Nefertiti también usaba mascarilla ÁNGELA BRAVO

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Nefertiti también usaba mascarilla

ÁNGELA BRAVO

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Colección: Tombooktu Historia www.historia.tombooktu.com www.tombooktu.com Tombooktu es una marca de Ediciones Nowtilus: www.nowtilus.com Si eres escritor contacta con Tombooktu: www.facebook.com/editortombooktu Título: Nefertiti también usaba mascarilla Autor: © Ángela Bravo Elaboración de textos: Santos Rodríguez Revisión y adaptación literaria: Teresa Escarpenter Responsable editorial: Isabel López-Ayllón Martínez Maquetación: Patricia T. Sánchez Cid Diseño de cubierta: eXpresio estudio creativo Copyright de la presente edición © 2014 Ediciones Nowtilus S. L. Doña Juana I de Castilla 44, 3º C, 28027 Madrid [email protected] www.nowtilus.com Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www. conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47). ISBN Papel: 978-84-15747-44-4 ISBN Digital: 978-848-9967-607-4 ISBN impresión bajo demanda: 978-84-9967-608-1 Fecha de edición: Noviembre 2014 Impreso en España Imprime: Servicepoint Depósito Legal: M-27285-2014

A todas las mujeres. En especial a los colectivos más vulnerables, sin derechos y excluidos de la sociedad precisamente por su condición de mujer.

Índice

Nota de la autora ..........................................................

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Prólogo .............................................................................

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Capítulo 1. El cutis ......................................................... El cuello .................................................................... Tono muscular .......................................................... Tónicos ....................................................................... Ojos .......................................................................... La frente ................................................................... Poros abiertos. Granos .............................................. El sombrero .............................................................. Piel irritada ............................................................... Las sombrillas ...........................................................

19 28 31 44 51 68 73 78 82 83

Capítulo 2. El cabello .................................................... Cabellos claros .......................................................... Cabellos blancos ....................................................... Cabellos caobas ........................................................ Vinagre - aceite - huevo ............................................ Caída del cabello ...................................................... La caspa .................................................................... Champús y jabones .................................................. Champús en seco ...................................................... La moda ...................................................................

87 90 94 96 106 108 122 126 131 132

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Capítulo 3. Las manos ................................................... Manchas e impurezas ................................................ El cuidado de las uñas ............................................... La glicerina ............................................................... Los guantes ............................................................... El aceite y su elaboración .......................................... La transpiración ........................................................ Los abanicos .............................................................. La pedida de mano .................................................... Los sabañones ........................................................... Circulación sanguínea ...............................................

143 146 148 152 153 158 161 163 168 169 172

Capítulo 4. El baño ....................................................... 181 Capítulo 5. El perfume ................................................. 237 Bibliografía ................................................................... 267

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Nota de la autora

Nefertiti también llevaba mascarilla es el resultado de las investigaciones que he realizado durante años acerca de la belleza no sólo como concepto sino también lo que ha significado en las culturas de Oriente y Occidente a través de la historia. Consta de cinco capítulos: el cutis, el cabello, las manos, el baño y el perfume. En cada uno de ellos además de aportar una serie de datos relativos a la estética, incluyo parte de las costumbres que tenían algunas civilizaciones con siglos de antigüedad en dicha materia. A lo largo de estas páginas, se descubrirán los secretos de belleza que utilizaron personajes como Nefertiti, Cleopatra, Salomé, Jezabel, Lucrecia Borgia, la condesa Báthory, Sissí y Popea. Son recetas sencillas, eficaces y cómodas ya que se podrán efectuar en casa y con un gasto mínimo. Os invito a un viaje en el tiempo que os llevará a navegar por el Nilo, a cruzar desiertos, a pasear por la Grecia clásica, por la Roma imperial, por Egipto, la India, y otros lugares lejanos y exóticos. Llegados a este punto tal vez os apetezca hacer un alto en el camino y trasladaros a la corte de Catalina de Médicis, donde Nostradamus os mostrará sus famosos elixires para conservar la juventud. En este recorrido que propongo os aguardan los palacios de Las mil y una noches, el secretismo de los harenes y los dormitorios de mujeres legendarias que hicieron de su belleza, de sus intrigas y caprichos, un mito que ni la historia ni las huellas del tiempo han podido borrar. 13

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La información que aquí os dejo es un legado de siglos, una herencia al alcance de vuestra mirada. Ernest Hemingway dijo en una ocasión que hay otros mundos pero que están en este. Yo añado que efectivamente existen otros mundos que están en nosotros mismos. Os animo a que a través de estas páginas encontréis vuestro mundo interior, un mundo cargado de belleza, sueños y fantasía.

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Prólogo De viris illustribus Notas masculinas para una historia sobre mujeres con historia

El hombre ha tenido desde el pasado más temprano una íntima curiosidad hacia la mujer, un indisimulado interés por su atención física, por su aderezo corporal. Todo un mundo de estrategias hacia la belleza femenina se ha construido a lo largo de las historias masculinas de la historia. Buena cuenta de ello se nos aparece con las actitudes indiscretas de David hacia Betsabé (2 Sm 11, 2-3) o de los viejos jueces hacia Susana (Dn 13, 15-17). Los apuntes de Ovidio, presentes en las Metamorfosis, con Acteón ante Diana, o en sus Remedios de amor, son interesante reflejo. Y lo mismo es posible indicar con el rey Rodrigo hacia Cava, conforme la Crónica sarracina, de Pedro del Corral en el siglo xv, o con un Renato de trece años fascinado por la señora Scordia en Malèna (Giuseppe Tornatore, 2000), entre otros muchos ejemplos. Las letras, aun con todo, no fueron el único marco para reflejar la inquieta mirada del varón hacia el aseo, el baño o el embellecimiento de la mujer. La pintura del Renacimiento y del Barroco, de hecho, es magnífico ejemplo de cómo las artes han procurado descubrir lo privado. Y esto lo vemos con desnudos mitológicos, a pesar del rechazo tridentino, o con muestras cotidianas de aseo, como en Baño femenino (1496), de Durero; Dama en el baño (1590), de un pintor anónimo de la Escuela de Fontainebleau; 15

1 El cutis

Paracelso, famoso médico, astrólogo y alquimista del siglo xvi.

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Nostradamus fue el médico de la corte de Catalina de Médicis. Alcanzó gran prestigio por sus trabajos como alquimista y sus aciertos como vidente.

convirtió en una necesidad. No sólo médicos y alquimistas se encerraban en sus laboratorios al objeto de descubrir el secreto de la eterna juventud; mujeres relevantes en la sociedad y en la historia de sus países trataron de retener su juventud y su belleza con los medios que tenían a su alcance. Hay que decir al respecto que muchas de ellas conocían el poder de las plantas y lo utilizaban en beneficio propio. Las páginas de este libro recogen la información que he obtenido del estudio realizado sobre la belleza, su significado y el sentido que le daban civilizaciones milenarias. La mayoría de las recetas que aquí figuran tienen siglos de antigüedad, son fáciles de elaborar y eficaces. En los cinco capítulos he intercalado los trucos de cosmética con las costumbres y creencias de otras culturas, con la vida y la estética de mujeres legendarias. A partir de ahora, nadaremos en las aguas del Nilo, cruzaremos desiertos y nos meteremos en palacios y harenes donde las intrigas, los celos, el amor y las rivalidades eran sus principales ocupantes. Hagamos un viaje por los sentidos sin perder de vista la cocina de nuestras casas porque en definitiva será el lugar estratégico en el que mezclaremos la fantasía y la realidad. Pero antes de comenzar, quisiera que reparáramos en la alimentación, aliada de la piel y fuente de juventud. 21

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Nefertiti, el perfil más bello. Su busto se conserva en el Neues Museum de Berlín.

conserva el pulso latente de miradas lejanas, de reyes y faraones que descansan al abrigo de leyendas y sueños inacabados. No se puede hablar de Egipto, de sus habitantes y de su tierra sin hacer un alto en alguno de los personajes que formaron su historia, nombres cuyo recuerdo los siglos no han logrado borrar, como el de Nefertiti. Esta reina perteneció a la dinastía XVIII y gobernó entre los años 1875 y 1858 a. C. Fue la madre política de Tutankamón y la esposa de Amenofis IV, más tarde llamado Akhenatón (espíritu de Atón). Dicho faraón era el hijo y sucesor de Amenofis III y de la reina Tiy, quien luchó por el papel de la mujer en su sociedad y consiguió que el sector femenino acaparara parte del poder. Cuenta la historia que fue precisamente la reina Tiy la que decidió que su hijo contrajera matrimonio con Nefertiti, algo inaudito en la época, ya que ello significaba romper la tradición instaurada, es decir, que los reyes se casaban con sus propias hermanas para garantizar la pureza de sangre. Los orígenes de Nefertiti son inciertos, tanto como su dudosa estirpe real, circunstancia que la convirtió en la primera mujer 24

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Tutankamón, el joven faraón que subió al trono de Egipto a los doce años de edad.

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Templo de Nefertiti en Abu Simbel, Egipto.

las pretensiones de Akhenatón y del poder que la reina concentraba, optaron por asesinarlos. El faraón que sucedió a Akhenatón en el trono de Egipto fue Tutankamón, un joven de doce años que comenzó su reinado anulando el culto único al dios Atón. Su nombre verdadero era TutanKhaton, nombre que cambió por el de Tutankamón al incorporar de nuevo la figura del dios Amón en la religión egipcia. Se casó con su hermana, Ankhesenpaatón, y murió a los dieciocho años por causas desconocidas. Su tumba la descubrió Howard Carter en noviembre de 1922 en el Valle de los Reyes, en la localidad de Luxor, Egipto; escondida bajo la tumba de Ramsés VI, se hallaba la cámara mortuoria del joven faraón. Al abrirla un año después encontraron un fabuloso tesoro junto al sarcófago. Nefertiti fue una reina culta, emprendedora y valiente que no tuvo una vida fácil. Cuentan que una de sus mayores tragedias consistió en que no estuvo enamorada de su esposo, sino de otro hombre al que había amado desde siempre y con el que sólo compartió un tiempo después de enfermar Akhenatón. Al parecer, esos fueron los únicos momentos felices de aquellos años en los que se vio sola frente a los conflictos de Estado y al deterioro físico y mental de Akhenatón. 27

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Cleopatra, una leyenda viva. Estatua de basalto negro que representa a Cleopatra VII atribuida a George Shuklin. Museo del Hermitage, San Petersburgo (Rusia).

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Julio César, uno de los grandes militares y estrategas de todos los tiempos. Estatua realizada en 1696 por Nicolas Coustou. Museo del Louvre, París.

El asesinato de Julio César (1803-1804), la imagen de una traición. Obra de Vincenzo Camuccini. Galleria Nazionale d’Arte Moderna, Roma (Italia). 39

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Jezabel, una reina que encarnó la belleza, la maldad y la seducción.

amenaza de Salmanasar III, rey de Asiria, que deseaba expandir sus dominios hacia Egipto y el valle del Nilo. La reina fenicia se había casado con Acab, un hombre justo, leal y mucho mayor que ella. Su vida estuvo marcada por el deseo de que a la muerte de su marido, le sucediera en el trono el hijo que ambos habían tenido en su matrimonio: Joram. Ese niño fue mal educado por su madre, quien le inculcó unos valores alejados de la lealtad, la justicia y la honradez. Al contraer matrimonio con el rey Acab, este ya tenía otro hijo, Ochosías, un joven noble, pacífico y sin vocación de guerrero. Esas características, junto al defecto físico que padecía, servían de mofa a Jezabel, que le despreciaba sin cesar. 46

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Salomé es el nombre de esta princesa asociada a la belleza y la perversidad. En su momento la definieron como un ser diabólicamente hermoso. Salomé con la cabeza de San Juan Bautista. Lucas Cranach. Museo de Bellas Artes, Budapest.

repudió a su esposa legítima, la hija de Aretas IV, rey nabateo, quien le declaró la guerra, y gracias a la mediación de un cónsul romano no le aniquilaron. Juan el Bautista predicaba en esa tierra y fue una de las personas que más críticas vertió contra el comportamiento de Antipas, motivo por el que le encarcelaron. Herodes Antipas organizó una fiesta para celebrar su cumpleaños a la que invitó a los cortesanos. De todos era conocida 59

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Lucrecia Borgia, el mito y la leyenda de una mujer. Alegoría de Lucrecia como Santa Catalina de Alejandría (1492-1494) en un fresco de Pinturicchio. Sala dei Santi de los Apartamentos Borgia, El Vaticano.

El elegido fue el señor de Pásaro, un noble joven y viudo de nombre Giovanni Sforza. Su matrimonio con la princesa duró cinco años, al cabo de los cuales se anuló el enlace sin que los contrayentes tuvieran descendencia. Una de las causas que alegaron los Borgia fue la supuesta homosexualidad de su yerno, imputación no probada pero que sin embargo mantuvieron ante los tribunales para ganar el pleito. Giovanni, en venganza, se convirtió en el mayor detractor de Lucrecia, la calumnió, intentó desprestigiarla y la acusó de haber 64

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En la imagen el palacio de los Borgia, testigo de intrigas y pasiones.

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Condesa Erzsébet Báthory también llamada la Condesa Sangrienta. La maldad y la ambición al servicio de la belleza.

Nació en 1560 en Hungría cerca de los Cárpatos. El rango que ostentaba no sólo provenía de su título de condesa, sino por ser descendiente del rey Stefan de Polonia. Los conocimientos que poseía sobre alquimia, hierbas y pócimas eran extraordinarios en ella y en el resto de la estirpe Báthory. Por otro lado, a los miembros de esta familia les precedía la fama de crueles y sanguinarios; su carácter huraño y autoritario los alejaba de la sociedad. Por ejemplo, el rey de Transilvania, primo de Erzsébet, fue acusado de 70

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La emperatriz Sissy, un nombre y una imagen que no hemos sabido valorar. Retrato de Isabel, emperatriz de Austria y reina de Hungría (1865). Obra de Franz Xaver Winterhalter, con una creación del famoso modisto Worth.

dietas la condujeron a la anorexia, una patología desconocida en esos años y un mal habitual en nuestra sociedad. Sissy al morir, pesaba cuarenta y seis kilos. En este sentido, no es un modelo a imitar teniendo en cuenta las consecuencias que depara la obsesión por la delgadez. 76

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Sombrero de principios del siglo xx.

EL SOMBRERO La moda recoge los gustos y preferencias populares a lo largo de los siglos. La historia del vestido es más que una recopilación de tejidos y diseños, es un estudio psicológico que nos desvela aspectos sociales y culturales de épocas distintas; las imágenes retrospectivas son un reflejo de la transformación de los pueblos. 78

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Muestra de un sombrero y una sombrilla, ambos del siglo xix.

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2 El cabello

Este grabado nos introduce en el cabello, su moda y tradiciones a lo largo de la historia.

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Rita Hayworth, la eterna Gilda.

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Hira Mandi, el mercado de esclavas donde se adquirían las doncellas más hermosas.

La marca de castidad consistía en una estrella dorada que llevaban pegada desde su nacimiento en una aleta de la nariz. Era imposición hasta que contrajeran matrimonio o sus padres la vendieran; en el momento de ser adjudicadas, se arrancaban la estrella. Al Hira Mandi se lo conocía como el mercado de doncellas. A pesar del tratamiento que recibía la mujer, la India ha estado considerada como el país del amor. De hecho, el conocido Kamasutra es el manual de amor que ha existido. Lejos del pensamiento occidental, ellos no lo usan como algo erótico, sino como una doctrina que la familia y la sociedad les inculcan desde pequeños. Las enseñanzas de este libro son parte de su cultura y sabiduría, en ningún hogar faltaba un ejemplar del Kamasutra. Para los occidentales, la publicación es un libro erótico de estimado valor; la obra fue escrita en el siglo iv a. C. por un sabio llamado Mallanaga. La consideración de la mujer fue prácticamente la misma en todo Oriente. Si esto sucedía en el país del amor, más adelante daremos un repaso a los harenes y comprobaremos cómo vivían, qué trato recibían y hasta el poder que desempeñaban. Pero antes 101

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Papiro que muestra peinados femeninos.

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Toca castellana. Este modelo recuerda a las que usaban algunas órdenes de religiosas hasta mediados del siglo xx. Retrato de mujer joven (h. 1430). Rogier van der Weyden.

llegó a ser una moda que se mantuvo durante mucho tiempo. No obstante, si hubiera que elegir un accesorio típico del resto de mujeres, diremos que los tocados marcaron aquellos años. Estos complementos no faltaban en los armarios femeninos de muchos países de Europa. En Francia y Alemania el más extendido fue uno de origen bizantino, consistía en una redecilla con la que recogían el pelo y sobre ella superponían una toca o un sombrero a modo de boina. 114

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Anuncio de prensa de los años treinta.

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Ejemplo de un peinador, un complemento habitual hasta mediados el siglo xx.

que lo han rodeado son numerosos, dependiendo de las épocas y las sociedades. Uno de estos accesorios que citan los tratados antiguos de belleza es el peinador, una prenda actualmente en desuso, pero que en su momento fue algo útil y habitual entre las señoras. Este complemento tuvo un gran auge hasta el siglo pasado. Lo usaban a diario, lo ponían sobre la ropa antes de peinarse con el fin de evitar que cualquier pelo u otras partículas se depositaran en los trajes o en los vestidos. Había dos clases: los primeros que se fabricaron tenían una hechura parecida a la de una bata; posteriormente se simplificaron y pasaron a ser unas piezas de tela circulares que caían sobre los hombros a modo de capelina y se anudaban en la parte delantera con cintas de seda o un automático.

LA CASPA La prenda a la que acabamos de referirnos, el peinador, en otro tiempo fue muy útil para todas aquellas personas que tenían esta deficiencia en el cuero cabelludo. En páginas anteriores citamos de pasada dos plantas beneficiosas contra la caspa y la seborrea, cuya aplicación reduce el 122

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Ilustración de moda del siglo xix. Tanto el sombrero como el traje indican una sobriedad muy marcada en el diseño.

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la influencia de determinados personajes en la sociedad, esto se ha producido desde el inicio de los tiempos. En páginas anteriores ya dijimos que en el antiguo Egipto era habitual llevar peluca sobre las cabezas rapadas; esa idea nació en las cortes de los faraones y el pueblo la copió de sus gobernantes.

Pelucas y tocados franceses a comienzos del siglo xix.

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La moda del siglo xix tenía diseños y colores muy llamativos.

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En la moda del siglo xix, las plumas y los volúmenes alcanzaron su mayor protagonismo.

En otra ciudad lejos de Egipto, la Roma imperial, el emperador Adriano puso de moda la barba, algo insólito hasta entonces, ya que los hombres iban con la cara afeitada. Pero si continuamos con este recorrido, veremos Luis XIV, rey de Francia, en su afán de ocultar un forúnculo que tenía en la cabeza, utilizó pelucas. Lo que en un principio fue novedad, se extendió no sólo entre los franceses sino al resto de Europa. Del mismo modo, en el reinado de Luis XV se impuso durante mucho tiempo empolvarse el cabello, bien el natural o las pelucas. 138

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Ejemplos de peinados africanos realizados a base de trenzas.

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Modelos de guantes antiguos con diseños y colores de plena actualidad.

Parte de las distintas costumbres, modas y usos habidos en cualquier campo han quedado plasmadas tanto en la pintura como en la literatura. Muchas veces gracias a estos documentos se han ido recuperando testimonios y conocimientos de épocas lejanas. Del mismo modo, todo lo relativo a la mujer ha sido contemplado minuciosamente por el hombre para describirlo más tarde de formas distintas. A continuación vamos a reproducir un párrafo de una obra de Azorín, quien además de literato y cronista, se autodefinió como un observador de las cosas y personas, tal y como reflejamos en el capítulo anterior. En él vemos cómo el autor habla de una mujer y cita los guantes de Suecia mencionados: «A esta hora –ya cerca de las doce–, la carrera de San Jerónimo ofrece un aspecto elegante: una dama joven y atractiva 154

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Las geishas son símbolo de la belleza y la elegancia oriental.

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Abanico. Este complemento ha sido un aliado discreto para la mujer.

citas al abanico; un escritor francés les dedicó las siguientes frases: «Los abanicos son un objeto que la moda ideó como adorno y que las mujeres han convertido en el arma más temida de coquetería y en un delator de su estado de ánimo». 164

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Abanico japonés del siglo xv.

Los griegos tenían varias clases de abanicos, y lo que parece un hecho es que para las atenienses, dichos complementos se convirtieron en un elemento de coquetería y seducción. En Oriente los abanicos son una tradición milenaria, los historiadores señalan que su aparición fue sobre el año 2700 a. C. Cuenta la leyenda que la hija del mandarín Kan-Si estaba en una fiesta de máscaras y hacía tanto calor que la joven empezó a airear su mano cerca de la cara para sofocar el sudor. Al parecer, los movimientos que realizó fueron rápidos a fin de que los presentes no descubrieran de quién se trataba, ya que se había retirado el antifaz momentáneamente para refrescarse. A partir de entonces, el resto de las mujeres la imitaron; poco después crearon los primeros abanicos realizados con madera, telas de seda pintadas y papel de arroz. Algunos investigadores afirman que los primeros indicios de los abanicos de varillas fijas en China son del siglo viii a. C.; y en Japón, los plegables, del siglo ix d. C. En este país, los abanicos alcanzaron su esplendor a lo largo de los siglos xviii y xix; los fabricaban en seda, pelo y bambú. 166

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El mandarín era el símbolo de la autoridad, el prestigio y el reconocimiento social.

un mandarín era un burócrata de la China imperial. Asimismo, la palabra «mandarín» se refiere al idioma chino hablado en la zona norte del país. Los mandarines, como institución, han desaparecido para dar paso a un sistema moderno de oficiales civiles públicos. Los antiguos mandarines, burócratas y magistrados, estaban clasificados en oficiales civiles y oficiales militares; tanto unos como otros disfrutaban de un prestigio general, pero sin embargo, sus sueldos eran reducidos. La elección de estos mandatarios 176

4 El baño

La casta Susana (1865). Pintura de Jean-Jacques Henner que muestra a una joven introduciéndose en el baño. 181

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La Acrópolis es un testimonio de la vida cultural, social y política de la vieja Europa.

general y las costumbres de su pueblo al respecto. Por ejemplo y para que nos hagamos una idea del concepto que tenían de ellos, nos cuenta que estos en los palacios eran estancias muy importantes dotadas de desagües y toda clase de servicios necesarios. Además, en las casas principales, dichos aposentos estaban situados a mano derecha del megaron o gran salón principal del edificio, próximos a los departamentos de las mujeres. Esta orientación tal vez fuera debida a la costumbre que tenían las sirvientas de la casa de bañar a los huéspedes que llegaban, además de relajarlos con aceites que extendían por todo el cuerpo mediante ligeros masajes. En definitiva, los baños griegos alcanzaron un gran auge entre sus habitantes, llegando a ser completos y bastante perfectos. Entre los que tenían podemos destacar tres clases: los públicos, los privados y los de empresas privadas. Los baños públicos que había en Atenas, por lo general se encontraban junto a un gimnasio. Es conocida la afición de los griegos a practicar deporte, sobre todo los guerreros; cuando no estaban en el campo de batalla, se pasaban el día fortaleciendo sus músculos en los gimnasios. Aquellos establecimientos eran locales perfectamente equipados con toda clase de aparatos para reforzar la musculatura, además de poseer estupendos baños que hacían las delicias de sus clientes una vez finalizado el ejercicio. En aquellas sesiones de hidroterapia, unos complementos muy demandados por el público fueron los jabones florales y los 192

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Las pirámides de Egipto son un enigma aún por descubrir.

cosmética, ya que entre sus efectos figura el de calmar las pieles irritadas. Los egipcios eran amantes del bienestar, al menos así lo demuestran los descubrimientos llevados a cabo. Por ejemplo, los aposentos dedicados al aseo del faraón sobrepasaban la sofisticación. Los baños se realizaban en medio de todo un ceremonial mientras esclavos mandados por sacerdotes dedicaban horas a tales menesteres; finalizaban su trabajo con expertos masajes corporales en los que utilizaban toda clase de bálsamos y ungüentos. Así vivía la clase rica, el resto del personal tenía que amoldarse a la escasez y a la penuria; sus baños, en caso de lavarse, los realizaban en las aguas del Nilo, con el riesgo y las infecciones que implicaban; las pirañas y los cocodrilos tenían su comida asegurada. El agua para los egipcios, al igual que en otros pueblos, tenía connotaciones religiosas. Acudían a los ríos no sólo con fines higiénicos, sino también para dirigirse a los dioses, realizar ofrendas, agradecerles los favores recibidos o solicitarles aquello que necesitaran. 195

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Grabado del templo de Nefertiti.

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Las termas de Caracalla son unas instalaciones dedicadas al baño, las reuniones y los actos sociales.

de habitantes también contaban con ellos. Los nombres que ponían a estos locales eran los de los emperadores: Antonio, Nerón, Diocleciano, Agripa o Caracalla, este último uno de los más importantes cuya capacidad sobrepasaba las mil personas; las ruinas que se conservan reflejan su grandiosidad. Las primeras termas se remontan a la época de Catón y Escipión, se llamaron balneum y sirvieron de modelo para las que hicieron más tarde otras culturas. Una nota curiosa referente a esos edificios es que los nobles podían alquilárselos a sus libertos; la cantidad por el arrendamiento se denominaba «meritoria». El emperador Agripa cedió a los ciudadanos tanto los jardines como los baños que poseía para uso y disfrute de la población. Aunque ya eran grandes de por sí, se ampliaron aún más y los llamaron termas. El complejo era llamativo por su amplitud y la variedad de servicios que ofrecía además de los propios baños; 200

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Salón de un baño romano en el que se aprecia la elegancia de la decoración. Aquellos establecimientos fueron construidos por los mejores arquitectos y diseñadores del momento.

ninguno de ellos fue aceptado por el público y continuaron con las mismas costumbres, aunque las mujeres nobles preferían realizar estos menesteres en sus propias casas. Si ahondamos un poco en la moral de los romanos, observaremos que, según su historia, tenían un concepto muy particular al respecto; su actitud permisiva y relajada no conocía fronteras. Sin ir más lejos, en las reuniones de negocios organizadas en esos establecimientos era frecuente contratar a prostitutas para que amenizaran con sus servicios la estancia de los clientes, los cuales participaban sin problemas de las orgías que se montaban. Esto, en un principio, se produjo de manera esporádica, pero con el tiempo se extendió a otros sectores, hasta que terminó siendo un hábito frecuente incluso en las fiestas donde acudían las propias esposas. Las crónicas de la época relataron aquellos episodios y dejaron constancia de los pasatiempos de una sociedad en declive. Roma fue una gran cultura y puso los pilares de civilizaciones posteriores. Aunque aquel imperio decayó y pasó al olvido, la 203

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Popea fue esposa y víctima de Nerón. Estatua de mármol identificada con Popea Sabina. Museo del Louvre, París.

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Isabel la Católica, reina de Castilla, pintada como Santa Catalina de Alejandría. Detalle del retablo de la Virgen de la Mosca (h. 1520), atribuida a Gerard David. Colegiata de Santa María la Mayor, Toro (Zamora).

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La Alhambra, monumento emblemático nazarí.

los árabes la sacaron del olvido, le devolvieron su esplendor y la nombraron sede cultural y gubernamental. En 1490, los Reyes Católicos sitiaron la capital y la conquistaron el 2 de enero de 1492; así se terminó con el último reino árabe de España y pusieron fin al proceso de la Reconquista. La Alcazaba es la parte más antigua de Granada y, al parecer, fue residencia de los judíos. Las casas del interior son árabes y todavía conservan su primitiva planta morisca. Entre los monumentos de Granada destaca la Alhambra; un lugar en el que conviven la realidad, la nostalgia y la leyenda. Según un pasaje de Abenaljatib, la primitiva fortaleza de la Alhambra se llamaba Cala-al-Hambra, que traducido significa ‘fortaleza roja’. La Alhambra se construyó a principios del siglo xi. Hay dudas sobre quién finalizó la primera fase del edificio, aunque todo apunta que fueron Abu-Zeneta y su hijo Badir. En sus inicios era uno de tantos castillos de los emires de Córdoba, y mucho 212

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La superioridad del hombre reflejada en una imagen. Una tradición cultural, social y religiosa perpetuada por el dominio varonil frente a la mujer.

de venderlos en los mercados de esclavos. Allí, su destino era incierto, lo más probable es que fueran a parar al servicio de algún harén. Su misión consistía en vigilar a las mujeres, atender sus necesidades y mantener el orden dentro del palacio; a menudo se hacían respetar llevando una vara en su mano derecha. La infidelidad en los harenes se pagaba con la vida. El sultán Tipu Sahib, por la traición de una de sus esposas, mató en un solo día a doscientas personas y acto seguido se bañó en su sangre. 218

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Esclava de un harén.

Las favoritas hacían ostentación de las joyas que portaban. Sus prendas las ceñían con cinturones cuajados de diamantes, esmeraldas, perlas y rubíes. Las manos, por lo general teñidas de rojo o azul, soportaban el peso de anillos con piedras descomunales. Estos detalles se recogen en numerosas obras literarias; en el libro Cuentos orientales se lee: A esta joven la acaban de vestir y maquillar sus doncellas. Iba con un izar de seda de color de rosa sujeto a la cintura con un cinturón de cinco dedos de ancho bordado en oro con incrustaciones de grandes perlas blancas y piedras preciosas. Sus dedos, que estaban cargados de diamantes, parecían así más bien formados… 223

Ángela Bravo

Gerôme, JeanLéon. El mercado de esclavas (1866). Clark Art Institute, Williamstown (Massachusetts).

están marginadas en unas sociedades estructuradas de acuerdo al pensamiento masculino. Las mujeres, por ley, siguen recluidas, no pueden viajar sin el consentimiento de sus maridos, se las repudia y hasta las lapidan para lavar el honor de hombres. El 25 de marzo de 2014, los noticiarios se hicieron eco de que el rey de Arabia, según las declaraciones efectuadas por su esposa desde Londres, tiene retenidas bajo custodia en su palacio, en su harén, a cuatro de sus hijas desde hace once años. Se mostró vestido con una túnica negra como la noche, y no se dignó ni a dirigirme una mirada. Y le dije: —¿No ves que mis enemigos y quienes me envidian se alegran del abandono en que me tienes? ¡Ah! Ya lo comprendo: negras son tus vestiduras y negra tu cabellera; negros son tus ojos y negro mi destino; ¡es negro sobre negro, y negro sobre negro! Las mil y una noches 226

Ángela Bravo

Japonesas en un lago.

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5 El perfume

Detrás de cada flor hay un aroma, una leyenda y una fantasía.

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Nefertiti también usaba mascarilla

El perfumador griego era una escultura al servicio de los aromas.

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Marquesa de Pompadour, amante de Luis XV. Cuando terminó la pasión, se convirtió en amiga y consejera del rey. Madame de Pompadour (1759), obra de François Boucher. Wallace Collection, Londres.

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La mandrágora es una planta de leyenda.

Estudios realizados en las últimas décadas demostraron que si las feromonas (elementos activos segregados por los seres vivos a fin de provocar comportamientos específicos en otros seres de su misma especie) se incorporaban en ciertas sustancias que pudieran contactar con la piel, se incrementaba el deseo sexual. A partir de ahí, algún fabricante de perfumes agregó dicho componente a sus productos y obtuvieron buenos resultados. Esto nos lleva a insistir una vez más en que a través del olfato, de los aromas, es posible modificar determinados sentimientos en las personas. El modo de aplicar este tipo de perfumes es sencillo, basta echar unas gotas en las zonas erógenas del cuerpo: cara interna de las muñecas, lóbulo de las orejas, nuca, escote e ingles. No existen contraindicaciones ni pautas al respecto. La influencia de las plantas ha dado mucho de sí a lo largo de la historia. Si nos remontamos a la Europa del 1500 y en concreto a Francia, veremos que los astrólogos ya defendían la conexión entre las plantas y los signos astrales. De este modo, cada aroma correspondía a un planeta y sería por consiguiente un equilibrador de la energía vital del individuo. Esos perfumes 264

Bibliografía

Anónimo. Cuentos orientales. Buenos Aires: Runa, 1905. Anónimo. Las mil y una noches. Barcelona: Ediciones Destino, 2013. Azorín. Tiempos y cosas. Barcelona: Editorial Salvat, 1970. Bethancourt, F. Ciencia naturopática. Madrid: autoedición, 1986. Brillard, Condesa de. Para ser bella, para ser elegante. Barcelona: Argilés, 1903 Burghardt, Friedrich. La oriental. La mujer en el mundo. Barcelona: Editorial AHR, 1959. Ciruelo, Pedro. Reprobación de las supersticiones y hechicerías. Barcelona: Glosa, 1977. Del Moral, Cecilia (ed.). Árabes, judías y cristianas. Mujeres en la Europa Medieval. Granada: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Granada, 1993. Doods, Jerrilynn (ed.). Al-Ándalus. Las artes islámicas en España. Madrid: The Metropolitan Museum of Art y Ediciones El Viso, 1992. Dupin, Gaston. Cosméticos: elaboración de cremas, polvos, lápices labiales, coloretes, depilatorios, desodorantes, lociones, etc. Buenos Aires: Editorial Panamericana, 1946.

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