No hay teutro de arte ni arfe

TEATRO No hay teutro de arte ni arfe del tea.tro; hay, senciltamen.te, teatro. JOSI? BIiRGAMfN ESTA NOCHE NO PODRE CE’NAR CONTIGO REPARTO: LA M

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TEATRO

No hay teutro de arte ni arfe del tea.tro; hay, senciltamen.te, teatro. JOSI? BIiRGAMfN

ESTA NOCHE NO PODRE CE’NAR CONTIGO

REPARTO:

LA MUffER EL HOMBRE

Departamento de un hotel de segundo orden. Ai foro, puerta cerrada que da al pasillo del hotel. A la derecha, de par en par abierta, una ventana sobre la calle. De noche. La puerta entornada de In alcoba, a la izquierda, deja ver la luz en el interior. (Junto n In ventona, eu un silldn, se ha qwdado dornzidn la MUJER. Viste un truje de noche pasado de moda y se cubre &S pz’ernns con un abrigo Ligero. La escena iluminada, Bnicawzente, por la lus interior de la alcobn y Za claridad que IZega por la ventuna abierta. Un peque@0 aparato de radio, colocado sobre cualquier mueble, deja oir, muy apagada, una nadsica de baik. Poco a poco la MUJER parece despertar. Mivw, aún soffolienta, hacia Za akoha).

LA MUJER.-(~ubkzalzdo interior

cozz n¿gzjien que se sccpone en e¿ del domaito~io.)

i Ay, perdona! Me he quedado dormida. aquí un momento, junto 52la ventana... (Se levanta,

Me sent8

apaga In radio, y deja el abrigo

en

tina silla.)

ILa verdad que es agradable dormir así, respirando el aire de la noche! (Se dirige

a la verctma)

Na hecho un día calurosísimo y ahora, en cambio, ha refrescado. ITanto suspirar por la primavera! (Se asoma a ¿a ventana)

Mira, alt0,

es cL~l*ioso: vista la calle desde aquí, parece que estamos en otra ciudad. (Separdndose

jQ&

chde

ran

de In ventan@

calor1 jEs una noche de verano! (CORZOel que recita ma

Zeccihn Bien ape?fdidn)

ya sabes: en verano se forma como una neblina, que dicen que es el calor recogido durante las horas del día y que empieza a enfriarse al anochecer. (~jen~u) ipero no se ha enfriado nada! (Pausa.

Mira

su reloj* de pulsem)

iQue tarde se ha hecho1 Como no nos demos prisa no vamos 8 encontrar donde nos den de cenar. {Pausa.

Enctende

Ias luces. VtdeLve a reir)

iY luego dicen que las mujeres tardamos en vestirnos1 Yo estoy arreglada descle hace media hora. iHasta he tenido tiempo de dormir1 En cambio tti... tardarás m8s en hacerte la corbata que yo en pcinarme. (PnusLz) iCómo se ve que no te pones con frecuencia stiroking! (Aweghfndose

el peinado

el

ante un espq’o)

Te parecer8 tonta, pero pocas veces he sentida una ilusión tan grande como esta noche. ICenar juntos en un restarán, los dos solos, como cuando erarnos novios . ..! NO sé si te das cuenta de lo que esto significa para mí. IComo no puedo cenar nunca contigo! (Avrepinti&dose) Quiero decir: como no cenamos nunca solos... (Se sienta, abre el bolso y saca 21~ Z@is de hbies con el que empieaa a. îutocaxse)

LOS hombres no dais importancia a estas cosas: sois distintos. Creeis incluso que son caprichos nuestros esto de gustarnos salir a cenar fuera; que 10 mismo *os daría cualquier otro plan con tal de no quedar428

nos en Casa. Pero n0 es verdad. Las mujeres mos muy bien lo que queremos. (Guarda

sabe-

el ZcEpf~, se bvantu)

&abes por que he insistido tanto esta noche en que cenaramos juntos? Voy a servirme una copa a ver si me da ánimos para decírtelo. A veces no me atrevo. (-Te SiYve de u?za bote&2 co~ocadn en zdna de Zas vitescw. Bebe)

Aunque te parezca tonta te confieso que hay cosas que no sé como decirlas. (.sQ SiQYltt7dQ 1711Q90 811~1si/kh, ~~evnndo Iu copa y In boh?¿Za) Ver&, vas R reirre., (Rfe de wa Empiezo

wwer~l

ñ encontrarme

for~nda) vieja.

Yo

s6 que esto no

debe decirlo nunca una mujer, y menos al hombre que quiere. (Apresuráuclose

a rectificar)

Bueno, no es eso, predsrìmente. Una mujer x3unc~1 se encuentra vieja. Además, yo sé que soy joven todavía, Me explicar&. Quiero decir, a veces me encuentro vieja n tu lado. Te veo tan joven, tan fuerte... (Con iutgewa

adw2iracih)

un tipo formidable. Te admiro, creelo.,. (Llenn de nuevo In copa y bebe) Verás.. . La cosa es m&s complicada de lo que parcce. Te admiro mucho, es verdad; te he visto siempre salir adelante en todas tus empresas. No fracasas nunca. Claro que me da miedo verte metido en esa clase de negocios. Son muy arriesgados. Me gustaría, te lo confieso, que tuvieras un trabajo mas tranquilo, que pudibamos vivir sin tantos sobresaltos. Eres

(PaHsa. wza dplica.

Mz’va kzcia Za aLcoba, coerzo si aguardara Luego cantinda bnjando la VOZ)

NO me fío tampoco de tus amigos, perdona. NO es

que crea que sOn capaces un

2~~

mal

pensamiento

molesta

que

de hacerte una faen:+ pero

cualquiera

te hable

nsí,

10 tiene.

verdad?

'TU

sabes

me-

jor que yo lo que debes hacer. Me has dicho muchas veces que para ganar dinero r8pidamente hay que dar la cara. Tienes razbn. (Bebe da wevo)

&y ereS rico, 0 lo sed muy pronto (KleWo). Cufln(.lo nos conocimos no eras mki que un loco. (Se Jevay&,

ahoya de

pie,

diyigikno?ose

resp!rando

n In ventana. el aire de Za noche)

Hanbla

Recuerdo aquellos domingos en que nos fbamOs n pasear por las afueras porque no teníamos dinero para sentarnos en un cal%. ]La de COSRSque se te ocurrian! No te resignabas R ser pobre. (Y’uH.w). No me he podido olvidar de aquella tarde en que me hablaste muy en serio de atracar a w~uel sefior, y salir corriendo con los billetes. Llegaste n asustarme, {sabes? Yo era entonces muy inocente,

Éramos pobres, sí, pero erarnos muy fetices; eön eki la verdad. Yo trabajaba de la maf’iana a la noche por un sueldo miserable. Tú no hacias mBs que fantasear. (Como ahuyentando

los 1’ecuucrdos, se siwta nuevo en el sidddn y se sirve otra copa)

de

En cambio, ahora., . Bueno, ahora ya no traIJr\jjo porque tenemos dinero, porque lo tienes tfi, que es 10 mismo. Te saliste, al fin, con la tuya. (Bebe). De esto, Precisamente, es de lo que quiero hablarte. NO te vayas a enfadar por lo que te digo, pero alguna vez b-h que decírtelo. Escucha: tienes ya un.a PO. sici% me das todo lo que necesito, pero yo esperaba otra cosa. (Rwsa). Hasta ahora no se me ocurrid nunca hablarte de eso, porque me daha cuenta 430

de que no tenías posicibn para casarte con nadie, ni siquiera conmigo, a6n siendo yo una muchacha tan modesta. (Nerviosa j. Pero ahora es distinto. Ne siento... no sé... como humillada. Bueno, quiero decir,., (Podhadosa hwscamenk e?z pa’e) Te confieso que no comprendo por que no te has casado ya conmigo. (se acewa hnciu Za alcoba. Se cletz+ene. Lllego pasea, newiosa, por la haóitacidrt) Yo no he querido a nadie m8s que a tí. He estado siempre n tu lado, incluso en los momentos peores. No te 10 echo en cara, pero es así. Esto es lo que me costaba trabajo decirte, porque me parecía que W-R darme itnpnrtancia. Entiéndeme. Yo sé que va]go poco, sobre todo si me comparo contigo. Pero estoy segura de que puedo hacerte feliz, mucho más feliz, el di.3 en que me sienta tratada como Lu mujer, como tu verdadera mujer. (Bebe otm vea, ahora sin sedarse) {Crees que nadie me ha contado que tienes otras mujeres por ahí? Tus mismos amigos son los primeros en hacer lo posible para que me entere. Se las ingenian de tal moclo que siempre he de oirles lo que esmn hablando. Claro estrt que hay quien lo hace con toda incencidn. (Va con la copa a sentarse en oto-n silla, ~7.1fondo de In escena) Esta nache quiera qne sepas todo lo que pienso. Porque pienso muchas cosas. Por eso no puedo caIl&rmelas, y me pongo a hablar... NO soy como tti, que estás siempre callado, como si no te importara lo que se dice. Pero a mí no me engaxlas: no eres tan indiferente como pareces. Te gusta enterarte de la vida de los demás, para poder luego dominarlos. ES lo que haces conmigo. Me escuchas en silencio, como ahora, como si no tuvieras nada qw decirme, pero sin perder una palabra de lo que estás oyendo. (Levawtdndose), A veces yo misma me he quedado

sorprendida de que recordaras hasta 10s menores detalles de 10 que te había contado, para rcP~oc~~~r~elo al cabo del tiempo. Porque eso sí: eres muy duro jsí, conmigo! I! así se explica el que yo conmigo.

te quiera y te tenga miedo a la vez.

Pero esta noche es distinto. Te estoy habh1~10 sin tenlor alguno. Puede que sean las COpaS. (Bk+k). COnlO te decía,

siempre

llay algdn

amigo

tuyo iuleresado ~JI que yo oiga lo que 61 dice de ti. Porclue tus ami-

muy buenos: te quieren, te respetan, están siempre pendientes cle hacerte el guSt0, pero les encanta que yo sepa las veces que me engafias. gos

son todos

(Por que? Nunca me había hecho esta IwegunLfl

hasta

que un día, de In manera rnRs tonta del murklo, me di cuenta de lo que querían tus amigos, todos, era que yo te engnftara con cualquiera de No es que se disputaran mi carifi.o, no, trataba de un sorko. Porque chdas líis que tú me dejabas sola por tus viajes

ellos.

(Rh).

M:‘ts bien se tñnlas

veces

o... por tus compromisos.. , era muy natural que ellos pensaran que quizds había llegado el momento de consolarme. Esa era la intención, por lo menos. Yo prefería hacerme la tontn, fingir que no me enteraba de nada. Era para mí lo mtis cdmodo, y, adem;is, te lo confieso, me halagaba, Ninguno de ellos me interesaba lo ~18s mínimo; mc tenian todos sin cuidado. Pero, el pensar que podía interesarles todavía como mujer, aunque fuera con inter& pasajero, me halagaba mucho. Es kkil de entencler. Para una mujer como yo que se siente tantas veces abandonada, es un gran consuelo verse admiracla, o por lo menos deseada, por los hombres. (Ráfiidametitee). Pero prefiero que me quieras tú y no me importan nada 10s oh-os. Por eso me empeñé en hacer este viaje contigo y no quedarme sola en casa. (Re&+ Calado). Bueno, no es que fuera a pasarme nada si 432

me quedaha; no hay que darle importancia. Pero ya ves: tengo mis éxitos todavía. No me falta quien me invite R cenar, por ejemplo, cuando tít estás fuera. (se .~knta). IClaro, estando tú en casa no se atreven! Y me gustaría que se atrevieran, me gustaria llamarte un día por teléfono, al despacho, y decirte como tú me dices con frecuencia: . Y colgar luego, tan satisfecha. Sería mi venganza. Algún dia lo haré. Cenar& solo, aunque no quieras. (Ríe, bebe de ~ucvo. pieaan a wtanz~estarse, final)

Los efectos del alcohol emnzoderadanzente, hasta el

No se atreven. Son muy jóvenes tus amigos. Como tú. Yo soy la únicn que envejece. (Pausa). A veces pienso que se me va a pasar la juventud a tu lado, sin que llegues a quererme de verdad. Después serã tarde. (Nerviosa,

kvan tdfndose)

iEsta vida que llevas de hotel en hotel, siempre de un lado para otro, como si estuvieras siempre huycndn..! (Vklnrrclo). No, yo sP;que no huyes, que no tienes por qué huir. (Con20 si cobrara fuemas de nuevo) Pero yo s6 también que cualquier día puede pasarte algo. Me lo has dicho muchas veces. Hace tres años, cuando mataron a Ebert, el suizo, estuviste durante algún tiempo muy preocupado. No podías disimularlo. Callado, siempre callado, pero te irritabas por cualquier cosa. (Pausa.

Con vox grave)

Yo te lo hice notar un día... y me pegaste. Me pegaste como un bruto, Fue una paliza terrible, como no se debe pegar a una mujer. Me quedó una sefial aquí, en la frente. Entonces, te odie. (Se deja caer en el silddn. Pausa. VueZve a beber) Te lo voy a contar todo. No te tengo miedo. NO Sé si es por lo que he bebido, pero no te tengo miedo.

(Encog$i%dose

de hOllL!jYOS)

Algon día tenía que contkktelo. (PLWsa)+ Te odi6 de verdad. y entonces se me ocurri6 que la mejor manera de vengarme era engañarte. Estaba decidida. ESCOA,&,. Una noche, a poco del crimen... y de IR paliza, me dejaste sola en casa, como tantaS otras veces. Cogí el teléfono y llame a uno de ttIS amigos. No [e digo a cual. Era el que lntb SC había insinuado. Le dije que estaba sda y que viniera tt iblira, toverme. Y el muy cobarde no se atrevió. davía me río! (Se incoy$orn, ribtdose y da tinos In nlcobn) No lo creerás. Fui 11anlando uno por uno amigos, y todos se fueron disculpando. qué? Porque te tenían miedo. Mientras sttdo nada, todos, te aseguro que todos, puestos a una aventura conmigo. Yero la muerte de Eberr, como creían que matado... Bueno, lo creímos todos.

PUSOS ha~in N todos

tus

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