Motivos y cronotopos en el relato de Borges

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Motivos y cronotopos en el relato de Borges Sergio Rene Lira Coronado, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla En el presente trabajo, me propongo dar cuenta de los primeros resultados de un acercamiento a la obra de Borges a la luz de los conceptos e ideas de Bajtín sobre la historia de la épica y la composición del texto narrativo. Esto se justifica, porque, después de haber revisado la obra de estos dos autores, de ninguna manera me parece que se esté haciendo el intento de unir desesperadamente y por la fuerza cosas dispares; muy por el contrario, creo que muchas de las observaciones del estudioso ruso se aplican muy bien a la relectura y análisis de la narrativa de Borges. Incluso, me atrevo a asegurar que los relatos de éste adquieren nuevas dimensiones en el marco de la literatura contemporánea mundial, si nos dejamos guiar de la mano del teórico ruso. Por otro lado, el acercamiento a Borges a través de Bajtín se hace más interesante si se tiene en cuenta la enorme influencia que Borges ha ejercido en la crítica y la teoría literarias, inspirando, entre otros, a Todorov, a Foucault y a Umberto Eco.1 No deja de ser sorprendente que las ideas y conclusiones de Bajtín en torno a campos de estudio tan aparentemente alejados de la literatura hispanoamericana contemporánea puedan, con todo, establecer una correspondencia tan estrecha y sugestiva con la obra de Borges y, por extensión, de otros escritores latinoamericanos contemporáneos que siguen líneas semejantes de escritura. Como se ve, estamos afirmando que no se trata solamente de la posible utilización, ingeniosa o mecánica de los hallazgos de Bajtín a la obra de un autor latinoamericano en particular (Borges o cualquier otro de nuestro interés), como de la coincidencia feliz de ambos desde sus respectivas posiciones de creador el uno y de estudioso el otro.2 Mientras que Bajtín con sus análisis históricos y teorizaciones destaca elementos que marcan la evolución del género, se tratará de mostrar en este trabajo que Borges, por su lado posteriormente (o, como diría él, anacrónicamente) los ilustra y comprueba en la práctica misma de su escritura. Dos aspectos de los estudiados por Bajtín me resultan particularmente interesantes. El primero se refiere al concepto de cronotopos, entendido por él como el tratamiento que un autor da al tiempo y al espacio de la ficción (sin olvidar que - como Bajtín dice - ambas dimensiones se consideran desde el advenimiento de la Teoría de la Relatividad de Einstein como asociadas de manera indisoluble), y el cual sirve para caracterizar las nuevas modalidades de la narrativa que irían apareciendo con diversos

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matices en las diferentes épocas a lo largo de los siglos desde la Antigüedad clásica. 3 Haciendo uso de estudios anteriores sobre Borges resulta relativamente fácil darse cuenta del gran alcance de significado que algunos cronotopos más 'frecuentados' o 'fatigados' por el escritor argentino - robando palabras suyas - poseen en el conjunto de su narrativa. En suma, extrapolando las observaciones de Bajtín, se podría comprobar que este escritor argentino se suma a la tradición de la literatura épica occidental, al mismo tiempo que la renueva. El estudio de Bajtín sobre Dostoievski, plantea la idea de que este escritor ruso representa en muchos sentidos la entrada de la modernidad en la literatura rusa.4 El segundo aspecto estudiado por el erudito ruso que me llama la atención por parecerme particularmente relacionable a los cuentos de Borges se refiere a la descripción minuciosa de los rasgos generales de lo que él identifica como sátira menipea y otros géneros adyacentes o subordinados. El lector de Bajtín recordará que, en las páginas dedicadas a este asunto, también se señalan rasgos muy importantes que marcan los diferentes estados evolutivos del género que ahora llamamos novela y, en general, de la narrativa. Otra vez, resulta sorprendente encontrar constantes relaciones y analogías con respecto a la obra de Borges y otros autores latinoamericanos modernos o - para usar la terminología hoy en boga — postmodernos.5 Desde luego, en el espacio disponible para este artículo, resulta imposible agotar todos los hallazgos que se han venido encontrando en el decurso de nuestras lecturas de Borges y Bajtín. Aquí me conformaré con anotar y ejemplificar algunos de los que me parecen más sugerentes. Tampoco, por razones de espacio, en este momento tocaré la cuestión de los cronotopos que se localizan a manera de temas, motivos, símbolos o tópicos en los textos de Borges. Por lo pronto, se puede justificar esta ausencia, recordando que el estudio de estos elementos, en general, han sido los más estudiados - a veces con bastante profundidad por la crítica anterior sobre Borges. En efecto, los espejos, los laberintos, los atardeceres, los duelos a cuchillo, las representaciones del infinito y del caos (libros, lotería, biblioteca, naipes, etc.) son cronotopos recurrentes, de los cuales Borges mismo se avergonzaba o fingía avergonzarse, reconociendo su proclividad a la monotonía.6 Tratando de no pecar en el mismo sentido de la monontonía de repetir lo ya sabido, me avocaré en la parte que sigue de este trabajo a comentar el segundo aspecto de los rasgos de la sátira menipea y de otros géneros o subgéneros carnavalescos de lo cómico-serio que, con gran sorpresa, vamos descubriendo, se encuentran plasmados de una manera por demás nítida y consistente en los cuentos de Borges. Contra la opinión común y generalizada, conviene recordar que las formas carnavalescas, según va mostrando Bajtín, dejan de ser un simple juego o feria popular inocente, y se convierten en un complejo fenómeno cultural enraizado profundamente en la evolución de los pueblos

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occidentales (y Bajtín no lo estudia, pero seguramente también de los orientales, americanos y otros pueblos periféricos a la cultura occidental). Luego, nos dice Bajtín, lejos de morir el relajo carnavalesco,7 después de su florecimiento en la Antigüedad clásica (con el diálogo socrático, el debate filosófico, etc.), en la Edad Media (las disputas o diálogos entre el Amor y un viejo, entre el diablo y Fausto o el anacoreta estilita y el varón y la hembra, etc.), en el Renacimiento y el Barroco (la' novela picaresca, Cervantes, Rabelais, Shakespeare, Grimmelshausen), va sufriendo, conforme el carnaval deja la plaza pública para pasar al escenario o al salón, un proceso de lenta pero inevitable literatulización (de transformación en literatura, en objeto de análisis de la retórica y la poética). La vida extra-legal y fuera de lo normal que es el carnaval no es un mero escape a las normas cotidianas, nos parece decir Bajtín, sino forma parte de una visión o perspectiva fundamental del mundo, sin la cual la humanidad queda trunca. En esta visión del mundo no es la rigidez y la inmovilidad lo que domina, sino la profanación, la desacralización, el continuo cambio, los bruscos movimientos y las rupturas sorpresivas. La conclusión de Bajtín es sorprendente: 'las formas carnavalescas llegaron a ser un poderoso recurso de la estílistica de la realidad',8 la carnavalización en la literatura es - y destaco el subrayado mismo de Bajtín - una 'generalización hacia la profundidad'.9 Los géneros carnavalescos no son dogmáticos, ni estaban sujetos a una seriedad limitante y unilateral, pues, por vías de lo dialógico y la polifonía, estaban abiertos a descubrir lo nuevo y lo ignoto o desconocido. La verdad, así quedaba relativizada y llena de interrogantes. Recordando a Borges, no es difícil aceptar que sus reflexiones aparentemente más serias están llenas de ironías, que en sus argumentos y en su fraseología, en su estilo, subyace permanentemente el chiste y el humor. En suma, que, a pesar de ser considerado Borges uno de los autores más cercanos a la filosofía (por el cual nos hemos acercado muchos lectores hispanohablantes con impertinente curiosidad a la filosofía), su obra carece del más leve asomo del dogmatismo. La antigua y medieval risa carnavalesca flota pertinazmente sin dejar de ser - como en las viejas formas del género que Bajtín estudia - una continua pesquisa de la realidad: siempre sus relatos constituyen 'otras inquisiciones' del 'tamaño de su esperanza' que no tienen la intención de aclarar todo ni llegar a un límite, pues que el universo o la realidad misma son caóticos, inagotables, infinitos. Con lo anterior, bastaría para declarar a Borges como sumamente bajtiniano a lo largo de toda su obra, puesto que lo encontramos en sus escritos lleno de quiebres, de rupturas, de reflexiones encontradas y de contrastes, exactamente como la menipea y géneros laterales. Repasando, aunque sea sumariamente, los rasgos de la sátira menipea y los otros géneros carnavalescos, se va haciendo evidente la estrecha relación, consciente o inconsciente, que Borges mantiene con ellos. Así, por

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ejemplo, la acción carnavalesca, calificada por Bajtín como 'principal de la coronación burlesca y el subsiguiente destronamiento del rey del carnaval que aparece en todos los festejos carnavalescos',10 resulta fácil identificarla como nudo de la intriga en los cuentos del autor argentino. Muchos de sus protagonistas aparecen rodeados del esplendor de su apoteosis y coronación, sólo para descubrir, páginas mas adelante, al final del cuento, que su entronamiento como héroes de la independencia irlandesa, como jefe de bandidos o contrabandistas, como poeta exitoso al consumar su obra, no eran más que espejismos." En seguida viene el destronamiento de su reinado efímero casi siempre con el desenlace fatal que significa la muerte. Así se cumple en Borges el ciclo de la percepción carnavalesca del mundo con su ambiente de 'alegre relatividad' y ambivalencia. El protagonista pudo haber escalado ascensos y gloria, pero luego se precipita a la caída. Descubre, por ejemplo, que el poder que se le había dado era simulado, y, luego, viene la vejación y el sacrificio. Son varios los cuentos que siguen este esquema, pero al menos mencionemos dos en los que todo el proceso es muy evidente: "Biografía de Tadeo Isidoro Cruz (1829-1874)" de El Aleph, de 1949, uno de los cuentos pertenecientes, pues, al periodo clásico de las narraciones de Borges, y el otro, "El evangelio según Marcos", de El informe de Brodie, y correspondiente a su último período como escritor.12 En este último, además, se agrega un tono blasfematorio pero no menos ritual: el protagonista descubre que la reverencia con que lo trataban, incluso la entrega de la muchacha la noche anterior, todo, no era sino parte de un ceremonial (que, por otro lado, él mismo había dictado al leer en voz alta la Biblia a esta gente) que significaba su entronización, pero en seguida viene la vejación, el desentronamiento y la muerte. Al final del cuento, queda claro que los golpes que se escuchan son los de la construcción de su propia cruz, ya casi lista.13 Otro rasgo de la menipea y de los otros géneros carnavalescos afines que encontramos en Borges es el de la heterogeneidad de materiales que constituyen el tejido narrativo y la mezcla de diversos niveles. Como en otros escritores de carácter carnavalesco de la modernidad (Dostoievski, Kafka, Thomas Mann), también en Borges se junta en el espacio del texto un conglomerado de elementos dispares unidos por el poder de creación, evocación o imaginación del escritor. Esto se delata por el continuo uso de oxímoros, por el juego constante de antítesis y oposiciones, por el simbolismo que envuelve a las situaciones y a las cosas más realistas y comunes (la esquina rosada, las calles, los atardeceres, el pozo, el aljibe, los muebles de caoba, los espejos, un cuchillo en una vitrina, etc.). Así, los cobardes se disfrazan ante el narrador, en numerosas narraciones enmarcadas de Borges, como valientes; los más canallas y malvados pasan a ser los héroes.14 Consecuentemente, los argumentos adquieren un desarrollo accidentado, inesperado y aparentemente contradictorio: para lograr su premeditado acto de justicia (se nos afirma

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que no es venganza), Emma Zunz se degrada, dejándose violar por un desconocido. En el desenlace del cuento, se revela que el acto de justicia que tan cuidadosamente había preparado Emma Zunz (esta heroína llena de resonancias bíblicas de la ley mosaica como moderna Judith o Ester, pero, por otro lado, tan común y vulgar, así se nos da su retrato, deviene en un mero asesinato a balazos para vengar la muerte de su padre. Aquí, la contradicción suprema de la narración reside en que el pretendido acto heroico también, de manera ambigua o ambivalente, puede ser tomado como una degradación o rebajamiento mayor en el hecho de que Emma se ha convertido en criminal. Como se ve, en los textos de Borges también hay un rompimiento del orden normal de las cosas, pues aparecen juegos de combinaciones que recuerdan lo carnavalesco al unir o acercar lo alto con lo bajo, lo sagrado con lo profano, lo serio con lo cómico, lo sabio con lo estúpido, etc. lj Muchos de los héroes de Borges tienen atributos divinos o casi divinos (una memoria infinita, la inmortalidad) o son declaradamente dioses, como Ragnarók, pero, a pesar de ello, tienen un destino prosaico y, a veces, mueren de enfermedades comunes como un enfisema pulmonar. El misterio del Profeta Velado de Jorasán16 resulta ser una especie de fiasco: la razón de enmascararse tras el velo es la lepra que le desfigura el rostro. En otra narración, después de buscar afanosamente la inmortalidad, habiéndola conseguido, los inmortales se lanzan frenéticamente a la búsqueda del río que les devuelva la perdida mortalidad.17 En otro cuento, el policía o detective, creyendo haber dado con la pista del criminal, se topa con su propia muerte. Él resulta el policía apresado, invirtiéndose los papeles de perseguidor y perseguido.18 Tampoco la memoria le sirve a Funes, el curioso protagonista de memoria infinita de una de sus más famosas narraciones. El recuento que se hace de las hazañas y aventuras que emprende con su portentosa facultad: el aprendizaje del latín, la creación de un idioma artificial y lógico (con números en vez de palabras), el aprendizaje de todas las circunstancias acaecidas en una tarde (con el resultado de que recordar esa tarde duraba tanto como la tarde, en evidente referencia al mapa de un imperio que cubría al imperio mismo),19 el memorizar una planta con todas sus ramas, tallos, hojas y nervaduras, etc., todo, todo ello se convierte al final en una auténtica pesadilla. La facultad, decíamos que divina o semidivina del protagonista, termina por abrumarlo y dejarlo paralizado. Al final del relato, Funes queda recluido en su cuarto, subrayando su inmovilidad el hecho de que, además, se ha roto una pierna. No es el único personaje construido de este modo en los relatos de Borges. También se nos viene a la memoria el personaje de "La espera", quien se nos presenta a su llegada a la ciudad como llevando una vida en extremo reposada y tranquila, aunque luego, como el título del cuento lo indica, el lector se va dando cuenta de que está a la espera de algo.

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Esta vez el protagonista parece un hombre común y corriente. Sin embargo, conforme avanza el relato, va adquiriendo rasgos semejantes a los de Funes. En las paredes de su cuartucho continuamente vive y revive recuerdos o presentimientos (amorces) - lo cual el lector lo comprenderá hasta el desenlace - que su destino estaba prefijado. A pesar de tratarse de un hombre común, resulta que la apariencia es engañosa. Por eso, en el ámbito del cuento, no resulta tan descabellada la referencia a Dante y, en realidad, la referencia a Ruggiero y a su crimen de alta traición es una de las claves del cuento.20 Con todo, el cuento no sigue siempre una línea de desarrollo muy sublime. Una escena central del cuento se desarrolla en torno a algo que parece terrible, pero no lo es tanto. Las reflexiones y las disquisiciones aparentemente tan profundas y metafísicas del protagonista tienen su causa también en el hecho físico y elemental del dolor, tan prosaico que parece en una narración, de un dolor de muelas. En este momento, este personaje se asemeja tremendamente en el tono paródico y cínico al de la narración de El hombre del subsuelo, tal como nos lo describe Bajtín. En este relato de Dostoievski, el héroe no quiere aparecer a los ojos del otro como tal, sino más bien como indigno de aprecio y consideración (como los valientes que resultan en verdad seres cobardes en otros cuentos de Borges).21 Como varios personajes de Borges, éste de Dostoievski, también hace, en palabras de Bajtín, un discurso 'cínicamente objetivo' de sus defectos. Hay tal autorebajamiento y humillación frente a su interlocutor que la palabra de este hombre del subsuelo tiende a la excentricidad. Para Bajtín, el prosaismo de esta representación de la vida propia llega a sus límites extremos, y asegura: 'desde el punto de vista formal se trata de una lírica en prosa de la búsqueda espiritual y emocional y de desubicación emotiva'.22 De tal modo, se convierte simbólicamente el dolor de muelas en expresión de 'los gemidos del hombre instruido del siglo XIX al tercer día de iniciados dichos dolores'.23 A sus parientes que ya no lo soportan por sus lamentos les dice: 'Sentiréis a cada instante los efectos de mi dolor de muelas', 24 y luego vienen sus palabras de autohumillación: 'yo para ustedes ya no soy el héroe que quise parecer antes, sino un hombrecillo pernicioso, una alimaña'.25 Como sabremos después de la lectura del cuento "La espera", estas mismas frases podrían haber sido pronunciadas por el protagonista de Borges. Su larga espera, simbolizada también por los laberintos de adornos de papel tapiz en las paredes de su cuarto de pensión, adquiere rasgos fársicos, mezclándose otra característica de la menipea - cuando por fin se entiende que el suplicio del hombre, al menos por el momento, deriva de algo tan común (cuando el lector esperaba alguna revelación más trascendental con respecto al personaje). Por otro lado, sería erróneo pensar que este episodio es ocasional y fortuito o una mera ocurrencia para llenar el espacio del texto. El paralelismo con Dostoievski demuestra que la situación puede entenderse de otro modo. Además, revisando otros poemas y otros ensayos

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("Sentirse en muerte", "El tamaño de mi esperanza" o fragmentos de cuentos) hay como preelaboraciones o borradores de las ideas sobre el dolor y como ignorarlo que conforman el ambiente del cuento, y, también, Borges narra en algún momento conversaciones con Macedonio Fernández acerca del sentido de la muerte en combinación con el dolor de muelas: imaginarse que no hay dolor es negarlo, y como decía Macedonio: 'en este mundo de juguetería no puede haber dolor de verdad', aunque a esta frase querida de su amigo, Borges solía replicarle que este mundo precisamente no era de juguetería. En fin, el protagonista de "La espera" es casi tan cínico o, cabe la ambigüedad, ignorante de su maldad y otras limitaciones, al igual que muchos otros personajes que pueblan sus cuentos. Se parece a ese otro compadrito que aparece fugazmente en otra narración de Borges, y que le dice que ha estado preso varias veces, pero que siempre (como justificando su honestidad o su hombría) ha sido por asesinato. Es decir, el hombre ambiguamente se disculpa y se rebaja más simultáneamente al confesar que ha matado a varios hombres, pero se entiende que por cuestiones de honor y acaso en duelos (así como Emma se autojustifica en su crimen, pensando que no es venganza sino estricto acto de justicia). Claro que a ojos del lector la justificación le puede parecer un grado más de rebajamiento o degradación.26 De lo que no cabe duda es que los personajes de Borges, como los de la menipea y las otras series carnavalescas, son seres que están al borde del abismo y en situaciones extremas (incluso al borde de la muerte como personaje antes mencionado de "La espera" o el de "El milagro secreto"). Como la menipea, en los cuentos de Borges, entonces, se plantean las últimas cuestiones de la vida y de la muerte, y, junto al color local, coexiste asimismo la expresión de un universalismo extremo. En Borges, también, como dice Bajtín con respecto a la Candide de Voltaire, se 'viste a la filosofía en ropas de la hetaira';27 esto es, Borges, en su poesía y en sus cuentos, tampoco se concreta - no es filósofo - a plantear problemas abstractos, sino que, en tanto que escritor, prefiere plasmar imágenes concretas de policromías carnavalescas. En ocasiones, otra vez enlazando lo sagrado con lo profano, también Borges, recordamos, se acerca a las últimas cuestiones de la vida después de la muerte, de la eternidad y de la naturaleza y de los atributos de Dios. Todo esto es muy arduo para examinarlo en el espacio de este breve estudio. Sólo para mostrar que todo lo que decimos está en Borges, recordemos sus pesquisas sobre Swedenborg, el teólogo e ingeniero sueco que imaginaba lo que podríamos llamar un infierno degradado en el que los hombres después de muertos seguirían viviendo sus existencias cotidianas de siempre. Solamente poco a poco se irían dando cuenta de que, al estar más vieja y rota su ropa, al descascararse las paredes, con el lento deterioro de las cosas y sus semblantes, en realidad estaban muertos. También recordaríamos, su relato en colaboración con Bioy Casares (de

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Dos fantasías memorables), en el que a un esclavo negro le toca contemplar, con gran asombro y espanto, a la Divina Trinidad.28 Esta visión (como la del protagonista de "El Aleph" que tiene la oportunidad de contemplar al universo de una manera directa y simultánea no es de ninguna manera placentera. El rostro de un viejo, abajo el de un hombre más joven, a lo cual se le agrega una paloma y todo girando vertiginosamente en una nube de plumas es lo que ve el protagonista, sin comprender que está al borde de una última cuestión.19 En fin, en esta línea, también vale la pena recordar El libro del cielo y del infierno, antología de textos que caben, como el de Kafka, "Ante la puerta", recogido en la Antología de la literatura fantástica, en el género o subgénero del Schwellendialog (o diálogo en el umbral), y del cual Bajtín también nos demuestra su larga trayectoria en la literatura occidental desde la Edad Media. De las diversas formas que se han imaginado a estos dos - como dice Borges 'establecimientos' (por un lado, sigue siendo el diálogo de muertos o, por otro, la imagen carnavalesca del monde a l'envers, para resumir el tono serio cómico del libro, conviene recordar las palabras ahí antologadas, creo que de Mark Twain, de que él quiere hacer cuando muera, lo que todo el mundo: quiere irse a dónde va toda la gente, quiere ser como todos; esto es, quiere irse al infierno.30 O, en fin, recordar el paraíso o el cielo en el que piensa el esquimal: su anhelo es poder seguir cazando en las llanuras heladas con la ayuda de su perro favorito. Decimos profanación, porque la solemnidad religiosa del Paraíso tradicional se rompe por la imagen de nuestro perro que nos acompañaría, también él, después de muerto. En fin, para agotar con rigor este tema de los rasgos menipeos y de otros géneros carnavalescos que, de manera consciente o inconsciente, ha recogido Borges en sus escritos, todavía queda mucho de que hablar. Siguiendo la línea de lo dicho en renglones anteriores, llegaríamos a hablar del sueño o de su importancia en la tradición carnavalesca y en Borges. En este punto, otra vez, se establece una relación con el relato de Dostoievski, Bobbock, examinado por Bajtín: otro diálogo entre el cielo y el infierno en el que los muertos del cementerio en tertulia se levantan a hablar y disputar." Otros rasgos, temas o motivos, como el del doble y el de la mezcla de géneros (ensayo y cuento en Borges), que también se encuentran en Borges y en la tradición de la sátira menipea y los géneros del carnaval, merecen tanta o mayor atención que lo expuesto hasta ahora. De este modo, podríamos llegar a comprender los pliegues y repliegues del tiempo y del espacio que presentan en el universo textualizado de Borges. Podríamos, entonces, verificar que tanto en Borges como en los géneros carnavalescos, el tiempo y el espacio (véase, por ejemplo, "La biblioteca de Babel" y "El Aleph", entre otros) rompe la ley de la casualidad y la sucesión lineal del tiempo. Entonces, podríamos volver a recomenzar el tema que ahora nos ocupa, hablando de los cronotopos que Bajtín relaciona con la Teoría de la Relatividad de Einstein.

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Motivos y cronoptos en el relato de Borges 39 Al respecto, recordemos que Dostoievski, teniendo quizás ya noticias de las nuevas matemáticas de lógica no clásica y de las geometrías hiperdimensionales, como la tuvo Kafka al asistir en Praga a las conferencias de Lobachewsky y, ciertamente las tuvo Borges, lo que se comprueba con sus comentarios a los números infinitos de Cantor,32 ya propugnaba por una nueva concepción del tiempo y del espacio que fuera, como él mismo decía, 'no euclidiana'." En algunos cuentos de Borges, comprobamos que tales espacios y tiempos no tradicionales no se dan aunque sea por la ficción del sueño o libros no existentes (pero que Borges resume), en los que varias historias simultáneas pueden existir a la vez. En fin, para concluir a manera de corolario, resulta extrañísimo comprobar con Bajtín, que, aún estos excesos de imaginación, pertenecen después de todo a una larga tradición.

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Véase Emil Volek, prólogo a Cuatro claves para la modernidad: análisis semiótico de textos hispánicos: Aleixandre, Borges, Carpentier, Cabrera Infante (Madrid: Gredos, 1984). Véase a este respecto Emir Rodríguez Monegal, Borges: hacia una lectura poética (Madrid: Guadarrama, 1976). Mijail M. Bajtín, Esthétique et théorie du román (Paris: Gallimard, 1978), p. 237 y passim. Véase Mijail Bajtín, Problemas de la poética de Dostoyevsky (México: Fondo de Cultura Económica, 1986), Breviarios, p. 417. De manera semejante, muchos de los rasgos y características de la escritura que Bajtín encuentra en el escritor ruso, de manera general, mutatis mutandis, parecen estar también en Borges como marcas do lo moderno en su escritura El hecho es que la escritura de Borges participa de algunas actitudes que también se identifican con la posmodernidad. Por ejemplo, el escepticismo en teorías generales, el asumir las propias limitaciones, un pesimismo generalizado o descreimiento en un futuro necesariamente feliz para la humanidad, etc. Para el concepto de la postmodernidad, véase JeanFrangois Lyotard, La condición postmoderna. Informe sobre el saber. Trad. Mariano Antolín Rato (Madrid: Cátedra, 1984) y Madan Sarup, An Introductory Guide to Post-Structuralism and Postmodernisnt (Athens, Georgia: The University of Georgia Press, 1989). Por ejemplo, recordemos cuando dice: 'El curioso lector advertirá cieras afinidades íntimas. Unos pocos argumentos me han hostilizado a lo largo del tiempo; soy decididamente monótono', en el prólogo a El informe de Brodie, Obras completas (Buenos Aires: Emecé, 1974), p. 1022. Tomo este término de Jorge León Portilla, La fenomenología del relajo (México: Era, 1972. Mijail Bajtín, Problemas de la poética de Dostoyevsky, p. 222. Mijail Bajtín, Problemas de la poética de Dostoyevsky, p. 222.

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Mijail Bajtín, Problemas de la poética de Dostoyevsky, p.175. Nos referimos a sucesivos cuentos muy conocidos de Borges; a saber, respectivamente: "Tema del traidor y del héroe", "El muerto" y "El milagro secreto", en Obras completas ( Buenos Aires: Emecé, 1974). Jorge Luis Borges, Obras completas, pp. 545-549 y pp. 1068-1072. Los protagonistas de otros cuentos, recordará el lector, se encuentran en situación semejante de aparente elevación a la que sigue una estrepitosa degradación. Véase, por ejemplo, en este sentido, "Funes el memorioso" y "El milagro secreto" (Artificios, 1944), y en "La espera" (El Aleph, 1949). Aunque esto especialmente se ve en los relatos de Historia universal de la infamia, su libro primerizo de narraciones de 1935, también persiste, como sabemos, en sus cuentos de períodos posteriores: "La forma de la espada", el mencionado antes "Tema del traidor y del héroe", "El jardín de senderos que se bifurcan", etc. Mijail Bajtín, Problemas de la poética de Dostoyevsky, pp. 174 y 250. Como el lector recordará, se trata del protagonista de "El tintorero enmascarado Hakim de Merv" de Historia universal de la infamia, en Obras completas, pp. 324-328. Este juego de vaivenes del deseo se hace obvio en una lectura atenta del cuento "El inmortal", de El Aleph (1949), en Obras completas, pp. 5 3 3 544. "El muerte y la brújula", Artificios (1944), en Obras completas, pp. 4 9 507. "Del rigor en la ciencia" de Museo en El hacedor (1969), en Obras completas, p. 847. La referencia mencionada al poema de Dante ocupa todo un párrafo, así que resulta sumamente importante para la inteligibilidad del cuento. No está de más recordarlo a la letra para recordar la capacidad de Borges en relacionar y evocar lo clásico en un relato, otra vez, situado aparentemente en lo nimio y local: 'Entre los libros del estante había una Divina Comedia, con el viejo comentario de Andreoli. Menos urgido por la curiosidad que por un sentimiento de deber, Villari acometió la lectura de esa obra capital; antes de comer, leía un canto, y luego, en orden riguroso, las notas. No juzgó inverosímiles o excesivas las penas infernales y no pensó que Dante lo hubiera condenado al último círculo, donde los dientes de Ugolino roen sin fin la nuca de Ruggieri', Obras completas, p. 610. Así, pues, Borges se refiere al Canto XXIII del Infierno en el que se describe el Noveno Círculo de los traidores. Véase Dante Alighieri, La divina comedia y la vida nueva. 14a edición. Introducción y notas de Francisco Montes de Oca (México: Porrúa, 1983), p. 80, n. 1. Recordemos, con este tema, los cuentos "La forma de la espada", "El tema del traidor y del héroe", "Biografía de Tadeo Isidor Cruz (18291874)", "Abenjacán el Bojari, muerto en su laberinto", "Los dos reyes y los dos laberintos". Mijail Bajtín, Problemas de la poética de Dostoyevsky, p. 345. Mijail Bajtín, Problemas de la poética de Dostoyevsky, p. 345.

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Mijail Bajtín, Problemas de la poética de Dostoyevsky, p. 326. Mijail Bajtín, Problemas de la poética de Dostoyevsky, p. 326. Compárese la palabra humillada del oriental en el pastiche "El incivil maestro de ceremonias Kotsuké No Suké de Historia universal de la infamia, Obras completas, pp. 320-323. Mijail M. Bajtín, Problemas de la poética de Dostoyevsky, p. 134. Jorge Luis Borges, Obras completas en colaboración (Buenos Aires: Emecé, 1979), p. 132. En la terminología del teórico ruso. Véase Mijail M. Bajtín, Problemas de la poética de Dostoyevsky, p. 179. Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, Libro del cielo y del infierno (Barcelona: Edhasa, 1971), p. 45. Mijail M. Bajtín, Problemas de la poética de Dostoyevsky, p. 193 y passim. En sus lecturas del libro Mathematics and the lmagination de Edward Kasner y James Newmann (Harmondsworth: Penguin, 1940); véase su nota de Discusión (1932), en Obras completas, pp. 276-277. Mijail M. Bajtín, Problemas de la poética de Dostoyevsky, p. 249.

AIH. Actas XII (1995). Actas XII. AIH. Motivos y «cronotopos» en el relato de ... SERGIO RENÉ LIRA CORONADO.

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