MEXICO ESPECIALIDAD: ENERGÉTICA. Rubén José Dorantes Rodríguez Doctor en Energética y Transferencia de Calor. 25 de septiembre de 2008 México, D.F

MEXICO LAS ENERGÍAS RENOVABLES Y LA SEGURIDAD ENERGÉTICA NACIONAL ESPECIALIDAD: ENERGÉTICA Rubén José Dorantes Rodríguez Doctor en Energética y Tran

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LAS ENERGÍAS RENOVABLES Y LA SEGURIDAD ENERGÉTICA NACIONAL ESPECIALIDAD: ENERGÉTICA

Rubén José Dorantes Rodríguez Doctor en Energética y Transferencia de Calor

25 de septiembre de 2008 México, D.F.

2 LAS ENERGÍAS RENOVABLES Y LA SEGURIDAD ENERGÉTICA NACIONAL RESUMEN EJECUTIVO En este trabajo se presenta y se define el concepto de seguridad energética con base en información oficial y proponiendo una definición personal que considera las actuales y futuras condiciones del país. Se presentan prospectivas de desarrollo del sistema energético nacional, así como una discusión acerca de los retos técnicos, ambientales, económicos y sustentables que debe satisfacer un Plan Energético de largo plazo que permita dar seguridad energética a México hacia el 2030. Con base en este diagnóstico se analizan diversas estrategias, principalmente aquellas que tienen un sustento en las fuentes de energía renovable dado su carácter casi inagotable en cuanto a su disposición y por ser México un país con enormes recursos energéticos renovables, cuya explotación y uso tienen factibilidades económicas y ambientales de gran viabilidad. Se analizan algunos ejemplos de aplicación de estas fuentes renovables en proyectos de interés nacional, donde se hace énfasis principal en la disponibilidad del recurso, la integración tecnológica nacional, los múltiples beneficios obtenidos, no solo energéticos y su fácil implementación, considerando las actuales reglas de juego existentes por parte de los tres niveles de gobierno, que sin ser para nada favorables para un desarrollo masivo de estas tecnologías renovables, son las referencias existentes. Palabras clave: Seguridad nacional, seguridad energética, energías renovables, desarrollo sustentable, planificación energética.

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1. El concepto de seguridad nacional en México. En el año 2000 se acuño en México, por parte del gobierno del presidente Fox, un lema que decía: UN PAIS CON ENERGÍA ES UN PAIS CON FUTURO. Esta expresión, convertida en el lema de la Secretaría de Energía para ese sexenio, indicaba la importancia que debería haber tenido el sector energético para el primer gobierno panista, como una pieza fundamental del gobierno mexicano para su desarrollo económico, lo cual no fue así. Sin embargo este lema lo tomo como punto de partida para una reflexión de lo que debería ser su correcta interpretación, en el contexto de un país en vías de desarrollo y con un futuro incierto sobre su sector energético y más aún, sobre un concepto que pretendo discutir ampliamente y al cual lo denominaremos como la SEGURIDAD ENERGÉTICA NACIONAL. En el medio profesional energético en México poco de habla de la seguridad energética nacional y son pocos los estudios al respecto, por lo que en este trabajo pretendo hacer una pequeña contribución al concepto técnico, económico y ambientalmente sustentable de lo que debe ser la seguridad energética nacional y porqué debe representar una condición indispensable, sobre todo en el largo plazo, para que verdaderamente exista una seguridad energética en México, la cual debe basarse en el aprovechamiento masivo de nuestras fuentes renovables de energía. En esto revisemos primeramente lo que existe como seguridad nacional en México. De acuerdo con Velasco Gamboa (1997), “seguridad nacional es un concepto vago e impreciso, pues muy pocos investigadores o personajes de la política se han atrevido a definirlo, y cuando así lo han hecho ha podido notarse titubeo o ambigüedad en sus palabras. Por tanto, es un concepto mal definido y peor entendido, obviamente mal aplicado y con resultados desastrosos, que urge aclarar”. Para Del Castillo (1997) “la seguridad nacional mexicana no es un concepto económico, administrativo, ingenieril o comercial, sino que, más bien, es un concepto eminentemente político”. Para otros autores, en México aún no existe un concepto definido de seguridad nacional, pero la conformación de su agenda estaría orientada a reforzar el sentido de la democracia, la justicia social y la soberanía. Finalmente, para Aguayo Quezada (1990), la mejor definición es la del General Gerardo Vega, quien dice que “seguridad nacional es la condición permanente de libertad, paz y justicia social que, dentro de un marco institucional y de derecho, procuran los poderes de la federación. En el ámbito interno, mediante acciones políticas, sociales, económicas y militares tendientes a equilibrar dinámicamente las aspiraciones y los intereses de los diversos sectores de la población y del propio país. En el ámbito internacional, salvaguardando la integridad territorial y ejerciendo la soberanía y la independencia”. Aquí destaco que “tener una seguridad nacional implica tener democracia, justicia social, soberanía, libertad y paz y que estas la procuran los tres poderes de la federación. Sus estrategias para alcanzarlo son de tipo político, social, económico y militar para alcanzar el equilibrio dinámico entre las aspiraciones y los intereses de los diversos sectores de la población y del propio país. Por lo tanto, la seguridad nacional viene siendo un objetivo permanente que debemos alcanzar como sociedad y que para lograrlo necesitamos alcanzar una serie de elementos fundamentales, agrupados de la siguiente manera: primero, políticas públicas que favorezcan y apoyen el alcance de las metas de tener democracia, justicia social, soberanía, libertad y paz y en segundo lugar, recursos naturales propios con los cuales se posibilite asegurar un ritmo estable de desarrollo económico y social sin tener que recurrir a fuentes externas para adquirirlos. Este segundo elemento, los recursos naturales propios, su existencia y su buena gestión,

4 son y serán claves en los próximos años y décadas para alcanzar una seguridad nacional en materia de alimentos, energía, desarrollo económico y medio ambiente (figura 1).

Figura 1. Esquema básico de la evolución de un pueblo hacia una nación en desarrollo y en armonía para garantizar un esquema de seguridad nacional. Fuente: desarrollo propio. Sin embargo, aunque esta aspiración es lógica y altamente deseable, en México estamos todavía lejos de entender la importancia de tener a la seguridad nacional como un fin, pero también como un medio para tener una sociedad en armonía. En este sentido tomo la idea de Martínez Serrano (2001), quien decía: “en este sentido, tenemos armado el esquema inicial de acercamiento a la seguridad nacional, el cual parte de aquellas aspiraciones, intereses y objetivos que necesita el estado mexicano para alcanzar su desarrollo y que permiten la preservación de los mismos y sustentan el grado de seguridad necesario para la consecución de los mismos; enseguida, se contrastan estos con los obstáculos y amenazas que atentan en contra de ellos, en ese punto se establece el planeo de seguridad nacional, cuya finalidad consiste en establecer las estrategias y líneas de acciones necesarias para preservar la seguridad nacional y conquistar los objetivos nacionales”. Desafortunadamente para el estado mexicano, en pleno siglo XXI, la seguridad nacional tiene otra definición e interpretación. Tomemos como ejemplo la definición que se da en la Ley de Seguridad Nacional aprobada por el Congreso de la Unión y publicada en el Diario Oficial de la Federación el 31 de enero de 2005: Artículo 3.- Para efectos de esta Ley, por Seguridad Nacional se entienden las acciones destinadas de manera inmediata y directa a mantener la integridad, estabilidad y permanencia del Estado Mexicano, que conlleven a: I.

La protección de la nación mexicana frente a las amenazas y riesgos que enfrente nuestro país;

II. La preservación de la soberanía e independencia nacionales y la defensa del territorio;

5 III. El mantenimiento del orden constitucional y el fortalecimiento de las instituciones democráticas de gobierno; IV. El mantenimiento de la unidad de las partes integrantes de la Federación señaladas en el artículo 43 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; V.

La defensa legítima del Estado Mexicano respecto de otros Estados o sujetos de derecho internacional, y

VI. La preservación de la democracia, fundada en el desarrollo económico social y político del país y sus habitantes. Entonces alcanzar una autosuficiencia alimentaria, como un elemento de seguridad nacional alimentaria, lo mismo que una seguridad energética y un desarrollo tecnológico propio, una generación de empresas mexicanas y empleos, por mencionar solo algunos aspectos importantes, no están definidos dentro de esta ley como asuntos de seguridad nacional. En mi apreciación esto es incorrecto y muy delicado y requiere no solo de una mención clara y contundente en esta ley, sino de un cambio radical de estrategia y de plan de gobierno para comenzar a implementar las estrategias que nos permitan, verdaderamente, aspirar a una seguridad nacional completa y objetiva. En este trabajo abordaremos el estudio de la seguridad energética nacional y las diversas maneras de alcanzarla, las cuales todas pasan por una diversificación energética de nuestros enormes recursos naturales. 2. Definiciones internacionales de seguridad energética Si en México es incompleta y ambigua la definición de seguridad nacional, el concepto de seguridad energética en México no es mejor y de hecho no existe una definición oficial al concepto. Antes de definir y argumentar el porqué es importante tener una definición clara de este concepto, además de tener políticas públicas y de una estrategia para alcanzarla, revisemos lo que es y representa la seguridad energética en otros países y regiones del mundo. Para los Estados Unidos de Norteamérica, nuestros queridos y obligados vecinos, por ejemplo, de acuerdo con Vargas y Valdés, (2006) “existe una estrategia dual que define el rumbo de la política estadounidense y que se extiende hacia sus aliados bajo el término de “seguridad energética colectiva”. El aspecto militar de dicha estrategia apunta a asegurar a estos países más petróleo proveniente del resto del mundo y a intervenir en otros países a fin de destrabar los obstáculos a la producción y a las inversiones. Otro aspecto más suave instrumenta la seguridad energética, la diplomacia, el almacenamiento de reservas, la diversificación de abastecedores y los apoyos a través de instituciones financieras, como los mecanismos para alentar el aumento en la oferta energética mundial. El futuro será la combinación de estrategias formando parte de la política exterior y de la seguridad nacional de los Estados Unidos, siendo la seguridad hemisférica un componente importante de la misma. La seguridad energética, que por tres décadas se basara en una estrategia de diversificación de abastecedores, incorpora nuevas prioridades tales como: a) proteger la

6 cadena energética global, lo cual implica resolver el problema del terrorismo; b) crear un margen de seguridad capaz de brindar certidumbre después de un choque petrolero y c) la alternativa de la interdependencia energética y la integración que permite garantizar la seguridad de las inversiones y los flujos de comercio energético”. Para Jean Lamy (2006), ”la seguridad energética mundial, de acuerdo con los principios de la Agencia Internacional de Energía, debe considerar la insustentabilidad de las tendencias energéticas actuales en cuanto al aumento del consumo mundial de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). De hecho, los estados miembros de esta agencia, incluido México, han establecido compromisos muy fuertes en materia de seguridad energética a través de: a) limitar la dependencia exterior de energéticos, b) disminuir la vulnerabilidad de sus economías por los elevados y volátiles precios de la energía a través, principalmente de la eficiencia energética y c) reducir el impacto ambiental de una creciente dependencia del mundo a las energías fósiles”. Otra postura interesante es la asumida por 16 naciones asiáticas en la pasada Cumbre de la ASEAN, celebrada en Cebú, Filipinas el 15 de enero de 2007 [8]. La cumbre congregó a los 10 países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN): Malasia, Indonesia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Brunei, Laos, Vietnam, Camboya, Birmania, y a sus seis socios regionales: China, Japón, Corea del Sur, India, Australia y Nueva Zelanda. En esta cumbre los líderes de 16 naciones asiáticas, que representan la mitad de la población mundial, se comprometieron a desarrollar suministros alternativos de energía, que busca reducir la dependencia de la región de las costosas importaciones de crudo y a reducir las emisiones de gases que causan el efecto invernadero. Aunque los objetivos del pacto firmados son vagos, no obstante, Japón puso 2 mil millones de dólares a disposición de programas regionales de ahorro energético. ''El ahorro de energía es la clave. Nosotros reducimos nuestro consumo en 30 por ciento durante los últimos 30 años'', dijo un delegado japonés. China manifestó gran interés por cooperar en esta materia y contribuir a la estabilidad de los mercados energéticos, señaló el funcionario. Durante la cumbre se promovió fuertemente el uso de biocombustibles fabricados con base en azúcar o aceite de palma, algo que no sorprende debido a que esos productos son ampliamente exportados como materia prima en el Sureste Asiático. En el contexto latinoamericano, la ministra de Minería y Energía del Gobierno de Chile, dio a conocer el pasado 20 de octubre de 2006 la política de Seguridad Energética de Chile9, un plan ambicioso pero realista, a través de acciones de corto y mediano plazo tendientes a: a) diversificar la matriz (en términos de insumos y proveedores), b) lograr mayor independencia y autonomía y c) promover el uso eficiente e inteligente de la energía Estas acciones responden a una realidad chilena donde el 72% de la energía primaria que consume Chile en petróleo, gas y carbón es de importación, lo que pone al país en una situación de vulnerabilidad frente a la volatilidad de los precios internacionales y/o a las interrupciones en el suministro. Por ejemplo, desde 2004 Argentina ha venido recortando el suministro de gas natural a Chile porque Argentina no tiene la capacidad suficiente para satisfacer la creciente demanda interna de este país. Además, en el sistema eléctrico interconectado central chileno, 55% de su capacidad instalada en hidráulica, razón por la cual las variables hidrológicas, lluvias y deshielos, impactan decisivamente en la cantidad de energía disponible para satisfacer la demanda. También

7 se suma a este hecho la relación con las restricciones ambientales que pueden surgir en algunas zonas saturadas debido a las emisiones de las centrales a diesel y carbón. Por tales razones, el gobierno chileno ha implementado un programa de búsqueda de nuevos proveedores de gas natural licuado y de nuevas fuentes internas de este gas, a través de consorcios privados entre empresas chilenas y extranjeras. También están acciones de una mayor eficiencia energética y en el mediano plazo de ambiciosos planes de uso de energías renovables no convencionales (ERNC), además de impulsar una política de estado en el desarrollo de biocombustibles y de una revaloración de su potencial hídrico. Una de las conclusiones importantes de la Ministra Poniachic es que “la seguridad energética es la máxima prioridad del gobierno de Chile” [9]. Así, de este breve análisis mundial sobre lo que implican las políticas energéticas de varias naciones y regiones en el mundo, se puede concluir que la seguridad energética para algunos países y regiones importantes en el mundo representa lo siguiente: a) asegurar recursos energéticos propios o fuentes externas de energía confiables y estables en el corto, mediano y largo plazo, b) una menor dependencia de energéticos del exterior, c) diversificar las fuentes de energía, d) promover un uso eficiente e inteligente de la energía, e) utilizar en forma masiva fuentes de energía renovables no convencionales y, f) disminuir el impacto ambiental causado por emisiones de gases de efecto invernadero.

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3. El concepto de seguridad energética en México. La postura gubernamental y la postura académica. No es fácil encontrar documentos oficiales que permitan saber con facilidad lo que representa el concepto de seguridad energética para el gobierno mexicano, desde el gobierno actual hasta los gobiernos pasados. De hecho, considero que el concepto es novedoso en la agenda del gobierno mexicano y su consideración data de unos cuantos años. El gobierno actual del Presidente Calderón ha presentado durante 2007 una serie de documentos de prospectiva energética donde se pueden recoger algunos conceptos y objetivos, que no definiciones, de lo que representa para el gobierno actual el concepto de seguridad energética. Por ejemplo, en el documento de Prospectiva del mercado de petróleo crudo 2007-2016, publicado por la SENER (2007) se lee: “México es el sexto productor de crudo a nivel mundial y la relevancia de este recurso en nuestro país, es porque en él se basa la seguridad energética y, con su aportación a la economía nacional, es un importante motor del desarrollo económico”. Sin embargo, en forma un tanto contradictoria, en el Programa Sectorial de Energía 2007-2012 se establece que “la seguridad energética es para México un objetivo central, debido a que nuestro consumo de energéticos depende, principalmente, del petróleo y del gas natural. Por ello, y con el objetivo de reducir los riesgos inherentes al alto consumo de combustibles fósiles, es conveniente que la matriz energética incluya una mayor participación de fuentes renovables”. Y más adelante se establece también que “por ello, se debe preservar el dominio directo, inalienable e imprescriptible del Estado Mexicano sobre los recursos petroleros, al tiempo que se incorporan elementos que le permitan maximizar el aprovechamiento de la riqueza petrolera y propiciar el suministro a largo plazo de los energéticos que necesita la economía, de modo sustentable, a precios competitivos y con estándares internacionales de calidad. Lo anterior, debe basarse, principalmente, en establecer los mecanismos que propicien un desempeño eficiente del sector y, principalmente, de Petróleos Mexicanos y sus organismos subsidiarios”. Finalmente y con el fin de alcanzar la meta de equilibrar el portafolio de fuentes primarias de energía se establece lo siguiente: ”una vía para incrementar la seguridad energética consiste en balancear la utilización de fuentes primarias de energía, promoviendo el uso sustentable de los recursos naturales. Para garantizar la estabilidad, calidad y seguridad en el abastecimiento de electricidad se requiere equilibrar el portafolio de generación con distintas tecnologías y fuentes primarias, que incorporen el riesgo por disponibilidad, dependencia sobre importaciones, volatilidad de precios, así como los costos ambientales asociados”. Es todo lo que se apunta como seguridad energética nacional en los documentos oficiales de la SENER, con lo que es posible ver que el concepto esta poco discutido en el gobierno mexicano y es pobre en contundencia y en objetivos claros. En 2005 el entonces director de la Comisión Federal de Electricidad, Ing. Alfredo Elías Ayub, quien sigue al frente del cargo, presentó una definición propia de seguridad energética8 durante una conferencia magistral en el Congreso de la Asociación Mexicana para la Economía Energética en 2005: “empecemos por una definición simple, y supongo, de aceptación general, de seguridad energética. Se trata de la disponibilidad cierta de un suministro de energía suficiente para cubrir las necesidades del país a precios razonables, es decir, a precios que podamos pagar sin grandes trastornos en la economía nacional”.

9 “En el sector eléctrico, aunque menos urgente, es evidente la necesidad de seguir, mucho más de cerca, los desarrollos tecnológicos que, sin duda, marcarán las opciones futuras en generación”. “En el tema tecnológico debemos ser conscientes de que la inversión en investigación y desarrollo, que muchas veces postergamos por problemas presupuestales, se termina pagando de todas maneras al adquirir el “know how” y los bienes de capital en los que se incorpora el progreso técnico. Al dejar de invertir en ciencia y tecnología generamos, pues, un falso ahorro, con la consecuencia adicional de que se incrementa nuestra dependencia de proveedores externos lo cual, a su vez, hace más complejo garantizar la seguridad energética”. Como se observa para el Ing. Elías Ayub seguridad energética en la CFE es igual a suministro de energía suficiente y a precios razonables. Indudablemente la introducción del término suficiente y razonable hace muy ambigua esta definición. Además, no se establecen condiciones para este suministro, por ejemplo, en cuanto al origen y naturaleza de los energéticos primarios requeridos para la generación eléctrica y desde luego en el tan sagrado asunto de los “precios razonables”, o que debe quizás entenderse como generar electricidad a los costos más bajos posibles, asunto que solo la CFE establece como condición indiscutible. Si durante muchos años la CFE frenó importantes proyectos con fuentes renovables de energía por considerarlos muy costosos, ahora la CFE no sabe que responder, al hecho de que sus costos de generación son muy elevados por los altos costos del gas natural y de otros energéticos, lo que pone en duda que la generación actual de electricidad se logre con los menores costos posibles. Si bien es pobre el concepto de seguridad energética en la CFE, no es mejor lo que sucede en el sector petrolero, donde en el papel de plano no existe una definición de este concepto. En efecto, en los documentos de prospectiva de petrolíferos, de gas natural, de gas LP, etc., prácticamente es nula la existencia del concepto, lo que deja ver de inmediato o que era incómodo introducirlo como fin estratégico o que no había ideas de cómo manejarlo. Sin embargo, Adrián Lajus, director de PEMEX durante la presidencia del Dr. Ernesto Zedillo (1994-2000), expone lo siguiente, en relación al concepto de seguridad en el suministro de petróleo: “paradójicamente, si bien México es un exportador importante de petróleo crudo, la preocupación por la seguridad de suministro se ha incorporado a los debates de política pública. El interés a corto plazo se centra en la dependencia de las importaciones de productos petrolíferos y de gas natural, y se refiere tanto a la confiabilidad de los suministros como a los altos precios. Esta preocupación ha aumentado conforme se cobró mayor conciencia de que Estados Unidos se ha vuelto un importador cada vez mayor de los mismos productos que exporta a México y del creciente déficit estructural de gas natural de Norteamérica. Restricciones de la oferta y precios más altos están obligando a PEMEX a adquirir estos combustibles de fuentes más distantes. En cuanto al gas natural, el país tendrá que sustituir importaciones terrestres por gasoducto con importaciones de gas natural licuado (GNL) que se originan en África Occidental, Rusia, Australia y Perú. La rígida cadena logística de este mercado global emergente plantea serios retos para los que México está mal preparado. La seguridad de suministro de largo plazo es un tema que ha cobrado importancia en México conforme la relación de reservas a producción ha convergido a diez años. La suficiencia de las reservas probadas para sostener el actual nivel de producción y, más importante, para garantizar necesidades futuras previsibles, es un asunto que ha surgido cuando las exportaciones absorben la mitad de la producción. Recientemente el Congreso asumió poderes para fijar y autorizar el nivel de las

10 exportaciones. En lugar de que los legisladores determinen volúmenes específicos, sería preferible que desarrollen criterios y reglas de decisión para este fin. Regular la distribución inter-temporal de la producción a partir de un acervo de reservas declinante no es tarea fácil. Igualmente difícil es proteger la determinación de metas volumétricas de producción y exportación de los imperativos y de las pasiones políticas de corto plazo. Someter la exportación a una prueba de suficiencia de reservas, que garantizara la satisfacción de necesidades futuras por un tiempo razonable, sería un fuerte estímulo a la exploración. Si este poderoso incentivo no logra aumentar las reservas, sería necesario restringir el nivel de las exportaciones. Para México, como para sus principales socios comerciales, la seguridad energética se ha convertido en una cuestión de estrategia nacional”.

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4. Principales acciones para implementar la seguridad energética en México por parte del gobierno mexicano. Del análisis de los principales documentos de prospectiva del sector energético mexicano para el periodo 2007-2016 [11,14,15,16,17] se pueden extraer las principales acciones que va a implementar el gobierno mexicano, al menos con un compromiso formal hasta el 2012. Para el sector energético en general: 1. México es el sexto productor de crudo a nivel mundial y la relevancia de este recurso en nuestro país, es porque en él se basa la seguridad energética y, con su aportación a la economía nacional, es un importante motor del desarrollo económico. 1. Para reducir los riesgos inherentes al alto consumo de combustibles fósiles, es conveniente que la matriz energética incluya una mayor participación de fuentes renovables. 2. Desarrollar un modelo de planeación de mediano y largo plazo, cuyo objetivo sea valorar las opciones de diversificación de fuentes primarias de energía y elegir la más adecuada de acuerdo con los criterios de desarrollo establecidos en la política energética del país. 3. Para preservar el dominio directo, inalienable e imprescriptible del Estado Mexicano sobre los recursos petroleros, al tiempo que se incorporan elementos que le permitan maximizar el aprovechamiento de la riqueza petrolera y propiciar el suministro a largo plazo de los energéticos que necesita la economía, de modo sustentable, a precios competitivos y con estándares internacionales de calidad. Además la rectoría del Estado debe fortalecerse con la introducción de herramientas que le permitan planear y conducir el sector con una visión integral, bajo la premisa de que los esfuerzos en áreas específicas deben tener coherencia considerando el resultado de toda la cadena de valor: exploración, producción, procesamiento, distribución y comercio exterior. 4. Se debe establecer un marco jurídico y desarrollar las herramientas que permitan al Estado fortalecer su papel como rector en el sector de hidrocarburos y establecer indicadores que reflejen la situación de la seguridad energética del país. Para el sector eléctrico: 1. Una vía para incrementar la seguridad energética consiste en balancear la utilización de fuentes primarias de energía, promoviendo el uso sustentable de los recursos naturales. Para garantizar la estabilidad, calidad y seguridad en el abastecimiento de electricidad se requiere equilibrar el portafolio de generación con distintas tecnologías y fuentes primarias, que incorporen el riesgo por disponibilidad, dependencia sobre importaciones, volatilidad de precios, así como los costos ambientales asociados. 2. Equilibrar el portafolio de fuentes primarias de energía en la generación de energía eléctrica. 3. Fortalecer la confiabilidad y seguridad energética para el suministro de electricidad en el país, mediante la diversificación de tecnologías y fuentes primarias de generación e impulsar especialmente, a través de mecanismos específicos, el uso de fuentes de energía que no aumenten la emisión de gases de efecto invernadero.

12 4. En materia de seguridad energética y equilibrio ambiental en el sector eléctrico, los esfuerzos de la presente administración apuntan hacia el desarrollo de energías renovables como la hidráulica, eólica, solar, biomasa, mini-hidráulica y bioenergética, entre otras, así como las posibilidades que con el desarrollo tecnológico actualmente brinda la energía nuclear en las estrategias de mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero, principales precursores del calentamiento global. 5. Incluir en la metodología de evaluación técnica, económica y financiera de los proyectos de inversión, elementos como la emisión de gases de efecto invernadero, riesgo de suministro actual y futuro de combustibles, así como escenarios de precios. 6. Formular un programa de suministro de combustibles para el sector eléctrico, con visión de largo plazo, en el que se promuevan e impulsen acciones que permitan contar con alternativas de energéticos suficientes y al menor costo posible, para sus procesos de producción. 7. Proponer e impulsar acciones que permitan contar con alternativas de abasto de energía eléctrica al menor costo económico y en condiciones de oportunidad y seguridad, propiciando la comercialización de energía eléctrica en las modalidades de importación y exportación, identificando y evaluando los beneficios y riesgos para el Sistema Eléctrico Nacional. 8. Considerar a la energía nuclear como opción energética y tecnológica en la satisfacción de necesidades futuras de energía eléctrica bajo un entorno de alta volatilidad en los precios de} los combustibles fósiles, mejoramiento de la seguridad energética y reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

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5. Presentación de una propuesta de definición del concepto de seguridad energética nacional y las estrategias para alcanzarla. De acuerdo con los conceptos de seguridad nacional y de seguridad energética analizados anteriormente es conveniente proponer una definición de seguridad energética que permita considerar e incorporar los principales elementos que integran las políticas nacionales e internacionales de seguridad energética que se han revisado. La definición que propongo es la siguiente: “Seguridad energética es un concepto clave de la seguridad nacional de cualquier nación para asegurar una condición permanente de libertad, paz, desarrollo y justicia social a través de implementar un conjunto de estrategias que aseguren el suministro permanente de recursos energéticos primarios y secundarios a la población, procurando que estos tengan un origen nacional, diversificado y de larga duración, con la mayor estabilidad de precios posible en el tiempo y que estos recursos permitan realizar su transformación de manera eficiente, de acuerdo con el nivel tecnológico disponible en el país, y cuyo uso constituya el menor riesgo posible para la población, además de procurar el menor impacto ambiental posible a lo largo de toda su cadena de transformación”. Así se establece que la seguridad energética es ante todo un concepto fundamental del objetivo permanente de tener seguridad nacional, pero que también constituye una meta de alta prioridad a través de la cual se deben implementar un conjunto de estrategias que conduzcan a garantizar en el tiempo esta seguridad energética, sin la cual se vería fuertemente amenazada la condición de libertad, paz, desarrollo y justicia social que requiere una nación para alcanzar también un estado de felicidad.

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6. Elementos claves de la seguridad energética nacional. Los recursos energéticos, las reservas de energéticos, el desarrollo de las tecnologías de transformación y las fuentes de energía al futuro. Durante el segundo año de este gobierno federal, la SENER dio a conocer un diagnóstico acerca de la situación energética y financiera de PEMEX con el fin de justificar la presentación de la llamada Reforma Energética ante el congreso mexicano [18]. De este documento se establece la drástica caída de las reservas posibles de hidrocarburos prácticamente desde 1983 (figura 2), que aunado al pico máximo de producción petrolera alcanzado en 2004 con 3.383 millones de barriles de petróleo crudo (figura 3), indican que la declinación petrolera nos ha alcanzado, que la era del petróleo barato ya llegó y que de ahora en adelante, lo mejor que podemos hacer para garantizar una relativa seguridad energética con el petróleo que nos queda es mantener la producción petrolera en niveles más modestos, por ejemplo en 2.5 millones de barriles al día, utilizar más inteligentemente a nuestro favor este recurso natural y preparar una estrategia que nos permita ir viendo las mejores posibilidades de ir sustituyendo al petróleo crudo por otros recursos energéticos propios y que sean de larga duración y de preferencia renovables y más limpios.

Figura 2. Estado de las reservas de hidrocarburos de acuerdo con PEMEX hasta 2007. Fuente SENER.

Figura 3. Producción de crudos desde 2000 hasta 2007. Fuente SENER.

Sin embargo la actual estrategia del gobierno federal apunta a mantener, a como de lugar, el nivel actual de producción petrolera recuperando los niveles de producción e inclusive superándolos para cumplir con compromisos propios y ajenos, por ejemplo el de garantizar un suministro adecuado de petróleo crudo a los Estados Unidos de América como parte de los acuerdos de ASPAN (Vargas, 2006) y desde luego garantizar una mayor oferta interna (figura 4). Así, el gobierno mexicano plantea ir en la búsqueda de más petróleo crudo en nuevas cuencas, reutilizar pozos petroleros viejos con mejores tecnologías de aprovechamiento e ir por el petróleo situado en aguas profundas del Golfo de México, con lo que espera ir recuperando paulatinamente la producción actual (figura 5). Sin embargo, desde el punto de vista de nuestra seguridad energética, este conjunto de estrategias no solo son insuficientes, sino que vienen a reforzar un modelo energético tremendamente ineficiente, sucio y nada sustentable en el mediano y largo plazo. Por ejemplo, en la figura 6 se muestra el esquema de transformación energética de algunos

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Figura 4. Estado y futuro de la declinación petrolera mexicana. Fuente SENER.

Figura 5. Estrategia para recuperar la plataforma de producción actual. Fuente SENER.

procesos de alta intensidad energética, donde se establecen los procesos de conversión de energía desde la fuente primaria hasta su uso final. Así por ejemplo, para obtener agua caliente a partir de un calentador de gas LP o de gas natural se hace con una eficiencia global del 22% y para la cocción de alimentos con una estufa esta eficiencia global baja a 15%. Esto quiere decir que de cada 100 unidades de energía primaria 80 unidades se pierden durante estos procesos transformándose en calor y residuos contaminantes que se van a la atmósfera. Pero este no es el caso mas preocupante, porque lo que sucede en el automóvil es de verdad alarmante. En este caso y en el mejor de los casos, solo 8 de las 100 unidades energéticas que se extraen como energía primaria (en este caso de petróleo crudo) se transforman en energía cinética del auto, sin embargo en estado de reposo, esta eficiencia cae hasta un 0% convirtiendo al auto en una máquina térmica perfectamente ineficiente. Finalmente, para el caso de la luz incandescente a partir de energía eléctrica obtenida de una planta termoeléctrica con combustóleo o gas natural se alcanza una eficiencia global de solo el 3%.

Figura 6. Eficiencia energética de procesos de conversión de energía de alta intensidad energética. Fuente: elaboración propia.

16 Entonces estos ejemplos muestran claramente que los procesos actuales que utilizamos para transformar las principales fuentes de energía primaria son muy ineficientes y totalmente obsoletos y que por lo mismo requerimos de nuevos procesos de mayor eficiencia, más limpios y que no agoten las fuentes primarias a gran velocidad. En este sentido necesitamos nuevos procesos tecnológicos con mayores eficiencias y que provoquen el menor impacto posible al medio ambiente. En este sentido se ve complicado seguir utilizando energéticos derivados del petróleo que logren estos propósitos, por lo que las opciones existentes tienden a mirar hacia dos posibilidades: utilizar fuentes renovables de energía de gran disponibilidad y limpias y/o recurrir a las fuentes nucleares de energía. En este trabajo no se abordará el caso de la energía nuclear por tres razones, según la definición de seguridad energética que se ha establecido: la primera radica en que el uso de la energía nuclear produce residuos radiactivos de larga vida para los cuales no existe aún una solución segura en cuanto a su manejo y disposición final. La segunda porque la tecnología nuclear para generar energía a gran escala tiene una mayor dependencia tecnológica del exterior que las fuentes térmicas y tendríamos poco tiempo para asimilarla y producirla en México. Tercero, no hay evidencias claras que muestren que México pueda ser autosuficiente en uranio, dado que las prospectivas muestran que apenas existe uranio para mantener las dos centrales nucleares existentes y aventurarnos por esta fuente demandaría una mayor dependencia del exterior, no solo para obtener el uranio sino también para enriquecerlo. Sin embargo, dado que es una tecnología de conversión de gran escala, nuestro país no debe descartarla para diversificar sus fuentes primarias de energía. En el caso de utilizar más nuestras fuentes renovables de energía, las cuáles son de amplia abundancia en México, se puede ver fácilmente que las eficiencias de conversión son más elevadas, además de utilizar fuentes prácticamente inagotables de energía, como ejemplos el sol y el viento (figura 7) para producir agua caliente y para luz artificial y para mover un auto eléctrico.

Figura 7. Eficiencia energética de procesos de conversión de energía de alta intensidad energética con fuentes renovables. Fuente: elaboración propia. Sin embargo, no es solo el mirar hacia las fuentes de energía renovable como se puede garantizar la seguridad energética de México, ya que esta estrategia requiere de un profundo proceso de transición energética que no solo tiene implicaciones técnicas, sino también de enormes inversiones financieras, de enormes esfuerzos educativos, además

17 de tener una idea clara de la disponibilidad de los recursos renovables en México, tarea que no esta hecha por completo y que es urgente terminar y darle continuidad en el tiempo.

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7. La transición energética nacional, ¿de fuentes no renovables a fuentes renovables de energía? La idea de una transición energética nacional no es nueva, de hecho se puede decir que ya esta en proceso pero a una velocidad muy reducida y con enormes titubeos por parte del sector energético del gobierno mexicano y no se diga por parte del sector empresarial quien de plano no ha visto en esta estrategia una gran oportunidad de negocios. Pero, ¿qué es o qué representa una transición energética nacional, como se ha planteado en este trabajo? La idea es simple, se trata de cambiar y diversificar nuestro actual sistema energético, cuya oferta energética primaria esta basada en hidrocarburos, hacia un nuevo sistema con una mayor diversificación y participación de fuentes de energía renovables, y utilizando como vector de desarrollo de esta transición a los hidrocarburos, considerando que una transición energética puede durar muchas décadas para lograr una cambio sustancial en el modelo energético que tenemos actualmente y que estos cambios requerirán, a su vez, una gran demanda de energía para construir toda la infraestructura e instalaciones necesarias para ir alcanzando esta transición. Como ejemplo, la figura 8 muestra un esquema de un posible escenario energético en el año 2030, con una gran participación de diversas fuentes de energía renovable, pero donde los combustibles fósiles, petróleo crudo, gas natural y carbón son los vectores de transición energética, además de otros energéticos renovables, como la hidroenergía y la biomasa. En esta transición destacan de manera importante los usos finales de la energía, porque su consideración es fundamental para alcanzar una seguridad energética en cuanto al uso inteligente de los recursos. Por ejemplo, cuando utilizamos luz artificial durante el día, poco nos interesamos por su origen, sea renovable o no renovable, pero para la sustentabilidad de un sistema energético este aspecto si importa, dado que siempre será mejor, más económico y sustentable aprovechar la luz natural que la artificial, siempre y cuando esta fuente de luz natural pueda ser aprovechada en el lugar deseado. Sin embargo, todos los días podemos ser testigos de cómo se desaprovecha la luz natural para iluminar edificaciones durante las horas de luz natural, porque simplemente en el diseño de la edificación no se le dio importancia a este hecho. Por lo tanto, el analizar un sistema energético partiendo del análisis del uso final de la energía permite diseñar los sistemas energéticos de manera diferente. También se destaca en este modelo de transición la producción de energía secundaria por parte de productores privados independientes, dado que en un modelo de transición también se transita de modelos de generación centralizados a modelos de generación distribuidos, es decir, donde cualquier usuario por pequeño que sea, pueda generar su propia energía, ya sea térmica o eléctrica, si dispone del recurso natural y de la tecnología para hacerlo, lo que de hecho nos lleva a plantear un cambio importante de paradigma en un modelo de transición energética, donde un consumidor de energía transita hacia un nuevo esquema de generador de energía, ya sea para su propio consumo o para venderlo a sus vecinos, de acuerdo con las reglas establecidas. Este cambio es fundamental porque uno de los aspectos que ocasiona fuertes pérdidas de energía en los sistemas fuertemente centralizados y los vuelve vulnerables, como el nuestro, es la distribución de la energía sobre todo en un país con las características geográficas que tenemos, donde ha sido necesario construir e instalar miles de kilómetros de líneas de transmisión y de equipos para asegurar el suministro de

Figura 8. Escenario al 2030 del Sistema Energético Mexicano.

electricidad a millones de habitantes, por la simple razón de que el estado era el único que podía generar y distribuir energía, dejando de privilegiar la posibilidad de que las propias comunidades, desde pequeñas hasta grandes, pudiesen generar con sus propios recursos naturales (sol, viento, agua, biomasa, etc.) su propia energía eléctrica o también sus propios combustibles, evitándole al estado el realizar gigantescas inversiones para lograr el mismo propósito, pero con un esfuerzo mucho mayor. Esta transición energética hacia fuentes renovables de energía no es una propuesta aislada, ya que las mismas empresas petroleras, como Schell [19] prevén una mayor participación de fuentes renovables en el futuro, donde la solar, la eólica y la bioenergía tendrán una mayor participación, mientras que el carbón seguirá siendo una fuente no renovables de gran importancia.

Figura 9. Prospectiva hacia el 2050 del uso de energéticos a nivel mundial. La unidad GBPM quiere decir “miles de millones de barriles de petróleo equivalente”. Fuente: Shell International Limited [19] y elaboración propia, 2003. Estos escenarios futuros que dan una tendencia más favorable hacia fuentes renovables tiene sólidas explicaciones, principalmente en países no petroleros, los cuales ven como los precios de los hidrocarburos van a al alza, además de las enormes repercusiones que su uso masivo ha ocasionado en el medio ambiente, siendo la actividad energética una de las más importantes precursoras del denominado Cambio climático. Esta transición energética hacia fuentes renovables de energía no es una propuesta que solamente este sustentada en la problemática energética pues es bien sabido que los efectos sobre el medio ambiente han provocado que las economías más importantes del mundo hayan decidido, a través de la ONU, establecer acciones de corto, mediano y de largo plazo que permitan mitigar los efectos negativos que toda la actividad energética ha realizado y realiza sobre los ecosistemas en todo el mundo (figura 10), principalmente por la combustión de los hidrocarburos y que, entre otros efectos, son posiblemente los responsables del llamado Cambio Climático y del incremento tan importante que han tenido la contaminación atmosférica de todas las ciudades pequeñas o grandes en el mundo. Por tales razones, la ONU a través del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) ha establecido como una de sus estrategias para el sector energético, dejar de quemar hidrocarburos a través de programas agresivos de eficiencia energética, así como de un uso intensivo de tecnologías renovables, las cuales tienen una menor producción total de GEI.

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Figura 10. Inventario Nacional de gases de efecto invernadero (GEI) para México. Fuente INE, octubre de 2007. Evidentemente una transición energética requiere de enormes recursos financieros para llevarse a cabo, aunque parecería que esta falta de recursos no sería la principal barrera, sino más bien la falta de decisión política, principalmente por parte del sector energético, para cambiar de modelo de desarrollo, dado que este sector, el energético, y al menos en México, siempre se ha caracterizado por ser un sector demasiado conservador y con una fuerte inercia a cambios sistémicos y tecnológicos, que es lo que requiere una transición energética.

22 8. ¿Por qué son tan importantes las tecnologías basadas en renovables?, ¿es posible una transición sustentable de FNRE a FRE?

fuentes

De acuerdo con la definición de Seguridad Energética presentada en este trabajo, esta debe asegurarnos en el presente y a futuro los recursos energéticos necesarios para garantizar un desarrollo económico y social vigoroso y con armonía, pero donde se privilegie el uso de recursos naturales propios y capaces de ser explotados o utilizados con el nivel y los recursos tecnológico que dispongamos, con el menor impacto posible al medio ambiente y con el menor riesgo posible a la población. Hasta ahora este papel lo ha venido cumpliendo muy insatisfactoriamente la explotación masiva de los recursos petroleros, pero dado su inminente agotamiento y sus enormes impactos ambientales, además de haber dejado de producir la tecnología suficiente para no ser dependientes tecnológicamente del exterior, nos ha sucedido todo lo contrario. Plataformas petroleras, refinerías, plantas eléctricas diversas, maquinaria pesada, etc., prácticamente se han dejado de construir en México desde finales de la década de los 70’s para privilegiar a los proyectos denominados “llave en mano” y a través de pesados esquemas financieros, como el caso de los Proyectos de Impacto Diferido en el Gasto (PIDIREGAS), los cuáles han provocado una crisis financiera enorme tanto en PEMEX como en la CFE y desde luego en las finanzas publicas. Por lo tanto y dado que esta esquema es insostenible, la transición energética debe plantear la manera de resolver esta problemática. Definitivamente la discusión reciente en el Senado de la República acerca del proyecto de Reforma Energética ha sido contundente, por ejemplo en el tema de la búsqueda de nuevos yacimientos en aguas profundas, que la asimilación de la tecnología por PEMEX y por empresas mexicanas nos llevaría demasiado tiempo para ser efectiva y para darnos el tiempo de recuperar nuestras reservas, lo que indica el problema que existe para correr riesgos innecesarios en materia tecnológica tratando de implementar tecnologías complicadas. Por lo tanto esta advertencia tenemos que llevarla también en todos los sectores energéticos para privilegiar las tecnologías que podamos abordar rápidamente y con la infraestructura industrial con la que contemos. En este sentido puede ser importante un ejemplo de cómo las tecnologías con energías renovables, como el caso de la industria eoloeléctrica, entre muchas, todavía pueden ser abordables tecnológicamente o al menos con una mucha menor dependencia del exterior. En este caso de acuerdo a una estrategia de la CFE para el Istmo de Tehuantepec, denominada “Temporada Abierta en Oaxaca” (febrero de 2008), existen un conjunto de proyectos privados, tanto de empresas nacionales como internacionales, para instalar grandes proyectos eoloeléctricos cuya suma es de casi 2,000 MW eléctricos. Ciertamente todos los proyectos internacionales serán realizados con tecnologías de las propias empresas, pero no así en el caso de, al menos, una empresa nacional, denominada Fuerza Eólica del Istmo, S.A. de C.V., filial de Potencia Industrial, S.A., empresa mexicana que construye grandes generadores eléctricos y que puede asociarse con otras empresas mexicanas para desarrollar la caja de velocidades que acopla las aspas con el generador eléctrico. Por otra parte, varias empresas en Monterrey, Nuevo León han mostrado interés por la fabricación de los gigantescos tubos que soportan la maquinaria del aerogenerador, dado que tienen experiencia en su fabricación. En total, y de acuerdo con una información personal del Presidente de Potencia Industrial, el Ing. Carlos Gottfried, su empresa puede desarrollar estos aerogeneradores con una integración tecnológica nacional superior al 65%, quedando prácticamente las aspas por fabricarse en el exterior. Este pequeño ejemplo permite visualizar las áreas de oportunidad para las empresas mexicanas de una de las industrias eléctricas de mayor

23 crecimiento a nivel mundial, es decir, la industria eoloeléctrica. Esto quiere decir que para desarrollar este gigantesco parque eoloeléctrico de más de 2,000 MW no se requieren proyectos llave en mano, ni mucho menos con un esquema de PIDIREGAS, ya que estos, si se quiere, pueden desarrollarse en México a través de una asociación de empresas mexicanas y extranjeras, desde luego siempre y cuando nuestras autoridades así lo determinen y así lo exijan, de lo contrario seguiremos cometiendo los mismos errores del pasado, cuando no requerimos correr riesgos inútiles. Esquemas similares para la industria eléctrica pueden ser reproducidos en el desarrollo de la industria minihidráulica y de la geotermia, en las cuales existe la capacidad tecnológica y empresarial para desarrollarlas en México, aunque a veces es el insuficiente capital social y contable de nuestras empresas las que las deja fuera de las licitaciones. Otra área de oportunidad en materia de combustibles renovables lo constituye definitivamente los denominados biocombustibles, con los cuales es posible producir, entre muchos energéticos, bioetenaol y biodiesel, combustibles de uso masivo en le parque vehicular mexicano. Un estudio de 2006 publicado por la SENER y la GTZ [20] acerca del posible uso del etanol y del biodiesel en México reveló que es factible en el caso del etanol, siempre y cuando su base sean los excedentes de caña de azúcar que se producen año con año, más no el maíz amarillo. Entonces, esto quiere decir que en la idea de ir buscando alternativas que puedan ir sustituyendo a las gasolinas por mejores combustibles y además renovables, se encuentra el etanol derivado del azúcar de caña. Desde luego los estudios muestran que en las mejores condiciones el etanol producido apenas alcanzaría para ser México casi autosuficiente en etanol, dado que en la actualidad se importa alrededor del 30 al 40% del consumo total. Si bien es cierto que en abril de 2007 el Congreso Mexicano aprobó una importante Ley de Promoción y Desarrollo de los Bioenergéticos, estamos todavía lejos de considerarlos como una opción importante en la transición energética, pero que puede aportar varios puntos porcentuales del consumo actual de gasolinas, sobre todo cuando estas se importan en un 40% del consumo total. Por lo tanto es importante considerar estos energéticos, no solo porque aportan ligeras mejoras en cuanto a su rendimiento energético y son un poco menos dañinos al medio ambiente, sino porque su tecnología de fabricación es muy simple y ampliamente conocida por nuestra industria alcoholera, que tiene una capacidad de producción de etanol importante. Por lo tanto es posible ver a través de estos ejemplos que una transición energética basada en energéticos renovables y que verdaderamente permita alcanzar un mejor nivel de seguridad energética en México es muy posible, aunque no en el corto plazo. El mayor riesgo que persiste es la negativa del gobierno mexicano a reconocer que todavía existe capacidad industrial suficiente en México, además de un potencial intelectual y técnico muy importante para enfrentar los desafíos tecnológicos que implica una transición energética como la que se ha planteado, pero que es prácticamente la única manera posible de enfrentar los retos de un agotamiento inminente de nuestras reservas petroleras, lo cual nos impide postergar más las grandes decisiones que deben tomarse. Ojala que obre la sensatez y el deseo de confiar en nosotros mismos y en el talento de nuestra juventud para dar los pasos necesarios que tanto hemos dilatado.

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9. CONCLUSIONES Al término de este trabajo es claro que se pueden desprender varias conclusiones importantes: a) Prácticamemente es pobre el concepto de seguridad energética en México y más aún las modestas estrategias que se ha planteado el gobierno mexicano para alcanzarla. b) En este trabajo se presentó una definición de Seguridad Energética que permita definir políticas públicas que verdaderamente garanticen su cumplimiento en el tiempo. c) La seguridad nacional de México requiere de una seguridad energética que garantice en el corto y largo plazo energéticos suficientes y a precios estables, con nuestros propios recursos naturales, si tener que recurrir nuevamente a la importación de energéticos. d) El actual sistema energético en México ha caducado. Es obsoleto, ineficiente, costoso, contaminante y no es sustentable porque los combustibles fósiles se agotan rápidamente. e) La propuesta de Reforma Energética presentada por el gobierno es incompleta y solo pretende resolver un eslabón de una cadena muy grande y compleja a través de la participación de particulares en el sector petrolero. f) Una transición energética que permita ir pasando paulatinamente de un modelo energético basado en hidrocarburos a un nuevo modelo basado en energéticos renovables, los cuales abundan en México, es más que urgente y prácticamente es la única solución posible en el largo plazo. g) La capacidad industrial en México todavía es muy importante y puede desarrollar las tecnologías que requiere una industria energética renovable, ya sea a través de la asimilación rápida de tecnologías existentes y del dominio público o a través de asociaciones con empresas que posean la tecnología. Un ejemplo de corto plazo debería ser el caso de la industria eoloeléctrica, pero también lo debería ser el caso de la industria de los biocombustibles.

25 10. REFERENCIAS 1. Alejandro Martínez Serrano. “¿Qué es la seguridad nacional?”, mayo 2001. http://www.tuobra.unam.mx/publicadas/020211124628.html 2. Emilio Velasco Gamboa. “Seguridad una lectura metodológica”. http://www.tuobra.unam.mx/publicadas/030922040708.html 3. Del Castillo Martínez, Adolfo (enero 1997). “La seguridad nacional de México y las relaciones con los Estados Unidos”. Quórum N° 49 pp. 61-65, México: Instituto de Investigaciones Legislativas de la H. Cámara de Diputados. 4. Sergio Aguayo Quezada (1990). “Usos, abusos y retos de la seguridad nacional mexicana 1946-1990”. En Aguayo Quezada, Sergio y Bagley, Bruce Michael. En busca de la seguridad perdida: aproximaciones a la seguridad nacional mexicana pp. 107-145. México: Siglo XXI. 5. Rosío Vargas y José Luis Valdés Ugalde. “Dos modelos de Integración Energética”. CISAN-UNAM, 2006. 6. LEY DE SEGURIDAD NACIONAL. Nueva Ley publicada en el Diario Oficial de la Federación el 31 de enero de 2005. 7. Jean Lamy. “D’un G8 a l’autre, securité energétique et changement climatique ». Revista Politique étrangère, No. 1, 2006. 8. Pacto de seguridad energética entre 16 naciones asiáticas; promueven el uso de biocombustibles. Periódico La Jornada, martes 16 enero, 2007. 9. “Política de seguridad energética de Chile”. Ponencia de Karen Poniachik, Ministra de Minería y Energía del Gobierno de Chile, 20 octubre 2006. Disponible en http://www.uni-leipzig.de/~dbusp/neu/data/files/event/83.pdf 10. Prospectiva del mercado de petróleo crudo 2007-2016. SENER, 1ª. Edición, 2007. 11. Programa sectorial de Energía 2007-2016. SENER, 2007 12. Alfredo Elías Ayub “Seguridad energética e industria eléctrica en México”. Conferencia magistral en el congreso de la Asociación Mexicana para la Economía Energética, 2005. Disponible en http://www.economiaenergetica.org.mx/seg_energetica.htm 13. Adrián Lajous. “La oferta petrolera y la seguridad de suministro: Una perspectiva latinoamericana”. Nota preparada para el seminario Geopolitics of Energy organizado por la Fundación CIDOB, Barcelona, 20 de enero de 2007. 14. Prospectiva de petrolíferos 2007-2016. SENER, 2007. 15. Prospectiva de gas natural 2007-2016. SENER, 2007. 16. Prospectiva de Gas licuado de petróleo 2007-2016. SENER, 2007. 17. Prospectiva del sector eléctrico 2007-2016. SENER, 2007. 18. Diagnóstico: Situación de PEMEX. SENER, febrero de 2008. www.sener.gob.mx 19. Libro blanco de las Energías Renovables. ISES, 2002. 20. Factibilidad del etanol y del biodiesel derivados de biomasa como combustibles para el transporte en México. Proyectos ME-T1007-ATN/DO-9375-ME y PN 04.2148.7-001.00. SENER y GTZ, noviembre de 2006.

26 10.AGRADECIMIENTOS El autor expresa su reconocimiento a la Universidad Autónoma Metropolitana, particularmente al plantel Azcapotzalco, por haberme permitido desarrollar buena parte de mi trabajo profesional en sus instalaciones y por toda la confianza depositada en mí. Así mismo expreso mi más grande agradecimiento a mi familia, mi esposa y mis hijas, así como a mis padres, hermanos y a mi familia política por su confianza expresada a través de casi 29 años de trayectoria profesional. Finalmente también expreso mi reconocimiento a mis colegas y amigos, principalmente de la Asociación Nacional de Energía Solar, A.C., quienes han sido compañeras y compañeros de lucha, de triunfos y decepciones a lo largo de muchos años, pero también de esperanza por saber que el tiempo nos ha ido dando la razón en cuanto a nuestra visión de país.

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