabo en su auditorio un ciclo de conferencias sobre las diferentes expresiones artísticas de la cultura afroperuana, a su problemática y origen. El martes 14, la docente Milagros Carazas disertará sobre "La literatura afroperuana hoy"; la historiadora Maribel Arrelucea continúa el martes 21 con "Afroperuanas: estereotipos y realidades" y el viernes martes 28 culmina el ciclo el músico Octavio Santa Cruz, con "Socabón: oralidad y rima en la costa afroperuana". A las 19:30 horas. Ingreso libre.

¡Ya tengo la llave!/ Negro, Negro, Negro, Negro." Maribel Arrelucea explica que este poema hoy es el punto de partida de un feminismo afroperuano, que ha puesto el tema de esta minoría en la agenda. El feminismo actual es más abierto a estos temas, a diferencia de los primeros grupos de activistas de la década de los ochenta "limeñas, blancas y de clase media". Arrelucea prepara un libro sobre las esclavas limeñas del siglo XVIII, quienes a pesar de su condición, del estereotipo de "subordinadas" que le daba la sociedad, organizaron sus redes y se vincularon con el resto de la sociedad en términos amicales, sexuales y familiares. ¿Desde el siglo XVIII hasta la actualidad se mantienen los estereotipos contra las mujeres negras? "Se han replanteado con el tiempo. En la colonia los estereotipos fueron muy fuertes: Se cumplían

RITMO. La música afroperuana es vivaz y cadenciosa.

tres cosas denigrantes: ser mujeres, esclavas y negras, que las ponían en el último escalón de la sociedad". Tampoco la llegada de la independencia a América Latina, pese al discurso liberal, abrió un nuevo capítulo para esta población. Criollos y españoles eran esclavistas, y carne de cañón en sus ejércitos, con la promesa de libertarlos a los dos años de servicio, fueron los afros. Y de todas las capitales virreinales, Lima fue el bastión más conservador. "Por eso aún hoy es muy difícil avanzar en una sociedad más inclusiva. Mira que la ciudadanía abierta, el voto de la mujer y del analfabeto, recién se logró en el siglo XX, porque hay una resistencia enorme", opina Arrelucea. Los años ochenta son venturosos, porque abren la posibilidad de encontrarnos como peruanos, se dan trabajos académicos sobre género, clase y raza y se considera el aporte de las otras minorías (chinos, negros y otros) como partícipes de la sociedad peruana, y no solo la dicotomía hispano/indígena o sólo desde el punto de vista artístico. Arrelucea toma con pinzas la actitud de los afros que están pasando por analizar, primero, el discurso, que lleva más de dos siglos. "En Lima nadie dice negro, les resulta denigrante, peyorativo, salvo que un afroperuano le diga a otro, negro, incluso el uso de la palabra esclavo y dicen "esclavizado". Pero hablar de afroperuanos en vez de peruanos a secas, como todos los que formamos este crisol de razas, también suena como discurso separatista. "Creo –dice Arrelucea– que las organizaciones afros están pasando por un proceso de descubrirse a sí mismos, lo que implica, primero, aislarse. Y después ya podemos volvernos, luego volver a unir a este rompecabezas llamado Perú". Ella espera que eso sea antes de 2021, cuando sólo hablemos de peruanos y peruanas.

PORTAFOLIO 8 tVARIEDADES

FE EN EL CRISTO MESTIZO

El Taitacha de los Desde hace cuatro siglos, la fe de los cusqueños se manifiesta en interminables procesiones en honor al Señor de los Temblores, que sale por las calles bendiciendo a sus feligreses. Esa actividad mística ha sido retratada por la fotógrafa cusqueña Jazmín Lezama Rivas.

T

odos los cusqueños conocen el origen de la fe en la venerada imagen del Taitacha Señor de los Temblores, el Patrón Jurado del Cusco. Este se remonta a los tiempos de la Colonia y la devoción se fue cimentando con los años. Hoy es una grandiosa manifestación católica en la que confluyen expresiones religiosas y ritos andinos. Cada Lunes Santo sale la imagen en procesión desde la catedral cusqueña. Durante su recorrido, recibe el homenaje de diversas instituciones –civiles, militares y religiosas–. También de fieles devotos que desde los balcones de sus casas arrojan pétalos del ñucchu, una planta que florece por esa época del año en los campos. 1650 es una fecha importante para los devotos del Taitacha de los Temblores. A fines de ese año se registró un fuerte

sismo que destruyó la ciudad del Cusco. Las fuertes réplicas generaron pánico entre la población. Los fieles sacaron en procesión al Cristo Negro y luego lo colocaron en la puerta de la catedral mirando a la ciudad. Los movimientos telúricos se aplacaron. La imagen del Patrón Jurado es llevada en hombros, en una procesión que recorre las principales calles del centro de la ciudad. Algunos refieren que el modo en que es llevado es similar a como los incas solían llevar a las momias de sus ancestros. La flor del ñucchu, que es arrojada por los feligreses al Señor de los Temblores, era usada también por los incas, como un ofrecimiento a sus dioses Kon y Wiracocha. Esta flor de color carmesí, cuyos pétalos son dispersados por los fieles sobre la imagen venerada, simboliza la sangre de Cristo.

CUSCO Lunes 13 de junio de 2011 t9

Temblores SINCRETISMO. En la procesión del Señor de los Temblores confluyen elementos del catolicismo y ritos andinos. La flor de ñucchu se utiliza desde la época de los incas.

EL COLOR OSCURO QUE OSTENTA EL TAYTACHA SE DEBE A QUE DURANTE MUCHO TIEMPO ESTUVO EXPUESTO AL HUMO DE LAS VELAS Y DE LOS INCIENSOS...

PORTAFOLIO 10 tVARIEDADES

JAZMÍN LEZAMA REGISTRÓ MÁS DE 3 MIL FOTOGRAFÍAS DE ESTE FERVOR RELIGIOSO. EN ELLAS SE PERCIBE EL HOMENAJE A LA IMAGEN EN DIFERENTES MOMENTOS.

RECONOCIMIENTO. La festividad del Señor de los Temblores del Cusco fue declarada patrimonio cultural de la nación el 28 de diciembre de 2007; esta declaratoria reconoce a la festividad como un culto religioso que contribuye a la identidad nacional peruana debido a la riqueza de los elementos que conforman esta tradición religiosa.

NUESTRAMÚSICA

Escribe: Manuel Acosta Ojeda

Lunes 13 de junio de 2011 t11

MI AMIGO "NICO"

Afrodescendiente Reminiscencias de los inicios artísticos de Nicómedes Santa Cruz y homenaje al cultor de las décimas y al hombre afrodescendiente que se forjó en las lides poéticas de manera autodidacta

P

arecía un joven gigante de luto, cuando entró por la puerta de la casa de los Vásquez, con camisa y pantalón negros. En la casa de Porfirio Vásquez Aparicio, en la calle Huancabamba, Breña, a media cuadra de la avenida Arica. Nicomedes Santa Cruz Gamarra se presentó, al envolver mi mano, con su inmensa diestra de herrero, cálida y sincera. Era un día domingo y había un grupo esperando a don Carlos Vásquez, hermano de "Porfi", a quien "Nico" había desafiado a un contrapunto de décima rezada, o sea: sin canto. Por esos años –1950– no había un "decimista" en Lima de la capacidad y fama de Carlos. Si el maestro ganaba, realmente no pasaba nada, pero si el nuevo lo hacía, Carlos quedaría "mal parado". Razón por la que el reto nunca se llevó a cabo. Creo que pocas personas tuvieron la suerte de conocer, tan de cerca, los inicios artísticos de "Nico". Su férrea voluntad de cultivarse, su avidez de incansable lector consiguieron muy pronto formarle una clara conciencia de la realidad y en busca de la raíces de su raza, se enfrenta con el sistema. "Nico" es un autodidacta que nos da un hermoso ejemplo: nunca es tarde para estudiar. Pero que también aprendió mucho de sus amigos de barrio, artesanos, obreros, desocupados, gente sencilla de Breña. Su amor por la poesía y por la música viene de casa, y fue reforzada en el hogar de "Porfi". Su compadre Vicente "Coco"

Por una moneda sola la revendieron en Lima y en la hacienda "La Molina" sirvió a la gente española. Con otros negros de Angola ganaron por sus faenas zancudos para sus venas para dormir duro suelo y naíta'e consuelo contra amarguras y penas...

era un fuera de serie; voz pequeña, pero afinadísima, en "primera" y en "segunda". Sabio cantor de jarana, hoy llamada marinera limeña, pero de competencia. Habilísimo y muy ágil. Como guitarrista, fue extraordinario, sin exagerar. Vicente enriqueció el toque del socavón, abrillantando la décima de "Nico". Acompañaba también a las "rezadas". No sólo se quedo en lo peruano, tocaba muy bien lo tropical y llegó a tocar tangos con el gran argentino Martín Torres. La riqueza musical y guitarrística de Carlos Hayre Ramírez influyó mucho en su afecto por la belleza. Por mi parte, le compartí algunos sueños, muy poco rentables, pero que supo apreciar. El 4 de junio de cada año, día de su onomástico, se celebra el Día de la Cultura Afroperuana, que sería más claro y apropiado si fuese llamado Afrodescendiente. Su dolor indignado, cuando fue dándose cuenta de la increíble crueldad del español contra el negro esclavizado, lo hizo escribir con tinta sangre la décima que dedicara a su compadre Vicente.

En la plantación de caña nació el triste socavón, en el trapiche de ron el negro cantó la zaña. El machete y la guadaña curtió sus manos morenas; y los indios con sus quenas y el negro con tamborete cantaron su triste suerte al compás de las cadenas. Murieron los negros viejos pero entre la caña seca se escucha su zamacueca y el panalivio muy lejos.

Ritmos de la esclavitud Contra amarguras y penas. Al compás de las cadenas Ritmos negros del Perú.

La marcaron con candela, la carimba fue su cruz.

De África llegó mi abuela vestida con caracoles, la trajeron lo' epañoles en un barco carabela.

Y en América del Sur al golpe de sus dolores dieron los negros tambores ritmos de la esclavitud

Y se escuchan los festejos que cantó en su juventud. De Cañete a Tombuctú, De Chancay a Mozambique llevan sus claros repiques ritmos negros del Perú.

(1) Acompañamiento de guitarra para el canto de las décimas de contrapunto

MÚSICA 12 tVARIEDADES

MIKI GONZÁLEZ Y EL ROCK AFROPERUANO

Fusión sabrosa y candente

En su reciente CD, titulado Fiesta Inkaterra, Miki González vuelve a fusionar la música electrónica, pero hoy hablamos con él sobre su trabajo de fusión entre el rock y los ritmos afroperuanos, sonidos que siempre ha mantenido vigente.

ESCRIBE: FIDEL GUTIÉRREZ M.

T

iene raíces españolas, sus costumbres son limeñas y su música tiene una fuerte influencia afroperuana. La fusión y la mezcla caracterizan la vida y obra de Miki González; uno de los artistas que mejor ha logrado combinar los ritmos negros gestados en nuestro país con el rock y la electrónica. Lo demuestra el éxito de varias de sus composiciones y la permanencia de éstos en la memoria colectiva. Su curiosidad innata y su temprano interés por el legado sonoro africano en Occidente no le dejaban otra opción que seguir ese campo musical. "No es posible que hubiese hecho algo distinto a la música afroperuana", señala convencido. "En la música ese tipo de mezclas siempre ha existido", dice. "Cuando la gente de mi generación era adolescente, escuchaba a The Beatles metiendo una cítara de la India o una orquesta en el rock. Todas esas cosas eran naturales en ese momento". Para Miki el purismo tiene poco espacio cuando se habla de lo afroperuano; género que en sí mismo puede ser sinónimo de fusión, al reunir ritmos africanos e instrumentos que llegaron desde Europa, como la guitarra. "Nicomedes Santa Cruz no era un purista, y él inventó la mitad de la música negra que consumimos", afirma al mencionar a uno de los personajes que más

SONIDOS Lunes 13 de junio de 2011 t13

hizo por difundir e investigar los orígenes e historia de este estilo. "La cultura es así: Se reinventa y se recicla", añade. Sería una aparición televisiva de Félix Casaverde (acompañando con su guitarra al compositor y cantante Juan Mosto) la que llamó la atención de Miki respecto al sonido afroperuano. Esa combinación de las raíces africanas y el jazz con los géneros locales –en este caso, el vals criollo– había llamado su atención tiempo atrás, cuando estudiaba en el Berklee College of Music, en Estados Unidos. Su búsqueda de autenticidad –iniciada con su afición juvenil por el blues– lo había llevado también a Brasil, ese paraíso musical en el que los sonidos locales y regionales, gestados desde las comunidades negras, se valían de instrumentos y de la influencia occidental para configurar algo nuevo. "No paré hasta que (el escritor y periodista) César Calvo me presentó a Félix. Hoy todo el mundo toca como él los valses, creo que sin saberlo". Su encuentro con Casaverde –uno de los músicos más influyentes del país– le permitiría a González tomar contacto con el lado más auténtico de la música afroperuana y con sus mayores representantes.

CON GUITARRAS (ELÉCTRICAS) Y CAJÓN Desde su primer disco –Puedes ser tú, de 1986– Miki González introdujo elementos afroperuanos en los esquemas propios del rock; en este caso, aportando cadencias rítmicas a composiciones deudoras de la new wave anglosajona de comienzos de los años 80. El instrumental "Brian Meno" –un panalivio con un sonido trabajado al estilo de los grupos del sello inglés 4AD– es un buen ejemplo. Su siguiente paso fue mimetizarse con las vertientes más asequibles del post-punk británico para dar a luz Tantas veces, su segunda producción, de 1987. Las máquinas ya no generan la base rítmica de canciones como "Ponte tu vestido", sino la batería de Pelo Madueño, a la que acompaña el cajón de Filomeno Ballumbrosio. Incluso una pieza de sonoridad muy 'dark', como "Primavera especial" cuenta con ese elemento. Lo mismo ocurre en "La cosa está normal" y "Un po-

MÚSICA. Miki González resalta el aporte de lo afroperuano a la música popular. "Este género es sinónimo de fusión", afirma. Arriba izquierda, en 1978 conoció a Amador Ballumbrusio, con quien inicia un periodo de colaboraciones con el mencionado clan.

INICIOS DE LA FUSIÓN "Si van a tocar rock, ¿para qué tienen un cajón?". La pregunta la hace una de las asistentes al concierto que se apresta a ofrecer Miki González y su banda en el (hoy desaparecido) local de la Alianza Francesa del centro de Lima. En esta cálida noche de febrero de 1986 la presencia del típico instrumento musical afroperuano y del ágil Filomeno Ballumbrosio llaman más la atención que las de un tal Andrés Calamaro y de Danny Melingo, dos argentinos que, aprovechando la visita de su banda –Los Abuelos de la Nada– a la Teletón, se han plegado a esta troupé musical. El cajonero hace lo suyo muy bien. Su instrumento y su ejecución se adaptan con naturalidad a temas de evidente raíz afro, como "Oba Meboto", la tradicional "A La Molina", y al súper éxito "Dímelo, dímelo", así como a las largas improvisaciones que el grupo desarrolla durante su presentación. La fuerza y la cadencia de Miki en la guitarra complementan a la perfección las secuencias rítmicas que emanan de una batería programada. Nadie debía sorprenderse. Filomeno es parte de una de las familias más tradicionales de El Carmen, distrito de Chincha poblado mayoritariamente por afroperuanos. Guiado por César Calvo, González llegó hasta esa comarca en 1978 y conoció a Amador Ballumbrosio, patriarca de un numeroso clan, zapateador y cantor, además de memorioso guardián de las canciones y bailes propios de su gente. Sería el inicio de un periodo de colaboraciones entre el músico y la mencionada familia, cuyos integrantes empezaron a ganar protagonismo en sus conciertos a partir de 1991, después que el músico se apartara un poco de la influencia de la música post-punk británica y el rock en castellano made in Argentina, para incursionar con el

quito de cariño", composiciones eminentemente roqueras de Nunca les creí (1989), su tercera grabación, que incluye una lectura muy respetuosa del clásico "A La Molina", y "La huelga de los panaderos"; una yunza negra. A partir de Akundún (1993), Miki incidiría en mezclar la música afroperuana con referentes negros de todo el mundo. El repertorio, además de incluir el archiconocido tema que da título al CD, presenta cantos tradicionales de Chincha, como el panalivio. Sus posteriores trabajos –Miki González, de 1995, y Mikongo y su Kachanga, de 1998– se orientarían hacia terrenos similares, añadiendo elementos andinos. En medio de ellos, González Blues (1996) fue su reencuentro con la música negra hecha en el delta del Mississippi. Ya durante el presente siglo se abocaría a la electrónica, hasta Landó por Bulerías (2010), donde mezcló lo flamenco con lo afroperuano.

disco Akundún en fusiones mucho más pronunciadas, basadas en vertientes musicales de raigambre africana de alcance universal, como el reggae, el dancehall y la música nordestina brasileña, pero también en variantes locales, como el festejo y el panalivio. Así, gracias a temas como el mencionado, "A gozar sabroso" y "La pequeña" (y, unos años antes, con el videoclip de "Lola", rodado en El Carmen), Lima y las demás urbes peruanas entraron en contacto con Chincha y la parte más visible de sus manifestaciones artísticas, incrementándose el interés de músicos y mortales comunes por esta zona, hasta entonces más olvidada de lo que está ahora. Sin embargo, González no coincide con quienes alguna vez han considerado a

dicha localidad como una suerte de cuna de la música y danzas afroperuanas. "Lima tiene un componente muy grande del aporte de cultura afroperuana, y en el norte también hay mucho de ello", señala. "Toda la música de este tipo que se consume ahora prácticamente es la propuesta de Victoria y Nicomedes Santa Cruz, que eran limeños, y de Ronaldo Campos, quien fundó Perú Negro, y que nació en Cañete". González también destaca la figura de Porfirio Vásquez, músico, cantante y compositor, natural de Aucallama, localidad de la provincia limeña de Huaral, y del cañetano Caitro Soto; todos ellos notorias influencias en su música, así como en la de todos aquellos que actualmente cultivan los ritmos negros peruanos.

GASTRONOMÍA 14 tVARIEDADES

APORTE DEL MESTIZAJE EN EL PAÍS

Cocina libre y generosa Un delicioso anticucho, una contundente sopa seca o una sabrosa chanfainita, nos remiten a olores y sabores únicos y especiales que se han configurado desde tiempos de la colonia y la llegada de los primeros africanos al Perú. ESCRIBE: SUSANA MENDOZA

T

odas las cocinas de América Latina son profundamente mestizas, incluso la española señala una de las cocineras más destacadas del país, Isabel Álvarez Novoa. No hay cocinas puras. Todas son resultado de procesos históricos y culturales antes, durante y después de una conquista. España, por ejemplo, tiene una cocina mestiza por los siete siglos de presencia árabe y por las contribuciones que recibió de las culturas como la fenicia, griega, romana. "Es una fortuna que existan estos matices en la cocina, y en otras expresiones de la cultura como la danza y la música" afirma la dueña del restaurante "El Señorío de Sulco". Para Isabel en el Perú no hay cocina negra, no existe un plato netamente africano. "La verdadera globalización no es la actual, económica y política, si no la que se acaba en el siglo XVI. Europa llega a la tierra fértil de América cargada de todas las culturas que la nutrieron. Trae consigo sus cocinas, recetas, actitudes, añoranzas y codicias", comenta. Uno de esos platos emblemáticos del Perú como chanfaina, es una variante de la chanfaina andaluza, sur de España, producto de la presencia africana que se situó en esa región. Esa chanfaina cuando llega a América del Sur se enriquece durante el desarrollo de la conquista en Bolivia, Ecuador, Argentina y Brasil cuando los africanos que se aposentaron en esas tierras, reinventaron sus propias propuestas. La chanfainita no ha conservado su origen de procedencia. Probablemente los españoles andaluces trajeron el plato. "Aquí se enriquece, pues mientras allá se espesa con pan, aquí se hace con papa", cuenta Álvarez. Más adelante se le incluye cebolla china y el ande se hace presente a través del mote que se coloca como guarnición. "Creo con todo mi corazón que la inventiva popular, de mediados del siglo XIX hasta mediados del XX fue sabia y respetuosa para incorporar elementos que recrearon platos originarios que llegaron con la conquista, y no desvirtuaron

su esencia. Le dio partida de nacimiento, en este nuevo vientre, que es el mestizaje del Perú".

EL APORTE Para la presidenta ejecutiva de LUNDU, Centro de Estudios y Promoción Afro Peruanos, Mónica Carrillo Zegarra, el aporte afro peruano se reconoce en algunos

"CHANFAINA FUE UN PLATO CALLEJERO, DE PICANTERÍA. LUEGO SE QUEDÓ EN LAS ESQUINAS, COMO HASTA AHORA." platos específicos. Por ejemplo, en el uso de vísceras en el mondonguito, anticucho, rachi o pancita. Pero también en la cocción de otros manjares, como los frejoles y el seco. Reconoce que otra reserva culinaria afro se manifiesta en la elaboración de tamales, carapulcra o sopa seca. Al respecto, Isabel Alvarez señala que el tamal tiene múltiples variantes que vienen desde la colonia. "Lo cierto es que

la preparación es la misma: se chanca un grano de maíz, se muele, se le coloca manteca, o lo que se quiera, un relleno según el gusto de la cocinera y se cocina en baño María", afirma. Por su parte Sonia Carrillo cuenta que la carapulcra en El Carmen (Chincha) es de papa fresca y no de papa seca, igual que en Kenia. "Existe una matriz africana", dice. Y señala que la mujer transmite la cultura, la lengua y la cocina. El comer, no solo se asocia con una función fisiológica, sino también como práctica cultural y visión del mundo. En la colonia y el virreinato, la alimentación de Lima recayó en las manos de las afrodescendientes esclavizadas, cuenta Carrillo Zegarra. "La comida limeña, hoy tan extendida en el mundo, partió de un conocimiento afro", dice. Y el trabajo de las mujeres negras en las cocinas urbanas fue más valorado que en el campo; y las labores en la casa familiar fueron un poco menos duras que en las plantaciones. Eso les permitió relacionarse con sus amos de manera distinta, comenta la representante del LUNDU. La presencia de la cultura negra en nuestro país se dio en la costa norte y en la del sur. Desgraciadamente, dice la cocinera Isabel Álvarez, aún no existen estudios sobre los platos que prepararon. Sin embargo, usaron algunos insumos como la manteca, que la trajeron los españoles, y la utilizaron las mujeres negras, y su uso continúa en algunos platos norteños. Para Álvarez el aporte africano tiene una importancia extraordinaria en nuestro país, pero se desconoce la magnitud de su presencia en nuestra cultura por los estereotipos formados, asociados a la música, el uso del cajón o la forma del hablar. Por eso sus comidas fueron marginadas por los europeos y luego por los mestizos. Chanfaina, por ejemplo, se asocia con algo despectivo: "esto es una chanfaina". Procede del vocablo "zambila" que significa: deterioro y desprecio. Y "Chamfai" viene de un término africano, una palabra, que se usa para denotar cosa menor, desprecio. "Me enoja que se le llame así a un plato tan importante para nuestro imaginario popular", afirma.

TINTAFRESCA Lunes 13 de junio de 2011 t15

La publicación del libro Gemelos prístinos. El tesoro del templo de Kuntur Wasi confirma el pasado maravilloso del Perú y también la tarea conjunta de los investigadores japoneses y peruanos que trabajan incansablemente para desentrañar los misterios de la cultura preínca.

PRESENTAN LIBRO SOBRE TEMPLO PREÍNCA

El misterio de Kuntur Wasi ESCRIBE: RUBÉN YARANGA MORÁN

N

o es reciente el interés de los arqueólogos japoneses por investigar el desarrollo de nuestras culturas prehispánicas. Esta historia se remonta a más de cincuenta años atrás con la llegada de una misión arqueológica de la Universidad de Tokio. La primera prueba se fundamenta en las excavaciones realizadas por Seiichi Izumi en Kotosh. Desde ese año, 1960, hasta la actualidad se ha sumado el aporte peruano. Un trabajo colectivo para desenterrar las grandezas de la humanidad, en este caso del hombre peruano en la etapa prehispánica. Del fruto de esa cosecha laboriosa efectuada en Cajamarca, para ser más preciso en Kuntur Wasi, ubicado en la provincia de San Pablo, por el equipo de arqueólogos dirigido por el profesor Yoshio Onuki, nace el libro Gemelos prístinos. El tesoro del templo de Kuntur Wasi, que relata y describe con detalle la investigación desarrollada por la misión arqueológica de la Universidad de Tokio y en la que el pueblo de Kuntur Wasi tuvo una participación entusiasta. El libro lleva la firma de los profesores Yoshio Onuki y Kinya Inokuchi. De impactante tapa dura, que es la puerta de entrada para conocer los secretos y tesoros de Kuntur Wasi, el libro trabajado con esmero en sus 157 páginas tiene el singular sello del Fondo Editorial del Congreso del Perú y es grata realidad gracias al invalorable grano de arena brindado por la Minera Yanacocha. Esfuerzo público y privado para la difusión de los más "significativos descubrimientos ar-

queológicos nacionales". Y del que Gemelos prístinos... es la punta de la madeja. Dos presentaciones y el prólogo escrito por Yoshio Onuki acompañan a los cinco capítulos del libro. Las fotografías de las excavaciones proporcionan el respiro necesario al lector. Y en las últimas diecinueve páginas presenta un catálogo que describe las cerámicas y artesanías descubiertas en las excavaciones. El responsable de este trabajo es el fotógrafo japonés Yutaka Yoshii. El primer capítulo, "Kuntur Wasi y los orígenes de la civilización andina", escrito por Yoshio Onuki, aborda las excavaciones de Kotosh en 1960, 1963 y 1969. Lo que se descubrió permitió afirmar que había cerámicas diferentes al estilo Chavín y construcciones de piedra. Las investigaciones iban de sorpresa en sorpresa. La mayor de ellas fue el hallazgo del Templo de las Manos Cruzadas, construcción de

"EN 1946 JULIO C. TELLO FORMÓ UN EQUIPO DE ARQUEÓLOGOS CON EL FIN DE REALIZAR EXCAVACIONES EN SAN PABLO".

acabado refinado. El radio de influencia de Kotosh se expande y llega a las cercanías del valle de Huánuco, lo que sintetiza los inicios de la civilización andina. Hace tambalear la idea de que Chavín es la cultura madre. En "Las excavaciones en Kuntur Wasi" se dice que el lugar se sitúa en el cerro La Copa. En 1946, Julio C. Tello formó un equipo para realizar excavaciones en San Pablo. En 1982 y 1983, un grupo alemán levantó un plano del terreno, mas no efectuó excavaciones. Las investigaciones se efectuaron para esclarecer el vínculo que existía entre Kuntur Wasi con otros lugares contemporáneos de Cajamarca. En 1988 se iniciaron los trabajos y los encargados fueron los japoneses Yoshio Onuki, Yasutake Kato y Kinya Inokuchi y las peruanas Lucénida Carrión Sotero y Muriel Pozzi-Escot. En 1989 encontraron tres tumbas. Los trabajos prosiguieron y los hallazgos también. En 1983 se construyó el museo Kuntur Wasi, que tiene una historia muy interesante en la que el pueblo es el protagonista porque quiere encargarse de la administración de su patrimonio. El tercer capítulo, "Cronología y secuencia arquitectónica de Kuntur Wasi", lo escribe Kinya Inokuchi; el cuarto capítulo, Las tumbas especiales", y el quinto capítulo, "Los gemelos prístinos y otras representaciones iconográficas", le pertenecen a Yoshio Onuki. En el último capítulo, el autor –en palabras de César Zumaeta– "interpreta la figura de los 'gemelos prístinos', diseñada en filigrana de oro. Los gemelos de la bella nariguera ceremonial indicarían el origen de la agricultura y del hombre civilizado".

ELOTROYO 16 tVARIEDADES

FIORELLA DE FERRARI

“Soy curiosa por naturaleza” Fiorella De Ferrari, actriz y maestra de educación inicial, conversa con facilidad y se reconoce parte de una estirpe de mujeres genovesas fuertes e intensas. En la actualidad protagoniza la obra La señorita Julia, que va de jueves a lunes en el teatro ISIL. ENTREVISTA: SUSANA MENDOZA SHEEN CARICATURA: TITO PIQUÉ ROMERO El personaje de Julia es caprichosa, ¿cómo es usted? –... uhmmm... ¿Cómo yo? No, yo soy intensa, y quizá me parezco a Julia en eso. ¿Intensa por apasionada? –Vinculo la intensidad con el compromiso que tengo con cualquier proyecto en el que me involucro. ¿Amoroso también? –¡En todo el sentido de la palabra, todos los proyectos son impactantes. No hay uno más que otro! ¿Es una mujer de hechos o de palabra? –De los dos. Me gusta que las personas cuenten conmigo, con mi compromiso, presencia y tiempo en cualquier proyecto que me involucro. Pero también con mi capacidad de confrontar y discutir. Para el montaje teatral son necesarios los espacios de reflexión de lo que la obra quiere decir. Por lo general, quien dirige tiene una visión que uno comparte o no. No es común que las mujeres confrontemos... –Aquí en nuestro país. He vivido en Argentina, y es diferente. Creo que tiene que ver con la educación. En el hogar existe un espacio ideal para la confrontación: la sobremesa. Mi padre siempre insistió en que comiéramos juntos. Fue un ritual importante. ¿En su adolescencia fue fácil confrontar para usted? –Fui una adolescente muy comunicativa. Mis hermanos más bien fueron reservados. Siempre me sentí cómoda al hablar, de decir lo que pienso y de compartir mis emociones también. Entrevista completa en www.andina.com.pe

Se dice que la gente hace teatro para compensar su timidez... –No es mi caso. No me considero una persona tímida, sino sociable. Disfruto compartir con otros, de tener espacios de conversación. Me gusta trabajar en equipo. Estoy acostumbrada por los dos trabajos que realizo... ¿Cuál es el otro trabajo? –Soy maestra de educación inicial. Trabajo desde muy joven con niños, y con ellos se generan espacios muy bonitos de diálogo por su capacidad de interpretar el mundo con mucha libertad, y construir sus propias teorías sobre cómo funcionan las cosas. Es una mujer comunicativa, ¿fue difícil interpretar el personaje de Julia? –Sí, porque Julia busca a Juan, el criado, por una profunda soledad, su necesidad de sentirse amada y vivir todos los límites posibles. Es su forma de sentir más. Debe haberla confundido ser hija de una madre liberal, feminista y un padre conservador. ¿Se identifica con Julia en esa búsqueda? –Me identifico con ella en su necesidad por explorar. No me identifico con su soledad ni su necesidad por sentirse amada. En su caso, ¿qué inspira su necesidad de explorar? –La posibilidad de aprender más. Soy curiosa por naturaleza, así nací. ¿Qué reconoce que tiene de semejante con una mujer indígena? –Mucho y poco. Somos mujeres, tenemos un registro histórico y genético que compartimos. Hemos sido preparadas para muchas cosas, tenemos emociones e interpretaciones sobre la vida, semejantes y diversas. Pero fuimos criadas por familias distintas, ubicadas en zonas distintas y de orígenes diferentes. ¿Qué siente que tiene de italiana? –Cuando visité Génova, me invitaron a ver el mausoleo de los De Ferrari. Había fotos, y una especie de árbol genealógico. Cuando vi el rostro de las mujeres, me di cuenta que venía de ellas. Seres muy fuertes, expresivos, dominantes, expansivos, con mucha presencia. Seguramente, complicadas también por ser de mucho carácter. Es lo que he heredado por lado paterno. Me sentí reconocida en ellas, y sentí alivio. ¿Por qué alivio? –Cuando vine al Perú, con frecuencia sentía vergüenza de ser muy comunicativa, de sustentar mis ideas, de disfrutar del debate. Me sentía incómoda por ser así, porque me encontraba en espacios donde las mujeres debatían poco o cambiaban de tema. ¿Le creó inseguridad? –No, pero sí cierta vergüenza. Pero entendí que tenía que contenerme en este contexto. ¿Qué podría tener Julia de usted? ¿De mí? Mi interés por vivir hasta ser bien vieja (risas).

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