Mestre e doutor en Sociologia por la UNESP Araraquara (São Paulo Brasil). Docente-investigador de la UNESP Bauru

LOS GOBIERNOS DE CENTRO-IZQUIERDA EN SUDAMERICA Y LA CRISIS Luiz Fernando da Silva . El actual escenario político suramericano propicia innumerables

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LOS GOBIERNOS DE CENTRO-IZQUIERDA EN SUDAMERICA Y LA CRISIS Luiz Fernando da Silva . El actual escenario político suramericano propicia innumerables análisis sobre la naturaleza política y económica de los nuevos gobiernos, sus orígenes y perspectivas sociales y económicas. Pero también veo se acentuando en algunos de esos países un cuadro político con un grande grado de contradicciones y que tiene posibilitado un reforzamiento de la oposición política liberal y/o pierde de base política, donde se evidencian los casos de Argentina, Venezuela y Bolivia. En general en esa región hubo cambios formales que, al nuestro entendimiento, posibilitaran por un momento recomponer los régimen políticos dentro de un marco de la institucionalidad democrático liberal. Por su vez, ninguno de esos gobiernos logró un efectivo cambio en las estructuras neoliberales que se constituyeron al longo de la década del 1990. En eso actual periodo, el desafío mayor para esos gobiernos es la crisis capitalista internacional que poco sabemos sobre su real profundidad e las consecuencias en los países de la región. Para algunos investigadores, haberia tres tipos de gobiernos predominantes actualmente en la América Latina (Katz, 2008; Borón, 2007): conservadores, centro-izquierda y nacionalistas radicales. En esa línea de investigación, Alvaro Uribe (Colombia) mantuviera una perspectiva neoliberal y alineada a la política norte-americana, como se verifica en la adhesión y manutención del Plano Colombia y en la tentativa del tratado comercial bilateral con los EUA. Por su vez, Lula e Kirchner mantuvieran una relación ambigua con la política norte americana, pero defendieron intereses generales de las fracciones capitalistas locales e internacionales. Con todo, mientras Lula mantiene una política neoliberal como desarrollada en las dos gestiones de FHC, Néstor Kirchner incursionó por el camino “neo-desarrollo”, o sea intentó re articular un modelo económico basado en fracciones del capital local. Por su vez, la perspectiva “nacionalista radical” se habría presentado en Hugo Chavez porque este promovió en el curso económico más estadista, mantiene fuerte conflicto con Estados Unidos y a veces se choca con sectores de la burguesía venezolana, pero mantiene un proyecto que oscila entre el neo-desenvolvimentismo y una progresiva redistribución social. En esa línea de pensamiento, la política económica actual difiere del curso neoliberal de las décadas anteriores. Varios sectores del empresariado promueven un giro para el “neodesenvolvimentismo” en media a ortodoxia neoliberal, a fuerte concurrencia extra-regional, 

Mestre e doutor en Sociologia por la UNESP Araraquara (São Paulo – Brasil). Docente-investigador de la UNESP Bauru.

desnacionalización del aparato productivo y pierda de competitividad internacional (Katz, 2008). Estos grupos capitalistas se dislocan para políticas más industriales y menos dependientes de la influencia de recursos financieros externos. Esa sería una perspectiva más definida en gobiernos de centro-izquierda, como en la experiencia argentina y venezolana, además pero vacilante en el caso brasileño y no compartido en el caso chileno y uruguayo. No obstante el “neo-desenvolvimentismo” no sería incompatible con la perspectiva neoliberal, pues mantiene la defensa del superávit fiscal, el pagamiento de los acreedores internacionales, como también se contrapone a política distribucionista o cualquier “concesión social” que amenace la lucratividad del beneficio patronal. Lo que es próximo comparativamente entre tales gobiernos es que surgen en un periodo histórico, en un cuadro mundial y latinoamericano, de un emergente cuestionamiento por las masas populares de los programas políticos neoliberales que desestructuraran las basas de un tipo de capitalismo en la región existente. Los ajustes ocurridos reestructuraran las relaciones de producción y de propiedad en una nueva y mayor integración con el proceso de acumulación mundializada del capital. Los nuevos gobiernos mantiene como característica su adecuación a la división social internacional del trabajo, por vía de la reprimarización de sus economías, extranjerización de su base productiva y de servicios y una superexploración del trabajo, por vías de precarización, tercerizaciones, bajos salarios, trabajo en negro y desempleo. Nos parece correcto apuntar que en ese periodo de ajustes estructurales se produce y reproduce una complejidad social latino-americana, que trajo cuatro consecuencias que se destacan (Borón, 2007): a) el fracaso económico que había acentuada las contradicciones de la “reestructuración económica y social” precipitada pela crisis y aumentada por políticas de “capitalismo democrático” en el continente, que se desarrollo a partir de la década de 1980; c) la crisis sobre los formatos tradicionales de representación política, como partidos populistas, de izquierda y organizaciones sindicales; d) la luchas sociales contra el neoliberalismo. En esta situación de fracaso económico generó nuevos atores sociales: piqueteros (desempleados argentino), pequeños agricultores endeudados en el México, diversos movimientos de identidad cultural, además de los movimientos de “alter globalización. Tal cuadro económico po0tencializó fuerzas sociales ya existentes, al ejemplo de Argentina (caçaroleiros), profesores, médicos y trabajadores de la salud de varios países emergieron en movimientos sociales. Acá no estamos haiciendo cuestionamiento en un sentido solamente discursivo, pero si de luchas de sectores obreros, campesinos y populares que llegaron a abrir situaciones

políticas conflictivas con crisis políticas institucionales profundas como en Ecuador, Venezuela, Bolivia y Argentina. Una perspectiva anti neoliberal que ya podemos verificar en las calles de Buenos Aires y Caracas en 1989. En Brasil, no con tal intensidad, pero que se demonstró en crecientes movimientos sociales, como las huelgas de docentes universitarios desde 1998 y los movimientos de ocupación de tierra hecha por MST. Esas amplias movilizaciones terminaron por una punta debilitando o derribando gobiernos alineados plenamente con las medidas económicas de ajustes estructurales, pero por otro lado refuerzando propuestas alternativas institucionales. Estos nuevos gobiernos surgirán en el período reciente cómo resultado de una profunda crisis del modelo neoliberal o, en otros termos, del enflaquecimiento de la hegemonía política neoliberal sobre las masas populares, en obediencia del nivel de pauperización que los ajustes económicos

estructurales



privatización,

desnacionalización,

abertura

comercial,

flexibilización y precarización de los derechos sociales y laboristas, allende de creciente endeudamiento público (interno y externo) – impusieron

a los diversos

sectores de

trabajadores (del sector privado y público) y también de las camadas medianas. En las experiencias que apuntamos, no obstante, se evidencian diferencias. Una de ellas se refiere al contexto político en lo cual se originaron tales gobiernos. Por un lado, aquellos que surgieron en procesos electorales después de levantes de carácter popular, con crisis del régimen político. El Ecuador (2000), Argentina (2001), Venezuela (1989, 1992 y 1994), Bolivia (2003 y 2005) son expresivos ejemplos de la inestable situación política que se descortinó en eses países. Por otro lado tenemos los gobiernos que se constituyeron sin que existiera anteriormente un cuadro de inestabilidad que se desdobla en crisis política. Dentro de esas experiencias resaltamos el caso del Brasil, Chile, Uruguay y Nicaragua. O sea, en eses países apuntados no ocurrieron crisis institucionales acentuadas, en los periodos pre-electorales, no habiendo paradas generales o movilizaciones revolucionarias en curso, ni fuerzas políticas de izquierda o de movimientos sociales se contraponiendo al curso institucional electoral. La nueva y transitoria configuración política en la región, basada en gobiernos frente populistas y de centro-izquierda, solamente puede ser entendida como resultado político del grado de organización/desorganización y de luchas de los obreros en la región, y de sus direcciones de clase. En realidad lo que se presentó en el periodo fueron los proyectos ideológicos y políticos que disputaron la dirección de la clase obrera en el sentido de cómo y por cuales caminos y formas de lucha superar los entrabes neoliberales. Por eso, la relación de esos proyectos y gobiernos con los movimientos sociales es central. En otras palabras podemos

caracterizar que esta nueva configuración se caracteriza por la elección de

gobiernos apoyados por los sectores de movimientos sociales y partidos de izquierda, como en Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia, Uruguay, Ecuador y Nicaragua, que se constituyeron como alternativa para las clases subalternas, clases medias y fracciones de la burguesía de los gobiernos que se orientaron por políticas de ajustes estructurales neoliberales – privatizaciones, desnacionalización, apertura comercial, flexibilización y precarización de los derechos sociales y del trabajo, además de creciente endeudamiento público (interno y externo). En este nuevos gobiernos verificamos el gran apoyo popular que conquistaran ante o durante sus gestiones, incluso posibilitándoles a reelección en su países. Con excepción del caso argentino, las candidaturas tuvieran en sus historias una relación orgánica con movimientos sociales y partidos de izquierda (o laborista). En otros términos podemos hablar que tales liderazgos expresaran/configuraran con sus respectivos partidos y/o movimientos sociales, proyectos políticos y ideológicos anti neoliberales que se tornaran referencia para amplios sectores de la populación, al ejemplo de asalariados urbanos y rurales, estudiantes, desempleados y subempleados, allende de camadas de la pequeña burguesía (campesinos, comerciantes y profesionales liberales) y até mismo fracciones de la burguesía local. Ese cuadro político y económico levó diversos autores caracterizaren como una “crise del neoliberalismo” o hablaren de un “pos-neoliberalismo” (vide Sader, 2005; Borón, 2004), lo que al nuestro entendimiento fue una ilusión demasiada fuerte en las posibilidades y en las voluntades programáticas en los nuevos gobiernos. En diferentes grados, los nuevos gobiernos instituirán frentes políticas entre las representaciones políticas obreras y populares y fracciones de las clases sociales empresariales. Es lo que ocurrió, por ejemplo, en la Venezuela con Hugo Chávez (1998 y 2006), en lo Brasil con Luis Inácio Lula da Silva (2002 y 2006) y Néstor Kirchner en la Argentina (2003 y elijando su mujer en 2007). Durante un período de sus gestiones, estos gobiernos lograron relativos éxitos económicos, en consecuencia de un periodo de calentamiento económico internacional, que posibilitó la intensificación de las exportaciones de comoditties (productos agrícolas, gas natural, petróleo etc), el calentamiento de sus mercados internos de consumo y el crecimiento del producto interno bruto de eses países. Este cuadro económico permitió retomar índices de empleo e implementar políticas sociales compensatorias, en áreas como la salud, la educación y la alimentación. En líneas generales, el contexto económico posibilitó mantener o constituir un respaldo popular, permitiendo la reelección o indicación de sus sucesores, como ocurrió en la Venezuela, Brasil y Argentina.

El crecimiento económico en esos gobiernos, por su vez, se estableció en un per curso que le desarrollo su debilidad delante de los intereses del grande capital y intrínseca en su propia constitución. Esa debilidad creciente se encuentra en la manera como tales gobiernos de la región se definirán por sus perspectivas de política económica y social adelante del contexto económico mundial. Es un cuadro específico de división social del trabajo internacional que los países se insieren como productores y exportadores de materias-primas y productos de bajo valor agregado (que detienen poca producción industrial en su confección) – ligado a industriales de naturaleza. Por su vez los sistemas industriales existentes son cada vez más transnacional izados y extranjerizados y volteados para las exportaciones. Necesitan ser más detalladas

y profundizadas con investigaciones empíricas.

Especialmente importantes la caracterización sobre nuevos proyectos económicos en curso. Además, pone en según plano la característica común en estos gobiernos que es a nuestro entender lograr soldar, cooptar más liderazgos de movimientos sociales y de partidos de izquierda a los rumbos de estos gobiernos. Y cuando los movimientos sociales y políticos aparecen en estas análisis es como si fueran destituidos de proyectos y permeables fácilmente a los encantos de la maquina gubernamental.

Uno de los factores que impulsa el resurgir de la derecha, el debilitamiento de los regímenes calificados de centro izquierda, y el aislamiento y declive de los movimientos sociales radicales en la primera década del nuevo milenio, es la primarización de las economías. El sector económico primario, a saber, la agricultura y la minería, esta dominado por las grandes companias agromineras nacionales y extranjeras, las cuales también lideran los negocios punteros y las instituciones financieras y ejercen la hegemonía sobre los gobiernos regionales y locales y sus empleados. Unos precios mundiales favorables y la apertura de los nuevos y dinamicos mercados de ultramar, asi como las grandes aportaciones de inversiones extranjeras a los sectores primarios, han incrementado en gran medida el papel de las elites del sector agrominero en la economía y han aumentado su demanda de mayor influencia en la política económica nacional. La creciente importancia de los sectores agromineros y sus industrias satélites (finanzas, comercio, maquinaria agrícola, infraestructuras y construcción) ha desplazado los ejes del poder político de las alianzas de centro izquierda, compuesto por la clase trabajadora urbana de clase media y los pobres rurales y urbanos, hacia un bloque de poder de masas liderado por las elites agromineras que abarca pequeñas empresas urbanas, organizaciones profisionales, campesinos medianos e incluso pequenos, consumidores ubanos desafectos y empleados asalariados que sufren los efectos de la elevada inflación. (Petras, 2008)

La basa social principal de esos gobiernos está se enfranqueciendo. Esa basa fue constituida alrededor de un programa genéricamente definido como anti neoliberal que los posibilitó la victoria electoral. Para las clases dominantes, en los distintos países de la región, esos gobiernos tuvieron un importante papel en medio a crisis económicas y movilizaciones revolucionarias de las masas, en el sentido de contener dentro de los espacios institucionales, revigorando los regímes políticos. De esta manera en los peores momentos de crisis políticas y económicas puderon contar con partidos y personalidades representativas y, al mismo tiempo, les permitiendo reconstituirse en sus fuerzas. La economía mundial tiene se alterado en la última década, en su comercio internacional, especialmente con la entrada de países de bloco de ex Leste Europeo y Asia en las nuevas condiciones internacionales. Básicamente lo que se desarrollo en más reciente fase del capitalismo es un proceso de redefinición de división internacional del trabajo, y lo que cabe a los países periféricos (emergentes). Es el caso de la definición de países como Argentina, Brasil, Bolivia, Venezuela que desarrollan sus economías centradas en un proceso de reprimarización de sus economías y de el desarrollo de sectores industriales vuelta dos para exportación. El aspecto que se debe resaltar aquí es la eje establecido de una posición de las economías dentro de la nueva división internacional del trabajo se mantuve en todos los países alcanzados por esa configuración política anteriormente apuntada. Por ejemplo, y centralmente, la definición por su proceso de reprimarización de sus economías es aspecto central, especialmente alrededor de la exportación de granos (soja, maíz, girasol…), hidrocarburos y ahora también los combustibles alternativos, como se desarrolla en Argentina, Bolívia, Uruguay y Brasil (siendo que este mantiene una complejidad aún industrial). Por su vez, es posible verificar plenamente las condiciones de industrialización, como en Argentina y especialmente Brasil, en su aspecto de extranjerización que ocurren con empresas ya tradicionalmente internacionales, como automotrices, pero también con una cadena productiva especialmente internacionalizada. Por último, el caso central de ese actual modelo político es la manutención orgánica con el circuito del capital financiero, especialmente en relación al capital especulativo, endeudamiento público (interno y externo). En ese cuadro podríamos afirmar sobre el proceso de acumulación del capital mundializada que es centro de la dinámica de esas economías. Eso significa considerar que la lógica intrínseca que articula la producción y circulación de esa producción, como también la dinámica de funcionamiento del Estado, perspasa por esa eje que se define en una perspectiva internacional.

Por su vez, en ese espacio delimitado y pequeño de movimentación dentro de la lógica del acumulación del capital en escala mundializada, de cual manera los actuales gobiernos, llamados populistas, de frente popular o nacionales de izquierda mantienen su base de apoyo político. Esa basa de apoyo político pasa por sectores empresariales. Pero, la cuestión central es hasta que punto logra mantener apoyo en sectores sociales populares y en su organizaciones. ¿De cuál manera estos proyectos políticos y económicos mantienen la hegemonía política junto a variados sectores de las clases subalternas? En eso cuadro político y económico permite verificar que estructuras económicas y intereses de clase que antes hegemonizaban el aparato del Estado y bloque de poder mantienen se con misma fuerza en actualidad en esos gobiernos. La cuestión que comezó a ser discutida fue únicamente la posibilidad de “redistribuición social”, no importando prácticamente como se fijaba la cuestión de empleo. Aquí, nos lleva a pensar sobre distintos momentos en que esa configuración viene se desarrollando. Y acá se presenta en su relación contradictoria con los movimientos sociales y agrupaciones de izquierda, por un lado, y por otro los establecimientos de relaciones con el grande capital transnacional, sus organismos financieros y con el imperialismo. No es hoy posible lograr una analice que se aproxime de las dinámicas políticas en la región, los grados de conflictividad y incluso de crisis institucionales, sin considerar la dimensión de actuación del transnacionales ligadas directamente a las áreas de hidrocarburos, agropecuario y sectores distintos de extracción, recursos hidráulicos, como también las bases industriales de exportación. Con la afirmación sobre la importancia de no estamos aquí desplegando de las especificidades políticas nacionales que son fundamentales para comprendemos las constitución de los distintos sujetos políticos. Es muy sugestivo y esclarecedor cuando establecemos una rápida comparación entre la relación y acomodación del gobierno Lula, en sus dos mandatos, con eso bloque de fuerzas económicas. Así como está ocurriendo con Uruguay, en la gestión de Tabaré Vazques, Lula no tuvo presiones demasiado fuertes advenidas del sectores principales del capital, que extrapolasen para crisis institucionales profundas. La crisis que se desarrollo en 2005 sobre verbas para parlamentares votaren en proyectos gubernamentales y denuncias de caja dos para campaña electoral, tuvo su desarrollo por dentro del Congreso Nacional (Cámara de Deputados y Senado). El PFL (hoy DEM) y el PSDB, con algunos sectores opositores, desistirán de llevar a frente el impeachment del presidente, a partir de la tentativa de involucrar Lula en las relaciones de corrupción ocurridas. Los distintos sectores del capital,

por su vez, mantuvieran su apoyo al gobierno, aislando de esta manera el sector burgués parlamentar. Para los sectores del grande capital internacional los gobiernos surgidos en la región tuvieran su papel en el sentido de desarticular cualquier posibilidad de crisis revolucionarias, como ocurridas en Argentina en 2001, pero también en Bolivia en 2004 y 2005, como en Venezuela. Por su vez, el papel que esos gobiernos tienen jugado en el Continente no les garantiza una situación harmónica o estable con los distintos sectores y fracciones del capital. Porque esos gobiernos no lo tienen con confianza visto que tienen como basa de su apoyo en movimientos sociales y agrupamientos de la izquierda. Por su vez, mantienen un eje discursivo junto a las direcciones sociales donde enfatiza continuadamente una polarización (sin contenido práctico, en realidad) pero que lo permite la tentativa oscilante de manutención de una basa social. Además necesitan recursos financieros para mantener esa basa políticosocial junto a los sectores populares, por medio de programas asistenciales, pero también para sectores empresariales más próximos. En realidad, la contradicción de fundo y peleas como están ocurriendo en eso periodo están ligadas a esa lógica del grande capital con los gobiernos populistas, de centro-izquierda o nacionalistas. Dónde el discurso en esos sectores, que siempre se expresan con mayor fuerza y penetración social por medio de sus sujetos políticos y económicos nacionales, gana significado explícito cada vez mayor, en el cuestionamiento del papel del Estado en la economía. O sea, se lo recolocando el ideario neoliberal de los años ’90. Para mejor tenernos las circunstancias que son específicas y otras que se entrelazan con contexto internacional. Ubicamos los dos gobiernos de los Kirchner en un contexto en el cuál emergieran distintos gobiernos en América del Sur a partir de final de la década de ’90 y que mantienen en sus determinaciones algunas características semejantes. Estos nuevos gobiernos surgieron en período reciente como resultado de una profunda crisis del modelo neoliberal o, en otros términos, del enflaquecimiento de la hegemonía política neoliberal sobre las masas populares, en razón del nivel de pauperización que los ajustes económicos estructurales – privatización, desnacionalización, apertura comercial, flexibilización y precarización de los derechos sociales y

laboristas, además del creciente endeudamiento público (interno y

externo) – impusieron a los diversos sectores de trabajadores (del sector privado y público) y también de las camadas medianas. Actualmente ya existe una vasta literatura que señala ese fenómeno político.

Integración regional y crisis económica

La reunión del día 02 de octubre de 2008 de la cúpula del UNASUR posibilita comprender como tal organismo creado hacia poco tiempo está se desarrollando en las crisis que se instalan en la región, como fue en el caso de la crisis política en Bolivia y, ahora, con la crisis económica mundial. Ese papel ocupa un local vacio y organizador de las relaciones económicas y políticas consideradas regionales. Papel ese que no es ocupado por Mercosul ni por Pacto Andino. Los ejes centrales de UNASUR, de acuerdo con Marco Aurelio Garcia1, así pueden se sintetizados: Banco del Sur, infraestructura física, política de compatibilización de políticas sociales, Consejo de Defensa. García se mantiene en una perspectiva de la intensificación de mercado regional sudamericano como alternativa a las crisis internacionales: “tenemos que hacer una apuesta por el mercado regional, incluso en el mercado brasileño. Eso va a demandar un esfuerzo impresionante de naturaleza política. Eso va a demandar que nosotros tengamos capacidad de resistir las tendencias de cerrar nuestras economías, que van a surgir acá y en Brasil y en todas partes, en provecho de la integración”. En el cumbre de Manaos (Brasil), ocurrida en noviembre de 2008, los presidentes de Brasil (Lula), Venezuela (Hugo Chávez), Ecuador (Rafael Correa) y Bolivia (Evo Morales) presentan una posición sobre los efectos de las crisis internacionales. Ellos no más tuvieron una apreciación alrededor de la teoría del desacople. Comprenden ahora que “una recesión grave en esos países trae riesgos” (Chavez). Lula, por su vez, dicia: “no considero justo que ahora que (los países en desarrollo) comenzamos a mejorar un poco en el siglo XXI, seamos sacrificados porque el sistema financiero internacional se convirtió en un casino en el que las personas apostaban a ganar dinero fácil sin ninguna responsabilidad”. Y complementa: “Tenemos (con Chávez) el mismo pronóstico: la crisis es muy seria y tan profunda que no sabemos el tamaño. Tal vez sea la mayor en la historia del mundo”. En eso cuando económico y político que la propuesta del Banco Sur gana mayor sustancia. Esa propuesta tiene su creación hace un año, mientras no avanzó de facto allá del papel. Los gobernantes de la región, especialmente Hugo Chávez, compreenden que ese podría se tornar un mecanismo regional de financiamiento de desarrollo. En eso sentido, ello considera: “No debemos perder un día en la actividad del Banco del Sur para que traigamos nuestras reservas internacionales, los recursos para la inversión, para que nosotros mismos manejemos nuestro Banco del Sur a través de fondos de financiamento, de cooperación, para asegurar el desarrollo de nuestros pueblos y definitivamente desengancharnos del nefasto sistema

1

Entrevista concedida al periódico Pagina 12, 05 de ocutubre de 2008, p. 19, “Hay que apostar al mercado regional”.

neoliberal” (Ambito financiero, 01 de octubre de 2008, p. 12, “Lula y Chávez contra Bush: ‘no queremos pagar crisis’”). La crisis económica internacional también fue tratada en el Encuentro de Cooperación del Cono Sur, realizado en Buenos Aires (Argentina), en el día 02/10/2008. En ese encuentro estuvieron presentes representantes del gobierno de Brasil, Argentina, Uruguay y Chile. Los acuerdos fueron formulados en la Declaración de Pilar, que sacó un documento ratificado por el PT brasileño, el Partido Justicialista y Frente para la Victoria argentinos, el Partido Socialista chileno y el Frente Amplio uruguayo. Cuatro parágrafos del texto: 1º) La crisis financiera internacional confirma las críticas de las fuerzas progresistas, de izquierda y nacionales y populares a los fundamentos del neoliberalismo. “Frente a ellas nuestros países, encabezados por gobiernos progresistas, se encuentran en mejores condiciones para enfrentar sus efectos justamente por haber implementado políticas alternativas”. Es por demás interesante verificar cuáles son esas políticas alternativas en relación al que se desarrollaba anteriormente. 2º) La integración regional es “la condición fundamental para garantizar un modelo de desarrollo basado en el fortalecimiento de la soberanía nacional, la democracia, la plena vigencia de los derechos humanos, la estabilidad y la paz, y cuyo principal objetivo es la inclusión social y la igualdad”. Vemos como la cuestión de la integración latinoamericana se torna central en esa articulación, especialmente en relación a uno modelo de desarrollo que posibilitaría otros desarrollos sociales y políticos. Eso también se presentaría relacionado a la soberanía nacional. Cabria verificar en que basa esta estructurado ese modelo de desarrollo, una vez que muchas empresas e inversiones del capital, especialmente en Brasil son extranjeros. 3º) “La crisis pone en evidencia la necesidad de gobernar y conducir el desarrollo y el crecimiento económico y por ello el rol del Estado, de la política y de los partidos políticos es insustituible”. Hay en esa posición una crítica a las políticas neoliberales de libre mercado. Especialmente que ahora en Estados Unidos y países europeos gana grandeza las intervenciones del Estado en el sentido de rescatar bancos. Pero es necesario preguntar se eso por si presentado como critica posibilita una perspectiva no neoliberal, que ultrapase las orquestraciones de Consenso de Washington. Pienso que no una vez que se mantiene como referenciada en capital financiero, por ejemplo. 4º) “Las fuerzas políticas presentes reafirman su compromiso con la consolidación de los procesos de integración del Mercosur y de Unasur y la voluntad de continuar y profundizar este dialogo”. Hay distintos sectores intelectuales y periodistas que comprenden que Latinoamérica estaría mejor preparada para enfrentar esa crisis de que en otros periodos.

CEPAL, en la semana pasada, anunció el crecimiento de latinoamerica para próximo periodo de 2009, que tendrá 4,0% de crecimiento (contra los 4,7% de 2008). Esto seria resultado de dos fenómenos: a) la creciente demanda de productos primarios impulsionados por la China y India; b) una mejora en el intercambio de los últimos años, que subio en 33% en relación a la década de 90. Otros dos puntos estarían presentes en ese crecimiento que se susten a cerca de seis años: deuda externa y acumulación de reservas. De esa manera, de acuerdo con José Natanson, varios países de la región aprovecharon para “aligerar la carga de sus compromisos externos” y, por otro lado, constituyere un alto superávit fiscal por medio de la apropiación de mayor porcentaje de la renta derivada de las exportaciones de materia prima. Deberíamos pensar mejor sobre esas definiciones. Hasta que punto la decisión de se ancorar en la lógica del capital especulativo internacional no significo el debilitamento que ahora recrudece? Hasta que punto mantenerse dentro de la lógica de la división internacional del trabajo que impone la reprimarización de la economía de los países latinoamericanos? En Venezuela y Ecuador sufren directamente por la caída del precio del petróleo, mientras que Chile, Bolívia y Peru, por ejemplo, tienen problemas con el valor de los minerales. En el caso de Argentina y Uruguay, la baja de los precios de commodities agropecuarios (soja, trigo, girasol y otros), tiene un efectos mucho grande en la economía, una vez que eses recursos terminan también impulsionando las economías locales y los sus impuestos sirven para la maquina estatal. Algunos consideran que la Argentina tiene una van tajen delante de esa crisis internacional: el facto de estar aislada del fujo de capitales especulativos a partir de la declaración de pagos (2005). Alá de eso, estaría enfrentando la crisis internacional con superávit comercial y fiscal, reservas abundantes y una paridad cambiaria que no sufrió una intensa apreciación. Dos habrían de ser los problemas: “Por un lado, los excedentes de producción de potencias en problemas debido al menor ritmo de la economía mundial pueden provocar una profunda distorsión en el mercado local por la invasión de importadoras a precios de dumping. Por otro, la debilidad de Brasil (capitales especulativos, real fuerte y desequilibrio de la cuenta corriente), modelo elogiado por la city, puede generar también la irrupción atropellada de importaciones del socio mayor del Mercosur desplazando producción local. La clave para monitorear el impacto local de la crisis no se encuentra en variables financieras sensibles para el clima político-mediatico, sino en la Aduana y en las negociaciones comerciales con Brasil. Se presenta entonces una oportunidad extraordinaria para la región para coordinar políticas de compensaciones en el area comercial y, de esa forma, evitar conflictos por porciones de mercados. También se abre la posibilidad, debido a

la muy probable sequía internacional, para la cooperación en el pla financiero a través del Banco del Sur y otras vías de intervención conjunta para asistir con crédito al sector privado y también a los gobiernos para mantener el ritmo de la obra pública y de infraestructura” (Zaiat, 2008,p.8). El caso de Brasil, con la economía más abierta para el capital financiero, los efectos son muy acentuados. El recibimiento de capital especulativo, desde cuando le fue emitido el investment grad, ahora tiene su lado contrario, con la huida de esos capitales para los títulos públicos del Tesoro de EUA. Las reservas acumuladas por el Banco Central son de la orden de 207.000 millones de dólares, mientras la deuda pública brasileña (nominada en reales) es el triple de ese valor. Caso ocurra una huida generalizada de los “inversores”, no habría dólares suficiente para cobrir tal deuda. Por su vez, el Banco Central brasileño dio un auxilio a las instituciones financieras (bancos pequeños y medianos) en ese país, en la orden de 18.000 millones de dólares. “Hace días que los bancos brasileños sufren por la falta de dinero. Los préstamos interbancários son escasos y caros. Como consecuencia, entidades top como Itaú, Bradesco, Unibanco y Banco do Brasil, experimentarón una fuerte pérdida de su valor de mercado”.

Cómo podemos imaginar los bancos que en el último año tuvieron en sus

declaraciones financieras los mayores lucros y rendimentos en el país? Dice en Clarín (“Brasil salió a auxiliar a sus bancos con 18.000 millones de dólares”, 05/10/2008, p.31): “Todo empezó – dicen los economistas – con la falta de créditos en el resto del mundo. Las entidades brasileñas que financiaban la compra de automóviles y bienes de consumo y que usaban para ese fin préstamos del exterior, no pudieron refinanciar sus deudas en el extranjero. Lo que es peor, tampoco encontraron quien les prestara en el mercado doméstico”.

Bibliografia

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